多Apariciones Marianas Imposibles? por Santiago Grasso
Interim autem Mater Iesu, quemadmodum in coelis corpore et anima iam glorificata, imago et initium est Ecclesiae in futuro saeculo consummandae, ita his in terris, quoadusque advenerit dies Domini (cf. 2Pt 3,10), tamquam signum certae spei et solatii peregrinanti Populo Dei praelucet. (Lumen Gentium 68)
Respuesta al ‘Biblista’ Ariel Álvarez Valdez acerca de sus afirmaciones sobre la imposibilidad de las apariciones marianas.
Prólogo de diciembre de 2012 Han pasado cerca de cuatro años luego de la confección de la presente argumentación contra ciertas opiniones del ex-presbítero Ariel Álvarez. Artículo que ha tenido centenares de lecturas. Cuando expuse esta argumentación, el biblista debía guardar silencio. Hoy es muy distinta su situación. Por mi parte, tan solo debo interpretar sus ideas y su actitud de acuerdo a lo que trasciende por las páginas web y alertar a los incautos. Sus dichos y escritos, han tenido amplia difusión; difusión que de ningún modo podría yo obtener. El expresbítero no se movió solo, ni en la actualidad sigue actuando en soledad, sino con una amplia cobertura de apoyo. A sus pies tuvo las editoriales que dicen ser católicas, como Verbo Divino, Lumen y San Pablo, que son las que de algún modo elevaron este ídolo del neomodernismo. También es un buen actor frente los medios audiovisules que reflejan sus noticias y opiniones. No solo esto, sino que fue profesor del seminario y la universidad de su diócesis. Todo un personaje, cuya figura externa merece ser analizada por la conducción de una iglesia que como sucede en muchos casos, padece de sueño cuando cae el sol. Afirmaba Nilo el asceta: «Si eres teólogo, orarás verdaderamente. Y si oras verdaderamente, eres un teólogo.» Como vemos, ser teólogo implica una via de contemplación y oración, ¿para qué? Simplemente para abrir con una iluminación los ojos del Corazón, para que este irradie su Luz mística en el intelecto. Para Ariel Álvarez la teología es sin lugar a dudas, otra cosa muy distinta, pero para conocimiento de quienes piensan como él, les digo que es San Pablo quien así lo expresa (Cfr. Efesios 1,18). Ser teólogo católico implica estar unido a la Tradición y con ella al Magisterio de la Iglesia, cosa que Ariel Álvarez ha negado de hecho en sus públicas declaraciones. Su actitud, nos parece una simbiosis del monje rebelde Martín Lutero, aferrado a su propia interpretación bíblica; por tal motivo, intelectualmente hablando, solo le resta obtener el título de Ingeniero Religioso, pues cuando se busca abrir surcos novedosos, no para llevar Luz, sino para embarullar, no puede llevarse en el pecho otra condecoración.
Afirma San Pío X en su Carta Pascendi: «En verdad que todos los modernistas, sin excepción, quieren ser y pasar por doctores en la Iglesia, y aunque con palabras grandilocuentes subliman la escolástica, no abrazaron la primera deslumbrados por sus aparatosos artificios, sino porque su completa ignorancia de la segunda les privó del instrumento necesario para suprimir la confusión en las ideas y para refutar los sofismas. Y del consorcio de la falsa filosofía con la fe ha nacido el sistema de ellos, inficionado por tantos y tan grandes errores.» (Fuente Vaticana) Esta es la triste realidad. Cada modernista se autocree refundador y nuevo doctor de la Iglesia, proponiendo con todo orgullo toda suerte de errores. Es Ariel Álvarez un experto embarullador, tesis que me propongo demostrar con esta argumentación, algo que el lector comprobará al finalizar su lectura, y es en el barullo donde suele pescar. Esta es una de las causas por las que en un tiempo se lo obligó a callar, lo cual se supone que es imposible en un ser verborrágico. Siempre es provechoso para el rebaño, que el lobo sea excluido de los límites del mismo; pues cuando ingresa al cerco del rebaño, nunca desea salir del mismo, pues muy cómodo y provechoso se siente en él. A todo lo escrito en el presente argumento, solo desearía realizar en este Prólogo una antítesis, entre el supuesto teólogo Ariel Álvarez y Santa Teresa de Ávila; quien no es ingeniera, ni teóloga como ciertas mujeres neomodernistas, ni biblista, ni filósofa, ni sabe lenguas, ni predicaba ejercicios espirituales a los sacerdotes; pero es Doctora de la Iglesia, título al que Álvarez no podrá nunca aspirar siguiendo el camino que ha emprendido. Pido perdón a la gran Santa del Monte Carmelo, por verme obligado a usar su figura en contraste con ciertos personajes abanderados de la rebeldía modernista. El gran barullo que se le presenta al lector es el empleo de los términos sobre realidades que nunca ha experimentado. Unos llaman apariciones a los místicos que dicen haber visto la Virgen y otros prefieren el término de visiones. Ambos términos pretenden definir una misma
realidad. ¿Pero qué realidad pretenden dar a entender? ¿Cuál es la experiencia que posee el místico y en qué casos se ha dado? Aquí radica el meollo del barullo. Sucede que el místico posee una variada gama de experiencias, algunas son visiones de una u otra forma y otras no lo son. Es un tema muy complejo. Para pretender simplificarlo; es como querer simplificar a Dios mismo. El gran contraste entre Ariel Álvarez y la Doctora mística, es que mientras el teólogo en cuestión afirma la imposibilidad de las apariciones y hace una ridícula conjetura sobre las visiones; la Santa Doctora, no solo las afirma, sino que las describe paso a paso, incluyendo fenómenos que son más que visiones, pues llegan a la experiencia mística en tono altamente subido. Declaro, que yo tampoco soy partidario de llamar apariciones a los fenómenos místicos, pues, más que apariciones son elevaciones del alma, incomprensibles para nuestra experiencia. Estas experiencias místicas, son algo ignoto para el susodicho teólogo, mientras que la doctora afirma que las mismas pueden ser posibles para cualquiera, si el alma se encuentra dispuesta a ello: «Bien veo que no le hay con que se pueda comprar tan gran bien en la tierra; mas si hiciésemos lo que podemos en no nos asir a cosa de ella, sino que todo nuestro cuidado y trato fuese en el cielo, creo yo sin duda muy en breve se nos daría este bien, si en breve del todo nos dispusiésemos, como algunos santos lo hicieron.» (Libro de la Vida, Cap. 11,2)
Asimismo posibilidad:
en
otro
pasaje
vuelve
con
esta
«Harto gran misericordia hace a quien da gracia y ánimo para determinarse a procurar con todas sus fuerzas este bien. Porque si persevera, no se niega Dios a nadie. Poco a poco va habilitando él el ánimo para que salga con esta victoria.» (Libro de la Vida, Cap. 11,4) Como vemos, de acuerdo con la Doctora de la Iglesia, las gracias místicas, están a la mano de todos, siempre y cuando se encuentre el alma dispuesta a ellas; pero a esto debemos oponer que la elevación del alma, no es fruto de la
voluntad del hombre, sino don divino; por ello la Santa afirma: «¡Siempre la humildad delante, para entender que no han de venir estas fuerzas de las nuestras!» (Libro de la Vida, Cap. 13,3) Mientras Ariel Álvarez afirma la imposibilidad que el ta aorata o esfera de lo que no pertenece al mundo de nuestra experiencia cotidiana, siendo una de ellas la experiencia de una iglesia triunfante (dudo que para él exista esta concepción); para Santa Teresa, es Dios quien eleva el alma hasta dicha esfera. Para quien desee conocer la opinión y la detallada descripción que hace de todos los fenómenos místicos que pasaron por el alma de la Santa Doctora del Carmelo, están todos sus escritos disponibles, escritos que nuestro biblista teólogo, parece ignorar; más aún, niega de hecho. El 27 de agosto, la Iglesia festeja el fenómeno místico de la transverberación de la Santa del Carmelo; donde un ángel traspasa con un dardo su corazón. No sé qué estupidez podría declarar nuestro teólogo biblista de este fenómeno, no solo reconocido, sino conmemorado litúrgicamente por la Iglesia. Hoy, transcurridos estos cuatro años de la publicación de este pobre argumento en favor de los fenómenos místicos, la otrora figura neomodernista del biblista en cuestión, ha mutado hacia el camino de un perfecto modernismo: camino que en un tiempo era el mío y del cual abjuré: me refiero a ese camino que nos conduce a la apostasía. Cuando nos reímos de la Tradición, cuando despreciamos los escritos de la santa del Carmelo, cuando tiramos al basurero nuestro pasado y pretendemos emprender un camino nuevo, solo hemos comenzado a dejar nuestras huellas para señalar la destrucción de la fe. Ayer se retractaba, hoy ya no lo hace, tan solo avanza por su inusual sendero, verborrágico como siempre, jamás solitario, pues quien enfrenta la Iglesia de Jesucristo, siempre encuentra adeptos, los mismos adeptos que no encuentra la Verdad. Respecto a las apariciones marianas, es lógico que las niegue, pues a pesar de sus retractaciones, siempre pensó
que la Virgen María era una mujer cualquiera; y si es una vulgar mujer, como todas, ¿a qué vienen estas apariciones? Es aquí donde la figura de Ariel Álvarez nos da la primera gran lección que debemos aprender: Cuando los neomodernistas niegan radicalmente las apariciones, en el fondo es porque niegan la Inmaculada Concepción. Apariciones o fenómenos místicos marianos y el dogma de la Inmaculada Concepción van estrechamente unidos. No hablaré de sus otras tan modernas ideas, solo me remito esta que ha dejado en las páginas web y que retratan su figura, siempre histriónica para sus opiniones, siempre llorosa para destacar lo mal que se comportaron sus obispos ante su persona. ¡Pobrecito, cuánta pena me da! Solo espero que por la gracia de Dios se percate algún día de sus errores. 8 de diciembre de 2012
Introducción A continuación, expongo un artículo sacado de www.sintapujos.org/con_usted_al_paso.htm, titulado: ¿Puede aparecerse la Virgen? (Febrero 27 del 2008). El autor es Presbítero y Doctor en Teología Bíblica. Fue profesor en el Seminario Mayor de Santiago del Estero y en la Universidad Católica de la misma ciudad, hasta su relevo. El citado autor ha enseñado doctrinas contrarias a la Tradición de la Iglesia y se vio obligado a retractarse en distintas oportunidades. El artículo original está desmenuzado y numerado para su correspondiente análisis y comentario. Lo que figura entre comillas («»), es el contenido del mencionado artículo y debajo exponemos nuestro comentario a sus afirmaciones, las cuales están en letra azul.
