expectativa Y memoria Espa単a - Marruecos XX / XXI
José Ortiz Echagüe Guadalajara, 1886 - Madrid, 1980
Bartolomé Ros Cartagena, 1906 - Madrid, 1974
Miguel Trillo Jimena de la Frontera, Cádiz, 1953
Juan Manuel Castro Prieto Madrid, 1958
Francis Tsang Londres, 1966
Manolo Espaliú Sevilla, 1970
Lucas Gómez San Sebastián, 1972
Carla Andrade Vigo, 1983
Bruno Barbey Marrakech, 1941
Omar Mahfoudi Tánger, 1981
Leila Alaoui París, 1982
Yasmine Taferssiti Tánger, 1988
La Fundación Ankaria, siempre atenta a desarrollar una labor de promoción del arte que cumpla la doble y difícil premisa del interés y la novedad, cosa nada fácil en un contexto que tiene su propia razón de ser en la constante renovación de sus postulados y fronteras, pone su vista en Marruecos. Y lo hace con vocación de descubrimiento. Muchas veces la proximidad a una realidad o un objeto nos hace pasar por alto detalles que a la postre son definitivos para su comprensión. Así nos pasa con el vecino del Sur. Con él compartimos historia y, con él, en estos últimos años, hemos mantenido fluidas relaciones de intercambio que, ya en los albores de nuestro siglo, alcanzan dimensiones como la cultural o la económica, sin olvidarnos de la humana. Sin embargo, para muchos, Marruecos sigue constituyendo un enigma. Ahí está ese Estrecho ambivalente, unas veces frontera y otras, puente marítimo que hace posible esa proximidad. Pues bien, con esta vocación de querer profundizar en la esencia de un país que nos es tan próximo por múltiples motivos, la Fundación Ankaria ha intentado borrar el Estrecho de Gibraltar y enfrentarse a la fantástica tarea de acercar las dos orillas. De hecho, Acercando Orillas es el título que da nombre a un ambicioso programa de actividades culturales que, en colaboración con Iberdrola, se ha propuesto estudiar, desde los ángulos más diversos, la Historia, pero también la realidad y la proyección de un país que concentra grandes dosis de tradición, y en el que late una inquietud de avance y desarrollo, en sintonía con los nuevos tiempos. La presente exposición fotográfica, Expectativa y Memoria, que permanecerá abierta al público en Sevilla hasta finales del mes de julio, pertenece a este empeño general que describimos, y su nombre encierra ya esa doble perspectiva con la que nos hemos querido enfrentar a la tarea de desentrañar la esencia y promesa de un país que mira al futuro. Para este ejercicio de aproximación, no hemos encontrado mejor manera que apelar al lenguaje documental y artístico de la fotografía. En total, son más de cien imágenes que nos muestran diferentes visiones sobre un mismo objeto, Marruecos, sus paisajes y sus gentes, captado de forma coral por una decena de autores que han ido dejando testimonio del país a lo largo de los últimos cien años. Precisamente, es esta perspectiva diacrónica, configurada por múltiples miradas, generaciones y procedencias, tanto de uno como de otro lado del Estrecho, lo que confiere a la muestra una profundidad que desborda los límites del arte y se aproxima al ámbito puro de la investigación.
Ricardo Martí Fluxá Presidente de la Fundación Ankaria
Para Iberdrola, constituye una satisfacción poder colaborar con la Fundación Ankaria en la exposición ‘Expectativa y memoria. España - Marruecos (xx - xxi)’, con la que queremos contribuir a un mayor conocimiento de un país del que somos vecinos y con el que compartimos no solo parte de nuestra historia, sino también fuertes lazos económicos, comerciales y culturales en la actualidad. En nuestra empresa, consideramos que ese conocimiento mutuo es esencial para que españoles y marroquíes, marroquíes y españoles, podamos seguir colaborando en la construcción de un futuro mejor y más sostenible para ambos países, poniendo además en valor esa vinculación histórica que nos une. Por ello, en 2013 publicamos la obra El protectorado español en Marruecos: La historia trascendida y, próximamente, saldrá a la luz el libro El protectorado español en Marruecos. Repertorio biográfico y sentimental. Con ambas publicaciones, pretendemos recuperar un período histórico que no debe caer en el olvido y que, con sus lógicas luces y sombras, resultó muy enriquecedor para los dos países. Ahora, con esta exposición damos un paso más y, a través de un centenar de fotografías y varias videocreaciones, profundizamos en la evolución del norte de Marruecos a lo largo del último siglo; un período de grandes transformaciones que quedan reflejadas en las personas, escenas y paisajes retratados por la mirada de importantes fotógrafos de la primera mitad del siglo pasado —como José Ortiz Echagüe y Bartolomé Ros— y también contemporáneos —como Miguel Trillo, Juan Manuel Castro, Lucas Gómez, Manolo Espaliú, Carla Andrade, Francis Tsang, Yasmine Taferssiti, Leila Alaoui, Omar Mahfoudi y Bruno Barbey—. Quiero felicitar a todos los que de una manera u otra han participado en esta exposición y animar a los aficionados a la historia y a la fotografía a que la visiten en Sevilla hasta el mes de julio y, posteriormente, en Madrid y Bilbao. En Iberdrola, estamos acostumbrados a integrar empresas y personas de culturas muy diferentes, y sabemos que en esa diversidad reside un conocimiento extraordinario que nos permite hacer grandes cosas juntos. En esta exposición, de alguna manera también subyace este mensaje que nunca debemos olvidar.
