Ministerio del Poder Popular para la Cultura Fundación Editorial El Perro y La Rana Revista Día-Crítica. Año 04 nº 09. Mayo-Junio. 2012
DIRECTOR Gonzalo Ramírez Quintero
COORDINACIÓN EDITORIAL Sandra Zapata
CONSEJO DE REDACCIÓN Giordana García Sojo William Osuna Diego Sequera Miguel Márquez Luis Emeterio González Sandra Zapata Andrés Mejía
DIRECCIÓN DE ARTE Kael Abello
DIAGRAMACIÓN Luis Miguel Soria
COLABORARON EN ESTE NÚMERO CORRECCIÓN Sonia Contreras/Gema Medina
IMPRESIÓN Imprenta Nacional de la Cultura
TIRAJE 10.000 ejemplares -
Depósito legal Nro pp200602Dc2440 ISSN: 1856-6685 Día-Crítica. 2012.
04 /
PUNTO DE PARTIDA
06 /
MENOS INDIGNACIÓN, MÁS DIGNIDAD
12 /
LÁZARO LEVÁNTATE
Gonzalo Ramirez
Luis Salas Rodríguez
Benjamín Zambrano
16
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EL COMPROMISO DE MANUEL SACRISTÁN
22
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ENTREVISTA A MILAGRO SALA
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COMUNA: GOBERNAR, CONSTRUIR, DESTRUIR
36
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LA CASA DE LA COMUNA: UNA CONCEPCIÓN ABORIGEN
42
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DESDE KLEBER: PENSAR LA COMUNA
48
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CONVERSATORIO
60
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PORTAFOLIO: HIPHOP REVOLUCIÓN
Víctor Ríos
Carmen Lepage Peñalver / Diego Sequera
Reinaldo Iturriza
Carlos Rivero
Gonzalo Ramirez
Freddy Mendoza / Julio Chávez
Gustavo Borges Revilla
70 /
PORTAFOLIO: SAN AGUSTÍN AEREO
78 /
LA POESÍA REESCRIBE LA HISTORIA
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Ejercito Comunicacional de Liberación
Luis Alberto Crespo
PODER E IMAGINARIOS PRETERIDOS (I) Nelson Guzman
PUNTO DE PARTIDA I
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En este nuevo número de Día–Critica queremos contribuir al debate sobre la experiencia comunal: sobre la construcción colectiva de la democracia comunera; sobre el espacio de plena realización de la soberanía popular que es la Comuna; sobre la utopía concreta que encarnan las comuneras y los comuneros en su batalla cotidiana por darle vida a una lógica de sentido anticapitalista: a una nueva cultura política y social. Es cierto: se trata de un debate que apenas ha comenzado entre nosotros y que tiene la mayor pertinencia y la mayor urgencia. Un debate que debe ser amplio y abierto porque nos concierne a todos: que debe profundizarse democráticamente en nuestra cotidianidad. Téngase en cuenta que la experiencia comunal encarna una nueva calidad de las relaciones humanas y, por eso mismo, una nueva calidad del diálogo, del debate, de la discusión.
II
Todavía, por decirlo así, hay mucha Comuna por pensar: necesitamos los materiales, las herramientas, los aportes, para enriquecer y pensarla colectivamente; necesitamos que la Revolución desate toda su capacidad para pensarse a sí misma desde una experiencia tan definitoria como la comunal. Por allí anda, lleva ya dos ediciones, un libro tan valioso, en su heterodoxia y en su radicalidad, como La Comuna/ Antecedentes heroicos del gobierno popular (2011) de Juan Barreto. A lo largo de estas páginas, la lógica comunera, por llamarla así con Rigoberto Lanz, nos habla desde su historia, desde su memoria, pero también desde su repensar y reinventar en la contemporaneidad: desde reencarnar en Venezuela aquí y ahora.
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Pero insistimos: hay mucha Comuna por pensar. Por pensar crítica y creativamente. Y nos preguntamos: ¿por qué esta resultando tan cuesta arriba asumir este reto tan puntual, este desafío tan pertinente? Y nos seguimos preguntando: ¿la viabilidad efectiva de la democracia comunera no pasa, necesariamente, por la forja de una teoría tan consistente como plural? Una teoría, aclaramos, no encerrada entre cuatro paredes: abierta a todas las voces de la calle.
III
Para nosotras y nosotros, la experiencia comunal no es una forma de representación, sino de intervención participativa y protagónica de la realidad venezolana. Intervención que no se restringe a un territorio determinado sino que debe tener incidencia sustantiva en el ámbito de las políticas públicas. Recordemos el principio robinsoniano de la toparquía: del gobierno del lugar. Ahora bien, el lugar es su específica configuración territorial y el universo humano que lo habita, pero también es todo lo que está más allá de él: la gestión colectiva de lo local no es la realidad última del poder popular, sino condición de posibilidad para su expansión y profundización en todos los terrenos y en todas las áreas. Se trata, y esto es decisivo, de convertir a las comunas en concreción tangible del ejercicio del poder popular: un ejercicio que es indelegable. Un poder popular subordinado, administrado desde arriba, se vaciaría completamente de sentido y no tendría fuerza transformadora. Es claro que la medida de lo posible y la medida de lo deseable definen a la Comuna en Venezuela aquí y ahora. Pero
P. 5 no es menos claro que hay que tener la más sólida voluntad de lucha, en el pensar y en el actuar, para que el modelo comunal en gestación, no se desvíe: la transferencia de poder al pueblo comunero, de poder efectivo y sin cortapisas, no es una suerte de concesión graciosa, como cree cierto paternalismo pseudorevolucionario, sino necesidad histórica en función de acelerar el proceso de transición al socialismo. Le tocaría, entonces, al Estado comunal, si quiere ser digno de tal nombre, generar las condiciones para que la transferencia se convierta en plena reapropiación del poder por parte de las comunidades. Hay mucha Comuna por pensar y por hacer, más acá y más allá de los límites institucionales.
IV
Sin el menor asomo de adulancia, queremos reafirmar nuestro afecto entrañable por el Comandante: por el pana Hugo. Si hablamos de la experiencia comunal, cómo dejar de nombrar a quien tanto ha hecho y hace para que el pueblo se haga poder: a quien tanto ha hecho y hace para que el poder popular se consolide y se profundice. Nada fácil es el trance que le ha tocado vivir. Lo ha visto bien Reinaldo Iturriza: la batalla por su salud es definitiva e irrenunciablemente colectiva, pero inevitablemente personal. El infinito amor del pueblo, un amor movilizado, lo acompaña, y él está y tiene que estar en lo suyo. Y lo suyo, hoy por hoy, es cuidarse, sanarse. Pensamos ahora en lo dicho por Freddy Castillo Castellanos en el número cero de esta revista: Chávez no representa a la gente; de alguna manera es la gente. Y como no representa, nos
resulta tan cercano o, si se quiere, tan íntimo a cada una y a cada uno de nosotros: tan nuestro. Tan nuestro, sí, que con él conversamos, discutimos, nos ponemos de acuerdo, disentimos y hasta nos arrechamos, dígalo ahí al que no le ha pasado, pero dentro de una lógica afectiva que nos pone en pie de igualdad con el líder que es, al mismo tiempo, el pana. Uno al que le decían Tribilín: el mismo al que llamábamos, hace unos cuantos años atrás, José María. Hoy queremos convocar a Hugo, el de la palabra viva e iluminadora que es la palabra necesaria, en uno sus grandes momentos discursivos, y lo hacemos para testimoniarle nuestro reconocimiento y nuestra admiración: (…)nosotros somos representantes; pero hemos jurado darle vida a una democracia, no representativa, sino participativa, y más allá: protagónica. Vea que somos una contradicción, porque si de democracia vamos a hablar, habrá que recordar la democracia liberal que se le impuso a todos estos países y cuyo modelo fue horriblemente copiado… sigue siendo copiado y pretende seguir siéndolo por las élites de estos países nuestros; democracia que al final no es tal. Sobre esa gran contradicción tenemos que trabajar: cómo vencer las barreras que se oponen al surgimiento, al avance de la verdadera democracia, la participativa, la protagónica, para que sea revolucionaria. Porque la democracia de élites, representativa, no es revolucionaria: es contrarrevolucionaria. Sólo nos resta agregar: ¡¡¡Fuerza Hugo!!! ¡¡¡Pa’lante Comandante!!! ¡¡¡Viviremos y venceremos!!! ■
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Autor LUIS SALAS RODRÍGUEZ Ilustración RICHARD LEÓN LEONICE
MENOS INDIGNACIÓN MÁS DIGNIDAD P. 6
Hay una anécdota de la Primera Guerra Mundial, hace poco recordada por Zizek1, que aunque seguramente es apócrifa tiene el encanto de «estar bien contada», como dicen los italianos. Según la misma, en medio de la tensa calma que media las batallas, desde un puesto militar alemán escriben un telegrama a sus aliados austríacos con el siguiente parte: «Aquí la situación es seria, pero no catastrófica». Después de un rato, llegó la respuesta austríaca: «Aquí la situación es catastrófica, pero no seria». Ciertamente, tanto por el lado del sentido como del ánimo, la inesperada respuesta austríaca sirve para definir con mucha justicia la singular situación planetaria contemporánea. Hoy, prácticamente no existe nadie que dé una buena noticia sobre algún tema, y peor aún, nadie medianamente responsable se atreve a ofrecer mejores panoramas. Ni siquiera los otrora entusiastas neoliberales osan dejarse llevar por el optimismo. Pues si bien siguen ejerciendo el cinismo como marca distintiva, resulta notorio que su fidelidad a los hechos ha devenido en un determinismo fatalista radical, todo lo cual es más llamativo en cuanto son las propias agencias principales del poder global (el FMI, la ONU, el gobierno estadounidense, etc.,) los principales portavoces de malos augurios. Pero en las filas de la izquierda y el llamado «progresismo» esta tendencia es todavía más marcada. Dejando de lado las diferencias de enfoques, niveles y alguna que otra adicional, todos aquí coinciden que de seguir las cosas como vamos acabaremos muy mal. Algunos la llaman «crisis del capital», otros 1 Zizek, Slavoj. «Aquí la situación es catastrófica, pero no seria». El País. España. Abril de 2011. Disponible en: http://www.la–razon.com/version_ te.php?ArticleId=360&EditionId=2473&ids=68
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de «regulación del capitalismo» y un cada vez más creciente sector «civilizatoria». Pero en resumen, el problema siempre es el mismo: el capitalismo nos lleva directamente a la barbarie sino a la extinción, por lo tanto, «otro mundo es necesario y posible», para lo cual hay que acabar con el primero. Desde luego, todo este estribillo catastrofista de uno u otro siglo encuentra un fuerte respaldo «en la realidad misma». Así las cosas, cuando no es un desastre económico lo que nos azota (una crisis financiera, un default, una corrida bancaria, un ajuste) es uno natural (un mega–terremoto, un mega–tsunami, un volcán, etc.). Y si alguna de estas calamidades no se presentan es porque le toca el turno o bien a algún temible virus desconocido y por tanto sin cura que, dadas las condiciones del mundo de hoy y el negocio farmacéutico se expandirá en un abrir y cerrar de ojos, o bien a algún terrorista con intenciones de hacernos volar en pedazos. También puede pasar que haya combinaciones de eventos dramáticos, tal y como ha sido el doloroso caso de Japón donde lo natural y lo energético/técnico se juntaron en un mini/apocalipsis. Pero si nada de eso resulta suficientemente aterrador, allí tenemos el calentamiento global, con su presencia cada vez más marcada y su amenaza de cambiar y acabar la vida sobre la tierra, al menos tal y como la conocemos. Es por estos motivos que no puede decirse que el fatalismo cínico de derechas y el alarmismo de izquierda sean infundados. De verdad la situación es poco menos que grave. En cualquier caso, es como si nos encontráramos en un estado de emergencia permanente donde ni lo que comemos nos ofrece seguridad. Estado no decretado de cual no sólo al aparecer no podemos salir, sino que claramente se dirige hacia una catástrofe anunciada.
PERO EN LAS FILAS DE LA IZQUIERDA Y EL LLAMADO «PROGRESISMO» ESTA TENDENCIA ES TODAVÍA MÁS MARCADA. DEJANDO DE LADO LAS DIFERENCIAS DE ENFOQUES, NIVELES Y ALGUNA QUE OTRA ADICIONAL, TODOS AQUÍ COINCIDEN QUE DE SEGUIR LAS COSAS COMO VAMOS ACABAREMOS MUY MAL. ALGUNOS LA LLAMAN «CRISIS DEL CAPITAL», OTROS DE «REGULACIÓN DEL CAPITALISMO» Y UN CADA VEZ MÁS CRECIENTE SECTOR «CIVILIZATORIA»
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Lo que agrega el componente poco serio a este cuadro de calamidades planetario es, por su puesto, nuestra actitud con respecto al mismo. A la resignación mayoritaria se le agregan la angustia permanente, la preocupación constante, la sensación de estar ante un cuadro tan abrumador que sólo a la impotencia puede conducirnos. Contrario a lo que podía esperarse, los hombres y las mujeres de una época que se vanagloria a sí misma de su reflexividad, libertad de elegir e ingenio creativo, nos hallamos prisioneros de un fatalismo de nuevo tipo donde ya no son los designios de unos dioses ciegos y caprichosos lo que rige nuestras vidas ni el cruel azar de la naturaleza (aunque, como es evidente, todos los mesianismos hagan aquí también de las suyas) sino un estado de cosas tan complejo que, pese a la certeza de haber sido creados por nosotros mismo, no podemos controlar y mucho menos cambiar. Claro está, dependiendo de la postura política con que se simpatiza, la clase o grupo social al cual se pertenece y otras determinaciones coyunturales, este fatalismo adopta, como dijimos, distintos signos. Pero más importante aún comporta distintas actitudes: si se es de derecha necesariamente se termina en el fascismo; si se es de izquierda en el pragmatismo y el moralismo derrotista. En cuanto a la derecha no habría mayor cosas
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que agregar que ya no haya sido dicha antes (en las víspera de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, por autores tan diversos como Mattick, Benjamin y Mariátegui) o que no salte a la vista, tal y como se muestra en Europa y los Estados Unidos con el tema de los migrantes o se expresa en las soluciones (¿finales?) de los organismos internacionales para problemas como la (mal llamada) superpoblación y el calentamiento global. Pero sobre lo de la izquierda sí habría todavía un par de cosas que decir. Para empezar por la más obvia, está claro que demandar, exigir e incluso condenar en nombre de la moral «revolucionaria» que el mundo sea distinto es un camino que no conduce a ninguna parte. En primer lugar porque, por definición, una demanda, exigencia, e incluso una denuncia siempre se le dirigen a alguien, y en la medida que ese «alguien» (¿el gobierno estadounidense, el FMI, la ONU, el G–20?) suelen ser la expresión máxima del estado de cosas que supuestamente se quiere cambiar, las mismas pierden todo sentido. Pero si el camino elegido es el pragmatismo la situación no es mucho mejor, pues dejando de lado todos los aspectos éticos la historia demuestra que como estrategia de sobrevivencia termina siendo superfluo. Lo más paradójico, es que los pragmáticos por regla general justifican su postura «tácticamente»: no es que se hayan perdido
PARA EMPEZAR POR LA MÁS OBVIA, ESTÁ CLARO QUE DEMANDAR, EXIGIR E INCLUSO CONDENAR EN NOMBRE DE LA MORAL «REVOLUCIONARIA» QUE EL MUNDO SEA DISTINTO ES UN CAMINO QUE NO CONDUCE A NINGUNA PARTE. PARTE EN PRIMER LUGAR PORQUE, POR DEFINICIÓN, UNA DEMANDA, EXIGENCIA E INCLUSO UNA DENUNCIA SIEMPRE SE LE DIRIGEN A ALGUIEN, Y EN LA MEDIDA ALGUIEN» (¿EL GOBIERNO NORTEAMERICANO, EL QUE ESE «ALGUIEN FMI, LA ONU, EL G–20?) SUELEN SER LA EXPRESIÓN MÁXIMA DEL ESTADO DE COSAS QUE SUPUESTAMENTE SE QUIERE CAMBIAR, LAS MISMAS PIERDEN TODO SENTIDO. SENTIDO
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los grandes objetivos finales («cambiar la sociedad», «construir el socialismo», etc.), sino que hay que hacerlo «gradualmente» y evitando caer en «dogmatismos» que tan malas experiencias y sufrimientos generó y generaría, sin caer en cuenta que por esa vía lo único que alcanzan es a sustituir la «locura utópica» por una fantasía de la convivencia y la transición sin traumas. ¿Cuál debe ser, entonces, el lugar de la izquierda hoy si pretende ser revolucionaria? Suena un poco raro decirlo, pero lo primero tal vez sería volver a lo básico, entendiendo por tal apegarse no a los hechos —como hacen los cínicos— sino al movimiento real de las cosas. Y a partir de allí, una mínima consecuencia entre análisis y práctica: si hay que cambiar el capitalismo porque es inviable, hay que cambiar el capitalismo porque es inviable, no mejorarlo; si asumimos que la soberanía —capacidad y poder de actuar– es algo que no se delega, entonces, no la deleguemos. Debe abandonarse la totalmente absurda situación kafkiana —tan bien descrita por mi amigo Lenin Brea en un texto inédito La violencia jurídica y las formas de existencia apolítica y revolucionaria— de un pueblo que rehúsa constituirse en sujeto político esperando la eterna y siempre pospuesta decisión salvadora del «El» Soberano, en este caso representado por la agencias planetarias de gobernabilidad.
La actual «primavera» árabe con toda su necesaria ambigüedad representa un claro ejemplo en esta última dirección. Bastó que alguien concluyera que la situación era insoportable y actuara en consecuencia para que todos cayeran en cuenta que, en última instancia, lo único que sostiene a un régimen opresivo es la sumisión al mismo y no sus siniestros servicios secretos o todas las cosas funestas que esté dispuesto a hacer para mantenerse en el poder. Pero para que ello se traduzca en un mañana real —y esta es la tercera y seguramente más compleja tarea de la izquierda— debe recuperarse la capacidad de plantearse el futuro no como problema, sino como posibilidad. Lo único que puede romper con la emergencia y el fatalismo interminables no es su administración perpetua, lo cual nos conduce inevitablemente al fascismo en la medida que las emergencias se agudizan y la sobrevivencia se impone como imperativo de socialización. Tampoco basta con la indignación, por más profunda que esta sea y por más que nos haga salir de la pasividad (la indignación por sí sola, como vemos, solo conduce a una plaza vacía y triste luego de la efusividad inicial): no hay que demandar otro mundo, hay que producirlo; descolonizarlo de todo aquello que, como decía Marx, oprime el cerebro y el cuerpo de los vivos y atreverse —hasta lo inescrupuloso— a crear realmente algo nunca visto. ■
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¿CUÁL DEBE SER, ENTONCES, EL LU PRETENDE SER REVOLUCIONARIA? PERO LO PRIMERO TAL VEZ SERÍA VO POR TAL APEGARSE NO A LOS HECHO SINO AL MOVIMIENTO REAL DE LAS C MÍNIMA CONSECUENCIA ENTRE ANÁ CAMBIAR EL CAPITALISMO PORQUE EL CAPITALISMO PORQUE ES INVIAB QUE LA SOBERANÍA —CAPACIDAD Y NO SE DELEGA, ENTONCES, NO LA DE
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UGAR DE LA IZQUIERDA HOY SI SUENA UN POCO RARO DECIRLO, OLVER A LO BÁSICO,, ENTENDIENDO OS —COMO COMO HACEN LOS CÍNICOS— COSAS. Y A PARTIR DE ALLÍ, UNA ÁLISIS Y PRÁCTICA: SI HAY QUE ES INVIABLE, HAY QUE CAMBIAR BLE, NO MEJORARLO; SI ASUMIMOS Y PODER DE ACTUAR— ACTUAR ES ALGO QUE ELEGUEMOS ELEGUEMOS.
