Cristianos
En Marcha
Una revista de discipulado cristiano del Ejército de Salvación Año 17 No. 4
Si no lo has hallado aún, ¡no dejes de intentarlo! “Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?...” (Mateo 2:1–2)
Cristianos
EN MARCHA Año 17 Número 4
Navidad
La Navidad es una de las épocas más gratas del año. Aun la pagana, la de los arbolitos, la de los “Papá Noel”, la de las corridas desenfrenadas en busca del regalo o el adorno exótico, la de la inocente expectativa de los niños, la que añade su cuota de adrenalina al corazón humano que —por algunas semanas— aparta hasta donde es posible, sus pensamientos de la materialidad del mundo de los negocios o las finanzas, para convertirse en el ayudante o chofer voluntario para todo servicio necesario. Dios se humilló hasta “lo sumo” al hacerse hombre, para rescatar lo que estaba irremisiblemente perdido, lo que no tenía modo de salvación desde el aspecto humano, pero que sólo Él, dependiendo del inagotable recurso de Su gracia divina podía lograr. Sin embargo, el ser humano no concibe la salvación sin el toque humano, sin aquello que podemos hacer nosotros para lograr lo no lograble. Sólo la misericordia infinita de nuestro Dios puede hacerlo. Entonces sí, desde el reconocimiento de la necesaria e imprescindible intervención divina, celebramos el paso de Dios sobre este planeta que nos dio para vivir; que hizo deliberadamente y con gozo, sabiendo a qué se exponía; dejando la huella de Su sangre sobre los polvorientos senderos de la milenaria Palestina, pero que es también nuestro salvoconducto para cuando Él venga a buscarnos para llevarnos a estar con Él… ahora sí: definitivamente y para siempre. Para esta realidad sí: que no acabe nunca la fiesta.
Manuel O. de los Santos
Cristianos en Marcha es preparado por Hispanic Word y publicado por el Departamento de Programa del Ejército de Salvación, Territorio Este de Estados Unidos.
Comisionados William A. y G. Lorraine Bamford Líderes del Territorio
Coronel Kenneth O. Johnson, Jr.
Secretario en Jefe
Mayor Manuel de los Santos Editora
Brenda Lotz
Directora de producción
Marisol Lalut Diseño gráfico
Nuestro propósito
El propósito de Cristianos en Marcha es proporcionar material cristiano que inspire, informe y desarrolle a los salvacionistas de habla española para que continúen en su tarea de honrar a Dios, salvar almas y servir al prójimo.
Declaración Internacional de Misión
El Ejército de Salvación, movimiento internacional, es una parte evangélica de la Iglesia Cristiana Universal. Su mensaje está basado en la Biblia. Su ministerio es motivado por amor a Dios. Su misión es predicar el Evangelio de Cristo Jesús y tratar de cubrir las necesidades humanas en Su nombre, sin discriminación alguna.
Fotos de thinkstock.com
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Artículos 4 Siervos, “Líderes del pueblo de Dios”. Serie de artículos publicados en la revista Salvationist, del Territorio de Gran Bretaña. Es necesario administrar las cosas, pero nuestro Ejército requiere de líderes. 8 Estudios sobre la santidad (Capítulo XXI), por Ed Read. ¿Qué decir sobre la debilidad humana? ¿Se interesa Satanás en las normas elevadas de la vida? Pienso que sí… 14 Estudio de la vida y ministerio de Jesús, “Cómo vivir en el reino: Las Buenas Nuevas”. Escrito por el Mayor Brian Armstrong, Oficial Directivo de Cuerpo de Winnipeg, Canadá. Cuando leo el Evangelio de Lucas, le oigo decir: “¡Ya lo tengo! Escuchen las buenas nuevas”. 22 Belén, por John Gowans, General, (R). Más hermosa de lo que podemos imaginar. 26 Un embajador extraordinario: George Scott Railton, por H. Benjamin Blackwell. El encargado de recoger los pasajes observó que estaba enfermo. (Última entrega.)
Para meditar 2 Navidad
20 ¿Le darás lugar?
7 Su Nombre
25 La respuesta humana
13 En la Encarnación…
Hispanic Word 58 Steward Street, Mifflintown PA 17059 hispanic@en-marcha.org
Siervos
Serie de artículos publicados en la revista Salvationist, del Territorio de Gran Bretaña. Traducción: Mary Salvany
Líderes del pueblo de Dios Escrito por el Mayor Graham Mizon, Cuartel de Escocia del Este La administración y el liderato son dos conceptos que a menudo están entrelazados, mas son muy diferentes. Es necesario administrar las cosas, pero nuestro Ejército requiere de líderes. Richard Pascale escribió: “Los administradores hacen las cosas correctamente; los líderes hacen las cosas correctas”. Los administradores mandan; los líderes son seguidos. Los administradores hacen las cosas según las reglas 4 CRISTIANOS EN MARCHA
y dependen de su inteligencia; los líderes hacen las cosas por intuición y son gobernados por la emoción y la inspiración. Los líderes del pueblo de Dios son dotados y equipados, y necesitan ser alentados para aprovechar sus dones (Romanos 12:6–8). Sin embargo, nuestro Ejército avanzará no sólo gracias a líderes habilosos, bien educados y sabios. Necesitamos líderes que hayan conocido a Dios, recibido una visión y una
misión, y que sean capaces de entusiasmar a otros en la guerra de la salvación. Estos líderes saldrán de todas las áreas de nuestras filas. Los líderes del pueblo de Dios no dependen de su estatus o posición, dependen de Dios e intuitivamente inspiran a los que los rodean. Durante los primeros 40 años de su vida, Moisés desarrolló muchas habilidades administrativas mientras servía en la casa del Faraón. En los siguientes 40, adquirió muchas habilidades útiles en la tierra de Madián. Pero fue su encuentro con Dios junto a la zarza ardiendo lo que comisionó a Moisés, que ya tenía 80 años, a regresar a Egipto y guiar al pueblo de Dios (Éxodo 3:1–10). A pesar de su entrenamiento como administrador y las destrezas que había adquirido, Moisés no se
sentía preparado para esa tarea de liderazgo: “Señor, te ruego que envíes a alguna otra persona” (Éxodo 4:13), pero Dios le dio poder para ser el líder de Su pueblo. Moisés fue sucedido por Josué, un hombre de armas que comandaba ejércitos con gran pericia. Éxodo 17:10–16 habla de Josué guiando a su ejército a una victoria sobre los amalecitas. Pero la experiencia no era suficiente para el hombre que finalmente guiaría al pueblo de Dios a la tierra prometida después de 40 años de vagar por el desierto. Aunque a decir verdad — excepto por dos obedientes espías, Josué y Caleb— una generación completa tuvo que morir antes que una nueva pudiese ser guiada hacia delante. Dios le prometió a Josué: “Tal como le prometí a Moisés, yo les entreCRISTIANOS EN MARCHA 5