1 «¿Puede aparecerse la Virgen? »De vez en cuando los diarios y las revistas dan la noticia de que la Virgen María se apareció en alguna parte del mundo, y que reveló ciertos mensajes a la persona que tuvo la suerte de verla.» Comentario: Comencemos diciendo que la introducción, ya da a entender que este artículo se basa en noticias de diarios y revistas, es decir no se investigó el tema, ni se sabe a fondo sobre él. Un entendido sabe perfectamente que no son apariciones, sino algo más complejo y difícil de explicar. En segundo lugar, no es una suerte verla, es un designio divino, que si se meditara en el Cuerpo Místico, se sabría que existen dentro de él funciones y carismas, para que el mismo se integre en unidad al Dios Trinitario. (Cf. 1 Corintios 12) Sería bueno releer y meditar este capítulo. Decir que es una ‘suerte de verla’, implica lo poco que se conoce sobre la tortuosa vida de quien ‘la ve’. Tercero, a las mal llamadas ‘apariciones’, Nuestra Señora llamó ‘derrame’, pues es un derrame de Gracia. La Gracia es algo que es belleza luminosa, regalo, don, serenidad, armonía. Esto se condice con Hechos 2, 17-19, donde se preanuncia el ‘derrame’ en todas sus formas. Leamos en 2 Corintios 12, 2-5, que al mismo San Pablo le costaba explicarlo, volveremos luego sobre este tema. El pasar del mundo visible() al mundo invisible () no es algo cotidiano, como no es imposible, tal cual demostraré en esta réplica, sí es algo complejo de explicar, complejidad que una simple superficialidad hace imposible vislumbrar.
2 «Unos reaccionan de una manera incrédula. Otros las admiten como ciertas. Y algunos les dan tal importancia, que las equiparan casi a las Sagradas Escrituras y las convierten en el centro
de su espiritualidad y de su reflexión.» Comentario: Se comienza no analizando las ‘apariciones’ sino las respuestas de la opinión pública en general. Aquí se escribe para la opinión pública, la que divide en tres partes: quienes las admiten pero no las conocen, los que no creen y los que las conocen y creen. Luego aparece el primer prejuicio, pues no se demuestra en forma alguna, al enunciar que se “las equiparan casi a las Sagradas Escrituras”, esto es lo que parece molestar, que la devoción mariana suplante la Sagrada Escritura. Aquí se insinúa delgadamente la filosofía del texto. La dialéctica por los contrarios. El primer paso consiste en perfilar dos contrarios: las apariciones y las Sagradas Escrituras, luego este escrito las enfrentará. Digamos que si se colocan en el ‘centro de la reflexión’ es porque ayudan a entender las Sagradas Escrituras, más aún hacen referencia a ellas con citas incluidas, al mismo tiempo cumplen otra función: ayudan a vivir descifrando este mundo que vivimos, donde para algunos el mundo de este tiempo, es para ellos un verdadero enigma. El derrame mariano logra descifrar las preguntas de la efigie del modernismo, cosa que muchos no saben y por ende no pueden hacer.
3 «¿Que enseña la Iglesia acerca de estos mensajes? »Ante todo, y para evitar confusiones, debemos distinguir dos tipos de “revelaciones”: la pública y la privada.» Comentario: El texto pretende estar bajo el paraguas de la Iglesia o pretende unirse a su forma de proceder, y lanza su primer duda sobre los mensajes, pues cree que compiten y anulan las Sagradas Escrituras, oposición ya insinuada. Luego abiertamente utiliza su filosofía dialéctica en la distinción entre revelación pública y privada, donde la distinción se transformará en dos opuestos contrarios e irreductibles.
La Fe es una. No existen dos fe, una para la revelación pública y otra para la privada. Cuando alguien en nombre de la Trinidad habla, habla para la única fe, toda otra distinción es a los efectos de la lógica formal. El hecho de la fe es único y es gratuito; sin la ayuda del Espíritu Santo es imposible creer. La distinción formal entre pública y privada, si no se sabe aplicar correctamente, solo logra acarrear más confusión, como en este caso, donde se las opondrá ontológicamente. Lo curioso, es que no existen dos ‘revelaciones’, sino simplemente una sola, la de todos los tiempos en la Iglesia, el ‘derrame’ no modifica la revelación única. Cuando se habla de ‘revelaciones’, el término solo tiene cabida dentro de lo profético, no existe otro tipo de revelación. Quien cree en el derrame, está en la única revelación. Puede acaecer que se agregue a la Revelación una consecuencia lógica de ella, como es la verdad de la Inmaculada Concepción, también puede suceder que algún místico obtiene de Dios el privilegio de conocer algo más por la revelación, ahora sí, ‘privada’, como es el caso de Santo Tomás de Aquino al fin de su vida, en estos casos los místicos siempre guardaron silencio. Por ello, en todos los casos, nunca se cambia el contenido de la Revelación. Para hablar del derrame se deben distinguir varias cosas: Una cosa es algo que se revela y otra cosa es algo que está por suceder y otra cosa es una advertencia hacia una actitud pasiva, pecaminosa, irrespetuosa de una iglesia compuesta por hombres, que no viven la única revelación. El universo del ‘derrame’ está hecho de distinciones, pues es Luz; en cambio cuando se busca atacarlas, por un lado se borran las distinciones, y cuando se practican se usan no como distinciones, sino como opuestos, todo para confundir.
4 «La revelación pública es la que Dios hizo al pueblo de Israel durante su historia. Comenzó a revelar su Palabra a Abraham (según la tradición, hacia el año 1800 a.C.) y terminó con la muerte de Jesucristo y de sus apóstoles (alrededor del año 100 d.C.). Es decir, duró 1900 años, y ya ha terminado. Actualmente, esa revelación está recogida en la Biblia, y se la considera obligatoria e imprescindible para la vida y la salvación de cualquier creyente. Sin conocer estos mensajes, nadie puede decir seriamente que es cristiano.»
Comentario: Aquí se da inicio a la contraposición entre las dos revelaciones, para pasar a oponerlas. Lo que distingue al ‘cristiano’ es Jesucristo, el Logos encarnado, Palabra del Padre. Quien niega a Jesucristo, niega al Padre. Esta es la esencia del ‘cristiano’. La Biblia no es la esencia, sino un medio que refleja dicha esencia. A este enunciado le falta algo, tan irrelevante como la Tradición, la cual también refleja dicha esencia, algo que parece ignorarse en todo este opúsculo y si se ignora la Tradición, no se puede llamar católico al presente trabajo, no es un hecho curioso que siempre aquí se hable de ‘cristianos’. El término ‘cristiano’ hoy es muy ambiguo y lo usan los protestantes, para camuflarse dentro de los católicos y ganar adeptos. Deseo creer que esta no es la actitud que aquí se practica.
5 «La segunda revelación, la privada, ocurre cuando Dios, la Virgen o algún santo se aparecen a alguien y le dan a conocer un nuevo mensaje.» Comentario: Observemos hasta aquí el razonamiento del texto. Lo que se escribe en una aparición, es Revelación. Postulado falso, pues el escrito puede no revelar absolutamente nada, o repetir lo que ya está revelado, no sólo en la Escritura, sino en las enseñanzas de la Tradición. Se habla de ‘mensaje’, no distinguiendo su contenido, si el mismo es doctrinal, amonestación por la buena o mala vida vivida o simplemente avisos del cielo. No existen ‘nuevos mensajes’. Volvemos a reiterar lo dicho: Solo existe una Revelación, no se puede hablar de dos Revelaciones, una vieja y otra nueva. Los mensajes del derrame solo aluden a la Revelación única. En esto, nada nuevo hay bajo el sol. Por lo tanto, la revelación privada es una manifestación privada de Gracia y Fe, la cual no puede negar la Revelación única. No existen ‘nuevos mensajes’ en el sentido doctrinario.
En todo este escrito se toma como base del razonamiento, el hecho que todo ‘mensaje’ suplante la Revelación. Digamos que esto existe, se usó y se usa como en los textos de Nag-Hammadi. Este es el género literario empleado por los gnósticos y esotéricos, pero no es el género literario del ‘derrame’ mariano. Afirmar que todos los mensajes marianos construyen otra Revelación, es decir otro evangelio, es falso. El ‘derrame’ mariano no forma parte ni del esoterismo, ni del gnosticismo, sino del catolicismo.
6 «¿Qué valor tienen estas revelaciones privadas? »La Iglesia enseña dos cosas sobre ellas: a) que sólo el Papa o los obispos pueden aceptar oficialmente el culto nacido de la aparición de la Virgen; b) que aunque una devoción sea aprobada por la Iglesia, los mensajes que la acompañan nunca son obligatorios; uno puede rechazarlos y negarse a aceptarlos.» Comentario: El texto parece confundir valor con veracidad. Una cosa es que sean auténticas y otra cosa el valor que poseen. Para el texto valor y autenticidad son sinónimos. Esta distinción es útil, pues algo auténtico, puede no tener ‘valor’, pero en cambio nos preguntaríamos nosotros: si no tiene valor, ¿para qué se manifestó? Ahora bien, hasta aquí no preocupa, la autenticidad, sino el valor, el cual es manifiestamente dejado de lado y como se afirma “uno puede...negarse a aceptarlos”. Esta es la raíz a la que se quiere llegar: “negarse a aceptarlos”, es lo que se hará de aquí en más. En otras palabras no solo se negará la autenticidad, sino también el valor. ¿Qué es lo que se acepta oficialmente? Según el texto, es el ‘culto’. ¿Qué es el culto? Un homenaje que se tributa a Dios, la Virgen o los santos. Si se aprueba el culto, tácitamente se da un visto bueno a la causa que lo originó. Todo homenaje se basa en la Verdad a la cual se dirige, no puede basarse en una mentira, esta es la función irrenunciable de la Iglesia. Por último, los mensajes forman parte del ‘culto’, si los mensajes propagasen mentiras, directamente no se acepta el ‘culto’.
Aquí se busca no distinguir, sino dividir. Es la división lo que prevalece: dividir público y privado, dividir aparición y visión, dividir culto y mensaje. Luego se pasará a enfrentarlos como si se trataran de contrarios. Es la dialéctica de Engels aplicada a las ‘apariciones’. ‘Divide y reinarás’. Algo que se debe tener en cuenta, no son divisiones sino distinciones ideales para su estudio. La visión no contradice la aparición, la revelación privada no contradice la pública, el mensaje no contradice el culto.
7 «Las apariciones de la Virgen surgieron ya en los primeros siglos de la Iglesia, pero fue a partir del siglo XIX cuando se dieron las grandes manifestaciones: en 1803 la Medalla Milagrosa; en 1846 Ntra Sra de La Salette; en 1858 la Virgen de Lourdes; en 1917 Ntra Sra de Fátima. »Junto con estas devociones, que se extendieron rápidamente por todas partes, se propagó también, aunque quizás de buena fe, el afán de videncia y de lo sobrenatural. Y entre 1928 y 1975 se registraron 255 apariciones de la Virgen en distintas partes del mundo. Italia fue el lugar más prolífico (83 apariciones). Le siguieron Francia (30 apariciones), Alemania (20 apariciones) y Bélgica (17 apariciones).» Comentario: Observemos el grado de superficialidad con que trata el tema. Pero no son tan preocupantes las ‘apariciones’ sino ‘el afán de videncia y de lo sobrenatural’. Parece no conocerse, que todos los casos de ‘derrame’ auténtico, comienzan con la negativa de la persona elegida por la Trinidad, quien siempre se resiste al hecho. En muchos casos, no solo se resisten, sino que desean salir de esa elección. Por lo tanto, no es un ‘afán de videncia y de lo sobrenatural’, es otra cosa, cosa que se ignora profundamente en el texto. Este ‘afán de videncia y de lo sobrenatural’ no lo he encontrado en mi propia experiencia, sino en algunos casos aislados, los cuales no poseían nada de auténtico, eran todas manipulaciones de lo divino y dentro de estas manipulaciones aparecía de vez en cuando el mismo demonio, como para matizar el hecho, lo cual es una consecuencia lógica, si son mentira, el demonio no puede dejar de intervenir como padre que es de la falsedad. En los casos auténticos, no existe ningún afán, al contrario
desearían que esto concluya cuanto antes. ¿Y por qué son tantas? Por un lado lo afirma Hechos 2, 17-19, que sigue al profeta Joel y por otro lado podemos decir que es un llamado desesperado del cielo ante la sordera del hombre. Cuando las cosas pasen, el hombre notará sorprendido, que el cielo intentó evitarlo.
