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A VECES LA TRAICIÓN ES HERMOSA

por ANTONIA BIANCHI

[Es de noche. Se ve iluminada una pieza en una casa oscura. Sentados en la cama de una habitación pequeña, hay dos jóvenes susurrando entre ellos, semi-desnudos. Alejandro y Magdalena. 19 y 21. Magdalena es mayor. Humo recorre la pieza.]

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JANO: Son mujeres... acorraladas.

MAG: Mujeres apasionadas.

JANO: Mujeres ciegas.

MAG: Mujeres en paz.

JANO:¿En paz? Viviendo una mentira.

MAG: Para ellas es una verdad.

JANO: Y pa’ los fachos es una verdad que los comunistas comen guaguas, no significa que sea cierto.

MAG: [Se ríe] No lo podi comparar. Es distinto.

JANO: Es lo mismo.

MAG: Ya, oh. Cállate, que cagamos si nos escuchan.

JANO: Quiénes– ¿las monjas? Mejor, así te pillan y quedai fuera de esta farsa.

MAG: No digai eso.

[JANO se ríe un poco, incrédulo]

JANO: Es que todavía no te entiendo Magdalena. [irónicamente] ...Santi Magdalena. Magdalena purísima.

Mañana te queri casar con dios pero teni la boca llena de garabatos, un hombre en tu cama, un pucho en la mano y estay susurrando pa que las monjas no te vayan a retar. No entiendo.

MAG: ¿Que buscai entender?

JANO: ¿Que por qué te casai si no estay lista pal matrimonio?

MAG: Mañana no me caso, parto el proceso pa poder convertirme en–

JANO: ¿Pero al final te vay a terminar casando igual o no?

MAG: Sí.

JANO: Entonces hipócrita. Eso es lo que eri. Una hipócrita.

[JANO toma el cigarro y se lo pone en la boca. No la puede seguir mirando.]

MAG: Alejandro.

JANO: Magdalena.

MAG: No te quedi así, po. Dime algo.

JANO: Es que ya te he dicho todo. ¿O te lo repito? [No hay respuesta. Cruel.] Ok, te lo repito. Lo que estay haciendo es una locura– una farsa– no calza contigo. Te estay mintiendo. Podriai venirte conmigo. Te tengo una casa. Te tengo una vida. En cambio escogí ser una mujer acorralada. Una mujer ciega. [pausa] Ah, y hipócrita. Esa es nueva.

[MAG mira a JANO atentamente, asimilando todo lo dicho.]

MAG: Eri muy cruel Jano.

JANO: ¿Cruel? Te ofrezco todo. Literalmente todo.

[MAG Le quita el cigarro de la mano. Inhala.]

JANO: Solo te digo esto porque te quiero. Porque te quiero más que cualquier hombre imaginario con el que te queri casar. Porque no quiero que hagai algo de lo que te podi arrepentir. No quiero dejar de verte. No quiero que pari de ser tu misma.

MAG: Es que ahí está el problema, po. No me vei hace caleta Jano. Es distinto, ahora. Tú y yo tenemos visiones muy distintas de quien soy.

[JANO suspira.]

JANO: Tengo que ir al baño.

[JANO camina sigilosamente al baño por un pasillo. Se echa agua en la cara. Se mira al espejo.]

JANO: Supéralo weon. Supéralo, supéralo, supéralo. Te metiste en esto así que tú mismo te sacai de ahí. [Pausa.]

Quiere ser monja. Pura. Casta. [A si mismo, piensa en voz alta.] Que es esa wea. Quién es la Magda sin su cajetilla en el bolsillo, su risa chueca, sus bailes en las mañanas. [Al espejo.]

No la vay a dejar ir, weon. [Se mira al espejo, se da cuenta de lo ridículo que es todo esto.] Ya cagaste. “No la vay a dejar ir”. Y cómo, imbécil. Ni que fuerai príncipe azul. Ni que ella necesitara uno.

[JANO termina de lavarse la cara y camina de vuelta a la pieza, cuando se encuentra con una monja en el pasillo. Ella no lo ve. Le está dando la espalda, caminando hacia la pieza de MAG, mirando a través de las ventanas. Mientras JANO la observa, se pregunta: ¿Está realmente acorralada? ¿Es apasionada, es ciega? ¿Estará en paz?

Todavía tiene la posibilidad de escaparse. Comienza a dar la vuelta, pero se detiene.]

JANO: [Susurra] Si te pilla, la pillan. Fin a Magdalena la Monja. [Da media vuelta y camina hacia la pieza de MAG, esperando hacerse notar.]

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