diciembre de 2010 / a帽o 2 / nro. 9 Revista de distribuci贸n gratuita
LA PATRIA, A LA MESA Apuntes sobre la cultura alimentaria argentina. Adem谩s, la inmigraci贸n en perspectiva.
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NUESTRA FOTO
Charlas, presentaciones de libros y una feria se desplegaron durante el Encuentro Latinoamericano del Libro Social y Político del Bicentenario, organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación y la Biblioteca Nacional del 17 al 20 de noviembre. “Sin libros, no hay conciencia política. Los libros sociales y políticos de esta coyuntura proponen un pensamiento crítico para mejorar las condiciones de vida”, sostuvo Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación, en la apertura del Encuentro, de la que también participaron Horacio González, director de la Biblioteca Nacional; Rodolfo Hamawi, director nacional de Industrias Culturales; y el historiador Norberto Galasso.
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NUESTRA CULTURA ES UNA PUBLICACIÓN DE LA SECRETARÍA DE CULTURA DE LA NACIÓN. AV. ALVEAR 1690, (C1014AAQ) CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES. PRENSA@CULTURA.GOV.AR / WWW.CULTURA.GOV.AR REALIZACIÓN INTEGRAL: ÁREA DE COMUNICACIÓN Y PRENSA. STAFF. DIRECTOR: MANUEL SOCÍAS / REDACCIÓN: SOFÍA ARUGUETE, BETTINA BARBIERI, IRINA JOROLINSKY, PAOLA MOLINA, ALEJANDRO OBEID, LETICIA POGORILES, MARTÍN REYDÓ, BÁRBARA SCHIJMAN, FÁTIMA SOLIZ, LAURA SPINELLI, GABRIEL TRIPODI Y MARÍA JOSÉ VERNA / DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: ORLANDO GOLDMAN, MARTÍN MAROTTA, GUSTAVO WALD Y ARIEL ZALECHAK / FOTOGRAFÍA: SILVINA FRYDLEWSKY Y MARIANA RUSSO / LOGÍSTICA Y COLABORACIÓN: SOLEDAD AMARILLA, MARCELO D'AMATO, ADRIANA DAOIZ, ALEJANDRO GIMÉNEZ, PABLO MALDONADO, NAHUEL MOROZ, SEBASTIÁN PEREYRA Y JUAN PABLO RUIZ NICOLINI / ADMINISTRACIÓN: GEORGINA IBARROLA / IMAGEN DE TAPA: FOTO DE MATÍAS BARUTTA. DE LA SERIE “LA PATRIA ESTÁ SERVIDA” (FRAGMENTO).
ISSN 1852-8651
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EDITORIAL
diciembre de 2010 / año 2 / nro. 9 Revista de distribución gratuita
Sumario 04
“LA REALIDAD SE REFLEJA EN UN PLATO DE COMIDA” Entrevista con Patricia Aguirre.
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DOS SIGLOS DE CULTURA ALIMENTARIA ARGENTINA “Cocinas del Bicentenario”, una propuesta cultural para reflexionar sobre lo que comemos.
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DOSCIENTOS AÑOS LLEGANDO Fernando Devoto recorre la historia de la inmigración en la Argentina.
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“SI FRANCIA TUVIERA UNA LEY MIGRATORIA COMO LA NUESTRA, MUCHOS ARGENTINOS HABLARÍAN DE UNA ‘LEY MARAVILLOSA’” Entrevista con Alejandro Grimson.
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“EXTRANJERO. ¿QUIÉN NO SE HA SENTIDO FUERA DE LUGAR ALGUNA VEZ?” Muestra fotográfica que rastrea las huellas del movimiento migratorio.
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LAS IMÁGENES DE LA IDENTIDAD Diálogo con los directores de CineMigrante.
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LEJOS Y EN CASA Manifestaciones culturales de Bolivia, Paraguay, China y Perú.
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“GRACIAS, NÉSTOR” Homenaje en fotografías.
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“FUE UNA GRAN GESTA, SÓLO COMPARABLE CON EL CRUCE DE LOS ANDES” Pacho O’Donnell habla sobre el combate de la Vuelta de Obligado.
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LAS NUEVAS VOCES DE LA PATRIA GRANDE Por Karina Micheletto.
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PENSAR LAS RAÍCES Carlos Piñeiro Iñíguez indaga los orígenes del ideario peronista.
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“HERNÁNDEZ MUESTRA CÓMO FUNCIONA LA MÁQUINA DE PRODUCIR GAUCHOS MALOS” Julio Schvartzman analiza el Martín Fierro.
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CULTURA: INDUSTRIA CON HISTORIA Nuevo libro del SInCA.
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BICENTENARIO PARA TODOS Escribe Jorge Coscia.
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AGENDA FEDERAL Actividades culturales por el país.
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NUESTROS ARTISTAS “Proyecto terra”, por Daniel Acosta.
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Jorge Coscia Secretario de Cultura de la Nación Un país es su pueblo, su gente, los que están desde siempre y los que llegan, cruzando fronteras políticas, sociales, simbólicas. Lo que cada uno hace, lo que todos deseamos. La Argentina fue, es y siempre será un territorio abierto a la diversidad, atravesado por ella y nutrido de ella también. En esta edición que clausura el año, quisimos pensar la vida en común desde perspectivas complementarias, amalgamadas. Y elegimos un símbolo para hacerlo. La comida, nuestra cultura alimentaria, a propósito de “Cocinas del Bicentenario”, el evento abierto y gratuito que organizamos en diciembre, con debates, talleres, música, teatro y muestras de arte sobre el tema. Porque creemos que la soberanía alimentaria es el camino genuino hacia la verdadera justicia social, nos proponemos reflexionar juntos sobre cómo nos alimentamos y de qué forma producimos lo que comemos. Sin duda, la multiplicidad de comidas que recorren la nación de norte a sur es una de las muestras más cabales de la formidable diversidad cultural de la patria. Pero hay otras. Basta con ver la pluralidad de orígenes de todos los que viven y trabajan en el país, argentinos o inmigrantes. De esa historia, también bicentenaria, se habla en estas páginas, en las que, además, presentamos con orgullo Valor y símbolo. Dos siglos de industrias culturales en la Argentina, una investigación sin precedentes, realizada por el SInCA, que recoge nuestra holgada trayectoria cultural y productiva. Con igual mirada histórica, evocamos en este número otras gestas (el combate de la Vuelta de Obligado), otros íconos (el Martín Fierro), otros orígenes (el ideario peronista). Replicando una vez más el espíritu que dio nacimiento a este proyecto editorial: la exaltación de la diferencia y de los márgenes de lo establecido. En los bordes, no pocas veces incómodos, se ubica siempre Nuestra Cultura. Por último, a través de fotografías del pueblo en la calle, testimonios de la alegría y el llanto que nos trajo este 2010, componemos dos homenajes: un álbum del Bicentenario en distintos puntos del país y las instantáneas del eterno adiós a un compañero. A él le decimos entonces, a modo de cierre de este editorial: Gracias, Néstor.
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CULTURA Y ALIMENTACIÓN
ENTREVISTA CON PATRICIA AGUIRRE, ANTROPÓLOGA ESPECIALISTA EN ALIMENTACIÓN
“La realidad se refleja en un plato de comida” A TRAVÉS DE LOS AÑOS, CAMBIO CLIMÁTICO DE POR MEDIO, EL PROBLEMA DE LA ALIMENTACIÓN EN LA ESFERA GLOBAL SE CONVIRTIÓ EN EL ÁREA MÁS SENSIBLE DEL FUTURO. EN ESTA ENTREVISTA, AGUIRRE ANALIZA LA INEQUIDAD Y LA DESCONFIGURACIÓN DE LAS RELACIONES SOCIALES EN LA MESA, Y POSTULA LA NECESIDAD DE MODIFICAR EL COMPORTAMIENTO HUMANO Y LA PRODUCCIÓN CONCENTRADA DE ALIMENTOS. Patricia Aguirre Antropóloga. Docente e investigadora del IDAES-UNSAM. Integrante del Área de Nutrición del Ministerio de Salud de la Nación. El mundo actual debate las paradojas de un sistema globalizado, que se evidencian en lo más imperioso y primitivo que necesitamos: el alimento. Así, mientras mil millones de personas tienen sobrepeso, ochocientos millones sufren de hambre y desnutrición. “Nos estamos devorando el planeta”, advierte la antropóloga Patricia Aguirre, una de las expertas más destacadas del país en el tema. Al tiempo que indaga la crisis en la producción, la distribución y el consumo, explica que lo que condiciona la alimentación en forma prioritaria en las sociedades “es la capacidad de comprar, el ingreso de los comensales y el precio de los alimentos”. Hoy, el mercado es el eje de las relaciones sociales, y la alimentación o “el sentido de comer” se basan en esos vínculos.
a las mismas cosas, y ninguna sociedad en la historia de la cultura humana ha consumido todo lo comestible. Entonces, para que algo pase de ser comestible a comida, deben cumplirse ciertas condiciones sociales, y para que algo se coma y se distribuya, tiene que entrar en el circuito de intercambios simbólicos, en una estructura de derechos culturales, tácitos y escritos. Estudiamos qué come la gente y por qué come lo que come. –¿Existen clasificaciones universales sobre la alimentación? –La primera categoría posible es “comida de pobres” y “comida de ricos”. También hay clasificaciones etáreas: los niños comen diferente de los adultos y ancianos. En cuanto al género, las mujeres se alimentan de manera distinta a la de los varones porque ciertas comidas se asocian a la feminidad y otras, a la masculinidad. Y existen las reglas de ceremonial, y las combinaciones de texturas y temperaturas que forman platos. Entonces, la manera de pensar la realidad
también se refleja en algo tan cotidiano como un plato de comida.
EL SENTIDO DEL GUSTO Sanos y orgánicos; gordos pobres, ricos flacos; canastas clasistas que se comen en soledad o acompañados. En la actualidad, las desconfiguraciones en las relaciones humanas ponen en crisis el consumo. Las falsas libertades para elegir frente a la góndola, la pronta desaparición de las cocinas locales y la inequidad revelan una sustentabilidad planetaria al borde del desborde. Estos temas y problemas son los que Aguirre investiga y, de paso, deja la puerta abierta para pensar un futuro sin diferencias y en armonía con el medio ambiente. –¿Qué estudia la antropología alimentaria? –Estudiamos la alimentación como productora de relaciones sociales. Todos nacemos en una sociedad que nos antecede y, por lo tanto, aprendemos qué es comida y también a comer. No todas las sociedades llaman comida
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El análisis antropológico supera las instancias químicas y biológicas de lo que ingerimos, y se adentra en el sentido que le damos al acto de comer. Lo social, con sus relaciones simples y complejas, atraviesa las cocinas del mundo, para reflexionar sobre las razones por las que el trigo candeal se convierte en la materia prima central del almuerzo en familia del domingo. El sociólogo francés Claude Fischler fue quien dio el puntapié inicial a esta premisa de comer con sentido. Para él, retoma Aguirre, “los humanos comemos nutrientes y sentidos. Hacemos las cosas porque tiene sentido hacerlas. Buscamos consumir de determinada manera”. –En las sociedades actuales, ¿qué determina los sentidos a la hora de comer?
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lo que después se llamó la “cocina porteña”, que identificamos con los aportes e influencias de los inmigrantes, más las nuevas condiciones de producción de la industria y el remanente de la cocina colonial, que aún quedaba en el recetario argentino. Durante las décadas de los 70 y los 80, el panorama cambió totalmente: surgieron nuevos productos y relaciones sociales.
–Vivimos en sociedades de mercado, y el ingreso es el punto clave para la definición de los derechos. En estas sociedades, el límite de los derechos lo impone el ingreso al que se accede por trabajo, por las políticas compensatorias del Estado o por rentas. Lo que condiciona la alimentación en forma prioritaria es la capacidad de compra y el precio de los alimentos. Por ejemplo, si alguien gana el sueldo mínimo, lo más probable es que la canasta de consumo esté compuesta de pan, papas, carnes grasas, azúcares, aceites refinados, y tenga pocas frutas, verduras o lácteos. El pescado es una comida exótica, es caro y no da saciedad. De hecho, entre los circuitos de abastecimiento, existe el mercado de los pobres: empresas que producen alimentos con menos calidad a menor precio y con alto contenido energético. Producen para el gusto pobre: azucarado y más graso. –¿Cuál es la importancia del gusto para las sociedades? –No se puede elegir una canasta de consumos si no se desarrolla el gusto. Es el punto clave de la alimentación, porque las sociedades buscan su reproducción física y social. ¿Cómo hace una sociedad para que todo el mundo coma lo que le conviene comer? Desarrollando en cada sector un gusto adaptado a su acceso a los alimentos.
LA RUPTURA DEL PATRÓN UNIFICADO ARGENTINO –¿Cómo caracteriza la cultura alimentaria argentina? –Como una mezcla de la herencia española con los productos de los pueblos originarios. Esa cocina colonial fue una buena síntesis de las relaciones sociales de aquel momento. A partir de 1880, con la gran oleada inmigratoria, se produjo una segunda síntesis. Aquí, la contribución de la cocina italiana fue enorme y fundamental. –¿Y en el siglo XX? –Doña Petrona y Teófila Benavente fueron las ecónomas de la primera mitad del siglo que sistematizaron
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Antes del drástico ajuste en la historia económica nacional, las encuestas oficiales de los años 70 arrojaban datos asombrosos. Un patrón alimentario unificado explicaba que esa cocina porteña fuera best seller en el país. “Pobres y ricos comían de manera similar, alrededor de 74 alimentos. Las informaciones de 1965 mostraban que la diferencia era de tres kilos de carne por persona en un mes; obviamente, unos comían cuarto trasero y otros, delantero. Los pobres, además, consumían brócoli, remolacha, frutas, té, mate y vino. La distinción no se daba en la alimentación, sino en otros aspectos de la vida, como lo habitacional, el plano laboral o el educativo”, ilustra la antropóloga. Con el gobierno militar de 1976, se inauguró un nuevo modelo de acumulación: el del ajuste, que causó la caída en la capacidad de compra más grande del siglo. “Ni la década infame fue tan abrupta”, compara Aguirre. Los cinturones de las clases bajas se apretaron por demás, y el gusto comenzó a moldearse de acuerdo con esta realidad material. La especialista sostiene: “Aún no nos hemos recuperado de esa ruptura. Hoy los pobres comen sólo 22 alimentos, en menos cantidad y más concentrados en energía, a través de panificados y cereales”.
GASTRO-ANOMIA: DEMASIADOS VALORES SOBRE CÓMO COMER En el hogar, la mesa conjunta, donde se mezclan aromas, sabores y palabras, es un espacio potente de transmisión de normas, reglas y símbolos. Hoy, la co-
MENÚ CON HISTORIA Las costumbres alimenticias, y los sabores, aromas y colores de las comidas están intensamente relacionados con la historia y el modo de vida de un país. En este sentido, no puede desconocerse que la cultura culinaria argentina está influenciada por la inmigración. La fusión de distintos elementos de las cocinas italiana y española con las tradiciones de los pueblos originarios conformaron una gastronomía muy diversa. Entre los platos que reúnen la impronta española con la de los pueblos americanos, se destacan los guisos, que aquí se elaboraban con ingredientes autóctonos, el maíz, por ejemplo. Tras la conquista, se incorporaron otros alimentos: las zanahorias, las lentejas o el arroz. En el siglo XIX, los guisados formaban parte de la comida cotidiana de las familias, pero también se los preparaba para agasajar a las visitas. Ya en el siglo XX, los italianos aportaron otros platos y recetas, pero también hábitos vinculados con el comer: los almuerzos familiares de los domingos y el culto al aperitivo. El asado, prácticamente, nació con la patria. Fueron los gauchos quienes comenzaron con esta tradición. Asado define el método de cocción; el acto social de comer carnes, achuras y embutidos a la parrilla; y el ritual previo. La ensalada, el vino, el mate, las empanadas y las salsas –criolla o chimichurri– forman parte de este culto. Las empanadas son una metáfora de la unidad en la diversidad que supone una nación: se consumen en todo el país, pero en cada región se las prepara de manera diferente. Se destacan las del noroeste, donde componen el patrimonio gastronómico de la región. La costumbre de tomar mate también atraviesa la Argentina. Su historia conduce a los guaraníes, quienes secaban las hojas para infusionarlas. Los jesuitas, que llegaron a la región a fines del siglo XVII, promovieron el cultivo de la yerba mate y destacaron sus propiedades alimenticias. Con el correr del tiempo, esta infusión empezó a consumirse en el resto del país e incluso en países vecinos.
