100 años de fútbol - Parte 1

Page 1

É

$

í» M W < W < W ífc

>w

WM! ^W iW V/K^I

/ W W . J/\V\/U''AW


- • •-A•' •• . ' . •<

H IS T O R IA DEL FUTBOL URUG UAYO

—* • '.«r ’e»«*?>.► «.M e•.

•-. - * • • :•

5éf.<£.e - •1 ,

;v'?w * • •„»

Jueves 17 de noviembre de 1969

DIRECTOR Franklin Morales ASESOR DE LA DIRECCION Eduardo Gutiérrez Cortinas AYUDANTE DE LA DIRECCION Rafael Bayce DIAGRAMADO Horacio Anón

EDITOR Julio Bayce Editores Reunidos Cerro Largo 9 4 9 Tal. 8 .0 3 .1 8 M ontevideo

DISTRIBUCION GENERAL Arco S. R. L. Colonia 1 2 6 3

Tal.

8 .3 2

00

DISTRIBUCION INTERIOR, QUIOSCOS Y CANILLITAS Distribuidora Uruguaya

do Diarios y Revistos C.udadelo

1424

Tal.

1 .5 1 .5 5

PUBLICIDAD Vártica Salís 1 5 6 3 Tal. 9 .1 3 22 ►so en Uruguay to N ‘ 1 5 2 5

por —

Impresora R eí $. A. Teléfono 4 9 0 48

c • deposite de ley. - Am parado en el 79 de la Lay 13 3 4 9 (Comisión del Papel) E D IT O R E S

R E U N ID O S

LA DIRECCIÓN N O C O M PA R TI NECESARIAMENTE LA O P IN IO N DE LOS AUTORES.

M il recuerdo* *in tiem po de hecho*. jugadores. equipo»com petencia*. lian ¡do form an d o la historia del fútbol uruguayo. D u ra n te veintiocho semana* consecutiva*. 10<) 4 Ñ O S D E E l ’T K O L lo * irá evocando uno a uno. ofre­ ciendo todo» lo» jueves un exclusivo y fascinante mate­ ria l periodístico y fotográfico, estadístico y hum ano dei fútbol más laureado del m undo. Honroso compronii»<» el que asumimos, de re la ta r un pasado sin paran gónque apuntala con su perm anente t ¡g racia la * e*peranzade hoy.


<

URUGU F R A N K L IN M O RALES

La política de Rosas en la Gobernación de Buenos Aires convirtió indirectam ente a Montevideo en el del A tlán tico Sur. Y las m arinerías inglesas — amos m arítim o s de entonces— que atisbaban el C erro de la Iglesia M a triz a estribor, agregaron a los deliciosos esparcimientos de tie rra firm e la disputa de fútbol. Prim ero con sus com patriotas, después con los nativos, estos enfrentam ientos constituyeron tres grandes corrientes de difusión del fútbol en el U ruguay.

E n la segunda m itad del siglo pasado no había rincón del planeta donde no lleg ara la la rg a som bra británica: fue por entonces que el fútbol llegó al U ruguay. La aventura de la revolución in dustrial había puesto en sus m anos fan tásticas fu er­ zas m ateriales. Y así como la batalla de T ra fa lg a r le abrió las p u ertas al dominio m arítim o del mundo, la de­ rro ta de N apoleón en W aterloo le fran q u earía el paso al m ás vasto im ­ perio conocido. La inm igración de las islas que lle­ gó al débil U ruguay que tra b a jo sa ­ m ente buscaba un cam ino después de la independencia, tuvo una caracte­ rística definida: en cierto modo cada uno de aquellos inm igrantes recibía el trata m ien to que en E spaña se re ­ servaba a los señores de la nobleza inglesa: cada uno era, en el fondo, un “m ilord” . E sto se debía sobre to­ do a las funciones que desem peña­ ban: gerentes de sucursales de le­ gendarias em presas, ingenieros, co­

m erciantes al por m ayor, financis­ tas. E n una asim ilación popular m uy difundida, se decía que “los alem a­ nes se ocupan de ferreterías, los franceses de m ercerías y sastrerías, los españoles e italianos de alm ace­ nes al por menor, hoteles y resta u ­ ra n te s’’. Sin duda que un absorbente prestigio e influencia social indivi­ dualizaba al inglés. Pero la República nuestra, desva­ lida y sem ivacía, no tenía riquezas ni constituía un m ercado consum idor ten tad o r: al ju ra rse la Constitución contaba apenas con 74.000 h ab itan ­ tes. La razón de aquella poderosa presencia debe ra s tre a rs e en el re­ gistro de socios de un sitio de reu ­ niones sociales, com erciales e indus­ triales que comenzó a funcionar en 1830: la “S ala de R esidentes E x tra n ­ jeros". Con el ascenso de Ju a n M a­ nuel de Rosas y su corriente nacio­ nalista a la gobernación de Buenos Aires. M ontevideo recibió un aluvión

gran puerto y la cúpula partidos de una de las

de exiliados ya en los prim eros años de la década del trein ta. E x trao rd in ariam en te f o r t a l e c i d a por ese hecho su presencia en Mon­ tevideo, aquel “m ilord” que fundó el H ospital B ritánico, el Tem plo In ­ glés, frigoríficos, bancos, estancias modelo, m uelles, com pañías de segu­ ro y tran sp o rte, tam bién d a ría vida a las p rim eras actividades deporti­ vas en el m oderno sentido de la pa­ labra. Con su fam ilia en am plias v o lan tes tra n sita b a p o r baches, zan­ jas y pantanos del cam ino de la A graciada p a ra ju g a r o presenciar partidos de cricket del otro lado de la bahía, en el Pueblo Victoria. E ste sitio, fundado alred ed o r de la b a rra ­ ca y m uelle de Sam uel Lafone, otro inglés, constituyó asi el p rim er cen­ tro deportivo del país. Hoy corres­ pondería a un secto r sobre la costa de la zona e n tre los arroyos Miguelete y Pantanoso, C arlos M aría R a­ mírez, A graciada y C apurro. 3


las Legiones E x tra n je ra s" . Se diver­ tía en "L a q u in ta de las alb ah acas" situ ad a en las inm ediaciones de E ji­ do, C erro L arg o y M iguelete, donde se cenaba y b ailab an valses, cu ad ri­ llas y gavotas que d e sg ra n a b a n vio­ lín, a rp a y flau ta , confiados en la ineficacia de la a rtille ría de Oribe, carg ad a con tacos de estopa. P ro ­ longaba sus te rtu lia s fam iliares, asistía a las p a ra d a s de las Legio­ nes E x tra n je ra s o a los candom bes de sus esclavos. L a activ id ad depor­ tiv a se reducía a los de origen espa­ ñol: se ju g a b a en las canchas de pe­ lota de C asanova o de “el vasco V a­ lentín", donde M iguel C añé, ta m ­ bién exiliado, e ra fam oso p o r “su brazo". E n el 35 la p laza de toros se h ab ía desplazado del recinto a m u rallad o h a s ta donde e stá el P a ­ lacio M unicipal. L as c a rre ra s de so r­ tijas, de "em bolsados" y el tre p a r el "palo jab o n ad o " co m p letab an el p an o ram a de los m enudos ocios de una ciudad "donde todos conocían a todos". L a paz del 8 de o ctu b re del 51 posibilitó la brusca expansión de aquella sociedad com prim ida entre

W íllia m Leslie Poole quizá haya sido el p rim e r "m a e s tro " del fú tb o l nues­ tro . B a c h ille r en C am bridge, fue aquí im p o rtan tísim a fig u ra deportiva.

Bajo el largo reinado de la Reina V ictoria, Gran B retaña lle g a ría al cénit de su poderío. Su septuagésimo aniversario desencadenó en el mundo festejos universales. Las colectividades inglesas del Río de la P lata acordaron reunirse para celebrarlo con un partido de fútbol que se ju g a ría en la cancha del Montevideo C ricket: tal fue el origen de las legendarias competencias entre los vecinos del Plata.

El periódico de la colectividad “The B ritannia and Montevideo R epórter" —e n tre noticias de la actividad por­ tu aria , el 29 de octubre de 1842, daba cuenta de "la Asamblea G ene­ ral de los socios del club de cricket que tendrá lugar en "Claypoles", el lunes de tard e próximo 31 del co­ m e n te a las 8 p m exactam ente". El 3 de diciem bre aparecía una se­ gunda noticia oon el nom bre del club: Victoria Cricket Club, el p ri­ mero en trascender públicam ente como organización exclusivam ente dedicada a la práctica de un deporte El cricket es un antiguo juego que en 1743 ya se practicaba en In g late­ rra en una form a sim ilar a la actual Tiene analogía con el béisbol y el fútbol El parecido con éste deriva de que lo Juegan once de cada lado sobre un campo de hierba y a cualenta m etros entre si hay dos pe­ queñas p o rterías: la pelota, de cue­ ro, ae impulsa oon un “ bate" y se 'r a ta de m eter en esas portaría* 4

La im portancia de se ñ alar su a p a ri­ ción en nuestro país deriva de que su práctica jam ás concitó atracción alguna sobre el criollo y, en medio de ese silencio, sus cultores se red u ­ cirían a pequeños núcleos de e x tra n ­ jeros T anto que con el tiem po p arte de esos mismos núcleos derivarían hacia la p ráctica del fútbol. L a r a ­ zón de la afinidad del nativo con el fútbol hay que buscarla, como ya veremos, en sus características psico­ lógicas m ás salientes EL MONTEVIDEO CRICKET P ero con aquel centro deportivo alrededor de las posesiones de " S a m “ Lafone term in aría poco después la G uerra G rande M ontevideo se red u ­ ciría a espiar al país por encim a de su encierro. En esos nueve años su friría de atroz sed. de lo que que­ da un testim onio en form a de fuente en el centro de la P laza M atriz, de acuerdo a una sugerencia de G aribaldí "p ara h o n rar el heroísm o de


tica del crick et pero sobre todo sería el p rim er núcleo que ju g a ría al fú t­ bol. F und ad o el 18 de julio de 1861, despliega aún una v asta actividad deportiva en C arrasco y —a ciento ocho de fundado— m antiene, aunque atem perado, un rasgo: sólo adm ite socios que hablen inglés. Como ve­ remos, esta ca rac terística de círculo cerrad o m ás o tra s afinidades for­ m arían una co rrien te que h ab ría de en fre n ta rse a los im pulsos nativos p a ra en g en d rar la rivalidad depor­ tiva básica del país: N acional y Peñarol. El nom bre de "M ontevideo” no era un m ero hom enaje a la ciudad: era una identificación que respondía a toda u n a política que gobernaba el deporte inglés en A m érica. H abía tam bién un "Buenos A ires C ricket C lub” , un "R osario C. C.” , un "Río C. C.” , etc. De esta m anera, aunque cada institución era independiente h abia una organización d ep o rtiv a y ad m in istrativ a com ún: se procuraba un d esarro llo arm ónico, ce n tra liz a ­ do. ten d ien te a c re a r p o sterio rm en te federaciones regionales. T al el caso

de la "R iv er P ía te A th letic Associatio n ” que re g iría la activ id ad a tlé ­ tica de la cuenca del Río de la P lata . E sta tra m a u rd id a p o r sobre las ciudades te n d ría im p o rtan cia pues facilitab a las com petencias reg io n a­ les y a b riría d é in m ed iato el cauce a las com petencias con los a rg e n ti­ nos. E n los "A nales H istó rico s” E d uardo Acevedo señ ala que el p ri­ m er p artid o in tern acio n al de crick et debió ju g a rse en 1864, e n tre los clu­ bes de am bas orillas. F u e susp en d i­ do p o r la convulsión que d e s a ta ra un año an tes V enancio F lo re s al d es­ e m b arc ar al n o rte del río N egro, al fren te de la "C ru zad a L ib e rta d o ra ” . A la caída del P ay sa n d ú de L ean d ro Gómez seg u iría al año sig u ien te la de M ontevideo, dejando m il m u e rto s en am bos bandos. T ale s hechos ab riero n las p u e rta s —con la caída del gobierno de B erro— a o tro lú g u ­ b re redoble de los ta m b o re s de g u e­ rra , e sta vez c o n tra el P a ra g u a y de S olano López, p o r lo que recién en 1868 el "B uenos A ires C rick et C lub” p o d ría v ia ja r a M ontevideo y ec h a ­ ría a ro d a r u n a com petencia legen­ d a ria : la de los vecinos del P la ta .

