BOLETÍN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
NÚMERO 3, AÑO 3, 2012 COPIAPÓ-ATACAMA-CHILE. DIRECCIÓN DE BIBLIOTECAS ARCHIVOS Y MUSEOS ISSN: 0719-1251. Todos los derechos Reservados Prohibida su reporducción total o parcial por cualquier medio 1
BOLETÍN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA NÚMERO 3, AÑO 3, COPIAPÓ-ATACAMA-CHILE. 2012 DIRECTORA DE LA DIBAM Y REPRESENTANTE LEGAL Magdalena Krebs Kaulen SUBDIRECTOR NACIONAL DE MUSEOS Alan Trampe Torrejón DIRECTOR MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Guillermo Cortés Lutz EDITOR Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba COMITÉ EDITORIAL Ciencias Sociales y Humanidades: Guillermo Cortés Lutz; Profesor de Historia y Geografía, Doctor en Historia. Ángel Espina Barros; Doctor en Antropología; Universidad de Salamanca-España. Luz Huerta Castillo; Doctor © en Historia; Texas Christian University-USA. Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba; Profesor de Historia y Geografía, Magíster en Estudios Latinoamericanos. Ciencias Naturales: Bernardo Sepúlveda Hernández; Licenciado en Biología; Doctor en Biología. Eduardo Fernández Cisternas; Doctor en Electroquímica. CONTACTO Museo Regional de Atacama, Atacama Nº 98, Copiapó, Atacama, Chile. Teléfonos: (56-52) 212313-230498 Fax: (56-52) 212313-230498 Email Editor: rodrigo.zalaquett@dibam.cl Sitio Web: www.museodeatacama.cl Dirección Postal: Casilla 134, Correo Copiapó, Región de Atacama ISSN: 0719-1251. FOTOGRAFIA PORTADA Postal: Estatua de Juan Godoy-Copiapó Circa: 1900. Colección Museo Regional de Atacama
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SUMARIO Pág. PRESENTACIÓN
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MONUMENTO DE JUAN GODOY NORMILLA COMO VESTIAN LOS MINEROS CHILENOS DURANTE LOS PRIMEROS 50 AÑOS DEL SIGLO XIX. Guillermo Cortés Lutz & Danilo Octavio Bruna
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LA PEDAGOGIA DE LA IMAGEN ORDEN CASTIGO EN LAS TABLAS DE SARHUA. Luz Huertas Castillo
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PRISIONEROS BOLIVIANOS EN COPIAPO DURANTE LA GUERRA DEL PACIFICO. Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba
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LA DESTITUCIÓN DEL INTENDENTE JUAN VICENTE MIRA: UN EPISODIO DE TENSIÓN POLITICA EN COPIAPÓ EN LA ANTESALA DE LA GUERRA CIVIL DE 1859.
Joaquín Fernández Abaroa & Eduardo Peñailillo Barra
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COPIAPO, EN EL PERIFERICO Y COLONIAL REYNO DE CHILE, SU FUNDACION EN EL SIGLO XVIII. Guillermo Cortés Lutz
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HISTORIA REGIONAL, EDUCACIÓN, IDENTIDAD, SUBJETIVIDADES Y APRENDIZAJE SIGNIFICACTIVO. Jimena Ferreiro Hormazabal
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DISTRIBUCION DEL PUMA CONCOLOR EN LA REGION DE ATACAMA.
Pablo Valladares, Moisés Grimberg, Patricia Cáceres & Wilfredo Briones 85 REVISIÓN DEL ESTATUS TAXONÓMICO DE LIOLAEMUS JOSEPHORUM Núñez, Schulte & Garin 2001 (Iguania: Liolaemidae)
Jaime Troncoso-Palacios & Francisco Ferri-Yánez
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PRESENTACIÓN Pensar desde la provincia, es siempre un trabajo gratificante, porque permite desde la calma observar, reflexionar críticamente, y así enfrentarse con las distintas realidades que nos circundan, es decir, teorizar desde la provincia es tener una mirada global, pero con el necesario ajuste local. Y sobre esta base podemos, entonces, pasar a proponer. Esto es especialmente valioso cuando se trabaja con historia, identidad y patrimonio, y sometemos a los grandes mitos e iconos al cuestionamiento científico. Existe por tanto una probabilidad muy alta de que terminemos despejando y derribando antiguas creencias, y acercándonos a nuevos verdades y conocimientos. Eso hemos intentado en este tercer número del Boletín del Museo Regional de Atacama, cuestionar los diversos mitos del patrimonio atacameño, por ello se trabajo sobre cómo vestía un minero atacameño en el siglo XIX, y de paso despejamos la controversia de que si la estatua conmemorativa a Juan Godoy, estaba vestido como un minero escocés o no, polémica que pensamos queda dilucidada. Se introduce una modificación cual fue el nombre oficial de la Villa de Copiapó de 1744, en el campo herpetológico en la Región, se presenta un trabajo de síntesis de los estudios comenzados hace más de 4 años, como siempre es de nuestra área de preocupación; la vinculación de la historia y el patrimonio con el sistema educativo, desde hace tiempo que está presente la investigación más critica concerniente a los hechos de la revolución de 1859, y en este tercer número, se ha incluido un articulo, sobre la antesala de la revolución 1859, de Fernández y Pañalillo, además del trabajo critico de Rodrigo Zalaquett sobre la problemática de los prisioneros de guerra durante la Guerra del Pacifico. También, como lo hemos venido haciendo en publicaciones anteriores, en este número, se incluyo una articulista Internacional, esta vez es la Historiadora peruana; Luz Huertas Castillo, quien actualmente está realizando su tesis Doctoral en la Texas Christian University. Por último destacar el articulo del Puma Concolor, que reviste una importancia fundamental, ya que esta investigación y reflexión se da paralelamente con el proceso de taxidermización y puesta en valor del Puma Concolor, para ser parte de la colección y como pieza de la exhibición permanente del Museo Regional de Atacama . Finalmente decir que las nuevas líneas en cuanto al trabajo de investigación del Museo, ha sido el hecho orientador para un mejor trabajo de conservación y exposición museal, lo que se ha visto reflejado en un fuerte incremento de las visitas a la Casa Matta, como también, que el Museo se convierte en un centro de discusión y encuentro sobre la historia, parafraseando al museólogo Oscar Navarro, volvernos un espacio critico para pensar y socializar la identidad, la educación y el patrimonio regional.
