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Lesiones y traumatismos relacionados con el cambio climático

CAÍDAS ACCIDENTALES LESIONES POR FUEGO, CALOR Y SUSTANCIAS CALIENTES AHOGAMIENTOS

Las caídas accidentales son a nivel mundial la segunda causa de muerte por lesiones no intencionales con 690.000 muertes en 2012 y 37 millones de caídas que requirieron atención sanitaria, afectando sobre todo a las personas mayores y en relación con un conjunto muy amplio de factores como el deterioro físico, motor, sensorial y cognitivo, el abuso de sustancias como el alcohol, los efectos indeseados de algunos tratamientos médicos, y las condiciones ambientales de inseguridad laboral y en el hogar incluida mala iluminación, suelos resbaladizos, alfombras sueltas u otros objetos, etc. Algunos fenómenos meteorológicos extremos, como las tormentas de viento, pueden aumentar el riesgo de caídas accidentales en el exterior. En algunas regiones esos fenómenos pueden incrementar su frecuencia e intensidad por el cambio climático, de manera que pueden ser una causa menor, aunque añadida, de fuente de caídas para las poblaciones más vulnerables. Se espera que el cambio climático, con el aumento de las temperaturas medias, la mayor incidencia de olas de calor y las sequías aumente la vulnerabilidad a los incendios forestales. Aunque la mayoría están provocados por el ser humano, las condiciones del cambio climático en muchas zonas, por ejemplo la mediterránea, pueden favorecerlos. Esto puede enfrentar con más frecuencia al fuego tanto a los profesionales de la prevención y extinción de incendios como a los habitantes de las zonas castigadas por los mismos, incrementando las lesiones por fuego y calor y las víctimas mortales, además de los daños materiales y la contaminación atmosférica, sobre todo por partículas, que causa enfermedades y muertes prematuras. Utensilios y aparatos de iluminación (velas, lámparas de queroseno) o de calefacción (fuegos, fogones, chimeneas y estufas inseguras), así como electrodomésticos o cableados defectuosos (relacionado con algunos casos de pobreza energética), junto con factores socioeconómicos como el hacinamiento y la pobreza, presentan alto riesgo de provocar incendios y exponer a las personas, fundamentalmente mujeres y niños, a sufrir quemaduras. Además de las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer por la elevada contaminación del aire interior que provocan. Una parte de los ahogamientos ocurren debido a fenómenos naturales, como lluvias torrenciales, tormentas y ciclones, inundaciones y tsunamis. Salvo en estos últimos, (un fenómeno geológico que no tiene que ver con el cambio climático), el calentamiento global puede incrementar la frecuencia o intensidad del resto de fenómenos. Como siempre, hay poblaciones más vulnerables, como las ubicadas en zonas costeras, en zonas de inundación o cauces de cursos de agua. También influye el género. Por ejemplo en algunas comunidades el número de mujeres que saben nadar es menor que el de hombres, al haberles resultado socialmente más difícil aprender. Las personas mayores o con alguna discapacidad también pueden ser más vulnerables a esos fenómenos.

TRAUMATISMOS Y LESIONES NO INTENCIONALES

Sabemos ya que es muy probable que el cambio climático aumente la frecuencia y la severidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como las tormentas y ciclones tropicales, subidas del nivel del mar e inundaciones costeras e interiores asociadas a todos ellos (por ejemplo con golpes de mar, crecidas y riadas). Esto puede aumentar, de forma directa, la exposición de las personas a distintas lesiones y traumatismos: cortes, golpes, fracturas… que pueden producirse asociadas a esos episodios.

TRAUMATISMOS Y LESIONES INTENCIONALES

Por otra parte, parece ser que la exposición a situaciones vitales tan estresantes como las que se experimentan en los desastres naturales, con pérdidas de vidas de personas y bienes, sumado a los traumatismos, son un factor de riesgo de depresión y suicidio (ver página opuesta). Algunos estudios apuntan también un aumento de la tasa de suicidios durante episodios de temperaturas extremas y sequía.

VIOLENCIA Y CONFLICTO

No hay pruebas definitivas de que el cambio climático aumente el riesgo de violencia en conflictos civiles o guerras entre estados, pero sí motivos de preocupación. Un estudio de 2013 que analizó 60 estudios al respecto encontró que el cambio climático podría empeorar los conflictos sociales entre grupos y la violencia interpersonal frente a un futuro sin cambio climático. Así, cada incremento de una desviación estándar hacia temperaturas más cálidas o lluvias más extremas elevaba la frecuencia de la violencia interpersonal en un 4% y la frecuencia de conflictos entre grupos en un 14%. Es difícil sacar conclusiones de un fenómeno tan complejo, pero es cierto que las tensiones que supone el cambio climático pueden influir y amplificar conflictos ya existentes o generar otros nuevos.

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