DíaCrítica Nro. 3

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DÍA-CRÍTICA

Gonzálo Ramírez Quintero

I

sonas concretas que llevarán a cabo los principios y proyectos

Este número de Día-Crítica debió haber salido antes del

hegemónicos. La persona real, con rostro, honestidad, sentido del

2 de diciembre de 2007: no fue así y tuvimos que reformular el

humor, prontitud en la decisión, perseverancia, es esencial. Los

Dossier incluído en sus páginas sobre la Reforma Constitucional.

pueblos no siguen sólo principios, proyectos, sino también per-

Decidimos rebautizarlo como La Reforma antes y después,

sonas. Y es correcto en política (como en toda actividad humana).

incluyendo algunos de los textos que recibimos antes del 2 de

La izquierda necesita del liderazgo, siempre lo ha tenido, pero

diciembre ­—aquellos textos que, desde la coyuntura, buscaban

no le agrada discutir el tema.., hay que discutir sobre el tema

trascenderla— e incorporando un grupo de nuevos textos cuyo

por muchas razones. Primero que nada porque hoy contamos

centro de gravedad es el escenario postelectoral.

con Chávez: La persona real, con rostro, honestidad, sentido del

El ¿qué hacer? después del 2 de diciembre pasa, necesaria-

humor, prontitud en la decisión, perseverancia Volvemos a apo-

mente, por invocar al Poder Constituyente Originario: invoqué-

yarnos en Dussel pero leído desde nuestra Revolución y, por qué no

monos y convoquémonos, entonces, a nosotros mismos. Convertir

decirlo, desde nuestra convicción de que el revés electoral puede

el revés electoral en una nueva victoria popular significa, primero

y debe convertirse en nuevas victorias populares: un liderazgo

que nada, generar las condiciones para que el huracán revolu-

revolucionario necesita elaborar constantemente pautas correc-

cionario vuelva a desatarse con toda su fuerza multitudinaria y

tivas que le permitan enmendar los errores a los que no escapa el

arrolladora, con toda su potencia liberadora.

ejercicio del liderazgo. Y aquí el problema no es Chávez, para nada,

Parece una obviedad pero no lo es para nada: el Pueblo no tiene sustitutos a la hora de hacer, de verdad verdad, una Revolu-

sino el hábito pernicioso de creer y hacer creer que el ejercicio del liderazgo dota a quien lo ejerce del don de la infalibilidad.

ción. El Pueblo como hacedor y como crítico: como espíritu creador

IV

y como voluntad subvertora. El Pueblo como fuerza cultural que

Hay que seguir trabando, en las ideas y en los hechos, en

se libera a sí mismo, liberando un nuevo sentido de la cultura: un

función del ascenso sostenido del Poder Popular: con la necesidad

nuevo sentido que es, al mismo tiempo, el más genuino.

de que se ejerza sin ningún tipo de cortapisas. Poder Popular que

II

desborda y rebasa a la representatividad y se afirma a sí mismo

Cuando hacíamos este Dossier antes del 2 de diciembre,

como participativo y protagónico en ejercicio pleno de la demo-

apostábamos por llevar a estas páginas una discusión amplia y

cracia revolucionaria: Poder Popular que constituye e instituye.

plural sobre la Reforma. Considerábamos que era necesario que

Poder Popular para barrer a la contrarrevolución burocrática y a la

las voces que defendían apasionadamente la propuesta pudieran

subcultura de la corrupción.

convivir con las que disentían desde posiciones revolucionarias.

Un punto importante para quienes tenemos la convicción de

Centralmente preocupados por el desarrollo de la crítica como

que el centro generador del socialismo reside en el Poder Popu-

instrumento colectivo, como fuerza y salud de nuestra Revolución,

lar: el proceso constituyente no ha terminado y al plantearse hoy

pensamos que una revista de crítica cultural propiciada desde un

en términos de una dinámica socialista, nos coloca ante mayores

espacio institucional revolucionario como La Fundación Editorial

retos y desafíos. El proceso constituyente continúa y el socialismo

El Perro y la Rana estaba y está llamada a convertirse en otro esce-

es un trabajo colectivo a largo plazo. Aquí hay que recalcar, una

nario de una discusión que es mucho más trascendente y rica que

vez más, que la viabilidad del socialismo se basa, en el porvenir

lo que escuálidos, reformistas y dogmáticos, pueden suponer o

inmediato, en el fortalecimiento de la gestión política, económica,

imaginar. Es una absoluta estupidez, refutada por nuestro Pueblo

social y cultural del Poder Popular: es el Poder Popular el que

día a día, creer que compromiso y crítica puedan desvincularse.

puede comunicarle una intencionalidad específicamente socia-

¿O es que acaso la Revolución Bolivariana no es hija de un acto

lista a nuestro proceso y, por tanto, acelerar la transición.

crítico realizado por todo un Pueblo? III

V Hay que subrayar, una vez más, la clara identificación entre

Lo dicho hasta aquí nos lleva a poner sobre el tapete una

pensamiento crítico y Revolución. Entendiendo, por supuesto, que

cuestión que estimamos fundamental: nuestra relación con el

pensamiento crítico no es privilegio de vanguardias intelectua-

liderazgo del Presidente Chávez. A un Pueblo que es plenamente

les iluminadas, sino derecho de todos, ejercicio colectivo. Pensa-

consciente de que hoy tiene un liderazgo eficaz y confiable, no hay

miento crítico, entonces, no sólo como opción personal sino como

que recordarle cada dos por tres, venga o no venga al caso, que

expresión social: como participación política y cultural. (Piénsese,

Chávez es el líder máximo, el líder indiscutible. Parafraseando lo

por ejemplo, en la necesaria fiscalización de la praxis del Estado,

que decía Vicente Huidobro sobre Lenin: nuestro deber es defen-

de las instituciones.) Nunca hay que perder de vista que sin el

der a Chávez de ser Dios. Sentir y entender a Chávez como el com-

ejercicio permanente del pensamiento crítico, las Revoluciones

pañero que es el conductor del proceso pero, también, como el

se estancan, pierden vitalidad y poder de visión para saber dónde

compañero con el que se puede discutir y disentir: con el que se

están las fallas, los errores, las omisiones.

puede estar de acuerdo o no.

Una Revolución original como la nuestra, sí, nunca puede

Para decirlo con ese gran filósofo que es Enrique Dussel: Los

perder la capacidad de discutir y elaborar críticamente sus pro-

movimientos sociales, los pueblos, los ciudadanos pueden adhe-

blemas. Y ésta es una responsabilidad colectiva, popular, que es

rirse a proyectos y principios, pero necesitan discernir sobre per-

indelegable. n


Juan Calzadilla

4

12 César Seco

Héctor Seijas

14

22 Sandra Zapata

Coral Pérez

26 28

Gustavo Pereira

36

52 54

Erik Del Bufalo

60

66

Éric Toussaint

86

90

Carlos Brito

70

92

Luis M. T. Rio

postales de leningrado: del mundo real a la mirada interior retrospectiva nítida corriente tórrida Miguel Márquez

en esta esquina con mis postales

espíritu, naturaleza, ecología

Manuel Espinoza

Diego Sequera

Leonardo Gustavo Ruiz

74

falsas derrotas

representativa nunca más

acerca de negros y afrodescendientes reformados y constituidos

lo irreformable

56

Transformar el fracaso del 2 de diciembre de 2007…

Reinaldo Iturriza López

Día-Crítica

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reforma constitucional y socialismo del siglo XXI

Freddy Castillo Castellanos

Gonzalo Ramírez Quintero

reflexiones despues del autogol

la nueva geometría del poder

32

conversatorio CON JAVIER Biardeau Y JOSE ROBERTo DUQUE

portafolio: franklin fernández

Gustavo Pereira

Raúl Díaz Legorboru

los que mueren por la vida: poemas de sergio rodríguez

la arquitectura en la época de la imagen del mundo

a ella que sabe y se reconoce a gloria

caracas revisited

salvador valero narrador y oyente

súbito y perplejidad de coro

Tío Conejo, un socialista vacilante no un contrarrevolucionario

LUDOVICO SILVA LECTOR Y CRíTICO DE LA poesía

Laura Antillano

Luis Laya

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94

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LUDOVICO SILVA, LECTOR Y DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

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4 [forjar memoria]

entro del complejo universo de temas, en tanto campos de la actividad intelectual que ocuparon la mente y la sensibilidad de Ludovico Silva, la poesía ocupó lugar prominente. Pero la proximidad de su pensamiento a la poesía, esta familiaridad con sus misterios y verdades de que hacía gala en una prosa diáfana y amena, no se entiende en él como el trabajo de un crítico profesional armado de una densa cultura literaria -como la que poseyó-, sino que es parte del proceso de reflexión natural de quien en sí mismo vivió la dolorosa condición de poeta. Sus ideas y enfoques sobre poesía, en un sentido general, cuando se ocupaba de la crítica literaria, no fueron distintas a las que él mismo experimentaba como lector de su propia obra poética. Y por ello L.S. no fue menos prolífico escribiendo sobre la obra de otros que cuando escogía la poesía como medio de expresión para reflexionar. Por eso, la obra que nos legó en materia crítica sobre la poesía constituye, en su conjunto, un modelo de lectura creativa al que se hace necesario volver. Modelo que el lector podría encontrar en el libro en el cual Ludovico reunió la mayor parte de sus ensayos consagrados a la poesía: La torre de los ángeles, título con que parafraseó un verso de Rubén Darío.

Este libro, hoy olvidado, nos resultaría de más fácil comprensión si tomáramos en cuenta la labor protagónica cumplida por Ludovico Silva como poeta de los años 6O y como intelectual políticamente comprometido con el fragmento de historia y de actividad literaria durante el cual se suceden las reflexiones que en esta obra se hacen sobre los poetas y en especial sobre autores coetáneos o un poco anteriores a la generación de Ludovico. Tal rol protagónico de hecho está escamoteado aunque implícito, incluso de un modo autobiográfico, en el marco del propósito que lleva a Ludovico a efectuar una incursión por la moderna

poesía venezolana, desde Ramos Sucre hasta Valera Mora o Rojas Guardia. Como participante de su momento histórico y como poeta que vivió en el diario acontecer la violencia que llenaba y nutría de heridas y víctimas a la desgarrada década de los sesenta, Ludovico fue no un vástago de la generación del 58, como se quiso hacer ver, sino el testigo más lúcido que a la vista de una reflexión sobre la violencia encarnada en la palabra de los poetas, nos queda de aquella época incalificable sobre la cual se centra, por momentos, como en una requisitoria, la parte más fuerte de La torre de los ángeles.


CRÍTICO DE LA POESÍA Juan Calzadilla

posteriormente hecha por los autores mencionados en el libro durante el largo tiempo en que los originales del texto durmieron el sueño de las gavetas en las editoriales de Caracas, felizmente hasta cuando aparece la primera edición del libro en Monte Ávila Editores. No creo que tenga importancia detenerse en las razones que tuvo Ludovico para ponerle fin a su obra en 1975, dejando de lado también, a propósito, el estudio de poetas jóvenes cuyos libros en más de un caso él había prologado o comentado o que sencillamente le interesaban. Una revisión de los originales de su libro lo hubiera llevado —tal como lo reconoció— a enfrentarse a una reelaboración de sus propios conceptos y a una nueva redacción del texto que hoy tenemos a la vista en la edición de Monte Ávila. De cualquier modo, hay que lamentar que no haya tenido tiempo de actualizar su trabajo al hilo del trazado de las directrices de la nueva poesía, tal como Ludovico llegó a esbozarlo reiterativamente en los principales estudios reunidos en La torre de los ángeles. Quizás he pecado de exhaustivo al enfatizar el aspecto, por decirlo así, testimonial, en lo que toca al compromiso generacional de Ludovico cuando toma partido, protesta, desenmascara y ataca las oscuras complicidades entre el poder, la muerte y la incomprensión de la poesía, de la que se siente mentor y emisario. Pero igualmente mostró competencia cuando, dejando de lado legítimas consideraciones de tipo social o político abordó, tal como lo hace en La torre de los ángeles, la obra de autores que no coincidían completamente con su estética, con sus modelos o con sus modos de pensar la poesía. Es el caso de Ramos Sucre, sobre cuya obra, en el primer ensayo del volumen, Ludovico nos deja quizás la más esclarecedora de cuantas introducciones a la lectura del oscuro y difícil discurso del bardo sucrense se hayan escrito. n

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Su mirada crítica cuando estudia, a veces con demasiada ponderación, a los autores de su época no es tampoco ajena a lo que la poesía de Ludovico Silva mismo representa como testimonio de su tiempo; ni su pensamiento sobre los poetas estudiados en este libro podría deslindarse de ese otro complemento necesario y vital que constituye su obra recogida y ordenada por él mismo en el volumen Suma Poética, publicada poco antes de su muerte. La visión crítica que los poetas construyen, aunque ésta no se sustente en sus propias obras, suele contener profecías o, en el mejor de los casos, anticipaciones de gran interés que luego son admitidas e incorporadas a los valores de la crítica y puestas al día en manos de los estudiosos. Rehusando el papel de crítico —o trocándolo por el de teórico de la poesía— Ludovico sólo quiso hablar de aquello con lo cual sentía que eran mayores sus vínculos, sus afinidades y su convicción de que el fenómeno de la violencia, introyectado al espíritu compulsivo de los poetas, contribuyó a un cambio radical de la lírica tradicional para privilegiar formas de más urgida contemporaneidad, en la que esa misma violencia quedaba reflejada. Cambio que presencia y documenta el Ludovico Silva que en 1967, después de abandonar los bares de Sabana Grande, pero conservando cierto talante bohemio, se preparaba para recibir un título Suma Cum Laude en Filosofía en la Universidad Central. Debe decirse ahora que en La torre de los ángeles Ludovico no intentó elaborar una historia o estudio orgánico y global de la poesía venezolana, puesto que quizás nunca se propuso esto. De hecho su trabajo a este respecto ofrece omisiones y lagunas de las que afortunadamente el propio Silva tuvo clara conciencia cuando en 1975 dio por finiquitado su estudio de la poesía venezolana, sin entrar a considerar, como correspondía hacerlo, la contribución


Tío Conejo, un socialista

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omo es sabido, los programas de televisión son utilizados por las élites para sembrar y arraigar, toda una gama de ideas e ideologías, que apropiadas por el subconsciente del receptor tradicionalmente enajenado —ahora usuario, figura de la cual en estos tiempos se aspira la construcción de una inédita posición crítica ante lo que recibe del aparato—, se convierten en conceptos que parecen propios, y como tales se hacen casi indelebles. Se suele producir un reemplazo bastardo en el televidente, una sustitución del verdadero pensamiento, original, edificado mediante el análisis, debido a la absorción directa del mensaje, muchas veces suavemente mimético, producido y expuesto por el emisor. Tan sofisticada –y de tantas ramificaciones– ha llegado a ser dicha técnica, que la mayor parte de las veces, el sistema de dominación no llega ser identificado por el receptor subyugado.

[pertinencia y pertenencia]

Así, en las cuñas de carros, se promueve “como quien no quiere la cosa” el feroz individualismo, con aquello de “llegar es un arte reservado para unos pocos” y otros eslóganes por el estilo; de las telenovelas se extrae cualquier género de ejemplos, las personas semejan siempre estar luchando por sólo dos terrenos, amor eterno y dinero, cóctel de la felicidad, mientras son presentadas luciendo determinadas modas; en las películas —de antemano— ya sabemos quiénes son los malos, qué acento y qué color de piel presentan; y en las noticias o —los llamados— programas de opinión los argumentos son completamente parciales, no hay contextualización ni nada que incomode el punto de vista o perspectiva editorial de la casa matriz. Los programas “culturales” han sido más sutiles. En alguna oportunidad veía un pretendido documental de la señal de la Universidad Simón Bolívar, donde los indígenas venezolanos eran conjugados en pasado, como si pertenecieran todos a una sola cultura y ésta, de ñapa, hubiese fallecido. La “táctica” del medio —a veces sólo por pereza o apego acomodaticio educativo ya alienado— no “es quererte” precisamente, sino situar la plataforma de los temas o materias en discusión en un piso o nivel asumido, así al entrar en materia ya ese piso —o base— luce superado: De inmediato, como hay que pasar a hablar del meollo del programa, lo anterior queda

aceptado, presentándose casi como tácito, un ingrediente pasajero y obvio. Y usando otro ardid, los analistas intelectuales, aprovechan para reforzar “con escapulario ajeno”, sus teorías o proyectos de ideas, queriendo demostrar fehacientemente con la ayuda de plumas o lienzos más prestigiosos —y sonrisita mordaz de por medio—, sus ópticas políticas. El asunto es, desde luego, casi siempre político, pues se refiere a los asuntos públicos, y concierne a modos de asumir la participación en la esfera ciudadana, en maneras de vivir, de entender la existencia en comunidad y un papel en el mundo. A todo se le extrae moraleja. Para ello, es necesario contar en la tabla de cocina con un intelectual mediático, un especialista que ya maneje un diseño previo aceptable y se preste a la receta. En Vale TV, estos “expertos” suelen ser los más conspicuos palabreros del establishment, ya venerables, o equivalentes “frescos” encontrados en las nuevas promociones: Historiadores, antropólogos o estetas con pretensiones de mantuanaje, pertenecientes a corrientes que se han distanciado del pueblo —o que nunca estuvieron a su lado— y que miran con sorna atildada cualquier expresión “ya superada” de pensamiento social, que se pueda tachar de populista, demagogia, trasnocho teórico o barbaridad. Veneran, por supuesto, las tesis del “office boy” Fukuyama sobre el Fin de la Historia. Acomodados muy de prisa al traje de alta costura que impuso el Consenso de Washington, ahora se les hizo tarde e incómodo echar para atrás. Necesario es seguir erigiendo muros de retórica, construir sofismas eternos “con puertas y escaleras que conducen a ninguna parte” —como aquella Mansión Winchester— para demostrar cada vez entre mayor delirio teórico, que el camino de la Revolución fue cubierto por la maleza. Y que si hubo alguna vez una ruta


vacilante,

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verdadera para la izquierda, fue la transitada por ellos mismos, antes que el chispazo de la madurez les mostrara cuán equivocados estaban. Pero volvamos a este intelectual a la vieja usanza, acartonado, sabelotodo y televisivo –según una idea inmóvil que dejara sembrada la presencia de Arturo Uslar Pietri en el imaginario colectivo, durante su estar mediático y después también. Hoy, estos valores reciclados quieren tomar el puesto, sin mucho brillo ni lozanía y a contracorriente de la historia y el clamor de los pueblos, de aquel hito —para bien o para mal— de la pantalla nacional. Se sientan ahí y empiezan a diseccionar los libros o la obra de algún artista, aceptado en el diván cultural venezolano, eso sí. Esto es de alguna manera útil; siempre es necesario revisar —por supuesto, desde distintos puntos de vista— los legados nuestros, contradictorios albañiles de la idiosincrasia. Aunque los movimientos no publicitados, de poesía, de pintura, de literatura, permanezcan olvidados e ignorados por la audiencia de masas, ya es “alguito” echar una mano de pintura nueva sobre lo que ha sido aceptado entre la expresión dominante. Recordemos que esto ocurre en la pantalla, entre lenguaradas de concursos de reggaetón y llorantinas interminables de mujeres operadas dejadas en la ruina. Recomencemos con Pocaterra, el antigomecista y cívico escritor “de la decadencia” que abogaba por militares serios, firmes y honrados en el Gobierno, sigamos con Arístides Rojas y Rufino Blanco Fombona, mezclémoslos con Simón Rodríguez, con Antonio Arráiz, Bárbaro Rivas y Reverón; cuando lleguemos allí, retrocedamos hasta Teresa de la Parra; y entonces vayamos al grano: Destapemos a Miguel Otero Silva, Aquiles Nazoa, Orlando Araujo, a José Balza, a Caupolicán Ovalles, Ludovico Silva, el Chino Valera Mora, a Laura Antillano, a Ana Enriqueta Terán, a Ramón Palomares; accedamos, por esta vía y entre veredas, a los alzamientos poéticos de Caricuao, a la pintura de La Vega y del Callejón de La Puñalada, de los pintores Ortega y Peña Rojas, quienes nunca aparecieron en el periódico; ojeemos los dibujos

Luis Laya

Ilustración: Alfredo Rajoy

no un contrarrevolucionario


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Ilustración: Alfredo Rajoy

artistas, que de esta forma no pueden ofrecer sobre sus piezas un descargo que las libre de impurezas interesadas. Se dejan establecidas así, como tantas otras veces, falsedades o subjetividades cínicamente anti-revolucionarias, aun viniendo del pensamiento de autores muy “comecandelas” en esencia: Aquello, por ejemplo, de esgrimir que la anécdota de La muerte de Honorio podría bien ser una premonición de las “luchas” de Carlos Ortega y una camarilla de tinte fascista en su podio televisado de diciembre de 2002, o que sería oportuno equiparar su marco histórico con las manifestaciones de aquellos estudiantes pro-RCTV, que recientemente abandonaron la Asamblea Nacional con su plieguito de papeles redactados en ARS Publicidad, aporreados y aperreados, para irse a almorzar en el McDonald’s más cercano. Los privilegiados siempre defenderán sus priviPara poner un ejemplo específico, legios, no importando que se hagan reformas para en el programa especial que le dedica Oscar Sambrano Urdaneta al escritor paliar la mala vida del pueblo (aquí debemos Antonio Arráiz, y el cual particularmente enfoca en su fábula por exceexceptuar el delirante pronóstico sobre las lencia “Tío Conejo y Tío Tigre”, por lo buenas intenciones de Fedecámaras de rebajar a demás extraída del ingenio popular y modificada sólo en lo formal —y en cuatro las horas laborables en un futuro) algunas peripecias, conclusiones y ubicaciones por el propio poeta Arráiz—, comienza el intelectual ofreciendo un políticos de Sancho e Iván Lira. Siempre será grato revisar, marco mezquino aunque ilustrativo e histórico donde plasmar, recordar, asumir enseñanza y conducir el hilo de se maneja el artista, contando las aventuras del escritor la historia, el continuum, como le gusta decir al Comancomo futbolista, como un luchador contra el Gomecismo dante Chávez. Intentémoslo, mientras se arrebata el inmerso en la Generación del 28, consecuentemente caramelito cultural a los críticos y estudiosos exclusivistas preso por el régimen. Rescatando que Sambrano Urdade siempre. neta le quiera dar este “acomodado” homenaje al autor, Ya es otro asunto si no nos gusta, y aún abominamos, por cierto desde una exclusiva locación bucólica y avileña de esa forma caduca, de esa contraestrategia para tratar que se apropia simbólicamente de nuestros “valores” lo cultural: El docto, a veces condescendiente cuando hasta usurparlos —sin darle oportunidad a nadie de colano cercano, escudriñamiento de lo literario, de lo picborar en la construcción del personaje—, de inmediato tórico, que nos hace ver sólo lo que el analista especiahay que señalar lo más deplorable. lizado quiere que “descubramos”. Ese tipo de ahí, como Sambrano aprovecha para dejar colar ante el —tal un ceremonioso profesor de los años treinta, disparando vez no tan— desprevenido público su “querencia” ideolóuna catajarria de datos y fechas, sin más apoyo que uno gica compartida con el clero y las oligarquías locales, proque otro recuadrito superpuesto en la pantalla. Otra vez yectándose en Arráiz e, increíblemente, en su héroe Tío estampas que poco dicen a quien se acostumbró a mascar Conejo, ya que su análisis, y las conclusiones del mismo, chicle por la tele o a burlarse de sí mismo por no poseer un además de ser superficial, raya en la ingenuidad, lo elitista teléfono celular de nueva generación como el que sí logró y reaccionario, dejando muy mal otra vez al pensador de adquirir su compañero de trabajo. Después, tal vez, nos oficio que medra en la Oposición desde que Chávez y dedicaremos a esta discusión ¿formal? ¿estética? ¿audioel pueblo tomaran el poder. La feliz enseñanza que nos visual? entrega, fruto de las vicisitudes y acciones que emprende Entonces, en Vale TV, esa subsidiaria del Grupo CisTío Conejo como símbolo de un pueblo oprimido por las neros que usufructúan los curas, el aludido, quien “si se distorsiones del poder y de los obstáculos que se consigue pica” ya sabemos por qué razón es, se dedica a modelar en esta solitaria —y solidaria— lucha, es que el camino de e interpretar libre e interesadamente, los “valores” literala Revolución es imposible, que un colectivo sólo puede rios y culturales de la venezolanidad, dándole a sus conprosperar si cada uno de sus componentes se dedica al clusiones un tinte definitivamente escuálido y desmovitrabajo individual, duro, callado y honesto, dejando la lizador, aprovechándose de la muerte o ausencia de los política a los especialistas, ora corruptos incorregibles,

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Ilustración: Alfredo Rajoy

libro por parte de Monte Ávila (1980), pero escrito por Juan Liscano años antes para su Panorama de la literatura venezolana, el poeta se deja invadir por “la moraleja pacifista… la lección galleguiana, la tradición intelectual venezolana de condenar la violencia como forma de ascenso político social”. Y de hecho, propone Arráiz en su fábula de “El toro parapara”, ubicado como apostilla del volumen citado, que cada miembro del pueblo debe regresar a su sano trabajo, no cayendo en el error de inmiscuirse en una política que el autor ve per se como perversa; que el espíritu agresivo de Tío Tigre no debe ser adoptado para la búsqueda del bienestar por los demás animales. Incluso Tío Conejo, al final del relato, se retira, en mansedumbre y saltarín, hacia el interior del bosque para así predicar con el ejemplo, reforzando su vocación por la paz y la tranquilidad. Y lo hace, no sin antes recomendar a cada uno de los “ciudadanos” reemprender una labor especializada, casi otorgada por la Providencia, que no atente contra el orden social. Pero cuidado, a pesar de la “moraleja pacifista” que conduce o invita a la desmovilización y la inacción, usando como instrumento un utopismo alejado del ejercicio de la política, es simplemente peligroso utilizar los ejemplos generales presentes en una obra propuesta en tiempos más o menos lejanos, para pontificar y terminar de clavar en la pared un punto de vista actual. Aunque, el temperamento de Tío Conejo es a menudo taimado y paciente, astuto y hasta genial, sus acciones —no tan transparentes— pueden llevar al analista por vías erróneas si se les toma al pie de la letra. En el episodio “La periquita Julieta” los animales se oponen a la expropiación de un árbol con ayuda de una estrategia ideada por Tío Conejo, que le induce terror a través de la tecnología moderna —un Dios positivista— al rudimentario y barbárico Tío Tigre. Pero la expropiación pretendida, se quiere dar sobre una escuela (un enorme samán), mostrándose aquí toda la cara despiadada de un régimen de exclusión, que quiere anteponer la autoridad a la necesidad de educación del pueblo. Es esto una denuncia. No se trata de un latifundio, una extensión de tierra ociosa, lo que la autoridad y la élite —y no la comunidad empobrecida por los mecanismos dominantes y hereditarios— va a sustraer. El escritor deja muy claro su postura: Que el fin colectivo —o la utilidad pública— del bien a expropiar, es lo fundamental a considerar. Aquí, cualquier sesudo posmoderno ansioso de proyectar sus propias ideologías (disfrazadas torpe o cínicamente de anti-ideologías), podría —y lo hacen a menudo por ahí— torcer la óptica de Arráiz, igualando la expropiación del tronco escolar a la reapropiación de tierras por parte de un campesinado víctima del despojo secular mediante prácticas colonialistas y neocolonialistas. Y es justamente lo contrario: Arráiz comenta que la autoridad —como él la ve, ajena al pueblo— tiene como “único oficio… disgustar” a la colectividad, y añadimos

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ya impenitentes habla-paja, acaso esbirros sanguinarios. Esto no es un meta-mensaje, carajo, es una declaración de principios. El intelectual es hábil, al dejar de lado —muy convenientemente para lo que le interesa demostrar casi al descuido— el asunto central o el nudo: Que aquella cacareada inmovilidad, desgano o indiferencia hacia lo político deseada por algunos no es posible, y menos si se dejan intactas las estructuras del poder y no se reconoce antes que existe una “lucha de clases”. Los privilegiados siempre defenderán sus privilegios, no importando que se hagan reformas para paliar la mala vida del pueblo (aquí debemos exceptuar el delirante pronóstico sobre las buenas intenciones de Fedecámaras de rebajar a cuatro las horas laborables en un futuro). O sea, extrae Sambrano del Tío Conejo, a veces revolucionario en su pensamiento, otras únicamente ingenioso y respondón, sólo su adhesión a la timidez reformista y una sumisión debilucha que acata el orden establecido para “no meterse en problemas” o escurrirle el bulto a la confrontación. Le corta las bolas, pues, tan prolíficas en los roedores, y con ello invita al pueblo a que “por su bien” y siguiendo el ejemplo del fabulador se aparte “sabiamente” de la Revolución, al mismo tiempo que de sus sueños, para seguir tranquilito bajo el yugo servil del propietario. Eso sí, con mucho civismo y decencia, sin nunca tirar un papelito a la calle, ni robar, ni menos comerse una luz, y pagando puntualmente —sin chistar por la especulación o el acaparamiento— el mercado, sus servicios o el alquiler. Eso del desacato que quede como derecho exclusivo de las clases dominantes, que quieren ver al pueblo ordenadito como rebaño mirando televisión y yendo al trabajo. ¡Y que nada nunca cambie! Como dice el texto de contraportada impreso para la reedición de este


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denuncia Arráiz, señalando directamente esos comnosotros, servir a los poderosos que la han secundado portamientos. Sí, el mismo antirrevolucionario que proen las diferentes expoliaciones y se han valido de ellas, mueve entre las bestias silvestres una conducta sumisa y “repartiéndose la cochina”. resignada, y que se esconde ante la posibilidad de asumir En otro pasaje de la obra, por ejemplo, los personajes el poder rumiando pensamientos sublimes. desfilan como si los principales voceros del escualidismo En un sueño comentado que tiene Tío Conejo, al conpresente se hubieran dado una colita en la máquina del vertirse en Presidente de la República los demás animales tiempo, para de improviso aterrizar allí, entre las páginas le pierden el cariño y el respeto, trocando éstos sentide Arráiz: El camaleón denosta de la educación popular, mientos en temor y veneración obsequiosa. Sus minisgratuita e igualitaria, señalando que la masa no debe tros imponen opiniones y modos de pensar por medio acceder a las escuelas porque es peligroso. Mientras, de la violencia y la iniquidad. No hay construcción colecdoñas como la Danta, la Marimonda y la Guacharaca, tiva, ni debate, no existe participación en la dirección del lanzan cualquier cantidad de epítetos insultantes sobre proyecto nacional. Están muy lejos todavía en Arráiz, las la plebe que se quiere instruir, llamándolos “pata en el formas en que un pueblo se puede “empoderar” (vaya suelo” ruidosos además de —continuando la andanada palabra, lo admito), proponiendo las salidas y la transde descalificaciones— atrevidos, ignorantes, igualados formación social, por medio del trabajo en conjunto con y tierrúos con pretensiones de ascenso intelectual. Sólo el Gobierno. Sólo existe la verticalidad del poder y, por les faltó usar el término recién ascendido a vedette: supuesto, en su alma noble, el ejercicio de la política en “hordas”; y promover una guarimba malhumorada en estos términos sería un contrasentido; se vuelve una atrocontra de las Misiones. cidad, algo sucio. Por eso, podría decirse que el Conejo se De los libros, ni hablar: Son semillero de desconaleja del poder corruptor, porque lleva grabado en lo más fianzas e ideas malsanas. A la maestra, La Periquita hondo del alma que, en sí mismo, el asumir las decisiones Julieta, estas féminas defensoras de la tradición, la familia que te afectan, lo “político”, conlleva la corrupción del y la propiedad le critican su mal vestir, así como hacen en espíritu. público algunas —y algunos dudosos— periodistas con No es todavía posible allí, en ese contexto lírico, un espacios actualmente al aire, refiriéndose a diputadas a poder horizontal, compartido con las comunidades, la Asamblea Nacional, y concluyen en polifonía con la colectivizado; se borra —por no creerse en ella con Culebra Sobadora, la Zorra y la Pava del Monte, catalofe irreductible— la ensegando como “comunistas” ñanza indígena, a pesar de (para actualizar, bastará con “Aquí no canta más claro un gallo: que Arráiz fue un confeso añadir el prefijo “Castro”) a El poeta muestra de plano sus simadmirador de las ideas espitodas las mujeres que quieran rituales, filosóficas y la costrabajar; no a las emprende- patías ideológicas progresistas y aborigen venezodoras y extravagantes solisu asco por determinadas visiones movisión lana. La revolución que está tarias —tan de caché como en su mente es sangrienta, “mujeres de éxito”, igual “godas” del mundo, mofándose del mezquina, equiparable con ayer que hoy—, sino a las conservadurismo a pesar de cierta la autoridad de Tío Tigre, un que creen que les asiste el “quítate tú pa’ ponerme yo”, derecho de igualdad de opor- timidez” que sólo cambia de color tunidades. Aquí no canta más —como suele decirse del camaleón, en una metáfora claro un gallo: El poeta muestra de plano sus simpatías humanizada que ya huele a rancio y que desdice de las ideológicas progresistas y su asco por determinadas habilidades asombrosas de este reptil cazador. Tal vez, visiones “godas” del mundo, mofándose del conservael autor tenía ya avizorado el camino que propondría el durismo a pesar de cierta timidez. adequismo, de ese conjunto fatalista de “vende-patrias” Está claro que se trata de otra época y de una que no pudo oponerse a los dictámenes de la Historia. En sociedad distinta, pero el espíritu está allí, idéntico. Lo esta suerte de “gatopardismo” que en su simplicidad, Tío dicho, sería muy fácil querer comparar los valores preConejo-Arraíz no puede resolver —por poeta, por estar sentes en esta “Sociedad Civil” de animales, con los enaren 1945, por sensible soñador, por creerse ciegamente bolados por los antichavistas ultrosos de hoy, mediála especie tradicional sobre que el romanticismo estaba ticos o “de a pie”. Porque lo mismo se esgrime: Racismo, peleado con los asuntos y resoluciones de la vida pública, exclusión como modo de vida, miedo a la originalidad siendo incapaz de conciliar la diatriba interna sino repley no reconocimiento al otro, sexismo condescendiente, egoísmo, individualismo, eurocentrismo y directamente gándose en libros y musas—, las masas continúan opri“jalabolismo” hacia todo lo que venga del “Primer midas; sólo cambia el opresor. Mundo”, acatamiento manso de las ideas de las clases Y en este mundo de miseria y sueños rotos, traiciodominantes, pantallería, ostentación, desprecio y segrenados, Tío Tigre se convierte en el nuevo redentor potengación del pobre. Pero, ¿Qué decimos?, eso lo dibuja y cial que la cándida y desvalida muchedumbre espera


tome las armas para deponer al flamante tirano orejudo. Es una visión tramposa que se convirtió en tradición, de un pueblo pasivo y condenado, que no sólo atacó el alma de los intelectuales y artistas venezolanos por la eternidad; esto se regó como veneno entre parte de la población que, en medio de una triste incapacidad de formar juicios propios, confundió y aún confunde lucha con absurda retrechería y estéril malacrianza de oídos sordos. Por eso, años después, todavía hay gente que dice “yo no soy político, yo no me meto en eso, soy apolítico”. Afortunadamente, los pueblos salen de las sombras, a pesar de tener este lastre pegado en el tobillo. A empujones. Se puede estar de acuerdo o no con la lucha armada, con pretender tomar el poder por medio de la rebelión y la violencia, incluso —por el contrario— se puede renegar de ello a ultranza, o justificar cualquier tendencia según sea el que cuenta su versión y la habilidad argumentativa que se tenga, aunada a la calidad o paciencia del interlocutor. Las razones morales, cuando se habla en abstracto, pueden rebatirse o comprobarse, aun en contra de lo que la misma intuición, mecanismo racional o pasión nacional recete. Esto sería materia de otro artículo. Pero cuando Tío Conejo, escondiendo el rabo entre las piernas, empieza muy juicioso a recomendar al Oso Melero que reflexione sabiamente en soledad, al Cachicamo que retorne a su laboriosidad pacífica y el Profesor Araguato a la enseñanza, y al General Moriche que vuelva a su aislamiento austero, no queda muy claro qué les pide.

Si estos actores de la sociedad y la solidaridad representan el templo del saber, la parte ilustrada del pueblo, de qué saber estamos hablando: Seguramente de un edificio muerto, estático, que acata y se somete a la dominación de las élites y su modelo de pensamiento. Porque de no ser así, la misma búsqueda intelectual y existir en la justicia, llevaría de inmediato a estos personajes al disenso con la autoridad vacía y sin base popular, a la polémica con la imposición de normas absurdas y “rastacueristas” y, por ende, a la rebelión, posiblemente armada. Pide Tío Conejo una callada labor, que califica de heroica. Tal vez está viejo y cansado. Tal vez sea sólo el muñeco de ventrílocuo de un Arráiz con fatiga o miopía social, que “mata al (tío) tigre y le coge miedo al cuero”. Esa heroicidad se parece en mucho a la tolerancia y resistencia discreta que ha mantenido este pueblo por quinientos y pico de años, de la cual —dicho sea de paso— se ha valido otro sector —¿innombrable?— que no retribuirá nunca la sumisión con la asunción generosa y espontánea de un espíritu más justo y equitativo, ocupado como está en otorgar dádivas a los cómplices y en nutrir sus propios privilegios, lo que no admite obstáculos ni interferencias. Una casi infinita tolerancia que está llegando a su fin, a pesar de lo que el bueno de Tío Conejo pueda prescribir desde “la espesura de sus matorrales” y elevada moderación. n 11

Ilustración: Alfredo Rajoy

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Súbito

y perplejidad de

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N 12 [la andanza y el hallazgo]

ada debería agregar a lo que estos dos extraordinarios seres han dicho. Pero quizá sí, debiera decir algo. De lo único que tengo certeza es que llego aquí con el mismo súbito, con la misma perplejidad con la que me asomé al mundo desde que tengo uso de razón, si es que de verdad la he tenido en algún momento. Nadie más desprovisto que la propia persona para hablar de sí mismo. Nada más superficial que hacerlo para acariciar la vanidad.