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Autor BENJAMÍN ZAMBRANO Ilustración RICHARD LEÓN LEONICE
¡LÁZARO, LEVÁNTATE BUSCA OTRA VIDA Y POR QUÉ NO, OTRA MUERTE! P. 12
Árbol de la esperanza Creciendo al borde del abismo Con la mitad de las raíces al aire. ¡Mantente firme! Gonzalo Millán
DESDE EL PRINCIPIO…FUE LA RABIA Como quiera que los justos y los no tanto en algún momento desafiamos a la muerte, de Lázaro hacia acá con la Revolución Bolivariana, hemos aprendido a recordarnos el valor cristiano de morir y vivir, como mínimo dos veces. Digamos lo que tenemos: los justos de la patria se cansaron del dolor al unísono, de tener vida sin abrigo de pan y lapidadas de olvido las buenas ilusiones. Esa desesperación fue para nuestros pobres el ritual diario en una nación colonizada y bajo la mínima vergüenza. Junto a ellos la vida y la muerte se aproximaron tanto, que forzaron los cerrojos de sus primeros significados…Este es un punto de arranque para sacar hilos de cuantas heridas queden abiertas en este asunto y tejer la historia del Lázaro que regresa a la tierra a vencer o morir, cumpliendo su primera tarea como resucitado: trabajar para hacer el socialismo. Lo dicho sobre este personaje en la parábola bíblica, ilustra su imagen referencial como símbolo entre los miserables de la cultura occidental y es demostrativo de la violencia y soledad que recae sobre los pobres desde tiempos remotos. Desde allí en adelante, Lázaro aparecía retratado en una escena fija para la eternidad, vencido al pie de los mercaderes de todos los tiempos. Lo que nosotros vivimos aquí de esa enseñanza hasta no hace mucho —en el altar republicano— era el ejercicio del egoísmo y la maldad mas recurrente. A riesgo de todo lo dicho y los recuerdos machacantes e incómodos, con Lázaro muriendo
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hay rabias que en adelante son demoledoras para estar en el mundo solo como espectador. Quedará su cicatriz entre los hermanos que vendrán para no olvidar jamás a los atormentadores. Estos recuerdos nos pesan en el alma y debemos aprender a manejarlos. Incluso buscando no caer en tentaciones mientras ocurre lo esencial, la resurrección de todos. Pero hoy, son un fuego muy alto en medio de la pira. «CUENTAN QUE TRAS LA BALA SE OYÓ UNA VOZ, ERA DIOS QUE GRITABA REVOLUCIÓN », VICTOR JARA La fuerza de un hombre humilde obrando de manera justa para dar libertad a sus hermanos, reivindica la fe y la espiritualidad de cualquier pueblo oprimido. Una sola persona hace la diferencia en el génesis de la nueva república. Cuando ese amor a lo justo pasa a ser la oración diaria de las mayorías soberanas —como va siendo nuestro caso— entonces anunciamos el inicio de una epifanía popular que rehace la idea de Dios con todos. Ese es el cristianismo que hemos venido tomando como ruta esperanzadora para salvarnos de nosotros mismos. Porque el pueblo ya no busca los mismos milagros en el día de los santos y luego sopla la vela. Busca justicia y detener a todos los pecadores que nos ofenden con el pretexto del libre albedrío y el ejercicio pleno de su democracia. El pueblo y Lázaro en particular saben que la pobreza no es castigo venido de cosa divina. Es un acto terrible de algunos hombres egoístas e impuros que tomaron a la humanidad fingiendo salvarla o redimirla. Entre nosotros, duele que algunos de nuestros compatriotas creyentes o no, sostengan que Lázaro/pueblo está muerto. Que por su bien —y lo dicen como advertencia— debe continuar inmóvil en el fondo de las oscuridades, dándole la razón al verso de Aurelio Machín «si naciste sin corazón en el
LA FUERZA DE UN HOMBRE HUMILDE OBRANDO DE MANERA JUSTA PARA DAR LIBERTAD A SUS HERMANOS, REIVINDICA LA FE Y LA ESPIRITUALIDAD DE CUALQUIER PUEBLO OPRIMIDO. UNA SOLA PERSONA HACE LA DIFERENCIA EN EL GÉNESIS DE LA NUEVA REPÚBLICA P. 13
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pecho, tú no tienes la culpa de ser así…» Los tiempos dirán si la revolución les dará respuesta en lo que siembran, o más bien, un cupo generoso en las transformaciones divinas y logren de verdad redimirse ante sus hermanos… Por ahora no han parado de intrigar y jurungan a diario la paciencia de los miserables para que se sometan a su arbitrio. La respuesta va en ascenso. Una marea roja sale disparada con cara de 13 de Abril echando humo por la boca, buscando abrir todos los sepulcros que restan y se acelera la independencia con cada arremetida. Tocando estos extremos probamos que la resurrección es un acto posible y además muy merecido. SEÑORES DEL SEPULCRO DESPIERTEN, POR FAVOR TODOS AFUERA… Las resurrecciones podrían ser en su mejor sentido, experiencias únicas dirigidas resolver asuntos que quedaron pendientes con el bien y la felicidad suprema y ocurren para poder reordenar en su regreso a todas las fuerzas creadoras, para que estas se inclinen a favor de la humanidad. Pero no necesariamente es así. «En ella se colean los zorros y camaleones» y el mal también tiene caminos para retornar, cuando no se ha ido. El mal visto de cerca es una desviación humana que anida y toma aliento en los descuidos del espíritu y el desamor. Hoy es un fenómeno generalizado que por su capacidad de torcer los rumbos humanos requiere lo mantengamos a raya con hermosas y sostenidas terapias de vida, pero con la previsión de mantener un bate detrás de la puerta, por si acaso. El recordatorio: «Nuestra revolución es pacífi ca, pero armada» es justamente el resultado de duras lecciones que evidencian cómo nos quieren volver al fondo del sepulcro. Con el capitalismo, el gran hermano ha demostrado de lo que es capaz para controlar las puertas del reino y del infierno. Por eso no resulta difícil entender que vienen a este mundo a imponer una existencia contraria a la naturaleza humana y además, a jugar a ser Dios. Si no les resulta el juego, patean la mesa y buscan devolver a Lázaro/pueblo al texto de la parábola. Miremos lo de aquí. Adecos y copeyanos previamente arrojados de nuestro corazón y vueltos polvo por herir a sus semejantes están de nuevo en la Asamblea Nacional vociferando. Su reencarnación establece un acertijo histórico y espiritual importante ¿qué lleva a una parte del pueblo a jugar con una pistola cargada y qué asuntos no le habría inspirado la revolución cuando invocó a estos hermanos de la sombra para traerlos de regreso? Este es un buen ejemplo de resurrecciones que matan.`
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HERMANO NO ESTÁ LA ROCA… —Lázaro, despiértate hombre. Aquí hay mucha gente preguntando por ti y dicen que son tu imagen erguida. Yo sé que uno no se levanta hasta que no lo llaman por su verdadero nombre. Pero ven, aparta las ofrendas que dejaron para que no te movieras y quita los vendajes como puedas. Acércate a la luz. Ven lentamente para poder entender el sudor de quien trabajó para hacerte esas llagas. Lázaro, esa voz que escuchaste y que movió la piedra del sepulcro hasta dejarla en medio del desierto, no era más que tu voz corriendo como el agua. Aquí está el Vallejo de siempre con un trozo de pan fresco. Ya sabemos DÍACRÍTICA N°9 2012
cuanto nos habló de tu regreso. Ha venido de lejos como los otros, acompañado de una multitud que marcha para recibirte emocionada. Nos está hablando de lo que supimos hacer, de un cadáver que camina descubriendo su rostro, que abraza de pie a toda la humanidad. Junto a él resuena el poema como una campana en la voz los viejos camaradas… «ven Lázaro, ya sabes que no hay ninguna roca cubriendo el sepulcro.» «YO NO SÉ LO QUE ES EL DESTINO, CAMINANDO FUI LO QUE FUI. ALLÁ DIOS, QUE SERÁ DIVINO. YO ME MUERO COMO VIVÍ » SILVIO RODRÍGUEZ Regresó el que regresó a esta pelea para buscar ser otro y nadie le ha pedido en la revolución que sacrifique la memoria de lo que una vez fue. Eso sí, montándose en el burro con la cara hacia adelante. Héroes y pequeños villanos han visto en este proceso social una oportunidad de transformación capaz de redimirles frente a las causas de la antigua muerte. Más adelante los retazos que estorben siempre serán cubiertos por tejidos nuevos. No es tan complicado orientarse en esta incertidumbre que emociona. Aquí se hace la patria con el legado de lo mucho o poco que quedó de nosotros, ya que por ahora nadie exhibe su cuerpo combatiente en una sola pieza y tampoco es necesario. Somos solo un trozo de la nueva carne capaz de imaginar al cuerpo que se rehace. Volviendo con Silvio, aquí vamos en el socialismo «labrando el porvenir con viejos bueyes», buscando alcanzar ahora con Rilke «la obra maestra de una muerte noble…, de una muerte consumada, feliz y entusiasta, como sólo los santos supieron concebirla». Y sucedió que en lo más cruento de las últimas lluvias que nos trajo este desastre natural, se oyó una vez más la voz de Dios diciendo: «Lázaro, levántate tu hermano sufre». Y he aquí que el pueblo exaltado lloró y tendió los brazos a sus hermanos y le ordenó a Chávez que se pusiera al frente diciéndole, ¡Avanza, que los que regresamos a la vida nunca volveremos a andar solos! ■
«NUESTRA REVOLUCIÓN ES PACÍFICA, PERO ARMADA» ES JUSTAMENTE EL RESULTADO DE DURAS LECCIONES QUE EVIDENCIAN CÓMO NOS QUIEREN VOLVER AL FONDO DEL SEPULCRO. CON EL CAPITALISMO, EL GRAN HERMANO HA DEMOSTRADO DE LO QUE ES CAPAZ PARA CONTROLAR LAS PUERTAS DEL REINO Y DEL INFIERNO P. 15
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Texto VÍCTOR RÍOS Ilustración ALFREDO RAJOY
EL COMPROMISO DE MANUEL SACRISTÁN P. 16
«Hemos combatido, largamente, juntos, por una historia más amplia y más humana. En el momento en que escribo, sobre la tarea común se ciernen muchas amenazas. No por culpa nuestra. Somos los vencidos provisionales de un injusto destino...». Marc Bloch El hilo que he escogido para hilvanar estas líneas es el del compromiso revolucionario de Manuel Sacristán, un compromiso que funde su obra con su conducta y da buenas pistas para comprender ambas. Manuel Sacristán mantuvo siempre una triple dimensión: intelectual, moral y política, en su compromiso revolucionario, y ello permite que le recordemos como una persona rigurosa, decente y comprometida con los trabajadores y con los sectores más humildes. MANUEL SACRISTÁN, UN DERROTADO DE BUEN HUMOR Creo que se puede documentar bastante bien la doble afirmación de que Manolo se supo derrotado y quiso ser un derrotado de buen humor. La derrota para él adquirió una doble dimensión: histórica, colectiva, pero también personal, de sus posiciones político—culturales en su partido. De los múltiples testimonios que pueden aducirse para fundamentar esta afirmación, me limito a citar sólo el recogido en el número especial que la revista El Viejo Topo ha editado en ocasión de este homenaje y se ha distribuido hoy aquí. En él se recoge la intervención que Sacristán realizó en un coloquio sobre el intento de golpe de estado fascista en febrero de 1981. Manolo tras aludir al ambiente internacional y español hostil a las motivaciones de la izquierda social, afi rmaba: hay que
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arrancar partiendo de la convicción de que lo que nos espera es una larga travesía en el desierto. Seguramente me ayuda en eso la edad: ya no tengo pelos en la lengua y estaría dispuesto a decir que empieza a ser razonable pensar que la gente de la izquierda social de mi generación no vamos a ver ya un cambio positivo. Hasta este punto creo que vale la pena convencerse, al menos subjetivamente, para estar preparados. Yo creo que la gente de mi edad, de aquí hasta su muerte, vamos a estar en esta situación de derrota, con mayores o menores cambios, y que es la gente más joven la que acaso pueda pensar en otra cosa. Pero para que la gente más joven pueda pensar en otra cosa me parece absolutamente necesario admitir, como dijo Lukács poco antes de morir, por cierto, que hay que partir como si estuviéramos en 1845 o 1846, y eso quiere decir muchas cosas negativas y también positivas. Hay que empezar por una autoafirmación moral. Saber que en medio de esta espantosa derrota material, de todos modos, lo que ofrecen quienes están rigiendo el cambio social en estos momentos, no es más que la exacerbación de los horrores que estamos viendo, la exacerbación del hambre en el tercer mundo, del desarrollo de tecnologías destructoras en el planeta, etc., sin olvidar el punto del etcétera que más importa, a saber, la amenaza de guerra. Es sabido que se aprende más de las derrotas que de los éxitos. Manuel Sacristán tuvo la lucidez de percibir pronto la magnitud de ésta. Por lo menos desde los acontecimientos de 1968 en París y Praga. Y esa percepción, la vivió en una notable soledad. Soledad en la dirección del partido. Pero no solo. A ésa se le añadió, además, una soledad en parte autoimpuesta y dictada quizás por una prudente autocontención para no contagiar de desesperanza ni desmovilizar a los más cercanos y a los compañeros de lucha.
P. 17 Sin embargo Manolo conseguía a veces sobreponerse a la amargura y hacer gala de buen humor. Esa actitud tiene que ver con lo que su hija Vera explica de él: Manuel Sacristán fue un hombre con gran curiosidad por todo cuanto le rodeaba, lleno de interés por conocer y entender, capaz de disfrutar y de apasionarse con las cosas más diversas y con las cosas más sencillas.. Vera cuenta varios ejemplos de ello en su contribución al dossier sobre Manuel Sacristán publicado en el número 209–210 de El Viejo Topo. ALGUNOS RECUERDOS VINCULADOS A SU COMPROMISO POLÍTICO—MORAL Uno de mis primeros recuerdos de Manuel Sacristán tiene que ver con sus actividades de formación en la clandestinidad. Cuando ingresé en las Juventudes Comunistas, en 1968, participé en un seminario sobre el Manifiesto Comunista. Manolo ejercía su acción tutorial para ayudarnos a leer bien el Manifiesto Comunista: La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna. Manolo se detenía en esa afirmación y nos hacía reflexionar sobre el sentido de eso del hundimiento de las clases en pugna, ponía ejemplos históricos y le sacaba todo el jugo posible de cara a situaciones del presente. Nos abría los ojos. Nos ense-
ñaba a pensar. Lejos de cualquier escolástica tan abundante en aquellas épocas. En su forma de entender el compromiso comunista, en su militancia en el PCE y el PSUC, el rigor intelectual y la coherencia ética iban siempre de la mano de su actividad política. Lo mismo ocurría en su actividad universitaria, en su modo de relacionarse con los estudiantes, en su participación en la lucha sindical durante el franquismo y posteriormente. Su contribución a la formación de las Comisiones Obreras de Enseñanza, ayudó mucho en aquellos momentos a la comprensión del papel que un sindicalismo sociopolítico y de clase podía desempeñar entre los docentes. Guardó un especial recuerdo de su lección magistral en una de sus reincorporaciones a la Facultad de Ciencias Económicas, en 1975. Vertebró su intervención en torno a tres ideas para un proyecto de vida: amor, trabajo y lucha. Una exposición en la que estaban presentes las tres vertientes de su compromiso intelectual, moral y político: el rigor, la minuciosidad y el carácter sistemático de su exposición se fundían con una exquisita sensibilidad y con su invocación al compromiso colectivo para la trans-
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EL MARXISMO DE MANUEL SACRISTÁN, SU MODO DE ENTENDER Y PRACTICAR EL COMPROMISO REVOLUCIONARIO, SUS ANÁLISIS Y REFLEXIONES SOBRE LA SITUACIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO SE CONVIRTIERON EN CONTRIBUCIONES DE GRAN INTERÉS Y AYUDA PARA LA COMPRENSIÓN Y LA TOMA DE POSICIÓN ANTE ALGUNOS DE LOS ACONTECIMIENTOS MÁS IMPORTANTES QUE, TRAS SU MUERTE, MARCARON LOS QUINCE ÚLTIMOS AÑOS DEL PASADO SIGLO.
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formación de las cosas y de las relaciones entre las personas. En el CANC, el Comité Antinuclear de Cataluña, su compromiso se desplegaba como el de un activista más. Dispuesto a todo tipo de tareas: desde la preparación práctica de marchas de protesta y denuncia de los riesgos de la energía nuclear hasta la participación en charlas y debates de sensibilización sobre dichos riesgos. Algunas de sus intervenciones quedaron recogidas en el BIEN, Boletín de Información sobre la Energía Nuclear editado por el CANC. En la redacción de la revista mientras tanto, Manolo daba ejemplo participando en todas las labores de preparación de los números de la revista. Que no se limitaban a la propuesta y selección de artículos o a la discusión de los editoriales a publicar. También incluían la preparación de los envíos a los suscriptores, la correspondencia, la actualización del registro de las suscripciones y otras labores de intendencia. Las reuniones de trabajo acostumbraban a tener como colofón animadas y distendidas tertulias en algún bar cercano. Ahí surgían comentarios sobre los asuntos más dispares; recuerdo en especial los repasos a la actualidad cinematográfica, que dejaban a las claras aquello de que sobre gustos, no hay nada escrito. Manolo era un activo participante de esas tertulias, y en ellas sus opiniones quedaban a veces en clara minoría, que él se complacía en subrayar. LO QUE MANUEL SACRISTÁN YA NO VIO, PERO NOS AYUDÓ A VER Y ENTENDER El marxismo de Manuel Sacristán, su modo de entender y practicar el compromiso revolucionario, sus análisis y reflexiones sobre la situación del movimiento obrero y de la izquierda, su manera de acercarse a los nuevos problemas civilizatorios, se convirtieron en contribuciones de gran interés y ayuda para la comprensión y la toma de posición ante algunos de los acontecimientos más importantes que, tras su muerte, marcaron los quince últimos años del pasado siglo. Así ocurrió, por ejemplo, con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de lo que se llamó el «socialismo real» en la Europa Central y Oriental. Recuerdo el editorial de la revista mientras tanto, Identidad comunista e identidad emancipatoria, distribuido como separata en la Fiesta del PCE de septiembre de 1991. En él se aunaban un balance muy crítico de nuestra tradición con la reafirmación de una identidad comunista necesariamente abierta a la refundación de una nueva identidad emancipatoria. Tanto el análisis como el punto de vista político—moral
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adoptados eran herederos y deudores del legado de Manolo. Lo mismo pudiera aducirse en relación al debate abierto en el Partido Comunista Italiano en noviembre de 1989 y que llevó a su disolución en su XX Congreso en febrero de 1991. Frente a quienes optaron por renunciar a la identidad comunista para convertirse en demócratas de izquierda, había buenas razones para no avergonzarse de una identidad que Manuel Sacristán mantuvo hasta su muerte con una actitud intelectual y político—moral que sirvió de ejemplo y referencia ante la derrota cultural y política del comunismo europeo del siglo XX. Ya en las postrimerías del siglo y tras el vendaval neoliberal que sopló del Atlántico hasta los Urales, las semillas de la resistencia a la globalización capitalista germinaron en movimientos que dejaban aflorar una nueva cultura de las luchas populares. La explosión social de febrero de 1989 en Caracas contra las medidas neoliberales del gobierno de Carlos Andrés Pérez pasó casi desapercibida en Europa, pero con el levantamiento indígena chiapaneco en 1994 ya no ocurrió lo mismo. Y ante la Cumbre Ministerial de la OMC celebrada en Seattle en noviembre de 1999, emergía un movimiento de movimientos que unía la denuncia de las falacias del libre comercio a la sensibilidad ecologista y antibelicista. El primer Foro Social Mundial celebrado en Porto Alegre en enero del 2001 certificaba el nacimiento de este movimiento en el que se encontraban las resistencias y se buscaban las alternativas a los problemas civilizatorios que habían constituido el objeto central de las reflexiones teóricas y políticas de los últimos años de vida de Manuel Sacristán. Releer sus contribuciones ilumina muchos de los debates presentes en el movimiento alter–globalizador. ¿QUÉ LE INTERESARÍA HOY A MANUEL SACRISTÁN, QUÉ CAUSAS JUSTAS LE OCUPARÍAN? Un repaso a la trayectoria seguida por los intereses y preocupaciones político–culturales de Manuel Sacristán permite aventurar algunos ejemplos de asuntos que hoy serían objeto de su reflexión y de su compromiso. Creo que Manolo seguiría con atención hoy las luchas y los avances de los movimientos indígenas y campesinos de América Latina. En los últimos años han crecido las resistencias campesinas e indígenas frente a la ofensiva del neoliberalismo económico y de la uniformización cultural. La lucha por auténticas reformas agrarias, por la soberanía alimentaria frente a las transnacionales y el cultivo de los transgénicos, contra los Tratados de
rasgos propios del cesarismo en la situación venezolana, quizás se plantearía si la reflexión de Gramsci en los Cuadernos de la Cárcel, distinguiendo entre un cesarismo progresivo y otro regresivo pudiera ser de interés para este contexto. Lo que sí sé es que le alegraría saber que la atención sanitaria básica subió a los cerros donde viven los más humildes y llegó a la Amazonia venezolana. Y que la campaña de alfabetización de adultos desplegada permite ya considerar a Venezuela como Territorio Libre de Analfabetismo. Él, que dejó testimonio de su compromiso en la tarea de educación de adultos en Can Serra, nos hubiera dado buenas ideas sobre cómo continuar con ese proceso educativo…
Libre Comercio y por un comercio justo y solidario, por el respeto a la biodiversidad, por el reconocimiento de las culturas, lenguas y saberes indígenas y por el libre ejercicio de su autogobierno atraviesa hoy el continente latinoamericano. Manuel Sacristán mostró en múltiples ocasiones y en varios escritos e intervenciones públicas su interés por estas cuestiones. Tampoco cabe duda del apoyo intelectual y político que Manolo brindaría al movimiento alterglobalizador en su lucha contra las agresiones militares imperialistas y por seguir forjando una cultura antibelicista, en la denuncia de la OMC y la ofensiva desreguladora y privatizadora de los recursos estratégicos, en la oposición a las políticas del FMI. Manolo seguiría con atención el curso de las grandes oleadas migratorias, de las condiciones de vida y de trabajo a las que se ven sometidos los emigrantes en Estados Unidos y en la Unión Europea y habría aportado sus reflexiones sobre el significado profundo de la revuelta de los hijos de inmigrantes en Francia, excluidos de la igualdad y fraternidad republicanas. También participaría en la reflexión sobre los rasgos de una alternativa socialista para el siglo XXI. Una alternativa digna de ese nombre, superadora de la barbarie propia de la civilización capitalista y de los errores y horrores del socialismo del siglo XX. Con características diversas y sujetos plurales, alimentada tanto por un debate de ideas libre y abierto como por las experiencias ya en curso de democracia participativa, revolucionaria, y de nuevas políticas económicas, sociales y educativas que al desplegarse puedan contribuir a la transformación del modo de vida, de las relaciones sociales de producción y de los valores culturales dominantes. No sé lo que opinaría sobre Hugo Chávez. Al reconocer