In icialm en te el fú tb o l fue practicado por los residentes ingleses que fo rm a ro n un tipo especial de inm igran tes: en la im aginación popular cada uno era en cierto sentido un " m ilo rd ” . En los útim os años del siglo el fú tb o l recién pasaría a manos de la masa anónim a que cam biaba con su presencia el rostro del M ontevideo finisecular.

A lejandro W atson H u tto n : a él vino girada la prim era pelota llegada a Buenos A ires; impulsó la fundación de la “ L ig a” y creó el célebre "A lu m n i” .

paredes de piedra y agua. L a "zona de influencia" de sus fuerzas av an ­ zaba h asta donde confluyen hoy 18 de Julio y M artín C. M artínez. De allí en ad elan te se extendía un "cam po de nadie” h asta 8 de O ctu­ bre y G aribaldi, donde com enzaba el "dom inio” de M anuel Oribe. Fue unas cu ad ras m ás adelante de este sitio donde diez años después de firm ada la paz, una nueva entidad, el M ontevideo C ricket Club, levan­ ta ría el segundo centro deportivo. El lugar aproxim adam ente donde se halla el H ospital M ilitar, se conocería por "L a B lanqueada” : una hectárea rodeada de cercos, un pequeño palco, un rancho que servía de vestuario y una carpa blanca donde se servia el té d u ran te el "te rc e r tiem po”, es de­ cir, el paréntesis e n tre los períodos de juego. Q uintas y chacras com ple­ taban la escena. El M ontevideo C ricket Club tena n a ex trao rd in aria im portancia en el desenvolvim iento del deporte en el país: sería el segundo intento de la colectividad de im pulsar la prác5


LOS COLEGIOS INGLESES Al acceso de B ernardo B erro a la presidencia en 1860 —citado para ubicar en el tiempo los hechos— el país m antenía básicam ente un e sta­ tuto económico heredado de la Co­ lonia. Caballos y carretas, como en la época de los prim eros faeneros y changadores, eran los únicos medios de locomoción y circulación de bie­ nes y personas, adem ás de un defi­ ciente sen-icio de diligencias lentas, inseguras, volcadoras e irregulares en sus itinerarios. Las “diligencias de M ontero” llegaban a M inas en ocho días; desde D urazno y T acua­

de Londres lleg aría “The M ontevi­ deo W aterw o rk s Co.” C uantiosos em ­ préstitos que venían desde la ges­ tación m ism a de la independencia, la ap e rtu ra de sucursales del Banco de L ondres y del M ercantile Bank of the R iver P ía te Lim ited, la in­ troducción de los prim eros A berdeen Angus, H ereford, D urham , de los m erinos R am bouillet y N egrette, ele­ v arían al cénit el poderío, el p re sti­ gio y la influencia de la colectividad inglesa en la so c e d a d circundante. Los colegios privados y la fundación de nuevos centros deportivos fueron una de sus consecuencias.

En esta pintura de A. H a ll, conservada en el Montevideo C ricket, se reproduce la prim era cancha de fútbol que conoció el país: estaba en las proximidades del Hospital M ilita r. A l fondo, en medio de las construcciones, están dibujados un tra n v ía a caballo y una carreta en sentido contrario. La cancha se usó de 1861 a 1889, im cialm ente sólo para cricket.

rem bó se p refe n a acercarse en las diligencias "M ensajerías O rientales” a Salto o Paysandú. para tom ar los vapores fluviales de la "Com pañía S ajteñ a” hasta que fueron enajena­ dos por Urquiza en guerra con Ro­ sas; a Rocha se llegaba en “La Es­ trella de A m érica” tres veces al mes. Lina necesidad vital de comunicacio­ nes de integración, coincidió con la gran expansión de la industria de .fundición inglesa que a p a rtir del 60 se tran sfo rm aría en gran ex p o rta­ dora de m aterial ferroviario: p ri­ m ero fue enviado a Estados Unidos, después a la A rgentina, luego llegó a ta en 1876 E sta gigantesca in­ versión se agregaría a o tras ya exis­ tentes. En el 65 el gobierno de Ve­ nancio Flores llamó a licitación para proveer de agua potable a M ontevi­ deo: dos em presas propusieron tr a e r ­ la del S anta L u d a y dos nada menos el n o N egro y tam bién

Ya d u ran te la G u erra G rande exis­ tían colegios ingleses en M ontevideo, un poco im puestos por las circuns­ tancias de la presencia accidental de grupos forzados a salir de Buenos Aires por el “ R e sta u rad o r” , pero la nueva realidad económica de un U ru ­ guay distinto hizo que tuvieran inde­ pendientem ente razones p ara p erm a­ necer en el país En 1874 se estab le­ ció “TEe English High School” y en 1885 “The B n tish School” que h a ­ bían de te n er decisiva influencia en el desarrollo del fútbol. El prim ero, con el tiem po, sería organizado a im agen y sem ejanza del “ High S erp o l” que funcionaba en Buenos A’res bajo la dirección de A lejandro W atson H utton. consi­ derado el padre del fútbol a rg e n ti­ no: a su colegio vino g irad a la p ri­ m era pelota que llegó a aquel país; en 1893 im pulsaría la form ación de la “A rgentine Association Foootball

L eague” de la que fue p rim er presi­ dente; a fines de s glo en su cole­ gio se g estaría el célebre “A lum ni”, que de 1900 a 1911 — fecha de diso­ lución— sólo perdió los torneos de 1904 y 1911, ganados por “B elgrano A. C.” En M ontevideo “The E nglish High School” fue inicialm ente dirigido por H en ry C astle Ayre, e in teg rab a el cuerpo docente W illiam Poole, quien enseñó inglés h asta 1920. Sin duda que el se r titu la r de la m ateria básica le confería sin g u lar prestigio en tre los alum nos. M uchos de ellos fig u rarian luego en prim eros planos como futbolistas o dirigentes. E n sus bancos se sentó por ejem plo E nrique L ichtenberger, a cuya iniciativa h a ­ bría de crearse la actu al Asociación U ruguava de F ootball. Su profesor de inglés h ab ría de so b resalir en tre ta n to como excelente ju g ad o r de fútbol, cricket y rugby, defendió al Albion, fue socio del C en tral U ruguay R ailw av C ricket Club desde el 94 y, en 1901, presidió la propia Liga U ruguaya de F o tb all. En el otro colegio la f :g u ra rele­ vante fue su d irecto r T hom as J. Ashe, tam bién decidido im pulsor de la p ráctica deportiva conform e a los m odernos m étodos de pedagogía en su país. El m ism o año que se funda "The English H igh School” su rg iría el “ M ontevideo R ow ing C lub” : un año antes se h abía creado su sim ilar bo­ naerense. El p resid en te de la asam ­ blea co n stitu tiv a fue “S am ” Lafone, en cuyos dom inios del ex Pueblo V ictoria se h alla la um brosa plaza que le recuerda, sobre la avenida C arlos M aría R am írez. L a m ayoría de los cu aren ta y ocho fundadores in teg rab an S im ultáneam ente la p la­ na m ayor del M ontevideo C ricket. La trascendencia de la nueva a g ru ­ pación estuvo dada p o r el hecho de que incubaría una poderosa co rrien ­ te deportiva criolla que term in aría a f ’nes de s id o oponiéndose a la ex­ tra n je ra encabezada por el M ontevi­ deo C ricket, celosam ente in tran sig en ­ te. H abía desde el origen una filo­ sofía de conducción d istin ta a la que co ntribuían sin duda algunos facto­ res. M ientras el rem o y la natación eran actividades conocidas y p ra c ti­ cadas en el país, el cricket prim ero y el fútbol eran deportes exóticos. La posibilidad de que el nativo p a r­ ticip ara de las actividades náuticas se abrió casi de inm ediato P o r o tra p a rte m ien tras el M ontevideo C. C. cen trab a su actividad en el “ English G round”, como se llam aba o fic a lm ente el cam po de "L a B lan q u ead a” , un sitio alejado aun cuando desde el 52 co rría un tra n v ía a caballo hasta La Unión, la bahía estab a en el cen­ tro mismo del tradicional casco de la ciudad. El puerto aquí y en todas p a rte s tiene una inevitable ten d en ­


cia cosm opolita: nada en él puede p erm an ecer ajeno al ir o venir de personas que está en la esencia de su trasiego com ercial. E sas distintas prem isas de conduc­ ción h ab rían de estab lecer pronto una brecha que halló en la p artic u lar form a de relación existente entre los clubes ingleses de entonces, la causa de un estallido inicial. D en­ tro y fu era del deporte el pequeño m undo de las islas funcionaba ri­ gurosam ente estratificad o : se acep­ ta b a un ordenam iento jerárquico que en el cam po deportivo encabe­ zaba el M ontevideo C ricket Club. Su sitio en la cúspide de la pirám i­ de no era una g racia: fue el equipo de los “pioneros", por años invenci­ ble. De ahí que se in te rp re ta ra que, entendiéndolo necesario, podía con­ vocar bajo su bandera, a todos los ciudadanos ingleses estuvieren donde estuvieren. EL PRIMER PARTIDO

FO O TR A Ll 3^ Aceitiüs tr I; Ciole'tncli Internicienil > T B A D V O C IÓ N AP>r. CklAOA

j

OR

A lbion F ootball Club ♦

M O N T E V ID E O

DE FUTBOL

Poco antes de fin alizar la década de los años 70 del siglo anterior, referencias o rales señalan que se jugó el p rim er p artid o de fútbol en el país, hecho en el que es indispen­ sable d etenerse por su im portancia histórica y porque su conform ación p lan tea varios problem as. La cir­ cunstancia de que en la hem eroteca de la B iblioteca N acional no se con­ serven las publicaciones inglesas de entonces, quita un g ran asidero a la investigación. Se editaban cuatro diarios criollos: “El Siglo", "L a Id e a ”, “L a D em ocracia” y “L a N a­ ción” pero aún no se había produci­ do —y ta rd a ría en hacerlo— la a p e r­ tu ra de sus páginas a la inform a­ ción deportiva. H asta alred ed o r de 1880 cuando se ocupaban de las actividades de “los ingleses” (un gentilicio que frecuentem ente desig­ nó v arias nacionalidades europeas),

En 1898 ei Albion Football Club trad u jo del inglés al español las re­ glas aceptadas por entonces para los partidos. Siete años antes se había creado el tiro penal.

