ANEXO FASCÍCULO 7 JESUITAS EN SANTA FE
GOBIERNO DE LA CIUDAD DE SANTA FE SECRETARÍA DE CULTURA
Buenaventura Suárez
Primer Astrónomo Americano
| BUENAVENTURA SUÁREZ
3 Editorial 4 Un científico humanista en la selva subtropical Buenaventura Suárez (1679-1750) 6 Buenaventura, el científico criollo La sociedad, su cultura y protagonistas Santa Fe, cuna de Buenaventura 9 Actividades Antes, durante y después de visitar el Museo del Colegio Inmaculada 10 Cartografías del cielo y de la tierra Mapas terrestres Cartas celestes 12 Construcción de un reloj de sol 14 Observaciones lunares Las fases de la luna Calendario lunar La cara escondida 15 Telurio para armar El Sistema Sol-Tierra-Luna
Facsímil de las firmas de Buenaventura Suárez, correspondientes a los años 1730 y 1736.
Referencias bibliográficas - AAVV (1927) Documentos para la Historia Argentina, Tomo XIX, Iglesia (1609-1614); Ediciones del Instituto de Investigaciones Históricas, Jacobo Peuser Ltda: Buenos Aires. - FURLONG, Guillermo (1929) “Buenaventura Suárez (1679-1750)”; en Glorias santafesinas. Suarez, Iturri, Altamirano. Editorial Surgo: Buenos Aires. - GARCIA, Dr. Jaime y TABOADA, Guillermo J. (1985) Buenaventura Suárez, Primer Astrónomo Argentino y su “Lunario de un siglo”. - RPS, R. M.; CAPELLA.; COLOM, J. (2005) Sistema Solar, actividades para el aula. Editorial Antares: Barcelona. - TIGNANELLI, Horacio (2004) “El primer lunario criollo”; en Revista Separata 210.17. Saber y tiempo. Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas. UNLP. Buenos Aires. - TIGNANELLI, Horacio (2005) “El primer astrónomo criollo”; en La ciencia, una forma de leer el mundo. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Argentina: Buenos Aires. - NASE / IAU (Network for astronomy school education). http://www.iau.org/education/commission46/nase/ http://www.astronavegador.com/ http://www.veletas.com.ar/turismo_pop_cartas_anuas_mapa_paraguay.html
Editorial Al cumplirse el cuarto centenario de presencia jesuítica en Santa Fe, el Gobierno de la Ciudad presentó el Fascículo Nº 7 del Proyecto Aula Ciudad “Jesuitas en Santa Fe: 400 años de historia”. En esta oportunidad, se renueva el compromiso con un nuevo aporte que contribuye a hacer de este legado histórico una ocasión de aprendizaje. Con este propósito, se realizan visitas guiadas, talleres y capacitaciones para docentes y alumnos a partir del acervo patrimonial del Museo del Colegio Inmaculada y se proponen ejes temáticos para profundizar en diferentes áreas de interés. Uno de ellos es el tema que nos convoca en la actual publicación, presentada en el marco de la muestra en homenaje a Buenaventura Suárez. Hemos elegido la figura de Buenaventura, santafesino reconocido como el primer astrónomo criollo, por sus valiosas contribuciones en el campo de la ciencia y de la astronomía en particular, en la primera mitad del siglo XVIII. Introduce el material un artículo de Gustavo Vittori sobre el contexto histórico en que se desarrolla la vida y obra de Suárez. El texto evoca el paisaje de aquel ralo caserío santafesino que ya contaba con pocos, pero bellos edificios exponentes del barroco americano. Asimismo, teje la historia de nombres familiares que emparentan a Buenaventura con el fundador de la ciudad, Juan de Garay. Se incluye también un texto de Pablo Bolcatto que indaga en el rol de la enseñanza de las ciencias en la escuela y recupera en detalle los principales aportes de Buenaventura Suárez. Refiere a su relevante trayectoria erigida en una de las misiones jesuíticas, en las solitarias selvas de la llamada Gran Provincia del Paraguay, donde levantó el primer observatorio astronómico que hubo en estas tierras. Por último, la publicación propone una serie de actividades que pretenden iniciar un recorrido desde los aportes de Suárez para indagar en el campo de la astronomía y la cartografía. Entre otras propuestas, se incluyen procedimientos para construir elementos útiles a la observación y explicación de fenómenos astronómicos. Cabe mencionar, que uno de los méritos más notables de Buenaventura -y suficiente para incluirlo entre los grandes investigadores del campo de la astronomía, en su tiempo- ha sido la producción de instrumental adecuado y preciso para realizar sus observaciones. Entre otros, relojes de péndulo y diversos telescopios construidos con los escasos materiales de la zona, tallando cristal de cuarzo -a falta de vidrio- y empleando una humilde torre de campanario que oficiaba de observatorio.
