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Fungicidas
from 2016 03 ES
by SoftSecrets
COMBATIENDO LOS HONGOS DEL CANNABIS
José T. Gállego
Clases de fungicidas
Fungicidas de contacto: permanecen en la superficie de la planta y no son absorbidos por los tejidos. Funcionan más como preventivos que como curativos. Su efectividad está más asegurada pues es relativamente difícil que los hongos desarrollen resistencia a este tipo de fungicidas. Como quedan en la superficie es necesario aplicarlos repetidamente para mantener la protección.
Los fungicidas de contacto protegen el tejido no infectado pero raramente son capaces de curar completamente las zonas ya infectadas, como mucho paran el desarrollo del hongo o ralentizan su propagación. Por esto es tan importante usarlos preventivamente, una vez que el hongo se establece se reduce mucho su efectividad.
Fungicidas sistémicos: Las plantas los absorben y los transportan a los distintos tejidos. Algunos se aplican en el riego, se absorben por las raíces y se distribuyen por toda la planta, mientras
que otros se aplican en pulverización, se absorben a través de las hojas y se movilizan dentro de los tejidos.
Los fungicidas sistémicos suelen ser los únicos capaces de curar una infección ya establecida, pues penetran en los tejidos y atacan directamente al hongo rompiendo o afectando a alguna elemento esencial de su ciclo vital. Al mismo tiempo, debido a la especificidad de su mecanismo de acción este tipo de fungicidas son los que con mayor
Las variedades Sativas suelen ser más resistentes al ataque de los hongos que las índicas.
Dos especies de hongos, el oídio y la botritis, se encuentran entre los mayores enemigos del cannabis. Cualquiera de ellos ha acabado con más toneladas de cogollos que todas las policías anti narcóticos del planeta. Y no son los únicos hongos peligrosos, hay muchos más. En cuestión de plagas peligrosas, los hongos son los campeones. Los cultivadores procuran producir plantas perfectas y libres de plagas pero los planes no siempre se cumplen y con frecuencia aparecen los problemas. Cuando el problema es un hongo, la solución es un fungicida: los hay químicos, ecológicos, sistémicos, translaminares o de contacto... la lista es interminable.
Los hongos están por todos sitios y sus esporas también. Hay que tener en cuenta que las esporas son diminutas, por lo general miden menos de 20 micras (0,02 mm) y los hongos producen millones de ellas. Como son tan pequeñas vuelan con facilidad arrastradas por la más mínima corriente de aire y están por todas partes. En exterior, siempre hay esporas presentes pero sólo germinan cuando las condiciones son adecuadas. Por tanto, la prevención de las plagas fúngicas debe ir encamina-
da principalmente a mantener unas condiciones poco favorables al crecimiento de los hongos, más que a intentar la labor casi imposible de mantener las plantas libres de esporas. Por muchas medidas preventivas que se tomen y aunque se practique la gestión integral de plagas combinando variedades naturalmente resistentes y prácticas agrícolas higiénicas no siempre se logra el control total de la enfermedad, por lo que el uso de fungicidas es, a menudo, necesario e inevitable. Frente a una infección de hongos los fungicidas se usan con tres fines distintos: controlar la enfermedad durante el desarrollo de la plantación evitando la muerte de la planta, aumentar la productividad del cultivo y mejorar su calidad combatiendo los daños causa-
dos por los hongos sobre las hojas y los cogollos, mantener la integridad de los cogollos durante el secado y el almacenamiento impidiendo su contaminación y degradación. Es decir, se trata de mantener la planta viva y produciendo para poder cosechar los cogollos pero en muchas ocasiones resultará imposible acabar completamente con la infección. tado por hongos, como es lógico, quiere cogollos completamente limpios de moho. Hay varios fungicidas con una alta efectividad que controlan bien la enfermedad, sobre todo si se emplean preventivamente, antes de que el ataque se establezca. Los fungicidas acaban con los hongos a través de distintos frentes: inactivan enzimas o proteínas esenciales para la supervivencia, impiden que produzcan energía, interfieren en su respiración, dañan las paredes celulares, etc. Es más fácil acabar con una plaga cuando se ataca por diversos frentes. De ese modo, aunque algunos individuos resistan el efecto de uno de los fungicidas, las probabilidades de que también sean resistentes al segundo son mucho menores. Combinando fungicidas de distintas familias y vías de acción aumenta la efectividad del tratamiento y se reducen las probabilidades de generar cepas resistentes.