las llam aban sim plem ente "pic-nic” . Recién e n tre 1908-12 n uestros d ia­ rios se incorporarían a la tendencia que provocara un escándalo en E s­ tados Unidos, cuando a fines de si­ glo el d irecto r del “New York J o u r­ n a l” triplicó el espacio h asta enton­ ces concedido al hecho deportivo. Q ueda un testim onio oral publica­ do en la rev ista "M undo U ruguayo” en el m es de junio de 1924, edición de hom enaje a los Cam peones Olím­ picos: P edro C. Tow ers, ex funciona­ rio del Banco R eal del C anadá y ex S ecretario G eneral del M ontevi­

deo C ricket Club en la época a que hace referencia, afirm ó que “en oc­ tu b re de 1878 en el te rren o que hoy ocupa el H ospital M ilitar, se jugaron dos partidos co n tra un cuadro com­ puesto por m arineros ingleses. E n el prim ero hubo em pate y el segundo lo ganaron los uruguayos. Yo ju g a ­ ba en tre los uruguayos donde había ingleses y otros hijos de ingleses. El juego fue excesivam ente brusco y don Rodolfo A rteaga sufrió la fra c ­ tu ra de dos costillas en un “choque” . E n esa época era m uy co rrien te ver sa lir lesionados a los jugadores del f eld. T odavía el fútbol no estab a bien definido, se ju g ab a casi como el rugby. Los p artid o s m ás frecuen­ tes eran con m arineros ing’eses. Se puede decir que nadie escapaba al desafío. Conservo m em oria todavía de un p artid o m uy in teresan te ju g a ­ do co n tra la tripulación del “R etrib u tio n ”. C ronológicam ente la versión de T ow ers es aceptable. E n Buenos Ai­ res hay acuerdo general que e n tre 1860 y 1870 se p racticab a “un juego vagam ente parecido al fú tb o 1” cuyo germ en había dejado la m a rin e ría ing’esa. La fecha del p rim er p artid o en A rgentina, algunos como A rth u r H o’d er en "E l l’bro arg en tin o de crick et” la ubican en 1864, otros, tre s años m ás tard e, donde está docu­ m entado que dos equipos del Bue­ nos A5res C ricket C lub d isp u taro n un partido. Si tenem os en cu en ta la íntim a vinculación e n tre los dos clu­ bes de cricket no seria pues ex trañ o que en 1878 se h u b :era jugado en M ontev:deo. en el sitio y con los protagonistas que T ow ers indica. E n el cam oo del M ontevideo C ricket se realizab an p o r esos años “Los Juegos A t’éticos de L a B lan ­ q u ead a” , de los que se conserva buen testim onio en el archivo del M onte­ video Row ing Club. E n los co rres­ pondientes al año 80 fig u ra una ac-

La fo to g ra fía coresponde a la segunda cancha del M ontevideo C ric k e t Club, en las cercanías de L a rra ñ a g a y C ard al, u tilizad a de 1889 a 1945. Se le llam ó “ La B lanq ueada” en recuerdo de una vieja pulpería cam ino a la V illa de “ La U nión”, igual que a la anterior.

7


tividad denom inada “p a te a r el ba­ lón” (“dropkicking the foot-ball” ) lo que afirm aría la existencia de un juego vagam ente parecido al fútbol, tal como sucedió en Buenos Aires. H ay otro hecho que contribuye a sostener la tradición oral que ubica el prim er partido en el 78. La m a­ rinería inglesa concurría en m asa al centro prim ero deportivo y a esa a ltu ra tam bién com ercial form ado alrededor de la prim itiva cancha. Y los registros portuarios dan cuenta de operaciones de unos cuatrocien­ tos navios de g u erra y tran sp o rte por año. M ontevideo era “s u ” p u er­ to en el A tlántico S u r después que los buques de Su M ajestad dejaban las costas africanas: pocos o ningu­ no escapaba al desafío deportivo. LAS REGLAS DEL JUEGO Queda por últim o estab lecer el carácter de aquel juego. T al vez el hecho de golpear con el pie o tra n s ­ p o rtar en la m ano algún objeto sea poco menos antiguo que el hom bre mismo. D istintas civilizaciones ap e­ lan a dibujos e inscripciones p ara quedarse con el honor de h ab er “in­ ventado” el fútbol: en rigor podría hablarse en el m undo de v arias “invencones” m ás o m enos sim ul­ táneas. Pero el fútbol m oderno tie ­ ne sin duda su cuna en In g la te rra . En sus orígenes parece h a b e r con­ sistido en tra n sp o rta r un objeto a

larg as distancias venciendo la re sis­ tencia de los rivales. Los mozos de una aldea tra ta b a n de irru m p ir en la vecina vencedores. Eso g en erab a form as de com bate por la posesión del in stru m en to que sólo en algo eran acep tad as como civilizadas. A trav és de cam pos, arro y o s y bos­ ques se d esarro lla b a la lucha. Aún ah o ra en ciertas zonas de In g la te rra suelen co n certarse desafíos de aquel tipo. Re decir que la p rim era e s c a ra ­ m uza re g la m e n ta ria que ganó el fútbol ta l como lo conocem os fue lim ita r el espacio donde se ju g ab a. E n ese sentido cuando se in tro d u jo su p ráctica en cen tro s de en señ an za ingleses, se fue a u n a reducción obli­ g a to ria > el espacio lib re de sus p a ­ tios. De allí proviene la d en o m in a­ ción de “arc o ” que se da desde e n ­ tonces a los sitios donde h a y que in tro d u cir la p elo ta: el n o m b re v ie­ ne de las a rcad a s de aquellos viejos patios y hov sólo la co stu m b re hace que no nos llam e la aten ció n el h e ­ cho de lla m ar “a rc o ” a u n a fo rm a rectan g u lar. El auge del juego llevó a que en o ctu b re de 1863. doce delegados de o tro s ta n to s colegios b ritán ico s se reu n ieran en “ L a T a b e rn a del F ra n c m a só n ”, en el c e n tro de L on­ dres, poniéndose de acuerdo en la aplicación de alg u n as reg las: el p ri­ m er paso hacia la unificación de la fo rm a de ju g a r e sta b a dado.

V istos con los ojos del esp ectad o r de hoy, aq u ello s le g en d ario s p a r ti­ dos que m enciona T o w ers p a re c e ­ rían so rp re n d e n te s. E n p rim e r lu ­ gar, se p u ed e a d m itir que se jugó en u n a can ch a de m ed id as sim ilares a las m áx im as a c tu a le s p u es eso in te g ró uno de los p rim e ro s a c u e r­ dos conseguidos en L o n d res. P e ro se ig n o ra en cam bio la p elo ta u tiliz a ­ da, au n q u e es p re su m ib le y a h ay a sido u n a con “c á m a r a ” de gom a. D esde que C h a rles G o o d y ear descu­ brió en 1840, el p ro ced im ien to de vulcanización d el caucho, fueron d eján d o se de lad o poco a poco las g ig an tescas p elo tas re c u b ie rta s de cuero p ero con u n a v ejig a de co rd e­ ro com o “ c á m a ra ” . S e desconoce quién tr a jo p o r p rim e ra vez al país una p elo ta, p resu m ién d o se fo rm a ra p a rte d el b a g a je de a lg u n a trip u la ­ ción. E n cu a n to a su ta m a ñ o , peso y c a ra c te rístic a s, en 1872 se u n i­ ficaron. E n el 75 se aco rd ó el cam bio de arco s en cad a tiem po, p o r lo que p u ed e p re su m irse q u e y a se h ay a aplicad o en aq u e l p a rtid o jugado tre s años m ás ta rd e . Q uizá la m a y o r d ife re n c ia e stu ­ v ie ra en el a r b itr a je : en 1878 recién se aco rd ó que q uien d irig ie ra el p a r­ tido lo h ic iera con un silb a to p a ra d e te n e r el juego. A n te rio rm e n te re ­ c u rría a gestos con b ra z o s y m anos y o p o rtu n o s g rito s. H u b o incluso a l­ gún ju ez q u e can sad o de g r ita r y

PRIMERA CRONICA DE UN PARTIDO DE FUTBOL Tres año» después d el p a rti­ do inicial, el M ontevideo Rou'ing Club se dirigía m ediante nota firmada por su secretario al M ontevideo Cricket, invi­ tándolo a disputar un partido de fútbol entre equipos de lo» do» clubes. 7 amblen ¡sor nota tres dias despuét se aceptaba la invitación y se fijaba la can­ cha de “/xi Blanqueada”. Fue el 6 de junio de 1881. Un día lluvioso, frío, que sin embargo no im pidió "una concurrencia bastante numerosa”. El "Eco del Kou'ing”, prim er periódico deportivo del país, lo comentó asi.

"7 odo» n u e stro s con sor io s se p o r ta r o n . I o d o s tr a b a ja r o n con e m p e ñ o ¡tara o b te n e r e l tr iu n ­ fo . E l c a p itá n M is b e tl. b u en

corredor, se hallaba en todas [/artes y ninguno de los con­ trarios se le escapaba. M ister M orton jugó m u y bien y una vez, rengueando, por un fu erte golpe que se había dado, se apoderó de la bola a pesar de no p o d er correr. Los jóvenes lla r le y (capitán d e l clu b de regatas), M ackinon, Mac Coll, Walker, Hughes, Mar Eachen v Hixon /secretario de nuestra sociedad) y otros cuyo» n om ­ bres sentimo» in fortu n adam en ­ te no recordar, rixalizaron en ug tildad y destreza, dem os­ trando el em peño ¡rara obten er el triunfo. Hasta los jóvenes V ilson y Fivas, que [/or p r i­ mera vez tom aban [/arte de este juego, m erecieron algunos aplausos //orque trabajaron

m ucho y con ardor. E l piso estaba m u y h ú m ed o y poco apto para el caso. A u n q u e el tiem p o era feo y la atm ósfera se hallaba cu b ierta d e negruscas nubes, ca yen d o dos o tres aguaceros, la concurrencia fue bastan te num erosa. Un gran núm ero d e d istin g u id a s seño­ ritas llenaron el palco rea lza n ­ do con su belleza el in terés d e esta lucha. Eran ju eces d el j/a rtid o el H. M in istro d e su M ajestad B ritán ica, M r. M orsote, y el sim //ático caballero A. B ou tell. E l capitán d e l M. C rick et tu vo qu e retira rse a causa d e un fu erte g o lp e que Uexó. E n tre lu í ju gadores d el C rick et que más trabajaron , citarem os a los señores P edro I ower» y .\e e l, qu e hicieron m u y buenas jugadas'*.