Buenaventura Suárez S.J (1679-1750)
Un científico humanista en la selva subtropical por Gustavo Vittori Buenaventura Suárez nació en Santa Fe de la Vera Cruz el 3 de septiembre de 1679. Nueve años antes se había terminado la construcción de la nueva iglesia de los jesuitas en la ciudad trasplantada. Y un año después de su alumbramiento se concluía el complejo de la seráfica orden –convento de San Francisco y templo de Santa Ana– junto a la barranca del río que compartía el nombre de la ciudad. Eran los dos principales edificios del ralo caserío implantado a 31° 42’ de latitud sur y 60° 46’ de longitud oeste. Y los más bellos. Sus arquitecturas expresaban variantes del barroco americano y constituían ricos ejemplos de lo que se podía hacer con materiales pobres. Por entonces, la ciudad ya tenía como patrono a San Jerónimo y reunía unos 2.000 habitantes. En su escueta trama, la casa del capitán Antonio Suárez Altamirano “El mozo” y de doña María de Garay –descendiente del fundador de la ciudad originaria– ocupaba la esquina noreste de la actual intersección de las calles 25 de Mayo y Gral. López. Esos eran los nombres de sus padres, que se habían casado en 1671 y formado una familia que se completaba con otros tres hijos: Antonio, Petrona y Josefa. Esta última habría de casarse con Juan de Quintana, matrimonio del que, entre otros muchos, descendía Agustín Zapata Gollán, descubridor de las ruinas de Santa Fe la Vieja, trajín en el que removería el terreno donde siglos antes su árbol familiar había echado raíces americanas. Según consta en un documento que atesora el archivo del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, la casa de los Suárez
tenía sala y aposento. También, una tienda que daba a la calle. La descripción recuerda la planta de las residencias exhumadas en la ciudad primigenia y aporta un dato que permite inferir una actividad comercial urbana por parte del vecino encomendero que integraba el núcleo de las familias principales. Pese a los oropeles del linaje, la modesta construcción se levantaba frente al costado norte y en la parte posterior del colegio jesuítico, donde operaba la Procuraduría u Oficio de Misiones, institución que integraba la red comercial de la Compañía de Jesús. Pocos metros al este, la calle se inclinaba hacia el río a través de una bajada que, al tocar el agua, se convertía en cabecera del rudimentario puerto al que llegaban las embarcaciones cargadas con mercaderías misioneras. A ese colegio tan próximo a la residencia familiar, que la orden de Loyola había puesto en marcha en el primer asentamiento (en 1610) y que hoy es la institución educativa más antigua de la Argentina, asistirá el niño Buenaventura, quien más adelante ingresará a la Compañía de Jesús. En los claustros de Córdoba, con profesores de la talla del inglés Tomás Falkner S.J –discípulo dilecto de Isaac Newton– incursionará en la ciencia y aprenderá matemática. Con esas bases irá luego a las misiones. Después de pasar por varias, en 1706 recalará en la de los santos Cosme y Damián, ubicada en el actual Departamento de Itapúa, República de Paraguay; y cuyo número de habitantes se aproximaba al de su Santa Fe natal. Allí construirá el observatorio astronómico que le permitirá estudiar los cielos y producir investigaciones que darán que hablar a los científicos del mundo.
Es curioso, el jesuita descendiente de Garay volvía a la tierra de donde había partido el hombre que fundara, al mismo tiempo, una ciudad y una familia ligadas por el nombre de Santa Fe. Buenaventura se parecía a su abuelo inmemorial en el empeño expedicionario. Juan, el vizcaíno, había hollado la América física, desde Lima hasta Asunción, con una estancia intermedia en Santa Cruz de la Sierra, ciudad en cuyos registros aparece como integrante del grupo fundador encabezado por el capitán Nufrio de Chávez. Y después, en la margen derecha del Paraná, había fundado Santa Fe y la segunda Buenos Aires. Él, en cambio, se aventuraría a espacios mayores pero intangibles. Viajaría por los cielos a través de los telescopios que –con la colaboración de indios guaraníes– fabricaría con maderas de los montes paraguayos disciplinadas por elementos de metal que había aprendido a producir a partir de la fundición de campanas para las iglesias de la región. Esos eran los soportes necesarios para los cristales de roca colectados en geodas o cavernas que abundan en las riberas del Alto Paraná y que eran labrados con paciencia de orfebre por el primer óptico y astrónomo de Sudamérica a fin de lograr los aumentos requeridos para escrutar los cielos. Articuladas, las lentes fabricadas con cuarzos le permitían observar el sol, la luna y los planetas, pero para medir con exactitud el tiempo que transcurría entre un hecho astronómico y otro –por ejemplo, las lunaciones– debió construir relojes. Así, a partir de información básica elaboró un reloj de péndulo a la inglesa con indicadores de minutos y segundos; tam-
bién, un cuadrante astronómico, para ajustar el reloj a la hora verdadera del sol. Con esos elementos estudió los movimientos principales del sol y la luna –conjunciones, oposiciones y cuartos de la luna con el sol– y anticipó los eclipses de ambos luminares en su obra “Lunario de un siglo”, escrito e impreso por primera vez en las misiones y luego reeditado en Europa. El trabajo prospectivo abarcaba ciento un años, desde 1740 hasta 1841. Llamativamente, el año de inicio coincide con el de la asunción del cargo de director de Observatorio de Upsala, Suecia, de Anders Celcius, físico y astrónomo que inventó la escala centesimal del termómetro y le dio lustre a la ciencia nórdica. Celsius, integrante de la expedición a Laponia que confirmó la teoría de Newton sobre el achatamiento de la Tierra en sus polos, distinguía a Suárez, de quien utilizó las observaciones realizadas en el hemisferio sur sobre los satélites de Júpiter. En las más de cuatro décadas que vivió en las misiones, sembradas por los jesuitas en territorios que actualmente pertenecen a Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia, el padre Buenaventura escribió otros libros y cultivó distintos oficios. El niño nacido a pocos metros del riacho Santa Fe, en el sistema fluvial del Paraná Medio, culminó sus días en las tierras del Alto Paraná. Y a diferencia de su padre, que había tenido encomienda de indios en Santa Fe, él estuvo hasta el final al servicio de los guaraníes. En 1750 desaparecen las referencias a su persona, por lo que se colige que es el año de su muerte. Sin embargo, su nombre sigue brillando con luz propia en el firmamento austral de la ciencia.