8 «No todos vienen de arriba »Desde 1975 las apariciones de la Virgen, lejos de disminuir, aumentaron en forma considerable, así como las personas que se presentan anunciando mensajes y revelaciones de ella. Ahora bien, ¿qué actitud deben tomar los cristianos frente a un mensaje supuestamente revelado por María? En los casos en que la Iglesia no se pronuncia oficialmente (es decir, el 95 % de las veces, ya que conserva una extrema prudencia), ¿podemos nosotros averiguar si una determinada visión tiene cierta seriedad, o es mera sugestión del vidente?» Comentario: Suponemos que se habrá querido decir con el título “no todos vienen de arriba”, que ‘no todas vienen de arriba’, también suponemos que ‘arriba’ significa del mundo que no vemos (). Notemos que dentro de esta terminología superficial, se habla de la actitud del ‘cristiano’, no del católico. Es decir, que es una actitud que la pueden tomar los protestantes y otras sectas. Luego se afirma: ”¿podemos nosotros averiguar si una determinada visión tiene cierta seriedad...?” ¿Quién es el ‘nosotros’? Lo responderé en la conclusión de esta réplica. Ahora no se enfrenta aparición con mensaje. Aparición y mensaje, de acuerdo a este párrafo forman una sola cosa. Notemos la confusión entre Revelación y mensaje.
9 «No solamente podemos, sino que debemos hacerlos (o hacerlo). El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica dice al respecto: “A lo largo de los siglos hubo revelaciones llamadas
privadas, algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Guiados por el Magisterio de la Iglesia, los fieles deben discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia” (Nº 67).» Comentario: Transcribo el artículo 67 del catecismo completo, y agrego lo que se ha mutilado. Falta de dicho artículo lo siguiente: «Su función no es la de "mejorar" o "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia. La fe cristiana no puede aceptar "revelaciones" que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas Religiones no cristianas y también de ciertas sectas recientes que se fundan en semejantes "revelaciones".» Es lastimoso que se haya eliminado una parte del art. 67 del catecismo, la cual parece que se opone a esta lastimosa tesis. Lo que dice el Catecismo, es una formulación idéntica a Gálatas 1,8. Notemos que se habla de un ‘nuevo catecismo’, que yo sepa el catecismo es único para todos los tiempos, podrá redactarse de diversas formas, podrá enseñarse de diversas maneras, pero el contenido no se modifica. ¿Acaso el nuevo catecismo puede modificar la Revelación? Observemos lo que dijo Juan Pablo II sobre la aprobación de las manifestaciones de Fátima: “Si la Iglesia aceptó el mensaje de Fátima es porque este mensaje contiene una verdad y un llamamiento que son el contenido mismo del evangelio” Lastimosamente no se opina sobre el ‘sensus fidelium’, no se explica, lógicamente se eligió mutilar. Nuevamente se distingue entre Fe pública y fe privada. El ‘derrame’ no pertenece al depósito de la fe, esto no solo es una verdad, sino un postulado de inicio, y más aún, no pertenece al depósito de la fe, puesto que el depósito nunca se modifica, sino que se reaviva.
10 «El Catecismo, pues, advierte dos cosas: a) que no todos esos mensajes vienen necesariamente de Dios; b) que son los fieles quienes deben aprender a discernir cuáles son auténticos y cuáles no.» Comentario: Como el lector puede apreciar, el catecismo dice otra cosa, dice lo que venimos diciendo, los mensajes son Gracia, no son depósito de la Fe, y no pueden cambiarla. Muchos se han servido de la oposición público y privado, para denigrar la acción del Espíritu en su Iglesia. Luego se continúa mezclando las cosas diciendo “que no todos esos mensajes vienen necesariamente de Dios”. Hasta aquí es una conclusión apresurada el afirmar taxativamente que “no todos esos mensajes vienen necesariamente de Dios”, si se es experto en el tema se debería ilustrar al respecto, no olvidemos que este artículo se basa en artículos de diarios y revistas sin especificar ninguno. Luego explicará los motivos de esta conclusión. Lo esencial en una manifestación no es el supuesto ‘mensaje’, sino el derrame de Gracia que se produce dentro de la misma. El mensaje acompaña la esencia, esto es la Gracia, “ad latere” del hecho. Es el simple ‘logos’ de la Gracia que se derrama, y hace referencia a respetar el Logos de la única revelación. Por ello la iglesia no tiene motivo para aceptar el mensaje, pues forma parte del único mensaje, sólo se limita a constatar si no existen errores, es decir, que no contradiga la única Revelación. Es el mismo oficio que la Iglesia realizaba con los libros de espiritualidad, solo mira que no contengan errores, pues los mensajes del ‘derrame’ son manuales de espiritualidad. Por último, es esencial en toda manifestación el “sensus fidelium”, es decir, lo que se mutiló del Art. 67, pues es el sentido común del hecho religioso. La gente común no hará contraposiciones ni análisis, se guiará por la voz del Pastor (Juan 10,4) y percibirá intuitivamente la Verdad, puesto que la intuición también es una forma de conocimiento. Se me dirá que imperfecta,
de acuerdo, ¿acaso existe dentro de los hombres una forma de conocimiento que sea perfecta? Para ello está el consciente análisis de la Iglesia, correctamente hecho.
11 «¿Puede aparecerse la Virgen? »Pero, ¿cómo saber si una revelación es auténtica? ¿Existe alguna regla práctica que pueda aplicarse? Sí, existe. Pero antes de enunciarla debemos hacer tres aclaraciones. »La primera, y siguiendo en esto a las Sagradas Escrituras, es que jamás la Virgen María se apareció a nadie, ni podrá aparecerse a ningún ser humano en este mundo. No existen las apariciones de la Virgen.» Comentario: El texto dice basarse en las Sagradas Escrituras para afirmar que “jamás la Virgen María se apareció a nadie, ni podrá aparecerse a ningún ser humano en este mundo”. Con esta afirmación rotunda, ya no se indaga sobre lo auténtico o falso, cosa que dijimos que no interesaba en realidad, la tesis está expresada aquí contra toda la Tradición de la Iglesia. ¡Las apariciones no existen! No es una deducción, tampoco es un análisis, es algo así como un dogma, dogma seguido por muchos, los cuales callan, dogma que se pasará a demostrar. Por lo tanto, no se cuestione si es ‘aparición’, ‘visión’ o ‘derrame’, no se cuestione si es auténtico o de valor, perdemos el tiempo, directamente el texto fue al grano: La Virgen no puede aparecerse. Veamos ahora los motivos.
12 «¿Por qué no? Porque la Virgen María ha muerto. Y según la Biblia, los muertos no pueden aparecerse nunca a nadie. Quien ha partido de este mundo a la otra vida, al más allá, no puede regresar, ni entrar en contacto físico, ni en comunicación sensible con los vivos (Sal 39,14; Job 10,21-22; 2 Sm 14,14; 12,22-23; Dn 12,2; 2 Mac 7,9; 7,36; Sab 16,14; Lc 16,19-31). El mundo de los vivos y el de los muertos que resucitaron son de dos especies
distintas. Y mientras vivamos en la tierra jamás podremos ver, ni oír, ni palpar a éstos, pues no tienen ya un cuerpo físico como el nuestro.» Comentario: Los textos enunciados del Antiguo Testamento, Sal 39,14; Job 10,21-22; 2 Sm 14,14; 12,22-23; Dn 12,2; 2 Mac 7,9; 7,36; Sab 16,14, reflejan la forma de concebir la muerte por parte del hombre en la antigüedad. Recordemos que en tiempos de Jesús existían quienes negaban la resurrección. Ergo no pueden usarse aquí para negar el derrame de Gracia, están totalmente fuera de lugar. En cuanto a Lucas 16,31 , el rico solicita que Lázaro dé testimonio ante sus cinco hermanos, a lo que Abraham contesta que escuchen a Moisés y los profetas. El único abismo de traslado existente está entre el seno de Abraham y el Hades, no existe abismo entre vivos y muertos. La negativa de enviar a Lázaro a sus hermanos, no es por imposibilidad, sino por sensatez y conveniencia. Como vemos, tampoco viene al caso. Si estos son los pasajes de dicha imposibilidad, vemos que no existe una imposibilidad absoluta sino relativa. De acuerdo al criterio del texto, me pregunto entonces cómo fue que San Pablo vio a Jesucristo en el camino a Damasco, si era del ‘más allá’. Veamos como lo cuenta el autor en uno de sus artículos: «...los Hechos no dicen que Pablo haya visto a Jesús. Cuentan que sólo "vio una luz venida del cielo" y "oyó una voz" que le hablaba (9, 3-4). En cambio Pablo en sus cartas asegura, aunque sin entrar en detalles, haber visto ese día personalmente a Jesús. A los corintios les advierte: "¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro?" (1Cor 9, 1). Y también: "Se le apareció a Cefas y a los Doce... y finalmente se me apareció también a mí" (1Cor 15, 8).» Es por esto, que el autor afirma en su artículo sobre la conversión de Pablo: «Ahora bien, resulta curioso que este relato tan detallado del libro de los Hechos no coincida con la versión que el propio Pablo da en sus cartas.» (Vida Pastoral, Revista de uso litúrgico-pastoral La conversión de san Pablo) Como vemos, el autor duda por la ambivalente explicación, la cual pudiera descifrar si conociera de cerca algo sobre el ‘derrame’ mariano, pues lo que le sucedió a Pablo, es lo que
les sucede a los mal llamados ‘videntes’. De todos modos, el autor goza de una gran simpleza, veamos lo que dice: “mientras vivamos en la tierra jamás podremos ver, ni oír, ni palpar”. Quien investiga esto, sabe muy bien que no existe ‘visión’ con los sentidos, esto es otra cosa. La persona es ‘elevada’ a otra esfera, al , se rompen las distancias, no porque se las puede romper, sino porque la Trinidad lo permite. En nuestro único evangelio, nada es imposible para Dios (Cfr. Lucas 1,37). Aquí Dios parece un ser impotente. Por esto, es conveniente indagar sobre el razonamiento del autor, para entender lo que quiere decir. Veamos su primera retractación, allí dice: “Yo había afirmado que Dios siempre hace milagros, pero no suspendiendo ni superando las leyes de la naturaleza, pues estas leyes están bien hechas por Dios, y no hay necesidad de suspenderlas; que Dios cuando hace milagros los hace a través de las mismas leyes de la naturaleza, muchas de ellas desconocidas por el hombre, por eso a veces tenemos la impresión de que éstas se “suspenden”. Y que esta explicación no minimiza en absoluto el poder de Dios, al contrario, lo afianza y engrandece.” Concretamente, el autor piensa que no existen milagros, dicho de otro modo vació el milagro de su auténtico contenido. El autor es otro nominalista, mantiene los términos y diluye su significado o sus esencias. Por ello, de acuerdo a su lógica positivista, no existen milagros. Afirmar que “mientras vivamos en la tierra jamás podremos ver, ni oír, ni palpar”, hacemos una afirmación no solo ridícula sino peligrosa. Estamos no contra las ‘apariciones’, sino contra el Antiguo Testamento y contra el Nuevo Testamento. De acuerdo a esta tesis, Saúl no se comunicó con el espectro de Samuel por medio de una nigromante (1 Samuel 28,13 y ss), ni María vio al Ángel Gabriel en la anunciación. Por ello el doctor confesó en su retractación que esto era lo que pensaba: “Yo había afirmado que el relato de la anunciación del Evangelio de San Lucas, es decir, la narración de un ángel que entra volando en la casa de María y conversa físicamente con ella, realmente no existió de esa manera, sino que Lucas empleó un género literario especial para contarlo, llamado “relato de anunciación”, frecuentemente empleado en otras partes de la Biblia. Sin embargo, esto no coincide con las enseñanzas de la Iglesia Católica, de que el relato de la anunciación realmente tuvo lugar en la historia tal como lo cuenta San Lucas.” ¿Cree el doctor en su retractación?
