LA VIDA DE UN REVOLTOSO

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JORGE GUITELMAN PAPÁ CUMPLE 80 AÑOS

LAVIDA DE UN REVOLTOSO Papá cumple 80 años. Pensamos con mis hermanxs “estaría bueno reseñar, registrar lo que más lo ha caracterizado en la vida que fue siempre, de distintas maneras, sus ganas de hacer cosas por la comunidad”. Hablaremos con papá no tanto como papá, sino como alguien que, desde que tenemos memoria, siempre vimos ocupado y preocupado por quienes tiene a su lado, sean o no familiares o amigos. Cuando eramos chicos, en los ´70, antes de los militares, seguramente en muchas casas como en la nuestra había pilas de diarios La opinión, revistas Crisis, fotos del Che y canciones de Zitarrosa. Después nos arrebataron las cosas, pero hubo un fueguito que no se extinguió. Ni en nosotrxs, ni en ninguna de aquellas casas que guardaban tantos sueños, tanto amor. Atravesar aquello fue doloroso, triste y terrible, pero también nos hizo abrazar aún con más fuerza convicciones muy profundas, en el deseo de mantener con vida a los que se llevaron. Aquellas ideas se hicieron palabra decible en la frase de Néstor y Cristina, “la Patria es el otro”: esa frase es lo que siempre nos enseñaron en casa mamá y papá. Sintetiza todo lo que habíamos vivido desde siempre. El valor de la solidaridad. Este reportaje no pretende ser una biografía completa, faltan muchísimas anécdotas, historias, emprendimientos que fueron tantos tantos tantos... en una vida llena de sueños y haceres. Es, como todo relato, un fragmento. Simplemente recorre algunos recuerdos, guiados por el deseo de registrar la vida solidaria de papá, para entender un poco más. Con el recuerdo de algunas de sus amigas y amigos. ¡Te abrazamos! La Plata, 21 de mayo de 2020


Cuando un día, allá por 1978, nos comunicaban que tendríamos un profesor nuevo en Proyecto final, el arquitecto Guitelman, era impensable imaginar de qué manera te involucrarías en nuestra comunidad. Simple, concreto, amigable, fuiste poco a poco, junto a tu familia, no solo haciéndote conocer en el pueblo, sino insertándote en las instituciones, brindando tu apoyo y compartiendo nuevas propuestas que apostaban al crecimiento de nuestra comunidad. Cierro mis ojos y me parece verte en tu Mehari rojo con tu gorro azul de lana y por supuesto tu familia siempre junto a vos. Y es así que comenzaste a ser parte de nuestro “tejido social”. Compartimos una época hermosa y pujante, donde todo estaba por hacerse y lo que sobraba era voluntad para colaborar, había pocos medios, pero ese faltante era suplantado por manos que cansadas del trabajo diario, igual se sumaban para levantar paredes y organizar eventos. Sea cual fuera la institución que lo requiriese, la escuela primaria, el club, el jardín de infantes… ¡ahí estabas! dejando tu huella de compromiso y acción. Y saltan a mi mente muchos recuerdos, cuando se construía el gimnasio, a mi hermano con ese grupo hermoso de vecinos, construyendo el escenario del club, con medidas tan exactas, tan hermoso, que era un orgullo para nuestro pueblo; a mi padre en la boletería, cobrando las entradas para juntar la plata y así lograr las escrituras del gimnasio, y otros tantos… en todos apareces vos, apoyando, sugiriendo, HACIENDO… codo a codo, unidos para el bien común. Y también en las malas estabas… y eso no se olvida.

PAPÁ. PAPÁ Y MAMÁ

Nos gustaría empezar por una pregunta que va al centro de lo que queremos indagar en este encuentro ¿Qué cosas de tu vida, de tu infancia, de tu formación, de tus recuerdos, relacionás con este deseo que siempre tuviste de hacer cosas para lo demás, para tu comunidad? Porque es algo muy antiguo… desde el jardín de infantes al que iba Luis en La Plata, y por ahí tal vez antes ¿Hay algo en esta especie de vocación, que relaciones con tus padres, con tu infancia? Yo empezaría por la escuela secundaria. En la escuela secundaria, el Industrial de La Plata, había un Club Colegial, fue en la época de Perón. En mí tuvo una influencia muy importante la UES. Mi viejo era un conservador, pero a su manera era un tipo solidario. Y también recuerdo que siempre mi papá contaba que si iba alguien pobre a la mueblería de mi abuelo David, él siempre estaba dispuesto a resolverle el problema: le regalaba una cunita, o una biblioteca, o un colchón, o les reparaba muebles gratis. Pero no era una cuestión ideológica. Mi abuelo, y mi viejo también, era un tipo de ayudar a su manera. En la calle 122 donde él tenía su taller, había una parroquia, y el cura se había hecho amigo del abuelo, y el abuelo ayudaba a la parroquia. Mi viejo era un tipo generoso, apreciado, tenía muchos amigos en el barrio, pero no había una bajada de línea. Me acuerdo cuando Poroto, un vecino y amigo, se enfermó, creo que tenía un episodio agudo de diabetes, y mi viejo le hizo toda una estructura alrededor de la cama, como un armazón con varillas, ya que no podía aguantar ni las sábanas. Pero volviendo a lo que te decía: a mí me despertó la escuela. Eso empezó cuando fui presidente del Club Colegial. Era un quilombero tremendo. Me echaban siempre, por ser revoltoso, por promover revueltas.

Tenía 14 o 15 cuando empecé a reorganizar el Club Colegial. Yo quería que se transforme en un Centro de Estudiantes, pero había “mano dura” en los directivos. Por ser presidente de ese club, me suspendían cada dos por tres porque yo quería que se hablara de otras cosas. Ese club servía para hablar y hacer boludeces: “a ver cómo organizamos la fiestita del 9 de Julio” por ejemplo, y yo quería armar quilombo. Eso culminó con un conflicto en el gobierno de Frondizi, cuando el ministro era Atilio Dell´Oro Maini. Yo fui como representante de la escuela a la Junta Coordinadora del Movimiento Secundario de La Plata. Y en el Industrial se iban sumando, aunque muchos chicos estaban aplacados. La verdad es que lo que más nos interesaba era que vinieran los micros de la Fundación Eva Perón y nos llevaran a hacer deportes al Estadio Provincial (risas). Pero sí había un compañero que era un tipo al que le interesaban otras cosas, Orrego. La apertura real de cabeza para mí fue en la universidad, con Jorge Chute, con esos maestros. Cuando nosotros ingresamos a la facultad no estaba creada como tal, como Facultad de Arquitectura, sino que era un departamento de Ingeniería, entonces se creó la Facultad y se hizo un concurso nacional de profesores para armar las cátedras y vinieron unos capos, unos maestros excepcionales, esos tipos sí que transformaron, Chute, Eithel Traine, un desaparecido el gallego Soto, Osvaldo Bidinost, Tulio Fornari y su mujer. Esos talleres te obligaban a repensar todo. Entonces mi trabajo en las instituciones empezó, justamente, ligado a esto. Vos te acordás del Jardín de Infantes de la 38 al que iba Luis en el 75, sí… pero todo empezó bastante antes, todo empezó ahí en los años ´60. Yo atribuyo mucho mi formación y mis intereses a la facultad. Si bien en la secundaria yo era rebelde…

La apertura real de cabeza para mí, fue la universidad.

NICOLASA Y MINGO PIACENTE

Un retador de utopías


MAMÁ, PORO Y PIBE EN LA PLAYA DE SAN CLEMENTE

VOLEY EN LA QUINTA DEL TÍO ROBERTO

¿Rebelde ante qué cosas?

me fascinaba la revolución cubana.

Ante las injusticias, desde cómo tenías que formar hasta las amonestaciones por boludeces típicas de la escuela. El Club Colegial tampoco me gustaba porque era un lugar de control, para que los chicos no saliéramos de “lo específico”, lo de siempre… las materias, ser “buen alumno”. Y yo era rebelde. Cuando tomamos la escuela en el 59, fue un movimiento importante. Recuerdo los jardines del rectorado, sobre 7, en la escalinata, ahí nos reunimos una cantidad impresionante de estudiantes y hablaban los representantes de la FULP y lo de la secundarias. Era justamente por la ley de Frondizi que legitimaba los títulos de las universidades privadas, les daba autonomía. Yo hablé y habló el Negro Schiavelo y nos cagaban a fustazos. “¡Guarda, guarda que vienen los cosacos!” decíamos. Era que los milicos a caballo se metían en los jardines y empezaban a pegarnos. Mucho después, en el ´73, cuando ya me había recibido en la facultad -en el 69- en la llamada “primavera camporista”, el vasco Ochandorena, decano de Ingeniería, me convoca porque se había armado un plantel de profesores (había clase A y clase B, los primeros formaban a los más jóvenes, que éramos los que estábamos en contacto con los estudiantes) para dar el Curso de Introducción a la Realidad Nacional. Se hizo durante los dos meses del gobierno de Cámpora. Después chau. El ingreso era irrestricto, lo único era hacer el curso. A mí me tocó dar el curso en la Facultad de Medicina. Para esos años yo tenía una simpatía por el peronismo, aunque no militaba. Un acercamiento que vino a través de los profesores. Pero también me fascinaba la Revolución Cubana, yo era fanático. Si eras un tipo

sensible no podías no estar de acuerdo. Lo mismo escuchaba a Agustín Tosco y me fascinaba… ¿Te acordarás que en casa leíamos La opinión, el diario de Timmerman? Claro, yo tengo la sensación de que vos eras un militante, aunque reconstruyéndolo luego, sé que no eras un militante orgánico, por llamarlo de alguna manera… pero sí tenías un compromiso social. Eso lo hablábamos mucho con el Vasco Ochandorena, me acuerdo porque él me invitaba y también había un compañero que me invitaba a participar de las FAP, las Fuerzas Armadas Peronistas, pero la verdad que nunca me sumé. Y la JUP, la Juventud Universitaria Peronista era el brazo intelectual de Montoneros. Yo me identificaba más con ellos, pero estaba de una manera tangencial. Era simpatizante, porque me invitó el Vasco. Todo ese grupo fue todo perseguido por los militares. El Vasco no volvió nunca de Venezuela. (…) Esos años, los ’60 están en la historia como la época más brillante de la universidad pública argentina: se rememoran como años en que salieron los tipos más capos. Esos profesores fueron los que me vincularon con mi interés por lo social y me acercaron al peronismo. Yo, siendo de izquierda, no me identificaba con las agrupaciones universitarias de izquierda porque era de los que pensaba que lo que había que hacer era cooptar el peronismo, porque era un movimiento de masas. La pelea con los troskos es una pelea para darle cuerpo, aún hoy, una pelea entre lo que llamábamos los “intelectuales de café” y el pragmatismo del peronismo. Yo lo escucho a Del Caño o a Miriam Bregman y estoy de acuerdo en todo con lo que dicen, pero no se llega así al poder popular.