EL LEGADO DE MANUEL SACRISTÁN, UN LEGADO VIVO Y ACTUAL Por fortuna, no hay que añadir un «ismo» nuevo, el del sacristanismo, a la larga lista de ismos que forman parte de las corrientes emancipatorias pasadas y presentes. Lo que sí queda es un rico legado, con discípulos que lo han cultivado en campos muy diversos. Es un legado abierto, plural, y, afortunadamente, «sin secta sacristanista constituida». Ciñéndome sólo a su legado en el ámbito de la reflexión teórico–política en la que apoyó su compromiso revolucionario, su legado está en revistas, unas con más tiempo de vida, como El Viejo Topo, y otras más recientes como la digital Sin Permiso. Y por supuesto en Mientras Tanto, que fundó junto con Giulia Adinolfi. Su legado está en el compromiso militante de personas que trabajan en la solidaridad internacionalista, en el movimiento obrero y en la Universidad, en el movimiento ecologista, en la lucha contra el racismo y la xenofobia, en la lucha por un mundo sin guerras. Su legado está en quienes trabajaron con él y siguen contribuyendo hoy a la renovación del ideario emancipatorio. Y en quienes sin haberlo conocido personalmente, lo han leído, se han interesado por su contribución y les sirve como referente, como brújula intelectual y moral. En estas Jornadas hay una buena muestra de unos y de otros. Éste es, pues, el legado de Manuel Sacristán: el legado de un marxista crítico que cultivó un marxismo vivo y libre. El legado de un comunista que no renunció nunca a su identidad y la vivió de un modo abierto, al encuentro con otras, con la voluntad de incorporar lo mejor de la tradición marxista a un nuevo ideario emancipatorio. El legado de alguien que quiso hacer de su compromiso una norma de conducta cotidiana. Mi intención aquí no ha sido sino transmitir, en pocas palabras, que a mi modo de ver, el elemento que dio sentido global a su forma de estar en el mundo fue su compromiso revolucionario con los de abajo. Este homenaje es una buena ocasión para recordarlo, transmitirlo y proyectarlo en la lucha de hoy por una Humanidad justa y libre en un mundo habitable. ■
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TAMPOCO CABE DUDA DEL APOYO IN BRINDARÍA AL MOVIMIENTO ALTERG CONTRA LAS AGRESIONES MILITARE FORJANDO UNA CULTURA ANTIBELI Y LA OFENSIVA DESREGULADORA Y P ESTRATÉGICOS, EN LA OPOSICIÓN A
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NTELECTUAL Y POLÍTICO QUE MANOLO GLOBALIZADOR EN SU LUCHA ES IMPERIALISTAS Y POR SEGUIR ICISTA, EN LA DENUNCIA DE LA OMC PRIVATIZADORA DE LOS RECURSOS A LAS POLÍTICAS DEL FMI
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Entrevista CARMEN LEPAGE/DIEGO SEQUERA
ENTREVISTA A MILAGRO SALA P. 22
A Milagro la conocimos de pura casualidad ya al final de un largo viaje en 2010, aunque lleváramos rato tratando de dar con ella. Esa mañana paramos en la vía de regreso de Humahuaca y ya en Jujuy vimos las banderas de la Tupac y el gentío. Pensé que acababan de abrir la vía y que tal vez estaban reclamando algo al gobierno local. Entonces nos bajamos y prendimos la cámara para averiguar, si, efectivamente estaban allí para apoyar a unos compañeros que estaban con un sueldo miserable desde hacía ya como diez años y de paso trabajando en negro, como le dicen los argentinos al trabajo tercerizado. Decían que Milagro venía en cualquier momento pero la cosa se extendió y decidimos irnos, en eso, la congregación se volvió ejército formado al son de una voz de estruendo que guiaba. Pasó justo delante de nosotros la flaca y de ahí pa lante a correr tras ella, porque camina rápido como alma que lleva el diablo. Para cuando Milagro estaba al frente con su gente organizada, dando las directrices, ya sabía quienes éramos y lo que estábamos haciendo allí esa mañana. Dejó que la cámara la acompañara entre su gente, que corriera junto a ella en esa especie de pasillos humanos blindados, que la dejan recorrer de adelante pa trás y de atrás pa lante entre la multitud que la acompaña decididamente, así puede dejar claro y a viva voz lo que hay que hacer. Para ese momento ya todos los venezolanos estábamos metidos hasta el cuello en el grito y en el canto de la Tupac Amaru, sellábamos así la hermandad con una gente que ha sido capaz de levantar su voz y los muros de sus barrios con disciplina e incuestionable compromiso con el que declara su causa, vivir mejor, tener salud, educación y trabajo. Quien lo dude, que vaya y vea. Milagro se comprometió a darnos la entrevista si nos íbamos en ese momento y no grabábamos la marcha hasta la llegada a
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la gobernación, nos pidió la palabra que le dimos y para la noche ya sonaba el teléfono con hora de encuentro, hora que se rodó varias veces hasta terminar en la sala de su casa cebando mate. La conversa se extendió, cerramos en la madrugada y aquí va, para que lean lo que Milagro, la cacica querida y defendida por los Tupac, tiene que decir con sus propias palabras. VAMOS A CONVERSAR SOBRE LOS ORÍGENES DE LA ORGANIZACIÓN. MS: Nosotros somos producto de la década de los noventa donde miles de argentinos jujeños quedamos sin trabajo. En la de los noventa comenzaron a privatizar muchísimas empresas, empresas que eran estatales, y a su vez las reparticiones públicas comenzaron a despedir compañeros a la calle, donde el argumento del FMI(Fondo Monetario Internacional) decía de que Argentina para poder estar bien tenía que comenzar a despedir trabajadores, cerrar fábricas, cerrar empresas, y donde lamentablemente se decía que ibas tan mejor, que íbamos a pasar a ser un país del primer mundo. Para nosotros era muy duro porque compañeros que tenían de todo comenzaron a no tener nada, sí, porque dejaron de mandar los hijos a la escuela y no conseguían ni una changuita ni siquiera para construir nada, los compañeros se sentían desolados. Nosotros que en Jujuy teníamos una particularidad muy grande, que en menos de diez años se habían volteado a cinco gobernadores. El primero era un corrupto, un tipo que se robaba todo, cuando logramos voltear al primero, el segundo en el que teníamos mucha esperanza y era más corrupto que el primero, el tercero igual y así sucesivamente. Cuando llegamos al quinto gobernador nos comenzamos a mirar todos las caras y nos decíamos nosotros mismos que nos
PARA ESE MOMENTO YA TODOS LOS VENEZOLANOS ESTÁBAMOS METIDOS HASTA EL CUELLO EN EL GRITO Y EN EL CANTO DE LA TUPAC AMARU, SELLÁBAMOS ASÍ LA HERMANDAD CON UNA GENTE QUE HA SIDO CAPAZ DE LEVANTAR SU VOZ Y LOS MUROS DE SUS BARRIOS CON DISCIPLINA E INCUESTIONABLE COMPROMISO CON EL QUE DECLARA SU CAUSA P. 23
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teníamos que comenzar a hacer cargo de nuestros propios problemas porque el que gobernaba no se hacía cargo de nosotros, te podían prometer pero una cosa es la promesa y la otra es que se cumpla…. El desastre no pasaba solo únicamente por las fuentes de trabajo sino que también pasaba por que en los pueblos más chicos los niños de algunos de los compañeros nuestros, empezaban a morir por desnutrición. Y cada vez nos pegaba más fuerte a nosotros, porque no era normal que un niño se muriera en los brazos, para los políticos sí, bueno…qué vamos a hacer, pero para nosotros no nos conformábamos. Porque el que se moría era el hijo de un amigo nuestro, el hijo de un vecino nuestro, hijo de un pariente nuestro y por eso llegamos a entender que nosotros teníamos que hacernos cargo de nuestros propios problemas. Por supuesto que nuestra intención nunca fue competir con el Estado, no nos interesaba competir con el Estado, lo que nos interesaba era estar un poco mejor, que el que no tenía una taza de mate cocido a la mañana pueda llegar a tener y que el padre no le dé agua caliente al hijo. Lo que nos interesaba era levantar el autoestima de muchos compañeros y nos comenzamos a mirar entre todos y nos comenzamos a organizar. Para nosotros nuestra arma revolucionaria fue «Un horno de barro en cada copa de leche», pero nosotros comenzamos con algo chico, comenzamos a llenar los estómagos de los compañeros, juntémonos en familia y tratemos de llenar el estómago de todos, y llenar el estómago de todos significaba ver qué hacemos. Y ver qué hacemos era buscar nuestros propios recursos y no depender de ningún sector político porque estábamos muy renegados, era la época donde decíamos que se vayan todos, no queríamos saber nada con nadie porque estábamos muy defraudados, todos estábamos heridos. Por ahí los compañeros de los pueblos originarios tampoco podían demostrarse como Pueblos Originarios porque te miraban mal. Y comenzamos a armar en varios lugares las copas de leche y por supuesto que muchos compañeros no tenían gas, no tenían cocina y armamos los hornos de barro. Por ahí se hacía empanadas, pizza, bollo y, a su vez, comenzamos a hacer las huertas comunitarias también, donde no había como llevar el agua partíamos botellas y enchufábamos y hacíamos mangueras para pa sacar del canal. Y nos comenzamos a dar maña como podíamos y a trabajar, trabajar y creíamos que la solución estaba por una copa de leche, pero el problema era mucho, fue mucho más grande porque íbamos por una copa de leche y veíamos como ayudábamos a los compañeros y ellos nos ayudaban a nosotros. Todos nos ayudábamos. Y veíamos que venía Doña Marta y decía: hoy no lo llevé a mi hijo Martín a la escuela porque no tiene zapatillas y venía Doña Luisa y te decía: fui al hospital a llevar a mi hijo y no había medicamentos, o venía Don Pedro y te decí: me dejaron sin trabajo. Comenzamos a hablar con varios amigos, si alguien conocía a un médico, si conocía a una enfermera y comenzamos a agrupar. Y eso nos ayudo a hacer la prevención, al que le dolía la muelita, al que tenía por ahí desnutrición infantil. Y nosotros lo llevábamos al hospital y al que no podía ir a la escuela íbamos y hablábamos con la directora por qué había quedado sin ir a la escuela. Y a los que iban mal en la
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escuela por qué iban mal en la escuela y comenzamos a darles clase de apoyo a los chicos y también a darle a los grandes y nos dimos cuenta de que muchos compañeros nuestros de los pueblos más chicos no habían hecho ni la primaria. O sea que la copa de leche a nosotros nos sirvió para despertarnos mucho más de lo que nosotros creíamos, porque en el momento éramos estatal, dejamos de ser estatal, nos miramos la cara y comenzamos a ver que se creía que por ser estatal se vivía muy bien pero veíamos donde vivía cada compañero y nos empezamos a agarrar la cabeza. Es decir, que algo teníamos que hacer nosotros para que nosotros comenzáramos a estar bien. Después armamos los centros comunitarios. Las mamás arreglaban las ropas, habían donaciones que nos daban y nosotros y nosotros a los compañeros para que no haya motivo que los chicos dejen de estudiar, les conseguíamos medicamentos, y para nosotros ese tiempo fue muy duro, fue muy duro, pero
«DONDE NO HABÍA COMO LLEVAR EL AGUA PARTÍAMOS BOTELLAS Y ENCHUFÁBAMOS Y HACÍAMOS MANGUERAS PARA PA SACAR DEL CANAL. Y NOS COMENZAMOS A DAR MAÑA COMO PODÍAMOS Y A TRABAJAR, TRABAJAR Y CREÍAMOS QUE LA SOLUCIÓN ESTABA POR UNA COPA DE LECHE, PERO EL PROBLEMA ERA MUCHO, FUE MUCHO MÁS GRANDE PORQUE ÍBAMOS POR UNA COPA DE LECHE Y VEÍAMOS COMO AYUDÁBAMOS A LOS COMPAÑEROS Y ELLOS NOS AYUDABAN A NOSOTROS. TODOS NOS AYUDÁBAMOS»
muy duro, y donde el trabajábamos sin descansar y no nos interesaba nada, a veces sorprendía a los compañeros del mismo barrio porque pensaban que hacíamos las cosas porque queríamos sacar algún crédito político. CON DIEZ AÑOS CUMPLIDOS LLEGAN NUEVAS CONDICIONES DE TRABAJO Este año la Tupac cumpliría años, y de los diez años que la Tupac tiene no nos hemos candidateado ninguno a nada. A medida que pasaba el tiempo nos exigíamos más. Comenzamos a salir pa la calle a pararnos, a meterle pa delante. Después llegó Menem que pensamos que nos va a sacar del pozo porque él es provinciano y lamentablemente Menem fue el tipo que nos llevó a la destrucción a los argentinos, y ¿qué más?. Menem fue el mejor alumno del FMI, ¿no? Y en el 2003 llegaron los Kirchner, y nosotros no los fuimos a ver a ellos, ellos nos vinieron a ver a
nosotros. Y nosotros juramos me acuerdo que hacíamos asambleas con los compañeros y nos habíamos jurado y recontrajurado que a nuestra organización no iba a entrar ningún político y era sorprendente como los Kirchner llegaron a nosotros, nos quedamos admirados porque ellos nos decían de que ellos querían era aprender los trabajos nuestros. Y que nunca les pedimos cajas de leche a ningún político. Nos preguntaban ¿qué es lo que necesitan? Y nosotros les decíamos: nosotros lo que necesitamos es vivir bien. Se han reído porque nos preguntaban pero ¿ustedes no quieren algo? Y nosotros les decíamos: lo que queremos es que ustedes nos refuercen a lo que hemos venido. Ahí fue cuando lograron la manguera, las bombas para el Perapetí, y después llego la época de la construcción de viviendas. Sacaron el famoso Plan Habitacional y nosotros pedimos que nos dejaran participar y nos decían que no teníamos experiencia, ustedes no conocen nada de construcción, no tienen cooperativa. Y nosotros
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en la desesperación de poder construir nuestras propias casas, decimos que sí tenemos cooperativa, tenemos experiencia en la construcción, tenemos tierra, y ¿cuántas cooperativas tienen ustedes? Tenemos cincuenta, tenemos diez mil compañeros nuestros que necesitan trabajar, y nos dijeron: mirá, ustedes no van a poder construir, te vamos a dar doscientas viviendas para que construyan en seis meses, si no las hacen en seis meses no vengan a joder más. Y nosotros le decíamos a los funcionarios: ¿Y si las construimos en menos tiempo? Mirá, te doy lo doble, sobrándonos, era un gordo que tenía una panza y una corbata y traje y decía : Mirá negrita, sobrándome. En dos días armamos las cincuenta cooperativas nosotros y conseguimos que la legislatura nos dé las tierras, porque sacaron una ley donde compraban tierras o expropiaban para la construcción de viviendas. Y comenzamos a preguntar a los compañeros: ¿y vos qué sabés hacer? ¿y vos? Y así, todos los compañeros que tenían una cierta experiencia en la construcción los pusimos a que nos ayuden a nosotros a enseñar. En ese tiempo cuatro localidades a cerca de mil quinientos compañeros, y comenzamos a construir. Y logramos construir en cuatro meses doscientas viviendas y de ahí nos fuimos a Buenos Aires y les dijimos: Vengan a inaugurar. No lo podían creer. Y nos dieron cuatrocientas viviendas para seguir construyendo. Después nos dan un centro de salud para que construyamos en tres meses y nosotros en cuarenta y cinco días lo hicimos. Y el gobierno de la Nación nos
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preguntaba ¿y por qué construyen tan rápido? Y decíamos: porque estamos apresurados porque vamos a los hospitales y no hay medicamentos y vamos para que hayan médicos y no hay médicos. Hoy en nuestro barrio somos los primeros que atendemos en salud gratuita, la misma gente de los hospitales que están cerca, a veinte cuadras del barrio nuestro, son los que mandan a los pacientes para hacerse los exámenes clínicos, los arreglos de los dientes, para que le demos los medicamentos gratuitos. Después del tiempo, que ya habíamos empezado a construir las casas, teníamos tantas tierras ¿cómo hacemos? Hay que hacer una plaza. Porque normalmente los barrios son cerrados y no tienen plaza. Y bueno, se me ocurrió hacer las primeras piletas de natación y la clase media alta nos comenzó a criticar a nosotros: ¿cómo, una pileta de natación? Están lejos, no la van a poder mantener. Y nosotros dejamos que hablen y comenzamos a construir nuestra primera pileta en Alto Comedero. Veíamos pasar muchos niños, donde nunca se había soñado poder tener una pileta. Y de ahí comenzamos a construir en los lugares más necesitados polideportivo. Acá en la provincia donde hoy tenemos dieciocho piletas de natación, gratuito, donde hay médicos, a los chicos se los revisa, donde les podemos hacer los documentos. Nosotros no usamos la pileta solo para que los chicos la pasen bien sino para que los chicos estén bien con la madre, que la madre vaya con el mate cebado al barrio, que esté con ella. La idea es que si se trabaja todo el día fuera haya un momento para estar con la familia, volver a unificar la familia. La idea es estar mejor, tratar de igualar lo que antes era muy clase baja a clase media alta o alta. Que la grilla no siga bajando, que comience a levantar. Creo que en Argentina hay mucha plata, no creo. Hay mucha plata. Y que así como nosotros tenemos obligaciones ante el Estado él nos tiene que comenzar a brindar y nosotros ayudar al Estado. Nosotros no queremos competir con el Estado, no nos interesa. Para nosotros el tema de la Educación es muy importante. Nosotros los negros, los que venimos de muy abajo podemos discutirle no sólo a la oligarquía sino a los diputados, concejales, funcionarios, a los economistas cuál es el país que queremos para todos. Y en esto preparamos a los compañeros, nosotros soñamos que muchos compañeros puedan entrar a la legislatura, que muchos sean economistas, la idea es que ya no nos metan más los dedos en los ojos, como antes. Para que nadie venga a vendernos espejitos de colores y que nosotros tengamos que decir: claro está bien, tienen razón. Ese señor que viene con un traje y nos dice que nosotros tenemos que agachar la cabeza, que no tenemos que faltarle el respeto al señor, pero ese señor que habla bonito es el señor que más nos engaña a nosotros . Y los compañeros aprendieron de que si nosotros no
nos preparamos nos van a seguir metiendo el perro, nos iban a seguir engañando, como nos engañó Menem. Menem le decía a los argentinos que había que sacrificarse, decía que había que privatizar algunas empresas porque íbamos, ya habíamos entrado en el primer mundo. ¿Qué primer mundo? En el primer mundo donde habían niños desnutridos, en el primer mundo donde los chicos habían dejado de estudiar, en el primer mundo donde habían muchos desocupados, ¿qué primer mundo? Ese primer mundo nosotros no lo queremos. Hoy hay miles de compañeros que ya terminaron la primaria, han terminado la secundaria y hoy están haciendo la terciaria. ¿CON RELACIÓN A USTEDES CUÁL HA SIDO EL PAPEL DE LOS GRANDES CONSORCIOS MEDIÁTICOS? Hay un monopolio que existe en la Argentina. Jujuy tiene otro monopolio, el mismo pero más chico, donde ellos a las organizaciones sociales entran a transmitir que somos lo peor de lo peor, que somos muy violentos, que usamos armas, que vendemos droga, que somos lo peor, que no queremos el diálogo, que no queremos que Jujuy viva bien, que esto es un caos. Y si vos te ponés a ver aquí en la provincia de Jujuy hay un medio donde hay un senador famoso Guillermo Jenefes, donde vos ves la televisión, ves el canal de él y es todo malo. Mientras a noso-
tros nos entretienen con esa cosa cuadrada o rectangular estos tipos hacen miles de negocios, viven enriqueciéndose, tienen muchos negocios y familiares en varias posiciones. Estos son los dueños de los medios. Y lo que es en chico es también a nivel nacional. A nosotros nos dicen que somos lo peor porque están justificando. Y los políticos hacen lo mismo porque no tienen como justificar que no hicieron nada. Acá están los radicales, el sector del peronismo y nos viven diciendo de todo y nosotros decimos que discutamos políticamente con ellos, discutamos mano a mano a ver de diez años que pongan en la mesa qué hicieron por los jujeños. Y nosotros las organizaciones sociales ponemos en la mesa qué hicimos nosotros que no somos gobierno y sin ser políticos. Porque político para algunos sectores es una mala palabra, porque son los tipos nuevos ricos de Jujuy. Tienen miles de negocios pero van a Buenos Aires y dicen que no hay plata pero para hacer sus negocios sí hay plata. Dicen que nosotros derrochamos pero hemos dado las cuentas peso por peso por denuncia de ellos mismos. Ahora, a nosotros nos revisan pero a ellos no les controlan nada. Y esos son los tipos que salen en los medios bancados por los mismos medios. Bueno, pero ahora con la ley de radiodifusión esteremos un poco mejor, queremos equiparar. En veinte días salimos con nuestro propio canal de aire, ya hemos salido con la radio ■
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PARA NOSOTROS EL TEMA DE LA EDUCACIÓN ES MUY IMPORTANTE. NOSOTROS LOS NEGROS, LOS QUE VENIMOS DE MUY ABAJO PODEMOS DISCUTIRLE NO SÓLO A LA OLIGARQUÍA SINO A LOS DIPUTADOS, CONCEJALES, FUNCIONARIOS, A LOS ECONOMISTAS CUÁL ES EL PAÍS QUE QUEREMOS PARA TODOS. Y EN ESTO PREPARAMOS A LOS COMPAÑEROS, NOSOTROS SOÑAMOS QUE MUCHOS COMPAÑEROS PUEDAN ENTRAR A LA LEGISLATURA, QUE MUCHOS SEAN ECONOMISTAS, LA IDEA ES QUE YA NO NOS METAN MÁS LOS DEDOS EN LOS OJOS
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LA IDEA ES QUE SI SE TRABAJA TODO PARA ESTAR CON LA FAMILIA, VOLVE ES ESTAR MEJOR, TRATAR DE IGUAL BAJA A CLASE MEDIA ALTA O ALTA. Q QUE COMIENCE A LEVANTAR. CREO Q PLATA,, NO CREO. HAY MUCHA PLATA TENEMOS OBLIGACIONES ANTE EL E A BRINDAR Y NOSOTROS AYUDAR AL COMPETIR CON EL ESTADO, NO NOS I
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O EL DÍA FUERA HAYA UN MOMENTO ER A UNIFICAR LA FAMILIA. LA IDEA LAR LO QUE ANTES ERA MUY CLASE QUE LA GRILLA NO SIGA BAJANDO, QUE EN ARGENTINA HAY MUCHA A. Y QUE ASÍ COMO NOSOTROS ESTADO ÉL NOS TIENE QUE COMENZAR L ESTADO. NOSOTROS NO QUEREMOS INTERESA
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Texto REINALDO ITURRIZA Ilustración: ALFREDO RAJOY
COMUNA: GOBERNAR, CONSTRUIR, DESTRUIR 1. Dejémonos de tonterías, no perda-
mos más tiempo intentando esculpir en bronce la obra de nuestros iconoclastas: cuando Marx, el viejo camarada convertido primero en santo y luego en santurrón por la izquierda de librito, escribió sobre la Comuna de París, no lo hizo prefigurando la sociedad que habrá de llegar alguna vez, «inevitablemente», cuando el monstruoso capitalismo sea por fin derrotado. Marx tuvo siempre en mente el asunto urgente y siempre actual del gobierno, del acto de gobernar.