Esto es sumamente grave. Siguiendo el razonamiento de esta tesis, las posesiones diabólicas no existen, puesto que no puede haber contacto entre los dos mundos, como si fueran dos cosas absolutamente distintas y tan ensimismadas que harían un imposible ontológico si se conectaran entre sí. Pero esto es harina de otro costal. Para Ariel Alvarez Valdez, el demonio no existe, lo afirmó en sus retractaciones (año 2001), ergo, ¿de qué posesión hablamos? Con esta tesis nos preguntaríamos ¿con quién peleó San Francisco antes de recibir los estigmas?, y ¿con quien peleó el Santo Padre Pío, pues el demonio no puede tomar contacto con este mundo? Esto nos lleva a indagar sobre su forma de pensar la ‘teología’, veamos en su retractación lo que dice: “Yo había afirmado en este espacio, que una vez muerto el ser humano, el alma no se separa del cuerpo. Que tal separación es una idea de la filosofía griega, que no aparece en el Nuevo Testamento, de donde tomamos el concepto de resurrección. También había afirmado que la resurrección se produce inmediatamente después de la muerte, porque después de la muerte no hay tiempo que esperar.” Este es el credo del doctor, credo del cual se retractó, pero en el fondo observamos que se trata de una retractación formal, el doctor, por lo que aquí está escrito, parece que no modificó su forma de razonar, sigue pensando igual. De acuerdo a las afirmaciones de este texto, deducimos que Jesucristo luego de su muerte, no esperó tres días, ni “bajó a los infiernos”, fue una resurrección inmediata. Acerca del tiempo de los muertos, se ignora la eviternidad. Esto nos lleva a varias paradojas: ¿Por qué el Papa Pío XII se tomó el trabajo de definir el dogma de la Asunción Mariana, si esto les sucede a todos después de la muerte. Cuándo vemos la corrupción de la muerte en nuestros familiares, ¿cómo puede ser si ya resucitaron? Por último, se afirma: “El mundo de los vivos y el de los muertos que resucitaron son de dos especies distintas.” Con este postulado dialéctico no pueden existir contactos. Sucede que los vivos y los muertos están en el mismo Cuerpo Místico de Cristo, algo ignorado en el texto, y en este mismo Cuerpo se comunican entre sí; por lo tanto forman una unidad aún siendo distintos en la existencia, pero no son opuestos ni contrarios. Por lo tanto no son de dos ‘especies distintas’, son de dos formas de existir distintas dentro de una misma especie, que es otra cosa. Observemos que no se hacen distinciones sino oposiciones o contraposiciones de dos
principios prácticamente adversos. El mundo de los vivos es opuesto y contrario al mundo de los muertos. Parece un resultado más de la dialéctica marxista.
13 «Por eso la Biblia condena severamente todo intento de comunicación con los muertos (Lv 19,31; 20,6), dice que es algo abominable para Dios (Dt 18,11-12), y hasta decretaba la pena de muerte para quien lo hiciera (Lv 20,27). Dios no aprueba, pues, los intentos de comunicación física o sensible con el más allá.» Comentario: Esto es increíble. Parece un razonamiento de aprendiz, hecho por una persona que lee la Biblia por vez primera. Lo que Dios prohíbe es la invocación a la intervención de los muertos, tal cual lo hacen los espiritistas. Esto es una abominación, puesto que los muertos no acudirán, sino que el que acude es el Muerto, el demonio en persona, aquel en quien el autor parece no creer. Por ello, todo aquel que haya pasado por el espiritismo, posee algún fenómeno de influencia demoníaca. Que los vivos invoquen la intervención de los muertos en sus vidas, es una cosa y que la Trinidad envíe un mensajero para el hombre, es otra cosa. Y otra cosa muy distinta es elevar la oración a los que militan en la Iglesia Triunfante. Aquí se ignora esta doctrina o se confunden las cosas, se ignora que la Iglesia es un Cuerpo, por ello los miembros se conectan entre sí, estén vivos o en gloria, y una cosa es rezar e invocar a un santo, miembro de un mismo cuerpo y otra cosa es la magia, a la cual se refiere la Escritura, cosa que el texto no logra distinguir. Por otro lado, se afirma la muerte de Nuestra Señora, con un desparpajo literal, pensar que los papas no lo han hecho, más aún, no se afirma su ascensión en cuerpo y alma, ya explayamos la posible explicación de este silencio.
14 «La única excepción fue la de Jesús resucitado, que pudo aparecerse a sus apóstoles porque aún no se había ido al más allá. Pero luego de 40 días subió a los cielos y ya no se apareció más en la tierra. La Biblia afirma que sólo aparecerá por segunda vez al final de los tiempos (Hch 1,11; Jn 14,1-3; Hb 9,28).»
Comentario: Observe bien: “La única excepción fue la de Jesús resucitado”. Significa que los muertos están enfrentados con los vivos, sólo hubo una ‘excepción’ y esta ¡duró cuarenta días! Esto es ridículo. Si hubo una excepción, pueden existir miles de ellas y no solo en cuarenta días, sino a lo largo de toda la historia. Por lo tanto, no se le apareció a San Pablo, a pesar de que él lo afirma taxativamente: “Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo.” (1 Corintios 15,8) Por último se confunde ‘aparición’ con ‘epifanía’ cuando se afirma: “La Biblia afirma que sólo aparecerá por segunda vez al final de los tiempos.” Esta confusión aparece al leer los textos. Dice el texto de Hechos 1,11: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.» Como vemos no se trata de su imposibilidad de aparecer, sino de su segunda venida, lo cual es una ‘epifanía’. Lo mismo se dice en Juan 14,1-3. En cuanto a Hebreos 9,28 se afirma que aparecerá por segunda vez, puesto que no habla de simples apariciones, sino de la epifanía del fin de los tiempos. Si se analiza Hechos 2, 17-21, se verá que el profeta Joel distingue profecías o revelaciones de hechos, de visiones, las cuales son conscientes, y ambas se diferencian del sueño, el cual es inconsciente, pero tanto la profecía, como la visión y el sueño son objetivas, caso contrario no tendría necesidad el Espíritu de efectuar un ‘derrame’. Estos tres elementos, profecía, visión o aparición y sueño, los diferencia netamente de la epifanía o última venida de Cristo. Una cosa es la ‘aparición’ y otra muy distinta la ‘epifanía’, cosas que el texto no logra distinguir.
15 «¿Entonces cómo debemos tomar los fenómenos marianos llamados “apariciones”? Para explicarlos, debemos distinguir entre “aparición” y “visión”. Una “aparición” es un hecho objetivo, que se produce fuera de nosotros, que no depende de quien lo capta sino de quien se presenta. Pongamos un ejemplo. Si se reúne un grupo de personas en una habitación, y de pronto entra alguien por la puerta, todos lo verán. Esa es una “aparición”.
Si, en cambio, en ese mismo grupo alguien comienza a decir: “¡Veo a la Virgen, veo a la Virgen!”, y nadie más que esa persona la percibe, se trata de una “visión”, no de una aparición. Para que sea una aparición debe producirse fuera de la persona, y ser captada por todos.» Comentario: En primer lugar, se afirma que esto es un fenómeno. El concepto de Fenómeno posee distintas significaciones dentro de la Historia de la Filosofía, tomemos su significado elemental, como ‘algo que aparece o que parece’, puesto que no se explica. Aquí el texto se basa en una distinción, pero como veremos es otra contraposición de opuestos al estilo dialéctico– marxista. Miremos el juego dialéctico que se practica. Si la ‘ve’ una persona es visión, pero si la ven los presentes es ‘aparición’. Por lo tanto la diferencia entre ‘visión’ y ‘aparición’ no se da por su esencia, esto es, una forma externa que una persona capta de algún modo; sino que se da por el número de personas que la captan. En otras palabras, el número o la cantidad construyen la esencia, o la esencia de la ‘aparición’ emana de la cantidad. Es consecuencia de lo que enseña Marx: La cantidad se transforma en cualidad. Pareciera ser, que al percibirla ‘todos’ (no sabemos cuantos), ya no se produce dentro del sujeto. Significa que una sola persona está imposibilitada de captar una forma que está fuera de ella. Esto es absurdo. Se habla que un vidente grita que ve a la Virgen. Indudablemente se manifiesta la total falta de experiencia en la forma como se producen estos hechos. Conozco muchos de estos casos y ninguno lo afirma (cuando se decide a afirmarlo) de este modo. Por el contrario, la persona queda atrapada en el , en ese mundo que no se percibe con los sentidos, sino que se experimenta con el alma. Estado este, que se le dio el nombre de éxtasis, algo que aquí se ignora, lo cual no es una aparición, ni una visión, como lo afirmé de un primer momento, sino un derrame de Gracia Por este motivo no las llamamos apariciones, sino ‘derrame’.
16 «Ahora bien, todos los fenómenos marianos que se han dado en la historia, han sido siempre “visiones”, no “apariciones”.
