RECTOR
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BOLETÍN 379
EXPERIENCIA DE LA ESCUELA DE CATEQUISTAS Tema Central ISSN 1390 - 4094
Julio - Agosto 2013 Boletín
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RECTOR
MAYOR
Director: P. Javier Herrán boletin@salesianos.org.ec
Diseño de maqueta: Patricio Llivicura Piedra
Lic. Marcelo Mejía, Delegado para la Comunicación Social
Diseño, diagramación: Vicente Condo Z.
Editora: Tatiana Capelo comunicacion@salesianos.org.ec
Ilustración: Eduardo Delgado P.
Consejo Editorial: P. Javier Herrán, Lic. Tatiana Capelo, Sor Lupe Erazo, fma Colaboradores: Agencia ANS P. Juan Bottasso, sdb P. Domingo Bottasso, sdb P. Pedro Creamer, sdb P. Marco Díaz, sdb P. Alejandro Saavedra, sdb P. Juan Cárdenas, sdb Luis Álvarez Rodas Pablo Farfán Hna. Elsa Hallon Burgos, hsc María de Lourdes Amador, DS Karina Yépez A., SSCC
Impresión y Distribución: Centro Gráfico Salesiano - Cuenca Telf.: 072 83 17 45 - Ext. 20115 (distribucion@salesianos.org.ec) Suscripciones: boletin@salesianos.org.ec Boletín de la Familia Salesiana del Ecuador Publicación Bimestral N.° 379 Tiraje: 9100 BS: Madrid E12-68 y Andalucía Apartado 17.01.2303-Quito Teléf.: 256 64 84 ext. 108 Fax: 254 14 36 www.salesianos.org.ec
Corrección y estilo: Marcia Peña Andrade
Nuestra portada Editorial
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Rector Mayor Lo que santifica no es el sufrimiento sino la paciencia
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Memoria histórica Programa Académico Cotopaxi
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Experiencia educativa Instituto Niño Jesús de Praga
Reflexionemos Dios le libró de morir en África para que trabajara en Ecuador Perfil Bethy Rodríguez
Voluntariado salesiano El Voluntariado juvenil y misionero: un espacio de aprendizajes Familia Salesiana 45.° aniversario ADS
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Tema central Una experiencia en clave evangelizadora
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En la Mitad del Mundo
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Vida nueva
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Misiones ¡¡Los caminos de Dios son insondables!!
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Educación Humanismo salesiano
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Mundo salesiano
Formación El Año de la Fe (3)
Santidad Causa de beatificación del P. Carlos Crespi Croci, sdb Laura Vicuña
EXPERIENCIA DE LA ESCUELA DE CATEQUISTAS Tema Central ISSN 1390 - 4094
Julio - Agosto 2013
Ofrecer procesos sistemáticos de formación inicial y permanente a los catequistas de las obras salesianas y de las Iglesias locales, para ayudarles a vivir su vocación y su misión como servicio a la Iglesia y a las comunidades es el objetivo de la Escuela de Formación de Catequistas Bartolomé Garelli. Es una propuesta dirigida a las personas que deseen aprender más sobre cómo enseñar catequesis a niños y jóvenes ecuatorianos.
http://goo.gl/FTsX6
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Editorial P. Javier Herrán G., sdb Director Boletín Salesiano
El Rector Mayor, en la presentación del Aguinaldo 2014 nos hace el llamado y la invitación a comprometernos en ahondar en la experiencia espiritual de Don Bosco, su perfil interior, para descubrir al «Don Bosco místico» para que podamos imitarlo viviendo una práctica espiritual con identidad carismática. «Sin apropiarnos de la experiencia espiritual vivida por Don Bosco, no podemos ser conscientes de la nuestra propia, solo entonces seremos discípulos y apóstoles del Señor Jesús, teniendo a Don Bosco como modelo y maestro de vida espiritual». Este tercer año de preparación al Bicentenario del nacimiento de Don Bosco lo dedicaremos a conocer y profundizar su caridad educativo-pastoral, acudiendo a las fuentes de la espiritualidad de Don Bosco. El carisma vivido en el Oratorio se identifica con jóvenes a los que siempre hemos tenido como ejemplos. El Centro Salesiano de Publicaciones Pastorales «José Ruaro» ha editado la biografías escritas por Don Bosco de los santos jóvenes: Miguel Magone, Domingo Savio y Francisco Besucco; he aquí ya una fuente de la espiritualidad juvenil salesiana en la cual inspirarnos para profundizar su estudio. En este mismo marco, el P. Carlos Crespi, que arribó a nuestro país para sembrar en tierras ecuatorianas su evangélica caridad y sus ejemplares virtudes, nos ha dejado un gran legado, y dentro de su proceso de beatificación y canonización nuestra Inspectoría ha editado su biografía. Además, ha publicado un estudio crítico de sus cartas y ha producido un video documental que recoge su vida. Insumos que nos harán profundizar en el legado que Don Bosco nos dejó. Desde el BS les invitamos a formar parte de este gran trabajo conjunto que se propone a la Familia Salesiana para redescubrir al Don Bosco con Dios. Llenar las obras salesianas de Dios al estilo de Don Bosco es la meta de este tercer año del Bicentenario; en esta tarea están a nuestro lado los santos salesianos de todos los tiempos, con especial presencia los que hemos conocido y experimentado con ellos el camino de la espiritualidad salesiana.
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RECTOR
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DON BOSCO EDUCADOR
PASCUAL CHÁVEZ VILLANUEVA
Don Bosco NARRA
SANTIFICA
LO QUE NO ES EL SUFRIMIENTO SINO LA PACIENCIA Volviendo de Barcelona y de París Esa noche de 12 de mayo de 1886 había llegado a Grenoble cansado y deshecho tras un largo viaje que, en tres meses, me había llevado de Turín a Francia y España. Auténtico tour de force, porque en Roma la construcción del templo en honor del Sagrado Corazón no adelantaba por falta de fondos.
y, mejor dicho, mucha caridad enriquecida con el condimento de san Francisco de Sales: la dulzura, la mansedumbre».
Una charla familiar y algunas revelaciones
Fundándome en la experiencia que estaba haciendo y con una apertura que sabía aceptada, anticipaba una espontánea objeción de ellos y me abría confiadamente diciendo: «Me doy cuenta yo también que cuesta. Y no crean que sea la cosa más agradable del mundo quedarse toda la mañana clavado dando audiencia o quieto en la mesa la tarde entera para despachar todos los asuntos, las cartas, etc. Les aseguro que muchas veces yo también me iría con mucho gusto a respirar aire puro y tal vez buena falta me haría… No crean que no me cuesta también a mí, después de haber encargado a alguien un asunto o tras haberle confiado un asunto delicado o urgente, no hallarlo ejecutado tempestivamente o encontrarlo hecho mal, no me cuesta también a mí mantenerme sereno: les aseguro que a veces hierve la sangre en las venas, un hervidero domina todos los sentidos. Pero ¿qué? ¿Perder la paciencia? ¿Qué se saca? No se obtiene que la cosa no hecha se haga, ni tampoco se corrige con la furia». Y acababa con un pensamiento muy querido para mí: «Lo que sostiene la paciencia debe ser la esperanza. Esta nos sostenga, cuando la paciencia quisiera faltarnos».
Recuerdo que a mis salesianos les había explicado en una charla el significado de la palabra «paciencia», y lo había hecho refiriéndome al verbo latino «que significa padecer, sufrir, hacernos violencia». Y subrayaba con mucho realismo: «Si no exigiera trabajo, ya no sería paciencia». Después añadía: «Hace falta mucha paciencia
Más de una vez me he dado cuenta que no he sido comprendido, antes bien, alguien me ha criticado duramente por el método con que (especialmente en los primeros años) formaba a mis futuros salesianos. Puedo justificarme afirmando que estaba roturando un camino nuevo. Llevaba adelante una experiencia
Había sido amablemente recibido por el rector del seminario quien, preocupado al ver mi lamentable agotamiento, me había dirigido fraternales palabras de aliento: «Reverendo Padre, nadie mejor que usted sabe cuánto el sufrimiento santifica». A lo que yo me había permitido corregirlo, afirmando que «lo que santifica no es el sufrimiento, sino la paciencia». No era una frase dicha solamente por decir, era la síntesis de mi existencia, trabajada y sufrida: 71 años que pesaban en ese momento en mis hombros y me habían reducido a «un ser muerto de cansancio», como pocos días antes me había definido el autorizado Dr. Combal en Montpellier, cuando había venido a visitarme, repitiendo las mismas palabras que me había dicho en Marsella en marzo de 1884.
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RECTOR enteramente diversa, pero no caminaba a ciegas. Me bastaba prudentemente lo posible, aunque la mirada mía se dirigiera más allá. Algunas décadas más tarde, volviendo a leer el camino recorrido y recordando los desafíos enfrentados, decía: «Muchos clérigos por la mañana se quedaban en la cama, algunos no iban a clases, no se hacía la lectura espiritual, no la meditación… Yo veía todos esos desórdenes y dejaba que se continuara como se podía. Si hubiera querido eliminar todos los desórdenes de una vez, habría debido cerrar el Oratorio y despachar a todos los muchachos, porque los clérigos no se habrían adaptado a un serio reglamento y se habrían ido todos. Yo veía que de esos clérigos, también despistados, muchos trabajaban con gusto, tenían buen corazón, óptima moralidad y, superado ese espasmo de juventud, me habría luego ayudado mucho. Y debo decir que varios de los sacerdotes de la Congregación, que eran de ese número, ahora están entre los que trabajan más, que tienen el mejor espíritu eclesiástico, mientras entonces se habrían ciertamente retirado antes que sujetarse a ciertas reglas restrictivas… Si para que todo marchara perfectamente me hubiera reducido a un pequeño grupo, no habría concluido nada». El arte de saber esperar Como buen campesino había sabido esperar, aprendiendo a practicar la lección de la paciencia. Recordaba haber escuchado muchas veces de mi mamá el refrán, lleno de sabiduría: «Caminando se le compone la carga al burrito». Era el sistema de transporte más común, seguro y económico. Se distribuía el material, en partes y pesos iguales, a los costados del animal, en dos alforjas o cestos. Durante el viaje, los inevitables sacudones acababan por arreglar definitivamente la carga. Este recuerdo de mi infancia me hacía decir más tarde: «Cuando yo encuentro una dificultad hago como el que, yendo por el camino, lo encuentra bloqueado de repente por una gruesa peña. Si no logro eliminarla, le paso por encima o le doy la vuelta. De otra forma, dejando sin terminar el trabajo comenzado, para no perder inútilmente tiempo esperando, echo mano inmediatamente a otra cosa. Pero nunca pierdo de vista lo que interrumpí. Mientras tanto, con el tiempo las cosas maduran, los hombres cambian, las dificultades se allanan». Hacia el final de mi vida, aumentando el número de los hermanos, se había vuelto imposible escribir per-
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sonalmente dos renglones a cada uno de ellos. Dirigí a todos mis salesianos una circular para desearles un año bendecido por el Señor y rico de numerosas iniciativas. En 1884 (6 de enero) escribía: «¿Queremos ir al Cielo en coche? Nos hicimos religiosos no para gozar, sino para ganarnos merecimientos –a través del sacrificio– para la otra vida. ¡Ánimo, por tanto, queridos y amados hijos, adelante! Nos exigirá trabajo, nos costará sudores: nosotros contestaremos. Si nos atrae la magnitud del premio, nada pueden asustarnos las fatigas que debemos enfrentar para merecerlo». En Valdocco la muerte estaba en su casa. Pero no reinaba el clima tétrico, de plomo, descrito por ciertos autores. Cada mes les ofrecía a mis chicos y a los salesianos el Ejercicio de la Buena Muerte, una práctica de piedad que ya existía. Era como zambullirse en el misterio solemne de la eternidad. Yo, el educador de la alegría y de la sana diversión, predecía con mucha naturalidad las muertes inminentes de muchachos, no para asustarlos, sino para aumentar su amor a la vida. Lograba difundir la paz también cuando hablaba de la muerte, porque la última palabra era sobre el paraíso. De él hablaba como un hijo habla de la casa de su propio padre. Los muchachos que morían en Valdocco hablaban con sencillez y convicción del paraíso como de su casa, aceptaban encargos de los compañeros y de los mismos educadores, exhalaban el último aliento con la sonrisa en el rostro. Recordaban sin duda una frase que yo amaba repetir: «El paraíso lo paga todo». La muerte se volvía una irresistible llamada a la bondad de un Dios que perdona, que acoge a sus hijos y hace fiesta con ellos. Gracias a mi formación no era muy inclinado a aceptar formas exteriores de penitencias exageradas. Tuve que frenar a ese santo muchachito llamado Domingo Savio y le prohibí cualquier tipo de mortificación. Le permití solo «soportar con paciencia los insultos si alguien te insultara, soportar con paciencia el calor, el frío, el viento, la lluvia, el cansancio y todas las dificultades de salud que Dios permitirá». Era lo que aconsejaba a todos: «Para copiar en sí mismo los padecimientos de Jesús, los medios no faltan: el calor, el frío, las enfermedades, las personas, los acontecimientos. Contamos con los medios para vivir mortificados». Sintetizaba mi pensamiento con esta expresión: «La cruz no es suficiente besarla; hay que llevarla».
