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SALA DE ESPERA

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LA EMPRESA DEL MES

LA EMPRESA DEL MES

EL DISEÑO DE RETAIL HACIA LA OMNICANALIDAD, EMPATÍA Y GENERACIÓN DE EXPERIENCIAS.

¿Qué viene a tu mente cuando piensas en retail? ¿Realmente estábamos escuchando y entendiendo al consumidor? ¿Cómo harán las tiendas para atraer de nuevo al cliente a sus pisos de venta? Estas fueron algunas de las preguntas que respondió la licenciada en Diseño Interior, con especialidad en Diseño Comercial y Visual Merchandising, Susana Castillo en el webinar proyectado por Expo Mueble Internacional bajo el título “Los retos de las tiendas físicas”.

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En esta charla vía Zoom la experta en diseño comercial indicó que las tiendas, en muchos casos, fueron sorprendidas por la pandemia, pero desde antes los clientes empezaron a dejar de ir a estos espacios, donde únicamente generaban una transacción por un producto que adquirían sin que la tienda resolviera completamente las necesidades del consumidor.

Hoy las tiendas, dijo Susana Castillo, se enfrentan a una nueva realidad: la transformación del retail y su diseño, que las obliga a crear un lugar para que los clientes vivan experiencias, no sólo para generar la acción de comprar; y también las obliga a generar una estrategia en la que el cliente debe ser el protagonista; “debemos estar en diversos canales para comunicarnos con él; esta comunicación debe ser de ida y vuelta entre el consumidor y la marca a través de todos los canales para establecer una presencia omnicanal”.

Destacó que es momento de innovar. Las marcas y sus locales comerciales deben trabajar con un equipo de expertos para desarrollar nuevos espacios comerciales con estrategias de visual merchandising pensadas en el nuevo cliente y con un enfoque on y off line; porque es momento de estar presentes en todos los medios virtuales y físicos que les permitan tener contacto con el cliente.

Escuchar al cliente, entender sus nuevas necesidades, sus preocupaciones y ayudarlos a resolverlas, ese es el reto que lleva a la transformación del retail.

“Debemos generar la necesidad para que el consumidor acuda de nuevo a los centros de consumo a sorprenderse, a convivir e incluso a aprender”, indicó ante una audiencia de casi 200 participante en el webinar. Durante la charla expuso ejemplos gráficos de tiendas que han logrado entender esta necesidad de generar espacios que, a su vez, formen experiencias y empatía con los visitantes, y que van más allá de lugares de exhibición y generación de ventas.

Con este webinar, Expo Mueble Internacional arranca una serie de charlas didácticas previa a su realización, los días 18 al 21 de agosto, en Expo Guadalajara.

LA GLORIFICACIÓN DEL FRACASO

EN LOS NEGOCIOS

“Los negocios tienen una cuota de riesgo y se sabe de entrada que pueden salir mal. Por lo tanto, hay que trabajar duro para no fracasar. Es un gran trago amargo el momento en que un fracaso sucede. Es que los fracasos nos enseñan, pero ¿a qué precio? Hay veces que el precio por pagar es demasiado costoso para justificar un aprendizaje.”

Interesante punto de vista sobre esa actitud en los negocios que casi le da la bienvenida a los fracasos porque se piensa que son aprendizaje. El siguiente artículo publicado en www.degerencia.com/articulo/enlos-negocios-son-bienvenidos-los-fracasos/ trata de desmitificar esa actitud glorificadora del fracaso.

Usted dirá estimado lector.

En los negocios ¿son bienvenidos los fracasos?

Muchas veces se lo justifica como antecedente para un éxito a futuro, pero siempre resultan ser la peor opción.

En el mundo empresarial, es común leer y escuchar cómo se pontifica el fracaso como un paso casi necesario para el éxito futuro de cualquier negocio.

Fracasar se presenta entonces como algo no tan negativo desde el punto de vista del management y de la formación necesaria de un empresario. Se dice que los fracasos enseñan, que los fracasos te hacen crecer, entre otras cualidades. Casi que un éxito se explica en función de los fracasos anteriores. Cuanto más fracasaste antes, mejor.

¿Bienvenidos los fracasos, entonces? ¿Es tan así?

Es necesario, primero, clarificar qué entendemos por fracaso. Porque no todos los fracasos son iguales.

Está el fracaso, llamémoslo, “épico”. El que viene de la mano del empuje, de la búsqueda de oportunidades, del “hacer”. Es el fracaso porque se sale del confort para caminar por senderos menos ciertos. Está también el fracaso por el mero traspié. El de la impericia. El fracaso que viene del descuido, de la no planificación o del error.

Para que suceda un fracaso, pasó algo fuera de nuestro radar, imprevisto, casi un cisne negro que nos hizo fracasar, o le ‘erramos fiero’ en algo. Naturalmente, se tiende a castigar más el fracaso resultante de un error y a tolerar más el que viene de un riesgo real, pero más cuidado y “avisado”. Lo segundo es poner en blanco y negro el hecho de que, si bien ambos fracasos son distintos, en definitiva tienen el mismo destino común: el tangible resultado negativo.

Los fracasos tienen, así, consecuencias. Un negocio que no funciona son capitales que se esfuman, personas que quedan sin trabajo, pagos y obligaciones que no se cumplen y hasta problemas legales (que pueden ser también penales).

Porque, en definitiva, la clave del fracaso no es su mitificación, sino el trabajar para evitarlo. Los negocios tienen una cuota de riesgo y se sabe de entrada que pueden salir mal. Por lo tanto, hay que trabajar duro para no fracasar. Es un gran trago amargo el momento en que un fracaso sucede. Es que los fracasos nos enseñan, pero ¿a qué precio? Hay veces que el precio por pagar es demasiado costoso para justificar un aprendizaje.

En definitiva, el fracaso siempre es la peor opción. Y aun si pasa el fracaso, ojo con idolatrarlo: nada es más dulce y bienvenido que un lindo “no” fracaso. Al fracaso nunca se le da la bienvenida, sólo se lo sufre.

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