6 minute read

El papel de SIGRE en la lucha contra la resistencia a los antibióticos

La resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y si no se toman medidas, “para 2050 las enfermedades resistentes a los antibióticos podrían causar 10 millones de muertes cada año y dañar la economía hasta un nivel catastrófico como la crisis del 2008. Además, la resistencia antimicrobiana también podría empujar a unos 24 millones de ciudadanos a la pobreza extrema”.

El medio ambiente es la fuente natural de gran cantidad de genes de resistencia a antibióticos ya que hay microorganismos (bacterias y hongos principalmente) que los producen como estrategia para eliminar a los competidores, bien causándoles la muerte o bien inhibiendo su crecimiento. Como respuesta defensiva ante estas acciones, se presenta el desarrollo de mecanismos de resistencias.

Este fenómeno natural se está acelerando de forma exponencial de tal forma que, si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales.

Efectivamente, en la actualidad nos encontramos al borde de una crisis global porque los antibióticos están dejando de ser efectivos, poniendo así en riesgo una gran parte del desarrollo alcanzado por la medicina moderna.

Por esta razón, es vital adoptar medidas en todos los niveles de la sociedad para reducir el impacto de este fenómeno y limitar su propagación. Dentro de este ámbito, el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) ha puesto de manifiesto la clara evidencia de que la liberación al medio ambiente de compuestos antimicrobianos está impulsando la evolución de las bacterias y el surgimiento de cepas más resistentes. Como consecuencia, cada vez son más frecuentes las infecciones por bacterias resistentes a antibióticos o peor, por bacterias multirresistentes (bacterias patógenas que han adquirido varios genes de resistencia).

En la actualidad, todas las estrategias frente a las resistencias bacterianas se articulan bajo el enfoque One Health (Una Salud), ya que la salud humana, animal y medioambiental son elementos interconectados.

Prueba de lo anterior es el impulso a este enfoque contemplado en el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente del Gobierno de España o el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos 2019-2021, coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, y que incluye por vez primera acciones para ampliar el conocimiento del papel del medioambiente en la producción y transferencia de resistencias.

Una de las principales vías de contaminación de aguas y suelos está relacionada con el consumo y posterior excreción de fármacos y metabolitos en orina y heces. Es necesario señalar que, cuando se suministra un antibiótico para uso médico, este solo se metaboliza parcialmente y, en consecuencia, una parte del antibiótico administrado es finalmente excretado.

Otra vía es la eliminación inadecuada de los antibióticos sobrantes. Por este motivo, tanto las instituciones sanitarias como medioambientales vienen recomendando

y promoviendo desde hace años que los medicamentos no utilizados o caducados no se guarden en los hogares para evitar la automedicación incontrolada y que se lleven a las farmacias para su correcta eliminación, haciendo especial énfasis en el caso de los restos de antibióticos sobrantes de tratamientos.

España fue uno de los países pioneros en la Unión Europea, y a nivel mundial, en poner en marcha hace 21 años un sistema para la recogida y tratamiento ambiental de los medicamentos sobrantes o caducados (incluidos antibióticos) a través de los Puntos SIGRE existentes en las farmacias de toda la geografía española.

SIGRE trabaja en este ámbito también desde una triple vertiente: medio ambiente, salud y sensibilización. Por un lado, asegura la correcta gestión medioambiental de los residuos de antibióticos procedentes de los hogares, frente a los problemas que conllevaría su incorrecta eliminación a través de la basura o el desagüe. El sistema cerrado de logística inversa implantado por SIGRE permite mantener estos residuos dentro del control del canal farmacéutico, hasta su entrega a los correspondientes gestores de residuos autorizados. Esto conlleva una serie de ventajas socio-sanitarias (evita accidentes, sustracciones, tráfico ilícito y falsificaciones) y medioambientales (menor impacto ambiental asociado al transporte de los residuos).

Desde el punto de vista sanitario, una vez finalizado el tratamiento es muy importante que los restos del medicamento se lleven a la farmacia y se depositen en el Punto SIGRE, evitándose así la tentación de una automedicación incontrolada.

Por último, un tercer factor clave de la contribución de SIGRE a paliar este fenómeno, es la sensibilización social para transmitir al ciudadano y a los profesionales sanitarios que este fenómeno es uno de los principales riesgos al que nos enfrentamos como sociedad.

De esta forma, SIGRE apela a la colaboración necesaria de la sociedad para que preste una especial atención al correcto uso de los antibióticos y al reciclado de sus residuos en dos ámbitos diferenciados:

1. Coadyuvar a un uso cada vez más responsable de los antibióticos: usándolos siempre bajo prescripción facultativa y no acumulando los antibióticos sobrantes en el botiquín doméstico. 2. Promover su gestión medioambiental a través del Punto

SIGRE.

La implicación de todos es fundamental y por ello SIGRE se suma además a las iniciativas globales de concienciación social que lideran la OMS o la Unión Europea, como la Semana Mundial de concienciación sobre el uso de los antimicrobianos o el Día Europeo del Uso Prudente de los Antibióticos, apoyando la divulgación de los contenidos e informando a la población a través de sus canales de comunicación.

Para reforzar estos mensajes, todos los medicamentos de uso humano que se consumen en los hogares, incluidos los antibióticos, incluyen en su prospecto una leyenda para promover entre los ciudadanos la adecuada eliminación de sus residuos, tanto producto como envase, a través del Punto SIGRE de las farmacias.

También el mencionado PRAN incluye un llamamiento a los pacientes y cuidadores para que lleven los antibióticos sobrantes al Punto SIGRE de las farmacias, para evitar que lleguen al medio ambiente.

De acuerdo al último sondeo de opinión a ciudadanos elaborado para SIGRE a principios del año 2022 estos mensajes ya están calando en la sociedad, como lo demuestra el hecho de que 91 % de los encuestados considera que tirar los restos de medicamentos a la basura o por el desagüe es perjudicial para el medio ambiente y que el 86 % de los hogares españoles deposita medicamentos caducados o que ya no necesita en el Punto SIGRE de la farmacia.

Al ser este un problema global, es relevante destacar el apoyo recibido por parte de la Red de Autoridades en Medicamentos de Iberoamérica (Red EAMI) a la creación de la Plataforma Posconsumo de Medicamentos (PPM). Se trata de un foro creado en 2019 por la Red Iberoamericana de Programas de Posconsumo –de la que SIGRE ostenta su Presidencia- para promover la creación de este tipo de programas, que permiten, entre otros objetivos, evitar la aparición de las resistencias antimicrobianas por la presencia de antibióticos en el medio ambiente.

Ahora más que nunca debemos abordar los desafíos y soluciones en el ámbito ambiental, ya que el contexto de la pandemia de COVID-19 podría facilitar el desarrollo de bacterias resistentes y reducir la eficacia de futuros tratamientos.

BLOQUE VI

CIENCIA CIUDADANA: PROMOVIENDO EL CONOCIMIENTO Y LA PARTICIPACIÓN EN LA ACCIÓN ANTE LA RESISTENCIA A LOS ANTIMICROBIANOS

This article is from: