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Domingo. 17 de diciembre de 2017 • LA RAZÓN
ESPAÑA i algo ha caracterizado el paso de Pepe Griñán por la política es, en mi opinión, la vocación de servicio. Incluso cuando era presidente de la Junta de Andalucía se reclamaba como funcionario del cuerpo de inspectores de trabajo. No vas a encontrar a nadie que pueda contarte que utilizó su puesto para beneficiarse a sí mismo, a su familia o a alguien de su entorno. Y no hubiera permitido que nadie se atreviera a pedir algo así en su nombre». Perfila al ex presidente andaluz quien trabajó con él en San Telmo, sede sevillana de la Presidencia del Gobierno autonómico, cuando el proceso judicial centrado en los presuntos expedientes de regulación de empleo (ERE) fraudulentos comenzó a abrasar el palacio, hasta entonces punto de cosas inadvertidas. La Justicia ha sentado a José Antonio Griñán junto a otros 21 ex altos cargos en el banquillo metafórico de los acusados, porque lo que se ha habilitado en el tribunal para que éstos escuchen datos de corte y confección de las partes son sillas. Se dirime su responsabilidad en una causa que hizo florecer la jueza Mercedes Alaya. Acapara focos estos días
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junto a su predecesor al frente del Ejecutivo regional y en la Presidencia del PSOE, Manuel Chaves, al que respondió que sí dos veces: cuando le pidió que fuera consejero tras haber pasado por un par de ministerios, y luego a sucederle al mando de la Junta. Pero los dos no se enfrentan a la misma presión: para Chaves, la Fiscalía sólo ha solicitado una pena de inhabilitación, mientras que sobre Griñán pesa, además, una petición de cárcel. Cuando se hizo pública esa decisión, su hijo mayor proclamó en su muro de Facebook que ni su padre ni ninguno de sus conocidos se había apropiado «de un sólo céntimo de los ERE». Defendió que su progenitor es un hombre íntegro al que le tocó vivir un «martirio». Fuentes de su entorno, que incluyen a cargos y ex representantes públicos del PSOE, confirman a LA RAZÓN que ha «pasado un calvario», pero también que ha habido una «evolución» en el ex presidente. «Los que trabajamos con él en los primeros años de instrucción de los ERE –apuntan– «recordamos su desolación cuando se iban conociendo algunas irregularidades que él nunca hubiera consentido». De esa originaria sensación derivarían otras muchas a medida que avanzaba una «macrocausa» que provocaría su
REPORTAJE EL CASO DE LOS ERE
GRIÑÁN: UNA AUTOBIOGRAFÍA MIENTRAS ESPERA EN EL BANQUILLO Llega «fuerte y belicoso» al juicio tras el «mazazo» de la imputación. Prepara sus memorias y estudia el sumario, que conoce «mejor que los abogados» Noelia ACEDO
salida de San Telmo a favor de Susana Díaz y después del escaño, «antes incluso de ninguna imputación». Pero ésta llegó y «fue un mazazo, en un momento además en el que ya iba de retirada y tenía una importante trayectoria a sus espaldas», rememoran los amigos. También lo fue el tener que declarar como encausado en el Tribunal Supremo (TS). Quienes lo tratan, aseguran que su implicación en este caso, un tsunami mediático, le afectó, «sobre todo por el hondo sentido del honor