2. Porque es gobernando como se construye la nueva sociedad.
3. Marx estuvo bastante lejos de ser un espectador pasivo que luego hace balance. Lo que hoy conocemos como «La guerra civil en Francia» fue redactado originalmente como un «Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores». Marx era el Secretario por Alemania y Holanda de este Consejo. Inició la redacción del documento el 18 de abril de 1871, exactamente a un mes de proclamada la Comuna. En la dirección de la Comuna tuvieron participación activa varios integrantes de la Asociación. Incluso, hoy se sabe que Marx envió a un emisario a París.
4. Gobernar es atreverse: «Cuando la
Comuna de París tomó en sus propias manos la dirección de la revolución» fue la «primera vez en la historia» que «simples obreros se atrevieron a violar el
privilegio gubernamental de sus ‘superiores naturales’».
5.
El secreto revelado, el descubrimiento: «He aquí su verdadero secreto: la Comuna era en esencia el gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política, descubierta, al fin, bajo la cual podía llevarse a cabo la emancipación económica del trabajo».
6. La más importante medida de todas:
«La gran medida social de la Comuna fue su propia existencia, su labor. Sus medidas concretas no podían menos de expresar la línea de conducta de un gobierno del pueblo por el pueblo». En ello radica su infinita novedad.
7. Gobernar no es tomar posesión: «Pero
la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines. El Estado, «esa máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo», se materializa en «el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura».
8. Gobernar es ejercer el poder contra
los viejos poderes: «… el primer decreto de la Comuna fue para suprimir el ejército permanente y sustituirlo por el pueblo armado. La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran res-
ponsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de continuar siendo un instrumento del Gobierno central, la policía fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos, y convertida en instrumento de la Comuna, responsable ante ella y revocable en todo momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los servidores públicos debían devengar salarios de obreros. Los intereses creados y los gastos de representación de los altos dignatarios del Estado desaparecieron con los altos dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron de ser propiedad privada de los testaferros del Gobierno central. En manos de la Comuna se pusieron no solamente la administración municipal, sino toda la iniciativa ejercida hasta entonces por el Estado. Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, que eran los elementos de la fuerza física del antiguo Gobierno, la Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión, el ‘poder de los curas’, decretando la separación de la Iglesia y el Estado y la expropiación de todas las iglesias como corporaciones poseedoras… Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente
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al pueblo y al mismo tiempo emancipadas de toda intromisión de la Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance de todos, sino que la propia ciencia se redimía de las trabas a que la tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder del Gobierno. Los funcionarios judiciales debían perder aquella fingida independencia que sólo había servido para disfrazar su abyecta sumisión a los sucesivos gobiernos, ante los cuales iban prestando y violando, sucesivamente, el juramento de fidelidad. Igual que los demás funcionarios públicos, los magistrados y los jueces habían de ser funcionarios electivos, responsables y revocables».
9. Volver sobre el punto anterior. Léase,
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créase, disfrútese. Fue y sigue siendo posible. Sólo habrá que hacer los necesarios ajustes que imponen el tiempo y en general las circunstancias. En esto último está la clave.
10. Porque es gobernando como se destruye la vieja sociedad, el viejo Estado.
11. Digresión que no lo es tanto: «La
incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyes no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A los que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué ele-
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mentos está hecho su país…». José Martí en Nuestra América.
12. Sobre ajustes, tiempo y circunstancias: no aportan nada quienes desean construir la Comuna de París en Caracas, en 2011 cual si fuera 1871, y condenan todo lo presente en nombre del pasado. Pero tampoco suman quienes pretenden no sacar ninguna enseñanza de ella. Si es risible renunciar a librar la pelea dentro del Estado (siempre habrá quien pretenda que sean otros los que libren la pelea), creer que la revolución se hará desde el Estado es motivo de carcajada.
13. Desconfiar de todo aquel que va
diciendo que basta con «tomar posesión de la máquina del Estado», y construir una, dos, cien Comunas, cincuenta mil consejos comunales.
14. La destrucción del viejo Estado se
juega en el acto de crear las condiciones para que el autogobierno popular sea posible. En eso consiste el acto de gobernar. Tal debe ser el horizonte estratégico de la revolución bolivariana.
15.
Decía Martí que «hay que atender para gobernar bien». Por ejemplo, saber leer el diagnóstico que ofrece el documento conclusivo del más reciente encuentro organizado por la Red Nacional de Comuneros y Comuneras:
La «tensión» entre las instituciones del Estado y las Comunas obedece «a la incompatibilidad de las dinámicas y racionalidades; para las instituciones cumplir con su trabajo significa gastar su presupuesto… y cumplir con sus metas del POA. Para las Comunas, por el contrario, lo más importante es el proceso y la construcción real…». Gestionalización de la política. Hay revolucionarios y revolucionarias «dirigiendo instituciones», pero «el funcionariato es fundamentalmente contrarrevolucionario». «Es inconsistente establecer como objetivo impulsar el poder popular creando instancias como las Salas de Batalla, que no obedecen a la dinámica genuina de las comunidades y que intentan controlar el proceso de emancipación». «Ningún Estado se autodestruirá, es por definición conservador, preserva el status quo, quo por lo tanto este Estado burgués no puede parir el nuevo, ni facilitará el proceso, fue creado para oprimir a una clase y reproducir la lógica del capital». «Las revoluciones las hacen los pueblos, así que la pelota está de nuestro lado, construyamos más fuerza y dediquemos más tiempo en el qué hacer que en las lamentaciones, sin que desechemos las críticas pertinentes, responsables y con mucho respeto. Tenemos todos los elementos para vencer, el objetivo estratégico definido, el socialismo; uno de los mejores líderes del mundo, el cámara presidente Chávez; y nosotros como pueblo, que quiere ser independiente y socialista».
16. Dejémonos de tonterías, no perda-
mos más tiempo intentando esculpir en bronce la obra de nuestro principal iconoclasta: el pueblo organizado. ■
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LAS REVOLUCIONES LAS HACEN L PELOTA ESTÁ DE NUESTRO LADO, FUERZA Y DEDIQUEMOS MÁS TIEM EN LAS LAMENTACIONES, SIN QUE PERTINENTES, RESPONSABLES Y TODOS LOS ELEMENTOS PARA VEN DEFINIDO, EL SOCIALISMO;; UNO D MUNDO, EL CÁMARA PRESIDENTE PUEBLO, QUE QUIERE SER INDEPE
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LOS PUEBLOS, ASÍ QUE LA , CONSTRUYAMOS MÁS MPO EN EL QUÉ HACER QUE E DESECHEMOS LAS CRÍTICAS Y CON MUCHO RESPETO. TENEMOS NCER, EL OBJETIVO ESTRATÉGICO DE LOS MEJORES LÍDERES DEL E CHÁVEZ; Y NOSOTROS COMO ENDIENTE Y SOCIALISTA
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Texto CARLOS RIVERO Ilustraciones ALFREDO RAJOY
LA CASA DE LA COMUNA: UNA CONCEPCIÓN ABORIGEN
Para iniciar la reflexión sobre el problema planteado es necesario resaltar la necesidad de desaprender para poder «enraizar» el concepto aislándolo de cualquier mezcla o hibridación epistemológica. Si queremos volver a lo propio, a lo aborigen e identitario, debemos buscar la espiritualidad de «la comuna»
La palabra comunidad ha tenido determinadas connotaciones románticas, nostálgicas, despectivas y reaccionarias. Según Nisbet, el individuo puede encontrar la mayor parte de actividades y experiencias. El grupo está unido entre sí por un sentido compartido de la posesión así como por un sentimiento de identidad.1 Dentro de ella, las relaciones se caracterizan por un elevado grado de intimidad personal, profundidad emocional, compromiso moral, cohesión social y continuidad en el tiempo. En su sentido legislativo se pueden encontrar diferentes orígenes y cualidades debido a su adaptación del término en diferentes épocas y lugares. Un estudio sobre este término arrastra al investigador a múltiples comparaciones dando origen a diversas consideraciones epistemológicas. Por eso, en cuanto a organización social comunitaria se trate, el concepto llega a convertirse en un punto de partida para una nueva metodología. Aunque sin referir su origen si es europeo medieval o no, «la comuna» se encuentra referida en las leyes bolivarianas venezolanas con una menor fun-
cionalidad municipal o instancia de administración, gestión o control local. El problema que nos interesa resolver es ¿Cuál será el tipo de comuna que pensamos, queremos, soñamos, para refundar una «república» y recuperar para el bien común el territorio y la soberanía sin dejar la valoración de lo original y lo autóctono? Para iniciar la reflexión sobre el problema planteado es necesario resaltar la necesidad de desaprender para poder «enraizar» el concepto aislándolo de cualquier mezcla o hibridación epistemológica. Si queremos volver a lo propio, a lo aborigen e identitario, debemos buscar la espiritualidad de «la comuna» en el interior del las doctrinas cosmogónicas aborígenes. No podemos fundar una comuna que va a ser nuestra propia expresión sin buscar el fondo de nuestra historia…»necesariamente un pueblo tiene que sobrevivir y sobrevivirá cuando llegue a alcanzar su propia expresión, porque de lo contrario vive en un permanente colonialismo cultural» 2 De aquí la necesidad de romper con el colonialismo cultural mediante el des-
1 Robert Nisbet. La tradición sociológica. pp. 47–5–8.
2 Subero, E. 1970: Op.cit. 97.
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uso de teorías importadas para dar pie a la creación de un vacío mediante el cual se potencian la creación de los diversos medios para la búsqueda y uso de valores ancestrales, la extensión del sentido de la propiedad territorial, abandonando a su vez, la legitimación de las concepciones de los opresores del pasado y del mundo actual y las diferentes alternativas dentro del mismo paradigma occidental. Todo ello significa emparentarnos con nuestra antigua concepción comunal de nuestra gente ancestral de una sola casa: Abya Yala, el territorio madre, hoy América, la Casa de las Comunas antes de la llegada del hombre blanco. Todas las culturas y sus mínimas premisas con sus fundamentos cosmogónicos se asientan desde el pasado en esta Casa con el objetivo de mejorar, purificar, organizar, orientar a sus comunidades en todos los aspectos y proporcionarle la seguridad y la tranquilidad física y espiritual. Como doctrina, La Casa de las Comunas, tuvo como misión fundamental, encauzar a los hijos de la tierra por la senda de la recta vía y del orden comunal desde la enseñanzas y prácticas de las virtudes por los jefes de las comunidades donde la justicia, la sabiduría, la ciencia y el arte, eran y siguen siendo, los senderos espirituales para desarrollar una fuerza de resistencia que impidiera la corrupción, el crimen, la división, la pereza y la práctica de la mentira, males que sembraban desesperanza a sus comunidades extendidas desde el territorio norteamericano hasta la Patagonia. Abya Yala era un centro de enseñanzas
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de leyes morales con una ideología genérica constructora de una sublime identificación del cosmos y de su microcosmos conforme a la misión de establecer un reino del bien mediante una religiosidad, contentiva de una carga axiológica superior al cristianismo por sus profundas «revelaciones celestiales» bajo la concepción de la unicidad (Espíritu Universal, Creador del universo, creador de la comuna) con legislaciones fundamentales para organizar la vida del hombre en toda su amplitud. En el Tahuantinsuyo su señor creador, Viracocha y la madre tierra, Pachamama. En otra dimensión, al hombre consigo mismo y con su familia. Una tercera dimensión, la relación con su comunidad, con su cultura, el arte, la ciencia y la política. Todo está hilvanado e integrado hacia la relación cosmos y microcosmos. Así lo establece el indio Piel Roja, Sealth, N. quien dijo en su carta al presidente de los Estados Unidos en 1854: ¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran extterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; Porque lo que le sucede a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado. Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra esta enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurriría a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos. Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra.
«¿QUÉ SERÍA DEL HOMBRE SIN LOS ANIMALES? SI TODOS FUERAN EXTERMINADOS, EL HOMBRE TAMBIÉN MORIRÍA DE UNA GRAN SOLEDAD ESPIRITUAL; PORQUE LO QUE LE SUCEDE A LOS ANIMALES TAMBIÉN LE SUCEDERÁ AL HOMBRE. TODO VA ENLAZADO.»
Esto sabemos. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; el es solo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizás el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que Él les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es así. Él es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco.3 En esta concepción, la vida material es interpretada bajo la unidad: hombre – espíritu universal, bajo tres premisas: 1) La Verdad: el maíz como esencia natural que une la comunidad y el creador es quien permite que la madre tierra nos brinde su leche. El hombre es un mediador. 2) La sabiduría: la necesidad de transmitir de generación en generación las manifestaciones de la madre naturaleza.4 3) La justicia: enseñanza del respeto para armonizar los actos humanos hacia el prójimo, hacia los animales y la madre tierra. Jamás una comunidad o comuna podría subsistir sin relacionar estos aspectos con 3 Carta del jefe piel roja Noah Sealth, al presidente Franklin Pierce con motivo de crear una reserva india y acabar con los enfrentamientos entre indios y blancos. 1854. 4 Algo similar hicieron las culturas egipcias, mesopotámicas, judías y árabes islámicas.
el principio del equilibrio. Convivir de una manera integral sin transgresiones fue la enseñanza en La Casa de la Comuna (culturas maya, inca, la Siux, Pieles Rojas, indígenas del Cauca). Ningún hombre puede oprimir a otro hombre porque se rompe el equilibro entre el bien y el mal que regula el Cielo y el hombre y sus cuatro elementos: tierra, agua, fuego, aire; fuerzas inalcanzables que producen abundancia y deben ser respetadas por el hombre. «Toda la tierra se estremece cuando la luz baña a sus criaturas».5 De allí que la concepción de la territorialidad está inmersa en el mundo sensible y suprasensible en perfecta participación armónica y analógicas relaciones de sus contenidos. Su ruptura afectaría la vida planetaria y los territorios del resto de la especie humana quedarían a merced de sus diferencias. Endurecimiento del corazón diría Manco Capac.6 El universo, entonces, es infinita expresión del espíritu universal y la tierra es la expresión finita del beneficio, cuya provisión se pierde cuando se afecta el principio de la igualdad. Para las comunidades de Abya Yala el creador tendría que plantar otra tierra si el hombre la destruyese. Cualquiera puede plantar maíz pero nadie puede crear la semilla. Incluso para sembrarla se requiere las prácticas espirituales de las plegarias con una profunda reflexión sobre el aprovechamiento de las cosechas por la comunidad. 5 Nayrem. Op.cit. p. 69. 6 Manco Capac referido por Nayrem, Welch, D. El Ocaso de los Incas, p. 68.
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Esta relación de la comunidad y su sobrevivencia forma parte de un sistema de principios para el rechazo rotundo a todo sujeto opresor por tener un pensamiento hacia una firme determinación y coraje en la defensa de su verdad espiritual. ¿Cómo podía aceptar un aborigen del territorio madre a una cultura que buscaba la paz y que le prometía la salvación en Cristo si ellos mismos habían crucificado a su Dios, esencia de su propia naturaleza?7 A pesar de ello, persiste aún en Abya Yala la esclavitud en materia y en espíritu, lo que hace impostergable el reencuentro con la concepción de la Casa de la Comuna para evitar la repetición de la desgracia de ser esclavizados. Quelzacoath y Pachacutec (vía al equilibrio) repitieron este principio: «Hermanos bajo el sol por la voluntad del espíritu universal, que el amor hacia el Creador y hacia la madre tierra haga que vuestro amor por nosotros nunca cese porque viviríamos en una desgracia pública». Parte de la concepción de la Casa de la Comuna en Territorio Madre, se establece a continuación: Misericordia del Espíritu Universal, Todopoderoso quien tiene derechos sobre ti, tu nacimiento y muerte, tus nervios, tus derechos, tus oraciones, tu ayuno, tu caridad, tu ofrenda, cada miembro y cada uno de tus átomos, derechos sobre ti y sobre tus líderes y tu pueblo. Derechos del Espíritu Universal sobre la madre tierra quien te administra a ti, a tus maestros espirituales, líderes políticos, familiares y comunidad.
7 Un maestro y su discípulo chino, miembros de una secta secreta china antioccidental, llamada El Loto Blanco, visitan un templo cristiano. El discípulo le pregunta al maestro: «¿Por qué los occidentales matan a sus dioses?» El maestro le dice: «Es algo que llevan en la psique, les enseñan desde niño y luego lo interpretan cuando envejecen pero al final solo son mitos».
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Derechos sobre ti y los tuyos: los sabios quienes dirigen tus conocimientos, quien te enseña la adoración hacia lo absoluto que mueve todo y el Sol. Derechos sobre ti: el de la ciencia y de la unidad con tu mujer. Derechos sobre ti: el de tu madre, el de tu padre, el de tu hijo. Derechos sobre ti: el de tu pueblo cuando pierde su libertad y sus bienes materiales. No tiene derechos sobre ti: el invasor que te esclaviza, que borra tus enseñanzas ancestrales, quien destruye la alegría de tu familia y de tu comunidad, quien te miente con palabras o con hechos, quien bajo tu protección te engaña. No tienen derechos sobre ti: aquellos que violan medidas colectivas establecidas, que te impulsan a la corrupción, a las ambiciones de poder para sembrar el mal y a la violación de derechos contrarios a tu espiritualidad. ¡Bienaventurado sea aquel pueblo que obedece al Espíritu Universal y cumple con sus derechos impuestos. Bienaventurada sea la Casa del Aborigen que se desespera persiguiendo el bien y su quehacer! Esta concepción o «epístola» comprensible para la vida en comuna debe ser internalizada en nuestros corazones para vivir en armonía y obrar con justicia. Dar al bueno galardón del bien y dar al malo galardón del mal. La equidad y la justicia es inseparable. La primera incluye pero no es rigurosa. La justicia recompensa y castiga para una convivencia social armoniosa. La equidad y la justicia bajo la concepción de La Casa de la Comuna, alcanzan al hombre con sus manos o con su mirada, constituyendo así un reservorio moral a fin de contribuir a la recuperación de nuestro continente. Sabiduría, humildad y sentido igualitario llenaría el gran vacío espiritual del hombre americano actual, donde las consecuencias negativas del mestizaje, la transculturación, el desarraigo, despoblamiento de los abo-
rígenes y los avances tecnológicos de la cultural industrial mediática continúan intentando borrar los estereotipos cosmogónicos originarios. Este arsenal valorativo que defiende la territorialidad y la soberanía regularía la arrogancia y la ambición que persiste en el planeta y que son propios de las culturas occidentales irresponsables ante la vida planetaria. ■ Bibliografía PUPO, Rigoberto. Identidad nacional, cultura y pensamiento político revolucionario. Boletín Problemas Filosóficos # 1. Holguín, 1991. NAYREM, Welch, D. El Ocaso de los Incas. Caracas, Editorial Greco, 1994. NISBET, R. La tradición sociológica. Nueva York, Basi Booka, 1966. pp. 47–5–8. DIETRICH, Heinz. Globalización, cultura e identidad nacional. Editorial Ciencias Sociales. La Habana 2002. CRISTÓBAL, Armando. Precisiones sobre nación e identidad. Revista Temas. # 2. La Habana. 1995 CARPENTIER, Alejo. Discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela el 15 de mayo de 1975, en el acto que en su honor fue organizado por la misma universidad, el Ateneo de Caracas, la Asociación de Escritores Venezolanos y la Asociación Venezolana de Periodistas. (N. del E.). «Conciencia e identidad de América» por Alejo Carpentier en: Razón de ser. La Habana, Cuba. Editorial Letras Cubanas. 1980. pp. 110. MENDOZA Lissette. José Martí: La utilidad de la virtud, en: Revista Cubana de Ciencias Sociales, 1995.
