RATAS DE RÍO Exploración urbana en el Huerva
La idea de recorrer el Huerva a su paso subterráneo por la ciudad existía en mi cabeza desde hacía tiempo, a raíz de haber oído rumores y narraciones de personas que habían estado allí. La ocasión llega la mañana del 11 de enero de 2020. Salgo de casa con mi mochila de aventura, que contiene el kit de supervivencia nutricional (agua, frutos secos, mandarinas), una linterna frontal, guantes, un lápiz de cera, un aerosol color negro, una cámara de fotos, carretes y pañuelos de papel. He quedado con Mariano y necesitamos comprar botas de agua. Paseamos por las Delicias buscando tiendas de calzado y no tardamos en encontrar una en la que venden. Nos probamos algunos pares y después de elegir la talla correcta, cogemos un bus hasta el punto de acceso al túnel. Un grupo de chavales charla, escucha música y fuma porros a poca distancia. Cuando pasamos a su altura nos miran de soslayo. Les dejamos atrás. Una vez nos hemos calzado las botas bajamos de la orilla al cauce y comenzamos a andar, ayudándonos de unas cañas largas para conseguir mayor estabilidad, aunque la corriente no es muy fuerte y el nivel del agua es relativamente bajo. Conforme avanzamos, la luz va desvaneciéndose y encendemos los frontales. Al poco tiempo la oscuridad es total. Tras unos minutos caminando, localizamos una apertura a nuestra izquierda, algo elevada y con capacidad para albergar personas. Nos acercamos a curiosear. El espacio se encoge y tenemos que arrastrarnos para saber lo que hay más adelante. Desafortunadamente, el acceso a la siguiente parte está bloqueado. Dejamos nuestras marcas en esta guarida de ratas y volvemos al túnel principal. La oscuridad y el sonido del agua fluyendo hacen que entres en un estado de calma y te separan del mundo exterior. Cuesta imaginar que parte de la ciudad se encuentra sobre nuestras cabezas. Desperdigados por el camino van apareciendo islotes de tierra, objetos y basura indistinguible. En determinado momento, unas estructuras sobresalen del agua y se adentran en la pared de la derecha.
Ponemos rumbo a ellas con la intención de explorarlas. Una vez las alcanzamos, caemos en la cuenta de que son las ruinas de edificaciones antiguas, erosionadas por el agua y lo que arrastra. En algunos lugares la piedra, el ladrillo y el cemento se mantienen, en otros se han caído y dejan ver sus esqueletos metálicos. Un amplio túnel de piedra se abre paso en la pared, a modo de calle. Está limpio, fresco y la humedad del ambiente se acumula en multitud de pequeñas gotas por el techo. Distribuidas a lo largo de esta calle se encuentran escaleras de acceso a tapas de alcantarilla. Subimos e intentamos abrirlas, pero están selladas. Lo mismo pasa con el tunel de piedra; toca volver al río. Conforme nos acercamos al final, el caudal se reduce y la luz regresa progresivamente. Ya no caminamos por el agua. El Huerva tiene aceras en este tramo final de la exploración. Aún queda por explorar un acceso a la izquierda. De nuevo nos conduce a una escalera coronada por una tapa de alcantarilla, cerca de la cual un chorro de agua se precipita continuamente hasta la base y fluye hasta el río. Esta vez la tapa de alcantarilla cede y podemos apartarla para ver a qué altura nos encontramos: Avenida Cesáreo Alierta. Mariano hace un par de fotos con mi cámara, vuelve a cerrar la tapa y baja. Cuando abandonamos el túnel nos sacamos una foto el uno al otro para conmemorar la hazaña. Gatos y pájaros nos observan extrañados y procuramos no molestarles mientras caminamos, volviendo a acostumbrarnos a la luz, los sonidos y los olores de la superficie. Dejamos marcas en las paredes conforme avanzamos por este nuevo tramo al descubierto, buscando el lugar adecuado para subir al parque que se encuentra a nivel de calle. Nos sentamos en un banco para adecentarnos, descansar y comer algo. Es curioso: durante todo el tiempo que hemos estado bajo tierra, no había atisbo de hambre o sed, pero una vez dada por terminada la expedición se presentan de golpe. El cielo se nubla. No tardará mucho en ponerse a llover.
Río Huerva Zaragoza, Aragón, España. 2020. Fujimoto M7501 +Kodak Colorplus 200
instagram.com/sb08__ sb08media@gmail.com