En memoria de Carlos Young, Juan Carlos Córdoba, Martín y Romeo Zúñiga.
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Victorio Sรกnchez
EN LA CUEVA DEL OSO
BIOGRAFร A
Para las personas más importantes en mi vida: mi mamá, Olivia González de Sánchez y mi papá, Victorio Sánchez Bernal.
En La Cueva del Oso
Prólogo
S
e dice que lo que somos es producto de dos factores: la herencia y el ambiente que nos rodea. Lo que somos de adultos se debe, a la forma en que se desarrolló nuestra niñez. Muchos de nosotros de vez en cuando nos transportamos a ésas épocas o a la adolescencia, en procura de refrescar algunos de los buenos momentos por los que atravesamos. La nostalgia nos invade cuando comparamos las ventajas que teníamos antes, versus las desventajas de hoy: que si la libra de carne estaba a 35 centésimos; la gaseosa costaba diez centésimos; que si el pasaje estaba a quince centésimos. Para rematar, se veían dos películas por sesenta centésimos en el antiguo Teatro Savoy. Por eso, por lo que fuimos y vivimos, somos lo que somos. Con este pantallazo procuramos darles una idea más amplia de por qué las personas son como que son, en este caso, ustedes conocerán un poco más de Victorio Sánchez, a través de estas memorias que ha relatado, cuya prólogo nos enorgullece escribir. Debo decir que siempre la conclusión de una misión en la que participan muchas personas, se ve enfocada desde el punto de vista de equipo. Con un objetivo específico, previamente trazado y, con los demás objetivos, se ejecutan acciones que llevarán a su cumplimiento. Por ejemplo, en el teatro el espectador se sienta en una butaca y se concentra en apreciar el desarrollo de la obra. No obstante, entre bambalinas, dentro de este universo, hay personas que el espectador no ve o no 7
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recuerda una vez que concluye todo. Los que iluminan el escenario, los tramoyistas, los encargados del maquillaje, los del vestuario, electricistas, escenógrafos, escritores, en fin, cada uno de ellos deben hacer de la obra algo sublime, buscando satisfacer al público. Si uno de ellos falla o se equivoca en su misión, probablemente el mensaje que se quería transmitir al espectador, no llegará como se planeó. Lo que sucede tras bastidores es algo que no es competencia del espectador, sin embargo, es justo que tenga conocimiento general de lo que ocurre en ese mundo para que valore más este esfuerzo profesional. Después de la Segunda Guerra Mundial se dieron muchos avances, resaltando, principalmente, en la tecnología. A finales de la década de los años 50 e inicios de los 60, ocurrieron hechos que hicieron que la vida cotidiana dejara de ser como se perfilaba: tranquila, pasiva y tradicional. Un grupo de revolucionarios se valió de la carencia de muchas cosas por las que atravesaba un hermano pueblo caribeño, para vender la idea de que se necesitaba un cambio, aunque fuera a la fuerza, y así fue: se dio durante más de cincuenta años. Los que habían vivido el antiguo régimen tuvieron tiempo para comparar y preguntarse si era mejor “una fea conocida que una bonita por conocer”. Después de esa experiencia, las cosas no iban a ser lo que fueron en cuanto al temor que se generaría en el hermano país. Bueno, no es la idea entrar en ese debate, sólo ellos saben cuál es o fue la realidad y las opiniones deben ser respetadas. Con ese cambio radical de la historia, se cerraba la década del 50. Muchos quisieron imitar ese hecho, pero los resultados no fueron los esperados. En ese tiempo no se había dado una definición de la tendencia de aquel movimiento, por eso, muchos lo vieron como inspiración para alcanzar sus objetivos. En abril de ese año, un grupo de panameños atraídos por las hazañas de aquellos guerrilleros se alzó en armas, pero el resultado fue adverso.
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Entrados en los años 60, los cambios ya no se presentaban tan espaciados, la innovación era cada vez más frecuente. Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se enfrascaron en la carrera espacial que trajo como resultado la supuesta llegada del hombre a la luna. Mientras tanto, el fútbol comenzaba a desplazar al béisbol de Grandes Ligas, cuyos fanáticos hacían volar su imaginación escuchando las transmisiones en amplitud modulada, como los que escucharon las transmisiones del mundial de fútbol en Chile de 1962. En el año del mundial de fútbol, Estados Unidos enviaba a su primer astronauta a la órbita terrestre. Un año antes, Yuri Gagarin, se convertía en el primer ser humano en el espacio. Ese mismo año, el mundo estuvo a punto de entrar en una guerra nuclear, que por fortuna no estalló. Después hubo otros episodios similares y amenazas de una guerra atómica se intensificaron, sin concretarse. Así, suceso tras suceso, nos fuimos acostumbrando a vivir la vida a millón. Las amenazas latentes de los países del bloque socialista, según el otro lado, se fue disipando en el tiempo. En otro mundial, famoso por un gol fantasma, el fútbol se acomodaba como uno de los deportes más populares en el país, aunque pasarían muchos años antes de tener el orgullo de ver clasificar a nuestra selección a esta fiesta máxima del balompie. La guerra de Vietnam, si tuvo repercusión en nuestro suelo, ya que las tropas estadounidenses tenían paso obligado por el Istmo, en virtud del Canal de Panamá; el incremento de los bares y la vida nocturna en los límites impuestos, hicieron de este tipo de actividad un negocio lucrativo. A finales de la década de los años 50s y durante toda la década de los 60s, se dieron movimientos reivindicativos de nuestra soberanía, que llevaron a la firma de los Tratados Torrijos-Carter, en 1977, los cuales devolvieron la vía acuática a los panameños, y con ello, nuestro derecho a transitar libremente por todo el territorio. A finales de los años 50, la música popular caribeña se hacía sentir como una de las preferidas. Ejemplo de ello fue Cortijo 9
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y su Combo, quien deleitaba a su público desde la segunda mitad de esa década. Con la llegada de El Gran Combo de Puerto Rico, se sumaron más orquestas a los gustos de la clase popular: Ricardo Ray y Bobby Cruz, Joe Quijano, Joe Cuba, Pete Rodríguez, Bobby Valentín, Johnny Pacheco y Willie Colón, entre otras. Cada vez la salsa se hacía más “refinada”. En Panamá, la popularidad de los combos, hizo dar un giro de las tradicionales orquestas, a nuestra versión bautizada como Combos Nacionales, entre ellos Los Mozambiques, que a mediados de la segunda mitad de aquella fabulosa época, se hicieron sentir con su cantante Carlos Martínez. Estas agrupaciones musicales llegaron a la cúspide de su evolución a lo largo de todos los años 70. También debo mencionar al grupo Los Salvajes del Ritmo, en la que hizo su debut el cantautor Rubén Blades. Empero, fue efímero su paso por esa orquesta. Por otra parte, la salsa se afincó con la formación del selecto grupo llamado Fania All Star, incluso, hasta se llegó a hacer dos o tres películas con esta agrupación. En marzo de 1960 se inauguró la primera televisora en Panamá, RPC Televisión; dos años más tarde, en abril de 1962, se presentó el primer programa en vivo en Televisora NacionalCanal 2. Mucha programación en vivo, en los que la familia se sentaba frente al televisor de tubo de rayos catódicos a disfrutar de la novedad de programas como el Show de la Una, que presentaba artistas en vivo, incluyendo muchas veces orquestas internacionales. En 1973 se inaugura la televisión a colores en un programa titulado “Sábados con Martínez Blanco”. La gente se aglomeraba en las vidrieras para disfrutar. Recuerdo uno de aquellos lugares donde las personas participaron de este hecho histórico: el almacén de electrodomésticos “Panamá Radio”, que estaba frente a la Plaza 5 de Mayo. Con anterioridad la gente se aglomeró en las vidrieras, en los 60s en lugares como Artelec, que estaba cerca de la Iglesia Don Bosco, hoy Basílica Menor, y la mueblería El Diablo, que estaba cerca del Teatro Cecilia. 10
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Llegó el momento en que se abusó de la transmisión en vivo de programas, probablemente porque la competencia estaba dividida. Por ejemplo, los sábados en la tarde era los “Sábado con Martínez Blanco” y del otro lado, “La Polla Hípica y Musical”, que consistía en la transmisión de carreras de caballos desde el Hipódromo Presidente Remón, mientras que entre una y otra se emitían vídeos musicales de orquestas que se habían presentado, especialmente en carnavales anteriores. Todavía no comprendo el objetivo de transmitir esas carreras, si a la mayoría de los que poseían un televisor no les interesaba aquello. Pero así era y había que aceptarlo. Con la television a colores, para finales de los 70s la tecnología había llegado con las primeras transmisiones vía satélite, que se harían cotidianas años después. Poco a poco la radio en amplitud modulada (A.M.), fue desplazada por la de frecuencia modulada (F.M.). Con ello, quedaron atrás las grabaciones en acetato, cassette y 8 track. En los 80 apareció el disco compacto, pero estaba comenzando, porque acá se seguía usando la vieja casetera y los vetustos tornamesas. En los 90 comenzaron cambios en las cabinas de radio, con el ingreso las computadoras personales. La evolución seguía dando pasos agigantados. Estos primeros años fueron la inspiración de muchos que hoy se han visto involucrados en el mundo de la radio y la televisión. De los que en verdad sintieron ese llamado y no vieron en esta actividad una manera más de ganarse la vida o hacerse ricos, lo hicieron solo porque les gustaba. La pregunta es ¿qué tiene qué ver todo esto con el desarrollo del tema que a continuación nos relatará el autor?. Para las recientes generaciones que piensan que todo es así de fácil, que todo se puede encontrar en la internet, que puedo seleccionar de entre más de 100 canales de cable, pues se equivocan, porque en un principio no fue así. Antes, las novelas, los partidos de béisbol, fútbol y boxeo solo se presentaban por radio, con locutores, relatores y actores que se esforzaban por tener una dicción adecuada, sin entrar en la chabacanería. Sólo había dos 11
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estaciones de televisión y no había complicaciones para cambiar de canal: solo girar la perilla del sintonizador en el sentido contrario de las manecillas del reloj y viceversa, para captar alguna de las dos, se escuchaba el clac clac. Lo más difícil era subirse al techo para mover la antena para tener la recepción óptima. Tampoco era asunto de escribir en la computadora el título de la canción que deseaba escuchar, debía ir al lugar donde se colocaban los LP (disco de larga duración o de 33 1/3 revoluciones por minuto) o el disco de 45 r.p.m., para colocarlo en el plato del tornamesa; o mover el brazo y dejar caer la aguja sutilmente sobre el surco del disco para que la información grabada, fuera transferida con ayuda de la aguja (diamante, zafiro u osmio) convirtiendo, por medio del cartucho, las ondas mecánicas en impulsos eléctricos. Sí, esa es la parte que me obliga a que conozcan los antecedentes que influyeron de una manera u otra en la personalidad de todos los que vivimos aquellos años y que cada día se van alejando y perdiendo en las mentes de sus protagonistas. En este caso, y ya más o menos ubicados en el contexto aludido, les invito a que conozcan algunos de los acontecimientos que marcaron la vida de Victorio Sánchez, de la cual, treinta años los ha pasado en el ámbito de la radiodifusión comercial, y cuya historia esperamos sirva de ejemplo de tenacidad e inspiración a los que se agitan o piensan hacerlo en este medio. Desde sus inicios en la radio, Victorio Sánchez se he desenvuelto, ha experimentado muchas innovaciones, las cuales compartirá con ustedes. Esta es su historia, sus luchas, sus metas, ilusiones, anhelos y sueños. Espero que sabiendo de él, apreciemos un poco más a las personas que nos rodean y les den el valor que en verdad se merecen. Juan Miguel González 12
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Uno A principios de los años sesenta la familia formada por Victorio Sánchez padre, Olivia González de Sánchez y sus cuatro hijos: Mauro, Corina, Daysi y yo, Victorio, llegamos a vivir a Las 500 de Bethania. En búsqueda de un mejor futuro para la familia, mis padres adquirieron una casa en este sector de la ciudad capital. En sus principios fue una solución de vivienda; muchos llegaron de sectores populares, con el mismo objetivo: tener una mejor calidad de vida; y con un común denominador: el proyecto del IVU (Instituto de Vivienda y Urbanismo), que consistía en dotar de casas, con tendido eléctrico, agua, alcantarillado, calles pavimentadas, transporte y demás comodidades. Otras casas fueron vendidas por una compañía denominada La Inversionista, las ubicadas en La Gloria. En un principio, viajar del centro de la ciudad, donde se encontraban los comercios y que era el centro urbano de aquella época, hacía que Bethania, fuera considerado tedioso por ser un punto lejano, obligando muchas veces a hacer toda una travesía para ir y venir. Sin embargo, poco a poco se fueron rompiendo aquellos paradigmas. Cada vez más personas se fueron haciendo la idea que aquel lugar, considerado en ese momento un tanto apartado, sería con el paso de los años el “centro del desarrollo urbano”. Los nuevos vecinos, fueron cambiando la Avenida Central y el Mercado Público por los nuevos sitios que prestaban los mismos servicios, pero de forma más cómoda para ellos. 13
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Siempre he dicho y diré que tengo la mejor familia del mundo. Han estado conmigo en los buenos y los malos momentos. Mis valores, los recibí de ellos.
Con el pasar del tiempo el lugar fue dotado de un supermercado, iglesia, cine, piscina, gimnasio, escuela, parques, cancha y demás facilidades modernas. Cuando muchos de los que llegamos a vivir en aquella comunidad lo hicimos con la visual de nuestros ancestros, vivir mejor, la mayoría de los locales que mencioné, ya estaban hechos. La línea de autobuses era de color naranja y verde, y en el parabrisas se podía ver un letrero que se quitaba o ponía dependiendo de la asignación, ya fuera Altos de Bethania o La Gloria. Cada familia que tenía a sus hijos en edad escolar sabía lo importante que era la educación y, a diferencia de ahora, tener una familia en aquellos tiempos era una responsabilidad que pesaba. Si uno no quería que sus hijos pasaran más trabajo del necesario, sabía que el estudio era la clave del éxito en la vida. Por eso, muchísimos profesionales salieron de Bethania, porque sus padres o familiares, sabían del beneficio de la educación. Las dos escuelas primarias que se encontraban en el 14
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corregimiento, se enfrascaban en una competencia sobre cuál era la mejor. Por supuesto que el cuerpo de maestros y directores de cada centro educativo tenía mucho que ver en ello. El asunto era saber escoger la mejor de las dos escuelas: José Agustín Arango o la República del Ecuador. Fuera una u otra, se sabía que los egresados tendrían una buena inspiración para continuar sus estudios de secundaria. Probablemente el elemento más importante lo fue el de los padres que, deseando la mejor educación para sus hijos, no solo exigían, sino que aportaban. Cuando se solicitaba cooperación en una reunión, que en esos tiempos se solían hacer después de las seis de la tarde, sobraban los voluntarios para pintar las aulas y arreglar bancas, donde sus hijos recibían clases. Los maestros daban de su valioso tiempo y los padres de manera responsable, acudían al llamado. Con esa forma de pensar colectivamente, fui matriculado en la Escuela República de Ecuador.
En el barrio donde me crié, las 500 de Bethania, en la casa 513 C con mi hermano mayor, el Dr. Mauricio Sánchez; mi mamá Olivia de Sánchez; mi hija Raquel Lineth y mi sobrina Catherine Núñez. Al costa‐ do, uno de los altavoces de mi discoteca móvil “Sonido Tollo”. Bellos recuerdos con mi gente en el lugar que nunca olvidaré.