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“DEVORANDO EL PLANETA” “¿Cómo es posible que los cereales demanden más agua que los humanos?”, se pregunta Aguirre. “Es una locura. Es un sistema legitimado que hace engordar a una gran parte del globo y desnutrir a otra”, responde y recarga nuevamente este escenario: “En 1910, sólo el 10% de la superficie del planeta estaba dedicada a pastos y forraje; ahora, esa cifra es el 40%. Es decir, los animales están a punto de comer tanto como los humanos. ¿Necesitamos comer tanta carne?”, vuelve a interrogar.
mensalidad compartida va perdiendo fuerza: cada vez más personas comen solas o fuera de sus casas al menos una vez al día. Esas relaciones sociales, o la falta de ellas, impactan en los criterios de consumo. En opinión de Aguirre, “estamos deslegitimando la labor del cocinero, porque la comida casera es vital en la sociabilidad, pero no en el consumo. En el mundo globalizado, comer está cada vez más lejos de ser un hecho colectivo, y más cerca del acto individual y vagabundo”. –Los valores y discursos sobre la comida han cambiado. ¿Esto repercute en el consumo? –Todas las culturas tienen un mensaje hegemónico acerca del buen comer. Existe el discurso de la gastronomía tradicional; el de los médicos, que es comer sano; el de los ecónomos, que es comer barato; el de las industrias, que es la rapidez; y el de los cocineros, que es comer rico. En este momento, no hay un único valor sobre cómo comer, hay una veintena. Todos atendibles. Y es cierto. Un lunes, se empieza la dieta; un miércoles, la llegada tarde impone comer rápido; un sábado a la noche, la salida es gourmet; el domingo, la abuela invita con los tradicionales ravioles. Para un jueves de fin de mes, algo barato parece lo ideal. “A esto llamo gastro-anomia: pasamos de un valor a otro, sin criterios”, subraya. El riesgo de la gastro-anomia es la comensalidad solitaria, según la cual cada uno decide por su cuenta qué, cómo y por qué comer. “Se trata de un individuo que fue formateado por la industria para elegir su alimentación; es un solitario de masas”, define la investigadora. En este proceso, se deshace la clave de la socialización, de la formación social del gusto, y por lo tanto, de la reproducción de la sociedad. –¿Por qué sucede esto? –La comensalidad es lo que nos hizo humanos. Hoy, “el otro cultural”, el que le da sentido al hecho de comer así, desaparece. Esa es la crisis del consumo; los problemas no son alimentarios, son sociales.
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–¿Hoy el patrón alimentario en el mundo es poco sustentable? –Toda la producción agroalimentaria sigue basada en el petróleo, un recurso no renovable. La agricultura humana –excepto la familiar y la orgánica– utiliza largas cadenas de hidrocarburos para la producción química del monocultivo extensivo. Es la forma convalidada por los gobiernos, la Organización Mundial del Comercio, y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Hay que cambiar urgente la matriz energética mundial, porque esta manera de producir lleva al colapso. Al conflicto de la sustentabilidad ecológica, se suma la problemática mundial del consumo. Actualmente, hay ochocientos millones de desnutridos y mil millones de personas con sobrepeso. “Algo no está funcionando en la producción, tampoco en la distribución, porque el acceso es restringido respecto al ingreso, y por el lado del consumo, nadie está comiendo bien. Las formas de producción impactan en todas las cocinas del mundo. Los alimentos que producen las doscientas empresas concentradas van donde pueden pagarlos. Al mercado no le interesa la equidad”, señala la especialista.
Frente a esto, las culturas alimentarias locales tienen pasaje directo a la extinción. “Se están homogeneizando en una cocina industrial global que incluso arrasa los gustos”, refuerza Aguirre y sentencia: “Hay que reducir la estupidez de la industria actual, que te da la falsa idea de la elección. Los productos son los mismos acá, en la China y en Laponia”. El cambio climático provocado por los humanos es tangible. Frente a esto, la investigadora propone repensar los modos de vida para alcanzar un mundo sustentable y equitativo, que respete el ecosistema: “Hay que cuestionar el despilfarro de este modelo de acumulación. La ganancia de hoy parece más importante que el aire de nuestros nietos. Esta manera de producir nos lleva al colapso ecológico: nos estamos devorando el planeta”. Y advierte: “Los alimentos deben dejar de ser mercancías. Que los coman quienes los necesiten, no sólo quienes puedan pagarlos. Debemos pensar en dietas de diseño”. En este punto, para la antropóloga, los patrones alimentarios mundiales deben trastocarse radical y racionalmente, esto es, permitir que los pobres puedan elegir y variar sus alimentaciones, y que los que tienen demasiado dejen de comer “porque así están reventando”. El problema de la alimentación planetaria es complejo, se despliega a nivel local y global, en espacios sociales y subjetivos, en organizaciones internacionales y en la mesa de todos los días. El abordaje es simultáneo: dietas de diseño y transformación del gusto, ampliación de la diversidad alimentaria (porque, por ejemplo, de las 420 variedades de papa que se domesticaron en los Andes Centrales, hoy sólo se cultivan cinco en el mundo), cambios en las relaciones sociales y de producción, y distribución más equitativa. “La gran revolución cultural es no convalidar esta forma de vida”, remata Aguirre.
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ENTREVISTA CON GUILLERMO CALABRESE
“El emblema gastronómico argentino es la carne” –¿Qué recuerdos vinculados con la comida tiene de su infancia? –Me acuerdo de estar en la cocina mientras mi mamá o mis abuelas cocinaban. Me sentaba en un rincón y veía cómo preparaban los platos. Entonces, la abuela me daba una pequeña tarea para entretenerme. Yo la tomaba con mucha seriedad y sentía que había sido una pieza fundamental en la elaboración de esa comida. Otros recuerdos tienen que ver con los sabores y aromas de esos platos familiares. Como el aroma del estofado de cocción prolongada que acompañaba ravioles o fideos. Esto sucedía y sucede en miles de casas de origen italiano, en las que hay un culto a la cocina y a la unión familiar. La cocina italiana, al igual que la española y la francesa, está muy presente en nuestra gastronomía. De hecho, es dificilísimo encontrar un plato 100% argentino. –¿Esta tradición permeó su cocina? –Sí, sobre todo, el culto a la cocina que había en mi casa. Retomé esa tradición y hago cocina mediterránea no muy sofisticada. Actualmente, hay muchas corrientes de gastronomía científica. Es interesante como experimentación, porque detrás hay un estudio de las materias primas y de los procesos; pero a la gente le gusta masticar la comida, olerla, saborearla y, en esa acción, rememorar tiempos pasados. Por eso mi cocina es simple. Si las cosas sencillas están bien hechas, también son valiosas. Más que hacer platos sofisticados, hay que hacerlos bien. –Además de la influencia italiana, ¿qué otras características le atribuye a nuestra gastronomía? –En líneas generales, somos un país carnívoro, y esto nos ha hecho famosos en el exterior. Contingentes de yanquis o europeos vienen a comer la carne argentina porque el producto es bueno; y si a eso le sumás un proceso simple de cocción, como la parrilla, tenés un asado “como Dios manda”, que atrae a los extranjeros y también a los argentinos. En el programa Cocineros argentinos, de la Televisión Pública, preguntamos por todo el país cuáles son los platos típicos de la Argentina. La empanada fue elegida como entrada; el asado, como plato principal; y como postre, el flan con dulce de leche. Pero podemos decir que nuestro emblema gastronómico es la carne. –¿Esto le parece positivo? –Por un lado, sí. Los turistas quieren probar nuestro famoso bife de chorizo. Pero hay que reconocer que esto nos limitó mucho, no nos permitió diversificar nuestra cocina. Además, durante bastante tiempo, la Argentina fue comandada gastronómicamente por Buenos Aires, que, a su vez, miraba hacia el exterior. Le dábamos la espalda a lo autóctono y a lo auténticamente nacional. Hoy estamos volviendo hacia el interior. Muchos chefs están utilizando productos regionales en platos actuales. Se ve una reactivación, aunque es lenta. Cuando vas al supermercado en Buenos Aires, no podés elegir entre merluza, surubí o dorado. No tenemos lomo de llama, pechugas de ñandú o cola de yacaré. Pero si seguimos insistiendo, vamos a poder acrecentar nuestra canasta gastronómica y hacer preparaciones modernas y profesionales con productos zonales. –¿Quiénes son los referentes de la cocina argentina? –El gran referente es el Gato Dumas. Protagonizó una revolución gastronómica. Durante muchos años, tuvimos una cocina muy estándar, los menús de los restaurantes eran todos iguales, y el Gato generó una cocina de autor. También Francis Mallmann, Ada Cóncavo y Ramiro Rodríguez Pardo se destacaban por sus platos creativos. Quiero decir: todos sabemos leer y escribir, pero Borges escribía de una manera muy distinta de la que escribo yo. Tenemos en la cabeza las mismas letras y, sin embargo, escribimos diferente. En el caso de los cocineros o pasteleros es igual, por eso algunos se convierten en íconos.
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Doña Petrona C. de Gandulfo, la precursora.
CON SABOR A FAMILIA Un recetario bien argentino debería incluir las empanadas, el locro y el asado, entre muchas otras comidas. Pero también habría que reservar un lugar especial para algunos cocineros que supieron darle sabor a nuestra gastronomía y se convirtieron en íconos de la cocina familiar. Doña Petrona, Chichita de Erquiaga, Blanca Cotta y Choly Berreteaga son algunos de ellos. “La comida nos hace felices”, decía Doña Petrona C. de Gandulfo, y la sabiduría popular la avala, por aquello de “panza llena, corazón contento”. La fórmula es simple: para saciar el hambre, buenas son las tortas o también el pan duro. Con medio kilo de ese pan, diez huevos y dos litros de leche, puede prepararse un rico budín, apuntaba Petrona en su libro, la “biblia de la cocina”, que la convirtió en referente de madres y abuelas. Para la mítica ecónoma, cocinar era mucho más complejo que cocer productos; implicaba desplegar estrategias para que cada plato se convirtiera en “un puema”. Así, armaba menús elaborados e hipercalóricos, pensados para la mesa familiar. “No tire un bife sobre la plancha, pónganle algo suyo”, repite Berreteaga a modo de mantra. Agregarle un toque distintivo a los platos, sin perder tiempo y ganando en sabor, es su lema. Desde hace más de 46 años, enseña a preparar recetas simples en pocos minutos y también a realizar platos sofisticados de forma sencilla. La tarta hecha con masa comprada y rellena con capas de manzanas rociadas con polvo de flan es infalible. Apenas algo de paciencia y diez minutos de horno dan como resultado un riquísimo postre que hace de cualquier principiante un “experto”. Tanto Petrona como Choly proponen una “cocina de los afectos”. Al igual que Blanca Cotta, quien entre recetas y relatos, proclama: “Cocinar para la familia es un modo de amar”.
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CULTURA Y ALIMENTACIÓN
EXPOSICIONES, DEBATES, TALLERES Y MÚSICA, EN UN ENCUENTRO DEDICADO A PENSAR LA IDENTIDAD AL PLATO
Dos siglos de cultura alimentaria argentina MATÍAS BRUERA, ORGANIZADOR DE “COCINAS DEL BICENTENARIO”, LISTA LOS INGREDIENTES DE ESTA ACTIVIDAD, QUE SE REALIZA DEL 3 AL 5 DE DICIEMBRE EN LA CIUDAD CULTURAL KONEX, CON ENTRADA GRATUITA. Fotografías: Marcos López.
“La clave del encuentro es reflexionar sobre la identidad”, revela Matías Bruera, sociólogo, investigador, profesor de Historia de las Ideas, y organizador de “Cocinas del Bicentenario. Cultura alimentaria argentina”, una iniciativa conjunta de la Secretaría de Cultura de la Nación, el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, que, durante tres días, organiza mesas de reflexión con invitados del país y del exterior, talleres, muestras de arte, teatro para chicos, recitales temáticos y, en la inauguración, un espectáculo musical a cargo de Liliana Felipe. “No hace tanto, el 50% de la población no comía. La situación ha cambiado, sin embargo, es algo sobre lo cual se debe reflexionar, porque la Argentina produce alimentos para 300 millones de personas y todavía no puede sentar a la mesa a toda su población”, dispara Bruera. Entonces, se impone discutir la cuestión productiva, la situación del campo, las biotecnologías, el vínculo con la carne. Para el especialista, “son aspectos tan presentes en los debates actuales, sobre todo en Latinoamérica, como los de la soberanía y la seguridad alimentaria”. La actividad incluye cinco mesas dedicadas a pensar, entre otros temas, la alimentación y la identidad; la
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reproducción y la técnica alimentaria; la biopolítica y la alimentación; la soberanía y la seguridad alimentaria; y las políticas públicas en esta materia, con la participación de intelectuales, científicos, miembros de organizaciones sociales, cocineros, funcionarios y representantes de los pueblos originarios. Patricia Aguirre, Ricardo Forster, Alejandro Kaufman, Daniel Schávelzon, Alfredo Zaiat, Alejandro Rofman, María Pía López, Enrique Martínez, Walter Pengue, Liliana Periotti, Carla Campos Bilbao, Andrés Carrasco, Freddy Castillo Castellanos, José Catalano, Ana Cipolla, Roberto Cittadini, Mónica B. Cragnolini y Evelyn Galiazo son algunos de los disertantes. Los talleres, en tanto, son el lugar donde invitados y espectadores ponen manos a la obra: mientras un cocinero elabora en vivo platos tradicionales, un especialista, en diálogo con el público, trae a colación el marco histórico cultural, para hacer del encuentro mucho más que una lista de ingredientes. Cruzando disciplinas, y con animadores especiales, se abren los espacios “Cocinando la ciencia”, un taller sobre la alquimia culinaria, a cargo del biólogo Diego Golombek; “Cocinando la música”, en el que “Tata” Cedrón revuelve su puchero aderezado con melodía;
y “Cocinando la política”, donde Hebe de Bonafini ensaya una receta socialista. Además, en el gran Mercado del Bicentenario, pequeños productores de diversos puntos del país ofrecen alimentos vinculados con la gastronomía tradicional y no tradicional, y también se congregan en la Feria de Semillas y producciones orgánicas. El arte es otro de los condimentos de esta propuesta centrada en la alimentación: se expone “Hambre”, de León Ferrari; una serie de fotografías de Marcos López; “Consumir preferentemente antes de 6/12/10”, una intervención de cartelería urbana sobre alimentos, realizada por Aníbal Garfunkel; la muestra “El campo”, en la que el fotógrafo documental y economista Claudio Casparrino reúne veinte imágenes tomadas en comunidades agricultoras e indígenas de diversos puntos del país; y la exhibición itinerante de fotografías “Pro Huerta 20 años”, el programa dirigido a personas en condición de pobreza que promueve una dieta más diversificada y equilibrada mediante la autoproducción de alimentos frescos. Películas y documentales de realizadores nacionales y del exterior completan el menú audiovisual.
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Cada plato, una fiesta
Fotografía: Claudio Casparrino.
LAS MESAS DE DEBATE, X BRUERA
LOS TALLERES
Alimentación, cultura, sociedad e identidad
Platos representativos de las regiones del país. Cocinero anfitrión: Martiniano Molina. Marco histórico-cultural: a cargo de Marcelo Álvarez, del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano.
Cocina tradicional argentina “La alimentación es, básicamente, cultura en todos sus sentidos: cuando se crea, cuando se produce, cuando se prepara o transforma, y cuando se consume. Pensar la alimentación desde el punto de vista de la cultura es pensarla como valores, pensarnos como sociedad”.
Reproducción, técnica alimentaria. Soja y glifosato en la Argentina “En el país, mientras se diversifican los paladares y los gustos, se homogeneiza la cuestión productiva. Reflexionar sobre la producción es significativo para pensar la comida como cultura, porque hay concentración de la tierra, porque se pierde la biodiversidad en las semillas, y porque se construye un modelo del agro sin cultura y sin sociedad”.
Biopolítica alimentaria, bestiario, naturaleza y cultura “No hay nada más cultural que la naturaleza. Se cree que la naturaleza es algo impoluto, pero es una construcción cultural”.
Cocina tradicional venezolana Docente: Cruz del Sur Morales, directora del Centro de Investigaciones Gastronómicas, Universidad Nacional Experimental del Yaracuy. Marco histórico-cultural: a cargo de Freddy Castillo Castellanos, rector de la Universidad Nacional del Yaracuy.
Cocina tradicional mexicana Docente: Yuri de Gortari Krauss, de la Escuela de Gastronomía Mexicana. Marco histórico-cultural: a cargo de Edmundo Escamilla Solís, de la Escuela de Gastronomía Mexicana.
Cocina tradicional brasileña Docente: Beth de Oxum, cocinera tradicional del Amazonas. Puntos de Cultura, Ministerio de Cultura de Brasil. Marco histórico-cultural: a cargo de María Benites.
OTRAS PROPUESTAS Canto popular de las comidas
Soberanía y seguridad alimentaria. Dependencia y resistencia económica y cultural “Sin duda, esta cuestión está en boga en toda la región. La Argentina, y toda América Latina, tiene que pensar no sólo la seguridad como un tema básico que pueden garantizar ciertos organismos estatales, sino también la soberanía alimentaria: decidir con autonomía, y no como una suerte de imposición extranjera, qué deseamos y qué modelo de país estamos construyendo”.
Políticas públicas para la soberanía alimentaria “La intención es dialogar con quienes aplican las políticas del sector, para que el público pueda expresar sus demandas o difundir experiencias que tal vez los funcionarios no conozcan”.
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Recital temático, con Enrique Llopis, Chany Suárez, Magdalena León, Viviana Prado, Lucrecia Longarini, y Pablo Fraguela, como director musical. “Zamba del laurel”, “Milonga de los asados”, “Chaya de la albahaca”, “El hombre del ají” y “La geografía del vino” integran el repertorio.
Chicos y teatro “Narices rojas: un cuento rico para comer despacio y con amigos”.
Arte sin techo: cocina y cultura alimentaria La asociación civil Arte sin techo trabaja para lograr la revinculación de personas en situación de calle con las redes culturales, productivas y familiares. Este taller se propone orientar sobre las combinaciones posibles de alimentos según sus propiedades nutricionales, sin descuidar el gusto. Platos simples con ingredientes básicos, y, por detrás, una conversación sobre filosofía gastronómica.
