JOSE CARLOS NARANJO BERNAL- 2014

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ara un representante institucional y para todos los gaditanos siempre es un orgullo el ver como a un paisano le reconocen públicamente sus méritos, y más si su vocación tiene que ver con cualquiera de las múltiples facetas del arte. La provincia de Cádiz está llena de grandes talentos artísticos, todos tenemos grandes nombres en nuestra memoria: desde poetas como Rafael Alberti, a pintores como Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo o Hernán Cortés, cantaores y cantaoras como Camarón de la Isla o la gran Rocío Jurado, y músicos como Manuel de Falla o el recientemente fallecido Paco de Lucía. Todos llevando el nombre de Cádiz por el mundo entero, avalados por un gran prestigio profesional y el reconocimiento general de la crítica y del público. En el pasado mes de octubre de 2013, José Carlos Naranjo (Villamartín, Cádiz. 1983) se hizo con el premio BMW de pintura en su edición número 28, seleccionado entre más de 800 participantes con obras de las más variadas tendencias y estilos. Sería la propia Reina Doña Sofía la que le hizo entrega de este galardón en un acto celebrado en el Auditorio Nacional. José Carlos Naranjo es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla en la modalidad de pintura. Desde muy pequeño sintió la llamada del arte al visitar con sus compañeros de colegio una exposición de Velázquez en La Cartuja de Sevilla. Desde los primeros instantes, percibió de una manera intuitiva que aquello que estaba viendo de alguna manera le atraía y le atrapaba sin saber por qué. Sintió un pequeño “clic” en su interior, como un resorte mecánico que salta cuando se pulsa el botón adecuado. Esa llamada vocacional temprana, le llevó, pese a tener un ambiente externo muy poco propicio, a desarrollar sus expectativas y a evolucionar hacia un universo creativo e imaginario propio, un mundo personal e intransferible dotado de una gran personalidad y de una energía creativa inagotable. José Carlos plantea una realidad vinculada a su entorno cotidiano, del que se nutre continuamente, y al que intenta dar un vuelco de 180 grados para postularse en nuevas posiciones que no agoten su veta creativa. Naranjo es inconformista y aunque parece que ha encontrado su propio lenguaje personal nunca se acomoda, nunca está contento del todo, siempre investiga, y quiere, en un ejercicio de introspección personal, llegar a mucho más. Esto es algo que como artista le honra, y le sitúa en un grado de madurez creativa que creo le beneficiará a lo largo de carrera. El proyecto expositivo que presenta consta de casi una veintena de pinturas realizadas sobre lino en pequeño y gran formato, bajo el provocador título de “Ojo por Ojo”. Es una reflexión que parte de la obra del escritor estadounidense Cormac McCarth y El subset Limited, en el que se produce una batalla dialéctica entre dos individuos, uno blanco y uno negro, uno con formación universitaria y el otro no. Todo este enfrentamiento ha sido una aventura para de algún modo representar varios dípticos donde se producen retos visuales. Desde la Diputación estamos muy orgullosos que un artista de la Sierra de Cádiz y con un futuro tan prometedor exponga en la Sala Rivadavia, espacio expositivo que ha servido en innumerables ocasiones como plataforma profesional para los artistas de nuestra provincia y que ha mantenido una apuesta continuada, real y concreta por el arte contemporáneo y sus artistas. Es por ello, por lo que invito desde aquí a todos los que vengan a visitar esta exposición con el título de “Ojo por Ojo”, que no desarrolle en nosotros el deseo bíblico de venganza sino el de una mirada limpia que nos haga sentir y disfrutar el trabajo de este singular artista. José Loaiza García Presidente de la Diputación de Cádiz 3