Hablar de Acciones Juveniles, del diario Propósitos, de Pionero o de la EPA, es hablar de vos. Tu paso por la Municipalidad, a cargo de Turismo con proyectos innovadores… el prototipo de la lancha con motor Citroen, o la puesta en marcha del proyecto de una isla flotante, son acciones visibles que llevan tu sello visionario y transgresor. Querido Jorge, muy feliz de verte hoy pensando proyectos, feliz de haber compartido tantos años de nuestra comunidad y de nuestras vidas, feliz de participar en tus charlas de la EPA, de escuchar tus propuestas hoy, como hace 42 años cuando te vi entrar por la puerta del salón. Sin dudas mi familia, y en especial Mingo desde su estrella, también estará muy feliz de verte hoy fuerte y luchando. Y hablando de luchas, quisiera cerrar, con una frase que Don Quijote le dice a Sancho Panza, ya que creo que también te identifica: “La Libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.” ¡¡¡ Muy feliz cumpleaños !!! Nicolasa Piacente


¡GRACIAS A ANDRÉS!

GENERADOR DE IDEAS

En esa foto Jorge me hace un reconocimiento por el humilde aporte que yo pude hacer en ese momento que eran mis comienzos. Nosotros tuvimos un acercamiento de entrada, porque como yo soy platense también… de chiquito cuando vine de Italia a los cinco años fuimos a La Loma y después nos trasladamos cuando mi papá compró un terrenito en Los hornos así que bueno, ser platenses los dos nos dio un acercamiento de entrada. También recuerdo que cuando me dediqué al teatro, con La dama del Alba, él se ocupó personalmente de hacer unas notas muy bonitas apoyando la cultura teatral acá en San Bernardo, siempre interesado en apoyar la cultura. Yo lo aprecio mucho ¡y creo que se merece que le hagamos un reconocimiento, realmente! Andrés Caliendo

CON “EL ENANO”

Perón sí, me gustaba, pero sobre todo Evita, la jefa espiritual de la Nación. La razón de mi vida era un libro que leí en la secundaria. Y ese libro se queda corto en relación a lo que fue Evita. Ese libro me marcó. Y sí, yo leía mucho. El diario sobre todo. Me quedo pensando en esto que decís, por ahí que nunca milité orgánicamente en el partido… es que tiene que ver conmigo, que yo siempre fui un tipo bastante solitario… hasta hoy. Siempre me sentí invitado a liderar grupos. Así me pasó cuando nos fuimos a vivir a La Costa. ¿Y mientras eras estudiante universitario, tampoco estuviste en agrupaciones? Cuando estudiaba no estaba de acuerdo ni con la agrupación que ganaba siempre (PARA, Partido Reformista Arquitectura) ni con los troskos. No me identificaba. Si fuera por mí, me quedaba a dormir en la facultad, me pasaba las 24 horas del día ahí, pero en las clases. Para escuchar a “los maestros”. Yo estaba muy seducido. Había cátedras paralelas y ¡yo iba a todos los teóricos de todas las cátedras! Iba a todos los talleres, para escuchar a todos. Ellos me formaron, Osvaldo… ¡y también Marcos Winograd! Por ejemplo, el famoso libro Teoría del hospital, de Ramón Carrillo, que siempre atesoré, es un libro que me dio Eithel Traine, un especialista en arquitectura hospitalaria. Hoy ese libro es valiosísimo. Al final de la materia el proyecto era hacer un hospital. Después yo, con esas ideas, propuse algo que resultó muy novedoso en la ENET de Santa Teresita: con la primera promoción proyectamos un hospital general para la región, para construirse frente a la ruta en Mar del Tuyú. Te imaginás que los chicos que se recibían de maestros de obra hicieran un trabajo tan ambicioso,

creo que fue una audacia de parte mía… pero bueno fue una aproximación y salió buenísimo. En ese grupo estaba Nicolasa Piacente. El hospital en la facultad lo proyectábamos en equipo y al final de la carrera, para recibirnos de arquitectos. Yo tomé las cosas básicas, les hacía leer Teoría del hospital, en fin, experimentamos… Volvamos a la época del jardín de infantes de 9 y 38 en La Plata. Me acuerdo de una suelta de globos. El abuelo Pibe, que puso la casita rodante como premio. Sí, pero el abuelo ya había muerto, fue en el 76, estaba “El Uva”. La casita rodante de la fábrica del abuelo, estaba terminada y yo un poco pensé que el homenaje a mi viejo podía ser ese, ya que a él le hubiera gustado. Yo fui presidente de la cooperadora, era una escuela que tenía un edificio muy pobre. Pero la dejamos hermosa, le pusimos flexiplast naranja a todo el piso, quedó impecable ese jardín. Ahí había gente que también acompañaba con mucha fuerza. Yo sufrí mucho con la muerte de mi viejo, y creo que por eso puse tanta energía en trabajar para la escuela, hacer esa movida para recaudar plata. El ´76 fue un año terrorífico, no solo por la muerte del abuelo Pibe, sino por el golpe de estado… el comienzo de la dictadura militar. Así es. Yo tenía una casita en 127, en Berisso cerca de la UTN, en la que tenía un pequeño taller mecánico. La parte de adelante, la alquilaba a dos estudiantes de Medicina, en la época de Isabelita fue un grupo de tareas de la Triple A, rompió la puerta de entrada y acribilló a los dos pibes. Después, en el ´76, de nuevo en la casa de 127: esta vez los militares allanan a la noche el taller y se llevan al Rubio, Jorge Passadore, que era mi ayudante y vivía allí. Aún hoy está desaparecido.

La razón de mi vida fue un libro que me marcó.

Jorge hizo mucho por la formación de la Liga de Fútbol del Partido de La Costa. Fue uno de los promotores de poner a Pionero –del cual yo era socio- a apoyar incondicionalmente la Liga, e impulsó a la gente de Deportes a que me incluyeran, porque veía que yo era un potencial dirigente, además de jugar para los veteranos de Mar del Tuyú. Se estaba formando muy bien el Club Mar del Tuyú, para el que me pidió colaboración con materiales, y yo doné unas puertas placa, cosas de esas. Y siempre recuerdo la inquietud y el afán de él por colaborar con el club, con el jardín de infantes, con la sociedad de fomento, con la capilla, con un montón de cosas en las que siempre fue un motivador, un generador de ideas e inquietudes y siempre colaboró activamente. De esa manera dio un puntapié para que los dirigentes y políticos se ocuparan de crear la Liga. Cuando se formó no teníamos un lugar donde funcionar, entonces nos brindaron la oficina principal de la entrada de Pionero.


ES UN AMIGO

JORGE Y LUIS DAVALI

Siempre me sentí invitado a liderar grupos.

Era militante, como todxs nuestrxs amigxs. Lxs compañeros de mamá: Patato, Ruben, el Tío Edu. Ellos, sus compañerxs de Medicina, eran más chicos que mamá, y estudiaban con ella, también seguramente por cómo es mamá, su solidaridad, la contención de la casa, mamá les cocinaba, pero claro también había una afinidad ideológica. Y los chicos eran todos militantes. Habíamos vivido cosas de terror, como viajar a Buenos Aires en familia varias veces a llevarle plata a Diana, una amiga perseguida, luego desaparecida. Sintetizando: en el ´74 ya habían matado a los dos estudiantes a quienes yo les alquilaba y la policía me había sacado la casa, y en el ´76 secuestraron a los compañeros de mamá, incluído el Tío Edu. Nosotros nos fuimos un día antes de nochebuena del ´76, un par de días antes me había avisado un vecino que se habían llevado al chico que vivía detrás de la casa, Jorge. Entonces ahí dijimos «bueno, vámonos ya». Yo tenía una Ford F100. Qué ingenuidad, creo que no era conciente del peligro que corrí: Me fui al taller -de donde se habían llevado a Jorge, “El Rubio”-, saqué todas las herramientas, todo lo que pude, compré una cadena y un candado, cerré todo y chau. A la nochecita nos fuimos. Me contaron los vecinos que al rato cayó la policía de nuevo a terminar el trabajo. ¿Cómo tomás la decisión de irnos? ¿Por qué “al Tuyú”? Lo de la Costa comenzó con mi viejo alrededor del año ´66. Ya de antes, a él le gustaba ir a pescar. Iba con el viejo Morales, un carcamán andaluz, a una tapera que tenía Morales en Punta Indio. Iban ahí entre los cangrejales y se hacían unos guisos, eran medio unos chanchos. Llevaban los condimentos y cualquier bicho que caminaba iba a parar al asador. Mulitas, peludos, perdices, liebres y pescado, claro. A mi viejo le

encantaba eso, andaba en patas por ahí, y ahí era un tipo feliz. Después de la muerte del viejo Morales, mi papá había empezado a hinchar con que tendríamos que tener una casita en el Tuyú. Y me había dicho “si vos te prendés, la hacemos entre los dos”. Yo tenía 26 años. Y le dije que sí pero con una condición, que tenía que estar frente al mar… si no, no me interesaba. Esa era siempre una discusión con él porque él decía que tenía que estar a dos cuadras del mar, como que le tenía cierto miedo tenerlo tan cerca. Ya en el año ´65 habíamos hecho un viaje a la costa en el Chevrolet, hay una foto en la que estamos en Las Toninas, andábamos buscando el lugar. Buscando lotes. Pero nunca nos poníamos de acuerdo sobre eso de si frente al mar o a dos cuadras. Eterno debate de la mesa de los domingos. Hasta que llegó el año ´72 en que mi viejo se enferma, tuvo una pericarditis y estuvo en cama. Al verlo así recuerdo que me propuse definir el tema de la casita en la costa. Y yo tenía un amigo, Chacho Lo Bianco, que su padre era agrimensor y el tipo estaba mensurando Costa del Este. Entonces un día a través de este hombre doy con quién podía hablar en la costa para comprar un lote. Yo tenía un 128 blanco nuevo y me fui solo, con toda la plata que tenía. Cuando llegué a Costa del Este comprobé que allí mi idea era inviable, porque no había nada loteado frente al mar, entonces comencé a caminar por la playa hacia Santa Teresita. Sería el mes de septiembre. Y descubro en esa caminata que entre las calles 96 y 97 de Mar del Tuyú había todo un alfalfar sin nada construido, algo muy especial ya que en general aunque desperdigadas se veían construcciones. Era la única manzana

