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El Rin c 2
Plaza Ermita de Guargacho, detalle.
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Edita:
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Introducción Valentín E. González Évora - Tte. Alcalde y Concejal de Cultura
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En Cine de Don Panchito Marta Elena Díaz Reyes - Área de Juventud
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El Personaje: ???????????? Asociación Juvenil Cultural Berijaje
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Campaña de Vacunación de la Viruela en 1953 Luisa De Peuter Fourmy
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Yo pa’ la cueva, ¿y tú? Ana Vanesa Pérez Díaz - Área de Juventud
Ilustre Ayto. de San Miguel de Abona Ctra. a Los Abrigos, 30 - 38620
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web: www.sanmigueldeabona.org
Un Pedazo de San Miguel de Abona en Puerto Rico Enrique Delgado Plasencia
e-mail: alcaldia.sanmiguel@cabtfe.es
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Misión Cumplida
Depósito Legal:
Porfirio Toledo Toledo
TF 937/2002
Maquetación e impresión:
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María José Tacoronte
EDICIÓN KA
«La Tajea no hace necesariamente suyos las opiniones y los criterios expresados por sus colaboradores.
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Se vive de Ilusiones Francisco Javier González Méndez - Área de Cultura
puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni
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recuperación de información, en ninguna forma
Ondas Deportivas (III) Álvaro Toledo
y por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia,
El Viejo Camión Marián Tur Iglesias - Área de Juventud
Todos los derechos reservados. Esta publicación no
registrada en, o transmitida por, un sistema de
El Hambre más Urgente (II)
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Comentarios
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Coleccionable de cocina
o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de la editorial (Concejalía de Cultura).»
EJEMPLAR GRATUITO
Umberto Marinoni Lapin 19
Plantas medicinales Pedro Benítez
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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Septiembre/Octubre 2003 De oro es el sol sobre la tarde honda... Yo volvería a cantar mañana, al alba, La canción que se gasta cantándola: La vida...
Introducción
Arturo Maccanti
Formas que modelan el carácter de sus gentes: erial, malpaís, cañada inmóvil y eterna... donde “el hombre se siente pequeño, minúsculo, absolutamente insignificante y en esto consiste el maleficio del erial que reduce al hombre a su propia insignificancia absoluta dejándole ir adonde quiere”1 En la montaña y en el barranco, arriba o en lo más profundo, será siempre necesario indagar en el interior, lo que exige volcarse dentro de esa masa y superar los diferentes substratos y dejar al descubierto incluso los secretos más inconfesables de esta tierra, como: Carne abierta de mi tierra, magua del agua, guitarra del viento loco, barranco, hendidura llena de luz, te precipitas en el abrazo azul del Mar Atlántico, Guayonje... 2
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n número más de la revista La Tajea sale a la calle, al encuentro del lector, buscando su complicidad, haciéndose eco de las cosas y de las historias de nuestras gentes, todo ello dentro de un paisaje y de un destino distinto: el sur, lleno de perfiles inconfundibles que están aún por descubrir, junto a esa tierra seca de casas blancas. Dejamos atrás el solsticio de verano, y la noche mágica de San Juan, fuego y agua regeneradora de vida, fe y magia se apoderan del tiempo, sin embargo, el paisaje reivindica más que nunca su lugar, la tierra seca, los bancales y la lava volcánica, aquella que está oculta bajo el jable, los balos y los cardones y cuya silueta se confunde tras los caprichosos colores y formas honduladas y agrestes en ocasiones, tras una puesta de sol irrepetible, mirando siempre al infinito.
En este paisaje de medianías lleno/habitado de gentes, y que hemos descrito de lava volcánica y tierra blanca, Septiembre, como si tratara del epicentro de un seísmo se acerca a nosotros, con luces y sonidos que resuenan-convocan a la “Fiesta”, al encuentro, a la devoción, a la cultura abierta y a nuestras tradiciones más ancestrales, como diría el poeta: “En el cono que es nuestra isla, hacia la costa siempre se diverge, mas es allí en donde se puede iniciar la navegación sobre el camino infinito del mar. Hacia la cumbre todo es encuentro, en el cielo todo es espíritu, identificación y confluencia.” 3 Todas ellas son razones para seguir creando, escribiendo, pintando, siendo partícipes y testigos de esta tierra que está en nuestra memoria, en el recuerdo, en la vida y en los sentimientos de nuestras gentes.
HERBERT LAWRENCE, DAVID. “En el erial”. Ed. Biblioteca Contemporánea, 1984 MACCANTI, ARTURO. “Cantar en el ansia”. Ed. ACT/Poesía, 1982. 3 PAREJA , WLADIMIRO. “Sequía”. Organismo Autónomo de Cultura, 1997 1 2
Valentín E. González Évora Concejal de Cultura, Juventud y Fiestas
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El Cine de Don Panchito
Dando un largo recorrido por la historia de San Miguel de Abona, llegamos al año 1924, durante esta fecha aproximadamente, en la Carretera General, en un salón perteneciente a D. Pedro Delgado, se instala un peculiar Cine. El caballero que tan singularmente ubica este recurso en nuestro municipio fue D. Francisco Feo, más conocido como D. Panchito.
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os sanmigueleros que lo recuerdan, cuentan que fue un hombre adelantado a su tiempos, su dedicación se centró en la industria, con un Molino de Gofio en Tamaide y el Cine. Muchos fueron sus esfuerzos para garantizar prósperos resultados en su labor, pero tan gratificante su atrevimiento... Por aquel entonces, nuestro Cine se convertía en ciertas ocasiones en un grandioso escenario para las colegialas, que orgullosas de la puesta en escena de la tan famosa obra “El Pichi”, entre otras, bajo la tutela de Dña. Mª Falcón, recibían los aplausos de su afanado público. Fueron años espléndidos, pero con la trágica Guerra Civil el Cine fue clausurado, cerrando sus puertas a un “mundo de ilusiones”. Tras un periodo de penas y dificultades D. Panchito decide abrir nuevamente su Cine, pero esta vez en la C/ Bethencourt Alfonso, nº 1. Muchos fueron los operadores que trabajaron en este lugar, entre los que la memoria rescata podemos nombrar a D. Luis Rodríguez Estévez, D. Diego Gutiérrez y D. Guillermo González y, por supuesto, D. Panchito, cuya función era proyectar las películas. Para obtener el título de operador había que trasladarse a Santa Cruz, puesto que para ejercer esta tarea se requería contar con el certificado correspondiente. Las gentes del pueblo y de toda la comarca marchaban los sábados y domingos calle abajo y calle arriba hacia las puertas del Cine, encontrándose en la taquilla veces a D. Panchito, veces a Dña. Michinda, su esposa, pero siempre una cara conocida de la familia. Los niños acudían a La Matiné a las cuatro y media , que era cuando se proyectaban las películas de un rombo, adecuadas para esta edad. Durante un tiempo también abrió sus puertas los jueves para los adultos, con películas de dos y tres rombos. Todos acudían a la taquilla con su peseta en los primeros años y su medio duro en años posteriores. Una vez dentro se encontraban con el bar, más conocido como La Cantina. En ella trabajaron D. Aurelio, D. Juan (Juanillo)… Antes de la proyección compraban sus golosinas, los mayores bebían sus copas y hay quién cuenta que incluso vendían palomitas. La sala era espectacular, había cabida para unas doscientas personas, primero con bancos y más adelante con sus butacas. Todos sentados en su lugar comenzaba la música, para algunos familiar, para otros nostálgica, del NODO, resumiendo en diez o quince minutos y en blanco y negro las noticias nacionales más destacadas. Tras las noticias comenzaba la proyección de la película, en sus primeros tiempos, cine mudo, y con los adelantos de la tecnología y un viaje a Barcelona para adquirir la máquina que permitiera proyectar el cine más adelantado, con sonido. El Cine San Miguel se adecuaba a los tiempos. Las películas más triunfantes eran las del oeste, más tarde con Joselito, Cantinflas, Marisol y Lola Flores, el éxito estaba garantizado. Las casas de películas con las que trabajaban eran La Metro, Paramón... y fueran malas, fueran buenas, tenían que proyectarlas, puesto que debían cumplir el contrato previamente firmado. Estas películas las traía de Santa Cruz la guagua y esta misma se las volvía a llevar, el préstamo era de una semana.
