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IMPACTO BIOLÓGICO
UN EQUILIBRIO CADA VEZ MÁS DELICADO
El Cannabis y nuestro medio ambiente
Los métodos orgánicos tradicionales son mejores para el medio ambiente (copyright Mishimoto)
Nos enfrentamos a varias decisiones importantes en los próximos años: cualquiera que sea el lado de la valla del “Climagate” en el que elijamos
estar entre los métodos más apropiados, todo lo contrario se puede aplicar al cultivo de interior, que puede consumir una gran cantidad de energía
cuando se destruyen las plantas, las raíces muertas ya no pueden actuar para reducir la erosión cuando las riadas emergen de los ochocientos ríos del
locales, desviando agua de corrientes cercanas, limpiando zonas forestales para conseguir más luz, drenando productos químicos tóxicos directamente en la capa freática local, y utilizando generadores diesel contaminantes para la electricidad en zonas alejadas. Desde luego, esto no ayuda a ganarse los corazones y mentes de agricultores, grupos ecologistas o autoridades, en Estados Unidos Oficina de Política Nacional sobre Control de Drogas ha declarado recientemente que por cada acre (más de 4.000 m2) de cultivo de marihuana, se produce la contaminación de diez acres por subproductos tóxicos. En 2008, un cultivador del condado de Humboldt vertió 1000 galones (unos 3800 litros) de diesel rojo en un afluente de Salmon Creek, envenenando a peces y anfibios. En el condado de Sonoma, una operación ilegal, descubierta el verano pasado, había producido el derribo de quince secuoyas protegidas en un terreno privado. Resulta vital para el futuro del cannabis que nos alejemos todo lo posible de esa imagen de terroristas que destruyen intencionadamente el medio ambiente, y presentemos la de responsables guardianes de la naturaleza, que respetan todas sus partes por igual y no tratan de destruir ninguna de ellas en busca de un beneficio económico. Algunos argumentan que todos esos problemas se acabarían si el cannabis se legalizara y regulara, y es verdad que la necesidad de ocultarse está detrás de gran parte del uso de sustancias químicas y generadores. Sin embargo, la industria agraria legal y “regulada” sigue cometiendo atrocidades medioambientales, han conseguido auténtica carta blanca
Los defensores del Cannabis creen que su legalización podría proporcionar soluciones en temas medioambientales clave, mientras que los prohibicionistas citan casos de daños ecológicos causados por cultivadores irresponsables como razones para mantenerlo ilegal estar, no podemos negar que nuestros actos están afectando adversamente al medio ambiente del que dependemos para sobrevivir, y que debemos reconsiderar nuestros métodos agrícolas en términos sostenibles. Los defensores del cannabis creen que su legalización podría proporcionar soluciones en temas medioambientales clave, mientras que los prohibicionistas citan casos de daños ecológicos causados por cultivadores irresponsables como razones para mantenerlo ilegal. Ambas partes a menudo son culpables de simplificar su posición: muchas contradicciones poco convenientes se ignoran o silencian para que el mensaje global siga siendo firme. Los abogados del cannabis citan los beneficios medioambientales que podría suponer una industria legal, pero esa imagen es incompleta. Aunque es cierto que los esquemas de rotación de cosechas bien dirigidos que se aplican al cannabis pueden
y recursos. Las plantaciones de exterior ilegales pueden causar estragos en el ecosistema local e, incluso en los estados donde se cultiva legalmente, el nivel de regulación es insuficiente para garantizar que los métodos son totalmente seguros. Sin embargo, el cannabis silvestre puede ser una parte vital de su ecosistema, los programas de erradicación han provocado graves problemas medioambientales. En las regiones donde el cannabis es autóctono o está arraigado, a menudo es tan crucial para el mantenimiento del ecosistema local que su erradicación tiene consecuencias graves e inmediatas. En Bangladesh, un país tan profundamente ligado al cannabis que su nombre se deriva de él, los esfuerzos para destruir poblaciones silvestres han conducido a un incremento en la gravedad de las inundaciones estacionales. Los largos sistemas de raíces de variedades de cannabis adaptadas a las riberas proporcionan estabilidad,
país, cubriendo hasta el ochenta por ciento de toda su superficie. En países montañosos como Marruecos y México, la erradicación puede conducir a un aumento de las avalanchas de barro y corrimientos de tierras. En Estados Unidos y América Latina, se han utilizado herbicidas tóxicos para humanos, animales y plantas (como el Paraquat y el Triclopyr), si bien, gracias al NORML -Organización para la Reforma de las Leyes sobre Marihuana-, prácticamente han dejado de usarse. Aunque se ha demostrado que es dañino destruir el cannabis allá donde debe crecer, es igualmente inapropiado cultivarlo donde (y como) no se debe. En Marruecos, donde se cultiva el Cannabis de forma agresiva (y es una especie introducida), se preparan grandes extensiones de terreno para plantarlo quemando la vegetación existente. En varios estados de Estados Unidos ha habido casos de cultivos de exterior que causaron graves daños
gracias a su capacidad de pagar millones para costes legales, presión política y publicidad. Una industria cannábica legal proporcionaría tantas oportunidades para la presión política en busca de leyes favorables como a cualquier otro gran negocio, las mismas razones a los especuladores, listos para reducir costes y poner en peligro la salud del consumidor, aprovechando la ocasión. Tenemos que admitir que la legalización de un bien previamente prohibido, tarde o temprano llevará a su mercantilización; en un mundo ideal sólo existirían plan-
Los cultivos de exterior ilegales pueden ser destructivos (Justice.gov)