Ignacio S. Galán Presidente de Iberdrola
España y Marruecos: paisajes y personas
Sema D’Acosta. Comisario El proyecto expositivo ‘Expectativa y memoria’ propone una reflexión general sobre España y Marruecos —dos lugares concomitantes pero al mismo tiempo extrañamente desconocidos—, a través de una selección de trabajos visuales que revisan de modo detenido las relaciones e intercambios que han mantenido ambos países desde principios del siglo xx hasta hoy en el norte de África. No se trata de una simple recopilación de imágenes de diferentes épocas, sino más bien de establecer, a partir de situaciones representativas de la vida diaria, una aproximación sosegada a una sociedad contigua optando por una mirada global que incide, sobre todo, en aspectos cotidianos que habitualmente pasan desapercibidos. Paradójicamente, la frontera que significa el Estrecho de Gibraltar simboliza un límite entre dos continentes opuestos cuya intersección comparte infinidad de elementos comunes, un eslabón poco reconocido entre dos culturas afines que deben acercarse entre sí para potenciar sinergias. Es precisamente en el terreno de la expresión contemporánea, poco inclinado a reforzar estos lazos y ajeno a muchas de esas conexiones naturales, donde se hace especialmente necesario revisar desde un punto de vista positivo las relaciones hispano-marroquíes, una circunstancia condicionada en exceso por la particularidad de un entorno internacional marcado por el desentendimiento entre occidente y el mundo islámico. En este esfuerzo de aproximación, la Fundación Ankaria pretende crear una red de comunicación y aprendizaje para estimular la reciprocidad entre ambas sociedades. Para ello, ha concebido una ambiciosa muestra que toma como punto de partida las fotografías de época de José Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1886 - Madrid, 1980) y Bartolomé Ros (Cartagena, 1906 - Madrid, 1974), dos autores fundamentales para aproximarnos a la memoria del norte de África durante la primera mitad del siglo pasado. En esta selección se ha procurado que la mirada a ese tiempo fuese equilibrada, estableciendo equivalencias que acentúen los rasgos humanos y den protagonismo a las personas, evitando el sesgo colonialista inherente a muchas escenas de ese momento, más pendiente en algunos casos del costumbrismo que del pulso inadvertido de la realidad. Al mismo tiempo, y esa es la gran novedad de este proyecto, se procura una concordancia y avenencia de esos instantes históricos con otras representaciones actuales de creadores del siglo XXI, un encuentro a través del tiempo que nos permite no sólo recapacitar sobre el pasado y el futuro, sino también sobre cómo se construye la identidad de un territorio a través de su imagen. La elección de estos dos momentos para contextualizar la exposición, por un lado principios del siglo xx y por otro la actualidad, es de suma importancia. En 1912 se firma el acuerdo para la creación del Protectorado español de Marruecos, una conjunción que unirá ambos destinos por más de cuatro décadas. Desde los años 90, el aumento de los flujos migratorios ha generado un proceso inverso: una vez que nuestro país adquiere un cierto desarrollo económico, se convierte en receptor de ciudadanos marroquíes que buscan en el sur de Europa aquellas oportunidades que no encuentran en su lugar de origen. Dos coyunturas que han prodigado, por avatares distintos, un encuentro inesperado entre regiones adyacentes.