Estoy aquí porque vengo de donde venimos todos. Sólo que, ahora, es necesaria una confesión en primera persona, pasar el susto y poder reconocerme uno más entre todos ustedes que me escuchan. Qué decir. Soy hijo de César Felipe Acosta y Carmen Custodia Seco. A mi padre le decían Pelusa porque era de un blanco lácteo y tenía los cabellos plateados. Era alegre y ocurrente. Él me dio el nombre. Mi madre era un manto de silencio que andaba por la casa cantando bajito canciones tristes. De ella tomé el apellido. Desde que emprendieron el viaje de la sombra, son mi acompañamiento invisible. Mi padre, llegado el viernes se untaba alcoholado azul de las antillas, se ponía un flux y salía a compartir, como él decía, lo cual no era otra cosa que “echarse tragos” con los amigos. Era muy sociable, dejó más ahijados que bienes. Mi madre tenía un par de manos siempre prestas a socorrer, compartía la siempre escasa despensa con los vecinos. Ella laboró en el viejo manicomio de Coro, un fantasmal caserón que ya no existe, contiguo a la cárcel y frente a la no menos fantasmal

casa donde Tirso Salaverría gritó Federación, que tampoco existe ya. Mi padre trabajaba en asistencia social, de simple obrero pasó a clasificador de los remedios que allí se expendían de manera gratuita a la gente. De ellos vine. Recurrentemente algunos amigos suelen preguntarme cómo aguantan a dos poetas en una sola familia, en una sola casa. Porque mi hermana Celsa, es poeta, y escribe bien. Les digo que desde hace algún tiempo sospecho que allí todos lo somos, o bien, tenemos una fibra suprasensible que lo permite, aunque no todos lo pongamos por escrito. Ellos, mis amigos, se ríen. Una vez mi padre me dijo: –César, reúnete con los magníficos—. Yo creía que se refería a los superhéroes de comiquitas que veíamos por televisión o leíamos en historietas. Siendo niño me pareció descabellado. Llegué a creer que mi padre se comportaba como un niño y era cierto. Ahora sé que no era nada descabellado eso de que me reuniera con los magníficos. Yo comencé a aventurarme una cuadra más allá de mi casa, se me pasaron los años y ya no pude irme del centro. Cuando la calle me abrió puertas, encontré gente extraordinaria, para los cuales no encuentro otra definición que la de maestros: en el crear, en el hacer, en el idear, en dar belleza y significado a la siempre huidiza vida. Poetas y artistas que nos dieron su afecto, y cuyas obras y vidas espléndidas han sido para mí el mayor estímulo. Me refiero a los entrañables, Hugo Fernández Oviol, el poeta rojo y su voz de trueno; Rafael José Álvarez, el guardián del bosque, el que trató con duendes; y Lydda Franco


César Seco

Coro

Palabras leídas en la presentación del libro Lámpara y Silencio, Antología poética

Coro es un imaginario rico y sorprendente. La poesía aquí tiene residencia. Es ese viento que a las seis de la tarde atempera la resolana. O es bien ese sol que cada día nos hace ver las cosas más claras, ese mismo sol que aún no se ha ido de la puerta. Es muchas cosas, ustedes lo saben, y es esto que nos tiene aquí, la poesía misma. El poeta es fundamentalmente una voz que habla, que dice desde el silencio. No se confunda esto con silencio cómplice, abyecto a cualquier sujeción de la conciencia. Ay! el poeta es libre por naturaleza. Pero no puede apartarse nunca del sentido de justicia, de transformación necesaria. El poeta es una voz poderosa que ni el mismo silencio puede callar. Creo en lo que decía Keats en sus cartas a los amigos, a la amada: “la poesía debe llegar como sale el sol cada día, o como cae y brota una nueva hoja en el árbol, si no llega así, es mejor que no llegue nunca” A la poesía no se le puede mentir. La poesía busca la vida por todas partes. La poesía es la vida y es la muerte, pero es por ella que sabemos que “la muerte no ha vivido más que la vida”. “El poema se vive antes de hacerlo, es una vieja lección nunca aprendida”. Ha dicho el poeta Armando Rojas Guardia, desde ese otro lado de la lucidez que para los cuerdos es locura. Esto es, una alta exigencia de verdad, y verdad es lo que pide siempre la poesía. “Belleza es verdad y verdad es belleza”, decía el mismo Keats. Se necesita más que talento y emociones para escribir poesía. Preferimos el riesgo de nuestro propio tránsito, lo elegimos antes que a la metáfora, el adorno, el engaño. En uno de mis libros digo que “la enfermedad no tolera una metáfora discreta”, corrijo, quien no la tolera es la vida misma. Nos ha movido pues una exigencia de verdad, una aspiración de belleza, un ansia de milagro. Espabilo: mechita de hilo por donde prende la luz de la vela. Espabilamiento, súbito, perplejidad. Es en esto que hemos dejado los ojos. Escribo porque no sé hacer otra cosa. Tuve que abrir mis ojos y aguzar el oído ante la hoja en blanco, acaso sea este el verdadero compromiso. Voy a leer, por lo que pido silencio para volver al silencio…n

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Farías, preguntando siempre “qué hacer con esta ciudad chorreando orines milenarios”. Tres poetas inolvidables para muchos de los que estamos aquí esta noche. Debo a eso que inefablemente tenemos que llamar destino el haber conocido a un artista de la imagen, la palabra y el objeto, tan exigente, como Dámaso Ogáz que nos pasó por el sentido como una sucesión infinita de cuadros la historia del arte contemporáneo, tal como el desnudo bajando la escalera de Marcel Duchamp, su maestro. Dámaso nos enseñó que tendríamos que ser absolutamente modernos o moriríamos en el intento. Suerte tuvimos de escuchar y atender la sabia palabra de Enrique Arenas o ser contertulio menor de Paúl González Palencia, Marbella Correa, Darío Medina y Ramón Miranda. Suerte la de haber salido de la adolescencia a encontrarme con Emilio Chirinos, Ulises Daal, Gregorio Meléndez, Ernesto Zaléz, Benito Mieses, José Paredes, todos poetas, todos amigos de este Coro de la entraña. Suerte la de alguna vez caminar, como tantas veces, solo, estas calles corianas, escuchando al poeta Juan Sánchez Peláez, decir: “en verdad uno no sabe nada, realmente uno no sabe nada”. Y zuas, en el momento que lo decía, se fue en Coro la luz, esa noche y tantas antes y después, como un mal irremediable de la comarca de viento. Años después me lo encontré en Caracas y me dijo: “¿Ya pusieron la luz?...” Nada es casual, dice el común, y nos lo demuestra a cada rato la indeterminada realidad. Esa misma noche que Sánchez Peláez nos hacía un guiño, Rafael López-Pedraza, el analista, al enterarse de que éramos de Coro, nos contó algo que nos llenó de asombro y perplejidad. Su relato implicó a un alto miembro de la escuela jungiana en viaje por el país, con el propósito (definido por el maestro en alguna parte) de hallar “el punto”, “el lugar” desde donde seguir su pista. Luego de un vuelo en avioneta que los llevó a la cueva del Guácharo, al delta del Orinoco, al Salto Ángel, a los llanos, a los picos nevados de Mérida y al relámpago del Catatumbo, cuando vieron la vastedad desnuda de los médanos, el fogaje de las dunas les dijo que este era el lugar. Digo esto porque esta ciudad en verdad ha sido para mí sitio de desvelo, “el lugar y la fórmula”, como pedía Rimbaud.


Salvador Valero, DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

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i bien sus pinturas y cuentos son facetas de un mismo rostro, sobre todo por ese “grado de visualización” cuando narra tanto como cuando pinta temas de un mismo origen. Si bien contamos con sus memorias, con un Museo de Arte Popular en Trujillo y una Bienal a su nombre, hay que retomarlo desde esa su especial arqueología de pensamiento. Escasas son las ediciones de sus manuscritos. En la década de los 80 sólo un diccionario lo nombra como pintor y narrador. Habría también que reeditarlo dentro de una compilación amplia de nuestra tradición oral, continuando la línea teórica de Pilar Almoina: “la escritura como sistema oral, como transcripción, claro está, pero con tanta fidelidad a la ley oral, que no se siente desvirtuación”.

[forjar memoria]

Este trujillano no es menos que el Pintor-pueblo o el Último imaginero1, como lo nombran en los prólogos Pilar Almoina de Carrera (Leyendas y cuentos, 1990) y Carlos Contramaestre (Salvador Valero, 1981). Pilar Almoina, además de considerarlo real ingenio de nuestro pueblo, lo llama trujillano esencial, por esa conciencia de tiempo y lugar del título dado por Salvador Valero a una de sus narraciones manuscritas: “Bellas leyendas de nuestros campesinos i havitantes de pueblos rurales de nuestros Andes; cuentos que me narravan cuando era yo niño los viejos de mi aldea”. Ella no sólo advierte una “unidad totalizadora” en los escritos de Salvador Valero (respondiendo también al decir de éste, quien ha temido que se viesen como “cosa sin importancia” y “entonces los tirarán a la basura”, conciente éste de otras formas culturales coexistentes). 1 Desconozco si se trata del último, lo cual podría dudarse en principio. El Caimán de Sanare (José Humberto Castillo) es un narrador oral viviente. Tengo entendido que Renato Agagliate ha compilado sus narraciones.

Advierte también la “actitud de autoría y permanencia; naturales de la oralidad” y “el significado colectivo” o la “información socializada”, además, por establecer un diálogo implícito entre narrador y narratario. Este es desarrollo de la idea de Pilar Almoina: “Hay un lector con el cual supuestamente establece la comunicación; pero nunca sabrá el escritor el grado de comunicación lograda con otro incógnito. En el narrador oral se produce el mismo proceso dentro de un contexto colectivo más cerrado y coherente. Es la suma de voces. Pero la posibilidad de proyección a través de otra voz necesita la presencia directa de ese otro, que está presente, percibiendo oralmente, para actuar después como recreador de un tema y una estructura de las cuales ha sido narratario. Así, esa suma, como proceso, es más lenta y también por eso la repetición es en apariencia idéntica”. Dejando a un lado las oposiciones clasificadas por los estudios estructuralistas acerca de los mitos y cuentos populares, desde palabras por las que la teoría no habla directamente y ponen en primer plano el carácter dinámico o dialéctico de la comunicación, desde la

visión de un juego de reflejos sin polarizaciones extremas, describe Pilar Almoina al narrador oral como quien mejor va de lo pasivo a lo activo, en tanto en la figura de autor y en tanto la de creador, como quien manipula, crea una estructura, un ritmo, un suspenso o sorpresa. Por estas razones, “Salvador Valero… no es un simple transmisor”. Si bien persiste la interrelación entre escritura-oralidad, autor-transmisor-anonimia, en el caso de Salvador Valero se añade la interrelación pintor-narrador, dadas las implicancias de su estética y su pensamiento en ambos planos, pintura y narración. Independientemente de que Leyendas y cuentos fue ilustrado con dibujos y cuadros del pintor, a modo de “intertextualidad plástica y narrativa”, ese grado de visualización al que se refiere Pilar Almoina, es, en grado absoluto, el traslado del gran personaje de su narración (la vieja pareja oralidad y tradición) a la pintura, por lo que podría hablarse de la oralidad de su pintura. Dentro de esta relación de contenidos entre pinturas-textos, tan sugerente como el cuento sobre el Encanto es su “Explicación del cuadro titulado La Mudanza del Encanto”; también tema de una de sus pinturas más importantes. Explica Salvador Valero en el texto la causa física de los deslaves. Sin embargo, en el cuadro reservó la primacía a la riqueza de esa imaginería popular. Entre sus pinturas más extrañas están: “La Mohana”, especie de personaje siniestro o muñeco autómata,


, narradoryoyente taller: aprendiz de restaurador y fotógrafo, grabador, pintor y narrador de temática denunciadora, ecologista y antiimperialista también en sus poesías, textos y discursos (de esto último habla el cuadro “La inmolación de Hiroshima”, 1971). Por otro lado, en sus cuentos y recopilaciones de leyendas se reconoce al oyente, luego convertido en narrador, que en su momento experimentó lo necesario con el cuento oral. A través del tiempo, el nuevo creador se suma a la voz del narrador ausente. No importa la pregunta teórica de quién es el verdadero, el espontáneo narrador oral o el creador. Nos importa su testimonio (Salvador murió en 1976). Si bien es la voz del viejo pueblo desde sus mismos días, ésta no se convierte en la voz paralela que anula al oyente en el autor. Unas veces, su testimonio es la mención de algo imposible de volver a contar; y sólo dice no lo que se puede sino lo que la emoción íntima imprimió en la memoria de lo escuchado y de la tradición propiamente dicha; sobre todo, las crónicas fantásticas de la imaginería popular, los cuentos que solía escuchar de los más viejos, acotando años y nombres. Otras veces, se trata de actuarlo como un gesto y un mensaje redimidos en la manera de hacerlo cuento; y por eso sólo se expresa en verdades fácti-

Salvador Valero El día de los locos, 1968

cas y colectivas. Todo le viene, primero, como oyente y observador (cuando niño fabricaba pequeñas iglesias de barro y trapiches). Y en la madurez, por la conciencia del origen del saber y crónicas heredadas. También, por la lectura de pasajes de la historia y literaturas universales y nacionales, dejando un aporte recreador de la mitología fundacional más elemental. Desde él, extraordinario transcriptor y compilador, esas narraciones hablan de cómo muere la vida y lo oral, y cómo persisten sus angustias, pues su voz es la de un pensamiento agónico de narrador testigo de la oralidad. Desde nosotros, lectores, él nos habla de la transcripción de cierta oralidad viva y espontánea en letra permanente más que muerta. Esa memoria oral justifica su revivir en el lector, quien finalmente puede dar formas a motivos dentro de esa suma regional (más que catálogo o clasificación) llena de personajes dejados por Salvador Valero gracias a su asumida misión. Además, para él, desde sus narraciones, el contexto es la realidad geográfica, ya sea convertida en estética simbólica en el propio cuento mitológico. Para él no hay otro contexto que la vida como lectura histórica. El libro Leyendas y cuentos, reproducido del cuaderno de 1957, ha sido medianamente colado por agua, haciéndose más evidente la estructura y las constantes de la cuentística tradicional de la oralidad. También ha sido corregido, hasta cierto punto, dentro de la gramática convencional. La compilación

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enmarcado dentro de una escena cotidiana cuyos objetos son relicarios familiares; la reproducción imaginaria “Divinidad prehistórica”; el “Autorretrato” con todos sus credos y personajes; y “Desnudos y los rostros de los hipócritas”, elaborado en dos planos, el de adelante, de líneas limpias, con los desnudos femeninos, y el de atrás, turbio, con relieves empastados y rostros andróginos azorados (cuando se trata de escenas colectivas, también suele ubicar en planos separados a mujeres y hombres). Por un lado, relatando sus memorias personales él también es un gran cuentero, en el mejor sentido, el narrativo. Salvador Valero fue acumulando cuadernos en los que se propuso verter con acusado sentido de unidad y totalidad cada parcela de un apremiado mensaje instado por la memoria personal, los hechos históricos y por cierto dibujo de la realidad. Por eso solía anunciar (en los textos compilados por Carlos Contramaestre), deteniendo en paréntesis el relato, “…de esto hablaré en un cuaderno aparte”. En esos textos habla de algún cuaderno perdido y de otro que dejó en la Universidad de Los Andes. Las fechas de escritura de los cuadernos publicados por Contramaestre van de 1964 a 1974, relatando sucesos desde antes de 1919. Este manuscrito (unificándolo en uno solo) es quizá el último o uno de los últimos. Ahí escribe vivencias trágicas, más cuentos curiosos sobre sus andanzas y oficios, saberes para los cuales la vida fue su mejor

“Valero fue acumulando cuadernos en los que se propuso verter con acusado sentido de unidad y totalidad cada parcela de un apremiado mensaje instado por la memoria personal”

Coral Pérez


diálogo con los poderes de la naturaleza, es cuando finalmente suceden cosas a los hombres. Es la venganza que viene a acabar con el piso donde estamos parados (¡peor ley, un híbrido entre la natural y la católica!). El Encanto se muda a la planicie encontrada a su paso o simplemente va a parar al mar. Son las señales, las piedras que cambian de lugar. Al Encanto se le provoca, no más. Aunque así tampoco se evade sus poderes o verdades. Son verdades dadas que hay que aprender; esa es la convivencia, la ley colectiva. Simplemente se saben y se respeta sus límites dentro de todo lo ya conocido. Son datos, realidades estrictamente materiales, reales. Pero entre la realidad ambigua y la esclarecida hay límites difusos. En cualquier momento se entró en los ámbitos de una y otra realidad. La ambigua, llena de apariencias y revelaciones, de dobleces y de voces proféticas. Del Encanto también vienen las maldiciones, la traducción religiosa de un juicio ético en vida. ¿Cuando nuestras visiones son espejismos o verdaderas traducciones del acto humano? Los encantamientos, los malos pactos, las premoniciones, los malos agüeros, los desaparecidos, los buscadores de riquezas. Lo inexplicable sentido o presentido

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Del libro Leyendas y cuentos, “La mudanza del Encanto” y “El Arco Manare”: Entre sus temas-personajes, dos serían fundamentales, el Encanto y el Arcoiris, que es como decir lo terrible y bello en una sola cara. Cada uno es un cuento independiente, y a la vez se funden en pequeñas cápsulas dentro de otros cuentos. Estas dos alegorías juntas pueden constituir el hallazgo simbólico de una “ley natural” que englobaría a los otros temas. El llamado Encanto es símbolo de todas las catástrofes naturales. En específico, son los deslices violentos y periódicos de las montañas a través de las quebradas. Las crecidas, buscando cauce lo trágico. La realidad de inevitabilidad concreta que nos viene de la naturaleza. Una mezcla inseparable de belleza y horror, de bondad y maldad. Las marcas o estigmas del mal o el bien en la propia naturaleza. Desde ese acontecimiento, ese centro temático que es “La mudanza del encanto”, se teje la ley de vida y, con ella, otras historias necesarias. “La mudanza del Encanto” es otro de los cuentos sobre el Encanto. El argumento cuenta que se trata del rey de los reyes, el más fatal, llegada la hora. Vive en las montañas, y cuando decide mudarse de lugar arrastra consigo todo su tesoro produciendo mucho ruido. Los ruidos del Encanto son traducidos a varias naturalezas. Es el sonido de instrumentos musicales y de los animales gritando en conjunto. Un sonido que podría ser infernal, apocalíptico, se asocia también a música, que es la vida de los elementos naturales. Las fuerzas de la realidad externa dan voces y llamados murmurantes, extraños. Al Encanto lo hacemos enfurecer y sus razones no son dichas, sino que debemos suponerlas. Hay un

Salvador Valero. La inmolación de Hiroshima, 1971

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Salvador Valero, de Carlos Contramaestre, incluyendo otros cuentos, textos de diferentes naturalezas y fechas, más sus pinturas, ha respetado la estructura y ritmo oral y la transcripción original de Salvador Valero (quien nos habla más desde las cosas aprendidas por oficios y observación que desde estudios formales continuados). Los dos constituyen un corpus importante.

por los animales, y que a través de ellos, su lenguaje, podemos sospechar. Los encantamientos todos: ellos son de un saber mucho más terrible entre cuanto hay que saber. Un saber más común que acertado. Por eso las frases, rituales, mañas recurrentes. El saber descomplicado y vuelto humor. El temeroso. El bello e inexplicable mito del Arcoiris es un reflejo del horror por la belleza. Su enigma. Aparece ante nuestros ojos para bien o para mal; ¿cuál sería su último sentido? En esos cuentos, del encantamiento por el orín del arcoiris uno se cura o libra lanzándole orín humano. Hay que cuidarse del Arcoiris, como le teme uno a la furia única del Encanto. Porque es la otra cara del Encanto y te vuelve sombra o te deforma. El Arcoiris sale de las quebradas y bebe de ellas. Es como la preñez del Encanto. Su faceta inofensiva, de rara belleza exterior. La expresión de este mismo contraste estético está en el cuento “Los amores del Sol y la Luna”; leyenda más violenta que trágica. La Luna, por no hacerle caso, cargando en el ojo las marcas del puñetazo del Sol. Todo lo que sugieren estas leyendas. La muerte engalana con riquezas, da belleza a la apariencia irreal.


Hablan de lo mismo cuentos como el de la peña con eco que contesta o de la que tiene muchos colores misteriosos. Cada espacio natural reproduce su propia mitología, digamos, patronímica, su cuento, su traducción a lenguaje simbólico, y que a la vez ha sido introyectado por el narrador. A esto llama Salvador Valero recónditas mitologías personales: “de modo que cada arbol. piedra. cerro. monte. y fuente yo interiormente me crié un mundo de visiones. con el recuerdo de susesos narrados”.

“Los que negocian con el diablo; un trueque franco, como hacen la mano y las maneras de la realidad, un trueque de energías, te quito y te doy” Todo esto es los cuentos de Salvador Valero. Qué hacer con la realidad y su misterio. ¿La respuesta es sólo fe, miedo y la convivencia? Estas son las reflexiones de largo tiempo del pensamiento popular ante no otra realidad que la del mundo físico, la materialidad propia de la naturaleza, también con sus indicios inmateriales. Las reflexiones envueltas en una emoción mítica, simbólica, atemporal: realidad es suelo y magia, religión y todas las formas más inmediatas del vivir. Sentires traducidos a anécdotas. La oralidad sería la manera más natural de vivirla en común. El trato, pacto y canto con el diablo: Este es otro de los motivos más repetidos. El que con palabras provoca al diablo. La trampa, tanto para el provocado como para el mismo diablo, que a veces desiste porque no hay quien le crea o se complique por él. En el fondo está la necesidad de instar al juego limpio. Pero siempre hay uno que tiene la palabra última. La enseñanza está ahí, en los cuentos “El hombre que tenía pacto con el Diablo” y “Don José María Colina canta con el Diablo”. Los que negocian con el diablo; un trueque franco, como hacen la mano y las maneras de la realidad, un trueque de energías, te quito y te doy. Es un pacto con compromisos que no se

Otro importante grupo de motivos se encierra en el bestiario sobrenatural por donde habla la ley de la naturaleza: al ave Ches es malagüera, hay que conjurarla con oraciones y rezos. En cambio, la abeja madruga, y a su paso trae cartas o noticias. Del libro Salvador Valero, ejemplos textuales de una visión social: Leer sus cuadernos, la compilación de Carlos Contramaestre, es un viaje que termina en euforia, por la riqueza de cada contenido, por el valer espiritual de la humanidad de Salvador Valero. Su pensamiento va recorriendo círculos insistentes; vuelven sobre sí, urgentes para él, y con extraordinario poder de sugestión para nosotros, pues él fue un sugestionado por las formas de la naturaleza y la realidad. Sobre una señora de ascendencia indígena “en mezcolanza con negro” dice: “religiosa a la vez útil como semi médicos yerbateros. la señora era partera y a la vez sobandera”. Nótese el aprecio por estas gentes de industrias domésticas y sus credos sincréticos. Relata luego con suma curiosidad la técnica cómo teñían los sombreros de cogollo las tejedoras indígenas. Hay un don de prodigioso observador de ciertos saberes, una manía de resguardar con la memoria descriptiva, como buen conocedor, los oficios y procesos artesanales, una conciencia del origen y hechura de las cosas, y de todo lo que pueden sugerir esas labores casi mágicas en su relación con las cosas: “se fabricavan una tinta negra a base de zumo de ramas, de yerba mora que le agregavan una pequeña cantidad de agua pura y ese zumo lo mezclavan con negro de humo. el negro de humo lo adquirian en latas que a manera de pantalla puesta en una tosca repisa de madera que se mantenia en una pared y sobre esa repisa colocaban la lampara de kerosen y de colombio de modo que cuando ya se habian acumulado en la lata que hacia las veces de pantalla el suficiente negro de humo. esto lo recojian valiendose para eso de una pluma de gallina una vez depositado en una basija el negro de humo este lo mezclavan con el zumo de yerba mora y a veces

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pueden dejar de cumplir, es un crudo dando y dando (“y esto lo contaban con la frescura de contar un negocio entre dos personas vivientes”). También las promesas de misa a los difuntos. Cumplirlas es hacerse rico de la noche a la mañana. La muerte que vuelve, aparecidos, para pedir misa, velas y novenarios. Los novenarios por temor de ver al muerto. Las cenas de difuntos. Los velorios de los santos donde se cuenta y se cantan los llamados tonos divinos. Los buenos y justos difuntos, pese a lo que en vida fueron. El respeto a la muerte ajena. También los entierros de botijas con oro que se predicen y se encuentran bajo pacto. El malpensamiento para quien encuentra el entierro convierte en carbón la botija. Dicen en Los Andes “que las botijas que están de parte del diablo son difíciles de sacar”. La botija y la promesa con el muerto, el negocio o préstamo feliz; pero sagrado e infalible. El premio que la riqueza promete y las pruebas a que también somete. La botija, el entierro, las morocotas de oro son también el bien y el mal al mismo tiempo. Entre otros motivos o constantes están las décimas y las coplas que hacían saber los hechos más recientes, casi paralelos a los sucesos, cual voz autónoma de psicología irónica, un verdadero rumor anónimo de calle, colectivo ya. Igual los corridos o piques, los contrapunteos; la porfía y los inagotables argumentos, la respuesta y la contra-respuesta. También los elementos sagrados resguardados por la tradición: utensilios y rituales. La exorcización del aterrorizado por apariciones es el aspergeo con agua bendita, aleaciones. Incluso para sosegar la provocación hay protocolos. Son verdaderos gestos, en su sentido no corporal, un todo y un fin en un sentido oculto que se aspira conseguir, una respuesta garantizada o una conciliación, un acuerdo a satisfacción, una manera humilde. Medrosidad natural. Todo queda en un significado fundamental, aunque uno no sabe cuál es exactamente.


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le ponian un poco cantidad de aguardiente. entonces por el reverso de cada cinta de cogollo ivan pasando el dedo mojado en aquella pinta sobre la cinta. esta quedava completamente negra por un lado. la ponian a secar y una vez seca con el dedo pulgar de la mano ivan sacando finas tiras. estas las convinaban con las tiras de cogollo sin pintar. y de ese modo fabricavan los sombreros pintados. poniendo en conocimiento que esa tinta era casi indeleble. pues aunque el sombrero se mojase nunca se desteñia. estas gentes poseian ciertos conocimientos de industria casera”. Su descripción pasa también por la visión de los oficios como auténticas artes: “tenia esta gente tambien una canoa para pilar café, hecha de madera de pardillo con cierto numero de pisónes. mas tarde en cuaderno aparte hablaré sobre estos implementos de uso casero”. En este sentido, es extraordinario el “Informe sobre la elaboración y origen del chimó en los Andes Venezolanos”, del 75. Ahí hace un repaso de cada proceso técnico. Logra describir la belleza propia del oficio, empezando por el origen indígena de la herencia, pasando por el cultivo y elaboración, por la venta y sus modos de empaque y usos, terminando con ciertas relaciones con la psicología del llamado vicio. Necesario son los nombres de árboles: “para hacer este color recojian corteza de un arbol que llamavan alcornoque… tambien usavan la corteza de say o zai. arbol que era mui buscado como varazon de tejados”. Necesario reconstruir el cuento de ciertos templos. Sobre todo, el material de los relicarios, los colores y artes de fabricación, los santos, los altares, los techos, paredes: “que viendo aquella profusión de imágenes mi animo se expandia en un mundo mistico porque amando la vision de aquellos cromos y retablos con las explicaciones religiosas que me daba mi madre”. Salvador Valero es un fetichista de objetos. Coleccionaba piedras, periódicos, clases de madera y papeles. Observaba los relieves de tiempo y texturas de las paredes (cuando comenzó a criar esa su extraordinaria teoría del “casualismo”): “o mejor dicho desde mui pequeño he sido mui observador de las cosas de

la naturaleza. Y en mi nació esas ideas casualistas que yo en mi mente formé como una especie de mitologia personal”… “aquello era una continuación de escenas que yo veia y concevia en mi mente. ese maravilloso casualismo me ayudaba a pasar horas distraido. mi animo se deleitaba viendo todo aquello”. Por impulso de observador, y en sus reparos contextuales, tanto regionales como nacionales, abre paréntesis etimológicos: “…que usando yo aquí nuestro decir criollo mareó (marear quiere decir en nuestro modo de hablar andino venezolano colmar sujestionar. Alelar atontar. Viene de mareo.)”. En otros casos es más, habla su don de observador naturalista: “…unas ramas del monte que llaman chirca. Me parece que esta yerba es de la familia del chiquechique es arbusto y sus hojas ayudan por esos lados de Esquíque. son de agradable olor”. “grama y escobilla yo de entre esa yerba oia cantar los grillos llamados por alli. grillos de la tarde o luciveres”. “mi madre mandó a pilar una parva de café. parva de café llamavan una cantidad de ese fruto ya seco. que lo depositavan en cuatro grandes sacos de fique. una vez pilado esos cuatro bultos se reducian a ocho arrobas del mismo fruto. ya descojido. la descojida del cafe era que una vez pilado y venteado. unas mujeres se encargavan de descojer los granos negros”. Su conciencia histórica no sólo se refleja en los datos fechados en contexto. La de los orígenes indígenas tampoco es menor (por ejemplo, acota el nombre de un tal Marcos Pérez como el narrador de algunas de las leyendas indígenas en estado más puro). En el caso de los cuentos fundacionales recreados por Salvador Valero: “La leyenda del Niño Jesús y la Diosa Ycaque”, son lo más cercano al mito, ya poscolonial. Se refiere a cómo se superpuso la figura del Niño Jesús a la de la Diosa Ycaque. La segunda parte, más recreada, llamada por él histórica: “Cómo llegó la imagen del Niño Jesús a Escuque”, es una especie de crónica poscolonial. Recuerda la dualidad, la difícil simbiosis que se refleja en el Popol Vuh y en el Chilám Balám; algo como en dos voces, dos tonos, dos lectu-

ras. Describe el proceso de asimilación de nueva cultura como una sobre-imposición. Nombra adoctrinamiento a la asunción por los indígenas del Niño Jesús. Salvador Valero no pudo dejar de utilizar un tono de ambigüedad, aportando su desmitificación de la historia. En seguida, tampoco puede evitar hacer la historia de los objetos arquitectónicos de los templos religiosos. La de las campanas, sus mudanzas y destrucciones. Ahí habla su experiencia como restaurador, pero más, como apasionado por la crónica de las evidencias materiales. Como recopilador, asume multiplicar la voz de otros narradores orales, diciendo “así contaba el Capitán Barrios”, desde donde Salvador Valero se convierte en narratario, oscilando de primera a segunda persona. El capitán Barrios es el personaje de una serie de historietas fantásticas: viajó al infierno en un cabro que era el diablo, bailó con las brujas, estuvo en la boca de un enorme caimán. Es el prototipo del cuentero exagerador y fanfarrón. Siempre tenía una réplica más fantástica aún para cualquier pregunta. Salvador Valero, por su parte, va de lo cotidiano a la fantasía con un conocimiento intuitivo de los tópicos y la estructura de la narrativa fantástica, como el principio generador en Las mil y una noches: la sucesión múltiple de historias, cada una más extraordinaria que otra, o en un laberíntico imbricado de una dentro de otra. De su fiel memoria de oyente llegó a transcribir coplas y piques completos en contextos comunitarios: velorios y novenarios, como la hazaña del “Relato de cuando cantó en un velorio de un santo por toda una noche sin equivocarse”. Fue además otro compilador de la leyenda de Pedro Rimales, a quien llamó el Quijote invertido. “El niño que fue perseguido por la luna” es un hermoso cuento infantil, otra de sus facetas como creador y recreador. Entre sus temas de memoria más álgida está el anecdotario de lo que fue la experiencia negativa de las montoneras o criolladas para los viejos a quienes escuchaba sus testimonios. No son pocas las referencias, la más cercana, los cuentos que dice le hacía su madre.


Entre estos acontecimientos, uno de los asesinatos, según dice, más grandes que hubo entre godos y liberales fue relatado en “La trágica sampablera de Escuque”. En otro cuento acerca del mismo tema, al final, agrega una nota donde con nombres y apellidos hace una relación de ministros y generales corruptos. Carlos Contramaestre, poseedor de una colección de sus cuadros, dice en el prólogo: “El 19 de abril de 1936, en las páginas de El anunciador, periódico valerano, que editaba Diez y Riega, reprodujo uno de los primeros linóleos de Salvador Valero… El joven pintor y caricaturista en ciernes arremete con un dibujo agresivo contra la arbitraria medida lopecista”. Por su parte, Salvador Valero, en un largo poema de 1975, además de esas sumas y relaciones de lo pasado expresadas en versos de poderosa persuasión emocional, nos encontramos no con una expresión de denuncia contra el gobierno regional sino contra el representante de la iglesia:

Salvador Valero La mudanza del encanto, 1957

Vale una detención en la hermosa teoría llamada por él “casualismo”, descrita en el más extraordinario de sus textos: “El casualismo. Arte Espontáneo Universal y eterno”. Si no la hubiese explicado, se deduciría de su pensamiento e ideas ya fijas y recurrentes de su memoria de vida. Le vino de la expe-

riencia y de la emoción más elemental (desde la sensación y la observación) y se convirtió en el concepto de toda su estética. Es más que su credo y arte poética, es su filosofía sobre la realidad y la observación de ésta. Hace relaciones comparativas con artistas y episodios de la historia nacionales y universales. Mezcla anécdotas de conocimientos físicos y científicos. Desmitifica equivocadas creencias en cosas milagrosas que son efectos de la causalidad física. Sus reflexiones finales son reactualizadoras (la moraleja anónima se transforma en voz propia de testigo: lo que se esclarece a la luz del día, fuego fatuo o boberías de esas), vienen de ojos materialistas. Pero es mucho más que sólo un ser maravillado por los conocimientos de la humanidad y los venidos de la naturaleza. Así comienza el texto: “Que es el Casualismo? A esta mi autopregunta respondo. El casualismo es todo lo que el ojo del observador ve en todas partes donde la materia existe… en fin toda la materia que alcanza a ver el ojo de un observador nos sugiere formas tan sugestivas y maravillosas. Formas que superan los muchos cuadros abstractos y de la pintura moderna. … Esas formas sugerentes no es otra cosa que manchas ferruginosas o de líquenes… no fue otra cosa que un casualismo formado por las nubes iluminadas en parte como un juego de luz por los rayos del sol”. Vean los siguientes fragmentos. Son el entendimiento de un arte que está en todas partes y una teoría del lenguaje de la realidad de “marabilloso realismo”: “…esas obras naturales y casualistas deberian velar los gobiernos por su conservación asi como los fosiles. Por eso debe considerar como monumentos naturales y nacionales pero desgraciadamente su destrucción se debe a la brutalidad y anticonservacionismo. De estudiosos y no estudiosos. Repito en los garajes y en los cementerios de carros hai material para conseguir esculturas espontáneas. donde el casualismo es avundante”. “¡El casualismo no solo se presenta de forma visual!”

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(…) …aquel templo colonial de Escuque no fue demolido cave mejor decir inmolado por orden de la fovia anticonservacionista y ante histórica del cura Escalante (…) El Escuque que se fue se llevó los pianos el piano de la familia Alizo el piano de la familia Perez

(…) El Escuque que se fue se llevó los talleres de Carpintería el de Don Manuel Sánchez el de Don Emiliano Espinoza (…) Se fueron los talleres de latonería (…) fabricavan lámparas para colombio y otras para kerosén (…) fabricaban embudos y medidas para las pulperías y hasta alambiques (…) se fue con los gritos de los muchachos que como un eco quejumbroso decian compran leña? leña mui buena de guamo. de pardillo. de molilo (…) Se fue Escuque Se llevó las piedras con sus manos (…) Con Escuque se fueron las consejas y las leyendas se fue el muerto de piedra de la legua se fue montando en la imaginada mula se fue con el atrevido que se decidio llevarlo en mula a Durí. Se fueron los espantos de la Greda y de Quevedo (…) Esos criminales de lesa fauna y flora mataron a los arrendajos mataron a los gonzalitos mataron a las chopas mataron a las paraulatas mataron a los chicuacos no se salvaron ni los alegres cucaracheros (…) Retornará Escuque como retorno Ulises el de la leyenda Homérica?