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«Para nosotras educar es motivar, el acompañar el crecimiento integral de la persona y su compromiso en la creación de una sociedad basada en el amor, la justicia y la paz como construcción del Reino de Dios, que es fruto de la Pascua de Cristo» Constitución Art. 25.
elebrar el 50 aniversario del INSTITUTO NIÑO JESÚS DE PRAGA, ha significado hacer memoria histórica del esfuerzo constante por rescatar la historia de este territorio educativo que ha dado a la sociedad honestos ciudadanos y honrados cristianos, cobijados por el lema de la pedagogía salesiana del amor, razón y religión. La crónica nos indica que la Escuela Niño Jesús de Praga, se recibió el 15 de septiembre de 1963, gracias a la generosidad que hizo la comunidad religiosa del Buen Pastor en la persona de la madre María de la Eucaristía quien regentaba esta escuela anexa al Colegio María Eufrasia; desde años atrás y desde entonces empezó a echar raíces de bondad y de amor hacia su patrono el Niño Jesús de Praga. Pero junto a esta realidad, nuestro recuerdo se adentra también a quienes aportaron a la continuidad de su identidad y a la proyección y desarrollo de la insipiente institución, nos referimos a la persona del padre Jorge Baylach, ecónomo de la comunidad de Padres lazaristas y al ilustre hacendado de Cayambe, Sr. Cristóbal Bonifaz, intermediarios entre la comunidad donante y nosotras las beneficiadas a quienes con imparcialidad histórica podemos decirles con orgullo que su esfuerzo valió la pena porque las Hijas de los Sagrados Corazones bajo el calor del pensamiento pedagógico del Padre Luis Variara heredado de Don Bosco, se comprometieron desde ahí, a crecer para escribir su historia. Desde este 15 de septiembre hasta la fecha, han pasado muchos recuerdos gratos: el año lectivo se inicia con 225 niñas en la sección primaria y 19 jóvenes para el primero del curso oficial de Corte y confección.
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Este mismo año se recibe la visita del Inspector de Educación quien comprueba la funcionalidad de las aulas y se obtiene el permiso oficial del Ministerio de Educación. La mañana luminosa del 2 de febrero de 1979, con júbilo se realiza la ceremonia de la colocación de la PRIMERA PIEDRA para la construcción del nuevo edificio. Alrededor de las miradas inocentes de las niñas se congregan personajes ilustres de la Iglesia para dar gracias a Dios en solemne Eucaristía. Monseñor Pablo Muñoz Vega, arzobispo de Quito, es el celebrante principal y con él, Mons. Geovanni Ferrofino, nuncio apostólico, Lcdo. Alfonso Arroyo, ministro de Educación. El 26 de julio de 1980, la alegría invade el corazón de toda la familia educativa, se inaugura el nuevo edificio, confortable, acogedor y funcional, se bendice la estatua del Niño Jesús de Praga y se la coloca en lo alto de la terraza para que sea el custodio permanente de los niños, niñas y jóvenes. Han pasado cincuenta años y la Institución que nació con el propósito de educar a la niñez quiteña puesta su mirada en el educador por excelencia Cristo Jesús, rememora esta noble tarea realizada con esfuerzo, esmero y confianza en Dios. La coeducación se abre con optimismo y decisión desde el año 1978, son ellos y ellas que juegan juntos, se educan juntos, crecerán y se multiplicaran porque también son los exalumnos los que al hacerse hombres y mujeres maduros, profesionales de la industria, y de la ciencia, artesanos y amas de casa los que traen hoy a sus hijos a su querida escuela y… vienen de lejos: La Bota, El Comité del Pueblo, Cumbayá; entre otros, del norte y del sur.
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Por eso con satisfacción misionera renovamos el camino y con mente positiva a pesar de las dificultades, nos sentimos responsables del desarrollo social, cultural y religioso de nuestros destinatarios, su familia y su entorno al servicio de los más pobres y enfermos para compartir juntos éxitos y esperanzas. No podemos olvidar la contribución de la familia, propulsor del adelanto material y físico de la institución. Resaltamos el apoyo sencillo y lleno de sensibilidad de la hija de los Sagrados Corazones, quien con intuición y ternura brinda un proceso de acompañamiento integral a las familias débiles o rotas por la migración, la pobreza o el desempleo. Reconocer el impulso dado por el personal docente que vive su misión con auténtico testimonio de vocación cristina y apostolado profético es un deber cristiano. Gracias a todas las hermanas directoras, que han pasado por este centro educativo, quienes sintiendo en su corazón el ardor misionero de Jesucristo y su fundador, se dieron y se dan a la delicada tarea de educar buscando creativamente la manera de hacerla cada día más grande. Nos ha inspirado siempre el principio de la excelencia, único camino que asegura la permanencia de la Institución, por eso desde siempre, por siempre y para siempre tenemos razones para estar orgullosas de lo alcanzado a través de la historia y los retos que tenemos enfrentar. Es notable el adelanto que la Institución va adquiriendo con el pasar del tiempo y gracias al entusiasmo y entrega de los miembros de la comunidad educativa se evangeliza a los estudiantes, padres de familia y docentes, haciendo conocer la vida, misión y carisma del Fundador Padre Luis Variara, sdb. Y que a lo largo de estos cincuenta años se han recogido frutos sazonados con ingredientes de bondad salesiana, bien sabemos todos que la educación es cosa del corazón.
Durante el año, los niños y niñas se preparan para la recibir los sacramentos de iniciación cristiana, se celebran las jornadas marianas, festejos patronales, la consagración de los pequeños al Niño Jesús de Praga y los del último año a María Auxiliadora y algo importante, se afianza cada vez más la sensibilización y solidaridad por el enfermo de lepra, misión prioritaria de las Hijas de los Sagrados Corazones. Y no podía faltar el gozo de los triunfos en certámenes académicos, culturales, deportivos, mingas, autogestión que nos permite sentirnos en familia y juntos salir adelante. Nosotras religiosas somos conscientes y compartimos la preocupación por entregar una educación que asegure condiciones de equidad y calidad para nuestros estudiantes, que puedan obtener aprendizajes que les permita ampliar sus oportunidades de integración social para lo cual se requieren criterios que hagan posibles los objetivos y metas propuestas. En este proceso nos proponemos incorporar paradigmas pedagógicos que acrediten un aprendizaje significativo el cual profundiza una experiencia individual y grupal. Desde esta doble perspectiva creemos que el interés y la motivación en la familia facilitan la creación de actitudes y valores de nuestros estudiantes. La educación católica frente a la creciente crisis de valores, el subjetivismo, el relativismo moral, y las profundas innovaciones tecnológicas nos impulsan a una renovación valiente apoyadas en la herencia valiosa, practicada fielmente por nuestro fundador. En esta celebración cincuentenaria, se desarrollaron diferentes actividades religiosas, culturales, académicas. Se culminó con la solemne Eucaristía presidida por monseñor Danilo Echeverría, responsable de educación, y la sesión solemne, en el salón de la ciudad. Hna. Elsa Hallon Burgos, hsc
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MEMORIA HISTÓRICA
PROGRAMA ACADÉMICO COTOPAXI (PAC) valiosa experiencia pedagógica
El Programa Académico Cotopaxi organiza la formación de docentes interculturales bilingües a nivel de licenciatura; al momento cuenta con cerca de quinientos estudiantes graduados que se encuentran laborando en diferentes espacios educativos de varias provincias del país. Los orígenes del PAC los encontramos en el Sistema de Escuelas Indígenas de Cotopaxi que trató de responder a la necesidad vital de la población indígena de aprender a leer y escribir y especialmente las matemáticas, para saber administrar sus propias cuentas y evitar ser víctimas de abusos y explotación por parte de los blancos. El P. Javier Herrán crea la primera escuela indígena en la comunidad de Guayama, parroquia de Chugchillán (1976) y a continuación la de Saraucsha, parroquia de Zumbahua. Esta experiencia se va ampliando a otras parroquias y cantones. Se establecen cuatro niveles: preescolar, escolar, media y alfabetización. En 1991 se siente la necesidad de profesionalizar a los docentes indígenas con una instancia de instrucción superior que garantice la formación pedagógica de los docentes.
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MEMORIA HISTÓRICA
La idea de crear una Universidad Indígena es desechada por su imposibilidad y se decide integrarse a la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) en los programas de docencia parvularia, docencia básica y media y desarrollo comunitario. El programa se inicia en 1994 en Zumbahua. El Programa atraviesa por dos períodos: el de consolidación y el de institucionalización. En el 2003 se decide cambiar la sede del programa a la ciudad de Latacunga en busca de mejorar la infraestructura y ampliar la cobertura a otros grupos sociales.
Concluyendo podemos afirmar que el PAC es una de las experiencias pedagógicas más ricas y valiosas en el campo indígena cuyo aporte no solo es el número de docentes formados, lo que de por sí constituye un logro importante, sino con la calidad de su preparación, aspecto de trascendental importancia a la hora de impulsar procesos educativos volcados a la formación de seres humanos integrales que luchen por dignificar sus vidas y por construir un mundo más humano y justo.1 P. Pedro Creamer, sdb Archivo Histórico Salesiano
En los más de dieciséis años de vida, el PAC ha preparado y profesionalizado a un número importante de docentes que han contribuido a sostener y dar forma a los procesos de educación intercultural bilingüe de las zonas indígenas y laboran actualmente en las Direcciones Distritales y Zonales de Educación y en organizaciones no gubernamentales. Además de la contribución al área pedagógica, el PAC ha contribuido con agentes que han desempeñado un papel protagónico en varias entidades sociales locales y provinciales. Pero uno de los objetivos más importantes cumplido por el programa ha sido el que los estudiantes recuperen su identidad indígena y fortalezcan su autoestima como tales. Conexo a esto está el tema de la valoración de la lengua y la cultura.
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Cfr. “Los salesianos, la educación superior y los pueblos indígenas”, Sebastián Granda Merchán- Aurora Iza Remache.
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REFLEXIONEMOS
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l 17 de agosto de hace cincuenta años moría un gran misionero, el obispo Domingo Comín. Una amplia avenida de Guayaquil lleva su nombre; no por nada, en la capital de Guayas inició su labor en Ecuador y en ella terminó sus días. En la misma ciudad, entre otras cosas, fundó el Colegio Cristóbal Colón. Pero más de cuarenta años los pasó en Morona Santiago, al frente del Vicariato Apostólico de Méndez. Antes de ser destinado al Ecuador y de ser ordenado sacerdote, había prestado servicio militar en África como telegrafista y, en 1895, durante la desafortunada aventura italiana en Etiopía, había salvado la vida de milagro. Destinado a la zona de combate, a última hora había sido sustituido por un compañero que fue masacrado, juntamente con todo el cuerpo de expedición. En dos ocasiones fue inspector de los salesianos del Ecuador. Estaba desempeñando este
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cargo cuando el Vicario Apostólico de Méndez, Santiago Costamagna, anciano y enfermo, presentó al Papa su renuncia y se retiró a Argentina. Domingo Comín, llamado a sustituirlo, encontró las misiones en un estado calamitoso. La expulsión de los salesianos a mano de la Revolución liberal y después las enormes limitaciones impuestas por la misma, unida a la prohibición de traer personal extranjero, mantenían al Vicariato en una condición de permanente agonía. Añádase la sensación de una total esterilidad del trabajo con los shuar. En efecto la etnia, todavía segura de sí misma, y firmemente apegada a sus tradiciones, no sentía la necesidad de abrirse a extraños y limitaba los contactos con el mundo exterior a algunos intercambios comerciales. Quedó célebre la expresión de monseñor Comín en su primera audiencia con el papa Benedicto XV, que le preguntaba sobre los
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progresos de la misión: «Santidad, estamos regando un palo seco». «Sigan con el método de Don Bosco, habría contestado el Papa, y el palo florecerá». Las cosas, efectivamente, a los pocos años comenzaron a cambiar y cuando, en 1958, el obispo pidió un auxiliar y se retiró de la responsabilidad directa, el panorama del Vicariato era irreconocible. Los centros de misión se habían multiplicado, los internados shuar estaban en su punto de máximo florecimiento, varias cabeceras, pobladas por colonos, se había convertido en capitales de cantones; Morona Santiago figuraba como una de las provincias más alfabetizadas del país. Él tuvo la suerte de contar con el auge vocacional que caracterizó el ambiente europeo después de la Primera Guerra Mundial, que le permitió llenar el Vicariato de personal joven. Tuvo, además algunos colaboradores de temple excepcional. Desde 1923 el paso por las misiones del padre Carlos Crespi tuvo el efecto de un huracán benéfico: animó al personal desmoralizado, exploró el territorio, elaboró proyectos, con algún subterfugio introdujo personal extranjero, organizó exposiciones etnográficas, rodó la primera película realizada en el Ecuador. Su preocupación era la de dar a conocer las misiones en el país y en el exterior y de recolectar fondos. Otro gran misionero que llegó de Italia junto con el padre Crespi fue el padre Juan Vigna, a quien se debe la implementación de las sólidas estructuras que permitieron al Vicariato fortalecerse y prosperar, y el establecimiento de un contacto fructífero y permanente con las autoridades civiles. A él se debe la creación de la fórmula, aún vigente, de la educación fisco-misional.
