Crónica de una muerte anunciada. Gabriel García Márquez

Page 1

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA. Gabriel García Márquez. Gabriel García Márquez (Colombia 1927, México 2014; Premio Nobel, 1982) es uno de los escritores más importantes y representativos del boom. Publicada en 1981, Crónica de una muerte anunciada es una novela de Gabriel García Márquez, escritor colombiano galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982 y uno de los principales representantes del llamado "boom" de la novela hispanoamericana. La historia contada en Crónica de una muerte anunciada se inspira en un hecho real, ocurrido en Sucre en 1951, del que el autor tomó el suceso central (el crimen), los protagonistas, el escenario y las circunstancias, alterándolo narrativamente, pero sin descuidar nunca los datos y las precisiones obligadas en toda crónica periodística. De este carácter real viene el nombre de crónica, que no solo aparece en el título de la novela, sino que la orienta estructuralmente, ya que, desde el comienzo, lo que pretende el narrador es la recopilación de datos y testimonios que de alguna manera puedan ayudar a entender el porqué del asesinato de Santiago Nasar y lo inevitable del mismo, así como los perfiles humanos y psicológicos de todos los personajes que tuvieron, por acción u omisión, algo que ver con el funesto suceso.

LA TÉCNICA DEL REALISMO MÁGICO. Se define el realismo mágico como la preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. Su finalidad no es la de suscitar emociones sino más bien expresarlas y es, sobre todas las cosas, una actitud frente a la realidad. Algunos elementos presentes en muchas novelas del realismo mágico: ● Elementos mágicos/fantásticos, percibidos por los personajes como parte de la "normalidad". ● Transformación de lo común y cotidiano en una vivencia que incluye experiencias "sobrenaturales" o "fantásticas". ● Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad. ● Se puede apreciar en el contenido de la novela, representaciones de mitos y leyendas que por lo general son latinoamericanas. ● Se distorsiona el tiempo, para que el presente se repita o se parezca al pasado. ● El fenómeno de la muerte es tenido en cuenta, es decir, los personajes pueden morir y luego volver a vivir. ● Contiene multiplicidad de narradores (combina primera, segunda y tercera persona), con el fin de darle distintos puntos de vista a una misma idea y mayor complejidad al texto. ● Los hechos son reales, pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos no tienen explicación, o es muy improbable que ocurran.

En Crónica podemos ver el realismo mágico en muchos aspectos:

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

1


● El tema de la muerte está presente como una constante, aunque en esta obra el muerto ni resucita ni se vuelve fantasma ni tampoco animado, la gente del pueblo lo revive en la memoria. ● El asesinato de Santiago Nasar se plantea desde múltiples puntos de vista, múltiples personajes y recuerdos de lo ocurrido ya hace más de veinte años. ● El manejo del tiempo es uno de los aspectos más interesantes: el presente narrativo se reduce a una hora (desde la salida de su casa de Santiago Nasar para ver al obispo hasta su regreso y muerte). Todo lo demás son vueltas atrás (a un pasado remoto, después cercano y por último reciente) e idas al futuro (remoto y progresivamente más próximo). La historia, por tanto, se concentra en muy poco tiempo, pero con mucha frecuencia se sale de ese marco para ir al pasado o al futuro. Es como si el tiempo fuese algo intrascendente, poco importante para la trama. ● Sus descripciones son absolutamente detalladas, casi hasta el punto de sentir la irregularidad de los adoquines de la plaza, el claroscuro del zaguán donde casi con nuestros propios ojos vimos caer a causa de una herida mortal a Santiago Nasar, o la detallada descripción de las heridas al hacer la autopsia del cadáver de Santiago ● Lo sensorial es parte importante de la realidad: el olor a cuerpo descomponiéndose cuando se le va a realizar la autopsia a Santiago Nasar, hasta tal punto de que todo siguió oliendo a él e incluso los hermanos Vicario sintieron ese olor en el calabozo donde estaban encerrados. ● Los hechos son aparentemente reales, posibles y creíbles. Sin embargo, se muestran exagerados y sin medida, casi surrealistas: por ejemplo, el momento en que los hermanos Vicario matan a Santiago Nasar, cuando se habla de las cuchilladas que le asestan. ● Finalmente, en Crónica de una muerte anunciada se nos presenta una desmesura, lo hiperbólico es, también, un vehículo de lo fantástico (“las balas de la magnum, podrían partir un caballo por la cintura”). Aún sin la irrupción de fantasmas o milagros, en el texto subyacen detalles que nos llevan hacia un mundo extraño para el lector en el que lo irreal y exagerado se toma como cotidiano: ● Ni un solo integrante del pueblo se digna a avisar a Santiago Nasar de que lo buscan para matarlo. Este silencio masivo es lo que termina causando la muerte de este personaje. ● La desmesura también se ve presente en la forma en que lo asesinan: “Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosión.” La manera violenta y grotesca con la cual se consuma el crimen es una pura y bruta exageración, recalcando así los sentimientos de venganza y la necesidad de recuperar el honor perdido. ● También los sentimientos son desmesurados, obsesivos: Ángela, especialmente, en su desesperación por recuperar a Bayardo, su locura e insaciable pasión. Bayardo, muestra con ostentación sus sentimientos en algunas de sus reacciones y actitudes a lo largo de la novela; por ejemplo, cuando compra todas las rifas o cuando devuelve a la novia y se sumerge en una borrachera extrema. ● Hay una numerosa cantidad de otros ejemplos de desmesura en Crónica, tales como el hecho de que la carta que dejan por debajo de la puerta para avisar del asesinato no es vista por nadie hasta muy tarde, las proporciones de la boda de Ángela y Bayardo, y el persistente olor a Santiago.

