UNA DONCELLA MODERNA Alba Tocino Laso
Hola, queridos lectores, me llamo Alba Tocino Laso y este verano me ha ocurrido algo no real, pero que me encantó y me divirtió muchísimo. Atentos, que os la contaré. Estaba despertándome un día normal y corriente. Era una mañana muy soleada, y preciosa, era el día perfecto para disfrutarlo tomando el sol y bañarse en las claras aguas de la piscina. Eran tan solo la 10:00 de la mañana y ya había desayunado, me acosté en la hamaca y, de repente, pasó algo que nunca lo pensaría. Estaba granizando, tronando y lloviendo, era un día espantoso y el maldito tiempo me había estropeado los planes del día perfecto. Enfadada, y decepcionada subí las escaleras corriendo, para no mojarme demasiado. -¡Tita, esto ya es demasiado, jolines!, ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? -dije con un tono triste. -Oye,¿ por qué me estás culpando a mí? Yo de todas formas tenía que pasar mi día trabajando, y cocinando para mañana, que como ya sabes es el cumpleaños de tu abuelo, y… -¡Madre, es verdad! ¿Pero qué crees, que no le hice el regalo?, no soy tan descuidada, por Dios. -¡Oye, no nombres a Dios en está conversación!, vete a leer un libro tranquilamente en la terraza con el relajante sonido de la lluvia. - Está bien, vale Tita -Pues venga y no me vuelvas a contestar así, ¿está claro? -Sí, Tita, no lo repetiré otra vez Yo me fui a hacer exactamente lo que me había mandado hacer mi abuela, me aproximé a la estantería, que estaba llenita de libros viejos y algunos de cuando era más pequeña, pero ya me los había leído todos.
Suspiré y miré por la ventana, estaba lloviendo a cántaros, y ese día lo único que podía hacer era pasarlo leyendo. Volví a la estantería y decidí leer el libro más grande y más largo de los que había allí. El libro se llamaba “Don Quijote de la Mancha”, el título no me apasionaba mucho, pero tenía que probar e intentar leerlo. Pasaba por la cocina, donde mi abuela estaba preparando la comida y me dijo: -Oye, ¿que libro vas a leer? -Pues.... éste que traigo aquí, se titula “Don Quijote de la Mancha” -¿No me digas que te vas a leer ese libro tan grande? -Pues sí, y pienso empezar ya. -¡Si no te lo vas a terminar en más de un año! -Me da igual, yo pienso empezarlo, ahora me voy a leer mi libro. -¿Pero no tenías alguno más pequeño para poder terminártelo hoy? -No, Tita, ya me los leí todos y éste era el más largo, seguro que con este libro estoy todo el día para terminarlo, y ahora me voy. -Y más que tendrás que leer, para terminarlo, más de un día -me contestó mi abuela por lo bajo, mientras me marchaba. Tenía pensado leérmelo todo desde el índice y la biografía del autor hasta toda la historia, así que decidí empezar lo antes posible. Empecé a leer y me introduje en el grandioso mundo de la literatura, lo primero que salía del libro era la biografía del autor, es decir, Miguel de Cervantes, era el señor que lo había escrito muchos años atrás. Yo pensé: “madre mía, si yo tardaré más de un día en leérmelo, ¿cuánto habrá tardado este hombre en escribirlo?”, eso era lo que más me impresionaba que en mi vida había visto un libro tan grande como éste, pero decidida empecé a leer la historia. Cada página tenía más de 500 palabras y lo peor era, ¡no había dibujos! Todo lo que leía me lo tenía que imaginar, cosa que no me costaba mucho, porque yo soy una persona muy imaginativa y me encantaba jugar. Estuve leyendo durante más de 2 horas todo el rato sin parar, ya llevaba muchas hojas leídas pero me quedaba muchísimo más.
-¡Venga, vamos, a comer! -me decía en voz alta mi abuela. -Ya voy. Yo no me podía separar del libro porque estaba muy interesante, pero algo tenía que comer, así que me levanté, puse en la página en la que iba mi marcapáginas preferido y me fui a comer. Después de comer, volví a introducirme de nuevo en el mundo de los caballeros, y empecé a leer por donde iba. Estuve toda la tarde leyendo, y me volvió la hora de cenar. Ya había adelantado bastante, estaba por el capítulo XIII, pero aún me quedaba mucho, ya que el libro tenía 52 capítulos, pero me estaba dando cuenta que un simple libro viejo, que pensaba que tan solo servía para aplastar las hojas cuando están arrugadas, me lo estaba leyendo con gran soltura, nunca me lo habría imaginado. Después de cenar quise leer, pero mi abuela me dijo que no. -¿Qué haces leyendo a estas horas? ¡Venga, si ya es la hora de dormir, mañana seguirás leyendo! -me dijo mi abuela -¡Jo, pero si está muy entretenido! -Mañana también lo será, y ahora a dormir. Esa noche, tardé más en dormir que a diario porque no paraba de pensar en qué era lo que iba a suceder en el libro. Tarde mucho, pero al final me dormí. Esa noche empecé a soñar en el libro. Era una gran doncella, del siglo XI, me encantaba leer, y estudiar para tener más conocimientos, y saber más y en un futuro ser muy buena en cualquier profesión, pero mis compañeros de clase no opinaban lo mismo, siempre me pegaban y me llamaban “empollona”, eso sí que era un injusticia, yo creía que tenía un grave problema y que era la única que sufría, pero no. Un día, viendo la televisión, oí una noticia de una niña que se había suicidado, porque sus compañeros le hacían la vida imposible y se cortó las venas, sus padres estaban muy tristes. En ese momento me di cuenta de que no era la que más sufría y que mis compañeros, comparados con los otros, eran unos angelitos.