gesticular sin ser advertido apareció un buen día con una toalla roja que agitaba desesperado ante alguna irregularidad. T ow ers no menciona los goles: es que en verdad constituiría un serio problem a saber cuándo se anotaban en cada lado. H asta 1875 los arcos carecían de travesano y se conside­ raba gol el tiro que p asara m ás o menos dentro de los palos v ertica­ les, cualquiera fuera su altura. Des­ pués se estableció una cinta: el p ri­ m er partido internacional In g la te ­ rra - Escocia se jugó con arcos en esas condiciones. Recién en el año 82 el uso del travesaño sería obliga­ torio, exigiéndose adem ás que fuera de m adera, por cuanto el uso de la cinta sólo su p lan tab a una in term in a­ ble discusión por o tra : ¿q u é debía cobrarse cuando la pelota arrasab a con ella ? Tam bién las redes fueron una in­ novación aconsejada por la experien­ cia. En 1890 se extendieron detrás de los arcos p a ra sab er realm ente qué pelota había traspuesto la lí­ nea dentro de las m aderas. Con todo, la distribución de ju s­ ticia que hacía aquel juez gesticula­ dor y obligatoriam ente de buena g a rg a n ta tenía un pequeño alivio: El prim er gol uruguayo lo aunque no se habían creado los “lí­ hizo un inglés: H enry Stan. neas” cuando la pelota salía de la ley Bowles. Bowles nació en cancha la reponía el prim ero que llegaba h asta ella. Las pujas por su Brighton, Inglaterra, en 1871. posesión, a veces lejos de la raya, A llí jugó de jovencito en el solían se r épicas y constituían un Presión N orth End. En 1890 partido dentro del partido. Incluso vino a M ontevideo. El l 9 de los equipos bien organizados dispo­ nían en cada lado de la cancha de junio de ese año hizo el prim er un ju g ad o r expresam ente designa­ gol internacional del fú tbol do —por su velocidad y fo rtaleza— uruguayo. El 15 de agosto de p ara lanzarse en c a rre ra apenas sa­ 1899, a los 28 años, m urió en lía una pelota. Quien la conseguía la ponía en tie rra y desde allí con la cancha de Punta Carretas el pie, reiniciaba el partido. Las cuando un ciclón derribó las im perfecciones en los envíos que es­ te procedinvento originaba —pién­ sese que la form a corriente de im ­ pulsarla era de un “puntazo”— movió a que en 1882 se decidiera esa época e ra m uy corriente v er sa ­ reiniciar el juego lanzando la pelota lir lesionados a los jugadores del con las manos. T am bién se acordó field” y h abla de fra c tu ra de costi­ que correspondía hacerlo al equipo llas, ciertam en te no exag era: con co n trario a aquél que la había des­ tal de im pedir un gol los defensas viado, tal como se hace ahora. apelaban a cualquier procedim ien­ T am bién aquel original juez e sta­ to. H asta 1891 que se creó el penal ba liberado de la responsabilidad y su áre a de vigencia, todo foul se de conceder un penal: sim plem ente castigaba con un tiro com ún cual­ la infracción no existía. La creación quiera fuera la distancia del arco: del "área p en al” y la sanción con equivalía a una ca rta blanca o to r­ un tiro libre desde once pasos p ara gada al desenfreno defensivo. En castig ar d eterm in ad as infracciones, nuestro país no hay referencias di­ fue el hecho m ás trascen d en te de rectas a esto que to rn ab a al fútbol cuantos ocurrieron en sucesivas e ta ­ un juego m ortal. P ero un año antes pas reg lam en tarias por las que el de sancionarse el penal —y como fútbol pasó h asta llegar a hoy. argum ento decisivo— una publica­ E sta especie de “fusilam iento” pú­ ción inglesa (la "G aceta de W estblico al solitario arq u ero seria la m inster") asom bró al público con la consecuencia de las tragedias que se reseña de las consecuencias b ru ta ­ desataban en las cercanías de los les del juego. Los datos abarcaban arcos. Cuando T ow ers dice que “en tres tem poradas en la canchas de

P R IM E R

GOL

URUGUAYO

H en ry Stanley Bowles

precarias casillas que oficia­ ban de vestuario. Esta historia novelesca nos la contó —álbum fam iliar m e­ diante— su h ijo del mismo nom bre, que tam bién honró al deporte uruguayo: fue cam­ peón sudamericano de 100 metros llanos en 1919, cam­ peón nacional de 200 en 1920, autor del gol d el em pate del cuadro uruguayo de rugby al equipo argentino en 1923.

la Liga Inglesa. E n el 90, las esca­ lo frian tes cifras del p a rte de g u erra eran éstas: piernas quebradas 38; brazos rotos 8; clavículas fra c tu ra ­ das 19; lesiones diversas 106; JU ­ GADORES M UERTOS 26. En esos tres años los m uertos en com bate en las cercanías de las áreas llega­ ban a 71. Aplicado el penal el efecto fue inm ediato: desde entonces el ju e ­ go se hizo m ás limpio, m ás franco, m enos peligroso. Es decir, comenzó a a seg u ra r el triu n fo de los más hábiles e inteligentes. LOS TRES NUCLEOS PROPULSORES A som bra la rapidez con que el fútbol se extendió en tre nosotros. O bsérvese que ya se p racticab a sólo quince años después de la silencio­ sa reunión en la “T ab ern a del

9


El doctor Pablo de M a n a tuvo a su cargo la cerem onia inau g u ral de la segunda cancha del A lbion, en el Paso Molino, ocho meses antes de te rm in a r el siglo. Ya el fú tb o l se ab ría vigorosam ente cam ino aunque fa lta r ía n aún años para que definiera un estilo propio.

Francm asón”. Es que aquella m asi­ va presencia inglesa tenia un tono abrum ador. Todas las novedades de ultram ar resonaban casi de inm e­ diato en un M ontevideo de poco más de cien mil habitantes. La si­ tuación de nuestra capital era el fru ­ to de situaciones p articu lares aun a nivel de todo el continente, gestadas por la presencia de Rosas y la G ue­ rra G rande sobre todo. Asi por ejem ­ plo. fue acá donde se experim entó por prim era vez en Sud América la apli­ cación de é ter por vía resp irato ria para obtener una insensibilidad p a ­ sajera En noviem bre del 46 un dentista de Boston intervino un p a ­ ciente en esas condiciones y en m a­ yo ya Montevideo se regocijaba con la prim era exitosa aplicación. T am ­ bién el daguerrotipo, el anuncio de cuyo descubr m iento hiciera la A ca­ demia de Ciencias de P arís en 1839. fue ensayado en M ontevideo al año siguiente: ante una concurrencia que incluía al vicepresidente de la República se enfocó la cúpula de la Iglesia M atriz T res núcleos, entonces, sostenían emoec nadam ente aquella actividad I zm colegios ingleses el Montes-ideo Cricket y el Montevideo Rowing El B ntish School llevaba sus alum nos a "I-a Blanqueada**, m ientras el English High, con A y re y Poole a la cabeza de la fila se desbandaban por ios baldíos de P unta C arretas En el 76 se había inaugurado el fa ­ ro y hacía ya se‘s años que llegaba el tranvía s caballo hasta una terde gruesas paredes de piedra :imo a la en trad a aJ campo de sobre B ulevar Artigas “En 1MR0

en los terrenos de ¡a

actual

p en iten ciaria se co n stru y ó el “H ipó­ drom o del E ste ” , que estiró su a c ti­ vidad h asta el 90. D esde aquellos años, como respondiendo a un lla ­ m ado que o rd en a volver a los o rí­ genes. generaciones tra s g en eracio ­ nes se vuelcan p o r los te rren o s v a ­ cíos que aún quedan e n tre la ra m ­ bla y el río, d e trá s del pique un poco m ágico de la p elo ta de fútbol. En el 89 el M ontevideo C rick et se consolida in au g u ran d o sede y nuevo cam po de juego a la a ltu ra de C a r­ dal y L a rra ñ a g a actuales, cuando es desalojado del te rre n o que ocupaba por las expropiaciones p a ra cons­ tru ir el H ospital M ilitar. Se integró un capital de diez mil pesos en ac­ ciones p ara las nuevas instalaciones y aquel M ontevideo de poco m ás de 200.000 h ab itan tes que sacudía F r a n ­ cisco P in a con sus v en tas de solares a plazo, conocía asi la p rim era deuda in tern a d estin ad a a la cons­ trucción. En 1889 p a ra c e le b ra r el sep­ tuagésim o an iv ersario de la Reina V ictoria I — las colectividades ingle­ sas de todo el m undo o rg an izaro n festejos que por estas tie rra s com ­ prendieron espectáculos deportivos: tal fue el origen del p rim er p artid o in te m a c o n a l de fútbol d isp p tad o en Montevideo I-a "era v icto rían a" como se dio en llam ar al largo reinado de la soberana sf-senta y cinco años en el tro n o coincidió con el aso m b ro ­ so desarrollo del ¡xjderío británico y su figura pasaría a sim bolizarlo H abía motivos En esos años. In ­ g la te rra afianzó su dom inio en C a­ nadá colonizó A ustralia, anexó N ue­ va Zelandia conquistó la India ocu­

pó B irm ania, im p lan tó el dom inio franco-inglés en E gipto, conquistó S udán, form ó R hodesia, g u erre ó c o n tra los boers y dom inó O ran g e y T ran sv al, ad q u irió Z a n z íb a r y N ige­ ria y se quedó con C hipre. Llenos de júbilo, en la ta rd e del 15 de agosto, o bservados p o r la a d u s ta so­ b e ra n a desde un g igantesco cu ad ro llevado ex p re sa m e n te desde la em ­ b a ja d a a la cancha, y colocado en el p alq u ito de m a d e ra ro d ead o de b an d eras, los seleccionados de M on­ tevideo y B uenos A ires inician lo que los años c o n v e rtiría n en g ig an ­ tesca bola de nieve: los p artid o s e n tre selecciones del río de la P la ta . P a ra e n fre n ta r a un fútbol m ás evolucionado los dos clubes de M on­ tevideo b ajaro n sus a rm a s y u n ie­ ron sus fuerzas, ta n to que h a s ta se hicieron p artid o s de p rá c tic a en "L a B lan q u ead a", en say án d o se las ú lti­ m as m odificaciones a las reg las del juego. No fa ltó n ad a : h a s ta una polém ica pública sobre la fo rm a de rep o n er la pelota en el "th ro w -in ". LA CORRIENTE NACIONALISTA Si el estilo de vida del M ontevideo R ow ing ya incubaba una rebellón fre n te al "ab so lu tism o ” inglés, fue tam bién alli donde ap areció in icial­ m en te una c o rrie n te de tipo ‘ nacio­ n a lista " llam ad a a te n e r honda repercusión en todo el desenvolvim ien­ to deportivo. 1-a razón del en tred ich o que m o ti­ vó la separación de un núcleo Im ­ p o rta n te de asociados del M Row ing y la fundación del C lub N acional de R eg atas en m ayo del 88, p arece a esta a ltu ra h a b e r sido sólo un pre-


INTERNACIONALES RIOPLATENSES EN EL SIGLO XIX s¡

b ie n in te g ra d o s p o r jóvenes en su m a y o ría b ritá n ic o s , los p a rtid o s de fú tb o l e n tre re p re se n ta n te s de las

o rilla s rio p la te n s e s tie n e n que m erecer un re c u a d ro e v o c a tiv o . He a q u í el h is to ria l de los prim eros encuentros.

AÑO 1 8 89 1 8 90 1891 1892 1893 1894

LUGAR

RES

La B la n q u e a d a (M o n te v id e o ) H u rlin g h a m (B ue no s A ire s ) La B la n q u e a d a (M o n te v id e o ) P ale rm o (B ue no s A ire s ) La B la n q u e a d a (M o n te v id e o ) Flores (B u e n o s A ire s )

El p rim e r e q u ip o m o n te v id e a n o , en 1 8 8 9 , e s ta b a in te g ra d o de la s ig u ie n te m a n e ra : A .D o n o v a n ( M o n te v id e o R ow in g ) ; H. A le x a n d e r (M o n te v id e o C ric k e t) y C. J e ffe rie s (M . C . ) ; W . M a rsh b a n k (M . C .) , A . S ervell (M . R.) y A lfre d o D avie (M . C .) ; O . Scoones (M . C .) , J. Faram (M . C ), W i'lia m L. P oole (M . R .), W . H arris (M . R.) y E. P e n fo rd (M . C .). El e q u ip o m o n te v id e a n o de 1 8 9 4 se h a b ía re n o v a d o b a s ta n te y es­ ta b a así fo rm a d o : W. H. W illia m s (M o n te v id e o C ric k e t); M . A d a m ( A lb io n ) y J. D. Hogg (M o n te v id e o C ric k e t); J u lio N e g ró n (C . U. R. C. C .) , H. P. W rig h t (C . U. R. C. C .) y J o rg e Barker ( A lb io n ) ; J. S te w a rt ( A lb io n ) , W illia m L. P oole (M o n te v id e o Ro­ w in g ) , A . D. D u n b a r (C . U. R. C. C .), A lb e rto L ic h te n b e rg e r ( A lb io n ) y O . Scoones (C . U. R. C. C ., . A p a rtir de 1 8 9 5 , los b o n a e re n ­ ses n o tific a ro n que no lo g ra b a n fo rm a r e q u ip o p a ra d e v o lv e r la v i­ sita. A la sazón lle v a b a n ó p a rtid o s ju g a d o s y to d o s g a n a d o s . ¿H asta qué p u n to p u ed en c o n ­ siderarse estos p a rtid o s com o ju ­ g a d o s e n tre “ u ru g u a y o s " y a rg e n ­ tin o s "? ¿N o son en re a lid a d so­ la m e n te p a rtid o s e n tre “ in g le s e s " residentes en am bas o rilla s ? Es d ifíc il a d o p ta r un c rite rio in ­ fle x ib le . Estos son los hechos. Es­ tos p a rtid o s se ju g a ro n . Su in se r­ ció n en la h is to rio d e l fú tb o l rio p lo te n se es p e rtin e n te , a u n q u e p u e ­ d o discutirse su ín d o le .