¡Hola Flaco querido! Qué alegría poder saludarte por este medio. Tengo un gran recuerdo tuyo. Si lo midiéramos en kilómetros serían más de 10.000 en carrera. Me acuerdo de los preparativos en Fiat Diagonal donde yo trabajaba y también los aprontes en el taller de tu viejo… El nos controlaba. ¡Con qué ilusión y alegría lo hacíamos! Con la esperanza de “dar la vuelta” decíamos, que no era poco para un particular y sobre todo contra los equipos oficiales. Me acuerdo de muchas cosas, de cuando nos quedamos sin nafta en plena ruta y un auxilio Renault nos dio ¡cinco litros! ¡Qué amarretes! Jeje! O cuando volviendo de Comodoro te cansabas y aceleraba yo con la izquierda; pero lo más lindo fue cuando queríamos llegar temprano a Viedma, que nos esperaba un amigo tuyo, con tanta suerte que volcamos en una curva de la ruta y quedamos con el auto dado vuelta. Al otro día lo acomodamos y largamos así. Manejabas muy bien en la montaña, flaco ¿Te acordás de Eriberto Mesineo, que lo encontrábamos en todas las etapas? Jaja. Flaco, te mando un gran saludo, y pasá muy bien tu cumpleaños. Yo a pesar de no verte nunca, digo: “es un amigo”. Luis Davali


ARRIBA EN LA OBRA DE 91 Y COSTANERA

LIDIA VARELA

EN EL CLUB, BAILANDO CON LA SEÑORA DE OLGUÍN

Lo enumeré, como en mis viejos tiempos cuando le hacía un informe a un docente ¡qué locura! 1. Llegó una familia integrada por cinco personas: Jorge, Cristina, Sarita, Julieta y Luis. 2. Un poco nos sorprendió “el arqui de alpargatas”. Eso nos causó asombro. El era así, algo que lo identificaba. 3. Inmediatamente integraron la Asociación Cooperadora, siendo él el presidente. 4. Un día me dijo: Ocúpese de la parte administrativa, y construiremos un jardín de infantes. El sostendría la parte económica. 5. Se hizo la inscripción, y Jorge fundó el periódico Propósitos para cubrir con la totalidad de la recaudación, el sueldo de las docentes, Rosita Gallegos y Susanita Rohr. 6. Funcionó en la vivienda de la escuela y luego en el Club Mar del Tuyú. ¡Imaginen qué pequeña era nuestra escuela! 7. Se consiguió el terreno donado por la Sociedad de Fomento y la Municipalidad de la Costa y se construyó el edificio, previa documentación para ser oficializado. 8. Párrafo aparte: cuando junto con Raquel viajamos a Capital a comprar el mobiliario, bellísimo… compramos el más lindo. Llevamos la plata que él nos había dado, por supuesto. Y casi nos meten presas por haber tirado los boletos. Fijate si seríamos paisanas nosotras, y chúcaras, ahí. 9. Eventos por todos lados, siempre para conseguir fondos para el

que no tenía ninguna casa y todo alfalfa, con todo el mar ahí imponente. Me meto a recorrer el lugar y veo un cartel caído, que se ve que lo habían puesto hacía poco, que decía “particular vende”. Pregunto por allí, me voy hasta la telefónica, hasta el teléfono de Elena, que estaba frente al almacén Don Raúl, desde donde llamo al número del cartel. Me atiende un gallego, me dice que el terreno era suyo y a cuánto me lo vendía y que él vivía en Mar de Ajó, que tenía un café en Mar de Ajó. Me fui hasta allá y le compré el terreno, y así fue la historia. Vuelvo entonces con el boleto a verlo a mi viejo que ya estaba recuperado, me dice “¿cómo te fue Jorgito?”, “compré el lote” le digo, ¡se puso de contento! aunque me seguía cuestionando que fuera frente al mar. Al mes siguiente que el clima ya estaba relindo viajamos entonces para escriturarlo, ya que todo lo hacíamos juntos. Fuimos derecho a escriturar y después a ver el lote. Recuerdo que era una mañana hermosa que entramos por la ´94, dimos una vueltita y paramos frente al terreno. Le digo a mi viejo “Vení, éste es el terreno ¿qué te parece?” ¡le encantó! claro. Después discutíamos por otras cosas, dónde hacer el hogar, en fin, cosas ya de la construcción. Enseguida empezamos a construir primero un obrador, que mi viejo tenía desarmado y lo llevamos en un par de viajes. La nota la dio mamá que después de tanta discusión al llegar al lote dice “Pero está un poco lejos del mar”, todavía recuerdo la calentura que me dio. La casa la hicimos medio al toque. Ese mismo verano, con la casa sin terminar, ya lo pasamos ahí. Mi viejo la disfrutó poco, porque en el ´76 murió. Y así fue que cuando necesitábamos irnos, en el ´76, por la dictadura, mi único contacto era el vasco Ochandorena, que tenía un contacto para irse a Mé-

xico. Lo fui a ver a él, y me dijo que estaba todo súper controlado, que él se iba a arriesgar, que cargaba a su familia y se iba. Yo no tenía otro contacto. Me había quedado la alternativa de irnos a la Costa, como tantos que ante la imposibilidad de salir, hicieron lo que se llamó el exilio interior. ¿Cómo fue llegar a La Costa? Cuando llegamos en el ´76 a Mar del Tuyú yo estaba con un cagazo bárbaro, porque me di cuenta que allá estaba más expuesto que acá en La Plata. Entonces hubo dos tipos que me dieron una mano enorme, Jorge Esnauz y Mario Cavo, el jefe de Bomberos de Santa Teresita. Cuando fui a DEBA, porque no teníamos luz eléctrica, conocí a Jorge. El era peronista ortodoxo, a muerte, se conocía la doctrina “de pé a pá”. Cuando le conté que estaba ahí medio refugiado, escapando de las situaciones de persecución que vivimos en La Plata, él me ayudó y me nombró profesor en la ENET N° 1 de Santa Teresita. También me las arreglaba haciendo cálculos de hormigón, me compré una calculadora científica Texas Instruments, era toda una novedad. Yo le hacía los cálculos de hormigón a Jorge Varela, porque él tenía mucho laburo. Un tiempo después, con lo que saqué de lo que vendí en La Plata me compré un lote en 91 y Costanera y ahí lo asocié a Bainotti y a Raúl Menéndez e hicimos un edificio en común que aprecio mucho, que es el día de hoy que es visto como un ejemplo de proyecto de arquitectura hecha “de frente al mar”, considerando el paisaje y la geografía, hasta vinieron a estudiarlo hace unos años cuando se hizo un simposio de arquitectura en Villa Gesell.

Cerré todo y chau. A la nochecita nos fuimos.

EL ARQUI DE ALPARGATAS


¿TODO POR HACERSE? Cuando nosotros llegamos a Mar del Tuyú, en el 76, la Costa aún pertenecía a General Lavalle, y había un delegado que era Celso Brignardello. La delegación estaba en la 2, frente a Sank Yú. Brignardello me dio una lección, porque yo repetía lo que de decían muchos de los que recién llegábamos “acá está todo por hacerse”. Y Celso me dice, “Arquitecto quiere que le diga todo lo que se hizo para llegar hasta acá? ¿Todos los que laburaron para llegar a este punto?” Y ahí nunca más dije que estaba todo por hacerse. ¿Pero qué pasaba? Mar del Tuyú funcionaba como un feudo, el que manejaba todo era el Turco D´Elías que era el fundador del pueblo, el que loteó. Iba con su Mercedes, tocaba bocina y la gente venía. Aunque lo de él era un negocio, hizo muchas cosas, que eran necesarias si uno está haciendo un pueblo. De hecho la escuela, en ese entonces N° 25, hoy N° 6, lleva el nombre de su madre Rosa Cazaux de D´Elías. La gente cuando necesitaba algo acudía al Turco. En ese marco el Turco le dio un local al club. En la escuela, la directora era Lidia Varela, que siempre fue muy inteligente para darse cuenta cómo es el perfil de las personas. Nosotros cuando llegamos fuimos al almacén de Raúl Crespo para hablar con Lidia, que en el verano se ponía los guantes y atendía la verdulería -siempre admiramos su capacidad de trabajo, y su humildad-. Era diciembre del 76. En el ´77, en cuanto ustedes empezaron las clases, nos invitaron a la Cooperadora y había que elegir autoridades, y Lidia incentivó en la reunión para que me elijan a mí. Vio la oportunidad de alguien nuevo que llegaba con ganas, seguramente. Me acuerdo que ahí mismo se plantea el tema de recaudar fondos para

HACIENDO LA CASITA DE 97 Y COSTANERA

Era la única manzana que no tenía mas que alfalfa y todo el mar ahí, imponente.