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

2


El lector, por tanto, es puesto en una particular situación donde vacila entre la realidad y la ficción, siempre en busca de la verdad absoluta, que nunca es revelada.

TEMAS: EL HONOR, EL AMOR Y EL FATUM. La muerte es el tema principal de esta novela y muestra de ello es no solo su título, sino también su comienzo: “El día en que lo iban a matar…”, y su final: “que me mataron, niña Wene”. Es decir, desde la primera línea hasta la última, la muerte va a ser el leitmotiv de la mayoría de las páginas de la novela. Unido al tema de la muerte está el del destino o fatum. El hombre asesinado parecía destinado a ser mimado por la fortuna; sin embargo, un lunes trágico de febrero muere en circunstancias terribles a la puerta de su casa. Todo el pueblo sabía que el crimen iba a producirse y sin embargo nadie lo impide, lo cual sugiere la presencia de un destino fatal ineludible que influye decisivamente en el desarrollo de los hechos. Ahora bien, a diferencia del fatum de las tragedias clásicas, que se caracteriza por un funcionamiento ciego e implacable, la fatalidad que descubrimos en esta novela se configura a partir de elementos anecdóticos, menos "fatales". Se trata de un conjunto de coincidencias y presagios erróneamente interpretados, que confluyen en un resultado trágico. Las casualidades que llevan a la trágica muerte son muchas: Santiago, que casi nunca salía de casa por la puerta del frente, ese día lo hizo… y allí lo esperaban los Vicario para matarlo; Luisa Santiaga, que era capaz de presentir cualquier tragedia, ese día falló; Cristóbal Bedoya, que era el único que podía avisarle, no supo encontrarlo; el mensaje deslizado debajo de la puerta de Santiago avisándolo del peligro no es visto hasta mucho tiempo después del crimen; aunque la familia de Flora Miguel nunca se levantaba antes del mediodía, insólitamente Santiago va temprano a la casa (nadie podía pensar que estuviera allí). Finalmente, los habitantes del pueblo son especialmente torpes a la hora de interpretar los hechos que les rodean: la madre de Santiago Nasar, que tenía prestigio como intérprete de sueños, no desentraña ningún augurio aciago en los de su hijo; los carniceros no atajaron a los Vicario porque pensaron que lo que decían de que iban a matar a Santiago era cosa de borrachos; Plácida Linero se equivocó también: cerró la puerta de la casa cuando vio a los Vicario porque pensó que querían meterse dentro para matarlo; Cristo Bedoya no consiguió proteger a su amigo porque pensó que estaba desayunando en casa de los García (lo cual hubiera sido lógico). Pero a pesar de que la acción se desarrolla en un ambiente de casualidades y equivocaciones que posibilitan la tragedia, la intervención del honor es la clave que permite entender la muerte de Santiago Nasar. El asesinato de Santiago es, sobre todo, un crimen motivado por una cuestión de honra, ya que Ángela Vicario ha perdido la virginidad antes del matrimonio y, supuestamente, Nasar es el culpable. De hecho, cuando Bayardo San Román devuelve a la novia a sus padres por no ser virgen, está ya sentenciando a alguien a muerte, pues se le va a aplicar el código de honor presente en el pueblo. Nos encontramos así con todos los ingredientes de una tradición característica de la literatura hispánica: la del honor perdido que hay que vengar, que posee antecedentes literarios en el teatro del Siglo de Oro de Lope de Vega o Calderón de la Barca, por ejemplo. Según los códigos morales de esta tradición, las ofensas al honor de una mujer han de ser restituidas mediante la venganza con sangre hacia el ofensor, que han de llevar a cabo los familiares masculinos próximos a la ofendida, que se sienten obligados y legitimados al tratarse de un sentimiento arraigado en la toda la comunidad. Limpio y vengado el honor de aquella, queda también a salvo el de toda la familia. CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