Prof. Guillermo Cortés Lutz Doctor en Historia Director Museo Regional de Atacama
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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp. 5-9 , Copiapó-Atacama
MONUMENTO DE JUAN GODOY NORMILLA COMO VESTIAN LOS MINEROS CHILENOS DURANTE LOS PRIMEROS 50 AÑOS DEL SIGLO XIX Guillermo Cortés Lutz1 & Danilo Octavio Bruna2 La minería ha sido la principal fuente laboral de nuestra Región desde épocas muy tempranas en la Historia. Ya en el siglo XV, antes de que comenzara la invasión española, el Valle de Copiapó, tenía el centro metalurgista más importante del Cono Sur, hoy conocido como Viña del Cerro, en la actual Comuna de Tierra Amarilla. Sin pretensiones desmedidas, podemos afirmar que la minería y la metalurgia chilena, tienen su origen en Atacama. Los arqueólogos Niemeyer, Cervellino y Castillo, hallaron un aro y un brazalete de cobre en el sitio El Torín, de la Cordillera de Copiapó, identificado como aldea de la Cultura Molle, cuyo fechado radio carbónico arrojó una antigüedad de cien años Antes de Cristo, con lo que demostraron que los Mollenses ya conocían el uso del cobre para hacer utensilios, unos quince siglos antes de la llegada de los Incas a nuestra Región. Esto nos habla de la importancia de la extracción de metales y su posterior fundido y mezclado en este territorio. Históricamente, ya en los siglos coloniales, XVII y XVIII, nuestra Región mostraba gran potencial minero. El viajero francés; Amadeo Frezier, el año 1713, relataba que si el Reino de Chile pretendiera explotar los yacimientos mineros de esta zona: “Dada la gran cantidad de minas de oro y plata de las montañas de Copiapó, habrían de ocupar no menos de 40.000 mil hombres”. Cifra que en para el tiempo presente, pueda parecer algo exagerado, es indicadora del potencial laboral que se visualizaba para este sector económico. Nos parece que la realidad actual de Atacama, le ha dado en cierta medida la razón a Freizer. También en los documentos de fundación de la ciudad de Copiapó, de diciembre de 1744, podemos encontrar información sobre el estado de la minería en el Valle, en el acta de fundación se relata la existencia de; no menos de 32 estacas mineras, la mayoría de ellas de oro. Es decir, la minería era la principal actividad económica en aquella lejana época, y lo sigue siendo en la actualidad, característica elemental para conocer y comprender nuestra Historia Regional.
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Director Museo Regional de Atacama.
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Investigador Histórico, Museo Regional de Atacama
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Pero fue en el siglo XIX, más precisamente a partir del 16 de mayo de 1832, cuando la minería de la plata, pasó a convertirse en el eje fundamental de la naciente República de Chile. En aquella fecha, Juan Godoy Normilla, hijo de una pastora indígena llamada Flora Normilla, descubrió casualmente un yacimiento de plata en un lugarejo al que denominaban Chañarcillo. La verdad sea dicha, Juan Godoy no era minero de oficio; pero como arriero que era, estaba acostumbrado a cargar y transportar en sus burros cajones con minerales, desde las minas a los “ingenios” y trapiches; por lo tanto, sabía distinguirlos por color y textura. Esto explica porqué al descubrir el yacimiento, lo mantuvo en secreto, se vino a Copiapó pretextando enfermedad repentina, y las muestras ocultas de mineral que trajo, las mostró solamente a don Miguel Gallo Vergara, empresario que le merecía confianza. Ya es sabido que el cerro de Chañarcillo enriqueció extraordinariamente a este y a varios otros empresarios; pero Juan Godoy, analfabeto, carente de las mínimas capacidades para desenvolverse socialmente, malgastó su parte en fiestas y “chinganas” y falleció pobre, nadie sabe ni cómo ni cuándo ni dónde. Mucho se ha hablado de él, pero, la verdad es que poco conocemos sobre este héroe de nuestra minería. Copiapó lo ha homenajeado erigiéndole una estatua ubicada en la Alameda Manuel Antonio Matta; De ella se ha dicho que no lo representa y que sería supuestamente un minero escocés, y no nuestro joven Godoy Normilla, así se ha ido forjando el mito y desnaturalizando nuestra historia. Pero, lo cierto es que desde fines el siglo XVIII, el minero del norte chileno, vestía con