Toda la comarca se hacía eco de la película semanal durante un tiempo, por medio de la radio, pero la publicidad se caracterizaba por la propaganda de mano, los “afiches”, que también se colgaba en la pared. Muchos recuerdan la pizarra majestuosa que colocaba D. Panchito en “las cuatro esquinas”, con la hora y el título del nuevo film junto a su cartel anunciador. Y, semana tras semana, este caballero con su tiza y su paño recordaba a todos los vecinos la cita que tenían en el Cine San Miguel. Cuando la luz eléctrica aún llenaba los rincones de algunas casas sanmigueleras hasta las doce de la noche, D. Panchito encendía su motor para que aquellas parejas, que siempre con el “cesto” (madre, tía, primas...) acudían a la sesión, pudieran disfrutar del NODO y la película en cuestión. Como en años anteriores, el Cine desalojaba su gran sala, convirtiéndose en el lugar idóneo para un gran banquete de boda, muchas fueron las que en este lugar se celebraron. Del mismo modo, el Día de San Andrés, la sala se engalanaba de fiesta y acompañada por la Orquesta España de Arafo, llenaba de música y alegría las vidas de forasteros y sanmigueleros. En 1977, el Cine San Miguel cerraba sus puertas. Con la plenitud de la luz eléctrica y la llegada de la televisión la fuerza y viveza de este lugar encantador pasó a la revolución y novedad de un aparato que situó a cada vecino en su hogar, no sabemos si para bien o para mal, pero tenemos la certeza de que todos aquellos que vivieron la época del Cine aún mantienen vivo el recuerdo de nuestro vecino D. Panchito. Marta Elena Díaz Reyes Área de Juventud
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El Personaje D. Miguel González Frías
En una tarde calurosa del mes de julio, y mientras la ventana de la habitación junto al comedor permanece entreabierta, una ligera brisa mueve la cortina. Se nos descubre al fondo, y a través de ésta, el huerto donde un naranjero con su particular vaivén desplaza sus hojas dejándonos admirar aún sus escasos frutos. Mientras tanto, iniciamos la conversación con don Miguel, mientras que doña Nicolasa nos escucha a cierta distancia, cómodamente sentada en su sillón, actuando como excepcional testigo de nuestra amigable conversación.
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n este singular recorrido que hacemos con don Miguel, nos sitúa inicialmente en un lugar, la Calle Alfonso Mejías, y nos traslada a un año, 1910; aquel que lo vio nacer. Son años de dificultad y de escasez económicas, donde la posibilidad que tenía un niño de acudir a la escuela eran muy remotas. Nos recuerda don Miguel a su primer maestro don Miguel Feo y a las “cabezaditas” que éste se daba en el transcurso de sus clases interminables, mientras sonríe pícaramente cuando recuerda alguna de las “perrerías” que se atrevían a hacerle. Recuerda que una de las escuelas se encontraba junto a la Plaza de la Iglesia (hoy Correos) y la otra en la C/ El Pino, significando que el tiempo que se le dedicaba a los estudios dependía en gran medida de las necesidades y de las labores que se requerían en casa; chicos y grandes debían contribuir al esfuerzo familiar, máxime cuando a los diez años, a la muerte de su padre, don Miguel quedó huérfano. Afirma: “todos éramos pocos para sacar adelante a la familia”. De ahí que ya muy de jovencito, sin tener aún los catorce años, tuvo que trabajar en la panadería de don José Delgado, llevando pan a Chimiche y a El Río. Salía a las seis de la mañana, justo al alba, con su burra cargada con cuatro sacos de pan, y con un sueldo de siete pesetas por trayecto. Fue más tarde, en El Médano, en una casa que se construía don Tomás Zerolo (“era un famoso cirujano y me cogieron cariño”, afirma), cuando se inició como peón de albañil, “era un aficionado” con escasos conocimientos en el oficio. Fue en ese momento cuando lo llamaron al cuartel. Sus años en la escuela le sirvieron años más tarde, y lo expresa con satisfacción, cuando llamado a filas, y estando en el Destacamento en La Orotava junto a más de trescientos “quintos”, el comandante hizo un llamamiento a todos aquellos que supieran leer y escribir. Nos dice don Miguel, que a este primer requerimiento no salió nadie, ya que todos estaban algo “cohibidos”, indicándoles el comandante para convencerles que “con arreglo a la que supieran tendrían un puesto...”, fue entonces cuando él junto a quince más se atrevieron a “dar un paso al frente” y a presentarse, ejemplo todo ello, nos dice, de la escasa formación que teníamos todos en aquellos años. Nos recuerda que, quizás producto del azar, un día estando de “relación” en la Santa Cruz, y cuando transitaba por la C/ Imeldo Serís se le acercó a poca distancia de él un coche, de aquellos escasos vehículos que circulaban por
la capital en esos años, mientras oye una voz que salía del mismo y que pronunciaba su nombre “¡Miguel!”, cuando se gira ve que era don Tomás Zerolo, al que saludó inicialmente no sin cierta incredulidad y sorpresa. Éste le preguntó sobre él y su familia, a lo cual contestó que actualmente se hallaba destinado en La Orotava, circunstancia ésta que hacia que resultara cada vez más difícil ver a su familia. A consecuencia de esta conversación, y por alguna “gestión” de don Tomás, le destinaron definitivamente al Cuartel de San Carlos, en Santa Cruz. Es aquí donde nos comenta una particular anécdota de su etapa en la milicia: estando de asistente de un teniente “de academia”, que como nos recuerda don Miguel era hijo a su vez de un teniente coronel de la Guardia Civil de la época llamado don Juan, tuvo que hacer un muy singular cometido del que se le requería la máxima discreción y confianza. Su teniente tenía una novia que vivía en la Cruz del Señor y
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éste le había encomendado la “misión” de llevar una carta y esperar la respuesta, si fuera el caso, de dicha señorita; a cambio recibiría dos pesetas. Este cometido no sólo tuvo un final feliz, sino que a partir de ese momento “caí bastante bien”, ofreciéndole al término del servicio militar el empleo de “mozo de comedor”, que no aceptó, ya que tenía que regresar junto a su madre. Ya de regreso de la milicia, es cuando emprende su labor de albañil, especializándose en tareas y en la utilización de materiales novedosos para la época, ya que por primera vez se generaliza la colocación de “pisos”, mosaicos y azulejos (baños, cocinas...) para las diferentes dependencias de las viviendas. Recuerda que trabajaba con un albañil del Valle de San Lorenzo y que se relacionó con un aparejador sobrino del Sr. Marrero, además consultaba un “libro sobre construcciones” que le había facilitado. Nos recuerda don Miguel, que en esos años emprende varias obras y edificaciones, en las que participa de una forma activa. Señala la construcción del Casino, el cine de don Panchito, obrasreformas en la vivienda de don Modesto Hernández, don Teófilo Bello, don Pepe Bello, doña Efigenia, don Segundo, don Isidro Rodríguez, etc.. Asimismo, años más tarde, participa en la obra de la construcción de la Cooperativa, además de realizar tareas de mayor responsabilidad como “encargado”, donde se utilizaron técnicas y materiales no habituales para aquellos años; y donde no estuvo exentas de algunas dificultades planteadas con el arquitecto del proyecto, el Sr. Quirino, que dieron lugar a realizar consultas y a examinar con otros especialistas los problemas planteados en tan singular obra. Pero será un acontecimiento triste, el inicio de la Guerra Civil, el que va a marcar de nuevo el devenir de don Miguel, y el de muchos jóvenes de la época. En el año 1937, un año después de su inicio, fue llamado al Frente de Teruel, circunstancia esta que trastocó todos los planes que tenía para su futuro más inmediato, dejando este hecho una huella imborrable en la persona de todos aquellos que participaron en tan triste batalla. Será dos años más tarde, en 1939, a su regreso de la guerra, cuando sucedió un hecho que va a marcar definitivamente su vida. Nos comenta don Miguel que era un día de San Antonio Abad. Venían en una guagua “llena con toda la gente del sur que había sido movilizada”, ésta hacía su última parada en Granadilla, que estaba en fiesta por su Patrón. Recuerda que la gente venía cantando, otros bebidos..., no sé como expresarlo “era la mayor alegría del mundo”. La Guerra había finalizado. En esas circunstancias, acudió a una pensión que una familia suya tenía en Granadilla, para poder ducharse y cambiarse. Con la emoción de los momentos vividos, golpea de un modo apresurado la puerta de la pensión, ésta se abrió y tras la misma una guapa joven le hace pasar. Se trata de la joven Nicolasa Rivero. Este primer encuentro, fue el inicio de una relación que tuvo su momento más significativo un año más tarde, ya que el 1 de julio de 1940 doña Nicolasa y don Miguel contraen matrimonio en la Parroquia Matriz de San Miguel Arcángel siendo el párroco don José Flores, y del que tuvieron tres hijos. Pero en estos años de tantas dificultades, además de los trabajos como albañil donde la experiencia que iba acumulando, hacia que se le fuera reconociendo cierta “fama”, recuerda que doña Cecilia García, tras una grata experiencia