3


Por otro lado, la honra solo puede ser restablecida de forma privada, sin injerencia externa, ley civil ni religiosa. Así, el sangriento crimen protagonizado por Pedro y Pablo Vicario es la expresión de una violencia legitimada: sienten que han cumplido su deber (“ los reconfortaba el prestigio de haber cumplido con su ley”). Los hermanos Vicario se ven obligados a matar a Santiago para cumplir con la educación que habían recibido; no quieren matarlo, sino que se ven impelidos a ello por esa sociedad que los guía y conduce como si fueran marionetas, y porque así debe ser: “Los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago Nasar de inmediato sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo”. La sociedad entera los habría considerado cobardes si no lo hubieran matado, porque no habrían sabido mantener en buen lugar el buen nombre de la familia Vicario. Por eso se consideran inocentes “ante Dios y ante los hombres”. Y, por supuesto, no se arrepintieron nunca, porque sabían que habían obrado de acuerdo con el código de honor reinante en su pueblo. De la misma manera, el abogado sustenta la defensa del homicidio basándose también en que el honor debe justificar la acción sangrienta. La mayoría de los habitantes del pueblo aceptan el código, entre otras cosas porque los exculpa por no haber impedido el crimen: “Pero la mayoría de quienes pudieron hacer algo por impedir el crimen y sin embargo no lo hicieron, se consolaron con el pretexto de que los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales solo tienen acceso los dueños del drama”. No hay que pasar por alto que este código es aceptado también por las mujeres. Cuando los hermanos Vicario dicen a la madre de Prudencia Cotes que no tienen tiempo para tomarse un café, ella responde: “Me lo imagino hijos –dijo ella−: el honor no espera”. Y su hija añade: “Yo sabía en qué andaban –me dijo− y no solo estaba de acuerdo sino que nunca me hubiera casado con él si no cumplía como hombre ”. La rebeldía contra las normas impuestas por el código de honor existe, pero es excepcional, solo Luisa Santiaga (“hombres de mala ley…”) y Clotilde Armenta (habla de “un pueblo de narices” y de “lo solas que estamos las mujeres”) son capaces de darse cuenta de la represión que sobre toda la estructura social generan códigos tan intolerables, a pesar de lo cual no logran deshacerse de ellos. La novela es también la historia de amor de Bayardo y Ángela, un amor que crece en la separación y que es capaz de vencer la ofensa, la soledad, el silencio e incluso el paso del tiempo. Así, Ángela escribe cartas a Bayardo durante diecisiete años hasta que él vuelve. También se destacan en la obra las pasiones amorosas, un motivo habitual en la producción de García Márquez. La sexualidad está presente, sobre todo, en el personaje de Mª Alejandrina Cervantes y en las referencias a las “presas” de Nasar. EL PERSPECTIVISMO COMO TÉCNICA NARRATIVA. El punto de vista narrativo es en esta novela múltiple y cambiante, estamos pues ante un claro ejemplo de perspectivismo. El primer elemento que contribuye a este perspectivismo es el narrador, contrafigura o alter-ego del propio escritor, que se presenta en la obra de diferentes maneras: como narrador personaje (“Mis hermanos y yo subíamos a explorarla en noche de parranda […]. Una vez rescatamos la maletita de mano que Ángela Vicario le había pedido a su madre la noche de bodas”), como narrador testigo (“Eran de catadura espesa pero de buena índole, decía el sumario. Yo, que los conocía desde la escuela primaria hubiera escrito lo mismo”), como narrador cronista (“Fue como si hubiéramos vuelto a matarlo después de muerto –me dijo el antiguo párroco”) y como narrador omnisciente (“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones…”). CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

