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Panama Red
from 2012 04 ES
by SoftSecrets
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Panama Red
Kali Mist
Por donde quiera que ha pasado el ser humano, el cannabis lo ha seguido poco después. Hoy día existen comunidades vegetales silvestres o procedentes de fugas de cultivos en todos los continentes salvo la Antártida, y en los siglos posteriores a su introducción, diversas variedades autóctonas han evolucionado. Además, los cultivadores locales se dedican a menudo a la reproducción selectiva, en busca de las características deseadas, lo que conduce a poblaciones de cannabis muy distintas morfológicamente en todo el mundo.
La “plasticidad fenotípica” o capacidad de la planta para cambiar su estructura genética en respuesta a la presión ambiental, es muy visible en el género
del cannabis. Esto facilita una adaptación rápida a las condiciones locales, sugiere que, por lo tanto, la especie puede sobrevivir a un cambio climático significativo -y que de hecho ya está respondiendo a los cambios que se están produciendo-. Por desgracia esto significa que un genotipo en particular puede convertirse en insuficientemente adaptado a su entorno, a medida que las condiciones cambien y que especímenes más nuevos y más adecuados evolucionen o sean introducidos.
En gran parte de América Central, los estragos del tráfico de cocaína han dejado una huella indeleble en el cultivo del cannabis. En ciertos lugares el cannabis se cultiva intensivamente, y representa un porcentaje significativo de todo el tráfico de narcóticos, en otros la producción local se ha dejado de lado en favor de la más lucrativa planta de coca. Ambos extremos pueden afectar al acervo genético; sin embargo, cuando se cultiva intensivamente, la variedad más rentable puede agotarse mientras a otras se las deja morir. Por otro lado, cuando la tierra se limpia para la producción intensiva de coca, las poblaciones existentes se empobrecen y los fenotipos se pierden. Por supuesto, la “guerra contra las drogas” ha llevado a la erradicación de campos de cannabis por toda la región, complicando aún más el problema. En Panamá, el cultivo comenzó de verdad cuando los cultivadores trajeron semillas (se cree que procedían mayoritariamente del cultivar de Colombian Red) al país desde Colombia, desafiando las duras medidas contra la producción de drogas. La latitud casi ecuatorial de Panamá y su clima benigno permiten la cosecha de Sativas tropicales muy puras y de floración larga. El terreno accidentado y las numerosas islas pequeñas ofrecen muchas oportunidades para el cultivo clandestino, y en un pasado muy reciente el cannabis panameño se encontraba por todas partes.
Panama Red fue el nombre dado al cultivar tipo arbusto rojo que emergió finalmente: de una estructura más aireada y color más claro que su predecesor, y con un colocón excitante, claramente de Sativa (opuesto al efecto narcótico y estupefaciente de la Colombian Red). Muestra filamentos rojos en las flores, así como una coloración rojiza en hojas y flores. La Red apareció por primera vez -y adquirió fama rápidamente- en los 60 y 70, y al parecer ahora no se obtiene en ningún sitio.
Como ocurre con muchas variedades autóctonas en vías de desaparición, las presiones selectivas han actuado en su contra, ya que los cultivadores prefieren una planta más robusta, de floración más rápida y mayor rendimiento, y están introduciendo híbridos que están prosperando en el benigno clima -y ganando rápidamente predominancia-. Además, aunque hoy en día se cultiva poca coca en Panamá, su gran importancia como ruta de tráfico ha supuesto que las bandas criminales locales volvieran su atención hacia la cocaína, y el cannabis ha perdido importancia como exportación en años recientes.
El terreno tropical rugoso y remoto proporciona muchas oportunidades para cultivos ocultos. Copyright DirkvdM