garé a ustedes todo lugar que toquen sus pies… así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré... tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados” (Josué 1:5–6). Y así sucedió. Así como abrió el Mar Rojo para Moisés (Éxodo 14:21–22), Dios abrió el río Jordán para Josué (Josué 3:13-16). Los líderes espirituales son capaces de guiar a la gente más allá de los obstáculos que detendrían a muchos administradores. Recuerden cómo luchó Gedeón contra Madián. Gedeón era un juez que tuvo un encuentro con Dios (ver Jueces 6). Dios redujo el ejército de Gedeón de 32.000 hombres a sólo 300 (Jueces 7:1–8). ¿Por qué? “A fin de que Israel no se jacte contra mí (Dios) y diga que su propia fortaleza lo ha librado” (versículo 2). El Ejército de Salvación no debe depender de una fuerza numérica para ganar las batallas de Dios. Lo que necesitamos es un constante número de líderes espirituales que puedan guiar al pueblo de Dios a la victoria. No es extraño que Gedeón esté incluido entre los héroes de la fe (Hebreos 11:32). Los líderes espirituales dependen totalmente de Dios y evitan aceptar ser alabados por las victorias alcanzadas. En su libro Liderazgo valiente, Bill Hybels hace una paráfrasis de 1 Corintios 13: “Si yo tengo el don de liderazgo y puedo proporcionar dirección, preparar equipos y fijar metas, pero fallo en mostrar bondad como la de Cristo, o en darle a Cristo el crédito por mis logros, a los ojos 6 CRISTIANOS EN MARCHA
de Dios todos mis logros carecen de valor”. Elías fue profeta y líder espiritual en los años oscuros de la declinación de Israel. Pero, ¿quién podría suceder exitosamente a ese gran líder que pudo hacer descender fuego del cielo sobre los 450 profetas de Baal y los 400 profetas de la diosa Aserá? (1 Reyes 18:38), y ¿quién pudo un día aparecer en el Nuevo Testamento? (Mateo 17:3)? ¡Elías! Eliseo, un humilde campesino (1 Reyes 19:19), fue contactado por Elías, que le preguntó qué querría recibir de él antes de que se separaran. Eliseo respondió: “Te pido que sea yo el heredero de tu espíritu por partida doble” (2 Reyes 2:9). Él reconocía que lo que hacía destacar a Elías era su espiritualidad. Después que Elías fue transportado al cielo (versículo 11), Eliseo recibió lo que había pedido en tal grado que su liderazgo espiritual heredado fue reconocido por otros. Jesús, por supuesto, fue el supremo ejemplo de liderazgo espiritual, cuyo poder y autoridad fueron reconocidos por otros (Mateo 7:29). “El liderazgo no es un talento exclusivo que pertenece solamente a unos pocos favorecidos. Es una necesidad urgente que se ve en nuestras iglesias y en nuestras comunidades”, dijo Chick Yuill en su libro Liderazgo en el vértice del cambio. Ya sea en nuestros ministerios entre niños y jóvenes, en nuestros Cuerpos, en nuestros centros sociales o cuarteles, Dios permita que descubramos a aquellos entre nosotros que tienen la capacidad para liderar al pueblo de Dios.
Su nombre
“Porque un Niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado, sobre su hombro. Se llamará su nombre Admirable consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6) La historia del nacimiento de Jesús en Mateo y Lucas nos dicen que esta profecía y las siguientes se cumplieron. En referencia a esta vemos que un ángel se le apareció a unos pastores la noche del nacimiento y en Lucas 2:11–12 anunció: “Yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. CRISTIANOS EN MARCHA 7
Estudios sobre la santidad Ed Read Publicado por el Ejército de Salvación en Canadá bajo el título: “Studies in Holiness” Traducción por David H. Gruer Impreso en Argentina, 1980
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Capítulo XXI ¿Qué decir sobre la debilidad humana? sentimientos, las debilidades o las fallas sobre las que no tienen elección ni control. ¿Se interesa Satanás en las normas elevadas de la vida? Pienso que sí. Por supuesto que no es para cumplirlas, sino para enfrentarnos a ellas. Uno de sus artificios favoritos es presentar normas tan elevadas que nadie pueda alcanzarlas y entonces condenar al que lucha conscientemente por haber fracasado. Hay pocas formas mejores que esta para ocasionar la desilusión o la desesperanza. El Mayor Allister Smith aconseja: “Debemos tener cuidado de no excusar nuestros pecados llamándolos fallas, pero tampoco debemos cometer el error opuesto de considerar las fallas en nosotros mismos o en los demás como pecado”. Eso requiere que hagamos una diferencia entre la iniquidad y las debilidades, sin llegar a ser demasiado tolerantes ni demasiado exigentes con nosotros mismos y, por sobre todo, cuidando de no involucrarnos demasiado en el análisis introspectivo. El autoexamen puede llegar a ser obsesivo y más de un alma sincera se ha puesto en peligro por considerar en forma su propia debilidad olvidando, mientras tanto, contemplar el poder del Señor. La conciencia vocifera y SataConciencias sensibles Considero que Phillips colocó su nás acusa, y bajo tal embestida uno dedo sobre un problema muy real. puede llegar a detestarse a sí mismo, Aquellos que buscan la santidad, volverse frenético y caer en la incresiendo personas conscientes, pueden dulidad. Es mejor no argüir. En vez llegar a culparse a sí mismos por los de eso vuélvase a las cosas sencillas. Me imagino que entre los lectores habrá más de un perfeccionista. La búsqueda de aquello que es mejor es algo admirable en muchos sentidos, pero no está exceptuado de peligros. Es notablemente difícil vivir con los perfeccionistas porque, en su pasión por lo más elevado, sucumben víctimas de la tentación a un escrúpulo exagerado, se impacientan con las personas menos apasionadas que ellos y se convierten arrogantemente en críticos de los demás. A menudo, los perfeccionistas también son críticos de sí mismos. El conocido traductor J. B. Phillips confiesa que es así, admitiendo que cuando se halla en este estado, “el tiránico ‘superyo’ me condena sin misericordia”. Para él, por lo tanto, descubrir 1 Juan 3:20 fue un acontecimiento feliz: “Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y Él sabe todas las cosas”. Dice Phillips que si Dios nos ama a pesar de conocer todos los motivos de nuestros fracasos, motivos que nosotros nunca podemos llegar a conocer plenamente, “¿quiénes somos nosotros como para sentirnos tan superiores al extremo que rehusemos amarnos a nosotros mismos?”