Cartografía Furlong III: Mapa de las regiones del Paraguay dedicado al P. Vicente Carrafa. 1647. Véase el N° 6 del catálogo en Páginas 26 a 30 del texto. Archivo General de la Provincia.
*Gustavo Vittori: Abogado, periodista y escritor.
| BUENAVENTURA SUÁREZ
Buenaventura, el científico criollo por Pablo Bolcatto La sociedad, su cultura y protagonistas En una cámara de ultra alto vacío de un laboratorio de Física puede ocurrir una invasión. Una muy pequeña cantidad de átomos ocupa una superficie, un territorio, y lo coloniza. En general es perfectamente posible controlar la cantidad y las especies invasoras desde el exterior, pero no es estrictamente predecible cuál va a ser el resultado de la colonización. Se generan condiciones de contexto pero luego esos átomos se autoensamblan, se organizan siguiendo fuerzas elementales que los agrupan, ordenan y establecen de muy diferente manera según sean las características de la superficie, de las condiciones de presión y temperatura del ambiente, de la cantidad de nuevos habitantes y de sus propias habilidades para formar lazos con sus vecinos. Luego, descubrir cuál fue el resultado del juego de interacciones colectivas y –sobre todo– comprender sus porqués será el desvelo persistente del científico. A las sociedades les pasa algo similar. Un grupo de lobos ocupa un territorio en el bosque, interactúa con él, se ordena jerárquicamente y se desarrolla; las primeras tribus de humanos actuaron de forma análoga aunque motorizados por su propia complejidad cristalizaron en civilizaciones con niveles de organización intrincados y diversos. A lo largo de la historia, un sinnúmero de formas de orden político y social fueron posibles mas ninguno exento de la búsqueda de respuestas a preguntas transcendentes y transitando el camino del progreso contemporáneamente concebido. La razón que domina la dinámica de autoorganización, su simiente, no es única. Encontrar senderos espirituales para acercarse a Dios, consolidar tecnología militar para vencer al enemigo, diseñar un mejor acueducto
para acceder a agua limpia de consumo y riego, comprender el movimiento de los astros y su influencia en las cosechas, pergeñar una organización política socialmente inclusiva o construir los mejores instrumentos musicales, pinceles, tintes, plumas y papel que permitan elevar el desarrollo humano a un nivel sensible bien podrían ser ejemplos de las fuerzas intangibles que lo traccionan. Así, científicos, músicos, poetas, tecnólogos, ingenieros, militares, políticos y religiosos se constituyen en actores centrales de la cultura a la que, no sólo pertenecen, sino también construyen protagónicamente, ayer y hoy. Otra vez, descubrir el resultado del interjuego colectivo, medirlo día a día y comprender sus porqués es el desvelo de la sociedad toda. Sin dudas, la red cristalina sobre la que se edifica el entramado social, se la decora con las nuevas ideas, se avanza en el conocimiento, se descubre y se comprende el mundo sensitivo y el aun elusivo, es la Educación, deseablemente institucionalizada y de acceso popular. La solidez de una educación exigente es la fortaleza de la cultura de un pueblo y en tal sentido es necesario incorporar conceptualmente en todos los niveles educativos –desde el inicial hasta el universitario– las formas de protagonismo, lógicas de trabajo y pensamiento de todos los actores culturales. Un abogado no tiene por qué saber cómo se pliega una proteína ni un químico debe conocer en qué tonalidad se afina el corno, pero sí todos deberían tener una aproximación conceptual sobre cómo cada uno se planta ante un situación creativa o problemática, sea ésta decidir cómo gastar los impuestos recaudados o cómo transformar en uso masivo las fabulosas propiedades de los campos electromagnéticos. Lamentablemente, esta intención no siempre puede plasmarse en su justo punto. Montados en estereotipos distorsivos, la ciencia y sus hacedores han cabalgado en baguales in-
ANEXO FASCÍCULO 7 |
