PIEDRAS
Ph: Paula Scopessi
(Buenos Aires, Argentina)
SOBRE LA BIBLIOTECA VIRTUAL La presente obra no posee fines de lucro y es fruto de uno de los tantos trabajos colectivos que se llevaron a cabo en el marco de la Biblioteca Virtual, un grupo creado en la red social Facebook durante el Aislamiento Social Obligatorio que propició la pandemia del COVID-19. Dicho espacio, originado en Argentina, logró atraer a miles de personas interesadas por la Literatura en cuestión de días, entre ellas, escritores, poetas y literatos de prestigio nacional. Así fue que, de alguna manera, muchos pudimos encontrarnos pese a la estricta cuarentena impuesta por el gobierno y “La Biblioteca” obtuvo tanta repercusión que los principales medios masivos de comunicación de dicho país, no tardaron en tomar nota de lo que allí estaba sucediendo. Algo prácticamente inédito para un grupo literario en la mencionada red social.
Palabra tallada en una piedra, ¿es palabra?
Marcelo Turdo
(Buenos Aires, Argentina)
PIEDRAS La presente antología fue realizada en algunas noches de insomnio durante el mes de mayo de 2020 por Paula Scopessi, Daniela Pacillio, Selva Dipasquale, Marcelo Leites, Aníbal Rodolico, Aldo Luis Novelli, Pablo Caramelo, Graciana Miller, José Humberto Alvarez, María Noel Balla. Cocó Galli, María Luciana Rezzonico, Rafael Gabino Britez, Alicia A. Albanesi, Edith Galarza, Marcelo Turdo, Anna Fioravanti, Fredy Rolando Ruilova Lituma, Aníbal Costilla, Rita Kratsman, Alfredo Marón, Victoria Palacios, Susana Itatí Guilio, Roxana Páez, integrantes de la Biblioteca Virtual, a través de una experiencia en la que cada participante aportó poemas y dibujos o fotos sobre PIEDRAS de su autoría. Algunos textos son inéditos, incluso fueron escritos a raíz de esta convocatoria. El criterio fue nombrar a cada autor por su nombre y apellido, y ciudad y país de residencia con la intención de que los textos, aunque estuviesen previamente publicados, tuviesen otra resonancia en este pedregal.
Piedra negra sobre una piedra blanca Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París -y no me corrotal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
César Vallejo
Rocas ¿Hay, más remoto que el tiempo, algo parecido a una piedra sobre la que el agua describe su erosión? La Roca se ha quedado muda. Ha callado su célebre Coro que fortalecía la voluntad. Las piedras de este lugar son promontorios negros y las fracturas sucesivas las han vuelto débiles, caben en el hueco de la mano. No hay chicos moviendo sus cuerpos sobre las piedras imitando la ondulación del agua. La playa está desierta. Sólo queda una roca y un pescador sentado mirando el límite del agua más allá del hilo de su caña, casi una isla en el medio del río. Marcelo Leites (Entre Ríos, Argentina)
el arca (del nuevo milenio) estoy escribiendo en medio de la tempestad. te hablo a vos hermano a vos amigo lector borracho perdido o loco de atar quiero decirte las palabras necesarias solo esas palabras las que se gastaron con el viento del desierto las que hacen nacer flores entre las rocas las palabras lluvia que horadan la piedra. oh! rocas rocas en mi cabeza rocas en tu cabeza tiempo atrapado fuera del tiempo rocas que hay que demoler a mazazos de voluntad cada día cada minuto empedrado cada instante en que caen en tu alma antes que se colme antes que se vuelva roca ella también. estoy escribiendo en medio de la tempestad. pasa un tren con gente feliz chicos riendo jugando en el centro de la inocencia y una mujer oscura de rostro pálido que solo piensa en una cosa a ella no le importa el tren ni el paisaje veloz ni la alegría del mundo ella sólo piensa en suicidarse suicidarse suicidarse suicidarse… estoy escribiendo en medio de la tempestad. te hablo a vos desgraciado habitante de la ciudad a vos mujer pálida
soy el hombre que te habla el poeta el desgraciado que se cree poeta y te habla al oído mujer te cuenta historias falsas como la gran historia te cuenta cuentos de esperanza y te mira a los ojos como nadie te ha mirado nunca/ a vos mujer para que no te mates sólo por esta vez no te mates! esperá hasta el próximo puente tengo la mejor historia la que jamás te contaron la historia más fabulosa la más mentirosa de todas para que no te mates no te mates mujer! esperá al próximo puente… estoy escribiendo en medio de la tempestad. el mundo se inclina hacia la nada el eje terrestre tiene una inclinación de 23º y sigue acostándose los polos se derriten los árboles ya no mueren de pie el aire se vuelve cada vez más denso/ preparate para el próximo 'the world jump day' no logramos corregirlo antes necesitamos ser más muchos más para salvar el planeta para salvar la humanidad para salvar un solo hombre y una sola mujer necesitamos la fuerza de toda la humanidad como proponía el cholo vallejo todos implorando: „no te mueras hombre no te suicides mujer‟/ todos saltando juntos todos gritando desaforados por la vida