OJO POR OJO

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l lugar de donde parte la obra de J. Carlos Naranjo es parecido a un núcleo de piedra, nada habitual, que se va tallando aparentemente sola día a día, surgiendo de un trabajo de investigación disciplinado y natural en él, de una inteligencia que recoge, a través de la vista y todo lo que en los sentidos humanos se pueda procesar. La nueva serie propuesta por el autor para la Sala Rivadavia, es muy intensa. Una obra que sigue a otra de inreíble calidad, técnica, creatividad sobre todo de un hacedor de arte que tiene mucho que decir. Es un placer encontrar obras que transmitan contenido. Creadores plásticos que tengan algo dentro y necesiten comunicarlo con dignidad y seguridad. Su “Ojo por Ojo” un título, algo bíblico en principio, para mí tiene varias lecturas: mirada del artista creador y mirada del espectador. Por otra parte, ambas se unen en temas trascendentes y hay también miradas de otros, del mundo en que vivimos. Sus propuestas nos llegan como los antiguos iconos, tan adorados, idealizados, tan poderosos visualmente y sobre todo, trascendente medio de unión entre nuestro exterior y nosotros mismos: ¡OJO POR OJO! La síntesis con la que mucho entra por arte de magia en un pequeño formato de vida, materializado sobre un lienzo. Con estas piezas presentes en la muestra, apreciamos que el arte puede ser sincero y que la Nueva Figuración Contemporánea, tiene a este autor andaluz como un exponente clave. Su sólida formación, el aprendizaje constante y su mirada a la gran pintura española: Velázquez, Goya, o autores más contemporáneos como Chema Cobo, Pérez Aguilera… Por otro lado, su trayectoria se va consolidando con numerosos premios y exposiciones, de las cuales destacamos; en 2011 recibe el 6º Concurso de Pintura y Escultura Figurativas´11. Su primera exposición individual en 2012 “Caprichos y Disparates” en la Galería Birimbao de Sevilla y en 2013 recibe el XXVIII Premio BMW de Pintura, que le entrega S.M. La Reina. Además la impronta que su estancia en New York en la SVA School of Visual Art ejerció en su ser. Mi privilegio es, en este caso poder escribir sobre un arte que parecía se había perdido y que con personas como José Carlos Naranjo recobramos. La primera vez que ví su obra en directo fue en la Fundación Rodríguez Acosta de Granada en 2011, no pude nada más que identificarme; primero a través de una emoción y después exclamar que estaba delante de la obra de un pintor con gran capacidad de síntesis en sus composiciones, dejando espacio para que el espectador pudiera hacer suya la obra. Su trayectoria es dilatada pese a su juventud y su pintura admirablemente auténtica, donde nos demuestra maestría en sus composiciones cromáticas, dotándolas de un exuberante carácter expresivo. En las entrañas del creador hay un saber contenido y una guía que sigue el difícil camino que le traza su corazón e inteligencia. Podemos apreciarlo en la serie de pinturas, en las que la tradición pictórica y los temas clásicos se hacen visibles bajo un nuevo modo, el que el mismo autor ha creado para disfrutar, expresar y ofrecer una interpretación, que calificaría de histórica, como

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en la de: “Venus & Marte” (del cuadro original de Velázquez) convertidos aquí en díptico. Además en el que aparece el ángel anunciador (Tiziano) que pasa a través de obstáculos y barreras que todos tenemos y que con el potencial que tenemos como seres humanos podemos destruir, como lo ha hecho el autor en las obras que vemos en esta exposición. En esta propuesta es emocionante ver lo que la pintura puede dar. El regalo increíble que nos ofrece desde dentro hacia la libertad. Esta libertad que el autor nos muestra en cada obra con elegancia, inteligencia y con factura impecable. Para concluir con una palabra y su definición aproximada, el vocablo bello, procede de la palabra latina bellum, que a su vez es la traducción del concepto griego Kalós. La belleza sería la categoría abstracta de lo bello. Vamos a dejarnos llevar por la pintura que tenemos delante, y como en el “Viaje de Baldassare” (A. Maalouf, Alianza 2000) recobremos algo que siempre está en nosotros y que nos por su iconicidad, poder, energía y esencia.