dómitos: el malo de la película, el científico de guardapolvo blanco, encerrado en su laboratorio y en su propia alienación concibe aparatos de destrucción masiva y dominación y debe ser vencido por el superhéroe que adquiere poderes mágicos tras ingerir sustancias de dudosa procedencia. Emergente o generador de este producto cultural, lo cierto es que el acto educativo de soslayar en demasía la lógica científica en el ámbito áulico, coadyuvó a cierta invisibilidad de sus actores y es responsabilidad de todos nosotros transformar este estándar en sólo temporario. Santa Fe, cuna de Buenaventura Afortunadamente nuestra ciudad de Santa Fe, mágica, exquisitamente rica en su acervo cultural puede ser un excelente vehículo para corregir esta distorsión en tanto nos regala historias de propia cepa que describen el interjuego de actores, prohombres y mujeres que se autoensamblan y desarrollan a partir de las condiciones iniciales impuestas a orillas del Quiloazas. Una de ellas, injustamente olvidada por años, es la protagonizada por Buenaventura Suárez, partícipe imprescindible de la nueva organización, no sólo por su condición de Padre jesuita, sino también por ser un verdadero pionero de la ciencia y del desarrollo tecnológico autónomo local. Para justipreciar la enormidad de su aporte tomemos sólo un dato de contexto histórico: Galileo era un niño de nueve años cuando se fundó Santa Fe y murió en épocas en la que la ciudad estaba mudándose a su actual emplazamiento. Si pensamos en la celeridad de las comunicaciones y medios de transporte de la época y en las posibilidades de acceso al conocimiento de vanguardia, podemos decir que Buenaventura, criollo nacido en un pueblo que aun debatía como ocupar el territo-
rio y conformarse como colectivo social, fue prácticamente contemporáneo al padre de la ciencia moderna. Buenaventura Suárez fue un innovador. Con un temple forjado en una selva inhóspita y con la obstinación del sabio no se doblegó ante la adversidad del entorno: ideó un novedoso sistema de fundición de campanas, adquirió conocimiento en medicina, inventó una receta para fabricar chocolates, pero sin dudas fue la astronomía su gran pasión. Luego de estudios superiores en Córdoba y siguiendo el mandato de la Orden en el amanecer del siglo XVIII se radicó en la reducción de San Cosme y San Damián, donde le fue posible saciar su curiosidad por los astros siguiendo rigurosos procedimientos científicos. No tenía instrumentos, pero los fabricó. Seguramente no accedió a las herramientas adecuadas para que sean los más precisos, pero el sólo hecho de saber que construyó telescopios con lentes talladas por artesanos de la misión y relojes de péndulo astronómicos lo ubica en la vanguardia tecnológica de concepto. Con la dedicación del mejor de los astrónomos del mundo y bajo el manto del cielo del Paraguay, observó durante décadas los eclipses de Luna y Sol y las inmersiones y emersiones de los satélites de Júpiter descubiertos por Galileo sólo cien años antes y sustento científico de la teoría heliocéntrica. Sus observaciones no fueron simplemente descriptivas: durante treinta y tres años realizó Lunarios anuales hasta que finalmente se decidió a escribir su gran obra, el “Lunario de un siglo”. En la Introducción, Buenaventura justifica haber construido los instrumentos de medición con sus propias manos en tanto “no se traen de Europa a estas provincias, por no florecer en ellas el estudio de las ciencias matemáticas”(1). Enriqueció sus observaciones empíricas con minuciosos análisis de datos
Estampilla de 200 guaraníes. Tema: Eclipse Total de sol. Emisión: 23/09/94. Motivo: Buenaventura Suarez, jesuita, primer astrónomo del Paraguay. (1) Furlong (1929)
| BUENAVENTURA SUÁREZ
Aportes de Buenaventura Suárez **
y cálculos apoyados en las Tablas astronómicas del astrónomo francés Philipo de la Hire –las mejores de la época– y pudo así predecir eclipses de Sol y Luna hasta el año 1840 y dio las claves para extenderlas hasta 1903. Su Lunario, un verdadero libro de efemérides astronómicas, fue publicado en Europa y reconocido por los referentes mundiales que lo leyeron, citaron y utilizaron para futuras investigaciones. Una vez conocida su obra, consiguió adquirir nuevos equipos y pudo continuar sus observaciones con elementos acordes a época hasta sus últimos días. Desde el primer eslabón de observación, siguiendo por la sistematización, análisis, predicción, publicación, y uso por la comunidad de expertos, la obra de Buenaventura Suárez contiene todos los ingredientes que caracterizan a la ciencia moderna y por lo tanto forma parte de la cultura de su pueblo. Fue con letras de molde un gran científico, criollo y protagonista de la construcción de la nueva sociedad a la que pertenecía y jerarquizaba. En tal sentido, su historia y obra no sólo no debe ser soslayada como trayecto educativo sino que debe ser imprescindiblemente realzada y valorada en su punto justo. Este fascículo de Aula Ciudad es un aporte a este ímpetu. Enhorabuena.
*Pablo Bolcatto: Físico; Profesor Titular de la UNL; investigador independiente del CONICET y divulgador científico. Autor de más de 80 publicaciones científicas, de docencia y divulgación. Profesor invitado de la Universidad Autónoma de Madrid.
