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Micorrizas

LA PRESENCIA DE ORGANISMOS DEL SUELO AYUDA A MEJORAR LAS CONDICIONES DEL CULTIVO Si las plantas están acompañadas crecen mejor

Innovar y probar técnicas nuevas nos permite conocer el cultivo del cannabis desde muchos puntos de vista para poder elegir el mejor sistema en función del espacio, los costes o el tipo de agricultura que se quiera realizar. El cultivo ecológico nos brinda la oportunidad de introducir otras especies que ayudarán a las plantas a crecer de forma rápida y natural sin dejar de lado la producción. El uso de microorganismos de suelo garantizará un sistema radicular más sano y desarrollado, capaz de asimilar más nutrientes. Mr. Sandman

Cuando se empieza a planificar una nueva cosecha, hay que tener en cuenta muchos factores. Aunque el sistema esté optimizado, tendremos que mirar la tierra que pondremos, las variedades más deseadas, los sistemas lumínicos y de ventilación o los abonos a utilizar. Todo está encaminado a que nuestras plantas crezcan solas y en las mejores condiciones. Si a este factor le sumamos la alergia que provoca en el cultivador la palabra plaga, tendremos un cultivo en el que hay una especie (el cannabis) y se evita a toda costa la entrada de organismos diferentes.

Pero todos los que estén familiarizados con los sistemas de cultivo ecológico sabrán que esto no tiene que ser así. De hecho, fomentar la presencia de otros

organismos puede favorecer el crecimiento de los vegetales, evitar la presencia de plagas o reducir drásticamente su número, de modo que nos evitan pulverizar con compuestos químicos las semanas antes de cortar. En este artículo se verá cómo

actúan los microorganismos del suelo y cómo favorecen el crecimiento y la salud de las plantas.

Antes de empezar conviene tener en cuenta dos factores. El primero es saber si la acción de estas especies es directa o indirecta para la planta; hay organismos capaces de unirse a las raíces de las plantas en una asociación directa que será beneficiosa para ambos, y otros que vivirán en el sustrato y cuya presencia favorecerá, de forma indirecta, el desarrollo vegetal. El segundo factor es el tipo de organismo introducido, aquí encontramos bacterias, hongos, algas e incluso virus.

Algunos sistemas naturales son muy difíciles de conseguir por la imposibilidad de reproducir todos los elementos que influyen. En nuestro caso no será un problema, ya que la acción de estos organismos se realiza desde la superficie del suelo hasta unos 20-30cm de profundidad, permitiendo que su máxima actividad se desarrolle perfectamente en cualquier tiesto de interior. Además, el pH y la temperatura del sustrato en cualquier cultivo de cannabis

estarán entre unos valores óptimos para permitir tanto el desarrollo de las plantas como el de estos nuevos inquilinos. Hifas fúngicas a los dos días de crecimiento.

Bacterias de suelo

El desconocimiento de los diferentes seres vivos que existen ha provocado que, normalmente, se relacionen las bacterias con enfermedades y condiciones poco higiénicas. Esto no es así en la mayoría de los casos. Un ejemplo son las bacterias de suelo, como algunas especies de Bacillus o Pseudomonas. Hay que resaltar que el mundo bacteriano es muy diverso en cuanto a formas celulares, hábitos alimenticios y tipos de metabolismo, y serán los dos últimos factores los que ayudarán tanto al suelo como a las plantas. Las bacterias tienen todos los tipos de metabolismo que se conocen: algunas son capaces de vivir sin oxígeno, otras pueden producir su alimento a partir de materia inorgánica (como las plantas) y los ejemplos son inacabables, porque pueden vivir de muchas formas diferentes. Esta capacidad es la que ha permitido que las bacterias vivan en la mayoría de los ambientes conocidos y, por lo tanto, interaccionen con otros organismos como

las plantas, ya sea adheridas a las raíces o permaneciendo en el sustrato.

Sus habilidades van más allá. Pueden soportar temperaturas y valores de pH muy extremos, y formar estructuras de defensa (esporas) para soportar condiciones desfavorables; cuando las condiciones vuelvan a ser propicias podrán seguir desarrollándose y dividiéndose para aumentar su número. Las particularidades de las bacterias las hacen idóneas para que estén presentes en cultivos tanto de exterior como de interior.