ARRIBA CLUB SOCIAL, CULTURAL Y DEPORTIVO MAR DEL TUYU

adecuar una parte de la escuela para que empezara a funcionar el jardín, en una salita que estaba adelante, frente a la ferretería. Se empieza a discutir cómo juntar fondos. Normalmente se hacía una rifa o un bono contribución, con eso se arrancaba y después se presionaba a la municipalidad para terminar. Yo estaba callado cuando hablaban de eso, entonces Lidia me da la palabra en la reunión, y yo planteé que hay otras formas de juntar plata que pueden ser más creativas, movilizar a la comunidad, comprometer a los comerciantes, que los chicos no tengan el ejemplo del juego… porque la rifa será inocente, pero es un juego. Y aunque Lidia ya sabía, me dice ¿Entonces cuál es su propuesta? Y yo dije “Creo que hay que hacer un mensuario en el que estuviera representada la gente de Mar del Tuyú, y que los comerciantes pongan un aviso”. Así se conseguían muchas cosas: tener la plata, que los comerciantes tengan sus avisos, y sobre todo la comunicación entre los vecinos. “Pero eso ¿quién lo hace?” dijo Lidia, sabiendo quién iba a tomar la posta. “Yo me comprometo a hacerlo”, dije. Y así empezó, primero sacamos un número de presentación, en papel amarillo, en el que invitábamos a todos a buscarle un nombre, a través de un concurso que ganó Líder Bainotti. Se llamó Propósitos de Mar del Tuyú. Bainotti vivía cerca de nuestra casa, era el vecino con el que yo más hablaba de política, muy querido por mí, un peronista bien ortodoxo, por eso se llamaba Líder Juan… Bueno, la cosa es que lo imprimimos en una pequeña imprenta tipográfica –una linotipo- de La Plata, creo que se llamaba Rubín. ¡El revuelo cuando llevamos el diario allá! ¡Se engancharon todos! Lidia y Raquel fueron a Buenos Aires a comprar todo el equipamiento para el jardín con lo recaudado con el periódico. Ahí en la cooperadora es que se arma ese grupo

EL JARDÍN DE INFANTES DE MAR DEL TUYÚ

bienestar de los niños, ya sea en la parte pedagógica como en la edilicia. Esa política compartida con él me dio la posibilidad de crear una escuela casi ejemplar diría, todavía lo dicen las familias de aquí. 10. Algo inolvidable en mi vida, una cena en el Hotel Santa Rosa, donde Jorge había invitado al intendente Villalba. Cuando llegó se había cortado la luz, y él lo traía con una linterna hasta la cocina donde yo estaba ayudando. La luz nunca volvió. Igual, con faroles, la fiesta fue un éxito. 11. Todas las obras de la escuela, como el SUM de 280 metros cuadrados, se hizo con el dinero recaudado en un tráiler de teléfono, siempre a la cabeza en estos aportes, los dos Jorges: Jorge Guitelman, y Jorge Varela. 12.Luego ocupó la presidencia del club, e hizo su supervisión y esfuerzo se consiguió hacer el gimasio. Recuerdo el día de la inauguración, dije un discurso embarazada de Diego ¡mi hijo hoy tiene 40 años! 13. Pasaron muchas cosas, lindas y no tan lindas, pero Jorge Guitelman sentó un inolvidable precedente, por su honestidad, su solidaridad, sus ganas y potencia para hacer de todo. 14. Capítulo aparte por supuesto, fue la fundación del diario Pionero, una empresa que lleva a cabo por años. 15. Suelo verlo de vez en cuando pasar por mi casa, algunas veces en el banco. Tengo por él el mejor de los afectos y los cariños. El tiempo nos ha distanciado, pero que sepa el flaco que ¡yo lo quiero con el alma!


Una alegría hoy escribirte.

ABAJO EL ENCUENTRO NACIONAL DE CINE

ARRIBA LA PATRULLA MUNICIPAL MARÍTIMA

de padres, que todos era o electricistas, o plomeros, albañiles… Eran como diez: Maidana, Curtis, Felipe Milei, Juan Piacente (el papá de Mingo, que se sumó años después), González, Farrán, el “viejo” Suárez.

empezó la guerra de Malvinas. El problema del Jardín fue que el terreno era chico y no tuvimos en cuenta lo que iba a tener que crecer. Y creció de mala manera.

Propósitos salió tres o cuatro veces. Cuando se cumplió el objetivo de juntar la plata necesaria, dejó de salir. Después se convirtió en Pionero cultural que lo hacía un grupo de mujeres: Stella Sotelo, Ana Mochnal, Lili Vara. Ese fue el antecedente de Pionero.

Contanos del Club Social, Cultural y Deportivo...

Ya poco usamos la pluma, estas TIC’S nos innovaron. Tanto vos como yo y otros, cada tanto cumplimos años, siempre contando los que vendrán. Felicitaciones familia por darse la oportunidad de celebrar tan grato acontecer. Felicitaciones Jorge, un gran abrazo amigo. En el devenir solemos decir que “le venimos agregando vida a los años” y vos has hecho un culto por darle sentido a la vida. Descubrí en vos varios fuegos que alimentaban ese tesón: tu palpitante utopía frente a un mundo injusto y el querer cambiarlo, te desvelaba. Preferías ser una persona constante en lo que arremetías y no te quedabas en lo de estar al día, porque esto era de corto tiempo. Sentías que el horizonte era tu vida, aunque a veces no se llegase. Recuerdo tus charlas sobre la dominación del hombre por los poderosos: en la base del triángulo que dibujabas, estaban los trabajadores... después el resto de la población. Recuerdo como con una figuración, que me describiste la libertad: “En la época de la esclavitud, si uno tomaba un esclavo y lo llevaba al centro de la plaza y luego te ibas del lugar, el esclavo se quedaba ahí sin intentar dar medio paso.” Es difícil salir de la colonización mental, me decías. Hoy creo que sucede algo similar, conquistan nuestras subjetividades. Te conocí soñando en grande. Muchas ideas, historias, aventuras y algunas desventuras dolorosas nos hicieron caminar por casi las mismas huellas. Jorge, no dejes de ser un soñador. Tampoco dejes que te atrape la rutina del tránsito de los días, siempre alguien espera tu palabra, tu acción al lado de los que queremos y de los que nos quieren. Un feliz cumpleaños, querido amigo. Juan De Jesús

Así empezó a gestarse tu participación en las instituciones de la comunidad… Y sí, en Mar del Tuyú se armó un grupo que me acompañaba en todo, a todos lados: Tito Jaime, Mingo Piacente, Roque Maidana, Pipo Di Plácido, Lobasso, Albino Rohr. Ellos eran de fierro. Pero con ellos no hablábamos de política. Había que hacer cosas, era un pueblo al que le faltaban cosas, yo tenía ideas y empuje y era joven. Yo los convocaba y me daban bola. Lidia por ejemplo, era alguien incondicional. Tenía mucha confianza en mí. Por ejemplo las fiestas en Mar del Tuyú, yo nunca bailé, o muy poquito (ver foto del baile con Soledad Olguín ¡por favor!) y ahí bailaban todos. Pero yo armaba, tenía conducción sobre los grupos. Siempre me gustó eso. No había una identificación política, lo que teníamos eran objetivos concretos que había que cumplir. Había que lograr cosas, y había solidaridad. ¿Y el Jardín de Infantes? El Jardín lo empezamos cuando creció la matrícula de la escuela. Lidia consiguió el terreno a través del Turco D´Elías, y yo hice el proyecto. Acá el factor fundamental para hacer el Jardín fue Mingo. El lo dirigió. ¿Sabés cuándo se inauguró? El 2 de abril del ´82, el día que

El grupo de personas era el mismo. Enrique Mervich había conseguido que D´Elías le ceda el lote donde está el edificio del club. Pero el viejo no quería ceder los cuatro lotes de al lado. Yo lo fui a ver, creo que en el 78. El asunto es que el Turco me dice “bueno yo le voy a dar los lotes, pero le voy a dar un plazo. Ustedes hagan el playón”. Ninguno de nosotros teníamos un mango. Entonces yo les cuento que nos daba el lote, pero de dónde sacábamos la guita para los materiales. Se me ocurrió ir a ver a Nito Milano, que tenía corralón sobre la 32. Y le digo que necesito hacer este playón, y un cerco, una pared alta y vender publicidad, entonces, le ofrezco pagarle con un cheque mío a 90 días. Lo acordé con el grupo y “le entramos a dar”. Cuando se cumplieron los 90 días fui con toda la guita y rescaté el cheque. Estaba toda la publicidad bien pintada por un letrista, muy bien hecho. No sé si algunos no los pintó Tarzán ¡Y el mural que pintó Marita Menéndez en la entrada, con dos jugadores de fútbol! Después fue presidente Jorge Varela, y después Nora Rohr, que logró conseguir plata de la Municipalidad, y en su gestión techó el gimnasio. Pero antes, habíamos hecho la losa del club. Albino Rohr fue quien hizo la losa, y él vivía en ahí en el obrador. El obrador lo hizo casi solo, con sus chicos ahí. Increíble. Me emociona este recuerdo. Los Lobasso, Zulema, que murió hace poco, ayudaban mucho a Albino y sus chicos. Eran muy solidarios. Enfrente de Lobasso vivía Castiglione, gran amigo mío, muy buen tipo, era carpintero.

Había que lograr cosas, y había solidaridad.

CON JUAN

SIEMPRE ALGUIEN ESPERA TU PALABRA


LOS CHICOS DE LA ENET LAS FIESTAS EN EL CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO MAR DEL TUYÚ

ARRIBA CON LA ASOC. DE FOMENTO MAR DEL TUYÚ SUD

En Mar del Tuyú se armó un grupo que me acompañaba en todo.

INAUGURACIÍON DEL GIMNASIO

EL DÍA DE LA FIESTA DE EGRESADOS

Un tema aparte es la sala de teatro. Me acuerdo que hicimos un tablado que creo que lo consulté “con el Neufert” (un clásico libro de arquitectura). Un tablado tiene una técnica. Tenía que tener pilares, tirantes y ser de madera, ser flexible. En general se hace así nomás con cemento, pero este lo hicimos como debe hacerse un escenario teatral. ¿Y cómo llegaste a la Municipalidad? ¿Por qué Turismo? A la Municipalidad llegué por Raúl Menéndez. Fue así. Una tarde de otoño estábamos reunidos con los chicos de “Acciones juveniles” –ver más adelante-, en la vereda del local, para aprovechar el sol. De pronto veo que para un auto, un Taunus amarillo nuevo. Se baja Raúl sorprendidísimo al verme, y lo mismo yo, porque él había sido alumno mío en la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata. El venía manejando y al lado venía Villalba, el que iba a ser el intendente. Villalba ni se bajó, Raúl me lo presentó, me acerqué a la ventanilla a saludarlo. Y ahí mismo Raúl le dijo: “Jorge fue un profesor mío en la facultad, y podría ser un buen colaborador en la gestión”. Y fue así que cuando Raúl se fue a vivir a Mar del Tuyú, me vino a ver a casa, y me convocó formalmente. Como todos los cargos ya estaban cubiertos, me ofreció Turismo y Cultura del recién creado Municipio Urbano de la Costa. Yo no tenía ni idea pero Raúl me animó a que hiciera una capacitación, y así fue que entré. Fui el primer director de turismo del Municipio Urbano de la Costa. El encuentro con él fue absolutamente insólito y casual, como te decía. Yo en ese momento estaba con la idea de que había que poner el esfuerzo de la comunidad en movilizar a los jóvenes. Había muchas pibas y pibes, y la gente grande era gente muy sufri-

