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LUZ por ROBERTO GONZÁLEZ

• ¿Te gustó tu cajita, Rulo? La otra te quedó chica ya. Dejémosle esa a la Trufa.

• ¡Aló!

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• (se queda quieta repentinamente) ¿Quién será? Que no sea el arrendatario, por fa’.

• ¡Aló! (golpea con una moneda la reja) ¡La luz!

• ¡Ay no! Lo que faltaba… ya, pero por lo menos no es el dueño (sale a atenderlo). ¿Sí? Buenos días. ¿A quién busca?

• Buenas tardes, dama. Este es el domicilio de don Claudio Contreras ¿cierto? Debemos informarle que cortaremos la luz.

• No, no. Él no vive aquí. Aquí vivo yo con mis plantas y mis perritos no más. Podría ubicarlo a él y cortarle la luz a su casa ¿no?

• Lo siento, señorita. El informe señala que el domicilio Las torres #429 posee 2 meses impagos, por lo que se nos envía a cortar el servicio.

• Disculpe, caballero. ¿No puede ser que me dé una semana más? Sabe que estoy esperando una platita que me deben. ¿Usted es casado o divorciado? Yo me separé hace poquito de mi pareja, de quien era mi pareja digo. Con él rescatamos al Rulo, la Trufa y el Meón, pero no ha pagado la pensión desde que se fue. ¿Usted sabe a cuánto están los sacos de comida para perros? Los tuve que cargar yo solita mientras me jalaban estos tres. Aparte que a la Trufa le dio diabete y tengo que darle del primium pa’ que no le suba el azúcar… hay hombres bien antipáticos ¿no cree? por ANTONIA

• Lo lamento, dama. No es de mi gusto hacer esto, pero es mi trabajo y si no lo hago, el reto me llega a mí. La única solución que le puedo dar es que ahora puede realizar su pago en la aplicación para celular y apenas esté lista, podemos venir a devolverle el servicio. Debo seguir trabajando. Que tenga buena tarde.

• Es que la cuenta del celu… buenas tardes, señor… Se hizo retarde Meoncito. Creo que no vamos a alcanzar a quitarte las pulguitas. Aparte que se nos acabó el limón. ‘Tay muy dilce po’, Trufa. Por eso te saltan a cada rato. No, es culpa del Meón. Con lo hediondo que es, tienen que estar bien hambriaos estos bichos pa’ que le piquen igual. Como una misma no más ¿o no? (A sí misma) Ya, cortémo’la un rato ya. Ya fue ir temprano a la feria y aprovechar de pasear las crías. Que al salir botar la basura. En el camino buscar arriendo pa’ fin de mes y mirar el piso por si pillo unas chauchas que no vienen mal. Para hoy no vamo’ a hacer nada. Vamos a mirar las olas que rompen con las rocas. El caos de la licencia que me tomé… Se va a ver bonita la noche hoy, Rulo.

Me niego a casarme con la vejez. Me niego a prestarle mi mejilla para un beso. Me niego a ceder a su peso. Me niego a darle si quiera un abrazo, una sacudida de mano. No le quiero mirar a la cara, me dan miedo sus blancas pinceladas, las arrugas que recorren sus piernas; arrugas que envuelven y se esparcen como la peste, cuando me toque y me diga que me quiere suya para siempre. Me niego a maquillarme para el día del matrimonio, pintarme el hocico de rojo, de que sirve si una vez que esté amarrada ni la pintura más opaca podrá esconder el cansancio de mi cara. No pedí este compromiso. Este contrato. Rapto. Pacto. Asalto. Vivir en su casa de ventanas negras, perder la memoria al prepararle la cena, que la familia te desconozca porque no les gusta tu señora. A mí tampoco me gusta, por si acaso, pa’ que sepan, no se vayan, si yo no estoy vieja, no me dejen casarme con la vieja. No me dejen convertirme en ella.

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