En todo el país, cientos de fiestas llevan el nombre de un producto típico de la región. Así, cada noviembre, se realiza la Fiesta del Asado con cuero en la ciudad entrerriana de Viale, mientras que en Hernando, Córdoba, se homenajea a los productores maniceros en la Fiesta del Maní. En enero, todo comienza con las Fiestas Nacionales de la Boga, el Mate (Entre Ríos), el Girasol (Buenos Aires) y la Cereza (Santa Cruz). Febrero es tiempo de celebrar el Trigo y el Olivo (Córdoba), la Vendimia (Mendoza), el Té (Misiones), la Manzana (Río Negro) y el Queso (Tucumán). Río Negro, en marzo, es sede de las Fiestas Nacionales de la Uva, el Tomate y la Trucha, y Corrientes, de la del Pacú. En abril, Córdoba homenajea la Masa Vienesa y la Alfalfa. Y mayo es ocasión de la Fiesta Nacional del Surubí. Junio combina la Fiesta de la Miel (Buenos Aires) con la de la Yerba Mate (Misiones). Un mes después, la que convoca a los vecinos es la Fiesta Nacional del Zapallo (Santa Fe) y la de la Bagna Cauda (Córdoba). Agosto es momento de agasajar el Dorado, en Corrientes. En septiembre, Tucumán se engalana por la Fiesta Nacional de la Empanada, mientras que la provincia de Buenos Aires es escenario de la del Salame. Llegado octubre, una multitud alza sus chopps en la Fiesta Nacional de la Cerveza, en Córdoba, al tiempo que, en Santa Fe, se abre la Fiesta Nacional de la Soja; en Buenos Aires, la de la Brótola; y en Río Negro, se festejan las seis horas del Pejerrey. Al filo del calendario, en diciembre, se celebran las fiestas nacionales de la Leche (Santa Fe), del Durazno (Buenos Aires), del Arroz (Entre Ríos) y de la Caña de Azúcar (Tucumán). Para la gastronomía argentina, todo el año es carnaval.
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CULTURA E INMIGRACIÓN
EL HISTORIADOR FERNANDO DEVOTO ESCRIBE SOBRE LA INMIGRACIÓN EN LA ARGENTINA
Doscientos años llegando LOS PRIMEROS DOS SIGLOS DEL PAÍS ESTÁN ATRAVESADOS POR UNA CARACTERÍSTICA DEFINITORIA: LA APERTURA A TODOS LOS HABITANTES DEL MUNDO QUE QUIERAN HABITAR EL SUELO ARGENTINO. ESTA HISTORIA NO ESTÁ EXENTA DE RUGOSIDADES, DE IDAS Y VENIDAS, DE CAMBIOS EN LOS ORÍGENES DE LOS RECIÉN LLEGADOS Y EN SUS INTERESES. PERO EL ESPÍRITU PERDURA. La inmigración es una dimensión de larga duración en la historia argentina. Hunde sus raíces en la época colonial, desde el siglo XVIII, y llega hasta el presente. La necesidad de esta era, por lo demás, una percepción muy extendida en la mayoría de los sucesivos grupos dirigentes que pensaron o gobernaron el país. Ya la Primera Junta de Gobierno, instaurada el 25 de mayo de 1810, estableció la libertad de inmigración para todos los extranjeros de países que no estuvieran en guerra con el nuevo gobierno, y dos años más tarde, en 1812, el Primer Triunvirato sentó el principio de la promoción de la inmigración “por todos los medios posibles”. Incluso gobiernos como el de Juan Manuel de Rosas, que no aparecían favorables a la inmigración, no hicieron nada para obstaculizarla, y aun favorecieron las posibilidades de ciertos grupos. Por lo demás, la promoción de la inmigración europea fue un punto central del proyecto de la llamada generación de 1837 y de los grupos dirigentes posteriores a Caseros. Gobernar era poblar, y poblar, “civilizar”. El axioma está presente en el pensamiento de los padres fundadores, de Alberdi a Sarmiento, y en tantos otros. Los inmigrantes, que, como señalamos, estaban llegando al país desde mucho antes, no lo hacían, sin embargo, por esos proyectos o por los largos derechos en el papel que les brindaba la Constitución de 1853 (de la que nada sabían), sino porque creían que aquí existía una oportunidad para labrar con el trabajo un futuro mejor para ellos y para sus hijos. Lo hacían, además, por sus propios medios, atraídos por las informaciones y la ayuda que les brindaban paisanos, amigos, parientes. Es lo que se han llamado las “cadenas migratorias”. Al comenzar la década de 1880, el movimiento migratorio se convirtió en un aluvión. En 1895, los inmigrantes, incluidos los limítrofes, eran el 25% de
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la población total del país, y en 1914, el 30%. Porcentajes estos muy superiores a los de cualquier otro país de inmigración. Piénsese, por ejemplo, que en Estados Unidos eran, en 1910, el 14,5% de todos los habitantes, y en Brasil, en 1908, el 6%. Su impacto fue muy grande en las áreas urbanas y rurales del litoral, y mucho menor en la Argentina del interior. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, alrededor de la mitad de la población era extranjera entre 1880 y 1914, y la otra mitad era en buena parte hija de inmigrantes. Por otro lado, en especial en las zonas de frontera, era significativo el número de inmigrantes de países limítrofes. Estos fueron una presencia constante, y desde que existen los censos nacionales (1869) hasta hoy, constituyeron entre el 2 y el 3% de la población total argentina. Los inmigrantes iban a estar presentes en todos los sectores de la actividad económica y en todos los niveles sociales. A diferencia de lo que ocurría en otros países, donde los inmigrantes se encontraban, en general, en los estratos más bajos de la sociedad, en la Argentina, eran muy significativos entre los obreros pero también entre los empresarios, entre los jornaleros rurales y entre los propietarios, en especial medianos y pequeños. Estaban bastante presentes asimismo entre las profesiones liberales, de médicos a arquitectos, de profesores universitarios a maestros de escuela. Esa situación era el resultado de que los inmigrantes no habían llegado a un país ya estructurado y con un Estado consolidado, sino en paralelo con su conformación. Esa heterogeneidad social y esa omnipresencia en los sectores de actividad no implicaron que los inmigrantes se disolvieran en la nueva sociedad. Todo migrante tiene una historia precedente, llega con una “valija” en la que hay objetos materiales e inmateriales, y ese bagaje incluye recuerdos, hábitos,
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costumbres. Raramente también cortan los lazos con aquellos familiares cercanos, parientes, amigos que quedaron en el lugar de origen. En la Argentina, crearían sus propias instituciones: sociedades mutualistas y recreativas, bancos y hospitales, y también llenarían las plazas, las iglesias, los teatros, las calles con sus festividades, los mítines políticos y los movimientos sindicales.
inmigrante no era ya agente de civilización y fuerza de trabajo, era solamente esto último. Los grupos dirigentes de las comunidades de inmigrantes devolvieron la moneda expresando por medio de sus intelectuales un desprecio hacia las “holgazanas” y “feudales” elites nativas, y aún más hacia las clases populares criollas. Conflictos de imaginarios, ideas, valores, destinados a perdurar.
El número de los extranjeros, su visibilidad y, en ocasiones, su activismo generarían distintas reacciones en las elites argentinas. Una, a partir de la década de 1880, fue el cierre de las clases altas (ellas mismas compuestas por extranjeros llegados a veces poco tiempo antes) sobre sí mismas. En Buenos Aires, el nacimiento en esos años 80 de instituciones como el Jockey Club o el Círculo de Armas muestran ese proceso. También lo exhibe la novela naturalista empeñada en estigmatizar y denigrar a los inmigrantes exitosos. Se disolvía así la dualidad presente entre los fundadores de la Argentina. El
Desde los comienzos del siglo XX, se hicieron más visibles otros conflictos. Uno era el temor de las clases altas ante la “disolución” de la nación que provocaría ese aluvión migratorio. Para resolverlo, las clases dirigentes argentinas apelaron a masivas dosis de patriotismo en la escuela, en el servicio militar, en la política (el voto obligatorio) y a un mito eficaz: el “crisol de razas”. Otro temor era la cuestión social. Aquí los grupos dirigentes apelaron a medidas represivas, incluso ilegales e inconstitucionales (expulsión, confinamiento, prisión de extranjeros). Con todo, mientras el ahorro y el ascenso social (o la ilusión del ascenso social) parecían posibles, esos y otros conflictos sociales y culturales se mantuvieron dentro de ciertos límites. Hacer la América era la consigna de la mayoría de los inmigrantes, y no la redención social, y ello explica muchas cosas de la plural pero no anómica, tensa pero no pesimista, Argentina de esos años. Luego de la Primera Guerra Mundial, y en especial a partir de la crisis de 1930, los grupos dirigentes argentinos comenzaron a establecer requisitos restrictivos para la llegada de los inmigrantes. La voluntad de “seleccionar” se convirtió en una consigna. Sin embargo, los inmigrantes europeos siguieron llegando en números significativos, sea en la década de 1920, sea luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando el primer peronismo promovió una ambiciosa política que trataba de mantener juntos dos principios en sí contradictorios, seleccionar y alentar. Hacia 1960, la inmigración europea prácticamente cesó cuando los dos principales grupos, españoles e italianos, encontraron otros destinos alternativos que ofrecían mejores posibilidades que la complicada Argentina de esos años. Siguieron llegando los limítrofes, que comenzaron a moverse hacia el área metropolitana. No aumentaron de forma significativa, sino que se hicieron más visibles. Muchos prejuicios, nuevos y viejos, se desencadenaron contra ellos. Sin embargo, aún en la turbulenta Argentina de las últimas décadas del siglo XX, ellos también se hicieron un lugar, y con enormes esfuerzos prosperaron e hicieron prosperar con su trabajo al país. Enriquecieron, además, esa variedad de costumbres, de culturas, de tradiciones, que es uno de los mejores rasgos de un país complejo y plural.
Fernando Devoto Historiador (UBA y UNSAM).
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Aportes andinos a la diversidad cultural argentina Sin el respeto a la diversidad cultural, no existe la verdadera democracia, entiende la Unesco, porque su reconocimiento contribuye a mejorar la calidad de vida y la inclusión social de los inmigrantes y de la sociedad receptora. Con este espíritu, la Línea de Trabajo “Colectividades” de la Secretaría de Cultura de la Nación impulsa el conocimiento de las comunidades latinoamericanas, a través de iniciativas como “Bolivianos y Peruanos en Argentina: Aportes andinos a nuestra diversidad cultural”, que cuenta con financiamiento del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. En su primera etapa, esta propuesta de la Unidad de Proyectos y Programas Especiales, a cargo de la Jefatura de Gabinete de la Secretaría, aborda las culturas populares de inmigración, en gran medida, de origen quechua y aymara, mostrando lo que nos diferencia tanto como lo que nos une. Para ello, se elabora un libro que, lejos del exotismo y el folklorismo que refuerzan los estereotipos discriminatorios, recoge la historia y las características de la inmigración boliviana y peruana en el siglo XX, tomando en cuenta la memoria oralmente transmitida por los integrantes de estas comunidades, junto con sus producciones escritas. A partir de testimonios clave de residentes en Jujuy, Salta, Tucumán, Ciudad y Provincia de Buenos Aires (Barrio Ejército de los Andes, Escobar, Moreno y Mar del Plata), la búsqueda es la del relato polifónico capaz de humanizar los colectivos abstractos de “bolivianos” y “peruanos”, describir las distintas realidades y organizaciones que construyeron en el país, y, de cara al siglo XXI, difundir cuáles son sus demandas y sus sueños. Junto con el texto –que estará listo a mediados del año próximo y se distribuirá gratuitamente entre las colectividades, y en escuelas, bibliotecas populares y otras instituciones culturales del país–, un video mostrará la vida cotidiana, fiestas y rituales, y dará cuenta de los valores de estas comunidades.
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CULTURA E INMIGRACIÓN
ENTREVISTA CON ALEJANDRO GRIMSON
“Si Francia tuviera una ley migratoria como la nuestra, muchos argentinos hablarían de una ‘ley maravillosa’” EN DIÁLOGO CON NUESTRA CULTURA, EL ANTROPÓLOGO EXPLICA CÓMO EN EL PAÍS SE PASÓ DE ENARBOLAR EN LOS 90 EL DISCURSO XENÓFOBO, QUE REPETÍAN ALGUNOS FUNCIONARIOS, SINDICATOS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN, A DEFENDER HOY, Y POR LEY, LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS MIGRANTES QUE ELIGEN VIVIR EN ESTE TERRUÑO.
Alejandro Grimson Investigador del CONICET. Decano del IDAES-UNSAM.
–Se dice que la Argentina es un “país de inmigrantes”. ¿Qué consecuencias ha tenido este discurso? ¿Podríamos pensar hoy la Argentina sin inmigración? –La Argentina no puede pensarse sin la historia de la inmigración porque, entre fines del siglo XIX y principios del XX, y durante todo el siglo XX, hubo procesos migratorios importantes. Ahora, la historia de la inmigración está narrada desde un punto de vista particular: cuando se dice que la Argentina es un país de inmigrantes, se significa que es un país compuesto por migración europea. Incluso cuando se habla del “crisol de razas”, se habla de las mezclas de las “razas europeas”, que existen solamente en el imaginario nacional. En el primer censo nacional, de 1869, ya se registraba presencia de inmigrantes de países limítrofes (Bolivia, Paraguay, Chile y, especialmente, Uruguay y Brasil). Desde ese año, se hicieron nueve censos, en los que se verificó un mínimo de 2% de población de ese origen y un máximo de 3%. En el censo de 2001, la cifra fue 2,8%. Es un dato relevante: aunque durante los años 90 se habló de la “nueva oleada inmigratoria” desde los países limítrofes, en términos estadísticos, esa nueva oleada no se constató. –¿Fue un invento de la época? ¿De quiénes y por qué? –En los 90, se construyó el relato de una nueva inmigración, relacionado con el relato del ingreso de la Argentina en el primer mundo. Estados Unidos tenía a sus mexicanos; Alemania, a sus turcos; y la Argentina, a sus bolivianos. Además, eran utilizados como
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chivo expiatorio para explicar los problemas que el modelo neoliberal instalaba a partir del ajuste, el aumento sideral de la desocupación y el incremento de la inseguridad. Pareciera que este es un problema reciente, pero el aumento drástico del delito se produjo en esa década, cuando se desestructuró el tejido social de la Argentina, y funcionarios del más alto nivel hablaban de la “extranjerización del delito” y apuntaban a instalar un discurso xenófobo. Inclusive, en muchos sindicatos, se realizaron campañas de xenofobia planteando que los inmigrantes eran culpables de la desocupación. De esa manera, justificaban su inacción frente a la ola privatizadora y la precarización laboral. –¿Qué es lo nuevo en los años 90? –La novedad no es la inmigración, sino la desocupación. Ya desde los 80, se fue profundizando la crisis de las economías regionales en la Argentina, y creció la concentración poblacional. Descendió el porcentaje de inmigrantes en la Patagonia, el Noroeste y el Nordeste, y se elevó el número de los que vivían en Buenos Aires y en las grandes ciudades del país. Entonces, para las clases medias altas, el periodismo y la opinión pública, los inmigrantes se volvieron visibles, porque antes estaban “fuera de la Argentina”. Es una migración interna que se extranjeriza en el imaginario social. Por otra parte, se produce un fenómeno nuevo, opuesto a la integración social que se había planteado a principios del siglo XX. En ese momento, el Estado procuraba que los hijos de italianos fueran argentinos, mientras que, en los años 90, los procesos de exclusión terminan en una creciente racialización de los hijos de los inmigrantes. Es decir, los hijos de los bolivianos, que por ley son argentinos y tienen DNI, son considerados bolivianos por la maestra, por el policía, por la sociedad. En la etapa previa, los 6070, tanto los bolivianos como los paraguayos estaban
integrados a los sectores populares llamados, habitual y discriminatoriamente, “villeros”, “cabecitas negras”, etc. En los 90, el proceso de desciudadanización del neoliberalismo, que amputó derechos de todo tipo, tendió a extranjerizar la pobreza. –¿Cómo cambió esto a partir de la crisis de 2001? –La crisis dejó al desnudo muchas de las causas estructurales de la desocupación y de la delincuencia, con lo cual se tornó socialmente inverosímil el discurso xenófobo, esto es, la idea de que los bolivianos o los peruanos o quien fuera eran los culpables de la falta de trabajo. Recordemos que en 2002 el 50% de la población argentina tenía problemas graves de empleo. La otra mitad sentía la amenaza de quedarse sin trabajo en cualquier momento. En este contexto, se generaron condiciones positivas para discutir una nueva Ley de Migraciones, que surgió por consenso entre varios actores y fue reglamentada por el actual gobierno. Se trata de un modelo de ley que respeta los derechos humanos y –como dice la Constitución Nacional– considera que todos los habitantes de la Nación tienen derechos básicos, y que ningún niño puede ser excluido de la escolarización porque sus padres tengan dificultades con los papeles, y que ninguna persona puede dejar de ser atendida en un hospital público por no tener documento o por no ser argentino. Si una ley migratoria de estas características se hubiera aprobado en Francia, muchos argentinos estarían hablando de una “ley maravillosa”, pero como es una norma argentina, no le damos la relevancia que tiene. Investigadores de Estados Unidos han venido a estudiar por qué la Argentina puede tener una ley de estas características, y en ese país es imposible. –¿Y cómo puede ser? –Entre los factores que incidieron para tornar viable esa ley, hay varios elementos. Uno no menor son los avances en términos de derechos humanos en la Ar-
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INMIGRANTES X PAÍS DE ORIGEN Paraguay: Bolivia: Italia: Chile: España: Uruguay: Perú: Otros países:
21,2% 15,2% 14,1% 13,9% 8,8% 7,7% 5,8% 13,3%
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), 2001, “Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas”.
1.531.940 es el número total de inmigrantes que viven en el país.
4,2% son los inmigrantes como porcentaje de la población total.
5,1% son los inmigrantes como porcentaje de la población activa. Fuente: INDEC, 2001.
