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Contenido Noviembre 2016 · Edición 91
El miedo de los adolescentes a verse gordos
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La adolescencia es una etapa de grandes cambios que puede marcar el resto de la vida de la persona. Es en esa época es las personas eligen su profesión, sus amigos, empiezan a tener las primeras relaciones amorosas…La imagen es muy importante para ellos. Si al estrés de pasar por esta etapa le sumamos además las complicaciones propias de un trastorno alimenticio, el adolescente puede verse superado por sus problemas. Abordamos el problema desde la salud mental como física.
Precisamente, sobre ese miedo de los adolescentes que puede desencadenar en una serie de problemas de salud mental y física, es el tema que nos llevó a consultar con la psicóloga Lic. Soledad Barge Candia.
“En la adolescencia el verse o sentirse gordos puede tener efectos psicológicos importantes. Los jóvenes pueden verse expuestos al rechazo o las burlas de sus compañeros, tener dificultades para encontrar amigos o pareja… Todo esto puede reducir su autoestima, provocarles ansiedad, trastornos del sueño, aislamiento social, disminución del rendimiento escolar… Todos estos problemas pueden conducir a estados depresivos, a desarrollar problemas de ansiedad o trastornos obsesivo-compulsivos o incluso conductas autodestructivas”, explicó nuestra interlocutora.
Los adolescentes con peso normal tienen percepciones equívocas de sus tipos de cuerpo y son estos adolescentes los que, tienen probabilidades de ser adultos obesos. Sin embargo, la exagerada presión que los adolescentes padecen por ser delgados, cada vez es mayor. Y no es de extrañar que 1 de 5 adolescentes se vea gordo pues en la influencia de las revistas, Internet y la televisión, los cuerpos ultra delgados son asociados al éxito y la belleza, estableciéndose así una idealización que, a menudo, socava la valoración del propio cuerpo. Según estudios realizados tres de cada cuatro adolescentes se siente deprimido y avergonzado tras pasar tres minutos mirando una revista de moda. “Hace 20 años, el peso promedio de las modelos era un 8 por ciento menor al de las personas normales. Ahora asciende a un 23 por ciento. Cada vez más adolescentes se preocupan por su peso, están pendientes de lo que comen y piensan que se sentirían mejor si fuesen más flacos”, indicó la especialista.
Los jóvenes que se ven gordos, a menudo cambian sus hábitos alimenticios, saltean u omiten las comidas de modo a perder peso rápidamente, se someten a dietas estrictas, de a poco se va acotando el modo de comer, acompañado de rituales, aflorando un desorden alimentario, “ocasionándoles desequilibrios tanto físicos como del humor, generalmente sin la supervisión de ningún nutricionista, a veces ni los padres están enterados. Existen varios desordenes que pueden ser acarreados si no hay control, como ser la anorexia nerviosa, la ortorexia (que es la obsesión por la comida correcta), la bulimia, que puede levarlos a consecuencias severa”, manifestó la Lic. Barge.
Los adolescentes son los más afectados, impulsados por agradar dentro del ideal de belleza y felicidad instaladas por la sociedad, agregando el estímulo publicitario. “El tema es que también los padres están atrapados en estos modelos, en la cultura de la delgadez. Otros adolescentes optan por la cultura de lo sano y se vuelven veganos, vegetarianos, la elección por el mundo orgánico, utilizan dietas descartando la grasa animal, las harinas blancas, los hidratos de carbono, los aditivos, los conservantes y la lista no para de crecer, pero en el fondo esconden un desorden más profundo”, agregó.
Si bien cada vez se ve a más temprana edad, suelen ser los adolescentes los más vulnerables, debido a que son más autoexigentes. “Suelen ser las chicas las que tienen más inclinación hacia estas situaciones, hoy en día también está presente en los chicos”, apuntó la psicóloga.
Dijo que en el plano emocional es importante comunicarse con el adolescente de forma eficaz, que se sienta afianzado, ayudarle a controlar la dieta si él nos lo pide, si lo necesita, establecer unos hábitos de alimentación y actividad saludables, “incorporar a toda la familia y prestar mucha atención a los síntomas de depresión o aislamiento que pueda presentar el adolescente que siente que esta gordo, o se ve gordo, y por eso se siente rechazado por sus pares”, remarcó la profesional.