En el de Lourdes, por ejemplo, la única en “ver” a la Virgen fue la pequeña Bernadette. En el de Fátima o de La Salette, a pesar de los muchos testigos, sólo los pastorcitos “vieron” a la Señora. No fueron, pues, apariciones. Incluso las miles de personas que el 13 de octubre de 1917, último día de las manifestaciones de Fátima, notaron cómo el sol giraba alocadamente en el cielo cual si fuera una bola de fuego, no contemplaron un hecho real sino una “visión”, aunque de tipo colectiva. En primer lugar, porque en los países vecinos, que estaban alumbrados en ese momento por el mismo sol, no lo vieron girar. Y además, porque de haber girado nuestro sistema solar se habría desencajado y habría saltado hecho trizas. No debemos pensar que por tratarse de “visiones”, sean necesariamente delirios o desvaríos. Puede suceder que, en ciertas ocasiones, Dios toque la retina, o la sugestión, o la imaginación de una persona y le permita tener una experiencia divina cierta. Pero no deja de ser una “visión”. Ya el papa Benedicto XIV, en 1738, pedía que no se hablara más de “apariciones” de la Virgen, sino de “visiones”.» Comentario: Este postulado de inicio refleja lo poco que se sabe del tema. No todos han sido visiones. ¿Qué sucede cuando la imagen es captada por la TV y la ven cerca de un millón de personas como en Zeitun, Egipto? Ahora veamos si entendí. Quien tiene una visión, no tiene una aparición. En otros términos, si Bernardette posee la visión de la Inmaculada, la Virgen no se le aparece. Ella la ve, pero Nuestra Señora no se le aparece. Si no se le aparece, ¿cómo hace para verla? Visión viene de ver, el que ve, percibe la forma del ser. Si el ser se ve, es porque se me aparece su forma. Esto lo conoce cualquier estudiante de primer año de filosofía. Pero entramos aquí en un terreno subjetivo, apto y muy querido para el modernismo nominalista, donde no existen verdades objetivas, sino subjetividades. Si yo veo un objeto o percibo un objeto, este posee una forma de ser captada por mí, esta forma de captación es lo que vulgarmente se llamaron ‘apariciones’. Los que implantaron el término de apariciones, no miraban la subjetividad del sujeto, sino la objetividad del hecho. Estábamos en una filosofía esencialista no nominalista, por ello el objeto de la captación era más importante que lo que el sujeto percibía. En esta filosofía esencialista, el objeto
que se capta está fuera del sujeto. Ahora en el subjetivismo modernista, es más importante la experiencia del sujeto o ‘visión’, la cual realmente no es visión sino captación y no es por los sentidos. En otros términos, el autor busca decir que los mal llamados videntes crean con su mente el objeto de su visión, tal cual afirma que hizo María con el Ángel. Esta es la aplicación lisa y llana de la filosofía idealista hegeliana. De este modo estamos a un paso de dos afirmaciones rotundas. La primera que no existen apariciones de ningún tipo, tesis del autor y segundo todo es una mera subjetividad del sujeto, pues es el sujeto quien se produce el objeto de su visión en la mente; ergo, los ‘videntes’ no ven por algo objetivo que lo produce, sino porque se lo producen. Con esto el autor modifica su tesis: No existen apariciones objetivas, sino visiones idealistas subjetivas. Con este planteo no resolvió el problema. Si no es posible ver el otro mundo, cómo poseen ‘visiones’. ¿Qué pasó aquí? ¿Cómo explicamos este ‘fenómeno’? ¿Es todo un hermoso juego de ilusión? Por esto se apela a sugerir hipótesis posibles: “Puede suceder que, en ciertas ocasiones, Dios toque la retina, o la sugestión, o la imaginación de una persona y le permita tener una experiencia divina cierta.” Esto no solo puede darse, sino que se dio, y fue llamado visión. Pero el hecho de que tengamos visionarios, tal el caso de Catalina de Emmerick, no quita que tengamos otros hechos distintos de los visionarios. ¿Qué se podría decir de las apariciones de Zeitun, cuyas fotografías tengo ante mi mesa y como ya dije, fueron presenciadas por más de un millón de personas, con mayoría de musulmanes, grabadas por la televisión egipcia y testificada por el presidente Abdul Nasser, un Marxista confeso? ¿Qué se diría de estas apariciones que se prolongaron por tres años con curaciones constatadas por la medicina? No se aventura ninguna solución, excepto la subjetividad del ‘vidente’ llámese la Virgen María, el apóstol Pablo, Bernardette o Pancho Sierra. Por ello damos nuestra explicación. Quien dice tener visiones, las mismas pueden producirse de dos maneras: pueden ser objetivas y en este caso son apariciones, o pueden ser subjetivas y en este caso son simples visiones, similares al sueño. Por su parte, las visiones objetivas que son apariciones, pueden provenir de dos tipos de formas: La forma de Jesucristo, la Virgen, ángeles o los santos y la forma demoníaca. El discernimiento consiste en horadar la simple ‘visión’ para percatarse si es visión o aparición y por último, si es aparición, investigar de dónde procede. Por esto, toda
visión debe llevar implícito un hecho objetivo, curación, llanto de sangre de una imagen, o la rotación del sol en Fátima. Por esto en la anunciación, la Virgen María concibió a su Hijo del Espíritu Santo. Este hecho objetivo indica que el objeto de la visión es real, no subjetivo. Por último, al comprobar su objetividad, se comprueba su origen, y aquí nos dice Jesucristo en Mateo 7,16: ‘Por sus frutos los conoceréis.’ También puede agregarse a esto los consejos de San Antonio del desierto transcriptos por San Atanasio en su Vita Antonii. Donde San Antonio enseña, ya en el siglo IV, a distinguir las apariciones. Por su parte, quien dice tener visiones y no son objetivas, debe estudiarse el motivo de las mismas. Aquí se debe aplicar todo un estudio analítico de las mismas. No se descarta que muchas de ellas son producto del sujeto que busca llamar la atención. Por este motivo, Santa Teresa de Ávila, que era una mística y que conocía perfectamente el tema, aconsejaba que cuando una monjita hablaba que había tenido visiones, se le diera bien de comer, pues era la forma como todas esas visiones pasaban inmediatamente. Creo que es conveniente que el Doctor se informe, antes de opinar acerca de cosas que no conoce, para ello trascribo este texto, sobre un estudio realizado a los cinco ‘videntes’ de Medjugorje, caso de ‘aparición’, al cual el doctor debe aludir cuando afirma más adelante que algunas apariciones han dejado varios tomos de mensajes. Arrigo Muscio1, trascribe en sus libros, este estudio realizado por un grupo de científicos: «El fenómeno de las apariciones de Medjugorje en Yugoslavia, estudiado en distintos períodos del año 1984 sobre 5 videntes, se revela científicamente inexplicable. La observación clínica e instrumental conducido por el equipo francés permite afirmar que estos jóvenes son normales, sanos de cuerpo y de mente. »Los estudios clínicos y paraclínicos minuciosamente realizados antes, durante y después de los éxtasis llevan a la conclusión que científicamente no existe ninguna modificación patológica de los parámetros objetivos estudiados: electroencefalograma, electrooculograma, electrocardiograma, 1
Arrigo Muscio es Presidente de la Associazione Genitori Cattolici, en Italia, ha escrito varios libros, entre ellos “La Fossa del Leone”, donde relata los casos de exorcismo presenciados, el autor es Licenciado en Ciencias Económicas y Comerciales.
potenciales auditivos. »Por lo tanto: a) no se trata di epilepsia, lo demuestran los electroencefalogramas; b) no se trata de dormir o estar soñando, porque también esto lo demuestran los electroencefalogramas; c) no se trata de alucinaciones en el sentido patológico del término. No es una alucinación auditiva o visiva unida a una anomalía a nivel de los receptores sensoriales periféricos (porque las vías auditivas y visivas son normales). No es una alucinación paroxística: lo demuestran los electroencefalogramas. Non es una alucinación de tipo onírico como pueden ser observadas en las confusiones mentales agudas o en el curso de las evoluciones de las demencias atróficas; d) no se trata de histeria, de neurosis o de éxtasis patológico, porque los videntes no tienen ningún síntoma de estas afirmaciones en todas sus formas clínicas; e) no se trata de catalepsis, porque durante el éxtasis los músculos de la mímica no son inhibidos, más aún funcionan normalmente. »Los movimientos de atención del globo ocular de los jóvenes cesan simultáneamente al inicio del éxtasis y regresan simultáneamente cuando termina. Durante el fenómeno estático las miradas convergen y existe como un cara a cara entre los videntes y la persona que es objeto de sus visiones. »Estos jóvenes tienen siempre un comportamiento no patológico y cada tarde a las 17.45 horas, ellos caen en un «estado de oración» y de comunicación interpersonal. Ellos no son unos marginados, soñadores, cansados de la vida, angustiados: son libres y felices, bien insertados en la propia región del mundo moderno. »En Medjugorje los éxtasis non son patologías y no existe confusión. Ninguna denominación científica parece adaptarse para designar estos fenómenos. »Se podrían definir como un «estado de oración intensa», separada del mundo externo; un estado de contemplación y de comunicación coherente y sana, con una persona distinta que ellos
solamente ven, escuchan y pueden tocar»2 Todo esto debe diferenciarse de los mercachifles y comerciantes de lo divino, hecho este que nadie denuncia y está muy en boga. Al respecto, Nuestra Señora en nuestro ‘derrame’ otorga doce puntos contra los mercaderes de la fe: 1.
La fe es lo más importante y reúne a los hijos
perdidos. 2. Nadie es milagroso, ni tiene poder en la tierra. El respeto a la verdad es lo que se debe respetar. 3. Un alma pura aún no me escucha, su alrededor miente en muchas cosas.3 4. Aleja a aquellos que deben estar cerca. 5. Dan a luz falsos dioses. 6. Juegan con el bien y hacen mal al alma. 7.
Los falsos dioses, sí tienen quienes consiguen su
difusión. 8. La Palabra de Dios no se nombra, ni se recuerda, solo ellos tienen el don, no Dios. 9. Nadie me nombra. 10. Todo lo que hacen es por dinero. 11. Nadie se confiesa ni comulga. 12. ¿Habrá alguien que haga respetar la Verdad?” Por último, dos palabras sobre el milagro del sol. Repito: ‘milagro del sol’, algo que aquí se llama ‘hecho’, ya sabemos lo que se piensa de los milagros. Esto no es un hecho cotidiano, no es una ley natural desconocida, no ha sido un fenómeno subjetivo colectivo
2 Arrigo Muscio, I a Regina dei Profeti, Ed. Segno, Udine; Mediugorje 2000, Ed. Medjugorje Torino; Don Luigi Bianchi, Dossier scientifico su Medjugorje, Stampa grafica Marelli, Como, Gera Lario (Como); Laurentin/Joyeux, dossier scientifico su Medjugorje, Ed. Queriniana; Intervista Dott. Luigi Frigerio, Teleleonessa SMV, Intv. srl, Teleboario, Brescia; Renzo Allegri, Medjugorje: 10 anni dopo, Edizioni Carroccio. 3 Sobre este punto, cabe aclarar que se refiere a un niño en la Provincia Argentina de Santiago del Estero, noticia aparecida en el 2006. Nuestra Señora aclara lo que está sucediendo en tal caso.
en masa. Lo que sucedió es difícil de explicar, como es difícil de explicar el proceso por el cual los pastorcitos captaban a Nuestra Señora. No se puede afirmar que es una visión colectivo-subjetiva. La misma está llena de objetividades. Paró de llover, salió el sol. Se secó no solo el suelo, sino los vestidos de los asistentes que como narra un asistente “estaban empapados hasta los huesos”, todos vieron lo mismo, si bien lo narran de distintos modos, puesto que todo esto no es fácil de explicar ¿Acaso se la puede llamar una simple visión colectivo-subjetiva? Por ello, si se meditara y se analizara Hechos 2, 17-20, se vería la diferencia no opuesta entre visiones y epifanía, por un lado y como estas visiones se conjugan con la objetividad de prodigios () en el cielo, como el ‘milagro del sol’ o las manifestaciones de Zeitun, y las señales en la tierra (), como el agua de Lourdes.
