Pequeño colibrí, gran cocinero
Se sentía el más grande del mundo, su nombre era Tito, y era conocido por hacer las tortas más grandes de las Sierras Chicas.
Un día vino el señor puma y le pidió una torta para su cumple.
El colibrí le hizo una torta de oso, con chispas de chocolate, chispas de colores y corazones de dulce de leche.
El puma iba a tener una hermosa fiesta de cumpleaños.
Cuando el puma fue a buscar la torta que le había hecho el colibrí, estaba tan contento de cómo había quedado que lo invito a su fiesta, pero Tito le dijo que tenía mucho trabajo en la cocina. El puma insistió tanto que al final el colibrí decidió ir a festejar con él.
Cuando llegaron a la fiesta Tito quedó sorprendido al encontrarse con un enorme jardín de flores de muchas formas y colores.
Aleteó rápido logrando aterrizar sobre las flores más perfumadas con la pancita llena de néctar de repente escucha de lejos un gran show de música, vuela rápido y estaba su amigo puma en la guitarra, cerdito al piano, un mono haciendo malabares un león en las baterías y mamá canguro al micrófono y cuando la canción finalizó ella (la canguro) invitó a cantar a Tito y algo mágico sucedió…
¡¡¡Mágico y gracioso!!!
Porque cuando comenzó a cantar Tito un revuelo se armó.
Apareció un pelícano en la fiesta atolondrado y glotón, ¡¡¡de un solo bocado la torta se comió!!!
Todos vieron lo que pasó, menos el puma que estaba concentrado tocando la guitarra. De repente el colibrí gritó: - ¡Paren la música! Les cuento una cosa amigos y amigas: yo sabía que el pelícano glotón nos iba a querer comer la torta, por eso lo engañé y le hice una de cartón.
Todos los animales rieron y Tito, el colibrí, los guió al escondite donde había guardado la verdadera torta.
Todos juntos le cantaron el feliz cumpleaños al puma y siguieron festejando, jugando a las escondidas y tirándose por los toboganes que había en los árboles.
Y colibrí colorado… este cuento se ha terminado.