PROGRAMA PATRIA GRANDE Creado en 2004, el Programa Nacional de Normalización Documentaria Migratoria, rebautizado Patria Grande, regulariza la situación migratoria y la inserción e integración de los extranjeros residentes en el país. Cerca de medio millón de extranjeros adhirieron a la iniciativa, ejemplar en el mundo. LOS NÚMEROS
423.697 fue la cantidad de personas inscriptas en el Programa.
98.539 radicaciones permanentes ya fueron otorgadas.
126.385
gentina. Eso se ve en los juicios contra la impunidad y también en que, después de mucho debate, pudo aprobarse la Ley del Matrimonio Igualitario. Lo mismo se aplica a las migraciones: hablamos de que personas con distintos orígenes nacionales tengan el mismo derecho a la educación, a la salud, etc. El otro factor decisivo es que, desde el retorno a la democracia y de manera creciente en los últimos años, se ha ido consolidando una perspectiva vinculada al Mercosur, a la Unión Sudamericana, que mira a nuestros vecinos no como ocurría en la geopolítica de los 60 y los 70 –como enemigos por enfrentar–, sino como aliados y parte de una misma región. Hoy contamos con programas como Patria Grande, que ha otorgado documentación a cientos de miles de inmigrantes. Los ministerios de Relaciones Exteriores y consulados de los países vecinos trabajan con el Gobierno argentino para mejorar algunas cuestiones en ese plano, de la misma manera que organizaciones de inmigrantes pueden participar y hacer sus sugerencias. Es un cambio porque salimos de las políticas de persecución de los inmigrantes ilegales, muy en auge en España, Francia o Estados Unidos. –En el mundo globalizado, ¿las crisis económicas son catalizadoras de la xenofobia? –Muchas veces, las crisis son momentos de condensación de la xenofobia preexistente. Los sectores más conservadores plantean un escenario donde los inmigrantes serían los culpables de todo, y la defensa de “nuestra cultura”, “nuestros derechos”, “nuestros hijos” se piensa como una defensa en contra de millones de personas que se desplazan no por placer, sino como resultado de una desigualdad estructural entre naciones. Lo que está comprobado es que no hay política represiva que vaya a detener el proceso migratorio. Solamente puede mitigarse en la medida en que disminuya la desigualdad objetiva y real entre los países. –A pesar de los derechos adquiridos, ¿cómo es hoy la vida de los bolivianos, los paraguayos, los peruanos en la Argentina? –En la esfera social, en el barrio, lo que encontramos es que siguen vigentes la discriminación, la estigmatización, las situaciones de violencia. No ha menguado de manera drástica respecto de los 90, porque eso está vinculado a imaginarios sociales muy antiguos de la Argentina, que tienen que ver con esta idea de que los argentinos “descendemos de los barcos” y que podemos ingresar en el primer mundo. Ese imaginario, por más que no esté distribuido homogéneamente, sí está muy instalado en amplios sectores de la población.
son las radicaciones temporarias tramitadas.
560 instituciones públicas y privadas del país colaboraron tomando las solicitudes de regularización. Fuente: Dirección Nacional de Migraciones.
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Entre los sectores más pobres, la discriminación está basada en la competencia por recursos escasos o por los servicios asistenciales provistos por el Estado: ciertos sectores populares pueden alegar que no quieren que los extranjeros reciban un beneficio porque preferirían que sus hijos los obtuvieran por duplicado. Entre los sectores medios, hay procesos de discrimi-
nación anclados a un imaginario “colonialista”, un sistema de castas donde sigue vigente la idea de que los cuerpos blancos son preferibles a los cuerpos morochos, negros, indios. Entre el empresariado, hay prejuicios positivos: se considera que los migrantes son blanco de precarización y sometimiento. En realidad, la falta de documentos y la ausencia de derechos son funcionales a la ampliación de la desigualdad y la explotación. –¿Los inmigrantes de países asiáticos también viven situaciones de discriminación? –En el caso de la migración de Corea, China y otros países asiáticos, creo que son profundamente discriminados en la medida en que sus vecinos no los comprendemos ni tenemos una intención real de interactuar con ellos más allá del ámbito comercial o laboral. Ahora bien, ¿quién se casa con quién?, ¿quién es invitado a las fiestas de quién?, ¿quién es excluido en los grupos? Muchas veces, cuando se constata lo que los antropólogos llamamos “endogamia” (el hecho de que un grupo se case sólo con miembros del mismo grupo), hay que preguntarse si eso es una decisión propia o una imposición del afuera. Encontramos una cierta cerrazón por parte de la sociedad establecida a casarse con bolivianos y con algunos grupos asiáticos. No es igual con los peruanos y los paraguayos, donde hay mayor fluidez matrimonial. En muchos barrios populares, uno percibe que los paraguayos son vistos de manera diferente a los bolivianos. Incluso, las paraguayas o las peruanas han sido más proclives a trabajar como empleadas domésticas que las bolivianas. Esto está vinculado al fenómeno de racialización: un cuerpo quechua o aymara es considerado un cuerpo boliviano incluso si no lo es (si es hijo de boliviano o jujeño), y un cuerpo guaraní no es automáticamente considerado paraguayo. –¿Es posible fomentar la comprensión multicultural? –Es el gran desafío para los próximos años. Si en el plano de los derechos hemos avanzado, y en el plano de los prejuicios, los imaginarios, avanzamos menos, hay una clave que son las políticas culturales y educativas, las políticas sobre las narrativas históricas acerca de quiénes somos los argentinos, cómo estamos conformados, y qué lugar tenemos en el mundo y con los países vecinos. Se trata de un trabajo mucho más arduo, porque los resultados de cambiar las narrativas y los manuales escolares en la primaria y en la secundaria sólo van a fructificar dentro de diez o veinte años. –¿Hay consenso para lograrlo? –Hay más consenso del que hubo nunca. Hoy, a nadie se le ocurriría criticar la participación de los pueblos originarios en el Bicentenario. El consenso no implica un acuerdo de todos, quiere decir que los que están totalmente en desacuerdo no se animen a decirlo en el espacio público, porque sí hay una condena mayoritaria de la sociedad. Incluso está prohibido por la ley.
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CULTURA E INMIGRACIÓN
“Extranjero. ¿Quién no se ha sentido fuera de lugar alguna vez?” Esta serie fotográfica indaga sobre la diversidad en todos sus sentidos, las fronteras simbólicas, la discriminación, la exclusión y la explotación. “Extranjero” es una invitación a reflexionar sobre nosotros y los otros, estar afuera y pertenecer. Es un relato en imágenes de aquellos que cruzan límites y conviven cotidianamente con la experiencia de estar “fuera de lugar”, y que interroga: ¿quién no se ha sentido así alguna vez? Realizado por fotógrafos profesionales y aficionados, estudiantes y otros artistas visuales, este trabajo colectivo se exhibió en marzo de 2010 en el Centro Cultural Borges, de la Ciudad de Buenos Aires. Sintetiza la búsqueda del grupo Fotodoc 2009 por registrar, seleccionar y transmitir algunas de las infinitas huellas del movimiento migratorio.
“Chola de Oro sobre hule”, de Victoria Poma.
“Chola dorada”, de Gustavo Torrico.
“Caramelos surtidos o Cadena de frío”, de Maricel García.
“Retratos”, de Valeria Forster.
“Itañol”, de Jackie Ríos.
“Argentina”, de Matías Barutta.
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“La Patria está servida”, de Matías Barutta (tapa de la revista).
“Mosaico”, de Gustavo Marion.
“El comienzo de sentirse EXTRANJERO”, de Tere Pascual.
“Más conocido como José”, de Tere Pascual.
“Titilao, el preto más viejo”, de Leticia Pogoriles.
“Tudor”, de Antonio Vázquez Brust.
“Rosemarie”, de Valeria Tamagno.
“Uno de ellos está viniendo”, de Aixa Alcántara.
“S/T”, de Florencia Curci.
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CULTURA E INMIGRACIÓN
DIÁLOGO CON LOS DIRECTORES DE CINEMIGRANTE
EL CINE SE MOVILIZA Organizado por el CELS, el INCAA y el Centro Cultural de la Cooperación, CineMigrante hace honor a su nombre e itinera por el país. A partir de enero, podrá verse en Neuquén, y luego estará en Jujuy, Misiones y Tierra del Fuego. +info: www.cinemigrante.org
Las imágenes de la identidad EL CINE ABUNDA EN ESTEREOTIPOS GENTILICIOS, PERO NO SIEMPRE ES ASÍ. COMO PARA MUESTRA ALCANZA UN BOTÓN, EN ESTA NOTA, UN PANEO POR UN FESTIVAL DISTINTO, QUE SIGUE LOS PASOS DE LA MIGRACIÓN, UNA ANTIGUA COSTUMBRE HUMANA. “Con el festival, apuntábamos a reconocernos como migrantes más allá de haber nacido acá o no, porque la migración no está vinculada a ninguna nacionalidad, sino que es característica de los seres humanos”, arranca Pablo Asa, director de Contenidos de la primera edición en la Argentina del Festival Internacional de Cine y Formación en Derechos Humanos de las personas migrantes, que, en 2010, reunió filmes de todo el mundo para hablar sobre la realidad de aquellos que deben encontrar refugio u hogar en países ajenos. Florencia Mazzadi, su directora general, lo reafirma: “Una gran cantidad de colectividades compartieron sus problemáticas con otros que no necesariamente eran migrantes directos. Pudieron contar sus historias de vida, esas que unifican al ser humano y lo ponen, con simpleza, en igualdad de condiciones”. El país resultó un escenario adecuado para el encuentro porque es uno de los pocos de Latinoamérica que ha cambiado sus leyes migratorias. “En el actual contexto regional, tenemos algo que decir, con un Estado a la vanguardia que reconoce migrar como un derecho humano”, explican. De los cincuenta títulos internacionales que pudieron verse, muchos encarnaban un fenómeno de estos
“Como un hombre en la tierra”.
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tiempos: la migración desde países de África. “Decidimos poner el acento en esas películas, justamente, para visibilizar la situación de los inmigrantes africanos”, resume Mazzadi. No sorprende, entonces, que el ganador del certamen haya sido el filme ítalo-etíope “Como un hombre en la tierra”, de Andrea Segrè, Riccardo Biadene y Dagmawi Yimer, un documental que denuncia la tortura y el maltrato que sufren los refugiados etíopes en tránsito hacia Italia. Relatada en primera persona, la historia conmovió al jurado compuesto por Ricardo Forster, Mariana Urruti y representantes de organismos de derechos humanos. ¿Lo que muestra la película provocó algún cambio en Italia? “Es un momento complicado para ese país –argumenta Mazzadi–. Igual, es interesante porque llegaron muchas producciones italianas, también españolas y francesas. Lo que se vive es una guerra no declarada contra los migrantes, con todas las herramientas ilegales que eso implica”.
Y PARA TODOS LOS HOMBRES DEL MUNDO… En la Argentina, las migraciones son un tema que cala en lo más hondo de la compleja identidad nacional. “El cine local comenzó a trabajar la identidad, y eso implica hablar de la inmigración, porque ese es nuestro origen. Pero reconocernos como argentinos no sólo es hacerlo como hijos de europeos, sino también de los pueblos originarios”, opina la directora de CineMigrante. La participación de producciones locales en el festival apuntó a reflexionar sobre las vivencias de una migración más contemporánea, alejada del estereotipo del “tano”, el “gallego” o el “ruso”. El documental “Return to Bolivia”, de Mariano Raffo, sigue, en clave de road movie, el regreso a casa de una familia boliviana radicada en la Argentina. El segundo filme nacional fue
“Return to Bolivia”.
la “Mosca en la ceniza”, de Gabriela David, recientemente fallecida, en el que se narra un éxodo interno y ligado a un delito actual: la trata de mujeres. Para Mazzadi, las películas argentinas seleccionadas abordan la inmigración desde lugares diferenciados. “Hablan de nuestro día a día. La película de Raffo nos pareció interesante porque venimos de una época en la que los bolivianos fueron muy acosados. Recordemos que presidentes anteriores decían abiertamente, y sin ningún problema, que llegaban para quitarnos el trabajo”, justifica. La referencia a “Bolivia”, de Adrián Caetano, es obligada. Pero el contexto en el que se filmó era otro. “En ese momento, Caetano se paraba ante un país que estigmatizaba al boliviano. Esa es una realidad que sigue ocurriendo, pero hoy, en el cine, aparece una visión diferente al choque de mundos”, considera. La estética en el cine también ha cambiado: una cámara más intimista da cuenta de cierta cotidianidad en la que el argumento no es preponderante. “No sólo se ha modificado la manera de hacer cine, sino que se ha complejizado la cuestión. Se muestra una comunidad más integrada, aunque con grandes dificultades y nuevas problemáticas, como la explotación”, concluye Mazzadi.
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Lejos y en casa
NACIERON EN BOLIVIA, PARAGUAY, CHINA Y PERÚ, PERO VIVEN EN LA ARGENTINA, Y AQUÍ COMPARTEN FIESTAS, COMIDAS Y TRADICIONES. UN REPASO POR LA CULTURA DE CUATRO DE LAS COMUNIDADES CON MAYOR CANTIDAD DE INMIGRANTES EN EL PAÍS.
Bolivia
Paraguay
China
Perú
Es considerada una de las comunidades con más presencia en el país. Entre las agrupaciones y asociaciones de residentes que hay en la Argentina, se destaca “Vengan mujeres”, cuyo principal objetivo es ayudar a las migrantes que sufren violencia intrafamiliar y sexual, y discriminación racial, entre otros padecimientos.
La colectividad paraguaya en la Argentina se manifiesta popularmente en fechas patrias, religiosas y de creencias populares.
La comunidad china en la Argentina es una de las de mayor crecimiento: se registran más de 120.000 residentes en el país, y la cifra sigue en aumento.
La migración peruana es la tercera más numerosa que recibe actualmente la Argentina, sólo superada por los paraguayos y los bolivianos. Es en la Ciudad de Buenos Aires donde se concentra la mayor cantidad de descendientes.
Con relación a las festividades, una de las más características es la Feria de Alasitas, que se realiza el 24 de enero y consiste en rendir tributo a la figura del ekeko, dios de la abundancia. Además, son importantes los carnavales típicos celebrados en febrero. La Independencia de ese país es otra de las fechas distinguidas. Se la recuerda el 6 de agosto con un encuentro de música y danzas en el Parque Indoamericano. La Virgen de Copacabana, patrona nacional, también es venerada por la comunidad boliviana de la Argentina. Se ofician dos misas, el 15 de agosto y el 7 de noviembre, en la Basílica de Luján, y en Pompeya y La Matanza. Cada 1.º de noviembre, se conmemora la Fiesta de Todos los Santos, un día especial dedicado a compartir con el alma de los familiares que murieron.
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Se organizan encuentros en las distintas instituciones que hay en cada localidad del Gran Buenos Aires, Capital Federal y las provincias. Sopa paraguaya, chipa, vori vori, pastel mandio, mbeju y soho apua son algunos de los platos típicos que se preparan. Estas fiestas son amenizadas por conjuntos musicales integrados por arpas, guitarras y acordeón, además de los bailes típicos que ofrecen los grupos de danzas tradicionales. Entre las fechas más importantes, se destacan el Día de la Patria, el 14 de mayo, y el Día de la Madre, el 15 de ese mes, que se celebran en simultáneo para conmemorar la activa participación de la mujer en la Revolución de Mayo de 1811. En tanto, el 3 de febrero, se recuerda a San Blas, patrono nacional, y el 24 de junio es la festividad de San Juan, cuyo principal atractivo es observar a los fieles y creyentes atravesar un camino de brasas sin sufrir heridas. En Buenos Aires, la fiesta se desarrolla en la Parroquia San Juan Bautista del Barrio Los Manzanares, La Matanza.
Desarrollan con fuerza la actividad comercial, en particular el rubro de los supermercados, que se ha expandido de manera vertiginosa en Capital Federal y Gran Buenos Aires. El Año Nuevo es la fecha más importante en el calendario chino, también conocida como Fiesta de la Primavera. Se conmemora en la segunda mitad del mes de enero y a principios de febrero. Para esta época, el Barrio Chino en la Argentina –concentrado en cuatro cuadras de Belgrano, en la Ciudad de Buenos Aires– es el escenario y epicentro de esta celebración. Hasta allí llegan turistas, vecinos y descendientes deseosos de conocer y ser testigos de un encuentro tan tradicional en su país como fuera de él. Otra celebración marcada en los almanaques chinos es el Festival de Medio Otoño, que se conmemora en agosto y se festeja el día 15 del octavo mes lunar, cuando la luna brilla con mayor intensidad.
Perú se destaca por su rica gastronomía, y sus fiestas llenas de color y alegría. Además, sus platos más populares son el ocopa, la sopa de cholo (plato típico que se elabora con carne de res, gallina y cerdo), el adobo de chancho y los buñuelos, entre otros. La comunidad de Perú en la Argentina honra casi de manera religiosa su cultura culinaria, y los restaurantes típicos son un punto de encuentro de los peruanos que viven en el país. Las festividades más importantes se desarrollan todo el año. En el mes de julio –coincidiendo con el día de la Independencia, el 28 de ese mes–, se realiza PerúBA, una exposición permanente sobre ese país que invita a recorrer distintas expresiones de su vasta cultura.
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HOMENAJE
"Gracias, Néstor" MILES DE PERSONAS COLMARON LA PLAZA DE MAYO, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, PARA DESPEDIR A NÉSTOR KIRCHNER. SIN PAUSA, EXPRESARON COLECTIVAMENTE LA TRISTEZA, Y RECORDARON SUS IDEAS Y ACCIONES. PROTAGONISTAS DE LA JORNADA, LOS ROSTROS Y LAS VOCES DE LA JUVENTUD SE SINTIERON CON FUERZA. AQUÍ, IMÁGENES DE OTRO OCTUBRE HISTÓRICO.