- Desarrollo de instrumental adecuado: Suárez construyó instrumentos específicos para la observación de los astros: telescopios, cuadrantes, relojes (solares y mecánicos), globos celestes y terrestres, etc. - Determinación de un sistema de referencia terrestre confiable: estimación de las coordenadas geográficas (latitud y longitud) de San Cosme; derivación, en relación con el meridiano de San Cosme, de las coordenadas correspondientes del resto de las reducciones guaraníes, como así también de decenas de otras ciudades del mundo. - Desarrollo de sistemas de medida horaria: emplazamiento de relojes de Sol. Registro y almacenamiento de la hora solar para la posterior difusión entre las reducciones de la región. Construcción, puesta en marcha y mantenimiento de relojes de péndulo. - Desarrollo de un programa de observaciones preestablecido: Suárez realizó observaciones y registros sistemáticos de eclipses lunares y solares, fases lunares, movimiento de los planetas (particularmente, sobre las inmersiones y emersiones de los satélites de Júpiter) y otros fenómenos celestes. - Actividades de transferencia de resultados: elaboración, redacción, impresión y distribución de un lunario anual para el resto de las reducciones guaraníes (…). - Actividades de proyección: elaboración y redacción de un texto (lunario) con similar información de los que ya había publicado anualmente, pero que abarcaría un siglo a partir de 1739. Elaboración y redacción de un método para poder extender dicho lunario centenar (pensado hasta el año 1840) por lo menos hasta 1903. **(Tignanelli, 2004:10)
ANEXO FASCÍCULO 7 |
Actividades Antes, durante y después de visitar el
Museo del Colegio Inmaculada Para comenzar a indagar en las investigaciones de Buenaventura Suárez proponemos cuatro actividades que refieren a ciertos aportes a la astronomía y a la cartografía. La primera de ellas se centra en la lectura de mapas y cartas celestes; la segunda propone la construcción de un reloj de sol en tanto instrumento de medida horaria basado en mediciones y cálculos de las sombras proyectadas por el astro; la tercera invita a realizar observaciones y registros sistemáticos de la luna, para posteriormente compartir deducciones y elaborar hipótesis. La última actividad guía la construcción de un telurio (maqueta del sistema sol-tierra-luna) para explicar diversos fenómenos estudiados por la astronomía.
10 | BUENAVENTURA SUÁREZ
Cartografías del cielo y de la tierra Mapas terrestres Con el objetivo de conocer algunas de las contribuciones de Buenaventura Suárez, sugerimos como puerta de entrada un acercamiento a la cartografía, a partir de la lectura de distintos tipos de mapas y de la localización del sitio donde el reconocido matemático desarrolló gran parte de sus estudios. Cabe destacar, que cualquier lugar de la Tierra se puede localizar a partir de dos números: su latitud y su longitud. Éstas son las “coordenadas” necesarias para especificar su posición en un mapa.(2) A los 27 años de edad (1706), Buenaventura Suárez se estableció en la misión de San Cosme y San Damián, en la región guaraní conocida en aquel tiempo como la Gran Provincia del Paraguay, donde desarrolló sus investigaciones. En los inhóspitos parajes de la selva, Suárez estimó las coordenadas geográficas de la misión de San Cosme y San Damián. En relación con el denominado meridiano de San Cosme pudo elaborar tablas con la posición exacta de más de treinta misiones jesuíticas y trazar el primer mapa preciso de la zona.
America Meridionalis, año 1562. VENEZUEL A
GUYANA SURINAM GUYANA FR ANCESA
COLOMBIA ECUADOR
R.
on as Am az
Ecuador 0 BR A ZIL
PERU BOLIVIA
Océano Pacífico
PAR AGUAY 20 S
Como paso posterior, sugerimos promover la lectura de registros cartográficos y contrastar mapas (político y físico) de América del Sur con mapas de la provincia de Misiones, región específica donde se definen los actuales límites de Argentina con Paraguay y Brasil. A partir de la interpretación y la contrastación de mapas, es posible recuperar la noción de escala gráfica y sacar conclusiones sobre la superficie de representación, el nivel de detalle y de precisión de cada uno. Asimismo, mapas de diferentes épocas nos permiten valorar los aportes de Suárez. Sugerimos promover un diálogo con los alumnos en el que se integren diferentes aspectos de la lectura cartográfica y permita contextualizar la información en relación con el establecimiento de las misiones jesuíticas y la ocupación del territorio americano. Para ello: - Identificar la escala gráfica, la superficie representada y los puntos cardinales en cada mapa. Ubicar los principales meridianos y paralelos y estimar las coordenadas de la ciudad de Santa Fe. - Reconocer por dónde se traza la actual delimitación nacional de Argentina con Paraguay y Brasil, que en tiempos de Buenaventura no existían como límites políticos y señalar la localidad de San Cosme y San Damián: Lat. -27.3167 / Log. - 56.35. *Recuperar cuál es el significado del signo – (menos) delante de los números. - Evaluar cuáles son los elementos que agrega la lectura de un mapa físico en la compresión de la geografía de la región estudiada. - Relevar en sitios Web mapas de diferentes períodos y comparar al menos dos mapas de diferente época (antes y después de los aportes de Suárez en materia cartográfica). Identificar semejanzas y diferencias. - Indagar en el fascículo Nº7 “Jesuitas en Santa Fe” y en otras fuentes de información, las continuidades que trascienden los límites políticos en la región. Entre otras cuestiones: carac-
CHILE
Trópico de Capricornio
URUGUAY ARGENTINA
Océano Atl ántico
0 100 O
80 O
60 O
40 O
20 O
1,000 km
40 S
0
America del Sur, actualidad.
Ampliación de la zona de Misiones Jesuíticas. (2) Latitud y longitud son dos ángulos, medidos en grados, minutos de arco y segundos de arco. (3) Se denomina paralelo al círculo formado por la intersección de la esfera terrestre con un plano imaginario perpendicular al eje de rotación de la Tierra. Sobre los paralelos, y a partir del meridiano de Greenwich, se mide la longitud (arco de circunferencia expresado en grados sexagesimales), que podría ser Este u Oeste, en función del sentido de medida de la misma. A diferencia de los meridianos, los paralelos no son circunferencias máximas pues, salvo el ecuador, no contienen el centro de la Tierra. El ángulo formado por un meridiano y la línea ecuatorial se denomina latitud, la cual se discrimina en latitud Norte y latitud Sur según el hemisferio.