Botryprot un agente preventivo natural y de alta efectividad
facilidad generan la aparición de resistencias en las plagas. Si un hongo muta y se salta el paso sobre el que actúa el fungicida consigue resistir su efecto y pasa esa propiedad a su descendencia. Hoy en día la resistencia es un gran problema, por eso se vuelve imprescindible diagnosticar bien el problema e identificar la especie con precisión para elegir el compuesto más efectivo contra ella.
Los fungicidas translaminares: son una clase de fungicidas sistémicos en que los principios activos son capaces de desplazarse desde la cara superior de las hojas a la cara inferior, lo que permite fumigar las plantas sólo por arriba, pero obtener el efecto fungicida en las dos caras de las hojas.
Fungicidas RSA: esta nueva generación de compuestos afronta la lucha contra los hongos de un modo novedoso. Ya no atacan al hongo directamente sino que inducen a la planta a generar una respuesta defensiva que llaman Resistencia Sistémica Adquirida. Básicamente estimulan el propio sistema inmunológico de la planta para que se defienda mejor. Por ejemplo, fabricando paredes celulares más gruesas que los hongos no puedan penetrar o fitoalexinas, unos compuestos antimicrobianos que se acumulan en las plantas en ciertas situaciones y les ayudan a luchan contra los patógenos. Hay varios tipos de fungicidas RSA, unos basados en el ácido salicílico, otros en el ácido fosfónico o los fosfitos
Una última clase de fungicidas son los agentes biológicos, especies que compiten directamente contra los hongos, impidiendo su geminación o desarrollo. Por ejemplo, hay cepas de bacterias del género Bacillus que se han seleccionado por su capacidad antagonista frente a numerosas especies de hongos y que cuando se pulverizan sobre las plantas ayudan a mantenerlas libres de botritis y oídio.
Formas de aplicación
Las formas de aplicar los fungicidas son muy variadas. Lo más habitual es espolvorearlo sobre las plantas o pulverizarlo disuelto en agua, pero también los hay que se mezclan con el agua de riego para que las raíces los absorban o que se vaporizan en el ambiente. Es el caso del azufre que, además de en polvo o disuelto en agua, también se vaporiza al ambiente, en recintos cerrados como cultivos de interior o invernaderos, creando una niebla fungicida muy efectiva. Se pueden aplicar a las semillas o disolverlos en agua para bañar el producto fresco y recién cosechado (esto sólo se puede hacer con fungicidas que no dejen ningún residuo en los cogollos, como el agua oxigenada). Otra opción es gasear los cogollos con ozono o bañarlos en luz UVC para destruir las esporas
Con la mayoría de los fungicidas es necesario realizar aplicaciones periódicas para proteger el crecimiento nuevo y reemplazar con nuevo producto activo el que pueda haber degradado el sol o arrastrado la lluvia o el viento.
Resistencia
Es frecuente que los hongos vayan generando resistencia a los fungicidas empleados para combatirlos. En algunos casos cuando un hongo genera resistencia frente a un fungicida también la obtiene automáticamente frente a otros fungicidas. Es lo que se denomina resistencia cruzada, suele suceder con fungicidas de la misma familia o con el mismo mecanismo de acción. El problema de la resistencia es que las herramientas de las que disponen los cultivadores van perdiendo efectividad año tras año y, si no se fuesen descubriendo nuevos compuestos fungicidas continuamente, no tardaríamos en quedarnos sin productos efectivos. Para impedir, reducir o retrasar la aparición de cepas resistentes a los fungicidas es importante tomar ciertas precauciones y planificar bien la utilización de los fungicidas.
