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Cultivo siglo XXI
from 2013 03 ES
by SoftSecrets
CAPÍTULO 2: PREVENCIÓN Los cultivos del siglo XXI
En el número anterior, os hablaba por encima de cómo hacer que nuestros cultivos de interior rindan satisfactoriamente y puedan darnos cosechas que cubran el consumo de su cultivador. A grandes rasgos, disponer de unos mínimos conocimientos será esencial para “armonizar” el cultivo y obtener un hábitat y parámetros idóneos para el cultivo de la marihuana. Toni13
Una vez hemos logrado que los elementos de un cultivo registren unos parámetros adecuados (temperatura, humedad, luz y ventilación), llegará la hora de plantearse sí nos conformamos con esto, o queremos algo más.
Para los que quieran algo más, os diré que hay un sin fin de elementos, técnicas y acciones que podemos acometer. La mayoría de ellas nos ayudarán, seguramente, a conseguir mejores resultados. Podríamos dividir estas actuaciones o elementos a aplicar en 3 grandes grupos que serán abordados por separado: prevención, producción y automatización.
Prevención
Este es el punto que se debe afrontar en primer lugar. Un cultivo sin plagas y hongos es un cultivo que nos proporcionará la oportunidad de que nuestras plantas demuestren todo su potencial y no se vean limitadas por agentes externos.
Hay que comprender que prevenir no es actuar, sino poner elementos o medios para que plagas, hongos y enfermedades no hagan acto de presencia y en el caso que la hiciesen, tengan un hábitat hostil con el que luchar antes de asentarse en el cultivo. Cuando uno o varios de estos indeseables inquilinos se han instalado en nuestro cultivo, ya no hablaremos de prevención, si no que tendremos que actuar. Productos agresivos como los químicos los tenemos que dejar como última alternativa, siempre cumpliendo estrictamente sus plazos de seguridad.
Como es lógico, las posibilidades de éxito serán mayores cuanto antes detectemos la amenaza. Dependiendo del tipo de enemigo, si se detecta en una fase avanzada será muy difícil controlarlo o erradicarlo, llegando a producir grandes pérdidas en la cosecha, en el peor de los casos, la pérdida total de la misma. Por este motivo, la observación será nuestra mejor herramienta a la hora de afrontar este aspecto en un cultivo.
En estos artículos solo hablo de lo que pruebo, siempre que es posible, me gusta testear diferentes elementos o productos y exprimirlos en condiciones difíciles, ya que es casi la única manera de sacar conclusiones más o menos objetivas. A continuación, cito como planteo un sistema de prevención en un cultivo, el cual está basado en tres grandes subcampos de actuación: higiene, parámetros y aplicación.
Higiene
En un cultivo de interior, tener pautado y controlado algo tan obvio como la higiene es esencial, la primera regla de la prevención de todo buen cultivador. Un cultivo sucio y descuidado es un foco de plagas, hongos y enfermedades. Como norma, y después de cada cosecha, siempre hay que limpiar el armario con agua y lejía, incidiendo en los puntos más inaccesibles para así quitar restos de sustrato, hojas y cualquier otro elemento que durante el cultivo haya podido caer en estos huecos. El mismo proceso seguiremos con macetas, bandejas y cualquier otro utensilio que entre en nuestro terreno de trabajo.
Todo esqueje o plántula que recibo del exterior es tratado con una generosa ducha de fungicida y acaricida, siendo puestos posteriormente, en estricta cuarentena. Por si esto fuera poco, no hace mucho que también estoy testeando en estos procesos una curiosa herramienta llamada “Cleanlight Hobby Unit”.
Se trata de una lámpara con una luz ultravioleta que elimina hongos, bacterias y virus. Simplemente hay que pasar la lámpara por la planta guardando una distancia de entre cinco y diez centímetros, no estando más de cinco segundos incidiendo con su luz en la misma zona. La lámpara viene con unos guantes y unas gafas que debemos colocarnos para aplicar el tratamiento.
También la he probado en un cultivo con infección de oídio muy avanzada, a tan solo una semana para cortar. Con anterioridad a la primera aplicación los daños en las hojas eran muy graves. En la segunda aplicación los cogollos apenas estaban afectados. Observándose finalmente, que los daños no llegaron a perjudicar los cogollos, incluso mejoró el aspecto de las hojas dañadas. Cuatro días después de la segunda aplicación, la cosecha se pudo cortar con cierta normalidad.
Por último en este apartado, recordar que siempre que se vaya a utilizar cualquier herramienta metálica (tijera, navaja, escarpelo, etc...) para cortar alguna rama de las plantas, hay que desinfectarla con alcohol o calentarla. Las herramientas sucias y descuidadas son una vía frecuente de contagio. Ya veis que uno no puede descuidarse ni en las cosas más obvias.
Conocer las condiciones propias de nuestro cultivo nos dará una idea certera sobre la que basar las medidas preventivas. No es lo mismo cultivar en un ambiente seco que en un ambiente húmedo. Lo mismo pasa con tener una temperatura alta o baja. Saber reconocer las características de nuestro espacio de cultivo es vital, nos dará una visión real de nuestro medio de acción, ya que cada cultivo tiene unos parámetros propios que depende de diversos factores (orientación, situación, ubicación, etc...) y que lo hacen diferente a cualquier otro cultivo.
En lo que se refiere a la temperatura y la humedad, comentar que he testeado diferentes termohigrómetros del mercado y en algunos casos, el error de las lecturas era superior al 20%, lo cual me parece
Plantas en floración con oídio
excesivo. Se trata de un dato que puede poner en peligro cualquier cosecha.