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Invitado a un programa en Radio Metrópolis, junto a Ray Hawkins, fotógrafo; además de los cantantes Daniel Bulgin, Juan Coronel, Ismaelito Cárdenas y Jaime Ellis.
En esos días, todos querían ser cuadro de honor, todos querían tener buenas notas. Recuerdo a la maestra Fruto, que vivía por la entrada de Bethania, estricta, pero amorosa, se veía y sentía su vocación. La forma correcta y respetuosa en que se dirigían a nosotros las maestras, ni olvidar que de forma disciplinada algunas de ellas de vez en cuando nos daban un reglazo en la palma de la mano, sin hacer daño, y que nuestros padres sabían y aprobaban. Por todas estas acciones, las de mis padres y la de los maestros, es que estamos aquí. Podemos mencionar, además, a las maestras Fruto, Edilia, Corina, Lolita, Emérita, Doralicia, Lastenia y Cornelia Thomas, entre otras. Cada vez que se iba a entregar los boletines a finales de bimestre, en reuniones, como ya mencioné, que se realizaban en la tarde y finalizaban alrededor de las siete de la noche; nadie reclamaba; no se debía quitar tiempo del horario de los estudiantes, puesto que se verían afectados en el futuro. Y no era asunto de darles el boletín a los estudiantes sino traían alguna nota deficiente. Esas noches de entrega de boletines en cada casa con uno o varios niños, se podía escuchas una que 16
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otra reprimenda y los que tenían mala suerte hasta algunos correazos recibían y nada malo pasó y aquí estamos sanos y salvos, aunque a mí nunca me dieron correa por esos motivos, indica Victorio. No había Código de la Familia, pero los menores respetaban a los mayores, incluyendo por supuesto a sus padres.
Ricardo Maldonado Morales, mejor conocido como Richie Ray, y su esposa, me acompañan durante su presentación para la Fundación Por los Niños de Curundú.Se me contactó para que apoyara a través de mi programa La Hora de la Salsa, por lo cual fue un éxito y lleno completo.
Era asunto de mantener vivo el contacto, para hacer llevadero el buen desenvolvimiento de los niños. Esos eran tiempos académicamente difíciles, porque el que se ganaba su nota, se la ganaba, y el que tenía que repetir el grado al siguiente año, pues lo hacía. Se enseñaba a leer con libros donados por la Alianza para el Progreso, son recordados personajes como Rosa, Tito, Pepín, Lobo y Mota. Finalmente, recibí mi certificado de primaria en diciembre de 1972; humildemente ocupé el tercer puesto de honor entre todos los estudiantes de sexto grado en aquella promoción. El primer puesto lo ocupó una estudiante de apellido Thomas, hija 17
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de una maestra de la escuela, pero en nada tuvo que ver el parentesco con haber ocupado el primer puesto. Así fue, porque era buena estudiante y esos eran otros tiempos. Al año siguiente, Thomas ingresó al mismo centro educativo que yo. En la actualidad se desempeña en el sector salud.
Toldo del Recuerdo, para unos carnavales: José “Cheo” Feliciano, intérprete de temas como “Anacaona”, “Pa’ que afinquen”, “Pa’ la gente panameña”, “Trizas” y “Amada mía”, por mencionar algunos de sus éxitos.Era muy querido en Panamá, había venido a casi todas las teletones que se hiceron en nuestro país, antes que falleciera en un accidente automovilístico en su natal Puerto Rico.
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Dos Corría el año 1973, previo a la entrada a la escuela, que en aquel entonces se hacía en la primera semana del mes de abril. Semanas atrás se habían celebrado en Panamá los Juegos Deportivos Bolivarianos, pero paralelamente mis papás hacían esfuerzos para que ingresara al Instituto Fermín Naudeau, escuela secundaria completa, que fue concebida a finales de los años cincuenta tenía un plan piloto para que fueran inscritos los estudiantes con buenos promedios. Cuando se fundó esta escuela no se consideró que el principio en que se fundamentaba el ingreso de los estudiantes era discriminatorio, bajo el sentido de escoger a los mejores y desechar a los demás. No obstante, las reglas se van rompiendo poco a poco, y así estudiantes que no tenían promedios muy altos, sus padres se las ingeniaron, y allá fueron a parar. Una élite se fue adueñando de la inclusión de estudiantes en este centro escolar, para finalmente, se usara la influencia para matricular a los estudiantes en esa escuela. Yo no corrí con esa suerte, en mi primer intento. Por esos años se trasladaba a sus nuevas instalaciones el Primer Ciclo América que, aunque no era lo mismo, no quedaba de otra que ir allá. Y no era lo mismo, porque para esos años no estaba de moda asistir a ese centro educativo, y no por menospreciar a la otra alternativa. Con los años este centro 19
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educativo sobrepasó las expectativas y es considerado uno de los mejores entre los centros educativos públicos. Ya matriculado en el América, turno vespertino, transcurrió el primer año, y al siguiente, en el año del Mundial de Alemania, solía patear una que otra pelota en la plazoleta, que era el punto de reunión de los muchachos del barrio. La mayoría de ellos asistía al turno matutino: Tony Francois, Tony Herrera, los Zúñiga, los Arce, los Martínez, los Ayala, los Ivaldi, los Méndez, los González y los otros González.
Mi segundo viaje a Colombia, esta vez a Medellín, trabajando con G Producciones, empresa del músico, cantante y promotor Dumas Torrijos. En esos momentos era ejecutivo de ventas, aunque empecé como repartidor de mercancía y por mi buen desempeño, fui promo‐ vido. Visitamos Discos Fuentes y ahí encontré a grandes figuras de la música, como Julio Ernesto Estrada, el gran Fruko; Alberto Barros y al panameño Gabino Pampini.
Muchos asistían a la República del Ecuador, otros en la distante República de Chile, en el barrio La Exposición, Calidonia. Los hijos mayores de algunas de estas familias, estaban en el Naudeau, el Instituto Tomás Herrera, el Artes y Oficios y hasta el Instituto Normal Rubiano. Otros estudiaron en escuelas particulares como el Instituto Justo Arosemena, donde estuvieron mis dos hermanos mayores, además del IPA, San Agustín y San Vicente. 20
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Actividad que realizaba el Canal 4 en el Parque Omar denominada “Tremenda Nota”, donde se hacía recolección de útiles escolares para niños de escasos recursos y donde se preentaban artistas nacionales e internacionales. Aquí con la actriz mexicana Lorena Herrera.
De esa estadía recuerdo, en especial, a la profesora Minerva, que vivía relativamente cerca de mi casa. Dictaba Ciencias, era muy respetuosa, y se veía vivía su experiencia docente como tal, tiempo en que los varones y las damas daban clases de Educación Física por separado. Se tomaba el autobús en la esquina diagonal al Supermercado Panamá, cuya cadena se transformaría en Gago, frente a la estación de combustible Esso. Los colectivos, que en un tiempo pasaban frente a la plazoleta, dejaron de hacerlo, buscando más usuarios debido a que muchas familias se habían mudado a los multifamiliares ubicados en Santa María. De igual manera, los que pasaban por la casa daban la vuelta por los Altos de Bethania, y los otros que circulaban por el Primer Ciclo América, subían por la Gloria. Para esos años, los autobuses ya no eran naranja con verde, sino rojos con azul, y allá por 1972 y 1973, los rojos fueron desplazados de la ruta para dar paso a los estatales Cutsa, marca Pegaso, que eran amarillos y de aspecto cúbicos, con una puerta de entrada y otra salida, sin música y que funcionaron con un sistema de boletos. En 1976 los autobuses rojos volvieron y los amarillos desaparecieron.
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Finalmente obtuve el certificado de tercer año, el cual me permitió ingresar al anhelado Instituto Fermín Naudeau. Finalmente, después de algunos esfuerzos, conseguí entrar a la escuela que siempre había deseado. Para entonces me di cuenta de que a veces se requiere de otras cosas adicionales a las establecidas en reglamentos para ingresar adonde se pretende.
Celebración de navidad en mi casa en la 513 C de Bethania con mi gran amigo Santiago Escóbar, conocido como Henry, del cual aprendí mucho. Me la pasaba en su casa, tenía buena música y estaba suscrito a la revista Salsa, de Nueva York; me prestaba siempre su ejemplar para enterarme de lo último de este género musical.
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Tres Ya comenzaba a definir lo que quería hacer. ¿Qué deseaba? Tenía que escoger entre Ciencias, Letras, Comercio, Contabilidad, Maestro o Técnico Industrial. Opté por el Bachillerato en Ciencias. Pero lo que no estaba en mi mente ni conciencia era que siendo buen estudiante, reprobé una Filosofía en quinto año, por lo que en el mal llamado “verano”, acudí uniformado a rehabilitar. Allí aprendí la gran lección: para qué vas a perder tiempo, si con un pequeño esfuerzo puedes ahorrarte pérdida de tiempo en la vida. Fue en estos últimos años en que decidí mi futuro. Como siempre, influenciado por las tendencias de la época y los planetas que se alinearon para hacer de mi lo que fui después. Viendo la situación que se venía, debido a que los autobuses de Bethania que pasaban por La Locería habían dejado de operar hacía buen rato, y para llegar a la escuela debía hacer varios trasbordos, mis padres hicieron un esfuerzo y me costearon el colegial. Lo manejaba el señor Monchy, hermano de Mike, quien fuera el esposo de unas de mis hermanas en un futuro no muy lejano. Para esa época las calles eran suficientemente grandes para que un autobús de cincuenta pasajeros recogiera igual cantidad de muchachos a tiempo y sin apuros porque no había tranques, a menos que los artesanos salieran a la calle a protestar movidos por las pugnas de siempre entre la FEP y la FER, 23
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cuyos dirigentes sí sabían por qué lo hacían. Aunque son las mismas calles de ahora, el cambio se ha dado por la cantidad de vehículos que transita, las calles se quedaron chicas.
Con mis compañeros de trabajo René Rizcalla, Luis Antonio Barreto, David Alfonso Medina ‐que laboró por 30 años en RPC Radio‐, al igual que el licenciado Luis Oscar Pittí y la periodista Dinora Villarreal.
Mantuve una relación estrecha con Henry y Carlos Young. Ambos eran un par de años mayores que yo, pero nos unía la afición por la música de salsa. El primero, estaba suscrito a una revista especializada en música latina y editada en Nueva York, que en ese tiempo era denominada La Capital de la Salsa. El segundo, hacía toques en actividades sociales, con su equipo de sonido, de las que yo participaba y que nos llevó a formar tal mancuerna, que le propuse bautizar al primer hijo o hija que tuviera. Y así fue, se convirtió en el padrino de mi única hija. Entre cambio de discos de 45 rpm y Long Play, fui afianzando mi destreza para con los equipos utilizados en esto de la reproducción de la música. La actualización de la música, la hacía a través de la revista que era facilitada por mi amigo Henry. Debo destacar que una vez fui director técnico del equipo de fútbol representativo de Las 500 de Bethania. Centro Médico, decía la camiseta, de color celeste y cuello blanco. En las reuniones de directores de equipo conocí a un gran amigo, el 24
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dirigente deportivo Papo y tuve una relación más estrecha con los muchachos del vecindario, corría el año 1979. Además, practicaba el básquetbol y en las birrias de barrio, participaba en los juegos de béisbol, las tardes de la estación seca.
Una foto de muy especial: mi primera salida internacional a los X Juegos Centroamericanos y del Caribe de Softbol, en Cartagena, Colombia. Primero querían mandarme a España al fútbol de la emigración, en España, donde jugaría Rommel Fernández, pero por falta de presupuesto no se pudo. En la foto me acompaña Phillips Ramos, narrador, quien por cierto, me acuñó el apodo. Decía: “ahora nos vamos con los comerciales en la voz de ‘El Inmenso’”. También aparece el comentarista Benjamín Chamorro.
De tanto andar con material musical, algo se pega. La necesidad de innovaciones musicales, que incluían el reemplazo de viejos cantantes en las antiguas orquestas por nuevas voces, fue un fenómeno que se hizo notable en los años 70, cuando los grupos musicales hacían nuevas combinaciones para no sucumbir ante la modernización. Esta fue la fórmula que hizo El Gran Combo de Puerto Rico, orquesta que se ha mantenido por más de 50 años en la farándula. Fue noticia en su momento la salida de Pellín Rodríguez y Andy Montañez. Y es que no solo significaba escuchar música, sino también lo que acontecía detrás de la producción, que venía siendo el sentimiento de apreciación que llevaba este género. 25
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Y eso iba más allá, para los que tenían la facilidad de conseguir en la capital de la salsa las últimas producciones discográficas a través de sus contactos, era de vital importancia tener lo último para presentarlos al público como primicia. En aquel tiempo no había internet para estar informado al instante de las cosas que sucedían en la gran manzana, por eso muchos se las ingeniaban. Johnny Pacheco nos sorprendió cuando Celia Cruz grabó con su orquesta. Cuando lo hacía con su compadre Pete “El Conde” Rodríguez, ambos vinieron a Panamá para los carnavales de 1974, y ese año cuando se creía que se habían separado, grabaron el disco Los Compadres. Luego de su separación, se sumaron Cruz, Papo Lucca, Justo Betancourt, Casanova y Melón. En la radio había una carrera por presentar y tener la música primero. Hubo programas especializados que además de difundir la cultura relacionada con este género musical, tenían su aspecto didáctico. Mientras se escuchaba se aprendía. Fui y soy un gran admirador de la manera en que Eric De Icaza hacía radio.
Reunión con mi gente de Las 500 de Bethania, en la residencia de la familia Zúñiga: Ana, Yoya, Memo, Sidney, Holness y Susana. Casi toda mi infancia la pasé en este sector, lugar que nunca olvidaré y al que de vez en cuando voy a “darme mi vueltecita”.
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Cuatro Con el tiempo se sabía quién era el que sabía de música. Por ejemplo, hubo un programa llamado La Hora de la Fania, que lo conducía el señor Jorge Mendives en la antigua Radio TV2, en horas de la tarde, de lunes a viernes. La voz ronca de este locutor lo hacía reconocible entre los demás, era su sello. Como mi padre trabajaba en la policía de tránsito, muchos conocidos vinculados al mundo de la farándula le obsequiaban muestras promocionales de discos en las dos versiones comerciales que se presentaban y así me llegaban. Esa era una manera indirecta de recibir material fresco. Con tanta información y en ese ambiente propio de aquellos años, algunos muchachos de Las 500 de Bethania, cuando salíamos en las noches a conversar debajo de los faroles, teníamos temas de conversación sanos, de deportes, las victorias de Durán, los campeonatos de Los Atléticos y los goles de Johann Cruyff. Sobre todo, hablábamos de música y lo que escuchábamos en la radio lo compartíamos entre todos. Así fue como me fui encaminado en el mundo de la radio; mi perfil era el de un locutor, como así lo conseguiría más adelante. Allá por 1975 estaban de moda las radio casseteras, aún no habían evolucionado tanto, como para llegar al sonido estéreo. En ese año me regalaron mi primera radiograbadora Megatron, que me sirvió de mucho para avivar la pasión que sentía por el mundo de la música y la radio. 27
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¡Qué recuerdos estudiantiles aquellos! La mejor época de todos es la adolescencia, el poder compartir con los compañeros, algo que es indescriptible y que recordamos para toda la vida. Este era parte del VI F del Instituto Fermín Naudeau: Rigo, Zaide, César, Alpírez, Mantilla, Diana, Romero y Broce.