da y cansada, a pesar de tener enorme sentido de la comunidad y haber trabajado muchísimo por ella. Por eso motoricé que se armara el grupo que se llamó Acciones Juveniles. Nos reuníamos en un localcito al lado del cine. Estaban las chicas de Mervich –Verónica y Silvia-, Alberto Suárez, Raúl Farrán, Humberto Rohr, que era un gran motor de ese grupo, y otros. Me acuerdo que se identificaban con una cinta naranja en el brazo. La primera acción que se propusieron fue armar una farmacia, porque no había farmacia en Mar del Tuyú. Habíamos empezado a hacer gestiones. Se necesitaba un idóneo, ya habíamos hablado con el Turco y todo… Pero coincidió que aparece Néstor y su socio, que querían abrir una. Y así la farmacia de Cosentino fue la primera en Mar del Tuyú. Me vinieron a ver cuando se enteraron esto de la farmacia. Yo lo reuní a Cosentino con D´Elías. ¿Cuáles buenos recuerdos tenés de la Dirección de Turismo en la Costa? Los milicos habían prohibido muchas actividades y a muchas personas, a muchos artistas. Yo quería ver la posibilidad de hacer un encuentro de cine nacional para rescatar lo que lo que querían tapar. Me arriesgué un poco pero lo cierto es que no nos prestaron atención, no pusieron impedimento. Recuerdo que vino Aída Bortnik, que en ese contexto era una revolucionaria y en ese momento ya tenía bastante prestigio. Y “la” figura del encuentro era Lucas Demare, director de “La guerra gaucha”. De manera que en plena dictadura pudimos hacer un encuentro de cine con un cariz bastante piola. Otra cosa que inventé un poco para que los militares no nos miraran mal, porque era algo de interés para ellos, pero también bene-

¡Muy feliz cumpleaños querido Jorge! de sus alumnos de 6° año de la ENET, quienes recordamos su cálida sonrisa y admiramos su vocación de servicio por un Partido de la Costa mejor, inculcándonos ser buenos anfitriones de nuestros visitantes; siempre contagiando su entusiasmo a vecinos y comerciantes. Por eso felices de haber compartido una etapa de la vida, le hacemos llegar un fuerte abrazo de agradecimiento y nuestros mejores deseos. Teresita Veres, Juanita Sgroi, Nicolasa Piacente y Luis Didone. Promoción 1978, ENET N° 1 Sta.Teresita


Querido Jorge Guitelman Quería dejarte, desde el fondo de mi corazón, un muy feliz cumpleaños, que lo estés pasando genial rodeado de toda esa gente bella. Y agradecerte por tanto tiempo compartido en Acciones Juveniles, por habernos ayudado a los jóvenes de Mar del Tuyú a cumplir un sueño, el de crear el playón deportivo en el club, ya que no teníamos dónde reunirnos. La verdad que fueron tiempos divinos, con mucho amor, hecho todo desde la inocencia y el placer de formar algo para la comunidad y para nosotros mismos. Así que gracias, infinitas gracias. Un beso grande, y por muchos cumpleaños más. Soy Verónica Mervich ¡y te deseo todo lo mejor! Hola Jorge Guitelman, soy Raúl Alvarez. Estuve en el grupo de Acciones Juveniles. ¡Te veo dos por tres en el pueblo! te deseo que pases un feliz cumpleaños, que la pases relindo. ¡Saludos! Soy Silvia Mervich, un beso grande quiero mandarle a Jorge Guitelman por su cumpleaños. ¡Siempre en mi corazón y mis recuerdos! Cariño grande desde Venado Tuerto. Hola,soy Susana Rohr, el mensaje es para Ud., Jorge, le mando un abrazo enorme. Un placer poder saludarlo y desearle que pase un muy feliz día.

ficioso para la comunidad, fue el Primer Encuentro de Radios de Frontera. Porque en La Costa solo escuchábamos radios uruguayas. Pretendíamos trabajar para poder tener llegada de las radios nacionales. Yo recuerdo siempre lo de la Patrulla Municipal Marítima… La conciencia marítima es una consigna por la que luchaste muchos años, incluso era el lema de Pionero... Yo los veía a los guardavidas muy desprotegidos. Pensé que si los guardavidas tenían otro equipamiento iban a poder trabajar mejor, y además el otro tema es que no había ninguna conciencia marítima. Cómo podía ser que viviendo en el mar la gente no tuviera una relación más cercana con el mar. Carlos Elicabe me dice ¿vos qué querés hacer? Recién aparecían los botes neumáticos. Yo le dije que se necesitaban por lo menos seis botes, y me dijo “olvidate, no hay esa plata”. Pero entonces conseguí hacer un canje. Y él lo aprobó siempre que a la Municipalidad no le costara nada. Unas chicas de Santa Teresita querían hacer un mini estadio para traer espectáculos en el verano. Justo a la plaza de la entrada a San Bernardo había una manzana vacía que era de la Municipalidad entonces les ofrecí que la Municipalidad les daba en alquiler esa manzana, ellas se ocupaban de hacer el montaje de un escenario, a cambio de los gomones con sus motores fuera de borda. Hubo una presentación en la 32 y costanera, yo había hecho un convenio con un tipo que alquilaba triciclos Honda, él puso el alquiler de los triciclos, y el día de la presentación venía el triciclo con el tráiler y el bote. Fue muy impresionante ese acto. Los guardavidas se metieron al agua, dieron una vuelta. Ahí tuve un problema con los guardavidas que creían que la patrulla era para tener menos guardavidas, temían perder fuentes de trabajo. Pero nada que ver y

después lo vieron. Lo que sí que les propuse es que hicieran curso de timonel. Y hubo algunos que se capacitaron en Prefectura de Gral. Lavalle. Pero era difícil, es difícil, meterse al mar con un gomón. El tipo que me “hizo pata” fue Tito Jaime. Porque nadie quería meterse al mar… ahora las cosas cambiaron, en cierto modo hubo un cambio cultural en relación al mar. En aquella época no se metía nadie, no había pescadores artesanales. Tito también hizo el curso de timonel. Yo quería investigar algunas cosas… Con Tito estudiábamos el tema de la profundidad, ver cómo resolver las dificultades del gomón, que era para acróbatas por poco, difícilmente podía pensarse la conciencia marítima… por eso me puse a pensar en diseñar una embarcación con un concepto: la embarcación en sí misma “tiene que tener un puerto”. Llegué a la conclusión que había que poner la hélice dentro del casco. Fui a la Facultad de Ingeniería, allí un ingeniero me dijo que lo que quería hacer se puede hacer pero te recomiendo que vayas a ver a Rodolfo Lafranchi, que tenía un astillero en San Fernando. El había sido campeón de motonáutica. Lafranchi había buscado el mejor casco de fibra de vidrio en Estados Unidos, marca Boston Weler, de 460 de eslora. El copió ese molde y lo fabricó acá. Me presentó a un electricista mecánico que laburaba con él, Cuqui Tononi, muy amigo de Lafranchi. El asunto es que con Cuqui hicimos el Pesquerito. Tenía un motor Citroën. Cuando estuvo terminado fueron con Cuqui y lo probaron en el Delta, andaba rebien. Me dice: cuando quieras lo vamos a probar a la Costa. Hablo con el Prefecto de Gral. Lavalle, era un boto que flotaba en 20 cm. De agua, hecho completamente acá, económico. Anduvo muy bien, mucho entusiasmo. Había un señor, Rica, que le gustaba mucho la pesca y tenía un hotel en Cos-

El tipo que me “hizo pata” fue Tito Jaime. Porque nadie quería meterse al mar…

PROMOVIENDO DESDE SIEMPRE LA PROPIEDAD SOCIAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

TURISMO Y HOSPITALIDAD: LEITMOTIV DE SU PENSAMIENTO, DE SUS LIBROS Y DE LOS PROYECTOS QUE REALIZÓ EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, Y LUEGO A TRAVÉS DE LA EPA


PROPOSITOS DE MAR DEL TUYU “Propósitos fue una idea, como todas las cosas de Jorge, medio revolucionaria, porque si pensás que hace tantos años atrás un diario artesanal iba a ser decisivo en varios proyectos como la escuela primaria y los inicios del jardín de infantes.

PIONERO, DESDE 1980. LA ROTATIVA QUE FUE A BUSCAR CON LUIS A ESTADOS UNIDOS. FRAGMENTOS DE UNA VIDA QUE FUE POR SUS SUEÑOS

Construir un mundo más justo.

PROPÓSITOS, ANTECEDENTE DE PIONERO, CREADO PARA REALIZAR LOS ANHELOS DE LA COMUNIDAD DE MAR DEL TUYÚ

ta Azul. El me dijo “yo te lo compro”, y me lo compró. Un día me llama Juan De Jesús, y me dice “qué buena esta idea para los pescadores”. Le cuento que se lo había vendido a Rica, y me dice pero “hagamos uno para la intendencia”… Entonces fue Jorge Fernández, y compraron un motor Citroën 3cv industrial, nuevo, justo lo que necesitaba. Hacemos un casco nuevo con el nuevo motor, ahora en la proa, no ventral y le hicimos un castillete de proa, en el living de casa. Se termina la embarcación. Mitad mía (el casco), mitad de la municipalidad (el motor). Me acuerdo que vienen Juan y Fernández: los estoy viendo a campo traviesa porque se metieron por la 96, no por la 97… Primero la embarcación estuvo en San Clemente. Ricardo Vescobo me dice que la necesitaban para ir a Lavalle para ver si descubrían un cementerio indígena al que no podían entrar porque los caballos se enterraban. No había manera. Yo le dije que sí pero “Decile a Juan, si te la presta, todo bien”. Y Juan ningún problema. Así es como descubrieron y trajeron los restos óseos del cementerio indígena, con el Pesquerito II. EN EL TALLER DE TALAVERA Pensábamos… ¿encontrás alguna relación entre el taller mecánico, toda esa parte de la vida… con un espacio que invita a la solidaridad o a ese ideal que vos siempre tuviste de una sociedad mucho más cooperativa? porque me llama la atención que ahora, últimamente, encuentres una vez más en un taller mecánico un ámbito comunitario… Hay una relación, yo creo. Los talleres, salvo la excepción de algún tipo medio loco que labure solo, tienen un formato en el que normalmente hay uno que es mecánico, otro que lo ayuda seguro, y además siempre están los tipos que van ahí a cebar mate y a char-