Buenos Buenos Buenos Buenos Buenos Buenos

A ires A ires Aires A ires Aires A ires

Team Team Team Team Team Team

U 1L T A D O 3 2 4 4 2 3

M o n te v id e o M o n te v id e o M o n te v id e o M o n te v id e o M o n te v id e o M o n te v id e o

Team Team Team Team Team Team

0 1 1 1 1 1

EL CLASICO DEL SIGLO PASADO El A lb io n y el C e n tra l U ru g u a y R a ilw a y C ricke t C lub c e n tra ro n la p rim e ra riv a lid a d de e n tre ca sa , en un d e p o rte que h izo eclosión p o p u la r en el s ig lo p a s a d o . He a q u í los re su lta d o s de los 25 p a rtid o s "c lá s ic o s " de entonces.

LUGAR

FECHA (1 8 - V II) ( 1 4 -V III) 1 8 93 (2 5 -V ) «• ( 1 8 -V I) •• (3 0 - V II) I» ( 2 5 - V III) 1894 ( 5 - V , ( 2 9 -V I) •• ( 5 -V III) 1895 (2 5 -V ) 1896 ( 1 4 -V I) •• ( 1 9 -V II) •• ( 2 5 - V III, 1897 (2 3 -V ) •• (Ó -V I) ( 2 7 - V I, •• (1 -V IH ) •• ( 1 5 -V III) •• (2 5 -V III) 1898 (8 -V ) •• (5 -V I, •• (1 2 - V II) 1899 ( 7 - V , •s (2 8 -V , •• ( 1 6 -V II, 1892 ••

P. C arretas P eñarol P eñarol P. C arretas P eñarol P. C arretas P eñarol B la n q u e a d a P eñarol P eñarol P. C arretas P eñarol P eñarol P eñarol P. C arretas P eñarol P. C arretas P eñarol P. C arretas P. C arretas Peñarol P. C arretas P. M o lin o Peñarol P eñarol

RESULTADO A LB IO N CURCC A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N CURCC A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N A LB IO N CURCC A LB IO N A LB IO N CURCC A LB IO N A LB IO N CURCC CURCC

3 5 3 5 4 3 6 5 4 4 4 1 4 4 1 3 2 2 3 3 1 2 2 3 2

CURCC A LB IO N CURCC CURCC CURCC CURCC CURCC CURCC CURCC CURCC CURCC A LB IO N CURCC CURCC CURCC CURCC CURCC A LB IO N CURCC CURCC A LB IO N CURCC CURCC A LB IO N A LB IO N

2 0 2 0 3 2 0 1 2 0 2 1 1 2 1 2 2 1 0 0 1 o o 2 0

P artidos ju g a d o s : 2 5 ; g a n a d o s p o r A lb io n : 17; e m p a ta d o s : 4; g a n a d o s p o r CURCC: 4. G oles a lb io n is ta s : 7 0 ; goles a u rin e g ro s :

36.


Seleccionado uruguayo que el 10 de agosto de 1969 venció a Chile por 2 a 0 en el Estadio Centenario y obtuvo, invicto, el derecho a que Uruguay esté presente en el Campeonato Mundial de México. De pie, de izquierda a derecha: Ornar Caetano, Ladislao Mazurkiewiez, Roberto Matosas, Luis Ubiña, Atilio Ancheta, Julio Montero Castillo; hincados: Luis Cubilla, Pedro Rocha (capitán), Sergio Silva» Julio César Cortés, Rubén B a re ño foto: TESTONI


FUTBOLISTAS DEL SIGLO VIEJO 1891

1892

IB M

IB M

M O N T E V ID E O C R I C K E T C L U B : Adams, Crocker, Ga­ món, Hunt, Poole, Hogge, Bowles, Macadam, Faram , Vignoles, Lichtenberger, Hamilton, Law rie, Maclas. Lam brechts. Nugent, Morse. M artircné, Prat. Swinden, Peeper, Negrón. M O N T E V ID E O R O W IN G : A d a m s . Vignoles. Barret. Marsh bank. Davie, Faram , Law rie, Poole. Sardeson, Ellis. V an rell, Oldnell, H arley, Leng. Towers. E N G L IS H S C H O O L : Macias. M artirené, Ashe, M artínez, M arfetan, H ill, Peile, Shaw. Sardeson, Kelly, H am ilton, Negrón, Sanders, H arley, Ashfield. F O O T -B A L L A S S O C IA T IO N : J. Adams, E. C. Lichtenber­ ger, T. J. Smith, C. A. Prat, A. Lichtenberger, W . L. Peeper, A. C lark, E. Decum ex, E. A. Shaw, M. Sardeson, J. D. Woosey, G. J. Mac Lean, G. P. Swinden, H. A. Woodcock. C U R C C : A. Camino, A. W . Davenport, T. B. Dav es. T. Domínguez, F. Dersuaies. J. Doull, E. J. H u n t G. Hopkins, W. K auffm an, W . F. Lucy, P. Deshman, J. Negrón, R. Nugent, J. Me Gregor, T. Me Ghan, J. D. Woosey, L. Siage, H. Sagehorn. M . Moer, W. Jones. R. Doull, W . M arshbank, F. H. Brooker, H. F. Bonner, P. D. Chater. A L B lO N (ex Foot-B all Aseo a a tio n ): A . F. Lambrechts. G J. Mac Lean, T. J. Sm ith, C. H. P r a t A. Davie, A. C lark , E. A. Shaw, E. Decurnex, M. Sardeson, V. Flores Solsona, A. Lichtenberger, J. O. M o r­ se, J. Stew art, E. C. L ichten­ berger, W. Thomas, H. A. Woodoock, C. Sturzenegger A L B lO N : A Davie; C. Poole y Decurnex. Nosworthy, Sw in­ den y Bordom; Stew art, R am ­ say, W . L. Poole, A. Lichten­ berger y Scartsbrick C U R C C : G Dav tes; Craven y Negrón Doull, Mazzuoco y Me Gregor. Woosey, Jones. Bochanan, Arteaga y Acevedo. DEUTBCHER T H o ppe; C Leopoid y C. Schubert; F. Im h e ff, C. T n n k le y D Aradas C Im h o ft, A C arve, A

ven B u lo *, A, Strauoh y W Strauoh

1899

URUGUAY A T H L é T IC : P. Bayce; R. Acosta y Lara y C. C lulow ; Rodríguez. F . Real de Azúa y Somoza; P. Ferrés, C. Swinden, D. Ramsay, Ayarbe y Román. S A T U R N O : P itto, M árquez y Brisco: M ateo, Lagom arsino y L ato rre: Goldie, Rivero, Bocage, Tobías y Soisa. U R U G U A Y A T H L E T IC (de la U n ió n ): A. Cordero; A. C orradi y F. R osatti; M. F e rre ira , C. Daglio y B. D aglio; D. P r a t C. V a lla rin o , E. C aprario, N. Nin y E. Sáez. V IC T O R IA : Corbacho; C raig y Davie; Robinson, M oor y Cooper; Blacker, D rever, T a y lor, Elsgell y E lle ry . L IB E R T A D : A. del Cam po; L. Barragán y R. A rra rte ; S. R a­ m írez, L. Costa y C. Rebollo; S. Puppo, G. A rím a lo , Y. Re­ bollo, L. A rra rte y M. G astelli. D E F E N S A : J. Roux; M. Nebel y R. Oneto; A. Storace, F. F e rre ira y N. A rredondo; A. Seré, E. Sáez, A. Z u b illaga, E. Evia y E. Thode. H E R C U L E S : J. Mesa: P. M e ­ sa Sáez y J. J. Rodríguez; O. V ig ere tti, E. Rodríguez y A. M a n g a re lli; F. Mesa Sáez, R.

1900

PRIM ER TIT U LO U R U G U A Y O

D ’A ngeolillo, C. Sacchi, A. D 'A ngeolillo y T. Quiñones. T IT A N : A. Scarnichia; A. Guerequicz y A. O tero ; J. Lede, A. Céspedes y F. R ey; B. Céspedes, S. E tch everry, a . C a tru fo , C. Céspedes y M. Aphesteguy. R IN C O N : J. D eandreis; Ro­ mero y L a u re n ti; F. Nebel, G. Pigni y R. Musso; A. Rovegno, A. C. Lúgaro, J. Frechou, V . C abrera y J. V illa r. M A N C H E S T E R : C. B ravo; C. Real de Azúa y J. F e rrio l; C. Fazzio, U. T rim b le y L. Delfrancisco; V . Regules, L. C arvalho, G. Rincón, F. H ordeñana y V . C ab rera. R IV A D A V IA : J. Pedem onte; Falco y L is ta ; Gómez, Bettio y M esa; T a la d riz , Del Pérez, Gonza, G am ba y Podestá. E A S T E R N : J. M árq u ez; Balta r y U slenghi; N . De Arm as, Solari y B. De A rm a s; Pache­ co, F id el, Yeo, Del Campo y Peluffo. N A C IO N A L : J. Ballesteros; C. C arve y D. P ra t; C. D a­ glio, G. A rím a lo y A. Corde­ ro; J. G ianetto, R. V a lla rin o , O ta tti, B. D aglio y E. C a­ prario.

DE LA L IG A : A L B lO N

El 5 de a g o s to de 1900, se c u m p lió en el P arque C e n tra l el p a rtid o e lim in a to ria entre A lb io n y C e n tra l R o ilw a y , a fin de d e te rm in a r el s e m ifin a lis ta o rie n ta l de la C o p a de O ro A rg e n tin a o C opa C o m p e te n cia (A A FL Cup Tie C o m p e titio n ). La C om isión d e le g a d a de lo Ligo A rg e n tin a o rg a n iz ó el p e rtid o y e sta b a in te ­ g ra d a p o r: A. D. D u n b a r (M o n te v id e o C .C .), P. D. C h a te r (CURCC) y E. C. Lichtenberger ( A lb io n ) . Com o el M o n te v id e o C ricket C lu b no e sta b a a fiiio d o a la UAFL (L ig a U ru g u a y a ), el p e rtid o entre A lb io n y CURCC a lc a n z ó p a ra titu la r a l s e m ifin a lis ta , com o p rim e r ca m p e ó n o rie n ta l de la C opa C om petencia.

