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Misiones Salesianas MENSAJEROS DE SONRISAS

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Recursos

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Mensajeros de sonrisas

Misiones Salesianas contó en 2021 con cerca de 200 personas voluntarias y más de 35.700 personas colaboradoras que se convirtieron en mensajeros de oportunidades y sonrisas para millones de niños y jóvenes en el mundo.

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Misiones Salesianas John, Edwin, Daniela, Saidi, Aisha, Jyoty… han cambiado su vida en este último año. Son niños y niñas de Colombia, Sierra Leona, Siria, República Dominicana, Senegal, India… Menores que no sabían qué era tener tiempo para jugar, niños y niñas que no tenían una mochila ni libros, que eran obligados a trabajar o que vivían en un conflicto armado o que habían sido madres prematuramente.

Menores y familias beneficiarias

Más de 370.000 personas han sido atendidas y apoyadas en los 389 proyectos que Misiones Salesianas llevamos a cabo en el último año en 69 países de los cinco continentes. La mayoría, menores y jóvenes en situación vulnerable o en riesgo de exclusión, pero también sus familias. En 2021, además de seguir enfrentándonos a las consecuencias de la COVID-19, que tanto daño han causado en todo el mundo, seguimos encargándonos de las enfermedades de siempre: pobreza, hambre, desigualdad, falta de educación, de acceso a la salud…

Son varios los ejemplos de este trabajo que hacemos junto a los misioneros salesianos de todo el mundo. Así, más de 880 jóvenes de Kankan y Siguiri (Guinea Conakry) tendrán cada año una formación de calidad gracias a los nuevos talleres que se han puesto en marcha; más de 160 menores en Tlaquepaque (México) mejoraron su formación escolar y pudieron desarrollar habilidades artísticas; en Bhadravti (India) más de 125 jóvenes se formaron en sastrería y fabricación de platos con hoja de palma para poder ganarse la vida; más de 3.000 niños y niñas participan en las escuelas sociodeportivas que tenemos junto a la Fundación Real Madrid, donde además de practicar un ocio seguro, aprenden valores, reciben alimentación y atención médica.

También en 2021 estuvimos apoyando a la población del Tigray (Etiopía) en guerra desde noviembre de 2020. Cerca de 3.000 personas, un 70% mujeres, participaron en nuestros proyectos de atención a personas desplazadas con alimentos y con bienes de primera necesidad. Más de 89.000 personas se beneficiaron de proyectos de Acción Humanitaria en 17 países que se vieron afectados por conflictos, por desastres naturales o por circunstancias extremas.

Un grupo de niñas en las calles de Filipinas.

Sembrar esperanza

Juan Linares, sdb

Un voluntario con los niños y niñas de uno de los centros salesianos en Costa de Marfil.

Transformando el mundo

Todo este trabajo sigue una dirección: transformar este mundo en uno nuevo más justo, solidario, sostenible, equitativo… y, sobre todo, como apunta la Agenda 2030 no dejar a nadie atrás en este camino. Todas las personas tenemos los mismos derechos y necesitamos tener una mínima calidad de vida que nos permita vivir dignamente. El mundo parece llevar un camino contrario: más pobreza para unos, pero más riqueza para unos pocos. Es más necesario que nunca que todas las personas unidas nos preguntemos por nuestro futuro en común.

El papa Francisco hace esta reflexión en Fratelli Tutti y nos propone un camino necesario para construir un mundo fraterno donde todas las personas nos consideremos hermanas, sin olvidarnos del cuidado de nuestra Casa Común. Para ello, desde Misiones Salesianas realizamos actividades en centros educativos, desarrollamos campañas de sensibilización, como Inocencia entre rejas, organizamos exposiciones desde nuestro Museo Misiones Salesianas, participamos en coloquios y mesas redondas y trabajamos con muchas otras organizaciones salesianas y de la sociedad civil con las que compartimos valores y visiones.

Y todo esto sería imposible de realizar sin las personas implicadas. Personas que deciden colaborar con nuestra misión con su tiempo, como las voluntarias, o aquellas que prefieren hacerlo a través de donaciones. En 2021 contamos con cerca de 200 personas voluntarias y más de 35.700 personas colaboradoras que convertimos en mensajeros de oportunidades y de sonrisas para millones de niños, niñas y jóvenes de todo el mundo. Si quieres ser una de ellas, te estamos esperando en misionessalesianas.org.

Las necesidades han seguido aumentando en 2022 y tenemos cifras récord de personas que están siendo tratadas de manera injusta: hambruna en el Cuerno de África, una guerra en Ucrania, más de 100 millones de personas desplazadas en todo el mundo, aumento de los menores obligados a trabajar y de los matrimonios infantiles, millones de familias que no tienen acceso a servicios básicos como el agua o medicinas, niños y niñas sin escuelas… Y todas las personas podemos ser parte del cambio. Todas podemos ser mensajeros de esperanza y de sonrisas.

Ana Muñoz

Más información en: www.misionessalesianas.org El optimismo es una manera de ser, una postura que permite a la persona optimizar su situación desde el realismo y sin caer en la ingenuidad. El optimista se fija en lo positivo y no pone las dificultades en el centro de su preocupación.

Somos seres de esperanza, dado que esta virtud está dentro de nosotros, pues es una dimensión fundamental de nuestra vida. El que espera vive, y el que desespera muere. Una vida en la esperanza se dirige hacia la plenitud de la misma. Una vida en la desesperación, se dirige hacia la destrucción.

La esperanza es el camino que nos une con la meta que queremos alcanzar y por ello mira y orienta nuestro futuro y abre y transforma nuestro presente. La fuerza de la esperanza dinamiza todo nuestro tiempo.

Cuando hay confianza en sí mismo, en los demás y en Dios la vida se llena de esperanza. Para que haya esperanza se necesita mucho optimismo y confianza. Para ello es necesario que demos más importancia a “lo positivo” que a lo negativo y que creamos en los recursos naturales y sobrenaturales que cada uno y nuestra sociedad tiene en su interior. Hemos de favorecer en nosotros el deseo de un rico futuro y no dejarnos vencer por las dificultades que se presentan en la vida. Cuando el futuro se manifiesta como amenaza nace el temor. Cuando el futuro se presenta como promesa, nace la esperanza.

La experiencia nos demuestra que todo movimiento de liberación o progreso es siempre comunitario. Construyamos una sociedad de esperanza. Y es que el fundamento de nuestra esperanza está en Cristo, quien nos asegura el triunfo de la vida e historia, hasta su plenitud.

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