coscacho, culero, y una suerte de faldón, tal como se representa en la estatua de Juan Godoy. Los dibujos de Recaredo Santos Tornero, de Luis Laurent Simonin, y principalmente el Atlas de Historia Física y Política de Chile de Claudio Gay, y del pintor alemán Mauricio Rugendas, retratan y describen cómo vestían los mineros chilenos. Pero, también está el relato de Vicente Pérez Rosales, en su obra; “Recuerdos del pasado” (capitulo XII), allí Pérez Rosales, describe lo siguiente: “Los domingos, a la caída del sol, lucían en la recova sus pintorescos trajes los señores del combo y la cuña, trajes-jardines por sus variados colores, y hasta cierto punto graciosos y elegantes. El minero usa calzoncillos anchos y cortos, perfectamente encarrujados alrededor, que solo le llegan a las rodillas, sobre ellos un ancho culero que le cae a media pierna, y por sobre todo una larga camisa de listado que, cubriendo la mayor parte del culero, sólo deja sus faldones al descubierto. Una enorme faja de color ciñe su cuerpo desde la cadera al pecho: en ella, hacia adelante, va colgada la bolsa tabaquera, y por la espalda se divisa el mango de un puñal. Usa medias negras y sin pies, y por calzado ojotas. Un gorro negro o lacre, con una gran borla que le cae sobre el cogote o sobre la oreja, es el adorno de la cabeza; pero donde el minero echa todo el lujo es en la manta, que compra sin reparar en precio siendo buena, y que carga con suma desenvoltura y gracia”. Otro ilustre viajero que describió el traje de los mineros chilenos de la época, fue el sabio inglés Charles Darwin, en su libro “Viaje de Circunnavegación Alrededor del Mundo”, aunque su descripción no es tan buena como la de Pérez Rosales. Este es otro 6
antecedentes más para ir dilucidando el cómo era la vestimenta de un minero del norte chileno. Además, nos parece importante mencionar, con relación a la discusión sobre el traje de Juan Godoy (en su estatua) que el “Kilt” o falda escocesa, es el traje nacional oficial de los escoceses, por lo tanto, sería absurdo que un escocés vistiera ese atuendo para trabajar en las minas; equivaldría a que un chileno se vistiese de “huaso” para ejercer ese mismo trabajo. Nos parece que así podemos ir poniendo punto final al mito y a la deformación de que Juan Godoy estaría ataviado como un minero escocés. Otro mito se refiere al rostro de la estatua; se ha dicho que no es el de Juan Godoy, que es un escocés. Una vez más debemos decir que aquella opinión es errónea. Ahora bien, efectivamente no es Juan Godoy, pero sí el modelo más parecido a él, que se pudo encontrar en Copiapó. El relato del escritor huasquino Román Espech, contemporáneo de aquella época, de alguna manera viene a entregarnos algo de luz al respecto. Como bien sabemos la estatua fue mandada a hacer, bajo la intendencia del Coronel José Francisco Gana, en 1850. Como para aquel entonces ya había muerto Juan Godoy Normilla, y se requería hacer una reproducción exacta de su rostro, preguntaron a quienes lo conocieron para saber, qué persona tenía un biotipo similar a Godoy Normilla. Román Espech, dice que fue así como hubo consenso en que el más parecido era un arriero argentino, avecindado en nuestra ciudad; de él se habría hecho un daguerrotipo que se envió a Birmingham, para que artistas y fundidores hicieran la escultura; por lo que no solamente el traje es el típico, sino que también el rostro de Juan Godoy Normilla, sería como el de este arriero argentino, parecido a él. No obstante, sobre la Estatua y su forja, tenemos la sospecha, basado en algunos antecedentes, de que esta figura bien, pudo haber sido fundida en Paris, y no en Inglaterra. El año 1939, en la revista VEA nº 28, del mes de octubre, se señala que la estatua, habría sido fundida en París, en la Fundición Donzel, calle Popincourt número 72, este dato se habría obtenido, cuando en un temblor, se habría desprendido la cabeza de la estatua y dentro de ella se habría encontrado la tarjeta de presentación del fundidor. La revista dice; “ Ahora la tarjeta del fundidor está en poder nuestro. Creemos que constituye el documentos más curioso de propaganda que jamás haya ocupado un ser humano”. De esta forma estamos dando un pequeño paso en esclarecer los mitos que rodean a esta estatua conmemorativa, y que tanto representa en el patrimonio y la identidad de la región de Atacama.