Las variedades bacterianas que se suelen seleccionar para cultivos cannábicos tienen varias finalidades, pero la principal es la de acondicionar el sustrato durante todo el ciclo de la planta, tanto en la fase de crecimiento como en la de floración. Hay multitud de especies que, al igual que los hongos, pueden descomponer la materia

la acción de estos organismos se realiza desde la superficie del suelo hasta unos 20-30cm de profundidad

Esporas de hongos y bacterias creciendo en un medio de cultivo.

Las micorrizas

Probablemente sean los organismos más conocidos en este sector, con multitud de géneros fúngicos como Trichoderma o Glomus. Las micorrizas son distintas especies de hongos que se unen a las raíces vegetales para crear una relación directa conocida como simbiosis. Se habla de simbiosis cuando los dos organismos que están implicados obtienen beneficio de esta asociación. Incluso existen casos en los que los individuos que forman la asociación no pueden sobrevivir sin el establecimiento de esta simbiosis.

Puede resultar confusa esta asociación si no se tiene clara la forma de vida de las plantas y de los hongos. Las plantas utilizan los compuestos inorgánicos que hay en el suelo (agua y sales minerales) para producir, mediante la energía lumínica, materia orgánica (azúcares o proteínas). En los hongos ocurre todo lo contrario: utilizan la materia orgánica del suelo para descomponerla en materia inorgánica, obteniendo energía durante el proceso. Cuando ambos organismos forman una asociación simbiótica, el hongo le dará a la planta la materia inorgánica y la planta le facilitará la materia orgánica; de esta forma podrán ahorrar costes energéticos al tener disponible el alimento que cada uno necesita. La asociación entre estos dos organismos es tan bene-

ficiosa para ambos que el 90% de las plantas terrestres poseen algún tipo de simbiosis fúngica.

Si en el sustrato de nuestros cultivos solo encontramos tierra, ¿de dónde extraen los hongos la materia orgánica? Normalmente se alimentan de la materia orgánica en

descomposición procedente de la planta (aquí se incluyen las hojas o las raíces muertas), pero en los cultivos de cannabis puede existir otra fuente que proviene de los abonos; los fertilizantes basados en vitaminas, aminoácidos y sobre todo, de azúcares, pueden ser una excelente fuente de alimento para los hongos. De esta forma, podremos mantener estas micorrizas durante todo el ciclo de la planta.

Cuando el sistema radicular de las plantas presenta micorrizas, se producirán cambios en muchos puntos del crecimiento y desarrollo vegetales. Los hongos crecen mediante una serie de prolongaciones que emiten en todas las direcciones (en biología se conocen como hifas). Este hecho agranda la zona a partir de la cual la planta puede obtener alimento y, por tanto, aumenta su crecimiento. También aumenta la capacidad de la planta para absorber nitrógeno, fósforo y potasio, a la vez que estará más protegida para resistir condiciones extremas de temperatura, pH o de sequía.

La presencia de determinados hongos en el suelo también funciona como fungicida (concretamente, frente al temido Botrytis) y al colonizar las raíces supondrán una barrera defensiva frente a otras infecciones. Por su peculiar forma de crecer formando ramificaciones, fomentan la aireación del suelo y mejoran su estructura para que las raíces estén en sus mejores condiciones.

La proliferación de los hongos y bacterias a los seis días es masiva.

orgánica para aportar en los suelos materia inorgánica que las plantas pueden usar. Esta acción aumenta la fertilidad de la tierra al aportar compuestos ricos en nitrógeno,

fósforo y potasio así como microelementos esenciales. En su conjunto, este tipo de bacterias son las principales responsables de añadir sustancias húmicas en los suelos, a la vez que producen hormonas vegetales y otros bioestimuladores que potenciarán y acelerarán el crecimiento vegetal.

Esta cualidad ya sería suficiente para el cultivo exterior, donde el ciclo vital es mucho mayor al aumentar el periodo de crecimiento, pero hay más utilidades, como cuando se añaden esporas de las denominadas bacterias nitrificantes. Este conjunto de bacterias son capaces de incorporar el nitrógeno atmosférico y transformarlo en compuestos nitrogenados que pueden usar las plantas. El nitrógeno atmosférico es un gas y ningún ser vivo, excepto este tipo de bacterias,

puede usarlo, así que introduciremos otro sistema de fertilización: aprovechar el aire de nuestra habitación de cultivo.