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…el casualismo guarda distancia de los nombrados pero su cantidad es tan infinita para el ojo del observador porque donde existe la materia alli lo encontrará… “quien contemple con cuidado una fotografía del hongo que se forma de explotar una bomba atómica verá que del cúmulo de gases surgen figuras siniéstras y amenazantes. eso es un horroroso casualismo que denuncia o que parece anunciadoras de cataclismo deborador”. “hasta hoy nadie se ha propuesto en formar un museo casualista. Paulatinamente seria posible coleccionar como son raras raíces. maderas. piedras y fragmentos de rocas en una palabra todo lo que sea raro y transportable para formar una colección presentable para un museo casualista”. “…al observar las constelaciones siderales cuya ubicación forman un maravilloso y grandioso casualismo. De modo que los signos del almanaque repítolo tuvieron su origen en el casualismo sideral que los sabios observadores astrónomos aprovecharon para designar los meses de cada año”. Ese teorizado por él como casualismo, es un causalismo, digamos, estético también, e incluye una visión materialista de los hechos. No son sólo visiones y formas amorfas que le sugieren o recuerdan a la realidad dándole lecturas. Es una extraordinaria combinación de la teoría esencialista del destino con la dialéctica de la causalidad, si esto se puede. Una simbiosis entre casualidad y causalidad. Entre el materialismo oculto y lo azaroso de lo real. Véase cómo termina: “nuestros mismos despojos mortales pueden presentar a los ojos del observador una aunque dolorosa metamorfosis alguna cosa que. sea como una reminiscencia de algo vivo y excitante… también nos presenta constantemente como sobrepuestas formas inmediatas a las maravillosas realidades otras manifestaciones semiocultas. estas manifestaciones no es otra cosa que las formas casualistas que están reservadas en su mayor parte para los que poseen un espíritu de observación. (Nota) yo compré un libro que. trata sobre pintura me lo vendió un mucha-

cho. El mismo está carcomido por la polilla. La polilla traspasó varias páginas cuyas perforaciones quedaron en forma de una lira griega invertida. Dado lo mas dicho libro lo compré por tener él mismo aquel casualismo”. Testigos y promotores de sus primeras exposiciones de pintura (entre escritores, críticos y pintores) enumeran el asombro ante sus temáticas: calvarios al revés, el cristo de espalda, místicas visiones primitivas, pinturas sobre coleto, cartón o tabla. Entre ellos, los del grupo Techo de la Ballena, a quienes Salvador Valero escribe una especie de manifiesto metafórico en una carta, un sólido poema-manifiesto donde recrea por asociaciones afines su imaginería de la palabra techo, sin desligarse del sentido concreto de su mensaje. Ahí escribe esa frase: ”…el techo de nuestras propias casas que es el techo más atormentado, porque siempre está presenciando todo el drama de nuestras vidas”. Y refiriéndose a la plástica como expresión, lanza esta lúcida pregunta: “Tarea imposible, les digo. ¿La víscera no es digna de hablar como materia plástica? La ola se equivoca, pues la víscera y el hueso pueden hablar con más claridad que el óleo, pues están hechos de lo que fue vida, pueden dar forma como la asombrosa vida de las manchas casualistas que a diario vemos en los techos. Porque la ballena se acostumbró a la furia”. Abundando en esas referencias textuales sobre la impronta de su pensamiento social, en carta a Carlos Contramaestre, inaplazablemente, Salvador Valero termina recreando relaciones metafóricas con la palabra tumor: “…por aquí vi en él numero 17 de octubre, del periodico panorama, una entrevista que ud sotuvo con un reportero del mismo; sobre una posible exposición de sus cuadros bajo el titulo tumoreales. tumorales. muy bueno el titulo por ello representa el tumor de una sociedad que forma un núcleo de tumor moral en todo el sentido de la palabra. eso cabe mejor que decir hueco pues antes pensaba yo sobre una humanidad hueca. porque nosotros los humanos somos puro hueco…”. Y continúa: “de modo Doctor Contramaestre… tan solo le pido un castigo inecsorable. Ese castigo es para que se quemen en

llama eterna esos politicos que con palabras huecas engañan al pueblo”. Por último, esta es su frase de despedida que hace referencia temática al motivo central de la carta: “Su amigo, Salvador Valero, la resurreccion de la carne, la resurrección de los pueblos”. En cartas a Carlos Contramaestre siempre se le tuerce la idea inicial hasta parar en esos inevitables pensamientos, los que reafirman una creencia en la historia como realidad y en la realidad como historia: “…ese polvo que fecunda se convierte en abono cuando se queda perenne pegado en las pájinas de la historia. De la crónica y hasta en las mismas palabras donde la historia y la misma crónica quedan metamorfoseadas en leyendas popular y folklórica de la colectividad del pueblo”. En su “Significado del cuadro de la bomba atómica de Hiroshima”, otro extraordinario texto, además, por la simbiosis entre sus pinturas y sus escritos, vemos al Salvador Valero que nos pregunta por el porvenir. El testimonio de un conocido lo describe como a quien “le preocupaba la muerte; pero más el futuro, él sentía un pavor por el futuro, siempre estaba hablando sobre el futuro”. Vemos también a Salvador Valero preguntándose sobre la función de la ONU y de la OEA cuando sucede lo de Hiroshima, “que ven complacidas las inmolaciones colectivas en nombre de la democracia y de la cruz de Cristo”. Nadie ha dicho tanto sobre Salvador Valero como Juan Calzadilla en 1966 en sólo dos páginas. De su precisa siembra conceptual retomo, para cerrar, sus ideas clave, enumerándolas casi con sus mismas palabras: más que naif es un pintor popular; utiliza la pintura como un medio no como un fin; su cuadro es un testimonio, un mensaje concreto, es un realista que polemiza; imita falsos estilos, pinta anónimos coloniales falsos; satiriza; es un intérprete más que un cronista; toma partido o se interroga sobre un acontecimiento; un poeta recreador de mitos; sus pinturas son ilustraciones de su memoria siempre viva; sus cuadros son visiones atormentadas de la tierra; sus temas: la política, la corrupción; es más que un pintor, necesita la palabra, la explicación, las cartas. n


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Autoretrato

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Ilustración: Alfredo Rajoy

Caracas

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V

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ivo en una casa ubicada a un lado de la plaza, junto a la iglesia. Una casa que no le pertenece a nadie. Una casa tomada por inquilinos que dejan huellas sucias. Una casa que fue invadida y cuyos documentos de propiedad no existen. Una casa que se desplaza a través de sucesivas ruinas, se niega a caer poco a poco, confundida con el peso del polvo.

[pertinencia y pertenencia]

*** En el barrio conviven dos clases de habitantes: aquellos que representan la sucesión familiar, de abuelos a nietos, en estas espaciosas casonas de muchas habitaciones; ellos son la última expresión de la memoria enfrentada a la erosión espiritual del desarraigo; la otra, alojada en los innumerables aposentos convertidos en pensiones, es una población flotante, transitoria, de paso por estos microespacios del anonimato: inmigrantes ecuatorianos, peruanos, colombianos, dominicanos, haitianos; todos ellos perseguidores tenaces de utopías urgentes; estos inmigrantes confluyen según los meandros trazados por la necesidad, integran las pequeñas colonias que diariamente se multiplican en la penumbra movediza de las habitaciones. *** Cada centímetro de la casa está habitado por minúsculas criaturas que parecen hormigas. Las filtraciones matizan las paredes con manchas de levadura. Costras que se levantan como pellejos. Las plantas crecen a la sombra de los días, inauguran un espacio remoto y solitario, de luces fragmentadas. *** La humedad causada por la lluvia forma lamparones verdes en ciertos rincones de la casa, una amenaza, desde el último deslave que provocó la tragedia de Vargas, en el litoral central. Algunas casas cayeron la última temporada de lluvias que se prolongó más de lo previsto. La lluvia se transforma en bestia huracanada. Los materiales con que fueron construidos los muros de la casa no son capaces de drenar el flujo incontenible y persistente. La casa está construida con ladrillos de adobe, probablemente de la época de la colonia, es decir, hace unos cuatrocientos

años. Aunque debe admitirse que con el paso del tiempo y de los sucesivos inquilinos, algunos muros han sido reemplazados por otros hechos de distintos materiales hasta llegar al cemento.

*** La ciudad extiende su antebrazo, fracturado, por encima del asfalto. Ante ella crujen los silencios. Apostadores. Truhanes. Vagos. Lluvia sucia, pasajera. Permanezco el mayor tiempo posible dentro de mi habitación. Desde aquí observo el mundo como si estuviera protegido por las entrañas de una placenta familiar. Aquí he decidido permanecer, hasta que el tiempo pase y todo haya cambiado. *** Desde esta placenta milenaria, esotérica y aislada entre viejas paredes, el flujo de la ciudad adquiere nobles matices. Veo sin ser visto. Vivo sin ser notado, amoldándome al silencio de la madrugada, como un insecto desvelado. Y es que mi habitación reúne las características de una habitación de Kafka. *** A veces imagino que la obra de Kafka, absorbido por el misterio, es una especie de galería infinita, una ciudad formada por habitaciones que se comunican de acuerdo a las circunstancias. También imagino que los personajes de sus novelas son como viajeros del alma, tránsfugas de la noche que demoran en cada incidente el tiempo necesario para cambiar de habitación y pasar a formar parte de otra dimensión de la vida. *** Aquí he decidido permanecer hasta que todo desaparezca, no por la acción de un estallido, un cataclismo o un golpe certero de los dioses. No creo que eso suceda, los dioses están pendientes de otras galaxias menos contaminadas. Los dioses se despidieron desde su tiempo inmemorable y nosotros no lo advertimos, sumergidos


revisited Ilustración: Alfredo Rajoy

Héctor Seijas

en el flujo improvisado de los años, el azar de las cifras y el engaño que consiste en medir nuestras acciones y nuestros desplazamientos a través de este planeta calvo. *** Uno y el lenguaje. Prosodia de lo inmediato; verbo y carne de la masa unánime, ciega, poderosa. Rítmica conflagración que pauta la dispersión, latido permanente, agazapado, como el corazón de un gato. ***

Ciudad hostil. Tu corazón es gusanera implacable. En tus esquinas alumbra el foco rojo del peligro. Tus fauces son como grutas hambrientas, se abren y tragan prostitutas, lo que resta de humanidad en las aceras donde habitan mendigos, enganchados en la droga, comedores de basura que destrozan negras bolsas de plástico. *** El planeta soporta los automóviles como hormigas que rugen. Cables. Hipódromos confiscados. Aviones dibujan el espacio azul y blanco con rayas de azufre. Al fondo del paisaje, entre papeles calcinados, se yergue la estatua del prócer. La plaza posee dos fuentes que no cesan. Se desplazan a través del sonido. Allí habitan mendigos, mujeres que venden sexo sucio, hombreslata, enfermos de sida, elementos escapados de remotos dolores, por la baba negra de la ciudad. *** El aire se vuelve rauda bacteria en los pulmones hospitalarios. Allí la casa del hombre la construyen de día en día las aguas pútridas que vienen del hombre y lo rodean como lago de sacrificio. Aguas bíblicas del hombre que no cesa en su repugnancia. Todo lo que toca lo convierte en

Una ciudad es como la noche, profunda en sus arterias. Sucia, profunda y muy oscura. Penetrada por el hombre. Íntimamente violada. Despedazada. Fragmentada en cada orilla. Su sol es un ojo que palpita detrás de la montaña. *** Permanece de pie el mayor tiempo posible. Como un soldado espera temprano la salida del sol y se sumerge en los laberintos luminosos del día. La vigilia le permite diferenciar entre las cosas, aquellas que convienen a un vigilante impenitente. Debe ser precavido si desea conservar las facultades de la vigilia. Para él no existe distancia entre la noche y el día, entre una y otra ciudad. Por ello es dado a los vuelos matutinos, cuando los pájaros beben las gotas de agua que caen de la fuente y sacuden sus plumas. Se incorpora al ritmo desigual de sus alas, a medida que el día cabalga sobre sus bestias luminosas. Sobrevuela entre mendigos y basura; sus ojos, adaptados a la geografía de esta sucia ciudad, elaboran un escrutinio religioso, es decir, riguroso. Pocas veces abandona el perímetro que él mismo escogió como escenario: la calle donde confluyen perros, indigentes, poetas delirantes. *** El olor de los perros era un olor premonitorio. El olor de una muerte silenciosa, llevada con paciencia. Sin que los vecinos advirtiéramos el paso de la Parca; día a día, noche a noche. Nadie, en el barrio, conocía de su origen. Por su aspecto, por la blancura de su piel y el silencio de su soledad, todos suponíamos que se trataba de una

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La aristocracia del barrio se embriaga los fines de semana. La locura y la violencia se desatan. Nací y crecí en esta cultura, o sub-cultura, con el perdón de los antropólogos urbanos; me contagio, guiado por Dionisos a través del bosque de cemento, árboles chamuscados y basura, encabezando el ritmo desigual y las contorsiones de una masa enardecida, presa en la urdimbre irracional de los tóxicos. ***

sustancia; llaga que abarca los confines. Hasta la médula del sueño llegan las aguas negras. Todo lo inundan con violenta humillación. ***


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La altura estaba prevista según los signos de cada pesadilla. Las piedras formaban alrededor del hombre una muralla. Más allá de este mínimo horizonte los animales se distinguían. El olor a excrementos, la paja seca y la humedad resumida de distintos y abundantes orines, le impedían dormir, por ello dedicaba las noches al escrutinio de una noche que nunca terminaba. Una noche sin estrellas, sin pasiones luminosas sobre la montaña. Una prisión hecha sin prisa. Calculada de acuerdo al destino de la sentencia. Los abogados ocupaban una recámara contigua donde los reos esperaban. Ésta parecía ser la única función de aquellas almas detenidas en medio del estiércol. ¿Quién hubiera pensado, antes que él, en una cárcel que al mismo tiempo fuera un zoológico? Una cárcel donde la condición humana rebasaba sus límites naturales y se instalaba en un eslabón impreciso de la creación. Una cárcel especialmente concebida para monstruos. Criaturas híbridas que movían sus lomos bajo la densa e interminable penumbra de la condena. Recordaba los últimos bramidos de un toro empantanado. Las pisadas de una jirafa ciega que durante muchas noches lo agobió por su particular manera de saltar dentro de un espacio tan reducido y poco iluminado. *** La Parca envía uno de sus mensajeros. En medio del torbellino de voces y líneas que cambian de dirección, una mano rápida, amaestrada para el robo, arrebata. Prosigue veloz en su carrera de evasión como un conejo con plumas. Es tan liviano que pareciera haber nacido para el oficio que desempeña. Ratero. Roedor de carteras. Cualquier cosa a la vista y al alcance. Más rápido que la vista. Animal de propiedades: posee la facultad de pasar inadvertido, cruza ligero como la brisa, penetra en los rincones mínimos, a través de las rejas, por encima de las ventanas, por algo le dicen hombre araña, no hay muro que se resista, sólo cuenta con su cuerpo, los músculos tensos como las cuerdas de una guitarra, la vista siempre de un lado a otro, como si la vida fuese un eterno juego de ping pong, de aquí para allá: pasó la adolescencia y se encuentra a punto de coronar los treinta años, lo cual es mucho más de lo que esperaba, desde que era un cachorro hijo de la calle, aprendiendo el lenguaje cifrado y confuso de la calle, la lengua sucia de la calle, entre cachorros de la calle. A los catorce años se fugó

del reformatorio. Se confundió con los miserables. Era un pordiosero que había nacido sin fecha, sin nombre, sin número de identidad. Sencillamente no existía. Era menos que un número y menos que un hijo. Menos que cero. Era pero no era, pues no tenía ni palabra ni número ni nombre. *** Los habitantes de la ciudad esperan que de un momento a otro, durante el sueño, cuando el pulmón descanse, el Ávila se abra y las aguas del mar inunden el valle. El temor a tal evento viene de la raíz del inconciente. Algo desde el fondo de las células anuncia una gran tempestad. El valle será escenario de un acontecimiento bíblico: cuarenta días y cuarenta noches lloverá y habrá movimiento de la tierra. Nuevos cauces abrirán rutas que borrarán la memoria de los hombres. Negras nubes reposarán sobre lo que antes era verde, escarpado paisaje. n

Ilustración: Alfredo Rajoy

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persona venida del extranjero. Alguien a quien la muerte perseguía, más allá de los mares, más allá de los caminos, la intemperie y las verdes montañas de una ciudad distante, más allá de los mapas conocidos. Noche y día cosía, al menos eso creíamos cada vez que cruzábamos veloces y supersticiosos. La contemplábamos rápidamente. Ella nunca levantó la mirada. Nunca nos devolvió una mirada. ***


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Ilustración: Alfredo Rajoy

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A ella que sabe y se reconoce a S DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

i le dices un paso atrás, de inmediato dirá: “Eso nunca”, dará la vuelta y quedará de frente dando un paso adelante.

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Una mirada sagaz, inquieta, incisiva, es lo primero que salta de su rostro, con la vehemencia de dos manos enternecidas de música, poesía, del tecleo incesante de trasnochos empujando teorías culturales salpicadas de clarividencia, que se estrujan en las contradicciones formativas de nuestras aulas universitarias y desde algún tiempo en las sabidurías culturales de nuestras comunidades. “La gloria eres tú...” y es que ella es un bolero inacabado, pero bolero al fin, donde la cadencia edulcorada puede convertir cualquier enunciado en arma punzopenetrante de intelectos y convicciones. Alguna vez me creí Pável Korchaguin, ese personaje estoico e inquebrantable de Nicolás Ostrovsky, que preñó mi formación roja hace unos años. “Yo quiero ser como él”, me dije, y me aferré a esta rebeldía y causa social que me acompaña. Fui autodidacta de algunas teorías de izquierda, hasta que llegué a las aulas de la Escuela de Artes de la UCV y me caí de bruces, con mis teorías a cuestas y la prepotencia de creer saber dónde estaba la neuralgia política y social. El empujón lo recibí de ella, desmontando a los consagrados: Gramsci, Mariátegui, Morin, Simón Rodríguez, Freites, entre otros; comenzaron a hacerse corpóreos, a tener múltiples significados en el lado práctico de la vida, a acompañarme en este ínterin donde el conocimiento se hace pueblo, donde la cultura deja de ser intangible para tomar significados y acciones, a sentirme trabajadora cultural; a desbocar preguntas incuestionables: ¿Qué

coño hago en este recinto sagrado de supremacía negado a la transformación política y cultural del país? Pero allí permanecí, domesticando las dudas y abriendo las alas de la crítica, con los ojos abiertos al asombro y un montón de comemierdismo intelectual académico, que no sabía, ni ahora sé, para qué nos sirve en la práctica de nuestras verdades aburguesadas. Pero, allí estaba ella martillando cada una de esas dudas, abofeteando la formalidad académica, deconstruyendo los discursos comunicacionales y adentrándose en la tarea práctica que teníamos a futuro. “El perfume de una época” Estos últimos años de cambios y transformaciones, han colocado con poco tino y justicia a muchos de nuestros trovadores censurados y amordazados por las clases dominantes de la política y la economía del país a tener nombres y apellidos, a sacar del baúl las canciones otrora clandestinas, y que aún hoy son tímidamente propuestas en las estructuras de difusión de los medios convencionales. Alí Primera salta como figura principal en esa historia de la música venezolana; pero... ¿será que la voluntad y el poder comunicacional también se filtra en nuestra revolución? ¿será que la visión sólo parcial de la historia tan bien manoseada por los adecos se apropia de nuestras dinámicas culturales? Es que después de escuchar durante los últimos años en todos los actos, eventos, marchas, convocatorias y pare usted de contar, a todas las nuevas agrupaciones (no todas), cantando sin mayores aportes a Alí Primera, deján-

dolo a solas como el único protagonista de la canción necesaria, es absolutamente injusto. Alí, mi pana, sería el primer arrecho por esta indolencia demencial. En una de esas tantas conversas, hace poco, entre un grupo de cantores de los que iniciaron esta avanzada y otros que recién la están iniciando, ella hizo esta reflexión: “carajo, mientras Alí estaba en Europa, nosotros permanecíamos de pie, activos, empujando la canción en cada rincón del país”. Y “nosotros”, son unos cuantos olvidados en esa historia hecha a corazón, sangre, represión, persecución y pulso. “Versos de un o sea no posible” Tomo este título de uno de sus poemarios, porque define el “o sea” que por su ambigüedad y medias tintas niega a la realidad. Me refiero a sus pasos por la Universidad Central de Venezuela, donde la corta visión de los recalcitrantes apoltronados en los poderes del saber, sucumbieron al letargo de privilegios que le otorgó la colonia a los reductos del conocimiento. Muchos de ellos se quedaron en viejas estructuras almidonadas con propuestas y pensamientos de reformas universitarias dormidas en el Mayo Francés, y que sólo podían aplicar la praxis dentro de las aulas. Otro espacio era imposible, los privilegios de las islas formativas de nuestro país permitían un discurso “progresista”, alcahueteando el estatus burgués (“y con mi estatus no te metas”). “Sólo el amor convierte en milagro el barro” Como en muchos atentados, no existen sólo los de muerte súbita, también están los otros los que van dejando minas y ametrallando el alma y la ternura, la mezquindad del hombre también es un arma letal, y ésta le fue


gloria Sandra Zapata

disparando poco a poco, primero a sus pies, porque siempre miraba hacia lo alto y no se percataba de ellos, luego a sus piernas, que aunque ya no estaban aún creía que permanecían allí como los sueños de los mutilados, luego a su columna y..., estamos buscándolos para que no alcancen a sus ojos y su corazón. Ella está herida, pero mientras en nuestras vidas permanezcan sus grandes pasos de gigante mujer, sobre todo mujer, su eterno bolero no concluye. Y en los bares infinitos, en nuestras rocolas rebeldes y revolucionarias siempre estará ella, la Gloria, Gloria Martín.

Sería irrespetuoso enumerar en estas líneas su currículo vitae, el cual se pierde de vista en cada una de las especialidades a las que se ha dedicado, hablar que es la pionera de las teorías culturales en Venezuela, en la historia de la nueva canción, estaría de más, hablar de todas sus publicaciones, su doctorado, sus numerosos años como profesora titular de la Universidad Central de Venezuela, sus conciertos y composiciones recorriendo el mundo, estaría de más, porque haría falta mucha tinta, para darle el espacio que se merece la gloria, la Gloria Martín. n

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la arquitectura Raúl Díaz Legorboru

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istóricamente a la arquitectura se le ha otorgado como atributo genérico, el ser una metodología técnica racionalmente organizada, orientada a crear volúmenes en los que la forma excede su uso como espacios habitables. Es decir, que a más de constituir un procedimiento para elaborar objetos tridimensionales utilitarios que cumplen una función social determinada, puede ser, adicionalmente, un acto pleno de imponderables significados estéticos.

28 [pertinencia y pertenencia]

En el específico aspecto de objeto estético urbano, podría —esquemáticamente— entenderse, como la concreción aparente de una perseguida síntesis, entre las tecnologías constructivas y la conjugación de volúmenes en el espacio, expresados por la sintaxis particular del arquitecto.1 Sin embargo, esta perseguida síntesis y sintaxis es más que la simple concreción de la voluntad subjetiva de una individualidad determinada. Antes bien, es, a su vez, necesariamente el reflejo histórico de una imagen del mundo, que presupone insoslayablemente, la visión subjetiva que los individuos —en este caso el arquitecto— se forman en una temporalidad específica del cosmos que los rodea. Esa imagen en última instancia es, la sencilla o elaborada prefiguración de una cosmovisión del poder o poderes dominantes que reglan o aplastan modélicamente su vida, sean entre otros, sagrados o profanos, reales o intangibles, naturales o artificiales, sociales o mercantiles. Y, desde el punto de vista estético, esta imagen del mundo podría asumirse como el cánon ideal y aglutinante básico, del gusto prevaleciente en una época determinada. 1 En 1938 bajo el título ‘La Época de la Imagen del Mundo’, el filósofo alemán Martin Heidegger dictó una conferencia sobre la esencia de la ciencia y la técnica moderna, en ella señalaba, entre otras cosas, que una de las características de la investigación científica y tecnológica en la época moderna, era la desaparición del modelo del investigador aislado —el sabio— sustituido por el conglomerado o corporación investigativa, conformada como una empresa especializada, que preside la concepción científico-técnica de la modernidad. La cual, como programa, se halla en todas sus determinaciones, sujeta a la planificación, el cálculo y la producción, y a su vez, alertando del peligro latente de su conversión en ‘mera empresa’ donde la razón técnica se fuese diluyendo en bovina laboriosidad mercantilista. También allí señaló: “Sólo porque el hombre cabal y esencialmente se ha convertido en sujeto, y en la medida en que se haya convertido en tal, es preciso llegar para él a la cuestión expresa de si el hombre quiere y debe ser el yo limitado a su capricho o desenfrenado en su arbitrariedad o el nosotros de la sociedad, si quiere y debe ser el hombre como individuo o como comunidad, hombre como personalidad en la comunidad o como mero miembro de la corporación, si él, como Estado y nación y como pueblo o como humanidad general del hombre moderno, quiere y debe ser el sujeto que ya es como ente moderno”. (Holzwege 90, Die Zeit des Weltbildes) ‘Sendas Perdidas’, página 81. Editorial Losada, Argentina 1960.

En la actualidad esta imagen del mundo, se expresa como una visión uniforme del paisaje mundial determinado por la razón técnica. Exaltada en forma simplista por la información electrónica instantánea, como la única imagen posible de la modernidad. Esa imagen mitológicamente estandarizada, se ha entronizado como la forma superior de aprehensión objetiva del mundo natural, reduciendo a éste, a la condición de substrato utilitario al servicio de esa racionalidad técnica. Y, a su vez, transformando paulatinamente al mundo moderno en paisaje artificial, tecnológicamente urbanizado, incluyendo la urbanización técnica del campo. En clara sustitución de un mundo —ahora arcaico— que prácticamente hasta inicios del siglo XX, se hallaba conformado mayoritariamente como paisaje determinado en y desde lo natural. La imagen de esta modernidad, exalta lo tecnológico frente a lo silvestre, lo urbano frente a lo rural y rebaja mercantilmente lo natural a materia prima de lo artificial, conduciendo —aunque no se muestre como implicación directa— a su dispendio deterioro y agotamiento. Además, creando un modelo de perpetuación y desplazamiento del conocimiento, desde un epicentro cohesivo que se asume como sujeto de la razón técnica, a una totalidad periférica mundial transformada en objeto de dependencia de esa particular concepción de lo técnico.


en la época de la imagen del mundo1

2 Si vemos a Caracas desde el aire, notaremos de inmediato que, al igual que muchas otras ciudades latinoamericanas y del tercer mundo, se halla sitiada por un exuberante entorno silvestre natural, son ciudades insertadas con dificultad en un mundo todavía escasamente manipulado y virgen que

Ese hecho también nos permite comprender, por qué paulatinamente en la ciudad moderna, lo silvestre ha pasado a ser concebido, solamente como área verde, que ya no es en sí misma paisaje natural sino paisajismo confeccionado cultural y técnicamente3. Y así, con la cancelación de lo natural ha ido desapareciendo, paulatinamente, su escala proporcional, sustituida por una escala tecnológica de proporciones ciclópeas, aquello que Heidegger alude como ‘lo gigantesco’ o con reticencia como ‘americanismo’4. Esa escala reduce y miniaturiza al hombre a las dimensiones de un microorganismo con relación a la edificación. Esta es una escala que atiende a una lógica tecnocrática propia, donde lo humano cobra un sentido estadístico como volumen de uso y desplazamiento a pequeñas celdas de vida y trabajo, integradas a conspicuos espacios de consumo. Subsumido todo, exclusivamente a la fría racionalidad de una geometría y mecánica estructural, de sólidos colosales de articulación vertical. Esa escala suprahumana en realidad es antigua, pero reservada al templo en todas las culturas como espacio sagrado, donde el individuo es, a propósito, disminuido por la edificación a la condición de pequeña criatura postrada ante el poder divino, es decir, arquitectónicamente circunscrito a un uso, limitado concientemente a los umbrales de contacto de lo humano con lo sagrado. No por limitaciones de las técnicas constructivas ciertamente, pues claramente, las humildes cofradías de albañiles itinerantes, que levantaron las catedrales góticas, aplicando elementos estructurales independientes y a la vista para soportar las cargas constructivas —asumido después como sello distintivo por el denominado ‘estilo internacional’ y la arquitectónica moderna—, y esos grandes vitrales, ya en sí una prefiguración del muro-cortina translúcido, poseían un saber aun se expande en todas direcciones. Esto en sí mismo, debería ser motivo de una profunda y detenida reflexión, orientada, tal vez, al desarrollo de un emergente modelo urbano radicalmente opuesto al existente, el cual, históricamente ha concebido el hábitat humano, como aquello culturalmente distinto y en pugna con el paisaje natural y, consecuentemente, con las características relaciones simbióticas que asume el resto de la vida biológica en la naturaleza. Ese Modelo urbano actual, ha conducido a las desastrosas consecuencias ambientales actuales, cada vez más patentes en todo el planeta. 3 De allí, quizás, lo interesante de la sutil distinción urbana en la ciudades inglesas, Londres por ejemplo, entre el espacio conservado semisilvestre del ‘Common’ —antiguas áreas comunes de pastoreo aledañas a la ciudad medieval— y conceptualmente el parque propiamente dicho. El Common es una zona abierta muy poco intervenida paisajísticamente, ahora insertada en el área urbana con características peculiares, en la que priva lo silvestre y hasta lo rural, así por ejemplo, en algunos es usual que las autoridades parroquiales otorguen pequeñas parcelas por un lapso determinado, para el cultivo de hortalizas por aquellos vecinos interesados (aun podemos recordar las ironías de ciertos medios de comunicación sobre una idea algo aproximada, cuando la expresó el Presidente Chávez). 4 Sendas Perdidas / ‘La Época de la Imagen del Mundo’ página 83, edición citada (Holzwege 92 Die Zeit des Weltbildes).

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Esta imagen técnica del mundo es el sustrato primordial con el cual el hombre establece relación en la vida diaria, regulando en todas sus determinaciones, especialmente la vida urbana, que ha pasado a ser, enfáticamente, la figura dominante de la condición gregaria del ser humano. Así lo urbano ha devenido técnicamente aquello más incontrolable, expansivo y problemático, configurándose en la modernidad como el recurrente epicentro escénico de la dramática humana. Erróneamente se tiende a enfrentar los problemas urbanos, cerradamente desde la óptica de lo sociológico asumido como simple momento conceptual de lo arquitectónico, cuando son en realidad básicamente originados en la concepción prevaleciente de lo técnico, respecto a la agrupación e interconexión del ámbito humano como si fuera una entidad cualitativamente separable del resto del mundo natural. Mientras esta concepción no sea sometida a una crítica sistemática en la arquitectura, lo urbano posiblemente seguirá configurándose como el cadalso de la vida contemporánea. Demás está decir, que esta imagen del mundo preside y determina casi totalmente, el sentido de la visión del hombre en la percepción y valoración de la vida y su entorno. Analizado desde el tema circunscrito a la arquitectura, en esa imagen tecnológica estandarizada, interesa especialmente, por razones que de seguida se comprenderán, la difusión del modelo conceptual aplicado al paisaje urbano estadounidense, esto es, la arquitectura de sus ciudades. Dada la innegable predominancia de sus conceptos en la arquitectura mundial actual. Existe una formulación específica de esa arquitectura urbana: el tácito urbanismo vertical de la ciudad presente y futuro, desarrollado, obviamente, a partir del manejo mercantil de las tecnologías constructivas, que es de especial interés para estas consideraciones por su influencia determinante en la organización constructiva del paisaje urbano mundial, y para la constitución del gusto arquitectónico moderno en particular. Ese paisaje urbano estadounidense, sobre todo en las grandes ciudades, tiene algunas notorias características: diáfanamente, es la cancelación, podríamos decir absoluta, del paisaje natural. Vistas desde el aire son, como sabemos, gigantescas islas de cemento impuestas sobre la tierra, que pudieran asumirse como el sueño o la pesadilla —según la óptica personal— del triunfo de las tecnologías constructivas sobre la naturaleza. En ellas, el paisaje silvestre es clara y programáticamente lo ajeno, aquello que conceptualmente interfiere conflictivamente con lo urbano2.


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que les permitía construir, en principio, edificios muy elevados. La razón de fondo era el respeto tácito a la escala humana en el mundo natural. Sería un error entonces, atribuírselo a las limitaciones o a la natural evolución arquitectónica de las tecnologías constructivas occidentales, a fin de cuentas, estas tecnologías en sentido estricto, han sido básicamente solo dos en toda la historia de occidente: la de la piedra y el ladrillo usando como cohesivo el mortero, utilizada hasta mediados del siglo XIX y, desde la llamada ‘segunda revolución industrial’, la del acero y el concreto pretensado incorporando el remache. Sin embargo, la arquitectónica europea mantuvo esta última, hasta bien entrado el siglo XX 5, en una proporcionada escala humana —la torre Eiffel fue erigida tan solo como un artefacto llamativo para una exposición universal— y el famoso cuaderno de bocetos de Mies van der Rohe sólo se volvió una biblia al cruzar el Atlántico y llegar a Chicago. Es en Estados Unidos significativamente, donde la arquitectura urbana modernamente rompe con la escala humana y asume esas proporciones delirantes ejemplificada en el urbanismo vertical de sus ciudades, iniciado e implicado en el concepto de la torre ciclópea estadounidense. Y eso, en su fundamento, no es consecuencia del valor económico del espacio urbano, sino al contrario su especulativo impelente, y sobre todo, el producto directo de una concepción del mundo desde su origen como nación, presidida por la colosal y pomposa visión de su destino aparente. La concepción imperial moderna en occidente, durante el siglo XX, amplió la tradición del uso de las tecnologías constructivas con un fin ideológico en la arquitectura urbana, el Berlín nacional-socialista fue planificado a la escala germánica de una opera wagneriana, o incluso el mismo desarrollo de la torre estaliniana de los años cincuenta del pasado siglo, en diversos países de Europa del este. Sin embargo, es la visión imperial estadounidense, la que logra imponer ese sello ideológico y técnico a la ciudad contemporánea en todo el mundo. Aquello que sutil e intuitivamente el filósofo Alemán Oswald Spengler ya en 1919 llamó: “Esa masa pétrea de la ciudad mundial absoluta...—cuyas edificaciones—... son viviendas que ha creado no la sangre, sino la finalidad, no el sentimiento, sino el espíritu del negocio”6 “Catedrales del comercio” son llamadas estas torres por el crítico de arte norteamericano Arnold Lehmann7 y aunque profanas por su función alejada de toda espiritualidad, asumen, sin duda, el carácter de notorio espacio sagrado dentro de la concepción técnico-mercantil del mundo estadounidense, pues, al igual que los templos, 5 Sendas Perdidas / ‘La Época de la Imagen del Mundo’ página 83, edición citada (Holzwege 92 Die Zeit des Weltbildes). 6 Oswald Spengler “La Decadencia de Occidente” II,5,137. Espasa-Calpe, Argentina 1952. 7

The Metropolitan Museum of Art Bulletin, Nueva York, abril de 1971.

son básicamente, lugares para ejecutar un rito sagrado: la liturgia del trabajo que administra, conserva y expande la riqueza que representan. En este sentido, podrían arquitectónicamente entenderse, como la transposición conceptual —no formal desde luego— realizada a partir de la grandiosidad espiritual de la catedral gótica, transmigrada en simbología del poder material y económico. Esto es directamente perceptible en los rascacielos góticos de Nueva York de los años 1920-30 plenos de agujas, gárgolas, arcos, remates ojivales y frisos escultóricos; asumidos en ese período, bajo los códigos de la moda del arte Deco. O indirectamente, en la posterior concepción arquitectónica mucho más profunda del ‘Estilo Internacional’, que tomó la solución estructural externa de esas mismas catedrales, transformándola adicionalmente en función visual estética, en substitución de la circunstancial decoración sobre-impuesta artificialmente. La diferencia crucial con la catedral gótica, tal vez radica en la función espiritual del eje vertical de sus volúmenes, especialmente de la cúpula aguzada del crucero de la nave, prefigurando la celeste unión sagrada del templo, con Jesús y María en las alturas. Mientras en la específica arquitectura de la torre, su acentuada verticalidad presupone, quizás, un ideal estético que podríamos llamar, de carácter Uranista8. Pero en realidad lo determinante en esta torre ‘Uranista’ es la formulación de la tecnología constructiva misma, desgajada de la concepción dominante que preside la imagen técnica del mundo moderno. Esta es una visión que hace de lo gigantesco artificial —en lo grande y en lo pequeño— la expresión del poder y dominio del hombre sobre el mundo natural incluyendo al hombre mismo, conformando toda la investigación tecnológica hacia la creación de técnicas constructivas de todo orden que permitan ampliar ‘infinitamente’ el espacio organizado artificialmente. Estas técnicas constructivas pueden ir desde la edificación arquitectónica de un rascacielos hasta la arquitectura de un micro-componente electrónico, pues lo gigantesco aquí significa abrir espacios de dimensiones inmensas, tanto en la escala física humana como en la escala micro-física de las nanotecnologías. Espacios que sin embargo, tienen un denomi8 La arquitectura occidental ha partido por siglos del concepto de belleza y proporción en la edificación, designado por el arquitecto latino Vitruvio (siglo I dc), con la palabra ‘Venustas’ que alude directamente al atractivo de la proporcionada belleza femenina de la Diosa Venus, la misma Afrodita griega, nacida como Diosa terrestre del semen caído sobre el mundo por la castración del Dios del cielo Urano. Claramente, la estética del rascacielos estadounidense con su articulación vertical cada vez más exacerbada, de volúmenes que apuntan al cielo, puede entenderse —y de hecho lo ha sido— como una transposición asexuada, es decir, sin referencias explícitas a la masculinidad, del código visual fálico. Y en ese sentido, su ideal de belleza, evidentemente, no remite a la Diosa Venus, sino directamente al castrado Urano. Podría incluso especularse, que este Uranismo, pareciera buscar en el supuesto código fálico de la torre, compensar, la notoria debilidad de la —formalmente— sociedad masculina estadounidense y en el mundo entero, desbancada (castrada) por el erotismo del dinero como símbolo de atracción superior en la relación humana dentro de la sociedad mercantil moderna.


A manera de epílogo La arquitectura gusta ser considerada como un arte que, singular y conspicuamente, usa como códigos sintácticos expresivos de ese arte, aquellos propios de la tecnología. Sin embargo, lo determinante del arte propiamente dicho, no es ser una narración descriptiva y organizada del espacio —estandarizada dentro de un ritual ecléctico—, si no muy por el contrario, el arte constituye la prefiguración de una vivencia única e irrepetible… 9 Sendas Perdidas / “La época de la Imagen del Mundo”, edición citada página 97 (Holzwege 109 Die Zeit des Weltbildes).