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ANEXO
Fig. 01. Atlas Fisico y Politico de Chile Claudio Gay. memoriachilena.cl
Fig. 02. Mineros segun Mauricio Rugendas
Fig. 03 Minero segĂşn Recaredo Tornero
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Fig.04 Mineros copiapinos según Simoni
Bibliografía: Pérez Rosales, Vicente; RECUERDOS DEL PASADO. Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, Santiago, 2006. Loui Simonin, LA VIE SOUTERRAINE, Paris 1867. Espech, Román; Sus comentarios publicados en diarios de Copiapó, hacia 1880 y años siguientes. Paul Treutler, ANDANZAS DE UN ALEMÁN EN CHILE. Editorial del Pacífico. Santiago, 1958. Recaredo Santos Tornero, CHILE ILUSTRADO, GUÍA DESCRIPTIVA. Valparaíso. 1872. Niemeyer, H. Castillo, G. y Cervellino,M. Culturas prehistórica de Copiapó, 1998. Acta de Fundación de Copiapó, archivo Nacional ( Dibam – Santiago) F Fig
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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp.10-22 , Copiapó-Atacama
LA PEDAGOGIA DE LA IMAGEN ORDEN CASTIGO EN LAS TABLAS DE SARHUA* Luz Huertas Castillo3 «… y ansí andaba la tierra muy justa con temeridad de justicia y castigos y buenos ejemplos; con esto parece que eran obedientes a la justicia y al Inga y no había matadores ni pleito ni mentira ni peticiones ni proculadrones {sic}, ni protector, ni curador interesado, ni ladrón, sino todo verdad y buena justicia y ley.» FELIPE GUAMAN POMA DE AYALA, Nueva Corónica y Buen Gobierno, Tomo I.1
Introducción4 Las tablas de Sarhua son representaciones pictóricas que se han ido transformando a lo largo del tiempo. Originalmente, estas eran elaboradas en la superficie plana de troncos de más de dos metros de alto cortados longitudinalmente. Para pintarlas era necesario pulir la parte plana y luego blanquearla con yeso. Posteriormente, el encargado de la obra dividía la zona blanca en espacios consecutivos en cuyos límites dibujaba flores o grecas. El sol, en el extremo superior, y el santo del pueblo, en el inferior, indicaban el inicio y el fin del espacio pictórico que buscaba retratar tanto a la pareja a la que sería regalada como a su familia.5 Estas tablas expresaban la cotidianeidad de la vida familiar y eran creadas y entregadas—o mandadas a hacer—por el compadre o compadres de una pareja que iniciaba su vida marital formalmente. Como bien indica Pablo Macera, las tablas o vigas originales
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Profesora de la Universidad San Marcos de Lima, Magíster en Historia y candidata a Doctor en Historia por la Texas Christian University. luz.huertas@tcu.edu * Este artículo está dedicado a Juan Walberto Quispe Michue, talentoso y multifacético artista sarhuino, quien fuera, además, secretario de la Asociación de Artistas Populares de Sarhua (ADAPS). Menos de un año antes de su fallecimiento en el 2007, Quispe generosamente nos concedió una entrevista, la cual constituyó material fundamental para este estudio. 4
Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva Corónica y Buen Gobierno, Fondo de Cultura Económica, Lima, [1615] 1993, p. 231. 5
Josefa Nolte, Qellcay. Arte y vida de Sarhua, comunidades campesinas andinas, Terra Nuova, Lima, 1991, p. 36.
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eran elementos funcionales a la arquitectura de las casas en Sarhua, capital de uno de los distritos de la provincia de Víctor Fajardo en Ayacucho (Perú).6 Estas “vigas” sufrieron alteraciones sobre todo tras la migración de sarhuinos a Lima en la segunda mitad del siglo XX. A fines de la década de 1970, los tablones dieron lugar a lo que hoy son más bien cuadros de treinta por sesenta centímetros aproximadamente, en donde se representan escenas cotidianas de Sarhua, mitos y leyendas de esta región, y escenas de la vida en Lima.7 Las tablas “migrantes”, por lo menos hasta el 2006, eran producidas principalmente en el taller de la Asociación de Artistas Populares de Sarhua (ADAPS), donde se les daba forma de manera grupal.8 Desde fines de la década de 1970, antropólogos e historiadores han analizado el significado de estas obras de arte. De estos estudios, los más ambiciosos han sido Amor Brujo de Luis Millones y Mary Pratt y Qellcay de Josefa Nolte quienes, además de haber realizado un prolijo examen de las fuentes, incluyeron una cuidadosa recopilación de cuadros producidos por ADAPS en sus investigaciones.9 Este artículo se enfoca en un tema 6
Pablo Macera, “Prólogo”. En: Josefa Nolte, Ob. Cit., p. 14. Sobre Sarhua: Está ubicada a 3389 msnm., su economía es de subsistencia y se basa en la agricultura y la ganadería. Las referencias más antiguas de Sarhua corresponden a la visita de Juan de Palomares de 1574, de donde se sabe que ya existía en su ubicación actual. Sus habitantes hablan quechua y los santos del pueblo son San Juan Bautista, al que se relaciona con la ganadería y cuya fiesta es el 24 de julio y, la Virgen de la Asunción, cuya fiesta es el 15 de agosto. La comunidad tiene una estructura dual dividiéndose en los ayllus Sawqa (naturales) y Qullana (extranjeros). 7
Luis Millones, “La tabla del Fin del mundo”, en Hiroyasu Tomoeda y Luis Millones (ed.), Pasiones y desencuentros en la cultura andina, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2005, p. 170. 8
