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El Seminario en Casa

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Sumak Kawsay

Sumak Kawsay

Experiencia de la formación en familia por el COVID-19

La idea de permanecer en casa de nuestros padres durante la contingencia fue para muchos seminaristas un tanto desconcertante, significaría necesariamente adaptarnos a algo que para nosotros ya no era ordinario, además de comenzar un tiempo de formación en familia.

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Este cambio no ha sido para nada sencillo. He tenido momentos en los que despierto con muchas ganas de hacer un sinfín de cosas, pero también en los que el ánimo no da para más. No puedo negar que en ocasiones me he sentido desesperado, con muchas ganas de salir; pero con el tiempo, además de descubrir lo importante que es cuidar mi salud y la de mis seres queridos; he aprendido que también es momento de hacer un alto en mi vida, guardar silencio tanto exterior como interior y reflexionar sobre lo que acontece, ver cómo Dios obra en medio de todo esto y cómo lo hace misteriosamente en mí y así, aceptar su voluntad con mucho amor.

En mi pequeña Iglesia doméstica hemos tenido diversos momentos de oración por aquellos que han dedicado incansablemente su esfuerzo por el bienestar de todos, el personal de salud, las autoridades civiles, fieles laicos, religiosas, sacerdotes; hemos visto la misa por medio de las redes sociales; rezado el Rosario; incluso vimos juntos la bendición Urbi et orbi impartida por el Santo Padre. Aunque no era común, que participaramos juntos en los oficios de Semana Santa, ésta vez nos propusimos adornar un poco la estancia. Mi hermana y yo realizamos el lavatorio de pies a nuestros padres como signo de agradecimiento por el amor y servicio que nos han brindado toda nuestra vida, acompañamos a Jesús preso y oramos con Él.

Doy gracias a Dios porque la Resurrección de su Hijo nos ha traído muchísima esperanza. Si Jesús ha cumplido su promesa de permanecer con nosotros siempre ¿por qué temer? Confío en que Él nos acompaña a lo largo de este camino y que por la intercesión de María Santísima saldremos juntos de esto, pero también le pido que a todos nos conceda fortaleza para enfrentar algo que nos ha sacado de la cotidianidad de nuestra vida, nos ha confrontado con nosotros mismos y nuestra realidad, y nos ha hecho ver lo superfluo de las cosas y lo verdaderamente valioso, la salud, el abrazo sincero de aquellos a quienes amamos y la unión inseparable con Dios.

Luis Carlos Solís Garza Segundo de Filosofía

¿Y TÚ, QUÉ HACES POR LA CASA COMÚN?

En esta época de pandemia, tiempo de resguardo, miedos y también de oportunidad para la reflexión sosegada, nos invade una certeza: el modo como habitamos la Casa Común es dañino para su naturaleza.

Consideremos cómo el planeta se estremece ante el maltrato que le damos, cómo nos viene avisando que no podemos continuar nuestros modos agresivos hacia él, lastimando el sistema-vida de manera excesiva e incorrecta.

Al hablar de sistema-vida queremos decir que la Tierra no sólo tiene vida sobre ella, sino que ella misma está viva. Es decir, nuestra Casa Común emerge como un régimen que regula los elementos físico-químicos y ecológicos, como hacen los demás organismos vivos.

Otra perspectiva que debemos asumir es la de los astronautas que pusieron su pie sobre la Luna. Al tomar la célebre foto del Planeta Azul suspendido en el espacio, contemplaron su formidable aspecto y descubrieron que no existe diferencia entre «Tierra y Humanidad», pues ambas forman una entidad única y compleja.

Perdiendo de vista esta unidad indisoluble, la especie humana olvida que somos Tierra, y que si saqueamos sus recursos naturales, ensuciamos su aire y su suelo, contaminamos sus aguas, nos

Tan lejos ha llegado la voracidad y el afán de poseer, ganar y explotar que hoy la Tierra se siente cansada de que sus límites hayan sido traspasados, pues se le ha sacado más de lo que ella puede dar.

Tierra, podremos desaparecer? Entonces se perciben los síntomas de su enfermedad y su pérdida de equilibrio: la fuerza creciente de los huracanes, los terremotos, las prolongadas sequías y las inundaciones nunca antes vistas; también la liberación de microorganismos como el sars, el dengue, la chikungunya y ahora el covid

Preguntémonos si la pandemia de hoy es un aviso de lo que nuestro único planeta es capaz de liberar para defenderse. Sin caer en visiones catastrofistas o apocalípticas, ¿será que nosotros, pequeña porción de la 19 o coronavirus.

Por ello es pertinente la pregunta que titula este artículo. Dejémonos cuestionar: ¿somos factores que fortalecen o entorpecen el sistema-vida de nuestra Casa Común?

Pbro. Luis Eduardo Villarreal Ríos Coordinador de la Comisión Arquidiocesana del Medio Ambiente

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