Por aquella época había muchos programas de radio que promovían esta musica, como había otras emisoras que se dedicaban a distintos géneros como, por ejemplo, la original BB, La Femenina, Radio 10 y La Juvenil. Una emisora de la cual era un asiduo oyente fue X La Panameña, en la que participaba en concursos radiales como acertar las preguntas relacionadas con la farándula y las baladas. Ahí me di a conocer, no era solo ganar uno que otro premio, sino lo seguido, por lo que en varias ocasiones fui invitado a los programas en vivo, hasta que finalmente Jimmy Russell, sobrino del dueño de la emisora X La Panameña, me propuso hacer cabina, a inicios de los ochenta. Luis Olmedo Russel, es recordado aún por las famosas cuñas donde sin poder verlo, le metía sentimiento y energía al hacerlas. Es recordada una donde repetía varias veces la frase bara, bara, bara y finalmente decía la palabra baratillo, de telas 28
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en el local comercial de Isaac Malca, “el varón de la Avenida Central”, como lo denominaba en las cuñas. En este experimentado locutor vi a una persona con vocación para dedicarme a estos menesteres. Olmedo Russell era introvertido, alegre y medio extraño a veces, pero siempre me ofreció su apoyo, y fue el primero que me dio la oportunidad de hablar en su emisora y que pudiera tener un programa propio sin tener una licencia de locución.
Foto histórica con el cantante, conocedor de música y gran amigo Henry Gorgona; el músico puertorriqueño (ya desaparecido), Tommy Olivencia, “El Lobo” Molina, locutor y creador de la emisora on line “A Son de Salsa”.
Probablemente este hecho fue el que cambió definitivamente mi vida. Esta emisora se ubicaba cerca de la Vía Brasil en la urbanización El Cangrejo. Su primer encuentro, como ya mencioné, fue allá por el año 1980. Algo importante sucedió en X, la Panameña al inicio de mi carrera, porque a pesar de que fueron comentarios duros, nunca me rendí sobre lo que quería ser en la vida. Cuando empezaba a hacer uso de los micrófonos y que se me brindara mi primera oportunidad en Radio X, La Panameña, me dice Jimmy Russell; siéntate Victorio hoy vas a empezar a practicar de verdad. Antes solo ponía música pero no hablaba, y ese día me senté 29
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para poner música y hablar; cuando inicio mi intervención, una oyente llama y yo tomo el teléfono, me dice: “Jimmy” pensando que era Russell, y yo le dije que sí, a lo que me señala: “Por favor Jimmy, quita a esa persona que te está dañando el programa, él no está en nada, no sirve”. Claro, yo quedé en shock y le comenté a Jimmy: “que va, yo no sirvo para esto, mejor es que sigas tú”. El me respondió: “no le hagas caso, tu estás aprendiendo y apenas estás empezando, dale que tú puedes y lo vas a lograr”.
Con el Rey del bajo; Bobby Valentín, en el Edificio Chesterfield de RPC Radio, primera sede. Es el creador de grandes éxitos como La Boda de Ella, El Muñeco de la Ciudad, La Mujer y la Primavera, Buen Corazón, y Pirata de la mar, por mencionar algunos de sus éxitos, que en Panamá Alcides Almanza (q.e.p.d) gerente de CODISA, fue el primero en distribuirlos bajo el sello Bronco Records, y luego lo haría Dumas Torrijos (q.e.p.d) para G Producciones.
Ese fue el momento en que mi vida profesional pudo haber tomado otro giro. Por eso es importante el primer contacto que uno tenga en la vida, porque hay personas para todo, incluso, para hacer sentir a otros importantes en la labor que llevan a cabo o en la que piensan desenvolverse. De allí, mi eterno agradecimiento a este profesional de la radio y a todos los que de una forma u otra hicieron que mi vida se encaminara en el profesional que hoy soy.
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Cinco Entré a la carrera técnica de Comunicador Radiofónico, en el Departamento de Comunicación Social (hoy Facultad de Comunicación Social) de la Universidad de Panamá. Una vez en las aulas me di cuenta de que las cosas no eran como yo pensaba, pues quería ir directamente a la acción. Sin embargo, en el segundo año de carrera, en aquel entonces, se tramitaba la licencia de locutor radiofónico a los estudiantes de ese nivel y así fue como la adquirí, abriéndome las puertas al mundo de la radiodifusión. Con esto, decidí abrirme paso al mundo práctico para hacer lo que siempre quise: participar directamente en la radio comercial de nuestro país. Buscando un mejor porvenir, di el salto a Universal Stereo, propiedad de uno de los hermanos Purcell, la administradora era Fátima Gómez, que de casualidad vivía en Las 500 de Bethania. Mi paso allí fue efímero, sin embargo, esta era una de las cuantas emisoras que transmitían en estéreo en aquel entonces y, aunque su producción radial no era la salsa, valió la experiencia que adquirí en cuanto a tecnología. Esta emisora estaba ubicada en la vía Santa Elena, Parque Lefevre. La tercera emisora en la que trabaje fue Radio Musical, cuyo dueño era Néstor De Ycaza, “Juan Carrete”. Esta emisora tenía una mezcolanza de música popular, baladas y salsa. Pero aún no ingresaba a la estación como locutor propiamente dicho. La emisora de radio se ubicaba en el Edificio Dorchester, Vía 31
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España, frente al antiguo cine México, que posteriormente se llamaría Alhambra. Allí afiancé mis conocimientos; no era bien pagado, porque eran tiempos difíciles. Cuando llegué a Radio Musical, además de hacer la cabina de radio, Pete Romero me recomendó con Eduardo Moreno narrador deportivo, para que leyera las cuñas, porque acababa de retirarse el locutor comercial Orlando Vidal. Paralelamente trabajaba con el comentarista Phillips Ramos, que de paso fue él que me apodó “El Inmenso”, cuando al darme el pase para leer los anuncios publicitarios solía decir: “ahora nos vamos con El Inmenso Victorio Sánchez”. Formó parte de aquel equipo también el conocido Adelelmo “Lemo” Jiménez.
Barreduela de Ancón, lugar mejor conocido como La Plazoleta, en Las 500 de Bethania, donde se reunían sanamente los muchachos del barrio a compartir experiencias y para hacer planes para conquistar el mundo. Allí está el poste de luz y autos de la época como, por ejem‐ plo, el Datsun 1200 verde con blanco de la familia Córdoba. Observamos, de izquierda a derecha, las residencias de la familia Pico, con lajas y tejas; la de la familia Sucre; y la naranja, de los Zúñiga. Esta foto fue tomada desde la entrada del parque, la calle Camino Real de Bethania, en 1979.
A finales de los 80 había una gran efervescencia política, en las que las protestas contra el gobierno militar que encabezaba 32
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en ese entonces, el General Manuel Antonio Noriega, eran cada vez más frecuentes, masivas y hasta violentas. Las Fuerzas de Defensa reprimían con gran violencia a los manifestantes guiados por la Cruzada Civilista. En esos tiempos, para poder subsistir, y debido a los compromisos adquiridos, tuve otros trabajos paralelos, para mejorar mis ingresos. Tuve que repartir recibos del servicio de energía eléctrica, leer medidores, incluso, trabajar en la Floristería Las Vegas, que era propiedad de una prima.
Foto #1: Celebración de los 5 años de mi hija Raquel Lineth Sánchez, con mi compadre, Carlos Young y una invitada. Foto #2: Camiseta número 13, del Equipo Centro Médico, de la Liga Interbarrial de Bethania en 1979, representativo del sector de Las 500. Algunos de sus intgrantes eran Juan B. Martínez, Miguel Ayala, Mauro Ivaldi, Juan Carlos Córdoba (q.e.p.d.), Tony Francois, Nelson Méndez, Abdiel González, Martín Zúñiga (q.e.p.d.), Sidney Arce y J. González.
Trabajé seis meses en la estatal IRHE, repartiendo los recibos de luz y leyendo medidores; al tiempo que lo hacía en Radio Musical. Asimismo, cobré solo una quincena en la Autoridad Portuaria Nacional como inspector de muelles, donde tomaba el control de los barcos cuando llegaban a cargar y dejar la pesca. Abandoné cuando querían ponerme a rotar de posición y embarcar con el capitán, y eso no era lo mío. Leyendo medidores tuve que salir huyendo de perros y maleantes; los perros me querían morder y los maleantes asaltar. De tanto caminar repartiendo los recibos de luz, a los únicos zapatos que tenía, se les hicieron sendos huecos y para 33
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que no se me dañaran los calcetines, ponía cartones en la suela de los zapatos.
Eric De Icaza, locutor, del cual soy admirador por su manera didáctiva de hacer radio.
Aunque el dueño de la emisora Radio Musical tenía la ventaja de recibir cuñas del gobierno, por ser un allegado a los gobernantes de turno, la situación en el país se iba tornando color de hormiga. En esos tiempos, para no despedir a los trabajadores, porque algunas empresas no tenían para pagar sus prestaciones y años de servicio, se llegaba a acuerdos. Algunas veces se les daba parte efectivo y parte bienes. Famoso es el caso de una funeraria que tenía que cerrar y no tenía para pagar al empleado que a uno de ellos se le dio el auto fúnebre como indemnización. Tuve que tranzar su salida, para esperar que le saliera algo. Fueron tiempos difíciles para la gran mayoría de los panameños. Luego, y de forma circunstancial, se me presentó una oportunidad que cambió el rumbo de mi vida: el empresario Fernando Eleta Casanova, me dijo para hacer unas vacaciones en RPC radio. Los ejecutivos de la empresa, también observaron mi desenvolvimiento y potencial, y me incorporaron de forma permanente a esa gran escuela, en la que hoy continúo. Para esos tiempos la cosa también apretó, al punto de que a veces tenía que caminar desde mi casa, en la urbanización 34
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Limajo, hasta mi trabajo. De aquellos instantes les cuento una anécdota: en un momento de mi vida la cosa se puso tan seria que caminaba de mi casa –con ese par único de zapatos como los de Manacho, con un hueco en la suela y que les ponía cartón para que no se me rompieran los calcetines–, hasta la Avenida 12 de Octubre, porque no me alcanzaba el dinero. En algunas ocasiones tenía la suerte de que muchas personas me conocían y me daban un aventón, como esa vez que estaba en la puerta de mi casa listo para irme a trabajar, cuando se detiene un automóvil y del interior escucho cuando alguien me dice: “¿me da el privilegio de llevar al hijo meritorio de San Carlos a su trabajo”. Era un ingeniero fanático de la programación que yo conducía. Y no solo él, sino que también su esposa, porque me dijo: “mi señora no va a creer que he llevado a Victorio Sánchez”.
Tremenda Nota, actividad de Canal 4 RPC, aquí con el actor mexicano Carlos Bonavides, que interpretó el papel de Huicho Domínguez en la telenovela “El Premio Mayor”, y que animó a los asistentes que llegaron al Parque Omar Torrijos.
Otro día en plena crisis se me quedó el auto dos veces sin gasolina; en una oportunidad, llevando a mi hija al colegio San Agustín, cuando ya asomaba todo aquel ambiente atípico, pero la mantenía en ese prestigioso plantel educativo. Recién habían mudado el colegio a Costa del Este, y saliendo hacia Chanis me 35
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sucedió. Recordé que allí había un amigo que me debía dinero, y con pena caminé hacia su casa, llegué y le expliqué la situación. Por suerte pudo resolverme; había una estación de combustible cerca y cuando me aproximaba al auto, se encontraba una patrulla, porque habían reportado el auto como sospechoso. Le expliqué la situación al agente, quien entendió mi penosa situación. En otra ocasión, en la entrada de Villa Lucre se repitió la historia, con el agravante de que no tenía a quien acudir y sin un centavo en el bolsillo. Empecé a revisar debajo de los asientos y me encontré 35 centavos. Con eso llamé a mi hermana Corina que me rescató. Y la gente sigue pensando que las cosas son muy fáciles.
Foto # 1: Toty Pino, de Los Excelentes, de incógnito en la foto y Pedro Brull, que en su momento estuvo con la Orquesta La Mulenze. Todos recuerdan ese grandioso tema “Anoche aprendí”. Aquí en una presentación en TVN, Canal 2, promocionando el evento en el desaparecido Magnum Eventus, en homenaje a Carlos El Grande. Foto # 2: Otra sorpresa al llegar a Discos Fuentes de Colombia, fue encontrarme grabando al panameño Gabino Pampini, el mismo de “La luna y el toro”. Se trabajaba un tributo al famoso grupo de Venezuela, Los Blancos, y el encargado de la producción era el músico y percusionista colombiano Diego Gale.
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Seis Cuando uno hace lo que le gusta a veces hasta puede ser que abusen de uno, pero independientemente de que vea como injustas muchas de las cosas que le hayan pasado, siempre hay una que otra acción que hace que se le levante la moral. Uno piensa que el mundo de la radio es como un mundo de fantasías hechas realidad. Usted puede escuchar de vez en cuando en estos programas, locutores que mencionan la frase mágica: tengo que hacer cabina. Esta acción que consiste en hacer mezclas, poner, activar cuñas, introducir fondos musicales, hacer que las llamadas salgan al aire; no es considerada como decorosa por algunos profesionales de la locución, pero al que le corresponda, tiene que hacerlo. Ese para otra gran parte, es un valor agregado al trabajo que realizan, para ellos esta actividad enaltece, como efectivamente lo hace todo trabajo decoroso que desempeñamos. Hacer el mejor esfuerzo y contribuir a que un trabajo resulte excelente, es motivo de satisfacción. Recordemos que por los setenta y ochenta hubo personajes de la radio que en ocasiones muy especiales, mientras los demás estaban disfrutando de las fiestas de la Navidad y Año Nuevo, se encargaban de llevar alegría a los hogares panameños, con canciones para amenizar esas festividades, sacrificando el tiempo que debieron estar con su familia. Hubo un locutor de la BB, llamado Rogelín Samudio, recordado por quedarse trabajando en esos momentos en que la mayoría comparte con la familia. 37
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Wladimir Lozano, vocalista de La Dimensión Latina. En esta foto, hace alusión a una presentación en la Discoteca Latitud. Soy admirador de su trabajo, realizado con esta orquesta. Tengo mucho material de la misma y he seguido su trayectoria a lo largo de todos estos años.
De la misma camada recordamos a Emiliano Aizprúa, lo que me trae a la mente otra anécdota: “Un 31 de diciembre para 1 de enero, me correspondió trabajar en cabina, y cuando salía se detiene un taxi y me dice: “¿lo puedo llevar don Victorio?” Tanta fue la alegría de este oyente al verme que me dice: “es más, no me pagues”. Y no es el hecho del dinero, sino el aprecio que personas desconocidas para nosotros, sienten esa conexión hacia uno a través de nuestro trabajo. Eso no tiene precio; te proporciona la satisfacción de estar haciendo las cosas bien. De las cosas por las que uno ha pasado, con el transcurrir de los años se llega a valorar verdaderamente el hecho de estar rodeado de personas que lo estiman y aprecian. Estoy agradecido por las oportunidades que se me han dado y que he sabido apreciar, pero lo más importante no es la cantidad, sino la calidad de personas, que de una forma u otra forma, he tratado; mi sentimiento hacia el público es recíproco y esa sensación no se puede comprar con todo el dinero del mundo. En ocasiones, cuando llegaba a lugares para hacer algún tipo de trámite, no me querían atender y al decirle mi nombre, me decían usted es el de la radio; al final me ayudaban. Recuerdo que para unos carnavales me correspondía animar el Toldo del Recuerdo, y al llegar al lugar un colega me saluda por mi nombre, a lo que se acerca un señor oriundo de Chiriquí y me dice: “usted es Victorio, hace rato quería conocerlo. Es más, 38
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usted y su esposa van a ser nuestros invitados de la noche, pida lo que quiera que va por cuenta nuestra”. Así conocí a muchos seguidores, como una joven que fue a la emisora y que me expresa: “desde que tengo uso de razón soy fanática de lo que usted hace en la radio”.