A lado de los dos nombrados, hubo una pléyade de hombres y mujeres (hijas de María Auxiliadora) que gastaron literalmente su vida en las selvas amazónicas, con una entrega total. Nombrar, aunque sea los más notables, ocuparía un espacio de que este artículo no dispone. El gran mérito de monseñor Comín es el de haber sabido armonizar todas estas fuerzas, unificándolas hacia la realización de un objetivo común: implantar la Iglesia local. No fue un mérito pequeño, si se tiene en cuenta que hablamos de una época en que las comunicaciones eran dificilísimas, el Estado casi ausente, los medios económicos sumamente escasos y el personal muy heterogéneo, por su origen y formación. En esto a monseñor le ayudó su carácter, que le permitió hacerse querer. Era un hombre de porte distinguido, pulcro, amable, buen conversador, capaz de salpicar el discurso con anécdotas graciosas y chistes de buen gusto. Su predicación era agradable, aunque no se lo podía calificar como elocuente, en el sentido clásico. A pesar de no tener una salud de hierro, supo afrontar valientemente los interminables recorridos a pie y a caballo, para visitar las diferentes misiones y comunidades. Buen conocedor de las Escrituras, era hombre de oración y de vida interior. Sus restos descansaron por un tiempo en la Catedral de Guayaquil, hasta que fueron trasladados a Macas, a la cripta del Santuario de la Purísima. P. Juan Bottasso, sdb
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PERFIL
Bethy Rodríguez Doctora-misionera laica
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n el año 1993, Bethy era una doctoramédica recién graduada que hacía sus primeras prácticas en la ciudad de Macas. En Wasak’entsa, misión recién fundada en territorio achuar, los salesianos que trabajábamos allí teníamos muchas necesidades en el campo de la salud para atender siquiera en algo la población del sector. En una de mis salidas a Macas comentaba esta situación al párroco de entonces P. Vigilio Barbessi, preguntándole si no conocía alguna enfermera que tuviera el valor de venir a trabajar en Wasak’entsa. El padre me dijo: «Enfermeras no, pero hay una doctora muy buena con ideales misioneros que está en estos días colaborando aquí en la parroquia, a más de su trabajo profesional». Le rogué que me la buscara para hacerle la propuesta. Así fue. Mi intención era invitarle a conocer el lugar, para que en un segundo momento decidiera si lo veía conveniente venir para trabajar. El lugar era uno de los más aislados de nuestras misiones, sin comodidad ninguna (ni luz, ni agua en casa, ni servicios...), un clima fuerte por el calor, mosquitos, niguas, paludismo, leishmaniasis. Le describí todo esto, cargando tal vez un poco las tintas para no engañarla presentándole las cosas fáciles. Pero la Dra. Bethy enseguida reveló su carácter decidido y arriesgado por el bien de los marginados y me dijo: «Dejo el trabajo que tengo aquí en Macas, me voy a Piñas a despedirme de mis papás, y de una vez entro para quedarme». Traté de decirle que no tomara decisiones demasiado apresuradas; pero yo no conocía su fuerza de voluntad y su capacidad de entrega incondicional. Vino y se quedó a trabajar entre los achuar, ¡por veinte años! Prácticamente hasta el 13 de ju-
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nio 2013 cuando el trágico accidente aéreo no las quitó para siempre. En un primer tiempo trabajó como voluntariamisionera atendiendo los enfermos, y también colaborando en las clases y en el cuidado de las señoritas achuar internas en la misión. No tenía dificultad en pasar del botiquín a la cocina, a la clase, a la chacra, su única preocupación era servir y ayudar. No tenía sueldo del Estado, y de la mínima bonificación que recibía de la Misión para sus cosas personales, muchas veces mensualmente devolvía una parte para contribuir al mantenimiento de la obra que recién empezaba. Esta situación se prolongó por años. Por fin, el Ministerio de Salud le concedió un contrato de trabajo y pudo tener un poco más de posibilidades. Su trabajo se concentró cada vez más en el campo de la salud, que era realmente su vocación, y de Wasak’entsa pasó a Wámpuik’, más adentro, en donde con ayuda de una fundación suiza construyó un puesto de salud modelo. Para atender a los enfermos no tenía límites de horario: en el dispensario, en las casas, o donde fuera, y cuando los casos lo merecían los acompañaba a los hospitales de Macas y hasta de Cuenca. Los achuar, después de un primer momento inevitable de observación para conocerla, depositaron en ella toda su confianza. Aun así tuvo que sufrir y tener mucha paciencia por motivo de los prejuicios culturales en la interpretación de las enfermedades consideradas como efectos de uwishin (brujos), motivo por el cual la continuidad y regularidad de los tratamientos muchas veces eran dejados de lado.
PERFIL
Después de formar su hogar cristiano con el Sr. Vicente Molina, hombre de grandes ideales de servir y de una disponibilidad incondicional para ayudar a los marginados, fue bendecida con la presencia de Yaanua y David, sus dos hijitos, para atención de los cuales, mientras estaban pequeñitos, tuvo que pasar un tiempo en Macas, a pesar de que su intención hubiera sido quedarse con toda la familia en Wámpuik’. Regresó a la zona achuar, Wasak’entsa, construyendo, nuevamente con el apoyo de la fundación suiza un puesto de salud de primera con todas sus dependencias, y muy entregada y apreciada trabajó aquí los últimos años. En 2013 aceptó pasar a Taisha con el encargo de la coordinación de la salud de toda la zona achuar. Su deseo era poder desde allí llegar a un mayor número de personas y organizar de la mejor manera los puestos de salud, botiquines, campañas de vacunación, seguimiento de casos más persistentes, etc. Este fue su último trabajo en el que puso todas sus cualidades de organizadora y de persona totalmente entregada. Apenas se supo del grave accidente aéreo, vi achuar –tanto hombres como mujeres– llorar a lágrima viva como si se hubiera muerto su propia madre; habían visto en ella no una simple profesional, sino una persona que hizo propios sus problemas y se entregó totalmente hasta inmolar su propia vida el 13 de junio de 2013 al lado de la pista S. Marcos Taisha. Su motivación no fue nunca pura filantropía, sino todo lo que hacía brotaba de una profunda fe. Siempre que podía participaba en la Misión en la santa misa (5:30 a. m.) y a veces también al rezo de las horas; a los pacientes cristianos y no, los invitaba a tener confianza en el Señor de la vida y animaba a los familiares a no pensar en venganzas cuando la ciencia no alcanzaba a tener resultados positivos y se llegaba a desenlaces fatales con la muerte. Creo que figuras así son muy poco comunes, pero son luces que indican caminos y metas para todos y especialmente para los trabajadores de la salud
cuyo reto es servir con calidad y calidez a los enfermos especialmente a los más marginados. Los achuar y la misión de Wasak’entsa han perdido una persona irremplazable, hacia la cual mantienen un agradecimiento imperecedero; que el Señor que nos concedió este gran regalo de una verdadera misionera laica, suscite otros jóvenes generosos que puedan trabajar en este apartado rincón de la patria, y a la inolvidable Dra. Bethy le dé su recompensa eterna; a sus hijitos y a su esposo le conceda la fortaleza necesaria para sobrellevar este momento tan doloroso. P. Domingo Bottasso, sdb
+ Dra. Bethy Elizabeth Rodríguez Guillén
Nace en Palta Catacocha, provincia de Loja, el 2 de septiembre de 1963; realizó sus estudios en la Universidad de Cuenca donde obtuvo el título de Doctora en Medicina y Cirugía el 9 de agosto de 1990. Contrajo matrimonio con Vicente Molina, en el año 2000, de esa unión bendecida por Dios, nacieron Yaanua (11) y David (9); coordinando su labor del hogar y el trabajo, junto con su esposo para no descuidar a sus hijos. Al momento del accidente la Dra. Betty se desempeñaba como coordinadora y epidemióloga del Área 7 del Ministerio de Salud, del cantón Taisha. Su vida la dedicó al servicio de salud de los más necesitados, sobre todo de los indígenas achuar, con quienes trabajó directamente, insertada en su realidad, y a quienes los llevó presente siempre en su corazón. Ella hizo suya la frase de San Agustín: «Deseo poco y lo poco que deseo lo deseo poco». Fallece en Taisha el 13 de junio de 2013.
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VOLUNTARIADO SALESIANO
El Voluntariado juvenil y misionero: un espacio de aprendizajes
Podemos decir que la experiencia es experiencia solo cuando reflexionando de manera consciente nuestras vivencias estamos en capacidad de identificar nuestros propios aprendizajes. La vida, las opciones, las decisiones, nos proporcionan en la existencia aquello que dentro de lo socio-educativo se lo conoce como «inteligencia cultural» o lo que comúnmente lo llamamos los «saberes adquiridos»... la experiencia. El voluntariado es un espacio privilegiado para vivir experiencias que sumen al proceso de maduración personal ya la identidad de bautizados. Eso lo sabemos los salesianos –y no salesianos–, al igual que los jóvenes a quienes se les ofrece esta opción. Que es un tiempo que aporta a sus vidas, lo sabemos; que salen con un cúmulo de experiencias gratificantes –en la mayoría de los casos–, también lo suponemos. Pero ¿a qué les ayuda realmente la elección de un año de entrega de servicio voluntario? ¿Las vivencias en el voluntariado se ajustan a las expectativas y motivaciones iniciales de los y las jóvenes? En esta ocasión queremos esbozar en algunas líneas sobre los aprendizajes de los jóvenes durante el voluntariado. Nos serviremos básicamente de dos fuentes: la primera, son registros personales con anotaciones de las entrevistas o diálogos mantenidos con los jóvenes en los diferentes encuentros1; y la segunda, son registros de los grupos de trabajo durante los mismos encuentros de evaluación de la experiencia del voluntariado. Los aprendizajes que señalan mientras van viviendo su experiencia como voluntarios se sitúan básicamente en tres ámbitos: personal, espiritual y social con compromiso apostólico. Los hemos definido básicamente por la frecuencia con que se repiten en los diálogos con los jóvenes y que están debidamente registrados. No se excluyen otros aprendizajes que requieren un análisis más detenido.
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1. Conocimiento y crecimiento personal Refiriéndonos a los aprendizajes que tocan los aspectos más personales de los jóvenes, podemos identificar algunos relacionados con el conocimiento de sí mismos y mayor autoconciencia de sus propias capacidades; por otra parte están aprendizajes de autoaceptación y control; otros tienen que ver con la relación con las demás personas y sus capacidades de liderazgo. – «He aprendido a enfrentarme conmigo mismo y darme cuenta que me hace falta conocerme»; «He aprendido a tener confianza en mí mismo»; «Aprendí a conocerme a mí mismo». «Cuando inicié el voluntariado yo era una chica llena de miedos, vergüenzas y complejos. Ahora me doy cuenta que he aprendido a entenderme, a conocerme, a aceptarme.., aprendí a ser mucho más fuerte…». – «Hemos aprendido a tener mayor autoconciencia de nuestras acciones. Antes maquillábamos nuestra realidad»; «Siento que he logrado salirme de algunas cosas que me tenían oprimida, de algunos problemas»; «Yo fingía ser alguien que no era. Aparentaba demasiado. Ahora me valoro por lo que soy, sin ampararme en cosas materiales. Consecuencia de mi trabajo». – «Me ha servido a controlarme full el carácter. Aprendí a dejarme ayudar de los demás. Aprendí a reírme de mí mismo. Siento que soy capaz de dar más de lo que creía. Por su puesto que me ha ayudado a madurar». – «Nos hemos entrenado en el liderazgo, autodisciplina –tiempos, horarios, normas–; hemos aprendido a amar lo que se hace… dejar de ser superficiales y crecer en responsabilidad, superando temores…»
Señalan, además, aprendizajes como la capacidad de insertarse en realidades diferentes –comunidades religiosas, contextos sociales, etc.–, asumir las dificultades como desafíos y a independizarse de la familia. Han
VOLUNTARIADO SALESIANO aprendido a descubrir lo que ellos le llaman las capacidades ocultas para la docencia –preparación de las clases– y otras cualidades como catequistas, enfermeras, animadores... No hay que olvidar que durante esta experiencia desarrollan también habilidades artísticas como la música, el teatro y la danza, junto –o como– a estrategias de dinámicas como metodologías aplicadas a su trabajo. 2. Crecimiento en la dimensión espiritual Señalan que han profundizado más la experiencia de fe y a reconocer la presencia de Dios; junto con esto están los aprendizajes de la oración personal, el gusto por la meditación, la lectura –orante– de la Biblia y la vivencia de los sacramentos. – «He aprendido a profundizar en mi fe personal» y «reconocer la presencia de Dios en mi vida»; «descubrir que Dios es el centro de mi voluntariado y que confía en mí». – «Al inicio en medio de los problemas de la casa, nos juntábamos las cuatro voluntarias, nos encerrábamos en la habitación y rezábamos. He aprendido a orar no solo por mí, sino por las demás personas». – «Hemos aprendido no solo a dirigir y animar la oración como parte de los grupos litúrgicos. También hemos aprendido a hacer la meditación personal y hemos dejado de ver solo como un deber la Lectio». «Es precioso conocer a fondo la vida de Jesús. La Lectio es una experiencia demasiado preciosa». «Valoramos la Eucaristía y la oración. He aprendido a ir con gusto a la Eucaristía».