laboral, decía de él, “que tenía manitas de Dios” (señala que exageraba mucho). Pero don Miguel, aún nos guardaría alguna sorpresa más en su particular curriculun vitae, fruto todo ello de la necesidad de sacar una familia adelante, y no es otro que su experiencia como barbero durante más de doce años, donde regentó una barbería en un local que alquiló a... donde vive doña Remedios. El horario al público dependía en gran medida de su trabajo como albañil, dedicando especialmente todas las tardes, incluidos los sábados, los domingos y los días de fiestas, no tenía muchos momentos para el descanso, incluso cuando la luz ya no era suficiente encendía un quinqué hasta altas horas de la noche, y con el dinero que sacaba daba para unas “gorrominas”. Mientras, baja la cabeza y con voz firme, sentencia don Miguel: “mi vida siempre ha sido una lucha”. Será en 1968, cuando un “infarto” cambió su vida, ello hace que deje su trabajo de albañil por recomendación facultativa, ya que los riesgos eran muy elevados para su salud. Desde ese momento se ha dedicado a cultivar sus huertas hasta que las fuerzas le acompañaron para realizar dichas tareas agrícolas. Finalmente, expresar nuestra gratitud a don Miguel y a doña Nicolasa por dejarnos entrar en su particular “espacio”, el suyo, y dejarnos ojear algunas de esas páginas llenas de acontecimientos que han marcado toda una vida “construida” sobre bases fuertes de constancia y coherencia personal, para sí y para con los suyos. Nuestro agradecimiento más sincero. Concejalía de Cultura
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Especial
Puerto Rico
Un Pedazo de San Miguel de Abona en Puerto Rico
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uerto Rico, la isla mas pequeña de las Antillas Mayores, perteneció al imperio español hasta el 1898, cuando fue cedida a los Estados Unidos de América como consecuencia del convenio que dio fin a la Guerra Hispanoamericana. Hasta entonces, su trayectoria histórica era muy similar a la de la isla de Tenerife. Desde la conquista de la tierra de los borinqueños, en el año 1492, arribaron a sus tierras emigrantes de las diferentes regiones de la Península Ibérica que, por varias razones, buscaban en América la solución a sus problemas. También de las Islas Canarias llegaron inmigrantes que contribuyeron a la colonización y al desarrollo de la incipiente economía de la Isla.
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Pero Puerto Rico dejó de ser un atractivo en las metas de los emigrantes españoles y canarios, cuando vieron en otras naciones hispanoamericanas una mayor riqueza y oportunidad de obtener fortuna. A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX la despoblación de la isla era altamente preocupante. Durante ese período surgieron una serie de eventos históricos que favorecieron la llegada de los ansiados colonizadores hacia los desolados campos boricuas que hicieron posible el desarrollo de su economía agropecuaria: las guerras de independencia en Sudamérica, la emancipación haitiana, la Cédula de Gracia del 1815, donde el gobierno militar permitía la entrada de extranjeros con su familia y esclavos. Tal vez, para ese mismo período, ocurre una intensa propaganda en las Canarias para reclutar emigrantes. Lo cierto es que durante las décadas del 1840 al 1860 emigraron a las costas norte de PR un inmenso número de familias canarias. La gran mayoría
procedían de Tenerife y se localizaron en las áreas rurales de la isla donde desarrollaron exitosamente la agricultura donde encontraron fértiles campos y abundante agua. En Hatillo, pequeño municipio en el norte de PR, sumamente despoblado para la década del 1840, arribaron y se establecieron familias procedentes casi exclusivamente del pueblo de San Miguel de Abona. Podemos asegurar que casi todas se localizaron en cuatro barrios en la zona norte (costera) de este municipio: Carrizales, Naranjito, Capáez y Corcovadas. Muy pocas o ninguna de ellas se establecieron en los barrios centrales de ese pueblo (Aibonito, Bayaney, Campo Alegre). En un período menor de 30 años podemos identificar en esos cuatro barrios a mas de 1000 canarios sanmigueleros emigrantes o descendientes de primera generación con los apellidos Alfonso, Abreu, Casanova, Delgado, García, González, Toledo, etc. La gran mayoría de ellos están ligados por lazos de consanguinidad. En estas familias la práctica de la endogamia es asombrosa. Debo enfatizar que la inmensa mayoría de estas familias procedían de San Miguel de Abona, aunque identificamos la familia García y Siverio cuyos orígenes están en el norte de Tenerife (Los Realejos). Desconozco la existencia de canarios de otras islas canarias en esa comarca hatillana señalada. El año 1898 debe haber sido un período terrible para las familias isleñas-canarias. La invasión bélica norteamericana, la derrota de la milicia española, la salida apresurada de los líderes políticos españoles, el surgimiento de tropas sediciosas o grupos de personas que ante la ausencia temporera de un gobierno legal llegan en las noches para quemar las propiedades de los colonos, robar y matar ganado e invadir las residencias donde la familia se exponía a vejámenes horribles. Por suerte, el nuevo gobierno norteamericano provee un orden que estabilizó la situación en muy corto tiempo. Pero obviamente, el nuevo gobierno esta-
blece nuevas normas; las relaciones y facilidades emigratorias cambian; hay que tomar la decisión de adquirir una nueva ciudadanía o permanecer fiel a una nación hostil derrotada; hay que decidir regresar al archipiélago canario o permanecer en la tierra donde ya habían vivido muchos aňos y donde serían sometidos a un proceso de americanización. Las generaciones de sanmigueleros isleños en la comarca hatillana se multiplicaron prolíficamente en ese período de 50 años dejando como herencia el impacto de su lingüística y dos tradiciones permanentes: las máscaras de Hatillo y el juego de truco con cartas españolas. No era fácil viajar de América a Canarias a principio del siglo XX. Los isleňos no tienen los recursos ni el tiempo necesario para tal aventura. Como consecuencia las generaciones que continúan surgiendo en los próximos 100 años se alejaron inexorablemente de los troncos canarios emigrantes. Tanto ellos como sus primeras generaciones nacidas en el suelo boricua se pierden en el tiempo, son olvidadas totalmente. La inmensa mayoría de las personas recuerdan sus abuelos, pero muy pocas recuerdan sus bisabuelos. Como consecuencia se crea una madeja de enredos familiares que se complica con la costumbre de casarse entre primos hermanos y familiares con el mismo apellido. El nombre de Islas Canarias, Tenerife y San Miguel de Abona siempre fue un recuerdo nostálgico para las diferentes generaciones que nunca la habíamos visto. El desarrollo de las ramas del árbol genealógico de las familias Delgado y García y el entroncamiento de estas familias y de los apellidos Alfonso, Casanova, Toledo con los datos informados por el investigador Nelson Díaz Frías, en su obra “Linajes de San Miguel de Abona” despertó un interés genuino en un grupo de hatillanos en conocer la tierra tinerfeňa de nuestros antepasados y ante todo su pueblo natal, San Miguel de Abona.