El equipo original de la desaparecida Radio Musical, en uno de los muchos reencuentros, después de más de 30 años, en los cuales cada uno tomó diferentes rumbos, pero seguimos muy vinculados aún. Presentes: Erwin De Icaza, Pete Romero. Dante Santos. Fabricio Velásquez. Guillermo Thomas. Luis Vásquez y Roberto Ramírez.
Cuando hice mi primera incursión en RPC, hacía un programa con llamadas al aire, cuando me sorprende un oyente felicitando a la emisora por mi adquisición, ya que él era seguidor de mi trayectoria. Créanme que el muchacho mencionó todo lo que yo había hecho en la radio. Sentí una emoción muy grande en ese momento. Pero uno llega donde llega porque se atrevió, y cuando digo se atrevió, fue porque vencí obstáculos, porque las oportunidades no se deben dejar pasar aunque llamen a tu jefe para decirle que te despidan porque según ellos, no sirves. Son momentos en que se debe pensar con el cerebro y no con el 39
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corazón. Fueron muchos ratos que, viéndolos con ojos positivos, me sirvieron para forjar su futuro. Por ejemplo, en la lotería, esta vez por Radio Musical y con Pete Romero, era la primera vez que hablaba en una transmisión en vivo de la lotería, estaba muy nervioso y cuando Pete me da el pase para leer las cuñas yo estaba tan alterado que la mano me temblaba y la tuve que poner o recostarla sobre la baranda para apaciguar el movimiento involuntario. Otro día, una mañana, cuando estaba en cabina, comenté al aire: está lloviendo fuerte, suerte que yo estoy “cubrido” donde estoy. Inmediatamente me llamo mi primo Woodworth Dragoun, a quien conocemos como Junier, y recuerdo que me dijo: “oye primo: no se dice cubrido, se dice cubierto”.
Entrevista realizada en el programa de televisión Tu Mañana, para la celebración de los 60 años de RPC Radio, con en el que en su momen‐ to fue el ingeniero jefe y luego gerente de Canal 4 y RPC Radio, Lloyd O’Meally. Nos acompañó el también locutor y cantante Miguel Fernández (q.e.p.d.).
En esta profesión uno va aprendiendo cada día, por eso es importante saber escuchar y corregir. Escuchar al profesional, al de experiencia. Y lo que aprendí no fue a decir correctamente la palabra, porque estoy seguro de que alguna de mis maestras o profesoras en un momento o en varios informaron cómo 40
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debía decirse; sino que asimilé que nosotros los locutores somos ejemplo y no debemos decir lo primero que nos venga a la mente. En asunto de segundos, debemos revisar mentalmente lo que va a salir de nuestra boca antes de que salga, esa es una habilidad que debemos desarrollar con el pasar del tiempo. Esa es la clave de aspirar a ser un buen locutor.
En los estudios de RPC Radio, en el Edificio Chesterfield, donde se grababa las radionovelas. Con el personal en celebración de Navidad: Junior Fernández; narrador, comentarista hípico y de deportes (q.e.p.d.); Vicenta Melania Herrera; periodista; Blas Arrocha; perio‐ dista; Héctor Montero Palacios, periodista; Rigoberto Dumas Castillero, periodista; Ana Julia Cubilla, periodista y actriz de radio; Rubén Pinzón, comentarista deportivo y su esposa Berta, quien traba‐ jaba en administración; Lila, administradora de la radio; y Fernando Eleta Casanova (q.e.p.d.), gerente de la emisora.
Otra experiencia recordada en los avatares de la vida, me sucedió estando en RPC Radio, y esto demuestra una máxima en educación: uno nunca deja de aprender. Después de muchos años transmitiendo la lotería en RCP Radio dije: amigos oyentes de Radio Musical”. Se me fue, no sé por qué, porque ya tenía muchísimos años en RPC Radio. Eso es para que vean que eso no es llegué y pegué, como dice Charlie Aponte; eso tiene su tiempo de dedicación, no es simple, como muchos creen que es. No obstante, lo más importante es que muchas de las personas con las que me topé a inicios de este largo camino, 41
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me dieron la mano y muchos consejos, por los que les estaré siempre agradecido. Quien de salida dice que sabe todo, está sentenciado a ahogarse en su propia ignorancia.
A través de Ítalo Rojas, propietario de Radio Poderosa, de Aguadulce, conocí a Enildo “Chino” Padrón, compositor cubano. Es autor de temas como: “Mis hijos”, que cantó Oscar De León; “La Melena”, que interpretó Charlie Aponte con El Gran Combo; y “Hacha y Machete”, que hizo famosa Héctor Lavoe. Nos acompaña José Adelelmo “Lemo” Jiménez, compañero de trabajo y comentarista deportivo.
Se aprovecha la experiencia de los que mayor tiempo han estado en el medio. Pobre también de aquel que no comparte los conocimientos, porque si aún no se ha dado cuenta, el final será el mismo para todos. El legado que pudo compartir con sus congéneres se perderá en la bruma de la mala fe. Bien lo dijo Isaac Newton: “Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”, por eso las experiencias, aunque tienen un orden cronológico, se recuerdan y cuando se mezclan, vienen los fantasmas que nos hacen ver con cierto recelo situaciones que ya han sido superadas. Otra lección imposible de olvidar me ocurrió cuando iniciaba en la radio, señala Victorio, en X La Panameña, de los nervios se me olvidó el nombre de la canción, hice un bache hasta que logré parar el disco y ver el nombre, después aprendí que podía dejar sonado 42
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el disco mientras veía cuál era su nombre, sin necesidad de hacer bache. En otra oportunidad también al colocar el disco y agarrar la consola a la vez me pasó la corriente quedando estático. Mi reacción fue quedarme callado y no dije nada fuera de lugar por el corrientazo.
Con Ricardo Vizuete, cantautor panameño creador de éxitos como “Por eso está conmigo”, “Mi joven señora” y muchos más; y Willie González, cantante boricua; con éxitos como “Pequeñas cosas”, “Quiero morir en tu piel”, “No podrás escapar de mí” y “Cuando estoy con ella”. Entrevistados en La Hora de la Salsa.
Todo esto va concatenado con la credibilidad de un locutor, porque en el momento en que vamos a emitir un juicio, debemos hacerlo con argumentos, con sustento. Si se desea llevar la primicia a sus radioescuchas, se debe estar seguro de lo que se dice detrás de un micrófono. Recuerdan aquello de las primicias, no de bochinches, ni especulaciones, para construir una verdadera reputación. Hubo un hecho crucial en aquello de las noticias de la farándula, allá por la segunda mitad de la década del 70, cuando el salsero Oscar De León hizo mancuerna con el 43
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panameño Carlos El Grande, pero algo salió mal en esta relación profesional y se dio un finiquito y no en buenos términos. Tantas fueron las historias que se tejieron, que con el tiempo las cosas se siguieron tergiversando. Para que vean la calidad de la información que maneja un profesional y citando hechos que respaldan la conclusión final.
En Chiriquí fui nombrado Huésped de Honor por el empresario, cantante y compositor Felipe Rodríguez y otros distinguidos hombres de negocios de la región. Me llevaron a las aguas del Río Risacua para hacerme tal distinción. Se dice que quien participa de esta ceremonia, regresa a Chiriquí de paseo, o para quedarse para siempre.
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Siete Son muchas las anécdotas que se puedo describir en mis memorias, pero una de mis favoritas que en realidad es parte del inicio y de ver cómo fueron cambiando las cosas, tecnológicamente hablando. No es una, sino un cúmulo de estas, que al hacerse repetitivas, se fundieron de forma positiva, para hacer, de ese ayer lo que hoy es. En el aspecto tecnológico, la verdad que cuando empecé todo era manual, en lo que respecta a la edición de grabaciones de entrevistas, se hacía en cintas de carrete abierto y cuando se editaba se cortaba la cinta y se volvía a pegar con scoth tape; en cambio, hoy los aparatos digitales te hacen todo el trabajo se edita, se nivela el volumen, todo a través de consolas y computadoras que te ayudan hacer el trabajo, igual los comerciales se grababan en lo que podíamos llamar cartuchos u 8 track, que se ponían en máquinas y había que programarlas de una en una. En la actualidad se usa Radio 5, lugar donde se programan todas las cuñas que van de grupo en grupo programados en la hora que debe ir y con un clip iba todo el cambio de comerciales, o sea, lo que llamamos de bloque en bloque. Así se emitía la pauta de publicidad y salían según la hora. Por ejemplo, te aparece que la pauta va a las 9, a las 10, a las 11, cuando llegaba la hora tu hacías clip y arrancaba el cambio y terminaba según la cantidad de anuncios programados en la hora y así sucesivamente. Las consolas más modernas, incluso para balancear el sonido o los canales y con mayor facilidad de manejo 45
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y digitales, también trabajamos con computadoras que tienen sus salidas en la consola, ya no hay caseteras, ni cintas de riel. Todo eso desapareció; ahora se utiliza la computadora hasta para programar las canciones o algún tipo de transmisión pregrabada; desapareció el tornamesa, y el disco de acetato fue reemplazado por el disco compacto, aunque hay estaciones que todavía utilizan tornamesas y acetatos.
Mi amigo, compadre y vecino Carlos “Calito” Young, padrino de mi hija Raquel Lineth, y compañero de mil batallas, en las verdes y las maduras. Su mamá, doña Tita, sus hermanos Leroy e Isacc y su hermana Olivia, eran como mi familia.
Además cuenta el haber hecho casi de todo en la radio y la televisión. Mi primer programa fue en X, La Panameña: Discoteca abierta del 80. Cuando trabajé en Radio Musical, estuve por un tiempo conduciendo los programas “Que la Salsa te Acompañe”; “Concierto para Enamorados” y “Canciones para Soñar”, aunque en algunas ocasiones reemplazaba a Pete Romero en el programa “Una cita con el Ayer”, mientras que en X, en algunas ocasiones reemplazaba a Jimmy Russell en el programa: “La Voz de la Fania”. En RPC Radio hice un programa de música típica los domingos y otro llamado El Mundo de la Música; y recientemente, La Hora de la Salsa en Panamá, que conduzco los domingos. En la filial Caliente he participado en el programa El Reventón de la Mañana. También he estado en los controles, tras bastidores por muchos años, como en la temporada de béisbol, aunque al principio, desde el estadio, con los narradores leía los comerciales en vivo; “En Contacto 46
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con la Comunidad”, “Sexotérica Contigo”, “Conquistas y Derrotas”, “Cuestionando los Hechos”, al igual que los noticiarios, El Noticiero Gigante de Juan Carrete, Sport and Health, Productores y Consumidores, Fútbol en Tono Mayor. Esto incluye todas las estaciones donde he estado; X La Panameña; Radio Musical y RPC Radio.
Esta foto se tomó para el lanzamiento de uno de los discos compactos grabados a través de su carrera. Ya empezaban a demostrar su cali‐ dad artística. Fue un honor estar en esta foto con “Los Patrones de la Cumbia”, Sammy y Sandra Sandoval.
Aprovecho esta oportunidad, para dar un mensaje: a todos aquellos que tienen un sueño y lo ven lejano, no se rindan, no desmayen, pues el triunfo, vendrá. En los tiempos de la X, sucedió lo siguiente: al propio Jimmy lo tenían que intervenir quirúrgicamente, porque tenía obstruida una válvula del corazón y el tío Luis Olmedo, que era el dueño de la emisora me dice: “quiero que tú lo reemplaces”. Esa fue la oportunidad de mi vida hacer el programa La Voz de la Fania. Por primera vez haría un programa yo solo. Estuve allí por dos meses más o menos. Al visitarlo un día en el hospital, en compañía de Pacifico Orozco, otro locutor del staff de Radio X, la Panameña. En ese momento llega una oyente fanática y 47
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seguidora de Jimmy y delante de mí le comenta: “oye Jimmy cúrate rápido para que regreses al programa, ese locutor que te está reemplazando llamado Victorio Sánchez, no está en nada”. Pensé para mis adentros trágame tierra, me sentí mal, pero creo que la oyente se sintió peor cuando Jimmy le dijo: te presento a Victorio Sánchez, al final todo fue risa. Son momentos que me hicieron más fuerte porque todo esto me hizo aplomarme y ser más profesional.
Pete Romero, un maestro de la radio y TV. Aquí grabando un progra‐ ma musical para SERTV, ya que en varias ocasiones me invitó, reto que acepté. Estos programas me ayudaron a desenvolverme y apren‐ der algo nuevo. Mi sueño era tener un programa de televisión.
En ese compartir de anécdotas y mis experiencias en la radio, paso a describirles cómo conocí e hice el primer contacto con ese gran sonero panameño Calixto Ferrer Pérez, conocido artísticamente como Carlos El Grande. Me encontraba, en RPC Radio, en el antiguo Edificio Chesterfield, cuando el productor Suez Herrera, quien me grabó un tema, y al escuchar que hice un comentario en la radio me dice: “Sabes qué Victorio, te voy a regalar el CD”. Era el álbum de Eddie Montalvo, donde Carlos El Grande cantaba cuatro temas. Para 48
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complementar, averigüé su número de teléfono en Nueva York, para entrevistarlo. A partir de ese momento nace una amistad muy bonita, ya que el cantante me dijo: “Son pocos los comunicadores en Panamá que se preocupan por los panameños que estamos haciendo música fuera del país”. Mantuvimos ese contacto, y de ahí en adelante, Carlos me envía todo lo que hace musicalmente. En la actualidad, soy uno de los pocos locutores que tiene casi todo el material que el artista ha grabado. La prueba está en que cuando alguien solicita su música, dice: “pídesela a Victorio”. Como he dicho: hay una buena relación entre Carlos El Grande y este locutor. En el 2002 participó en un homenaje que se le hizo en el antiguo Magnum Eventos. El propio artista siempre decía que yo era su representante en Panamá para cualquiera que lo quisiera contratar. En realidad, más que un representante, siempre he sido su amigo, cuasi un hermano.
Celebración de mis 59 años, junto a Ricardo Vizuete, Bruno Tam‐ burelli, Edwin González, Wichy Camacho, Lefty Pérez y Fernando Gil.
Colegas y amigos afirman: “¿Quién más que Victorio, con esa conexión, podría relatar la versión de Carlos El Grande con respecto a lo que pasó entre él y Oscar De León? Pues bien, 49
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hablaré de la historia del tema “Fuimos amigos”, versión original, que el mismo Carlos El Grande me comentó vía telefónica. La letra de este tema es de Maritza Blanco de Puchi, la esposa de William Puchi, el trombonista y violinista. Nace a raíz de la división que tuvo Oscar De León con sus músicos de La Salsa Mayor, ofreciéndoles aumento de sueldo, lo cual desató la desintegración de la orquesta. Los vocalistas de Nuestra Orquesta La Salsa Mayor eran Leo Pacheco y Pellín Rodríguez, radicado en Puerto Rico, pero faltaba un cantante para completar la orquesta. Durante dos meses estuvieron tras la búsqueda de un prospecto en Venezuela, sin embargo, ninguno de los que hicieron audición, tenían el perfil que buscaban. Él (Carlos El Grande) los conoció en Panamá, como integrantes de la Salsa Mayor, cuando la orquesta estuvo de visita.
Quién lo diría, retratado con la gran interprete argentina Liliana Esther Maturano, mejor conocida como Tormenta. La entrevisté en el programa “Por el mundo de la música”, en el Edificio Chesterfield.