4


Los puntos de vista que ofrece de los hechos se realizan desde cualquiera de esas cuatro posiciones, por tanto, el narrador es cambiante, pues varía en su relación con la historia: desde las dos primeras posiciones actúa como narrador interno; desde las otras dos, actúa como narrador externo, y cambia, por lo tanto, el uso de la persona en la narración: ● Narrador personaje: cuando hace uso de su doble condición de personaje y narrador, emplea la narración subjetiva en 1ª persona: “Muchos sabían que en la inconsciencia de la parranda le propuse a Mercedes Barcha que se casara conmigo, cuando apenas había terminado la escuela primaria, tal como ella me recordó cuando nos casamos catorce años después”. ● Narrador testigo: cuando se sitúa más como simple testigo que como protagonista, emplea una combinación del “yo plural” con la distanciación de la 3ª persona: “Santiago Nasar y yo, con mi hermano Luis Enrique y Cristo Bedoya, nos fuimos para la casa de misericordias de María Alejandrina Cervantes. Por allí pasaron entre muchos otros los hermanos Vicario”. ● Narrador cronista: utiliza la 3ª persona y una actitud objetiva, manifestando su presencia por medio de acotaciones que van ordenando el curso del diálogo (“Digamos cinco mil pesos −dijo−“) o completándolo con alguna referencia. ● Narrador omnisciente: cuando se sirve de lo que sabe o recuerda, sin intervención de ninguna otra fuente, se distancia a través del uso de la 3ª persona narrativa y adopta un enfoque omnisciente: “Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con un dolor de cabeza…” Pero, además de esta fluctuación, el narrador, en su afán de reconstruir el pasado, se sirve de varias fuentes que prestan a la narración distintas perspectivas: ● El sumario del juez instructor, que aparece citado bajo la fórmula “decía el sumario”, aludiéndolo directamente o citando al juez instructor. ● El informe de la autopsia. ● Las cartas que la madre del cronista le escribe. ● Su incompleta memoria personal. ● Su condición misma de testigo y copartícipe de la historia. ● Pero la fuente que más caracteriza a la obra y la que le confiere su aspecto de crónica la constituyen las manifestaciones de un extenso número de testigos presenciales de los hechos narrados. En resumen: el narrador cuenta la historia en forma autobiográfica en su doble condición de personaje y narrador, recurriendo a la primera persona; también actúa como cronista-testigo, dialoga con diversos personajes y recoge en estilo directo sus testimonios; pero en ciertas ocasiones se limita a actuar como mero transmisor del sumario, y por último, en otros momentos, adopta la perspectiva del narrador omnisciente, que sabe hechos aparentemente antes de que sucedan. Estamos, pues, ante un caso claro de perspectivismo. Este perspectivismo va conformando un trenzado de datos e informaciones superpuestas, de testimonios contradictorios que crean al lector una sensación de verosimilitud en cuanto a los detalles de la tragedia, pero también contribuyen a relativizar la visión de lo sucedido y abrirlo a CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