En la medida en que la arquitectura moderna se encasilló dentro una instrumentalidad tecnológica, normativamente uniforme, inescapablemente la estética arquitectónica se ha visto constreñida a la recirculación de la apariencia externa de la forma, puesto que no puede modificar los unívocos códigos tecnológicos de su sintaxis estructural, sino tan sólo, justa y puntualmente la morfología de éstos. Esos códigos tecnológicos la condenan a juegos volumétricos con un espacio determinado no por ella sino por el carácter mercantil de la sociedad y de la tecnología constructiva vigente. Ese es el sino inescapable de la arquitectura de hoy, su círculo encantado, constituyéndose en el mágico sortilegio intangible que a un tiempo la atenaza y la embruja. Y del cual sólo puede escapar, destruyendo el filtro letárgico de esa concepción de la tecnología constructiva. Y así, tal vez entonces, acercarse nuevamente —como en cierto momento de su proteica historia— a la obra como vivencia. Y así, a pesar de que la tecnología, al parecer, seguirá su marcha indetenible desarrollando formas instrumentales, que hacen de nuestro mundo un espacio cada vez más blando, confortable y adormecedor para algunos pocos, sin embargo, siempre será pertinente recordar, que la utilidad de toda herramienta, en este caso de las herramientas constructivas, descansa en última instancia en su funcionalidad particularizada, es esa particularidad la que raizalmente define, ha definido y, al parecer, seguirá definiendo la utilidad de lo útil. En el siglo XVI Alberto Durero, elaboró su famoso grabado “Melancolía”, en él, junto a un ángel que observa pensativa y, tal vez, tristemente la puesta del sol —es decir la culminación de un ciclo en el tiempo—, hay una serie de instrumentos técnicos representados por un humilde martillo, unos clavos y una escuadra. En esa obra de sutil y conmovedora belleza subyace, en nuestra opinión, una penetrante lección sobre la técnica. Ella pareciera señalarnos con ironía, justamente a nosotros hombres de este siglo abrumadoramente técnico, la permanencia utilitaria de unas sencillas herramientas constructivas básicas, a pesar y por encima de toda la —envejecida al nacer— sofisticación tecnológica. Llámese esta, casuísticamente, astrolabio entonces o GPS ahora o, ¿por qué no? rascacielos ahora, o rústica pero humana cabaña entonces. Es tranquilizador pero abrumadoramente simplista, pensar que lo que sucede en la arquitectura en el mundo de hoy, es la consecuencia natural de la modernidad, en un planeta reducido supuestamente a la escala de una pelota de golf. ¿Pero ha sido realmente la escala del planeta la reducida o la nuestra? n

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nador común: el hecho de que amplían mercantilmente el ámbito de la función tecnológica, que es real y verdaderamente el fin último de la razón técnica dominante. La Torre estadounidense y su implícita concepción del espacio habitable, se ha convertido en la imagen unidimensional del gusto estético urbano, y el cánon de medida de la modernidad arquitectónica a escala mundial. Pues en la arquitectura contemporánea se escenifica una particular coreografía entre diseño, tecnología y gusto: El diseño es asumido como el umbral de la prefiguración tecnológica, a las tecnologías constructivas se les incorpora como saber neutral, directamente aplicable en cualquier rincón del mundo. Y así, la torre urbana estadounidense ha devenido en imagen del mundo del gusto ideológicamente racionalizado, al haber sido elevada de estética arquitectónica específicamente nacional, a saber tecnológico universal y, como tal, insertable en todo el paisaje urbano mundial. Esta transposición universal de la torre estadounidense, ha creado a su vez, una nueva figura en la arquitectura mundial, aquella de la empresa arquitectónica transnacional, donde los notorios arquitectos que la presiden, crea el concepto del diseño —al igual que Verochio con sus discípulos en su taller de pintura o Jules Verne, al parecer, en su fábrica de novelas— y un ejército de arquitectos, ingenieros y técnicos especialistas de toda índole, vacían la tecnología sobre el diseño, rellenando los espacios, para un banco en Francfort o una torre en Asia, es decir, allí donde se halle concentrado el dinero presidiendo y estimulando el gusto arquitectónico uniformado. Recordemos las palabras de Heidegger en aquella conferencia inicialmente aludida: “En el imperialismo planetario del hombre técnicamente organizado, llega a su punto de apogeo el subjetivismo del hombre, para luego establecerse e instalarse en la llanura de la uniformidad. Esa uniformidad pasará a ser luego el instrumento más seguro de la dominación completa, es decir técnica sobre la tierra”9.


Sergio Rodríguez se ha convertido, para decirlo con Miguel Hernández, en Viento del Pueblo. Viento del Pueblo que sopla, sigue soplando, y nunca dejará de hacerlo: Viento del Pueblo que es espíritu de vida. La muerte no pudo, nunca podrá vencer, a quien se volvió una de las más vivas y hermosas encarnaciones de la rebeldía y la irreverencia, de la lucidez y el sacrificio. Quienes lo asesinaron aquel 23 de septiembre de 1993 son polvo pisoteado por la historia, en cambio el queridísimo y admirado flaco está más vivo y despierto que nunca entre nosotros: hoy Sergio Rodríguez es millones. Aquí está su palabra de guerrero. Sus poemas son fiel traducción de la mística del combate popular y están plenos de verdad testimonial pero también de una belleza convulsa, convulsiva. Fueron escritos para rebelarse, para resistir y para vencer y, por eso mismo, estamos seguros que seguirán reescribiéndose en nosotros. Agradecimientos a Jesús Bermúdez

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No se asusten, no tiemblen ni se preocupen señores gobernantes que Bolívar cerró sólo el puño y dijo coño el 27-F de todas maneras, la advertencia no está demás: “Ay de ustedes, señores gobernantes, cuando cierre el [puño, diga coño, desenfunde mi espada y tiemble la tierra, y hasta el culo tiemble”. Ay de ustedes, señores gobernantes cuando Bolívar despierte, cierre el puño y diga “nuestros muertos serán vengados, sus verdugos exterminados y la guerra será a muerte”. No corran señores gobernantes, que de todas maneras el puño de Bolívar los perseguirá hasta el último rincón de sus muertes.

Crece América y expande tu sangre libertaria hacia las entrañas del norte. Crece y amamanta a tus hijos subversivos. Crece y préñate de millones de hijos con flechas para que combatan a los hambreadores. Crece América, para que tus venas nos inunden y florezcan hombres nuevos. Crece, que tus volcanes suelten fuego, para que sepan que eres incontenible. Crece América. Búrlate de la muerte y multiplícate en vida. Junio 12, 19 92

Andar apresurado

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S E R G I O R O D R ÍG U E Z Camino largo de la esperanza ¿cómo encontrarte? ¿cómo conseguirte? Para llevarte en mi timón libertario. Para llevarte con mi andar apresurado, casi gigante y firme de la esperanza, ¿dónde encontrarte? Martillo obrero, tuerca clave del engranaje, ¿dónde encontrarte? Violencia impuesta por la fuerza, fusil paloma de la esperanza, ¿dónde encontrarte? Semilla solidaria para todos, tierra fértil de la esperanza, ¿dónde encontrarte? ¿dónde buscarte? Camino del fruto colectivo y el pan compartido de la esperanza ¿Cómo conseguirte? Libro fecundo y cuestionador, hoja libre de la esperanza, ¿cómo encontrarte? Ché, pensamiento del Hombre Nuevo, cambio firme y seguro de la esperanza, ¡Yo estoy contigo! Lucha cotidiana y justa. Historia colectiva y de la nueva esperanza, ¡Yo estoy contigo! Grito profundo de liberación o muerte, canto alegre, camino de la esperanza, ¡Yo estoy contigo! O c t ub re 19 91.


LOS QUE MUEREN POR LA VIDA

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No te pido la anchura del cielo, sólo te pido la nube pasajera que nos lleve a recorrer el mundo en un instante. No te pido el ancho océano, sólo te pido la gota de rocío que nos inunde de ternura. No te pido el tiempo infinito, sólo te pido los minutos que podamos compartir juntos. No te pido todo el néctar de la fruta, sólo te pido el aroma de tu pelo, de tu cuerpo, de tu parte. Sólo aspiro a decir mil veces tu nombre. Mar zo 0 8 , 19 92.

DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

Dispara pues soldado, es tu hermano al que asesinas. Dispara pues soldado, que tu mísero sueldo lo completas con esas balas asesinas. Dispara pues soldado, que mientras más disparas aumentan el presupuesto militar y reducen el de educación y salud. Dispara pues soldado, que quien llora es la madre (tu madre) por la muerte de su hijo (tu hermano). Dispara pues soldado, que quien da la orden es el rico, el poderoso. Tú sólo la ejecutas al pie de la muerte…, perdón, al pie de la letra. Dispara pues soldado, que al pueblo no lo detienen las balas ni tú, ni nadie. Después de todo soldado, dispara pues, que estás a tiempo. Pero esta vez sabiendo quién es el enemigo y cuál tu procedencia. Que los disparos que hagan sean del lado del conductor de la historia. El común, el que es igual a ti, el oprimido, el que construirá una sociedad verdaderamente justa. Dispara pues soldado. Del lado del pueblo. Junio, 0 4, 19 9 0.


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No sólo sangre corre por mis venas, también las lágrimas que nunca derramé, los proyectiles nunca disparados, la rabia comprimida, el polvo del recuerdo, las flechas enterradas. No sólo sangre llevo por mis venas, llevo también las leyendas milenarias, el imperio destruido, los cantos colectivos, las efigies halladas, las herramientas de barro, el fuego inventado. No sólo sangre tengo en las venas. Tengo también la continuidad de la lucha, la infinidad de la luz, la eternidad de la vida. Tengo los lugares secretos, aquellos adonde no llegaron los genocidas. Sangre, tengo 500 años purificándote de muertos y espantos, purificándote de genocidio y llanto, de proyectiles y rabia comprimida, de flechas enterradas. Sangre, llegada la hora dispuesto estoy a esparcirte por toda la geografía, el territorio, la patria, la luz, la lucha, la vida. S ept iemb re 19 92.

Aquí voy, cual cometa fugaz papagayo sin amarras dispuesto a volar (sin grillos ni cadenas) hacia lo desconocido. Voy por el mundo tal vez justificando mi discurso sobre la integralidad del ser humano. Buscando el equilibrio del hombre con la naturaleza. Rompiendo la usurpación de las vanguardias. Aquí estoy, individuo solo, universalizando mi existencia. Aquí voy, cual loco alegre regalando mis harapos a los desposeídos, compartiendo el pan de las ideas libertarias. Aquí vengo, cual Quijote enmudecido entregando mi amor como un pan compartido para todos, asumiendo la dinamicidad de la vida. Aquí vengo con mi espada luminaria atravesando los fantasmas de la inconsecuencia y el egoísmo. Levanto mi espada contra aquellos químicamente puros, farsantes de la honestidad. Aquí estoy, amigos y enemigos míos con mi armadura de guerrero, dispuesto a entregar mi vida estando seguro y convencido de que la muerte no existe. Junio 19 93.


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Autor: Colectivo Alexis Vive Carajo Comunidad del 23 de enero Caracas


SoberanĂ­a Petrolera Autor: Kalaka Av. Libertador, Colegio de ingenieros Caracas



Franklin Fernández DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

DESAFÍO Y HUMOR EN LOS POEMAS-OBJETO DE FRANKLIN FERNÁNDEZ.

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I Cuando en la segunda década del siglo XX Marcel Duchamp expuso sus primeros ready made en Nueva York, el arte contemporáneo produjo uno de sus más desafiantes intentos de ruptura con el pasado estético de la humanidad. Si aceptamos que toda insurgencia contra la tradición se corresponde con una voluntad inherente a todo verdadero artista en cualquier tiempo, resulta lógico deducir que aquél era también, como los otros, un deslinde, aunque fuese un deslinde desde lo umbilical como el mismo Duchamp se encargaría de situar y reconocer años después: el hombre nunca puede empezar de la nada, afirmó entonces, tiene que empezar de cosas ya hechas, como lo son incluso, su propia madre y su propio padre. Pero Duchamp, como casi toda la vanguardia de la primera postguerra europea, buscaba algo más extremo: el anti-arte, la despersonalización, la voluntad de desprenderse de los sistemas tradicionales de expresión, gusto y valoración y de cuanta cárcel pretendiera constreñir los fueros de la imaginación. Así nacieron los ready-made o “confeccionados”, objetos industriales, intervenidos o no, aislados de su significación funcional —como la poceta que con gran escándalo del público expuso bajo el nombre de Fuente— que en sí mismos no expresaban más que la dosis de humor o de burla de su creador. En épocas anteriores —llegó a decir éste— la pintura fue un medio para llegar a un fin, ya fuera éste religioso, político, social, decorativo o romántico. “Ahora ha venido a ser un fin en sí misma. Éste es un problema mucho más importante que el de si el arte es o no figurativo”. Con el tiempo, el camino iniciado por él llegó a convertirse para muchos

de sus supuestos continuadores —también hipotéticos renovadores— en abotargada rutina, hasta un punto en que la carga de arte desafiante que el artista francés proponía transmutóse en inexpresivo remedo y, desde luego, en inofensiva perturbación. Por fortuna no todo llegó a ser triste parodia.

II En nuestro país, por ejemplo, espíritus como el de Armando Reverón —afín de Gauguin en cierta manera— o Mario Abreu, por sólo nombrar a dos precursores de excepción, ejemplificaron claras disensiones que fueron más allá de su trabajo pictórico (porque fueron también conductas) y tocaron las puertas de inéditas formas expresivas. El primero, en la construcción de un entorno inmediato del cual el célebre “castillo” fue parte esencial, amén de su mundo de objetos reinventados y su actitud, no exenta de ingenio e ironía, ante la sociedad “civilizada”; el segundo, con sus objetos mágicos en los que la unidad o la fusión de opuestos mediante insólitas taumaturgias develaba sin ambages, bajo el dominio de las asociaciones arbitrarias, atmósferas deslumbrantes de otra realidad. En este universo —del que bebieran Duchamp y Reverón y Abreu, y con más precisión el catalán Joan Brossa de quien se siente cercano— se sitúan los objetos-poemas de Franklin Fernández: ellos restituyen a la imaginación creadora su condición de desafío y pueden figurar con honor entre las manifestaciones menos complacientes del arte experimental venezolano. Como Brossa, Fernández está persuadido de que la poesía posee infinitos canales para expresarse, y más ahora cuando la imagen ocupa espacios omnipresentes en el mundo globalizado de la sociedad de consumo.


Cronología Franklin Fernández nació en Caracas el 12 de abril de 1973. Se ha desempeñado como dibujante, pintor, publicista, vigilante privado, periodista y promotor cultural. En el año 1994 ingresa al Instituto Universitario de Estudio Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón (I.U.E.S.A.P.A.R), donde egresa como licenciado en artes plásticas mención pintura en el 2003. Fue tallerista de poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (C.E.L.A.R.G), bajo la coordinación de los poetas Arturo Gutiérrez Plaza y Lázaro Álvarez. Actualmente es vocal y colaborador en el Ateneo Miguel Otero Silva de Barcelona y encargado de la tienda de arte de la “Fundación Red de Arte” (La red del arte venezolano), de Puerto La Cruz. Se desempeña también como promotor cultural. Ha publicado sus textos, imágenes y entrevistas en diferentes periódicos y revistas del país. También ha obtenido diferentes premios y reconocimientos. Es autor de Breves (2000, poesía), Simples (2005, poesía), La imagen doble (2006, entrevistas).

EXPOSICIONES INDIVIDUALES 2006 - “Poemas-Objetos”. Museo Anzoátegui. Barcelona, Edo. Anzoátegui. 2005 - “Poemas-Objetos”. Ateneo Miguel Otero Silva de Barcelona. Barcelona, Edo. Anzoátegui.

EXPOSICIONES COLECTIVAS 2007 - “Geografía Onírica”. Fundación Eugenio Granell. Santiago de Compostela. España. 2006 - “Medidas variables”. Museo Alejandro Otero. Caracas. 2006 - “La voz del animal metafísico”. Galería Taller De Rokha. Santiago de Chile. 2005 - “Hombre y sociedad. III Salón De Arte ExxonMobil”. Museo De Bellas Artes. Caracas.

2005 - “FIA. “XIV Feria Iberoamericana de Arte”. Trasnocho Cultural. Caracas. 2004 - “XXIX Salón Nacional de Arte Aragua”. Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu. Maracay, Edo. Aragua. 2004 - “VI Salón Pirelli de Jóvenes artistas”. En tiempo real. Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber. Caracas. 2004 - “II Salón de Arte de Cerro Negro”. Ateneo Miguel Otero Silva De Barcelona. Barcelona, Edo. Anzoátegui. 2003 - “Visiones convergentes”. Concurso de arte patrocinado por CNN en español. 2002 - “Lo tangible de la imagen sagrada”. Homenaje a la virgen del valle. “Galería Óleo y Temple”. Barcelona, Estado Anzoátegui. 2002 - “I Salón De Arte de Cerro Negro”. Ateneo “Miguel Otero Silva” de Barcelona. Estado Anzoátegui. 2001 - “VI Salón Regional de Jóvenes Artistas”. Galería de arte del Consejo Legislativo estatal de Barcelona. 2000 - “Travesías”. Museo Jacobo Borges. Caracas. 1994 - “Encuentro con el Orinoco”. Muestra de estudiantes del I.U.E.S.A.P.A.R.; en homenaje a Alejandro Otero y Carlos Cruz Diez. Casa Uraima. Ciudad Bolívar.

DISTINCIONES Y RECONOCIMIENTOS 2003 - Reconocimiento en Pro del Desarrollo Cultural, alcaldía del Municipio Simón Bolívar, Barcelona, Estado Anzoátegui. 2003 - Premio al TERCER FINALISTA en la categoría de artes plásticas, en el concurso de arte patrocinado por CNN en español, “Visiones convergentes”. 2001 - Gran Premio VI Salón Regional de Jóvenes Artistas. Barcelona. Anzoátegui. 1999 - Ganador del “Segundo Concurso de Poesía” del Instituto Armando Reverón. Caracas. n

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III El objeto-poema de Franklin crea una suerte de ósmosis entre el significado (poder semántico) y el significante concreto (materia hecha revelación). El espectador tiene ante sí, no un encuentro fortuito entre cosas dispares —aunque pueda eventualmente ocurrir— sino una conjunción o disposición orgánica, material, provista de intencionalidad precisa y a la vez múltiple, a la manera del haikú japonés (sólo que en vez de palabras, con objetos). Como los haikús, los objetos-poemas constituyen en esencia una experiencia espiritual —entendiendo lo espiritual como fruto de la conciencia sensible— oculta en lo natural evidente y capaz de despertar la emoción estética. Aprehensión a la vez descriptiva y sugestiva. “Mis objetos buscan la analogía y la metáfora visual”, había declarado Brossa. Mas para Franklin Fernández esta búsqueda, asimilada a sus particulares vivencias, cercanías, visiones, travesías, enigmas, certidumbres y no escasas dosis de gracia, burla, sarcasmo o ironía, va más allá, ha sido como la invención de un prodigioso mandala. En éste, cada uno de sus integrantes constituye por sí mismo una revelación, un convite de lirismo tangible. En su microcosmos, de cuyos elementos se adueña como si fuera un alegre despertar, ha sabido, con talento y eficacia, recrear también las máscaras de la realidad que nos interroga sin que podamos evitarlo: la del mundo al revés, es decir, la del mundo verdadero y cotidiano. De este modo los objetos recobran su condición de confidentes y su muda elocuencia ilumina la intemperie de una nueva percepción. Para verla es preciso despojarse de venda. Gustavo Pereira


Sacrificio, 1998

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Poema objeto

Araña, 2000 Poema objeto

40 Amor, 1998

Armisticio, 2006

Poema objeto

Poema objeto


Cosmogon, 1998

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Poema objeto

Poema objeto

Dominio, 2004 Poema objeto

DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

Chupón, 1998


Sociedad de consumo, 2002 DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

Poema objeto

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Espacio sujerido, 2005 Poema objeto

El hilo de Ariadna, 2002

El ojo de la llave, 2004

Poema objeto

Poema objeto


43

Poema objeto

Flautascopio, 2002 Poema objeto

Fogatas con martillos, 2004 Poema objeto

DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

Fondo Monetario Internacional, 2004


Sociedad de consumo, 2005 DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

Poema objeto

44 Fragmento civil, 2002

Golf, 2002

Golpe de dados, 1998

Poema objeto

Poema objeto

Poema objeto


45

Poema objeto

Hollywood, 2002 Poema objeto

Los ojos del hambre, 2002 Poema objeto

DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

Huevo, 2001


DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

46 Mano de obra, 2005

Miopía, 2004

Poema objeto

Poema objeto

Meditación, 2006 Poema objeto


Verano, 1998 Poema objeto

47 Naturaleza muerta, 2005

Poema objeto

Poema objeto

Partida, 2005 Poema objeto

DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

Naturaleza muerta, 2002


Proyecto de reforma constitucional

CON JAVIER Biardeau Y JOSE ROBERTo DUQUE SOBRE LA REFORMA CONSTITUCIONAL

CONVERSATORIO

Antes y después

Dossier DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

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Vamos a ofrecer un conjunto de extractos del Conversatorio que tuvimos con José Roberto Duque y Javier Biardeau sobre la propuesta de Reforma Constitucional: una estrategia que obedece al cambio que experimentó este Dossier por la fuerza de las cosas. De lo dicho aquel día tanto por Javier como por José Roberto, hemos dejado lo que consideramos tiene mayor pertinencia y vigencia para la lectura del presente. R E I V I N D I C AC IÓN D E L P E N S AMIENTO CRÍTICO Javier Biardeau: Calificar a cualquiera que está haciendo una crítica con un pie adentro y un pie que no está afuera pero que está en un lugar que uno defiende para que el pensamiento crítico se reivindique independientemente de quién está en el poder, sabiendo que el pensamiento es poder también pero que, también, el poder ejerce un poder sobre el pensamiento. Yo, particularmente, y lo digo agarrando la papa caliente con la mano pelada, yo no sería partidario de que uno se autolimite o se autocensure o autoinhiba sacrificando la posibilidad de decir lo que cree que debe decir en un momento determinado con todas las correcciones políticas que vengan al caso. EL 11 DE ABRIL COMO ANTECEDENTE JB: A partir de la experiencia del 11 de abril yo me dejé de chupar el dedo y de creer en el entubamiento del control que tenga Chávez de las situaciones

y no me lo creo más y lo digo sinceramente hablando. Yo viví en carne propia las dificultades de sentir cómo el liderazgo de Chávez perdió el control político y el control de la inteligencia social y política y militar en un momento en donde él no podía perder, y yo creo que estamos frente a un escenario donde se están moviendo fuerte, se están preparando condiciones para generar una situación en la cual la reforma, mal llevada, va a ser un pretexto para buscar salidas que no son constitucionales y que están apoyadas y evaluadas por determinaciones geopolíticas internacionales. Esa es mi posición. PODER POPULAR JB: Poder popular es preguntarnos por qué aquí no hay un sindicato clasista, revolucionario, unificado y sí hay una patronal bolivariana. Poder popular es preguntarnos por qué el movimiento estudiantil no ha podido conformar precisamente una fuerza estudiantil revolucionaria bolivariana a estas alturas de ocho años. Poder popular es preguntarnos por qué los sindicatos incluso en los funcionarios públicos no han construido una central sindical revolucionaria en el seno de la administración pública. Poder popular es precisamente lo que ocurrió el 13 de abril: el poder que se fue, arriesgando el pellejo, a las puertas de Miraflores haciendo correr a los carajos, diciendo que nos maten aquí pero vamos a echarle bolas; eso es poder popular. Pero poder popular no es que nos den una competencia residual, un municipio o algo que tenía el municipio, y nos la van a tirar a nosotros. El poder popular tiene que ver con asuntos estratégicos del Estado, de gestión del Estado, de gestión de ministerios, de gestión de políticas nacionales. No son cosas residuales. TRANSICIÓN José Roberto Duque: Todo esto es una transición hacia otra cosa. Hay una cosa que sobrevive a los revolucionarios cuando llegan al gobierno —en los revolucionarios genuinos por supuesto— y


A UNO LE DICEN LEY

JRD: Insisto: hay experiencia de gente que poniéndose al margen del Estado es cómo puede resolver sus peos. Si una comunidad, en ejercicio de su derecho a la tranquilidad hace eso, eso sí es legítimo y con respecto a la dimensión legal que tú le otorgas a esas experiencias ¡chamo! yo casi que… es verdad es un condicionamiento que tenemos casi todos galvanizado allí, entronizado. A uno le dicen ley y uno lo que se imagina es un libraco. Un huevón allí con un libraco bajo el brazo, ¡buenas tardes! esta es la ley. La negación de eso es lo que puede salvar a esta sociedad. ENCUADRAR, ENCAUZAR EL PROCESO J B : Tenemos q ue bu sc a r u na manera de encuadrar el proceso, encauzarlo —política y legalmente— a partir no de cinco sino de seis motores: porque para mí el sexto motor es el PSUV: el sexto motor que cruza transversalmente el encuadramiento revolucionario de la multitud. 49 DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

FORMAS DE AUTOGOBIERNO JRD: En los niveles regionales, locales, sobre todo parroquiales y locales han ocurrido experiencias de autogobierno: hay ciertas formas de autogobierno y de resolución de problemas locales que uno no puede dejar de mirar. Sobre todo por el patadón que le metieron a las leyes. El problema más dramático que tenemos los habitantes de esta ciudad es el problema de la violencia criminal, que por ahí la derecha le llama el problema de la inseguridad y todo el mundo le compró la inseguridad. ¡Inseguridad un coño’e madre!: violencia criminal. Ese es nuestro gran problema ciudadano de las grandes urbes. Yo conozco en Caracas una experiencia de combate exitoso contra ese flagelo: en La Cañada sitio donde vivo; hay zonas liberadas; tú puedes llegar y verificar en el sitio la reducción de la criminalidad a cero. La Coordinadora Simón Bolívar después de un trabajito de hormiguita, después de mucho esfuerzo, episodios muy dolorosos, en donde hubo que meterle un periodicazo a más de un malandro, comenzó a detectar a principios de los años ’90 que el problema de la distribución de droga y el problema de los choros enva-

Ilustración: Alfredo Rajoy

es el carácter insurgente. Esa condición, esa chispa interior que incluso en el gobierno los lleva a ser unos tipos rebeldes. Como Chávez. La buena noticia es que, con reforma o sin reforma, el pueblo seguirá haciendo revolución.

lentonados tenía que ver con la presencia de un maldito módulo de la Policía Metropolitana que estaba allí. Los tipos después de un proceso de negociación y de un forcejeo, lograron que esos bichos se fueran de allí; le instalaron su emisora comunitaria. Mi hermano, te invito cualquier día a las tres de la mañana a echarnos unas cervezas en La Cañada. Hay unas cifras muy simpáticas que cada vez que puedo las saco a pasear porque son muy reveladoras. Fueron la etapa histórica en donde la criminalidad violenta se disparó; los robos de carro, los homicidios, esa vaina se disparó al doble de antes de 1989. Bueno, esa fue la época precisamente en que fueron creadas todas las policías municipales, ¿recuerdas cuando la Copre le dio la facultad a los municipios de crear sus propias policías? Teníamos entonces esa paradoja hermosísima en las calles: más policías en la calle y más delincuentes en la calle.


Ilustración: Alfredo Rajoy

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Ahora hay otra dimensión que yo creo que es importante reconocer: si esto es una movida para evaluar cómo se acumulan fuerzas en un cuadro de relaciones de fuerza, quiénes acumulan fuerzas y quiénes pierden en el proceso de acumulación de fuerzas es bien bueno. Lo que pasa yo no veo que sea un debate en función de organizar la acumulación de fuerza real en la calle, sino de aclamar plebiscitariamente la decisión final. O sea, si esto fuese un proceso de debate que tiene como función consolidar, aún más, los pequeños embriones o prefiguraciones del poder popular me parece perfecto; pero la pregunta que yo hago es si esta reforma está movilizando y organizando o está desmovilizando y desorganizando. No nos estamos dando cuenta de que la cabeza en una revolución es muy fácil de matar… Entonces por qué la sociedad, como decía Mosonyi, en vez de estar tan preocupada en concentrar todas esas competencias del poder central ¿por qué no nos preocupamos en construir el haz revolucionario de base con una propuesta que consolide el poder popular en diferentes instancias? No solamente en el poder comunal, sino en expresiones organizativas en donde el poder popular tenga una expresión de autogobierno. La preocupación mía con la propuesta presidencial es que hay un reforzamiento de un Estado calcado y supraordenado con el ejecutivo como eje vertebrador de toda la propuesta. Yo digo: hasta qué punto estamos construyendo autogobierno popular con esa propuesta donde se concentra tanta competencia con el Presidente: ¿por qué hay tanto temor en delegar por parte de él?; en desconcentrar competencia de órganos que se están construyendo como órganos de prefiguración del poder popular. Esa es una pregunta que yo me hago porque me preocupa de propuesta como tal. Obviamente va a llegar el momento de la decisión y uno va a ir no por lo que José Roberto llama el chavismo automático; uno va a ir a votar Sí porque no le va a hacer el juego al otro lado. * JRD: Se está dando en dos dimensiones distintas en el cuento de la

revolución: el Estado está preocupado en construirse por arriba, nosotros por debajo estamos haciendo lo mismo. Por eso no me preocupo tanto: yo sé que más allá de las discusiones, más allá de la reforma, más allá de las muchas modificaciones en que sufra una constitución hay una sociedad que camina al margen de los papeles; yo estoy convencido de eso. JB: Quiero plantear algo: no cuestiono el liderazgo de Chávez, lo que digo es que alrededor de Chávez se está tejiendo un mito de que sin Chávez, no hay nada. Alrededor de Chávez se está tejiendo una madeja de poder que está usufructuando, está manejando ese mito. Precisamente para consolidar, para decirlo en palabras clásicas, una nueva clase que está registrando en

nombre de la revolución su privilegio y nosotros pensando que a Chávez lo están engañando. Fíjate que en las últimas ocasiones donde alguien le dice eso, él contesta a mí nadie me engaña. Entonces a mí me preocupan esos signos. ¿Por qué Chávez no se baja del camión?: no sólo por cuestión de seguridad sino porque el anillo que tiene alrededor le dice no te bajes. Hay que crear mecanismos no para que él deje de ser líder. Él es el líder; pero que no sea el supercomandante, que no sea el líder infalible; que alguien se le pare al frente como un igual, diciéndole esto para mí es así. Eso significaría la madurez del proceso revolucionario. * Se entiende que este juicio fue emitido antes del Referéndum. n


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Ilustración: Alfredo Rajoy

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Proyecto de reforma constitucional

Antes y después

Dossier

NUEVA GEOMETRÍA DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

I

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Cuarto Motor Constituyente y contenido sustantivo y sustancial de la propuesta de Reforma Constitucional del Presidente Chávez —es decir: de la propuesta original— la Nueva Geometría del Poder es expresión de una necesidad histórica. La división político-territorial que todavía impera en Venezuela está fuera del nuevo tiempo venezolano: es como si nuestro mapa padeciera de una temporalidad estática. Mejor dicho, como si el tiempo se hubiera detenido en la IV República en términos territoriales. Darle vida a un nuevo tiempo, implica liberar una nueva visión y un nuevo sentido del espacio geográfico. Superar definitivamente esta escisión entre tiempo y espacio significa, en términos concretos, profundizar la dinámica de las transformaciones.

[trinchera de ideas]

II No hay que olvidar que la división político-territorial imperante responde al reparto de Venezuela por parte de los caudillos en el siglo XIX; al hecho bien concreto de que pudieran asegurar sus respectivas esferas de influencia regionales: un reparto que, de hecho, servía a los propósitos de la oligarquía y el imperialismo porque impedía el ejercicio pleno de la soberanía nacional. No hay que olvidar, por eso mismo, que sus orígenes se remontan a la Colonia. (Alguien puede ignorar, por ejemplo, que la ominosa realidad del latifundio es uno de los frutos fétidos de esta división al servicio de los poderosos.) Estamos hablando, entonces, que el devenir histórico de nuestra división político-territorial está bajo el signo del colonialismo y del neocolonialismo. Sería más exacto, entonces, hablar de desarticulación, fragmentación, atomización político-territorial, si queremos entender la configuración espacial de la colonia petrolera yanqui que éramos. III Entender la Nueva Geometría del Poder como una estrategia de largo alcance que ha sido concebida en función de desarrollar todas las potencialidades de nuestro territorio para que todas y todos podamos vivir mejor. La nueva territorialidad socializada debe permitirnos corregir a fondo los desequilibrios territoriales y los desequilibrios macrosociales. Se trata de endogenizar la visión eminentemente social que nos aporta la geografía radical tanto en su vertiente anglosajona como en su vertiente francesa. De ello se deduce la necesidad de

impulsar un pensamiento geográfico propio: un pensamiento geográfico propio que camine por las anchas calles de la conciencia popular; que no se confine en las aulas universitarias; que se entienda a sí mismo como producto del diálogo de saberes.

IV Quiero recoger un lúcido planteamiento que le escuché a mi amigo Freddy Castillo Castellanos. Cuando se examina la Nueva Geometría del Poder como uno de los Cinco Motores Constituyentes, salta a la vista una pregunta crucial: ¿qué Universidad venezolana tiene un pensamiento renovador sobre la geografía del país? La respuesta es: ninguna. Es lamentable que las dos escuelas de geografía que existen, ULA y UCV, sean dos cascarones vacíos que reproducen una visión de la geografía que no sirve para pensar y, mucho menos, para darle vida a una nueva lógica del territorio. Ello quiere decir que nuestras universidades abandonaron espacios del conocimiento que es urgente retomar con nuevos contenidos. Un geógrafo como Ricardo Meléndez —cuya labor de difusión de un nuevo saber geográfico es digna de todo reconocimiento— es una gran excepción y eso no deja de ser preocupante. V Se trata de subvertir definitivamente la lógica territorial que hemos heredado. Hay que reiterarlo hasta el cansancio: hoy tenemos una división política-territorial que fue hecha como un traje a la medida por la oligarquía y cuyo origen es colonial. Un país territorialmente desarticulado es un país socialmente desarticulado. Hay que abrir los caminos para una nueva lógica del territorio basada en las identidades comunitarias, culturales y en nuevas articulaciones productivas: una lógica que revierta la monstruosa desigualdad que genera nuestra actual morfología territorial. Es por eso que la vía venezolana hacia el socialismo es la hermosa y viva encarnación de una nueva historia y de una nueva geografía. n


Gonzalo Ramírez Quintero

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Ilustración: Luis Miguel Soria

DEL PODER


Proyecto de reforma constitucional

Antes y después

Dossier

REFLEXIONES DESPUES DEL

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1.