Una visión crítica de estos aprendizajes verbalizados por los y las jóvenes que han vivido el voluntariado, nos llevan a entender que lo que experimentan durante su voluntariado están también condicionados por los espacios, los tiempos y las estructuras propias que les exige y les motiva a integrar todo esto dentro de su propia experiencia. Pero la pregunta que podemos hacernos es ¿qué tan sólidos son estos aprendizajes como para que permanezcan como algo natural en la vida de ellos una vez que dejan la experiencia? 3. Mayor conciencia social y compromiso apostólico Muchos sienten que en las vivencias del voluntariado se van cumpliendo las expectativas de servicio a los demás, a los más pobres, que son las motivaciones iniciales con las que se decidieron ser voluntarios. Al final de la experiencia son capaces de identificar aprendizajes de sensibilización, concientización y de mayor compromiso social y eclesial. 1
– Es un espacio para aprender a interesarse por los problemas de los otros. «Antes a mí me interesaban solamente mis problemas. Ahora me ha permitido aprender a escuchar y a interesarme por los problemas de los otros». «Yo trabajaba en mi pueblo por la erradicación del trabajo infantil. Pero ahora en esta experiencia tengo otra mirada respecto de este fenómeno». A unos cuantos les gustaría continuar en ese trabajo: «Mi deseo es poder trabajar más adelante como un educador de los chicos en la calle». – «El poder ir a las comunidades es desafiante porque es necesario meterse en la cultura, conocerla para una mejor relación con la gente desde su propia realidad». «La gente se da cuenta de que alguien más está allí. Somos vistas y nos sentimos apreciadas porque considero que también se han sentido que son valorados por nosotros». – «Creo que tengo una mirada más auténtica de lo que significa ser cristiano»; «He aprendido a valorar más mi Iglesia y a no quedarme callada cuando no hablan bien de ella»; «Ahora tengo una comprensión más auténtica de mi apostolado, el sentido que tiene más allá de las actividades».
También han desarrollado la capacidad de relacionarse con las personas enfermas; el poder llegar con certeza a los destinatarios y una mejor actitud de relación con los adultos, con niños y personas de su misma condición juvenil, superando –de alguna manera–, las barreras propias que en ocasiones pueden generar las diferencias intergeneracionales.
No queremos hacer conclusiones, sin embargo,
entendemos que los aprendizajes aunque se puedan identificar parecidos en los diferentes contextos en los que trabajan los jóvenes, condicionan al mismo tiempo este proceso. Una joven que trabaja con enfermos de lepra desarrollará experticias muy diferentes de aquellas que desarrollan quienes trabajan en ámbitos más escolarizados o de trabajo con niños en situación de riesgo, o con quienes trabajan en residencias estudiantiles. Para terminar es importante hacer esta anotación. Los jóvenes reconocen que todos estos aprendizajes personales solo son posibles gracias a la relación con las demás personas en la comunidad o con quienes trabajan. «Los muchachos me enseñaron a reír y sonreír, a buscar siempre la felicidad», expresan muchos. La gratitud de los jóvenes se puede sintetizar así: Los aprendizajes que me llevo se los debo a los demás. Es gracias a esos tantos otros». P. Juan Cárdenas, sdb
Respecto de los primeros registros, siempre se pidió autorización a los jóvenes para hacer anotaciones sobre aspectos que nos parecían relevantes. Aunque nuestro acompañamiento fue siempre en clave pastoral –y no de investigadores–, a medida que se suscitaban los diálogos aparecían expresiones que nos parecieron importante que fuesen registrados. Contamos con información de aproximadamente unas ochenta páginas que nos han servido de referencia para construir este pequeño aporte.
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FAMILIA SALESIANA
Aniversario
El 13 de mayo, celebramos el 45.° aniversario de la fundación de nuestra Asociación Damas Salesianas, ADS realizada en Caracas, Venezuela. Una fecha que nos ha llenado de gran alegría y gratitud. Alegría, por ver como el granito de mostaza sembrado con inmensa fe por el P. Miguel González, sdb, se ha transformado en este frondoso árbol que cobija la Obra y a las Damas Salesianas, Caballeros de Don Bosco y Damas Salesianas Solidarias en veintitrés países; y gratitud: en primer lugar a nuestro Señor, quien siempre nos ha manifestado su maravillosa Providencia; a María Auxiliadora, madre amorosa y protectora; a Don Bosco, nuestro patrono e inspiración. Sin duda, fue un momento privilegiado para dar gracias al Señor por su misericordia, ayuda e incontables bendiciones para la Familia ADS en estos cuarenta y cinco años y, además, reiterar nuestro compromiso de continuar con esta gran obra, buscando siempre nuevas formas de servir a nuestros semejantes. Las Damas Salesianas de Ecuador, uniéndonos a la celebración realizada en todos los centros ADS del mundo, agradecimos a Dios con una Eucaristía, renovando nuestra promesa, es decir, nuestro compromiso de ser fieles a esta vocación maravillosa que el Señor nos ha dado, comprometiéndonos a ser verdaderas evangelizadoras, constructoras del Reino de Dios. Fue una ocasión especial para agradecer a Dios por la presencia y acompañamiento constante de nuestro fundador, el P. Miguel. Por todas aquellas valientes mujeres que son las damas salesianas fundadoras, que dieron vida a este movimiento y que ahora se han multiplicado hasta ser 3588 en el mundo. A nuestros consejeros espirituales que nos han guiado y acompañado en nuestro caminar, a la Familia Salesiana y a nuestros empleados, colaboradores y profesionales que nos ayudan en el desarrollo de nuestra misión. Compartimos con ustedes nuestra alegría y ratificamos nuestro compromiso de seguir siendo verdaderas “Sembradoras de esperanza”. María de Lourdes Amador, DS
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TEMA CENTRAL
Una experiencia en clave evangelizadora
1. Algunos criterios de entrada La Inspectoría Salesiana «Sagrado Corazón de Jesús”, empeñada en asegurar procesos de formación y de educación en la fe para los jóvenes, viene impulsando desde mayo de 2012 la Escuela de Formación de catequistas «Bartolomé Garelli». Se trata de una iniciativa soñada y demandada desde dos entornos: el primero, desde uno más personal, surge desde la exigencia de los mismos agentes de pastoral que colaboran en nuestras presencias salesianas, especialmente de nuestras parroquias y oratorios-centros juveniles; y, segundo, desde un ámbito más institucional, a partir del Capítulo Inspectorial del 2009, que en sintonía con el CG26, pone de relieve la urgencia de
evangelizar y asume líneas de acción orientadas a la «aplicación de itinerarios de evangelización y maduración en la fe, a la formación para la elaboración, ejecución y evaluación de itinerarios, y a un trabajo coordinado y en sinergia» (CI, 2009: 22-25). La Comisión Inspectorial de Evangelización y Catequesis trabajó el proyecto (210-2011) definiendo claramente los antecedentes, justificación, objetivos, los perfiles de entrada y de salida de los beneficiarios, los módulos, metodología de estudio, tiempos, presupuestos y otros aspectos que armonizaran el contexto social, eclesial e inspectorial, sin perder de vista la particular condición heterogénea de las personas que accederían a esta propuesta: situación de edades, formación diversificada, experiencia, contextos, etc.
El propósito, las modalidades y los módulos de estudio los podemos identificar brevemente en el siguiente cuadro: Objetivo general del proyecto Ofrecer procesos sistemáticos de formación inicial y permanente a los catequistas de las obras salesianas y de las iglesias locales, para ayudarles a vivir a plenitud su vocación y su misión como un servicio a la Iglesia y a las comunidades.
Modalidades de estudio virtual con apoyo semipresencial y semipresencial
Módulos de estudio
Permiten combinar momentos de estu- Módulo 1: La persona en el mundo dio autónomo. de hoy. Cada participante organiza sus tiem- Módulo 2: El catequista oyente de la pos y ritmos de aprendizaje. Palabra. Foros dirigidos por los tutores.
Módulo 3: Con Jesús en camino hacia el reino.
Momentos de estudio dirigido de forma presencial con el acompañamiento de Módulo 4: Metodología catequética. tutores-facilitadores Módulo 5: Liturgia. Espacios de aprendizaje y particiMódulo 6: Salesianidad. pación en una plataforma virtual.
El estudio de cada uno de ellos tendrá una duración de dos meses. Elaboración propia Fuente: Proyecto de la Escuela de Formación para catequistas.
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TEMA CENTRAL
2. Contando las primeras experiencias Hace poco más de un año (mayo de 2012) inaugurábamos esta escuela en las ciudades de Guayaquil, Manta, Machala y Quito. En total 134 agentes de pastoral se conectaban entusiasmados a los entornos virtuales que eran el espacio y los medios (tecnológicos) adecuados que habíamos considerado para dar respuesta, si no a la totalidad de los colaboradores de nuestras presencias salesianas, sí, a un buen porcentaje de ellos como el inicio de atención a la formación en clave evangelizadora para fortalecer «procesos de educación en la fe (CG. 23)». Desde el inicio habíamos considerado que la clave de todo proyecto está en el monitoreo y la evaluación continua para asegurar el «éxito» y la significatividad de esta propuesta y su proceso. Soy del criterio de que en toda propuesta que quiera llamarse de innovación, tiene que considerar tres aspectos básicos que son: inversión, formación y evaluación = innovación. En este sentido se definieron algunas figuras: -
-
-
Se clarificaron los costos reales para la implementación de la escuela y las formas de financiamiento entre la Inspectoría, las comunidades locales y las personas interesadas. Vimos la necesidad de contratar a una persona para que hiciera un monitoreo a tiempo completo desde la oficina –y a través de la plataforma– sobre el avance de todos los procedimientos que se estaban implementando (desarrollo de los módulos; gestión de la plataforma, aulas virtuales, la gestión de comunicación con los tutores de los módulos y con los beneficiarios de la escuela). Contratamos personas para la construcción de los
módulos. Previo a esto, ya habíamos definido la estructura de los mismos: número de capítulos, contenidos, formato, etc., de manera que existiera una estructura básica asegurando un alineamiento mínimo, sin por ello, entorpecer la creatividad que los autores le quisiesen dar. Se aseguraron una capacitación inicial que se llamó de «inducción», tanto a los tutores como a las personas que en este caso serían los «usuario» o «alumnos» de la escuela.
-
Pues bien, ahora que ya la escuela está funcionando, nos preguntamos –y se preguntarán–, ¿cuántas ediciones se han hecho y cuáles son los porcentajes de personas que se están beneficiando de esta escuela? ¿Cuáles son los procesos que se han ido mejorando? ¿Cuáles son las dificultades y desafíos que aún nos quedan por superar? Estas son las preguntas que intentarán ser respondidas a continuación.
2.1. Cuatro ediciones de la escuela de formación de catequistas
Hasta el momento se han realizado cuatro ediciones. Las tres primeras con la modalidad virtual. Y la cuarta con la modalidad semipresencial en Esmeraldas. La primera edición de la escuela se inicia con 134 participantes o usuarios del proyecto, en la segunda edición con 114; en la tercera con 69 y en la cuarta con 22; en total 339 destinatarios. Hasta el momento han terminado ya 23 personas de las siguientes obras: Manta, 2; Machala, 4; Cristóbal Colón, 5; Oratorio Francisco de Sales, 3; María Auxiliadora-Cuenca, 6; Casa Don Bosco, 1; y casa Miguel Rúa, 2. La mayoría está aún en marcha.
Los cuadros que presentamos a continuación se corresponden las tres primeras a la modalidad virtual y la última a la modalidad semipresencial. Tabla 1: Datos de la primera edición de la escuela de catequistas (mayo, 2012) Usuarios
Inscritos
Aprobados
Reprobados
Nunca ingresaron
Módulo 1: La persona en el mundo de hoy
134
74
40
20
Módulo 2: El catequista oyente de la Palabra
134
46
36
52
Módulo 3: Con Jesús en camino hacia el reino
134
42
21
69
Módulo 4: Metodología catequética
134
32
18
82
Módulo 5: Liturgia
134
31
10
95
Módulo 6: Salesianidad
134
33
7
94
Módulos
Elaboración propia Fuente: datos reportados de la oficina de coordinación.
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TEMA CENTRAL
Tabla 2: Datos de la segunda edición de la escuela de catequistas (septiembre, 2012) Usuarios
Inscritos
Aprobados
Reprobados
Nunca ingresaron
Módulo 1: La persona en el mundo de hoy
114
83
21
10
Módulo 2: El catequista oyente de la Palabra
114
36
40
38
Módulo 3: Con Jesús en camino hacia el reino
114
45
14
55
Módulo 4: Metodología catequética
114
49
7
58
Módulo 5: Liturgia
114
Aún no cursan
Aún no cursan
Aún no cursan
Módulo 6: Salesianidad
114
”
”
”
Módulos
Elaboración propia Fuente: datos reportados de la oficina de coordinación.
Los inscritos para esta edición fueron 114 catequistas de las siguientes obras: Parroquia San Juan BoscoKennedy; Oratorio Miguel Magone Cayambe; Parroquia María Auxiliadora el Girón; Machala; Guayaquil Domingo Savio; Colegio Spellman; Cristóbal Colón. Tabla 3: Datos de la tercera edición de la escuela de catequistas (abril, 2013) Usuarios
Inscritos
Aprobados
Reprobados
Nunca ingresaron
Módulo 1: La persona en el mundo de hoy
69
44
8
10
Módulo 2: El catequista oyente de la Palabra
69
Cursando
Cursando
Cursando
Módulo 3: Con Jesús en camino hacia el reino
69
No cursan
No cursan
No cursan
Módulo 4: Metodología catequética
69
”
”
”
Módulo 5: Liturgia
69
”
”
”
Módulo 6: Salesianidad
69
”
”
”
Módulos
Elaboración propia Fuente: datos reportados de la oficina de coordinación.
