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Vivir la Semana Santa
Esta es la “Semana Mayor” porque en ella se celebran los misterios que dan vida a la fe de la Iglesia y del pueblo cristiano. En ella se descubre la Pascua, que nace en el pueblo de Israel cuando son esclavos en Egipto, como un paso de la esclavitud sufrida por más de 400 años a la libertad que se irá forjando y conquistando en el desierto y en la llegada a la tierra prometida.
El Señor Jesús hace suya la Pascua de su pueblo y la redimensiona haciendo que se convierta en un “paso” entre la muerte, sufrida en la Cruz, a la resurrección de entre lo muertos dejando como signo la tumba vacía que proclama al mundo que Él vive y vivirá para siempre.
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La Iglesia celebra este memorial en cada eucaristía, pero de forma más solemne en la celebración de la pascua que significará para ella el paso del pecado, junto con la esclavitud y muerte que provoca, a la vida de la gracia en la libertad de los hijos de Dios.
A veces, los propios católicos tienen el riesgo de convertir esta semana en un tiempo solamente de vacaciones, cuando realmente se ofrece como una oportunidad de caminar, con la oración y la reflexión, por los caminos de Dios. Para vivir este tiempo santo, habrá que darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de la Semana Santa, la cual tuvo una larga preparación durante lacuaresma,sedesarrollaapartirdel domingo de Ramos hasta el domingo de Resurrección y se prolonga por cincuenta días hasta la fiesta de Pentecostés.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
El domingo de Ramos celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa. El jueves santo recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies, dándonos un ejemplo de servicio. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. El viernes santo recordamos la Pasión de Nuestro Señory lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.
El sábado santo, por la noche, nos reuniremos, cirio en mano, para la solemne vigilia pascual y nos alegramos porque Cristo venció la muerte y nos invita a que, muriendo con Él, también resucitemos con Él. Abramos el corazón, dispongamos del tiempo, junto con la familia, para vivir la Semana Santa.
El jueves 30 de marzo, en punto de las 9:00 am, en el Areópago Juan Pablo II dio inicio el retiro cuaresmal para las personas que laboran en la Curia diocesana.
Fr. Hugo Cordova Padilla O.F.M. comenzó leyendo Mt 20, 1-28, se les pidió a los asistentes contemplar a Jesús desde la pasión y enseguida, continuó reflexionando sobre el camino de la Cuaresma.
El segundo momento de reflexión comenzó con la pregunta ¿Cómo puedo vivir la Pascua?, tomando de referencia la imagen del Cristo de San Damián, contemplaron a un Cristo resucitado mediante el análisis de dicha imagen en la cual se les