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Terminator Weed

PRESENTANDO A TERMINATOR

La historia que publicamos a continuación viene de una de las ediciones internacionales de Soft Secrets, hay motivos para no publicarla, pues hay demasiadas ambigüedades y generalidades, pero también hay motivos para publicarla, pues es interesante reflexionar sobre a donde podrían llegar las cosas. En todo caso te podemos asegurar que en España hay un montón d ebancos de semillas que producen semillas fertiles de gran calidad, a la vez que altas en THC, por lo que actualmente no hay motivos para preocuparse. Dr. John Dee

Esta historia lleva muchos años gestándose, pero en los últimos meses ha empezado -así parece- a crecer, a medida que las mayores implicaciones de lo que podría significar empiezan a asumirse.

Como sabrá de sobra la mayoría de lectores, todo el paisaje en el mundo del cultivo de Cannabis ha cambiado radicalmente en las últimas dos décadas, al ritmo de los avances realizados en ciencia hidropónica, nutrición de las plantas, injertos para producir variedades con mayor rendimento, cosechas más potentes, hierba estimulante, hierba visionaria: todo ese tipo de cosas. Y la genética, no debemos olvidar la genética. La propia genética ha cambiado mucho en las últimas dos décadas; ahora no se trata tanto de limitarse a estudiar la transmisión hereditaria y los rasgos heredados y sí de cambiarlos, de modificarlos; y, como la maquinaría de propaganda se encarga de decirnos siempre, de mejorarlos.

Hace mucho tiempo que ya existe en el mundo de la maría un elemento de modificación en forma de la polinización cruzada, los simples injertos, etc. Pero lo que se vislumbra en el horizonte es una cosa muy distinta, porque los grandes (y digo grandes) de la genética y de la biotecnología han decidido que también quieren jugar, pero sin compartir la pelota, y que quieren reescribir las reglas del juego, además.

Por supuesto, todo es cuestión de dinero; no del tipo de cantidades atribuidas al mercado del Cannabis, pero “millonadas” de dólares, euros, libras, lo que sea, y todos legales (aunque definitivamente inmorales).

Ya en época tan temprana como 1938, el valor de la industria del cannabis como un negocio organizado y fiable se estimaba en torno a miles de millones de dólares. Por supuesto, desde aquellos días el potencial de la planta de cannabis se reconoce cada vez más ampliamente. Por poner un ejemplo, las virtudes médicas y terapéuticas del cannabis se han puesto de manifiesto en relación con tratamientos eficaces para -entre otras muchas enfermedades-, la esclerosis múltiple, diversos tipos de cáncer, enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad. Encontrar medicamentos eficaces para cualquiera de estos trastornos es ganar el gordo de la lotería. Encontrar una única fuente de tratamientos para todos ellos es ganar una licencia para imprimir dinero, sobre todo si te guardas esa fuente para ti solo. Y restringir el acceso a esa fuente es precisamente lo que está ocurriendo.

“¡Pero si es una planta! ¿Cómo podría pasar una cosa así’

Os presento la “tecnología Terminator”. Este horrible “avance” científico consiste en semillas modificadas que solo pueden usarse una vez. Toda semilla producida a través de Terminator Seeds es estéril e inútil, por lo que quien desee cultivar más de las mismas tendrá que comprar más semillas de la misma fuente.

Esto ya va a ser bastante negativo -con el tiempo- para los cultivadores de cannabis. Aunque a mí me da la impresión de que, como la marihuana es una de esas plantas con una capacidad innata para la supervivencia, será casi imposible erradicarla de la faz de la tierra; después de todo, los americanos llevan años intentándolo.

El mejor consejo que puedo daros (pero si tenéis algo mejor, aportadlo) sería que os limitéis a cultivar una variedad natural, agradable, de potencia moderada que no haya sido manipulada en laboratorio, ni cocinada por algún genetista para elevar el contenido en THC. Podría argumentarse que en cualquier caso, demasiado THC no es bueno para vosotros a largo plazo, y que existen ya montones de variedades singulares. Vedlo de este modo: ¿qué hacíais antes de que llegaran la Skunk y todas las demás? Obtener esquejes de una fuente fiable y conocida y cultivarla de la manera poco tecnológica que lleva milenios funcionando perfectamente.

Todo esto está muy bien para cultivos a pequeña escala pero, ¿qué ocurre con cultivos mayores que producen cosechas distintas del cannabis pero mucho más importantes en el futuro inmediato? ¿algo como el maíz, por ejemplo? cannabis, pero al fondo de la cuestión subyace algo mucho más importante. Cuando todo el tema de los transgénicos comenzó a ser de verdad noticia, a finales de los noventa, alguien predijo que ocurriría lo que ahora está pasando. Se planteaba el interrogante ( y se sigue planteando) de si introducir los transgénicos en la cadena alimenticia y consumir alimentos modificados genéticamente podría ser dañino. En cualquier caso, eso era sólo una parte de un problema mucho mayor: si con el tiempo las únicas semillas para cosecha disponibles son transgénicas patentadas, que plantadas producen alimentos ¿comestibles? pero no semillas viables para cultivar la siguiente temporada, ¿qué ocurre?

He aquí lo que ocurre: algo que era parte de un ciclo natural, plantar una semilla, cultivar la cosecha, consumirla mientras se conservan sus semillas para la próxima siembra y cultivo, se ha acabado. Todo eso se habrá terminado, el cultivo de cannabis para fines recreativos debería ser en realidad la menor de nuestras preocupaciones. Antes del comienzo de toda temporada de siembra, el abastecimiento de semillas para plantar tendrá que comprarse de nuevo a uno de los grandes grupos de interés biotecnológicos o a sus subsidiarios (aquí me cuido mucho de mencionar nombres). Si no estás preparado para ello o no puedes pagarlo, es una pena, pero los negocios son los negocios y no podemos ponernos a regalar el material, porque tenemos accionistas a los que mantener del modo al que están acostumbrados.

Considerad por un momento el efecto que va a tener esto sobre, por ejemplo, la producción de maíz en los países en desarrollo. Las perspectivas tienen mal aspecto ¿no? ¿Dónde va a acabar todo esto? Hace quince años, hubiera rechazado estas consideraciones como paranoias sin sentido, pero ya están aquí y estoy seguro de que sólo es el principio.

Un futuro posible: la hierba de vuestra pipa, la medicina que necesitáis para estar bien, la comida de vuestro plato, todo ello monopolizado y regulado por científicos y dueños del capital. Si no es eso lo que queréis para el futuro, entonces es hora de hacer algo al respecto.

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