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Gracias a la iniciativa de D. Porfirio Toledo Toledo y la ayuda de un pequeňo grupo, reunimos 51 puertorriqueňos que viajamos por Tenerife durante 16 días donde tuvimos oportunidad de observar el dinámico progreso socio económico de esta tierra y disfrutamos de sus bellezas naturales y de algunas de sus tradiciones. Pero la experiencia mas impactante fue la inmensa hospitalidad que recibimos del pueblo sanmigueleño, donde tuvimos la sensación de ser parte de ese pueblo. Nuestro
respeto y aprecio a todas las personas que nos dieron sus sinceras muestras de cariňo, donde no podemos dejar de nombrar a Eloy Delgado y su esposa, Lucy González. Reconocemos la ayuda de los alcaldes de Hatillo y Manatí en Puerto Rico y la inmensa generosidad y cooperación ofrecida por el Ayuntamiento de San Miguel de Abona, su alcalde Don Arturo Eugenio González Hernández y su personal. Fue emotiva la visita a las Parroquias de La Candelaria y, ante todo, a la de San Miguel Arcángel, lugar donde
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uenos días por la mañana o buenas tardes por la tarde o buenas noches por la noche; ese era mi grito de guerra al grupo de Sanmigueleros-Boricuas, dependiendo la hora de cada encuentro, y así fue como se logró aglutinar este grupo que llegó a San Miguel de Abona el día 7 de junio del 2003. Don Arturo, Honorable Alcalde-Presidente de este Ayuntamiento del Sur de Tenerife, esto es, como dicen en mi tierra, Puerto Rico, MISION CUMPLIDA. Relatar los resultados de un proyecto exitoso es fácil, naturalmente, después de finalizado el mismo. ¿Quién pudo hacer un pronóstico acertado en el mes de noviembre del 2002 con relación al Primer Encuentro de Sanmigueleros-Boricuas en San Miguel de Abona? Absolutamente nadie. Ahora que ya están de regreso en la isla del Encanto los componentes de dicho grupo, se puede decir a ciencia cierta y con raras excepciones que todo lo acontecido fue un éxito.
nuestros antepasados recibieron sus sagrados sacramentos. Buscábamos nuestras raíces y hallamos, además, calor, afecto y cariño. Al regresar a nuestra querida Borinquen la imagen del majestuoso Teide y la sonrisa afectuosa de los tinerfeños nos acompañará en nuestra memoria por muchos años. Muchas gracias, hermanos. Dr. Enrique Delgado Plasencia
Todo comenzó con una carta circular y ocho mensajes radiales a todo aquel puertorriqueño que conociera tener raíces canarias, tinerfeñas y específicamente sanmigueleras que contestaran a mí llamada, y gracias a Dios, la primera reunión fue excepcional. No sé decir si se debió a la época, era Navidad del 2002, o tal vez el recuerdo de los cuentos de las Islas Canarias, escuchadas de boca de sus abuelos cuando eran niños, en que por las noches se sentaban a su alrededor para desgranar las mazorcas de maíz o las vainas de habichuelas cosechadas. Lo cierto fue el entusiasmo que existía con la idea. Poco a poco fué creciendo la lista hasta el mes de febrero del 2003, cuando comenzaron a publicar las noticias sobre el posible conflicto con Irak. Nada, el viaje a San Miguel parecía haber llegado a su fin sin tan siquiera haber salido de Puerto Rico, de acuerdo a la expresión de varios de los propuestos viajeros. Insistí en mi empeño y logré convencer a los pocos que quedaban, diez en total, que tuvieron fe en
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Especial Puerto
Rico
De acuerdo a lo prometido al D. Arturo Eugenio González Hernández, Alcalde-Presidente de este Ayuntamiento, allá para el mes de Septiembre del 2002, de traer a un grupo de cincuenta sanmigueleros nacidos allá en la Isla del Encanto, y que además trajeran por lo menos 2 libros cada uno, para establecer la Sección de Puerto Rico en la recién remodelada Biblioteca Municipal del Ayuntamiento de San Miguel de Abona, todo se realizó a cabalidad el día 11 de junio del 2003.
el proyecto, a pesar de que muchos me tildaron de “loco aventurero” .
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Volvimos nuevamente a la carga, y aún con la guerra en todo su apogeo, seguí visitando a los distintos puntos de la Isla desde donde habían llamado Isleños interesados en el viaje. Por fin acabó la guerra y volvió el grupo a tomar forma, y a pesar de las noticias negativas en la prensa diaria sobre la nueva enfermedad asiática, en el mes de abril ya teníamos todo en camino. Parecía el cuento de nunca acabar. Ahora bien, gracias a que los alcaldes de los Municipios de San Juan, la Ciudad Capital de Puerto Rico, el de Hatillo, la Ciudad del Corazón, el de Manatí, el Atenas de Puerto Rico, el de Naranjito, la Ciudad de los Changos, y el de Utuado, la Ciudad del Viví, junto a la Licenciada Iturbe del Departamento de Estado de P. R., escucharon sobre el proyectado viaje Familiar-Cultural que estábamos organizando, el nuevo impulso se cristalizó. Nos facilitaron toda clase de ayuda, incluyendo la financiera, enviando además Maestros de Música de nuestros instrumentos típicos, tales como: el Cuatro Puertorriqueño, el Tiple, que es una variación del Timple Canario, la Guitarra Puertorriqueña, creada por artesanos, construida en una sola pieza para mayor y mejor resonancia. Todos estos instrumentos autóctonos fueron cedidos a la Banda Infantil que opera en el Ayuntamiento de San Miguel de Abona. Los Maestros Doménech, Yambó y Jacqueline Negrón dieron varias clases sobre los instrumentos, tanto a los Profesores de Música como a los niños seleccionados por ellos. Todo esto se debió a la gentileza de la Sra. Laly Santana, Directora del Colegio, que acogió con beneplácito la idea de incorporar esos instrumentos a la Banda Escolar y así dar comienzo al intercambio cultural con la Tierra de Nuestros Abuelos.
Les aseguro que no fue fácil la tarea. Sin demora comencé de nuevo a trabajar en un proyecto que a todas luces parecía un sueño. Me comunique con el Dr. Enrique Delgado Plasencia, que para ese entonces fungía como Presidente de la Sociedad de genealogía de Puerto Rico para que se asociara al grupo con tal de hacer que el mismo llegara a un feliz término. Con sumo placer, Quique, como cariñosamente lo llamamos, hizo acto de presencia a la primera reunión del grupo facilitándonos todos los conocimientos en genealogía a su alcance, ya que tenía varios estudios de las raíces familiares de muchos de los propuestos viajeros. Como les relatara en párrafos anteriores, al principio todo parecía cosa fácil y descartando todos los imponderables que aparecieron en nuestro camino, logramos Gracias a Dios, superar todos los entuertos que se presentan y que, todos ustedes conocen, suceden en este mundo. Después de ese azaroso proceso y con la ayuda de la Señora Sonia León Tacoronte, Secretaria del Sr. Alcalde para aquél entonces, y el Sr. Valentín E. González Evora, Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura, preparamos una agenda de trabajo para los quince días que planeaba el grupo disfrutar en San Miguel de Abona junto a los posibles familiares que aparecían en los estudios efectuados hasta ese momento. Gracias una vez más, Valentín, Sonia y su Señor Alcalde, Don Arturo Eugenio González Hernández, que con su paciencia y experiencia, lograron preparar un programa para hacer nuestra estadía en San Miguel de Abona pletórica de dicha y felicidad que jamás olvidaremos. Fuimos recibidos a la altura de grandes dignatarios de una Nación Amiga, por lo cual les estaremos eternamente agradecidos. Todos los detalles fueron llevados a cabo con precisión y una sincronización sin precedentes. Realmente esas acciones llevaron al éxito más rotundo del PRIMER ENCUENTRO DE SANMIGUELEROS-BORICUAS en esta Bendita Tierra de Nuestro Arcángel San Miguel. Porfirio Toledo Toledo porfiriotoledotoledo@yahoo.es
Ilustre Ayuntamiento Miguel Abona - Mayo/Junio 20032003 Ilustre Ayuntamiento de de SanSan Miguel de de Abona - Septiembre/Octubre
Yo pa’ la cueva... ¿y tú? Era una de esas mañanas de Junio de los años 60, son las seis de la mañana, y ya está aclarando; ya son las siete y el cielo está totalmente descubierto, ni una nube, ni un pájaro…todos huyen del calor que desprende la bola de fuego que cuelga del cielo y que aún no ha encontrado su lugar, por lo que a lo largo del arduo día sigilosa, y casi inadvertida, va moviéndose de abajo arriba con el fin de achicharrar a quien no se resguarda de ella.