Recordó que un factor predisponente a esto es tener padres dietantes, “empiezan haciendo dieta con la madre, acompañan al gimnasio, los padres están inmersos en eso de que es importante estar delgados y terminan sin querer metiendo a su hijos en esta `moda´ que arrastra a los adolescentes vulnerables a diferentes transtornos”, puntualizó.
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Alimentación saludable para adolescentes
La adolescencia es un periodo de grandes cambios fisiológicos, emocionales y sociales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al grupo de adolescentes como la población comprendida entre los 10 y los 19 años, aunque no tiene límites definidos. Durante este periodo, el crecimiento es acelerado con un aumento importante de talla como de masa corporal.
Comer saludablemente durante este período, es importante ya que los grandes cambios del cuerpo afectan a las necesidades de nutrición y dieta del futuro adulto.
La adecuada alimentación es esta etapa, ayudará a prevenir que el adulto sufra de enfermedades como hipercolesterolemia, hipertensión arterial, obesidad, osteoporosis entre otras enfermedades no trasmisibles.
Es bueno recordar siempre que debemos de consumir como mínimo 5 comidas al día Ej.:
Desayuno Media Mañana Almuerzo Merienda Cena
% De calorias totales 25 5 40 15 15
Muchos adolescentes “se saltan” el desayuno por el miedo a engordar, y es muy importante insistir que se trata de la principal comida del día, porque es luego de un ayuno prolongado de 10-8 horas de sueño.
Las necesidades energéticas del adolescente son altas ya que el “estirón” o inicio del crecimiento acelerado comienza generalmente alrededor de la edad de 10 años en los varones y de 12 años en las mujeres. Las demandas alimentarias varían entre los chicos y las chicas: los chicos necesitan más proteínas y energía que las chicas debido a un mayor crecimiento.
En términos generales podemos decir que las necesidades en esta etapa son:
Grasas Proteínas Hidratos de Carbono 30 – 35 % 10 – 15 % 50 – 60 %
Otro factor importante a considerar para determinar las necesidades energéticas es el tipo de Actividad Física que realizan.
El mayor porcentaje del miedo obsesivo a engordar (Lipofobia) se da en las mujeres, a quienes las atemoriza ser "gordas". La imagen en la etapa de la adolescencia cobra gran importancia y es allí donde pueden desencadenar los trastornos en la alimentación (Ej.: Bulimia, Anorexia Nerviosa, Vigorexia). Pero esto no ocurre sólo con las mujeres, sino que en los hombres también sucede: "Los chicos están creciendo dentro de un concepto de belleza: se depilan, usan cremas, se maquillan, etc.".
Por esta razón queremos dar recomendaciones para evitar que los adolescentes
Lic. Jazmín Giménez, Licenciada en Nutrición, integrante del Staff de Nutrirsebien Paraguay.
tengan miedo a engordar y que puedan disfrutar de su alimentación. 1. En la casa toda la familia debe de seguir un plan de alimentación y no una dieta.
Es decir cambiar los hábitos alimentarios, es recomendable buscar una educación nutricional. 2.Enseñar a los jóvenes a consumir variedad de alimentos, con la frecuencia y porciones adecuadas. 3.No hablar del peso como un factor determinante para la belleza. 4.Si nota que él adolescentes se está quejando de su apariencia siempre, trate de recalcar sus virtudes. Asegúrele que todas las personas son diferentes, únicas y no debemos compararnos con nadie. 5.Motivar a moverse y ejercitarse todos los días. 6.Establezca los tiempos de comida como
una prioridad y aproveche para compartir en familia, evite regañar o decir comentarios negativos en los tiempos de comida. 7. Recuerde que las calorías son una medida para medir la cantidad de energía que aporta el alimento. Todos necesitamos de calorías durante el día para cubrir con nuestro requerimiento de energía. 8.Recuerde que la educación nutricional de forma preventiva, ayuda a formar niños, adolescentes y adultos más saludables, evitando extremos como obesidad o trastornos de alimentación.
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