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Prevención
Protocolo de seguridad: Controla el riesgo
busca de protección por la situación legal del cannabis. Hay quien opta por armarse pero eso no suele acabar bien. Más sensato parece instalar una buena puerta que no sea fácil forzar y una cámara oculta que grave permanentemente el cultivo de manera que, si se sufre un robo, al menos se pueda saber quien lo ha hecho. Frente a un grupo mafioso profesional no hay mucho que hacer, pero si el chorizo es conocido la cámara permitirá al menos identificarlo y tenerlo en cuenta en el futuro. Ojo con las cámaras web, muchas son relativamente fáciles de hackear y pueden servir para localizar el cultivo. Es importante proteger el acceso con una buena contraseña y no enfocar las plantas para que no resulte evidente que están en un cultivo.
Vecinos y peatones
La hierba envasada al vacío no huele y se puede transportar con tranquilidad.
El cultivo de cannabis debería ser una actividad tan relajante y placentera como cuidar bonsais, pero las leyes injustas y las personas indeseables lo convierten en un deporte de alto riesgo. Ladrones, cotillas, chivatos y diversos cuerpos de policía pueden hacer transformas nuestras queridas plantas en un buen problema. La premisa fundamental para sobrevivir como cultivador y seguir cosechando durante muchos años es ser invisible. Si nadie detecta la existencia de un cultivo nadie lo puede robar ni denunciar. Los cultivos se perciben con tres sentidos: el oído, la vista y el olfato. Un vecino se mosquea porque el ruido de los extractores no le deja dormir, un peatón detecta el olor de los cogollos en el balcón, un policía vislumbra una luz muy brillante filtrarse por una rendija de una persiana o alguien oye a otro hablar del magnífico cultivo que tiene en su casa.
José T. Gállego
Ladrones
En España, cada vez se cultiva más cannabis. A lo largo del país hay miles de cultivadores de interior y exterior con plantaciones que van desde unas pocas plantas a miles de ellas. De forma paralela al crecimiento en el número de cultivos ha ido también subiendo el número de jardines robados. Cada vez se dan más casos de ladrones que entran en el jardín del cultivador, o trepan a la terraza por la noche o mientras no está en casa y se llevan las plantas. En muchos robos, la información de dónde está el cultivo sale del
Este indoor no tiene filtro de carbón en la extracción: un riesgo innecesario.
entorno del cultivador. Un amigo envidioso, un trabajador despedido o incluso un socio tramposo suelen estar detrás de muchos robos. No es aconsejable enseñar el cultivo a personas que no sean de total confianza, ni dar demasiados datos sobre cuantas plantas hay o qué producción se espera. Cuando alguien oye que se van a cosechar tres kilos no siempre se para a pensar que es la producción para todo el año. Además, al precio al que se vende en la calle, una cosecha doméstica vale dinero. Más vale no tentar la suerte.
El cultivador grosero no dura mucho. En el mundo de hoy la mayoría de los cultivadores tiene vecinos, y siempre hay algún cotilla. Es muy importante no crearse animadversión ni enemigos entre la comunidad de vecinos. La gente suele ver con buenos ojos a la gente amable, educada y agradable, mientras que se irrita enseguida frente a los groseros y maleducados. Hay que evitar los ruidos, los olores, las actividades sospechosas y el constante trasiego de personas. El sistema de extracción debe ser bueno y silencioso. Hay silenciadores que se conectan en la salida de aire y reducen considerablemente el ruido que se percibe en el exterior. Las cajas para extractor construidas de material aislante también ayudan. Las bombas de agua hacen mucho ruido si tocan el fondo del depósito, pues transmiten muchas vibraciones al suelo, son más silenciosas si cuelgan dentro del depósito, pero sin tocar el fondo.
Siempre ha habido ladrones de plantas, pero antes solían ser fumetas que descubrían una planta en una casa y se la llevaban para fumársela ellos o revenderla a sus colegas. Hoy, ademas de los ladrones fumetas, hay también grupos de ladrones profesionales y bien organizados, que se dedican a buscar grandes cultivos y esperan a que las plantas estén maduras antes de entrar y llevarse la cosecha al completo. En algún caso han llegado a esperar hasta que la cosecha estaba manicurada y en proceso de secado.
No es recomendable convertir el piso donde está el cultivo en un centro de reunión de todo el grupo de amigos fumetas. Separando el lugar de cultivo del lugar de reunión y consumo se reducen considerablemente las probabilidades de que un vecino se imagine que estás cultivando cannabis. La mayoría de las personas no tiene ni idea de cómo huele la marihuana, ni es capaz de distinguir una planta de cannabis, salvo que la pueda ver muy de cerca y fijarse en la característica forma de sus hojas. En muchos casos los vecinos no sospechan que haya un cultivo porque vean plantas en el balcón, sino porque ven a muchos jóvenes entrando y saliendo, armando jaleo y fumando porros. Son las actitudes de los cultivadores las que levantan las primeras sospechas.
Estos grupos profesionales son muy peligrosos y pueden actuar violentamente, pero los cultivadores no pueden acudir a la policía en
¿Qué haces subiendo en el ascensor con diez sacos de tierra en pleno mes de diciembre delante de los vecinos? ¿No sería mejor