todos orando al dios sol y a la diosa luna. todos en medio de la tempestad. Aldo Luis Novelli (NeuquĂŠn, Argentina)
invierno atenuada ruina: algunas abstracciones empujadas por los años han llegado a sentarse en nuestras sillas incómodas recuentan ahora las piedras blancas y las negras como hacían los tracios remiten la suma restante al momento en que despiertes y desayunes mientras detalles del sueño que tuve o tuviste aparecen y se deforman hasta coincidir con la realidad que soñamos ella y él sentados en silencio comenzaban a pensar históricamente decía Godard y ese ejercicio implícito esperaba al término de los regateos cotidianos (las piedras blancas y negras) dejaban de culparse porque las caricias no remediaban del todo la ignorancia o la expulsión que nos trae hasta acá: salían con otros a las calles a las plazas abrazados iban al cine regresaban sonrientes y agotados de igual modo ella y él dejaban de exigirse esa sorda disciplina retórica e impaciente de ver en el otro el remedio o el veneno (las piedras blancas negras) un rey griego vaciado de emociones soltó la carga de sus culpas vaciado también de sus ojos para que el inocente ir y venir disolviera quejas y acumulaciones el hijo de dios elevó en cambio su mirada doliente y mientras lo laceraban preguntó si era justa la cantidad de monedas pagadas por su mero cuerpo lleno aún de metonimias el asunto es cómo gastar lo que se es ella y él desayunan en sillas incómodas
fuera de la historia o los hechizos desayunan y estiran la suma restante despacito queme el sol las horas Pablo Caramelo (Buenos Aires, Argentina)
Nubes de piedra! Las flores del manzano se han cerrado. Graciana Miller (RĂo Negro, Argentina)
Obra visual: José Humberto Álvarez (Río Negro, Argentina)
Roca del camino… Roca que esconde un secreto, Que el polvo ha convertido En susurro del viento aguerrido. Roca que despista al tiempo Y abriga el camino Del migrante caminante Como arma del milenio Donde todo pasaba desapercibido Silencio que la roca habla Y nos cuenta su recorrido Por el continente ancho y El fuego dormido Que quizás despierte Cuando no haya más camino. María Noel Balla (Entre Ríos, Argentina)
Ph: AnĂbal Rodolico
(Buenos Aires, Argentina)
QUIEN LO HUBIERA DICHO Nunca quien no pudo decirlo De esos quienes ya quedaban pocos O eran siempre los mismos Los que diciendo chocaban con la piedra ¿Qué hacía ahí esa piedra? ¿Qué hacían ellos en su camino? Dónde decían y que decían Los que nunca pudieron decirlo Los que estaban lejos de la piedra Porque de pronto... Apareció una piedra ¿Y qué hacía ahí la piedra? ¿O qué hacía ahí quien lo dijo? Cocó Galli (Buenos Aires, Argentina)
POR MÁS QUE SE UBIQUE UNA PIEDRA PEQUEÑA Y NEGRA... Por más que se ubique una piedra pequeña y negra en el centro de la reverberación circular nos despedimos en la turbulencia -sin memoriaarrasadora de nuestra raíz oscura que ahora navega hacia una oscuridad mayor. La textura del oleaje hace nacer una mujer con brazos de hojas puntiagudas y cabeza de luna nueva. La textura de la luz de la luna nueva hace nacer un oleaje. Selva Dipasquale (Buenos Aires, Argentina)
Ph: AnĂbal Rodolico
(Buenos Aires, Argentina)
Quién esté libre… de necedad, que tire la primera piedra. Yo, aquí la aguardo. Amén. María Luciana Rezzonico (Buenos Aires, Argentina)
36, deseamos, luego existimos Las piedras del camino son esfinges, nos preguntan: ¿qué vientos seguirán para alcanzar la estación cálida? are you looking to Lucy in the sky with diamonds? La lluvia se demoró en los riscos, anduvimos bajo un sol impiadoso buscando el néctar sagrado ayahuasca, jugo de peyote, pisco, agua dorada saliva desde tu lengua al centro de mi cuerpo para que el deseo estalle. Rafael Gabino Britez (Buenos Aires, Argentina)
Piedras cautivas El río siempre en movimiento Camina, corre, anda nada nos dice, nunca cuenta lo que sabe, lo que ve. Por eso no muere nunca. Todo lo guarda en el fondo y los convierte en piedritas redondas las tiene allí, no dice nada. Las piedritas, van creciendo con el tiempo son piedrotas crecen más y más y se van al cerro Después son cerros. Lo mejor es guardar lo que se VE. No contarlo. Alicia A. Albanesi (Buenos Aires, Argentina)
flor, piedra y fruta gotea la mujer flor su preciosa piedra secreta enciende es fruta partida dentro y fuera misterio. Edith Galarza (NeuquĂŠn, Argentina)
Ph: Paula Scopessi
(Buenos Aires, Argentina)
Desde el túnel… de una roca volcánica Recuerdo un pasado fantástico/ de una Atlántida desaparecida/ habitada por gigantes levemente humanes. Susana Itatí Guilio (Santa Cruz, Argentina)