Los únicos que se quedaron en La Salsa Mayor fueron Enrique “Culebra” Iriarte, pianista, y Cesar Pinto, trompetista. Los demás se reagruparon y crearon Nuestra Orquesta La Salsa Mayor. Algunos de los ex integrantes de la orquesta de Oscar De León viajaron a Panamá a buscar a Carlos para que 50
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formara parte de la agrupación. Cuando él llegó a Venezuela ya el repertorio estaba montado, lo que hizo que los temas que vocalizara fueran: Fuimos amigos, Ven cosa buena, Lo que le pasó a Luisita y Sonerito.
Sócrates Lazo; el poeta Bernal, folklorista y cantador de décimas; Gabino Pampini; tres grandes artistas. Sócrates y Gabino, ambos her‐ manos y creadores de grandes éxitos como “Te adoro”, interpretado por Paquito Guzmán, “De Panamá a Puerto Rico”, que interpretó El Gran Combo.
Carlos tomó toda la letra de “Fuimos Amigos”, y los soneos que él inventó fueron: “No te olvides caballero que de loco me trataste”. De igual forma: “Ahora vengo tocando mi rico tambor, repartiendo, paz y amor” y “Tú te crees el amo de la galaxia, eso no tiene gracia”. En la construcción de esos soneos lo único que Carlos usó fue: “cuando fuiste a Panamá, Carlos pa’ quí, Carlos pa’ allá, eh eh”, porque a cada parte donde iban a tocar Oscar decía: “Yo me llevo a Carlos El Grande”. Eso fue. Ese fue el aporte del panameño al tema. Leo Pacheco, muy enojado, le dijo que le había regalado un automóvil verde, lo que dio lugar a otro soneo: “Que un carro verde me regalaste, esa mentira de donde la sacaste”. Alfredo Padilla, el timbalero, 51
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dijo que era feliz con el renacer de la orquesta Nuestra Salsa Mayor, de donde salió otro soneo: “Ahora yo canto muy feliz, porque de mi vida te largaste”. Esa fue la mística con que el maestro Carlos El Grande construyó estos soneos, tras la disolución de La Salsa Mayor. Ese tema tuvo una gran transcendencia musical. La letra fue en represalia contra Oscar por lo sucedido; es así como la orquesta Nuestra Salsa Mayor se lo dedica. En retaliación, Oscar les dedica “Mi Bajo y yo”; a lo que de inmediato Nuestra Orquesta La Salsa Mayor, ataca con “El Guarachero”; mientras que De León les contesta con el tema “La Mano”.
Con Lloyd Gallimore, director de The Beachers, de Bocas del Toro, y la periodista Taysha Nurse, para la celebración del Día de la Radio, el segundo domingo de junio de cada año. Lloyd llegó ese día para obse‐ quiarme el CD por sus 50 años. Taysha me entrevistó en esa ocasión.
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Ocho Hay momentos en los cuales se hace notar el aprecio de gente que uno ni siquiera conoce personalmente. De pronto uno se encuentra con personas que reconocen el trabajo y nuestra trayectoria en los medios de comunicación social. Ese fue el caso del homenaje realizado en el corregimiento de El Espino, en el distrito de San Carlos, donde se me declara Hijo Meritorio, y del que recuerdo haber recibido una llamada telefónica, que al principio pensé me estaban tomando el pelo. Empero, se trataba del edil Antonio “Pope” Bernal diciéndome que el Concejo me había designado Hijo Meritorio del corregimiento de El Espino, distrito de San Carlos, por mi labor y contribución a la cultura de este país a través de mi trabajo en la radio. La verdad, no soy oriundo de San Carlos, sino mi difunto padre, por lo que parte de mi infancia la pasé en esa población. Así las cosas, verifiqué y llamé inmediatamente a mi mamá para preguntarle si conocía al representante del corregimiento Bernal, y me dijo que sí, por lo que me puse muy contento. ¿Quién no se emociona cuando a ese nivel se le reconoce su trabajo? Todo esto es indicativo de que estamos haciendo las cosas bien. Esa es la parte más importante; no es jactarse al decir uno mismo “lo estoy haciendo bien”; eso va más allá. Que otros reconozcan nuestro trabajo es muy significativo. Fueron momentos de alegría, en los que experimenté una emoción muy grande en el Concejo de San Carlos. Durante el acto, cuando 53
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me corresponde hablar, resalté a mi padre, convencido de que ese reconocimiento lo estaba recibiendo por él. Al evocar su figura no resistí y lloré, presa de la emoción. Me sentí muy orgulloso estar al lado de personalidades que también habían sido designadas hijos meritorios por cada uno de los corregimientos de San Carlos, entre esos, profesionales, deportistas, educadores y directores de instituciones. La verdad, fue un momento de mucha alegría estar en una tarima principal y ser agasajado por las delegaciones estudiantiles que desfilan frente a nosotros. Algo difícil de olvidar, y de lo cual estaré siempre agradecido de la gente y autoridades locales de San Carlos.
Con el Gobernador Rafael Pino Pinto y el comunicador, locutor y promotor de artistas Fernando Gil, haciéndome un reconocimiento para el Día del Locutor.
Una serie de sucesos desencadenó aquel homenaje: el día anterior fuimos invitados a la iglesia donde se iba a llevar a cabo una misa para las festividades de San Carlos, los días 3 y 4 de noviembre. En la misa el sacerdote mencionó el nombre de tres de los homenajeados. Los feligreses se enteraron de que 54
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este locutor estaba allí, y al terminar la eucaristía, varios me fueron a saludar y a decirme que seguían mi trayectoria en RPC Radio. Lo más gracioso fue cuando un señor llega y me dice: “Oiga don Victorio, déjeme felicitarlo, yo me he trasladado de no sé qué lugar para venir a verlo, porque sabía que usted iba estar aquí, pero ahora no tengo cómo regresarme. ¿Usted cree que pueda dar algo de dinero para poder yo regresar a mi casa?”. No Pude contener la risa y le dije: “cómo no, tome usted”. Siento que en realidad ese hombre no sabía ni quien era yo, pero pensó: este es el que me va a resolver.
Vitín Paz, gran trompetista panameño, a quien tuve el honor de entrevistar en un programa radial. Participó con Las Estrellas de Fania; fue la primera trompeta de Tito Rodríguez; alternó con Frank Sinatra; Liza Minelli; Eddie Palmieri; Ismael Rivera y muchos más. Aquí con su amigo el popular “Cuco” Medina.
Pero ese día era de mucha felicidad, viví un momento muy especial, sin lugar a dudas, siento que es lo mejor que me ha pasado en la vida en cuanto reconocimiento de mi trabajo como comunicador. Tiempo después me llegó otra gran sorpresa: también fui designado Hijo Meritorio del corregimiento de Bethania, sugerido por el representante Iván Picota, y llevado a cabo en un sorteo de la lotería que se realizó precisamente en el centro comercial El Dorado. 55
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Con los cantantes panameños Carlos El Grande y Ricardo “Babaila” Del Rosario.
Tuve también momentos difíciles, durante la grave crisis política y económica que vivió el país a finales de la década de 1980, donde uno tenía que ingeniárselas para poder cumplir con las responsabilidades en el hogar. Un día, y en lo que parecía ser una casualidad, me encuentro al administrador del Capo’s Bar Discoteca, el señor Constantino, quien me dice: “Victorio, por qué no te inventas alguna actividad para recoger algo.” A lo que le respondí: “Tengo material cuyo uso puede ser novedoso: vamos a hacer un happy hour, pero de videos de combos nacionales. Todo el mundo los presenta en vivo, pero sería una novedad hacerlos en video y como yo colecciono videos y música de combos Me das la entrada y la discoteca, las ganancias del bar, eso sí, le pones boquitas y tragos dos por uno y yo llevo los videos”. A manera de experimento, propuse hacerlo en una fecha fuera de quincena, para lo cual logré un trato con RPC Radio para publicitar el evento. Le dije a la administración que le 56
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daba un dólar por cada boleto vendido. Asimismo, al grabar la publicidad, Hernando Coronado, el encargado de programación y grabación me dice: “Victorio, como tú te identificas con los combos nacionales y mucha gente te conoce, por qué no pones al final de la cuña comercial, invita Victorio Sánchez, eso te ayudará a atraer a más gente al evento”. Como el encargado del Capo’s, el señor Constantino también quería que lo mencionara, sentí que eso también ayudaría en cuanto a la gente que lo conocía, por lo que al final de la promoción se decía: “invitan Constantino y Victorio Sánchez”. Y así me ayudó, porque mucha gente fue al evento. El público decía: apenas me enteré de que tú eras el de la actividad, decidimos venir a apoyarte”. Está de más decir que el evento fue todo un éxito, y me ayudó a resolver algunos problemas económicos, tanto es así que el encargado me pidió que hiciera otro. Claro que ahora sería con mayor planificación, más tiempo y en un fecha especial como el Día de la Madre, y cerca de la quincena.
Para la celebración de aniversario de RPC Radio, con grandes perso‐ nalidades como Mercedes “Baty” Eleta, entonces gerente de RPC Radio y TV; René Rizcalla (q.e.p.d.), quien siempre me escuchaba y me reportaba su sintonía desde el lugar donde encontrara; los periodistas y presentadores Hugo Famanía; Susan Elizabeth Castillo; y Castalia Pascual, quien luego pasa a trabajar a TVN, Canal 2.
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Se me ocurrió regalar en la entrada premios para las 50 primeras madres que llegaran al evento, para lo que conseguí varios discos compactos, mientras que con la de un amigo dueño de una panadería obsequié una buena cantidad de roscas de pan. Recuerdo que esas actividad la hice con mi hermana, también para apoyarla, y quedó mejor que la anterior. La gente ni bailaba, no porque la música no era la adecuada para ellos, era solo por ver los videos de los combos nacionales, y recuerdo que la gerente de RPC Radio, Nayra Blanco, me consiguió unos blowers para obsequiar y unos premios para incentivar. Pero para captar también la atención de personas que no solo fueran veteranos o mayores en la parte de la discoteca pondríamos a los que bailaban, porque los videos los tenían hipnotizados y no salían a la pista por verlos. Incluso, había gente que quería comprarme los videos, pero la verdad respeto mucho la Ley de Derecho de Autor y dije: “no estoy autorizado para venderlos”.
Con los presentadores de Tu Mañana, Roseta Bordanea y Alex Medela, quien se mantiene en el programa, mientras que la primera está en TVN‐2, en Jelou.
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Nueve A través de estos años he tenido contacto con personas que fueron nutriendo mi cultura musical; Francisco Buckley, mejor conocido como Bush (q.e.p.d.), fue uno de aquellas figuras. Trabajando en el Edificio Chesterfield hice un especial muy completo donde estuvo presente y lo entrevisté por más de tres horas. Programando su música, ayudé a realizar algunas de las recopilaciones que hizo, pues tenía material que le suministré para que el sacase una compendio de éxitos a lo largo de su trayectoria, y tuvo la gentileza de incluirme en los créditos del disco compacto. Posteriormente tuve la oportunidad de que incluyera una nota donde hacía mención de mi trabajo en su libro dedicado a la música de Panamá. Me solicitó una biografía más completa para ponerla en el segundo libro, que no llegó a terminar. Por eso, es necesario aprovechar las oportunidades en el tiempo que se presentan. Este fue un gran músico que representó a nuestro país a nivel internacional, sus éxitos como Cocuyo Montañero, Nueve de Enero, Mariana Soba, La Chola Caderona y Chico quiere a Deya, con cantantes como Marcos Barraza y Solinka, aún persisten en la memoria de los panameños. Más recuerdos llegan a la memoria, pero algo que extraño es la relación más directa que teníamos con los oyentes, compañeros, y el entorno. 59
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Toldo del Recuerdo, para unos carnavales con los locutores “Lobo” Molina, Luis Gooding, y los cantantes Carlos El Grande, Ricardo “Babaila” Del Rosario, Gabino Pampini y Camilo Azuquita. Todos estos cantantes se presentaron esa noche acompañados con Combo All Star.
Por ejemplo, recuerdo que en los días de carreras de caballo comprábamos pescado frito en la esquina de la cantina Lo que el Viento se Llevó. La señora Ángela tenía este negocio y había que formar largas filas por la gran demanda de frituras. Un día como cualquiera, venía con las manos ocupadas, ya que acababa de comprar comida y un maleante me jaló el collar que tenía, inmediatamente grité: me robaron, me robaron, y cuando me fije tenía el collar y la medalla colgando. Era un área de cuidado. Incluso, un día, en turno de las 6 de la mañana, estaba comprando empanadas en Nenén, cuando le dispararon a una persona cerca de mí para robarle. Todos éramos conocidos y habíamos hecho tal amistad con los vecinos que cuando asaltaban a alguien o le robaban, le decíamos a uno de los chicos del barrio, y ellos nos recuperaban lo robado. Era algo arriesgado cuando la situación se fue poniendo más color de hormiga. Los años fueron pasando y a veces, es cuando uno ve a otras personas y en verdad nos percatamos de que el tiempo pasó. Los dinosauros desaparecieron porque no se adaptaron a los 60
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cambios; ahora después de millones de años, nos interesa saber cómo vivían. El que no se adapta sucumbe; nuevos géneros musicales fueron calando en el gusto musical de la gente, y muchas estaciones de radio fueron desapareciendo de manera paulatina porque no supieron adaptarse a las nuevas tendencias musicales. Muchos de los programas radiales de RPC, específicamente los que se transmitían en horas de la madrugada, salieron del aire de forma definitiva. No solo es llegar, sino saber mantenerse, y tocar la retirada en el momento preciso. Definitivamente que la época dorada de la salsa y los combos nacionales fueron los años 70; mientras que el merengue dominó los 80.
Foto # 1: Gerardo Davis, conocido como Monchy Lucca, fue músico del Pacific Combo y tuvo el grupo musical Revelación. Creador de temas como “Amor amor” y “Ráscate”. se destacó con temas como “Noche de cumbia”, “El presidiario”, “La calandria”, “Los barcos en la bahía” y “Conchita ven”, por mencionar algunos. La foto fue para la celebración de fundación del corregimiento de Rio Abajo. Foto # 2: Con los cronistas deportivos Rommel Martínez y Luis Antonio Barreto, narradores de altísima calidad. Barreto permanece en la empresa, mientras que Rommel labora ahora en SERTV.
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Con el merenguero Eddie Herrera, ex vocalista de Wilfrido Vargas, y el salsero Charlie Cardona, quien en su momento fue vocalista del Grupo Niche, en un almuerzo con oyentes de RPC Radio, que fueron agraciados para compartir con los artistas, en el restaurante Grill 50 de la avenida 12 de Octubre.
La realidad había que hacer algo para que aquellos ritmos tropicales no murieran, y esa ha sido en parte el trabajo que he realizado durante estos años. Podría decirse que soy el encargado de custodiar tan preciado bien musical, que es el factor común en muchos pueblos de América Latina. Así como el inglés es reconocido como lengua mundial, la salsa es el género que nos representa a nivel internacional, y Latinoamérica, es sinónimo de la música de salsa o de un buen café. “La salsa está derrotada”, dijo un cantante de este género; lo que evidencia que debemos trabajar en su conservación y revalorización. Estos años han pasado volando y uno se ocupa de llevar a cabo la misión que nos hemos propuesto. Con el cambio de look, vinieron nuevos programas, nuevos presentadores y nuevos retos. Como había que ir innovando, presenté un proyecto de farándula con toques juveniles y con la ayuda de nuestra compañera de RPC Radio, Didia Gallardo, 62
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íbamos a hacer el programa, pero la persona que estaba arriba en el organigrama de la empresa, sin saber de qué trataba, le dijo a mi superiora: “eso es de Victorio, no lo quiero; Victorio ya está old fashion”. O sea, ya yo estaba viejo para los planes que tenía la administración. Me sentí algo mal, pero eso no impidió que siguiera con el entusiasmo, hasta que llegó un gerente que me escuchó, y este old fashion sigue adelante.