También he testeado sofisticados aparatos de registro de datos (LOG TAG) que aun siendo muy precisos, su precio hace que lo tengamos que pensar mucho a la hora de adquirirlos. Últimamente y en esta última dirección, estoy probando un registrador y acumulador de datos llamado “Datalogger”, que además de darnos mediciones precisas, viene provisto de un puerto “USB” que nos facilita la descarga de los datos en el ordenador.
Registra mediciones de temperatura y humedad ordenadas en el tiempo, teniendo una capacidad para 16.000 registros, lo que nos da una lectura de las verdaderas necesidades de nuestro cultivo y nos nutre con un archivo continuado de información que poder analizar con posterioridad.
La luz es uno de los factores más determinantes en el cultivo de interior, y no lo podemos descuidar. Su buen o mal funcionamiento decantará en gran parte el éxito de la cosecha. Una buena medida preventiva es usar la misma lámpara como máximo, durante cuatro cosechas. Si queremos afinar más, el luxómetro nos servirá para saber realmente el campo de penetración de la luz, lo importante es no tener que alejar demasiado el foco de las puntas de las plantas, precisamente cuando una lámpara deja de ser eficiente.
Siempre aprovecho el día que higienizo el armario para revisar y limpiar diversas partes del cultivo que hacen referencia al sistema de ventilación, ya que este es otro factor a tener en cuenta en nuestras medidas preventivas. Hay que saber que un cultivo bien ventilado es un hábitat hostil para plagas y hongos. Es muy recomendable proteger las entradas de aire del cultivo. Por ejemplo, una sencilla malla evitará que cualquier bicho pueda entrar en el cultivo. Por supuesto, no hace falta decir que su limpieza es indispensable sí no queremos limitar la entrada de aire. También hay que limpiar las aspas de los ventiladores cada cierto tiempo. Aunque parece mentira, se acumula una gran suciedad en ellas, siendo un foco de cosas indeseables para nuestro cultivo.
Aplicación
Hasta hace dos años, utilizaba como preventivo el aceite de neem para plagas y el propóleo para hongos. Cada vez que tenía que pulverizar estos productos era un trajín de plantas para fuera, plantas para adentro (cosa que le viene muy mal a cualquiera y más a una persona enferma o con problemas de movilidad). Estuve estudiando diferentes métodos preventivos más prácticos, y llegué a la aplicación de “azufre micronizado” por medio de quemador (sublimador) de azufre.
Después de todo este tiempo sigo utilizándolo, ya que los resultados que obtengo con él me dejan completamente satisfecho y además, es un método económico, limpio, rápido y de fácil aplicación. Se trata de un recipiente de forma cilíndrica, dentro del cual se vaporiza el azufre sólido mediante la adición de calor proveniente de una resistencia eléctrica. Hay que seguir varias indicaciones en su aplicación: - Se recomienda dejar de utilizar el sublimador dos semanas antes de la cosecha. Yo particularmente solo lo uso en la fase de crecimiento y nunca lo he usado en la fase de floración. - No es recomendable su aplicación cuando hay altas temperaturas. - Cuanto mayor sea la pureza del azufre, el olor será menor durante la sublimación. - La regulación de la temperatura es importante a fin de asegurar que el azufre se vaporiza a la temperatura adecuada. El azufre se mantiene sólido hasta los 119ºC. Una vez rebasa esta temperatura se funde, y cuando alcanza los 144-155ºC de temperatura se vaporiza. - El azufre no es tóxico y respeta el medio ambiente.
El uso de este quemador en el invernadero evita la botrytis, la aparición de araña roja y los trips. Su calefactor controla la temperatura de sublimación, por lo que no hay formación de ácido sulfúrico, óxidos o sustancias perjudiciales para nuestra salud.
¿Cómo actúa sobre nuestro cultivo? Pues muy sencillo, el secreto del azufre está en que cambia el pH en la superficie de las plantas. Transformándolas en un ambiente hostil para el crecimiento de los hongos. El mismo pH disminuye significativamente la reproducción de plagas, actuando como un medio efectivo de control de plagas. Comprobando la eficiencia de las lámpara con el luxómetro DVL
Indicaciones del sublimador eléctrico
- Superficie de actuación para el control de insectos: 1 quemador por cada 2 o 3 metros cuadrados. - Superficie de actuación para el control de hongos: 1 quemador por cada 7 a 9 metros cuadrados. - Localización: Colgar el sublimador del asa verticalmente a 1 metro de las plantas. Es muy importante que el aire pase libremente alrededor de la unidad. (Cuando lo aplico en el armario aparto el reflector a un lado). - Llenado: Limpiar la copa de cualquier resto. Rellenar hasta la mitad y cubrir el fondo de la cazoleta. (Aproximadamente 100 gramos de azufre). Como yo lo aplico en un armario de 1,5 m2 no pongo Plantas listas para cosechar y sin rastro alguno de oídio ni mucho menos la cantidad que se recomienda. - Situación de la copa en la unidad: Instalar la copa en el interior de la unidad para que su fondo descanse sobre el elemento calefactor. - Uso: dependerá mucho de las condiciones propias de cada uno. Yo lo uso una vez por semana. Antes de conectar el quemador hay que procurar que el habitáculo esté lo más sellado posible, desconectando incluso la intracción y la extracción. Cuando se apaga el foco, conecto el quemador de azufre y suelo dejarlo un par de horas encendido. Y esto es todo en esta edición de la revista, amigos. En el siguiente artículo hablaré de la producción y lo importante que es utilizar elementos o técnicas adecuadas a cada espacio de cultivo.
Prevención con el quemador de azufre (arriba a la izquierda) Datalogger, uno de los más modernos y precisos medidores