ALBION 1 CURCC 0 A LB IO N : E S ardeson; C. B. Poole y E. C o rd e rta l; J. S te w a rt, F. C utler y J. López; A L ich te n b e rg e r, J. S ardeson, W . L. P oole, C. Romsoy y A , F. Loó ge CURCC: F. Fobre, R de los R»os y J. B u ch o n o n ; C. W o rd , L. M ax zueco y G D o n e s, J Peno, E. A ce ve d o , T. Lewis, A . C am ocho y F. Jockson Referí: P, D C h o fe r; Im eos: A Jones y G . N . C a ld e r. A sistie ro n 4 mil personas G o l: W illto m Leshe P oole, de co b e zo , p o r pose de Romsoy o los 1 1B m inutos H ubo e m po te o cero y o to rg u e de m e d io h o ra .

< ■


texto. D esde el 80 se c o rría en la bahía una c a rre ra clásica e n tre el “fouc” o rie n ta l y el inelés, que fue ganada in v a ria b lem e n te por éstos. Pero ese año 88 la trip u lació n criolla consiguió v encer y ciertos ánim os creyeron que to cab a a su fin todo un proceso y ad v en ían nuev as épocas. La fundación del N acional de R e­ g atas — un n o m b re p a ra n ad a ca­ sual— a b rirá todo un proceso en cadena de “ reb elio n es” sem ejantes. En fútbol co rresp o n d e a E n riq u e L ich ten b erg er el h o n o r de h a b e r creado el p rim e r club u ru g u ay o d e ­ dicado a su p ráctica. E n m ayo del 91 hizo c irc u la r invitaciones m a n u s­ critas e n tre los alu m n o s del E nglish High School: ta l fue el origen del m em orable “E oot ball A ssociation” , cuyos e s ta tu to s re m a rc a b a n una reacción e x tre m a c o n tra el p red o ­ minio e x tra n je ro sostenido h a sta en­ tonces: no se acep tab an , cualq u iera fuera su origen. El 2 de agosto concurrió a “La B lanqueada" y perdió con el M onte­ video C ricket p o r 3 a 1. El 25 de agosto fue vapu lead o por el m ism o rival que llam ó b ajo su b a n d e ra a

los m ejores ju g ad o res ingleses del medio, e n tre ellos a Poole, venciendo p o r 6 a 0. P ero lejos de cohibirse aquellos jóvenes decidieron inyectar nuevas fuerzas a sus filas com enzan­ do p o r tro c a rle la denom inación. Se m anejó un argum ento incontroverti­ ble: llevaba el nom bre del mismo d ep o rte que practicaba. Se adoptó entonces el de Albion F. C., en ho­ m enaje a la cuna del fútbol, y sus colores fueron azul y blanco en ho­ n o r a la b an d era nacional y acorde con el fin confesadam ente reivindicativo que tenía en su raíz. El res­ cate podía cobijarse m ejor d etrás de esos colores. EL CENTRAL URUGUAY RAILWAY CRICKET CLUB L a h isto ria de la instalación de ferro c a rrile s en el país tiene una la r­ ga d a ta : en 1852 ya se pensaba en u n ir Colonia (e in d irectam en te B ue­ nos A ires) con M ontevideo. E stab le­ cidas las p rim eras líneas h a sta Las P ied ras, m ás ta rd e h asta Progreso y luego h asta las m árg en es del S an ­ ta Lucía en 1872, cu atro años des­

pués “The C en tral U ruguay Railw ay L td.” adquirió el activo y pasivo del “F e rro c a rril C en tral del U ruguay” : los ingleses llegarían entonces para in stala r lo que sería la segunda red, en relación con el territo rio , de toda A m érica del Sur. En concordancia con ese desarrollo, en el 90 el direc­ torio londinense dispuso la construc­ ción de talleres y depósitos en veinte h ectáreas adquiridas en Villa Peñarol. El nom bre a este sitio le viene del siglo X V III cuando un inm igrante —Ju a n B au tista C rosa— nativo de Pinarolo, pequeña ciudad italian a en la falda de los Alpes, se afincó en el lu g ar al que legaría la denom ina­ ción de su sitio de origen. T al es el resu ltad o de la investigación que sobre el origen del nom bre llevó a cabo el doctor A lberto M an tran a G arín, hoy acep tad a como exacta. . Al año siguiente, el 28 de setiem ­ bre, un grupo de altos funcionarios de la em presa se reunieron “con el fin de co n stitu ir un club de depor­ tes en la localidad”, según dice tex ­ tu alm en te el ac ta de fundación, re ­ dactada en inglés; así comenzó una asom brosa h isto ria cuya corona de

En “ La B lan q u ead a” una tard e de 1895, fue tom ada esta fo to g rafía im pregnada del am biente bucólico de las canchas de entonces. Desde la izquierda, el segundo de los parados es Bowles; el octavo, Poole.

15


Uno de los índices del gran desarrollo inglés lo constituía el fe rro c a rril. Instalados sus ta lle re s en V illa Peñarol, sus jerarcas británicos fundarían el C entral U ruguay R a ilw a y C ricket Club, indisoluble por tan to de la imagen ferrocarrilera. Incluso sus colores a m a rillo y negro provienen de una fam osa c a rre ra entre cinco locomotoras realizada en Londres en 1829. La de Stephenson y la sueca de John Ericsson concitaban la m a y o r expectativa. Se corno sobre una m illa y la "R o ckct” (cohete) conducida por Stephenson y su hijo, de “sm oking” , llegó p ri­ mero. Estaba pintada a listas am arillas y negras.

laurel inició su tram a el mismo día en que los colores am arillo y negro irrum pieron en una cancha Desde el punto de vista del afian ­ zamiento del fútbol, la fundación del C entral U ruguay Railway Cricket Club tendría incalculables proyeccio­ nes: detrás de sus cam isetas se ag lu ­ tinaría el prim er gran contingente de partidarios nativos del equipo “de Peñarol". S urgís adem ás consolida­ do, lejos de las debilidades iniciales de otras organizaciones con el pode­ roso respaldo de la em presa que con­ sideraba al club un asunto propio Seis meses después de fundado incorporaría el fútbol y es necesario seguir atentam ente sus prim eros pa­ sos en este terreno porque el CURCC e n tra ñ a de lleno a participar en la silenciosa pugna que se libraba en­ tre nativos y extranjero# por la pri­ m aría deportiva Su primer partido de fútbol, aun­ que amistoso, se concierta con los alumnos del B ntish Senooi • quien

venció por 2 a 0. No sorprende que haya sido asi puesto que este colegio alineaba en la zona de in­ fluencia del M ontevideo C ricket. E nfrente, el Albion reaccionaba ' elim inando de sus reg istro s a John D Woosey y H. C. S agehorn por asociarse a P eñ aro l" (siel, m ien tras fortaJecia sus lazos con el English High School y el M ontevideo Rowing. 4 POR

QUf

iL

FUTBOL?

El año 1892 puede tom arse como un gozne que divide dos etap as: la dedicada al cricket y la dedicada al fútbol esa tem porada se d isp u tab an dieciocho p artid o s e n tre Albion, M on­ tevideo Cricket CURCC y M ontevi­ deo Rowing La superioridad del M Cricket era aplastante, am ontonando goles sin contem plación: 8 a 0 al CURCC y 10 a 0 al Albion Se juega tam bién • ese año el p artid o en tre equipos seleccionados de M ontevideo > Buenos Aires,

¿C uál es la razón p o r la que fuera el fútbol y no el crick et quien con­ siguiera exten d erse, como fuego en una llan u ra seca, en n u estro m edio? El fútbol ofrecía al criollo el esce­ nario ideal donde ex h ib ir la fiera en tereza que h e re d a ra del gaucho, ya próxim o a d e sap arece r ah u y e n ­ tado p o r la m a q u in aria g u b ern am en ­ tal basada en el cam bio de la re a li­ dad económ ica. P ero no se iría sin fecu n d ar al se r nacional con lo que los distinguidos antropólogos A lberto Zum E elde y D aniel V id art concuerdan fue su p rim era condición: el co­ raje. Ese secreto ferm en to gaucho h a lla ría en la g ran ta b a de la ca n ­ cha el sitio ideal p a ra p a sear sin a ta d u ra s el valor y la d estreza, m e­ d ir su g allard ía, ex h ib ir el gesto audaz, la tem erid ad y la nobleza. A fines de siglo, en el m ism o mo­ m ento histórico en que m u ere el tipo gaucho, el fútbol reco g erla su fresca herencia porque co n stitu y e su más p erfecta form a de ex terio rlzaríó n


A ntes y a h o ra — pero sobre todo en aquellas épocas, recu érd en se las ci­ fra s de la G aceta de W e stm in ste r”__ el fútbol constitu y e una pequeña g u erra, u n a b a ta lla caliente, dura Las “m a sa c re s” fre n te a los arcos estab an en la c a rtilla del juego. P or entonces ya el juego h ab ía escapado de la élite que in icialm ente lo p ra c ­ ticab a: M ontevideo se tra n sfo rm a b a y el aluvión in m ig ra n te ex tern o y cam pesino lo to m ab a en su seno para llevarlo donde lo llevó. ÉL CLUB NACIONAL DE FOOTBALL Las rec o rd a d a s visitas de las tr i­ pulaciones de los barcos ingleses tales como el “R e trib u tio n ” , “Basilik” , “B e a g lé ” , “S iriu s” , “A corn” , “F lo ra ", e tc é te ra , co n trib u y ero n de­ cididam ente a la difusión del fútbol como esp ectácu lo : los locales levan­ ta ro n fre n te a ellos la b an d era del Albion y tam b ién del CURCC. En el 95, acuciado por la necesidad de g a n a r al CU RCC y al M ontevideo C ricket (au n q u e ya éste d e ja ría la p ráctica del fútbol p a ra h acerlo des­ pués sólo e sp o rá d ic a m e n te ), Albion m odificó sus e s ta tu to s p a ra p e rm itir el ingreso de e x tra n je ro s : a ello se debió el ingreso de W illiam Poole que dotó al equipo de g ran prestigio, y a lo que siguieron u n a serie de victorias. L a decisión de la asam blea si bien a b ría las p u e rta s a un fo r­ talecim iento an h elad o por todos, tam b ién llev ab a consigo el d e rru m ­ be de una p a rte g ra n d e de la filo­ sofía de su fundación y de la razón de su lucha “c o n tra los ingleses” : el club no re c u p e ra ría jam ás su a n ­ tig u a im agen y el proceso de in te ­ gración de la c o rrie n te “nacio n alis­ ta" d esem b o caría en el C lub N acio­ nal de F o o tb all. La ju v e n tu d u n iv e rsita ria —alec­ cionada p o r el discurso - exhortación del re c to r V ásquez Acevedo quien veia en el fútbol el m edio por el cual la raza la tin a podría lleg ar a su p e ra r a la an g lo sajo n a— trad icio ­ nal red u cto de ideas, doctrinas y polém icas filosóficas, no podía p er­ m an ecer aje n a a una lucha que se d e sa rro lla b a a su a lred e d o r con tal contenido. P ed ro M anini Ríos, M e­ ntón R om ero, S eb astián Puppo, A ti­ bo N aran cio y o tro s jovencitos que fo rm ab an un núcleo h ab itu al en el café de 18 de Ju lio y M édanos, h a ­ b rían de fu n d a r el M ontevideo F. C. Su im p o rtan cia e s ta ría d ad a porque fo rm a rla u n a de las v ertien tes que llev arían a la form ación de N acional el 14 de m ayo de 1899. Es decir, que la fundación del Club N acional es la re s u lta n te de todo un proceso, de toda una convergencia de líneas que h a b ría que ra s tre a r desde la fundación del M ontevideo R ow ing C lub y su p rim era oposición al M ontevideo C ricket, veinte años

Punta C a rreta s en los días en que Uruguay A th le tic ofrecería al Club Nacional su cancha para fo rta le c e r toda una corriente.