Antonio Sánchez Alarcón Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla

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LA PINTURA DESDE DENTRO

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elante de la pintura de algunos artistas me olvido del tema que tratan y me enfrasco observando la dirección de las pinceladas; cómo un brochazo cubre a otro o deja ver parte del anterior. Me concentro en el ritmo de las pinceladas, en el tono que presentan en relación con las de alrededor, en el tintineo de chispazos de color que saltan de cada una de ellas y en el coro que forman todas juntas. Es como si al contemplar una construcción me fijara en las particularidades de los ladrillos, sin preocuparme de si lo que conforman es un muro de fachada o un tabique secundario. Velázquez, Tiziano, Murillo, Cézanne, Matisse, Morandi o, ya mas cerca en el tiempo, Robert Ryman, son artistas que “ponen” la pintura con el toque trémulo del joyero que elabora una pieza de gran valor. Analizar los cuadros de éste último, es como situarse en una escuela de enseñanza básica. Cada pincelada equivaldría a una letra. Con dos pinceladas, se construye una sílaba y varias de ellas forman una palabra con toda la carga de sentidos que la cultura le ha ido incorporando. Puede que eso sea lo que Cézanne llamaba la petite sensation: el momento básico en que dos colores establecen una determinada relación, se apoyan o se enfrentan, para empezar a ser lenguaje y construir una pintura, un mundo. Todos los pintores emplean esta misma “arquitectura” de pinceladas y tonos de color. En algunos de ellos esa relación se establece a través del color, y con ella nos provocan una emoción, que dispara unos resortes que hacen bullir nuestras sensaciones de forma encadenada, ajena a veces a la misma intención del artista. Donde el color sólo era parte de un catálogo más o menos rico en cantidad de pigmentos, ahora se nos mostrará como parte de un todo armónico insospechado, un equilibrio sutil que nos hace vibrar y quedar atrapados en la armonía de ese equilibrio. Si pulsáramos las teclas de un piano, sonarían las mismas notas que si lo hiciera Beethoven, Schubert o Chopin. Pero es su puesta en un determinado orden lo que nos hace sentir el pellizco que nos da el corazón cuando reconocemos la sonata Appassionata, un Impromptu o un Nocturno. Notas que tiran de nosotros y nos llevan por un camino desconocído e insospechado que no existía antes de que el artista lo abriera, aunque después de conocido nos parezca el único posible para sumergirnos en el mundo poético que esas obras nos proponen. Leonard Berstein decía que las obras de Beethoven estaban construidas de manera tan lógica, que después de una nota sólo cabía la posibilidad de poner la que el compositor había colocado a continuación. Sin embargo, viendo sus borradores llenos de correcciones, rectificaciones y titubeos, se comprueba que barajó muchas posibilidades antes de decidirse, finalmente, por la definitiva, que es la que conocemos y cuyo fluir nos resulta tan natural que admitimos sin dificultad la afirmación de Bernstein, como si la composición fuera el resultado de escribir una primera nota que trajese encadenada ya todas las demás como las cerezas de un cesto.

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Con la pintura sucede algo parecido. Cuando vemos unos brochazos certeros y eficaces, con los tonos adecuados, nos parece sencillo, casi mera cuestión de oficio, porque no se percibe la dificultad de esa obra o de ese contundente fragmento antes de su ejecución. Es la sensación que se tiene al enfrentarnos, por ejemplo, a una pintura de Cézanne, con su modo de “construir” la pintura como si montara un rompecabezas, con pinceladas puras y evidentes, en las que raramente insiste, como si se fueran ladrillos o teselas de un mosaico, sin esconder las huellas del pincel. Una sencillez, contundencia y eficacia que convierten la contemplación de cualquiera de sus cuadros en un verdadero curso completo de pintura. También en el mundo de la pintura clásica se puede constatar algo similar, aunque de forma más contenida. Así, en el caso de cuadros como el Retrato del buffón Don Juan de Austria, de Velázquez, quedan patentes las distintas capas con que el autor ha ido elaborando (construyendo) la obra. O en La crucifixión de San Pedro o El sueño del Patricio, que Murillo realizara para la iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla, se puede constatar que la definición de las formas se produce de una manera muy parecida: al acercar la mirada al último de los cuadros citados, tendríamos la sensación de que la mano de la mujer del patricio no tiene perfil, como si no estuviera dibujada; sólo se perciben los surcos de los brochazos que sí configuran su forma, pero sobre la vestimenta clara de la mujer apenas se distingue el color de la carne. Bastará, no obstante, retirarse unos centímetros para que se produzca el milagro y se pueda percibir cómo la mano se separa y eleva sobre la ropa, a pesar de ser ambos elementos (ropa y mano) de colores tan próximos. Hay artistas que saben “ver” esta manera de trabajar, ese ir construyendo la pintura desde dentro. Aprenden y tratan de incorporar esas enseñanzas a su propia obra, aunque, a veces, ese proceso se produce de forma más intuitiva que analítica. Más allá del tema de la obra, lo importante es no olvidar que una pintura es, ante todo, una superficie plana donde, a base de combinar distintos tonos de color, surgen unas formas que todos podemos reconocer (o aceptar, si se trata de pintura abstracta). José Carlos Naranjo (Villamartín, Cádiz, 1983) ha aprendido cabalmente a manejar el lenguaje de la pintura, desde los clásicos a los contemporáneos. Al ver sus obras por primera vez tenemos la impresión de estar ante un joven entusiasmado con ese lenguaje. Y ese entusiasmo nos permite rastrear las referencias a algunos de los maestros que acaparan su atención, como Gerhard Richter, con su uso de la fotografía como punto de partida, o Luc Tuymans, con sus temas y sus figuras grises, apenas entrevistas... Artistas que descubren caminos por el que muchos jóvenes comienzan a transitar, a la espera de encontrar rápidamente la senda nueva y personal que les separe de ellos y señale el comienzo de lo que serán sus propias vías de desarrollo creativo.