No se debe usar un fungicida en exclusiva. Conviene mezclar al menos dos fungicidas con diferente mecanismo de acción o, al menos, alternar su uso. De este modo, los hongos que desarrollan resistencia a un producto son eliminados por el otro antes de poder transmitirla a su descendencia. El uso combinado de dos o más fungicidas reduce y ralentiza la aparición de resistencias. Hay que respetar la dosis indicada por el fabricante y sólo usar los fungicidas cuando sean necesarios. Cuanta menor cantidad del fungicida haya en el medio ambiente menor será la presión a la que están sometidas las plagas para desarrollar resistencia.
Es mucho mejor usar los fungicidas para prevenir la infección de las plantas que para curarlas. Cuando la plaga ya está presente el uso de fungicidas puede dar lugar, con mayor probabilidad, a la aparición de resistencia. En cambio, si el uso es preventivo el riesgo de que aparezca resistencia es mucho menor.
Hay muchos menos fungicidas que tengan propiedades curativas que fungicidas preventivos y protectores.
Gestión integral de plagas
A la hora de combatir los daños causados por los hongos en los cultivos de cannabis es importante poner en práctica el concepto de gestión integral de plagas. Los hongos son especies fuertes y resistentes que resulta muy difícil erradicar una vez han aparecido, aunque se usen fungicidas químicos agresivos. Los resultados son mucho mejores, en cambio, cuando se combinan varias lineas de actuación preventivas para evitar o retrasar la aparición de los hongos, junto con medidas de control que dificulten su expansión. La idea es que la aplicación de fungicidas, que es necesaria en muchos casos, sea una medida más, no la única.
Busca y siembra de variedades resistentes, la vida será mucho más fácil. No hay nada peor que luchar contra lo inevitable. Algunas variedades no son nada resistentes a los hongos y cultivarlas en clima propensos es una pesadilla. Intenta evitarlas.
La limpieza es muy importante, las hojas y plantas infectadas son las principales responsables de reinfectar el jardín continuamente. Conviene cortar cualquier material infectado y tirarlo a la basura o quemarlo para asegurarse de que la infección no se extienda a las plantas sanas
Los agricultores saben lo importante que es hacer rotación de cultivos. No conviene cultivar las mismas especies año tras año en el mismo lugar pues las plagas se asientan y se hacen fuertes y resistentes. En la medida de lo posible hay que variar el lugar de plantación o, al menos, sembrar otras especies entre cosecha y cosecha.
Limita la densidad de plantación, busca que todas las plantas reciban suficiente sol y tengan espacio libre alrededor para que corra el aire. Siempre que sea posible lo ideal es que las plantas no se toquen entre sí. Cuando se plantan demasiadas plantas en poco espacio la falta de luz y la ventilación escasa facilitan la aparición de oídio y otros hongos. Es recomendable podar las ramas más bajas para que no toquen el suelo, también aquellas que se han quedado pequeñas y poco desarrolladas porque las tapan las ramas superiores. Las ramas fuertes y vigorosas son mucho más productivas y menos propensas a enfermar.
Conviene tener en cuenta la época de siembra y cosecha para evitar las épocas más peligrosas. Por ejemplo, las
variedades de cosecha temprana sufren menos lluvias otoñales y la siembra tardía evita los días fríos de principio de primavera en los que las plántulas sufren más. El cultivo de variedades autoflorecientes permite evitar las épocas más lluviosas y limitar el ciclo de cultivo a los meses más cálidos, soleados y con menos problemas de hongos: mayo, junio, julio y agosto. Limita el uso de abonos nitrogenados ya que su exceso genera un crecimiento muy exuberante, pero con unos tejidos
débiles que los hongos infectan con gran facilidad. Las plantas que se desarrollan con menos nutrientes tienen paredes celulares más fuertes.