5


la ambigüedad y la duda: ¿Quién sedujo a Ángela? ¿Nasar es culpable? ¿Quería el pueblo de verdad advertir a Santiago del peligro que corría? La dispersión de puntos de vista y las zonas de ambigüedad reclaman del lector un papel activo para que reúna los datos dispersos y los interprete. La culpabilidad o inocencia de Santiago Nasar es, sin duda, la incógnita más importante. Así, Ángela Vicario reitera un nombre, “Santiago Nasar”, pero la versión más corriente de la que se hace eco el narrador es que “estaba protegiendo a quien de veras amaba”; para el juez, el comportamiento de Nasar “fue una prueba terminante de su inocencia”, para el narrador también “manifestó el desconcierto de la inocencia”. La sensación que queda al lector es la de que Santiago Nasar fue asesinado por algo que probablemente no cometió. Pero cuando –y aquí viene la ambigüedad– Ángela se encuentra en situación propicia para revelar la verdad al narrador, muchos años después, ratifica su versión: “―Ya no le des más vueltas –me dijo-. Fue él”. Junto a esta ambigüedad básica aparecen otras muchas: las distintas versiones que se dan sobre el clima que hacía el día de autos (“Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda...”) sobre si la cocinera y su hija sabían o no que iban a matar a Santiago, si fueron o no al burdel los hermanos Vicario antes de cometer su asesinato, si estaban o no borrachos… El multiperspectivismo afecta también a la valoración de los personajes. En el caso de Santiago Nasar, nos encontramos con que para Divina Flor “no ha vuelto a nacer otro hombre como ese”; pero para Victoria Guzmán “era idéntico a su padre… un mierda”, y para el narrador “era alegre y pacífico y de corazón fácil”. También es ambivalente la estimación que se hace de Bayardo: “es un hombre muy raro”, “parecía marica”, “estaba para comérselo vivo”, “es encantador”, “se me pareció al diablo”; el narrador dice “es atractivo, serio, pero sobre todo un hombre muy triste”. Y Ángela, “nunca había visto un hombre con tantas ínfulas”. ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES. Uno de los aspectos llamativos de la obra es la abundancia de personajes que intervienen o se citan en ella. Pero el abultado número de personajes contrasta con su condición de borrosas criaturas, en muchos casos solo mencionadas, en otros simplemente esbozadas y en muy pocos, escasamente elaboradas. Lo que sabemos de ellos es, a veces, lo que hacen; en otros casos, lo que el omnipresente narrador les deja decir. Entre los personajes distinguimos tres niveles: los protagonistas (Ángela, Bayardo, Nasar y los hermanos Vicario); algunos testigos concretos de los hechos, copartícipes de los mismos y consultados por el narrador, y el pueblo, que se aglomera alborotadamente para contemplar el crimen. Los protagonistas están caracterizados mediante la técnica de la visión indirecta o heterocaracterización, es decir, a través del narrador o de otros personajes. Generalmente son presentados por el narrador y, a continuación, se despliegan las valoraciones que sobre ellos hacen otros personajes, valoraciones en ocasiones contradictorias, como resultado del perspectivismo. Son todos ellos personajes redondos, pues vemos cómo cambian y evolucionan CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

6


con el curso de los hechos: Ángela pasa, con respecto a Bayardo, del rechazo al apasionamiento; Bayardo va de la prepotencia al ocaso al sentirse engañado por Ángela, etc. ➢ En primer lugar, destaca Santiago Nasar, asesinado a los veintiún años por los hermanos Vicario al ser acusado por Ángela de ser el causante de su deshonra. De ascendencia árabe, es hijo único de un matrimonio de conveniencia y se le describe como alegre, pacífico, aficionado a los caballos y a las armas de fuego. Comprometido con Flora Miguel desde la adolescencia, frecuenta el burdel de Mª Alejandrina Cervantes y acosa a las mujeres que desea. Es, por tanto, cazador de dos tipos de presas, aves y mujeres, aunque al final será él quien resulte sacrificado. En la novela se destaca su belleza y su carácter sobrenatural: posee un vigor poco habitual, va vestido enteramente de blanco el día en que es asesinado, como Jesucristo, no derrama sangre y es capaz de caminar sosteniendo sus vísceras. ➢ Frente a él se sitúa Bayardo San Román, hombre de unos treinta años. Representa al extranjero envuelto en el misterio (los habitantes comentan de él que es raro y se inventan historias sobre su pasado). Es conservador, culto, dueño de una gran fortuna, atlético y de buen corazón. Es también orgulloso y caprichoso (se enamora de Ángela cuando ve a esta cruzar la calle, y en ese mismo instante decide que será suya) pero su evolución sufre una línea descendente: a la prepotencia que manifiesta en su relación con Ángela, y que le viene acaso de su fortuna y de ser hijo de general, sucede el declive al verse burlado, engañado. No logrará vencer la vergüenza del ultraje y su gesto es la huida, la búsqueda de la soledad y el olvido. Se manifiesta como un “pobre hombre”, en expresión de su abandonada esposa. Pero, como esta, guarda en su interior una desbordante pasión. Y esa pasión es la que le lleva a regresar con ella con un simple “aquí estoy”. ➢ Ángela Vicario es figura clave en el conflicto que lleva a la muerte de Santiago Nasar. De ella nos ofrece el autor un retrato, no especialmente desarrollado y “agrupado”, pero sí más que los del resto de personajes y, sobre todo, con una evolución en el tiempo: “tenía un aire desamparado y una pobreza de espíritu que le auguraban un porvenir incierto”, “la encontré en la calle vestida de mujer y con el cabello rizado, y apenas si puede creer que fuera la misma”, “Muchos años después […] Era tan madura e ingeniosa que costaba trabajo creer que fuera la misma”. Es un personaje con una inesperada capacidad de mutación, que pasa de ser una pueblerina asombrada de que un rico y apuesto joven se fije en ella, a ser una “garza guerrera”. Por otro lado, su actitud frente a las normas sociales impuestas va haciéndose más combativa a medida que avanza la historia. Así, se nos presenta en principio como una muchacha sumisa, pero más adelante se atreve a decir que no desea casarse con Bayardo y finalmente, al ser devuelta a su casa, no oculta su delito, sino que se enorgullece de él y desafía así a las leyes maternas. ➢ Los hermanos Vicario se mueven en función de la ofensa que salpica a toda la familia y que, como hombres, se ven obligados por el código del honor a vengar. Sus bravuconadas machistas, la parafernalia de los cuchillos y su decisión en el momento de matar a Santiago Nasar contrasta con la publicidad que dan al cumplimiento de su obligación, la borrachera y las vueltas e indecisiones por las que atraviesan. La carga que pesa sobre ellos los convierte en fantoches, en autómatas dirigidos a una meta única, en asesinos a su pesar. El mayor, Pablo, fue más imaginativo y resuelto hasta la CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