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n el camino polvoriento no corre ni una delicada hebra de brisa, el aire está espeso y dificulta el respirar, las gotas de sudor bajan por la frente cansada de los trabajadores zoqueros que desde muy temprano han empezado a faenar. A eso de las tres de la tarde, cuando el brillante Lorenzo ocupa un lugar estratégico y se hace insoportable su calurosa presencia, y después de que las familias hayan terminado las labores de cada día acuden apresuradas al lugar, que también por su naturaleza fresca combate eficazmente este día tan caldeado; se trata ni más ni menos que de las cuevas de “seño” Ignacio Alayón. Madres, padres, hijos, hermanos y vecinos acuden a su diaria cita de verano. Las tan añoradas cuevas, en estos días tan áridos, eran la mejor opción: eran amplias, limpias y acogedoras, su enorme boca de piedra y tierra daba la bienvenida a los asistentes, por aquí entraba la luz, pero dejaba atrás el calor. Se concebían como un oasis en el desierto. En su interior se colocaban piedras de distintos tamaños y cajas de madera cuya función era la de ejercer de confortables sillones. Los hombres enterraban sus cervezas y quintos en el jable, para que en ellas no hicieran estragos las altas temperaturas y pudieran refrescar las ásperas y resecas gargantas cuando apoyaran el gollete marrón de rudo cristal en los labios
cuarteados por el calor y tragaran… ¡ohh que sensación!, ¡que agradable momento!. Mientras ellos echaban un envite y los “¡nueve!”, “¡siete!”, “¡chico!”, y “¡vío!” de aquellas voces varoniles retumbaban en la soñada caverna, las afables féminas cuidaban de los más pequeños, que retozones jugaban entre ellos, y las jovenzuelas embarazadas confeccionaban las fajitas, camisitas y chambritas para los venideros. Siempre era bienvenido don Juan Marrero, que traía consigo una caja de sabrosos tomates de su finca, para convidar a los compadres y comadres. Y así iban pasando las horas de la tarde, las agujas del reloj que en la mañana estaban oxidadas y endentecían el tiempo, ahora se aceleraban... aunque pensándolo mejor, quizás poco tenía que ver con el reloj, sino más bien con el hecho de compartir esos momentos entrañables hacía que la gente no se percatara del paso de las horas. Así cuando el sol cabizbajo volvía a su enigmática morada, los vecinos volvían a sus casas a realizar los quehaceres propios de la noche. Ana Vanesa Pérez Díaz Área de Juventud
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Campaña de Vacunación de la Viruela de 1953 La viruela, una de las mayores pandemias del siglo XX y hoy considerada por la Organización Mundial de la Salud como defi-
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n 1953, el Gobernador Civil de la Provincia, a través de una circular cursada a todos los Ayuntamientos de la provincia, daba instrucciones precisas sobre cómo desarrollar con éxito la campaña. En primer lugar, se debía elaborar un censo, donde constaran especialmente los niños nacidos en los últimos cuatro años que aún vivieran. El motivo es que la vacunación antivariólica era obligatoria para todos los españoles de más de 6 meses de edad, siendo los padres de los niños los responsables en caso de incumplimiento de la vacunación. “(...) que no quede una sola persona sin vacunar o revacunar, sea cualquiera su edad, salvo aquellos casos en que dicha práctica esté contraindicada, a juicio exclusivo del Médico.” Tal era el lema y el objetivo de la campaña, que continuó con la publicación de un bando de la alcaldía, donde se especificaban las fechas, lugares y horarios de la vacunación (“por lo menos una o dos horas diarias en un local céntrico”) y señalando los traslados del equipo médico a los barrios. A continuación el ayuntamiento debía solicitar la cantidad adecuada de vacuna para la población censada, y proceder a la vacunación. Para ello, debían poner todos los medios a su alcance con el fin de vacunar a la totalidad de la población, incluyendo a los agentes de la policía local, que debían obligar a los remisos y a sus hijos a vacunarse. Esta actuación sanitaria tuvo un especial carácter, “eje-
nitivamente erradicada, fue objeto de numerosas campañas de vacunación durante todo el siglo.
cutivo” diríamos, ya que las multas económicas derivadas de la no-vacunación se imponían cinco días siguientes a la finalización del procedimiento. El día 16 de junio de 1953 se fijaron los edictos en los lugares de costumbre, debiendo finalizar la campaña el día 30 del mismo mes. En total, fueron vacunados 2.319 habitantes de San Miguel de Abona, para un censo poblacional de 2.546 habitantes. De los 330 niños nacidos desde 1949 hasta 1952 y aún vivos, se vacunaron 253. En general, la vacunación transcurrió de forma pacífica y no fue necesario obligar a nadie a vacunarse ni multar a ningún padre o madre. Se puede afirmar que la campaña antivariólica de 1953 concluyó con éxito, ya que los 227 habitantes que faltan para nivelar el censo de población se corresponden con personas que accidentalmente estaban fuera del municipio, generalmente por razones de trabajo. En cuanto a los niños que no pudieron ser vacunados, la culpa fue de una epidemia de sarampión “reinante en esta localidad”, según el comunicado enviado por el alcalde, Miguel Delgado Calcerrada, al Gobierno Civil de la Provincia y entidad coordinadora de dicha campaña.
Luisa De Peuter Fourmy
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El Hambre más URGENTE (II) El origen
Son muchas las ayudas que intentan frenar la situación de miseria que vive Argentina en estos momentos, pero... ¿dónde está el origen de este problema? Las raíces de esta situación, a grandes rasgos, es la inestabilidad económica que Argentina venía arrastrando desde 1998, fruto de las malas decisiones gubernamentales y las restricciones de los organismos financieros mundiales. Sin embargo, el punto culminante lo hallamos en el mes de diciembre del año pasado cuando la conservadora clase media argentina salía a la calle para decir: Basta. “Lo que detonó el estallido fue que la gente no recibía su salario, no tenían lo que habían ganado. A la gente le pagaban y no podían sacar el dinero del banco. Es lo que nosotros llamamos corralito” afirma Elvira Pastor. De esta forma, el problema esencial es absolutamente concreto: la imposibilidad de disponer del dinero que cada uno se ha ganado trabajando. A esto, también hay que sumarle la recesión, el nuevo plan económico que preveía un recorte del gasto público que ya era un ínfimo 25% del Producto Interior Bruto y, sobre todo, la mala organización política. A esto, Francisco Peláez declara que “no existe una solución fácil. El país está en bancarrota a nivel económico, político y social. Va a tomar muchos años reconstruirla. Lo más importante es tener una clase política honesta y capaz” A todo esto, debemos sumar la deuda externa que mantiene Argentina. Elvira Pastor, con respecto a este tema aclara que “este no es el verdadero problema porque no existe manera de que mi país pague la deuda. El pago no puede ser a costa de los pobres, porque eso radicalizaría aún más a Argentina a niveles nunca conocidos. Éste no puede ser el tema que oriente la discusión a Argentina cuando hemos visto hace poco niños muriéndose de hambre. Los ojos grandes, las miradas perdidas, los brazos largos y flacos de los más pequeños. Ésta es la peor cara de la crisis”. Además, prosigue
“las imágenes de esos niños con las caritas desdibujadas por el hambre, les dieron un rostro a las frías estadísticas que intentan reflejar la realidad del país”. Federico Luppi, actor argentino, ha visitado recientemente la Universidad de Navarra. En el coloquio que ofreció, hizo mención a la situación que vive su país. Así, opinó que “lo peor no es la carencia material. Lo más duro es que se trata de un país que ha dejado de soñar, no existe un proyecto comunitario por el que podamos remar todos juntos hacia delante”. En referencia a la deuda externa, Luppi sentenció: “lo único que Argentina puede ofrecer ahora para pagar es la muerte de sus niños”.
Los medios de comunicación
La situación que vive este país la conocemos por los medios de comunicación. Sin embargo, Francisco Peláez opina que “muchas veces el bombardeo informativo cumple oscuros objetivos del poder dominante”. Para él “cuando un niño muere por hambre pasa a engrosar las estadísticas. Los medios han instalado una nueva forma de adormecer conocimiento y posibles rebeldías de la gente con los índices, las encuestas o las dichas estadísticas. Así, se explica la realidad fuera de contexto”. Elvira Galindo, por su parte, piensa que “detrás de las cifras del hambre y de la miseria de un pueblo existen los responsables. Sin
embargo, los medios, cuando tienen que hablar de la realidad y sus responsables, desvían la noticia hacia una supuesta objetividad basada en datos”. “Pero el hambre tiene nombres -prosigue- y responsables. Y si alguien es capaz de mirar más allá de dichos datos encontrará la relación entre un niño que muere de hambre y un político que vende el patrimonio al mejor postor”. Argentina está bailando su “último tango”. Sus ciudadanos participan en una guerra en la cual no son los protagonistas. Son las víctimas. El índice de muertos es mayor que el de los países en guerra declarada. No es de extrañar así que dos de cada cinco argentinos quieran irse. Cada día hay 10.000 nuevos pobres, muchos de ellos por debajo de la línea de indigencia. Esto quiere decir que no tienen qué comer, cómo asistir su salud, ni pueden protegerse contra un Estado que está de rodillas ante el Fondo Monetario Internacional. Quizá usted esté en su casa recostado, tomando algo para picar, con una despensa llena de alimentos... en una situación confortable. Si ha leído el reportaje con detenimiento y calma, puede que haya gastado alrededor de 15 minutos. En Argentina, cada 15 minutos, un niño muere de hambre. Mª José Tacoronte
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El Viejo Camión
Verano del cincuenta y dos, acababa de cumplir catorce años la calle dieron paso al compromiso con mi tío de acompañarle y pasé de la niñez a la pubertad marcado por más metros de en sus viajes al puerto de Santa Cruz con el fin de descargar tela en mi pantalón, y a partir de ahí las tardes de juegos en la mercancía que llevaba en su viejo camión.