LOS RESULTADOS SON MEJORES CUANDO SE COMBINAN VARIAS LINEAS DE ACTUACIÓN PREVENTIVAS JUNTO CON MEDIDAS DE CONTROL
Fungicidas de agricultura ecológica
El azufre es uno de los fungicidas que se usan en agricultura desde hace más tiempo, tanto que hay una palabra específica para designar su aplicación. Sulfatar es fumigar plantas o terrenos con sulfatos para combatir las plagas. Es efectivo contra el oídio. También tiene propiedades acaricidas. Se puede emplear durante la fase de crecimiento teniendo cuidado de no aplicarlo durante las horas más cálidas del día. No se debe fumigar cuando las temperaturas sean superiores a 30º C pues puede producir quemaduras en las hojas. Tiene el inconveniente de dejar las plantas cubiertas de polvo amarillo, algo sin importancia durante la fase de crecimiento, pero que impide su uso durante la floración cuando el azufre quedaría atrapado en el cogollo. Además de en pulverización o espolvoreo se puede
aplicar el azufre en vaporización, por medio de un quemador o sublimador de azufre que genera dióxido de azufre, este es el uso más habitual entre los cultivadores de cannabis de interior o invernadero ya que crea una niebla fungicida que previene la aparición de botritis y oídio sin llenar los cogollos de polvo. Claro que debe usarse bien ya que una dosis excesiva puede causar quemaduras en las hojas.
El cobre es otro mineral usado desde hace mucho como fungicida. El caldo bordelés, una mezcla de sulfato cúprico y cal hidratada, se usa en los viñedos de Burdeos desde 1760. El sulfato cúprico es un gran fungicida que combina azufre y cobre. Su color azul característico es omnipresente en la mayoría de huertos y viñedos y también la principal razón de que sólo se use antes de comenzar la floración, nadie quiere cosechar cogollos llenos de polvo azul.
El propóleo es un producto que fabrican las abejas a partir de resinas y ceras vegetales y que emplean para sellar las
fisuras de la colmena y evitar la entrada de parásitos. Se ha comprobado que tiene grandes propiedades bactericidas y fungicidas. Recomendado como preventivo contra todo tipo de hongos. Eficaz contra oídio, botritis, Fusarium, Alternaria, etc. No tiene ninguna toxicidad y es completamente natural. Controla los microorganismos patógenos impidiendo su reproducción y estimulando a la planta para que aumente sus defensas naturales. Sin plazo de seguridad.
Jabón potásico. Los hongos se desarrollan mejor en entornos ácidos. Alterando el pH de la superficie de las hojas para que sea alcalino (pH>8) se dificulta que las esporas puedan germinar o establecerse. Es un preventivo bastante eficaz pero se requieren fumigaciones periódicas, ya que basta una ligera lluvia para lavarlo de las hojas y dejar las plantas desprotegidas. Su acción es completamente de contacto, es imprescindible mojar bien toda la planta para que la protección sea completa.
El bicarbonato potásico y su más conocido primo, el bicarbonato sódico, actúan elevando el pH superficial de la planta además de matar al hongo por contacto. Son buenos fungicidas preventivos contra oídio y botritis. Tienen acción preventiva y curativa en estadios iniciales de oídio. Tienen un modo de acción múltiple que no genera resistencias en los hongos. Como no son tóxicos se pueden fumigar hasta el último momento y pueden permitir controlar una infección al final de la floración sin tener que recurrir a productos más peligrosos. Dosis 5 gr/l. Sin plazo de seguridad. Armicarb es el nombre comercial con el que se vende el bicarbonato potásico como fungicida, aunque usan un sinónimo de este compuesto y lo llaman carbonato de hidrógeno de potasio, es lo mismo, un sinónimo de bicarbonato potásico. fungicida preventivo. No es tóxico para las personas ni los animales. El neem es un elemento importante, casi esencial, para cualquier cultivador ecológico. Es un gran preventivo de plagas, actúa como repelente y tiene una cierta acción sistémica. Se puede usar para prevenir el oídio pulverizándolo sobre las plantas o añadiéndolo al agua de riego. Gracias a su acción sistémica, el neem penetra por las raíces y es distribuido a todos los tejidos, ofreciendo una protección desde dentro que complementa la acción de contacto de otros fungicidas.
La cola de caballo (Equisetum arvense) es una planta muy rica en sílice y que contiene una saponina tóxica para los hongos llamada equisetonina. Su uso está autorizado en agricultura ecológica. Se puede recoger silvestre o comprar seca y en polvo. Se macera en agua durante 24 horas, luego se filtra el residuo y se pulveriza sobre las plantas hasta mojarlas bien.