17 «El tercer punto que hay que aclarar, es que cuando el Papa, o un obispo, aprueban una determinada manifestación de la Virgen María, lo que aprueban es el culto, la devoción, el rezo bajo esa determinada forma, pero no la visión ni los mensajes. La Iglesia simplemente constata que el rezar a María en ese lugar, bajo ese nombre, y con esas características, no hace mal ni tiene desviaciones. Pero no asegura que hayan sido auténticas las experiencias que le dieron origen.» Comentario: No parece ser éste un manual de ‘visiones’. Observemos lo que dice: “cuando el Papa, o un obispo, aprueban una determinada manifestación... lo que aprueban es el culto... pero no la visión ni los mensajes”. Si se aprueba la manifestación, se aprueba la visión y si no se aprueba la manifestación, no se aprueba la visión. ¿Cómo puede aprobarse la manifestación y no la visión? Si se manifiesta se percibe la manifestación y eso que ha sido percibido objetivamente es lo que se aprueba. Por desgracia el texto quedó atrapado en su propio laberinto de subjetividades, y no sabe como negar por un lado y salvar la jerarquía que no la niega. Por este motivo paso a explicar algo que aquí no se logra clarificar. Cuando un Papa u obispo aprueba una manifestación, la aprueba porque cree en ella, caso contrario no la aprobaría. Se cree en ella,
pues como ya dije antes, la fe es una sola, no existen dos fe distintas. Quien aprueba la autenticidad del hecho, lo cree, pero no puede obligar a creer. Esto es algo elemental dentro de la misma y única fe. Dios es Todopoderoso, pero no obliga a creer en él, ni obliga a que se lo ame, lo mismo hace quien aprueba lo que sucede en el ‘derrame’.
18 «Pongamos un ejemplo. En el pueblo de Italia, llamado Loreto, se venera una pequeña casa que, según la tradición, era la residencia de la Virgen María en Nazaret. ¿Cómo llegó esta casa desde Nazaret a Loreto? Según la tradición, cuando en el siglo XIII los cristianos europeos no podían peregrinar a Tierra Santa para visitar los lugares sagrados, porque habían caído en manos de los musulmanes, los ángeles trajeron “volando” la casa hasta Italia, para que los peregrinos pudieran visitarla y no tuvieran que viajar hasta allí. Por eso Nuestra Señora de Loreto es la patrona de la aviación. Ahora bien, el Papa Sixto V en el s.XVI aprobó la devoción a la Virgen de Loreto, pero no sus “revelaciones”. Es decir, el viaje aéreo de la casa (la cual, según los estudios arqueológicos, ni siquiera corresponde al tipo de edificación palestina) no es objeto de fe. La Iglesia, cuando acepta una devoción, no avala la revelación que la originó. Aceptó la devoción de La Salette pero no sus mensajes. Aceptó la devoción de Fátima pero no sus tres “secretos”. ¿Por qué esa diferencia? Porque mientras reconoce que las “devociones” no hacen mal (si están correctamente orientadas), las “revelaciones” privadas responden a las necesidades espirituales del que las experimentó, y no a la de los demás creyentes. Por eso la única revelación sobre la que se asienta la fe de la Iglesia, y de la cual da totales garantías, es la Biblia.» Comentario: Nuevamente el texto parece no saber distinguir. Una cosa es Bernardette y la manifestación de la Inmaculada Concepción y otra cosa un culto basado en una leyenda. Creo que existe mucha diferencia. De todos modos, la casa venerada en Loreto, puede ser un símbolo de la casa auténtica y dicho símbolo fue inspirado o traído por los ángeles. Los símbolos son rayos de luz, que reflejan lo que dicen ser. Por supuesto que para el autor y todo el modernismo
infiltrado en la Iglesia, es más importante la casa auténtica y arqueológica, que su propio símbolo. Es el nominalismo, donde el símbolo carece de contenido, carece de la esencia a la cual se dirige. Obsérvese nuevamente la notoria ausencia de la Tradición como ‘garantía total’. Yendo más expresamente al razonamiento del texto, ya hemos explicado lo que se aprueba, se aprueba si lo que sucede en los creyentes de dicha manifestación es evangelio, si es mentira no se aprueba. Esto es la consecuencia de lo que se dice en San Mateo 7,16a: “Por sus frutos los conoceréis”.
19 «Luego de estas tres precisiones, respondamos ahora a la cuestión central: ...» Comentario: Debería decirse: Luego de estas tres imprecisiones, no puedo pasar a la cuestión central.
20 «...¿cómo saber si una revelación privada tiene posibilidad de ser auténtica? ¿Qué características debe mostrar? Existe una regla de oro para saberlo, y es la siguiente: cuando una revelación privada contradice a la Biblia (revelación pública) no es legítima. Porque la Biblia viene de Dios, y Dios no puede contradecirse.» Comentario: Nuevamente no existe Tradición. No existen los Santos Padres, no existen los concilios ni los autores que dieron impulso tanto a la Iglesia occidental como a la oriental.
21 «A la luz de este principio...» Comentario:
Principio manco, pues adolece de Tradición.
22 «... hagamos ahora un análisis de algunos “mensajes” que conocemos, y que se hallan ampliamente difundidos entre muchos cristianos bien intencionados.» Comentario: En el texto ignoramos de qué mensajes se ha hecho análisis, no sabemos cuales son los que están ‘ampliamente difundidos’. No existen citas, son todas generalidades ambiguas.
23 «En primer lugar, en las revelaciones privadas María ha asumido un rol preponderante. Se la ve por todas partes, varias veces al año, en las ciudades y pueblos más distantes del mundo. Ella es la figura central, fundamental, y a veces hasta reclamando una atención exclusiva a su persona.» Comentario: Afirmar que la Virgen es ‘figura central’, es literalmente falso. ¿Por qué la Virgen aparece con el niño Jesús en brazos? ¿Reclama su persona? ¿Se sabe que pide obediencia a su Hijo? ¿Se sabe que pide respeto por su Hijo? No sé para qué me adelanto, si ahora se dirá que los mensajes son falsos, por lo tanto, el texto solo pretende ver un ‘derrame’ sin Logos, sin mensaje, sin palabra para decir lo que hace una ‘aparición’ ni lo que se pretende con ella, sigamos...
24 «La Virgen María de los Evangelios, en cambio, siempre se mostró prudente, mesurada, discreta, y en segundo plano respecto de Jesús. En las revelaciones privadas María habla muchísimo, muestra una locuacidad y verborragia impresionantes. Libros enteros recogen sus mensajes, y se publican gruesos volúmenes con sus profecías y vaticinios. María de los Evangelios, en cambio, casi ni habla. En
todo el Nuevo Testamento apenas la oímos expresarse en seis oportunidades. Sólo dijo seis “palabras”. Una menos que las siete palabras de Jesús en la cruz.» Comentario: De la ausencia de la Tradición pasamos a un biblismo al estilo protestante, sola scriptura, como modelo de toda escritura posterior. Es aquí donde el texto colisiona en una concepción de María de tono subjetivo. Aquí ‘oportunidad’ y ‘palabra’ son sinónimos, no se explica el significado que se otorga a la ‘palabra’. Que los evangelios hayan escrito seis ‘palabras’ de la Virgen es una cosa y que la Virgen en su vida, no haya hablado es otra cosa. Sola scriptura. La afirmación del modelo mariano es totalmente subjetiva. Por lo menos los mensajes me dan una imagen objetiva de María. Respecto a su verborragia, el texto no consigue distinguir los momentos. En los evangelios habla Jesucristo, la Palabra del Padre, el Logos encarnado. ¿Para qué tiene que hablar María si habla su Hijo y Ella escucha? En este momento, su Hijo no habla, está sentado junto al Padre y es María la que repite lo que dijo su Hijo, pide que se lo escuche en lo que dijo, pide que se lo respete y no se lo ofenda. ¡Cuánta verborragia! Por otra parte, si María es madre, cosa que el autor no afirma en el presente libelo antiapariciones, sabrá que una madre, y los que somos padres lo conocemos muy bien, sabrá que una madre habla con su hijo desde la cuna, el hijo no sabe hablar y la mira mientras la madre le sigue hablando. ¿Es esto verborragia? ¿Qué madre no habla con su hijo? ¿Qué madre es lacónica con su hijo? Por último, ¿qué tienen que ver las ‘seis palabras’ de la Virgen con las ‘siete palabras’ de Jesús en la Cruz? Por mi parte respondería que son seis, porque falta una, el ‘derrame’. ¿Dónde están los gruesos volúmenes de su verborragia? ¿No se puede al menos mencionar uno? Si son volúmenes es porque son varios, ¿dónde están? ¿Cuáles son? ¿El autor leyó alguno?
25 «En las revelaciones privadas la Virgen María anuncia casi siempre mensajes lúgubres, tétricos, sombríos. Sus vaticinios son de catástrofes y desgracias. Parece haberse vuelto pesimista,
depresiva y amargada. María en los Evangelios, en cambio, es una mujer de esperanza, de optimismo y alegría. En los peores momentos de su vida la oímos cantar de gozo, y mirar con confianza el futuro del mundo.» Comentario: ¿Cómo se hace para saber que María en los Evangelios es optimismo, alegría y la oye cantar de gozo en el peor momento de su vida y mirar con confianza el futuro del mundo, si antes afirmó que “casi ni habla”? No existe una cita al menos por la cual se demuestre esto. ¿En qué momentos peores de su vida la oímos cantar de gozo y mirar con confianza el futuro del mundo? ¿De qué mundo habla? ¿Es el cosmos o el mundo de Juan? ¿Dónde están las citas del canto que efectuó en los peores momentos de su vida? ¿Qué edición de los evangelios posee el autor? Ni siquiera los apócrifos cantan en el infortunio. Por otra parte, afirma que los mensajes son “lúgubres, tétricos, sombríos”. Llevo siete años en una manifestación, he comentado 102 mensajes y no encontré ninguno de este tipo. Lo que se afirma gratuitamente, se niega de la misma forma.