Al respecto, Pablo Macera explica que «uno o dos de los miembros del taller dibujan el perfil de las figuras, de eso se obtiene un patrón en papel manteca para representaciones futuras; luego otros aplican colores ¿Quién es el autor? Todos a una.» Macera, Ob. Cit., p. 17. Juan W. Quispe corroboró dicha información y nos mostró el proceso de diseño y pintado en el local de ADAPS (comunicación personal, Diciembre 12, 2006). 9
Según Macera, las primeras noticias que tuvieron los investigadores limeños sobre estas tablas fueron difundidas en San Marcos por un alumno ayacuchano en 1945, durante una clase del historiador Raúl Porras Barrenechea. A partir de esa información, Porras estableció una relación entre las tablas de Sarhua y los kipus y qellcas precolombinas, que eran formas de registro informativo incas. Sin embargo, no fue sino hasta fines de la década de 1960 que este arte andino empezó a difundirse y pudo ser apreciado fuera de su espacio primigenio. Uno de los principales testigos de este proceso ha sido Luis Millones, quien junto a Mary Pratt en Amor Brujo (1989) analiza las diferentes etapas de las relaciones amorosas como el cortejo y el romance en la comunidad de Sarhua a través de pinturas y entrevistas a los pobladores de esta comunidad. Por otra parte, en Qellcay (1991), Josefa Nolte continúa el legado de Porras y establece una relación entre las “tablas de Sarhua” y las qellcas, demostrando que las tablas brindan información etnográfica con la que se puede reconstruir patrones de la cosmovisión, mitología e ideología andina. Asimismo, Hilda Araujo en “Parentesco y representación iconográfica: el caso de las “tablas pintadas” de Sarhua, Ayacucho, Perú” (1998), muestra que las “vigas de compadres” constituyen un registro riguroso de las unidades domésticas de los parientes representados en ellas y, además, posibilitan un registro de sucesión de la tierra. Por su parte, Moisés Lemlij utiliza el psicoanálisis para el estudio de estas fuentes en “De la creación al fin del mundo: Una mirada psicoanalítica a las Tablas de Sarhua” (2004) donde muestra a las tablas como una producto de la interacción de “dos sociedades unidas y divididas por el proceso de mestizaje y la modernidad”. Finalmente, las últimas investigaciones sobre las “tablas” fueron publicadas en Pasiones y desencuentros en la cultura andina (2005),
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recurrente en dichas fuentes: el orden social y los castigos públicos. Nuestro objetivo es explorar los nexos entre la estructura normativa de la comunidad de Sarhua y la tradición pictórica andina, así como entender las reinterpretaciones del pasado comunal en Sarhua realizadas por los artistas que migraron a Lima. Conceptualmente, hemos elegido el término “pedagogía” y no “didáctica” para explicar el rol normativo de las tablas porque si bien lo didáctico se refiere a lo “adecuado para enseñar o instruir”, la pedagogía está relacionada más bien con “lo que enseña y educa por doctrina o ejemplos”10. En ese sentido, nos interesa resaltar la función de la imagen como guía normativa, que muestra ejemplos, en este caso, de lo no permitido y de las penas que genera la desobediencia a las normas establecidas. Además, nuestra perspectiva en torno al castigo se ubica dentro de la propuesta weberiana del derecho—para este caso, derecho consuetudinario—en cuanto éste se encuentra “garantizado externamente por la probabilidad de la coacción (física o psíquica) ejercida por un cuadro de individuos instituidos [varayoqs,11 en el caso de Sarhua] con la misión de obligar a la observancia de ese orden o de castigar su trasgresión”12.
La Trasgresión de las normas De las fuentes recopiladas por Millones y Nolte hemos elegido las siguientes obras: “Ronday” (que diferenciaremos en “Ronday [1]” y “Ronday [2]” debido a que son dos cuadros distintos sobre el mismo tema), “Huanchillo”, “Suhua”, “Jatun Cuchasapa” y “Castigo Familiar” por ser representaciones de dinámicas sociales relacionadas con el orden y la normativa consuetudinaria local. En las dos primeras obras, los artistas sarhuinos se enfocan en la transgresión como eje temático, siendo las relaciones prematrimoniales y el adulterio los temas centrales. En “Ronday [1]” (Fig. 1), por ejemplo, cuatro parejas se divierten en las lejanías. Mientras uno de los participantes toca una guitarra, el resto de parejas baila y una, en particular, se entrega al contacto físico de manera más íntima. En “Ronday [2]” (Fig. 2) una libro compilatorio a cargo de Luis Millones y Hiroyasu Tomoeda que se centra en temas míticos expresados en la iconografía migrante de Sarhua, y en Art, Nature, and Religion in the Central Andes (2012) de Mary Strong, quien pone especial atención al proceso de producción de las “vigas” y su rol en la comunidad. 10
Según lo establecido por la Real Academia de la Lengua.
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José María Arguedas nos dice: «el Varayok es una autoridad indígena de origen colonial; es el alcalde del ayllu quechua. Fue instituido por la legislación colonial. Como insignia de su autoridad se le dio una vara, y de ahí su nombre quechua, “varayok”, que quiere decir “el que tiene vara”. El indio hizo de esta insignia un símbolo mucho más significativo y extenso […]. En poco tiempo le dio atribuciones, deberes y derechos distintos a los que el régimen colonial le había señalado, […] Y el Varayok fue indigenizado, en su nombre y atribuciones.» José María Arguedas, Señores e Indios. Acerca de la cultura quechua, Calicanto Editorial, Buenos Aires, 1976, pp. 114 – 115. 12
Max Weber Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1987, p. 27.