Lo que le había ocurrido a esa niña, le ocurre a muchas niñas del mundo, tantas que cada vez la gente se está haciendo más mala con los demás, y lo que más me molestó era que en un 90% de las agredidas psicológicamente, eran de sexo femenino. En eso momento me pareció una injusticia muy grande, tan grande que decidí hacer un gran discurso a todo el mundo, y que todos se enterasen. Preparé un discurso muy bonito, dedicado a las niñas que sufren, por eso el discurso era así: -Hola, amigos, soy Alba Tocino Laso, podéis llamarme “La doncella moderna” si queréis. Sí, nos os riais, porque tengo toda la razón, quiero que me llaméis así, porque así era antes, en la época de las doncellas y los caballeros, hace mucho tiempo. Eran personas, lo que se puede decir personas. Antes no había gente tan mala como ahora, en estos momentos. Ayer mismo estuve viendo las noticias, y me di cuenta de algo que nos está afectando a todos, en general, y es que cada vez nos estamos haciendo más tontos. Sí, más tontos porque cada vez a más temprana edad nos hacemos sicópatas. Ayer, por la televisión, salía una noticia de que muchas niñas mueren al año, digo muchas porque la cifra es muy dolorosa. Lo que decía, que muchas niñas mueren al año por ser agredidas física o psicológicamente. No me parece nada bien, porque tal y como están los tiempos de modernos, con tantas nuevas tecnologías e inventos electrónicos que antes nadie se los imaginaba, todo eso no nos sirve de nada porque, por mucho que tengamos, somos peores, y por eso os digo que esto es una injusticia y quiero solucionarlo, esto como cualquier asesinato que haya. Yo por eso me hago llamar así, Doncella Moderna -dije en mi discurso. Cuando terminé de hablar, todo el mundo se quedó unos minutos callado, pensando en todas las cosas que había dicho y me empezaron a aplaudir con mucha fuerza y durante un buen rato. Este discurso lo pusieron por televisión, por todos lo idiomas del mundo, y finalmente todo el mundo se concienció y pudimos ser personas, y tener un mundo mejor.
De repente, suene un golpe, ¡¡¡puuuuuuuuuuuuum!!! Me había caído de la cama, miré la hora y eran las once de la mañana, nunca me había despertado tan tarde. Cuando me desperté, corrí hacia la cocina para explicarle a mi abuela el sueño tan largo y profundo que había tenido. Sueño, y tan sueño, eso es lo que todo el mundo deseaba tener: un mundo en paz. A mi abuela le encantó el sueño, ese día era un día prefecto como yo lo quería, pero me di cuenta de que me quejaba demasiado, y al final, leerme un poco del libro me había servido de algo. Empezó a llegar toda mi familia: Mis tíos, mis padrinos, mis primos, mis padres, mi hermana, y por supuesto, mi abuelo. Después de comer la comida tan rica que me había preparado mi abuela, ella dijo: -Oíd, ¿queréis escuchar un historia que se le ocurrió a Alba? Todos, contestaron que si. Yo empecé a contarla tal y como se la había contado a mi abuela. Cuando terminé, todos me aplaudieron. -Pero escríbelo, que si no se te va a olvidar y tan buena historia es que, si se te olvida, ya no va a ser una historia -dijo mi tía Ana. Todos estaban de acuerdo y decidí pasarme la tarde entera escribiendo la magnífica historia que había soñado. Pasaron 5 años y estaba en primero de bachiller. Un día mi profesor nos mandó leer el libro “Don Quijote de la Mancha”, todos se extrañaron y no les gustó mucho la idea de leerse un libro tan largo, pero yo no, porque sabía que me iba a gustar. Tardé en leérmelo una semana aproximadamente y el libro me gustó mucho, pero no tanto como el libro que había escrito yo hace 5 años atrás. Me hice mayor y mis grandes dotes de escritora me sirvieron para algo: Un día rebuscando en mi casa viejas fotografías, encontré el papel en el que había escrito la historia de “La doncella Moderna”, no me acordaba de ella y quise leerla, el papel estaba un poco arrugado, amarillento y tenía una caligrafía terrible, pero no me costó mucho leerla. Cuando terminé, me gustó tanto que quise mejorarla y repetirla, para hacerla mejor, me gustó mucho el resultado final, y me publicaron el cuento
para niños con muchas ilustraciones de mi compañero Mario, y se hizo muy famoso en todo el mundo, casi se tradujo a más de 10 idiomas. Tan solo con un poco de imaginación, el libro tan viejo, con ninguna utilidad, hizo que escribiese un gran cuento infantil.