Tabla No. 4: Datos de la cuarta edición de la escuela en modalidad semipresencial-Esmeraldas (abril, 2013) Usuarios
Inscritos
Aprobados
Reprobados
Desertores
Módulos
Módulo 1: La persona en el mundo de hoy
22
16
4
2
Módulo 2: El catequista oyente de la Palabra
Cursando
Cursando
Cursando
Módulo 3: Con Jesús en camino hacia el reino
No cursan
No cursan
No cursan
Módulo 4: Metodología catequética
”
”
”
Módulo 5: Liturgia
”
”
”
Módulo 6: Salesianidad
”
”
”
Elaboración propia Fuente: datos reportados de la oficina de coordinación.
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TEMA CENTRAL Es bueno que clarifiquemos que desde un criterio pedagógico de flexibilidad, quienes no hayan aprobado un módulo, no significa que queden fuera. Pueden continuar con el siguiente módulo y en la siguiente edición tomar nuevamente el que han reprobado.
2.2. Una apreciación general de la experiencia de la Escuela a. En cuanto a la escuela como espacio, constatamos que la propuesta se va consolidando como un referente formativo inspectorial. Uno de los propósitos de la escuela es mejorar cada vez su servicio y experiencia formativa. Por ello, en este primer año, hemos ido corrigiendo algunos aspectos y haciendo los siguientes cambios: •
• •
Se ha migrado de la plataforma de la página web de la Inspectoría y ahora trabajamos con el soporte técnico y académico de la Universidad Politécnica Salesiana gracias a un convenio que ha sido firmado entre las dos instituciones. Las jornadas de inducción cuentan con el apoyo técnico del personal de la Universidad con el fin de enseñar un uso adecuado de las aulas virtuales. Los contenidos y material con el que se trabaja están siendo sometidos a revisión y edición, es por esto que se decidió digitalizar los contenidos con el fin de hacer de este proceso de aprendizaje visualmente más atractivo y didácticamente más interactivo.
b. Respecto de la metodología y los materiales, que son clave en este proyecto, valoramos lo siguiente: • • • • •
c.
La metodología es apropiada y facilita el acceso de quienes por cuestiones de trabajo o estudios no pueden hacerlo de forma presencial. El material de metodología está muy bien estructurado. El material es bueno pero es necesario continuar revisando los contenidos y los lenguajes. La metodología es adecuada ya que ahorra tiempo, genera la participación y análisis. Al tiempo que permite enriquecimiento mutuo. La metodología al usar como entornos la plataforma virtual, ha motivado a muchas personas al aprendizaje del uso de las tecnologías. En cuanto a los tutores, conviene decir que contamos con un equipo consolidado de tutores quienes acompañan a los catequistas durante este periodo formativo. Durante el año hemos mantenido dos reuniones para evaluar desde sus perspectivas el proceso y trazar estrategias de trabajo, desde una mayor apropiación y compromiso con el proyecto. Todo esto, no está exento de situaciones que hay que superar.
d. En cuanto a los coordinadores locales, que desde un inicio en el proyecto son clave para que el proyecto tenga vida y funcione, destacamos los siguientes elementos: •
•
•
Existe seguimiento y acompañamiento por parte de los coordinadores locales y se realizan las reuniones periódicas para cada módulo. Esto no en todos los casos. En las obras donde se ha contado con el acompañamiento del coordinador local se han evidenciado menores deserciones. Los coordinadores locales han sido habilitados en las aulas con el fin de que puedan ingresar y revisar la actividad de sus respectivos catequistas. Están en calidad de observadores para que puedan trabajar desde una visión real de las aulas, foros, etc. Los coordinadores que se toman en serio este encargo pastoral, hacen una retroalimentación sobre el módulo y les motivan a los participantes para cumplir con los tiempos y las tareas.
e. Respecto de los desafíos para continuar mejorando este proyecto, consideramos algunos aspectos que son de carácter técnico o de metodología, pero los más importantes son aquellos de motivación e implicación de quienes animamos las diferentes obras, especialmente parroquiales y oratorianas de manera que vayamos haciendo camino y consolidando mejor estas iniciativas. • Es necesario realizar visitas a las obras para evaluar continuamente el desarrollo del curso y fortalecerlo junto con la coordinación local la Escuela de Catequesis. • Ampliar canales de difusión de la Escuela para llegar a destinatarios que no sean de obras salesianas y se vaya proponiendo como un servicio a la Iglesia. Pero aún tenemos que consolidarla internamente. • El desafío primordial de la Escuela de Catequistas será dar seguimiento a los participantes que terminen su formación en el mes de junio de 2013 y evaluar el proceso con ellos para mejorarlo. • Aplicación de la modalidad semipresencial para las obras donde el acceso a la modalidad virtual es aún escaso. • Es necesario fortalecer la coordinación local ya que en muchos casos la falta de seguimiento, genera confusión y deserción. Sin «alumnos» o participantes no hay escuela. Seguimos invitando para que a nivel local se motive a los catequistas. El pretexto ya no puede ser la parte económica, porque eso está ya solucionado desde la Inspectoría. Agradecemos a todas las personas que están implicadas en esta propuesta, a todos quienes nos están apoyando y muy especialmente a quienes, a pesar de las dificultades siguen confiando en que vale la pena apoyar estas iniciativas que, seguro tendrá repercusiones positivas en la vida de nuestros colaboradores y en los procesos evangelizadores. P. Juan Cárdenas, sdb
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Aguinaldo 2014
MUNDO SALESIANO
«Da mihi animas, cetera tolle» Acudimos a la experiencia espiritual de Don Bosco, para caminar en santidad según nuestra vocación específica La gloria de Dios y la salvación de las almas
Queridos hermanos y hermanas de la Familia Salesiana: Tras dedicar el primero de los tres años de preparación al Bicentenario del nacimiento de Don Bosco a conocer su figura histórica y el segundo a captar en él los rasgos fisionómicos del educador y actualizar su práctica educativa, en este tercer y último año queremos ir a la fuente de su carisma, basándonos en su espiritualidad. La espiritualidad cristiana está centrada en la caridad, que es la vida misma de Dios, que en su realidad más profunda es ágape, caridad, amor. La espiritualidad salesiana no es diversa de la espiritualidad cristiana; también se centra en la caridad, en este caso en la «caridad pastoral», o sea en aquella caridad que nos impulsa a buscar «la gloria de Dios y la salvación de las almas»: caritas Christi urget nos. Como todos los grandes santos fundadores, Don Bosco vivió la vida cristiana con una ardiente caridad y ha contemplado al Señor Jesús desde una perspectiva particular, la del carisma que Dios le confió, es decir, la misión juvenil. La «caridad salesiana» es caridad pastoral, porque busca la salvación de las almas, y es caridad educativa, porque encuentra en la educación el recurso que le permite ayudar a los jóvenes a desarrollar todas sus energías para el bien; de esta manera los jóvenes pueden crecer como honestos ciudadanos, buenos cristianos y futuros habitantes del cielo. Les invito, por tanto, queridos hermanos y hermanas, miembros de la Familia Salesiana, a acudir a las fuentes de la espiritualidad de Don Bosco, es decir, a su caridad educativa pastoral que tiene su modelo en Cristo, Buen Pastor y encuentra su oración y su programa de vida en el lema de Don Bosco: Da mihi animas, cetera tolle. Podemos encontrar así a un «Don Bosco místico», cuya experiencia espiritual es la base de nuestro modo de vivir hoy la espiritualidad salesiana, en la diversidad de vocaciones que en él se inspiran. Conocer la vida de Don Bosco y su pedagogía no quiere decir entender el secreto más profundo y la razón última de su sorprendente actualidad. El conocimiento de los aspectos de la vida de Don Bosco, de sus actividades y de su método educativo, no basta. En la base de todo esto, como fuente de la fecundidad de su acción y de su actualidad, hay algo que a menudo se nos escapa a nosotros, sus hijos e hijas: la profunda vida interior, lo que podríamos llamar su «familiaridad» con Dios. Quién sabe si no es precisamente esto lo mejor que tenemos de él para poderlo invocar, imitar, seguir para encontrar a Cristo y darlo a conocer a los jóvenes. Hoy se podría trazar el perfil espiritual de Don Bosco, a partir de las impresiones expresadas por sus primeros colaboradores, pasando luego al libro escrito por Don Eugenio Ceria, Don Bosco con Dios, que fue el primer intento de síntesis a un nivel divulgativo de su espiritualidad, consultando luego las distintas interpretaciones de la experiencia espiritual de Don Bosco hechas por sus sucesores, para llegar finalmente a un punto de inflexión en el estudio de la forma de vivir la fe y la religión del mismo Don Bosco.
Estos últimos estudios se adhieren con mayor fidelidad a las fuentes, abiertas a la consideración de las varias visiones espirituales que han influido en Don Bosco o que han tenido contacto con él (San Francisco de Sales, San Ignacio, San Alfonso María de Ligorio, San Vicente de Paúl, San Felipe Neri,...), dispuestas a reconocer que la suya ha sido en realidad una experiencia original y genial. Sería interesante, en este punto, tener un nuevo perfil espiritual de Don Bosco, o sea una nueva hagiografía tal como la entiende la teología espiritual de hoy. El Don Bosco «hombre espiritual» ha interesado a Walter Nigg, pastor luterano y profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de Zúrich, quien escribió: «Presentar su figura prescindiendo del hecho de que nos encontramos ante un santo sería como presentar una verdad a medias. La categoría del santo debe tener prioridad sobre la de educador. Cualquier otra clasificación distorsionaría la jerarquía de valores. Por otra parte el santo es el hombre en el que lo natural limita con lo sobrenatural y lo sobrenatural está presente en Don Bosco en notable medida [...] Para nosotros no hay duda: el verdadero santo de la Italia moderna es Don Bosco»1. En los mismos años ochenta del siglo pasado, la opinión era compartida por el teólogo P. Dominique Chenu o. p.; al ser consultado por un periodista que le pedía le mostrara algunos santos portadores de un mensaje de actualidad para los nuevos tiempos, contestó: «Me gusta recordar, en primer lugar, al hombre que ha anticipado el Concilio en un siglo, Don Bosco. Él es ya, proféticamente, un modelo de santidad por su obra que rompe con una manera de pensar y de creer de sus contemporáneos». En toda época y contexto cultural hay que responder a las siguientes preguntas:
– ¿Qué ha recibido Don Bosco del ambiente en que vivió? ¿En qué medida es deudor al contexto, a la familia, la escuela, la iglesia, la mentalidad de su época? – ¿Cómo ha reaccionado y qué ha dado a su tiempo y su ambiente? – ¿Cómo ha influido en lo sucesivo? – ¿Como lo han visto sus contemporáneos: los salesianos, el pueblo, la Iglesia, los laicos? – ¿Cómo lo han comprendido las sucesivas generaciones? – ¿Qué aspectos de su santidad nos parecen hoy las más interesantes? – ¿Cómo traducir hoy, sin copiar, la forma en que Don Bosco interpretó en su tiempo el Evangelio de Cristo?
