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C NOMUNIÓ
Órgano Informativo de la Diócesis de Querétaro
Cincuenta días para vivir la experiencia del resucitado en un encuentro constante a través de la oración, la escucha atenta de la Palabra de Dios y la fracción del pan.
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Cincuenta días para buscar la paz “que sobrepasa todo anhelo y esfuerzohumano” yqueofreceJesúscuando saluda a la Iglesia naciente: “La paz estéconustedes”.Entoncessevacomprendiendo que se puede perder todo, incluso la juventud y la misma vida, pero nunca la paz que ofrece el que ha vencido a la muerte pues significa, de muchas maneras, la certeza de que Él camina con su pueblo y también lo espera al final del recorrido.
Cincuenta días para volver a Galilea, según instrucciones del Maestro, y encontrarse con el primer amor. En medio de las pruebas y dificultades, de los momentos de tinieblas que trae consigo las dudas, de la zozobra que es inherente a la enfermedad y a los ambientes de violencia, los cristianos se refugian en los momentos de encuentro con Dios y que atesoran en el corazón como un remanso o un oasis que les permita recuperar fuerzas, como cuando los discípulos fueron llamados en el mar de Galilea.
Cincuenta días para mirar con esperanza la próxima venida del Espíritu Santo. Preparando el corazón para recibir sus siete dones y de maneraespecialelquehagamásfalta. Muchos días, aunque nunca suficientes, para sentirse Iglesia-Cuerpo que tiene muchos miembros y muchas funciones, tantas como número de bautizados y que, sin embargo, sólo se pueden entender desde la articulación que produce el Espíritu que unifica, nunca uniforma, toda la acción de la Iglesia.
Cincuenta días… porque fácilmente se olvida que estamos en Pascua y la inconstancia hace presa de quienes vivimos en el tiempo, pero que no alcanzamos a darle visos de eternidad.