APOSTOLADO DE LA ORACIÓN “Un servicio a la Iglesia desde el Corazón de Cristo.”
ABRIL
ORACIÓN DE INTERCESIÓN “Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo” (1ª. De Timoteo 2, 5)
“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5, 13-16) “Conviene que el hombre ore atentamente, bien estando en la plaza o mientras da un paseo: igualmente el que está sentado ante su mesa de trabajo o el que dedica su tiempo a otras labores, que levante su alma a
Dios: conviene también que el siervo alborotador o que anda yendo de un lado para otro, o el que se encuentra sirviendo en la cocina … intenten elevar la súplica desde lo más hondo de su corazón” (San Juan Crisóstomo) La oración de intercesión es el acto de orar en favor de otros. El papel del mediador en la oración era común en el Antiguo Testamento La Biblia, nos da ejemplos de intercesión: Abraham en favor de Sodoma (Génesis 18); Moisés a favor del pueblo de Israel (Deuteronomio 9); La súplica de Samuel a favor del pueblo (1 Samuel 7); Daniel, durante el destierro (Daniel 9: 1,19); etc. Cristo es señalado en el Nuevo Testamento como el intercesor fundamental: y es por ello que toda la oración cristiana se convierte en intercesora, puesto que es ofrecida a Dios por y a través de Cristo. Jesús salvó la brecha entre Dios y nosotros cuando Él murió en la cruz. Él es el más grande mediador (intercesor) que haya existido. Por esta causa, ahora podemos interceder en oración a favor de nuestros hermanos, pidiendo a Dios, por medio de Jesucristo, que les conceda gracias especiales, de acuerdo a Su voluntad.
Misión de Benedicto XVI: oración, intercesión y esperanza para la Iglesia
“Seguiré acompañando el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con aquella dedicación al Señor y a su Esposa que he buscado vivir hasta ahora cada día y que quiero vivir siempre” “Les pido, dijo el Papa Benedicto XVI, Eméritorecordarme ante Dios” “No abandono la Cruz, sino que quedo de modo nuevo ante el Señor crucificado” (Última audiencia del Papa Benedicto XVI.)
"Gracias, de nuevo. Siempre estaremos cerca en la oración", así se despidió el Sumo Pontífice en lengua italiana "El Señor me ha llamado a 'subir al monte', para dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no
significa abandonar la Iglesia; en efecto, si Dios me pide esto es sólo para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con que he intentado hacerlo hasta ahora, pero de una manera más adecuada para mi edad y para mis fuerzas", aseguró Benedicto XVI, en referencia al Evangelio de la transfiguración de Cristo. El Papa, en su última Audiencia General, destacó la "primacía de la oración" en este pasaje de la transfiguración, una necesidad para el creyente "sin la cual todo el compromiso del apostolado y de la caridad se reduce a activismo". «Esta imagen representa su función principal para la Iglesia, es decir, la intercesión, interceder: nosotros nos quedamos en el ‘valle’, donde está Amalek, donde está el polvo, los miedos, aún más, los terrores y pesadillas, pero también las esperanzas – donde usted ha permanecido durante estos ocho años con nosotros. Pero, de ahora en adelante, sabemos que, en el monte, está su intercesión por nosotros» reflexionaba el Cardenal Gianfranco Ravasi en la primera jornada de los ejercicios, el domingo 17 de Febrero, tomando la figura bíblica del Éxodo, cuando Moisés oraba en el monte durante la batalla de los israelitas contra los amalecitas y mantenía los brazos en alto para asegurar la victoria del pueblo elegido. ¡Cristo ha resucitado! ¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!
“Rezar es respirar, porque la oración es como el aire para nuestra vida. Rezar es amar, poder abrazar a Dios y la oración es algo así como la mirada silenciosa entre dos enamorados” Ravasi ORACIÓN DE INTERCESION. Entre las formas de oración que existen (De Adoración, de Petición, de Intercesión, de Acción de Gracias, de Alabanza)… –Catecismo de la Iglesia Católica, 2623 al 2643-
LA SANTA MISA
“La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración: es la “ofrenda pura” de todo el Cuerpo de Cristo a la gloria de su Nombre, es, según las tradiciones de Oriente y de Occidente, “el sacrificio de alabanza” C.E.C. 2643.
Los Socios del Apostolado de la Oración, cuyo lema es “Un servicio a la Iglesia desde el corazón de Cristo”, entendemos que ese Servicio al cual estamos
llamados, se refiere a LA ORACIÓN. Pedimos, en nuestro ofrecimiento diario, entre otros- por las necesidades e intenciones que propone al Apostolado de la Oración para cada mes el Papa. Nuestra Oración debe ser constante, continua, ofreciendo nuestra vida, obras, oraciones, sufrimientos, alegrías, Misas, Comuniones, devociones, en reparación por los pecados que se cometen en el mundo entero; oración para desagraviar, oración pidiendo por la conversión de nosotros, pecadores; oración para que venga a nosotros el Reino de Dios, oración en favor de las Almas del Purgatorio, oración por que los Sacerdotes sean Santos, etc. Nuestra oración es, ante todo, ORACIÓN DE INTERCESIÓN. El papa Benedicto XVI, Emérito, pide lo “recordemos ante Dios”… en nuestras oraciones, unámonos, -cada día- de manera especial a sus intenciones, que siempre serán muy buenas y a sus necesidades. Es un hermoso gesto de amor y gratitud a su Persona, por su entrega y todo el bien que hace a la Iglesia.
“Que nuestra oración se oiga no depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas” (San Juan Crisóstomo)