Estas son las preguntas a las que debería contestar una nueva hagiografía de Don Bosco. No se trata de alcanzar la identificación de un perfil de Don Bosco definitivo y válido para siempre, sino de evidenciar uno adecuado a nuestro tiempo. Es evidente que de cada santo se subrayan los aspectos que interesan por su actualidad y se relegan los que no se estiman necesarios en su propio momento histórico o se consideran irrelevantes para caracterizar su figura. Los santos son una respuesta a las necesidades espirituales de una generación, ilustración eminente de lo Boletín
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MUNDO SALESIANO que los cristianos de una época entienden por santidad. Es evidente que la deseada imitación de un santo solo puede ser «proporcional» a la referencia absoluta que es Jesús de Nazaret, porque todo cristiano, en su situación concreta, está llamado a encarnar a su manera la universal figura de Jesús sin, por supuesto, agotarla. Los santos ofrecen un camino concreto y válido para esta identificación con el Señor Jesús. En el comentario al Aguinaldo que voy a proponer a la Familia Salesiana, estos serán los tres contenidos fundamentales que desarrollaré. Al final de ellos ofreceré algunos compromisos concretos que anticipo ya aquí en su totalidad. 1. La experiencia espiritual de Don Bosco La espiritualidad es una forma característica de sentir la santidad cristiana y de tender a ella; es una forma particular de ordenar la propia vida a la adquisición de la perfección cristiana y a la participación de un especial carisma. En otras palabras, la vida cristiana es una acción conjunta con Dios que presupone la fe. La espiritualidad salesiana se compone de varios elementos: es una forma de vida, oración, trabajo, relaciones interpersonales, una forma de vida comunitaria, una misión educativa pastoral de la educación basada en un patrimonio pedagógico, una metodología de formación, un conjunto de valores y actitudes característicos; una atención especial a la Iglesia y a la sociedad a través de áreas específicas de compromiso, un legado histórico de documentación y escritos, un lenguaje característico, un conjunto típico de estructuras y obras, un calendario con sus propias fiestas y celebraciones. El punto de partida de la experiencia espiritual de Don Bosco es «la gloria de Dios y la salvación de las almas», que fue formulada por él en su programa de vida da mihi animas, cetera tolle. La raíz profunda de esta experiencia es la unión con Dios, como expresión de vida teologal que crece con la fe, la esperanza y la caridad y el espíritu de la verdadera piedad. Esta experiencia se traduce en acciones visibles, la fe sin obras está muerta y sin fe las obras están vacías. Por último, tiene como punto de llegada la santidad: la santidad es posible a todos, depende de nuestra cooperación a la gracia, a todos se les da la gracia para ella. Nuestra espiritualidad corre el riesgo de desaparecer porque los tiempos han cambiado y por- que a veces la vivimos superficialmente. Para actualizarla debemos partir de nuevo de Don Bosco, de su experiencia espiritual y del sistema preventivo. Los clérigos de la época de Don Bosco veían lo que iba mal y no querían ser religiosos, pero estaban encantados con él. Los jóvenes necesitan «testigos», como escribió Pablo VI. Se necesitan «hombres espirituales», hombres de fe, sensibles a las cosas de Dios y dispuestos a la obediencia religiosa en busca de lo mejor. No es la novedad lo que nos hace libres, sino la verdad, y la verdad no puede ser moda, superficialidad, improvisación: veritas liberabit vos. 2. Centro y síntesis de la espiritualidad salesiana: la caridad pastoral Una expresión de San Francisco de Sales dice: «La persona es la perfección del universo, el amor es la perfección de la persona, la caridad es la perfección del
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amor».2 Es una visión universal que pone en orden ascendente cuatro modos de la escala de la existencia: ser, ser persona, el amor como una forma superior a cualquier otra expresión, la caridad como la máxima expresión del amor. La caridad es el centro de toda espiritualidad cristiana: no solo es el primer mandamiento, sino que también la fuente de energía para seguir adelante. El fuego de la caridad en nosotros es un misterio y una gracia, no proviene de la iniciativa humana, sino que es una participación en la vida divina y un efecto de la presencia del Espíritu. No podríamos amar a Dios si Él no nos hubiera amado primero, haciéndonos sentir y dándonos el gusto y el deseo, la inteligencia y la voluntad para responder. No podríamos ni siquiera amar al prójimo y ver en él la imagen de Dios, si no tuviésemos la experiencia personal del amor de Dios. La caridad pastoral es una expresión de la caridad, que tiene muchas manifestaciones: el amor de una madre, el amor conyugal, la compasión, la misericordia, el perdón... Nos indica una forma específica de caridad. Recuerda la figura de Jesús, el Buen Pastor, no solo por la forma de su acción: la bondad, la búsqueda del que se ha perdido, diálogo, perdón, sino también y sobre todo para la esencia de su ministerio: revelar a Dios a cada hombre y mujer. Es más que evidente la diferencia con otras formas de la caridad que dirigen su atención preferente a necesidades específicas de la persona: salud, alimentación, trabajo. El elemento típico de la caridad pastoral es la proclamación del Evangelio, la educación a la fe, la formación de la comunidad cristiana, la saturación evangélica del ambiente. La caridad pastoral salesiana tiene, además, una característica propia, documentada también al comienzo de nuestra historia: «En la noche del 26 de enero 1854 nos reunimos en la habitación de Don Bosco y se nos propuso hacer con la ayuda del Señor y de San Francisco una prueba de ejercicio práctico de la caridad hacia el prójimo... Desde entonces se les ha dado el nombre de salesianos a los que se propusieron o se propondrán este ejercicio»3. La caridad pastoral es el centro y síntesis de nuestra espiritualidad, que tiene su punto de partida en la experiencia espiritual del mismo Don Bosco y en su preocupación por las almas. Después de Don Bosco, sus sucesores han reafirmado la misma convicción, es interesante que todos se hayan apresurado a reafirmarla con una convergencia que no deja lugar a dudas. Está expresada en el lema da mihi animas, cetera tolle. 3. Espiritualidad salesiana para todas las vocaciones Si bien es cierto que la espiritualidad cristiana tiene elementos comunes y válidos para todas las vocaciones, es cierto también que se vive con diferencias particulares y una especificidad en función del propio estado de vida: el ministerio presbiteral, la vida consagrada, los fieles laicos, la familia, los jóvenes, los ancianos,... tienen su manera típica de vivir la experiencia espiritual. Lo mismo vale para la espiritualidad salesiana. En la Carta de identidad de la Familia Salesiana se han identificado los rasgos espirituales característicos de todos sus grupos, esto se detecta sobre todo en la tercera parte de este documento. Por otro lado, los diversos grupos legítimamente, por su origen y su desarrollo, tienen
MUNDO SALESIANO historias y características espirituales propias, que han de ser conocidas y son un tesoro para toda la familia. Con el tiempo se ha desarrollado también una espiritualidad juvenil salesiana. Pensemos, además de las tres biografías de los jóvenes Miguel Magone, Domingo Savio y Francisco Besucco escritas por Don Bosco, en las páginas que dirige a través del Joven cristiano a los propios jóvenes, a las Compañías... Sería interesante conocer el desarrollo de la espiritualidad juvenil salesiana en el tiempo, hasta llegar a la década de los noventa, cuando se ha dado también una formulación autorizada de esta espiritualidad a través del Movimiento Juvenil Salesiano. Hay que profundizar el qué y el cómo proponer a jóvenes no creyentes, indiferentes o pertenecientes a otras religiones, los elementos de la espiritualidad juvenil salesiana. Los grupos de la Familia Salesiana implican a muchos laicos en su misión. Somos conscientes de que no puede haber una plena participación, a menos que se comparta también el mismo espíritu. Comunicar la espiritualidad salesiana a laicos corresponsables que comparten con nosotros la pastoral educativa se ha convertido en una preocupación fundamental. Los salesianos, así como otros grupos de la Familia Salesiana, han realizado un trabajo explícito de formulación de una espiritualidad laical salesiana en el Capítulo General XXIV4. Ciertamente los grupos laicales de la Familia Salesiana constituyen una fuente de inspiración para esta espiritualidad. Tras habernos vuelto más conscientes de que no puede haber una pastoral juvenil sin pastoral familiar, nos estamos preguntando qué espiritualidad familiar salesiana hemos de elaborar y proponer. Tenemos experiencia de familias que se inspiran en Don Bosco. Aquí el camino está todavía en su inicio, pero es un camino que nos ayuda a desarrollar nuestra misión popular, además de juvenil. 4. Compromisos para la Familia Salesiana 4.1. Comprometámonos a profundizar en lo que fue la experiencia espiritual de Don Bosco, su perfil espiritual, para descubrir al «Don Bosco místico» para que podamos imitarlo, viviendo una experiencia espiritual con identidad carismática. Sin apropiarnos la experiencia espiritual vivida por Don Bosco, no podemos ser conscientes de nuestra identidad espiritual salesiana, solo entonces seremos discípulos y apóstoles del Señor Jesús, teniendo a Don Bosco como modelo y maestro de vida espiritual. La espiritualidad salesiana, reinterpretada y enriquecida con la experiencia espiritual de la Iglesia postconciliar y la reflexión de la teología espiritual de hoy, nos propone un camino espiritual que conduce a la santidad. Reconocemos que la espiritualidad salesiana es una espiritualidad verdadera y completa: se ha basado en la historia de la espiritualidad cristiana, sobre todo en San Francisco de Sales, tiene su fuente en la peculiar y original experiencia de Don Bosco, se ha enriquecido con la experiencia eclesial y ha llegado a la lectura y a la síntesis madura actual.
4.2. Vivimos el centro y la síntesis de la espiritualidad salesiana, que es la caridad pastoral. Fue experimentada por Don Bosco como la búsqueda de «la gloria de Dios y la salvación de las almas» y fue convertida por él en oración y programa de vida en el da mihi animas, cetera tolle. Es una caridad que necesita alimentarse de la oración y basarse en ella, mirando al Corazón de Cristo, imitando al Buen Pastor, meditando la Sagrada Escritura, viviendo la Eucaristía, dando espacio a la oración personal, asumiendo la mentalidad de servicio a los jóvenes. Es una caridad que se traduce y hace visible en gestos concretos de cercanía, afecto, trabajo, entrega. Asumimos el sistema preventivo como una experiencia espiritual y no solo como una propuesta de la evangelización y de metodología pedagógica, ya que encuentra su fuente en el amor de Dios que precede a cada criatura con su Providencia, la acompaña con su presencia y la salva dando su vida; nos dispone a acoger a Dios en los jóvenes y nos llama a servir a Dios en ellos, reconociendo su dignidad, renovando la fe en sus recursos de bien y educándolos a la plenitud de la vida. 4.3. Comunicamos la propuesta de la espiritualidad salesiana, según la diversidad de vocaciones, sobre todo a los jóvenes, a los laicos comprometidos en la misión de Don Bosco, a las familias. La espiritualidad salesiana debe ser vivida de acuerdo con la vocación recibida de Dios. Reconocemos los rasgos espirituales comunes a los diversos grupos de la Familia Salesiana, indicados en la Carta de Identidad, damos a conocer los testimonios de la santidad salesiana, invocamos la intercesión de nuestros beatos, venerables y siervos de Dios y pedimos la gracia de su canonización. Ofrecemos a los jóvenes que nos acompañan la espiritualidad juvenil salesiana. Proponemos la espiritualidad salesiana a los laicos comprometidos en la misión de Don Bosco. Con la atención a la pastoral familiar, indicamos a las familias una espiritualidad adecuada a su condición. Por último, invitamos a vivir también una experiencia espiritual a los jóvenes, laicos y familias de nuestras comunidades educativo pastorales o de nuestros grupos y asociaciones que pertenecen a otras religiones o que se encuentran en situación de indiferencia frente a Dios; también para ellos es posible la experiencia espiritual como un espacio para la interioridad, el silencio, el diálogo con su conciencia, la apertura a lo trascendente. 4.4. Leamos algunos textos de Don Bosco, que podemos considerar como fuentes de la espiritualidad salesiana. Les propongo una colección de escritos espirituales de Don Bosco, en los que aparece como un verdadero maestro de la vida espiritual5. Así, podemos recurrir a páginas que nos hablan con inmediatez de la vivencia espiritual salesiana y de la experiencia que cada uno de nosotros puede asumir.
1
W. NIGG, Don Bosco. Un santo per il nostro tempo, Torino, LDC, 1980, 75.103.
2
Cfr. FRANCESCO DI SALES, Trattato dell’amore di Dio, Vol II, libro X, c. 1
3
MB V. 9.
4
CG24, Salesianos y laicos: comunión y participación en el espíritu y en la misión de Don Bosco, Roma 1996, nn.89-100.
5
A. Giraudo (a cura)
Don Pascual Chávez V., SDB Rector Mayor
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EN LA MITAD DEL MUNDO
XV Congreso de
operadore o C s o n a i s e l s Sa Nos aprestamos a compartir el «XV Congreso de Salesianos Cooperadores del Ecuador» y como Consejo Provincial no hemos escatimado esfuerzos y dedicación por recibir a nuestros hermanos en la acogedora ciudad de Riobamba, del 19 al 21 de julio del año en curso. El Congreso contempla profundos temas de reflexión vocacional y comunitaria, fundamentados en dos directrices de compromiso: 1. «Vivir la vocación e identidad de Salesianos Cooperadores es asumir la herencia de Don Bosco de ser Cooperadores de Dios». 2. «La misión del Salesiano Cooperador es el de construir un mundo verdaderamente humano y participar en la edificación de la Iglesia local y universal». La Asociación de Salesianos Cooperadores del Ecuador, al igual que cada segmento de labor pastoral de la Iglesia, está llamada a renovar e innovar el espíritu y testimonio de nuestra vocación para alcanzar los altos anhelos heredados de Don Bosco de ser partícipes de la salvación de almas. Por lo anterior, los temas centrales del Congreso son invitaciones a encaminarnos en esta vía de fidelidad y fraternidad: 1. «Identidad y comunión de los Salesianos Cooperadores en la misión apostólica salesiana». 2. «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana renueva el Espíritu del Salesiano Cooperador».
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3. «Corresponsables de una organización fundamentada en la colaboración» 4. «La realidad de la Asociación y los retos de la vocación». Los infaltables espacios salesianos de integración en oración, alegría, música y canto complementarán nuestras jornadas. Como decía un escritor «Es bueno detenerse…». Detenerse para pensar por el camino recorrido y tomar fuerzas para ir aún más allá… Detenerse para pensar por lo alcanzado… lo que no se logró… o lo que no se hizo… y proponernos nuevos proyectos a realizar… Simplemente detenerse… para dar gracias a Dios… Para saber que no estamos solos en esta vocación… Para aprender de mis hermanos y dar lo mejor de mí… Para contagiar a los demás de lo que arde en nuestro corazón… Entonces, esperamos detenernos para sacar provecho del tiempo de gracia que nos brindará el Congreso y vitaminizarnos para perseverar en nuestra identidad y vocación. Con un fraternal saludo, Karina Yépez A., SSCC COORDINADORA PROVINCIAL DEL ECUADOR
VIDA NUEVA
Un adiós a María Laura Gómez de Massa Partió a la casa del Padre el 5 de junio de 2013.