La fórmula del agua oxigenada es H2O2, igual que el agua normal pero con un oxígeno más. Esta molécula de oxígeno es muy inestable y reacciona enseguida en cuanto se encuentra con una molécula orgánica que pueda oxidar. Cuando se pulveriza sobre las plantas oxida por contacto los hongos que crecen en el exterior de las hojas, como el oídio. La principal ventaja del agua oxigenada es que una vez ha actuado contra el hongo se convierte en agua normal por lo que no deja ningún resto sobre el cogollo. No tiene plazo de seguridad y se puede emplear incluso el mismo día de la cosecha. Sólo funciona bien con aquellas especies de hongos que no penetran en el interior de los tejidos. Contra el oídio es un buen fungicida de último recurso pues permite mantener la infección controlada durante los últimos días antes de la cosecha impidiendo que se extienda, justo cuando no se puede usar ningún otro producto por miedo a que deje residuos. Cuando se cosechan planta algo infectadas con oídio se puede preparar un baño con una solución de agua oxigenada para sumergir los cogollos recién cosechados y manicurados. El agua oxigenada limpia y oxida, al menos en parte, los restos de oídio que pueden quedar en las hojas.
Hay muchos productos naturales con propiedades fungicidas preventivas como los aceites esenciales de canela, de limón y de tomillo, la infusión de manzanilla o el extracto de ajo o de algas marinas.
Luz ultravioleta UVC: La radiación ultravioleta UVC tiene grandes propiedades germicidas, acaba con bacterias, virus, levaduras y esporas de hongos. El problema es que también resulta muy agresiva con las personas y las plantas por lo que hay te tomar ciertas precauciones. Hay dos sistemas distintos de utilizar la radiación UVC como fungicida. El más sencillo sólo es aplicable en cuartos de cultivo de interior o en invernaderos con sis-
tema de ventilación. Consiste en situar una lámpara UVC en el conducto de ventilación de manera que mate esporas y otros microorganismos antes de que lleguen a las plantas. La segunda técnica se basa en el uso de lámparas portátiles de radiación UVC que se usan para esterilizar las plantas pasándolas por encima de cada rama durante un corto periodo de tiempo (de 2 a 5 segundos a 5-10 centímetros de distancia). El operario debe ir equipado con gafas y guantes especiales y evitar que la luz le toque la piel desnuda. Para evitar daños en las plantas no hay que sobrepasar los cinco segundos de exposición. CleanLight es una empresa holandesa que fabrica filtros de aire y lamparas de mano que emplean radiación UVC.
El oídio crece sobre la superficie de la hoja, por eso es vulnerable a los fungicidas de contacto.
Agentes biológicos
Botryprot y Oidioprot: dos productos de la empresa Prot-Eco, fabricados a base de extractos de microrganismo efectivos, totalmente inocuos para el ser humano, pero muy eficaces en el tratamiento de botritis y oidio, sin dejar residuo alguno y con un efecto preventivo de 15 días, también sirve para combatir el hongo cuando ya está instalado. La empresa Prot-eco fabrica también muchos otros productos para el tratamiento natural de hongos y plagas. Sin plazo de seguridad. Serenade: de Bayer. Contiene Bacillus subtilis (cepa QST713), controla botritis, oídio y una larga lista de hongos. Es una bacteria antagonista de los hongos que además actúa como fungicida RSA estimulando el sistema defensivo natural de las plantas. Sin plazo de seguridad.
Botrybel: Contiene Bacillus velezensis (cepa AH2). Esta nueva cepa de Bacillus fue aislada en los laboratorios de la empresa murciana Probelte. Controla botritis y estimula las defensas de las plantas. Sin plazo de seguridad.
AQ-10: Contiene Ampelomices quisqualis, un hongo que es parásito del oídio. Plazo de seguridad 0 días. Ataca todas las fases del oídio pero necesita una temperatura de entre 20 y 30º C y una humedad ambiental muy elevada para poder germinar, algo que no siempre es fácil de conseguir en zonas de pocas lluvias. Sin plazo de seguridad.