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pareja de jóvenes solteros descansa después de haber tenido relaciones sexuales.13 En ambos casos, las leyendas de dichos cuadros expresan sanción y posible represión como consecuencia de esos actos. En efecto, mientras que en la leyenda de “Ronday [1]” se lee: «Es prohibido canto y baile de solteros para divertirse escapan a sitios alejados escondidosRondan los varayoks, descubren castigan drásticamente hacen casar por la fuerza para evitar sean madres solteras[,] adulterios[sic], asesinos, alcohólicos la juventud deben ser sin vicios. Sanos fuertes y puros útil a su comunidad»; en “Ronday [2]”, la leyenda narra: «Comunidad prohíbe amor libre entre jóvenes por ser contra moral varayoks hacen batidas nocturnas al encontrar jóvenes amándose castigan hacen casar a la fuerza-hacen pagar multas». Por su parte, “Huanchillo” (Fig. 3) se centra en una ofensa aún más extrema: el adulterio.14 Esta representación alude a dos concepciones distintas de este delito ya que muestra el adulterio como pecado y como afrenta social al mismo tiempo. En la imagen se ve, tras una piedra, una pareja en una actitud afectuosa; a su alrededor hay tres demonios presenciando el hecho y, escondida, una mujer que observa a la pareja. La imagen de los demonios alude a la tentación y al pecado, sobre todo por las serpientes que tienen dos de ellos en las manos—una de ellas está mordiendo un fruto, que vendría a ser el fruto prohibido.15 En una versión posterior de esta tabla hay además dos ángeles llorando; ésta imagen alude a la realización del pecado como acto voluntario de la pareja que ha cedido a la tentación.16 En líneas generales, estos cuadros hacen referencia al quebrantamiento del orden comunal. Hermann Trimborn, en su estudio sobre el delito en las sociedades precolombinas americanas, establece que tanto las necesidades económicas como el mundo espiritualreligioso determinan el orden social de un pueblo17. En ese sentido, la mantención del orden en la comunidad define la relación que ésta ha de tener con sus dioses y, en específico, las reacciones que éstos van a tener sobre los pobladores. La reciprocidad, que involucra un criterio de justicia y orden, se hace patente en cuanto los hombres reciben de los dioses de acuerdo a lo que han dado a su comunidad y a lo que les han ofrecido a ellos como divinidades18. Siguiendo esta lógica, una ofensa o delito simbolizaría mucho más que el 13
Ver Nolte, Ob. Cit., pp. 202 – 203 y Millones y Pratt, Ob.Cit., Figura 2 y Figura 6.
14
Ver Nolte, Ob. Cit., p. 209 y Millones y Pratt, Ob.Cit., Figura 12.
15
Millones y Pratt han analizado la función de la serpiente en Sarhua como amuleto. La cabeza de serpiente es utilizada como un talismán mágico que ayuda a atraer el amor de la persona deseada. Millones y Pratt, Ob Cit., 56. 16
Ver Moisés Lemlij y Luis Millones. Las Tablas de Sarhua: Arte, violencia e historia en el Perú. SIDEA, Lima, 2004, p. 36. 17
Hermann Trimborn, El Delito en las Altas Culturas de América, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1968, p. 18. 18
Josefa Nolte, Ob. Cit., p. 69. Sobre reciprocidad, ver: Susan Ramirez, To Feed and Be Fed. The Cosmological Bases of Authority and Identity in the Andes, Stanford University Press, Stanford, 2005; Karen
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simple incumplimiento de la norma ya que ésta genera un quiebre en la relación que hay entre el espacio divino y el terrenal19. En efecto, al contrastar nuestra lectura de la imagen con las ideas y opiniones de uno de los artistas sarhuinos de ADAPS, esta relación entre lo terreno y lo divino toma un cariz más cotidiano y, por ello, más trascendental. Al respecto, Juan W.Quispe explica que, en Sarhua, un adúltero termina siendo visto como […] un demonio, ya no es gente natural. Y si llueve torrencial o pasa algo es por castigo, [si hay] granizadas o algo es por culpa de ellos. Aparte de eso, la gente expresa que ellos ya no andan en el campo como gente sana sino que se convierten en llamas o en algún animal, en monstruos y hacen asustar a la gente. Entonces cuando escuchan algo raro en el campo, dicen:—¡Ah, es su alma de ese!20
No es casual que esta ruptura de las relaciones divino-terrenales ocurra en zonas agrestes y alejadas ya que, como bien mencionan Millones y Pratt, los pobladores locales interpretarían estas zonas como un espacio “salvaje”, contrario al espacio “civilizado” en donde las normas se mantienen gracias a la acción de los mayores. 21 Para ambos autores, esta distinción entre espacios podría explicar por qué en las tablas “Ronday [1]” y “Ronday [2]” las autoridades comunales, aunque presentes, sólo están observando y no castigando.22 Más que una relación entre el espacio simbólico y el poder de castigar, nosotros consideramos que la acción punitiva no se realiza en esas imágenes—incluyendo “Huanchillo”—debido a un elemento fundamental: la falta de audiencia. En efecto, en las comunidades andinas, para que el castigo sea efectivo, éste debe ser ejemplarizador y participativo, por lo que la presencia del resto de la comunidad es primordial. La función de la acción punitiva tiene su base en la relación que hay entre la capacidad comunal de mostrar poder y la capacidad de prevenir futuras ofensas o delitos.23 Sin estos dos elementos, el castigo pierde sentido. Además, si prestamos atención a las tres tablas, lo que prima, más que el acto ilícito, es el poder de la comunidad de verlo todo. Ya sea a través de los varayoqs—en “Ronday [1]” y “Ronday [2]”—o a través de la mujer que mira—en “Huanchillo”—, el acto ilícito no escapa de la vigilancia comunal. De hecho, en “Huanchillo”, la presencia comunal a Spalding, Huarochirí. An Andean Society Under Inca and Spanish Rule, Stanford University Press, Stanford 1984; y, John Murra, The Economic Organization of the Inka State, JAI Press, Greenwich, 1980. 19
Al respecto, tanto Millones como Nolte mencionan que en el mundo andino «animales y hombres deben convivir en armonía y equilibrio con la naturaleza, puesto que la ruptura de este podría producir un pachacuti, el cual marca el inicio y el fin de una Era». Ruth Kristal, “La creación del hombre. Tablas de Sarhua: Una mirada psicolanalítica”, en H. Tomoeda y Luis Millones (ed.), Pasiones y desencuentros en la cultura andina, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2005, p. 130. 20 Juan Walberto Quispe Michue, comunicación personal, Diciembre 12, 2006. 21
Millones y Pratt, Ob. Cit., pp. 39 - 40.