lar. Eso es propio del taller mecánico. En ese sentido creo que algo hay… Por un lado me une a la mecánica que mi viejo siempre tuvo taller y yo iba al taller y me gustaba mucho. A mi viejo no le gustaba la idea del mate que daba vueltas, de que el que llegaba ponía la pava y empezaba a repartir a los que laburaban. No. Mi viejo decía “tenemos que tener un rato para juntarnos y tomar mate”, y entonces por ejemplo a las diez de la mañana, cortábamos el laburo y teníamos media hora de tomar mate y charlar. Eso era típico de mi viejo y de ese taller. Al abuelo le gustaba que todos laburen, que todos tengan mucho cuidado con la máquinas, y también le gustaba hacer una ronda de mate que era toda una ceremonia. En ese lugarcito, donde estaba la pileta, la heladera, la agujereadora, ahí nos juntábamos. Algo que me quedo pensando sobre esto que hablamos, es que más allá de lo ideológico, algo del abuelo Pibe que mencionás, creo que es relevante para pensar la relación con el otro: el abuelo era una persona que se relacionaba de una manera muy afectuosa. No sé si con todos. Pero tengo la sensación que era un tipo amistoso, y que le gustaban los amigos y que le dedicaba un tiempo a las relaciones. Y tal vez el taller fue el ámbito especial para eso. Para mí el abuelo era el típico que tiene un millón de amigos, que todos lo querían por ser siempre alguien dispuesto a la charla o a dar una mano. Es verdad, 6 o 7 siempre estaban por ahí, hacían asado, morfaban y chupaban… y mamá decía “¡ay, pero que chanchos!” Porque era algo así, muy informal, y eran bastante chanchos, es cierto. Me acuerdo que mi

A raíz de este proyecto, después se le dio mucho impulso a otras instituciones, al Club Mar del Tuyú junto con el polideportivo que en ese momento no tenía techo (el tinglado que se puso después), a la salita de primeros auxilios, a la cooperadora de la escuela, la cooperadora de la policía, había una actividad institucional muy grande, con mucha fuerza y bueno el semanario Propósitos y después Pionero, apuntalaban todas esas movidas solidarias que había, no éramos muchos y sin embargo se lograron muchas cosas. (…) En esa época éramos por supuesto muchos menos, nos conocíamos todos, pero de todas maneras se debatían las cosas, y cuando teníamos acuerdo en algo nos encolumnábamos todos en esa idea y le dábamos para adelante y así se hicieron cosas que hoy son impensables que se hagan.” Raúl Crespo

FUNDAR PIONERO Había que tener un cierto grado de locura. Un cierto grado -grande- de locura había que tener, porque la tecnología no era la de hoy. En 1980 en Santa Teresita no había nada. Calles de tierra, vos ibas por la calle 2 hasta Mar del Tuyú y no había ni una casa. Pero hoy también sería una locura un emprendimiento de esa dimensión. Lo que hizo Jorge fue una cosa de locos. De esa época me quedó la amistad que tengo con Jorge, es una persona que aunque no lo veo, siempre lo recuerdo. Viste que a veces no ves a los amigos, o a veces para ser amigos los tenes que ver todos los días? bueno... cuando yo lo veo a Jorge es como si ayer nos hubiéramos visto.

Tito Bonissone (recuerdo de Tito en el 34 aniversario de Pionero)


Con Jorge Guitelman nos liga una relación de amistad que hemos alcanzado por el transcurso del tiempo y un permanente devenir de charlas, con coincidencias y discrepancias sobre las más variadas temáticas que podamos imaginar. Pero antes que nada nos liga una relación de respeto. Es una figura peculiar. Mi amigo tiene la suerte (o la desgracia) de no pasar desapercibido tanto por su desgarbada flacura tanto como cuando se expresa oralmente ante terceros o exterioriza sus ideas en forma escrita. La primera vez que lo vi éramos ambos docentes en la vieja ENET Nº 1 de Santa Teresita donde él, rodeado por un grupito de educandos, revisaba, criticaba y ponderaba trabajos de arquitectura que le presentaban los chicos. Y todo ello en el recreo que transcurría por el “salón de pasos perdidos” del establecimiento. Ví, escuché y la verdad me impactó esa especie de John Lennon argentino que tenía delante de los ojos. Y pensé: este flaco tiene nivel. Allí, en ese ámbito y en su cátedra surgió el primer anteproyecto para construir un hospital local que cumpliese con todas las recomendaciones mundialmente aceptadas, sobre todo en las previsiones de circulación, de áreas técnicas y públicas, y de crecimiento o expansión conforme lo requiriese el incremento de la población a servir. Más adelante coincidimos en la gestión pública en el Municipio Urbano de La Costa. Había sido designado Director de Turismo. Y ahí ví como desplegó de inmediato toda su impronta, su picardía y su carácter para romper las ataduras que el sistema burocrático osaba imponerle. Era, es y creo que será, un creativo, un creador, un imaginativo y por supuesto un realizador que siempre parece caminar unos pasitos más adelante. Siempre empujaba con iniciativas que sorprendían a la burocracia y las sustentaba con un trabajo de relaciones públicas previo, efectuado con distintos grupos de personas integrantes de la comunidad. Teníamos delante de nuestros ojos un político, capaz de generar grupos, contar con seguidores y asimilar algún sapo que el fuerte sistema le espetaba con la honda. En esa etapa diseñó la versión inicial de la imagen con la que hoy se identifica la Municipalidad de La Costa, esa suerte de círculo abierto bordeado por un arco iris con pinos y olas que separan el turquesa del cielo del turquesa del mar. Inicialmente era un círculo cerrado, con diez pinos en forma de triángulos equiláteros, diez olas que era cada una un perfecto semicírculo, un arco iris envolvente y

ULTIMAMENTE, TAMBIÉN SE TOMA SUS RATOS PARA DESCANSAR

HACE UNOS AÑOS CON EL TÍO ANSELMO ¡QUÉ DÚO! EN LA FIGURA DE HAYDÉE SIANO, LA GRATITUD HACIA TODXS AQUELLXS QUE ACOMPAÑARON A PAPÁ EN SUS TITÁNICOS PROYECTOS.

viejo tenía un “refugiado”, como tuve yo ahora. Un refugiado que era empleado municipal, no me acuerdo bien, que el tipo tenía un auto viejo, que estuvo diez años ahí el tipo y siempre le estaba haciendo algo, una coupecita negra. Y ese tipo vivía en la casa, era un refugiado, el tipo no hacía nada, ningún trabajo específico. Ahora, recientemente, cuando me pasó esto con una persona que vivía en casa porque no tenía donde vivir, y se fue de la noche a la mañana sin avisar, muchos me dijeron “ahora te dejarás de joder”. Y yo digo, no. Voy a seguir siendo así. Hay estructuras propias de cómo es uno y de cómo se siente bien cada uno, que se conforman ahí, en la infancia. No es casualidad que vos el lugar donde siempre contás que te sentís bien es en el taller mecánico de Talavera (papá se ha hecho habitué desde hace unos años, del taller de Talavera, en Santa Teresita). Seguramente no es nada fortuito. Hay algo de la comunidad esa que tiene que ver con tus experiencias de niño. Sí, pero también tiene que ver con las frustraciones. Una frustración mía es no haber tenido un acercamiento con la música. Talavera tiene seis hijos, dos son músicos y tienen bandas y tocan permanentemente, en el taller hay un espacio que es un estudio de grabación. El otro día estaba el hijo de Chiche Lorusso, y estaban haciendo un instrumento que era así: hicieron una guitarra usando como caja de resonancia un tambor de doscientos litros de esos azules de plástico, y lograron un sonido extravagante. Horas y horas los tipos ahí re copados con eso. Yo si hay algo que te diría que casi envidio, es a los tipos que saben tocar un instrumento. Uno de los hijos de Talavera estudió musicalización, y él no solamente toca la guitarra sino que además organiza toda la movida. Por ejemplo, hay

una nueva forma de sociabilidad mucho más comunitaria

Y SIGUE ANDANDO CON SUS COSAS

un chico que se llama Julián Latorre, que es empleado bancario, él es compositor, canta y toca la guitarra, pero la musicalización es de Facundo Talavera. Todas esas cosas a mí me fascinan, casi que como un sueño no cumplido. Y también claro, el clima del taller a mí me gusta, sobre todo, hay algunos talleres con características especiales, como el de Talavera, que es que no se reconoce el límite entre el interior y el exterior. No sabés si estás parado adentro o afuera. Tiene una relación entre lo privado y lo público que me asombra, me parece que sin proponérselo, está mostrándonos una nueva forma de sociabilidad mucho más comunitaria. A mí me encanta esa apertura al otro. Buscando fotos, encontramos que el Citroën te ha acompañado siempre, desde el primer 2CV, pasando por la lancha, o ahora el arenero… El Citroën es un auto socialista. A mí me fascinó y me fascina aún hoy cómo a los tipos se les ocurrió dentro de una parafernalia de modelos y demás, hacer una cosa así… en Mafalda, la historieta de Quino, creo que era Manolito el que aparece en un 2CV y Mafalda le dice “¡uy, qué bueno! ¡Un auto donde el hombre es más importante que el auto!”, es buenísima la reflexión de Quino. Eso en el año 60. De desde ese entonces a hoy no hay nada revolucionario con respecto al auto diseñado a escala humana. No nos olvidemos, asociado al tema de la mecánica, de las carreras de automovilismo. Porque participar en las carreras como vos participaste seguro que también tiene alguna conexión con esto… Bueno, justamente, para correr un gran premio uno necesita tener un equipo. Unos que te apoyan direc-


Armar un auto, correr una carrera, no son cosas para hacer solo.