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Usted no se salvó a sí mismo y no puede santificarse a sí mismo. Mire a Cristo que “puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25). Dígale: “Señor, me molestan mis actitudes y las reacciones que encuentro en mí mismo, tal vez constituyen pecado, tal vez no pero, si son pecaminosas, reclamo tu sangre para que me limpie”. Vasijas de barro La herencia, un factor en la formación de la personalidad, no es algo que nosotros podamos elegir. Tampoco elegimos la forma en que hemos sido criados, ni el medio ambiente que ayudó a hacer de nosotros lo que somos. Eso no quiere decir, por supuesto, que cada mala reacción, que cada temor o ira, pueda ser achacada a los pobres antecedentes o a una inadecuada educación. Pero insistimos, han quedado en nosotros todas las cicatrices. Algunos han tenido experiencias traumáticas que produjeron profundas heridas síquicas; otros han sido privados de satisfacciones emocionales básicas y, por lo tanto, permanecen en su personalidad huellas de necesidades no satisfechas. Hay fallas que la gracia divina quitará de forma gradual y no debiéramos ser impacientes ni con Dios ni con nosotros mismos durante ese proceso. ¿Cómo podemos diferenciar entre los pecados y las debilidades? El Dr. Daniel Steele (que fue uno de los primeros maestros del Comisionado Brengle) ya había señalado que nuestras debilidades son siempre, o poco 10 CRISTIANOS EN MARCHA
menos, voluntarias; de tal forma que somos responsables de cualquier pecado que cometemos o que toleremos en nuestro comportamiento. No debemos atribuir la culpa sólo a las flaquezas, como podría ser la capacidad física (por ejemplo en el caso de Pablo cuya “espina” o “aguijón” —2 Corintios 12:7— pudo haber sido algún problema en los ojos), el nerviosismo o la tendencia a estados depresivos. Podemos buscar la liberación del pecado en la completa confianza con que Dios nos responderá, aunque a veces no recibamos el alivio para nuestras flaquezas. Pablo, al pedir tres veces que el Señor le librara de su espina en la carne oyó la tierna negativa del Señor: “Bástate mi gracia” y después agregó estas palabras significativas: “porque mi poder se per-
sencillamente, toma por concedido que el hombre lleno del Espíritu conserva aún sus debilidades. Vea, por ejemplo, Romanos 8:26: “El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad…” Los lexicógrafos griegos interpretan esta palabra traducida por “debilidad” como “falta de percepción espiritual” mientras que, en otros contextos, es definida como “debilidad en el juicio” (Romanos 6:19) o “debilidad y flaqueza innata” (1 Corintios 15:43). ¿Cuáles son, específicamente, algunas de esas debilidades? La lista preparada por Juan Wesley incluía “lastimar a nuestros vecinos sin saberlo o sin intención, la pobre o la mala memoria, lentitud o confusión en la comprensión de las cosas”. Y aquel santo de Dios, Steele, dijo que las debilidades incluyen “ignorancia, olvido, juicio errado, fracaso”. 2 Corintios 13:4 infiere que nuestro Señor tuvo Sus debilidades como hombre, Debilidades del presente La santidad tiene que ser simultánea compartiendo la suerte de todos noen el corazón con las debilidades hu- sotros: “fue crucificado en debilidad”. Siendo bien honestos, nosotros manas o no podrá existir. La Biblia, fecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). Pablo, consecuentemente, declaró que de ahí en adelante se vanagloriaría en sus debilidades. En otro párrafo de la carta de Pablo a los corintios, el apóstol hace referencia a lo mismo. Concluyendo un pasaje que brilla con la gloria y la luz de Dios en el corazón humano, escribió: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros” (2 Corintios 4:7). El Manual de Doctrinas del Ejército de Salvación comenta este pasaje en forma terminante: “La declaración de Pablo corrige dos errores comunes: que por el hecho de ser ‘vasijas de barro’ los hombres no pueden tener este tesoro; y que si los hombres tienen este tesoro, dejarán de ser entonces ‘vasijas de barro’. Ninguna de las dos ideas es correcta”.
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los creyentes debemos admitir que tenemos nuestros sentimientos, inclinaciones rebeldes y conflictos no resueltos. En lo íntimo del mejor entre nosotros puede haber “fantasmas temibles”, “temor del fracaso”, “ansiedades que distraen”, “tendencias belicosas” y “otras formas de comportamiento consecuencia de la no aceptación que constituyen frustraciones en la vida cristiana” (citado de Psychology of Christian Experience por W. Curry Mavis). Haremos bien en tener extremo cuidado al asignar la responsabilidad de esos síntomas como propios de una personalidad perturbada. En muchos casos aparecen enteramente sin el consentimiento de nuestra voluntad y, en los tales, no son carnales. Aunque la persona turbada por problemas mentales y emocionales como estos está lejos de ser un individuo ideal, el mensaje de la santidad no es de condenación sino de esperanza. Siempre que exista una com12 CRISTIANOS EN MARCHA
pleta dedicación a Cristo, la terapia de la gracia comenzará a trabajar quietamente, siguiendo un proceso de restablecimiento que tendrá por resultado una valiosa integridad. “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Cuestionario • ¿Cuál es el aspecto negativo del “perfeccionismo” y cuál la respuesta en base a 1 Juan 3:20? • ¿Cuál es el punto de equilibrio y cuál la ayuda de Cristo (Hebreos 7:25) ante la exageración del perfeccionismo? • ¿Qué quiere decir que nuestras debilidades son involuntarias y voluntarios nuestros pecados? Considere la experiencia de Pablo (2 Corintios 12:9 y 2 Corintios 4:7). • Cite ejemplos de “nuestras debilidades” y explique el recurso de la “terapia de la gracia”.