A
trás quedó para mí ir en la “guagua de Martín”, el único transporte público que diariamente a primeras horas de la mañana salía de San Miguel y que nos comunicaba con la capital; guagua que normalmente iba abarrotada de viajeros y de bultos: léase lecheras, pollo, huevos..., que el bueno del chófer, sin más pago que un “mi niño que Dios te lo pague”, hacía llegar a sus destinatarios; trayecto que si no había incidencias duraba casi cuatro horas.
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A media tarde empezaba el ritual, encaminándonos hacia las fincas de Dña. Petrita y D. Vicente Galván con el fin de cargar los cestos con tomates y papas en el camión que siempre sobrepasaba el tonelaje permitido (buscando la rentabilidad), con el peligro que conllevaba. Si la policía te paraba ¡multa segura!; era un riesgo que el Patrón asumía. Trabajo duro y que no permitía fallos, ya que los cestos tenían que ir distribuidos y clasificados según su destino final Península o Londres con el objetivo de que una vez en puerto, se ganara tiempo en el descargue. Cargado el camión, mi tío pasaba por la pequeña oficina para recoger los veinte duros que le daban como dieta por cada viaje (sueldo a parte: ochocientas pesetas al mes). Y ya rumbo a Santa Cruz, nos esperaba seis horas de “aventuras” por la única carretera que existía en el Sur. Carreteras estrechas, curvas muy cerradas, sólo visible gracias a la poca luz que daban los faros del viejo camión, que ponía a prueba la pericia del conductor. Recuerdo que la primera parada siempre la hacía en Granadilla, en el bar de Francisco, para comprar unos deliciosos bocadillos de carne mechada (su especialidad) que nos llevábamos para el camino. Sobre horario previsto seguimos carretera adelante, acompañados en todo momento por el vaivén y el estruendoso ruido del motor. En el camino nos íbamos encontrando con los compañeros de la profesión con el mismo destino que el nuestro: unos durmiendo en la cuneta, “¡es duro hacer el trayecto solo!” decía mi tío cada vez que los veía, otros inflando a mano los
cinco kilos de aire que llevaba la rueda, otros parados por la policía generalmente por no llevara los papeles en regla (algunos por no tener carnet) y lo más impresionante es ver como la falta de sueño y el cansancio hacía mella en más de un conductor, provocando mortales accidentes. Pasadas las poblaciones de Granadilla, Chimiche, El Río, Arico el Nuevo, Arico el Viejo, Icor, Los Morales, Fasnia, hacíamos una parada en Güímar en una fuente pública, punto de encuentro de los camioneros que nos servía para refrescarnos, estirar las piernas y charlar. Al llegar a Taco, te encontrabas con todos los camioneros procedentes de toda la Isla y es donde empezaban las carreras para llegar los primeros a la explanada del Cabildo (siempre respetando de forma rigurosa el orden de llegada), pues debido a los controles oportunos y a la gran cantidad de camiones corrías el riesgo de que la mercancía se quedara en tierra, ya que el barco no esperaba, lo que conllevaba una gran pérdida. Ya pasado el control, y todo en regla, nos dirigimos al muelle correspondiente; si era para Londres nos dirigíamos al muelle Sur y para la Península al muelle Norte, en dónde descargábamos la mercancía. Con el camión vacío, retornábamos a San Miguel, para después de descansar unas pocas horas y volver hacer el mismo itinerario. Ese verano fue especial para los dos: para mí, porque me permitió conocer a una persona más estrechamente y admirarlo. Para él, porque le llegó el fin de sus días como camionero, y con ello su merecido descanso. Todavía era un hombre joven, pero lo duro de su trabajo había deteriorado su salud.
Años más tarde y gracias a un sanmiguelero, D. José Miguel Galván Bello, Presidente del Cabildo, se impulsó la construcción de la autopista, una gran obra que hizo que la vida de los habitantes de todo el Sur, hasta ese momento casi aislados, poco a poco fuera cambiando abriéndose al comercio, turismo, educación, sanidad... Para mi sacrificado y querido tío, llegó tarde.
Marián Tur Iglesias Área de Juventud
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Se Vive de Ilusiones
L
a sociedad vive soñando, pero... ¿en qué? En sueños de colores, en sueños absurdos, en sueños grandes... Pienso que estamos perdiendo el norte y quiero pensar que con lo vulgar y a veces asquerosa que es la realidad hay que ponerle una buena dosis de ilusión para hacerla más llevadera. Es de pena, pero es la pura y dura realidad. Por lo tanto tener ilusión es vivir, y vivimos en una sociedad que hace lo que le conviene, imponiendo su ley, imponiendo el engaño, imponiendo el consumismo y vivir con ilusión irracional. Existen los que se creen experimentados, los que quieren reducir la vida a una simple división. Son tan soñadores como los demás, con una única diferencia: suelen gastar ilusiones de poca calidad. Existen también los que se llevan por los engaños de la publicidad: “Pierda Ud. 10 Kg. en cinco días con las pastillas milagrosas...”, “¿No quiere tener arrugas? La crema mágica...”. Y con toda la ilusión del mundo la compran. Y siempre son ilusiones. Hoy no se vive, se holgazanea de tanta comodidad que tenemos; por boberías nos quejamos. ¿Y queremos más ilusiones? Hay prisa para todos y no hay tiempo para nada. ¿Quién manda? La Sagrada Familia, que son
el Fútbol, el ordenador y la tele... y siempre con ilusiones. Hay un padecer que es bonito, nos domina y a veces nos hace levitar y también nos arrastra al barro: es el amor. Y el amor no es más que una ilusión que, si destruimos, sólo quedará deseo y el deseo no es amar; el deseo es simplemente deseo. La gente quiere vivir del lujo... ¿para qué? El lujo es una ilusión. Nos invade el consumismo y las marcas. Porque una butaca forrada de terciopelo da el mismo resultado que una tela normal; siendo cómoda no necesita más y con lo rápido que se vive, ni te sientas a disfrutarla. El lujo no puede dar más resultado que la vanidad. Hacer creer a los demás lo grande que eres y cuánto vales. Y quien dice una butaca, dice un coche, dice un barco o el último modelito de marca, etc., etc.. Tener, tener y tener. ¡Y viva lo material! Y a vivir de ilusiones, ilusiones de poca calidad. Hay tantas ilusiones en los juegos, en el deporte. El fútbol manda y juegan fortunas, con fe en una ilusión loca, porque con deportividad no se gana. En el teatro, en el cine..., ver una magnífica película nos conmueve y hasta lloramos. ¿Y esto qué es sino una ilusión?
