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El Señor Siempre Ha Obrado en Nuestra Historia
El Señor siempre
ha obrado en nuestra historia
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Han pasado ya 85 años desde que el Seminario de Monterrey se vio en la necesidad de enviar a sus seminaristas a vivir la formación sacerdotal desde sus propias casas. Hoy nuevamente está sucediendo. La cuarentena que atraviesa el mundo entero debido a la propagación del virus llamado covid-19, ha impactado de muchas formas que no creíamos posible ver con nuestros propios ojos. Parece increíble, pero es cierto. Esto que comenzó como una medida preventiva de salud, hoy ha evolucionado en una magnitud inconcebible que nos tiene pasmados y en espera de la buena noticia que todos añoramos escuchar.
Ante esta situación, el Seminario de Monterrey, buscando lo mejor para sus alumnos, decidió hace unas semanas jugar una carta que hacía muchísimo no aparecía sobre la mesa: enviar a sus
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seminaristas a vivir la formación sacerdotal desde sus propios hogares. Esto no había sucedido desde 1914, cuando el ejército constitucionalista persiguió cruelmente a la Iglesia por motivos políticos. En Nuevo León, estando Antonio I. Villarreal como gobernador, se actuó con violencia, destruyendo confesionarios y algunos templos; y ocupando a la fuerza colegios católicos, entre ellos el Seminario de Monterrey.
Fue entonces que los seminaristas abandonaron las instalaciones del Seminario para resguardarse en sus propias casas y estar seguros. El libro La aventura de los 200 años lo dice así: “Los 30 alumnos con que entonces contaba el Seminario se refugian en sus propias casas en espera de la próxima reapertura”. Así, son ellos quienes vivieron por primera vez la experiencia de la formación desde casa, asistiendo
a clases en algunas parroquias y templos del centro de la ciudad, como lo fue en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde Mons. Juan José Hinojosa impartió clases de latín.
Luego, se tiene registro de que el Seminario de Monterrey se mudó por un tiempo a la diócesis de Castroville, Texas, hasta que a finales de 1917 y principios de 1918 se estableció nuevamente en Monterrey, en una casa aledaña a la calle Hidalgo.
Más tarde, en 1924, el entonces arzobispo de Monterrey, Mons. José Juan de Jesús Herrera y Piña, declaró al Papa XI en su visita ad limina apostolorum , que los seminaristas de Monterrey pasaron algunas temporadas de su formación en el anexo del Templo del Roble, donde también los sacerdotes tomaron sus ejercicios espirituales en los momentos
del año en que los seminaristas no estuvieron. Esta información fue confirmada 10 años después, en 1934, por el arzobispo José Guadalupe Ortiz y López.
Dos años después, en 1926, durante la persecución cristera, se suspendió por ley el culto religioso y se cerraron obligatoriamente todos los templos. Fue entonces que el Seminario se vio nuevamente en la necesidad de instalarse en los hogares, aunque esta vez no en los propios de los seminaristas, sino que ahora en la casa de algunas personas que generosamente ofrecieron sus hogares para ello. Se tiene concretamente el registro de una casa que albergó a los seminaristas entre 1927 y 1929 (calle Hidalgo #548), lugar donde continuaron hasta 1935, cuando finalmente se fueron a residir al Templo San Luis Gonzaga, lugar en donde se reto-
mó formalmente la formación sacerdotal del Seminario de Monterrey.
Hoy nuevamente todos los seminaristas estamos viviendo la formación sacerdotal desde nuestras propias casas, aunque en un contexto completamente distinto ante el cual la paciencia, la prudencia y la oración son fundamentales. Sin duda alguna, es alentador conocer un poco la historia de nuestro Seminario en este tiempo difícil que atravesamos no sólo como Iglesia, sino como humanidad. El Señor siempre ha obrado en la historia, nos habla y busca constantemente. Parece que hoy más que nunca nos pide dirigir nuestra mirada a Él, para valorar tantas cosas que dábamos por ordinarias en la vida, y así recordemos quiénes somos: sus hijos predilectos, a quienes tanto ama.
Patricio Rico Villarreal Tercero de Filosofía
Fuentes: Libro La aventura de los 200 años. Treviño Guajardo, Pbro. Lic. Jesús. (2020). Seminarista en casa. [En persona].