Nació en Guayaquil el 8 de diciembre de 1940; entró a la Asociación Damas Salesianas en octubre del 2005, su promesa la realizó el 13 de mayo de 2008. Mujer virtuosa, fiel en todos los aspectos de su vida, solidaria, alegre, madre ejemplar, abuela amorosa, comprendió y aceptó la voluntad de Dios y la hizo vida; comprometida con sus ideales y principios, amiga entrañable que dio vida al Centro Margarita Bosco de Guayaquil, ganándose el cariño y aprecio de todos quienes la conocían. Podemos decir que fue una verdadera sembradora de esperanza y que la ADS fue para ella un verdadero camino de Santidad. Agradecemos a Dios por su vida y a ella y su familia por su entrega generosa y comprometida a los más pobres y necesitados.
Descansa en paz, sor María Esther Camacho El 18 de junio de 2013, en la comunidad Sor María Troncatti, QuitoCumbayá (Ecuador), falleció nuestra hermana a los 94 años de edad. Nació el 23 de febrero de 1919 en Catarama, Los Ríos. Hizo su profesión religiosa el 5 de agosto de 1943 en Cuenca, donde hizo el aspirantado, postulantado y noviciado en el Corazón de María. Después de la primera profesión religiosa en 1943, es destinada al colegio María Auxiliadora de Cuenca, en aquel tiempo Juana Valdivieso como asistente de internas y profesora de cuarto grado. Posteriormente, estudia Ciencias de la Educación en el colegio Manuela Cañizares, título que le facilita la acción educativa en varias obras de la Provincia Sagrado Corazón. Setenta años de vida religiosa entregados con generosidad, amor y obediencia en las siguientes casas: Amaguaña, Julio Andrade, Gualaquiza, Playas, Guayaquil María Mazzarello, Guayaquil Beneficencia, Manta, Quito Casa Provincial, Cumbayá sor María Troncatti, Guayaquil María Auxiliadora, Cumbayá Noviciado, Quito María Mazzarello.
P. Luis Moreno partió a la Casa del Señor El P. Luis Moreno falleció el día 24 de junio en Manta a los 92 años de edad. Nació en Cotacachi, Imbabura el 8 de noviembre de 1920. Fue Bachiller en Ciencias de la Educación y profesor de Segunda Enseñanza. Estudió Filosofía en Cuenca (1939-1941). Obtuvo la primera profesión en 1942 y se ordenó sacerdote el 8 de julio de 1951 en Quito. Trabajó como profesor con el cargo de catequista o consejero en Cuenca, Riobamba, Sígsig, Rocafuerte, Cayambe y Manta. Fue nombrado Consejero Inspectorial el 3 de enero de 1974 y ocupó el cargo de Director de la Comunidad Salesiana de Manta durante tres años (1976-1979). Como Vicario de la Comunidad en Ibarra permaneció un año (1977-1978). En 1978 es enviado a Guayaquil-Colegio Domingo Comín como consejero. Desde 1979 a 1986 se desempeñó como vicario en Rocafuerte; desde 1986 hasta su muerte trabajó en la Comunidad de Manta, en diferentes funciones.
El Padre acoge a Sor Aída del Castillo En la madrugada del 25 de junio de 2013 falleció, en Cuenca (Ecuador), a los 85 años de edad. Aída del Castillo nació el 21 de febrero de 1928, en Cajabamba, Chimborazo. Sus padres Camilo y Rosita procrearon siete hijos, cuatro varones y tres mujeres, de los cuales uno es salesiano y tres hijas de María Auxiliadora. Las diversas etapas de formación inicial las realizó en Cuenca, casa Corazón de María. Luego fue enviada al colegio María Auxiliadora de Guayaquil. Hizo su profesión religiosa el 5 de agosto de 1951 en Cuenca. Obtuvo el título de profesora de Segunda Enseñanza, y Licenciatura en Educación. Dócil a sus compromisos profesados, ofreció su servicio educativo-pastoral en el María Auxiliadora de Guayaquil, Cuenca, Riobamba y Quito, Spellman y Santa María Mazzarello de Quito. La casa Corazón de María (Cuenca), la acoge desde el 2005 hasta su muerte.
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MISIONES
¡¡Los caminos de Dios son insondables!!
T
odo comenzó cuando hice los estudios de teología en México. En 1992, durante la visita canónica del P. Pascual Chávez al Teologado en calidad de inspector de México norte, le expresé mi intención de ser misionero ad gentes. Sin más tardar me puso en contacto con el P. Luciano Odorico, consejero de misiones de la congregación en esa época. Sus consejos y sugerencias sobre la preparación misionera me animaron a madurar la idea. El día de la fiesta de la Anunciación de María de 1996 dejé el querido e inolvidable Rocafuerte (Manabí) para lanzarme en esta «aventura misionera». Una nueva página se abría en mi vida. Sentí que era urgente y necesario abrirme primero a Dios para comprender mejor aquello que sentía en mi interior y, por cierto abrirme también a un nuevo mundo, interesándome particularmente por África. Después de un tiempo de formación misionera en los lugares donde nació el carisma salesiano y de recibir el crucifijo misionero de manos del Rector Mayor Juan Vecchi tomé la ruta ad gentes.
Mi primera destinación fue Kankan-Guinea Conakry: el 4 de octubre de 1996 llegaba a este país desconocido por muchos, revolucionario por otros, puesto que aquí se dio el primer grito de la independencia de los pueblos de África francófona con el famoso y admirado comunista
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Sékou Touré. Un centro profesional, un oratorio y comunidades cristianas campesinas me esperaban como misión. Sin duda los ocho años en Guinea (1996-2004) marcaron mi vida misionera, los jóvenes me enseñaron a vivir de lo esencial y lleno siempre de esperanza, a vivir la alegría y el sentido de fiesta, la fe en un Dios que camina a nuestro lado y que no nos abandona jamás. Pude ver renacer comunidades cristianas que vivieron en la clandestinidad durante veinticinco años de régimen comunista (1960-1985 con Sékou Touré). Puedo decir que las visitas regulares a las familias de pueblos campesinos –tradicionalmente conocidos como pueblos musulmanes– me permitieron descubrir cristianos que al sentirse acompañados por el sacerdote se identificaban sin miedo como seguidores de Jesucristo. Sin duda alguna que yo fui el primero en ser animado y enriquecido por estos hombres y mujeres de fe. En septiembre del 2005 una nueva obediencia me esperaba: «Vas a trabajar con los niños de la calle», me dijo el inspector de la reciente inspectoría del AFO (África Occidental). Sin resistencia alguna emprendí el camino hacia Benín (este país hace parte de los siete que conforman la inspectoría AFO). Tiene la fama de traficante de seres humanos. En la historia africana el puerto de Wida (Benín) vio salir a miles de negros hacia las Américas, unos
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quedaron en las costas de Ecuador, Colombia, el Caribe y, la mayoría fueron conducidos hacia tierras norteamericanas como esclavos. Hoy es centro de traficantes de menores, venidos de Nigeria, Camerún y Costa de Marfil, sobretodo. Durante dos años viví y trabajé en Porto Novo, en una obra salesiana dedicada a estos niños. Lo particular de este tiempo de misión fue el hecho de vivir 24/24 con ellos. Afirmé la convicción ideal salesiana de vivir y trabajar al mismo tiempo con los jóvenes. Un hecho que recuerdo siempre es la vida de Kevin, un niño de 8 años que lo encontré en el gran basurero de Porto Novo (capital de Benín). Todos me decían: «No es para nosotros por el hecho de ser aún pequeño». A pesar de todo se quedó, escogió la mecánica como profesión, muy pronto va a terminar. Su sueño: organizar un taller para acoger niños en dificultad. ¡Los designios y la misión de Dios van mucho más allá de lo que pensamos! Yo decía al inspector, como el profeta –cuando me habló de una nueva obediencia–: «No sé hablar», no tengo la formación específica para trabajar en una casa de formación. Su respuesta fue la misma de Dios: «No tengas miedo». Fui enviado como formador al Instituto Superior Salesiano de Lomé-Togo, un Centro de Formación en Filosofía y Ciencias de la Educación para jóvenes salesianos y una docena de comunidades religiosas que vienen a nuestro Instituto. Sin duda, esta página de mi historia misionera era nueva, sobre todo llena de desafíos dentro del carisma salesiano. Viví y trabajé durante tres años con jóvenes salesianos africanos en el filosofado. Más allá de los estudios, para mí lo más importante de esta etapa fue el hecho de compartir la vida salesiana, de entusiasmarme con los jóvenes salesianos del espíritu de Don Bosco, de trabajar porque el carisma salesiano tome el color africano.
del Teologado en Camerún». Un cambio brusco, yo había preparado todo para el nuevo año de filosofado. Hoy me encuentro en el cuarto año entre los jóvenes salesianos del Teologado Don Bosco de Yaoundé. Este año, 42 jóvenes salesianos de cuatro Inspectorías realizan sus estudios preparándose al sacerdocio. Es alentador –exigente por cierto– ver que el carisma de Don Bosco es apreciado por los jóvenes africanos hasta el punto de dejar todo por entregarse a la misión salesiana: los jóvenes pobres. Sin duda alguna que diecisiete años en África marcan mi vida personal, salesiana y misionera. Sobre todo he aprendido a valorar la diferencia, a vivir de lo mínimo, a saber ganar el pan de cada día como todo africano y saber que es Jesús quien me ha llamado y que me ha enviado como misionero en estas tierras. Querido amigo lector, sobre todo si tú eres joven, tú puedes también poner tu vida en las manos del Señor y ofrecerte por su misión. Quien da su vida por Él no pierde nada, más bien gana mucho nos ha dicho el mismo Jesús. Dar la vida por Jesús lo podemos hacer en cualquier lugar del mundo y a cualquier instante de nuestra historia. Pues nunca es tarde. Hasta pronto,
P. Marco-Porfirio Díaz, sdb Misionero en Yaoundé-Camerún
En agosto del 2009 algo inesperado pasó en la inspectoría, el P. Ramón Moya destinado como formador de la inspectoría AFO en la inspectoría del África Ecuatorial Tropical (ATE) murió repentinamente. Era urgente acompañar los estudiantes de teología en Yaoundé. El inspector me dice aquel día: «Deja el Filosofado y va inmediatamente a la casa
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FORMACIÓN
Año de la Fe (3) La fe levanta puentes y no construye muros Me ha impresionado esta motivadora afirmación de papa Francisco: «¡No debemos instituir el octavo sacramento, el de la aduna pastoral!». Algo similar me dijo el beato Juan Pablo II en un encuentro personal que tuve con él: «Si usted algún día llega a ser párroco no cierre las puertas a nadie en su parroquia». Todos cuantos se acercan a nuestras comunidades cristianas deben encontrar las puertas abiertas porque nuestras iglesias no son oficinas donde presentar documentos y papeles cuando se nos pide, más bien, entrar en la gracia de Dios. La apertura de la fe
La fe, como encuentro vivencial con Jesús, nos impulsa a abrir siempre fronteras y espacios 30
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nuevos de encuentros para crear comunidades vivas siempre dispuestas a dialogar con todo tipo de personas. En realidad, la base fundamental está en que el gran desafío es que cada uno se «haga prójimo (cercano)» a quien lo necesita. Se trata de tener una estupenda sensibilidad que nos da dicho encuentro con Cristo para mostrar un «rostro humano porque profundamente de Dios». Es una verdadera tentación la de pretender adueñarnos del Señor y, no de darlo. Si decimos, realmente que, Cristo está en nuestro interior, pues bien, debemos demostrarlo «dándolo con nuestra vida». Es Él quien nos va a abrir camino hacia derroteros nuevos: propuestas innovadoras que calen en la cultura actual, testimonios de vida que cuestionen a
FORMACIÓN
quien lo rechaza y, comunidades de discípulos que se conviertan en «signos reales de la presencia de Dios». Transmitir a Cristo
Un gran problema que nos hacemos, hoy en día, en cómo comunicar a Jesucristo. Indudablemente que no se trata solamente de estrategias y ni tampoco de técnicas, pues, estas son herramientas secundarias. Debemos tomar conciencia que el verdadero líder de nuestras comunidades cristianas es Jesucristo porque en Él está el sabor que invade toda nuestra vida y nos da la audacia y creatividad necesarias para toda innovación pastoral. Es esencial que nos dejemos «fascinar» por Jesús, dejando que el Espíritu de Dios actúe en nuestra tarea evangelizadora y nos lleve adelante. La potencia del Espíritu es muy superior a cualquier técnica y estrategia humana. De ahí que necesitamos «apertura para poder dejarnos sorprender por Él», caso contrario nos convertimos en simples estrategas pero no en testimonios de una vida de Dios que nos ha conquistado.
porque no se pone «la luz debajo de la cama, sino encima del candelero para que ilumine a todos de los de la casa». Desde esta visión, debemos acoger la invitación del papa Francisco a salir de nosotros mismos, hacia la periferia, sobre todo existenciales (la soledad, la angustia, la depresión…) para dar testimonio del evangelio y encontrarnos con los demás, basándonos en el mandato de Jesús de IR. Todo este dinamismo contribuirá a que seamos capaces de promover en nuestras comunidades eclesiales una cultura del encuentro, de la amistad, de conversar con los que no piensan como nosotros, incluso con otra fe, porque todos somos hijos de Dios. Alejandro Saavedra sdb Párroco de María Auxiliadora (Guayaquil)
Abrirnos y no encerrarnos
Si tenemos un cambio estupendo que nos ha hecho Cristo, lo tenemos que comunicar,
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EDUCACIÓN
(Parte 1) Para entender la concepción de humanismo salesiano, es necesario desagregar los términos, no solo desde sus conceptos epistemológicos, sino desde su historia y su concepción en diversos momentos de la humanidad.
seres humanos una nueva comprensión de su «humanidad». Estas son voces que toman características tan variadas, como variados son los pensamientos y estilos de vida de los seres humanos.