La p rim e ra cam iseta del C en tral U ruguay tenia cuatro cuadros negros y naranjas. A l com enzar el siglo fue sustituida por ésta.

17


La fo to g ra fía de a rrib a m uestra el palco em banderado de la cancha del A lbion dos meses después de la in a u ­ guración, cuando e n fre n ta al B elg rano. La de la página siguiente, una es­ cena de ese m ism o p artid o . Apesar del auge que le acarreó su nueva cancha, A lbion estaba herido de m uerte al tra s to c a r su filo s o fía de conducción. Puede decirse que la presencia de los herm anos Juan y Enrique Sardeson estiró sus días: en 1902 pasarían al M ontevideo W an d erers y el d erru m b e serla in evitab le. Pero cuando A lbion des­ fa lle c ía ya N acional recogía su es­ ta n d a rte . A llá en los patios de la vieja U niversidad en 6 a ra n d i y Patagones, la ju ven tu d u n iv e rs ita ria no podía perm anecer im p erm eab le a la silenciosa pugna que v iv ía el de­ porte a su alred ed o r. A l re c to r Vásquez Acevedo corresponde no sólo la definición técnica de toda la p o lí­ tica en ese sentido: sustituyó la g im ­ nasia por el fú tb o l en los cursos y asistió a los prim eros partidos de N acional. A su pedido incluso, se debió la concesión de la cancha del 3* de Cazadores para los prim eros partidos del club trio o lo r.


atrás. O ficialm ente N acional su rg e de la fusión del M ontevideo F. C. y el U ruguay "de la U nión” , un núcleo escindido del A lbion con E rn esto C aprario, C arlos C arve U rio ste y Domingo P r a t a la cabeza. P ero se nutrió de o tro s núcleos como el Art gas de los h erm an o s C éspedes y A phesteguy, y el D efensa de E d u a r­ do de C astro, Z ubillaga, Evia, S to race, etcétera. Al igual que el cuad ro "de P eñarol” — aunque p o r razo n es m uy dis­ tin tas — N acional n a c e ría tam bién fortalecido y puede decirse que la rivalidad que conocería todo este si­ glo tra ía ya veinte años de un lento frag u ar, re p re se n ta d o uno por el M ontevideo R ow :ng y el o tro por el M ontevideo C ricket. E ste fue inven­ cible p a ra el CURCC y el Albion h asta 1895, en que se "despidió” con un 4-0 a éstos en P u n ta C arretas, aunque su d esap arició n no fue total. En la "A A FL Cup T he C om petition” (Copa C om D etencia), en 1900, se p re­ sentó por ú ltim a vez. Los prim eros p a rtid o s jugados por N acional co n taro n con la presencia del recto r A lfredo V ásquez Acevedo y de los núcleos u n iv e rsitario s sa l­ dría g ran p a rte de sus p rim e ra s fi­ guras. N acional d eb u tó el 18 de ju ­ nio de 1899 ju g an d o dos p artid o s si­ m ultáneos lo que afian za que no se tra ta b a en realid ad de un club más, sino de la corporización m ism a de una poderosa co rrien te. E sa ta rd e jugó en la can ch a del Polígono de Tiro del B a talló n 3? de C azadores, próxim o a la a n tig u a u b ic a ro n de la U niversidad (S a ra n d í y P a ta g o ­ nes) fre n te al " U n iv e rsita rio ” y al mismo tiem po en P u n ta C a rre ta s en fre n ta b a al “ In te rn a c io n a l” .

EN EL INTERIOR: LAS MISMAS RAZONES Puede decirse que la apari­ ción d el fú tbol en el interior fue más o menos simultánea que en M ontevideo. Las razo­ nes eran idénticas: la presen­ cia d e núcleos ingleses aquí y allá, y puertos como el de Co­ lonia, Fray Bentos o Paysandú. La sim ultaneidad no sor­ prende pues no se trató de “una conquista" de la capital que luego de asimilada fuera irradiada al resto d el país. En uno y otro sitio el fú tbol reco­ noce idéntico origen e idén­ ticas razones para su form ida­ ble difusión. Fue notoria la preferencia por el litoral fluvial. Se explica por las excelencias d e las praderas y el contacto directo con E ntre Ríos, que vivía eta­ pas d e m ejoram iento ganadero más adelantadas. Adem ás el río era una buena vía hasta Buenos A ires. Por eso Stirling, Cash, W endeldadt, Mc-Entyre,

D rabie, Harrison, Dickinson, Heber, Lafone, fFilson, buscan el litoral y se extienden de Colonia a Salto. Claro que tam bién había “ingleses” en otras zonas como Tomás Jefferies en Treinta y Tres, y Henderson, Pió M utter y Wirgman en Durazno. En el 95 Paysandú registra partidos de criquet. Y Salto fue el sitio de actuación de los Dickinson (Charles, Edgard, A lfred y George), que luego se trasla­ daron a Buenos Aires consti­ tuyéndose en célebres futbo­ listas del Bel grano A .C . La prim era actuación de un equipo d el fú tbol de M onte­ video en el interior correspon­ de al Albion, quien en 1900 se presentó en Pando y dos años después en San José. Esteban Garofe, Gonzalo Cor. tinas, A lfredo Becerro y Mario Lofijo son algunos de los ju ­ gadores a quienes enfrentó.

19


De aquí y allá recibió adhesiones y respaldo "de instituciones y grupos que veían en aquella resultante co­ m unitaria el gran rival p a ra oponer al cuadro “de P eñ aro l”. Así por ejemplo, Nacional recibió de U ru ­ guay A thletic la donación de la vieja cancha del Albion abandonada en P unta C arretas. E n tretan to en filas del CURCC ya estaba planteada la dura lucha que internam ente oponía el afán de los em presistas ingleses de m antenerlo aferrado en sus manos, con el pro­ pósito del público anónimo que más allá de los m uros de los talleres re ­ clam aba p articip ar en la decisión de sus destinos, largo proceso que cul­ m inaría en 1916. P aralelam ente. Albion su friría una crisis de valores al abandonar su centro deportivo de P u n ta C arretas —ocupado ahora por N acional— y trasladarse a su flam ante cancha sobre la avenida 19 de Abril, toda­ vía una zona aislada. El l e de abril del 99 la inauguración de la cancha motivó un gran acontecim iento. Esa tard e frente a un seleccionado de las

tripulaciones británicas, venció por 1 a 0. Quizá su época de m áxim o esplen­ dor haya sido a m ediados de los años noventa. En 1896 venció al R etiro A. C. (4 a 1) y al B elgrano A. C. (5 a 3) en la propia Buenos A ires: fueron los prim eros éxitos in te rn a ­ cionales interclubes de n u estro fú t­ bol, los dias 15 y 16 de agosto. En toda esa tem p o rad a perdió sólo un p artid o de diecinueve. F u e fren te a la tripulación del “ B asilik” por 1 a 0, aunque luego “vengó” la d erro ta por resu ltad o de c a tá stro fe : 6 a 0. T am bién la colectividad alem an a se in co rp o raría a esta a ltu ra a la p ráctica del fútbol. Su presencia en nuestro pais era a n te rio r y coinci­ dente con la expansión de la “era de B ism ark ” , etap a de hondas tr a n s ­ form aciones económ icas y políticas regidas por el noble prusiano, que echarían las bases de la A lem ania m oderna. El “D eu tsch er F ussball K lub" se fundó en el 96 en el seno de la colectividad germ ánica y te n ­ dría relev an te participación en dos hechos del año 1900: la fundación

de “The U ruguay A ssociation League" y del G ran P a rq u e C entral El club “a le m á n ” obtuvo el predio de la E m p resa T ra n v ia ria de la Unión, in au g u ran d o la cancha el 25 de m ayo de 1900 con m em orables festejos que incluían dos partidosuno e n tre tripulaciones e x tra n je ra s y otro e n tre el D eu tsch er y e l CURCC, donde vencieron éstos Dor 2 a 0. P A lbion en tan to e n tre g a ría p a rte de sus ú ltim as energías p a ra fu n d ar lo que hoy es la Asociación U ru g u ay a de F o o tb all: fue E n riq u e L ichtenberg er quien lo propuso a su d irectiv a y el 12 de feb rero de 1900 se c u r­ saro n invitaciones al CURCC, U ru ­ guay A th letic y D eutscher. F u e e n su sede que se realizó la p rim era reunión el 23 de febrero. Se form ó una comisión p a ra tra d u c ir el reg lam en ­ to de la L iga A rg en tin a y el 30 de m arzo de 1900 se fu n d ab a la “U ru ­ guay A ssociation F o o tb all L eag u e” : sólo h ab ían tra n sc u rrid o veintidós años de aquel p artid o “c o n tra un cuadro com puesto p o r m arin ero s in­ gleses”.

El equipo del C entral U ruguay R ailw ay C ric k e t Club, ya llam ado “ de P eñ aro l” en alusión al sitio de origen, campeón invicto de los torneos de la Liga U ruguaya de 1900 y 1901. El segundo de la izquierda de los sentados ai frente es Juan Pena, el prim er gran jugador criollo, acaso un símbolo de un deporte que ya pasaba al d o m i­ nio de quienes le llevarían en triu n fo por las canchas del mundo, apenas vein ticu atro años después.


D O M IN G O PRAT: EL FU TB O L DEL 9 0 0

ERA A S I

¿ C óm o se ju g a b a a l f ú t b o l en esa é p o c a ? ¿ D ó n d e ? ¿ C óm o e ra n las ca n ch a s? ¿Y la r o p a ? ¿Y la p e lo ta ? ¿ Q u é c a ra c te rís tic a s te n ía n los ju g a d o re s de e n to n c e s ? De estas cosa s y m u c h a s m ás fu im o s a c o n v e rs a r con el D r. D o m in g o P rat, ¡lu s tre te s tig o d e lo s a lb o re s d e l f ú tb o l u ru g u a y o , ju g a d o r d e l U n iv e rs ita rio F. C . y d e l U ru g u a y A th le tic a n te s de s ig lo , fu n d a d o r y p rim e r c a p it á n de N a c io n a l, p re s id e n te d e l c lu b en el a ñ o d e la le g e n d a r ia h a z a ñ a d e 1 9 0 3 y lin e s m a n d e ese p a r tid o .

Dr. D O M IN G O Hoy,

m e d ic o

PRAT, primer capitán del Club Nacional

c iru ja n o ,-

S ocio

H o n o r a r io

- oí r e . po n d ie n te d e la A c a d e m ia d e In te r n a c io n a l d e C ir u g ía d e B r ú je la * .

de

la

C ir u g ía

La prim era cancha en que vi jugar al fútbol fue en Punta Carretas, casi en el mismo lugar en que ahora realizan los encuentros de la Liga unta Carretas. Fue un m atch entre dos equipos de ingleses. Yo quedé muy entusiasmado y em pecé a jugar. T a m ­ bién se jugaba en la calle Piedras, rente a la vieja Universidad, con pelota de trapo, rom piendo botines y pantalones de vestir. Don Alfredo ásquez Acevedo nos m iraba desde el balcón y nos alentaba en nuestro entusiasmo. Se lo contagiamos de tal •iianera que nos consiguió una cancha

S o c ie d a d de

P a rí» ;

de

C ir u g ía

Socio

del

E m é rito

de Football. U ru g u a y ; de

la

Socio

S o c ie d a d

en el Polígono de I iro de la calle Patagones y llegó a sustituir la gim­ nasia por el fútbol como actividad complementaria de la intelectual en la enseñanza”.