Texto GONZALO RAMÍREZ Ilustración LUIS LEYBA
DESDE KLÉBER: PENSAR LA COMUNA
(NOTAS)
El pensamiento de Kléber Ramírez es punto de reunión para las bolivarianas y los bolivarianos de hoy. Punto de reunión, vale decir, tan generoso como exigente: generoso porque ilumina los desafíos que siguen pendientes para nuestra Revolución y exigente en su viva e interpelante persuasión crítica y utópica. Un pensar tan abierto como radical: un pensar sin ataduras que nos enseña a traspasar todos los límites y a desafiar todos los dogmatismos y todos los sectarismos. Un pensar que se postula a sí mismo como herramienta colectiva, logrando convertirse en instrumento de liberación. Un pensar que anticipó, con lucidez y audacia, la experiencia comunal o comunera, visualizándola como condición de posibilidad de una genuina transformación de la realidad nacional.
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Estas notas intentan pensar lo comunal a partir y a través de los indicios, las señas, las pistas y las propuestas que nos dejara Kléber en sus escritos. Al transitar por la ruta que trazara Kléber, uno reafirma la vigencia de sus ideas. Lo que sigue, entonces, es un homenaje, pero un homenaje activo: un ejercicio de admiración que quiere incitar a la necesaria lectura de sus dos libros: Venezuela la IV
P.43 República o Hacia la total transformación del Estado y Documentos del 4 de febrero. Parto, así lo creo, de una sólida certeza: leyendo a Kléber nos leemos a nosotras y nosotros mismos. Por todo ello, si me preguntaran, ¿qué hacemos con Kléber?, no dudaría en responder: darle continuidad a sus ideas; insistir en su actualidad; imprimirles un mayor poder de incidencia en la realidad nacional.
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No son pocos los trabajos y son muchas las dificultades que el proceso de metamorfosis comunal conlleva en el día a día, pero en él se juega la posibilidad cierta, tangiblemente cierta, de encarnar la más bella utopía concreta: la del autogobierno popular sin ninguna clase de cortapisas. En este preciso sentido, el pensamiento de Kléber, tan próximo y entrañable, nos acompaña: nos sirve de inspiración aquí y ahora para convertir a la Comuna en tierra firme de la práctica social; en sensibilidad y conciencia que configuran una nueva calidad de las relaciones humanas; en plenitud de nuestra vida colectiva.
Si me preguntaran, ¿qué hacemos con Kléber?, no dudaría en responder: darle continuidad a sus ideas; insistir en su actualidad; imprimirles un mayor poder de incidencia en la realidad nacional
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Importa señalar que Kléber se desmarca radicalmente del pragmatismo: de su nefasta cortedad de miras y de su incurable ramplonería. Para él las ideas tenían DÍACRÍTICA N°9 2012
compartido: Kléber es memoria contingente y combatiente que se activa para restablecer la continuidad histórica del modo comunitario de producción de producción y de vida y reimpulsar su fuerza de resistencia y creación anticapitalista. (Continuidad histórica no se restablece por sí misma: que necesita de la puesta en práctica de una poeisis colectiva capaz de reactualizar y resignificar el modo comunitario de producción y de vida).
conllevará administrativamente la transformación global del estado venezolano y socialmente el ejercicio real de la soberanía por parte de la sociedad a través de los poderes comunales. En estas breves líneas se concentra un real y verdadero programa para la Revolución Bolivariana: un programa de una inigualable claridad estratégica y que está allí para ser tomado y recreado por nuestro Pueblo y no por ninguna vanguardia iluminada.
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En Kléber, aquí va un guiño para Deleuze, no hay nada que interpretar ni entender y sí mucho por utilizar y experimentar. Si el pensó para contribuir a darle vida a una nueva praxis revolucionaria, es desde allí que su lectura se hace tan pertinente como necesaria. Tanto Venezuela la IV República o Hacia la total transformación del Estado y Documentos del 4 de febrero, son libros que nos abren a otra manera de leer: funcionan para nosotros aquí y ahora; nos conectan plenamente con nuestro aquí y nuestro ahora. Ello es así porque Kléber se sitúa en las antípodas del pensamiento manualesco contra el que tanto, y con tanta lucidez, nos previniera Ludovico Silva. Y siempre pensó endógenamente y a contracorriente de la exogenización habitual de la izquierda venezolana. (Así como Mariátegui sostuvo la necesidad histórica de peruanizar al Perú, en Kléber es clara la noción de venezolanizar a Venezuela; de reafirmar nuestro gentilicio como él mismo decía.) No en vano la democracia comunal o comunera en construcción colectiva, y de la que nuestro Pueblo es partícipe y protagonista, tiene con Kléber una deuda que apenas hemos comenzado a revisar. Para pensar la Comuna desde la Comuna, hay que pasar necesariamente por Kléber.
En la batalla para que la República Bolivariana cimente definitivamente su plural y heterodoxa identidad comunera, no podemos prescindir del aporte de Kléber. Se trata, entonces, de incorporarlo plenamente a nuestro acervo común y
Kléber abrió un camino para pensar el porvenir: fue un genuino baquiano. En el más puro espíritu robinsoniano, decía que había llegado la hora para que las comunidades asuman poderes de estado, lo que
Y ya que hablamos de un programa, cómo no remitirnos a aquella línea de fuerza, a aquel lineamiento estratégico que trazó Kléber y en el que insistiría tantas veces con una fuerza obsesiva: Producir alimentos, ciencia y dignidad. De ello depende y seguirá dependiendo todo. Kléber vio lejos: al colocar, primero que nada, la producción de alimentos, se adelantó a la problemática crucial de la soberanía alimentaria como clave para romper con la dependencia. (Aclaro que ponía el acento en la producción de alimentos para el cuerpo, pero también se refería a la producción de alimentos para el espíritu a través de la cultura y del arte.) Producir ciencia, decía también, pero ciencia socialmente relevante y pertinente: ciencia al servicio del pueblo y en función de los más trascendentes intereses nacionales. Y en cuanto a la producción de dignidad, conviene darle la palabra al propio Kléber: La dignidad sería el camino para el rescate de nuestra dignidad, para fortalecer nuestra soberanía y la solidaridad con la lucha de los pueblos, para elevar la autoestima del venezolano, para que la ciencia sólo actúe a favor del hombre y la naturaleza, para que la producción de alimentos lleve en su desarrollo mayor calidad y satisfacción de las necesidades del pueblo. (Valga esta acotación: Desde 1999 para acá, hemos estado produciendo dignidad, cotidiana y colectivamente, como nunca antes en nuestra memoria: en abril de 2002 y en diciembre enero de 2002–– 2003, lo demostramos fehacientemente. La dignidad se vive y se respira en el seno
primacía indiscutible y no transaba en este terreno. No olvidemos el énfasis que ponía en ello: …primero primero son las IDEAS que moverán las voluntades y al unísono en la misma dirección. Estas palabras tienen plena vigencia para nosotros: nos convocan, con fuerza persuasiva, a hacer la Revolución en el terreno de las ideas; a transformarnos en el intelectual colectivo del que hablaba Gramsci. Una Revolución no tiene excusas en este punto crucial: debe convertirse, desde el nosotros, en un centro generador de ideas y, no menos importante, debe hacer de ellas un bien social.
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A Kléber no le importaba tanto hacer teoría sistemáticamente, nadie más ajeno al protagonismo individual, sino generar ideas, aportar elementos, sembrar semillas, sí, para comenzarle a darle concreción colectiva a una teoría revolucionaria endógena: desde y para la realidad venezolana y en función de transformarla estructuralmente. Una teoría revolucionaria, se entiende, que iluminara una nueva praxis para superar los errores, las limitaciones y los tacticismos de la izquierda tradicional. Por eso mismo, es que no hay nada de escolástica «marxista» en su pensamiento, al igual que no hay nada de la impotencia que caracteriza al reformismo. Lo que sí hay en Kléber es un impulso consistente para hacer pensable y realizable una verdadera Revolución: para hacerla venezolanamente verosímil. De allí, por supuesto, la centralidad de lo comunal: la Comuna como matriz de la posibilidad cierta de cambiar la vida cotidiana de todas y todos; de liberarla de todas las formas de dominación, exclusión y enajenación.
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de nuestro pueblo. Y un pueblo capaz de producir tanta dignidad, puede alcanzar cualquier objetivo que se proponga).
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Kléber nos permite pensar otra relación con el Estado: una relación mucho más productiva desde el punto de vista popular; una relación en clave participativa y protagónica en función de su transformación global. Partamos de un principio formulado por Tomás Moulian que Klébler, así lo creo, aprobaría sin reservas: el mejor Estado es aquel donde se puede combatir contra el propio Estado; contra su manifiesta inercia y su no menos manifiesta capacidad para ponerle frenos a las iniciativas populares. Se trataría, entonces, de un Estado subversivo en tanto que tiene potencia y poder para subvertirse a sí mismo; para reinventarse solidaria y participativamente (Boaventura de Sousa Santos) con la participación directa e indelegable de las grandes mayorías. Ciertamente, todavía estamos lejos de este nuevo sujeto institucional. ¿Qué nos acercaría a él?, podemos preguntarnos. Y podemos respondernos: la profundización de la dinámica comunera, maximizando el ejercicio del poder popular.
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La Revolución Bolivariana heredó una fachada de Estado moderno: una fachada que encubría el rostro opresor de lo que Kléber llamó el Estado gomecista: un Estado caracterizado por su falta absoluta de legitimidad nacional y popular. Y, hasta la llegada de la Revolución Bolivariana, la lógica de dominación del Estado gomecista se reprodujo en el tiempo, sin que ninguna fuerza política se atreviera a proceder a su desmontaje. Y en eso estamos todavía: desmontándolo. Cabe agregar: si nosotros no terminamos de desmontarlo definitivamente, siempre estará latente el peligro de que se reproduzca una vez más porque así se cansó de hacerlo a lo largo de nuestra historia contemporánea. En este pre-
ciso sentido, téngase en cuenta que el Estado gomecista –burgués, opresor y corrupto– no se materializó solamente en un determino tipo de institucionalidad burocrática. Es mucho más que eso: es una mentalidad que se coloca deliberadamente de espaldas al pueblo.
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No es nada fácil darle vida a otra forma de ser Estado: la forma que se encarna en el Estado comunal como idea y como praxis. Entre nosotros, es preciso señalarlo, el Estado comunal está en ciernes: en un proceso de configuración que tiene que habérselas con un montón de contradicciones y le toca sortear cualquier cantidad de obstáculos y escollos.
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Hay compas que, desde el movimiento popular, piensan, y no les faltan razones para ello, que el Estado es una realidad irremediable e intransformable: que la lógica del burocratismo le es connatural al igual que la corrupción y su espesor de normalidad. Pero me sumo a quienes sostienen que la forma Estado, tal y como la hemos conocido, no es una fatalidad histórica irresoluble e irrebasable: que otra forma de ser Estado es posible en tanto que generador de condiciones para que el pueblo haga Revolución. Por allí van los tiros del Estado comunal.
Aquí se juega la batalla decisiva entre la lógica representativa y la lógica participativa y protagónica: la batalla que tenemos que ganar para que las comunidades estén real y verdaderamente al mando
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Retomo una idea formulada hace unos cuantos años por Jeudiel Martínez para desplegarla desde mi propia visión. Una amenaza pesa, desde hace ya tiempo, sobre los consejos comunales y las comunas: su conversión en pequeñas y grandes conserjerías a las que sólo competen sus asuntos inmediatos, puntualmente locales, y nada más. (A eso se reduce el poder popular para cierta lógica burocrática que piensa sólo en conservar el coroto y no en hacer Revolución.) Para decirlo desde Kléber: si los consejos comunales y las comunas se redujeran a conserjerías, las comunidades no estarían ejerciendo poderes de Estado en sentido amplio y
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extenso. De ello se deriva un peligro bien concreto: la estructuración del poder popular desde arriba. Es el contrasentido de un poder popular administrado en función de restringir o limitar la iniciativa popular y la creatividad colectiva; de un poder popular, como bien dice Jeudiel, más intermitente que constante.
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Luego de esbozar esta problemática que es del todo específica, necesario es advertir algo: el Ministerio de Comunas no puede eludirla ni hacerse el distraído: tiene que abrirse, por un lado, a la interpelación efectiva de las comunidades y, por el otro, a la más amplia discusión sobre el sentido de la dinámica comunera; sentido que sólo puede construirse colectivamente, sin imposiciones ni dirigismos de ninguna clase.
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La Ley de Comunas es un instrumento útil y necesario. Pero no agota el sentido, los sentidos, de la dinámica comunera. Aquí hay que recordar una idea pertinente de Castoriadis: Una sociedad justa no es una sociedad que adopta, definitivamente, leyes justas. Una sociedad justa es una sociedad donde la cuestión de la justicia se mantiene abierta constantemente. Parafraseando a Castoriadis, la cuestión de la Comuna, fuente viva de justicia e igualdad, debe mantenerse abierta permanentemente.
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La dinámica comunera no se decreta: no puede estar dada de antemano como si se tratara de una receta infalible. Aquí vienen al pelo estas palabras de Rosa Luxemburgo que parecen escritas para alentar a nuestros comuneros y comuneras: Territorio nuevo. Miles de problemas. Sólo
la experiencia puede corregir y abrir nuevos caminos. Sólo la vida sin obstáculos, efervescente, lleva a miles de formas nuevas e improvisaciones, saca a la luz la fuerza creadora, corrige por su cuenta los intentos equivocados. A la luz de lo que la gran Rosa dice, con tanta pertinencia, uno reafirma este convencimiento: hay que confiar plenamente en la iniciativa popular para que la Comuna encarne entre nosotros; hay que confiar plenamente en el sujeto comunal, o comunero, que está inventando el territorio nuevo que es la Comuna y, al mismo tiempo, se está inventando a sí mismo en este proceso.
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Para decirlo con el Presidente Chávez: es erróneo pensar que los asuntos que conciernen a las comunidades se limitan a su ámbito geográfico inmediato. Si se limitaran, el poder comunal o, como diría Kléber, los poderes comunales, estarían muy lejos de ser las instancias para el ejercicio real de la soberanía por parte de la sociedad. En el fondo, aquí se juega la batalla decisiva entre la lógica representativa y la lógica participativa y protagónica: la batalla que tenemos que ganar para que las comunidades estén real y verdaderamente al mando. (Recuerdo ahora una penetrante conseja popular que dice así: yo participo, tú participas, él participa, nosotros participamos, vosotros participáis, ellos participan; otros deciden. Esta conseja sigue expresando un impasse histórico que no hemos logrado superar).
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está resignificando pertinentemente al poder popular. Ahora bien, la Comuna, como espíritu y como modalidad organizativa, debe convertirse en un nuevo tipo de poder constituido, dejando atrás los vicios de gobernaciones y alcaldías, deslindándose radicalmente dea su naturaleza burocrática. Pero pienso que lo más importante, en esta hora, es que la Comuna active toda su capacidad como poder instituyente. Poder instituyente, digámoslo con Castoriadis, no sólo es creación de nuevas instituciones: es, también, otro modo de instituir y una radicalmente nueva relación entre las personas y las instituciones.
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Hay que insistir en el hecho de que una poiesis colectiva, en su desatarse desde la Comuna, tiene que toparse, necesariamente, con no pocas dificultades y problemas. Esto era y es evidente. Pero lo que debe importarnos es la superación de tales problemas y dificultades. Y ello requerirá de tiempo: de un tiempo que no es exactamente determinable. Ahora bien, el tiempo o, si se prefiere, los tiempos se acortarán en la medida, y sólo en la medida, en que los consejos comunales y las comunas se reimpulsen permanentemente con lucidez y audacia, sí, para trascender sus limitaciones actuales. La misma condición de posibilidad de la dinámica comunera y, con ella, la de un socialismo radicalmente renovado, se juegan allí. En definitiva, se trata de la definición del rumbo mismo de nuestra Revolución Bolivariana. ■
En Del Estado burocrático al Estado comunal Víctor Álvarez señala que en la Comuna el poder popular puede ser constituido y constituyente. Es evidente que Álvarez
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FREDDY MENDOZA / JULIO CHÁVEZ Fotografía MARCELO
Bienvenido Freddy, bienvenido Julio. Lo que nos hemos propuesto en este número de la revista Día–Crítica y eso tiene que ver directamente con este conversatorio, es reflexionar sobre la experiencia comunal, el proceso comunal, la construcción de la democracia comunal, y eso lo hemos englobado en un título bien genérico Comunas, un poco para dejar abierto el margen de reflexión. Evidentemente que este asunto de las comunas nos viene de muy lejos, es decir, cuando nombramos comunas, estamos nombrando las tradiciones originarias, todo lo que tiene que ver con yamaná, con cumbé, con cayapa, con cayapo…, de allí venimos. La comuna se circunscribe a lo inmediato, a un territorio, por ende a la comuna se van a dirigir los grandes asuntos, es decir el poder comunal no puede concebirse como un conjunto de pequeñas y grandes conserjerías; las pequeñas conserjerías los consejos comunales, las grandes conserjerías las comunas. Lo que se juega en el terreno comunal es el porvenir, el destino de la misma Revolución. Por cierto que quizás en el siglo XX la
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reflexión más afinada sobre la construcción de democracia comunal le pertenece a Freddy Ramírez. Él decía tan bellamente «la comunidad ejerciendo poderes de estado», y su visión conllevaría no sólo a la transformación global del estado, sino a la soberanía por parte de la sociedad. FREDDY MENDOZA
Humildemente cuarenta años haciendo trabajo comunitario, fundamentalmente en La Vega y otras partes del país. Creo que el tema comunas encierra una enormidad de factores. Reconozco que hay una cantidad de datos que tenemos en el cuerpo, es lo que los Cayapos llaman la infracultura. Eso en primer lugar. Luego lo veo como un transcurrir en paralelo a una situación de un Estado y de un sistema burgués, donde deben surgir las confrontaciones, porque el Estado como lo conocemos actualmente no puede coexistir con una forma novedosa que trae la Revolución y es la constitución de las comunas. Hay una serie de datos éticos en el cuerpo, que se fueron perdiendo pienso
en la década de los ochenta. Yo recuerdo que siendo muchacho, la mamá de uno, como pobre, decía: «Epa, usted puede estar remendado, pero limpio», ese es un dato ético, «no agarre lo que no es suyo». Te pegaban si cargabas un medio en el bolsillo que no era de uno, había que llevarlos a donde uno había conseguido ese medio, quién te lo había dado, sí era verdad que era el tío, el primo, y aunque parecieran cosas excesivamente sencillas, denotan unos datos éticos dentro del cuerpo social total, porque eso no era el cuento de mi mamá o de la mamá de mi mamá, sino que era el cuento generalizado de la pobrecía en el país para 1960, 1970. Esos datos tienen que irse rescatando porque están presentes en muchas actitudes, pero fueron rotos por la partidocracia y la burguesía cuando se instaura aquello de «adeco roba y deja robar», que empieza con lo que llamo el deterioro del cuerpo social y del cuerpo humano, que es todo un proceso que viene a reventar en 1989, donde se inaugura la Revolución. ¿Por qué se inaugura la Revolución? Porque le fractura el espinazo a la autoridad burguesa.