Aquí con el cantante y percusionista Marcos Barraza, a quien admiro por su talento y don de gente. Marcó una época con Bush y su Nuevo Sonido, logrando éxitos como “Mariana Soba” y “La Chola Caderona”. En la actualidad, se desenvuelve como tumbero y corista en la orquesta de Roberto Delgado. También ha logrado éxitos como solista con su orquesta Sonora Liberta. La foto es de una entrevista en el programa La Hora de la Salsa en Panamá, por RPC Radio.
Le comuniqué que después de más de 20 años en la empresa, le agradecía que me escuchara, me aprobara o no el proyecto, pues era el primer ejecutivo, a ese nivel, que me daba la oportunidad de exponerle mi propuesta, que hoy se conoce como La Hora de la Salsa en Panamá. Recuerdo que el nombre de mi primer programa en Radio X, La Panameña, se llamó “Discoteca abierta del 81”, y luego, en Radio Musical conducía programas que eran producción de la empresa, como: Canciones para Soñar, Concierto para Enamorados y Que la Salsa te Acompañe. 63
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Años después, al ingresar a RPC Radio, en el Chesterfield, hice el programa “Por el Mundo de la Música”, de corte variado. Tuve la oportunidad de apoyar al baladista Orlando Ruíz, con quien forjé una gran amistad, que mantuvimos durante años, inclusive cuando atravesó situaciones delicadas. Destaco que uno de mis mejores jefes fue Luis Eduardo Quirós, un hombre de radio. Lo aprovechamos al máximo cuando estuvo encargado de la gerencia de RPC Radio, conocía los movimientos en el mundo de la radio. Recientemente participé en el Concurso Pelaos con Salsa, logrando el primer lugar entre los DJ´s como: Roque Arrocha, Selecta Macoy, Randy Fields, Ariel Burbúa, Ricardo Márquez y Zito Barés. En una votación a través de las redes sociales, los cibernautas me escogieron como el DJ con mejor repertorio. En esa oportunidad las canciones que coloqué fueron: Botaron la pelota, Fabricando Fantasía, Juliana, versión de DLG, Quimbara, Déjame un Beso, y A Nuestro Modo. En la segunda versión de este programa participé como salsero de acero coleccionista.
Con mis hermanas Daysi y Corina.
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Diez Otro aspecto importante en mi vida como locutor fue cuando Juan Carrete, nombre artístico de Néstor De Ycaza, propietario de Radio Musical, me brindó la oportunidad de trabajar en esta emisora, donde puse en práctica lo aprendido en X La Panameña, al colocar música. Al llegar a la radio empecé a grabar anuncios publicitarios, narrar sorteos de lotería, comentar algunas actividades deportivas, leer cuñas comerciales en transmisiones deportivas, trabajar al lado de grandes figuras como el narrador internacional de fútbol, el uruguayo Eduardo Moreno Tórtora, y transmitir los sorteos de lotería con Pete Romero, en fin, aprendiendo más cosas sobre la radio. La verdad es que Néstor de Ycaza, a pesar de ser una persona de carácter fuerte, me dio oportunidades que aproveché; era todo un profesional de la comunicación, la actuación y hasta cantaba. En cuanto al señor Purcell, no puedo hablar mucho porque nunca lo conocí, ya que tenía a un personal que era el que ejecutaba las acciones a seguir como política de la empresa. Trabajé poco tiempo en Universal Stereo. Participé en el programa televisivo de humor La Trinchera, en el que hablaba de una cantina, y que dirigía Eloy Pincay. Además, lo hice en otro programa: In Fraganti, en el que personalizaba un presidente sudamericano. Muchas veces fui invitado al programa Tu Mañana, para hablar de música de salsa, de la historia de Héctor Lavoe, de los combos nacionales 65
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y de la novela biográfica de Joe Arroyo. También fui invitado cinco veces al programa de SERTV “Recordar es Vivir”, que produce y conduce el maestro y amigo Pete Romero, para hablar de ritmos nacionales y música en general.
Entrevista que le realizamos a la cantante puertorriqueña Lourdes Robles, el cantante español Juan Bau y el comunicador social José Escobar. En ese entonces los llevó el cantante y promotor Dumas Torrijos.
Participé en muchos proyectos con Eloy Pincay, por ejemplo, en “El Reventón de la Mañana” de la filial Caliente Panamá, con llamadas indiscretas y personajes como Don Tollo, un asegurado que cuenta sus anécdotas de cuando estuvo hospitalizado en la Especializada de la Caja de Seguro Social, vivencia que duró más de dos meses; Abuelito Dime Tu, que consistía en historias de humor que sucedieron cuando trabajé en RPC Radio en el Edificio Chesterfield; Armando Popular, candidato que en las elecciones hacía muchas promesas, pero una vez electo, no cumplía ninguna; y otro personaje llamado Victorio Victorio, con situaciones jocosas, basadas en hechos reales. Como ya lo he mencionado, cada vez que cometemos un error, estamos ante un acto de aprendizaje. Las cosas que 66
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parecen negativas, si las vemos bien, son positivas, porque nos llevan a hacer los ajustes necesarios. Puedo marcar varias como, por ejemplo, cuando leía las cuñas con Eduardo Moreno en transmisiones deportivas en Radio Musical. A mí no me la llamó la atención al aire, pero a veces, fuera del micrófono, me hablaba alterado. Una vez le dije que no trabajaría más con él. “Mis padres son los únicos que tienen derecho a llamarme la atención”, le dije a la vez que le pedí que me pagara mis honorarios, pues no participaría más como locutor comercial. Él me dijo: “bueno, sabes que eres el que más se equivoca leyendo los comerciales”.
Conferencia de prensa para el lanzamiento del CD “La Rosa de los Vientos”, con el locutor Arnulfo De Icaza, de La Exitosa, y Rubén Blades. Esta actividad fue realizada en el restaurante Las Tinajas. Con este trabajo logró un Grammy y realizó su vieja aspiración de grabar música típica con Osvaldo Ayala (el tema fue “Eres mi canción”).
Pensé que me lo decía porque me estaba orientando, pero el problema radicó en la forma de hacerlo. No quiero estar más con él, dije. Pasado un tiempo, me dijo que Juan Carrete me quería para la transmisión de un torneo de fútbol en España. Sin embargo, no tenían presupuesto, a lo que el dueño de la estación le ripostó: “entonces mandalo a Colombia con Phillips 67
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Ramos, a transmitir los X Juegos Centroamericano y del Caribe de Softbol”. Respondí: “si Juan Carrete me quiere, yo voy”. Al principio dijeron que solo pagarían los gastos de viaje. Al final fue provechoso para mi formación y experiencia. Debido a mi buen trabajo, al regreso me dieron un bono de 100 balboas. Con el tiempo solucioné los impases con Eduardo Moreno. Superamos las diferencias, y después él y Alfonso Castillo me regalaron el dulce de matrimonio. Cambió mucho conmigo; antes de cada transmisión llevaba a todo el equipo a comer, y al término, me trasladaba a mi casa. Cómo es la vida: don Eduardo Moreno fue el que me recomendó para RPC Radio, y creo que no lo defraudé, porque después de 30 años, aquí estoy todavía. Tuve mucho tiempo con él leyendo anuncios publicitarios en las transmisiones deportivas y cuando transmitía algo en RPC radio, siempre pedía que yo estuviera en controles. La empresa me pagaba el turno y él también me reconocía algo adicional. Después de hablar, limamos asperezas y de seguir siendo grandes amigos, regresó a su natal Uruguay, donde falleció recientemente.
Con los Campeones del Aire: el gerente senior, Rodolfo Jurado; el comentarista Eric Espino; los narradores Beto Gómez; Cecilio Saldaña; Celso Elías Barb, coordinador; Luis Antonio Barreto; y la sub jefa Sara Ruíz.
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Once Uno aprende de las experiencias buenas y de las malas también, no es mi intención dar nombres, porque no quiero herir a nadie: fue un asunto embarazoso con un artista nacional de renombre, cuyo nombre, como ya expliqué, voy a omitir. Lo encontré en un sorteo de la lotería, siempre he tenido admiración por él, por ello lo invité al programa para entrevistarlo. Acudió acompañado de un amigo suyo a quien le dedicó una canción de su repertorio, durante la entrevista. Al cabo de un rato, y para mi sorpresa, saca un recipiente de cristal de forma plana, era una “pacha” de seco. Y comenzó a beber delante de mí, como quien se desnuda en plena peatonal en Santa Ana, sin ningún tapujo, remordimiento o pudor; de la forma más vulgar y descarada, como dice la canción. Ante esa situación incómoda le dije respetuosamente: “eso no se puede maestro”. Al final quería mandar a buscar otra y le dije por respeto, termínese esa, pero favor no más, me sentí incómodo, cualquier persona que hubiera llegado a la cabina en ese momento hubiese pensado que yo estaba faltando a la ética y a las reglas de la empresa. decía que era él artista, en consecuencia, para no mencionar el nombre de otro artista durante en el programa. Vaya egocentrista que resultó ser quien hasta ese momento era mi ídolo. ¡Qué decepción me llevé ese día! Fue él quien sugirió llamar a Jaime Ellis, que fuera el cantante con quien participó, en la grabación de un LP con 69
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y dijo: “él no es importante, yo soy el artista”. Cierto, es gran músico y ha estado con los grandes, pero hay que considerar el trabajo de los demás; juntos hacen el todo. Sin el cantante, la producción hubiera sido de música instrumental. En otra oportunidad quise entrevistar a un cantante panameño de los combos nacionales, que se presentaba en Panamá y había hecho parte de su carrera en New York: Ricardo “Babaila” del Rosario. Se presentaba en Capo’s de Chanis con Roberto y su Zafra. Llegué a las doce media noche para entrevistarlo. Cuando lo vi y le dije que deseaba una entrevista, me dice en tono algo altanero: “Habla con mi mánager”. Me fui. Después de esto, me llamó en varias ocasiones. No sé cómo hizo para conseguir mi número. Con el tiempo olvidé el incidente, y hoy en día somos grandes amigos.
Cabina de RPC Radio. Apreciamos los cartuchos (8 tracks) donde iban las cuñas; los tornamesas que se usaban; grabadora de riel, donde iban las cintas para las noticias; un radio portátil para monitorizar la señal de la estación y saber que no se estaba fuera del aire.
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Foto # 1: Suez Herrera, productor de RPC TV; Camilo Azuquita, cantante panameño, radicado en Francia y Didia Gallardo, locutora, compañera de trabajo y casi hermana. Siempre ha existido un apoyo mutuo. Foto # 2: Compartiendo para el día de Santa Cecilia con el conocido locutor y promotor de eventos, Johnny Salsa. En esta activi‐ dad se presentaron diferentes músicos y cantantes panameños. Hubo distinción para algunos comunicadores.
Otra experiencia difícil de olvidar: para unos carnavales, RPC Radio transmitía desde la tarima y por ello, tuve acceso a los artistas que se presentaban. Me pasó algo curioso al tratar de entrevistar a Tito Rojas “El Gallo”. Antes de subir a presentarse hablo con el manager, quien me dio la autorización. Cuando bajaba Tito lo abordé y me dijo de forma grosera: “¿Quién eres tú?” Quedé perplejo; luego me miró y empezó hablarme como si nada. Para que vean con autorización o sin autorización de los managers, encontramos de todo en la viña del señor. Tuve la dicha de entrevistar a Rubén Blades en el proceso de la promoción del álbum “La Rosa de los Vientos”, disco compacto con el que después ganaría un Grammy, y a pesar de ser quien ya era en ese entonces, la verdad me trató muy bien.
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En otra ocasión, una compañera de la empresa, cuando Telemetro presentó la serie de El Joe, la Leyenda, trajo como promoción al actor colombiano que lo interpretaba. Al tratar de lograr una entrevista con el artista, ella me lo impidió, alegando que no había tiempo. Me incomodé, porque lo había promocionado en los programas que hacía. Gilberto Santa Rosa es un auténtico caballero. Participé con él dos veces: en Pelaos con Salsa, y en la Primera Gala. Fui con mi hija y antes del show le pedí una foto con ambos, a lo que me dice: “ahora que termina el show nos las tomamos”. Dudaba que pudiéramos tomarnos la foto, porque cuando el show termina, todo se vuelve caótico y se lo hice saber a mi hija. Para mi sorpresa, cuando se acabó el programa, el mismo Gilberto fue a nuestro puesto y me dice: “Aquí estoy para tomarme la foto con su hija”. Las veces que le he pedido su saludo para el programa, sin problema me lo ha grabado.
Compartiendo con Luis Gooding en su estudio donde tiene la emisora on line El Tren de la Salsa. Gran amigo, conocedor de música, siempre me ha apoyado en música y como persona en momentos difíciles. Siempre está y estará para lo que necesite, lo aprecio y admiro por su sabiduría y conocimiento, basados en años de experiencia.
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Doce Quiero contar otra anécdota, que me vino a la mente precisamente porque me encontré a la persona de quién voy a hablar. Cuando trabajé en Radio Musical, que conducía el programa “Que la Salsa te Acompañe”, conocí a este oyente, quien me reportaba la sintonía y que era fiel a la programación que yo hacía. Él tenía una discoteca móvil que se llamaba Stereo Salsa de Panamá, su nombre es Allan Guevara. Al final de la relación amistosa que entablamos, llegamos hasta intercambiar material discográfico. Por esas casualidades de la vida, cuando me casé llegué a vivir en la misma calle donde el residía, en Bello Horizonte. Intercambiábamos música que él adquiría en el exterior, y que en ese tiempo demoraba en llegar a Panamá, así que podía darme temas exclusivos y que yo podía estrenar primero que otras emisoras en el país. Un buen día me dice: “Victorio, cuánto me cobras por grabarme unos ponches para mi discoteca”. Quería algo que la identificara, ya que en ese tiempo se grababa cassettes para ambientar los autobuses del transporte colectivo. Para darle publicidad a la discoteca se le graba algo para poner encima de la música, como lo era por ejemplo: Estéreo Salsa de Panamá, con la mejor música, además del número de teléfono para que lo contactaran para contrataciones. Lo cierto es que él le grababa a casi todos los autobuses de la ruta Don Bosco Bello Horizonte, y cada vez que me subía en 73
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alguno de esos colectivos, me escuchaba cuando se ejecutaba la música. Muchos de mis conocidos, me decían: “chuleta le estás grabando a todos los buses de la ruta, te estás metiendo un billete.” Yo les explicaba que el negocio no era mío, sino que a mi amigo le grabé por cortesía, ya que le estaba agradecido por facilitarme sin costo alguno, material inédito, para realizar los programas de radio. Uno tiene que ser agradecido en la vida, no todo es dinero, y hay otras cosas que al final del camino uno se percata de cuán valiosas son. Bueno hicimos una bonita amistad hasta el sol de hoy. Recuerdo que el amenizó el bautizo y los 5 años de edad de mi hija, sin pasarme factura. La verdad, después me mudé y perdimos contacto, hasta que me lo encontré años más tarde, y me contó que se dedicaba a la reparación de computadoras. Como yo necesitaba unos programas para vídeos y audio, reanudamos contacto, y a la fecha, él le da mantenimientos a mis equipos informáticos.
Esta foto de inicios de los años 80 fue tomada en Radio Musical, compartiendo cabina con Luis Vásquez, también locutor y periodista; y el programador de la emisora Dante Santos, ubicada en Vía España Edificio Dorchester.