25 «Pero lo peor de todo es que, en las revelaciones privadas, la Virgen María anuncia mensajes que contradicen las palabras de Jesús recogidas en la Biblia. Por ejemplo: a) Jesús repite constantemente en su prédica: “no tengan miedo” (Lc 5,10; 12,7; Mt 14,27; 17,7; 28,5; 28,10; Jn 14,27; Ap 1,17). En cambio María en casi todos sus menajes parece que buscara aterrorizar a la gente con anuncios tremendistas de infortunios y cataclismos cósmicos.» Comentario: El texto da un nuevo paso en su dialéctica. Opuso aparición contra visión, revelación privada contra revelación pública, ahora, da un paso más atrevido, opone a María contra Jesucristo. Para esto pasa a generar en las masas ‘cristianas’ temor. Paso a demostrarlo, primero in situ. Hace siete años que convivo con una manifestación mariana, no conozco estos anuncios
aterrorizadores, no vi ningún infortunio ni conozco un cataclismo cósmico. Por el contrario, entrar en los momentos especiales del ‘encuentro’, se siente una paz, que difícilmente pueda ser explicada, es como un anticipo o prolepsis de la Paz definitiva. Más aún, todos nuestros mensajes giran sobre el tema de la Paz, no la paz de las armas, sino la hesiquia () interior del alma. Si se supiera algo sobre los Santos Padres de oriente, se sabría perfectamente a qué me refiero. Más aún, la hesiquia interior es una de nuestras metas, desgraciadamente tan olvidada en occidente, pero deseada por Nuestra Señora. En segundo lugar, entiendo que en el orden general al ‘derrame’, se refiere a ciertos anuncios que algunos han realizado. Al respecto creo que no se han sentido aterrorizados, puesto que de ser así, la humanidad, habría cambiado su forma de vivir, hacia una santidad mayor, objetivo último de todas las manifestaciones del ‘derrame’. Por el contrario, lo único que vemos son escándalos diarios de pecado y miseria humana, no creo que haya aterrorizado mucho. En tercer lugar, luego de leer los capítulos XXIV y XXV de San Mateo, puedo tachar al mismo Jesucristo de “aterrorizar a la gente con anuncios tremendistas de infortunios y cataclismos cósmicos.” Ahora bien, si no lo culpamos a Jesucristo de esto, tampoco podemos hacer con los mensajes marianos que reflejan lo que Jesucristo dijo. Por último, si me pongo a leer el Génesis, ya en el capítulo tercero me encuentro con que la humanidad introduce la corrupción de la muerte en su naturaleza y es expulsada del edén. ¿No es esto ‘tremendismo de infortunios’? Se me contestará que Dios mantiene la esperanza en un Salvador. Entonces sigo leyendo y me encuentro con el diluvio, donde perece absolutamente todo ser viviente excepto los que lograron subirse al arca. ¿No es esto un cataclismo cósmico para esos hombres? Se me dirá que Dios purifica la humanidad. Ahora bien, no existe anuncio del derrame de Gracia, donde no se mantenga la esperanza y no existe el mal llamado ‘cataclismo’ que no sea purificación. Todo el mensaje del derrame va en consonancia con la Sagrada Escritura, con la promesa que siempre mantiene la esperanza. ¿Qué decir del Apocalipsis? Si se aplica el criterio del autor, diría que no conozco literatura más tremendista, catastrófica y cataclismática que la del Apocalipsis y está incluido en el canon de la Biblia. Lógicamente es una literatura
de consuelo, entonces los mensajes marianos, también son una literatura de consuelo. Pero no es de extrañarse que para muchos, se trate de hermosas fábulas con moralejas.
26 «b) Jesús no quiso dar la fecha del fin del mundo, ni siquiera de un modo aproximado. En cambio, en muchos mensajes María advierte que el fin del mundo está próximo, y hasta ha llegado a fijar la fecha.» Comentario: Si se leyera atentamente bien las cartas de San Pablo, o las cartas católicas, se observaría que los primeros cristianos vivían esperando este fin próximo, basta con que se meditara 1 Tesalonisenses 4, 13 y ss. Por lo tanto que el ‘fin del mundo’ sea próximo es cristianismo puro. Respecto de la fecha, del fin del mundo, lamentablemente no la conozco, y creo que nadie la conoce, sería interesante que el autor la publique si ya la sabe, caso contrario, miente. Tal vez se refiera al caso de Garabandal y digo se refiera porque no se cita nada en especial, desgraciadamente debo suponer lo que se piensa. Al respecto solo me queda aclarar que no se anuncia ningún fin del mundo. Esto pasa porque no se leen bien los mensajes (cuando se leen), a los cuales se desprestigia con prejuicios. Lo que se anuncia es una prolepsis del juicio, es decir ver el estado de la propia alma, lo cual es una Gracia más en este derrame. Que podamos ver el estado de nuestra alma antes de nuestra muerte, es una Gracia a la que debemos agradecer por la eternidad. Por último, nadie ha anunciado el fin del mundo, sino una purificación de la humanidad.
27 «c) Jesús enseñó que Dios está al lado de todos los hombres, sean santos o pecadores. Que Dios hace salir el sol sobre buenos y malos, y llover sobre justos e injustos (Mt 5,45). Comentario: Al expresar que “Dios hace salir el sol sobre buenos y malos”, se expresa taxativamente que existen buenos y malos y que
Dios respeta la libertad de elección de ambos. Dios no obliga a que se lo siga, lo hace uno libremente. Por eso viene el juicio, para ello se relea Mateo 25, 31 y ss. Una cosa es respetar la libertad y otra muy distinta estar al lado de ‘los malos’, lo cual es imposible, pues la Trinidad no apoya la maldad.
28 « En cambio María en sus mensajes promete únicamente estar al lado de los buenos, y ayudar a los que rezan el rosario, la invocan y la veneran.» Comentario: En esta oración se ha colocado un adverbio “únicamente”, el cual modifica fundamentalmente todo el contenido de lo que se afirma en el ‘derrame’, esto es, quien ora se predispone a la ayuda divina. Si se invoca a Dios, Dios acude, puesto que no es sordo. Por lo cual, no debe confundirse una promesa mariana, con una exclusividad absoluta. Nuestra Señora siempre afirmó que todos los hombres son sus hijos y que sufre por todos ellos. ¿No es esto estar al lado de todos?
29 «d) Jesús nunca dijo que se salvará sólo quien amen (SIC) a Dios. Al contrario, reconoció que es posible salvarse sin conocer a Dios, si uno ama y ayuda a sus semejantes; pues con esto está agradando a Dios, sin darse cuenta (Mt 25,40). Y desde el Concilio Vaticano II la Iglesia enseña claramente la posibilidad de salvación de los ateos. En cambio María dice que sólo se salvarán los que tienen fe en Dios y aman a ella.» Comentario: Suponemos que la redacción es ‘quienes amen a Dios’ o ‘quien ame a Dios’. El texto está influenciado por la temática teológica occidental, donde el tema impuesto por el protestantismo, es únicamente la salvación. Cristo no vino simplemente para la salvación, sino además para la divinización o santificación de la humanidad. Con la simple salvación estamos a inicios del Camino (Cfr. Juan 10,10).
En segundo lugar no se expone la cita del Concilio Vaticano II, donde se hace la afirmación de dicha posibilidad. Al Vaticano II se le hace decir cualquier cosa, por ello se debe documentar las afirmaciones. Al respecto, cabe recordar que no hubo dos catolicismos, uno antes del Vaticano II y otro posterior. El catolicismo es uno: ayer, hoy y siempre; caso contrario caeríamos en el relativismo modernista. En tercer lugar, no se expone ninguna cita de los mensajes de Nuestra Señora, donde explaya esta exclusividad. Por el contrario, quienes tienen fe en Dios y la aman, no serán abandonados y recibirán no solo la salvación sino la vida abundante de la santificación, algo que parece ignorarse. En cuarto lugar, es injusto afirmar que un ateo sea recompensado del mismo modo que un santo. No puedo imaginar en el banquete celestial al Padre Pío junto a Lenín. Por último, un ateo es aquel que niega a Dios. Quien niega a Dios, es porque el lugar de Dios ha sido suplantado por otra cosa. Por ello, todo ateo es en el fondo un idólatra, un pagano moderno. Lea el autor todos los pasajes bíblicos contra la idolatría, creo que no los recuerda. No soy Dios para juzgar un ateo, pero la entrada al banquete celestial con el vestido de fiesta, no le será tan fácil.
30 «e) Jesús nunca aseguró que por practicar un rito o devoción los cristianos ganarían la vida eterna. Dejó bien en claro que sólo el amor al prójimo es lo que salva (Mt, 25.31-46; Mc 10,17-22; Jn 13,33). En cambio María advierte en sus mensajes que, para poder salvarse, hay que tener agua bendita, velas para cuando venga la oscuridad final, rezar el rosario, y tener una imagen de Jesús.» Comentario: En este párrafo notamos una aversión manifiesta hacia los signos y los símbolos. Si esto es tal cual se afirma, dejemos de lado los sacramentos o misterios y dediquémonos a la beneficencia. Los signos sacramentales o misterios son necesarios porque nos ayuden a vivir esa caridad con nuestro prójimo. Los ritos son acciones que practican los hombres para elevarse hacia Dios y de
esa forma vivir el ágape fraterno. No existe comunidad donde se manifestó Nuestra Señora, que no practique la caridad hacia el prójimo. “El que reza se salva y el que no reza se condena” decía San Alfonso María de Ligorio, puesto que la oración es un medio, no un fin como se insinúa. Aquí se hace otra vuelta de tuerca en el razonamiento, se opone oración contra caridad, cuando la oración ayuda a la Caridad o Amor de Ágape fraterno. Por último, la oración es la que da hesiquia, esto que en occidente se ignora por su efecto modernista protestante. En las peores circunstancias, sea tinieblas o luz, sea catástrofe o ‘progreso’, sea vida o muerte próxima, la hesiquia es fundamental para no perder la Fe y Esperanza en la Trinidad y a esta hesiquia se llega por la oración hecha ante la imagen simbólica que transfigura y transporta al hombre hacia la visión de la Luz.
30 «f) La Biblia enseña que la idea de salvar a la humanidad viene de Dios. Que él es el autor del proyecto salvífico. La carta a Tito dice: “Dios, nuestro salvador” (1,3; 2,10), y el Apocalipsis: “La salvación viene de nuestro Dios” (7,10; 12,10; 19,1). En cambio María nos dice que Dios quiere castigar al mundo, destruirlo, acabar con los hombres, pero ella hace fuerzas para salvarnos. Con lo cual, quienes aceptan estos mensajes, en vez de buscar la protección en Dios, ¡buscan protección contra Dios!» Comentario: Dios es Trinidad, algo olvidado en el texto. Si dice la carta: “Dios, nuestro salvador” y el Apocalipsis: “La salvación viene de nuestro Dios”. ¿De qué nos salva? No se explica. Ningún castigo es peor que la condenación eterna. ¿No busca esta salvación la Virgen? Observemos nuevamente la dialéctica marxista en marcha: el castigo y la destrucción del mundo es el opuesto antagónico de la salvación de Dios. Por ello termina el párrafo con toda la lógica de su dialéctica: “¡buscan protección contra Dios!”. Nuevamente estamos ante una mala lectura de los mensajes, de los cuales no existe cita alguna, solo son generalidades y prejuicios. Es un esfuerzo titánico que se hace para conseguir oponer María con Jesucristo, Madre versus Hijo. Note el lector que en todo este hermoso escrito, no existe María como Madre de la
Humanidad. No existe ‘la Santa María’. Es el esfuerzo titánico del Dragón para oponer la Madre al Hijo. Recuérdese que solo existe un plan salvífico que nos rescata de la corrupción de la muerte. Recuérdese que el Dios Trinitario actúa en sinergia, algo que los protestantes y filoprotestantes modernistas ignoran profundamente. La Trinidad actúa por su Cuerpo Místico, del cual María es Madre y Reina. ¿Cuál es su función de Madre? Puede leerse en la explicación que dimos de esta advocación, ‘Madre de la Humanidad’. ¿Cuál es su función como Reina? Estar al lado de su Hijo. Por esto, María fue elevada a los cielos en cuerpo y alma. El Rey deja actuar a la Reina en sus funciones dentro de un mismo plan, y le da la función de ser Medianera de su Gracia. Es por esto, que las manifestaciones no son en su esencia apariciones, ni visiones, sino derrame de Gracia. ¿Por qué el autor no explica a los que se curaron de un cáncer o una molesta dolencia, que María está contra Dios? ¿ O qué se curaron por leyes naturales que todavía no conocemos? ¿O que se curaron por sugestión? ¿Por qué no viene y explica a los que se han convertido, que en nuestro entorno son muchos, que Nuestra Señora actúa contra Dios? ¿Le diremos a los conversos que se equivocaron y sería mejor volver a su vida de idólatras, después de todo, no dice el Concilio que se salvan lo mismo...?