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Imágenes: gentileza de Fuentes2Fernández Fotografías.
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HISTORIA
ENTREVISTA CON PACHO O’DONNELL, AUTOR DE LA GRAN EPOPEYA. EL COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO
“Fue una gran gesta, sólo comparable con el Cruce de los Andes” O’DONNELL SIENTE QUE, FINALMENTE, SE HAN ROTO LAS CADENAS DEL OLVIDO. NO LO DICE, PERO EN ESTE DIÁLOGO, DEJA ENTREVER QUE LA REIVINDICACIÓN OFICIAL DEL COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO Y DE LA FIGURA DE ROSAS ES TAMBIÉN UN RECONOCIMIENTO A LAS DURAS BATALLAS QUE ÉL MISMO LIBRÓ DURANTE MUCHOS AÑOS CONTRA LA HISTORIOGRAFÍA LIBERAL. –¿Por qué considera que la Vuelta de Obligado fue, como dijo recientemente, “una expresión de la lucha de clases”? –Quizá lo más importante del combate de la Vuelta de Obligado, en 1845, es que es una metáfora a cañonazos de algo básico en la historia argentina: la alianza de los sectores oligárquicos, porteños sobre todo, con los intereses de los grandes imperios, en función de su propio provecho. Ellos son los socios internos, aunque sus acciones tengan consecuencias muy negativas para la patria. En este caso, los intereses de las grandes mayorías se habían organizado militarmente a las órdenes de Juan Manuel de Rosas contra la flota anglofrancesa. En aquel tiempo, Sarmiento proponía la ocupación de la Patagonia por parte de los chilenos; Alvear fomentaba la invasión de las provincias del norte por parte del Mariscal Santa Cruz, jefe de la Confederación del Bando Boliviano; y los unitarios no tenían ningún reparo en alentar la invasión europea, coordinarla, informar cuáles eran los puntos débiles de la defensa patriota y, al mismo tiempo, brindarles el pretexto a los imperios francés e inglés para que pudieran invadir por causas humanitarias. Ellos presentaron la invasión a su propio territorio como el apoyo internacional a un sector de la población argentina que luchaba contra una tiranía supuestamente sangrienta. Pero la realidad era otra, claro. Por eso, cuando los vencedores escribieron la historia, tuvieron que ocultar el hecho porque era muy ominoso. ¿Cómo iban a explicar su rol vergonzoso? Y por otra parte, si lo contaban, iban a tener que elogiar a Rosas, lo cual era algo absolutamente impensable. Entonces, lo ocultaron. –¿Qué decisiones estratégicas tomó Rosas para que la batalla resultara relativamente exitosa?
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–Rosas, al contrario de lo que suponía todo el mundo –y cuando digo todo el mundo, me refiero a eso–, decidió resistir el ataque de estas fuerzas, que venían nada menos que de conquistar China y contaban con la más avanzada tecnología bélica. La diferencia armamentística era tremenda. Además, había una gran diferencia en la experiencia, porque ellos eran combatientes que venían de las agresiones imperiales, de las guerras europeas, eran militares formados, mientras que los criollos eran, básicamente, gauchos voluntarios, porque los más formados, si puede decirse eso, estaban sitiando Montevideo. La estrategia clave, lo más importante de todo, es que Rosas comprendió que esto era una expedición comercial, como todas las acciones imperiales. Y si bien no iban a lograr derrotarlos militarmente, no podrían evitar que recorrieran el Paraná. Entonces, le dijo a Mansilla: “Hágale la mayor cantidad de agujeros posible, de bajas, de daños, para convencerlos de que, como expedición comercial, resultó un fracaso y, entonces, no se les ocurra volver”. Efectivamente, esa fue la estrategia: hubo gran pasión por dañar. Se dice –no sé si es cierto– que se inventaron las baterías volante: se ataban los cañoncitos a la grupa de los caballos y las mulas, y los iban siguiendo por tierra a medida que avanzaban por el río. Y no sólo fue en Obligado, los esperaron en Tonelero, en Quebracho, en San Lorenzo, o sea, la actitud fue no dejar desembarcar, y en eso estaban todas las milicias gauchas. Resultó un verdadero calvario para los invasores. –Usted menciona a Mansilla. ¿Piensa que merece ser rescatado para la historia? –Mansilla fue tan olvidado como el combate. Tendría que estar en la galería de los grandes héroes, inclusive porque resultó herido: una metralla le rompió varias costillas porque él iba al frente de sus tropas a impedir el primer desembarco. Reitero: fue una gran gesta, sólo comparable con el Cruce de los Andes. Mientras
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que no existan calles con el nombre ni de López, ni de Ramírez, ni de Bustos, ni de Heredia, ni de Peñaloza, ni de Varela. En general, los caudillos fueron próceres de la Independencia. Hay una calle llamada Quiroga: Menem nombró así a la calle ubicada detrás de la Facultad de Derecho. Claro, ahí no vive nadie, pasa inadvertida.
Florencio Varela, Salvador María del Carril, Rivadavia y en aquel momento, lamentablemente, también Alberdi apoyaban la invasión europea, hubo alguien que ya se había ofrecido en el 38, cuando fue el bloqueo francés, y que volvió a ofrecerse para venir a pelear como soldado raso a las órdenes de Rosas: José de San Martín. Incluso San Martín, antes de morir, le brindó el gran homenaje de legar su sable a Rosas, algo que la historia oficial todavía no ha podido encajar en algún lugar de su relato. –Se llega así a la figura central del siglo XIX, que tantos ecos tuvo en el siglo siguiente. Usted ha intentado complejizar la historia de Rosas... –Escribí una biografía de Rosas, que fue un libro bastante valiente, porque suponía que algún trasnochado me llamara fascista. Se publicaron dieciocho ediciones. Con algo de pedantería, puedo decir que fue un libro que cambió la imagen de Rosas. Ya no se escucha aquello de “tirano sangriento”. Rosas fue un personaje extraordinario. Lo que pasa es que si no se entiende a Rosas y la etapa de la Confederación, si no se comprende quiénes fueron los caudillos federales –a los cuales les dediqué otro libro–, entonces, no se entiende un aspecto fundamental de la historia argentina; y si se borra un aspecto central, todo lo demás gira en falso. Para entender el peronismo, por ejemplo, hay que remitirse a Rosas. –¿Qué le produce, en lo personal, que se haya decidido erigir un monumento a Rosas? –La Presidenta sabe de historia. Y tiene una opinión revisionista. No sólo se erigirá un gran monumento, sino que se ha decidido que el día de la batalla sea feriado nacional. Además, en los festejos del 25 de Mayo, desfiló una carroza en homenaje a la Vuelta de Obligado; Rosas ha sido incorporado a la galería de próceres latinoamericanos en la Casa de Gobierno, junto con San Martín, Belgrano y demás; y en el mapping que se hizo el 25 de Mayo sobre la fachada del Cabildo de Buenos Aires, no aparecía Rivadavia, no aparecía Roca, estaban Rosas, Artigas, Güemes. Es toda una orientación historiográfica que, por supuesto, me gusta mucho.
–¿Qué otro episodio de la historia también ha sido olvidado y, en su opinión, merecería un reconocimiento? –Episodios tan importantes y olvidados como ese no hay, pero sí personajes. Dorrego, por ejemplo, es un personaje que viene a ser presentado como el fusilado de la historia, sin ningún relieve. Cuando me preguntan cuál es el prócer argentino más desconocido, más ocultado, respondo que es San Martín, porque la historiografía liberal no podía dejar de reconocer que era el campeón, pero nos lo cuentan sin su pensamiento, se lo mutila. Qué pensaba, por qué se fue en 1824 y nunca más pudo volver a su país, por qué demoraron treinta años en traer sus restos, a quién apoyó desde el exilio. San Martín tuvo un gran problema con los unitarios, con los gobiernos porteños, y apoyó decididamente a Rosas. Porque San Martín era un tipo con ideas muy claras, americanista, con ideas populistas, que cada vez que gobernó lo hizo repartiendo tierras, reivindicando los derechos indígenas; como gobernante, en Cuyo y en Lima, fue muy interesante. –¿Cuáles son las condiciones políticas y sociales que permitieron declarar el 20 de noviembre feriado nacional? –Creo que ha ido creciendo la posibilidad de reivindicar los tiempos federales. Cuando empecé con esto, estaba en soledad. Fui muy atacado. Pretendieron destruirme, se escribieron artículos muy denostadores en medios, se criticaron alevosamente mis libros. Sin embargo, todo fue para bien. Una vez, Cafiero me contaba que le había preguntado a Perón por qué no repatriaba los restos de Rosas. “Bastantes problemas tengo con los vivos como para tener problemas con los muertos”, le había respondido Perón. O sea, en esos tiempos, no estaban dadas las condiciones. El acto revisionista más importante que hizo Perón fue cambiar el nombre de Avenida Alvear por el de Avenida del Libertador. Estaba todo preparado para que Alvear fuera el prócer máximo de la Argentina. Poco a poco, por ejemplo, pudo hacerse el billete de 20 pesos, el monumento que hizo Menem en un momento de gran fortaleza política, pero nunca pudo ponerse el nombre de Rosas a una calle o avenida de Buenos Aires, ni el de ningún caudillo. Es algo atroz
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–¿Considera que, a lo largo de la historia, hay dos fuerzas que libran diferentes batallas, pero son siempre las mismas? –Como sostuve al principio de la entrevista, creo que es la historia de la lucha de clases. No soy marxista, pero el concepto de lucha entre intereses absolutamente opuestos, entre los sectores populares y los sectores del poder, es algo universal e irremediable. Y el peronismo fue, de alguna manera, la reivindicación de uno de esos polos, como también lo fue el yrigoyenismo en cierta medida. En esa línea, en la Vuelta de Obligado, los imperios avanzaron a cañonazos, como en 1976, avanzaron con gran violencia, y cada vez que la cosa se les pone peluda, dejan de ser sutiles y se vuelven violentos. Son constantes en su comportamiento. Hoy también estamos viviendo una etapa muy interesante en el ámbito local y regional. Hay algunos aspectos no tan definidos, pero que tienen que ver con esa lucha, con esa batalla inconclusa. Hay una puja muy enconada.
FICHA DE LA BATALLA ¿CUáNDO? 20 DE NOVIEMBRE DE 1845. FUERZAS EN COMBATE FUERZA NACIONAL: 1 BUQUE DE GUERRA; 4 BATERÍAS CON 30 CAÑONES; 2000 SOLDADOS. ESCUADRA ANGLO-FRANCESA: 22 BUQUES DE GUERRA; 418 CAÑONES; 880 SOLDADOS. BAJAS ARGENTINAS: 150-200 MUERTOS; 400+ HERIDOS. EUROPEAS: 30-40 MUERTOS; 130-160+ HERIDOS. –LA PRINCIPAL FORTIFICACIÓN ARGENTINA SE ENCONTRABA EN LA VUELTA DE OBLIGADO, DONDE EL RÍO TIENE 700 M DE ANCHO, Y UN RECODO PRONUNCIADO DIFICULTABA LA NAVEGACIÓN A VELA. –EL GENERAL MANSILLA HIZO TENDER TRES GRUESAS CADENAS DE COSTA A COSTA, SOBRE 24 LANCHONES.
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MÚSICA
ARTISTAS DE LA REGIÓN, EN BUSCA DE UN COLOR LOCAL
Las nuevas voces de la Patria Grande ¿EXISTE UN SONIDO QUE NOS IDENTIFIQUE COMO LATINOAMERICANOS? DESDE LA DIVERSIDAD Y EL MESTIZAJE QUE ATRAVIESAN LA IDENTIDAD DEL CONTINENTE, UNA NUEVA GENERACIÓN DE CANTAUTORES SE AFIRMA EN UNA MARCA DE ORIGEN QUE HOY SUENA COMO SIGNO DE ÉPOCA. De la contagiosa alegría del son a la introspección de la milonga; de los intempestivos corridos a la dulzura de las marineras; de la sensualidad del vallenato a la fiesta sin fin del samba. Sonidos de puertos y llanuras, bosques y sierras, selvas y cadenas montañosas; de ciudades frenéticas y poblados de ritmo lento, de fronteras que, más que imponer cotos geográficos, despliegan sus lógicas regionales propias. Y, sobre todo, de hombres y mujeres hechos de mezclas, de cruces impuestos y elegidos, marcas de conquistas y saqueos, inmigraciones y esclavitudes, luchas y resistencias. La historia de un continente suena concreta y profundamente en sus músicas, amplificada en las tristezas de sus tonos más negros, y también los más felices y heroicos.
Liliana Herrero, Vitor Ramil y Luis Carlos Borges, en Expresso Porto Alegre en Buenos Aires, un ciclo que apuesta al “Mercoson”.
ALCA… ¡AL CANTAR! ¿Cómo somos, cómo sonamos los latinoamericanos? Si la diversidad y el mestizaje atraviesan nuestros componentes identitarios, ¿serán estos, justamente, los rasgos comunes que nos identifican como continente? Lejos de intentar hacer sonar la imposible idea romántica de una multiculturalidad sin conflictos, de idealizar etnias e identidades nacionales, una nueva camada de intérpretes y compositores, desde diversos puntos de América Latina, subraya en su obra la vasta polifonía de voces entrecruzadas que somos como continente. Lo que se deja oír, desde las individualidades, son estéticas múltiples, pluralidades sonoras en las que tienen cabida la creación y la memoria, la tradición y la modernidad, lo popular y lo académico. Y aun con estas características, todas conservan una marca de origen fuertemente reconocible. Una marca similar se verifica en los cada vez más frecuentes cruces entre artistas de la región, que en trabajos conjuntos, colaboraciones e invitaciones, destacan la idea de la riqueza local de una región que se afirma en un mundo global.
“Alca… ¡Al carajo!”, definió en su estilo Hugo Chávez el nuevo rumbo de la región. Y por aquello de que se hace camino al cantar, la música parece haber seguido la nueva dirección a su ritmo, o más precisamente, a sus múltiples ritmos. Mientras Chávez y sus pares latinoamericanos sentaban las bases políticas de una región que comenzaba a asumirse como tal, la música mostraba un rumbo paralelo. De algo de eso hablaban artistas como los uruguayos Jorge y Daniel Drexler, los brasileños Paulinho Moska y Vitor Ramil, el argentino Kevin Johansen, cuando inventaban, primero un poco en broma y después profundamente en serio, el término “Templadismo”, en contraposición al Tropicalismo. Algo que “no llega a ser un movimiento, pero sí una herramienta de agitación cultural”. Los templadistas abonan la teoría de que la geografía nos hace sonar de determinada manera: así, si Björk canta “como partiendo hielo” o la música de Carlinhos Brown despide inevitablemente calor, la extensión de la llanura induce a cierta “suavidad”.
En tiempos en que la Patria Grande recobra un anclaje actual y potente, materializado en políticas concretas, la música que nos identifica parece sonar también en esa dirección. Unas décadas atrás, el periodista especializado en folklore Marcelo Simón acuñó la idea de “Voces de la Patria Grande”, para difundir la música de la región, a la vez que sentar una postura sobre el para qué de esas voces allí reunidas, en esa difusión. Desde entonces, pasaron cosas en este continente. Pasó, por ejemplo, un tiempo en que se llegó a hablar del fin de los tiempos, de la cancelación de las ideas que motorizan la historia, y, por tanto, de la historia misma. Corren otros tiempos, suenan otros tiempos. ¿Será el tiempo de hablar de nuevas voces de la Patria Grande?
Los denominadores comunes que unificarían musicalmente una región que abarca Uruguay, Rio Grande do Sul, Entre Ríos, Santa Fe y la Pampa húmeda son, según el Templadismo: “La búsqueda en la creación del camino medio, la intención de evitar la estridencia de colores. La búsqueda del riesgo en el equilibrio. La búsqueda del punto medio”. Y, claro, atributos como la nostalgia y la melancolía: “Los tropicalistas tenían como grito de guerra ‘alegría, alegría’. ¿Será el de los templadistas ‘melancolía, melancolía’?”, se preguntan desde el texto que tiran para lanzar el debate. Desde el sur gaúcho, Ramil acuñó la idea de “estética del frío” para explicar por qué, sin dejar de ser brasileño, lo identifica más la melancolía de una milonga que el desenfreno de una scola do samba: “Es una búsqueda
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de quiénes somos, cómo nos comunicamos, por qué hacemos las cosas de esta manera los que vivimos de este lado del mundo. Como si estuviéramos buscando una unidad para esta diversidad. En mi caso, como gaúcho, no para separarme todavía más del Brasil, al contrario, para buscar mi identidad brasileña, por fuera de los estereotipos”, advierte el cantautor. Si algo queda claro es que los fenómenos culturales no respetan los límites políticos: se burlan de ellos. Esta clave de búsqueda de identidad regional está implícita también en los trabajos de una cantidad de nuevos intérpretes de la región. En Uruguay, algunos de los ejemplos más conocidos podrían ser Fernando Cabrera, Ana Prada, Martín Buscaglia; en Brasil, Adriana Calcanhotto, Lenine, Arnaldo Antunes, Moreno Veloso y sus compañeros de + 2; en la Argentina, Lisandro Aristimuño, o emergentes del nuevo folklore como Aca Seca y el trío Aymama (la enumeración es inevitablemente injusta, por lo incompleta, en la brevedad de esta nota). Unos años atrás, el brasileño Hermeto Pascoal había jugado con el neologismo “Mercoson” para referirse a esa música regional común cada vez más explorada. Lo citaron, con justicia, Ramil, Luis Carlos Borges y Liliana Herrero en un concierto del ciclo Expresso Porto Alegre en Buenos Aires, donde rindieron un tributo a Mercedes Sosa, precisamente, la gran voz de América, no sólo por haber sido la voz, también –fundamentalmente– por haber aglutinado e incorporado en su repertorio las voces de un continente. Un ejemplo tan concreto como bello de integración regional, al fin más practicada que declamada.