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Casi el 50 % de los votos válidos se pronunciaron a favor del socialismo, del socialismo en serio. Y eso es bastante. No es lo mismo votar por un candidato socialista que hacerlo por el socialismo en concreto. Lo diré con una frase brutal que el buen lector sabrá encontrarle la debida matización: no es lo mismo votar por el “socialismo del siglo XXI” que votar por la supresión del Grupo Polar. La audacia que significó pedirle a la gente una definición más o menos así, no puede darse por derrotada. Por el contrario, haber logrado lo que algunos llaman un “empate técnico”, es casi una proeza, tanto más si consideramos la intensa campaña que en contra de las propuestas socialistas de Chávez hizo la poderosa maquinaria publicitaria del capitalismo, dueña en Venezuela de apabullantes espacios mediáticos. Plantearnos en esas condiciones la aprobación de una reforma constitucional como la propuesta fue desafiar ese aparato, subestimando la inmensa capacidad del mismo para la deformación y la mentira. El resultado, obtenido a contracorriente de un viejo anticomunismo casi endémico, es ahora un piso muy sólido para continuar con lucidez, y con eso que los griegos llamaron “kairós”, la profundización del cambio bolivariano. Pero debemos estar conscientes de que la misma no podrá darse con firmeza sin que haya un amplio y fecundo debate que la oriente, debate que, por cierto, ha estado peligrosamente ausente en este proceso. 2. El más insignificante porcentaje de verdadero anticapitalismo se ha pagado carísimo en América Latina. Venezuela no tenía ni tiene por qué ser una excepción. Por el contrario, es uno de los lugares del mundo donde es menos admisible cualquier paso en contrario. Y lo sabemos en carne propia. La campaña contra Chávez ha sido inclemente, tozuda y pertinaz. Ante esa realidad, a las fuerzas del cambio no les está permitido conceder ventajas ni incurrir en descuido alguno. Creo que en esta ocasión bajamos la guardia. Jugamos, además, con reglas que sólo nosotros respetamos. Nadie tiene duda ninguna de que si el resultado electoral hubiese sido inverso, aún con una ventaja de más de un millón de votos, el antichavismo lo hubiese desconocido de manera descarada y con violencia. 3. Estimo que antes de pedir un pronunciamiento electoral sobre la idea que las promueve, deben forta-

lecerse experiencias productivas de carácter socialista. Por otra parte, ¿será necesario un pronunciamiento electoral para ello? Bien sabemos del arraigo del capitalismo en la mentalidad de los venezolanos. La propiedad como valor sagrado, es uno de sus símbolos. Aunque en el proyecto de reforma no se planteara su supresión, bastó que se hablara de “garantía de la propiedad” y no de “derecho de propiedad” para que se activara una tramposa campaña publicitaria en contra de la propuesta presidencial. La derecha conoce muy bien el terreno de las manipulaciones y no está dispuesta a dejar de transitarlo si se trata de defender sus privilegios. Así, con minucioso cálculo, puso en práctica una deshonesta campaña destinada a infundirle miedo a ciertos sectores de la población. Empleó la falacia del muñeco de paja y convirtió el texto de la reforma en un espantapájaros, para apedrearlo con impudicia. Fue tal la insistente mistificación que bien podría afirmarse que la derrotada no fue la reforma sino la versión mendaz que de la misma puso a circular la oposición. Este hecho, por cierto, pone de relieve una de las grandes fallas del chavismo: una campaña que no supo contrarrestar el terrorismo mediático de la derecha. El abuso que en nombre de la propiedad privada, bajo el amparo de un orden jurídico diseñado para justificar todo tipo de explotación, produjo durante años indignantes ejemplos de injusticia. Así, no hubiese sido necesario recurrir a ninguna imagen inventada para presentar audiovisualmente espantosos y verdaderos contraejemplos del capitalismo, pero no de manera reactiva, sino adelantándonos a la mentira mediática. Por otra parte, no se tomaron ni previsiones ni castigos contra el acaparamiento de alimentos, otra arma empleada por la oposición. La carencia de leche y de otros productos básicos no puede ser atribuida sólo a un aumento de la demanda. Es indudable que un desabastecimiento provocado puso en evidencia varias deficiencias gubernamentales, una de las cuales (y no de las menores) es su política alimentaria, que debe ser integral, con


AUTOGOL

Otra pregunta, vinculada al tema del partido y cuyo carácter retórico no me releva de hacerla: ¿era recomendable convocar un referéndum de este tipo, con una propuesta de enorme densidad, sin contar con la estructura adecuada para la movilización requerida? Ya el Presidente, en ejercicio autocrítico, apuntó el posible carácter prematuro de la reforma. Pero ese es un asunto que daría para otra discusión que podríamos encabezar con esta interrogante: ¿Habrá que someter a referéndum todas las medidas de un gobierno socialista? Pienso que dentro del marco de la constitución vigente se puede avanzar bastante. 6. Propongo de inmediato reformular la propuesta y solicitar sólo una cosa: la enmienda del artículo de la Constitución que permita la reelección de Chávez. Creo que debemos ser realistas y apostar a ganador. Así, por iniciativa popular debe proponerse la modificación del artículo 230 que impide que podamos postular y reelegir a Chávez cuantas veces queramos. Sólo eso. Dentro de la democracia burguesa y su arraigada cultura, no es fácil –por ahora– dirimir electoralmente complejidades doctrinales, máxime si éstas no se han ventilado en una discusión colectiva previa. “Queremos o no queremos que Chávez siga” y punto. Dirimamos eso y después hablemos. Y conste que sé y valoro –como ya lo indiqué– lo que significa la claridad socialista de cuatro millones y medio de votos, pero también valoro una de las fortalezas (y ventajas) más evidentes del proceso: Hugo Chávez Frías. Por supuesto, no se trata de archivar los aspectos básicos de la reforma. Se trata de que el pueblo revolucionario los asuma primero como suyos, los enriquezca en el debate diario y los vaya impulsando en el momento apropiado por la vía legal que corresponda. Es conveniente aclarar que la propuesta que planteo sobre el artículo 230 es la de una enmienda constitucional, no la de una reforma. De esa manera, nada tendría que discutirse en relación con la validez de la solicitud. No le es aplicable el discutible alegato de que “ya fue rechazada la reforma”. Por otra parte, sobre ese artículo pueden formularse varias propuestas de enmienda que no tienen por qué ser exactamente idénticas a la incluida en el bloque “A” de la reforma votada el domingo pasado. Desde luego, debemos valorar muy bien el momento en que esa iniciativa popular deba activarse. 7. No más parlamentarismo de calle. Lo que debe haber es calle parlamentaria. Lo primero alude más a una puesta en escena de la Asamblea Nacional o a un teatro de la participación, con su libreto preestablecido para intentar la legitimación de algunas improvisaciones. Lo segundo es el pueblo en acción legislativa libre, desde sus barrios y calles. Aquel se decreta con rapidez en una sesión del Capitolio. Este se va gestando con paciencia todos los días. 8. ¿Por qué constitucionalizarlo todo? ¡De los fetichismos legales, líbranos Señor! n

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sentido de permanencia y no meramente distributiva. Tenemos un Ministerio de la Alimentación, que, en rigor, no lo es. Es un organismo ministerial que se ocupa de la distribución. 4. El aparato estatal existente no es compatible con la revolución. Menos lo es la mentalidad que aún prevalece en muchas de las personas que ocupan en él cargos directivos. Hacer una revolución con personas incapaces de dar los pasos indispensables para superar las prácticas inerciales de la burocracia, equivale a no hacerla o a postergarla “sine die” pagando al alto costo de la oportunidad. Sabemos que lo que un funcionario avanza, otro lo detiene. Y esto en el mejor de los casos, porque lo que suele ocurrir es la involución y el retroceso y no la audacia calculada para la ruptura inteligente. Algunos ministerios y buena parte de las gobernaciones y alcaldías han sido pasto de esta inepcia que robustece con su pereza el fuerte entramado de la burocracia de la cuarta república. Matar el tigre y tenerle miedo al cuero es una característica de las revoluciones frustradas que se entretuvieron demasiado en la literalidad del orden jurídico heredado del antiguo régimen. Entre nosotros parece darse la contradicción de que mientras el presidente postula saltos constitucionales (seguramente prematuros o políticamente inconvenientes, por ahora), ciertos ministros no se atreven a desaplicar ni una coma de normativas internas claramente contrarias a la Constitución, fortaleciendo el burocratismo inexorable y dejando intactos algunos espacios, que si para algo sirven, es para darle beligerancia y tribuna a la contrarrevolución. 5. Vuelvo a los resultados electorales del 2D. Nos podrá consolar el hecho de que los mismos revelan casi un empate (fue, en rigor, un empate técnico), pero no hay duda de que si lo comparáramos con un juego de fútbol, la ventaja fue de 1 a 0 y ella basta para que se nos declare derrotados. Lo peor de todo es que se dio una inocultable circunstancia agravante: el tanto de la diferencia fue un lastimoso autogol. En este momento casi todo el mundo intenta examinar la ausencia de tres millones de votos chavistas. Creo que es una exageración. Recuérdese que no es lo mismo elegir presidente que votar por una reforma constitucional. Nadie podía estar contando seriamente con una votación semejante a la de diciembre del 2006, pero sí, por lo menos, con un tercio, por lo menos, de esos tres millones que se ausentaron de las urnas el 2D. Fue ese tercio el que debió ir a votar y no fue. Permítanseme dos preguntas nada sibilinas que explican el anterior aserto: ¿cuántos inscritos tiene el PSUV? ¿No era esa la meta realista? El “Sí” hubiese ganado por más de un millón de votos si el PSUV fuese, en verdad, el partido de la revolución. Sin duda, no lo es todavía. Tampoco podemos pedirle que ya lo sea.

Freddy Castillo Castellanos


Proyecto de reforma constitucional

Antes y después

Dossier

Reforma constitucional

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I.

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Partamos de dos hipótesis. La primera de ellas: el “socialismo del siglo XXI” puede ser entendido como lo que Ernesto Laclau llama un significante flotante. Segunda: eso que hoy llamamos “chavismo” es la resultante de la articulación de demandas específicas que, lejos de ser satisfechas por la democracia puntofijista, fueron sistemáticamente desoídas, censuradas, reprimidas violentamente y declaradas como ilegítimas.

[trinchera de ideas]

El 27 de febrero de 1989, estas demandas dejaron de ser específicas y pasaron a ser equivalentes: las comunidades de los barrios populares que reclamaban por la precariedad de los servicios públicos; los estudiantes que reclamaban por el pasaje estudiantil y protestaban contra la represión policial; los trabajadores que se manifestaban por el alto costo de la vida y por la depauperación progresiva de sus condiciones de vida; la mayoría empobrecida que padecía los rigores de la especulación y el acaparamiento de artículos de primera necesidad, todos estos sujetos sociales confluyeron y liberaron sus fuerzas en una jornada memorable que marcó el principio del fin de la vieja democracia. Si el 27 de febrero del 1989 puso al descubierto el profundo antagonismo que dividía —y continúa dividiendo— a la sociedad venezolana, el 4 Febrero del 1992 aportó a los sujetos sociales de 1989 un liderazgo nacional que los partidos políticos de izquierda habían sido incapaces de asumir. Además, contribuyó decisivamente a la conformación de un discurso anti status quo que agudizaría el antagonismo preexistente. Dicho sea de paso, justamente en razón de este análisis caen en saco roto las distintas variantes de la permanente acusación opositora de que el chavismo ha producido la división del país en dos bandos. Antes al contrario, el chavismo es posterior a este antagonismo. Cuando el chavismo triunfa en las elecciones presidenciales de 1998, se trata de un movimiento social diverso y plural, articulado en torno a significantes, consignas o ideas-fuerza tales como “democracia participativa y protagónica” o “poder constituyente”, en contraste con las “cúpulas” partidistas o la “oligarquía”. Las demandas democráticas de los distintos sujetos sociales articulados en torno al chavismo se habían hecho, como ya hemos dicho, equivalentes, lo que en ningún caso se tradujo en la desaparición de las diferencias y particularidades.

Esto implica un par de cosas: en primer lugar, que el chavismo debe su fortaleza a su capacidad de articular diversas demandas democráticas y populares; por otro lugar, que a lo interno del chavismo se librará una lucha permanente por asumir las riendas del movimiento. De lo anterior se derivan algunas conclusiones igualmente relevantes. La primera de ellas, y tal vez la más importante, es que el proceso bolivariano no se desenvuelve inevitablemente por la senda de la progresiva radicalización democrática. Pensar que esto es así equivaldría a una forma muy singular de decretar el fin de la política. En segundo lugar, es preciso asumir que en el chavismo se desenvuelven sujetos sociales de diversa procedencia, con demandas, agendas y objetivos específicos. En otras palabras, el pluralismo y la diversidad que están en la base de la conformación del chavismo, es también la precondición para que una o varias de estas particularidades pretendan asumirse como la cabeza de la totalidad del movimiento. Y no necesariamente la dirigencia del movimiento corresponderá a aquellos sujetos sociales que le apuestan a la radicalización democrática del proceso bolivariano. Ciertamente, las diversas coyunturas políticas por las que ha atravesado el país desde 1999, y en particular aquellas de los años 2002 y 2003, han precipitado la radicalización revolucionaria del proceso. Pero esta precipitación no ocurre de manera inexorable, a la manera de un fenómeno natural que obedece a determinadas leyes: el cielo encapotado anuncia tempestad. Son precisas las fuerzas sociales y políticas que susciten esta tempestad. Por esto, lo correcto sería afirmar que si la radicalización del proceso ha ocurrido, es principalmente en razón del protagonismo democrático y popular, la permanente movilización de calle y la defensa decidida del mismo proceso. La consigna “socialismo del siglo XXI”, formulada por Chávez en 2005, viene precedida de esta intensa, incesante y decidida movilización popular, nunca a la inversa. Si la consigna en cuestión es indicador de la radicalización del proceso, lo es en función de una radicalización previa, que ha sido protagonizada por el chavismo democrático, popular y revolucionario.


y socialismo del siglo XXI Reinaldo Iturriza López

“La consigna “socialismo del siglo XXI”,formulada por Chávez en 2005,viene precedida de esta intensa,incesante y decidida movilización popular,nunca a la inversa”

su abolición por decreto. Pero si no está claro el horizonte, el punto de partida, difícilmente podamos hablar con propiedad de estrategia socialista. Según Marx, la confusión respecto a este asunto crucial es harto frecuente entre los políticos socialistas: Hablando de la parcialización hacia la política de sus camaradas socialistas, Marx se quejaba de que “hasta los políticos radicales y revolucionarios buscan la raíz del mal mismo no en la naturaleza esencial del Estado, sino en una forma de estado definida, que ellos desean reemplazar por una forma de estado diferente. Desde el punto de vista político el Estado y el sistema de sociedad no son dos cosas distintas. El Estado es el sistema de sociedad.” Era imperativo para Marx mantenerse fuera del “punto de vista político” a fin de ser verdaderamente críticos del estado. Insistía en que “Mientras más poderoso es el estado, y en consecuencia más político resulte ser un país, menos se inclinará a captar el principio general de las dolencias sociales y a buscar el fundamento de éstas en el principio del estado… La mentalidad política es mentalidad política precisamente porque piensa dentro del marco de la política. Mientras más penetrante y despierta es, más incapaz de entender los males sociales resulta ser… El principio de la política es la voluntad. Mientras más parcializada y, en consecuencia, más perfeccionada, resulta ser la mentalidad política, más cree en la omnipotencia de la voluntad, más ciega es para con los límites materiales y espirituales de la voluntad, y más incapaz es, por consiguiente, de descubrir la fuente de los malos sociales”.1 La política socialista, por tanto, debe mantenerse al margen del punto de vista político criticado por Marx. No se trata de un juego de palabras. Se trata de continuar la crítica de lo que Mészáros llama “voluntarismo” y “sustitucionismo”, ese cuyo “modus operandi obligado… consiste en ponerse en lugar de lo social y negarle así a lo social toda acción remedial que no pueda estar contenida dentro de su propio marco, orientado hacia… sí mismo.”2 De lo anterior no debe concluirse, erróneamente, que las revoluciones políticas no sean necesarias e indispensables. Sin embargo, la revolución socialista tendrá que ser, además de política, revolución social, “si no quiere verse atrapada dentro de los confines del sistema

1 István Mészáros. Más allá del capital. Hacia una teoría de la transición. Caracas, Venezuela. 2001. Pág. 532. 2

István Mészáros. Op.cit. 532.

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El socialismo del siglo XXI, como apuntábamos al principio, es un significante flotante, en el sentido de que está lejos de tener el mismo significado para la diversidad y pluralidad de sujetos y fuerzas sociales que conforman el chavismo. Esto es evidente no sólo en el caso de partidos como Podemos, que ha abrazado las banderas de una “democracia social” que lo aleja definitivamente de esa cadena equivalencial que es propia del chavismo. Es así también para el PCV, cuya cultura política corresponde, en buena medida y en boca de sus principales voceros, al socialismo del siglo XX. Sin embargo, es también el caso de eso que algunos han llamado “derecha endógena”. Esta última agrupa a fuerzas sociales y políticas enquistadas en el chavismo, que no dudan en presentarse como férreos partidarios del socialismo del siglo XXI, pero que se valen del carácter flotante del significante para atribuirle un significado a conveniencia. Son las fuerzas que le apuestan al anquilosamiento del proceso revolucionario, vía burocracia y negociados, en desmedro del chavismo democrático radical. Su fuerza real radica en su hábil posicionamiento en las ya de por sí anquilosadas estructuras del Estado y en los negocios que realiza desde sus posiciones privilegiadas. II.La propuesta de reforma constitucional se inscribe dentro del proceso de “aceleración” de la revolución bolivariana, vía la puesta en marcha de lo que Chávez ha llamado “cinco motores constituyentes”. Lo que está en juego es la transición al socialismo bolivariano, aunque tal vez sea más preciso afirmar que estamos ante los primeros esbozos, en este caso constitucionales, de esta transición. Siendo así, resulta interesante traer a colación, de manera muy resumida, el análisis que realiza István Mészáros en el último capítulo de un libro consagrado, en buena medida, a estudiar este asunto de la transición al socialismo. El libro es Más allá del capital, y el capítulo en cuestión es ¿Cómo podría debilitarse gradualmente el Estado? Para Mészáros, y en esto sigue a Marx, el horizonte de toda estrategia socialista debe ser la abolición del Estado. No la abolición del Estado aquí y ahora. Tampoco


3

Op.cit. Pág. 534.

4

Op.cit. Pág. 538.

5

Ibid.

6

István Mészáros. Op.cit. Pág. 542.

7

Op.cit. Pág. 563.

“el poder popular es de naturaleza constituyente, en razón de lo cual concebir una eventual relación armónica con el poder constituido, incluso si se trata de un Estado socialista, es simplemente inconcebible”

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autoperpetuador de la explotación social/económica.”3 Esto es, “la política socialista debe ocuparse en todos sus pasos, incluso de los menores, de la tarea de restituirle al cuerpo social los poderes usurpados.”4 Lo contrario “inevitablemente priva a la política de la transición de su orientación y legitimación estratégicas… En consecuencia, la política socialista o sigue la senda que le fijó Marx – del sustitucionismo a la restitución – o deja de ser política socialista y, en vez de ‘autoabolirse’ a su debido tiempo, se convierte en autoperpetuación autoritaria.”5 Aún en el caso de aquellas experiencias históricas en que una revolución política ha logrado minar las estructuras del Estado burgués, la faena apenas comienza: Lo que está en juego es la creación de las “nuevas condiciones”: la superación/supresión de la “acción espontánea de la ley natural del capital” —es decir, no su simple “abolición” política, lo cual es inconcebible— y el prolongado desarrollo de una nueva espontaneidad, “la acción espontánea de las leyes de la economía social” como el modo radicalmente reestructurado del nuevo metabolismo social… Por eso, esperar que gracias a un decreto político, así se trate del más osado de todos, se logre generar la nueva espontaneidad… constituiría una incongruencia. Porque en tanto que es factible cambiar de inmediato y por decreto a la distribución… las condiciones materiales de la producción, al igual que su organización jerárquica, siguen siendo al día siguiente de la revolución política exactamente iguales a como eran antes.”6 Luego de estas rápidas precisiones, estamos en posición de plantearnos la pregunta que da título a este capítulo de Más allá del capital: ¿cómo debilitar gradualmente el Estado? Para Mészáros, la política socialista debe desplegarse en un tiempo ahora en el que debe “simultáneamente ‘negar’ el estado y operar en su territorio”. En tanto que “el estado está inevitablemente parcializado a favor del presente inmediato, y se resiste a la realización de las vastas perspectivas históricas de una transformación socialista que postula el ‘debilitamiento gradual’ del estado”,7 el reto es doble: (1) Instituir órganos de control social no estatales y una creciente autogestión que pueda ir asumiendo progresivamente el manejo de las áreas de actividad social más importantes en el transcurso de nuestra “transición dentro de la transición”; y, en cuanto las condiciones lo permitan, para (2) producir un cambio consciente en los órganos estatales mismos – conjuntamente con (1) y a través de las mediaciones internas y globales necesarias

—a fin de hacer factible la realización de las perspectivas históricas definitivas del proyecto socialista.8 III.Aunque pueda parecer obvio, es necesario insistir en lo siguiente: ni el Estado socialista (artículos 16 y 318 de la propuesta de reforma constitucional), ni la economía socialista (artículos 112, 184 y 300) ni la democracia socialista (artículo 158) se construyen por decreto. En cuanto a la democracia socialista, la propuesta de modificación del artículo 158 establece el papel promotor del Estado en función de garantizar “la participación protagónica del pueblo, restituyéndole el poder y creando las mejores condiciones para la construcción de una democracia socialista.” Esta restitución del poder se expresa, por ejemplo, en el artículo 184 de la propuesta, concerniente a los mecanismos a través de los cuales ya no sólo los estados y municipios (como está establecido en la Constitución de 1999), sino también el poder nacional, deben descentralizar y transferir la gestión de determinados servicios a “las comunidades organizadas, a los consejos comunales, a las comunas y otros entes del Poder Popular”, en contraste con los sujetos de descentralización identificados en 1999, a saber: “comunidades y grupos vecinales organizados.” Igualmente, la propuesta de modificación del artículo 70 amplía de manera considerable los “medios de participación y protagonismo del pueblo, en ejercicio directo de su soberanía y para la construcción del socialismo”, mediante la creación de los consejos del poder popular. No obstante, en relación con el poder popular en general, y con los consejos del poder popular en particular, cabe la precisión que hiciéramos a propósito del Estado, la economía y la democracia socialistas: no se construyen por decreto. Más importante aún, el poder popular es de naturaleza constituyente, en razón de lo cual concebir una eventual relación armónica con el poder constituido, incluso si se trata de un Estado socialista, es simplemente inconcebible. Como apunta Mészáros, el Estado, aún si es socialista, tiende a su autoperpetuación, mientras que el poder popular democrático y radical orienta sus esfuerzos a su debilitamiento gradual. Hacer un balance de la experiencia acumulada por estos consejos del poder popular equivaldría de hecho a revisar la historia, relativamente reciente por demás, de los consejos comunales (historia que, por más reciente, no deja de ser extraordinaria). Al margen de estas formas democráticas de organización y deliberación, y con algunas excepciones (consejos estudiantiles, por ejemplo), los consejos del poder popular son formas por crear. Por tanto, su inclusión en la propuesta de reforma constitucional, más que un reconocimiento del poder popular, es una apuesta por la creación de “medios de participación” populares. 8

Ibid.


la figura del Presidente. A nuestro juicio, una vez iniciado este proceso de reordenamiento político-territorial, el incipiente socialismo venezolano iniciará una etapa signada por la permanente tensión entre sustitucionismo y restitución, en los términos en que esto ha sido definido por Mészáros. Por último, la economía socialista. Sobre este punto tan sólo haremos un par de breves acotaciones. Lo primero que habría que decir es que, a despecho de las críticas formuladas por la oligarquía venezolana, la propuesta de modificación del artículo 115 reconoce y garantiza la propiedad privada, incluso sobre los “medios de producción legítimamente adquiridos.” Se reconoce, sí, su coexistencia con diversos tipos de propiedad (pública, social, colectiva y mixta), pero sería una falacia afirmar que la propuesta de reforma constitucional es decididamente anticapitalista. La propuesta de modificación del artículo 299 incorpora que el régimen socioeconómico de la República se rige de acuerdo a “principios socialistas”, en razón de lo cual excluye como principio la muy liberal “libre competencia”. Asimismo, allí donde en la Constitución de 1999 podía leerse: “El Estado conjuntamente con la iniciativa privada promoverá…”, puede leerse hoy: “El Estado, conjuntamente con la iniciativa comunitaria, social y personal, garantizará el desarrollo armónico de la economía nacional con el fin de… lograr la suprema felicidad social… para lograr una justa distribución social de la riqueza…”. El artículo 303, tal vez uno de los principales aciertos de la reforma (excluida inexplicablemente en la propuesta inicial planteada por Chávez), prohíbe expresamente la privatización de Petróleos de Venezuela. Ciertamente, éstas y otras modificaciones propuestas (por ejemplo, la reducción de la jornada laboral, artículo 90), están orientadas a garantizar la “justa distribución social de la riqueza”. En este sentido, son lo suficientemente revolucionarias como para generar escándalo y preocupación en la envilecida oligarquía venezolana, pero apenas y anuncian una eventual revolución social por venir. Para terminar, digamos que estamos llamados a interpretar la propuesta de reforma constitucional como lo que realmente es: un episodio más, importante sin duda, pero no el decisivo, de ese proceso que, un tanto arbitrariamente, hemos señalado que inició el 27 de febrero de 1989. Las cartas están echadas, es cierto. La propuesta abre espacios que pueden ser ocupados por el chavismo popular, democrático y radical. Algunos de sus pasajes, en particular los relativos al fortalecimiento del Estado, parecieran conjurar la consolidación de esos mismos espacios. Pero nadie es capaz aún de cantar victoria. Es cierto que la derecha endógena viene acumulando algunas victorias. Pero queda de parte del chavismo democrático radical iniciar la contraofensiva que dé al traste con los falsos revolucionarios. Tal vez entonces el socialismo del siglo XX comience a tener sentido. n

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El asunto clave, insistimos, es que estos medios de participación populares no se crean por decreto, aún y cuando la voluntad política del proponente apunte a promover la participación popular. Sin embargo, esta voluntad puede convertirse fácilmente en “voluntarismo” si, por un lado, promueve el incremento de estos medios de participación, pero no toma en cuenta las iniciativas y formas de organización populares preexistentes, que le apuestan a la radicalización democrática del proceso revolucionario. Es el caso, por citar un ejemplo muy puntual, del Campamento de Pioneros, movimiento popular que lucha por el derecho al suelo y a la ciudad (reconocido por primera vez en la propuesta de modificación del artículo 18), y cuyas demandas no sólo son constantemente desoídas por los órganos del poder constituido, sino que viene siendo víctima de la represión por parte de los órganos de seguridad del Estado, al tiempo que se le criminaliza. Por otra parte, la modificación propuesta del artículo 16 contempla una profunda reorganización del territorio nacional, “de acuerdo con la nueva geometría del poder”. A las figuras políticas territoriales establecidas en la Constitución de 1999 (estados, dependencias federales, territorios federales, municipios), se le suman, en primera instancia, los municipios federales y las regiones marítimas. El Distrito Capital (de 1999) pasa a llamarse nuevamente Distrito Federal. Además, establece que “la unidad política primaria de la organización territorial nacional” es la ciudad, que tiene su asiento en el municipio, y está conformada a su vez por comunas, “células geohumanas del territorio”, y éstas por comunidades. En comunas y comunidades, el poder popular tendrá facultad para desarrollar “formas de agregación comunitaria políticoterritorial… que constituyan formas de autogobierno y cualquier otra expresión de democracia directa.” También incluye las figuras de ciudades comunales (allí donde existan comunidades, comunas y autogobiernos comunales); provincias y ciudades federales; y distritos funcionales (que pueden ser el agregado de varios municipios, “sin perjuicio del estado al cual pertenezcan”). El artículo 236 de la propuesta incluye como atribución del Presidente “la ordenación y gestión del territorio y régimen territorial del Distrito Federal, los estados, los municipios, dependencias federales y demás entidades regionales”. Además: “Crear o suprimir las provincias federales, territorios federales, ciudades federales, distritos funcionales, municipios federales, regiones marítimas y distritos insulares.” En todos los casos, designa y remueve las autoridades. En el caso concreto de las ciudades comunales, éstas son creadas por el Presidente, con la aprobación de la mayoría de los diputados y diputadas de la Asamblea Nacional (artículo 16). Todo lo anterior implica que, en la propuesta de reforma constitucional, la transición al socialismo pasa, en primer lugar, por la reordenación político-territorial y el consecuente fortalecimiento del Estado socialista. Y en segundo lugar, por la concentración de atribuciones en


Proyecto de reforma constitucional

Antes y después

Dossier

Transformar el fracaso del 2 de diciembre de 2007 en una

potente

palanca para impulsar el proceso

en curso en la Venezuela de Hugo Chávez

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E

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l No en el referéndum constitucional promovido por Hugo Chávez el 2 de diciembre de 2007 recogió el 51% de los votos contra el 49 % del Sí. Este fracaso se puede transformar en una oportunidad para el proceso revolucionario en curso en Venezuela. En efecto, constituye un poderoso estímulo para corregir los errores y los fallos del régimen chavista. ¿Se aprovechará la ocasión?

[trinchera de ideas]

Algunas horas después del cierre de las últimas mesas de votación, cuando se había escrutado el 92 % de los sufragios, Hugo Chávez reconoció la derrota sin esperar el resultado definitivo, felicitando a la vez a los votantes del No y a sus propios partidarios. Se congratuló de la adhesión de los partidarios del No a la Constitución de 1999, aprobada a comienzos de su primer mandato y que fue denunciada con virulencia por la oposición, al menos hasta el año 2004, cuando ésta recurrió a la misma para intentar la revocación del mandato presidencial. Inmediatamente después del discurso del presidente, la mayoría de los dirigentes de la campaña por el No, por boca de Manuel Rosales, derrotado en la elección presidencial de diciembre de 2006, saludaron la actitud de Chávez, llamaron a la reconciliación, afirmaron que Chávez seguía siendo el presidente en ejercicio hasta el año 2012 y propusieron que ciertas disposiciones de la Constitución rechazada sean objeto de leyes que apruebe la Asamblea con su apoyo. Por ejemplo, la creación de un fondo de seguridad social para los trabajadores del sector informal, así como la reducción de la semana laboral. Este último punto es muy significativo: el propio líder de la derecha propone esta reducción. Esto indica hasta qué punto la balanza se inclina francamente a la izquierda. La Constitución sometida a votación preveía recortar la semana laboral de 44 a 36 horas, y el gobierno anunció que tomaría medidas para una contratación compensatoria cifrada en más de 100.000 empleos.

Dos pesos, dos medidas para la prensa nacional e internacional De entrada hay que señalar la diferencia entre esta votación y las elecciones presidenciales en Estados Unidos en el 2001 y otras elecciones más recientes. El

Éric Toussaint

cómputo final había durado largas jornadas y Al Gore, candidato demócrata frente a G. W. Bush, impugnó la victoria del candidato republicano. Y éste fue declarado vencedor gracias a los tejemanejes de su hermano, gobernador de Florida. Recordemos también la fraudulenta elección en México, en julio de 2006 de Felipe Calderón, del partido de derecha PAN, pro yanqui. El candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, nunca aceptó el resultado final y, en cada aparición pública de Calderón, la oposición se manifiesta para denunciar el fraude. ¿Qué medio occidental denunció esta situación? Y no hablemos de la elección de Pervez Musharraf en Pakistán, llevada a cabo en octubre de 2007 sin el recurso del sufragio universal, saludada vergonzosamente por la mayor parte de los media occidentales como la mejor solución. Éstos se abstuvieron de denunciar esta elección en segundo grado por unos electores automáticamente partidarios del general Musharraf, que usurpó el poder gracias a un golpe militar, mientras no vacilan en denunciar unas supuestas derivas dictatoriales de Hugo Chávez, electo el año pasado por sufragio universal con una ventaja de 3 millones de votos sobre su adversario, Manuel Rosales. Los media occidentales comenzaron a expresar algunas críticas a Musharraf sólo cuando éste decretó el estado de excepción, el 3 de noviembre de 2003 y encarceló a unos 10.000 opositores. Dos pesos, dos medidas. Se cierran los ojos ante los fraudes y las políticas antidemocráticas de los aliados de Washington y de las capitales europeas, mientras que por otra parte se desinforma sobre los gobiernos democráticos de Evo Morales, de Rafael Correa y de Hugo Chávez. ¿Qué habría pasado si el referéndum hubiera dado a la propuesta de Chávez una mayoría del 51 % y el 49 % a la oposición? Podemos estar seguros de que una parte importante de los media habría hablado de fraude. Washington y otras capitales habrían expresado su rechazo al régimen gobernante en Caracas. Volvamos a lo que pasó en Venezuela el 2 de diciembre de 2007.


¿Por qué una mayoría del 51 % rechazó el contenido de la reforma constitucional propuesta por Hugo Chávez?

“Se cierran los ojos ante los fraudes y las políticas antidemocráticas de los aliados de Washington y de las capitales europeas, mientras que por otra parte se desinforma sobre los gobiernos democráticos de Evo Morales, de Rafael Correa y de Hugo Chávez”

1

www.fedecamaras.org.ve

2 Hay dos movimientos de estudiantes. Diez días antes del referéndum tuvieron lugar dos manifestaciones pacíficas de estudiantes: la favorable al No fue menos numerosa que la de los partidarios del Sí. 3 El movimiento estudiantil opuesto al referéndum ganó las elecciones universitarias en la Universidad Central de Venezuela (pública) a mediados de noviembre de 2007. A diferencia de los dirigentes de la oposición política de derecha, un número importante de líderes estudiantiles afirman no ser antichavistas. 4 El distanciamiento de Podemos con respecto a Chávez se expresó claramente en el 2007 a propósito de RCTV, de la creación del PSUV —ver más adelante— y de la reforma constitucional. Ver http://es.wikipedia.org/Movimiento_Podemos_(Venezuela) 5 http://es.wikipedia.org/wiki/Ra%C3%BAI_Isa%C3%Adas_ Baduel

6 Ver Edgard H. Hernández, «Sectores: laboral, petrolero, urbano e indígena, los grandes ausentes en las urnas para el Referendo», http://www.aporrea.org/actualidad/a46834.html 7

Edgard H. Hernández, op. cit.

8 Los ciudadanos debían emitir dos votos pues los cambios constitucionales estaban repartidos en dos partes: el bloque A y el bloque B. Al 7 de diciembre de 2007 los resultados definitivos son los siguientes: 4.404.626 votos por el Sí en el bloque A, o sea, el 49,34% frente a 4.521.494 votos por el No, es decir, el 50,65 % (o sea, menos de 120.000 votos de diferencia) En el bloque B, 4.360.014 votos por el Sí (48,99 %) contra 4.539.707 por el No (51,01 %), o sea, cerca de 180.000 votos de diferencia.

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Algunos chavistas han declarado: «No es la oposición la que ganó, somos nosotros los que perdimos.» Tienen razón: la oposición de derecha movilizó apenas un poco más de lo que había logrado su candidato, como sufragios, contra Hugo Chávez en diciembre de 2006. (Manuel Rosales había obtenido cerca de 4.300.000 votos en esa ocasión, mientras que el voto por el No logró algo más de 4.500.000 votos el 2 de diciembre de 2007, es decir, apenas 200.000 votos más). Sin embargo, la campaña por el No fue apoyada activamente por la mayoría de los medios audiovisuales e impresos, por la cámara patronal Federcamaras1 y por la jerarquía católica. Y sobre todo, un hecho novedoso, la campaña recibió un fuerte apoyo militante, muy mediatizado: un movimiento estudiantil que ya se había opuesto en abril de 2007 a la suspensión del canal hertziano de la cadena de televisión reaccionaria RCTV y que ahora rechazaba la modificación del artículo de la Constitución concerniente a la Universidad. 2 Este movimiento, presente sobre todo en las universidades privadas así como en ciertos institutos públicos importantes3, multiplicó las acciones callejeras para incitar a los electores a concurrir a las urnas para votar contra la reforma constitucional. Hay que añadir también al campo del No a Podemos —partido socialdemócrata que habitualmente apoya al gobierno 4 — y al general retirado Raúl Baduel5, ex ministro de Defensa, aliado de Chávez hasta el verano de 2007. Podemos gobierna en 4 de los 23 estados que componen Venezuela, ¡y sin embargo en ellos el Sí fue mayoritario! Fue el caso, en particular del estado industrial de Aragua (53 % por el Sí frente al 47 % a favor del No) donde tiene su base Raúl Baduel. Pero, atención, no se ha de subestimar el desplazamiento de los

votos de aquellos que habían votado por Hugo Chávez en diciembre de 2006. Según Edgard Fernández, un analista que apoya a Chávez, el número de personas que eligieron a Chávez como presidente un año antes y que votaron No en el referéndum sería realmente elevado6, especialmente en el estado de Aragua, donde Chávez había logrado una gran ventaja. «Los estados industriales con la mayor concentración de obreros: Aragua, Sucre, Carabobo y Lara fueron los que junto al Distrito Capital registraron el mayor éxodo de votantes que anteriormente habían votado por Chávez y ahora votaron por el No. [...] Este éxodo en estos estados resultó ser el determinante de los votos adicionales que sacó el No a nivel nacional (más de 200.000 votos en total). Se puede concluir con esta observación que la reforma perdió debido a este resultado directo7. Analizando las tablas que Edgard Hernández reproduce en su estudio, se comprueba que en algunos de los barrios más populares de Caracas (Petare, Curicuao, Libertador y Sucre), donde la gente había votado masivamente por Chávez (65 %), esta vez ganó el No. Edgard Hernández concluye: «Esto demuestra un descontento con la reforma hasta en las zonas más populares de Caracas.» Otro elemento significativo de la votación del 2 de diciembre concierne a Zulia, el estado más poblado, muy rico en petróleo, que era hasta este momento un bastión de la derecha. Su gobernador, Manuel Rosales, fue el principal contrincante de Chávez en el año 2006. La mayor parte de los votantes se decantaron, sin sorpresa, por el No, pero hay que señalar que el No obtuvo 58.202 votos menos que los votos logrados por Rosales en el 2006, es decir, un descenso del 8,5 %. En conclusión, la campaña por el No, a pesar de importantes refuerzos, no logró movilizar muchos nuevos apoyos en el campo de la derecha, incluso los perdió en algunos de sus bastiones. La derrota del Sí hay que atribuirla a la pérdida de apoyo de Chávez en su propio campo, como reconoció la noche del 2 al 3 de diciembre de 2007. Alrededor de 7.300.000 personas lo habían votado en diciembre de 2006, lo que significaba una ventaja de 3 millones de votos sobre su principal adversario, Manuel Rosales. El total de votos a favor del Sí en el referéndum representa un poco más de 4.300.000 votos8, o sea, 3 millones menos que el año anterior.


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¿Por qué perdió Chávez 3 millones de votos? Esto es lo que hay que explicar. Una parte, limitada, por cierto, de estos 3 millones se inclinó por el No, eso está claro. Quizás 100.000 o 200.000, o hasta 300.000 votos, es difícil determinarlo. Dicho esto, aunque sólo fueran 150.000 votos, ellos fueron decisivos. Si 150.000 votos de izquierda que votaron No lo hubieran sido para el Sí, manteniéndose iguales los otros factores, la reforma se hubiera aprobado por mayoría simple. Como expresó Chávez después del escrutinio, valía más que el No fuera mayoritario por un pelo que el Sí, pues si esta opción se hubiera impuesto por una mayoría de 10.000 o 20.000 votos, o incluso 100.000, una gran parte de la oposición habría denunciado un supuesto fraude y habría lanzado movilizaciones callejeras que habrían apoyado, entre otros, los gobiernos de Washington, Madrid, Berlín, Londres, México, Bogotá, Lima, etc. Por otra parte, en el fondo, se ha de tener en cuenta este desplazamiento de votos chavistas, o de ciudadanos de izquierda, que votaron No9. Una parte de los ciudadanos que votaron contra la reforma constitucional son partidarios de cambios a favor de la justicia social y de la democracia, igual que los que votaron Sí. Entonces, planteemos la pregunta de otra forma: ¿Por qué la abstención ha sido tan amplia en el campo chavista? Para responder a esta cuestión hay que analizar brevemente el contenido de las reformas constitucionales propuestas.