Prestop: Contiene Gliocladium catenulatum un hongo que se encuentra naturalmente en la tierra y que es capaz de colonizar y vivir en los tallos y las hojas previniendo la aparición de varias especies perjudiciales como botritis, Fusarium y Phytium. Sin plazo de seguridad.
Fungicidas de síntesis
No existen fungicidas de síntesis aprobados para usar con cannabis. Como el cultivo no esta regulado ni normalizado no se pueden realizar estudios con cannabis. A la hora de escoger un pesticida y utilizarlo el cultivador debe decidir en qué plazo de seguridad se fija ya que puede haber un diferencia notable. Para estar seguro yo uso el plazo de seguridad de la vid que suele ser bastante alto, ya que para que la fermentación de los vinos no de problemas las uvas deben llegar bastante limpias de productos químicos. En el caso del cannabis pasa algo similar, quien se lo va a fumar lo quiere libre de química y además los fungicidas de síntesis se han quedado un poco anticuados, con soluciones naturales tan efectivas como Botryprot u Oidioprot. En los siguientes fungicidas se refleja el plazo de seguridad indicado para la vid.
Bupirimato (Nimrod): fungicida antioídio sistémico perteneciente al grupo de las pirimidinas, autorizado en el cultivo de tabaco. Plazo de seguridad de 15 días para vid.
Captan: Fungicida de la familia de las talimidas. Acción por contacto, preventiva y erradicativa. Forma una barrera sobre la superficie de la planta impidiendo la germinación de esporas y también es absorbido por el patógeno hasta matarlo. Eficaz contra botritis. Plazo de seguridad 14-21 días.
Cimoxanilo: (Xanilo, Cimoxprom, Curzate): fungicida translaminar preventivo y curativo contra mildiu. A menudo se combina con otros productos como mancozeb, folpet o fosetil-Al para incrementar su efectividad. Plazo de seguridad 15 días para vid.
Ciproconazol: Del grupo de los triazoles. Preventivo, curativo y erradicante. Sistémico y de contacto. Contra oídio, royas y moteado. Plazo de seguridad en vid, 21 días.
Folpet: Fungicida de contacto de la familia de las talimidas. Contra mildiu, botritis, Alternaria, Pythium, Fusarium, Septoria, Oidium. Plazo de seguridad para vid: 28 días.
Fosetil-Al 80%: Es un fungicida RSA sistémico de acción preventiva y curativa. Contra mildiu y Phytophthora (podredumbre y marchitamiento). Se absorbe a través de las hojas y las raíces y se distribuye por toda la planta. Indicado para luchar contra enfermedades del cuello, las raíces o el tallo. Plazo de seguridad para vid: 28 días
Laminarin: Fungicida RSA, inductor de mecanismos de autodefensa de las plantas. Contra oídio, botritis, mildiu. Sin plazo de seguridad.
Mancozeb: (Beltasur Plus, Milraz, Micene, Manefor, Mancotan): fungicida carbamato preventivo de amplio espectro. Actúa por contacto. Se emplea contra numerosos hongos como roya, mildiu, Alternaria, moteado… Plazo de seguridad de 14 días para vid.
Miclobutanil: (Eagle 20, Systhane, Fulminal, Fungiben, Miclonil) es un fungicida sistémico de la familia de los triazoles con efecto preventivo y curativo que se emplea para controlar numerosos hongos, entre ellos el oídio. Plazo de seguridad de 15 días en vid.
Tebuconazol: Fungicida sistémico de la familia de los triazoles. Acción preventiva y curativa contra oídio y botritis. Plazo de seguridad: 21 días para vid.
Tetraconazol: (Domark Evo, Emerald, Eminent) Pertenece al grupo químico de los triazoles. Fungicida sistémico, protector, curativo y erradicante. Se absorbe por raíces, tallos y hojas. Se utiliza para el control del oídio. Toxicidad media. El plazo de seguridad ronda para vid es de 14 días.
Triadimenol: (Bayfidan, Merit, Shavit, Trial) fungicida sistémico de la familia de los triazoles. Se emplea contra oídio principalmente. Plazo de seguridad de 15 días para vid. No demasiado tóxico y compatible con las abejas.