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En mi fiesta de matrimonio compartiendo con mis compañeros de trabajo de Radio Musical: Ismael De Gracia, Elías González, Maribel, Guillermo Thomas, Edwin Vásquez, Luis y Elía, al igual que mi compañero de colegio, Jam Mezquita y el fotógrafo Camilo Jipson.
Ahora les cuento de mi vida sentimental, la que se circunscribe a mi familia, considerando el papel protagónico de mi esposa, cuyos primeros contactos se remontan a inicios de los 80 así: conocí a Luz Minerva Gálvez a través de mi prima Aracely, al coincidir en varias fiestas en Auto Motor, San Miguelito. Ella vivía al frente de mi tío, y por allí emperezaron las cosas que nos hicieron ver que teníamos aspectos en común. Tuvimos un noviazgo de tres años, al principio con mucho temor, porque me decía que su papá era muy jodido, y mi futura suegra también. Sin embargo, la verdad no era así. Puedo hablarles del cariño de ambos, tanto así, que yo le decía a mi esposa que su mamá me quería más que ella, lo que le enojaba. ¡Claro, era de broma. Ja, ja, ja! La verdad tenían una atención muy especial para conmigo. Como dije, tres años de novios y 27 años de casados. La boda se realizó un 2 de junio de 1984; se cerró la vereda y hubo tremenda pachanga. Todavía recuerdo que mi luna de miel fue en el desaparecido Hotel La Siesta, en Tocumen. 75
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Con mi hija Raquel Lineth Sánchez cuando estaba entre los tres y cuatro años de edad. En la actualidad se desempeña profesional‐ mente en el campo de la construcción. Tiene de una niña Valerie Nicolle y está casada con Greivin Godínez.
Como todo matrimonio, tuvimos altibajos, y pasamos momentos felices, así como tiempos muy difíciles, como cuando Minerva quedó sin trabajo, y mi salario no alcanzaba para tanto. De nuestro matrimonio nació Raquel Lineth Sánchez, al tiempo, ella me regaló una nieta, Valerie Nicolle. Ambas son el sol de mi vida. Ella nació en tiempos difíciles, en que mi esposa ya estaba enferma. Minerva vió nacer a su nieta, es más, llegó a celebrar su primer añito. Al principio teníamos problemas porque quien que la cuidara y mi esposa lo quiso hacer, pero por su condición no podía, le era difícil. Buscamos a una persona para que lo hiciera. Después de su primer añito retornaron los problemas de mi esposa y tuvimos que internarla nuevamente, hasta que partió de forma definitiva. 76
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Minerva compartió más de dos décadas de feliz matrimonio, como lo he mencionado, y como la compañera ideal que todo hombre sueña con tener. Estuvo conmigo y yo con ella, en las buenas y en las malas. Después de aquellos años dorados, donde vimos crecer a nuestra hija, y probablemente en gran parte debido a la situación que atravesábamos, cae enferma. Realizados muchos exámenes y consultas, se le detecta una rara enfermedad, conocida como púrpura trombositopénica, que es un trastorno plaquetario que se caracteriza por una disminución anormal de plaquetas en la sangre. Se le formaban coágulos en todo el cuerpo, además, se le oscureció la piel y perdió la movilidad, por lo que tenía que dedicarme 100% a ella. Se recuperó después de un año, pero recayó, y falleció el 7 de julio de 2011.
Con mi esposa Luz Minerva Gálvez, con quien compartí 29 años de matrimonio, hasta su deceso en el año 2011, por una enfermedad llamada purpura trombositopénica. Su sintomatología: coágulos de sangre en diferentes partes del cuerpo, combinada con otra serie de complicaciones la cual la mantuvo enferma por dos años. Madre de mi única hija, con la cual compartí situaciones buenas y malas, alegrías y tristezas. Fue mi gran apoyo en la vida.
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Esta fue una situación muy penosa y triste, después de muchos años de vivir juntos, mi compañera, esposa y madre de mi hija, se fue para nunca volver. Aunque ya había pasado por el fallecimiento de mi padre y hermano, dos personas a quien amé y fueron ejemplo a seguir en mi vida, esto era algo diferente. Todavía recuerdo las palabras del sacerdote el día de matrimonio: hasta que la muerte los separe. Nosotros los seres humanos solemos olvidarnos de nuestro efímero paso por este mundo, y cuando ya no hay vuelta para atrás, es que nos ponemos a pensar qué hemos hecho con nuestra vida, y muchos hasta claman por una segunda oportunidad. Pero el caso de Minerva y yo, es diferente, vivimos la vida plenamente en familia, pero aún este reconocimiento implica pensar que con todo y lo que les he dicho, probablemente, como sucede con muchos, si supiera que ella partiría tempranamente y que incluso, Dios le dio la dicha de conocer a su nieta, hubiera vivido la vida de forma más intensa a su lado.
Con mi nieta, la niña de mis ojos: Valerie Nicolle, cuando tenía algo más de un año de nacida. La quiero mucho, y disfruto mucho con ella cuando compartimos. Hoy tiene 10 años y me siento realizado al ver las nuevas generaciones de la familia Sánchez.
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Trece Allí va mi consejo para todos: no tenemos que llegar al final de nuestros días o el de nuestros seres queridos, para darnos cuenta de lo frágiles que somos. Muchos cuentan con una familia inmensa, sin embargo, no le dedican tiempo, ni cuantitativa, ni cualitativamente hablando. Estas acciones nos hacen recapacitar respecto al papel que desempeñamos en la vida de los demás y viceversa. No somos islas y no podemos hacer de nuestra vida una variable dependiente de las otras, al final los compromisos sociales y laborales se van, los bienes materiales son pasajeros y así como vienen se van. Pero la esencia misma de la vida, el acto de engendrar una vida, encierra una serie de responsabilidades que no se pueden postergar. Así que amigos míos, no se sabe que pasará mañana, el futuro es incierto para cualquiera, en consecuencia, dedíquenle tiempo a sus seres queridos, para que al final no tengan cargos de conciencia. Gracias a Dios, Minerva y yo, vivimos una vida de comprensión, amistad y, sobre todo, saber que en todos los momentos que compartimos, fuimos muy felices. En la situación que me encontraba, y con su partida repentina, porque siempre se albergó la esperanza de que volvería. En aquel momento ni para pagar el funeral tenía, pero con la Gracia de Dios, mucha gente se hizo solidaria. Aunque esa es una forma de hacerse sentir en los momentos difíciles, en la 79
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horas más oscuras, las personas empezaron a aportar y se pudo hacer un sepelio digno de mi esposa. De ahí en adelante empecé de cero; me levanté como el ave fénix, y los problemas se fueron superando.
Aquí mi primera participación el reality Pelaos con Salsa, que conducía el salsero puertorriqueño Gilberto Santa Rosa. Era la segun‐ da gala y me tocaba, como DJ, escoger los temas que los partici‐ pantes iban a interpretar. En cada gala se seleccionaban los temas y hubía un premio de 2 mil balboas para el DJ ganador, escogido por votación de twitter y la página del concurso. Gané por ser el más votado. La segunda foto con historia; Gilberto Santa Rosa y mi hija.
En esta etapa soy un libro abierto, y revelo detalles desconocidos por muchos, como lo fue el apoyo de mi familia al hacer posible el seguir adelante cuando las cosas se pusieron feas. Tuvimos una residencia que habíamos acomodado muy bonita en Mirador del Pacifico, también adquirimos dos autos, pues Minerva tenía un trabajo bien remunerado y yo con tres trabajos de domingo a domingo. Trabajaba de 8:30 a.m. a 5:00 p.m. en G Producciones, de Dumas Torrijos (Q.E.P.D.), como vendedor de discos y discos compactos; luego, de 5:30 p.m. a 11:00 p.m. en RPC Radio. Los miércoles y domingos transmitía la lotería por Original 80
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Stereo, de Santiago de Veraguas. Casi no dormía, pero había que aprovechar esa oportunidad de trabajo. Con el nacimiento de mi hija nació un 25 de febrero de 1986, mi padre sabiamente me aconsejó que dejara uno de los tres trabajos, porque no le dedicaba el tiempo suficiente a la familia, aunque cuando los sorteos eran en el interior me las llevaba para poder compartir. Al final, como recordarán también salí de G Producciones, y solo mantuve mi trabajo en RPC Radio. Me enfermé de la columna vertebral, y tuve casi por seis meses incapacitado, lo cual me trastocó la vida, ya que la Caja de Seguro Social me pagaba, un porcentaje por incapacidad, y para acabar de fregar, me pagaba tarde. ¡Qué locura! Por todo eso, perdí los dos autos y mi casa. Fue otro peor momento de mi vida, en el que tuve que cambiar a mi hija de colegio particular, el San Agustín, a otro centro educativo, para aminorar los costos económicos.
Mi actual compañera Yimara Itzel Aguirre, quien ha sido mi apoyo y soporte en los últimos años. Siempre está disponible para mi; se preocupa ‐yo diria que demasiado‐, por mis cosas; siempre está pendiente; es mi guía y se ha ganado el cariño de mi familia. Gracias Yima por ser como eres. Te quiero mucho.
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Las personas más importantes en mi vida: mi mamá, Olivia González de Sánchez y mi papá, Victorio Sánchez Bernal. No me cansaré de decir que tengo la mejor familia del mundo. Sin sus consejos y enseñanzas no sería lo que hoy en día soy; siempre han estado ahí. Los dos desde el cielo, guían mi camino. Sus buenos y atinados consejos viven en mi corazón. Recuerdo que mi mamá, durante mis problemas de salud, estuvo al pie de mi cama sin abandonarme.
Mi esposa, una persona luchadora, ayudaba a todo el mundo, pero en ese momento, cuando necesitamos ayuda, no la obtuvimos, por lo que perdimos muchas cosas. Su salud se deterioró, debido al estrés de no tener trabajo y de buscar la forma de apoyarme para seguir adelante. Se enfocó tanto en buscar la forma de aportar económicamente en el hogar, al punto de que vendía productos por internet. Al principio fue difícil, el diagnóstico y el tratamiento para su recuperación. Posteriormente, se complicó con coágulos por todo el cuerpo, muy probable, debido a una mala circulación. Estuvo así un año. La piel se le oscureció, se hinchó y perdió movilidad en sus manos y piernas, al punto de que no se valía por si sola. Fueron momentos muy difíciles, ya que tenía que lidiarla, y yo como hombre no podía hacer todas las cosas propias de su género a la perfección. 82
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Luchamos con todo, pero el destino nos la arrebató, mi hija permaneció a nuestro lado hasta que se casó. Mi esposa dio a luz a una hija maravillosa, de buenas costumbres, y un corazón inmenso que ha demostrado aquello de que el producto de un hogar con raíces profundas en los valores, es lo que desea la sociedad en que vivimos.
Jugué baloncesto en Bethania, en la liga escolar, para mi escuela República del Ecuador. En el IFN jugué para el VI F y en la universidad para la escuela de Comunicación Social y la liga de medios con RPC Radio, pero la más significativa y divertida fue la liga de Auto Motor, en San Miguelito, liga recreativa, en el equipo Doña Lola, nombre de la mamá de uno de los compañeros del sector. Entre los jugadores destacan los hermanos Melo, Tito, Mike, Víctor y Lito.
Antes de que mi esposa cayera; después de 12 años de quedarme sin auto y de no poder conducir por problemas de la columna, y una operación que se me complicó; iba por tres días y me tuve que quedar mes y medio en el hospital. Padecí trombosis en una pierna y después en la otra. Qué difícil recetarme un medicamento para esta dolencia, porque como estaba recién operado, me podía desangrar, por lo que los 83
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facultativos me colocaron un paraguas o filtro, para evitar que los coágulos se me fueran al cerebro o a los pulmones. Estuve incapacitado durante cuatro meses, y tuve que ir a terapia. En pocas palabras, aprendí a caminar de nuevo. Antes de que pudiera salir de esos momentos difíciles en casa mi señora se quedaba sin trabajo y yo incapacitado, causal de peso para sustentar la pérdida de los dos autos y la casa. Mi vida ha sido como una novela, pero la verdad, este trabajo, me ha llevado a ser un tanto popular, sobre todo, con la gente que añora los días de la música en vivo. Aunque el mote de “El Inmenso”, no tiene que ver en nada con que yo me sienta más que los demás, en el fondo, sí me siento agraciado por tantas bendiciones que he recibido al desenvolverme en el medio radial, por tantos años. He hecho carrera y, a esta alturas de mi vida, puedo decirles que si me siento inmensamente grande por el cariño y aprecio que he recibido por parte de los radioescuchas y de los compañeros de trabajo. Unos ya no están; otros siguen activos y otros se ha retirado, pero siempre, para ellos hay un lugar en mi corazón. Sin ninguno de ellos, yo no hubiera llegado donde estoy.
Haciendo cabina, ya ubicados en la nueva sede de RPC Radio, en la Avenida 12 de octubre, Edificio Medcom.
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Añoranzas La radio se fue adaptando a cada una de las épocas, con una generación que escuchaba atenta las radionovelas que se transmitían. Hoy día, ninguna estación las transmite. Hubo programas que orientaron al público durante años, otros daban servicio social en áreas apartadas del país, como el programa de Pedro Tuco o el de La Comadrita Nilsa Polo. Estos son parte de historia de la radio panameña, junto a Radio Tembleque. En RPC se transmitían programas de madrugada como Amanecer Típico, con el maestro Eddie Nurse; El Boletín Agropecuario, con Mario Etchelecu; Fabio Martínez y el Dr. Castillero. Inclusive se transmitía “Escuela para Todos”, donde el mensaje didáctico llegaba a los pueblos donde no había electricidad, sino radios de baterías y lámparas de kerosene. Debo resaltar el trabajo de colegas de la radio como el de Donald Quintero; Emiliano Aizprúa y José Flores Mena, en la BB; Jesús Labastida, en KW Continente; Jimmy Russell, en X La Panameña y RPC Radio, Iván Molino Mola, RPC; Hernán “Nan” Botello, RPC Radio; Jorge Mendives, Radio TV2; y Vicente Watson, de X La Panameña; quien hacía su programación en inglés, Edil Bolívar Cubilla, RPC Radio; René Rizcalla, también en RPC Radio; Eduardo Tejada, Radio TV2 y KW Continente; Carlos García (El Chombito), Néstor de Ycaza, Radio Musical; y Panangel Kuruklis, Radio Metrópolis. Asimismo, en la desaparecida Radio Guadalupe a Héctor
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Manuel Velarde hijo, Fernando Gil y Estéban Quintana, padre; a Chat García, en Radio Mía; Arnulfo De Icaza y Agustín “Chino” Serrano, La Exitosa; Malcolm Ramos, en RPC Radio; Armando Ábrego, RPC Radio; Vicente Sheppert, en X La Panameña, Metrópolis y Radio Guadalupe. Muchas de estas emisoras sólo transmitían en amplitud modulada o A.M., pero eran muy populares. No es el salario que recibes, pues ninguno de mis colegas es millonario, es ese deseo que se tiene de servir y llevar alegría, noticias, entretenimiento y cultura, porque detrás de un programa radial o televisivo hay un mundo de personas, cuyo trabajo muchas veces no es reconocido por del público. Trabajar en esto, implica que siempre el medio es primero y después eres tú. Porque eres lo que eres gracias al medio donde has trabajado y hecho tu carrera, y el día que sales de este, con el pasar de los años nadie se acordará de ti. Solo te quedarán añoranzas y la satisfacción de que al llegar a algún lugar y hablar, alguien reconozca tu voz y diga que eres el de tal estación de radio. Es grato que la gente reconozca tu trabajo y aportes en la radio nacional. Por ejemplo, una vez al llegar hacer un trámite me dijeron: eso no se puede. No obstante al decirle mi nombre, me respondieron: “Tú eres el de RPC Radio, hubieras empezado por ahí”. Las cosas cambian, es como si sacaras una varita mágica. El público, una vez que te reconoce, suele solicitar saludos o complacencias. Es agradable hacer que las personas disfruten de ese momento en que escuchan su canción o se sienten importantes, cuando son mencionados a través de las ondas hertzianas. Tu eres el instrumento para alcanzar esa felicidad. Cuando estoy en la calle y la gente me saluda, me hace sentir bien y me recuerda a mi papá, cuando salíamos juntos y todos lo saludaban. Muchos políticos hubieran querido tener la cantidad de conocidos que él tenía. Él fue un gran ejemplo para mí en cuanto a responsabilidad y disciplina. Lo mismo mi mamá. Nunca me cansaré de decir que tengo la mejor familia.