22
Ibidem.
23
Hermann Trimborn, Ob.Cit., pp. 111 – 114.
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través de la mujer que observa es más poderosa que la de los diablos y, en la versión moderna, que la de los ángeles, quienes, resignados, solo pueden llorar por la acción de los adúlteros. En resumen, las tablas muestran a la comunidad de Sarhua como un ente omnipresente que, además de observar, tiene el poder real de castigar a los infractores, como veremos más adelante.
Espacios públicos y castigos ejemplares Los pintores de Sarhua han sido enfáticos en la representación de los castigos al hacer evidente la rigidez de las penas. En “Suhua” (Fig. 4) y “Jatun Cuchasapa” (Fig. 5) los artistas han recreado los castigos a un abigeo y a una pareja de adúlteros respectivamente.24 En “Suhua” se muestra a un hombre colgado de pies y cuello de una viga, teniendo como contrapeso a una gran piedra que cuelga de sus manos atadas. Sobre la mesa, en donde están las autoridades,25 está la prueba del delito: las partes que quedan de la res robada. Al otro lado, tiran dos hombres de la soga. Se ve a la comunidad presente ejecutando el castigo ejemplar a partir del cual, como dice la leyenda, el abigeo «prometerán [sic] no robar jamás en la vida». Cabe enfatizar que la sanción plasmada en la pintura corresponde al de una pena infamante, es decir, aquella que no solo busca reprimir sino que afecta el estatus del infractor.26 Este tipo de pena hace que el individuo pierda tanto su estatus como su capacidad de reintegrarse a la comunidad a cabalidad. De hecho, de lo que se trata es de reprimir y reintegrar sin limitar la vigencia del castigo con el fin de mantener su rol ejemplarizador. Por otra parte, en “Jatun Cuchasapa” (Fig. 5) se ve a los adúlteros, hombre y mujer, en el cepo. Ambos llevan cuernos y son azotados por miembros de la comunidad. Los esposos de ambos son contenidos al querer golpear a los infractores, lo cual confirma la idea de que el poder punitivo recae únicamente en la comunidad a través de los miembros designados para ello. En el extremo superior, la leyenda explica que: «Es sumamente prohibido adulterar. Al infractor si lo descubren autoridades castigarán drásticamente hacen recorrer por calles con cuernos ponen al cepo. Cortan pelo oreja azotando». Alrededor de los infractores, hay gente reunida mirando el azotamiento que termina siendo un ejemplo del uso del castigo como espectáculo, lo cual se vincula directamente a la aplicación de la pena infamante. En esta dinámica punitiva, la exposición del individuo en el espacio 24
Ver Nolte, Ob. Cit., pp. 124 y 211; y Millones y Pratt, Ob.Cit., Figura 11.
25
Hay dos tipos de autoridad en Sarhua, la nacional y la tradicional. La autoridad tradicional es la más respetada y está constituida por los varayoqs, quienes son miembros de la comunidad. La autoridad nacional está constituida por autoridades que representan al Estado como los gobernadores y los tenientes gobernadores. 26
Una pena infamante es aquella que «quita el honor á la persona condenada á ella; como las de horca, vergüenza pública y azotes […]»; en Joaquín Escriche, Diccionario razonado de legislación civil, penal comercial y forense, París, 1831, p. 496. Aquí, más que centrarnos en el concepto de honor, utilizamos el de estatus para explicar el rol punitivo del castigo. Sobre penas infamantes en el mundo prehispánico, ver Trimborn, Ob. Cit., pp. 110 – 114.