ANEXO FASCÍCULO 7 | 11
Una vez planteado el trabajo de interpretación de mapas terrestres, sugerimos introducir la motivación y la práctica de lectura de cartas celestes, modelo simple que nos permite observar las principales estrellas y constelaciones del Cielo Austral. Buenaventura Suárez, no sólo perfeccionó los mapas terrestres, sino que también confeccionó cartas celestes a partir de la observación sistemática de los astros desde las tierras americanas. Construyó instrumental específicos para la observación, tales como telescopios, cuadrantes, globos terráqueos y celestes. A diferencia de los mapas, en los globos se ofrece al observador la información, astronómica o geográfica de modo tridimensional. Si bien solo se puede contemplar, en principio, un solo hemisferio, el otro es también accesible cambiando el punto de vista o girando el globo en torno de su eje. De esa forma se podría analizar sobre ese modelo la posición relativa de las diferentes estrellas o constelaciones (sobre los globos celestes) o la de los mares y masas continentales (sobre los terráqueos). En los globos se solían marcar líneas maestras, círculos máximos y menores, cuya intersección facilitaba la localización de una cierta estrella o de un determinado lugar de la Tierra.
le sib po Es
Cartas celestes
sta carta celeste en el Muse leta de e o del Cole comp gio opia c a Inm un a acu r e lad d e c a. c a
terísticas climáticas y particularidades del bioma en esta zona donde se desarrolló la cultura guaraní; prácticas culturales compartidas de pueblos originarios y de los pueblos organizados en reducciones jesuíticas; productos que activaron el desarrollo económico durante la permanencia de las mismas.
Materiales: Carta celeste, brújula, linterna, cartón, papel celofán rojo. Procedimiento: - Pegar la carta sobre un cartón rígido y colocar, sobre el vidrio de una pequeña linterna, el papel rojo de celofán para facilitar la observación. Utilización: - Buscar un sitio lejos de las luces de las calles y tomar la carta mirando siempre hacia el punto cardinal Sur (utilizar una brújula para mejor ubicación u orientarse a partir de la localización de la Cruz del Sur) - Colocar la carta extendida, siempre con el mes en curso en la parte superior. Iluminarla con la linterna y elevar la vista al cielo para constatar si se reconocen las estrellas y constelaciones (figuras) que se muestran en la Carta. Para aprender a localizar las constelaciones principales se sugiere comenzar a estudiarlas a partir de la Cruz del Sur preferentemente, primero rumbo al Sur y luego rumbo al Norte.
Antiguo globo celeste; circa 1872. Museo del Colegio Inmaculada.
12 | BUENAVENTURA SUÁREZ
Construcción de un reloj de sol Paso 1 5
gnomon
6
SU R
12
Con el propósito de recuperar las prácticas de medición y cálculo horario de la tradición, incluimos los procedimientos para la construcción de un reloj de sol en tanto instrumento de medida horaria basado en sistemas de cálculo de las sombras proyectadas por el astro. Sugerimos retomar la actividad anterior, para complementar la lectura de mapas con los llamados husos horarios.
11 10 9
8
7
Existen numerosas clases de relojes de sol. El reloj de sol horizontal (como el que se conserva) emplea la sombra arrojada por un gnomon(4) sobre una superficie con una escala para indicar la posición del sol en el movimiento diurno. El conjunto formado por las líneas horarias y el gnomon forman el reloj de sol propiamente dicho. Para construirlo es necesario tener la meridiana del lugar y conocer su latitud. Proponemos armar un reloj de sol adaptado para la Latitud de Santa Fe y realizar observaciones y registros para verificar la hora. Para ello, planteamos seguir los pasos siguientes:
AM
Entre los pocos elementos que se han preservado de Buenaventura Suárez, se encuentra un reloj de sol emplazado en las ruinas de San Cosme y San Damián.
Paso 2
Materiales: - Hoja para el alumno (pag.13), brújula. Paso 3 Procedimiento: - Cortar el segmento indicado por la línea de puntos. A continuación doblar por la línea central de modo tal que el dibujo del reloj de sol quede externamente. (Paso 1) - Realizar los dobleces sobre ambas líneas que corresponden a la hora 12 con el dibujo hacia adentro. (Paso 2) - Finalmente pegar las caras que darán origen al gnomon y estará el modelo listo para ser usado. (Paso 3) Posicionamiento: - Colocar el reloj de sol sobre una superficie horizontal y orientarlo apuntando hacia el punto cardinal Sur en el sentido que indica la flecha con la palabra Sur. - Cada una de las divisiones indicará la “Hora solar verdadera”(4) cada vez que el límite de la sombra proyectada por el gnomon coincida con alguna de éstas. Para una mejor lectura de la “Hora solar verdadera” se sugiere pegar la base del reloj y el gnomon sobre algún material rígido (cartón, telgopor); verificar que el gnomon esté perpendicular a la base; colocar el reloj de sol sobre una superficie bien horizontal y orientarlo con la mayor precisión posible en la línea Norte-Sur (con ayuda de una brújula). Es posible relevar modelos y métodos de construcción de relojes nocturnos, que se valen de la Cruz del Sur para indicar el horario, contrastar las variantes que propone para el cálculo horario.