«LA COMUNA NO PUEDE SER UNA CONSTRUCCIÓN EN EL AIRE DISOCIADA DEL CÓMO SE PRODUCE, CUANDO SABEMOS DESDE EL MARXISMO QUE LA MANERA DE PRODUCIR ES LO QUE NOS GENERA COMO SER SOCIAL»
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Lo que estamos sufriendo hoy como la inseguridad, tiene su germen en esa época y para recuperar esa autoridad no se puede lograr con represión y en ese aspecto pienso que nuestro gobierno revolucionario ha venido actuando de manera muy inteligente sentando las bases de otra propuesta, de otra visión de las cosas para sacarse el problema de la inseguridad en el país. Ese es otro dato interesante, la manera como se ha venido atacando ese aspecto, porque si partimos que en el cuerpo social se rompieron los hilos que nos mantenían como sociedad, entonces hay que hacer un trabajo de reconstrucción de ese período social, que no puede ser una reconstrucción desde la represión, como sí lo venía haciendo el Estado burgués, eso por un lado. También hay que incorporar un ingrediente que hay que madurar y conversar mucho, que es lo que tiene que ver con el aspecto económico de una comuna. La comuna no puede ser una construcción en el aire disociada del cómo se produce, cuando sabemos desde el marxismo que la manera de producir es lo que nos genera como ser social, entonces esas comunas no se pueden hacer por decreto. En La Vega hay un caso terrible, no nos
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quisimos sumar a eso y nosotros como Consejo Comunal no asistimos a esa vaina, y era que reunían a dos, tres o cinco voceros y entonces determinaban una comuna. Eso fue en El Semay, que es la parte baja de La Vega. Entonces en la parte de arriba las comunidades no sabían que estaban involucradas en una comuna, porque no había el proceso asambleario ¿cómo puedes hacer una comuna por decreto? eso tienes que construirlo con la gente, que la gente le conozca el rostro a quien está en la parte de contraloría social, en la parte de cultura, en la parte de deporte, para tener un referente y puedan decir «épale compañero qué pasó con tal cosa, «qué pasó con esto, porqué el crédito no ha llegado, el proyecto, la vaina», entonces la gente le conoce el rostro a la gente. Hay que evaluar cuáles serían los aspectos económicos y el modo de producir dentro de esas comunas, qué atacaríamos y cómo se atacaría en varios frentes: en la agricultura, en la parte urbana e interurbana, en la cría y la siembra, pero también la parte de la industrialización en pequeña escala, donde las comunidades se apropien del hecho de transformar el producto, eso lo hemos venido per-
diendo en Venezuela. Otro aspecto sería el territorio. Había una organización que se llamaba Ompu (Oficina Municipal de Planeamiento Urbano), que nos hizo un daño terrible. Adecos y copeyanos se reunían aquí en la Alcaldía, entonces desde una oficina decían en el mapa, esto aquí todo le pertenece (porque estaba algún compañero) a una asociación de vecinos y eran comunidades dispares que no nos conocíamos, no hacíamos vida en común y la problemática no era común tampoco. Eran grandes porciones de territorio que por lo tanto se hacían ingobernables. Si algo tuvo en positivo fueron los Comités de Tierra Urbanos. Los comités de tierra urbanos inauguran algo que se llamó y que se llama La Poligonal, donde mientras más pequeño es la poligonal, la vida de la comunidad y el desenvolvimiento de la organización es mucho más provechosa. Yo soy partidario que una comuna debe fundarse, máximo, con tres consejos comunales, que sea un territorio gobernable, que sea un territorio donde la gente se conozca, que sea un territorio donde los problemas sean comunes, es que hay una gran cantidad de factores que inciden para que la comuna sea vista
como algo vivo y no como algo hecho por decreto que salió del apuro. Hay una cosa que nosotros hemos venido criticando y es que las instituciones están robando a nuestros compañeros, están sacándolos del barrio, para incrustarlos en las estructuras del Estado. Entonces el compañero comienza a burocratizarse, empieza a llegar obstinado al barrio y va perdiendo el trabajo con la comunidad que es el pie firme de la Revolución. Nosotros estamos acostumbrados a vivir en la mezquindad, de la puerta hacia adentro, no en el encuentro con el vecino, no en el encuentro entre nosotros. La inauguración de esta Revolución tiene que ser ese nuevo modo de vida social y eso viene dado por lo que el mismo comandante Chávez ha llamado La Comuna. JULIO CHÁVEZ
Un poco desde la perspectiva de la experiencia que hemos vivido, voy a comenzar por decir que tengo muchas frustraciones y muchas angustias. Debo decirles que fui alcalde de Carora desde el 2004 hasta el 2008 y prácticamente sin muchas herramientas desde el punto de
vista jurídico, de leyes. Entonces nos planteamos por iniciativa en ese momento, infiltrar las instituciones del Estado y desde allí iniciar un proceso de transformación de la institucionalidad. Entonces nos planteamos la experiencia en el municipio Torres, de hecho es el más extenso del estado Lara, es un municipio con tantas contradicciones sociales... Ese municipio ha sido históricamente controlado por unas cuantas familias, unas diez a doce familias que controlaban la actividad política. Eran los que quitaban y ponían autoridades, controlaban la actividad religiosa, los jefes de la iglesia católica eran parte de esas familias, eran las familias que gobernaban y eran los mismos que detentaban la tierra por medio de la explotación, eran los mismos que tenían en sus manos las instituciones financieras, eran las familias dueñas de los bancos regionales, eran los dueños de los centrales azucareros que lograron construir con recursos del Estado. Eran esas contradicciones que afloraban en ese municipio cuando nosotros llegamos. Decíamos que no teníamos ninguna posibilidad de seguir por la línea en que se venía planteando la gestión y teníamos que rom-
per con el pasado, con las estructuras, con la concepción que se tenía del municipio. Decíamos que la única experiencia que tenemos (porque le damos mucho valor a las experiencias), es la experiencia del Presidente de la República. Cuando Chávez llega al poder y se consigue con ese Estado, con esos poderes, con esa estructura, leyes, etcétera, él decía que por ahí no tenía ninguna posibilidad y plantea convocar al pueblo a redactar una nueva constitución y a refundar la República bajo la base de la participación y el protagonismo de la gente, entonces decíamos que algo similar debíamos plantearnos allá, salvando la diferencias, decíamos, la única posibilidad de que en este municipio logremos romper con esa lógica, con esa racionalidad de reproducción metabólica del capital, era siguiendo el ejemplo del compañero Presidente, y fue así como nos planteamos una convocatoria para una Asamblea Municipal Constituyente. La oposición utilizó como bandera esa Constituyente Municipal como un exabrupto jurídico, buscábamos un mecanismo político que nos permitiera romper con esa inercia y tratar de abrir las compuertas. En ninguna parte del
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país había referente, no había bibliografía, no había una orientación, sólo un debate de muchos años. Nosotros hemos venido recogiendo el acumulado de luchas históricas del pueblo. Nos parecía que era el momento de plantear nuevamente, de reinstalar el debate sobre estos procesos constituyentes originarios. Cuan difícil era explicarle a la gente que con una constituyente no ibas al mercado a resolver tu problema inmediato como el problema de la seguridad, o resolver el problema económico. Eran procesos políticos que abrían caminos y posibilidades para que por allí se desarrollase la experiencia de la constituyente municipal, porque aparte de aprobar o de acordar una ordenanza, allí se definieron las líneas estratégicas a seguir en un municipio, con las características, las afinidades históricas y culturales de las que ya les hablé anteriormente. Es decir compañeros, hasta la década del sesenta, en Carora se practicaba el derecho de pernada en las haciendas y en las zonas nuestras, donde en la iglesia municipal de la ciudad no se sentaba cualquiera y por supuesto el derecho de
admisión era ya con sesgos de racismo. Ahora, la forma como irrumpimos (nosotros derrotamos al candidato del MVR de aquella época), vale la pena decirlo porque fue parte de un movimiento de organizaciones del poder popular, de los cañicultores, de las campesinos, de los trabajadores, más allá de los partidos. La Constituyente Municipal nos abrió la posibilidad de decir ¿cuál es el municipio que realmente queremos construir? No es este el municipio que queremos, con estas contradicciones. No es esta la institucionalidad. No es este el Estado que nos va permitir visualizar un municipio sustentable, un municipio distinto al que concebíamos, con altos niveles de producción para las zonas rurales, porque como ocurre en las grandes ciudades del país, se crearon desequilibrios. En los centros poblados, urbanos, se concentró la mayoría de la población y en el resto del poblado hubo abandono y destrucción. Carora es una ciudad como dice Luis Alberto Crespo cuatricentenaria; más de cuatrocientos años desde que la redescubrieron los invasores, es una ciudad con una rica herencia de lucha de los pueblos
«Al país no le podemos meter una camisa, porque la realidad de Caracas no es la misma del Amazonas por ejemplo, entonces lo que decimos es trabajar experiencias piloto en algunas regiones en donde se pueda ir avanzando como avanzamos en el tema de la cualificación, en el tema de la calidad, en la cual tu puedas volcar esa nueva forma estado»
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originarios. Nosotros partimos como dicen algunos del hecho al derecho, es decir, vivamos la experiencia, construyamos con la gente, avancemos, aprendamos, equivoquémonos y luego entonces, se puede hacer la Ley. Les decía que cuando comenzamos a trabajar la Constituyente Municipal la gente comenzó a cuestionar los nombres de las capitales de las parroquias, claro porque todas las capitales de las parroquias les habían colocado nombres de conquistadores. La gente comenzó a decir que por qué la parroquia donde nació Don Pío Alvarado no se llama Don Pío Alvarado por ejemplo, y por qué se llama Antonio Díaz, si Antonio Díaz fue un traficante. La gente comenzó a cuestionar y hacer juicio inclusive al tema de la historia, porque no fue la historia que evidentemente construimos nosotros, sino que fue la historia que ellos nos impusieron. La Constituyente, debo decir no fue hecha por especialistas en derecho constitucional, fue un debate que dimos con los campesinos, con los dirigentes de bases. En esos territorios, si el Presidente habla de una Constituyente Nacional donde hay cinco poderes, decíamos que
esos poderes deberían tener extensión en cada uno de esos territorios y ya hablábamos en 2005 de un poder ejecutivo, legislativo y parlamento comunal, hablábamos del poder moral, legislativo y judicial, un poco respondiendo a esa propuesta del Presidente, porque decíamos, el Presidente no puede estar pendiente de que llegue a todos los municipios la experiencia de una constituyente comunal, es un proceso que se inicia y nunca se sabe cuando concluye, son procesos democráticos. En el 2005, comenzamos a vivir en carne propia, que una cosa es la prioridad que tiene la comunidad y otra es la percepción que a veces nos venden los medios de comunicación, yo mismo me convencí que el camino no es dejarte llevar por esa preocupación. En la ciudad de Carora la gente preguntaba por qué ustedes no le meten plata al asfalto, si ese es uno de los problemas más importante que tiene la ciudad. Es que en el diagnóstico que nosotros hacemos en el mapa, casa por casa, no aparece el problema de los huecos, entonces ese es un problema de percepción, claro y los medios atacan en eso, por ejemplo
hay barrios del casco urbano que no tienen servicio público, entonces se dio un debate muy duro. De todo esto lo que nosotros planteamos es que se le de mayor fortaleza, mayor espacio a las experiencias, a lo que la gente está haciendo, partiendo del hecho al derecho y no hacer leyes de Caracas que no convoque la realidad de las cosas. Yo he tenido problemas serios con los compañeros del Ministerio de las Comunas, porque a veces han llegado queriendo estandarizar, diciendo «comuna es ésto, no lo que dicen ustedes», para nosotros ha sido muy traumática esta situación. Creemos que es posible hablar de experiencias reproducibles y la posibilidad de que en algún territorio de la República se pueda plantear una propuesta de ley, cómo lo entendemos nosotros: que en un territorio quedan sin efecto las leyes «maximales» que impiden el efecto de transparencia de nuestras comunidades y que pudiéramos desarrollarlo en dos años. Los territorios, los poderes en los territorios, las aldeas universitarias que conforman el territorio, las empresas
como una forma de propiedad en el territorio, las hidrológicas que son hidrocomunales (el tema del agua manejado por el Estado fracasó), empresas del estado, empresas mixtas, empresas de construcción, brigadas, pero que esa ley nacional que impide que ese proyecto no avance con fuerza quede sin efecto. Que sea un experimento controlado, que puedas ver que es posible inyectarle los valores y principios socialistas; sino se hace más larga la transición de construir una nueva sociedad. FREDDY MENDOZA
Se está intentando construir apurados y con el apuro lo que hacemos es reconducir, el accionar del capital del mismo sistema que decimos estamos combatiendo, porque la costumbre nos hace repetir lo que nosotros conocemos, lo que sabemos, lo que tenemos en el cuerpo, nosotros no somos socialistas, somos capitalistas. Nosotros no hemos probado lo que es el socialismo, estamos intentando construirlo y eso es un hecho palpable, yo asomaría nada más ese elemento, que por el apuro, por fijarse
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metas, caen en convertirse en un freno y lo que es peor frenar la participación de la gente. Yo le decía a una compañera «mire compa, usted puede traer muy buena voluntad, pero el problema es que es la gente quien tiene que discutir qué puede hacer con un recurso». Porque anteriormente adecos y copeyanos en época electoral ofrecían la casita o bloque para comprar el voto y ahí es que nosotros debemos ver si estamos recorriendo el mismo camino con los consejos comunales y nos lleve a mordernos la cola, entonces son discusiones que hay que darlas y sacarlas a la calle para que entre todos podamos ir viendo dónde metemos la pata y hacia dónde tenemos que ir. JULIO CHÁVEZ
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Con todas estas reflexiones uno tiende a alarmarse ¿ésta alarma es parte de un proceso de transformación? La cosa es que hay que dar evidencia y demostraciones que este es el camino, con el tema de la vivienda está demostrado con la práctica y con hechos que por ahí es el camino, no hay posibilidad de resolver un problema estructural tan grave desde la lógica y racionalidad del capital, creemos que desde la visión del poder popular es posible. Al país no le podemos meter una camisa, porque la realidad de Caracas no es la misma del Amazonas por ejemplo, entonces lo que decimos es trabajar experiencias piloto en algunas regiones en donde se pueda ir avanzando como avanzamos en el tema de la cualificación, en el tema de la calidad, en la cual tu puedas volcar esa nueva forma estado y contrastar con lo que existe, es como una experiencia vitrina, por ese camino es posible resolver el modelo económico de un municipio, hacerlo sustentable, el tema de la vivienda, el de la inseguridad, por ejemplo. DÍA–CRÍTICA
Toda esta discusión confirma un prin-
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cipio y es que el Estado en su esencia, desde sus orígenes propone lo que es la comunidad. Pareciera que hay un interés manifiesto desde el Estado de atender y concebir la comuna como una posibilidad de desarrollo y estabilización. Pero por otro lado, el Estado pareciera no tener claro cuáles son los modos de relacionarse con esa dinámica comunal que tiene su vida propia. Evidentemente estamos frente a una contradicción Estado/poder comunal ¿Hay que superar esa contradicción o tenemos que trabajar para superarla? FREDDY MENDOZA
Dos cosas, lo primero es que hay que avanzar permanentemente, el día que no arranquemos la costumbre nos gana la pelea. Lo otro, pongo un ejemplo: entran unos compañeros a Funda Barrios (este organismo pertenece a Fundacomunal, que antes era Fundacomún) y nos permite que nosotros hagamos un proyecto de rehabilitación de viviendas, agarramos como modelos 25 viviendas. El primer escollo que nos encontramos es con un Capitán que estaba ahí, muy corrupto él; y lo primero que hace es meternos unas siete pequeñas empresas privadas y es que a cada una de esas empresas se le bajaba de la mula con el famoso 10%. Éramos una cooperativa en ese tiempo, no éramos consejo comunal. Nos molestamos, le pedimos el proyecto y nos fuimos. Entonces el hombre viendo la presión y que se le iba el pájaro de la mano, nos dijo que nos iba a dar seis viviendas, tres en un principio. Para las tres viviendas que hizo la cooperativa teníamos a dos muchachas jóvenes, arquitectas, buenas en su trabajo, que hicieron el trabajo de acompañamiento y seguimiento, esto es una herramienta fundamental para trabajar en una contraloría social efectiva. El método era el siguiente: ellos iban y evaluaban semanalmente para poder entregar una plata para continuar la obra, cumplimos con todo y sobró dinero, por-
que nosotros éramos los que controlábamos todo el proceso. Nunca llegamos a las venticinco viviendas porque al tipo no le convino la cuestión. Terminamos esas viviendas y en menos de un mes le dimos trabajo a los compañeros de la comunidad que estaban desempleados y Funda
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«Nosotros en la comunidad resolvemos todo a través de asambleas, es decir que no se queda en la macollita de los voceros, sino que la reunión es a puertas abiertas, donde todo mundo tenga acceso pertenezca o no al consejo comunal y una de las consignas que manejamos es «el consejo comunal somos todos»
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Barrios nos quedó debiendo a nosotros como comunidad unos 14 millones para aquella época, estoy hablando de unos ocho años atrás. Nunca se lo pudimos cobrar porque eso era papeleo y papeleo y dejamos eso así. En esa experiencia se confirmó, uno: que el seguimiento y el acompañamiento es una herramienta buena en las manos nuestras, dos: que la contraloría social se ejerce desde la misma persona que está siendo beneficiaria en la asamblea, tres: que creo que hay cargas éticas que pueden administrar de manera óptima el recurso que nos han asignado. Con respecto a lo que usted estaba diciendo compa, hay que remontarse a lo que es el Estado, el Estado no es una construcción nuestra como pueblo, el Estado pasa a ser el secuestro de nuestro poder en un ente que se pasó al servicio de una clase social, cuando lo entendemos de esa manera, podemos ver que al transi-
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tar esta experiencia de vivir en comuna o de construcción de comunas puede ser otra herramienta para el poder en manos de nosotros y por supuesto la podemos construir desde la misma contradicción pero sabiendo que está presente esa contradicción. Es decir que todos los compañeros que entren en organismos del Estado tienen que saber que su función de alguna forma es desmontar el Estado, si el compañero no sabe eso, va a recurrir a quedarse en la misma silla que ocupó el adeco y el copeyano antes, la misma traba burocrática. JULIO CHÁVEZ
Hay cuatro temas a discutir: el tema del Estado, el tema de la transición, el tema del partido y el tema del socialismo, otra vez partiendo de la experiencia, porque de lo que se trata es de avanzar en esa transición, entonces ¿cómo caracterizamos esa transición? ¿cuál debe ser el papel del Estado? el papel debe ser el de facilitar los procesos, los procesos de transferencia de poder. El gran debate es el tema del poder. Nosotros llegamos a la alcaldía con esa intención, no era para seguir reprodu-
ciendo el modelo de gestión: cosmética, burocrática, consumista, sino un poco para romper con esa lógica desde la propia institucionalidad, por eso te decía hace un rato que nosotros fuimos los infiltrados en el Estado. Ahora qué hicimos en ese momento: agilizamos el proceso de transición del poder, llamamos a una constituyente municipal, planteamos la transferencia de todos los recursos de inversión, agilizamos el proceso de conformación de los consejos comunales. Una vez planteaba que no podemos hablar de comunas socialistas en construcción si los consejos comunales no son socialistas. El tema del consejo comunal en un primer paso es que debemos superar la individualidad del consejo comunal y avanzar a una comuna colectiva que son las comunas en construcción y hay que avanzar hacia los territorios comunales y del territorio comunal hablar del municipio en términos sustentables del modelo económico, entonces ¿cuál es el papel? tiene que ser el de facilitar. El debate no es fácil pero debe haber unos códigos, tiene que haber un lenguaje, un discurso que sea consecuente con la práctica, por eso siempre estoy hablando desde la experiencia. Hay muchos compañeros que son alcaldes y cuando vas a ver qué han hecho en torno a la construcción del poder popular, es muy poco. En el caso de Barquisimeto está un poder popular minimizado y las inversiones están en las avenidas del este,
bien bonitas y entonces ¿dónde está la esencia? Lo que queremos subvertir, no aparece por ninguna parte y cuando tu propones el debate en el partido te dicen «eso es un problema muy serio», fíjate que hay compañeros que hablan del discurso pero en la práctica son totalmente contradictorios. Mucha gente no está digiriendo. No es un problema que si el ministerio ya decidió. Por ejemplo las experiencias de trueque ¿cuántos años tienen los compañeros en ese tema? Nosotros estuvimos viendo el problema de las cabras, hay un pensador que decía «que la cabra es la vaca del pobre», es un animal que ha resistido a todos los gobiernos y ahí está la cabra que es lo único que cohesiona a la gente en el territorio, por lo tanto la actividad ecológica común en esa comuna es entorno a la actividad caprina. El Estado tiene que orientar, aquí tenemos un presidente que está bien adelantado en la cuestión, pero lamentablemente se ve acorralado. FREDDY MENDOZA
Hay varias cosas: uno, es un problema cultural, venimos con una cultura de la representatividad que la vivimos en el barrio. En estos días llegó un muchacho que pertenece al consejo comunal, fue electo en asamblea, él dijo «yo necesito una carta de residencia» y le dije «coño, usted sabe lo que está diciendo. Usted pertenece a un consejo comunal, allá hay un
modelo, lo que tiene que hacer es abrirlo, le pone su nombre, la firma, busca a los dos compañeros que tienen la firma y ya tiene su carta de residencia». Entonces es un problema de cultura, él no ha asimilado que él mismo puede hacer su propia carta de residencia, es un pequeño detalle que ilustra lo que puede estar sucediendo a nivel social en el país, entonces cuando se trata de cultura no se puede transformar en un momento. Ahora reafirmo la importancia de una actitud de alerta permanente en la contradicción y que estamos trabajando directamente dentro de las contradicciones e ir dando los pasos de avance hacia donde nosotros creemos debemos empujar el barco y desde donde estemos debemos sumar a lo que estamos llamando democracia comunera, todo hay que sumarlo a las nuevas experiencias que se vayan dando en poblados, en asentamientos campesinos, en el barrio, en la construcción. Los compañeros que puedan inscribir, los que puedan firmar, los que toman fotografías, todos, para formar un entramado que choque una cultura con otra, donde la gente valore su propia cultura y diga «por supuesto que así me