A propósito de las reformas constitucionales propuestas Siendo imposible un tratamiento exhaustivo, veamos una selección. –La gran novedad de fondo con respecto a la Constitución vigente: el carácter socialista del Estado quedaría inscripto en la Constitución. El término socialista está ausente en el texto actual. Ninguna definición de este término está presente en el proyecto. Dada la afinidad de Chávez con Fidel Castro y el régimen cubano, muchos asimilan el objetivo socialista con el modelo cubano, que suscita reticencias en la población. La derecha atacó, de un modo caricaturesco y mendaz, la introducción de dicha palabra afirmando que la propiedad privada iba a ser suprimida (el Estado expropiaría la vivienda, el coche) o muy limitada. La derecha afirmaba que los hijos iban a ser retirados de sus padres a la edad de 16 años para ser confiados al Estado socialista bolivariano. A pesar de una indiscutible mejora de las condiciones de vida y de los ingresos, la derecha consiguió explotar los problemas 9 Intelectuales muy conocidos, que apoyan el proceso bolivariano y a Chávez, también llamaron a votar por el No; es el caso de Margarita López Maya y de Edgardo Lander. Orlando Chirinos, dirigente sindical y militante trotskista llamaba a votar Nulo (mientras que la mayoría de los militantes trotskistas hacían campaña activamente por el Sí, especialmente con la revista Marea clasista y socialista —que ellos editan—. Roland Denis, ex viceministro de Planificación y Desarrollo (abril de 2002-abril de 2003) y dirigente del Movimiento 13 de abril, había anunciado que no iría a votar.

“Como expresó Chávez después del escrutinio, valía más que el No fuera mayoritario por un pelo que el Sí, pues si esta opción se hubiera impuesto por una mayoría de 10.000 o 20.000 votos, o incluso 100.000, una gran parte de la oposición habría denunciado un supuesto fraude y habría lanzado movilizaciones callejeras que habrían apoyado, entre otros, los gobiernos de Washington, Madrid, Berlín, Londres, México, Bogotá, Lima, etc” reales de abastecimiento de ciertos productos de primera necesidad, como la leche y el azúcar. Y sostenía que si el socialismo quedaba adoptado en la Constitución, el fenómeno se agravaría indefectiblemente, como en Cuba. –El proyecto abortado de nueva Constitución, así como la actual, garantizaba la propiedad privada (ver el artículo 115 actual y el nuevo) pero, de una manera totalmente pertinente, precisaba que ésta debía haber sido adquirida de forma legítima. También dice que toda propiedad podrá ser sometida al impuesto y deberá respetar diversas obligaciones definidas por la ley. Al artículo 112, nueva versión, se propone eliminarle el párrafo: «El Estado hará la promoción de la propiedad privada», reemplazándolo por una fórmula mucho mejor, que en esencia dice que el Estado financiará y desarrollará diferentes tipos de propiedades: propiedad social, propiedad comunal, propiedad estatal, propiedad mixta que incluye el sector privado. En resumen, la propiedad privada está garantizada, pero son otras formas de propiedad las que serán financiadas y desarrolladas con prioridad por el Estado, que se fundará en valores humanistas de cooperación donde prevalezcan los intereses comunes sobre los individuales. El nuevo artículo 112 terminaba «creando las mejores condiciones para la construcción colectiva y cooperativa de una economía socialista». –Los poderes del presidente: se amplían de una manera importante, en especial confiriéndole el poder de remodelar las entidades territoriales y políticas del país. Mucho más que la posibilidad de reelegir varias veces a una misma persona para el cargo de presidente (artículo 230)10, es este aspecto el que, con toda razón, inquietaba o producía el rechazo. –Por lo demás, el proyecto rechazado proponía mantener una serie de mecanismos que permitirían a la ciudadanía participar en la iniciativa de cambios constitucionales, de referéndum y de procesos de revocación de mandatos, pero elevaba el umbral que se debía alcanzar. En lugar del 15% de electores necesario actualmente para tomar la iniciativa de una enmienda constitucional habría que reunir un 20% (artículo 341); en lugar del 15% necesario para poder proponer una reforma constituyente sería necesario un 25% (artículo 342); en lugar del 15% necesario para poder convocar una asamblea constituyente sería necesario un 30 % del electorado 10 No hay que olvidar que el artículo 72 prevé la posibilidad de que los ciudadanos revoquen al presidente de la República.


“El proyecto abortado de nueva Constitución, así como la actual, garantizaba la propiedad privada (ver el artículo 115 actual y el nuevo) pero, de una manera totalmente pertinente, precisaba que ésta debía haber sido adquirida de forma legítima”

garantizar la soberanía alimentaría (artículo 305); 9) el derecho de voto a partir de los 16 años en vez de los 18 actuales (artículo 64); 10) la prohibición de la financiación de los partidos por fondos provenientes del exterior, sean éstos de origen privado o gubernamental (artículo 67); 11) los orígenes e identidades indígenas, europeos y africanos son mejor valorados: «La República bolivariana de Venezuela es el resultado histórico de la confluencia de múltiples culturas, por esta razón el Estado reconoce la diversidad de sus expresiones y valoriza las raíces indígenas, europeas y africanas que han dado nacimiento a nuestra gran nación suramericana.» (Artículo 100). Como conclusión de este rápido examen de los cambios constitucionales rechazados por una escasa mayoría, podemos formular la hipótesis de que una parte de los electores tradicionales de Chávez temieron firmarle un cheque en blanco y prefirieron abstenerse. Algunos chavistas pensaron que los poderes que se le atribuirían al presidente son demasiado importantes y se corría el riesgo de que podrían ser mal empleados por Chávez o por quien lo sustituya.

El cansancio no explica el fracaso Sería un error atribuir el alto nivel de abstención principalmente al cansancio, admitiendo que éste existiera. En diez años, los ciudadanos han sido convocados a más de 10 votaciones nacionales, que Chávez o sus partidarios siempre han ganado en condiciones democráticas. Sin embargo, los responsables11 de la campaña por el Sí sabían muy bien que existía un fuerte riesgo de una elevada abstención del electorado chavista. El triunfalismo de la campaña por el Sí conducida por el vicepresidente, varios ministros y responsables de la Asamblea Nacional no convencieron a los indecisos. Además, el contenido del discurso de Chávez en el último acto de la campaña, el 30 de noviembre de 2007, tampoco contribuyó a que los indecisos se movilizaran por el Sí. Anunció que Estados Unidos se preparaba a no reconocer la victoria del Sí a fin de desestabilizar Venezuela. Acusó a una parte de la oposición de hacerle el juego a Washington. Dio la orden al ejército de ocupar los campos petroleros con los obreros y pidió a su ministro del petróleo que previera la interrupción del suministro de petróleo a partir del lunes 3 de diciembre si Estados Unidos ponía en marcha su plan. Esta dramatización fue de doble filo. Pudo haber movilizado a una parte de los electores indecisos, pero así mismo pudo haber conducido a aquellos que querían evitar una vuelta a las peores tensiones de los años 2002-2003 a pensar que era mejor no provocar a Estados Unidos proclamando la Venezuela socialista. Por consiguiente, mejor quedarse en casa. 11 La campaña por el Sí estaba dirigida por el Comando Zamora, encabezado por el vicepresidente de la República Jorge Rodríguez. http://comandozamora.com

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(artículo 348). Para la convocatoria de un referéndum el umbral pasaba del 10% actual al 20% de electores; para la convocatoria de un referéndum revocatorio de cualquier mandatario a mitad de su mandato, en lugar del 20% de electores sería necesario un 30% (art. 72). Incluso con estas modificaciones la Constitución seguiría siendo un ejemplo para el resto del mundo en lo que respecta a las iniciativas ciudadanas, en particular sobre la posibilidad de revocar a un mandatario. De todos modos, el aumento del umbral alimentó la suspicacia. Muchos se preguntaron si el Estado a cuya cabeza se encuentra Chávez no intentaba limitar el ejercicio de los derechos ciudadanos consagrados por la Constitución actualmente en vigencia. Si proponer el aumento de los umbrales no haría más difícil llevar a la práctica los derechos de iniciativa de los ciudadanos. –La reforma constitucional incluía un nuevo poder: el poder popular. El nuevo artículo 136 rezaba: «El Poder Público se distribuye territorialmente de la siguiente manera: Poder Popular, Poder Municipal, Poder Estatal y Poder Nacional.» Ciertamente, la intención era buena pero cuando menos confusa. En el nuevo artículo 184, se precisaba que el poder popular desempeñaría un papel muy importante en el nivel comunal. Así mismo, el artículo 16 en su nueva formulación declaraba: «A partir de la comunidad y de la comuna, el poder popular desarrollará formas de organización comunitaria político-territorial, que serán reglamentadas por ley y constituirán formas de autogobierno.» ¿Qué pasa con los otros niveles? ¿El poder popular sólo toma una forma concreta en el nivel municipal? –Entre los avances muy importantes que proponían ciertas enmiendas a la Constitución: 1) el reemplazo de la semana laboral de 44 horas por la semana de 36 horas, combinado con la prohibición de obligar al trabajador a aceptar horas suplementarias (artículo 90); 2) la prohibición del latifundio (artículo 307) y de la especulación inmobiliaria (artículo 18); 3) la protección de la vivienda familiar o individual contra el embargo o la expropiación; 4) la confirmación de la autonomía universitaria (la derecha pretendía de manera embustera que ésta sería suprimida) y de la inviolabilidad del recinto universitario, a lo cual se sumaba el voto paritario de los estudiantes, de los profesores y de otros trabajadores universitarios (hasta este momento, el voto de los profesores es predominante, mientras que los otros trabajadores universitarios están excluidos del derecho de voto); 5) la garantía del control público sobre todos los recursos naturales (artículos 302 y 303); 6) la creación de un sistema de seguridad social para el sector informal y para los trabajadores independientes (artículo 87); 7) el fin de la autonomía del Banco Central (artículo 318); 8) la promoción de la agricultura ecológica para


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¿Qué socialismo?

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En esencia, Hugo Chávez declaró de una manera autocrítica que había sobreestimado la voluntad de la gente de avanzar hacia el socialismo. Como destacara el ex vicepresidente José Vicente Rangel, chavista convencido, en una entrevista del diario La Jornada replicando a Chávez, 4 millones de personas que se pronuncian a favor del socialismo es de todos modos una cifra impresionante. Por cierto, hay que sacar otra conclusión que parte de la siguiente observación: no se definió con claridad el socialismo en el curso de la campaña. Pues bien, las experiencias caricaturales del socialismo del siglo XX dejan —es lo menos que se puede decir— un sabor amargo. En la mente de muchas personas, el socialismo no es sinónimo de felicidad y de libertad. Para optar por el socialismo hay que tener argumentos sólidos. Por lo demás, el socialismo no se decreta por medio de una Constitución. Es una construcción concreta. Si no se precisa en positivo lo que significará la realización del socialismo y los pasos que se ha de cumplir para alcanzarlo, seguirá siendo algo abstracto. Peor aún, el socialismo puede evocar el peligro de una deriva autoritaria. El general retirado Raúl Baduel no tuvo reparos en decir que había que rechazar el proyecto de una nueva Constitución, en particular por que ésta no definía el socialismo. Declaró: «La palabra socialismo no tiene un significado uniforme y puede incluir regímenes como el de Pol Pot en Camboya y la Unión Soviética estalinista, hasta el llamado «socialismo nórdico» o el «socialismo democrático» europeo. ¿A qué socialismo se nos quiere llevar? ¿Por qué no se le dice al pueblo claramente hacia dónde se piensa conducir la nación?. Tenemos, como pueblo, que exigir que se nos diga claramente el destino de nuestro futuro y que no se nos mienta con un supuesto socialismo a la venezolana12.

Otros factores que han actuado a favor del alto nivel de abstención Los cambios constitucionales fueron presentados por Hugo Chávez en tanto que presidente. A diferencia de 1999, el contenido no fue elaborado por una asamblea constituyente. Chávez elaboró13 con un comité muy restringido la propuesta, que, a continuación, fue completada por la Asamblea Nacional, casi enteramente favorable al presidente14. Fue un primer fallo muy importante. Habría sido necesario un largo proceso de debate y de elaboración de propuestas para llegar a un número 12 www.raulbaduel.blogspot.com 13 El conjunto de la propuesta, tal como fue formulada y presentada por Chávez a la Asamblea Nacional el 15 de agosto de 2007 fue objeto de una edición de 370.000 ejemplares distribuida gratuitamente en Venezuela: Hugo Chávez, Ahora la batalla es por el Sí, Gobierno bolivariano de Venezuela, Caracas, 2007, 255 páginas. 14 Chávez proponía modificar 33 artículos de la Constitución. La Asamblea Nacional propuso finalmente más del doble de artículos, lo que complicó el análisis que cada elector debía realizar para formarse una opinión y tomar una decisión antes de ir a votar.

limitado de enmiendas constitucionales, a fin de clarificar al máximo las opciones que se debían adoptar. Chávez quiso quemar etapas. Esto a menudo le sale bien. Estaba convencido de que en el envión de la victoria aplastante lograda en diciembre del año anterior podría lograr un Sí masivo para sus propuestas, dado que había mostrado el juego en la campaña electoral. En efecto, había anunciado que era necesario cambiar la Constitución y en particular introducir en ella el socialismo. En consecuencia, equivocadamente, no trató de construir un consenso en el seno del movimiento chavista sobre los cambios que había que introducir en la Constitución. Esto habría implicado estar preparado para renunciar a ciertas propuestas y a ciertos poderes suplementarios que demandaba. Al contrario, siguió adelante seguro de que lo seguirían. En el curso de la concentración final del 30 de noviembre afirmó: «Votarán Sí aquellos que están con Chávez, los que votarán No están contra Chávez.» Una mayoría de la población considera, sin la menor duda, que él es la persona más indicada para ser presidente, pero esto no implica una adhesión automática a todos los proyectos que emprende. Y la Constitución no es un asunto menor. La fuerza de la propaganda de la derecha no se debe subestimar como factor que haya reforzado la abstención. Pero esto no es nada nuevo. Los media que apoyan a la derecha utilizaron sistemáticamente la mentira en las campañas precedentes, lo cual no había impedido la victoria de las proposiciones o la candidatura de Chávez. Entre los factores que han favorecido el fracaso, hay que tener en cuenta, por cierto, la falta de voluntad de una serie significativa de mandatarios chavistas, en particular en el nivel de los estados y de las ciudades. En efecto, la extensión de los poderes presidenciales en términos de reestructuración de entidades político-territoriales era sentida como un peligro por ciertos mandatarios muy apegados a un conjunto de relaciones de poder, incluso de clientelismo, en su región. En fin, ¿no hay también un descontento en la población que hasta ahora ha apoyado a Chávez ante la distancia entre el discurso y la realidad? En efecto, los problemas no faltan. ¿Cómo es que con unos enormes ingresos petroleros no se llega a garantizar un abastecimiento regular de ciertos productos básicos, como la leche y el azúcar? ¿Por qué la situación de la vivienda no mejora con mayor rapidez? ¿Por qué ciertos responsables chavistas locales parecen estar más preocupados por su futuro personal que por el interés colectivo? Manifiestamente, aquellos que en función de estas frustraciones, del todo justificadas, decidieron no ir a votar consideraron que la nueva Constitución, si se aprobaba, no aportaría necesariamente una respuesta a sus problemas personales y colectivos. Para responder a sus dudas, o a su descontento, no basta con decirles que tendrían que haber votado para tener más poder gracias al reconocimiento del poder popular en la Constitución. Quizás siguieron otro razonamiento: demostrando que no están


dispuestos a seguir a los dirigentes chavistas que los convocaban a votar por el Sí para hacerse notar en los escalones superiores, hicieron sonar la campana de alarma. Lanzaron una advertencia al propio Hugo Chávez.

¿Qué ha pasado con el Partido Socialista Unido de Venezuela15, creado en el 2007? Hugo Chávez ha querido convencer a todos los partidos que lo apoyan de que se unieran en una sola formación política, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). La mayor parte de los miembros del Partido Comunista de Venezuela (PCV), de Patria para todos (PPT) y de Podemos no lo aceptó. Esto no fue un obstáculo para que los dos primeros apoyaran con firmeza la campaña por el Sí. En cambio, Podemos se embarcó activamente en la campaña por el No. Militantes de otros partidos se unieron al PSUV. Oficialmente, 6 millones de venezolanos se han adherido al PSUV. Sin embargo, el Sí obtuvo sólo un poco más de 4 millones de votos, algunos de los cuales manifiestamente no provenían de militantes de este partido, puesto que el PCV y el PPT también convocaban a votar por el Sí. ¿Por qué razón 2 millones o más de adherentes del PSUV no votaron por el Sí? Esto demandará un examen muy crítico de la construcción del nuevo partido.

Conclusiones

15 Ver el sitio del PSUV: http://www.militantepsuv.org.ve

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Las críticas necesarias y justificadas no deben hacer olvidar que la situación socioeconómica de la mayoría de la población ha mejorado gracias a las políticas que se aplican desde hace 10 años. El acceso a la cultura y a la educación también ha experimentado un gran progreso. Los derechos políticos y civiles son plenamente respetados: libertad de expresión, de reunión, de protesta, de participación en unas elecciones libres, de información. Un estudio publicado por la OCDE y reproducido en muchos periódicos, entre ellos el diario español El País, que es notoriamente muy crítico con Chávez, señalaba los muy buenos resultados de Venezuela. En efecto, según un sondeo de opinión realizado en toda Latinoamérica y recogido por la OCDE, el 76 % de los venezolanos interrogados responden que de todos los sistemas políticos, el mejor es la democracia. Muy por delante de los ciudadanos de Chile y de Colombia, de los que sólo un 56 % comparten esta opinión, un 55 % en Perú, un 54 % en México y un 46 % en Brasil. El promedio latinoamericano se sitúa en un 58 %. A la pregunta «¿Tiene usted confianza en la manera como gasta el gobierno sus impuestos?», Venezuela se encuentra a la cabeza de las respuestas afirmativas, con un 38 %, delante del 21 % de los argentinos, el 20 % de los colombianos, el 15 % de los mexicanos, el 12 % de los brasileños y el 10 % de los peruanos. De todos modos, un matiz: mientras que desde el exterior parece que Venezuela avanza con rapidez hacia

una sociedad en la que el sector público tiene un papel cada vez más importante, la realidad es muy diferente. El gran capital financiero privado (nacional o controlado por bancos extranjeros, principalmente españoles) se ha beneficiado hasta ahora de la política del gobierno. Según un reciente estudio de Mark Weisbrot y Luis Sandoval, cuyo contenido es muy favorable al gobierno de Chávez, el sector financiero privado experimentó un crecimiento del 37,9 % en el año 2004, del 34,6 % en el 2005 y del 39,2 % en el 2006, mientras que el sector público (todos los sectores juntos) no tuvo más que un crecimiento del 12,5 % en el 2004, del 4,1 % en el 2005 y del 2,9% en el 2006. El sector manufacturero privado y público tuvo una tasa de crecimiento del 21,4 % en el 2004, del 9,5 % en el 2005 y del 10,4 % en el 2006. La gran banca privada desempeña un papel absolutamente parasitario y rentista, obteniendo sus enormes ganancias de los préstamos que concede a los poderes públicos y a los particulares. En fin, desvía una parte de los ingresos del Estado y de los hogares hacia la acumulación improductiva de beneficios. No acude en ayuda de los productores. Si Venezuela quiere satisfacer las crecientes necesidades sociales de la población, tendrá de poner término al papel parasitario del opulento sistema bancario privado y desarrollar fuentes de financiación alternativas en beneficio de los diversos sectores no capitalistas de la economía: pequeños productores privados, cooperativas, sectores públicos, etc. Es verdad que si las enmiendas a los artículos 112 y 115 se hubieran aprobado habría sido más fácil limitar drásticamente el papel de la gran banca privada. De todos modos, es posible avanzar gracias a la adopción de disposiciones legales que vayan en ese sentido. Por lo demás, habría que tratar de no contraer nuevas deudas públicas, que pueden constituir un enorme lastre para el futuro. El gobierno venezolano es excesivamente laxista en este sentido, y la nueva Constitución propuesta no preveía ningún mecanismo de auditoría de la deuda. Además, el artículo 236 de la Constitución, ya sea de la actual o de la que fue sometida a votación, reserva equivocadamente al jefe de Estado la negociación de empréstitos nacionales, mientras que sería preferible pasar por el poder legislativo para fijar la política de la deuda pública. Desde fines del año 2004, Chávez ha tenido el mérito de relanzar, en tanto que jefe de Estado, el debate sobre la necesidad de una perspectiva socialista para el siglo XXI. Es hora de dar un contenido preciso a esta perspectiva, a fin de que sean cada vez más los ciudadanos que la admitan como un medio necesario para llegar a la justicia social y al fin de todas las formas de opresión. El fracaso de la propuesta de Chávez en el referéndum constitucional puede ser convertido en una ocasión para reforzar el proceso revolucionario en curso en Venezuela. En efecto, constituye un poderoso estímulo para corregir los errores y los fallos del régimen chavista. ¿Se aprovechará la ocasión? n


Proyecto de reforma constitucional

Antes y después

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1)

Los jacobinos fueron apasionados enemigos de los tumultos. Los horrores de la revolución francesa significaron la tentativa de obliterar una fuerza que mal soportaba su propio orden. Parece una paradoja, pero aquella multitud de miserables que había servido para destronar, rápidamente se evidenciaba incapaz de ejercer el gobierno. El Estado de la ilustración democrática nacía mostrándole al Estado de la autoridad señorial la fiereza de sus razones y la crueldad de su decepción. Porque no sólo basta tomar el poder, tampoco es suficiente lograr mantenerlo en el tiempo, es necesario reformar la realidad en un orden que sea inmanente a la nueva soberanía.

[trinchera de ideas]

El poder por sí mismo no cumple ninguna función política. Los pobres de Francia se dieron muy pronto cuenta de ello y entregaron el mando a Napoleón quien no tardaría en coronarse Emperador. Que su guardia pretoriana estuviera al mando de la pillería patriótica de Chauvin y los chauvinistas, en vez de la caballería real, no le hacían a sus ojos menos monarca que un Luis ni más infame que un Borbón. Por eso, aunque mucha dignidad humana se haya perdido en el paso de Los tres mosqueteros a la Grande Armée de Bonaparte, no es menos cierto que una transmutación irreversible fundaría una nueva concepción del poder. Por primera vez en la historia una república nacía con tal sospecha de sí. Esta sospecha vertiginosamente devendría naufragio y restauración. Sin embargo, antes debía operase un movimiento que hiciera irreversible la nueva legitimidad. En medio de la matanza, una nueva forma de dominio impondría los nuevos valores universales sobre las cabezas perplejas no sólo de la antigua casta pero también de la nueva hegemonía. “¡Quieren ser libres y no saben ser justos!”, pontificaba Sieyès, quien había concebido, dentro de los límites de la razón de Estado, el concepto de poder constituyente. 2) La metafísica insurrecta de la libertad civil o burguesa supone el dominio riguroso de un discurso abstracto. Por un lado, libertad quiere decir la no sujeción a ninguna forma hecha de ley positiva. Por otro, la libertad, en tanto es acción y extensión, no puede existir sin un marco legal que posibilite su no constricción por parte de las fuerzas elementales del más fuerte. Así, se hace necesario un tercer estado de libertad, el estado de representación. De allí viene la distinción entre “poder constituyente” y “poder constituido”. Esa es la cuadratura

LO

Erik Del Bufalo

de un círculo vicioso que no puede romperse desde el mero punto de vista del derecho. Pues siempre será prerrogativa del poder constituido, salvo en un estado verdaderamente excepcional, decidir cuál es, y cómo se manifiesta, el poder constituyente. El único estado excepcional que libera al poder constituyente del marco constituido viene dado por una revolución; no hay otro. Y la revolución como acto sólo puede ser previo y exterior (extra jure) al marco constitucional. Una revolución, a diferencia del mero reformismo, es entonces la excepción más radical de la constitución, no su norma. 3) Por ello, con los jacobinos se evidencia que la democracia moderna es anterior al liberalismo de origen anglosajón, no necesariamente en el orden temporal pero sí en el orden de las causas. Aunque la revolución francesa viene después de la revolución de los Estados Unidos y es bastante posterior a Cromwell y a las repúblicas italianas, algo nuevo pare el mundo bajo el abusado filo de las guillotinas. Con el Terror de los revolucionarios franceses, la humanidad conoció el primer Estado de la “chusma”, del “populacho”, de la “muchedumbre”, de los sans-coulotte. Ellos descubrieron el nuevo sentido de la antigua noción de “pueblo”: una multitud no estamental (multitudo dissoluta), tan alejado hoy en día de su significado clásico o prerrevolucionario, cuando entonces significaba la suma de los estamentos de una sociedad con poder de manejar o conformar el Estado. La fuerza disolvente del antiguo régimen fue recogida en su disgregación por el concepto rector de poder constituyente y reunificado por la fórmula de “la constitución”. Bajo el sangriento sol de Termidor, aparecía un modo nuevo de humanidad, como multitud indeterminada y desclasada, donde cualquiera tenía derechos y gozaba de plena ciudadanía. 4) Una constitución es una disposición fundamental donde la clase burguesa, la clase debatidora y reformista por antonomasia, pone sus esperanzas de libertad como cualidades del derecho. No es posible pensar en una constitución que no sea burguesa. Salvo curiosidades de la Historia, el constitucionalismo es inmanente a la


irreformable

¿Es la soberanía popular independiente o no de la forma de gobierno que se dé? ¿O es, por el contrario, un cierto sistema de gobierno, de constitución y de leyes lo que permite que exista un pueblo soberano?

de puros universales? Para entender el origen de la contradicción democrática, falta ir un poco más lejos en el concepto burgués de “pueblo”, como masa desunida, o multitud uniformemente atomizada. 6) Mientras que una nueva teología de la razón gana la lucha contra la autoridad, la justicia se ve sometida a la lógica de las mayorías. La verdad deja de ser cualitativa y pasa a ser un asunto cuantitativo, aparecen las naciones-estados, el derecho se somete a la ley, el Estado al gobierno, el gobierno a los partidos, los partidos dividen lo común en fracción y la fracción de los más toma el poder. Razón y masa nacen de la mano. Pero una clase no es un estamento, tampoco existen ni la clase ni los estamentos de los miserables. El “miserable” antes de devenir más tarde otra cosa, fue ante todo un genuino soberano cuando tomó la Bastilla. Pudo devenir soberano de verdad, nadie le “dio” soberanía, ni cayó nunca en el disparate de pedirle poder al gobierno: en ese sentido fueron una mayoría cualitativamente real y no una mera mayoría nominal o numérica, legitimadora de las instituciones de la “representación popular”. El pueblo de la revolución francesa fue soberano de la única manera posible de serlo: apropiándose de su poder sin rogar ni agradecer por ello. Fue sólo así que, después de milenios, la turba, incógnita e imprecisa, de pronto se vuelve, con la llegada de la modernidad democrática, sujeto político real. No obstante, es un sujeto que ha necesitado hasta ahora de su propio desdoblamiento, de su enajenación en otro, para poder constituirse como poder político. Esta es la principal aporía de la democracia que pervive, en todos sus modos, aún en nuestros días. 7) Tan contrahecha y amorfa parecía la insurgencia de los miserables, que incluso llegaron a poner en tela de juicio a la “razón” de la ilustración, cuya filosofía había presidido y justificado su aparición. Tanto fue verdad que el racionalismo tuvo que volver a dar “forma científica” a las fuerzas elementales de la justicia. Es de este modo como, desde Marx a Rosa

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democracia moderna o representativa. De allí el acertijo que se encuentra en toda la filosofía política desde Maquiavelo: ¿Es la soberanía popular independiente o no de la forma de gobierno que se dé? ¿O es, por el contrario, un cierto sistema de gobierno, de constitución y de leyes lo que permite que exista un pueblo soberano? Esta pregunta, que parece provisional, es desde el punto de vista de la razón de Estado resuelta por la segunda hipótesis: la democracia representativa es la garante de la soberanía, por lo tanto la democracia es el “método” universal de la libertad y no el acto de la voluntad de un pueblo. De otro modo, dicen los escépticos, ¿cómo reconoceríamos la voluntad popular? Si nos negamos a responder esta pregunta límite, tendríamos que decir que todo sistema, incluso la tiranía más cruel, es un acto soberano del pueblo que la permite y por lo tanto es legítima. Fue por este motivo que los jacobinos demostraron desde el principio que la democracia, más que un sistema, no puede significar otra cosa que la irresolución del impasse implícito al ejercicio del poder de todo Estado que dependa de la razón y no de leyes divinas o, dicho de otro modo, que esté en manos de la “representación racional” de la “voluntad general”. Desde este punto de vista todo poder constituido es legítimo. Por ello, el “derecho natural” siempre estará a la sombra, como una pulsión originaria, del legalismo más puro. Y esta sombra cada cierto tiempo reclama su autonomía del modo más inmediato: negando la legalidad que la autoriza. Recordemos que fue el Estado de Derecho lo que permitió la llegada de Hitler al poder y que fue Kerenski quien desbrozó el suelo por donde marcharían triunfantes los Bolcheviques. Esto, más que un vicio de la democracia liberal y constitucionalista, da forma a su más preciada virtud: porque de la representación popular no se sigue necesariamente la voluntad que la sustenta, ella es sólo un paso de la historia del mundo hacia otra cosa. La democracia, en tanto sistema de representación popular, no puede ser más que transitorio. 5) A causa de ello, el bonapartismo, el bolchevismo y el fascismo fueron modos inmanentes a la democracia en su búsqueda de superar la falsa legitimidad del poder constituido, cuyo sustento es la afirmación de un poder popular que a su vez niega con su mera existencia. Más que alternativas del constitucionalismo, son sus salidas intrínsecas, en la nueva pregunta que el liberalismo, sin quererlo, impuso a la humanidad: ¿cómo liberarse de la libertad abstracta y petrificada en los sofismas hechos


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El Estado sólo aparece como poder coercitivo,aunque sea ad benevolum, cuando la sociedad se ha disgregado de su orden común y se ha enfilado demasiado lejos en la masificación nihilista del individuo,

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Luxemburgo, se buscará asimilar este nuevo sujeto tempestuoso a una “clase social”. Y si la democracia moderna nace con la tendencia de las clasificaciones, la nueva revolución proletaria debía restituir la vara de la razón y el orden de la ciencia. Un nuevo conservadurismo estaba emergiendo: el materialismo economicista, condición objetiva de la lucha de clases. Marx quiso darle forma a lo informe, pero el positivismo de su gesto se volvería, como mostrando el revés de su gran esfuerzo científico, el espolón de nuevas bestias voraces de justicia. A partir de entonces, el antiguo pueblo (Populus) se confunde con el famélico gentío dieciochesco (Pleps) para luego, con Marx, reducirse de nuevo a la figura del trabajador (Proletariat) y volver a ser, con matices mucho más complejos y sobredeterminados pero, también, con menos hambre, gentío indiferenciado o multitud (Multitudo) en el estado actual de la democracia burguesa bajo el orden mundial de la globalización. La deriva cuantitativa, como criterio único de la voluntad general, no ha dejado de escamotear, en las vísceras de la democracia, la concreción cualitativamente dada de una libertad no burguesa. 8) Así la democracia, operando una transmutación irreversible de la voluntad política, trae consigo la ruptura de la relación, antes connatural, entre Estado y Pueblo. El Estado, en tanto es Uno, no puede sino aparecer a la multitud democrática como exterior a sus fines. Tanto es verdad que Hobbes ya le había llamado desde su génesis “Leviatán” para hacer notar su carácter detestable. ¿Pero no es acaso este carácter extrínseco del Estado con respecto a la sociedad moderna un síntoma de la decadencia social más que de la del Estado mismo? En efecto, una vez que la sociedad es multitud informe pero homogénea, el Estado no puede sino aparecer como un orden arbitrario de poder. Ni a los griegos antiguos ni a Carlomagno, ni a los Incas se les podría haber ocurrido una idea tan descabellada. Pues, para los ancestros del hombre actual, el orden de lo común –el Estado– fue siempre anterior a la sociedad. Alguien podría decir que es un sofisma, pero en este sentido el comunismo es anterior al socialismo, lo común a la comunicación de las diferencias, el acuerdo al contrato, la soberanía a la voluntad. Una revolución que quiera romper con la falsificación burguesa del Estado como aparato ajeno y alejado de la sociedad tiene que entender el origen ­pre-social, y por ello pre-contractual o pre-constitucional, de la comunidad, y la dirección del acto rebelde debe ir en ese sentido. 9) El Estado sólo aparece como poder coercitivo, aunque sea ad benevolum, cuando la sociedad se ha disgregado de su orden común y se ha enfilado demasiado lejos en la masificación nihilista del individuo, que ya ni siquiera es realmente individual, es decir diferente, pero repetido y homogenizado. Tan “particular, libre e

individual” es un ser humano dentro de la democracia representativa como un pollo industrial es orgánico y saludable. Incluso en las tribus indígenas más alejadas de la “civilización occidental” existen formas estatales sin importar que estén o no instituidas en formas de violencia o de dominación en torno a un poder único de mando. El jefe aparece cuando hace falta, no tiene que ser una figura permanente. Por el consensus omnium que pulula en la selva y en los ríos, el orden siempre se manifiesta en la voz de algún individuo de la tribu cada vez que es necesario. Ese orden puede estar ausente pero sin desaparecer, como un espíritu; por eso, “no hay sociedades sin poder”. Ese poder es el del orden social en tanto precede al hecho mismo de la existencia de tal o cual sociedad; y ese orden es el concepto original de Estado, expresión originaria y legítima de un pueblo más que simple aparato jurídico, institucional y abstracto. 10) En este punto sí quisiéramos hacer un chiste ilustrador, diríamos que el comunismo es de origen divino. Es pre-humano, al menos, en tanto no podemos suponer las sociedades humanas sino como efecto, y nunca como causa, de este orden. Por lo tanto, la visión legalista o reformista del “progreso” social se inscribe dentro de una tradición que hace tiempo entendió la imposibilidad de sus esperanzas, conformándose con el ejercicio maquinal del nihilismo. No se hace más que reafirmar un cierto orden liberal absolutamente falsificador del poder popular, y de su Estado, cuando se quiere hacer depender la soberanía al mero cambio técnico del aparato jurídicopolítico. Recreando, así, el mismo extrañamiento de la sociedad civil o burguesa, atomizada en su voluntad, con respecto a ese Estado. Esta vertiente nefasta falsifica el verdadero concepto de Estado, a la vez que desvirtúa el concepto más legítimo de pueblo, como portador de la voluntad general, constituyente e inalienable siempre. No hay revolución posible dentro del puro “Estado de Derecho”, el cual solidifica la visión del derecho más formalista y abstracta posible, donde las formas jurídicas son independientes de la sociedad, a tal extremo que puede llegar a ocurrir el caso donde la sociedad toda esté en contra del aparato jurídico, y en este sentido todo un pueblo puede llegar a ser criminal. De cajón que no es posible una “revolución progresista”, ni es verosímil que la “progresión” de la ley tenga efectos no coercitivos y libertarios en una sociedad que está creando su propio destino. ¿Estamos acaso ante la triste incongruencia de querer transformar una sociedad a través de la concepción más conservadora de lo político? Esto, más que un peligro, significaría la imposibilidad de todo camino que no reanude los infortunios de la democracia representativa. La revolución no existe sin subversión, ni está en la reforma de las leyes constituidas; sólo está en lo irreformable de un poder que se constituye a sí mismo en la materia de las cosas, en la carne de las ideas, en la voluntad que toma el poder que le pertenece y ejerce de una vez el dominio de su propia hechura. n


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Proyecto de reforma constitucional

Antes y después

Dossier

Acerca de negros y afrodescendientes

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reformados y

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La República Bolivariana de Venezuela es el producto histórico de la confluencia de varias culturas, por ello el Estado reconoce la diversidad de sus expresiones y valora las raíces indígenas, europeas y afrodescendientes que dieron origen a nuestra Gran Nación suramericana. Las culturas populares, la de los pueblos indígenas y de los afrodescendientes, constitutivas de la venezolanidad, gozan de atención especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas. La ley establecerá incentivos y estímulos para las personas, instituciones y comunidades que promuevan, apoyen, desarrollen o financien planes, programas y actividades culturales en el país, así como la cultura venezolana en el exterior. El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras culturales su incorporación al sistema de Seguridad Social que les permita una vida digna, reconociendo las particularidades del quehacer cultural, de conformidad con la ley. Artículo 100 de la Reforma Constitucional, propuesta por el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, ante la Asamblea Nacional para su aprobación. El Artículo 100 de la Reforma Constitucional reivindica las culturas originarias que le dieron perfil al actual mapa étnico venezolano. Es un innegable aporte de nuestro presidente a la conformación de la nueva ciudadanía, a la luz de la lámpara de Diógenes para este Socialismo del siglo XXI; sin embargo, de poco servirán estos enunciados si no existe voluntad compartida, política y ciudadana en iguales proporciones, y compromiso

Foto: Marcelo García

honesto desde cada venezolano para que esto se convierta en letra viva. Hay mucha historia que debe desenterrarse, mucho olvido y demasiadas llagas que sanar, muchas de ellas escondidas bajo la epidermis social, pero creemos que esas pústulas no se curan con nuevos eufemismos ni con pomadas de promesas de igualdad étnica, por el solo hecho de estar incorporadas en la Reforma, porque con frases se han construido muchos cadalsos para justificar la muerte A raíz de la colonización del Continente Americano, los europeos optaron por una de las prácticas comerciales más aberrantes de la historia de la humanidad: el comercio de esclavos negros traídos desde diferentes lugares de África, en las condiciones más infrahumanas que se puedan imaginar. Tanto al Norte, el Centro y Sudamérica, igual que en las Antillas y el Caribe, la sangre negra cubrió sus territorios, no sólo al derramarse en las haciendas coloniales y en las guerras independentistas, sino principalmente porque se sembró en estos suelos contribuyendo a forjar la patria americana. Llanto negro, sonrisa negra, sudor y sabor de negros, se entretejieron entre etnias con los de aquí y los llegados de ultramar, para producir una mixtura cultural más fuerte, mayormente causada por las aberrantes violaciones a las negras esclavas, cometidas por sus amos y los caporales. Pese a esto la sonrisa negra y sus costumbres sobreviven hasta hoy, sobre las tierras que ellos contribuyeron a liberar con sueños más libres todavía. Con esos sueños fundaron pueblos distantes de su África nativa de donde fueron arrancados a fuerza de grillo y látigos que no lograron desarraigar su dignidad y su esencia porque la guardaron dentro de su piel.


constituidos Luis M. T. Rio

Foto: Marcelo García

“Cuando las mixturas comenzaron a ser usuales y los tales mestizos y mestizas con su esfuerzo lograron ascender socialmente tras la abolición de la esclavitud, los negros mezclados pasaron a ser morenos, eufemismo social dado por el tono de piel similar al de los moros o morunos”

negros, como al fin sucedió). Este acto hipócrita pervive entre muchos afrodescendientes que rechazan su gentilicio, prefiriendo alisarse el cabello y desteñir su piel. Muchos negros permitían tales halagos hipócritas al no tener motivos para enorgullecerse de su etnia, tras haber padecido por siglos tantas humillaciones. Sólo con tener la piel oscura bastaba para negarles alguna opción de ascenso social, al punto que algunos esclavos libertos hicieron fortunas con el solo propósito de adquirir un certificado de lavado de piel. Después surgieron grupos reivindicativos y políticos liderados por negros norteamericanos, algunos de ellos independentistas, que izaron banderas contra la segregación entre los que sobresalen Martin Luther King y Malcom X; asesinados por el gobierno norteamericano para frenar sus luchas, desapareciendo con ellos los movimientos rebeldes, armados y pacíficos Panteras Negras y Poder Negro (Black Power). De Sudáfrica provienen Nelson Mandela y Stephen Bico, estandartes contra el apartheid africano (segregación), junto al sacerdote Desmond Tutú, Premio Nobel de la Paz; por sus luchas pacíficas, acuñador del término “Nación del arcoíris”, para unificar las patrias negras.