VIEJAS NUEVAS TROVAS Hubo un tiempo en que, desde distintos puntos de Latinoamérica, el llamado de la hora en la construcción de identidades musicales adquirió la forma de una “Nueva Canción Latinoamericana”, como movimientos que ligaban la canción a la historia y la política de un continente. Eran tiempos urgentes, y así lo reflejaron movimientos estéticos y musicales como la Nueva Trova Cubana, al que suscribieron Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Vicente Feliz y Noel Incola, entre otros artistas. La figura del trovador, del cantautor comprometido con la realidad social que le toca vivir, sería, de allí en más, una suerte de símbolo de la canción latinoamericana, entendida como aquella superadora del paisaje, abarcadora de lo humano, acusadora de lo social. Se hablaría entonces de la “canción con fundamento”, que podría pensarse también como aquella que pisa un suelo firme, tan firme, que pasa a definirla. En el mismo sentido, se desarrollaron movimientos como el de la Trova Peruana; y en la Argentina, el Movimiento del Nuevo Cancionero, fundado en 1963, en Mendoza, por músicos y poetas como Hamlet Lima Quintana, Armando Tejada Gómez, Oscar Matus, Eduardo Aragón, Tito Francia y Mercedes Sosa. El manifiesto de este
Mercedes Sosa, la gran voz de América, fue capaz de abarcar un continente.
movimiento que se presentaba como “literario-musical” define el Nuevo Cancionero como una búsqueda artística y social, entendiendo que lo uno y lo otro no pueden separarse, y conceptualizando el folklore como una música viva, en movimiento, llamada a reivindicar al hombre común y sus problemáticas sociales. Hubo otro llamado de los tiempos, según el cual deberíamos empezar a sentirnos orgullosamente posmodernos, también en lo musical. Con el mundo a un clic de distancia, comenzaron a desarrollarse conceptos como el de “raíces hidropónicas”, por el que la música ya no necesitaba de la tierra para nutrirse: tanto para quienes producen música como para quienes la escuchan, la pluralidad sonora basaba su riqueza, más que en tener orígenes múltiples, en la pretensión de no tener ninguno. Pero el tiempo siguió corriendo, inexorable, y no le dio la razón a aquellos otros tiempos. Cuando tanta sensibilidad globalizada comenzaba a sonar aburridamente parecida a sí misma, el mercado –que, como se sabe, nunca es zonzo– apuntó a las que dio en llamar “músicas del mundo”, que no eran otra cosa que músicas de un lugar determinado. De un lugar concreto, material y palpable: de una tierra. ¿Por qué vendía, por qué gustaba la etiqueta de “músicas del mundo”? Quizá porque eran aquellas que todavía conservaban algo que sonaba del orden de “lo verdadero” para contar y cantar: algo para decir. En esta línea del mercado fue que “lo latino” se acomodó también como una prenda de cambio, de acuerdo con los estereotipos que dotaban a las producciones del continente de atributos del orden de “lo sensual”, “lo caliente”. Eso que Diego Capusotto sintetizó con genialidad en el personaje Latino Solanas. Habitamos un mundo global: interconectado, cambiante, complejo. Somos mezcla, multiplicidad, constitutivamente plurales. Y aun así, es posible identificar en nuestras músicas, en la forma en que sonamos –y también, por qué no, en la forma en que escuchamos–, rasgos en los que podemos reconocernos iguales. Somos, sonamos y escuchamos como latinos. Como si un remoto archivo de la memoria colectiva nos conectara, más inconsciente que conscientemente, en la música que hacemos, y también en la forma en que la escuchamos. Allí están, allí siguen cantando, de un modo u otro, Carlos Puebla desde Cuba, y Alí Primera desde Venezuela, y Víctor Jara y Violeta Parra desde Chile, y Chabuca Granda desde Perú, y Atahualpa Yupanqui, que retrata tierras cercanas, y tantos trovadores de la que sigue siendo nuestra Patria Grande. Ninguno de ellos habitó los románticos ranchitos de cortinas con volados, los cándidos pueblitos que cierto nacionalismo intentó pintar. Sus canciones reflejan tierras en conflicto, en búsqueda, en descubrimiento. Las tierras de este continente.
Ana Prada, cantautora oriunda de Paysandú, integra la nueva camada uruguaya.
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Karina Micheletto Periodista especializada en música popular.
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HISTORIA
ENTREVISTA CON CARLOS PIÑEIRO IÑÍGUEZ, AUTOR DE PERÓN: LA CONSTRUCCIÓN DE UN IDEARIO
Pensar las raíces EMBAJADOR ARGENTINO EN ECUADOR, IÑÍGUEZ HA DEDICADO LOS ÚLTIMOS AÑOS DE SU VIDA INTELECTUAL A RASTREAR LAS VARIADAS INFLUENCIAS DEL ECLÉCTICO Y ORIGINAL PENSAMIENTO DE JUAN DOMINGO PERÓN, INVESTIGACIÓN QUE QUEDÓ PLASMADA EN UN LIBRO MONUMENTAL RECIENTEMENTE PUBLICADO. EN ESTA ENTREVISTA CON NUESTRA CULTURA, RESUME LAS PRINCIPALES FUENTES DONDE ABREVA EL IDEARIO PERONISTA Y DESTACA ALGUNOS APORTES FUNDAMENTALES QUE NO SUELEN CONSIDERAR NI PROPIOS NI EXTRAÑOS. –¿Por qué se interesó por estudiar el pensamiento de Perón? –Para mí, siempre fue una incógnita saber cómo, a un año de salir a la escena pública, un señor llamado Juan Domingo Perón parecía iluminado por el Espíritu Santo. Era imposible que la complejidad de ideas y pensamientos político-sociales que él desplegó en el primer año de gobierno hubiera empezado a gestarse del 17 de octubre de 1945 en adelante. Debía tener raíces más profundas. Al buscar fuentes, advertí que nadie había rastreado de dónde surgía la idea de justicia social, la idea de un desarrollo industrial autónomo o la de la organización política de masas. Evidentemente, eso era resultado de lecturas y reflexiones previas. Fue una tarea compleja porque no había muchas referencias y, además, porque Perón no solía dejar pistas acerca de dónde tomaba sus ideas. –¿De qué elementos se compone el pensamiento peronista, entonces? –Haciendo un repaso rápido por sus ideas centrales, podemos decir que, primero, se guió por la doctrina social de la Iglesia, que desarrolla una interpretación de la justicia social concebida como alternativa tercerista y superadora del individualismo liberal y del colectivismo comunista. Es una fórmula que conlleva el concepto de una economía social, en la que los salarios garantizan el sustento del trabajador y su familia. Perón tenía en sus bibliotecas textos básicos de sus divulgadores argentinos, como monseñor Miguel de Andrea. Captó lo esencial de estas
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propuestas y las promovió asociadas a su creación doctrinaria: el justicialismo. Luego tuvo influencias de personajes militares que actuaron en la Argentina entre 1910 y 1930, a quienes conoció o cuyos libros leyó. Son los llamados “intelectuales militares”: Mosconi, Savio, Marambio, Sarobe, Juan San Martín, Ramón Molina, Ernesto Vicat. Fue una generación muy especial, de la que Perón formaba parte. Esas lecturas le aportaron una serie de ideas acerca de la importancia de la autonomía tecnológica e industrial. Pero, puntualmente, la relación de discípulo que tuvo Perón con Sarobe es clave para comprender muchos aspectos del ideario peronista. En sus libros, este general abordó temas tales como la educación popular, la política económica, la historia nacional, el país agrario y la integración latinoamericana. Fue, además, el intermediario-puente de Perón con la experiencia de Getúlio Vargas en Brasil. También tuvo gran aprecio por pensadores económicos, como Bunge, Pinedo y Prebisch. Más allá de su orientación liberal o nacionalista, mostraban un fuerte sentido industrialista, que coincidía plenamente con la idea de Perón de desarrollar la industria nacional. Las obras de Bunge (La economía argentina y Una nueva Argentina) estaban entre sus lecturas de cabecera. De hecho, las tenía en su biblioteca, minuciosamente subrayadas y anotadas. Allí se sostenía un pensamiento industrialista con sesgo social que el peronismo realizaría. Sin embargo, hay que destacar que Perón siempre otorgó supremacía a la política.
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“AL BUSCAR FUENTES, ADVERTÍ QUE NADIE HABÍA RASTREADO DE DÓNDE SURGÍA LA IDEA DE JUSTICIA SOCIAL, LA DE DESARROLLO INDUSTRIAL AUTÓNOMO O LA DE LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE MASAS. EVIDENTEMENTE, ERAN EL RESULTADO DE LECTURAS Y REFLEXIONES PREVIAS. FUE UNA TAREA COMPLEJA PORQUE NO HABÍA REFERENCIAS Y PORQUE PERÓN NO SOLÍA DEJAR PISTAS ACERCA DE DÓNDE TOMABA SUS IDEAS”.
–¿Y respecto de la relación con los sectores trabajadores y la necesidad de darles organización institucional? –Más adelante surgieron las ideas de la sindicalización como etapa previa a un sistema de organización de masas. Obviamente, Perón las tomó de ideas vinculadas con el fascismo. Hay que aclarar que, en 1920, el fascismo no tenía la misma conformación que en 1940; de hecho, era observado como un proceso político progresista, con ciertos aspectos modernizadores. En realidad, Perón se sintió mucho más influenciado por el primer gobierno de Vargas, que sí tuvo algunos elementos fascistas. Pero si vamos a rastrear la influencia del primer fascismo en gobiernos de la época, también serían culpables Churchill en Inglaterra, o el mismo New Deal, que tiene componentes fascistas importantes, y no por eso se acusó a Roosevelt de fascista. Además, para el peronismo, el trabajo es un derecho; para el fascismo, en cambio, es una obligación. Suena parecido, pero es una concepción del trabajo, y de la organización que ese trabajo requería, absolutamente diferente. Perón debió formar las primeras organizaciones con los cuadros sindicales que procedían de la corriente socialista y, en menor medida, del anarquismo. Junto con el comunismo, eran las tres corrientes en las que estaba organizado el movimiento obrero. Si bien los trabajadores ejercían una política intensa, Perón, con su habilidad, transformó eso en una organización político-social. En los años 50, ya eran sectores sindicalizados que, dentro del mismo peronismo, discutían con Perón y lo condicionaban. –¿El obrerismo de Perón es una idea previa a su acceso al poder? ¿O las circunstancias históricas lo obligaron a liderar ese proceso? –Perón tenía ideas preconcebidas sobre este asunto. Vivió experiencias en las que le tocó lidiar con trabajadores y, ante la orden de reprimir, decidió la negociación. Muy tempranamente, mostró profunda preocupación por el bienestar de los trabajadores. Sabía que ahí residía un poder político muy grande que necesitaba una organización, y se la dio. En primer lugar, cuando se produjo la Revolución del 43,
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solicitó la Secretaría de Trabajo y Previsión, lo cual sorprendió a todos sus compañeros de armas, que no entendían por qué a uno de sus hombres más brillantes le preocupaba hacerse cargo de un puesto que era poco menos que un sello. La respuesta es que sabía que era un lugar clave para la organización de estas masas que estaban buscando algo distinto de lo que le ofrecían las organizaciones sindicales tradicionales. –¿Qué otras experiencias latinoamericanas sedujeron a Perón? –Varias. En referencia al PRI mexicano, Perón se inspiró en varios elementos de la experiencia de Lázaro Cárdenas. Sobre todo, su convicción en la necesidad de nacionalizar los recursos naturales y de constituir al Estado en árbitro-director de la economía. Tanto Perón como Cárdenas habían leído al filósofo francés Gustave Le Bon. De este autor, Perón extrajo la idea de que se avecinaba una nueva época que se denominaría “la era de las multitudes”, que él transformó en su emblemática definición de “la hora de los pueblos”. Con la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), el partido de izquierda latinoamericanista del Perú, el vínculo se produjo a través de FORJA, que había tomado muchas ideas del movimiento peruano liderado por Haya de la Torre. Sorpresivamente, en los años 30, Perón ya estaba suscrito a las ediciones de la revista del APRA. Otra vinculación entre el aprismo y el peronismo es Manuel Seoane –el segundo de Haya de la Torre–, que había vivido muchos años en la Argentina. Tuvo una frase muy feliz: declaró que el 17 de octubre era “el segundo Ayacucho”. Toda una definición. Perón también estuvo en estrecho contacto con los primeros líderes del Movimiento Nacional Revolucionario boliviano (MNR): los generales Daniel Toro y Germán Busch. Tras su primer fracaso, Toro se exilió en la Argentina, mientras que el intelectual de la revolución boliviana, Carlos Montenegro, no sólo residía en nuestro país, sino que era un colaborador importante en la Casa de Gobierno. Incluso, dicen que algunos discursos de Perón salían de su pluma.
Y no olvidemos que uno de los apoyos más fuertes que recibieron Paz Estenssoro y la revolución boliviana de 1952 provino del peronismo. –Muchos paralelos se han trazado entre la experiencia peronista y la de Vargas en Brasil. ¿Qué afinidades intelectuales comprobó en su investigación? –Las relaciones con el primer y el segundo varguismo son más que conocidas. El primer varguismo fue fuente de inspiración, sobre todo, el modelo de construcción de un nuevo sindicalismo muy cercano al Estado, y la sanción de leyes laborales y de previsión social, elementos que Perón reproduciría desde la Secretaría de Trabajo. Durante el segundo varguismo, Perón buscó construir el nuevo ABC (Argentina, Brasil y Chile), y de ahí provino la estrecha relación que estableció con Chile. Había una vieja tradición argentina según la cual todo presidente, cuando comenzaba su mandato, acuñaba una medalla con el lema que guiaría su gestión. Roca hizo hincapié en “paz y administración”; Sarmiento, en la educación. Cuando pregunto por el lema de Perón, todos piensan en las políticas sociales, pero el que eligió decía “Argentina, con América, para el mundo”. Un claro antecedente de lo que, en un primer momento, fue el ABC, después el Mercosur, y hoy es la Unasur. Tal era la capacidad de anticipación, la cualidad de visionario que tenía. El concepto de integración era débil, no formaba parte de agenda alguna, ni en Europa ni en Estados Unidos, pero Perón ya vislumbraba esta pieza fundamental para la unión latinoamericana. –¿Qué cosas de aquel peronismo ve en el proyecto que gobierna actualmente la Argentina? –Hay muchas coincidencias. Es un proceso muy incipiente, pero señalaría la reconstrucción del poder del Estado; la reconstrucción de las bases económicas para una Argentina independiente y soberana; la percepción de todo este movimiento no como un esfuerzo estrictamente nacional, sino dentro de un marco regional de integración política, afín a los ideales que Perón había previsto en el proyecto de ABC.
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LITERATURA
ENTREVISTA CON JULIO SCHVARTZMAN
“Hernández muestra cómo funciona la máquina de producir gauchos malos” POLÉMICO COMO POCOS, CITADO COMO POCOS TAMBIÉN, EL MARTÍN FIERRO –LA OBRA CUMBRE DE JOSÉ HERNÁNDEZ, ESCRITA EN DOS PARTES, EL GAUCHO MARTÍN FIERRO (1872) Y LA VUELTA (1879)–, HA OCUPADO, DESDE EL CENTENARIO, EL CENTRO DEL DEBATE CULTURAL. EL ESPECIALISTA EN LITERATURA ARGENTINA DEL SIGLO XIX, AUTOR DE LETRAS GAUCHAS (DE PRÓXIMA APARICIÓN), REPIENSA LAS IDEAS DE HERNÁNDEZ, LAS DISPUTAS QUE SUSCITÓ EL TEXTO Y PROPONE UNA LECTURA ACTUAL. Ilustraciones de Roberto Fontanarrosa. Gentileza de Ediciones de La Flor.