LAS “PAGODAS” DE LAS TONINAS: OBSESIÓN DE PAPÁ POR PRESERVAR EL PATRIMONIO CULTURAL. ABAJO EL ARENERO CON MOTOR CITROEN

tamente y otros que te apoyan indirectamente. ¡Vos pensá que yo para correr el Gran Premio que corrí en el 70, con un Renault Gordini, que fue a Bolivia, largamos desde Tucumán, a las seis de la mañana y llegamos a Tarija a las dos de la mañana del otro día, todo por la selva y la montaña boliviana! Lugares por donde anduvo el Che, increíble. Bueno, y para eso necesitas un equipo: ahí en el taller habíamos comprado un cartón grande y lo habíamos dividido en cien números y así había armado la peña. La peña era con el “enano Díaz” que iba a ser mi acompañante y mecánico, y el resto eran amigos de mi viejo que colaboraban comprando un número, compraban un número para que yo pueda correr el Gran Premio. Bastante plata tendrían que poner… ¡Y sí! Y mi viejo compró tantos números -porque no se habían vendido muchos- que se sacó él la coupé blanca. Pero ¿quién te llevó a esa primera carrera, o cómo fue la iniciativa? ¿Cómo fue que dijiste, “bueno, voy a correr”? No era raro, a mí ya me gustaba el automovilismo, el turismo carretera. Esa pasión aún existe. Esto era así: en nuestra cuadra vivía un tipo que se llamaba Osvaldo Rolf Juchet, un tipo de origen francés, él trabajaba como mecánico en Jáuregui Lorda, que eran unos tipos de guita, que tenían campos y un establecimiento ahí por la estación, fabricaban mantecas, quesos y demás. El flaco Juchet vivía en la misma cuadra, al lado de la casa de Hebe, y siempre hablaban de autos. Es algo que existe hasta hoy, a partir del nacimiento del automóvil, siempre está el auto ahí como objeto atractivo y deseable en las char-

las. El flaco Juchet era un mecánico excelente y Jáuregui Lorda le puso la guita para que se armara un auto, el “Fuerza Limitada” o “Fuerza Libre”, no me acuerdo ahora. Eran monopostos como si fuesen los fórmula uno. Tenía motor Cadillac, habrán tardado diez años en hacer el auto, y el flaco Juchet corrió una carrera sola y salió segundo porque se le rompió algo. Era para ganarla porque era muy buen piloto y el auto era una joya, que parecía salida de una fábrica. Recuerdo que el Chocho Franggi, que era pariente del flaco y vivía con él le había dibujado en una pared todo el auto, muy bien dibujado, yo no sé el tiempo que le habría llevado ese mural. ¡Qué fanatismo! Tan es así que hubo una carrera donde corría un tipo de la Plata que se llamaba Jorge Orduna, que se mató en una carrera de TC. La carrera se largaba de Avellaneda y pasaba por la vieja ruta 2 que no era aún autopista por supuesto. La carrera se largaba de noche y me acuerdo que el flaco Hutchet no tenía auto propio. En el auto de mi viejo fuimos con el flaco Jutchet, algún otro amigo de viejo, a ver la pasada de la carrera… ¡de noche! ¡No se veía nada! Me acuerdo que el vasco Miguel Zubizarreta, un amigo de mi viejo, hizo el asadito. Era muy común eso, pero era muy común cuando se corría de día… y nosotros ahí de noche, tras el alambrado, que lo único que veíamos eran las luces, unos bólidos pasar. Eramos fanáticos de Chevrolet nosotros. Mi viejo re fanático. El flaco Jutchet era fanático de Jorge Orduna, este corredor platense que se mató, y nosotros con mi viejo éramos hinchas de Eusebio Marcilla, un tipo de Junín, antiperonista furioso. En la época de Perón, Perón financiaba el TC

cerrado y el turquesa unificador del agua con el cielo. Todo tenía un sentido: eran diez las localidades en esa época con la imagen idílica de no saber dónde se encontraban el mar con el cielo, porque en el medio estaba nuestro territorio nuestros pinos, nuestras arenas. El arco iris simbolizaba el sol presente en los mejores días de verano. No buscó crear un logotipo ni un escudo municipal, sostenía que era un isotipo para representar e identificar sin palabras, nuestra marca y nuestro lugar en el mundo. Es notable pero hasta el día de hoy, la genética de su trabajo subsiste y ya tiene más de 40 años. En esa etapa pude conocer su concepción sobre el carácter que debía tener nuestra región. Mientras medraba el desespero de empresarios por llenar de edificios de altura a nuestras localidades, y explotar al máximo la capacidad edificatoria de las parcelas urbanas, él contraponía el concepto de promover los valores paisajísticos y naturales. Su pregunta envenenada y que nadie respondía era por qué la inversión buscaba recrear el paisaje decadente de algunos lugares del conurbano. Después el arquitecto, con un grupo de caracterizados vecinos se convirtió en periodista y fundó un diario -el primer diario de la Atlántida Argentina- Pionero, que se identificaba con la imagen de una vieja fotografía aportada por el gran Rómulo Gasparri, donde la galera de Dávila lidiaba con el barro en el camino de Dolores a Gral. Lavalle. Todo un símbolo de lucha y de tesón de quienes le pelearon al medio y abrieron este territorio para todos los argentinos. El medio llegó hasta nuestros días navegando en el proceloso mar de los avatares argentinos y aun acicatea a réprobos y elegidos con su identificación y concepción de la política. No me voy a extender más sobre este aspecto porque no es el hilo de la polémica el que me inspira para escribir este relato de algunas cosas compartidas con la vida de mi amigo. Retorna a la función pública y esta vez resulta ser como primer Secretario de Turismo del Municipio Urbano de La Costa. Ahí volvimos a encontrarnos en la gestión de la comuna y él, como de costumbre, impulsaba cosas que no se habían pensado antes. Tuvo mucho que ver en la decisión política de instalar con inversión municipal, la primera repetidora de TV de nuestro distrito. Hoy, en la época de la hiperconectividad instantánea, no puede llegar a apreciarse el significado social que tenía instalar esa repetidora de TV de canal 8 de Mar del Plata. No teníamos televisión, casi no teníamos teléfonos de línea (ni celulares, obvio), veíamos TV de Brasil o Uruguay o Buenos Aires, siempre


y cuando las nubes se configurasen en el cielo para producir el milagro de hacer rebotar las señales radioeléctricas, para que llegasen a nuestras antenas. Si cambiaba el clima te quedabas sin saber cómo había terminado la serie o película que estabas viendo. Pero contra viento y marea ¡pudimos ver a San Juan Pablo II en Argentina y el Mundial 1982! La otra cosa que promovió y logró fue la de incorporar botes inflables con motor fuera de borda al servicio de guardavidas de nuestras playas. Hasta ese momento nadie sabía cómo se podían comportar esas embarcaciones en su ingreso, salida y navegación de patrulla y rescates. Ello ha llegado a nuestros tiempos y su utilidad me releva de todo comentario. Yyyyyy ¡Jorge era un audaz! De esa época data un diseño que llevó a cabo de una embarcación pensada para entrar y salir fácilmente con escaso calado y también para navegar en los canales poco profundos de las rías del Partido de General Lavalle. Pensó en algo que no requiriese tecnología importada, por eso estaba motorizada con un motor de Citroën 3CV. Lo novedoso fue la implantación de la hélice en un tubo que la protegía, novedad que varios años después pudimos ver adoptada para las motos de agua. Después de esa etapa solo pasamos a tener contactos circunstanciales. Fue durante varios años Director Provincial de Turismo. En esa etapa surgen también cosas novedosas para la época. Habían ocurrido desmesuradas inundaciones en la provincia de Buenos Aires y Carhué perdió bajo las aguas su villa turística. Se había quedado sin hotelería y el negocio turístico se derrumbó. En esos años se explayó con la idea de desarrollar servicios de alojamiento en casas de familia. El tiempo demostró lo acertado de su idea. No fue Jorge el inventor, pero este sistema fue uno de los que más se desarrolló en todo el mundo, se generaron administradoras del sistema y aún así, implica una enorme disminución de costos para los que pueden y quieren hacer escapadas por el mundo. En esa época también escribió y publicó dos libros. Su idea siempre fue que el turismo receptivo debía ser una actividad signada por la calidez humana. Es decir romper la clásica relación vendedor-cliente/ turista para convertirla en una relación anfitrión-persona/familia visitante. Organizó con esas premisas una Escuela Popular de Anfitriones (EPA), donde durante varios años realizó reuniones seminarios y charlas y que tomó vuelo propio y no se detuvo solo en las cuestiones inherentes al turismo, transformándose en un ámbito de rescate de las relaciones solidarias entre personas. Su idea era y es que una fuerte trama de relaciones solidarias entre los compo-

y en todos los autos estaba la leyenda “Perón cumple, Evita dignifica”, en todos. Y el de Eusebio Marcilla decía grande “Ciudad de Junín”, nada más. Y se mató en un accidente también Eusebio Marcilla. El pasó a la historia como “El caballero del camino”, porque cuando se corrió la Buenos Aires – Caracas, que fue una cosa épica, una cosa de locos, porque era una lucha a muerte entre Fangio y Gálvez (hay una película sobre esto que se llama “Fangio, el demonio de las pistas”), era toda una epopeya y en la carrera vuelca Fangio y se muere Daniel Urrutia que era su acompañante. Y el que los auxilió fue Eusebio Marcilla que si no se hubiese detenido, hubiese ganado la carrera, por eso es que quedó en la memoria como “El caballero del camino”. El automovilismo era muy atrapante, yo era chiquito ahí. Era interesante el automovilismo porque no era profesional, entonces los tipos se hacían sus propios autos, no era como hoy que el tipo va y se sienta. Son todos proyectos colectivos, armar un auto, correr una carrera, no son cosas para hacer solo. Cuando yo corrí esa carrera: mi viejo, el viejo Molinari, el hijo del viejo Molinari, Cacho Zanetto… no sabés la cantidad de tipos que tuvieron que laburar para que yo pudiera tener el auto en las largadas. ¿Cuántas carreras corriste? Yo lo que quería era correr un Gran Premio, y corrí ese en el 70. Después la Vuelta de la Manzana con un Fiat y después no corrí más porque bueno, tenías que dedicarte a eso únicamente. Era bastante exigente todo. Mi vejo me decía “Y… Jorgito, la velocidad se compra” ¡Me acuerdo tanto de eso! Había un preparador en Buenos Aires que se llamaba Osvaldo Antelo, que hacía los Renault que volaban.