Tal como explica el islamista Juan José Sánchez Sandoval, “en estos momentos se hace necesario señalar que el debate crítico en torno a las relaciones España-Marruecos no es nuevo, y que siempre ha preocupado a los intelectuales españoles, como en el caso de José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno en el primer tercio del siglo xx. En este sentido, cabe indicar que, en la actualidad, otros intelectuales han empezado a señalar el importante papel de lo cultural en el análisis de las relaciones entre los pueblos marroquí y español, un papel crucial en la historia actual y futura.”1 Hay algo común entre el norte de África y la Europa meridional que, pocas veces, se resalta. En ambas territorios el paisaje comparte infinidad de elementos semejantes, desde el peñón que ocupa el cabo Espartel, a pocos kilómetros de Tánger, hasta las sierras montañosas del Rif, más allá de Zeluan. Desde Arzila hasta Larache, en el litoral atlántico, pasando por Volúbilis en dirección a Fez si nos adentramos tierra adentro. Quizás eso sea lo primero que llama la atención del visitante español, que observa la calidez de una luz mediterránea que le sabe familiar y cercana. En lo característico de estos parajes hallamos algo nuestro que se vincula, también, a una herencia que entronca de forma inexorable con al-Andalus. Lo que somos en la actualidad, parte de hondos valores que se perpetúan también en Marruecos. La esencia invisible de nuestra identidad pervive todavía en las azoteas, en los zócalos de casas encaladas, en sus aldabones y zaguanes. En el celo con el que preservamos la intimidad, en las celosías y los artesonados, en el placer de la charla, en el dominio de las sombras con los soles tórridos, en el amor por lo ornamental, en el uso de los azulejos y los alicatados, en los dédalos urbanísticos. En la pasión por el agua, en las acequias y en los aljibes. En el sabor ácido de los cítricos, en la dulzura de las torrijas y los pestiños, en la miel y la canela. En el aceite. En el pilar profundo y sólido que significó la mezquita de los Abderramanes. En las alcazabas de Málaga y Almería, en los detalles almohades de la Giralda. En el esplendor nazarí de la Alhambra o en la magnificencia de los palacios mudéjares que componen el Real Alcázar de Sevilla. Sin poder evitarlo, sin reparar siquiera en ello, provenimos de una misma cepa. Hay una plegaria muy hermosa a la que acudían de modo intuitivo nuestros ancestros musulmanes de al-Andalus: Wa-sa-Allah, que significa si quisiera Dios, con el consentimiento de Dios. Hoy en día los andaluces del siglo xxi recurrimos a ella con el mismo significado, el significante ha evolucionado como la propia historia de esta región. Con la conquista cristiana la expresión se castellanizó y pasó a ser ¡Oh-Alá!, una interjección más castiza y menos poética. La afinidad sonora de la hache con la jota nos explica su forma actual: ¡Ojalá!, un ruego espontáneo muy común en cualquier conversación del sur. Inevitablemente, nuestro acervo compartido evidencia más cosas de las que somos capaces de reconocer. De hecho, observado con escrupulosa honradez… nuestro corazón es más árabe de lo que creemos.
1. Sánchez Sandoval, J. J. ‘Relaciones España-Marruecos. Nuevas Perespectivas y enfoques’. Prólogo, Pg 11. Universidad de Cádiz. 2007.
José Ortiz Echagüe. Atardecer en Tetuán, 1910
Bartolom茅 Ros. Musulmanas en las azoteas, 1929
Lucas G贸mez. Tatouage, 2010
Carla Andrada. Serie Marruecos, 2011
Leila Alaoui. Serie The Moroccans, 2011
Miguel Trillo. En el festival L’Boulevard. Casablanca, 2014
Omar Mahfoudi. Los Navegantes (video), 2008
Bruno Barbey. Essaouira, 1985
Manolo EspaliĂş. En el puerto, 2009
Yasmine Taferssiti. BahĂa de TĂĄnger, 2011
Francis Tsang. S/T, 2014
expectativa Y memoria España - Marruecos XX / XXI 29.05.15 - 20.07.15 Real Alcázar de Sevilla
Comisario Sema D’Acosta Organiza Fundación Ankaria Diseño y maquetación Sara González © Bartolomé Ros, Lucas Gómez, Manolo Espaliú, Francis Tsang, Carla Andrade, Yasmine Taferssiti, Leila Alaoui, Omar Mahfoudi y Bruno Barbey © Miguel Trillo y Juan Manuel Castro Prieto, Vegap, Madrid, 2015 © José Ortiz Echagüe. Museo Universidad de Navarra, Vegap, Madrid, 2015 Fundación Ankaria C/ Peña del Yelmo 4 Valdemarín, Aravaca 28023 Madrid www.fundacionankaria.org Portada. Miguel Trillo. En el festival L’Boulevard. Casablanca, 2014 Contraportada. José Ortiz Echague. Vendedor de babuchas, 1911
Proyecto
J.M. Castro Prieto. Zeluan, 2006