Un texto es, a veces, muchos, dependiendo de quiénes lean y con qué intenciones lo hagan. Ese parece ser el derrotero del Martín Fierro: una pulseada sobre cómo pensar una misma obra y sobre cómo presentarla en sociedad. Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, Ezequiel Martínez Estrada y Jorge Luis Borges son algunos de los nombres fundamentales que conforman la historia de su lectura, cuyas interpretaciones influyeron en el devenir del poema. “Lugones, en El payador, de 1913-1916, erige el mito de un héroe de estirpe helénica sobre el entierro de su sujeto histórico: un gauchismo sin gauchos. Para el caso de Hernández, necesita abstraer la obra de sus condiciones de producción genéricas: la gauchesca. Todo, en el contexto de elitismo y xenofobia funcional a cierto sesgo de las celebraciones oficiales del primer Centenario”, comienza Julio Schvartzman, profesor en la UBA. Otro de los hitos que menciona al trazar la historia del poema ocurre poco después, con Rojas, autor del clásico Historia de la Literatura Argentina, publicado en 1917, quien “necesita folklorizar el Martín Fierro, postulando una línea continua entre la poesía popular y el género literario gauchesco. Así, Hernández es transformado en un curioso bardo o payador que ignoraría sus propios procedimientos creativos o retóricos. Pero está taxativamente demostrado que era un escritor consciente de las estrategias textuales y hasta de las modalidades de la edición”. El poema siguió su marcha, y también captó la atención de Borges, quien, en la década del 70, propuso como libro nacional el Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento, en reemplazo de la obra de Hernández. Según Schvartzman, esas interpretaciones académicas son tardías y poco sirven para explicar los alcances del Martín Fierro. “La primera canonización fue la lectura y la escucha popular, previa a cualquier
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operación programática y mucho antes del Centenario”. Para el investigador, estas operaciones son en general falaces, pero importan más por su efecto que por su probidad o exactitud. “El chiste es que, finalmente, la historia de las lecturas del Martín Fierro lo transformó en un texto oral. Borges admitía que los payadores payaban distinto después de haberlo leído. Y Martínez Estrada advirtió que el éxito inicial tuvo mucho que ver con el soporte folleto, puesto que en libro no habría llegado, como llegó, a la campaña”. –¿En qué contexto se dio la apropiación popular? –Ante todo, el malestar político de Hernández frente a la victoria de Mitre y el gobierno de Sarmiento, que más tarde se vuelve crisis y hasta defección ante las derrotas del federalismo en la versión de López Jordán. Es cierto que el poema es una obra excep-
cional y no hay nada semejante en el resto de la producción hernandiana. Pero Hernández era un periodista de fuste. Había que escribir lo que él escribió cuando se produjo la derrota y el asesinato del Chacho Peñaloza: “Los salvajes unitarios están de fiesta”. Si se consiente el anacronismo, actuó, ahí, como una especie de Rodolfo Walsh del siglo XIX. Por otro lado, para el Martín Fierro inventó una forma, la sextina, y en ella plasmó cuasi refranes que después se oralizaron en ese envase como si hubiesen sido fruto de una larga tradición anónima. Esto es una forma de canonización. Cuenta Schvartzman que, en la década de 1880, Nicolás Avellaneda se sorprendió al notar que el libro de pedidos de un almacenero incluía fósforos, cerveza y doce ejemplares de La Vuelta. Se había convertido en un éxito: “En el prólogo de La Vuelta,
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Hernández apela al deseo de que quien escuchó el poema quiera leerlo algún día. Entonces, tenemos lecturas silenciosa, en voz alta y pública, que implica cierta comunión; y memorización, deseo de lectura, alfabetización. Es un ideal sarmientino enunciado desde otro lugar”. Cuando se trata de calificar el temple de Fierro, la lista de adjetivos es extensa y variable, al igual que las posturas históricas de sus hermeneutas: de héroe popular a cuchillero y desertor, entre otros. “Seguramente, Martín Fierro fue muchas cosas, pero lo central es que Hernández está peleándose todo el tiempo contra una política de fronteras que juzga incorrecta, contra un sistema de reclutamiento militar que considera injusto, y contra quien encarnaría esos males: Sarmiento”.
rado nuevamente para la deserción y el exilio. Se trata de pases, condenados a veces, elogiados otras, en la memoria oral”. –¿Fierro es un hombre que intenta sobrevivir? –Podemos verlo de ese modo. Se mueve dentro de las posibilidades que le da un régimen político que él no generó y en el que se siente un paria, hasta que las cuestiona saltando afuera: el destierro a los toldos. En cambio, el heroísmo de Fierro en la segunda parte –por ejemplo, en el combate con el indio, cuando intenta proteger a la cautiva–, está construido sobre la guerra de los pobres: entre el gaucho y el indio, dos perdidosos del proceso de construcción del Estado.
¿EL POEMA NACIONAL? En el Facundo, Sarmiento había establecido las condiciones de vida en las pampas y una clasificación: el gaucho cantor y el gaucho malo eran tipos sociales surgidos en Sudamérica. Hernández discute esta dicotomía. “A través del Martín Fierro, parece decirle a
Sarmiento: ‘No existe el gaucho malo. Lo inventa un sistema inicuo: la leva forzosa, el hecho de que quienes deben defender la frontera con su cuerpo no son los beneficiarios de esa política’. Hernández exhibe lo que le pasa al productor pacífico, que está instalado en su rancho y es propietario de su pequeña hacienda, cuando la política oficial viene a devastarlo. Muestra cómo funciona la máquina de producir gauchos malos”. Puesto a pensar en las características con las que el escritor edifica a su protagonista, Schvartzman evoca distintas modalidades. Para ejemplificar, elige el canto de su encuentro con Cruz. “Con la llegada de la partida al mando del sargento Cruz, se da una escena de aventura, tan del far west o del far south, como se dice. Aparece la ambigüedad típica del héroe popular. Cruz es un bandido reciclado para policía. Y a partir de la energía combativa de Fierro, es recupe-
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Para analizar cuánto del ADN nacional está representado en la obra, Schvartzman arriesga: “El texto genera problemas para ciertas miradas elitistas, pero también para cierta perspectiva nacional. No es integrador: expulsa constantemente a los negros, a los indios. Pero la antología que hace la memoria popular es muy diferente, baraja todo de nuevo”. Como la memoria suele traicionar, “los consejos edificantes de Fierro son erosionados por los consejos atorrantes del Viejo Vizcacha, como si fuera un único refranero incoherente y proteico. Así conviven ‘Los hermanos sean unidos’ y ‘Hacete amigo del juez’. Ahí hay una mezcla de viveza criolla y nobleza gaucha”. Transcurridos más de 130 años desde su composición, ¿cómo se recibe el poema hoy? “Pregunta difícil. Hay pervivencia, olvidos, un largo deterioro de la memoria inducido por un arco que va de la miseria a calamitosos planes de estudio. Sin embargo, en algún punto, el texto sigue funcionando. Lo hace fragmentariamente entre los sectores rurales, en las organizaciones vinculadas con la trama rural, desde los grandes propietarios hasta los sindicatos de peones, a veces con una idea mítica de que la tradición funciona como algo dado, y no por construir, y eso se ve en los distintos recortes de las citas. Pero también en pervivencias urbanas y en complejas apropiaciones literarias, como las reescrituras de Leónidas Lamborghini o un experimento curioso, como el de Pablo Katchadjian (ver la columna “Sonido familiar”). –En el artículo “Las letras del Martín Fierro”, sostiene que el texto logró liberarse de la imposición de representarnos. ¿Cómo se generó este cambio? –No sé. Cuando discutimos sobre un poema nacional, congelamos una lectura. Es que todo Estado necesita una didáctica de la nación. Y entonces, en función de eso, elige, recorta, pega, distorsiona. Así se conformaron los libros de lectura posteriores a 1880, con una cantidad de recortes de la literatura que nos devolvían cierta imagen homogénea que algunos querían que tuviéramos. La mejor lectura, sin embargo, es imprevisible, liberadora.
EL ESCRITOR PABLO KATCHADJIAN DECIDIÓ, EN 2007, UNA NUEVA ESTRUCTURA PARA EL POEMA DE JOSÉ HERNÁNDEZ. EXPERIMENTANDO CON LAS FORMAS, RESIGNIFICANDO EL CONTENIDO, EN EL MARTÍN FIERRO ORDENADO ALFABÉTICAMENTE AGRUPA LOS VERSOS SEGÚN LA LETRA CON LA QUE COMIENZAN. QUÉ NUEVOS SENTIDOS SE LIBERAN, QUÉ TENSIONES CEDEN Y CUÁLES NACEN DE ESTA PROPUESTA: KATCHADJIAN EXPLICA, EN EL TEXTO A CONTINUACIÓN, EL “ABC” DE SU OBRA.
Sonido familiar Por Pablo Katchadjian Si me preguntan qué quería hacer con el Martín Fierro cuando me dispuse a ordenarlo alfabéticamente, tengo que decir que no quería hacer nada; lo que yo quería era hacer algo con el orden alfabético. Por eso, antes de llegar al Martín Fierro ordené otras cosas, sobre todo textos míos y clásicos. El que mejor recuerdo de estos últimos es Las flores del mal, de Baudelaire. Y también recuerdo que al ver el resultado pensé: acá no pasa nada. En cambio, cuando la búsqueda me llevó a ordenar el Martín Fierro pensé lo contrario: que sí pasaba algo. Todo esto significa que en ningún momento hubo una idea de crear algo que dialogara con la tradición literaria o con la historia argentina. Sólo había una búsqueda formal. Y, sin embargo, si el libro de alguna manera funciona es porque no puede evitar dialogar con la tradición literaria o con la historia argentina. Porque lo que noté enseguida cuando lo ordené fue que pasaba algo que sólo podía darse con un libro como el Martín Fierro: que, como efecto de una circulación permanente, incluso de una insistencia institucional, uno conoce tantas partes de memoria que cada verso remite a escenas completas o al menos resuena como algo conocido. Claro que hay otra cosa más: el ritmo y el buen sonido del poema original, que hacen que pueda ser un placer leer los versos de cualquier manera. Y tal vez, incluso, ordenados alfabéticamente permitan un placer más limpio y musical que en el original, porque por momentos lo único que se puede apreciar son palabras y sonidos apenas familiares, ritmo y rima sin narración.
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LIBROS
NUEVA INVESTIGACIÓN DEL SISTEMA DE INFORMACIÓN CULTURAL DE LA ARGENTINA
Cultura: industria con historia
DIARIOS Y REVISTAS
LIBROS
DISCOS
Como se sabe, La Gaceta de Buenos Aires fue la primera publicación de la vida independiente, pero no estuvo acompañada por muchas más: entre 1810 y 1814, sólo existieron tres publicaciones periódicas. Sin embargo, a medida que se acercaba el Congreso de Tucumán, los periódicos comenzaron a aumentar: en 1815, llegaron a 8 y en 1816, a 11. La crisis del sistema político, a partir de 1820, trajo aparejado el florecimiento de los grupos provinciales y también de las publicaciones. Sólo en Buenos Aires, en 1820, se editaron 17 periódicos.
El primer libro publicado en la Argentina fue Las cinco oraciones laudatorias a Ignacio Duarte y Quirós, del padre José Manuel Peramás, editado en 1766 y del que, en 1937, quedaban apenas cinco ejemplares en todo el mundo. En los primeros años independientes, la edición de libros fue escasa y de factura pragmática. La venta se hacía por suscripción.
La industria discográfica nacional nació en sincronía con el exterior. En 1878, sólo un año después que en Nueva York, llegaron a la Argentina dos fonógrafos capaces de grabar en una hoja de estaño la voz y los sonidos para ser escuchados inmediatamente. La primera grabación fue en 1907. Alfredo y Flora Gobbi, acompañados por Ángel Villoldo, grabaron en París sus discos, en el marco de la expansión del tango.
El primer auge de la industria editorial del país se produjo a mediados de los años 30 del siglo XX, vinculado a la caída de España como productor de libros tras la Guerra Civil. El crecimiento anual de la producción fue de entre 30% y 50%. La “segunda época de oro” se dio entre 1958 y 1975, protagonizada por el libro de autor argentino o latinoamericano. En 2008, se registró un nuevo récord: más de 58 millones de ejemplares vendidos y casi 25.000 títulos inscriptos.
En la Argentina, el 89% de los sellos musicales se concentra en la Ciudad de Buenos Aires, y las ventas están monopolizadas por cuatro grandes empresas conocidas como las majors: Sony-BMG, EMI, Universal y Warner. Sin embargo, las ventas según repertorio confirman la tendencia histórica del público argentino a consumir mayoritariamente música de origen local: con más del 40% del mercado, los artistas locales dominan la escena musical.
A lo largo del siglo XX, el mercado de diarios y revistas fue cambiando su preeminencia como soporte cultural. Crítica, por ejemplo, en 1930 tenía una tirada diaria promedio de 250.000 ejemplares, cantidad similar a la que aún en los años 60 poseían los principales diarios, e incluso igual o superior a la de cualquier periódico de la actualidad.
“La prensa argentina es hoy un sector líder en la confección de la agenda pública, pero limitado en audiencia. Las empresas editoras integran grandes grupos multimedia, lo cual impacta en sus rutinas productivas, y en la eficacia y diversidad de su contenido”. Martín Becerra, profesor de la UBA y la UNQui.
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“Si el año 2010 es el de la celebración de los dos siglos de la Revolución de Mayo, para la industria editorial será, seguramente, el año cero de la revolución digital: cambiará para siempre el paisaje de la circulación de la palabra escrita que hizo posible nuestra modernidad, y que fue también su marca”. Alejandro Katz, traductor, ensayista y editor.
“Han surgido nuevos intermediarios en Internet que compiten con los dinosaurios de la industria fonográfica; por ejemplo, sitios dedicados a géneros específicos, que presentan nuevas músicas, las comentan, y canalizan a los internautas a los lugares para descargar o comprar. El futuro de la música está en manos de una miríada de iniciativas independientes y reticuladas”. George Yúdice, investigador social, profesor de la Universidad de Miami.
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“Con estos números en la mano, los responsables de las áreas de Cultura de todo el país podemos mostrar con contundencia que la cultura no es solamente música, cuadros o libros, sino también puestos de empleo, producción y creatividad que genera riqueza”. Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación
Valor y símbolo… se distribuye en todas las bibliotecas populares de la Argentina y en universidades. El público también puede descargarlo gratuitamente del sitio web del SInCA (sinca.cultura.gov.ar) o retirarlo de lunes a viernes, de 13 a 18, en Alsina 1169, 2.º piso, Ciudad de Buenos Aires.
PASADO Y PRESENTE DE LOS DIARIOS Y REVISTAS, LOS LIBROS, LOS DISCOS, LAS PELíCULAS, LA RADIO Y LA TELEVISIóN DEL PAíS. VALOR Y SÍMBOLO. DOS SIGLOS DE INDUSTRIAS CULTURALES EN LA ARGENTINA ES UNA OBRA DE REFERENCIA ELABORADA POR EL SINCA QUE RECOGE LOS PRINCIPALES NUDOS, INFLExIONES Y ACONTECIMIENTOS DE NUESTRA HOLGADA TRAYECTORIA CULTURAL Y PRODUCTIVA. LOS TExTOS CENTRALES DEL LIBRO –QUE AQUí SE PRESENTA– ABORDAN CADA SECTOR Y ESTáN ACOMPAñADOS POR OPINIONES DE DIECIOCHO ESPECIALISTAS: LIDIA FAGALE, HORACIO GONZáLEZ, ALEJANDRO KATZ, LEANDRO DE SAGASTIZáBAL, ATILIO STAMPONE, OCTAVIO GETINO, LILIANA MAZURE, MARíA SEOANE, ERNESTO LAMAS, GUILLERMO MASTRINI Y TRISTáN BAUER SON ALGUNOS DE ELLOS.
PELÍCULAS
RADIO
TELEVISIÓN
El belga Enrique Lepage fue el primer importador de proyectores, ayudado por el austríaco Max Glucksmann y el técnico francés Eugenio Py. Fue precisamente Py quien realizó, en 1897, la primera filmación en el país: La bandera argentina, un rollo de apenas 17 minutos.
El 27 de agosto de 1920, un grupo de radioaficionados porteños, los “locos de la azotea”, transmitieron la ópera Parsifal, de Richard Wagner, desde el Teatro Coliseo. Nacía la radio. De rápido crecimiento, tres años después, ya había cinco emisoras y tres sistemas de explotación: LOR Radio Argentina, LOZ Radio Sud América y Radio Cultura.
El Canal 7 de la Ciudad de Buenos Aires es la emisora más antigua. El 17 de octubre de 1951, realizó, desde Plaza de Mayo, su primera transmisión como LR3 Radio Belgrano TV. En ese momento, había sólo 30 costosos aparatos receptores. De ese modo, la Argentina se convertía en el segundo país en el continente, detrás de Estados Unidos, en poseer la nueva tecnología. El locutor Fito Salinas y el trío musical Los Prado completaron las horas de transmisión de prueba.
En 1950, se produjo el tope más alto de películas producidas hasta entonces en la Argentina: 58 largometrajes. La cifra fue superada recién en 2005, con 65 películas, y llegó en 2009 al número histórico de 77 filmes. En 1980, había en el país 996 salas, y asistían al cine unos 61 millones de espectadores al año. En 1992, la cantidad de salas se redujo a 340, y los espectadores, a 15 millones. A partir de 1998, un nuevo modelo asociado a los multicines en shoppings y centros comerciales volvió a engrosar la cantidad de salas: eran 1003 en 2003.
“El festejo del Segundo Centenario nos encuentra frente al desafío de buscar un nuevo paradigma para la ecuación económica del cine. Tratar de recomponer el viejo sistema (las salas de exhibición) es como intentar tapar el sol con la mano. Se trata de encontrar nuevos mecanismos para la recuperación de la inversión”. Pablo Rovito, productor de cine.
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La radio es un sector potencialmente igualitario. Posee un amplio carácter federal, ya que, a diferencia de otras industrias culturales y otros medios, está diseminada por todo el territorio. En 2007, existían en el país 177 AM y 1.623 FM. Hoy, el radiotransmisor alcanza el 93,5% de la población, sólo superado por la televisión (97,8%), y seguido de lejos por el celular (77,5%) y los teléfonos fijos (56,1%).
“La radio sigue conviviendo con todos nosotros pese a la contundente acechanza de la video-telecultura y de los sospechosos abrazos del omnipresente universo digital. En esa desapacible topografía, la radiofonía constituye un campo de referencias y evocaciones de imágenes, paisajes y acusticidades. Así, la radio se hace imaginación con la voz, escenografía con la música, sonoridad con los efectos y sugerencias con el implacable silencio”. Oscar Bosetti, profesor universitario y fundador de FM UBA 90.5.
La televisión argentina ha mantenido el carácter centralista de su origen. Mientras que Buenos Aires posee un porcentaje casi total de producción propia, el resto de las regiones retransmite la programación porteña por más del 60% de su tiempo. La televisión privada es un sector fuertemente exportador. Según algunos estudios, la Argentina es en la actualidad el cuarto país del mundo en la exportación de formatos de TV, sólo superado por Inglaterra, Estados Unidos y Holanda.