Y luego vemos el drama de la dura realidad, vemos una guerra, vemos como una niña se prostituye y no nos conmovemos; es más, cambiamos de canal. El orgullo, la grandeza y saciar el egoísmo no son más que ilusiones, fuegos artificiales que nos iluminan y tienen el privilegio de hacer desaparecer la humildad. Pueden decir que todo lo dicho es una necesidad de la vida, pero no digan que no estamos perdiendo el norte y que no se vive de ilusiones. Francisco Javier Glez. Méndez Área de Cultura
No es un Camino de Herradura C orría el año 1963 cuando gobernaba D. Bernardino Modesto Hernández González en el Ayuntamiento de San Miguel de Abona y se llegó al acuerdo de solicitar al Excmo. Cabildo Insular la realización de la carretera que iría desde San Miguel a Vilaflor, pasando por El Frontón. También sería utilizada como ruta turística uniendo las playas de El Médano, Las Galletas y Los Cristianos, así como otros pueblos. Asimismo, sería la primera carretera con la que los frontoneros podríamos contar para acceder a nuestro barrio, ya que por aquel entonces sólo se podía acceder a través de caminos de herradura. Para realizar esta obra el presupuesto ascendía a 118.555’80 pesetas, de las cuales los vecinos aportaron 10.900. Se nombró como encargado de la obra a D. Fermín Pérez, vecino de El Frontón, y a su cargo estaban: Ramón Rancel, Modesto Dorta, José Cabrera, Antonio Dorta, Esteban Dorta, Ignacio Luis, Miguel Luis, Eladio Pérez, José Pérez, Andrés
González, José Dorta, Florencio Díaz, José Pérez (hijo de Manuela), Pablo Cabrera, Angel Díaz, Celestino Monrrois, Manuel Pérez, Juan Luis y Ramón Cabrera. Cada uno trabajaba de lunes a sábado, ocho horas y cobraban por toda la semana alrededor de 500 pesetas. Cuando estuvo terminada la carretera después de tanto trabajo y sacrificio tanto por las personas que trabajaban como las que prestaron su ayuda, corría noviembre de 1964. Fue entonces cuando aprovechando la visita del Excmo. Sr. Gobernador de la Provincia el Doctor Juan Pablo Abril, fue inaugurada la espera y necesitada carretera así como otras obras con motivo del XXV AÑOS DE PAZ. Dicha inauguración se dio lugar en el Natero de El Frontón. Gracias al trabajo de todas estas
personas hoy por hoy contamos con una carretera de acceso a El Frontón completamente accesible, por la cual cuando los frontoneros pasamos llevamos grabados en nuestras mentes las memorias de todas las personas que allí se dejaron sus gotas de sudor. Asociación Sociocultural Los Andenes de El Frontón
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Ondas Deportivas (III)
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En ésta, y ya es la séptima edición, concluyo el artículo que comenzara en la edición nº5 de La Tajea, donde formaban parte del mismo futbolistas locales, que en algún momento de su vida deportiva, han militado en las filas del Club
Deportivo Tenerife. A los ya citados en las anteriores ediciones les añadimos los nombres de los zoqueros Salvador Marrero (Boro), Abraham Padilla y José Manuel Donate (Nel), así como Ricardo Agustín Hernández (Richard).
SALVADOR MARRERO (Boro) Boro, jugador zoquero, miembro de una familia muy futbolera, pues hasta 5 hermanos llegaron a jugar juntos en la U.D. Las Zocas, de ahí que dude mucho que la saga de los Marrero se acabe, pues ya se pueden ver miembros de la 3ª generación que corretean por esos campos de Dios. Hasta ahora son tres los hermanos que han pasado por la disciplina del Tenerife; de hecho, el más pequeño, Cristo Marrero, continua en el Club, con la diferencia de que lo hace como profesional, algo que siembra la esperanza e ilusión a todos los jóvenes jugadores que se inician en el difícil mundo del balompié. Boro se inició en el fútbol en los años 80, en el Infantil del San Miguel, pasando luego al club del barrio, en la misma categoría. Con edad juvenil pasó a formar parte de la primera plantilla del regional de Las Zocas, que militaba en la 2ª Regional, logrando el ascenso a la Primera Categoría en la temporada 89-90. Su efímero paso por el C.D. Tenerife Juvenil surgió a principios de la 90-91, jugando unos cinco meses, recalando de nuevo en el San Miguel (Preferente) que no se encontraba en buena posición y que a la postre descendería a Primera Regional. Terminó su trayectoria deportiva en el Club de su vida, Las Zocas, donde jugó los últimos años, logrando un nuevo ascenso. Ya en categoría Preferente, se vio prácticamente obligado a abandonar la práctica del fútbol, años después, siendo muy joven, por la incompatibilidad con su trabajo. En la actualidad disfruta de su hijo y del fútbol, como espectador, siempre y cuando el trabajo se lo permite. A la pregunta de: ¿Qué echas de menos en el fútbol actual?. Contestaba, un tanto apenado, “la falta de juego más ofensivo y alegre. Hoy en día parece más beneficioso el juego defensivo, quizás motivado por los muchos sistemas de juego a emplear por la mayoría de los entrenadores, donde se preocupan más de mantener su puerta a cero que de marcar un gol. Algo que perjudica, en cierta manera, al espectador”. A lo largo de la charla, dejó caer que su ilusión pasa por entrenar a un club de base, para matar el gusanillo.
JOSÉ MANUEL DONATE (Nel) Nel fue uno de esos jugadores con temple y carisma que, en su habitual demarcación de líbero, destacan por la sensación de tranquilidad y saber hacer en todo momento. Como todos los jóvenes nacidos en los 70 se inició en el, por aquellos tiempos, único equipo del municipio, el C.D. San Miguel. Sus cualidades le llevaron al Juvenil del Tenerife, militando tres años en la liga nacional donde, según él, disfrutó de la pasión del fútbol y vivencias con compañeros que, pasado el tiempo, parece que nunca se borran de la retina aquellos momentos. Una vez abandonada la disciplina del representativo, lo cual cataloga como un momento para olvidar ya que opina que debió aprovechar mejor la oportunidad que le brindaban, recaló en la U.D. Las Zocas, que militaba en Segunda Regional, con el que consiguió el primer ascenso del futbolero barrio. Un año después, estampa su firma con el tercer divisionario Ibarra, lo que no pasó de ser más que un efímero instante en su trayectoria deportica, regresando de nuevo al equipo del barrio, participando en lo que fue un apoteósico ascenso a categoría Preferente de un barrio apenas de 700 habitantes. Pero la cosa no se quedaba ahí, 4 años después subían a Tercera División, algo inaudito; Las Zocas y el pueblo sanmiguelero hacían historia. Como anécdota, contaba muy orgulloso ser el único jugador en activo que participó en los tres ascensos de la U.D. Las Zocas. A la pregunta de: ¿Qué te ha dado el fútbol? Contestaba con sentimiento que “el haber conocido y convivido con la persona más humilde, sincera y honesta, el panameño Rommel Fernández (descanse en paz)”. Y a la de: ¿Sueño no alcanzado?, contestaba el no haber conseguido el ascenso a División de Honor con el Tenerife, en Alicante, donde no superaron al Zaragoza y a El Elche. Dejó el fútbol en activo en la temporada 00-01 con 31 años de edad. En la actualidad se dedica por entero a la familia, sus dos hijas gemelas, al trabajo y a darle alguna que otra parada a la pelota para alimentar el gusanillo que se le queda a todo aquél que deja el fútbol, lo que hace que su vida sea un remanso en el tiempo.
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ABRAHAM PADILLA Abraham , jugador de una calidad técnica envidiable que en el poco tiempo que dedicó al fútbol dejó pruebas más que suficientes como para entender que en sus botas había más fútbol que en su cabeza. Para él, el fútbol no va más allá de lo que es la diversión. Su actitud sobre el campo siempre se caracterizó por ser un jugador educado, respetuoso y muy callado, además de falto de la agresividad que todo jugador debe tener a la hora de hacerlo en competición donde, por o general, al deportista se le pide algo más que saber jugar. Sus inicios en el fútbol fueron alentadores, de ahí que en edad infantil pasara a formar parte del Alegría, por aquellos tiempo filial en la base del Club Deportivo Tenerife, donde jugó un año. Regresó al San Miguel militando tres años en el Juvenil y uno en el Regional. Terminó su trayectoria deprotiva en el equipo de su barrio, donde ayudó en los inicios de la Unión Deportiva Las Zocas, dándose la circunstancia de que fue el primer jugador que firmó en el conjunto zoquero, ayudando dos años y dejando el fútbol en el año 1988, con sólo 23 añitos. A la pregunta de: ¿Sueño no alcanzado? Contestaba haciendo un guiño de ironía... “estoy en ello, estoy en ello”. Y a la de por qué dejaba el fútbol tan joven, se manifestaba con un cúmulo de motivos: esguince de tobillo, malas diversiones, poca motivación por su parte, etc. Hoy en día está casado, padre de dos hijos, regenta un negocio familiar y en cuanto al fútbol lo ve como algo que está ahí, que ve porque es producto del desproporcionado consumismo de la sociedad actual. RICARDO AGUSTÍN HERNÁNDEZ (Richard) Richard, jugador formado en varios equipos sureños, además de jugar un año en el Club Deportivo Tenerife, haciéndolo en la Liga Nacional de Juveniles. Sus primeros contactos con la pelota tuvieron lugar en El Mocán de San Miguel, cuando ya corría su segundo año como Infantil, jugando dos más como Cadete. En su cuarto año de formación deportiva lo hacía en el Juvenil del Aldea Blanca, de donde salió un año después para ir al Tenerife, donde según sus palabras disfrutó de momentos inolvidables. En el último año de juvenil regresa al sur, pero en esta ocasión para jugar en el Ibarra, equipo que militaba en categoría Preferente, donde hicieron his-
toria al conseguir el ascenso, subiendo a la liga nacional por primera vez en la historia del Club. El jugador sanmiguelero continuaría un año más ligado al club galletero, pero en el conjunto de Tercera División, donde su fútbol tocó techo, allá por la temporada 94-95. No es que se acabara su vida deportiva, pero sí que decayó sensiblemente a partir de la temporada realizada en el Ibarra. En la temporada 95-96 militó en el Buzanada, en Primera Categoría, y un año después en el Granadilla, para terminar jugando en el fútbol aficionado con alguna participación esporádica en el fútbol regional; como fue en la última temporada, jugando los ocho últimos partidos con el Buzanada. A todo esto, muchos se preguntarán qué hace un jugador joven, y con mucho fútbol en sus botas, jugando en aficionados. Todo ello tiene una explicación: el trabajo, la familia, el deber del padre de familia, falta de ilusión y motivación... Créanme, en ocasiones sobran motivos para dejar el fútbol puesto que las exigencias son muchas y los beneficios en ocasiones no tantos. A la pregunta de: ¿Qué te ha dado el deporte? “Por darme, me ha dado mucho, pero hay cosas que nunca se olvidan, momentos con compañeros, ascensos. Pero en mi caso hubo algo aún llevo muy adentro: el entrenar bajo las órdenes de Jorge Valdano y Ángel Capa, donde había jugadores de la categoría de Derticia, que era un monstruo y no por lo feo, no, no, ni mucho menos, sino por el gran jugador y persona que era”. Y a la pregunta de: ¿Qué echas de menos en el fútbol de hoy en día? “...Pues la poca afluencia de público que acude a los campos de fútbol. No se corresponde en la medida con el fútbol que se practica, ya que el nivel de juego por lo general es aceptable. En la actualidad se debe a su trabajo, familia y su hijo, además de mantenerse en forma, ya que piensa hacer la pre-temporada con el San Miguel y poder jugar ocho años después en Tercera División. Ilusión tiene, ganas también, sólo falta saber si aguantará el tirón, duro y sacrificado de la temporada y más si hablamos de la Tercera División Canaria, donde el listón se está poniendo muy alto.