siento mucho mejor». Cuando se llegue a ese momento, probablemente hasta se resuelva la contradicción, porque ya se pasa de una cultura a la otra. Nosotros en la comunidad resolvemos todo a través de asambleas, es decir que no se queda en la macollita de los voceros, sino que la reunión es a puertas abiertas, donde todo mundo tenga acceso pertenezca o no al consejo comunal y una de las consignas que manejamos es «el consejo comunal somos todos». Eso es para que la gente vaya internalizando su pertenencia a una forma de organización. Se habla de comunidad organizada y resulta que está organizada solo por 2, 3, 5 compañeros. Si nosotros fuéramos capaces de agarrar una parroquia como piloto o un territorio como decía Julio y empezar a experimentar desde allí y que el partido como partido se involucrara en esa tarea, tarea sustancial, por supuesto que cambiamos al país. ■
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NOSOTROS EN LA COMUNIDAD RE ASAMBLEAS,, ES DECIR QUE NO SE LOS VOCEROS, SINO QUE LA REUN DONDE TODO MUNDO TENGA ACCE CONSEJO COMUNAL Y UNA DE LAS ES «EL CONSEJO COMUNAL SOMOS GENTE VAYA INTERNALIZANDO S DE ORGANIZACIÓN
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ESOLVEMOS TODO A TRAVÉS DE E QUEDA EN LA MACOLLITA DE NIÓN ES A PUERTAS ABIERTAS, ESO PERTENEZCA O NO AL S CONSIGNAS QUE MANEJAMOS S TODOS». ESO ES PARA QUE LA SU PERTENENCIA A UNA FORMA
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HIP HOP REVOLUCIÓN, LAS EPATÚ Y EL MOMENTO HISTÓRICO Texto GUSTAVO BORGES REVILLA Fotos ENRIQUE HERNANDEZ
No es casualidad que las revoluciones auténticas o realmente transformadoras tengan como columna vertebral el nacimiento de un discurso y pensamiento propio, fresco y descontaminado de ideologías balurdas malversadas y manipuladas por la inútil academia o las enormes máquinas de la desinformación. En Venezuela es imposible no hablar de participación. O mas bien, es imposible no participar en un proceso comparable a un huracán que se lleva lo viejo, lo débil, pero que deja a su paso las condiciones y el terreno virgen y caótico para que se haga y se piense en colectivo un modelo de vida nuevo, apartado de la lógica irónicamente natural que nos impuso el capitalismo. No es coincidencia que nos dividan por géneros, por raza, por gustos o por ideología; pero tampoco es coincidencia que al calor de éstas divisiones invisibles nazcan gritos de rebeldías propios de una misma clase, que muchas veces incomunicada se expresa con la fuerza suficiente para encender la mecha de lo que puede ser el comienzo de un sueño de sociedad diferente. Así pasó con el Hip Hop, un movimiento cultural que nació al calor de uno de los periodos de marginación más atroces que vivió la comunidad latina y negra de los Estados Unidos, se masi-
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ficó y se transformó en una especie de grito que no entendió ni se hizo parte de palabras extrañas ni de autores consagrados, mucho menos de ideología, ni de organización, pero si canalizó un cúmulo de arrecheras colectivas y unos años después era un movimiento regado por la mayoría del mundo. Hoy casi 30 años después el capitalismo intenta transformarlo aplicándole la misma fórmula de compra/venta con la que domina al mundo. Pero también, mas por instinto que por conciencia hay colectivos y procesos visibles en todo el mundo que hacen entender y ver al movimiento Hip hop como lo que por antonomasia es, un intento de reorganización de una parte de la clase pobre, en su mayoría joven, que de frente y sin atajos escupe al capitalismo, pero que contradictoriamente aun no logra dar con el dato colectivo que lo separe de él. No se trata de una oda estéril al Hip Hop, se trata de entender este movimiento como una mínima parte de un todo gigante y transformador que estamos llamando desde hace doce años ya, Revolución. El Hip Hop en Venezuela tiene una responsabilidad histórica que no está ni cerca de ser teórica sino mas bien directa y práctica, de comunicación, pero de comunicación para la acción, no para el regocijo ni para el estúpido
masaje al ego. Es una responsabilidad que ya no está en manos de los poetas universitarios ni de los pintores de la academia y que además si no es asumida en colectivo, pensada en colectivo y discutida en colectivo está destinada a desaparecer o en el más triste de los casos a ser absorbida por el mercado, la industria, la televisión, los eventos o como los justificadores de oficio quieran llamarle al capitalismo. Así lo hemos entendido en Hip HopRevolución, atrás quedaron las discusiones estúpidas sobre el tipo de baile o el estilo de trazo de tal o cual grafitero. Nuestro esfuerzo diario apunta a un tipo de comunicación que mueva, que moleste, que cause dolor, que haga que cuestionemos nuestra práctica diaria, pero que con el mismo impulso nos invite a pensar en conjunto, nunca solos, que nos haga vernos como clase y nos entendamos en nuestras impuestas diferencias y asumamos que somos reproductores de esa comunicación transformadora que se necesita para echar adelante un proceso revolucionario que aparenta estancarse. Aquí estamos intentando ubicarnos y entender el momento histórico del cual somos parte. Desde hace seis años estamos pensando un movimiento que amplifique la voz del Hip Hop latinoamericano, que haga visible su carácter de clase, de chamos pobres que deciden asumir una postura que es totalmente política, no sólo artística. Pensamos e impulsamos un movimiento que se piense y se escuche desde la conciencia y no desde la necesidad. En el 2009 después de un año largo de discusión y tras la muerte de uno de los nuestros, (Ardilla, asesinado por los mismos órganos represores del pasado, que siguen vivos después de doce años de revolución) nace el proyecto EPATÚ, un proyecto con estructura de escuela que intenta experimentar otro tipo de organización que sirva para la discusión, para la generación de un discurso propio pero con la palabra genuina de nosotros los pobres, para generar también el arte, la música, la pintura desde el colectivo. La EPATÚ debe entenderse en este contexto, aquí se niega todo tipo de arte o de intelectualidad de individuos solos, egoístas, propios del capitalismo, aquí estamos todos los chamos que están en el camino explorando su propia rebeldía, sus rabias legítimas por la carencia heredada, su grito impotente en contra de una sociedad enferma, pero entendiendo que sólo con el grito no daremos el paso definitivo que nos separe del capitalismo. Estamos regados por todo el país, entendiendo que el territorio es grande y debe ocuparse en colectivo, todo el país en conjunto, como campesinos, como obreros, como niños, como pobres, como todo en un experimento de organización comunal, inherente a todos, somos parte de esto, desde las costas orientales hasta el páramo andino, cada escuela con su dinámica discute y decide
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apartarse de todo germen de farándula, proponiendo que este grito ya debe dejar de ser instintivo para convertirse en un grito consiente y genuino, apartado del poder que intenta día a día corroerlo y neutralizarlo, como ya ha hecho con la gran parte de movimientos artísticos que nacieron desde las raíces de nuestro pueblo. No estamos exigiéndole derechos al capitalismo, poco nos importan las tarimas, los eventos, las luces. No nos verán pidiendo comodidades propias de grandes artistas, seudorevolucionarios que esconden su miseria detrás de la comodidad de sus viajes y de su clase media egoísta y reaccionaria, que intenta hablar por nosotros (los pobres), que intenta ser como nosotros, que se vende hablando de nosotros. Pero que poco tienen que ver con nosotros aquellos cantores de protesta necesaria o cualquier otra copia propia de otra clase, de otra gente y de otros tiempos. El Hip Hop no es el objetivo, mucho menos es la solución, el Hip Hop es sólo la manera de nuestra lucha, un método, una herramienta. Nos queda mucho por discutir, por aprender, por experimentar. También tenemos mucho de lo cual despojarnos. Sabemos que este momento que nos toca vivir es clave, pero también es doloroso, por eso no es bonito nuestro grito, por eso nuestras canciones escupen, insultan, interpelan, porque la miseria no es bonita. Ese es sólo un discurso de algún traficante del dolor, de algún burgués que habla de la revolución bonita desde su comodidad, sin saber la angustia del hambre, lo oscuro de la muerte o lo ensordecedor de la soledad. Estamos apartados de sus dogmas, de sus pegostes ideológicos y creemos que esta es una ventaja grande para hablarnos desde aquí, desde la horda para la horda con nuestros pantalones anchos, con nuestras caras poco complacientes. Cuestionando todo, porque todo vive en capitalismo. En eso andamos, con muchísimas contradicciones, reproduciendo sin duda fórmulas agotadas, pero inventado en la marcha, cambiando a diario nuestras maneras de enseñar y de escuchar. Aquí estamos en las EPATÚ, sabemos que, no basta el discurso, tampoco es suficiente el llamado talento sin la conciencia de clase instalada en la sangre. Es necesario la unión de todo esto para seguir haciendo y pensando en la marcha. En esta marcha nosotros seguiremos rayándole las paredes al capitalismo, seguiremos cantándole a nuestra gente sin instrumentos creados para limitarnos, seguiremos bailando al son de nuestros gritos y seguiremos haciendo música con los puños salpicados de saliva mientras otros sueñan con violines y teatros. ■
HIP HOP REVOLUCIÓN
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HIPHOPREVOLUCIÓN
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EPATÚ Las escuelas populares para las artes y tradiciones urbanas es el proyecto bandera del colectivo HipHopRevolución. Son espacios de formación artistica y cultural donde el único método es el intercambio de conocimientos. Existen en más de 10 estados del país y mantienen activas las comunidades donde los indices de riesgo entre los jovenes es muy elevado.
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HIPHOPREVOLUCIÓN
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Entre clases de Rima, Música, Baile y Pintura, las Epatú pretenden ser espacios donde se promueva la discusión colectiva, la necesidad de fortalecer la conciencia y el pensamiento propio alejado de dogmas.
HIPHOPREVOLUCIÓN
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EJERCITO COMUNICACIONAL DE LIBERACIÓN SAN AGUSTÍN AÉREO
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¿Cuánto dura el recorrido del Metro Cable entre la estación Hornos de Cal y La Ceiba? Lo desconozco, pero quizá sea el mismo que tarda la mirada al reconocer que allá abajo se mueve un hervidero de gente grafiteando paredes, jugando bolas, bebiendo cerveza, asando carne…jodiendo de la buena, pero con todo y la sabrosura, suena a organización de plebeyos con ganas y fuerza para ponerle un camión y que las vainas sean distintas en este país.
SAN AGUSTÍN AÉREO
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Se trata de San Agustín Aéreo, una idea del Ejército Comunicacional de Liberación que, junto al sector Fila de Marín, vienen en principio cambiando las fachadas de las casas, pero que de lo que se trata es de abrirle campo a la participación combativa y para que con ella se haga carne de verdad la lucha desde el barrio, desde la fiesta, desde el goce que toda revolución debe imponerse si aspira firmeza en el alma colectiva.
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SAN AGUSTÍN AÉREO
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Cada vez más, los creadores de calle se han venido convirtiendo con sus pintas, cantos y sus toques en expresiones de emancipación y fomentadores de nueva conciencia que se está labrando. Con ellos, las paredes y los rincones de las calles y los barrios suenan, anuncian, discrepan, piensan, agitan, critican, en fin, subvierten en función de un orden distinto.
SAN AGUSTÍN AÉREO
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A decir verdad siempre en Caracas las paredes han sido espacio de expresión; igualmente cierto es que desde que este proceso cogió candela las creaciones de calle se han multiplicado, han afinado su puntería expresiva, le han abierto más terreno a la decisión y al compromiso, pero sobre todo y lo más radical, se han encontrado con las comunidades que han respondido con más carga creativa. ■
SAN AGUSTÍN AÉREO
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Entrevista LUIS ALBERTO CRESPO Fotografía RICHARD LEÓN LEONICE
LA POESÍA REESCRIBE LA HISTORIA Y LA CORRIGE Tres años ¿o más tiempo? tardó Miguel Márquez en saciar el gozo que confiesa le regaló la averiguación y la revelación de una escritura en cuya labor y tardanzas muchas concertó alianzas y amistades con memoriosos de distinta guisa, ya fuera con historiadores como Baralt o Acosta Saignes, con edecanes como O´Leary o colectores de verdades y fábulas, a más de los anónimos prosistas y versolibristas de varia papelería que en los bajos fondos de las bibliotecas han sido. Lo cierto es que quien así ha calmado ese su insaciable sibaritismo literario que él denomina poemario (que lo es y cómo) y ensayo verbal (porque igual se ajusta a esta o cualquier otra denominación) al ceder al sello del «El Perro y la Rana» los Poemas de la independencia y del escarnio. He sido atrevido y arbitrario al alterar la inventiva, la disposición y el nombre de cada uno de los fragmentos ¿qué le voy a hacer si de esto se trataba?, advierte el poeta, ensayista, crítico, editor y promotor cultural. Igual hubiese sido el alegato de don Juan de Castellanos cuando migró su prosa de párroco y viandante por nuestro siglo dieciséis a las diez mil y más octavas reales y la octava de oñas y demás frondosos endecasílabos de esa desmesura que él llamara Elegías de varones ilustres de Indias. Pareja interrupción hubiese cometido nuestro Caupolicán Ovalles si hubiera explicado la causa y razón del prodigioso desafuero historiográfico y embustes orales que se apretujan en su inolvidable Antología de la literatura marginal, editada por Monte Avila hace ya, ay, o Ramón Palomares, el de Las Alegres Provincias, que es puro Humboldt, pero con la compañía del escuqueño universal. Es que no sólo de alteraciones e
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intrusiones está ahíta, digamos con apuro de cita, la poesía de Ezra Pound y de Eliot, donde la escritura del otro o su autoría ni siquiera presta ayuda de pie de página al lego lector. Y si remontáramos a contra corriente de las fuentes de la poesía épica, ¿cuántos Homeros reescribieron La Iliada y La Odisea? Si atisbamos en la narrativa de entrados guerras, harto holgaríamos nosotros en descubrir, ora escondidos, ora a semblanza descubierto, personajes, asuntos y hasta maneras de decir cuyos propietarios no son siquiera deletreados. El collage no ha sido jamás estanco de la pintura, el remake mucho menos del ese troglodita de guiones y versiones que es la industria del cine. Lo que trato de enseñar es que el libro de Miguel Márquez se inscribe en la más nueva modernidad literaria y es allí, en esos rasgos formales y motivacionales donde descubro lo que en sus páginas me produce deslumbramiento. Si el asunto de que trata una elección metodológica y al tiempo arbitraria —por poética— de los tiempos que, con retórica del siglo XIX, hemos nominado la gesta independentista, su verdadero propósito es desacreditar el pasado como tiempo inmóvil, como que esta obra juega con la excusa de lo antológico, la selección y casi sin que lo notamos asoma con gracia o con perspicacia la intervención del autor, ya sea alterando actualizando el pretérito histórico o el añoso presente haciéndose cómplice de la verba cibernética (vulgo escáner, video, etc.) o amistándose con las voces y expresiones del habla nuestra. Es así como transcurre este poemario o ensayo verbal, o lectura sin herraje conocido. De quienes pueblan sus páginas,
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Miguel Márquez prefiere no pocas veces silenciar los instantes en que tuvieron presencia como escritura o como atributos, sea para proponer la relectura de su prosa poetizada en verso libre, sea para atribuirles su propiedad, a veces sin darles sus nombres, a veces sin atender a la iconoclasia de la historiografía, como ocurre con Emparan quien después de negarse a proseguir en el mando ofrece su rostro a los camarógrafos. Ya hay niños fashion en la sociedad colonial y el general Briceño Méndez realiza un video y un guión sobre la campaña del Libertador en el Alto Magdalena y de la batalla de Araure. Pero nada en el poemario comete traición a lesa verificación histórica, sólo que las licencias que se atribuye la poesía —que se ha atribuido siempre— desde que fueran reprimidas por Platón transitan aquí libremente. Otras veces, descubrimos la lectura de los hechos que dan noticia de nuestros años de guerra emancipadora allí donde la minucia, el detalle, la conjetura, la cháchara, el epigrama o la parodia haya ventaja en la humanización de aquello que a menudo agobia a la bibliografía de exceso academicista. Páginas hay, como la selección de la Alocución a la poesía, en la que Andrés Bello propone una motivación poética donde se anuncia ya El Canto General de Neruda y su visión de la poesía social y política. No cabe aquí, en esta acelerada y descocida parla sobre este magnífico invento o reinvento poético—histórico la pretensión de ser minucioso, pero provoca transmitir al lector el entusiasmo que nos gana invitándolo a frecuentarla como un libro que al par de poético inventa el desusado propósito de enlazar el imaginario con la veracidad y el disfrute del género con la enseñanza de nuestra historia. Una travesía por sus páginas nos detiene no pocas veces: una imagen, una frase, una descripción nos son deleitables o nos conmueven por su belleza o por su intensidad. Bartolomé de las Casas refiere en su informa al Rey cómo desbarrigan y hacen pedazos sus conquistadores a los indígenas. «Aquí todo es malicia, espanto», concluye el fraile. Ya Miranda llamaba compatriotas a los venezolanos de su revolución. Oigámoslo: «Los buenos españoles que gimen sobre el estado de mi patria, ven con gusto nuestra libertad». El Morning Chronicle de Londres lo llama hombre de criterios sublimes/ y de inteligencia penetrante. El rey de 1789 sella una cédula a quienquiera irse «en derechura donde se ha de proveer de dichos negros». Miguel José Sanz escribe unos versos en los que da fe de la chatura con que se educa a los niños en nuestro amanecer del siglo XIX. «Es pura pantalla y desasosiego», le hace exclamar Miguel Márquez y pone en su boca esta agorera exclamación:»Son los zamuros, /los vampiros de esta época. Simón Rodríguez refiere el bochorno que reina en la enseñanza de las escuelas. Aconseja que no ha de pagarse a maestros que en enseñen a los niños «a ser estúpidos y vasallos». El viajero francés Depons observa a los niños fashion de entonces.( «Comparar a estos jóvenes/con los franceses/es hacerles un elogio indecible»), murmura entre paréntesis, antes de hablar de «la moral rigurosa de los señores» y la persecución de las ideas. En su documental sobre lo acaecido el 19 de abril de 1810, filmado por el general Briceño Méndez, como anotáramos hace unas líneas, Emparan es actor
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P. 81 indispensable: tras humillar y autorizar delaciones, acepta dimitir y se muestra a los camarógrafos. Un oficial inglés sigue de cerca unas culebras de agua en algún meandro del Orinoco y contempla cómo los caimanes almuerzan a un distraído venezolano y cómo un temblador electrocuta a humanos y a cualquier bicho de uña. Allá va la tropa de Bolívar bajo «una bandera negra bordada con una calavera y unos huesos en corva con esta divisa: Muerte o libertad». La polvareda de la tropa de Campo Elías decide el triunfo en la batalla de la Victoria. Sus soldados visten casacas con botones dorados y dormanes de petulancia pero los más usan harapos, el pie desnudo con la calza de la espuela y Manuela Saenz y sus esclavas miran la batalla de Pichincha desde un balcón. El Libertador reescribe en versos la antología de sus proclamas y manifiestos, mientras la canalla se burla de él, le atribuye sentimientos indignos o crematísticos y lo cubre de improperios en versos de poca monta. Acaso para subrayar su determinación de desmitificar las posturas harto solemnes de la historiografía, Miguel Márquez usa como epígrafe una frase apócrifa de un Bolívar escapado de su tiempo que emplea el habla amorosa caraqueña del 2010 para citar a su amada: «Que ni la Moral/Ni las luces te detengan/Manuelita/Te espero en Chacaíto». Más tarde será 1830. Reverend lo ausculta y abre su cuerpo después que dan la una ese 17 de diciembre. Una lista de cirujanos patriotas resurgen del olvido. Hay una clínica de guerra donde los soldados muestran sus muñones y uno de ellos deja ver su cerebro desnudo mientras se da a dialogar con los suyos. He aquí el poema de El paso de los Andes. Crudo, realista, como reclama la poesía objetivista norteamericana. Unas páginas después Petion promete a Bolívar que «la fortuna inconstante ha de ceder también a los designios de la aurora»; y
la prueba de que el escarnio y el placer es antigua y humana inteligencia, como en Troya, lo ratifican unos versos del gobierno de Cariaco que «ha durado tanto como el casabe en caldo caliente» y es «sabroso el ají dulce en Angostura junto al río». Los versos finales dejan oír de nuevo la voz de Bolívar. «Nosotros somos un pequeño género humano», nos explica. ¿Cuál era nuestro destino? aparte de cultivar añil, la caña, el cacao y el algodón, cazar fieras, criar vacas y escarbar oro. El discurso de Angostura léese con distinta emoción trascrito en versos blancos, en rima libre, como en el resto del poemario. Un momento El libertad sueña en la reunión de la Nueva Granada y Venezuela con « gobierno que haga reunir la inocencia». En un breve poema se confiesa «viejo/enfermo/cansado,/desengañado, hostigado…» El 16 de octubre le oímos exclamar, cuando alcanzamos la página 160:»Que vengan pues los pájaros/antes que anochezca». Tres retratos de gente irlandesa biografían su apariencia durante su gloria. «Prefería la vida del campo a la de la ciudad», asevera uno de ellos. Otro retrato dibuja a Páez. «Era enteramente iliterato», dice alguien en el poema que lo pinta y que se «complacía en referir sus proezas en la guerra». El epílogo se le concede a don Simón Rodríguez, quien ha escrito una pequeña y burlesca obra teatral que él ha llamado «la historia del piano como historia de gobierno». Pero todo el libro, enteramente, es un poema nunca antes leído entre nosotros y cuidado si más allá de estas paredes. Le auguro largos lectores y largas ediciones. Es historia viva porque es poesía de lo real y lo imaginario. Trata de nosotros, de ayer y de cada día, rescrita ahora en versos y en carne y ensueño. Poema pedagógico éste, dijimos. Los grandes poemas lo son. Que lo sepa Miguel Márquez. ■
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Texto NELSON GUZMÁN Ilustración LUIS LEYBA
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PODER E IMAGINARIOS PRETERIDOS (I) Las lanzas coloradas recogen el imaginario preterido de una Venezuela hundida en ciclos sociales más cercanos a un mundo rupestre que a la modernidad. Los dueños del poder, los amos, se han reservado el derecho al uso de esa nomenclatura. Presentación Campos no la puede utilizar, pero sus ojos son tan pertinaces que es imposible verlo sin tratarlo como a un superior (Las lanzas coloradas). La vida social en Venezuela comienza a ser trastornada por las obediencias individuales que imponen estas psicologías y se convierte en un estallido. Semántica fundacional de una tierra que ha huido de sí misma. Selvas intrincadas que parecían no tener dueños. El europeo había llegado a alterar antiguos ciclos, viejas cosmogonías del mundo. Se comenzaron a crear sus respectivos patíbulos, se buscaba castigar a todo aquel que no respetase las leyes que cada quien establecía. La Capitanía General de Venezuela fue refugio de bandoleros, de enfermos, de prisioneros contagiados por la sífilis y la ignorancia y también de gente inteligente. No vinieron a las tierras venezolanas tan solo las mejores poblaciones de España, sino los desajenados, los bandoleros, los estigmatizados en lo político. El delirio de la buena vida, la conquista de la libertad y posteriormente del oro, embarcaron a muchas almas a la búsqueda del paraíso.