“La televisión ya no es lo que era. Antes todo pasaba por los canales, dueños del qué, del dónde y del cómo. Ahora sólo tienen los ‘fierros’, es decir, el hardware. El software de la industria está en otras manos, en manos de los productores independientes”. Claudio Martínez, periodista y productor.
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Bicentenario para todos EN EL PAÍS, LOS FESTEJOS DEJARON AFLORAR LA ALEGRÍA: LEJOS DE LA DESAZÓN DE 2001, EL PUEBLO SE AUTOCELEBRÓ Y MOSTRÓ, EN TODO SU ESPLENDOR, EXPRESIONES CULTURALES CON GENUINA MIRADA FEDERAL Y LATINOAMERICANA. EL “ARGENTINAZO CULTURAL” FUE LA MEJOR CARA DE LA NACIÓN SOBERANA, INCLUYENTE Y PLURAL, EN CONSTRUCCIÓN DESDE 2003.
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Luego de meses de conmemoraciones y festejos desplegados por todo el territorio nacional, se impone hacer un balance del año Bicentenario que estamos por cerrar. ¿Qué pasó en la Argentina para que, contra todos los pronósticos agoreros, el pueblo saliera a la calle en cada plaza, en cada recital al aire libre, en cada espectáculo público, a autocelebrarse? ¿Qué fibra íntima, del todo ajena a la trillada “crispación” que muchos medios quieren vendernos cada día como pescado podrido, fue tocada por esta serie de festejos, desparramados a lo largo del país? ¿Qué felicidad despertamos en el subsuelo popu-
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lar en este 2010, que, durante la Semana de Mayo, encontró el punto cúlmine en el Paseo del Bicentenario, superando incluso a los más entusiastas? Empecemos por lo evidente. Los festejos, desde el más sencillo hasta el Paseo de la Avenida 9 de Julio, pasando por los actos masivos en Tucumán por el Día de la Independencia, el Festival de Cosquín, en Córdoba; la Fiesta del Sol, en San Juan; la de la Vendimia, en Mendoza; la del Chamamé, en Corrientes; o la de la Vuelta de Obligado, que venimos de celebrar en San Pedro, tuvieron una organización impecable. Fueron integradores, abiertos, con propuestas para todos, y contaron con
la participación de artistas nacionales y del exterior de enorme prestigio y popularidad. Muy cuidados, además, desde el punto de vista estético, y hasta de vanguardia, como el desfile de carrozas de Fuerza Bruta o la monumental obra de Polesello frente al río Paraná. La oferta de calidad artística no podría haber sido más generosa, múltiple y abarcadora. Pero hubo algo más: el contexto general en el que todo se desarrolló. Nadie ignora que, en noviembre de 2001, el mejor espectáculo del mundo, abierto y gratuito, no hubiera salido del modo más agraciado, por decirlo elegantemente. Los ánimos eran otros. Y en este 2010,
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por prepotencia de trabajo, los ánimos también fueron otros. Porque no sólo hubo crecimiento récord en estos últimos siete años. No es únicamente la democratización del consumo como no se recuerda desde los años 50 lo que explica el buen humor generalizado. Lo decisivo, lo fundamental fue la recomposición del tejido social, del lazo más primario que tenemos los seres humanos: el reconocimiento del otro para autoreconocernos. Ese fenómeno, esquivo a los indicadores duros de la macroeconomía, pero no por eso menos real, implica una reconstrucción de la dignidad y del or-
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gullo nacional, tan golpeado en la catástrofe de 2001-2002. En definitiva, eso fue lo que quedó claro en estos festejos, verdaderas autoconmemoraciones del pueblo en la calle. Existió, además, algo del orden de los contenidos que prendió en la sensibilidad popular. Las expresiones culturales que salieron a la luz durante las celebraciones tuvieron una genuina orientación federal y latinoamericana, tal como nos pidió que enfatizáramos la Presidenta de la Nación. Lo habíamos advertido durante el debate de la revolucionaria Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que votó el Congreso el año pasado.
Cuando se quebrara el orden monopólico y unitario, muchas voces brotarían desde abajo, plurales y diversas, enriqueciendo el panorama cultural. Esas voces y esas caras, esos episodios ocultos de la historia, negados hasta entonces por los poderosos, reverdecieron como expresiones potentes desde lo profundo. No podríamos haber tenido los festejos que tuvimos, ni la alegría, ni el colorido, sin esa condición de posibilidad que implica la ley de la democracia que sanciona la aceptación de la diversidad, el ADN de nuestra identidad. Mirando hacia el Centenario, la comparación de los temas que se discutieron no podría ser más
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estridente. Cien años atrás, el debate público central giró en torno a la “cuestión nacional”. Eufemismo oligárquico y elitista para enmarcar lo que la dirigencia política del país consideraba la mayor preocupación de todas: cómo “argentinizar” a los millones de inmigrantes, pobres y sin educación que bajaban de los barcos. Cuando los historiadores del futuro escriban cuál ha sido el debate en 2010, tendremos que estar orgullosos. Lo que a lo largo de este año se discutió, y todavía se discute y se discutirá fuerte en 2011, es la opción de hierro de nuestra época: expandir las fronteras de la democracia, la inclusión y la pluralidad, o mantener el centralismo y la ce-
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rrazón excluyente que nos imponen las corporaciones y los poderes fácticos. Al calor de estas celebraciones, hoy como jamás antes, el desafío pasa por permitir que nos sigan mandando los mismos de siempre, a espaldas de la voluntad popular, o decidirnos a expandir definitivamente los poderes democráticos por sobre los corporativos, como propone el modelo abierto en 2003. El “argentinazo cultural” que protagonizamos en mayo último, cuyos ecos resuenan todavía, nos encuentra ahora transitando un período
mucho más esperanzador del que vivíamos tan sólo diez años atrás. La encrucijada de si vamos a atrevernos, de una vez por todas, a ser una nación independiente, soberana, incluyente y plural es ahora más clara que nunca. Este relato, con el que insistimos desde hace años, finalmente encontró su metáfora durante los festejos del Bicentenario. Y ese quizá sea el legado más importante que nos deja el año que cerramos. Jorge Coscia Secretario de Cultura de la Nación.
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AGENDA FEDERAL
CORO NACIONAL DE JÓVENES 4 DE DICIEMBRE A LAS 18. MUSEO NACIONAL DE ARTE DECORATIVO. AV. DEL LIBERTADOR 1902. CIUDAD DE BUENOS AIRES.
Actividades por el país
Rita Cortese.
“MUJERES EN EL CANTO”, EN EL MUSEO EVITA Durante los jueves del año, este ciclo, organizado por la Dirección Nacional de Artes y la Dirección de Acción Federal, ofreció veladas musicales que hicieron foco en la mujer como figura del canto popular.
LA ARGENTINA DE LOS MÁS GRANDES
su arte en Pocito, Jáchal y San Juan, durante el Tercer Congreso Argentino de Cultura.
La Secretaría de Cultura de la Nación, el PAMI y la ANSES se reúnen en un proyecto común: el programa La Argentina de los más grandes, un recorrido cultural por los centros de jubilados de todo el país, para tender puentes y compartir experiencias entre los adultos mayores y los artistas nacionales.
El siguiente destino fue Catamarca, donde Los 4 de Córdoba visitaron San Fernando del Valle de Catamarca, Recreo y Andalgalá. En Jujuy, Suna Rocha cantó a los adultos mayores de Palpalá, General San Martín y La Quiaca. Cerrando el año, en diciembre, los escenarios agendados son Bahía Blanca, Tandil, Gran Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires.
“La idea surgió hace muchos años, cuando realicé una gira por San Salvador, San Pedro, Humahuaca y La Quiaca, en Jujuy, y visité, junto con personal del PAMI, el Centro de Jubilados de esta última ciudad. Entonces, me quedaron grabadas imágenes que jamás voy a olvidar: la entrada a un hogar de ancianos, vestidos a la usanza colla, que participaban de las actividades propuestas”, relata el director de Acción Federal, Juan Cruz Guillén, impulsor del programa. El primer encuentro abarcó tres localidades del Chaco –Resistencia, Saénz Peña y Villa Ángela–, de la mano y de la voz de la misionera María Ofelia. La cordobesa Suna Rocha recorrió los caminos tucumanos y cantó en Tafí Viejo, Concepción y San Miguel de Tucumán. La bonaerense Marián Farías Gómez repartió música y coplas por Gualeguaychú, Concepción del Uruguay y Concordia, en Entre Ríos. Y el gran maestro del bombo, el zapateo y las alforjas criollas, Vitillo Ábalos, difundió
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“Este programa encarna el trabajo asociado de diferentes organismos del Estado. Por su alcance nacional, pone en escena el compromiso con los adultos mayores como sujetos de derecho en la agenda pública. Además, los encuentros promueven la revalorización de los centros de jubilados como espacios activos y abiertos a la comunidad, en los que el adulto mayor desarrolla su potencial como productor de valores y transmisor de tradición y cultura”, expresa Gabriela Groba, gerente de Promoción y Desarrollo de la ANSES. “La Argentina de los más grandes trata de dar relevancia al rol de este sector como portadores de saberes y experiencias. Promueve la valorización de sus prácticas, su creatividad y su quehacer comunitario, y genera un intercambio enriquecedor con artistas consagrados en la cultura popular”, concluye el subgerente nacional del PAMI, Franco Carballo.
Cecilia Rossetto, Mavi Díaz, Rita Cortese, Marián Farías Gómez, Suna Rocha, Laura Albarracín, Irupé Tarrago Ros, Nacha Roldán, Adelina Villanueva, Yamila Cafrune, Silvia Iriondo, Nancy Ábalos, Roxana Carabajal, Sandra Santos y la Trova, Dolores Solá, Leandra Valles, Casiana Torres, La Bruja Salguero, Mariana Cayón, Georgina Hassan, Lina Avellaneda, María Ofelia y muchas otras cantoras dejaron su huella en este ciclo. “El Museo Evita, de la Ciudad de Buenos Aires, ha sido el espacio ideal para presentar este homenaje a las artistas argentinas que han vivificado el canto en estos últimos años”, celebró el director nacional de Artes, José Luis Castiñeira de Dios.
SALÓN REGIONAL DE ARTES VISUALES, EN LA RIOJA Abierto a artistas de Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja, el certamen contempla las disciplinas pintura, grabado y fotografía. Las obras ganadoras se exhiben en la Sala de Exposiciones de la Secretaría de Cultura de la Provincia, del 10 de diciembre de 2010 al 11 de febrero de 2011.
PRIMER SALÓN NACIONAL DE PINTURA, EN RÍO NEGRO Reúne 45 obras de artistas plásticos de catorce provincias argentinas, seleccionadas de un total de 300 trabajos. Hasta el 17 de diciembre, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Sánchez, de General Roca.
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BANDA SINFÓNICA DE LA PAMPA
PROGRAMA SOCIAL DE ORQUESTAS INFANTILES Y JUVENILES
DéCIMO CONCIERTO DE GALA. 9 DE DICIEMBRE A LAS 21. TEATRO ESPAñOL. H. LAGOS 44. SANTA ROSA. LA PAMPA.
“MISA CRIOLLA”, DE ARIEL RAMíREZ. CON LA ORQUESTA MUNICIPAL INFANTO-JUVENIL DEL BARRIO INTA DE TRELEw, EL CORO MUNICIPAL DE RAwSON Y OTROS. 12 DE DICIEMBRE. CLUB RACING. TRELEw. CHUBUT.
Cultura en todos lados ACCIONES DE LA SECRETARÍA DE CULTURA DE LA NACIÓN +INFO: www.CULTURA.GOV.AR ARGENTINA DE PUNTA A PUNTA
Fiestas Populares
Música
FIESTA PROVINCIAL DEL CHIVITO, LA DANZA Y LA CANCIÓN, EN NEUQUÉN Tres jornadas para disfrutar de danzas folklóricas, grupos musicales, cantores populares y comidas típicas: empanadas, ñaco, mote solo o con huesillo, chupilca, tortas fritas, quesos y pan casero, además del tradicional “chivito al asador”. Esta fiesta difunde la cultura del norte neuquino, una de las pocas regiones del país donde aún se practica la ganadería trashumante. Del 9 al 12 de diciembre. Chos Malal, Neuquén.
FIESTA NACIONAL DEL BOMBO, EN SANTIAGO DEL ESTERO Participan, entre otros artistas, Abel Pintos, Sergio Galleguillo, Dúo Orellana-Lucca y Carlos Infante. 17 y 18 de diciembre. Frías.
FIESTA DEL GLADIOLO Y LA FLOR, EN CORRIENTES Durante dos días, pueblo, visitantes y turistas comparten el trabajo que realiza todo el año la Comisión de Floricultores. Exposición artesanal y elección de la Reina Provincial del Gladiolo. En el cierre, festival folklórico. Primera semana de diciembre. Municipio de Santa Rosa.
CIUDAD DE NAVIDAD, EN SALTA Concursos de villancicos navideños y pesebre viviente, del que participan 312 jóvenes. Del 25 al 29 de diciembre. Villa Las Rosas.
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Este programa multidisciplinario, que recorre el país, promueve las manifestaciones culturales propias de cada localidad, integrando espectáculos de trascendencia nacional con aquellos de carácter local. De este modo, pone en diálogo la diversidad y genera igualdad de oportunidades en el desarrollo y el acceso a la cultura. Las exposiciones itinerantes “Cien años de humor gráfico argentino”, “200 años de historia argentina” y “Crónica de la nación latinoamericana”, que se exhiben al aire libre, integran el programa, junto con charlas, talleres para grandes y chicos, conciertos y funciones de teatro. Además, “El Laberinto del Bicentenario”, una propuesta multimedia que revisa las principales disputas de nuestra historia, con fotografías, objetos, textos, y dispositivos visuales y sonoros.
The Avengers.
LIBROS Y CASAS II FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ, EN CÓRDOBA Participan diez artistas de Estados Unidos, Francia, Italia, Brasil y Uruguay. El encuentro se orienta a la fusión, que abordan géneros como “música del mundo” (world music), e incluye matices que van desde el folklore hasta el tango, pasando por el candombe y el funk, entre otros estilos. En la apertura, se presenta el cordobés Oscar Feldman, y también participan Fernando Huergo (Boston), Natalio Mangalavite (Roma) y el grupo The Avengers. Del 2 al 8 de diciembre.
Continúan los talleres para mediadores de lectura que, como parte de este programa nacional, se realizan junto con la Fundación Madres de Plaza de Mayo. En los barrios donde se entregaron las bibliotecas gratuitas Libros y Casas, se trabaja con las familias beneficiarias y con los mediadores locales: personas de las áreas de cultura, desarrollo social, vivienda y educación de los gobiernos de cada lugar, voluntarios de asociaciones civiles, docentes, bibliotecarios, responsables de centros comunitarios y vecinos, quienes llevan adelante proyectos, talleres y actividades de lectura. 15 de diciembre. Barrio Castañares. 16 de diciembre. Barrio Los Piletones.
MUESTRA ANUAL “CULTURA 2010”, EN MISIONES
CASA NACIONAL DEL BICENTENARIO
Participan, entre otros artistas y grupos, María Belén Ruppel, Mayra Liz, Moni Encina, Los Bustamantes, Aracelli Bordón, Carmon’t, Nuestro Canto, Ethel Vanesa Avellaneda, Los López, Aldo Salgado, Los Taquilleros del Chamamé, Gómez Ocampo y su conjunto, Escafandra y Osvaldo de la Fuente, Fabián Meza y La Cortada, Fausto Rizzani, Las Voces del Salto, con Tito Salinas, Karoso Zuetta y Nerina Bader, Gastón Nakazato y Ricardo Ramos, y Los Sones. 5 de diciembre, desde las 20, en el teatrillo de la ex estación de trenes de Posadas.
Riobamba 985. Ciudad de Buenos Aires. + info: www.casadelbicentenario.gov.ar CLASES DE TANGO A cargo del grupo Gardenias. Miércoles de diciembre a las 19. CINE: RETROSPECTIVAS DEDICADAS A LA MUJER Miércoles de diciembre a las 19: obras de la directora chilena Verónica Qüense. Domingos de diciembre a las 19: “Fortaleza”, de Israel Adrián Caetano.
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NUESTROS ARTISTAS
Proyecto Terra Un sueño posible
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La naturaleza, como medida de las cosas, es el motor de mis búsquedas poéticas. En las últimas décadas, esta investigación se materializa al interior del mundo simbólico de las culturas llamadas arcaicas o primigenias. La ruptura actual con aquellos sagrados y milenarios saberes, asentados en la naturaleza, ha provocado un distanciamiento con las miradas y sensibilidades urbanizadas. Ante esta fragmentación histórica, se persigue una salida ilusoria por fuera de la naturaleza, planteada por las fuerzas hegemónicas y sus técnicos. A mi entender, el arte tiene posibilidades de generar vías culturales tan vitales como la naturaleza. Reuniendo energías creativas para pensar un espacio social más integrado en sus formas y significados.
lenguajes artísticos utilizados, me han permitido un nivel de exploración con la tierra y sus raíces.
En los últimos quince años, el cuerpo ha sido el soporte principal de mis acciones. En este camino de libertad, la performance o el arte acción, como la instalación y los otros
Daniel Acosta Artista visual. www.acostadaniel.blogspot.com
Concentrado en las grandes urbes, como Buenos Aires, el fuego se esparce sobre un espacio cada vez más contaminado a transitar. La multiplicidad de situaciones contradictorias que se presentan en este medio culturalmente desarticulado recalienta sus ríos y avenidas. Generando quiebres en el medio ambiente y sus habitantes. Involucionando. En este clima, me planteo una poética de resistencia y superación ante los problemas cíclicos del modelo. Reaparecer sembrando acciones en lo cotidiano. Ligado a la tierra. Nosotros. Siendo ella.
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