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Naranjo no ha tardado en dar muestras de sabiduría en este proceso de maduración; en evidenciar un dominio en el manejo del medio y en tener ideas propias y muy claras, a una edad muy temprana. Algo que sorprende y que testimonia su gran capacidad para definir y ahondar un trabajo pictórico seguro y con un marcado acento personal. En ello ha jugado y juega un papel decisivo su dominio técnico: sus obras están laboradas de manera compleja, a partir de la aplicación de diversas capas al azar, a modo de imprimación, a veces con brochazos sueltos, sin una finalidad definida, como si limpiara los pinceles sobre la superficie del cuadro. Sabe dejar descansar las obras iniciadas, incluso de cara a la pared, esperando las sugerencias que puedan surgir de una posterior contemplación tras ese descanso. Incluso se atreve a animar a sus alumnos o a su sobrino, de tres años de edad, a pintar en algunas zonas de esos cuadros en proceso sobre los que trabaja... Lo que supone una sabia forma de aprovechar intervenciones ajenas que entran a formar parte de la obra y sobre la que el artista seguirá trabajando, consciente del valor del azar para enriquecer su trabajo con matices, osadías y sugerencias insospechadas, pero muy útiles para llevar su discurso pictórica mucho más allá de lo que tal vez alcanzaría con el único auxilio de su propia lógica. Como muchos otros artistas jóvenes, también él parte de fotografías obtenidas a partir de todos los medios posibles: prensa, publicidad, a veces, creadas por él mismo; de libros de historia o de arte... pero, sobre todo, tomadas de Internet. Más interesado siempre en la capacidad de esas imágenes para hacerle pensar o para sugerirle o fascinarle formalmente, que en el tema mismo que representan. Muchas de las pinturas que conozco de José Carlos Naranjo están basadas en fotografías nocturnas donde las figuras, definidas por el golpe de luz de un flash, representan a jóvenes que se reúnen en descampados poco acogedores para beber, o dedicarse a sus asuntos. A veces son miembros de tribus urbanas, como los grafiteros o los skaters. Imágenes de un mundo con el que nada tiene en común ni se identifica, pero que le interesa por la extrañeza que esas imágenes crean. Y, junto a ellas, puede incorporar tanto la imagen de un boxeador como la imagen de un Corazón de Jesús de ala calidad guardada en una bolsa de plástico, pasando por el motivo ornamental de una alfombra... Pero siempre con una extraordinaria capacidad de adecuar el tema que escoge con la manera de pintarlo. Superponiendo capas, indiscriminadamente, incorpora imágenes que en el transcurso de la creación pueden no llegar a ser protagonistas, porque el nuevo desarrollo del trabajo le irá dictando las necesidades y prioridades de la composición. De lo que resulta una pintura formada por una serie de estratos, donde todas las imágenes que han ido incorporándose o “pasando”, dejan su huella y contribuyen a conformar el estado final. Como si se tratase de un yacimiento arqueológico o del plano de una ciudad antigua cuyo trazado nos pudiera parecer caprichoso en la actualidad, pero que responde a las necesidades y al uso lógico de otros habitantes o usuarios anteriores. 8


