Chica del año

Skunk #1: chica del año 2013

Skunk #1 de Sensi Seeds es una de las variedades mejor estabilizadas del mundo, con un largo trabajo de crianza que garantiza resultados homogéneos y de alta calidad, por lo que es una planta ideal para hacer cruces, ya que sus rasgos están muy estabilizados. J. Searcher

En el cultivo destaca por su gran vigor y cogollos generosos, con poca hoja y mucha resina. Suele formar largas colas de cogollos. Una planta que ofrece un paladar muy intenso, con olor penetrante y sabor generoso que llena la boca de dulzor. Cuando se cultiva Skunk hay que tener un buen sistema de extracción de aire y depuración de olores, pues apesta con su esencia toda la zona. Gracias a su legendaria capacidad de resistencia a los fallos, fue una referencia para iniciar a cultivadores novatos, ya que con Skunk #1 es fácil asegurar una buena cosecha.

Desde su nacimiento, en California, la Skunk no ha parado de cosechar premios y honores. Se puede decir que es la variedad más premiada de todos los tiempos en el mundo del cannabis. Incluso en la actualidad, esta variedad aparece una y otra vez entre las premiadas en copas de la marihuana en todo el mundo. Tras ser una de las plantas más vendidas en España en su forma de regular, la Skunk #1 se ha adaptado a la revolución de las feminizadas y vuelve a ser una planta muy demandada, ya que es una variedad de resultados garantizados a un precio razonable, la gran demanda de Skunk #1 hace que Sensi Seeds incluso ofrezca paquetes de 25 semillas con gran éxito, de lo que pocas variedades pueden presumir a día de doy. Esta combinación de veteranía y leyenda, con gran aceptación por el cultivador de base actual, hacen de la Skunk #1 de Sensi Seeds una campeona intemporal, por lo que es un honor para Soft Secrets concederle un merecido premio como chica del año 2013.

Skunk #1: la mejor planta del mundo

Las primeras plantas de marihuana que sembré eran Skunk #1. Las traje de un viaje a Ámsterdam pero no las escogí yo, sino el vendedor de Sensi Seeds que me atendió. Le pedí una buena variedad, más sativa que índica, y me vendió un clásico inmejorable. Hoy, cerca de veinte años después, sigue siendo una genética fantástica a la altura de las más modernas novedades de los bancos de semillas. José T. Gállego

Desde aquella primera cosecha, entre mis variedades favoritas, siempre estará Skunk#1. Skunk#1 tiene todo lo que uno puede desear en una planta de marihuana. Es una variedad fuerte y vigorosa, muy homogénea, productiva y resistente. Tiene una floración relativamente rápida teniendo en cuenta su genética principalmente sativa. Produce grandes cantidades de cogollos gruesos, densos y muy fáciles de manicurar. El aroma es muy fuerte e intenso, tan penetrante que los primeros cultivadores californianos la bautizaron como la mofeta (skunk).

Mi admiración por esta variedad nació en aquella primera plantación. Mi ignorancia absoluta sobre el cultivo de cannabis unida a la escasa información disponible en aquel entonces hizo que no eliminase a las plantas machos hasta que ya llevaban varias semanas polinizando las plantas y la terraza. Había tanto polen que cada día tenía que barrer la terraza porque el suelo aparecía amarillo. Como es lógico, cuando coseché los cogollos tenían miles de semillas pero, aún así, eran mucho más potentes que el hachís marroquí que consumía habitualmente. En la siguiente cosecha, una vez aprendí a sexar las plantas a tiempo, la potencia de aquellas plantas me dejó alucinado. Creo que nunca más volví a comprar hachís marroquí. Mi primera cosecha me había introducido en un mundo fascinante y me había regalado una enorme cantidad de semillas producto del cruce de varias hembras y machos de una variedad mítica. Skunk#1 es una variedad que ha sido estabilizada a lo largo de décadas por lo que se cuenta entre las genéticas más homogéneas que existen. Desde aquel día he cultivado muchas semillas de aquel cruce y he vuelto a sembrar Skunk#1 de Sensi varias veces y nunca me ha defraudado. Todas las plantas son muy similares y, si se cruzan entre sí, dan lugar a plantas parecidas.

Skunk: El híbrido por antonomasia

A finales de la década de 1970, la aparición de la variedad Skunk #1 en los festivales californianos de la cosecha sentó las bases del mundo cannábico tal como lo conocemos hoy en día. Mamiko

El dominio de este híbrido ejemplar fue tal que, tras seguir arrasando en las primeras ediciones de la High Times Cannabis Cup diez años después, los organizadores prohibieron que fuera presentado a las siguientes convocatorias en Holanda porque, sencillamente, no había aspirantes que pudieran hacerle frente.

Entre los pioneros que empezaron a cruzar plantas indica y sativa en el norte de California para crear las nuevas variedades conocidas como “híbridos” durante la década de los 70, Sacred Seeds fue la empresa que tuvo el éxito más rotundo con Skunk #1. Al combinar las distintas variedades originales, el resultado eran plantas más vigorosas y adaptables, con mayor resistencia a todo tipo de abusos y una fumada dulce y potente. Luego, el objetivo consistía en estabilizar la variedad para que los resultados fueran uniformes al reproducirse desde semilla. De esta forma, el híbrido se convirtió en el pilar de la industria moderna de la marihuana.

Los viejos cultivadores norteamericanos recuerdan que la Skunk #1 original daba lugar a individuos con mayor predominancia indica, y a fenotipos más dulzones, con más carga sativa. Sin embargo, los ejemplares que se consideraban la mejor representación de la variedad eran reconocibles por sus hojas de puntas amarillas. El aspecto indica de estas plantas escondía una potencia deslumbrante con un carácter que tiraba al lado dulce; la combinación ideal de indica y sativa.

Aún hoy, muchos siguen preguntándose por qué se llama Skunk (mofeta) a una variedad que, si se caracteriza por algo, es por su aroma agradable y dulzón. Skunk es el nombre de uno de los trenes más emblemáticos del norte de California, que unía el interior del condado de Mendocino con la costa dejando una tremenda humareda al paso de su locomotora a vapor. Los lugareños solían decir de este tren que, al igual que pasa con las mofetas, podías olerlo antes de verlo.