Para no entrar en detalles más específicos, también es necesario destacar que hay otros seres vivos presentes en los suelos que ayudarán a mejorar las condiciones del sustrato; hablamos de algas (las podemos observar como manchas verdes en la perlita de la tierra cuando regamos más de la cuenta), insectos o lombrices.

Antes de aplicar el producto, la planta que no tendrá el tratamiento (A) está más desarrollada que la que lo recibirá (B).

Resultados prácticos

Para comprobar este efecto, se han observado dos semillas a lo largo de su primer mes tras la germinación. Durante este periodo el sistema radicular de la planta empezará a formarse, dividirse y elongarse lo máximo posible para colonizar toda la tierra y obtener así todos los nutrientes necesarios. El objetivo es añadir esporas de microorganismos una vez que hayan pasado dos semanas; al hacerlo de esta forma, las esporas podrán diseminarse tanto por el sustrato como por las raíces, y así podremos ver el resultado de los efectos directos e indirectos comentados al principio. El producto aplicado es el Micro Vita de Top Crop, y puesto que las esporas de bacterias y hongos que contiene podrán reproducirse perfectamente dentro del armario de cultivo, lo he aplicado dos veces consecutivas a la dosis más baja para no abusar; el siguiente riego (después de los dos con el producto) ha sido con agua sin ningún abono para evitar dañar a las nuevas colonias que están creciendo. Además, se ha puesto parte del producto en una placa Petri con un medio de cultivo alto en nutrientes para ver si se pueden apreciar estos microorganismos.

El crecimiento en las placas con medio de cultivo ha sido casi inmediato, y a los dos días ya eran apreciables las hifas de los hongos y pequeñas colonias aisladas de bacterias que crecen formando un círculo a partir del producto. A los seis días, el crecimiento de los organismos cubría todo el espacio disponible, apareciendo varias especies bacterianas de diferentes aspectos y coloraciones.

Cuando nos fijamos en las plantas, el efecto no es tan espectacular como en el caso anterior. Al darse unas condiciones un poco más variables, como la introducción de agua de riego cada dos o tres días o la escasa fuente de alimento que pueden encontrar en las primeras semanas, el crecimiento de las colonias no es tan acelerado e impide que podamos apreciarlo tan bien como en el caso anterior. Pero cuando van pasando los días se puede ver la diferencia de crecimiento.

La aplicación de esporas se realiza en la planta que presenta un leve retraso en el crecimiento, para poder comprobar si hay una mejora o no. Cuando pasan seis días, ambas plantas ya están casi emparejadas en altura y, cuando termina la segunda semana, después de aplicar el producto, se puede apreciar que la planta con microorganismos de suelo empieza a tener mayor vigor, un tallo un poco más grueso y un sistema radicular más fuerte y extendido.

Al ser métodos naturales, no tienen efectos drásticos. Su utilización se basa en una mejora de la salud de las plantas a largo plazo y durante todo su ciclo vital, garantizando que no aparezcan carencias y evitando la aparición de plagas.

A las dos semanas, la planta tratada (B) ha tenido un desarrollo más vigoroso que la no tratada (A).

Conclusiones

Para muchos cultivadores, entre los que me incluyo, el cultivo y cuidado de nuestras plantas no se centra exclusivamente en la producción masiva a toda costa. Técnicas como fabricar sustrato a partir del usado, utilizar abonos biológicos o, como en este caso, favorecer los microorganismos de suelo para asegurar la salud del sistema radicular de forma natural, contribuyen a tener una cosecha de máxima calidad sin tener que recurrir a productos químicos.

Unas raíces en buenas condiciones aseguran una planta sana, pero si están acompañadas de bacterias y hongos de suelo gozarán de una mayor capacidad de asimilar nutrientes y serán menos susceptibles a enfermedades. Hay toda una serie de organismos que han ido evolucionando conjuntamente con las plantas y, de esta forma todos ellos han podido mejorar sus cualidades para seguir mejorando sus aptitudes.

El crecimiento de la planta tratada (B) se debe la proliferación del sistema radicular. La planta no tratada (A) no ha podido formarlo tan rápidamente.

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