32 «Salvar a la Virgen La Virgen María no puede ser la autora de estos mensajes, ni de ningún otro que se les parezca. Un examen sereno nos lleva a concluir que provienen más bien de los traumas, rencores, miedos y resentimientos inconscientes del supuesto vidente.» Comentario: El texto afirma haberse hecho un examen sereno, es decir, no hizo análisis lingüístico alguno, pues no da citas al respecto. El simple examen es insuficiente para hacer esta afirmación. Es importante que se indique del centenar o gruesos volúmenes de mensajes, cual es el que ha nacido de los “traumas, rencores, miedos y resentimientos inconscientes”. Lo que se afirma gratuitamente se niega de la misma forma.
33 «Y lo peor de todo, es que al atribuírselos a María la hacen quedar muy mal. No tenemos derecho a agraviar a la Virgen de ese modo, atribuyéndole textos y mensajes que lejos de expresar su grandeza resultan más bien ofensivos para ella. La imagen que se desprende de éstos es más la de un ser vengativo y rencoroso, que la de que aquella que cantaba: “La misericordia de Dios se extiende de generación en generación” (Lc 1,50).» Comentario: Continúa el razonamiento dialéctico, ahora los mensajes son opuestos a María ‘que la hacen quedar mal’. Lo que se ha escrito es un agravio a Nuestra Señora. ¿Dónde está la venganza? ¿De quién se venga? ¿Por qué el rencor? Todo lo opuesto, la imagen es de llanto, de dolor, de paciencia a pesar de las ofensas recibidas por los hombres. Jesucristo afirma estar dispuesto a sufrir la pasión por un solo pecador que se convierta. ¿Dónde el rencor? ¿Dónde la venganza? Esto no sólo es un agravio gratuito al ‘derrame’ mariano, sino un ataque solapado a María, de la cual hipócritamente se piensa rescatar; un agravio lleno de prejuicios indemostrables hacia quienes la seguimos. Por último, un ataque gratuito a la Iglesia, que sigue al derrame en su verdadero contenido: cambiar de vida amando la Trinidad.
34 «María fue la criatura más sublime de la historia de la salvación. La Biblia le otorga títulos que no se los da a ningún otro ser humano. Es la “Llena de gracia” (Lc 1,28), la “Bendita entre las mujeres” (Lc 1,42), la “Bienaventurada por todas las generaciones” (Lc 1,48). Y los católicos debemos cuidar que su imagen nunca se opaque para que siga siendo el reflejo de la alegría, la esperanza y el optimismo cristianos. Fuente Blog de X Pikaza» Comentario: Observe el lector, que nuevamente está ausente la Tradición. María no es la Madre de Dios, Deigenitrix, o , no existe para el autor el concilio de Éfeso, no existe la Reina, no existe la Madre de la Humanidad, en otras palabras, es indudable
que no se leen las letanías lauretanas. Sola scriptura.
Conclusión Hasta aquí el análisis del escrito de Ariel Alvarez Valdez. Afirmaciones que no son solo propiedad de él. Las preguntas que nos hacemos ahora, son: ¿Qué se ha hecho? ¿Es esto una tesis sobre ‘las apariciones’? No. ¿Es esto un opúsculo crítico sobre las apariciones? No. ¿Es esto un comentario para investigar los casos de apariciones? Absolutamente no. ¿Qué es entonces? Observemos que no falta nada. Se ha usado Biblia y se la opuso ontológicamente a las apariciones, se usó la doctrina de los papas para dividir aparición de visión, se usó el catecismo (mutilado por cierto), se usó el concilio Vaticano II sin cita alguna, se echó mano de la imagen de piedad que acarrea Nuestra Señora, y el texto se puso en defensor del ‘cristiano’ sea cual sea, defendiéndolo de los ataques y mensajes terroríficos y tratando de salvar una imagen mariana popular de la deformación que traen los mensajes. Esta técnica se ha llamado vulgarmente, ‘embarrar la cancha’ o ‘desbaratar la entrevista’ cuando se emplea periodísticamente. La aplican muy bien los entrevistadores. El texto no enseña, no informa, se ha usado un género literario para desinformar, esta es la ‘formgeschichte’ empleada aquí. Se sabe perfectamente que si se hace un análisis de las Apariciones, se está totalmente perdido, por lo tanto se manipula las mentes. La conclusión cae de maduro, ¡cuidado con las apariciones! Pero esto no es todo, falta algo. ¿Qué es lo que mueve a arrojar barro hacia las ‘apariciones’? En este esquema desinformativo observamos que se hace una pregunta: «¿podemos nosotros averiguar si una determinada visión tiene cierta seriedad, o es mera sugestión del vidente?» Entonces nos hacemos la última pregunta: ¿quiénes son ese ‘nosotros’? Para responder esta última pregunta, indaguemos un poco. No es un asombro que los artículos de Ariel Alvarez Valdez circulen junto a las opiniones de las mujeres que se definen ‘católicas’, pero están por el aborto. No es un asombro que sus artículos sean la coreografía de los teólogos de la liberación; observe el lector de dónde saqué el artículo y verá si es verdad o mentira lo que afirmo. He aquí la lógica. He aquí la
filosofía dialéctica empleada. Las apariciones golpean con sus mensajes, duramente cierto tipo de cristianismo y destruye las teorías surgidas de la ingeniería religiosa en este modernismo cristiano. Por ello es necesario golpear contra las ‘apariciones’ y contra sus seguidores, los que practican la devoción mariana que la hacen quedar mal. Los modernistas, quedan fuera de la iglesia y esto, lo saben muy bien. Solo pueden defenderse embarrando a los seguidores de la Virgen. Con esto, el lector se dará cuenta el grado de desinformación del citado artículo, donde se busca abiertamente malinterpretar y desacreditar. Afortunadamente nos enteramos en AICA del 22 de agosto de 2008, que el presbítero fue relevado de sus cátedras e imposibilitado de escribir. Por su parte el Presbítero ha declarado: “Hace 11 años me pidieron retractación y lo hice. Me piden retractaciones nuevas. Aún cuando me retractara me prohíben enseñar. Para qué me voy a retractar si la sanción y el castigo son los mismos. No me retracto porque no aporta en nada en este proceso que estoy sufriendo”. (Diario Panorama 27 de agosto de 2008.)
Saque el lector sus propias conclusiones. Ahora cerremos nuestro tema: ¿Por qué se dan las apariciones? San Máximo el Confesor (580–662), decía que la naturaleza humana, antes de la muerte del ser humano debía adoptar uno de estos tres estados. El estado según la naturaleza (secundum naturam), en el cual la persona elige vivir como se nos creó, es decir vivir a imagen y semejanza de Dios. El fruto de este estado es la santificación. El segundo estado que puede adoptar la naturaleza humana, consiste en vivir contra la naturaleza (contra naturam o ). Este estado consiste en desviarse de Dios que nos conduce hacia Él. Es la persona que toma las riendas de la naturaleza y le impone sus órdenes, las cuales la llevan a su destrucción. Por último, tenemos el estado que va más allá de los límites naturales (ultra naturam). Estado que nace de la iniciativa divina. Fruto del derrame del Espíritu Santo, donde se da la visión de Cristo resucitado. ¿Qué son las apariciones marianas? Es la existencia de cristianos que viven su naturaleza humana ultra naturam, es decir más allá de sus límites naturales. ¿Qué es una
aparición? Es una visión de Cristo resucitado, visión reflejada en María, ascendida a los cielos en cuerpo y alma, con un cuerpo semejante al de Cristo. Si el Doctor afirma que esta visión es imposible, el Doctor no solo niega la visión anticipada de Cristo resucitado, sino que niega la visión final de Cristo, pues nuestra naturaleza es una, ya vivos, ya muertos, ya resucitados, es la misma naturaleza humana, solo que en diferentes estados. Las apariciones no son contra naturam sino ultra naturam, algo que el Doctor por ignorancia confunde. Las apariciones se dan porque es un ‘derrame’ de Gracia de la Trinidad, ante los hombres de nuestro tiempo; se dan por la escalofriante falta de oración y santidad dentro de una concepción que propone una iglesia con las estructuras de una simple sociedad civil, dejando de lado el Mensaje ‘Bíblico’ en su esencia formadora de santidad; se dan porque el hombre moderno se lamenta diciendo que Dios lo ha abandonado, lo cual es a la inversa, es el hombre quien se olvidó de Dios, se dan porque la humanidad se embarcó alejada del Plan del Padre y pretende construir una civilización atea, hecho éste altamente peligroso para el hombre. Los mensajes advierten, que esta civilización se autodestruirá por sí misma. ¿Catástrofe? Sí, la catástrofe de la estupidez humana, que el Padre quiere evitar y le resulta imposible por la sordera del hombre. Concluyo de la misma forma que he comenzado. Dice la Lumen Gentium (68) del Vaticano II: “Entre tanto, la Madre de Jesús, de la misma manera que ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro siglo, así en esta tierra, hasta que llegue el día del Señor (cf., 2 Pe 3,10), antecede con su luz al Pueblo de Dios peregrinante como signo de esperanza y de consuelo.” El texto latino que he escrito en la primera página, afirma: “Populo Dei praelucet”. Esta es la afirmación más rotunda sobre la posibilidad del ‘derrame’. El texto latino usa el verbo ‘praelucet’, es decir, anticipar su Luz, y esto es el ‘derrame’, un rayo de Luz mariana, antes de la Luz final, para que las diez vírgenes dormidas, se despierten y marchen al encuentro del esposo (Mateo 25). Ahora bien, si la misma Iglesia admite la posibilidad del ‘derrame’, este puede ser necesario en los momentos más oscuros del mundo, oscuridad donde la Iglesia se ve envuelta y donde no se defiende la Verdad. El autor, de acuerdo a las afirmaciones de su obispo, no ha sido sancionado. Este texto es una prueba ‘per se’ de
las tinieblas que han penetrado en las filas mismas de la Iglesia, Iglesia que no sanciona y por ende corrige suavemente. ¿Quién es capaz de defender la Verdad encarnada en Jesucristo? Esta es la causa por la que el ‘derrame’ se alza cada vez más sobre las tinieblas que cubren gran parte del mundo, se alza como prueba celestial de la única Verdad constreñida a la indefensión, Verdad encarnada que es Jesucristo mismo. La Madre sale en defensa de su Hijo. Aquí está la causa de la negación de las ‘apariciones’. El ‘derrame’ es posible, el ‘derrame’ es conveniente, por lo tanto El Padre lo ha ordenado. Ayer como hoy, decimos: “Potuit, decuit, ergo fecit”.