(4) Pieza metálica angular, cuyo ángulo es igual a la latitud del lugar. (5) Actualmente y debido a un Decreto Presidencial la Hora Civil se encuentra adelantada en UNA hora, por lo tanto el Mediodía Solar Verdadero será cuando la sombra del gnomon marque en el Reloj de Sol la hora 13. Nota: Modelo de Reloj de Sol adaptado para la ciudad de Santa Fe y región por el autor, basado en un similar editado para el Año Internacional de la Astronomía 2009 por el Observatorio Astronómico Nacional de La Plata. (La Plata, Buenos Aires, 2009)
ANEXO FASCÍCULO 7 | 13
5
4
3
PM
2
1
12
R SU
7
6
gnomon
5
gnomon
6
SU R 12
11
AM
10
9
8
7
14 | BUENAVENTURA SUÁREZ
Luna Nueva
Cuarto Creciente
Observaciones Lunares Las fases de la luna
Calendario lunar
Como tercera actividad invitamos a realizar observaciones metódicas de la luna y apuntar en un cuaderno de notas todo lo que es posible ver para, posteriormente, compartir deducciones y elaborar determinadas hipótesis.
Una vez determinado un ciclo, es posible plantear un “lunario” dibujando sobre el calendario del año la fase correspondiente a cada día. Sólo se tiene que repetir, una vez localizada la primera luna nueva del año, una detrás de otras las 29 lunas del ciclo. Es conveniente comprobar que los días de luna llena de cada mes coinciden correctamente a fin de evitar la acumulación de errores.
Buenaventura Suárez, elaboró numerosos “Lunarios”, publicaciones que contenían cálculos del horario de ocurrencia de las fases lunares para todos los días del año; horarios de salida y puesta del Sol; calendarios (civiles y litúrgicos); tablas con diferentes datos astronómicos; predicción y descripción de los eclipses de Sol y Luna visibles, ajustando sus circunstancias al meridiano de San Cosme; curso de planetas; pronósticos del tiempo atmosféricos. (Furlong, 1945:45) Con el propósito de deducir la secuencia de las fases lunares, proponemos realizar una sencilla observación diaria, en forma sistemática, a lo largo de dos semanas. - Registrar con un dibujo sobre la plantilla, tal como se ve la luna día por día. Consignar fecha y horario de cada observación y, si por algún motivo no se pudo realizar la tarea, indicar la aclaración. Atender al sector de la luna que se ve iluminado y a su posición relativa sobre el horizonte para asentarlo en el dibujo. Es conveniente iniciar las observaciones en luna llena o cuarto creciente. Hará falta un mínimo de 35 días para poder deducir la duración del ciclo y las fases lunares. Si el registro es grupal, es posible tomar dos semanas cada uno (comenzando en días sucesivos o alternos), de modo tal que finalice el ciclo con varios registros de observación por día.
La cara escondida Proponemos invitar a los alumnos que realicen, en parejas, una simulación corporal para representar los movimientos de la Luna en torno a la Tierra. Dibujar un círculo amplio con tiza para orientar el recorrido de la órbita lunar, en medio del cual se deberá colocar el alumno que cumple el rol de la Tierra. Éste primer alumno debe mirar siempre de frente al compañero que representa la Luna y, el segundo, no debe mostrar la espalda al compañero. Hipotetizar a partir de la experiencia los movimientos de la luna en torno al planeta. Cuando la luna ha completado un giro en torno a la Tierra, también ha completado un giro entorno a sí misma. Como resultado vemos siempre la misma cara de la Luna.
Culminado el período de registro de observaciones, es posible construir un mural para estudiar diversos aspectos, elaborar hipótesis y sacar conclusiones, tales cómo: ¿Cuánto dura un ciclo lunar? ¿Las horas de las observaciones varían a lo largo del ciclo? ¿Cómo? ¿Cuáles serán las mejores horas de observación de cada fase? ¿Hay diferencias entre las observaciones hechas el mismo día por distintos compañeros? ¿A qué se debe?
Día Nro.: Fecha: Hora:
D: 1 F: ................. H: ................
D: 2 F: ................. H: ................
D: 3 F: ................. H: ................
D: 4 F: ................. H: ................
Cara Visible
D: 5 F: ................. H: ................
Cara Escondida
D: ... F: ................. H: ................
D: 35 F: ................. H: ................
ANEXO FASCÍCULO 7 | 15
Luna Llena
Cuarto Menguante
Telurio para armar El sistema Sol-Tierra-Luna Cómo última actividad, sugerimos ampliar la mirada para profundizar este recorrido en el estudio astronómico tradicional, a partir de la construcción de un telurio (maqueta del sistema Sol-TierraLuna). Este instrumento facilita la explicación de diversos fenómenos tales como: las fases de la Luna –abordadas en el punto anterior–, los eclipses de Sol y de Luna, el origen de las nociones de tiempos que manejamos cotidianamente (día/noche con sus horas, el mes, las semanas, el año y las estaciones), la eclíptica y la inclinación de la órbita lunar, la precesión de los equinoccios, el eje de la Tierra y los conceptos ya trabajados de latitud, longitud y meridianos, la rotación capturada de la Luna (la cara escondida de la Luna), los trópicos y los círculos polares Ártico y Antártico, entre otros. Materiales: Unos centímetros de alambre, tres bochitas de corcho de distinto tamaño y unos alicates de punta redonda y fina. Procedimiento: - Cortar tres trozos de alambre de 1 mm de diámetro cuyas medidas aproximadas sean 30, 20 y 10 cm. - Utilizar el trozo de 20 cm como soporte del conjunto. Realizar una pequeña asa o anillo para sujetarlo. En el otro extremo colocar la bola más grande (4cm que representa al Sol). Sobre esta bola o sobre un pequeño doblez que se puede realizar en el propio alambre unir el siguiente alambre soporte de la Tierra. - Utilizar el trozo de 30 cm como soporte de la Tierra. Con el alicate de punta redonda se realizará un arrollamiento a modo de muelle con el hueco lo más pequeño posible o aproximadamente igual al diámetro del alambre sobre el que va a girar libremente. - Doblar del extremo un trozo de unos 5 cm y al final pinchar la esfera de diámetro intermedio (unos 2 cm) que será la Tierra. - Sobre ella, o sobre un pequeño doblez (en forma de z), al igual que se hizo sobre el Sol, girará el soporte de la Luna que se deberá realizar con el trozo más pequeño.