La primera vez que visité el estudio de Naranjo, compartido con otros pintores, me llamaron la atención unas pinturas de pequeño formato. En ellas, los personajes estaban poco definidos, se formaban apenas por medio de su silueta, a veces incompleta, dejando ver unos fondos de color vivo; figuras transparentes, como fantasmas entrevistos en una escena nocturna, difícilmente comprensible al primer vistazo. Sin embargo aunque los personajes protagonistas de la escena y cruciales en la composición estaban tratados de manera descuidada, el suelo, donde la luz era más fuerte, se enriquecía de grises sutiles, manchados de tonos azules, verdes y rosas casi imperceptibles. Lo que imaginábamos cemento o asfalto donde se desarrollaba la escena, estaba pintado con delicadeza, con la riqueza de matices de un terciopelo ajado de Velázquez o Tiziano. Las líneas cruzadas, que anclaban el gris del suelo, hacían que éste se convirtiera en el protagonista principal de la obra, compitiendo con el skater y su patín, apenas recortadas sus piernas sobre un fondo de color rosa manchado y perdido el resto del cuerpo en el negro del fondo. Pienso en una obra más reciente, que también atestigua la capacidad de Naranjo de convertir un brochazo en una lección de pintura. Se trata de un óleo sobre papel titulado Witches in the Air, de gran formato, basado en un cuadro de Goya. En esa obra, de espaldas, un personaje camina inclinado hacia delante como si quisiera evitar ser visto o se sintiera cohibido por la presencia de tres aves rapaces de gran tamaño que se agitan sobre su cabeza como disputándose una presa. A lo lejos, dividiendo justo por la mitad la composición, una línea horizontal formada por las luces nocturnas de la ciudad. El personaje viste un pantalón vaquero verde y una camisa blanca, que ni siquiera está pintada sino que conserva el blanco del papel de base. En la parte superior de la camisa, a que más se aleja al inclinarse hacia la oscuridad, un trazo gris y gris azulado, largo y preciso nos hace ver el cuerpo en perspectiva, apareciendo de nuevo el blanco del papel en el fragmento que corresponde al cuello de la camisa, un poco levantado y más expuesto a la luz del flash que ilumina la figura del joven. Ese trazo gris es el recurso más exacto y adecuado para expresar la sensación de deslumbramiento provocado por el fogonazo de la cámara empleada para tomar la fotografía de la que parte la pintura, lo que me parece un ejemplo claro de su dominio de ese lenguaje preciso de la pintura que se muestra de forma escueta, sin adornos innecesarios que distraigan al espectador. Como ejemplo es, también, de su receptividad y consiguiente incorporación a sus trabajos de la enseñanza de los maestros, esa forma de ocultar, recuperar o dejar ver (huellas de trazos, arrugas, etc.) que decide en sus cuadros, a veces contraviniendo la marcha del “normal” proceso de la pintura, que Naranjo decide o no alterar en aras de la mayor elocuencia de lo representado. La sensación de frescura, en fin, que logra dar a su pintura y su apariencia de improvisación, constituyen una lección de su saber hacer técnico y la constatación del dominio del lenguaje pictórico que puede llegar a alcanzar. Los cuadros de José Carlos Naranjo llegan a su estado final tras un proceso de incorporación, y acumulación que el artista va

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decidiendo atendiendo a los requerimientos que el mismo desarrollo de las obras le va sugiriendo. También en ese proceso hay ocultamientos, pero no del todo. Los arrepentimientos no desaparecen por completo, sino que llenan de huellas la obra final, como si después de recorrer un largo y accidentado camino el autor sintiera la necesidad de contar las vicisitudes del viaje y de mostrar las cicatrices de la aventura. Pero esta acumulación de experiencias parece finalizar en el punto, en el que el artista siente la satisfacción de alcanzar la identidad o, al menos, una considerable similitud con lo que intuyó para esa obra cuando la inició. Y eso, que es a la vez un logro y un rasgo de madurez creativa, transmite al espectador la sensación de estar ante la obra de un pintor hondo y sabio, que maneja la pintura conociendo sus dificultades, disfrutando de ella, resolviendo con eficacia sus problemas y que, finalmente, nos la muestra como si todo fuera un juego sencillo, fruto del azar. Ignacio Tovar Castilleja de la Cuesta, marzo de 2014

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Obras 11


El reto Óleo sobre lino 65 x 89 cm. (C/U) Díptico 2014

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Sin título Óleo sobre lino 65 x 50 cm 2014 14


Sin título Óleo sobre lienzo 65 x 50 cm 2014

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Sin título Óleo sobre lino 65 x 50 cm 2014 16

Venus & Marte Óleo sobre lino 65 x 50 cm (C/U) Díptico 2014


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La Anunciación Óleo sobre lino 162 x 195 cm 2014