¿Se puede hablar de humanismo salesiano, sin pensar en humanismo cristiano? Y a su vez, ¿hablar de humanismo cristiano no significa lo mismo que solo humanismo? ¿Hay necesidad de ponerle apellido al humanismo? Son preguntas que serán respondidas desde la percepción crítica de cada lector de este artículo, que es una recopilación de varios autores traducida en reflexiones propias.
En este contexto el humanismo salesiano, no es una teoría científica, sino más bien una forma de actuar en el mundo, que ha sido y es tratada de ser escrita, después de una trayectoria práctica ejercida desde su fundador, y luego por la familia salesiana.
Hoy el término humanismo se utiliza comúnmente para indicar toda tendencia de pensamiento que afirme la centralidad, el valor, la dignidad del individuo, o que muestre una preocupación o interés primario por la vida y la posición del ser humano en el mundo. Con un significado tan amplio, la palabra da lugar a las más variadas interpretaciones, y en consecuencia, a confusión y malentendido. Efectivamente, ha sido adoptada por muchas filosofías que – cada una a su modo– han afirmado saber qué o quién es el ser humano y cuál es el camino correcto para la realización de las potencialidades que le son más específicas. Vale decir que toda filosofía que se ha declarado humanista ha propuesto una concepción de naturaleza o esencia humana, de la que ha derivado una serie de consecuencias en el campo práctico, preocupándose por indicar lo que los seres humanos deben hacer para así manifestar acabadamente su «humanidad». Hoy son varias y de momento poco escuchadas, las voces que se alzan para proponer a los
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Sus características esenciales nacen de la figura de San Francisco de Sales, de su forma de obrar y pensar, su bondad reflejada en la caridad con los más necesitados, esta forma de vida Don Bosco la asume para su congregación y la ejecuta en grandes obras para los jóvenes más desposeídos.
Humanismo cristiano 1 La interpretación del cristianismo en clave humanista se desarrolla en la primera mitad del siglo XX como parte de un vasto proceso –que comienza en el siglo XIX y que continúa hasta nuestros días– de revisión de las doctrinas cristianas a fin de adaptarlas al mundo moderno; un mundo con respecto al cual la Iglesia católica había adoptado, durante siglos, a partir de la Contrarreforma, una posición de neto rechazo o de abierta condena. En el tortuoso acercamiento de la Iglesia al mundo moderno, la encíclica Rerum Novarum de León XIII de 1891 constituye un hito fundamental. Con esta encíclica la Iglesia se dio una doctrina social que pudiera contraponerse al liberalismo y al socialismo. En polémica con
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este último, reafirmaba el derecho a la propiedad privada, pero atenuándolo con un llamado a la solidaridad entre clases en pos del bien común y a la responsabilidad recíproca entre individuo y comunidad. Contra el liberalismo y su laissez faire (dejar pasar) en materia de economía, la Iglesia invitaba al Estado y a las clases más fuertes a ayudar a los grupos sociales más débiles. Es en este intento de reproponer al mundo moderno los valores cristianos, debidamente actualizados, que se encuadra el humanismo cristiano, cuyo iniciador puede ser considerado el francés Jacques Maritain, en su libro Humanismo integral, examina la evolución del pensamiento moderno desde la crisis de la cristiandad medieval al individualismo burgués del siglo XIX y al totalitarismo del siglo XX. En esta evolución, Maritain ve la tragedia del humanismo antropocéntrico, como él lo llama, que se desarrolla a partir del Renacimiento. Este humanismo, que ha llevado a una progresiva descristianización de Occidente es, una metafísica de la «libertad sin la gracia». Con el Renacimiento, el hombre comienza a ver su propio destino y su propia libertad desligados de los vínculos de la «gracia», es decir, del plano divino. Para el hombre, la libertad es un privilegio que él pretende realizar por sí solo. «A él solo le compete ya crear su propio destino, a él solo le corresponde intervenir como un dios, mediante un saber dominador que absorbe en sí mismo y que supera toda necesidad, en la conducta de su propia vida y en el funcionamiento de la gran máquina del universo, abandonada a merced del determinismo geométrico».2 Al humanismo antropocéntrico, Maritain contrapone un humanismo cristiano, que define como integral o teocéntrico. He aquí cómo se expresa: «Llegamos de este modo a distinguir dos tipos de humanismo: un humanismo teocéntrico o verdaderamente cristiano, y un humanismo antropocéntrico del cual son responsables el espíritu del Renacimiento y el de la Reforma... El primer tipo de humanismo reconoce que Dios es el centro del hombre, implica el concepto cristiano del hombre pecador y redimido, y el concepto cristiano de gracia y libertad... El segundo cree que el hombre
es el centro del hombre y, por ende, de todas las cosas, e implica un concepto naturalista del hombre y de la libertad. Si este concepto es falso, se entiende por qué el humanismo antropocéntrico merece el nombre de humanismo inhumano y que su dialéctica deba ser considerada la tragedia del humanismo».3 La base sobre la que se apoya el humanismo teocéntrico es una concepción del hombre «...como dotado de razón, cuya suprema dignidad consiste en la inteligencia;... como libre individuo en relación personal con Dios, cuya suprema virtud consiste en obedecer voluntariamente la ley de Dios; ...como criatura pecadora y herida, llamada a la vida divina y a la liberación aportada por la gracia, cuya suprema perfección consiste en el amor».4 La interpretación cristiana que Maritain dio del humanismo fue acogida en forma entusiasta por algunos sectores de la Iglesia y entre varios grupos laicos. Inspiró numerosos movimientos católicos comprometidos con la acción social y la vida política, por lo que resultó ser un arma ideológica eficaz sobre todo contra el marxismo. 1 Ideas tomadas de: idd00qaa.eresmas.net/ortega/human/cristian.htm 2 J. Maritain. Humanisme intègral. Problèmes temporels et spirituels d’une nouvelle chrétienité, París 1936. Trad. ital. de G. Dore, Roma 1980, pág. 75.
3 Ibid., pág. 81. 4 J. Maritain. L´education a la croisée des chemis, París 1947. Trad. ital. de A. Agazzi. Brescia 1969, pág. 19.
Pablo Farfán, Equipo Inspectorial de Salesianidad-EIS
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SANTIDAD
“Doctorado Honoris Causa Post Mortem”, 30 de abril de 2001.
CAUSA DE BEATIFICACIÓN DEL SIERVO DE DIOS P. CARLOS CRESPI CROCI, SDB La iniciativa de iniciar la apertura de la Causa de P. Carlos Crespi Croci, naturalmente la lleva adelante la Congregación Salesiana del Ecuador que, finalmente, acogiendo el clamor de amplios sectores de la sociedad cuencana y de la solicitud de varios hermanos de la misma congregación, en la Sesión del Consejo Inspectorial realizada el 8 de enero de 2002, se decidió iniciar el proceso que ya lo hemos explicado en las entregas anteriores del Boletín Salesiano. Sin embargo, es oportuno recordar parte de los acontecimientos que llevaron a tomar esta acertada.
UN POCO DE HISTORIA En la ciudad de Cuenca, hacia finales de 1999 y por iniciativa de las Universidades Estatal de Cuenca, del Azuay y Politécnica Salesiana; la Ilustre Municipalidad de Cuenca; la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay; la Arquidiócesis de Cuenca; el Centro Interamericano de Artesanías Populares; la Unión de Periodistas del Azuay; la Unión Nacional de Periodistas; los Presidentes de la Asociación de los Colegios Profesionales Universitarios; las Cámaras de la Producción; la Federación Deportiva del Azuay
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y Red de Mujeres, se había propuesto realizar una consulta pública, con el propósito de seleccionar fiel y democráticamente a los ciudadanos cuencanos de nacimiento o de adopción, extintos, cuyos aportes en las diferentes áreas como artes, ciencias de la salud, sociales, técnicas, educación, periodismo, artesanías, filantropía y mujer, hayan sido relevantes durante el siglo que terminó (cf. Boletín Salesiano, noviembre-diciembre de 2000). La Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador y los salesianos de Cuenca, conscientes de la imperecedera labor que desarrolló en nuestra ciudad y la región del Austro del país, el reverendo Padre Carlos Crespi Croci, propusieron y con justicia, el nombre de tan insigne sacerdote salesiano como candidato a Cuencano ilustre del siglo XX. Su candidatura se sustentó en la invalorable labor religiosa, social, cultural, educativa y científica desarrollada por el Apóstol de los Pobres, a lo largo de su dilatada y fructífera existencia y, es así que, el 8 de agosto de 2000 ante la presencia de las principales autoridades, en la Sala de Sesiones de la Universidad Estatal de Cuenca se oficializó el galardón de Cuencano ilustre del siglo XX. Por
SANTIDAD
su parte, la Inspectoría Salesiana del Ecuador y la Universidad Politécnica Salesiana, conscientes de tan alta distinción merecidamente otorgada a un salesiano, en su sesión del 12 de enero de 2001, resuelve homenajear al Padre Carlos Crespi Croci otorgándole el Grado de Doctor Honoris Causa Post Mortem, acto que tuvo cumplida realización la noche del 30 de abril de 2001 en el Salón de la Ciudad, con la presencia de las principales autoridades salesianas y de la ciudad y es aquí, donde el P. Luciano Bellini Fedozzi, Rector de la Universidad Politécnica Salesiana de ese entonces, tomó la palabra y manifestó ante la numerosa audiencia que «sería bueno pensar en el Padre Crespi no como un doctor, sino como san Carlos Crespi de Cuenca», pronunciamiento que arrancó un prolongado aplauso de la gente que se había agolpado para presenciar la ceremonia.
Mantener vivo el recuerdo de la multifacética personalidad del P. Crespi nos debe ayudar a penetrar en las profundidades de su corazón para descubrir de dónde él obtenía la energía para entregarse sin medida a los demás, especialmente a los más pobres, hasta el punto de colocar a su propia persona en un segundo plano. Y es entonces cuando nos daremos cuenta que solo el amor a Jesús, a su Madre Santísima y a san Juan Bosco fue capaz de generar el derroche de tanta energía a favor de los pobres.
El P. Esteban Ortiz González, Provincial de los Salesianos del Ecuador de aquella época, en su discurso de orden manifestó: «En la persona del P. Carlos Crespi se cumple lo que dice el apóstol Pablo cuando señala que “ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo” (Gal 3. 28). En efecto, no importa que el P. Carlos Crespi haya nacido en Legnano (Milán-Italia), a miles de kilómetros de Cuenca (Ecuador), lo que importa es que él se esforzó en ser un seguidor de nuestro Señor Jesucristo al estilo de san Juan Bosco, y, por eso, entregó lo mejor de su vida a su patria de adopción, y, sobre todo, a la ciudad que con admiración vio cómo él se desvelaba día a día por sus hijos más necesitados hasta el punto de entregar su existencia por ellos; “no importa donde se nace, ni siquiera tanto donde se muere, sino donde se lucha”».
En estos tiempos del neoliberalismo excluyente que genera enormes masas de «población sobrante» para los intereses del capital, el testimonio del P. Carlos Crespi que tuvo fija su mirada en Jesús presente en los pobres, es de una actualidad extraordinaria (cf. Hb 12, 2).
No es necesario presentar en Cuenca al P. Carlos Crespi, aquí hay personas que lo conocen muy bien, y, además, ahí está su testimonio, pues como dice Jesús: «Por sus obras los reconocerán» (Mt 16). Más bien, el P. Crespi es quien, con el testimonio de su vida, representa a Cuenca, por eso es que ha sido declarado Cuencano ilustre del siglo XX.
Hoy día, dentro de la Iglesia y también en los espacios sociales, se está insistiendo en ser significativos, es decir, que nuestras vidas y acciones sean realmente signo del amor de Dios. Y lo fundamental para ser signos del Reino de Dios es estar con los pobres, apostar con ellos en la construcción de un mundo justo, fraterno y solidario.
Se dice que en estos momentos a los jóvenes les faltan referentes válidos que les motiven a vivir grandes ideales. Bueno, ahí tenemos, entre otros, al P. Crespi. No lo recordemos solo como el anciano bondadoso que da su afecto a los pobres; tengamos presente que también fue el joven generoso que dejándolo todo se entregó al Señor, dejó la tierra que lo vio nacer, su familia y se embarcó para las misiones, movido por el ideal de dar a conocer a Jesús sirviendo a los pobres. Su proclamación como Cuencano ilustre del siglo XX, título plenamente merecido por él, debe ser expresión del compromiso de esforzarnos todos en dar a nuestras vidas el sentido que tuvo su existencia: ser signo del amor de Dios para los demás, de manera particular, para los más pobres. Luis Álvarez Rodas SECRETARIO DE LA CAUSA
Boletín
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Fiesta Inspectorial y celebraciones jubilares
Gracias por su fidelidad y servicio en la misión salesiana.
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El día sábado 8 de junio en Manta se celebró en familia la Fiesta Inspectorial, en la que hacemos memoria del «Corazón Inmaculado de María» y del «Sagrado Corazón de Jesús», patrono y protector de nuestra Inspectoría del Ecuador. De igual forma expresamos nuestra gratitud y admiración al P. Marcelo Farfán, por su trabajo de animación y gobierno, y a los hermanos que celebra sus bodas jubilares.
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