En la Encarnación lo invisible se hizo visible “El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que le corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). CRISTIANOS EN MARCHA 13
Estudio de la vida y ministerio de Jesús Serie de cuatro artículos sobre la vida y misión de Jesús de acuerdo a la perspectiva de cada uno de los evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Estos artículos fueron publicados en la edición de Navidad de 2006 de El Salvacionista del Territorio de Canadá y Bermudas. Citas bíblicas (excepto cuando se indica lo contrario) de la Nueva Versión Internacional. 14 CRISTIANOS EN MARCHA
Cómo vivir en el reino
Las Buenas Nuevas Escrito por el Mayor Brian Armstrong, Oficial Directivo de Cuerpo de Winnipeg, Canadá Traducción: Mary Salvany Según el Evangelio de Lucas, Jesús nos desafía a ayudar a los pobres, a los vulnerables y a los desencantados de nuestra sociedad. Durante los últimos seis años, mi tarea ha sido comunicar los principios para vivir en el Reino a los alumnos en la Escuela de Cadetes en Winnipeg, Canadá. Después de varios años de estudio académico y de practicar el ministerio, estaba seguro que había aprendido algunas cosas que sería bueno pasar a la próxima generación de líderes cristianos. En realidad, me sentía bastante como Lucas que, “habiendo investigado todo con esmero desde su origen”, deseaba presentar un recuento ordenado para que los alumnos pudiesen conocer la verdad respecto a aspectos de su fe en Jesucristo. Cuando leo el Evangelio de Lucas, le oigo decir: “¡Ya lo tengo! Escuchen las buenas nuevas. Primero, el Reino de Dios ha venido. Segundo, Dios sigue esforzándose para establecer Su Reino. Y tercero, Dios nos invita a participar en el establecimiento de Su Reino”. Autoridad concedida Para Lucas, los relatos del nacimiento tanto de Juan el Bautista como de Jesús de Nazaret son proclamaciones de que estos eventos fueron iniciados
por Dios y que los que se involucren no deben tener temor. Primero, consideremos la historia de Juan. “Un ángel del Señor se le apareció a Zacarías a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se asustó… El ángel le dijo: ‘No tengas miedo, Zacarías… tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan’” (Lucas 1:11–13). Incluso la tarea ministerial de Juan fue determinada por Dios. “Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios” (1:16). Ahora consideremos la anunciación de Jesús. Por iniciativa de Dios, el ángel Gabriel le dijo a María que ella había sido elegida para dar a luz al Hijo de Dios. El ángel le aseguró: “No tengas miedo… le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin” (1:31–33). La indicación de los nombres de Juan y Jesús tiene gran significado. Bajo circunstancias normales, poner nombre a los niños le correspondía al padre humano. Pero no eran circunstancias normales. El Reino de Dios estaba siendo establecido y Dios mismo tomó la iniciativa de indicar el nombre que se debía dar a los niños. Lucas escribió que Zacarías no pudo CRISTIANOS EN MARCHA 15
hablar hasta que confirmó el nombre de Juan, nombre que Dios había elegido (ver 1:63–64). De la misma manera, María y José obedecieron la orden del ángel: “Cuando se cumplieron los ocho días y fueron a circuncidarlo, lo llamaron Jesús, nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido” (2:21). Seríamos injustos con el relato de Lucas si ignoráramos lo significativo de la ceremonia de dar un nombre. En la historia de la creación, a Adán se le asignó la tarea de dar nombre a los animales: “Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría” (Génesis 2:19). A la humanidad se le otorgó dominio sobre los animales (Génesis 1:26–28), y la Biblia hace una conexión deliberada entre dar nombre y la autoridad. Otro ejemplo lo encontramos en Éxodo, donde leemos acerca del te16 CRISTIANOS EN MARCHA
mor de Moisés de acercarse a sus colegas israelitas para decirles que él iba a ser su representante ante el Faraón. Ser capaz de nombrar a Dios le daría autoridad. En efecto, Dios le dice a Moisés: “Esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: ‘YO SOY me ha enviado a ustedes’” (Éxodo 3:11–14). Lo mismo sucedió en el caso de los nombres de Juan y Jesús. El nombramiento es una proclamación de que esos niños pertenecen a Dios. Ambos nacimientos fueron iniciativa de Dios. Proclamación de las Buenas Nuevas La buena nueva es que el Reino de Dios ha venido en la persona de Jesucristo. Esto queda claro en Su primer sermón público registrado en Lucas: “(Jesús) fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre. Se levantó para hacer la lectura, y le entregaron el
libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde está escrito: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.’ Luego enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga lo miraban detenidamente, y él comenzó a hablarles: ‘Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes’” (Lucas 4:16–21). Fue como si Jesús se hubiera parado y hubiese dicho: “Estoy aquí para darles buenas nuevas: El Reino de Dios ha venido”. De acuerdo con Lucas, Jesús fue enviado para revelar las buenas nuevas del Reino de Dios (4:43). A través de su Evangelio se nos proporciona milagrosa evidencia que valida la proclamación de Jesús de que el Reino había llegado. Si usted desea pruebas de que un nuevo día había comenzado, observe cómo Jesús hizo caminar a los cojos, ver a los ciegos, resucitar a los muertos, sanar a los enfermos. Habló a los espíritus inmundos y le obedecieron. Habló a los elementos de la naturaleza e hicieron lo que les ordenó. El niño nacido por el Espíritu Santo de Dios a una virgen en Belén estaba estableciendo Su Reino.