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Los negros sabían que llegaban a estas tierras para ser esclavos, y paradójicamente los europeos ni siquiera sabían a dónde habían llegado. Cristóbal Colón, el genocida soñador, creyó haber llegado a las Indias occidentales y por eso llamó indios a los habitantes originarios de estas tierras, a quienes aún nombran con ese erróneo gentilicio sin que se haya propuesto uno más acorde. Ni el término aborigen proveniente del Latín ab origine, que significa “aquellos que vivían en un lugar concreto desde el origen, antes de ninguna colonización”, es utilizado por los académicos, tampoco los antropólogos se interesan por enderezar este entuerto terminológico, conformándose con llamarlos indios americanos o amerindios. Sin embargo con los negros no pasa lo mismo. A los primeros sobrevivientes de las violaciones coloniales los llamaron mulatos como nombraban a los productos del cruce genético entre caballos y burras que generan el híbrido mula. Los más institucionales los bautizaron mestizos (mezclados, impuros) o zambos (de forma irregular, malformado), todas denominaciones clasistas de alto contenido discriminatorio, usadas para designar a las castas inferiores de América desde la Colonia. Cuando las mixturas comenzaron a ser usuales y los tales mestizos y mestizas con su esfuerzo lograron ascender socialmente tras la abolición de la esclavitud, los negros mezclados pasaron a ser morenos, eufemismo social dado por el tono de piel similar al de los moros o morunos, a quienes los españoles despreciaban por ser invadidos y dominados por éstos durante más de seiscientos años. En la actualidad, este lema lo utilizan convencionalmente los europeos para diferenciar a quienes tienen el pelo negro de los rubios. Con el advenimiento de la Independencia, los negros, mulatos, morenos y zambos que habían combatido, derramando su sangre y sudor por la libertad, obtuvieron tierras y ganado por servirle a la Patria, mientras que muchos criollos y peninsulares que apoyaron a la corona española, quedaron arruinados. Para cambiar esta situación, a los astutos mantuanos no les quedó otra opción para recuperar poder y riquezas, que codearse con los nuevos hacendados, para ello, echando su altivez a un foso, atrajeron a su entorno a quienes antes fueran sus esclavos y peones, para ello crearon formas sutiles de nombrarlos, designando a los negros menos tostados el calificativo de trigueños, metáfora para describir el color ocre tostado del trigo tras la siega, (tal vez una alusión a las pretensiones criollas de esquilmarle sus bienes a los


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“Los negroides serían,según esta teoría defendida por muchos científicos occidentales,una especie humana poco evolucionada,pero talaberración cientificista para justificar el racismo,se echó por tierra,gracias a los recientes avances de las investigaciones sobre el genoma humano”

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En Francia la voz del poeta martiniqueño Aimée Césaire crea y promueve el concepto “Negritud” que emana como un grito de rebeldía de sus hermanos antillanos de habla francesa contra la explotación, pero otros escritores negros o criollos criticaron el concepto, por considerar que era demasiado simplificador: El tigre no declara su tigritud. Salta sobre su presa y la devora, escribió el Premio Nobel de Literatura Wole Soyinka. El propio Césaire se apartó del término, al considerarlo casi racista. De cualquier modo se trató de un concepto que se elaboró en un momento en el que las elites intelectuales de orígen negra, antillanas y africanas se encontraban en la metrópoli y tenían unos puntos en común bastante difusos (color de piel, idioma colonizador) y sobre los que no resultaba sencillo establecer vínculos. De hecho, algunos autores opinan que se trató más de relaciones de amistad personal las que forjaron unas identidades comunes que no existían en la realidad buscando sus raíces africanas y pasó a las antillas llegando hasta nosotros llenas de estereotipos inalcanzables e incomprensibles por la mediatización consumista que los arropó. Después vendría la moda de la denominada Cultura Negroide, con poco de cultura y mucho de moda. Tal palabra fue admitida por la Real Academia de la Lengua Española, significando que, entre otras acepciones: “presenta algunos de los caracteres de la raza negra o de su cultura”. Otros “estudiosos” racistas verían la oportunidad de incorporales componentes antropológicos, al otorgarle a los negros aptitudes distintas a las del resto de los seres humanos, basando estas “cualidades” a la genética, tales como la capacidad para desarrollar mayor velocidad y poseer más fuerza física que las otras razas, pero con poca estructuración para las ciencias y las artes e incapacidad para ejercer y dominar tareas intelectuales complejas como el ajedrez o la academia, por sus condiciones “naturales”. Según este designio fascistoide, el ejemplo más clásico lo encarnaría el boxeador norteamericano Cassius Clay al negarse a “honrar a su patria” como soldado durante la guerra de Viet Nam, que fue encarcelado y despojado de sus títulos mundiales de boxeo. Los negroides serían, según esta teoría defendida por muchos científicos occidentales, una especie humana poco evolucionada, pero tal aberración cientificista para justificar el racismo, se echó por tierra, gracias a los recientes avances de las investigaciones sobre el genoma humano .

En la actualidad a toda la riqueza de nuestra herencia negra, los especialistas del tema la resumen con el término “Afrodescendencia”, que hasta ocupa su lugar dentro del texto constitucional. Este es otro eufemismo genérico y acomodaticio para separar a los habitantes de nuestro país, como si todos los habitantes de esta parte del continente, genéticamente herederos del tiempo colonial no tuviéramos el “maruto” de alguna tatarabuela enterrada en África. Por más clara y lavada que se tenga la piel, alguna parte de nuestra fisonomía delata la raíz africana, y esa cédula de identidad genética siempre nos acompañará en la sangre, en las células y en alguna parte del cuerpo, ya sean las fosas nasales, el pelo ensortijado, en la boca pulposa, la pisada honda de unos pies gruesos que parecen flotar cuando caminan, corren o bailan los ritmos que brotan de la piel. Además están en las caderas o las nalgas redondas de mujeres y hombres criollos. Todos son rasgos constitutivos de nuestra venezolanidad cobriza. Aquí todos somos afrodescendientes, porque detrás de cada negra esclava siempre estuvo un esclavista semental y abusivo acosándola (y ya decir amo es abusivo) que las requería como recipientes sexuales para satisfacer su animalidad, regando semillas bastardas sobre el paisaje, que gracias a la nobleza de la estirpe materna se llenó de dignidad y esperanza, salvando la progenie del bárbaro. No pretendemos negar la buena intención que conlleva el término Afrodescendiente, pero éste no pasa de ser otro disfraz que poco aporta y en nada contribuye a mejorar la situación de los muchos hermanos negros, habitantes pobres de esta tierra. Basta comparar las estadísticas de pobreza de cada pueblo con ascendencia africana como Barlovento, Guiria, Yoco, Campoma, Cariaco, Bobure, Borburata y etcétera, etcétera; todos son pueblos con deudas gubernamentales, poblados de habitantes excluidos, olvidados por siglos. Donde no han existido emporios industriales, ni proyecto de desarrollo hasta el presente, ni son centros de poder, ni poseen industrias, ni casi nada. Sólo grandes esperanzas habitando y mucha humanidad que deambula por calles polvorientas, de gente que trabaja duro para subsistir, algunos se aferran a sus destrezas en busca de oportunidades para salir de allí, con su inteligencia maniatada por la discriminación. Aunque no se puede negar que existen planes importantes de dignificación, propuestos y emprendidos por el Gobierno Bolivariano, como los referidos en la Constitución, estos por sí solos no bastan mientras no desaparezcan los signos discriminatorios por parte de un sector muy amplio de la sociedad, incluyendo aquellos que se avergüenzan de sus orígenes y de sus rasgos. Todavía hay discriminación aunque sea discriminación positiva, y para borrar estos rastros los negros, los indios, las mujeres y los transgéneros, deberían dejar de ser cata-


indígena o mestiza, patrocinando solo a mises con estética jolibudense como símbolos de la belleza nacional, sin que intervengan las autoridades permitiendo tal distorsión de estas empresas que se enriquecen con la venta de productos discriminatorios, que propician el consumismo y la alienación. Y de los indios qué decir que no sepamos. Hoy aparecen como pintorescos personajes preferibles si usan plumas y flechas. Es una etnia propicia para el proselitismo institucionalizado, mientras en sus pueblos originarios como el Delta o en el malecón del Orinoco, en Barrancas, se mueren de hambre, tuberculosis y desdén ante la mirada cómplice de alcaldes y gobernadores para quienes siguen siendo un estorbo. n

“el Estado arrastra una deuda social enorme, pero esto no debe servir para ahondar las diferencias entre unos seres y otros, sino, por el contrario, para nivelar el terreno y cerrar la brecha, propiciando igualdad de opciones con respeto a la diversidad como parte de un todo”

logados como grupos humanos diferentes, porque al separarlos como sujetos reivindicables, se presume que hay unos superiores y otros inferiores, débiles o al menos distintos. Porque si hablamos de igualdad de oportunidades, entonces, no es necesario hacer distinciones en el texto constitucional ni en ninguna otra parte. Cierto es que hay carencias, también lo es que el Estado arrastra una deuda social enorme, pero esto no debe servir para ahondar las diferencias entre unos seres y otros, sino, por el contrario, para nivelar el terreno y cerrar la brecha, propiciando igualdad de opciones con respeto a la diversidad como parte de un todo. Algunos manifestarán que cambiar el término negro por afrodescendiente es un indicio de avance hacia esa integración, pero no lo creemos así porque los cambios llegarán sólo cuando todos disfruten de las mismas opciones y posibilidad de tomar decisiones individuales y colectivas como venezolanos, sin que esto se plantee como un exotismo y sea común, y nadie se extrañe al ver negros o aborígenes en los sitios claves del alto gobierno tomando decisiones, cuando haya generales negros en la Fuerza Armada, curas negros en el episcopado, embajadores negros en las embajadas de países europeos (no sólo en África) y en la dirigencia empresarial privada, seleccionados por méritos propios, por su talento y sus capacidades. Porque, en honor a la verdad, la correlación étnica actual es ínfima entre quienes tienen la piel caucásica y los más oscuros en las cúpulas del poder. Hablaremos de igualdad y dignificación cuando las empresas cosméticas trasnacionales no discriminen la estética de la mujer negra,

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Foto: Marcelo García


Proyecto de reforma constitucional

Antes y después

Dossier

Representativa

(once notas y una coda para la discusión sobre el 2D)

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Embriaguez te sobra, y no hay tanta locura en la razón, como este tu raciocinio muscular, y no hay más racional error que tu experiencia. César Vallejo

Y no me gusta el papel de estar perfumando mierda

[trinchera de ideas]

Alí Primera. Panfleto de una sola nota

Ilustración: Alfredo Rajoy

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Otro poco de calma, camarada; un mucho inmenso, septentrional, completo, feroz, de calma chica, al servicio menor de cada triunfo y en la audaz servidumbre del fracaso.


nunca más

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La concepción de derrota ante los hechos acontecidos el 2 de diciembre depende de dónde, de cuán arriba, se sitúa el ojo que define el juicio y de acuerdo a cómo se desarrollaron los acontecimientos. Como nos tocó escribir en otra reciente ocasión: la victoria del No fue una derrota del poder constituido y todo su andamiaje representativo. Es más, podemos incluso asomar que fue una derrota de todos los poderes constituidos, y con eso nos referimos a las estructuras de las instituciones privadas y transnacionales. La lucha que generó, mediante el soporte mediático, mayor protagonismo, pueblo de por medio como siempre, asumiendo y acaparando la escena fue entre derechas: la derecha fascista y su agenda plagada de planes Madrid, francotiradores, guarimbas, Bandera Roja, fascismo estudiantil —apoyado y financiado por juventudes neoliberales como Nuevas Generaciones y la mierda berlusconiana de Forza Giovene—, la patronal empresarial… Y para horror de horrores ¿quiénes eran los rivales en ese escueto plano de la lucha que lo acaparó todo? Ministros, gobernadores, diputados, alcaldes y demás funcionarios del poder constituido; en ambas partes, quienes en especial asumieron vocería frente a la coyuntura como si fuese la única. En primer plano, fue una guerra entre colegas, puesto que ellos en su mayoría fueron los que asumieron el protagonismo, reduciendo los problemas intrínsecos a la Reforma por un empujado proceso más electorero que de elección popular, más de intereses representativos que necesidades populares, más el bosque que los árboles que lo componen, o, en su defecto, árboles aislados del bosque en su conjunto. El pueblo fue empleado para aupar la escena; el poder popular, usufructuado por los leguleyos; las declaraciones de politicastros, perfectamente situados dentro del mismo gremio como “representación” de ambos órdenes sociales: el capitalista y el oficialista (derecha roja) que mucho coinciden en sus respectivos fondos (basta con pensar en los hermanos Escarrá, hermanados por el apellido, el oficio y el Opus Dei) y que nada pueden hacer o decir con y por el proceso revolucionario. Abajo, nuevamente, todo el circo socarrón que desplegaba el arriba significaba lucha de clases, como nunca tan claro, puesto que el arriba (de ambos lados) empleó la ideología solamente en su valor de cambio, mientras que nuevamente, el abajo, supo, así sea de modo disperso, que después de cierto punto en las propuestas de Reforma se estaba manipulando el juego con lo suyo, con sus luchas y conquistas sin lograr la unidad dialéctica necesaria entre condiciones y sujetos; la supuesta escena del debate fue un simulacro mediático que dejó por fuera la esencia de la lucha.

Diego Sequera


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Ilustración (Detalle): Xiomara Pérez

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2. Sólo por asomarlo: si el parlamentarismo de calle fue tan exitoso, ¿por qué, una vez superada la etapa electoral de la reforma, superada la coyuntura, no se mantuvo la iniciativa ya que, de ser real y coherente en su práctica, se corresponde con un nuevo funcionamiento societario, un paso más en la transformación del parlamentarismo burgués en uno participativo y revolucionario? La gente no es pendeja, el caso se empezó a empantanar de conceptos con el entren-que-caben-cien que endosó la plana de diputados, en un descollante gesto de oportunismo, de añadirle 25 artículos más, de los cuales, entre otros gestos vomitivos y reaccionarios, los diputados, tras ejercer cualquier otro cargo de gobierno, podían volver a sus puestos originales ya que sus cargos estarían asegurados constitucionalmente (art. 197). Y si esto no es suficiente mella, una lectura estrictamente semántica certifica todo lo antes mencionado: quien lo dude que revise el peinado “estilístico” que despojaba, sobre todo en la propuesta presidencial, de los adjetivos “constituyentes”, “popular” y demás puertas legalmente participativas en lo textual. Por ahí, ya se puede ver que todo esto se jugó desde el juego de las representaciones mediáticas, que a su vez se generan y sostienen por las plataformas de los medios y lo único que lo soporta son los intereses de unos y otros apoderados. Todo ese miedo a la vulneración de las desvencijadas estructuras del capitalismo puntofijista no sólo se reveló por los pasillos de la Asamblea Nacional, sino que también se hizo presente en gobernaciones, alcaldías, municipios, juntas parroquiales, etc., puesto que la nueva geometría del poder propuesta en la Reforma, afectaba a tan colonial red de presupuestos, malversados en su mayoría. Para ello, tenían que hacer lo propio: desmovilizar, tergiversar, entorpecer el trabajo y fingir el apoyo incondicional.


4. El poder popular no se puede otorgar desde arriba, tampoco puede extraerse o conquistarse de las nubes. Ahora bien, la consolidación de posiciones permanentes de poder popular exige resolver la cuestión del poder estatal. Si el Estado constituye una porción del poder, si es parte de una totalidad compleja, la lucha de clases también se expresa al interior del Estado. Es necesario observar que el ejercicio del poder estatal por parte de las clases subalternas constituye un momento instrumental en el proyecto por crear un nuevo bloque hegemónico. Por supuesto, esto nada tiene que ver con una política de arribismo de ciertos dirigentes devenidos en funcionarios, ni con una supuesta lucha “desde adentro”, en las entrañas mismas del edificio burocrático. Pensar el poder popular desde el Estado es un infantilismo equivalente a pensarlo sin él1. Las pala1

Todas las citas empleadas en el presente artículo

bras de los militantes revolucionarios argentinos Miguel Mazzeo y Fernando Stratta lo dejan más claro en términos políticos. La traición, si se quiere buscar, no radica en los tres millones de abstencionistas, sino en aquellos que quisieron sacar ventaja en nombre de las conquistas populares. Por otro lado, la lealtad popular al proyecto de país se mide con otra vara: la lealtad popular se mide por un día como el 13 de abril y no con un 2 de diciembre sin obviar a quienes fueron a votar. No se puede llamar flojos a un gran número de votantes que apostó a la abstención críticamente, o que padecieron la desmovilización a su manera; o de que de alguna forma o de otra, no existía un vínculo que pueda hablar por las subjetividades que les corresponde votar. Demasiado difícil es estar de acuerdo con una propuesta que haya devenido el Poder Popular con un grado de responsabilidad en la dirección de país tan mezquina frente a los otros poderes, dando un carácter casi exclusivamente conserjeril (sin nada en contra del oficio) tanto a la construcción de la Comuna como al Poder Popular como poder vinculante en las grandes decisiones nacionales. Sin mencionar cuánto se hubiese usufructuado en nombre de ese “poder popular” de papel y anime: material puramente incendiario.

vienen de la introducción que Miguel Mazzeo y Fernando Stratta realizan para el libro colectivo Reflexiones sobre poder popular de la editorial El Colectivo, colectivo compuesto por militantes del Frente Popular Darío Santillán y del colectivo Cimientos, salvo las que, previa mención, fueron tomadas del artículo Evaluación preliminar de los resultados del Referéndum http://www.aporrea.org/ideologia/a46305.html de Carlos Lanz Rodríguez.

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3. Si seguimos pensando en claves de derrota, nos damos cuenta de que la desmovilización fue uno de los principales mecanismos de los que se valió el actual poder constituido y la derecha infiltrada. Síntoma de la desideologización de las instituciones, del burocratismo tecnocrático en ella enquistado, en la inalterable nómina pública, y con todo eso, el consiguiente divorcio del movimiento popular; de las necesidades esenciales y materiales; de la distribución justa de las riquezas y la justicia social, reproduciendo todos los valores de la encumbrada dominación tradicional, que comienza y sobrevive en las subjetividades que hacen vida en todas las instituciones. Eso sí, valiéndose de la representación, del pueblo como abstracción “aupante”. El pueblo como público.


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5. Con esto no queremos decir que para el movimiento popular, para las fuerzas de abajo, el 2D pueda considerarse una victoria o algo parecido. No queda duda de que las transformaciones que podían desarrollarse a partir del triunfo de la propuesta de Reforma son sumamente importantes en la avanzada. De hecho, es importante enfatizar que las presentes notas se insertan en una reflexión de lo ocurrido más que en lo que podría haber ocurrido: un acercamiento por las vías legales en busca de una transformación profunda del esquema para el avance del proceso revolucionario hacia el poder era harto necesario. Pero no fue un retroceso, ni fue una derrota. Para el movimiento popular, como se ha venido insistiendo, lo que vivenció el día de las elecciones no fue una derrota, sino un revés y por revés entendemos un momento mínimo en el que se detiene la avanzada, una derrota fue la pérdida de la Primera y la aún más garrafal Segunda República, y de esa nos repusimos, arrechamente, como lo atestigua la historia. Pero nos repusimos porque entre Bóves y Petión quedó claro que sin contenido popular, sin la inclusión de todos los parias y seres invisibles para los generales (en su mayoría gente bien) no había república: ahí la lucha por la independencia pasó a ser una Revolución Independentista, cosa que dejó de ser prioridad en la propuesta de Reforma cuando los diputados de la Asamblea Nacional deciden agregar el articulado de su propia cepa, dejando los verdaderos propósitos revolucionarios en segundo plano al darle su peinado definitivo en la versión final de la propuesta de Reforma, con su respectivo peinado desideologizado (es decir, representativo, es decir, legalmente burgués). Más ruido y armas a favor de la godarria causaron sus articulitos de mierda que las verdaderas propuestas transformadoras y revolucionarias que existían no muy claramente en la primera propuesta (la nueva geometría del poder, la erradicación del latifundio, el seguro social para trabajadores informales, la reducción de la jornada laboral, etc.). De haberse concebido la Asamblea como revolucionaria su tarea debió haberse encauzado en el esclarecimiento revolucionario de la primera redacción (mediante su fulano parlamentarismo de calle) más que en empastichar sus intereses en la propuesta.


Ilustración (Detalle): Xiomara Pérez

primer articulado, pero muy maltratada en los agregados que hizo la Asamblea Nacional. En esto ciertamente influyó el poco tiempo para su discusión sistemática, pero también está presente una subestimación de la necesidad de la formación socio-política y la lucha ideológica, que en algunas ocasiones se quiere sustituir con la repetición mecánica de consignas, con un claro estilo de cliché y empleo abusivo de estereotipos. Los que conocemos las implicaciones del aprendizaje memorísticos y repetitivo, sabemos de los estragos que trae consigo, sobre todo la afectación de la capacidad de pensar con cabeza propia y el despliegue de la capacidad de argumentar y combatir coherentemente al adversario. Al no lograrse un aprendizaje significativo de la propuesta, su defensa se obstaculizó en el terreno propiamente cognitivo.

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6. Somos de la opinión de Carlos Lanz Rodríguez cuando en artículo publicado en aporrea.org y fechado el 4 de diciembre nos dice que, en relación a los contenidos de la propuesta de Reforma Constitucional, podemos señalar que ésta no alcanzó ser apropiada colectivamente, como un saber socializado capaz de ser defendida en todos los terrenos. En esto influyen aspectos pedagógicos y didácticos, comenzando con el propio articulado, el cual no se organizó en orden temático jerarquizado por su importancia ideológica. Y cuando más adelante en el mismo artículo continúa con lo siguiente: Otro tópico de alcance pedagógico tiene que ver con la necesidad de una lectura comprensiva e interpretativa de la reforma, alcanzada parcialmente en el


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7. No es una pedagogía de Estado lo que hace falta, sino que el Estado busque “pedagogizarse” con las experiencias de las bases populares revolucionarias, los procesos cognitivos en relación a la jerarquía de clases deben ser ascendentes (de abajo hacia arriba) y no el Estado-guía de la democracia liberal. Tal contrato social sólo se muestra vencido, y sólo hay una forma de volver a redactarlo…

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Ilustración (Detalle): Xiomara Pérez


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8. Sin embargo, los recientes resultados le devuelven al movimiento popular un punto de fuerza: nunca como ahora la disposición del juego político ha estado tan clara. Ahora, más que nunca, todas las manifestaciones de poder y contrapoder se expresan claramente desde lugares bien definidos. Está más que claro que las responsabilidades del Poder Constituido no se corresponden con el Movimiento Popular mientras permanezcan intactos los mecanismos de participación puestos en práctica totalmente dentro de las estructuras institucionales. Puede no sonar descabellado que ahora está claro que, dentro de la revolución, se han generado dos líneas de acción política, una de la derecha endógena (populista) y otra de la militancia revolucionaria (socialista). En el otro lado del tablero, y afín a la propuesta de la derecha endógena (donde, de hecho, se establecen toda clase de puentes orgánicos desde la lógica empresarial) que es el movimiento fascista que se atribuye la vocería oposicionista: ninís y escuálidos moderados son categorías mínimas y reducidas. Nunca como ahora se entiende desde dónde ha de surgir la propuesta que de hecho profundice las transformaciones a la Carta Magna. El documento no puede redactarse desde arriba de la misma forma que las revoluciones no se decretan sino que se hacen, empleando los saberes de la política como ciencia de los pueblos. Creemos creer, de paso, que cuando Carlos Lanz hace mención de que la burguesía, o la lógica (lumpen)burguesa preserva su hegemonía en la medida que hace pasar su interés particular como interés general, no sólo hace referencia a la oposición direccionada por la cúpula fascista y el oposicionismo secuestrado, sino que también tal comentario incide en la lógica de las dirigencias institucionales y de su discurso mediático, ligeramente configurado con una retórica chauvinista del funcionario de oficina promedio: basta con ver, por ejemplo, el andamiaje publicitario de instituciones, ministerios (del poder popular asegún) y de minicipios en un naufragio estético-ideológico, o la languidez combativa de los medios de comunicación que han surgido en el transcurso de los ocho años de gobierno revolucionario, tanto comunitarios como estatales. Dentro de ambos, como en la mayoría de las instituciones, la pugna se resume a dos polos: uno revolucionario, radical, y uno burocrático, tecnocrático (finalmente capitalista).


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9. Por otro lado, tanto la derecha endógena como la derecha fascista, a punta de intereses, desplazan de su ecuación al factor pueblo en los planes tanto administrativos como estrictamente conspirativos (salvo el elocuentísimo detalle de ser los primeros afectados por la desestabilización). Ambos modos de accionar, por su naturaleza, despojan al movimiento popular de agencia, buscan asimilar y dominar las posibilidades autogestionarias y groseramente desdeñan a aquellos por los que supuestamente trabajan, tanto física como intelectualmente. La mecánica que constituye a ambas estructuras es la misma, y depende absolutamente del sistema democrático-representativo que ahora actúa “en nombre del socialismo”, a favor o en contra. Y aquí reside una de las claves principales: un año en que como nunca la gestión de muchas administraciones institucionales, en general, es más que dudosa y poco clara.

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11. Es imposible negar que la presente coyuntura logró poner en crisis todo un orden y esquema social por sus volubles posibilidades transformadoras. Si bien fue un camino por ahora mal transitado por la asechanza de todos los oportunismos a la vez, frente a las verdaderas y materiales necesidades colectivas que tanto afectan a la revolución desde el neoliberalismo, una transformación sustancial y coherente de la Constitución sigue siendo uno de los caminos para transformar la monodia de la ley haciéndola las leyes construidas por y para los pueblos, en toda su transitividad y no desde la parálisis de la jurisprudencia del orden burgués que no importa cómo, reproduce la dominación. No resultó por ahora porque se dió como un juego cerrado entre los poderes tradicionales y jamás de tierra tan estéril fecunda la cosecha revolucionaria. Toda clase de liderazgo incluyendo los de los movimientos populares, grosso modo, se han vuelto cuestionables, porque la transformación viene por el liderazgo colectivo y no por las vanguardias tradicionales. Por lo menos en el caso caraqueño, la atomización y dispersión del movimiento popular se expresó en una ridícula capitalización (y juicio), rencillas, puntos de vista, conflicto personales de militantes y las discusiones pre y post reforma entre algunos de los líderes históricos que, poniendo su rivalidad en cuanto al pueril “quién tiene la razón” con debates y discusiones más intestinales que intestinas, demostraron así cómo se sitúan dentro del esquema representativo en cuanto a su cuota de ejecución, su responsabilidad ante el colectivo, el peso y la influencia de su palabra por encima de la de otros, acentuando, en el seno de las contradicciones naturales de los procesos radicales, que el encabalgamiento de las razones que favorecen a la construcción del poder popular se reflejó mejor en las ejecuciones colectivas de cuadros medios que en los generalatos populares, demostrando, una vez más, que los actuales liderazgos con capacidad de acción y agencia humana, enmarcados en las acciones constituyentes y participativas, ahora le corresponden al sujeto que se colectiviza en su actuar y no en las ideas que, ora por quedadas, ora por jacobinas, ora por unilaterales, proponían todos y cada uno de los liderazgos (dentro y fuera del aparato): devinieron en abstracciones e invocaciones al pueblo que al ser mentado no participaba de la dialéctica entre una “vanguardia” y un colectivo. Si algo quedó evidenciado, es que el Poder Popular no está construido del todo sino manejado abstractamente, cosa que queda clara al medir los niveles de participación popular en la administración del gobierno actualmente, sobre todo enmarcado en el año 2007.

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Ilustración (Detalle): Xiomara Pérez

10. Populismo y socialismo son dos modos antagónicos de construcción de las demandas globales, de representación de la totalidad mítica. Básicamente son dos modos antagónicos de inscribir las demandas. Por ejemplo, el populismo es compatible con el clientelismo y el paternalismo, con una división de roles cuya función es evitar los contactos violentos entre las clases, una división entre los que mandan y obedecen, entre los que dan y los que reciben (repartir para el populismo es reproducir el orden social). El socialismo al que aspiramos es incompatible con estas prácticas, bajo cualquier circunstancia.


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Decir que el Poder Popular no está construido y ha de construirse, también, puede llegar ser una media verdad totalmente injusta y perjudicial, ¿por qué tan chola la contradicción? Porque afirmar tal cosa sin tomar en cuenta tanto camino recorrido por la lucha de los pueblos, por la lucha del pueblo revolucionario y bolivariano (en un proceso indetenible desde Guaicaipuro y Pirofano, el 27 de febrero del 89 hasta ahora) es obviar el porqué hemos llegado a tal coyuntura que por los momentos no fue superada. El problema, creemos, reside en un CÓMO gigantesco. El cómo fue ejecutado la primera vez, el cómo debe ser ejecutado la segunda vez (el plan de avance revolucionario, que no necesariamente necesita en este caso de una reforma constitucional en sí) depende total y absolutamente de dónde se sitúa la mirada y de quienes enuncian por el todos nosotros (todos los abajos) a la hora de la decisión, de la creación y el diseño de qué hacer. Sólo parar nombrar al voleo un caso reciente de la historia de los pueblos de Venezuela, podemos citar la reducción (comprobada en la práctica) de la jornada laboral a cuatro horas con un excedente similar al de las ocho que llevó a ejecución plena el Comité de Fábrica de Sanitarios Maracay (bombardeado por la patronal y el mismo Ministerio del Trabajo), para nombrar un solo ejemplo práctico. Ya existen bases y experiencias construidas en experiencias del más genuino Poder Popular, es a partir de ellas, y de las reconfiguraciones militantes que tales conquistas producen de dónde hay que partir para elaborar jurisprudencia, es de las realidades materiales de dónde surge materia para llevarlo a la idea, al reflejo de una conducta que genera nuevos lazos de colectividad, de solidaridad política, de justicia social. Sólo de ahí surgen las respuestas, de las experiencias y resonancias que se ejecutan cotidianamente en las venas del pueblo y sus expresiones organizadas que pueden cobrar potencialmente rango de gobierno y de transformación en un nuevo Estado, el experimental, el que puede enrumbarse hacia la democracia total. * No hay que dejar de mencionar que la base del presente artículo parte, justamente, de las grandes conquistas y triunfos que se han alcanzado en estos ochonueve años de proceso revolucionario. Es a partir de eso y de los grandes logros, virtudes y posibilidades del avance de la Revolución Bolivariana en sus ocho, nueve años de historia que ejercemos nuestra crítica. Lo que no puede excluir que actualmente peligra, mientras se mantengan formas y dirigencias que ya no pueden aportar gran cosa en el actual presente histórico, y esto es una crítica que hacemos desde, para, de, y por revolucionari@s. Obviar o ignorar el hasta dónde hemos llegado sería ridículo n

Ilustración: Alfredo Rajoy

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Coda


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Ilustración: Xiomara Pérez

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Falsas

a falsificación, lo sabemos con Baudrillard, es uno de esos atributos esenciales, casi como uno de los estatutos valorativos de primer orden de la modernidad. No es casual que ella, la falsificación (el simulacro) haya penetrado a la cultura a un grado tal que, en numerosísimas y heteróclitas manifestaciones, ha podido llegar a substituirla por lo que, en realidad, ella (la cultura) no es sino de modo forzoso, virtual, especulativa.

[trinchera de ideas]

El arte y la literatura de épocas más recientes han asumido, a conciencia a veces y otras no, tales estrategias. En ambos casos, cuando sí y cuando no, arte y literatura alcanzaron innegables magisterios; pero eso no nos impide asomarnos a sus significados profundos, si reconocemos también que estos pueden develar subterfugios que, lejos de representar atributos enriquecedores, contribuyen más bien a la manipulación de las conciencias. Falsos dilemas y problemas; distanciamientos para conocer; golpes de ojo (es decir, impactos subliminales, intenciones oblicuas); fingimientos; desdoblamientos; máscaras sobre máscaras; espejos; collages; intertextualidades; falsos telones; efectos especiales; vínculos e hipervínculos: lucen infinitos los mecanismos inventados por las teorías estéticas, por el teatro contemporáneo, por las artes visuales y las artes escénicas, por la poesía y la novela, por el cine y la televisión, y por la red del ciberespacio para hacer de la simulación el eje de sus estrategias. El siglo XX, impactado por el desarrollo desigual de las tecnologías de la comunicación (que sólo ha sido dable en aquellos países del llamado “primer mundo” con sus industrias culturales, la masificación comercial y la globalización de sus productos), convalidó dichos mecanismos y los hizo intercambiables y “aprovechables” para la totalidad del universo simbólico, incluyendo en éste a las ideologías y a las nuevas teorías del dominio político y económico del mundo. Por ello, en esa neobarroquización de las artes y las literaturas, del poder y su novedosa “antipolítica”, hoy, como escribió Armando Rojas Guardia en un lúcido poema sobre José Lezama Lima, “todo es metáfora de todo”. La llamada generación intelectual de los ‘60 en Venezuela, protagonista de una de las mayores “aventuras imaginarias” que ha protagonizado nuestra vida cul-

tural contemporánea, tiene en la poesía y el ensayo una obra emblemática: la de Rafael Cadenas. Cadenas se convirtió, casi sin querer, en símbolo del repliegue de la intelectualidad venezolana frente a la vida práctica, frente a la política, frente a la sociedad, con un oxímoron y una paradoja resaltantes: el “brillo opaco” de su repliegue, el publicitado voceo de su tan decidor silencio. Un célebre texto de Cadenas, el largo poema “Derrota”, deliberadamente montado sobre la reescritura de un texto de Fernando Pessoa, el “Poema en línea recta”, alude al papel del individuo en esa situación de repliegue social. El “yo” de la anáfora que estructura el poema, no es un mero sujeto poético circunstancial, sino que encarna a un sujeto cultural e histórico, conciente hasta el cansancio de su disfunción social y política, en un momento en que el estamento intelectual venezolano había venido mimetizando y exagerando de modo grotesco e irresponsable el inducido repliegue de los movimientos sociales, políticos, insurgentes y revolucionarios de mediados de los ’60, que fueron brutalmente aplastados por la represión policial y militar de los gobiernos de Betancourt, Leoni y Caldera y en los ‘70 ya estaban casi reducidos a cero o neutralizados. El “yo” derrotista de Cadenas parecía ser proyección de un “nosotros” que, volitivo o no, se involucraba en la “derrota” colectiva de toda una generación, social y políticamente hablando. De otro modo no podríamos explicarnos el anterior activismo de intelectuales, filósofos, críticos, poetas, novelistas y pintores (Cadenas incluido) en los varios grupos vanguardistas que hacían vida en la agitada Venezuela posterior a la caída de la dictadura perezimenista; ésta, dicho sea de paso, había condenado a la mayoría de ellos (otra vez, Cadenas incluido) a exilios, torturas, persecuciones y confinamientos. Aquel “yo” no se involucraba más: empezaba a distanciarse de cualquier compromiso. Esa derrota era una más entre las ensayadas maniobras de una parte de la intelectualidad venezolana. Otra, lo sabemos también, se sumergiría en la despiadada y autodestructiva bohemia, dos de cuyas “víctimas” fueron, dentro del monstruo, lúcidos y acérrimos críticos de ambas simulaciones, las ajenas y las propias: los excelentes prosistas Ludovico Silva y Orlando


Leonardo Gustavo Ruiz

Ilustración: Alfredo Rajoy

derrotas

La justificación del silencio de muchos excombativos intelectuales de los ‘60 y ’70 (dentro de sus obras y en su accionar público o privado), quedó evidenciada y hasta consagrada como falsificación y simulacro. Unos murieron (y aún viven) callando –también en sus obras y en sus vidas

en los términos del activismo cultural e ideológico que ejercieron pocos años antes como figuras públicas. Era una situación de indigencia crítica la que les exigía, en momentos de severos agravios a la soberanía nacional, al menos una palabra de aliento, siquiera un gesto de acompañamiento o solidaridad con los múltiples, fallidos intentos de recuperación de la vieja combatividad de los movimientos sociales e intelectuales. Pero no, la mayoría fingió entonces tal derrota, que muchos llegaron a creerla definitiva. La justificación del silencio de muchos excombativos intelectuales de los ‘60 y ’70 (dentro de sus obras y en su accionar público o privado), quedó evidenciada y hasta consagrada como falsificación y simulacro. Unos murieron (y aún viven) callando –también en sus obras y en sus vidas. Otros que vociferaban (y vociferan aún) sus defecciones y militancias contra la regeneración moral, económica, cultural y educativa de Venezuela, sus saltos de talanquera y sus imposturas, pretendieron tomar los caminos de la no-historia, de un supuesto quiebre de toda valoración progresista, del desmoronamiento de la noción de Patria y de los “paradigmas” de la neoliberal globalización de la economía y la cultura. Pese a él mismo, casi contra su voluntad, Rafael Cadenas es un escritor, a juzgar por cuanto le hemos leído desde que, hace más de cincuenta años, Casta J.

