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Hombre de Dios y entregado a los jóvenes
Isrrael José Hernández Balboza nació en 1994, en una ciudad venezolana llamada de igual forma que otra española, Barcelona, en el seno de una familia sencilla. Desde pequeño recibió una buena educación cristiana. Es el segundo de tres hermanos. Le encanta ir a la playa, pasear, leer y caminar. Es salesiano desde 2014, y hace 5 años se encuentra en España como misionero, enviado por el mismo Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime, en la 148ª expedición efectuada en la misma Basílica de María Auxiliadora de Turín.
Entre Venezuela y España
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Su vocación surge cuando se está preparando para recibir el sacramento de la confirmación. Así lo recuerda él mismo: “Mi historia vocacional comenzó a tomar forma en una parroquia salesiana llamada “Divino Niño”, en Puerto la Cruz (Venezuela), con el proceso de catequesis para la confirmación que estaba realizando. Allí se me hizo la propuesta de participar en las actividades del movimiento juvenil salesiano, específicamente en las del oratorio y otras propuestas que tenían particular desarrollo en los tiempos fuertes litúrgicos. A esto se sumó la gran pregunta que uno se hace cuando es adolescente: ¿qué estudio en la universidad? Gracias al acompañamiento que tuve, pude decidir ingresar en el aspirantado, tenía ya 17 años. Durante este tiempo hice el bachillerato y se me invitó a vivir una experiencia de voluntariado en una casa salesiana que tenía internado (la casa de Carrasquero, Zulia) muy cerca de la frontera con Colombia. Todo esto hizo que madurara la opción”.
Una vez concluido el noviciado, continuó con el proceso formativo de los Salesianos de Don Bosco, estudiando filosofía en Los Teques (Venezuela), viviendo en una comunidad, continuando con su acompañamiento personal, compaginando los estudios con diversas experiencias pastorales, y viviendo el discernimiento que empezó años atrás. Tras su finalización, fue enviado a España, a Barcelona, para realizar el tirocinio, y cuando terminó esta etapa formativa, se incorporó a la comunidad del teologado, en Atocha-Madrid, para completar sus estudios teológicos. El curso pasado efectuó la profesión perpetua, diciendo sí para siempre al Señor. Al final de este curso recibirá el orden del diaconado.
Isrrael se siente enamorado profundamente de Jesucristo. También profesa una gran admiración por Don Bosco. Como él mismo dice: “Me gustaría tener esa armonía que tuvo Don Bosco: la de ser hombre completamente de Dios y entregarse totalmente a los jóvenes, y la de responder con certeza y acierto a las necesidades de su tiempo”.
Tiene una mirada muy positiva sobre los jóvenes. Cree que todos ellos son muy valiosos. Y los anima siempre a entregar la vida en favor de los más necesitados. Conoce a algunos que se están planteando la vocación. A estos les dice que: “No se queden en la incertidumbre. En la vida hay que dar saltos, y el mejor salto que se puede dar es el que te lleve a entregarte totalmente a Dios a través del servicio a los más necesitados”.
Jorge Juan Reyes, sdb