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El Sunset Limited Del polĂ­ptico, (7/10) Ă“leo sobre lino 28 x 22 cm 2014


El Sunset Limited Ă“leo sobre lino PolĂ­ptico Medidas variiables 2014

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Gran Poder Ă“leo sobre lino 200 x 300 cm 2013-2014



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Capricho y disparate Óleo sobre lino 55 x 38 cm (C/U) Díptico 2014 (Página 24) La recompensa Óleo sobre lino 55 x 38 cm (C/U) Díptico 2014 (Página 25) 26

La Joven Promesa Óleo sobre lino 162 x 195 cm 2014


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El Ermitaño Óleo sobre lino 178 x 146 cm. (C/U) Díptico 2014 28


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Currículum

JOSÉ CARLOS NARANJO Villamartín, Cádiz, 1983. Formación 2010-2011 Máster en Arte, Idea y Producción. Universidad de Sevilla. 2003-2008 Licenciado en Bellas Artes. Especialidad Pintura. Universidad de Sevilla. Exposiciones Individuales. 2014 Ojo por Ojo. Sala Rivadavia, Diputación de Cádiz. 2012 Caprichos y Disparates. Galería Birimbao, Sevilla. Algunos Premios y Distinciones. 2014 Seleccionado Finalista para “La New Fair”, La New Gallery, Madrid. 2013 Primer Premio en el XVIII Premio BMW de Pintura, Madrid. Premio Adquisición UNIA de Pintura, Universidad Internacional de Andalucía. Seleccionado para el Programa de Residencia Internacional de artistas de la School Visual Art, SVA, de Nueva York. Seleccionado Sevilla es Talento. Dirigido por Curro González y Chema Cobo. Fundación Valentín de Madariaga. Medalla de Honor en el XXVII Premio BMW de Pintura. Seleccionado Finalista en el Premio Focus Abengoa de Pintura, Sevilla. 2011 Primer Premio FIGURATIVAS 11. Fundación de las Artes y los Artistas. Barcelona. Primer Premio XIX Certamen Nacional de Pintura ‘Maestro Mateo’, Córdoba. Beca Fundación Rodríguez Acosta de Granada. 2010 Beca Encuentra 10. 5º Encuentro de Artistas en Uncastillo, Zaragoza. Taller de Creación, Vigencia y Actualidad del Dibujo III, impartido por J.Fernández Lacomba. CAAC de Sevilla. 2009 Curso de Pintura impartido por Antonio López García, Cátedra Francisco de Goya, UCM. Ávila.

Primer Premio en el XXXVII Concurso Internacional de Pintura, Alcalá de Guadaíra, Sevilla. 30


Exposiciones Colectivas. 2014 “Lugar de Trabajo” Fundación Valentín de Madariaga, Sevilla. La New Fair, en La New Gallery, Madrid. Plan Renove. Plaza del Pumarejo, Sevilla. 2013 XVIII Premio BMW de Pintura. Casa de Vacas, Madrid. Colectiva 9 Pintores, Galería Mecánica, Sevilla. Open Studio, SVA- School Visual Art, New York. EE.UU. 2012 XIV Convocatoria Internacional de Jóvenes Artistas. Galería Luis Adelantado, Valencia. Finalista en Premio Focus Abengoa. Hospital de los Venerables, Sevilla. Que vienen los Bárbaros. Monasterio San Clemente. ICAS Sevilla. Crisis, ayer y hoy 1912-2012. Galería Birimbao, Sevilla. Swab Barcelona. Feria Internacional de Arte Contemporáneo. Barcelona. Wunderkammer! La Bañera Gallery, Madrid. Fundación Rodríguez-Acosta de Granada. Obra en colecciones. Colección CAC Málaga, España. Colección BMW Ibérica, España. Colección Luis Adelantado, Valencia. España. Colección Ars Citerior, España. Colección Academia de San Quirce, Segovia. España. Fundación Cajasur, Córdoba. España. Fundación de las Artes y los Artistas, Barcelona. España Fundación Esprohident. España. Fundación Henrique Leotte. Portugal. Fundación Valentín de Madariaga, Sevilla, España.

Fundación Uncastillo, Zaragoza. España. Museo Alcalá de Guadaíra, Sevilla. España. Universidad Internacional Andalucia. UNIA. España.

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