cuando… la levedad del ser se vuelve insoportable qué ganas de tocar alguna piedra de percibir su corazón secreto y oír desde adentro su latido Anna Fioravanti (Buenos Aires, Argentina)
Contorno de piedra La piedra se hilvana en el tiempo y en el aire mineral que arde en la lenta provocación del sol piedra de fosforescencia de la pared que se levanta en la casa de estaciones purpuras e ingrávidas. En tu peregrinaje llegas a ser flor sepulcral escondida en la madriguera sin redención. Piedra que evocas la luz y te erizas en la fidelidad de tu soledad piedra estatua de mariposas a las miradas densas que codician tu brillo. Piedra llorada en la sombra del árbol de hojas muertas. Mañana soñando polvo. Fredy Rolando Ruilova Lituma (Azogues. Ecuador)
Podríamos ser… inocentes de nuestro propio lenguaje, Pero eso sería un acto de maldad, de injusto sacrificio. Podría ser, también, la piedra en la que asentar la cabeza, cerrar los ojos, dejar que el filo descienda y nos cauterice la realidad, nos desnude, y, ciegos de pesadillas, no podamos reconocer nuestros despojos. Aníbal Costilla (Santiago del Estero, Argentina)
Ph: Anna Fioravanti
(Buenos Aires, Argentina)
¿fue en la Toscana vespertina… donde se perdieron los acentos de color que sellaron un pacto con la oscuridad? piedra sobre piedra y las cosas como eran antes de que alguien oprimiera con su dedo tus vasos sanguíneos quién sabe si quedó todavía un lugar para los faunos con siestas durante qué brisa verde y ni siquiera llegaste a escribir lo que querías ya no sobre un papiro de hierba acuática o sobre una pared street-art latino para mostrar tu desconcierto es que todo lo supiste por los caminos pedregosos y por los árboles echando humo a cielo abierto mucho antes decíamos y decimos la piedra está viva en la mano sin una belleza herida durante el frío acerado de agosto Rita Kratsman (Buenos Aires, Argentina)
En el BORDE DE LOS ESCOMBROS… tirados en el suelo se ve la infinita existencia Se ven los tonos de las sombras claras grises y oscuras En la irregularidad de los bordes de los escombros parece que todo termina que todo acaba Bordes abruptos sin filo planos al fin Bordes suaves delicados tibios y curvos Bordes en diagonal como rampas en caída Bordes apenas visibles Y según la forma en que se partió será la sombra cuando la luz pegue Porque la transformación es su destino y la forma del corte el lado que se esparce Y donde alguna vez hubo escombros ahora hay formas de sombras Sombras con ritmo propio que fluyen con el sol del tiempo Sombras ávidas de un mundo nuevo Sombras melancólicas que arrastran en lo profundo los dejos de su pasado los restos rotos del borde de los escombros Alfredo Marón (Mendoza, Argentina)
Lapislázuli Una vez escribí la curva incandescente de los médanos, quién puede excluir la herida que enceguece la distancia, aquella que la sustrae como el pez o el crustáceo flotando en la superficie que los arroja, olvidamos la erosión entre las piedras que originan los musgos, con la misma potencia con la que refulge el dolor. Victoria Palacios (Buenos Aires, Argentina)
La colección de piedras de Roger Caillois en la Bienal de Venecia Junto con ellas, el cuento que él se contaba, de una escritura inscrita en ellas, una sintaxis misteriosa. Ellos estaban celosos de la mía, un pedacito de tiza dentro de una caja de fósforos, como Caillois, del secreto de la semilla saltarina. Qué importa lo que tuviera dentro. Su movimiento mágico conducía al ensueño -decía Breton. Pero Caillois quería cortarla como un chico para descubrir el misterio de su inquietud. Y tenía razón, dentro vivía una larva que la sacudía cuando sentía calor. Con paciencia, se puede llegar a ver el gusano que abandona su primera casa. El punch maravilloso de Breton no existía. Pero sí las investigaciones poéticas de Caillois-Caillou. El conocimiento no es una redada a la imaginación. La expande. –Así que te digo Adiós! Y es mentira que todo en la naturaleza sea razón y necesidad. Abundancia, juego, derroche y ebriedad y hasta deseo puro de gustar y decorar como dice en La escritura de las piedras, de su sintaxis críptica que completan los poetas. Piedras que reflejan la importancia del cielo o guardan agua como el ágata que Caillois quiso abrir sabiendo que no era agua sino un recuerdo imaginario de nadie. Por la más mínima fisura, como una vida, se evapora en un segundo después del largo encierro. Sólo la inmensa presión la mantuvo líquida. Por eso te fascina el cuarzo, esa fuerza perdida del padre. Si hubiera sido cristal de roca, no hubiera podido fugarse, meteorito consumido por su propia caída.
Pasajero decepcionado, encerrado en el espacio abierto. Todavía soy la intrusa estupefacta. Roxana Páez (París, Francia)
Ph: AnĂbal Rodolico
(Buenos Aires, Argentina)