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Bonitos recuerdos, remembranza del programa “Por el mundo de la Música” y donde invitábamos artistas de todos los géneros, en la foto Joyce y Dhempra, de La Factoría.
Con el pasar del tiempo, estaba en el proceso de adaptación a la desaparición física de mi esposa. Como expliqué, fue una de las etapas más difíciles de mi vida, desde que le detectaron la enfermedad, su padecimiento y partida. Es algo que difícilmente se supera, sobre todo, sabiendo que mi hija ya no era una niña, y que dependía poco de mí; ya había adquirido sus compromisos. Me levanté otra vez, como lo había hecho antes en mi vida. Aunque la sensación que deja esta triste experiencia, era diferente y única. Siempre tuve el apoyo de mi hija que me decía: “Yo te quiero cuidar papá, quiero que vivas conmigo”. Pero uno debe ubicarse en el contexto que le corresponde. No debo estar en medio de su relación matrimonial. No obstante, aunque ella decía que su esposo me quería mucho, yo debo hacer mi vida, sin inmiscuirme en sus asuntos familiares. Al principio me fui donde mi hermana, lugar donde también vivía mi mamá, y me apoyaron mucho. Pero también uno debe ubicarse y saber que no es bueno alterar el patrón de vida de los demás, aunque sean familia de uno. En esos momentos fue cuando conocí a Yimara o más bien reinventamos nuestra amistad de hacía años atrás, cuando ella vivía en el sector de Las
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500, de Bethania. Esporádicamente hablábamos y, sobre todo, me daba muchos consejos; me apoyó y ayudo a ir dejando atrás el momento amargo por el cuál había atravesado con el cambio de rutina y llevándome a descubrir facetas que salían de mi forma tradicional de ver las cosas. Así comenzó el proceso de reconstrucción. Comencé a incursionar en actividades que quizás nunca había hecho, con la idea de que tomara distracción y saliera de ese lado oscuro y triste donde había quedado inmerso con la muerte de mi esposa. De naturaleza innovadora, Yimara viaja a los Estados Unidos para probar suerte, pero nos mantuvimos en comunicación. Y aunque estábamos separados físicamente, a la distancia sus consejos y recomendaciones seguían al día, como si estuviera del otro lado de la calle. Poco a poco se fue haciendo mayor nuestra dependencia y por allí vino la aceptación intrínseca de mantener una relación. A pesar de la distancia que contrarrestaba la dependencia, queríamos estar cerca el uno del otro. El sentimiento se fue haciendo más intenso, y así nació algo más que una relación pasajera. Cuando regresó a Panamá, el distanciamiento surtió efecto en nuestras almas y nacieron muchas cosas bonitas, que nos llevaron a estar juntos. Estuvimos separados circunstancialmente, para proponernos no estar más distanciados en lo quedaba de vida. Ella es una persona cariñosa y aceptada por mi familia, y algo muy importante: mi hija la aprecia, pese a no ser su madre. Se ha ganado el cariño de todos por su actitud, su forma de ser y porque, como dicía mi madre, siempre está pendiente de mí. Esta relación es otra oportunidad que me da Dios, y que ha sido la mejor decisión. Con ella me siento bien. Ya han pasado muchos años desde que dejé la secundaria y comencé a desenvolverme dentro del ambiente de la radio. Ahora que me encuentro en posición de “veterano” de la radio, viene a mi pensamiento la pregunta que después de recorrer bastante trecho en el camino de la vida uno se debe hacer. Como les he comentado, he hecho de todo, incluso, un tiempo 88
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mientras estuve en la escuela, específicamente a finales de la secundaria, como aprendiz de tapicero en el taller ubicado en la parte posterior de la casa del señor Ernesto Williams quien era consciente de que había que hacer algo por la juventud, se dedicó a enseñar el oficio. Muchos muchachos asistíamos, para socializar unos, y para aprender, otros. Entre ensayo y error, porque yo no tenía formación técnica, como aquello de las pulgadas y el manejo de herramientas. Así, me hice tapicero.
Con Rigo El Negro, de los combos nacionales. Su nombre es Rigoberto Caparrosa, y es intérprete de éxitos como “Palo de Mamey”, “Por Irte a Bailar” y “El Increíble”. Se presentó en Tu Mañana, en un concurso de tercera edad, era la final y fue el invitado. Cuando Nicky Latorraca, productor, necesitaba a un artista del patio, servía de puente.
Un día que estaba cortando tela y accidentalmente también corté la cinta métrica que se encontraba debajo de la tela. Pensé: “ahora el señor Williams me va a mandar bien lejos”. Sin embargo, me aconsejó tener más cuidado la próxima vez. La enseñanza del oficio me valió conseguir reales extras, como cuando tapicé los muebles de la hermana de Jimmy Russell, que me ayudaron a financiar unos carnavales. 89
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Fiesta de navidad de Medcom. Aquí con la corresponsal de Colón, Delfia Cortés y el compañero camarógrafo Derek Méndez. Ese año con el tema alusivo a la Selección Nacional de Fútbol. Estábamos en el Mundial de Rusia 2018.
Hay momentos en que uno va encontrando bifurcaciones en la vía, después se pregunta por qué no seguí ese camino y me decidí por otro. Por ejemplo, si me hubiera quedado en la escuela donde hice el primer ciclo, habría menos probabilidades que estuviera aquí ocupando otra posición o haciendo el mismo trabajo. La pregunta más profunda es saber para qué vine al mundo, cuál era el papel que tenía preparado Dios para mí. Por ser creyente, he llegado a comprender que todos tenemos una razón de estar donde estamos. Esta aseveración la podemos comprobar con hechos trascendentales que se dieron a través de toda la historia y solamente se debe pensar, qué hubiera ocurrido, si alguno u otro personaje no estuviera presente en aquel instante. Cualquier suceso, por pequeño que sea, sucediera en ese momento, tendría repercusión en el futuro. Eso hay que tenerlo pendiente.
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¿El trabajo que hago, lo hubiera podido hacer otra persona de mejor manera? Nadie es imprescindible. Si faltas, te buscan un reemplazo; la vida debe continuar, son frases que a estas alturas ya deben rondar por nuestra cabeza. De la manera en que lo haya hecho, es donde radica el detalle. Recientemente, recibí una mención en los premios Salsa Defender, y fue allí que vi la luz al final del túnel. La distinción, honra a las personas que de una manera u otra fomentan el ritmo latino llamado salsa. Como dijo Bobby Cruz en una presentación: “En este momento yo creo que la salsa está derrotada por el reguetón”. Al recibir este premio se me reconoce como una persona que hace esfuerzos para que este género musical no caiga en el olvido y resurja, puedo decirles que ahora está más clara la misión que se me ha encomendado. Así como los locutores de antaño hicieron su trabajo, así como en los años 70, me inculcaron el amor por este género musical, así debo esforzarme en hacerlo. El problema reside en personas que no ven más allá de su nariz. Esa es otra de las misiones que debo realizar para que aquellos incrédulos vean que este ritmo tropical une a los pueblos de América Latina, desde Argentina hasta México. Une a los latinos residentes en los Estados Unidos. Tanta es su influencia, que se escucha en los demás continentes. Otra gran misión que me he encargado de llevar, es la parte didáctica, que era lo que hacían los locutores de antaño, porque estaban informados, investigaban, vivían el momento. A veces uno aprovecha las oportunidades que nos llegan. Esto sucedió cuando querería entrevistar al maestro Richie Ray. Me informaron que tendría un ensayo en Atlapa. Finalmente, me concedió por más de media hora la esperada entrevista, donde le pregunté de todo. Le agradecí la oportunidad y me retiré a casa. 79. Feliz por la entrevista realizada y un poco cansado, estacioné el auto fuera de la casa. Cuando me levanté para ir a trabajar, encontré la ventana de atrás rota y el cassete de la entrevista con otras cosas, había desaparecido.
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Esto sucedió en la barriada Mirador del Pacifico, y no lo volví a entrevistar porque me dio un teléfono fijo y viaja mucho. Esto me enseñó muchas cosas, como por ejemplo, que el valor que tú les das a las cosas, depende de cada persona. Y que a veces cuando uno llega a obtener lo que le ha costado tanto trabajo, otro lo desecha sin tanta complicación. Entrevistas como esta y la que le hice a Bush, tristemente no quedaron registradas para la historia. ¡Esto no me vuelve a pasar más! Cuando algunos de mis seres queridos y amigos entrañables se hayan ido, cuando las personas que están a nuestro alrededor parten, nos percatamos que el fin está más cerca que antes. Sería penoso partir siendo consciente de que no se hizo nada o que los objetivos trazados, algunos sobre la marcha, no se han cumplido. Ahora sé que mi misión ha sido difundir la música como un elemento cultural poderoso que nos une. El asunto no es ser un cambia discos, o un operador de consola, eso va más allá. Además de ser difusor se hace docencia, se comunica y transfiere conocimientos que nos hacen pensar en nuestras raíces, que constituyen nuestra esencia cultural.
Con dos grandes compañeros del deporte, narradores y comentaris‐ tas: Edgardo Vidal y Miguel Remón, en la fiesta de navidad de Medcom. En esta ocasión la temática, era vestimenta hawaiana.
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Buena foto con los cantantes en su momento del Apolo Sound, Samy González , Tito Cruz y Papo Sánchez, en el Hotel Continental, donde se hospedaban para unos carnavales.
Insisto en que aquellas personas que se creen que están en un pedestal y se dedican a manejarse de forma estilizada en los medios de comunicación. Están equivocadas, porque se deben al oyente. Es probable que lo más reconocido por los radioescuchas sea mi voz, las veces que he sido identificado fuera de mi ambiente de trabajo, de la cueva, me hace sentir bien, porque el mensaje está llegando. Con todos los momentos difíciles por los que he atravesado, me pregunto si cada vez que detrás de un micrófono emito un mensaje positivo, pese a estar mal físicamente o deprimido por cualquier situación de mi vida, vale la pena. La respuesta es afirmativa. Esa es mi misión. Recuerdo aquella canción que hiciera famoso Héctor Lavoe “El Cantante”. Se pudiera hacer una versión del locutor. Si te caes, te sacudes el polvo o te limpias el lodo y a seguir con tu trabajo, como lo has hecho, con amor y empeño. Lo importante es destacar la presencia de Dios en mi vida. Me confieso creyente; debo admitir que lo que ha sucedido es porque Dios así lo ha dispuesto, dándome la oportunidad en el
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momento de escoger el camino y con ello aceptar las consecuencia de mis actos. También me ha dado la capacidad de seleccionar lo bueno de lo malo, según mi escala de valores, que a su vez son consecuencia de todas experiencias que Dios ha puesto en mi camino.
Aprovechando la llegada de Roberto ”Manos de Piedra” Durán a RPC Radio, ¿quién no se quiere tomar una foto con nuestro campeón?.
Recientemente asistí a la misa de despedida de uno de aquellos compañeros de la infancia. En su tarjeta de recordatorio había una carta abierta, que probablemente él no escribió, porque en el contenido decía algo más o menos así: “las cosas fueron tan rápidas que no tuve tiempo de despedirme. El gesto de creer que efectivamente quiso despedirse de todos los que asistimos a aquella ceremonia, es una bella ilusión, pero en realidad es una experiencia para seguir aprendiendo en la vida. Y es que estando ya en el hospital, lo fui a visitar y después de haber compartido con él y muchos otros compañeros de infancia, recordé que cada uno agarró por su camino, como pasa con todos, nos olvidamos que estamos de paso, y al final, si es que tenemos suerte, comprendemos que el que se fue, lo hizo para siempre y el que no, aún sigue entre nosotros. Con complicaciones físicas que nos hacen ver cuán frágiles
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somos, compartimos aquella tarde y recordamos los viejos momentos en los cuales hicimos tantos planes, con su risa de trueno y a carcajadas, rememorando experiencias. Soltamos las carcajadas de alegría en aquel momento en el hospital y volvimos a ser, por un momento, los adolescentes que habíamos sido. Antes de irme me dijo que su familia no era numerosa, por lo que estaba solo. Le comuniqué que volvería a visitarlo el sábado, pero ese día no llegó para él. Esto se puede ver desde dos puntos de vista: el que parte y el que ve partir. Todo es relativo, algún día estaremos allí, señaló el párroco, con el fin de que pensáramos en ello. Sin embargo, después de meterle mente, me pregunto por qué la gente se distancia, por qué nos olvidamos que tenemos un destino seguro, por qué no nos centramos en el rol que se nos ha encomendado. Ha sido un designio de Dios el poder haber compartir con todos ustedes, para ayudarme en mi formación, y con ello, ejercer la profesión que amo y forma parte de los pilares de mi vida. Si tuviera la oportunidad de volver al pasado y escoger una profesión, volvería a ser lo que soy. Siento que lo que estoy haciendo, lo hago bien, por todas las cosas buenas que he cosechado a lo largo de mi carrera. Cosas que forjé en base al sacrificio. Ya les conté que tuve otros trabajos que no tenían nada que ver con mi carrera, pero la necesidad me llevó a ello. No obstante, nunca abandoné mi profesión. Aunque trabajaba poco tiempo en la radio, nunca la dejé, hasta lograr el cometido inicial: dedicarme de lleno a la radiodifusión. Me siento realizado, no solo con mi labor en la radio, sino en todo lo que tiene que ver con la comunicación, ya que he trabajado en periódicos y en la televisión también. Tuve la libertad de escoger de entre tantas opciones la carrera que he ejercido y con ella la responsabilidad de esmerarme en el trabajo que hacía, al punto de que ha habido una ganancia, comparando el desempeño final con el inicial.
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Emociones como la ansiedad, desesperación, serenidad, han hecho que vaya labrando el significado de la vida para mí. Mi esencia está ligada a Dios, la patria, mi familia, los amigos y mi profesión. Si alguno de estos elementos faltara, no sería quien soy. Han sido mis actos los que han determinado quién soy y hacia dónde voy. Reitero, no he sido obligado a hacer lo que he hecho, ha sido determinación propia. Esa es mi ética, fuera de las creencias, que no están intrínsecamente en mí. Se me ha dado la facultad de escoger libremente en lo que creo y lo que deseo hacer. Las experiencias no hacen cambiar a las personas inmediatamente. Es un proceso que toma años. Soy consciente de que ese es mi caso. No me quejo de lo que soy. Gracias al aporte de todos los que me han acompañado en este viaje. Si volviera a nacer, lo reitero, volvería a ser locutor.
Premio Mundial a la Excelencia Periodística, otorgado a Victorio Sánchez por La Unión Hispano Mundial de Escritores PERU UHE, representada en los cinco continentes. Es un circulo de humanistas y profesionales en general que trabaja para la paz y justicia social en el mundo.
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