7


adolescencia, aunque luego se reveló más tímido e influido por su hermano. Pedro nacido cinco minutos más tarde que Pablo, era más sentimental y autoritario, y fue quien tomó la decisión de matar a Santiago Nasar. Fue a la cárcel y tenía una cicatriz que lo distinguía de su gemelo. Después de ser absueltos, Pablo se casa con su novia y Pedro ingresa en las Fuerzas Armadas. Un segundo nivel de personajes es el de los testigos que adquieren voz a través del narrador. Su función es la de coadyuvantes de la información en cuanto testigos y partícipes secundarios de los hechos, de unos hechos que unos no saben y otros no quieren modificar. Entre estos podemos citar a los siguientes: ➢ Plácida Linero: Madre de Santiago Nasar. De carácter pacífico y tranquilo, podía interpretar los sueños ajenos, aunque no fue capaz de ver lo que significaba el que tuvo Santiago el día en que lo asesinaron. ➢ Victoria Guzmán: Trabaja en la cocina de la casa de Santiago, es sobreprotectora con su hija y tiene mal genio. Tuvo una aventura cuando era joven con el padre de Santiago. ➢ Divina Flor: Hija de Victoria Guzmán. Tímida y callada, ayuda a su madre en la casa de Santiago. Sabía, al igual que su madre, que iban a matar a Santiago, pero ambas se callaron porque querían que lo mataran. También se cita a Clotilde Armenta, dueña de la tienda de leche; Cristo Bedoya, amigo de Santiago; el viudo de Xius, obligado a vender la casa a Bayardo, etc. La mayor parte de estos personajes están caracterizados por medio de esbozos, trazados mediante unas leves pinceladas: Pura Vicario, por ejemplo, “…había sido maestra de escuela hasta que se casó para siempre. Su aspecto manso y un tanto afligido disimulaba muy bien el rigor de su carácter”; María Alejandrina Cervantes “fue la mujer más elegante y la más tierna que conocí jamás, y la más servicial en la cama, pero también la más severa”. Tomados en conjunto, formarían un tercer nivel, el personaje-grupo que es el pueblo, y que estaría caracterizado por su ruindad moral y su insolidaridad ya que “pudieron hacer algo por impedir el crimen y sin embargo no lo hicieron”. Este personaje colectivo, integrado no solo por los numerosos personajes citados, sino también por personajes anónimos (los numerosos curiosos que pasan por la tienda de Clotilde Armenta, los carniceros que escuchan a los hermanos Vicario…) se aproximaría de algún modo al coro del teatro clásico. En cuanto a la onomástica, los nombres de parte de los personajes responden con precisión a los de familiares reales de García Márquez; en otros casos, los textos del Nuevo Testamento parecen ser la fuente a la que el escritor ha acudido (Lázaro, Pedro, Pablo, Poncio, Santiago). La mayor parte de la crítica considera que la elección de estos nombres tiene un componente paródico e irónico.

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA Gabriel García Márquez.

8


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.