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Habíamos recibido a facinerosos, a gente proveniente de los calabozos de Cádiz. La ficción de la riqueza súbita los había hecho emigrar y navegar sobre mares encrespados. Los prisiones prometían pocas cosas, en alta mar se había querido dar cuenta de la vida de Cristóbal Colón, un milagro presentó allá lejos, la costa. Acababa de comenzar una nueva historia. No se sabía que se venía de descubrir un nuevo mundo. La voz de Rodrigo de Triana gritaba tierra, las tensiones comenzaron a disiparse en alta mar. La crueldad fue el testimonio más brutal que se hubo de vivir. Los españoles comenzaron a desangrar aquellas tierras. Se impuso la esclavitud entre hombres que aun no conociendo la filosofía de las luces intuían que ese era el camino. El poder se enfrenta a otros poderes, el arcabuz cabalga sobre la cerbatana. El Dorado disipa las angustias, los indígenas ensoñaron más allá de los mares esta ciudad fantástica, solaz de la felicidad. Se marchó en su búsqueda y muy pocos regresaron. Dos sapiencias se enfrentaron por el poder. La magia y la racionalidad anidarían en nuestras almas. No se conocía la geografía de América, no había mapas, los sitios eran recónditos. El español no poseía el dominio de las lenguas indígenas, la semántica se llenó de ficciones. Los baquianos
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del Dorado desaparecían, no estábamos en el lugar geográfico adecuado, El Dorado era inencontrable, la palabra se perdía en un territorio espinoso. No había vocablos, ni sonidos que nos condujeran a la comprensión exacta de la existencia de aquella nueva cultura. América había nacido de la rabia. Al lado de la escoria llegó la osada España. Todo aquel que no encontró lugar en la Metrópoli se vino a fundar una nueva vida. Convergieron tres razas con contenidos disímiles del mundo, esa amalgama generó la diversidad de opiniones, al arcabuz se le enfrento la flecha, al mundo matemático le surgió enfrente la sapiencia milenaria indígena. América a través de los siglos había curado las enfermedades tropicales con las cortezas, con las pócimas extrañas que sólo aquella naturaleza podía ofrecer. Francisco Herrera Luque contaba que el valle de Caracas fue objeto para la época de una de las más enjundiosas matanzas. La historia nos mostró un camino, el de la indianiadad, el de la diferencia. Era inútil buscar en Venezuela hombres puros, estábamos construidos del sobresalto de las ciudades portátiles que comenzaban a aparecer. Los españoles ya enriquecidos hicieron venir a españoles sin dinero, pero con títulos nobiliarios para que desposaran a sus hijas. Se debía demostrar ante la cristiandad que
éramos hombres, que podíamos acceder a la razón, había que blanquear la raza. Luego que Europa fue expulsada de nuestros predios, no se desechó la idea de coronar a Bolívar, Europa siempre ha estado en nuestra memoria tratando de seducirnos con sus atavismos. Se persistió con la idea de repoblar América con hombres blancos. No se creía en aquella cultura del sobresalto. Cuarterones, quinterones, mulatos en general no podían atraer nada bueno y bondadoso. Los íconos europeos nos invadieron, sin embargo en el substrato perduraban los Orishas africanos y las cortes indígenas. Somos una cultura de los límites, de las metáforas, del sin sabor de no sentirnos definitivamente cerca de nada. Tanto Changó, el negro Felipe, la reina María Lionza, Guaicaipuro o San Francisco de Asís pueden enrumbar nuestras vidas, todo ha sido posible en América. Las implacables leyes inquisitoriales españolas habían pautado un modo de vivir que condenaba a todos aquellos que reclamasen la libertad de espíritu. Los más ilustres venezolanos habían abandonado Caracas para escapar de la severidad de las leyes de España. La primera República venezolana dejó herida la carne del país, se ahorcó, se fustigó, se violó y se satanizó a todo aquel que no se reclamase del reino de Dios católico. Sanar
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ANTE LAS TEORÍAS DE LA ASIMILACIÓN, DE LA INTEGRACIÓN, LA RESPUESTA LUCE EVIDENTE, SOMOS UNA MEZCLA QUE NO HA DETENIDO SU EJECUCIÓN Y QUE ESTÁ EN BÚSQUEDA DE SU PROPIO CAMINO.
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entonces era doblegarse, arrastrarse ante la semiótica de los imperios. Venezuela a pesar de ser una de las capitanías generales más pobres de América disfrutó el privilegio de contar con la literatura política de la ilustración, la cual nos llegó de las islas y del comercio inglés. Siempre da sus frutos pertenecer geográficamente al norte. Eso permitió a los negros y a los pulperos de pueblos ser ilustrados. Se convocó la idea de República. No éramos hombres cautos, sino defensores de la negatividad de la filosofía ilustrada. Como constructores del nuevo mundo debíamos fundar el porvenir. Se estaban combinando la política y la religión. Debíamos ser obedientes. No reconocer al imperio era un gesto de sacrilegio y merecía el castigo. Bolívar en 1812 pronuncia sus célebres y terribles palabras que conducían a dudar de la ira de Dios. El pueblo clamaba redención, es por ello que fue desconocido Vicente Emparan como Capitán General de Venezuela. La represión contra la conciencia pública fue feroz. Se aniquiló a un pueblo sin compasión. La conciencia católica era olvidadiza de los derechos humanos cuando se trataba de contener la rebelión. La religión católica actuaba como un cemento que legitimaba un orden. La religión sólo debía servir para beneficiar a un grupo. Hubo que aprender una sola lengua, la del amo. Los muertos de América no cuentan, forman parte de otro de los grandes errores de la Europa culta. Esos cadáveres sólo nos pertenecen a nosotros mismos. Se les mató simplemente por irracionales y eso debería bastar. Las cláusulas de una sociedad hipócrita comenzaban a mostrar que los intereses de la Península eran diferentes a los de la oligarquía criolla. Los maltratadores de esclavos eran sus dueños, es decir la oligarquía, a quienes se les denominaba mantuanos. Dos o más Venezuelas se crispaban, cada clase social quería tener la razón. El poder constituido no iba a ceder un ápice de terreno. La oligarquía había impuesto su conciencia y ejecutaba el mando de manera compartida. La oligarquía ya no
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se sentía representada por España y allí comienzan las disputas por el control. Caracas vivió el estallido de la naturaleza, el terremoto del 26 de marzo de 1812 abrió la tierra en dos, todo aconteció como si fuese el último suspiro de la vida. El limbo del desasosiego volvió sobre sentimientos atávicos, desobedecer a España era pecado mortal, el poder constituido se hizo acreedor de aquella monserga. A Bolívar indómito le tocó bajar del pulpito a pocas horas del terremoto a un religioso. Los hombres tenían derecho a definir su historia sin aquellas retrecherías. La geografía y el espíritu de fragor del venezolano sólo podían ser resignificados por el verbo barroco de aquel raro español salmodiado por otros mundos que habían penetrado la estructura de la lengua y en las interioridades de nuestro inconsciente colectivo. Allí cohabitaban África, América y España. Sobre Caracas parecerían abatirse viejas maldiciones incoadas por los indígenas contra los españoles y sus hijos. Se pensaba que las almas de los indios empalados habían tomado la ciudad. Aquel realismo mágico empezó a vivirse como certeza. La vida cotidiana se había hecho de ritos cristianos mezclados con las creencias indígenas y africanas. Todo era posible, la magia formaba parte de la realidad, los ríos eran estelares. Las lloviznas caían enjutas en los tejados rojos, estábamos a las puertas de la guerra general. No se podía hacer nada más que dejarse arrastrar por el huracán. Arturo Uslar Pietri con su novela histórica capta los planos de expresión de la Venezuela del siglo XIX. No se podía hacer otra cosa que seguir la fuerza del espíritu. Dos mundos estaban en disputa. Impera el saqueo y el bandolerismo. Las leyes se habían doblegado ante las pasiones. El lenguaje de la guerra era la muerte. Estábamos en una guerra civil donde cualquier cosa podía ocurrir. En la memoria se cultivaban deseos de libertad, con el trueno de la violencia pueblos y caseríos enteros desaparecieron de la faz de la tierra.
Uslar retrata en Las lanzas coloradas a Presentación Campos. Los instintos más bajos del esclavo le pertenecen; encarna la desobediencia. Los espíritus de aquellos hombres estaban alterados por la guerra, el proceso se presentaba sin precedentes. Las comparaciones mostraban a esos hombres como mejores que los amos. La tierra estaba poblada de transgresiones. La guerra podía depararlo todo. No se sabía hacia donde se iba, pero estaban allí los mestizos empecinados en sus ambiciones. A partir de allí nunca más se pudo restablecer el orden. Los hombres abandonaron sus antiguos roles. El esclavo ambicionó la dirección de las haciendas, dicho en términos de Hegel, esos sujetos habían perdido el miedo a la muerte, se sabían capaces de sustituir a los amos. Los mismos atropellos de amos y propietarios fueron instrumentados por estos hombres casi salvajes provenientes de la peonada. La transgresión se convirtió en atributo. Las tensiones en el pueblo venezolano se han mantenido intactas por siglos, cada quien creyó en la dignidad de su conducta. Las masas le guardarían fidelidad a quien mejor los interpretaba. El Taita y Páez encarnaron en el llano la obediencia, el peón que los combatió murió en el intento, el que se apegó a sus convicciones disfrutó la bonanza instantánea que pueden deparar saqueos, violaciones y fragores. El atraso formaba parte de la vida de los hombres del campo en el siglo XIX. El analfabetismo ha sido una constante en un campo desigual, donde el primado es la propiedad terrateniente, las enfermedades y la muerte. La independencia fue una lucha de fuerzas, de ingeniosidades donde no todo el tiempo se impuso el ideal redentor de fundar una sociedad nueva. La independencia proporcionó a Páez un nuevo modo de vida que lo condujo posteriormente a rodearse de la oligarquía valenciana. Se disputaron el poder y la fuerza, la sociedad justiciera no se presentó como un ideal incólume. Se abrió la guerra por el control. El caudillismo en la segunda parte del siglo XIX asoló a Venezuela y ofreció un modelo de gobernabilidad unigénito.
2DA. ENTREGA LOS CICLOS ESTELARES En América habían emergido dos poderes diferentes: el del criollo y el del peninsular. En el proceso de interpretación de la realidad cada quien se reclamaba más exacto que el otro. La realidad americana estaba sumergida en ficciones que evocaban lo fuerte o la degeneración de la raza. El substrato continuaba siendo el poder. La vigorosidad del rayo, de los montes, de los ríos nos había hecho comprender que vivíamos en el entramado de una sociedad y naturaleza desbordada. El poder de nuestra literatura fue la hipérbole. Se cultivó en Europa la idea del retraso cultural, no se atinaba a ver que simplemente América era la otredad, constituía otro lenguaje. Estábamos ante un sentir diferente. El hecho religioso no era lo mismo en España que en América. Igualmente podíamos afirmarlo del hecho político. Como lo ha señalado Uslar Pietri, los venezolanos de aquellas épocas no reclamaban ser venezolanos, sino que simplemente eran súbditos del rey. Los esclavos eran al contrario cosas, brazo y fuerza que producían mercancías. Los indígenas, los negros, los cuarterones, los quinterotes, los mestizos, los zambos y los mulatos tenían un dueño: el español y el amo oligarca. La ficción tenía una realidad de donde emergían las voces profundas. En todo aquel imaginario bullía la inconformidad, la necesidad de crear una lengua y unas costumbres que señalaran el poder de las normas. Aquel mundo se fractura en el desencuentro de lecturas y de ambiciones. Los americanos no soñaban con la Península porque allí no estaban sus vivencias, sino la de sus padres. Uslar Pietri destaca en el poder de la prosa de los narradores latinoamericanos, una psicología del gusto. Se recrea el buen decir y el poder que ejercen las imágenes como elementos de seducción en el otro. La escritura es persuasión. En Venezuela la literatura ha estado hondamente influenciada por la política, por la pasión del discurso. Rómulo Gallegos explicó al venezolano desde la ruralidad del llano. Con Pietro Figueroa se da el caso del político prestado a la literatura. En
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la literatura venezolana, en su carácter fundacional aparece el héroe como fundador de la epopeya y de la patria venezolana. Los héroes lo son en el riesgo. Lo han dado todo por el futuro. Los hombres le arrancan el poder a las tinieblas y de allí emergen apertrechados de una gloria que los hará alados y reales. La gloria es una segunda permanencia de los hombres en la vida. Eduardo Blanco en su Venezuela heroica nos presentará unos héroes invictos que acompañados de sentimientos de justicia nos legan una épica que es la montaña mas alta del saber. Pedro Zaraza abate al Boves imaginario que ya había liquidado en la sabana de Úrica, este hombre fue un disipador de tinieblas. Salva a los hombres del maleficio, pero ello implica la ocultación. Pocos son los historiadores que señalan a Zaraza como el responsable de este hecho, y lo hacen de esa manera para no correr el riesgo que otro poder– como la muerte– se vuelque sobre ellos. Como lo ha dicho Uslar Pietri Bolívar es otro extraordinario impulso de la América, de este hombre brotan el ímpetu, la astucia y el entusiasmo por construir un Nuevo Mundo. Bolívar fue la utopía, estuvo en él el anhelo de fundar un Nuevo Mundo. No avalaba la batería de la iglesia española que reclamaba la perennidad de un Rey. Bolívar fue un ilustrado, un hombre que supo fundir el ejército republicano compuesto por castas, con las milicias de negros, de indígenas y mestizos, que a la postre sería nuestro ejercito libertador. Bolívar se inspiró en el poder del pueblo. Salió de la magia de sus discursos la idea de crear una República independiente. Rodríguez se reclamaba de la ciencia y de su poder de vencer la oscuridad, su gran proyecto fue recuperar el alma de los hombres mediante la escuela. Una escuela para pardos, para indígenas y mestizos era una real osadía, por eso tuvo este hombre que salir huyendo de Caracas. La escuela de Simón Rodríguez evocaba la necesidad de la técnica para construir la nueva América. La dialéctica de la Ilustración había conquistado el corazón del Nuevo Continente,
DÍACRÍTICA N°9 2012
la negatividad de la razón y sus poderes debían dar al traste con aquel mundo atrasado que imponía su poder con instituciones como la iglesia católica. Caracas fue levantisca, el poder español sirviéndose de su literatura y de los sermones de la iglesia aprovechó para hacer circular, entre el pueblo en 1812, la idea de que el terremoto de Caracas había sido el producto de la maldición de Dios hacia un pueblo que desconocía sus verdaderas autoridades. Las palabras de Bolívar fueron claves en este maremágnum, Bolívar arrebatado por su furor revolucionario bajó del pulpito al cura que se aprovechaba de la ignorancia del pueblo de Caracas. Parecemos estar en la hora de las interpretaciones. La pregunta es ¿quiénes somos? El mismo Bolívar trató de responder afirmando que no somos ni europeos, ni africanos, ni indígenas. La respuesta es la del mestizaje cultural. La historia impuso un solio inesperado a la identidad. Ante las teorías de la asimilación, de la integración, la respuesta luce evidente, somos una mezcla que no ha detenido su ejecución y que está en búsqueda de su propio camino. Las teorías del encuentro cultural son muy débiles, olvidan las heridas, las separaciones entre dos mundos diferentes que no son complementarios. Lope de Aguirre vivió un concepto de integración aguerrido. El español impuso su traza a como dio lugar. América se convirtió en fuentes de asesinatos, se degolló a los indígenas, se violaron sus mujeres, se esclavizó a la población africana, todos fueron asaltados por aquel infausto mundo de violencia. La colonización para justificar su empresa trató a aquel mundo como atrasado, intersticial, proveniente del ocaso de los tiempos. América era diferente, había que descolonizar nuestro pensamiento. No aceptábamos el concepto de minoría de edad. El desarrollismo no nos cuadraba como propuesta, Europa por sí misma no era el modelo. Éramos un híbrido cultural que había que entender. La idea de civilidad nos agotó, dio al traste con una
buena parte de América, el crimen tuvo su cobijo. Se exterminó al aborigen en muchas regiones, los negros padecieron la institución del esclavismo. La empresa de la civilidad dejó en nuestra alma hondas cicatrices. LA CIENCIA COMO BÚSQUEDA DE LA LIBERTAD América como región de todos los comienzos presenta la particularidad de querer explorarse; haciéndolo hemos descubierto lo que somos. Nos hemos dado cuenta que no existe un mundo unigénito. Se creyó en principio en el positivismo, en la determinación, luego los paradigmas de investigación filosófica y científica se complejizaron hasta planteársenos el problema de la incertidumbre. América ha tomado como fuente el mestizaje, sin embargo todas las culturas están mezcladas. Lo principal sería enarbolar una cultura de la descolonización. En América fracasó la teoría de Darcy Ribeiro de la existencia de pueblos nuevos que construían y amalgamaban una nueva sensibilidad. A pesar de ello hay que señalar que el plexo de valores de la sociedad tradicional ha sido fuertemente golpeado. El mundo se estructura como una mercancía. El uso y la utilidad de las cosas han gobernado por encima de lo convencional y de la ética. El neoliberalismo ha diseñado un mundo para el confort. Sin embargo dentro del lenguaje de esa sociedad multidimensional nos encontramos con valores como el individualismo. El capital ha pretendido tasarlo todo, la moda ha uniformado al mundo. Hoy se reacciona ante la naturaleza de otra manera a como se hizo en el siglo XX. Los hombres se saben capaces de hacerlo todo, la imagen del hombre como arquitecto se ha hecho cada vez más plausible. Los roles sociales se han transmutado, nadie cree dormir un sueño cierto, invadidos por máquinas, capaces de decisiones insospechables, parece estar comenzando otra sistémica de la vida. El poder está allí socorriéndonos entre bastidores para ayudarnos a comprender que podemos existir sin el otro. Sabemos ya que podemos prescindir de Dios y de la tradición. La cultura posmoderna ha significado un enorme salto de garrocha donde el tiempo ha visto alterado sus ritmos anteriores. El Internet ha acercado las distancias. No importa la hora, nuestros mensajes penetran en las oficinas y en la vida privada, la existencia se ha visto sorprendida. La digitalización y el escaneo nos muestran regiones invisibles del cuerpo. La revolución ha sido inminente. Nuestra aspiración es terminar como dueños
absolutos del mapa genético. No hay riesgo o obstáculo que tenga la vida que hayamos intentado evitar. Los centros parecen haberse agotados, desde cualquier parte del mundo puedo estar informado y conectado al espacio internauta. La cultura de la globalización nos ha impuesto unas determinadas reglas, el mercado se ha universalizado. Las mismas estupideces se piensan en lugares remotos. Un modo de vida se universalizó. El béisbol, el fútbol, el basketbol forman parte de la cotidianidad de un planeta cada vez más golpeado y homogenizado. El capitalismo ha castrado la conciencia, los pueblos han aceptado en general su sometimiento. Se reniega de la cultura ancestral, pueblos enteros buscan borrar su pasado, se sienten avergonzados de su tradición. Las poblaciones creen no tener historia. Es importante destacar que nuestro proceso de emancipación se forjó con la figura de Bolívar. Bolívar representó el sacrificio, el arrojo, la valentía y la utopía. Bolívar funda un nuevo mundo, sus preceptos fueron los de la revolución francesa, se podía alcanzar la condición de ciudadano, era posible sacar a los hombres de las tinieblas de la esclavitud, para ello fue preciso desarrollar la guerra. América parecía una tierra de nadie, lanzada a la batalla, los unos por una franja de tierra, los otros en la esperanza de comenzar a fundar la civilidad y a crear un Estado que nos encaminara hacia la gobernabilidad. La guerra mostró nuestro gentilicio de pueblo, los más, éramos hombres que no vacilaríamos, no teníamos miedo. En el territorio habíamos sufrido de todo: matanzas, violaciones, fiebres endémicas que habían diezmado a poblaciones enteras y sobre todo el paludismo. Debíamos construir nuestros propios iconos, a la larga lo lograríamos. Las ideas del libertador convocaron hacia la libertad. Los peones se incorporarían a una lucha cada vez más necesaria. La Capitanía General de Venezuela tenía al pueblo más cruento y más herido del continente. Bolívar proclamó de nuevo la República en Angostura. Los pueblos reconocerían a aquellos hombres reunidos allí como sus auténticos representantes. Para Bolívar lo fundamental era la ley, trató de inspirar una sociedad democrática e ilustrada. La lucha de Bolívar contra la hegemonía española no significaba que debíamos caer en el extravío y reclamarnos de otra tiranía. Ser libre era la invención de ser, alcanzar como lo había dicho Kant nuestra propia mayoría de edad. Debíamos asumir el riesgo de administrar por nosotros mismos la República. ■