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No dejes que te agobie
Buscar la perfección en el ámbito personal o profesional conlleva un costo emocional muy elevado, pues a veces evita que puedas avanzar, crecer e innovar en las distintas áreas de la vida.
En la actualidad, el perfeccionismo es considerado una especie de defecto-virtud, porque te lleva a la crítica personal constante e incluso a la insatisfacción. Cuando se transforma en una obsesión, lejos de ayudarte a alcanzar tus metas, se convierte en un obstáculo y una fuente de miedo y dudas.
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¿Te has puesto a pensar la factura que está pasando este tipo de exigencias con tus hijos(as) o contigo mismo?
Ser una persona perfeccionista te atrapa en un círculo de expectativas y frustraciones:
• Consideras que hagas lo que hagas será insuficiente.
• Aumentas tu percepción de estrés y la preocupación de evitar errores.
• Necesitas el reconocimiento de los demás a pesar de que no terminas de creerte lo bueno que dicen que eres.
• Piensas que todo o está perfecto o está desastroso, no hay un término medio.
• Aumentas la crítica y valoración de los resultados obtenidos.
El primer paso para superar esta tendencia es reconocerlo. Reflexiona si algunas de las manifestaciones antes mencionadas están presentes en ti.
Fuente: https://bit.ly/3mD7SeX
Tranquilo(a), no sufras más. Baja tu nivel de exigencia y asume el riesgo de equivocarte, de errar, concéntrate en lo positivo y olvídate de pensamientos catastróficos.
Aprende a trabajar a otro ritmo y con compasión, así podrás fluir, divertirte y optimizar tus tareas. Inténtalo y asume el cambio.