Pero la primera cancha que tuvo el Uruguay Athletic fue en la Unión, ‘‘antes de tenerla en Punta Carretas; después, con Nacional, conseguimos una de las dos del Parque Central. La otra la usaba el Deutscher Fussball Klub. ¡Lo que había que andar para llegar a . las canchas! Yo venía desde Nuevo París; caminaba unas 25 cua­ dras hasta el Paso Molino para tomar

un tren de caballitos que me llevaba hasta el centro. De ahí me tomaba otro para Punta Carretas. El viaje era como de dos horas. A uno tenía que gustarle mucho para jugar”. “ Las canchas se parecían a las ac­ tuales. Eran distintas, claro, en cuanto al marco que las rodeaba: playas de estacionamiento, proliferación de ne­ gocios y vendedores eran cosas desco­ nocidas en ese entonces. El clima “de partido” que se palpa muchas cuadras antes de llegar hoy a los estadios, no se vivía. Pero los arcos ya tenían tra ­ vesano; menos perfectos que los de ahora, pero había; tenían también re­ des, si no, con lo discutidores que somos los criollos, ¡como para cobrar un gol! El terreno de juego estaba marcado con cal o con una pequeña zanja. Más que nada era el pasto cortado, para no torcerse los tobiTlos. No había jueces oficiales como hoy pero había personas idóneas que lo hacían. El único detalle a cuidar era el partidarism o del árbitro, que podía ocasionar dificultades” . ¿Y dónde compraban entonces su vestimenta los futbolistas? “M ire, yo no estoy muy seguro. Sé que Carbone tenía, en la calle Rincón, una casa de artículos deportivos, la mayoría hechos acá, algunos importados. N a­ cional le encargaba los equipos: pan­ talón azul, blusa blanca con el escudo, medias negras —creo— y un gorrito rojo que no usábamos porque moles­ taba para cabecear. Los zapatos los elegía cada uno”. Un gran problema actual es el tipo de pelota: la chilena, la brasileña, la inglesa, la clásica pelota uruguaya, pe­ sada y chica. Los jugadores las com­ paran y extrañan. Antes jugaban con las que pudieran. “ Las primeras peló­ las no eran hechas acá. No sé si venían de Buenos Aires o de los barcos ingle­ ses. Después se hicieron aquí. Carbone también las vendía. Pero las actuales son otra cosa . . (me muestra una que le regalaron en Nacional autografiada por el plantel). Y los z a p ato s... ha­ bía que moverlos, ¡eran pesadísimos!”. De esos años hay un recuerdo im­ borrable en la memoria de Prat y d« todos los deportistas de la época. “ Fue un susto enorme que nos llevamos. En Punta Carretas estábamos cambiándo­ nos en unas casillas que eran como vestuarios en la parte baja de la Punta y de repente vimos un ciclón en el horizonte. Casi enseguida arrasó con las instalaciones de madera y zinc del Club y también con la terminal del tren de caballitos que yo tomaba. Hubo muertos y heridos” . (Aunque

21


Si al Central Uruguay bien puede representarse en sus orígenes por una locomotora, Nacional puede reflejarse en la fig u ra del rector A lfred o Vásquez Acevedo, ilustre intérprete de la corriente que. le dio vida.

don Domingo Prat no lo recuerde, sabemos que fue el día en que falleció en esas circunstancias Henrv Stanley Bowles). Cuando en 1899 el "Montevideo de Sebastián Puppo, Gianetto, Manini Ríos y Ballesteros se fusiona con el "Uruguay Athletic” de la Unión, el de Caprario y Prat (“porque hubo otro Uruguay Athletic, de Punta C a­ rretas, con el que tuvimos una gran rivalidad antes del 900” ) e inmediata­ mente con el “ D efensa’ de Nebel, de los Céspedes, Castro y Bouton Reyes, Domingo Prat es designado capitán del equipo. “ Fue por sorteo. Los can­ didatos éramos Puppo y yo. Pero el primer gran capitán fue Miguel Ne­ bel. Daba instrucciones, imponía dis­ ciplina y organización. No era un ju­ gador extraordinario pero sí un cabal c a pitán. Ln esa época, el capitán, dentro de sus funciones, bacía el cuadro” ¿Quiénes y cómo eran los grandes jugadores con quienes actuó? “Carillos Céspedes era dueño de un

dribbling extraordinario; muchas veces se excedía. Todo lo contrario de Bo­ lívar, que siempre iba recto al gol y le protestaba a Garlitos porque fre­ naba el juego y facilitaba la defensa con sus dribblings. Más de una vez llegaron a cachetearse en la cancha por ese motivo. O tro jugador extraor­ dinario era Carbone, centrohalf, que se elevaba para cabecear con las piernas juntas y rechazaba con los pies en el aire. Le tenía un cariño enorme a Nacional y tuvo que pasar a Peñarol porque su familia pasaba por un mo­ mento angustioso y ellos le daban em ­ pleo a él y a dos hermanos suyos. Los hinchas le gritaban “vendido” y a él se le partía el alma. Yo mismo lo autoricé a irse. Eran razones de fuerza mayor. Y se fue con lágrimas en los ojos”. " Amil car Céspedes era un arquero a| que llamaban “^1 loco” pero que no lo era tanto. Su padre, don Eusebio, era enemigo de la medicina y no dejó que sus hijos se vacunaran contra la viruela. Así murieron Carlos

y Bolívar: una tragedia. Pero Amílcar se salvó porque se vacunó a escondi­ das. Miguel Nebel fue un gran capi­ tán, por su dirección y su dinamismo. Juan Pena fue el prim er gran jugador criollo. Era el m ejor de todos. Castro tenía un shot bárbaro. Cordero era un jugador muy dinámico y actuó m u­ cho tiempo. Carve Urioste cabeceaba espléndidamente. C uando los delante­ ros no podían hacer goles iba él a cabecear, como Cococho ahora, y ga­ naba los partidos. Bouton: un back excelente que se agachaba para recha­ zar. Rincón era el ayudante de Bolí­ var, el que le preparaba las jugadas. Falco: un jugador notable, que inven­ tó el quite tirándose al suelo en el momento en que estaba apareado al delantero. Cruzaba la pierna delante de la pelota. Yo siempre le decía que se la iban a quebrar” . Prat es de una época de idealismo casi inmaculado; una época en que Juan Pena, como capitán de Nacional, no incluyó nada menos que a Rom a­ no “porque ya había citado a los 11” ; una época en que dos backs no jugaron más en Nacional poique no devolvieron sus equipos y se negaban a actuar si no se los reponían nuevos. En aquel entonces “ dolía ganar injus­ tam ente” , “ no cabían los insultos y las escupidas, que inventaron los b ra­ sileños” . Por esos años, Juan Pena, ídolo en Peñarol, pasó a Nacional porque creyó que allí podría realizar su ideal: un club de gente amiga, muy amiga, íntim a, donde todos se conocieran; evocaba al “Oriental F. C .” de don Octavio Brianthe, que incluso jugó en la Liga en el año 1908. “ Pero yo lo convencí de que Nacional era eso. Y vino con nosotros” . Así comenzó el fútbol en el U ru­ guay. Con esa gente, con esas cosas, con ese fuego interno que alim enta­ ba cuatro horas de v ia je 'id a y vuelta para jugar, con jugadores-dirigentes, con esa inocencia del que, como el Dr. Prat, nos dice que el fútbol se popularizó más que el cricket porque “era más lindo, entusiasmaba más” . Sintiéndolo como lo siente él, aún hoy, que desde 1951 no va. más a los par­ tidos porque se emociona demasiado. “ Los oigo acostado, no sea que me pase como a Falco, que murió de un sincope en una butaca del Parque C entral. Y eso que le avisé que el fútbol era una emoción demasiado fuerte” .

Hecho a la medida de la grandeza d*- sus forjadores Rofael Boye»


Fútbol en Inglaterra, 1721, según grabado de la época.


EL PROXIMO JUEVES APARECE

LOS C A U D IL L O S CARLOS SOTO

La pesonalidad de los máximos caciques del fútbol uruguayo: José Nasazzi, Obdulio Vareia y Néstor Gon<;alves, capitanes de los equipos uruguayos seis veces campeones del mundo (Uruguay 1924, 28, 30 y 50; Peñarol 1961 y 6 6 ) . Reportajes de Franklin Morales. Una lámina en colores de Nasazzi. Fotografías de los tres caudillos y de su actuación en todas las canchas del mundo.

PLAN DE LA COLECCION

ESTA HISTORIA

1.

LOS ALBORES DEL FÚTBOL URUGUAYO. Franklin Morales.

2.

LOS CAUDILLOS. Carlos Soto.

3

EL FÚTBOL DEL 12. César L. Gallardo.

4.

HISTORIA DEL CLUB ATLÉTICO PEÑAROL. Ulises Bedano.

5.

URUGUAYOS Y ARGENTINOS. Eduardo Gutiérrez Cortinas.

6.

HISTORIA DEL CLUB NACIONAL DE FOOTBALL. Dionisio A. Vera.

7.

LOS MAESTROS. César L. Gallardo.

8.

HISTORIA DE LOS “ CLASICOS". Eduardo Gutiérrez Cortinas.

9.

1924: COLOMBES. Carlos Manini Ríos .

Es ésta la primera vez que se intenta escribir la historia del fútbol del país. Redactar una historia de esta índole es una tarea p la g a d a de problemas tan complejos que bien puede desalentar a muchos. Se trata de abarcar casi un siglo de un tema en el que la pasión parti­ daria ejerce su influencia. Y más aún, se refiere a hechos donde muchas veces la información escasea, o directamente fa lta , o se encuentran divergencias en una y otra fuente, y donde los protago­ nistas en muchos casos han desaparecido, al margen de diferencias de criterio en la apreciación de ciertos capítulos. De ahí que seamos conscientes que algunas veces este o aquel detalle quizá no esté totalm ente ajustado. Es por esto que solicitamos la colabo­ ración de todas aquellas personas que puedan aportarnos datos u observacio­ nes, incluso rectificaciones, en la segu ridad que toda contribución construc­ tiva será debidam ente tenida en cuenta.

10.

GOLES Y GOLEADORES. Ricardo Lombardo.

1 1.

1928: AMSTERDAM. Julio Bayce.

12

LOS NEGROS EN EL FÚTBOL Eduardo Gutiérrez Cortinas.

13

EL MUNDIAL DEL 30. Carlos Martínez Moreno.

14

EL RÉGIMEN PROFESIONAL. Franklin Morales.

15 16

LOS CAMPEONATOS SUDAMERICANOS. El FÚTBOL DEL INTERIOR.

17 18 19 20 21

EL NACIONAL DEL 40. LA COPA URUGUAYA. 19 SO: MARACANA LA EVOLUCIÓN DE LAS TACTICAS. PEÑAROL CAMPEON DEL M U N D O .

22 23. 24. 25. 26 27.

LOS JUGADORES INTERNACIONALES. El MUNDO DEL FÚTBOL. LOS ARQUEROS. LA 'G A R R A " CELESTE. El CUADRO IDEAL DE TODOS LOS TIEMPOS LA COPA DEL MUNDO

28

MÉXICO 70.

URUGUAYO.

TODOS LOS JUEVES 1 CAPITULO DEL FUTBOL M AS GLORIOSO CON 1 LA M IN A CENTRAL EN COLORES

EJEMPLAR DE COLECCION


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.