EL CUADERNO DEL BOSQUE (Selva Dipasquale)

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El cuaderno del bosque Selva Dipasquale


foto: Mercedes Perez Bergliaffa


1 Además, para que la voz se deje oír y grite en tu corazón, construye en tu corazón el desierto donde grita. Conviértete en desierto. Escucha el desierto del sonido. Eckhart Meister.


2 Dulce de arce. El bosque da vueltas a mĂ­ alrededor. El alma es amarilla y sube, sube. Los animales agazapados, rodando van a venir como cuando la miel rebasa del vaso.


3 Canadian flag. Desde esa hoja rojo profundo modernos abejorros (acuosos y plateados) emergen dando vueltas sobre sĂ­.


4 Alaska. Sus cabezas buenas cantando. Verdes, marrones, azules: vi una historia de hielo en sus ojos. Espejos invertidos. Despacio, un montĂłn de canadienses caminando hacia mĂ­.


5 Silencio. Sobre el pelo aplastado de las madres corren niĂąos en miniatura. Alguien quiere adormecer mi voz animal.


6 Dedos. El rastro de unas manos pegajosas se disuelve en el pasto. UĂąas de nieve ÂżEs el bosque o mi cuerpo el que despide un fermento gris?


7 Las piñas llevan dentro de sí una señal. Ríen. Las moscas cuando mueren son más suaves. Ahora están alrededor de los tomates pelados por la abuela. En su cara veo manchas azules y a ella toda como una mancha negra.


8 El mundo me hace cosquillas. Soy: una ardilla.


9 Como rocío de hierba temprana se levanta lo nuestro de nosotros, como el calor de un plato caliente. Oh, sonrisa, ¿adónde? Oh mirada hacia arriba: nueva, cálida, huidiza ola del corazón; ay de mí: somos esto, sin embargo. ¿Sabe a nosotros el espacio del mundo en el que nos disolvemos? Rainer María Rilke


10 Cordón vegetal. Mutina nació hace dos días. Nadie la puede tocar hasta mañana. La madre me pide que la lleve a mi casa. Tiro del cordón umbilical, es un pasto muy largo. Encastrada en una tela la bebé se acerca lentamente. Nos sentamos en círculo. La madre se va. ¿Y si llora? y ¿si algún insecto...? y ¿si se cayera? La casa no está preparada para bebés. Distintas voces opinaron sobre el nombre de Mutina.


11 Pequeña mujer. Florencia sale de su cabaña y se encuentra con un oso. Hace lo que le dijeron que no tiene que hacer: corre. El oso la agarra con los dientes de un brazo. Se divierte. Salta. Florencia se relaja. Él se sacude y ella queda durita. ¡Esto es una danza! Veo una pincelada azul que flota en agua dorada.


12 El bosque es la pasiĂłn... y el jardĂ­n el amor. Diana Bellessi.


13 Estirada hacia atrĂĄs observo los pinos al revĂŠs y pienso que cada uno es una capilla. Voy a salir de mi casa para hablar con ellos. Ahora mismo. Voy.


14 Capilla del mar oscuro. Tres pinos juntos. Arriba se confunde el ramaje: Entrá, tocá una rama con la mano izquierda. Apretá fuerte y mirá para arriba. Te duele. Cuando empezás a ver borroso empieza nuestra oración. Salí. Volvé a entrar. Quebrá un pedacito de savia. Olé. Hacé una marca en el tronco del medio. Tocá la tierra y escuchá. Protección para los hombres que se trasforman en arañas cuando salen del mar. Lentamente. Protección para las arañas gigantes que no van a volver. Apretá de nuevo. Siempre con la mano izquierda. Te duele. Podés salir. Si te das vuelta y mirás de lejos nos vas a ver cubiertos de arañas negras, muertas de risa, balanceándose.


15 Capilla de las almas. Cuatro pinos en círculo. Voy al centro. Cuatro almas sobrevuelan la cúpula. Nubes: No mirés. Miro y me mareo. Un pino está seco. Parece una vena. Paso la mano por un tronco viejo. Intento de nuevo mirar hacia arriba. Las venas se entrecruzan: Pensá en las nubes pero no mirés. Hay pequeños brotes suspendidos como campanitas. Las ardillas chillan. Estos pinos son cuatro amigos que a la noche bailan y cambian de lugar: Con una rama seca golpeá otras ramas. ¿A quién llamamos? Hojas amarillas, corteza, ramitas, caen. Me voy. No quedáte. Vuelvo. Tocáme. De lejos me mira un tronco dinosáurico. Nubes en la cúpula. Llueven bolitas azules. Chau. Me quedaría para que me crezcan raíces. Vuela una ardilla. Grita y me voy.


16 Capilla de los insectos durmientes. Me acuesto debajo de unas ramas que rozan el pasto. Esta es la capilla para dormir donde los insectos sueĂąan amontonados, a punto de morir. Me da sueĂąo. Veo llorar a una mujer rubia. Me mira un ojo azul protoplĂĄsmatico. Algo me protege. Es de noche y la capilla se encapsula. Viajamos a la luna.


17 Capilla para creer en el ciclo del amor. Un pino muerto de amor abraza a otro pino. Ramas secas y bocas abiertas en los troncos. Brotes de pinitos alrededor del muerto y una alfombra verde para entrar. Esta capilla parece abandonada. El vivo y el muerto se besan en la cĂşpula. LĂĄgrimas azules.


18 El pianista toca y toca Chopin con su cabeza de Bombita de Luz. Una paleta. La deja caer para atrás, cada cinco segundos, boqueante, trasparente y dorada. De su cuerpo le crece algo como ramas. Me abraza. Salta del banquito y cae sobre cada tecla. ¡Oh! Si su cabeza de lamparita se rompiera... Mucho polvo. ¡Sería feliz!


19 Soy el bosque (el oso que parpadea).


20 La ardilla (obviamente corre) parece aire. Una dulce y delicada ola.


21 Estructura. Las hojas amarillas no dejan de caer. Manos en un cubo transparente. Me crecen ramas, continúan mis huesos. Dentro del cubo caen más y más hojas amarillas por entre las manos que flotan y tienen algo como un imán. Se rechazan. Hasta que el cubo queda repleto de manos enterradas.


22 Hoy, las hojas amarillas, estรกn muertas.


23 Transparente. Brujas que caen de los pinos azules son livianas. Se adhieren al bosque. El pasto se retira como el mar.


24 Abecedario. Escribo mientras el bosque.


25 La noche harรก brotar un corazรณn y el corazรณn un tallito. Paul Celan


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