ción de Cristo, somos confrontados con numerosas enseñanzas respecto a nuestro papel como creyentes en el continuo establecimiento del Reino de Dios. Cuando pienso en el impacto que ha tenido el Evangelio de Lucas en mi propia vida y ministerio, soy confrontado una vez tras otra con el hecho de que adoro y sirvo al Santo de Israel, que Él continúa estableciendo Su Reino sin fin y que corre un enorme riesgo al invitarme a mí a ser parte de esa gran aventura. Mi papel es tener una perspectiva correcta, escuchando las discusiones de los discípulos y las respuestas de Jesús. En Lucas 9:46 leemos: “Surgió entre los discípulos una discusión sobre quién de ellos sería el más importante”. Pero Jesús proclamó que “el mayor debe comportarse como el menor, y el que manda como el que sirve” (22:26–27). Eso se ha convertido en la motivación de mi ministerio. En 13 capítulos, Lucas desarrolló este tema, principalmente a través de parábolas. Estas historias hablaban de personas que no tenían derechos en la sociedad: personas desterradas, indefensas, necesitadas de un abogado. Se refirió a los pobres, enfermos, perdidos (ovejas, monedas, hijo), viudas, niños, los que no son invitados, ciegos, desechados.
Los menores, los últimos, los perdidos En el capítulo 9, Jesús mandó a Sus discípulos a salir con la tarea especial de proclamar el Reino de Dios (9:2). Al seguir el Evangelio de Lucas a través de la muerte y resurrec-
Id y haced lo mismo Según Lucas, el más grande en el Reino de Dios es el que cuida de los desechados de nuestra sociedad, los débiles que no tienen voz ni derechos. Nuestra tarea es cuidar de los menores, los últimos, los perdidos. Si CRISTIANOS EN MARCHA 17
uno quiere ser el mayor en el Reino de Dios, tiene que ser siervo de todos. Jesús dijo: “Yo estoy entre ustedes como uno que sirve” (22:27). Si tenemos oídos para oír, el mismo mensaje fue dado en la parábola del Buen Samaritano. El despreciado samaritano hizo algo bueno, atendiendo a las necesidades de una persona en aflicción. Más Jesús no dice: “Anda y sé un samaritano”. Jesús dice: “Anda y haz tú lo mismo” (10:37). El Evangelio de Lucas nos presenta la buena nueva de que el Reino de Dios ha llegado en la persona de Jesucristo. Él continúa estableciendo Su Reino y nos invita a unirnos a Él. El autor comenzó su relato diciendo que su intención era escribir un relato ordenado para que la verdad pueda ser comprendida. Y concluyó con Jesús abriéndoles las mentes a los dos discípulos en el camino a Emaús. “Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a Él en todas las Escrituras”. Les recordó que les había hablado cuando estuvo con ellos y que les había dicho que todo lo que estaba escrito sobre Él en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos habría de cumplirse en Él. Abrió sus mentes para que pudieran entender las Escrituras, y les dijo: “Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Esto es lo que está escrito: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Ustedes son 18 CRISTIANOS EN MARCHA
testigos de estas cosas. Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre” (24:44–49). Ahora vayan y hagan lo mismo. Reconocido “Cuando se cumplieron los ocho días y fueron a circuncidarlo, lo llamaron Jesús, nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido. Así mismo, cuando se cumplió el tiempo en que, según la ley de Moisés, ellos debían purificarse, José y María llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Así cumplieron con lo que en la ley del Señor está escrito: ‘Todo varón primogénito será consagrado al Señor’. También ofrecieron un sacrificio conforme a lo que la ley del Señor dice: Un par de tórtolas o dos pichones de paloma. Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la redención de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo el Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios: ‘Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel’. El padre y la madre del niño se quedaron maravillados por lo que se decía de él. Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre de Jesús: ‘Este niño está destinado a causar la caída y
el levantamiento de muchos en Israel, y a crear mucha oposición, a fin de que se manifiesten las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma’. Había también una profetisa, Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana; casada de joven, había vivido con su esposo siete años, y luego permaneció viuda hasta la edad de ochenta y cuatro. Nunca salía del templo, sino que día y noche adoraba a
Dios con ayunos y oraciones. Llegando en ese mismo momento, Ana dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de haber cumplido con todo lo que exigía la ley del Señor, José y María regresaron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía; progresaba en sabiduría, y la gracia de Dios lo acompañaba”. CRISTIANOS EN MARCHA 19
¿Le darás lugar? “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lucas 2:7).
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Los cantos de Navidad y los villancicos se han extinguido. Los entusiastas sentimientos de alegre anticipación durante las semanas que preceden a la Navidad ahora son olvidados en la agitada actividad del quehacer diario. La última parte del versículo que precede a esta nota, uno de los más conocidos por los cristianos, todavía es tan cierto como lo fue hace 20 siglos atrás. Aun hoy no hay lugar para Cristo, que sigue proscrito de los hogares y de los corazones de numerosos de nuestros contemporáneos. A muchos de los que han sido educados en la cultura de la actual sociedad se les dice que la historia de un Dios de amor y de misericordia que fue hecho Hombre, el Dios Salvador de un mundo perdido, es una leyenda religiosa. Pero “grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en
carne” (1 Timoteo 3:16). Este es el mensaje de Belén. La bendición de este maravilloso hecho no alcanza a nadie por casualidad. No bastan una representación del niño Jesús en un pesebre ni el canto sentimental de villancicos, estos no son sustitutos de la piedad. Para la mayoría de las familias, a eso se reduce el carácter religioso de la Navidad, por lo que pronto se olvida a Cristo. Pero no es quedándose frente a un pesebre que se halla “lugar” para Cristo, sino siguiendo al Hijo de Dios en su camino hacia el Calvario. Sólo los que reconocen su propia culpabilidad y aceptan por la fe que el Señor Jesús fue castigado por ellos en la cruz pueden darle el lugar correcto en sus corazones, “el lugar” que no halló cuando nació. CRISTIANOS EN MARCHA 21
Belén Más hermosa de lo que podemos imaginar Por John Gowans, General (R)
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Durante más de dos mil años la gente ha estado tratando de imaginar cómo era el establo de Navidad. Los artistas más hábiles del mundo han hecho lo mejor que podían para representar sus propias ideas al respecto. Han incluido en sus cuadros a la vaca y al asno, y han añadido ángeles. Todo muy hermoso, pero es sólo su propia fantasía. ¿Se parece en algo a cómo fue realmente? Las máquinas fotográficas aún no habían sido inventadas, por supuesto, y es una lástima. Los escultores y los talladores a su vez han tratado de reproducir la escena de Belén y, en general, han hecho un buen trabajo. Pero aún la obra más talentosa no tiene vida y, de algún modo, es insatisfactoria. Cada Navidad sacamos nuestro nacimiento en miniatura y ordenamos las pequeñas figuras de los personajes de la amada historia. Aquí están María y José, y el pequeño niño en el diminuto pesebre. La intención es buena, pero es tremendamente inadecuada. Belén es más que pastores de cartón y ovejas de greda. Los productores de las películas, por su parte, han hecho su mejor esfuerzo para reproducir una escena que está más allá de toda reproducción. Usan considerables trucos de su oficio buscando lograr realidad, o por lo menos una realidad visual, pero sin éxito. Sus presupuestos son enormes, se eligen con cuidado las estrellas adecuadas para representar a los personajes significativos de la historia; el
asno es un asno de verdad, el bebé es un bebé real, aunque quizá demasiado perfecto. Pero, por alguna razón, les falta algo. Se ve irreal. ¿Por qué será que salimos del cine con una sensación de insatisfacción y desencanto? Es simplemente porque Belén no es un lugar sino un acontecimiento; no es una película sino una experiencia. Es difícil modelar un acontecimiento o pintar una experiencia cuando esta es de una importancia que remece al mundo. Singular, en realidad. En Belén el infinito Creador del universo se estaba uniendo a la raza humana. Fue por eso que el Niño fue llamado “Emanuel”, que significa “Dios con nosotros”. ¿Cómo podría uno pintar un cuadro del momento en que Dios penetraba a Su creación en una forma tan visible, tan tangible, tan vulnerable? El acontecimiento santo es demasiado maravilloso, y cada intento de modelarlo está destinado al fracaso. Nunca puede hacerle justicia. Dios se da a sí mismo al mundo en Belén. ¡Su dádiva es una dádiva perpetua; Su don es un don sempiterno! Empobrece toda descripción. Lo mejor que podemos hacer es caer sobre nuestras rodillas y expresar nuestra gratitud por el sorprendente evento que fue Belén. Bien podríamos pedir prestadas las palabras de San Pablo cuando le escribió a la Iglesia de Corinto: “¡Gracias a Dios por Su don inefable!” CRISTIANOS EN MARCHA 23
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La respuesta humana “Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María— que Él haga conmigo como me has dicho” (Lucas 1:38). Gabriel Marcel utilizó las palabras “disponibilidad” y “no disponibilidad” para distinguir a las dos clases de personas. Hay gente que está lista a responder a cualquier llamado que se les haga, principalmente porque tienen fácil acceso a sus propios recursos. En el caso de otros, lo que sucede es a la inversa. En el nivel espiritual, aquellos a quienes a veces describimos como santos, son hombres y mujeres que están prontamente disponibles para los propósitos de Dios. Al comenzar a leer las hermosas narraciones de la Navidad nuestras mentes se concentran, como es justo que lo hagan, en el inmenso amor de Dios al venir a nosotros en la persona de Su Hijo Jesús. No obstante, aun la Encarnación hubiera sido imposible sin la respuesta y disposición humana de María. La frase “que Él haga conmigo como me has dicho” describe su completa y costosa disponibilidad.
Resulta saludable reflexionar, especialmente en esta época, acerca de cuánto se le niega de expresión al amoroso propósito de Dios porque, en una forma u otra, “no estamos disponibles”. Esto podrá deberse a que tenemos simpatías limitadas, o quizá suceda que desperdiciamos nuestros recursos debido a una vida indisciplinada. El resultado, sin embargo, es que alguien para quien el amor de Dios podría haberse “hecho carne” se ve privado de ello. Además de estar disponibles para Dios al estarlo para otros, necesitamos cultivar “una viva pasividad” acerca del plan especial de Dios para nuestras vidas, si estamos dispuestos a ser usados como Dios lo quiera, y aprendemos a reconocer la suave presión de Su guía o dirección, nos asombrará la manera en que nuestras vidas llegan a ser usadas para Su gloria. CRISTIANOS EN MARCHA 25
Un embajador extraordinario: George Scott Railton