Álvaro Toledo
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Comentarios El Fantasma
En estos días he visionado el DVD de San Miguel (que tan amablemente me ha hecho llegar la Concejalía de Cultura) que pone en evidencia la evolución positiva que ha experimentado tanto el núcleo como el entorno del pueblo. No he podido evitar recordar otras épocas que a buen seguro no muchas personas recordarán. San Miguel, en mi época, tuvo fantasma. No se trataba de un espíritu
vengativo que en forma de emanación espectral venía a cobrarse del mal que en vida había recibido. Ni tampoco el galopar de un caballo al amanecer del aniversario en que el amo fue muerto, según nos cuenta Rulfo. Era más bien un fantasma pobre, vestido con una sábana de algodón y una bufanda de tarlatana roja. La creatividad artística es obra de los sentidos más apasionados. Yo creo que
el Fantasma de San Miguel fue la creación de un enamorado que no halló otro medio para visitar por las noches a su amada, que la de fluctuar por entre los riscos del pueblo, historia que hubiera valido a principios del siglo XIX, cuando la luz eléctrica se hallaba desesperada para que la inventaran de una vez. Wladimiro Pareja
Mantenedores de Ayer y Hoy
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La Concejalía de Cultura de este Ayuntamiento, ha presentado recientemente un ejemplar bibliográfico en el que se recogen los diferentes discursos que, con motivo de las Fiestas Patronales en Honor a San Miguel Arcángel, se han dado cita en nuestro municipio cada mes de septiembre desde hace casi una veintena de años. El libro, catalogado como Mantenedores de Ayer y Hoy, Volumen I, recoge gran parte de los pregones que nos han deleitado toda clase de personalidades pertenecientes a diferentes ámbitos de nuestra sociedad. Aún con la esperanza de
poder recoger en otras publicaciones aquellas exposiciones que con el paso del tiempo han quedado atrapadas en el baúl de los recuerdos, esta Concejalía quedará receptiva a todos los que se vayan sucediendo a partir de este momento en un intento por mantener viva una tradición que sigue latente en San Miguel de Abona, aún con el paso de los años. El Ayuntamiento de San Miguel de Abona, informa de la venta de dicho ejemplar a partir de este mes de septiembre, pudiendo dirigirse a la Concejalía de Cultura en caso de estar interesado en la adquisición del mismo. Concejalía de Cultura
El Cesocinar un Arte
Umberto Marinoni Lapini
Chuletas con queso Ingredientes:
4 chuletas de cerdo, 4 loncha de jamón serrano, 100gr de queso para fundir, 2 huevos, pan rallado, aceite para freír, harina y sal.
Preparación:
Aplasta las chuletas y rebózalas con harina. Casca los huevos en un plato hondo, sazónalos con sal y pimientas y bátelos. Sumerge en él las chuletas, dándoles un par de
vueltas. Coloca el pan rallado en un plato grande y pasa por él la carne. Dándole varias vuelta y presionando con la palma de la mano, para que el pan se adhiera a la perfección. Vierte el aceite en una sartén grande en la que quepan todas las chuletas. Fríela bien, dorándola por ambos lados, a fuego moderado. Escúrrelas y ponlas en una fuente de horno. Coloca sobre cada una de las chuletas una loncha de jamón serrano y encima una loncha de queso. Métales en el horno ya caliente a 180º algunos minutos, para que el queso se funda. Sírvelas bien calientes.
COLECCIONABLE
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Pájaro de Verano: La Historia de una Mariposa Entre las sombras que se dibujaban bajo los árboles de un patio de verano, nace la idea de publicar el libro que tenemos entre nuestras manos, Pájaro de Verano: La Historia de una Mariposa, del escritor y vecino sanmiguelero Götz Loepelmann. Un cuento en el que la fantasía brilla de manera natural, haciéndonos entrar en las telarañas de la imaginación. Un espacio de color y aventuras en el que, mediante las vivencias de una mariposa, descubriremos un terreno aparentemente desconocido a los ojos del ser humano; el mundo de lo microscópico, de lo infinitamente pequeño. Y decimos aparentemente desconocido porque, entre la meticulosidad de aquél que escribe un simple cuento, se encuentra escondida la sutil crítica a la frivolidad mundana: con suaves pinceladas, Loepelmann nos da una magistral clase sobre aquellos valores morales que debemos resaltar por encima del materialismo, de la avaricia, de la codicia o de la lucha por el poder. Nos referimos a cada uno de esos principios que rigen la forma de pensar o el comportamiento de todos los que nos movemos por este incesante camino de la vida. Y entre casi tupidos velos, comprometidos en el afán de hacernos ver una historia sencilla, se va dando forma la que será nuestra más compleja realidad. Dos mundos engañosamente diferentes, el nuestro y el de la singular protagonista del relato; enfrentados cara a cara con el objetivo de confundir a los que inconscientemente son capaces de ignorar todo cuanto nos rodea. Junto a esta mariposa, intentaremos dejar todo esto atrás y nos adentraremos por los pasillos de un viaje para el que no necesitamos maletas; nos vale simplemente con la desnudez de nuestra mente, sin que nada ni nadie nos condicione, permitiéndonos de esta manera descubrir mil y una puertas que nos llevarán a lugares, formas, olores y colores diferentes. Que nos sorprenda lo bueno de la vida, sin temor a descubrir
lo que aún nos queda por conocer..., probablemente esto sea mucho más arriesgado que la cómoda realidad. Si estás interesado en adquirir este ejemplar, dirígete a la Concejalía de Cultura para informarte sobre su venta, a partir del mes de octubre. Concejalía de Cultura
Coleccionable Plantas Medicinales
Magarza, Margarita (Argyanthemum frutenscens) Se trata de una planta leñosa muy variable, que presenta distintas formas según la altitud y la loclidad. Hojas más o menos carnosas, divididas, a veces con pelos. Flores compuestas, con el centro amarillo y las lígulas blancas, de aroma poco grato. La podemos encontrar en la zonas bajas, desde la costa hasta los 700 metros, en los bosques de laurisilva y en las Cañadas. El uso de esta planta abarca desde la jardinería, bordeando paseos y parterres, hasta la medicina popular, empleándose como tónico estomacal y contra el dolor de barriga, aunque la infusión de sus flores es muy amarga.
COLECCIONABLE
Por Pedro Benítez Reyes
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