Y te voy a contar algo muy interesante por lo menos para mí: Jorge Serafini ingresa a estudiar arquitectura un año después que yo, y era muy bueno, entonces yo que era ayudante diplomado, hablé con el titular para que lo nombraran ayudante-alumno. Y él era de Las Flores y muy fanático de los fierros. Venía de una familia tradicional, su padre era médico, y de un día para el otro se muere. Era él quien lo apoyaba con esto de los fierros, Serafini ya corría a los dieciocho, veinte años. Y recuerdo que se hace una peña en Las Flores, en homenaje al viejo y para bancarlo a Jorge. Y Jorge Serafini llegó a correr en categorías nacionales, con Traverso, fue uno de los mejores pilotos argentinos de esa categoría, que en aquel momento se llamaba Turismo Grupo 2. Eran autos homologados a nivel internacional, por ese motivo es que corrían pilotos extranjeros con equipos extranjeros. Pensá que ese Gran Premio que corrí yo, lo ganó un tipo que se llamaba Sobiesław Zasada, un polaco creo que corría con BMW. A mí me había costado un huevo armar el auto para correr por eso, porque se homologaban a nivel internacional y los tipos que venían tenían unos fierros impresionantes. Después para abaratar los costos es que cambia la categoría y pasa a ser el Turismo Nacional… Pero yo te iba contar otra historia, y es que Jorge Serafini es el que me entusiasma a mí y me dice “pero comprate un auto, comprate un Renault y te sacás el gusto, conformate con dar la vuelta”, entonces un día fuimos a Las Flores a ver el auto que él tenía en venta, estaba todo pintadito pero hecho mierda, yo sabía de autos y le dije “no Jorge, este auto ni en pedo te lo compro”. Un día pongo un aviso en una revista que se llamaba Parabrisas Corsa, puse algo como “compro


Mi viejo me bancaba mucho en mis decisiones.

MANU, PILI, JULI Y JUANITA. LOS NIETOS / CON MAMÁ, EN LA CALLE, DEFENDIENDO IDEALES.

Renault 1093, tiene que estar muy bueno”. Un día me llama un tipo, me dice “Yo me llamo Rafael Andrés Perrota Bengolea, soy el director de El Cronista Comercial, mire, el auto que tengo yo no lo tiene nadie y le voy a contar por qué. Yo tengo un hijo que tuvo polio, que es un fanático del automovilismo. Entonces yo con mis relaciones le compré este auto directamente a IKA Renault y me traje de Francia en uno de mis viajes el equipo, y el auto lo armó Osvaldo Antelo”, que era como decir Oreste Berta, igual. Lo máximo. Llegó el día que había que correr, en un circuito famoso en Uruguay y el pibe venía en la cola y parece ser que al bajarse del auto le dijo “no, esto no es para mí, papá”. Entonces este hombre me dice: el auto que yo tengo no lo tiene nadie y está nuevo, tiene la lanza, tiene todo para llevarlo. Entonces yo le pedí el Chevrolet a mi viejo, que mi viejo tenía un enganche para las casitas rodantes y me fui solo, a Avenida Callao casi Libertador, un edificio que ¡no sabés lo que era! yo estaba impresionado. Me hacen subir, me invita tomar algo y llama a un tipo y le pregunta si lo había lavado al auto, se ve que estaba en la cochera. Bueno, vamos para ahí, y cuando veo el auto me quiero morir, porque era una joya, tenía toda la guita puesta, todo, no había nada que objetar, y ponele que el tipo quería mil pesos y yo tenía setecientos y yo medio orgulloso no le quería pedir a nadie. A todo esto ya habíamos charlado, yo le había contado que era arquitecto, bueno, toda mi historia y él la suya, y lo ideológico también… el tipo apoyaba a Montoneros. Hoy es un desaparecido Rafael Perrota, dueño y director de El Cronista Comercial. Y así era, el auto era de él. Le ofrecí un pagaré por lo que me faltaba y el tipo me dijo “no, basta su palabra, cuando me lo va a pagar?” y ahí recuerdo que yo le hice un chiste “mire, si vuelvo entero, a la

vuelta, deme tres, cuatro meses le devuelvo la plata”. Y me dio el auto así el tipo. Enganchamos el auto con un empleado suyo, y así me vine. Trayéndolo con un triángulo. Entré por 13, dí la vuelta a la plaza Moreno, agarré la diagonal 73. Yo iba al taller, pero en vez de girar hacia la Plaza Rocha, no sé por qué motivo, tuve que desviar otra calle y justo un tipo abriendo la puerta de su auto me engancha en el guardabarro… no pasó nada, pero se raspó. Y llegué y mi viejo estaba ahí esperando el Chevrolet. El me bancaba mucho en mis decisiones sobre todo, no tengo idea qué con guita, pero me bancaba mucho. Y vos estabas muy apegado a él, ibas todos los días a casa de la abuela, aunque ya estabas casado… Sí, íbamos mucho con mamá a la casa, y yo por el taller pasaba a diario. La prueba está que la tarde que él murió que fue un 1° de mayo, estaba yo con él en el taller y fue que dijo “no me siento bien, llevame”. (intervención de mamá) El abuelo también iba mucho a 45, y la noche anterior se había dejado la campera recuerdo y entonces esa tarde había pasado a buscarla, antes de ir al taller y yo le había dicho “¡ay, pero qué olor que tiene con ese Untisal!” (la abuela Poro le pasaba Untisal) y me dijo “es que me dolía un poco el pecho” y después se fue para el taller. Cuando me dijo que no estaba bien fuimos a su casa y de ahí al hospital donde lo internaron, estuvo tres o cuatro horas y se murió. Antes me habían llamado para que lo vea, había dos monjas a su lado… él era un tipo nada creyente, y menos católico, pero recuerdo que me dijo irónicamente “estas hermanitas me van a curar”.

nentes de una comunidad debía oponerse al clásico planteo de una organización de individuos aislados y que en conjunto no sabrían cómo defenderse cuando algo o alguien ataque a uno o al conjunto de sus integrantes. Lo que hoy nos toca vivir por primera vez en nuestra patria, nos señala lo acertado de esta prédica: no existen salvaciones individuales, la acción conjunta colectiva y comunitaria es la única esperanza que tenemos para sobrellevar de la mejor forma posible la pandemia que nos atacó. Tendría muchas cosas más que comentar sobre inquietudes que le conozco pero para que no resulte tan largo, pongo solamente algunos títulos: defensa de la industria nacional, fomento de los desarrollos tecnológicos nacionales, promoción y formación de técnicos argentinos para lograr soluciones argentinas y no depender exclusivamente de las recetas extranjeras. No debo cerrar sin mencionar una de sus últimas ideas, como es la de proponer que nuestras localidades puedan contar con islas flotantes mas allá de la rompiente, para expansión en el uso turístico y deportivo de nuestro mar. Idea que además logró que fuese y continúe siendo motivo de tratamiento por parte de Facultad de Ingeniería Naval de la UTN Regional Mar del Plata. Creo que Jorge es un pensador nato, y que siempre invita a pensar. En las charlas con él terminamos incursionando en temas que en la cotidianeidad, se soslayan. Yo soy un agrimensor formado en el áspero campo de las matemáticas aplicadas, un lugar donde todo cierra geométricamente, donde puede identificarse el error y donde se afirma que existe un cálculo efectivo de las probabilidades de incurrir en el dicho error y poder protegerse de ello. En el campo de las relaciones humanas ni siquiera la campana de Gauss nos puede señalar la probabilidad de errar. Cuando hablamos de estos temas con Jorge, sin querer y sin saberlo incursionamos en la filosofía, la psicología, la sociología, la política y demás disciplinas que intentan comprender el errático comportamiento humano. Y podría continuar este relato con muchas cosas que no he dicho y que quedan “en el tintero”, como decimos los viejos que aprendimos a escribir con la pluma cucharita. Serán para otra oportunidad. Pero vamos a lo que ha motivado estas reflexiones: Jorge Eduardo Guitelman ha llegado a las ocho décadas, y más de la mitad de ellas las ha vivido en nuestro partido de La Costa. Y lo bueno es que sigue andando con sus cosas, por ello y por todo lo contado hasta aquí, te digo: FELIZ CUMPLEAÑOS, AMIGO JORGE. Adolfo Ruben Pekaroff


A papá nunca le gustaron mucho las felicitaciones de cumpleaños. Llega a los 80 habiéndolas recibido siempre con un gesto como encogiéndose de hombros. Y no tanto porque le pese el paso del tiempo sino por parecerle un festejo caprichoso. A papá le gusta que lo feliciten por algo más... En definitiva, como a todxs ¡sentirse valorado! Papá ha sido siempre un jefe de familia (¡qué antiguo suena dicho así ahora!) responsable y atento a que no nos faltara lo necesario. ¡Y eso que tiene un familión! Pero su horizonte estaba más allá. Siempre tuvo una gran sensibilidad para lo social, su interés y su trabajo estuvieron intensamente enfocados allí. Y es por eso que elegimos rescatar este aspecto de su vida para homenajearlo.

Porque además de quererte... ¡te valoramos mucho papá! Por eso, con mayúsculas:

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

A MIS QUERIDOS NIETOS

Agradecimiento

“Pronto cumpliré 80 años, y toda la humanidad está en cuarentena porque nos encontramos en medio de una pandemia cuyas consecuencias son imprevisibles. Estas dos situaciones me impulsan hoy a escribirles estas breves líneas con el único objetivo de hacerles saber qué siento y cómo pienso ante este presente inesperado y generador de la mayor de las incertidumbres ante un futuro que no es el mío... ¡es el de ustedes! Deberán construir una nueva humanidad sobre los escombros de lo que quede, y esa será una tarea titánica pero maravillosa a la vez, porque será la oportunidad de cambiar de raíz nuestro comportamiento y empezar a entendernos como una especie más de la naturaleza! ¡que desafío! Creo que la revolución social buscada durante tanto tiempo por pensadores y guerrilleros sin éxito, la está provocando un maldito -y por qué no bendito- virus invisible y de una crueldad mortal. Todos los humanos en algún momento nos hemos preguntado cuál es el sentido de la vida, y ésta posiblemente sea la respuesta: Construir un mundo más justo, libre de desigualdades, amando y protegiendo al otro ¡sólo eso nos está pidiendo nuestra madre tierra!”

Gracias enormes a Nicolasa Piacente, a Mariana y Héctor Cabanchik, por su ayuda para contactar a amigas y amigos de papá.

El abuelo

También a todas y todos los que se conmovieron con la idea y nos mandaron sus amorosas palabras, y a todxs lxs que con alguna foto o algún otro material, nos ayudaron.


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