Por H. Benjamin Blackwell Publicado en inglés con el título: Ambassador Extraordinary: George Scott Railton Impreso en los talleres gráficos del Ejército de Salvación, Rivadavia 3257 Buenos Aires, Argentina Las exigencias de la obra en el Cuartel Internacional de Londres hicieron necesario el retorno de Railton a Inglaterra. Le apenó mucho alejarse de América del Norte, pues su espíritu se había inflamado con el deseo de mantenerse en relación directa con la humanidad. Los largos periodos de trabajo administrativo eran interrumpidos por visitas a Francia, Suiza y Suecia. En Inglaterra, empleaba las horas en que podía escapar del trabajo del Cuartel Internacional, dirigiendo campañas de salvación y noches de oración. Después de una noche entera de oración en la ciudad de Woolwich, se dirigió a la estación de trenes, en compañía de otros salvacionistas, en las primeras horas de la madrugada. 26 CRISTIANOS EN MARCHA
Completamente exhausto, se sentó en el coche y se quedó dormido. No vio a nadie de los que lo rodeaban, ni aun a la simpática señorita que había abordado el tren junto con él y que estaba sentada en el asiento opuesto al suyo. Pero Mariana Parkyn se fijó en él. Al contemplar el rostro delgado e inteligente del joven salvacionista se sintió hondamente conmovida. Hija de un acomodado caballero de la ciudad de Torquay, había sido atraída al Ejército de Salvación, estando de visita en la casa de su hermano que residía en el barrio londinense de Kensington. Un salvacionista le había dicho que si no veía a Railton no podría saber lo que era el Ejército de Salvación; por eso se había traslada-
do a Woolwich, con el objeto de ver a ese hombre en acción. Viajar en el mismo coche que él aumentó la honda impresión que había causado en su ánimo. Cuando concluyó el viaje, el hecho de que él la acompañara parte del camino a su casa le hizo sentir una inmensa e indescriptible alegría. Su noviazgo no alteró nada las actividades de Railton, pues este continuó como siempre sus campañas, y en la víspera de su matrimonio visitó las calles más bajas e inmundas de Whitechapel. Le tiraron barro, trozos de ladrillo y huevos podridos. Le golpearon la cara, cerca del ojo, dejándolo casi ciego, pero lo único que dijo fue: “Otra marca por amor a Jesús”. A Mariana, sin embargo, lo costó trabajo perdonarle por haber convertido su luna de miel en vacaciones “railtonianas”. Habían dispuesto pa-
sar diez días cerca de la ciudad balnearia de Felixstowe, y llegaron a esa localidad un atardecer helado y oscuro, de invierno. Se sentaron a cenar en el cuarto que ocupaban en una casita situada cerca de la playa. A la joven esposa le pareció que ese paraje era un sitio ideal para pasar una luna de miel tranquila, tal cual Railton la necesitaba y ella la deseaba. Pero... —¿Supongo que no tendrá inconveniente para dirigir una reunión mañana por la noche? —le preguntó el dueño de casa, un viejo piloto—. Ya lo hemos anunciado. Noche tras noche iba la gente a la casita para oír a Railton contarles acerca del amor de Dios. Cuando la joven pareja caminaba por las calles, la gente se les allegaba para que les enseñasen el camino de la salvación. Preocupada al ver que su esposo no aprovechaba la oportunidad que CRISTIANOS EN MARCHA 27
tenía para descansar, la joven esposa lo reprendió. Railton respondió con dulzura: —No te aflijas, amada mía; este es un modo magnífico de comenzar la vida matrimonial. Verse privada de la compañía de su esposo a causa de la necesidad de atender a las masas del pueblo, llegó a ser normal en la vida de Mariana. Pero era tal el amor que ella tenía a su Dios, que pudo someterse al sacrificio de verse privada de la compañía de su marido para que este pudiera atender los asuntos de la guerra de la salvación. Railton tuvo libertad para viajar, por lo que llegó a ser conocido como el primer salvacionista que se vio en los lugares más remotos de la tierra. Sus primeras campañas las llevó a cabo en el continente europeo. En Ámsterdam, se alojó en la casa de una familia llamada Govaars, y consiguió que el hijo mayor, de 19 años de edad, lo ayudara a hacer la traducción al holandés de un Cancionero del Ejército de Salvación. Ese 28 CRISTIANOS EN MARCHA
joven llegó a ser un destacado oficial salvacionista. Railton estuvo siete años en Alemania. En ese país, como en otros, el Ejército de Salvación no fue comprendido al principio y hubo mucha oposición. El gobierno, viendo que Railton era el principal promotor de todo, lo expulsó de Prusia, pero Railton no hizo caso del decreto y siguió dirigiendo la obra y puso las bases tan firmemente que luego del fallecimiento de William Booth, la primera corona que se colocó sobre su féretro fue la enviada por el emperador alemán. Pocos hombres han podido cumplir tan literalmente la descripción que Pablo hizo de sí mismo: “en viajes sin medida”. Railton estuvo en Zululandia, Sudáfrica, España, Italia, las Antillas, Sudamérica, Francia, Bélgica, Java, Japón, Corea, China, Filipinas, Malasia, Rusia, Yugoeslavia, Turquía y el Oeste del África. Como el apóstol, también estaba siempre dispuesto a hacer cualquier cosa, con tal de ganar almas. Al ente-
rarse de que no se permitía a personas de nacionalidad británica viajar en los buques en tercera clase entre Japón, Hong Kong y Singapur, consiguió una camisa china y se la puso encima del pantalón, como lo hacían los chinos, y se embarcó en la categoría de “coolie” (peón chino). En una carta dirigida a su esposa y demás familiares, decía: “Mi estadía en Singapur fue muy agradable; me alojé en un lugar destinado a los marineros, donde, la primera noche, cacé cosa de 30 chinches y otros cinco la noche siguiente. A pesar de eso me agradó mucho mi estadía allí”. Siempre viajaba con la gente más pobre y de la manera más barata — en los buques se ubicaba en tercera clase y dormía a menudo sobre la cubierta—; en los trenes que tenían cuarta clase viajaba en ella, y muchas veces dormía en el suelo del compartimiento. Viajando en Manchuria, bajo una temperatura inclemente y fría, sin abrigo, le inspiró tanta lástima a un cristiano chino que este lo dio un saco de cuero de oveja para que se abrigara. En una de las cartas que escribía a su casa, Railton mencionó casualmente el regalo que se le había hecho, y semanas después, cuando llegó de regreso a Inglaterra, los miembros de su familia, llenos de expectativa, le pidieron que les diese el saco como recuerdo. Railton respondió que se había encontrado con un hombre más pobre que él y se lo había regalado. En los lugares donde no podía anunciar el Evangelio a grandes multitudes, se conformaba hablando a