Luna
Utilización: Es posible realizar algunas simulaciones con el telurio y elaborar diversas hipótesis, tales como los ciclos de tiempo a partir de ciertos movimientos. Para ello, consignamos algunas posibilidades: Día y noche: girar la esfera de la tierra para visualizar alternativamente la parte orientada al sol (día) o a la oscuridad (noche). Mencionar el giro antihorario de la Tierra; señalar el eje de la Tierra, el Ecuador y los Polos y recapitular el planteo de la longitud y latitud. Año: una vuelta del conjunto Tierra-Luna alrededor del Sol. En ese tiempo la tierra habrá dado 365 vueltas y cuarto (lo cual explica la importancia del año bisiesto). Mes: una vuelta completa de la Luna sobre el eje que soporta la Tierra nos dará la duración de un mes. En ese tiempo, la Luna pasará por cuatro posiciones correspondientes a las cuatro fases principales. Luna nueva (cuando pasa delante del sol); cuarto creciente (los tres cuerpos están en ángulo recto); Luna llena (cuando la luna se alinea detrás de la tierra); cuarto menguante, (otra vez en ángulo recto pero ya en el cielo de la madrugada y vuelta a empezar con otra lunación). Si se pinta la cara iluminada de la Luna se puede comprobar que siempre está mirando hacia la tierra (rotación capturada). Semanas: Determinadas por la partición del mes en cuatro períodos de siete días correspondientes aproximadamente a cada una de las fases de la Luna. Indagar acerca del origen de los nombres de la semana.
Tierra
Sol
Intendente
Ing. Mario D. Barletta Secretario de Cultura
Secretario de Desarrollo Social
Subsecretaria de Diversidad y Proyección Cultural
Subsecretaria de Educación
Prof. Mg. Damián Rodríguez Kees Prof. Mg. Isabel Molinas
Arq. Alejandro Boscarol
Prof. Rossana Ingaramo
Subsecretaría de Programación e Industrias Culturales
Arq. Patricia Pieragostini Coordinadora Ejecutiva del Programa de Circuitos Culturales Educativos
Lic. María Florencia Platino
Proyecto Aula-Ciudad / Anexo Fascículo N° 7. “Buenaventura Suárez, Primer Astrónomo Americano” Textos de Autor Gustavo Vittori Pablo Bolcatto Diseño de Comunicación Visual Bruno Scarafía / Franco Scarafía para todoslosfuegos.com.ar Fotografía Archivo Fotográfico Diario El Litoral Archivo del Colegio de la Inmaculada Concepción Franco Scarafía Museo del Colegio de la Inmaculada Concepción Sergio Imvinkelried, Alejandra Toniollo, Agustín Ermácora, Egle Merlo.
Agradecimientos Colegio de la Inmaculada Concepción: Señor Rector Leonardo Nardín S.J. y personal directivo, docente y administrativo de la institución. Ex Rector Alejandro Gaufin S.J., R. Legal Javier Albisu S.J., R.H.G.A. Ing. Guillermo José De Palma, Bernardino Romero. Miembros del CODE, Centro Observadores del Espacio: Ángel Meynet, Jorge Coghlan*, Daniel Mendicini*.
Informes: Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad San Martín 2076. S3000FRT Santa Fe. Argentina - Tel (0342) 4571886
Padrinos del Proyecto Continental TPA S.A. (Línea 2) Transporte San Geronimo SRL (Líneas 4,8,14) Empresa Recreo S.R.L. (Líneas 5, 10, 11, 13, 16) ERSA Urbano S.A. (Líneas 1, 3, 9, 9C, 15)
proyeccioncultural@santafeciudad.gov.ar www.santafeciudad.gov.ar
*Profesores Embajadores del Curso Internacional de Didáctica de la Astronomía para Nivel Primario y Secundario (NASE) organizado por la IAU (Unión Internacional de Astrónomos)
Colegio de la Inmaculada Concepción San Martín 1540. S3000FRT Santa Fe. Argentina - Tel (0342) 459 5411 www.colegioinmaculadasf.com.ar Museo del Colegio de la Inmaculada Concepción General López 2545. S3000FRT Santa Fe. Argentina - Tel (0342) 457 1885/1886
Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, Jesuitas en Santa Fe: 400 años de historia. / compilado por María Florencia Platino. - 1a ed. - Santa Fe: Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, 2010. 32 p. : il. ; 20x27 cm. - (Aula-Ciudad; 7)
ISBN 978-987-25787-0-1 1. Historia Regional. 2. Jesuitas. I. Platino, María Florencia, comp. CDD 270.098 2