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Araujo. Fingimientos no menos pessoanos estos, sin duda: de un signo y de otro. Y falsas derrotas aquellas. Falsas en su dimensión estética y “formal”, lo cual puede revertirse como “verdad”, en una suerte de charada filosófica. Falsas en la enunciación de sus contenidos, por más simbólico que haya sido el enunciado. Cadenas se hizo de una respetabilidad bien ganada. Su obra es adusta y no ampulosa. Sus palabras (y sus posiciones) son, lo dice él mismo, lentas y no violentas. Sus influencias (las ejercida por algunos poetas, sobre todo de lengua francesa, en su poesía) revelan sus propias angustias, en vez de adaptar énfasis, tópicos o razones de las obras de autores secreta o abiertamente homenajeados o intertextualizados. La silenciosa pulcritud de la obra de Rafael Cadenas, con apaciguar la virulencia escritural que caracterizó a algunos de sus compañeros de generación (y específicamente las de sus camaradas de “Tabla Redonda” Jesús Sanoja Hernández Jesús Enrique Guédez o Arnaldo Acosta Bello), no impide su lectura como correlato particular de un colectivo muy comprometido con distintas actitudes revolucionarias y vanguardistas en lo estético y en lo político, pero que de fines de los ’60 a fines de los ‘80, hizo mutis (excepciones dentro y fuera de “Tabla”: Guédez producía sin parar sus documentales de denuncia y su poesía comprometida; Carlos Contramaestre irrumpía contra los esteticismos “oficiales”; Ramón Palomares insistía con la revista Raíces) frente a toda exigencia de transformación de la realidad. Los frecuentes reclamos que se les hizo desde diversas aunque menguadas tribunas, no se expresaron nunca


Ilustración: Alfredo Rajoy DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

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Riera hiciera posible la aparición, con palabras prologales de Salvador Garmendia, de su primigenio poemario Los cantos iniciales. A Cadenas le fastidian las palabras, las propias y las ajenas, con y sobre las cuales ha escrito más de una docena de libros que conforman una por lo demás sólida obra, reconocida fuera y dentro de Venezuela. La seriedad de sus indagaciones, en apariencia poco academicistas, la respalda una indudable preocupación por el asunto del lenguaje, al menos en tres direcciones: la de la poesía contemporánea (de la que es igual a regañadientes conocedor, especialmente en los ámbitos anglosajón y francés), la del uso social del idioma (en su caso, el español) y la de la enseñanza de la lengua y la literatura, temas que ha tocado con algún rigor en los libros Realidad y literatura y En torno al lenguaje y fragmentariamente en los breves volúmenes Anotaciones y Dichos. A ese uso social del lenguaje en los ensayos cadenianos, no se asocia sino tangencialmente uno de los más notorios en las últimas décadas: a saber, el que convirtió en abyecta manipulación de las conciencias la mayoría de los medios de comunicación social. También su poesía, sobre todo los últimos títulos que publicó, denota en distintos pasajes la misma a veces desolada inquietud por el tema. Contó Cadenas con un apoyo paradojal para desarrollar sus casi anti-académicas pesquisas literarias y sobre el lenguaje de uso social: la academia misma, concretamente la Universidad Central de Venezuela, en la que ejerció durante unas tres décadas (hasta jubilarse) la docencia y la investigación; igualmente, se hizo acreedor en 1986 de la beca que otorga la Fundación Guggenheim. Productos de ese callado trabajo de varias décadas son las reflexiones políticas e ideológicas que comentamos de seguidas. “Los días del humanismo están contados —escribe en Anotaciones (1983)—. Todavía les queda el amparo de las universidades —no de todas— donde debe justificarse, demostrar que es necesario, rendir tributo a la sociedad utilitaria…” (p. 9). Es obvio que la justificación y el tributo que el humanismo debe rendir al utilitarismo,

según este fragmento, guardan un sentido irónico; pareciera, sin explicitar nada, que Cadenas se refiriese, por experiencia propia quizás, a la orientación que las universidades venezolanas asumían ya en los días en que escribía, al desdeñar en sus diseños curriculares los estudios humanísticos para privilegiar la formación tecnocrática, es decir, la formación de una clase profesional eminentemente técnica, cuyo destino laboral no podía ser otro que engrosar las nóminas de empresas y corporaciones transnacionales que empezaban a adueñarse de todo el “mercado de trabajo” venezolano, gracias al acelerado proceso de desnacionalización de una ya precaria industria “nacional”, incluyendo en ese proceso la llamada apertura petrolera. “El poeta vive lejos del mundo donde señorea la ideocracia” –dice en el mismo libro (p. 32)–. Claro, si el poeta “ideal” de Cadenas es uno alejado del mundo, y si en ese mundo “señorea la ideocracia”, sólo tendría el poeta que ofrecer su alejamiento, su aislamiento frente al poder de las ideas para liberarse, inclusive, del humanismo que 23 páginas arriba denunciaba como una ausencia vital. ¿O es que el humanismo no son ideas? ¿A qué humanismo se refiere allá y a cuál poder de las ideas acá, con ideocracia en bastardillas? Tal vez, al poder de las ideas de quienes han contado los días al humanismo, exigiéndole siempre un suicida “tributo a la sociedad utilitaria”. “Sobre la realidad fundamental existe otra, creada por el hombre, que lo está destruyendo. Es la del nacionalismo, siempre repugnante y al que inexplicablemente no escapa ningún socialismo…” , remata en Anotaciones (p. 52). Cadenas parece confundir aquí, acaso por el fastidio que implica averiguar ciertas realidades y ciertas ideas políticas, los términos nacionalismo, nacional-socialismo y socialismo. Aquí volvemos a lo expresado al inicio de estas notas: por aburrimiento o por lo que sea, un prestigioso y emblemático intelectual habla descuidadamente de política, de sociología y de historia haciéndonos creer que tenemos una realidad creada por el hombre “sobre la realidad fundamental”. ¿Será esta realidad “creada por el hombre” el “mundo ideocrático” fuera del cual habita “el poeta”? No! Esa “realidad” inventada es nada más y nada menos, según Cadenas, que la del “nacionalismo, siempre repugnante y al que inexplicablemente no escapa ningún socialismo”. Revisemos un poco ciertas implicaciones de esa aseveración. La crítica política, desde los días en que Trotsky comenzó a enfrentar primero las desviaciones burocráticas y luego las atrocidades antisocialistas de Stalin en la extinta Unión Soviética, comenzó a hablar de “socialismo real” para referirse a las experiencias históricas, inéditas hasta entonces, de gobiernos revolucionarios exitosos que enfrentaban los modos capitalistas de producción y las “repugnantes” prácticas colonialistas que sumían en las más atroces miserias a populosas sociedades existentes en vastos territorios como Rusia, y luego China, o luego en Europa del Este, Vietnam o Cuba.


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Ilustración: Alfredo Rajoy

Despachar las ideas de nacionalismo y socialismo con la infame homologación de la sombra (no enunciada,pero presente allá en el fondo deltípico silencio cadeniano) del fascismo hitleriano y el stalinismo,más que un simplismo,luce como una omisión ignorante

Fijémonos en el sentido que ese extraño fragmento podría tener hoy, expuesto a la consideración de un país que ha empezado a leerse a sí mismo y a apropiarse desde lo más elemental las grandes literaturas de todos los continentes, inspirado en el más genuinamente nacionalista y antiimperialista de los humanismos: el bolivariano y robinsoniano. Hay muchos otros lugares de su obra que comprueban el arraigado conservadurismo de Cadenas, su rechazo a todo gesto de socialización y al cultivo y conocimiento de las ideas filosóficas y políticas (no se diga socialistas, porque saldría espantado ante el fantasma que, avanzando el siglo XXI, recorre no a Europa: al mundo entero hoy!) por parte de cada vez más vastos contingentes de obreros, campesinos, soldados, religiosos, estudiantes, escritores, poetas, filósofos, artistas, profesores universitarios de ambos sexos, de todas las edades, a gritos y hasta en silencio. Los ejemplos citados hablan por sí solos de una visión del mundo y una ideología reaccionaria y antidemocrática que sabemos explícitas y exultantes en ciertos prosistas venezolanos. Nos parecía pertinente evidenciarlas en uno de los más reticentes. n

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Las desviaciones, las purgas y la represión stalinistas, no lograron apagar el ímpetu de un pueblo que se sumó masivamente en las primeros años de revolución a una de las experiencias de gobierno más democráticas y justas que haya habido en la historia de la humanidad, y sus posteriores crisis y hundimiento fue en gran medida producto de aquellas aberraciones. Lo mismo habría que decir del criminal experimento nazi, dirigido por Adolf Hitler, nacido de una de las mayores aberraciones ideológicas y belicistas, conocida con el nombre de nacional-socialismo, pero que nada tienen que ver con ideología revolucionaria ninguna. ¿Homologan esas repugnantes aberraciones de Stalin o Hitler las ideas socialistas, por ejemplo, las de los viejos utopistas rusos, franceses, ingleses o americanos que soñaron una sociedad gobernada con justicia y equidad, o las del socialismo científico de Marx y Engels, muchas de cuyas leyes cobran cada vez mayor vigencia, especialmente en la crítica y el análisis del funcionamiento de la sociedad capitalista, cuya crisis general precede a la transición hacia un mundo económica y socialmente equilibrado, inspirado en los valores de la solidaridad y el humanismo? Cadenas obvia la existencia de bibliotecas enteras, de obras escritas en todo el planeta (incluyendo a Venezuela y a la UCV) que tratan precisamente sobre las condenas y denuncias que infinidad de pensadores, filósofos, teóricos, historiadores, novelistas y periodistas, socialistas o no, han sistematizado sobre las atrocidades que, en nombre del sistema político y económico de justicia social que es el socialismo, cometió José Stalin al traicionar el espíritu fundacional de la revolución rusa e iniciar una escalada imperialista desde la URSS, con las nefastas consecuencias que todos conocemos. Despachar las ideas de nacionalismo y socialismo con la infame homologación de la sombra (no enunciada, pero presente allá en el fondo del típico silencio cadeniano) del fascismo hitleriano y el stalinismo, más que un simplismo, luce como una omisión ignorante. La verdad es que, en justicia, Cadenas hubiera podido incorporar a sus fragmentos, al aludir a temas como el nacionalismo, el humanismo o el socialismo, la frase de Wittgenstein (uno de los pensadores que ha citado en varios lugares de su obra): “Sobre lo que no se puede hablar, es preferible callar”. ¿Le habrían otorgado la beca Guggenheim si hubiese siquiera aludido a otras acepciones de “humanismo”, “nacionalismo” y “socialismo”?


ESPíRITU, NATURALEZA, ECOLOGíA DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

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lotino el platónico demuestra por medio de los capullos en flor y de las hojas de los árboles que del Dios Supremo, cuya belleza es invisible e inefable, la Providencia llega hasta las cosas de esta tierra. Señala que estos frágiles y mortales objetos no podrían estar dotados de una belleza tan inmaculada y tan exquisitamente forjada si no emanan de la Divinidad, que impregna todas las cosas con su invisible e inmutable hermosura.

Manuel Espinoza

[pertinencia y pertenencia]

cionadoras; cuando se desvanece aquella ilusión de armonía opaca que nos ocultaba lo que somos y lo que podemos ser, lo que tenemos y lo que podemos tener, revelándose también la posibilidad real y no solo ilusión, San Agustín, “La Ciudad de Dios” de una nueva armonía en su verdadera riqueza, aquella que surge de su El Sol no sale sólo para mí fuente original, la naturaleza, la naturaleza humana incluida, mediante la ni los pájaros cantan sólo para mí inteligencia creadora, el trabajo, los ni los árboles ni el mar existen sólo para mí. saberes del sujeto colectivo. Pero el rayo que me toca desató esa cuerda y dejo la vida Entendemos Revolución como liberación de fuerzas, liberación de florecer. energías, liberación de posibilidades Gustavo Pereira, “Somari del Salvaje” como las del entendimiento, del conocimiento, de la voluntad, hacia Poéticamente percepciones más amplias, profundas habita el hombre en la tierra y sutiles como las que nos permiten seguir las señales, que unen las estrealumbrando en ella llas con las flores, las flores con Simón el reino de las posibilidades libres. Rodríguez, con las mariposas espejo, Hölderlin con la luz del amanecer y con los ConLa experiencia estética, el origen de la vida, la calidad sejos Comunales. Trascender es la palabra; ensanchar de la presencia humana en la tierra; mediante la poesía, nuestros horizontes perceptivos, superar limitaciones San Agustín, Gustavo Pereira y Hölderlin nos colocan en y encierros a la comprensión porque, entendamos, ese territorio sublime y vital de la existencia donde, indiel espíritu es una dimensión “ordinaria” de grandes y ferenciadas, se fecundan y recrean la espiritualidad y la numerosas partes del mundo natural que están fuera de naturaleza, porque recordemos siempre que hay una sola nuestro cerebro. naturaleza, somos parte de ella, surgimos de ella como Cuando era niño, mi tío me enseñaba lo que había su expresión humana. debajo de una hoja o de un pedazo de tierra reseco En los momentos en que en nuestro país vivimos levantado después de la lluvia: un mundo complejo, la los calores generativos, las alegrías, temores, las angusvida afanosa de las hormigas y la biología perseverante tias propias de los procesos de cambios y vemos surgir de las futuras plantas, luego se alzaba y tendía la mano las cualidades emergentes de la voluntad colectiva para hacia el cielo y me indicaba también el mundo de la construir nuestro socialismo; nos encontramos tamenergía del cosmos, trazando un arco fabuloso desde bién revisando y descubriendo lo que ha sucedido en lo mas pequeño hasta lo inmensamente grande. En ese nuestro lenguaje, en nuestra mirada, en nuestra mente gesto se pronunciaba ante la necesidad de trascender sentimental y racional, en nuestras capacidades relaesas burbujas invisibles que limitan la conciencia.


A la memoria de Gregory Bateson

Ilustración: Alfredo Rajoy

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Así me daba a entender que nuestra capacidad es muy grande, es del tamaño de la naturaleza, que mi mundo, el de nuestras burbujas y el mundo natural es uno e infinito; que la naturaleza refleja los aspectos mas complejos de la mente, los intrincados, los refinados afanes del alma. Lo que yo estaba reconociendo allí, del otro lado del espejo, en la naturaleza, no era mi condición de niño, mis apreciaciones y percepciones a escala de mi sensibilidad en desarrollo, etc, sino que estaba colocándome ante las raíces de la simetría humana, de mi yo y el mundo externo, lo de adentro y lo de afuera, la belleza y la fealdad, la estética de la propia condición viva del ser y su gota de sabiduría posible y esa gracia corporal de lo humano que puede expresarse en poemas y en hermosos objetos fabricados por sus manos; cualidades tan “animales” como su crueldad. No olvidemos que, nos señala Bateson, la palabra animal significa “dotado de espíritu” (animus). Esas son también tareas esenciales de la Revolución: liberar la vida, recuperar al sujeto, liberar la conciencia, liberar la sensibilidad, liberar el cuerpo, liberar el lenguaje… creando nuevas formas de vida, nuevas formas de expresión. n


En esta esquina con mis Carlos Brito

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acía rato, bastante rato ya, que a las salas de cine no llegaba una cinta nacional del temperamento y de la puntería expresiva de Postales de Leningrado. Ya nos habíamos acostumbrado a ver la pantalla iluminarse y simultáneamente sentir esa suerte de extraña sensación que sólo se genera cuando nos exponemos a los límites de la incertidumbre, esa de no saber con qué nos tropezaremos, pero siempre también, hay que decirlo, con el secreto deseo de hallar algo en la oscuridad que nos atrapara, que nos dijera, que nos convocara a mirarnos de otra manera. Salvo algunos fogonazos y atisbos en los últimos diez años, generalmente la audiencia, entendida o no, desde lo sesudo hasta lo espontáneo, abandonaba los cines como dando demasiadas explicaderas para justificar en el fondo lo que no terminaba de colmar y calar en un imaginario ávido de nuevas propuestas. Ya de entrada Postales… tiene ese valor: sacudir, alumbrar hacia otro lado, atreverse a contar desde otro talante y con ello mostrarnos que sí se pueden realizar trabajos de envergadura si se pone el alma en ello. Advertimos con esta película que perfectamente se puede dejar de lado las quejas, las lamentaciones y las máscaras de la mediocridad y abrirse paso hacia lo grande. Ya Mariana Rondón, la directora y guionista del film, nos había dado un aldabonazo lejano con su A la media noche y media, ahora nos remueve con una sonora campana de catedral. En su primer largo nos asomaba elementos, consideraciones y estrategias del oficio que con Postales… llegan a una templada madurez. Sin importar el riesgo de extraviarse, porque a la postre quien entiende el arte desde su esencia sabe que de eso se trata, Mariana Rondón nos deja saber con su nueva historia que le cogió el pulso a lo que desea manifestarnos y aunque aún se le sientan los tanteos de quien va en el camino, no deja de ser una certeza que viene conformando eso que después de una prolongada travesía se puede llamar el rigor estético de un creador. Me refiero a la insistencia de Mariana Rondón en ceder la mirada y la voz a los niños, en dislocar los planos narrativos, en darle carácter cotidiano a lo inusitado, en mover y angular los tiros de cámara

con soberana libertad, en asumir anécdotas de una simple complejidad, en velar por una dirección de arte rica sin caer en atropellos y finalmente en asumir relatos que hallan su asidero mayor al estar resueltos a través de elementos discursivos propios del difícil lenguaje cinematográfico. Todas estas cualidades que se entrañan en Postales..., nada sencillas por demás, hacen de esta película una manifestación particular en el contexto de lo que solemos ver hecho dentro y fuera del país. Quiero decir que su realizadora le propone al espectador una forma de asumir la realidad que desea contar, atravesada por claves que no son frecuentes en los discursos cada vez más estandarizados que nos vienen de afuera y que entre nosotros se han venido reiterando con una fidelidad pasmosa. No se trata, porque pudiera pensarse, de que la apuesta de Rondón es solo de carácter formal; sin descartar su empeño por velar las maneras, en ella conseguimos con intensidad un fondo temático que nos quiere manifestar. Aquí recordamos la dura advertencia de Ingmar Bergman sobre el nuevo cine: mucha destreza técnica, ayuno total en lo que se quiere expresar. Quien asiste a ver Postales… esperando encontrarse con estrategias legitimadas en la gran pantalla comercial seguro se llevará una grave decepción, quien por el contrario asiste con el ánimo de esperar algo auténtico e íntimo encontrará una aventura que dignamente hallará un espacio en el alma colectiva. Acerquemos más la mirada. Como consecuencia del estilo de la película, entendiendo estilo como una personal voluntad expresiva que se lanza a la conquista de un querer decir, ya hemos escuchado algunas apreciaciones que procuran conseguir los lados flacos de estas postales. “No entiendo muy bien de qué se trata”, comentario que hace quien desea un reconocimiento temático; “Qué fue


postales Siempre pensando en las expectativas de un cine con carácter nacional, debemos decir que para aquellos que quisieran seguir consumiendo cine como si se tratara de un paquete fast food se quedarán con la barriga vacía

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lo que sucedió realmente”, preocupación que vive quien quiere con derecho propio salir de la película comprendiendo realmente el hilo de la historia; “Será que en algún momento pasará algo”, palabras que susurra quien no se permite aún salir del cine sin explosiones, persecuciones, golpes y disparos en medio del pecho. “Cuál es el problema de los personajes y de qué manera se resolverá”, discurso de quien no se entiende con las historias si no le garantizan puntualmente sus nudos dramáticos con sus consecuentes desenlaces; “Por qué tanto dibujito y rayitas, tantas pantallas divididas y tantos brincos de colores”, consideraciones de quien prefiere seguir mirando en la pantalla aquello que sus amaestrados ojos esperan seguir mirando por siempre. Quiero decir que todas estas naturales apreciaciones resultan no sólo legítimas sino además comprensibles. Dependiendo de la acera donde uno transite para entender el acto expresivo que el cine oculta en estas opiniones se transparentan tanto las debilidades como las fortalezas de Postales de Leningrado. Siempre pensando en las expectativas de un cine con carácter nacional, debemos decir que para aquellos que quisieran seguir consumiendo cine como si se tratara de un paquete fast food se quedarán con la barriga vacía, pero para aquellos que esperan que el cine curse por nuevas experiencias seguro que hallarán aquí una certeza y una esperanza. Y es que estas Postales…de Mariana Rondón dan para eso y mucho más. Dieron pie para que quienes andan cerca de los menesteres cinematográficos y quienes no tanto pregunten, cuestionen, celebren, indaguen y sobre todo miren hacia atrás para calibrar lo que hemos hecho y reconocer el inmenso espacio expresivo que aún nos está esperando para poblarlo de genuinas historias contadas con riesgo y seriedad. Sirvan estas líneas acerca de estas postales para alegrarnos de los retos y las posibilidades que ya se avizoran en el cine con sello venezolano, nuevos y prósperos aires se respiran, y esto por el empeño de los realizadores, pero además por el empuje y la confianza que todas las instituciones oficiales que conforman la Plataforma del Cine han puesto para que la pantalla se ilumine con historias y modos que traduzcan el rico y complejo imaginario que plena el alma de este país. No reconocerlo sería un sublime acto de mezquindad. n


Postales de Leningrado: Laura Antillano

del mundo real a la mirada interior introspectiva

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a definición del corpus que ha construido Mariana Rondón como realizadora con Postales de Leningrado, parte de la definición de ésta como objeto de ficción, cuya historia y estética obedecen a los modos de percepción del mundo real y su transposición, a través de la visión crítica, emotiva y muy personal de la directora y guionista.

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La mirada desde la infancia señala, en términos del contexto real referencial, la circunstancia de un país en guerra: la Venezuela de los 60, un tiempo concreto, cuando la presencia de la guerrilla de las izquierdas tenía espacio geográfico en las montañas de Lara y Falcón, y llevaba a cabo acciones en todo el país rural y urbano, en combate abierto contra el Gobierno, adeco y copeyano, hasta los tiempos de la propuesta de pacificación de Rafael Caldera. En la película confrontamos elementos de esa circunstancia histórica y los personajes protagonistas forman una familia, implicada directamente en el bando de la guerrilla. Familia al fin, está integrada por abuelos, madre y padre, tíos y allegados, para los niños que van contándonos el relato. Así transitamos como espectadores desde la percepción sensible de estos pequeños, a quienes se les revela siempre sólo una parcela de los acontecimientos, y ellos terminan inventando, como es lógico, el pedazo que falta, a partir de su propio imaginario. Creo que el primer valor que este film tiene es la profunda autenticidad perceptible en las voces de esos niños. El reflejo de su dignidad y el sentimiento verdadero, profundamente convincente presente en la trama, cada una de las situaciones descritas es resuelta por medio de la reconstrucción elaborada por la mirada infantil.

Lo más interesante del film es entonces la coherencia, la realización de las secuencias desde el punto de vista estructural y su total reflejo en los elementos de utilería, diseño general de escenas, paisaje, recursos visuales de carácter técnico como el cuadricular la escena al modo del comic o incorporar la coloración de detalle sobre el material fílmico directamente. Hay una mirada estética, plástica, pictórica, sumamente atractiva, por ejemplo en los “paneos” a detalles de la mesa donde es sacrificado el cerdo, el conjunto de vegetales, las vísceras, el colorido de la iguana, todo ante los ojos del niño. La calidad hiperrealista es indudable en lujo de detalles. Está presente también en la superposición de las imágenes de las postales y las fotografías con el grafismo de la escritura y la voz en off del niño. El uso a modo de collage de material documental en blanco y negro, del utilizado en el entrenamiento del ejército venezolano en ese momento, para combatir hasta aniquilar el movimiento guerrillero. Todos son recursos muy bien incorporados y que señalan una visión muy vanguardista de la noción de cine. El recurso técnico en Postales de Leningrado no es nunca arbitrario ni pomposo o exuberante, por el contrario, es tan correcto que nos hace sentir a los espectadores que no había otra manera de contar sino así. Cómo ha logrado Mariana Rondón y su equipo elaborar una obra cuya delicadeza de detalles, uso del humor, manejo de la historia, con un dinamismo estructural de asombrosa agilidad, dentro de un género que podría caracterizarse como relato de reconstrucción de la


la estrategia de hacerse pasar por loco, la acción de la abuela de “reconocer” más de 30 guerrilleros asesinados como su hijo para que a él no lo busquen más, frases del código secreto como: “El pájaro cayó,” son parte de los elementos que utilizan el sumun narrativo para construir esa dualidad de la ficción que soporta el relato. La escena final del padre vestido con el traje de buzo llevando a la niña de la mano en un espacio desértico, el texto de fondo que señala el turno de desaparición de la madre, y la abuela, que decide quedarse en el manicomio por si el hijo tiene que volver y ella lo recibiría, son cuadros significativos de un profundo sentido ilusorio, ingenioso y crítico, que simultáneamente dotan de sentimentalidad a la historia. Por último destacamos el hecho del amor como sustancia de esta película, nos conmueve el amor como laguna en la cual todos están implicados. La niña quiere proteger a la madre hasta con la mirada, frente al delator ex-guerrillero que sube al autobús, el niño que pregunta:“¿Y te vas a quedar aquí para siempre?” al preso, o la abuela que camina interminablemente cada vez que hay una mala noticia, el padre y la madre guerrilleros, hacen el amor con profunda ternura. Todo el grupo familiar es descrito con una profunda belleza, donde lo amoroso priva. Pretender invalidar esta película por considerarla un discurso antimilitar es ridículo, por otra parte el reconocimiento de la historia de los 60 necesita continuidad y veracidad, ya lo intentaban, desde perspectivas bastante disímiles, películas como Compañero Augusto o País Portátil. Por otro lado es igualmente fuera de racionalidad el que espectadores que aplaudieron hasta rabiar un film como Secuestro express ahora tengan los mismos halagos para Postales de Leningrado, lo que no pega ni con cola. El film de Mariana Rondón es una película de muy alto rango, ha merecido El Abrazo, el premio de Biarritz a largometraje, y merece muchos más. Y nos ha dado, a gente de mi generación y a muchas otras, una gran alegría, puesto que salimos del cine con una profunda sensación de encuentro con sentimientos y sensaciones que sólo proporciona un buen film o una gran novela. Gracias, Mariana. n

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infancia a la manera de La sal de la vida de Tassos Bolmetis, Cinema Paraíso de Tornatore, o Machuca de Andrés Word, conmoviéndonos y proporcionándonos una reflexión adicional, la que corresponde a una generación, más bien dos, de venezolanos que se jugaron la vida en ese momento por una vía particular de acción política, entre quienes están los padres de los niños que construyen el relato, perseguidos, enfrentados, a un ejército formado para exterminarlos (¿quién negaría hoy los TO, las torturas, las cárceles, las desapariciones de esos años, toda la acción del ejército en la masacre de esa generación? ¿quién niega el cuerpo del profesor Lovera encontrado encadenado en el fondo del mar o el asesinato de Fabricio Ojeda y Jorge Rodríguez padre?). El talento, la finura con la cual está hecha esta película, la producción impecable de Marité Ugás, el excelente nivel de actuación desarrollado por Laureano Olivares (Teo), Greisy Mena (Marcela), William Cifuentes (Teo niño), Haydeé Faverola (abuela) y María Fernanda Ferro (Marta), entre otros, sin el desagradable estilo de actores marcados por la televisión comercial, quienes suelen confundir todo con una telenovela chabacana, definen una línea de trabajo para la cual seguramente Mariana venía preparándose en sus trabajos anteriores, porque es indudable que ésta es su película. Desde el título mismo en el cual se alude a una ciudad cuyo nombre ha sido cambiado y por lo tanto ya no existe como tal, se perfila la dualidad de realidad y ficción propia del sentido del niño en su construcción de lo real. Desde las primeras secuencias el espectador es ubicado en la navidad de 1966, como lo reza la pancarta en la calle, y el encadenamiento de eventos como las torturas,


C DÍA–CRÍTICA · Nº 3 nov–ene, 2008

on Alfredo Chacón me une desde hace mucho, más que la amistad, que existe y es poderosa tal como la vivo y entiendo, la admiración por su franca, curiosa, juvenil, generosa manera de vivir. Siempre lo he visto, y no pocas veces agradecido el ser así, como una persona “resuelta”, en el sentido de la entrega, del compromiso, la libertad, el cariño, la alegría, la inteligencia.

96 [trinchera de ideas]

Incluso, a él le debo el apoyo en momentos significativos, y no lo olvido. Escribo estas palabras previas al comentario libérrimo sobre su libro Y todo lo demás (Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2004) porque me nace hacerlo. Y al hacerlo, creo que reitero al abrazo como una instancia fundamental para los unicornios que beben en el mismo lago de la ira y el poema. Vayan pues estas palabras que siguen para preservar lo más intacto. Y, también, tal como leo este libro suyo, Y todo lo demás, como reconocimiento a una creación verbal, larga, amorosamente trabajada, que alcanza en estas páginas un momento privilegiado de su creación para fortuna de nuestras letras. Este libro brillante, acariciado por una múltiple ecuación que se convierte en regalo, es profuso y agreste, hábil en la resonancia sorprendida que le abre a la perspicacia, es decir, a la belleza, un paisaje primigenio perdido en la novedad luminosa de su argumentación. Parece una historia de la dicha, una morada donde las joyas resplandecen con el ímpetu de una valentía plural e irrepetible, con las místicas olas de interrogaciones prolongadas que volverán pronto a repetirse sobre la desnudez del aire. Uno diría que estamos frente o al lado de unas páginas suntuosas, prolíficas e imantadas. Ráfagas de imágenes arqueadas sobre el puente de una matutina aproximación al sol, orquídeas distraidas donde la luz confiesa su imposible amor, jardines donde el ardor violáceo erige racimos imprescindibles. Este libro, donde todo confluye como por hechizo, nos lleva al origen del asombro y la perplejidad. Nos silba con espejos. Fulguración primeriza encontrada en las minas de la resurrección, estos versos alcanzan el júbilo que sólo habíamos soñado en noches felices y cuando nada existía y al abrir los ojos el precipicio se desplomaba en la mirada como si fuera una nave de luz la que cruzara la grave oscuridad del mundo.

Nítida

Aquí habita la alegría, el deseo despejado, los espacios abiertos a la composición y al vuelo liviano que los orfebres diseñan con esmerado tacto a cada momento, a cada instante. Alfredo, esta claridad convertida en palabras; este paisaje donde la geometría adquiere una preciosa diafanidad, pronto se convertirá en sabrosa osadía y placer demorado. Presa y delicia, y todo lo demás, todo lo no dicho y apenas vislumbrado. Sea pues la demanda del solsticio de verano la que reine y se apiade del vértigo, o como lo dices tú: que cese este diluvio acústico, este, el que nos lleva y nos trae. Observo en este libro, tan indetenible como inolvidable, una fuerza evidente y torrentosa, más cercana al delirio que a las conclusiones, y muy ceñida al trazo, a la longevidad precisa del dibujo que inscribe su rapto en las paredes del sueño. Una ancha consistencia cruza la superficie del agua, la reescribe con brazos múltiples, con el oasis resplandeciente. Y me remite a la incomprensión que la espléndida mañana trae con la elocuente pedrería de las islas donde la locura asciende a las cumbres enamoradas del horizonte inconfundible. Me refiero también a la elegía de Vicente Gerbasi cuando su espalda enmudecía al ver pasar la opacidad cortante de los ojos. A Oswaldo Trejo, a Alfredo Silva Estrada, a Ida Gramcko, a Sonia Sanoja. A todos los que han cifrado en tu piel una prosa porosa que esplende en este libro con los pájaros del murmullo. Digo cuerpo, anatomía comparada. Agua y ron, aceite y lluvia. Digo un reino donde el acaso es posible y la verdad de la imagen es la proscrita identidad de lo que existe. Antojos y servidumbres, la casa siempre del corazón y el nicho nítido del agua. Una ciudad cruzada por el sol niega a sus parientes y duerme tranquila sobre el asfalto. Y tú, más impávido que el sopor, te dejas llevar por las sonoras corrientes, por el duelo decapitado donde solo el privilegio se erige como fiebre y rasgos, aireada lentitud contra el retorno. Y todo lo demás es sobre todo nuestro, parto derramado donde la atormentada oscuridad mide su multitud herida antes de hacernos daño, sílabas bifrontes y sorpresas acariciadas por la aurora. Aquí partimos hacía el sol como a un incendio que nos corresponde. Es decir: y todo lo demás… n


Miguel Márquez

corrientetórrida CANTAR DE GESTOS A la memoria de Oswaldo Trejo

Para Maruja Dagnino

El silencio aparta y restablece Sin que ande se aleja para dislocar Disuelve la insolencia del grito al parloteo al

canto y el murmullo Se abre todo para dar paso La distancia concita un otro espacio Cede lugar Arrasa los lugares Se estampan conexiones En las marcas el camino prevalece Se abre todo para dar paso Hasta que la distancia y el olvido ya al cabo de sí mismos se alcancen a mirar por vez primera Se gusten se enamoren Quizás se toquen quizás se digan algo. 8 Punto sitiado desde el cercano arcano del afuera impropio Indiviso lugar cercado de púas listas para el tiro atroz Pálpito inciso sin causa ni averiguación Cifra sufriente Amanuense de la queja que lo instiga y en la cual respira. 9 Pájaros gritones y el grisáceo balbucir de aires descascarados contrahechos Semejantes a un diluvio acústico Las cavidades del vuelo tormentoso a ciegas Puede que al fin todo sea lo restante Navegar tan sólo con rumbo inevitable No proseguir. 10 Compás brumoso el que mide distancias y ante todo la distancia con todo Por entonces caverna hueco más grande que sus bordes Lentitud del pasar a paso corto y gesto flácido Desagüe de líquidos primarios Derramen caviloso. 11 Épico tónico y burlador impávido el sopor acomete milímetro a milímetro lo que va quedando entre líneas que es muy poco. La pesadez admite convincente su tejido quejoso traspasado de luces Contenida en sus restos.

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1 Clamando al sesgo de las vértebras, fíjate. Esa articulación lozana como cuerpo del lance en una escultura de Negret, cala hasta el pliegue que relazas. Paso de largo pero me sostiene una aureola de tibieza, de luz apacentada, de la porosidad del sonido disuelto en lo que dura el salto lento de mi exaltación. 2 Suspiro la tardanza del pasadizo aventurado, se abren veredas denominadas, enumeradas con cadencia, al caminar recorro el tramo que ante mí se expande, estalla sin sonar la remembranza de un final, el alba reaparece para que prosiga mi viaje opíparo hacia la cercanía regodeada, palpitante. 3 El celaje no disuelve ni admite que a lo largo de su raya se transparente algo que no sea veloz, ni siquiera aquel error de otras edades por el cual celaje fueme sustituido por estela ¿Es estela o celaje lo que cambia mi faz cuando los cuerpos más osados se desplazan? Depende desde cuándo el borrón súbito acontezca. 4 Frase monóxila, ahueca el rumbo de mi tránsito, cierne la dispersión de tu llegada, hazte audible mientras sueltas sobre aquí las cáscaras de bulla que traes desde tan lejos, acopla tu sonido al aleteo de las letras que te ofrezco para que detengas el paso, pero deja que te oiga, es mejor que no me escuches, ojalá digas lo que quieras con la voz que en mí te espera. 5 Lanzar la última piedra. Desfilar ante el primer signo de su nueva altura ¿Pero a tiempo? ¿En cada sorprendida sacudida decisiva? Cuando ella y su altura se vuelvan a encontrar y al chocar se destrocen Cuando sea el tiempo de adivinar y de los fragmentos, de adivinar en los fragmentos. 6 Cada quien (cuando acaece) ejecuta el llamado atormentado a la ley que se dicta al escucharlo Eso es lo que quiere cuando puede A lo sumo Lo demás es lo mismo Siempre más o menos Irreconocible cada vez que acaece 7


Gerson Gómez Acosta

Nelson Chávez

Celso Medina

Rodolfo Porras

Javier Biardeau

Raúl Díaz

Livia Vargas

Coral Pérez Gómez

COLABORARON EN ESTE NÚMERO

Gustavo Pereira

Farruco Sesto

Pedro Ruiz

Leonardo Gustavo Ruiz

Rigoberto Lanz

Freddy Castillo Castellanos

CONSEJO ASESOR

Chopper

DIAGRAMACIÓN Y MONTAJE

Kael Abello

DIRECCIÓN DE ARTE

Andrés Mejía

Costa Palamides

Rafael Loreto Mundo

Luis Emeterio González

Miguel Márquez

Diego Sequera

William Osuna

Giordana García Sojo

CONSEJO DE REDACCIÓN

Gonzalo Ramírez

DIRECTOR

Ministerio de l Poder Popular para la cultura Fundación editorial el perro y la rana Revista Día-Crítica diacritica06@gmail.com Año 2, nº 3 Nov-Ene, 2008


Día-Crítica

ISSN: 1856-6685

Nro pp200602Dc2440

Depósito legal

C.N.P. 5445

José Quiaragua

Periodista

10.000 ejemplares

Tiraje

Fundación Imprenta Ministerio de la Cultura

Impresión Realizadas por el fotógrafo: Ivan Maiza

Fotos: Proceso de intervención F.A.A.

Foto: Portada

Día-Crítica No. 2 2007

Fe de e rrata s


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