grupos pequeños. En Tokio alquiló un edificio que había servido de casa de pensión y estaba desocupado. Allí invitó a casi una docena de estudiantes japoneses, les ayudó en el estudio de los idiomas europeos y les enseñó el camino a Cristo. Railton se sentaba en el suelo y comía al estilo japonés. Todas las mañanas tenía que enrollar el petate que le había servido de lecho para dormir durante la noche. Salían juntos para vender la revista Grito de guerra y distribuir avisos que anunciaban las reuniones. Visitaba también a los prisioneros rusos, cautivos durante la guerra ruso-japonesa. Vencía todas las dificultades con el impulso de su deseo por ver avanzar el Reino de Dios. No era extranjero mucho tiempo en ninguno de los países que visitaba. Con objeto de darse a conocer y de anunciar su misión en todas partes, se había hecho bordar en el pecho de la burda camiseta roja que vestía el título de la organización a la que pertenecía, en el idioma del país que visitaba; pero eran tantos y tan continuos sus viajes de un país a otro, que llegó a ser difícil cambiar la inscripción. Demasiado a menudo debían cambiarse las palabras “L’ Armee du Salut” por “Leger des Heils”, “Ejército de Salvación” o “Die Heilsarmee”. Resolvió el problema, entonces, haciéndose bordar en la camiseta una cruz. —Todos comprenderán lo que eso significa —le dijo a su esposa. La cruz era el símbolo de su vida y su mensaje. A fin de conseguir que la cruz tuviera efecto en la vida de los homCRISTIANOS EN MARCHA 29
bres, adoptaba no sólo su idioma, sino también sus costumbres. En una aldea rusa donde pasó algún tiempo, siguiendo la costumbre del país lo llamaban Georgy Feodorovieh (Jorge, hijo de Teodoro). Con el objeto de captar la confianza de los aldeanos, concurría puntualmente a la iglesia. Su continua asistencia al templo hizo que el sacerdote sospechara que Railton había sido enviado por el obispo para observar en qué estado se encontraba la iglesia; lo cual tuvo el benéfico efecto de que hicieran asear el templo que había estado bastante descuidado. En una época muy difícil en España, Railton consiguió guiar a Cristo a un hombre que después emigró a América del Sur, donde prestó buenos servicios en un Cuerpo del Ejército de Salvación. En Yugoeslavia, Railton se interesó mucho por la vida espiritual de la hija de la señora en cuya casa se alojó, y le habló acerca de las cosas de Dios. Al partir le dio un ejemplar del Manual de Órdenes y Reglamentos para soldados del Ejército de Salvación. Inspirada por la lectura de ese libro, la señorita decidió hacerse salvacionista. Años después, cumpliendo la resolución que había hecho, se trasladó a Inglaterra e ingresó en la Escuela de Cadetes del Ejército de Salvación, para prepararse con miras a llegar a ser oficiala; hoy es la Mayora María Lichtenberger, a cargo de la obra salvacionista en su país. Las fatigas del trabajo incesante y de los largos viajes habrían agotado las energías de la constitución más fuerte, y la de Railton nunca había 30 CRISTIANOS EN MARCHA
sido robusta. En realidad, comenzó a viajar al extranjero porque consideraba que su salud no le permitía trabajar en oficinas cerradas. En Zululandia, un establecimiento de preparación e instrucción para los nativos que lleva su nombre, ha servido desde mucho tiempo para conmemorar la visita que hizo a esas tierras en el año 1885, acatando la prescripción médica que recomendaba un largo viaje y el consabido descanso. Pero Railton parecía incapaz de descansar. Aparte de dirigir reuniones y cumplir otras obligaciones, hasta intentó compilar un cancionero en la lengua de los zulúes. En una de las últimas campañas que realizó en Canadá, el hecho de marchar por las calles en medio de un ventisquero, levantarse temprano para participar en las reuniones de oración, que se efectuaban a primera hora los domingos por la mañana, y luego cumplir un apretado programa de reuniones públicas y de otra índole, lo dejó exhausto y agotado; pero eso no fue obstáculo para que, al regresar a Inglaterra, dirigiera reuniones en muchos Cuerpos salvacionistas. Poco antes de partir en su último viaje al continente europeo, un día se fue a pie desde el Cuartel General Internacional del Ejército de Salvación, situado en la calle Queen Victoria, hasta el barrio de Clapton. —¿Por qué se fatiga usted así? — le preguntó la dueña de casa. —Quise andar una vez más por las calles en que ocurrieron las escenas de los viejos tiempos —respondió—. Me gusta hacerlo porque me
sirve para conservar tierno mi corazón. Pocos días después partió con destino a Holanda, Suiza y Alemania. En su viaje de regreso, pasó algunas horas en Colonia, comió frugalmente en compañía de dos oficiales; conversó y oró con ellos. Luego, rehusando la oferta que le hicieron para acompañarle, salió a tomar el tren. El encargado de recoger los pasajes observó que estaba enfermo. Lo desembarcó del tren, con mucho cuidado, y lo reclinó en uno de los bancos de la estación. Pero el hombre que había dicho que sus ocupaciones favoritas eran ir en busca de las almas y hacer soldados salvacionistas, ya había sido promovido a la gloria. El embajador extraordinario del Ejército de Salvación, había sido llamado a comparecer ante su Rey. Una antigua ley prohíbe a las bandas de música tocar a su paso por la Casa de los Comunes de Gran Bretaña, mientras el Parlamento está en sesión. Sin embargo, para el entierro de Railton se suspendió ese decreto, lo que no se había hecho en casi un siglo. La procesión fúnebre, encabezada por la banda de música del
Cuartel Internacional, partió del Regent Hall, siguió por Oxford Street y luego por las calles del “West End”, pasando frente al palacio del Parlamento hasta el amplio salón central metodista de Westminster, donde el general Bramwell Booth, el más antiguo de los amigos de Railton, dirigió el servicio fúnebre. Después la procesión siguió por el Este de Londres, donde, para esa fecha el público sentía por el Ejército de Salvación una estima desconocida en los días en que Railton realizaba sus campañas en esa parte de la capital inglesa. Por fin llegaron al cementerio de Abney Park. Al lado del sepulcro un hombre se acercó a la señora de Railton. Muchos años antes este había sido rescatado por Railton en uno de los establecimientos para exprisioneros que mantiene el Ejército de Salvación. Recordando todo lo que ese hombre había hecho por él, que en cierto sentido representaba a decenas de miles, de muchas razas y de toda clase social, el presidiario de otros tiempos lloró y, entre sollozos, dijo: “¡Ha muerto mi padre!” Fin CRISTIANOS EN MARCHA 31
Mil bendiciones a todos nuestros lectores, una Feliz Navidad y un dichoso AĂąo Nuevo. De Cristianos en Marcha y todo su personal