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público es esencial ya que afirma la presencia de un orden y poder superior y absoluto: el de la comunidad. No es de sorprender que el adulterio sea equiparado a crímenes graves como el homicidio en los Andes. De hecho, éste acto ya era considerado una ofensa imperdonable en las culturas precolombinas. Por ejemplo, Sahagún menciona que en México a los adúlteros se les castigaba con la pena de muerte a través de la lapidación. Para los Andes, Guamán Poma de Ayala señala que el adulterio se castigaba, igualmente, con el apedreamiento.27 En el caso de que ambas personas hubiesen consentido en realizar dicho acto, sus cuerpos, además, quedaban expuestos a los animales carroñeros y, por lo tanto, quedaban excluidos de los rituales mortuorios respectivos, lo que significaba una doble sentencia de muerte, ya que quedaban imposibilitados de ingresar al mundo de sus antepasados en la otra vida. En la Sarhua contemporánea, los adúlteros estaban expuestos a una “doble sentencia”, según recuerda Quispe: Antes [cuando era niño] les hacían los castigos de la inquisición. Por ejemplo el cepo, ese era el castigo antes. Les ponían cuernos y les hacían sentar en el cepo. Pero antes les hacían caminar desnuda [sic]—eso ya no he visto, pero sé—por la calle principal, una vuelta a paso de doble de campana, tampoco de repique sino doble, doble de difunto, de entierro. Allá tienen distintas formas de tocar la campana, para enterrar a un difunto tienen una forma de tocar la campana pero para otra cosa es otra forma. Con esa música o toque de campana daban vuelta a la calle principal del pueblo cargados de cuernos […]. Según dicen, después de eso pueden vivir unos dos o tres años pero después muere esa gente. Por eso es el doble de campanas.28
La sentencia, como vemos, es efectiva en cuanto se hace pública y más aún si ésta es drástica. Como apreciamos en “Suhua” (Fig. 4) y en “Jatun Cuchasapa” (Fig. 5), el espectador cumple un rol fundamental en este proceso. Es tal la importancia de la audiencia a nivel comunal que esta dinámica punitiva se repite en el espacio privado. Es más, cabría decir que la dicotomía de lo público y lo privado, hoy en día ampliamente debatida, pierde sentido en ciertos casos. Por ejemplo, en el cuadro “Castigo Familiar” (Fig. 6) lo que se muestra es una reproducción del rito punitivo público en el espacio doméstico.29 La imagen central muestra a una niña, quien es cargada por un familiar mientras otro la azota con un látigo de tres cuerdas. Hay una cruz en una mesa frente a ella y, sobre todo, hay varias personas presenciando el castigo. La leyenda menciona que quienes se reúnen a “sentenciar” son los padres y los padrinos de la menor. La imagen revela una cosa más, en el lugar, que es el interior de una casa, hay adultos pero también niños observando el 27
Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, V. 2, Alianza Editorial, Madrid, 1988, p. 518. Guamán Poma de Ayala, Ob. Cit., p. 231. 28
Quispe Michue, comunicación personal, Diciembre 12, 2006. El subrayado es nuestro.
29
Ver Nolte, Ob. Cit., p. 124.
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azotamiento, que termina por transformar esta morada en un espacio público, donde el castigo ejemplar busca hacer que estos jóvenes sigan «el buen cumplimiento de buenos modales sus deberes en el hogar con su comunidad». El rol punitivo, en este caso, recae en los padrinos, quienes en Semana Santa: Está[n] en la obligación de visitar al ahijado y al papá, al compadre, preguntarle cómo se comporta su ahijado. Entonces ahí le dan la queja y según la gravedad le dan su chicote y cuando es grave, grave, los cuelgan a la viga de la casa pero desnudo y ahí les dan; o a otros les hacen cargar, uno lo carga y otro le da. Entonces esa es otra disciplina, porque eso todo incluye, si es mentiroso, si es flojo, si es desobediente, todo, todo. O si no saludas, porque allá en la comunidad a todos tienes que saludar: “Buenos días”, “Buenas tardes”, a todo el mundo. Si tu no saludas, dicen que de repente es el ejemplo del papá, que no le ha enseñado, entonces queda mal visto el papá. Entonces, los que están en la obligación de corregir esto son los mayores, los viejitos, entonces llaman la atención, dicen—¡¿Cómo tu hijo no sabe saludar?!—al papá, entonces el papá queda avergonzado.
El Poder pedagógico de las tablas Para algunos investigadores, las “tablas” son advertencias morales sobre el comportamiento que debe seguir el poblador sarhuino. Otros han hecho énfasis en el hecho de que, en ciertos casos, la imagen difiere de lo que realmente sucede en Sarhua. Por ejemplo, Millones y Pratt encontraron que mientras las tablas enfatizaban el control de los jóvenes y sus experiencias sexuales, en la realidad, las prácticas sexuales prematrimoniales forman parte del proceso de consolidación de la pareja, por lo que son consideradas normales ya que ellas constituyen una forma de comprobar la compatibilidad o no de la persona con la que se mantiene una relación. Para estos autores, «el sesgo de las tablas hacia lo legislativo y lo didáctico puede estar conectado con su función original de integrar una nueva pareja a “la comunidad”»30. Nosotros consideramos que es necesario tomar en cuenta que la audiencia del artista sarhuino no es su comunidad, por lo que la acción pedagógica no está dirigida a sus pares locales sino a nosotros, su público, la audiencia ajena a la realidad de Sarhua. Aunque herederas de las “vigas”, los cuadros fueron concebidos en Lima, para un público capitalino y turista. Las tablas tradicionales lejos de tener una función normativa, tienen que ver más bien con un registro de las unidades domésticas de los familiares representados, como bien ha señalado Hilda Araujo.31 Por esta razón, sólo se retratan a los 30
Millones y Pratt, Ob. Cit., p. 42.
31
Hilda Araujo, “Parentesco y representación iconográfica: el caso de las “tablas pintadas” de Sarhua, Ayacuho, Perú”, en Denise Arnold (comp.), Gente de carne y hueso: las tramas de parentesco en los Andes, Instituto de lengua y cultura aymara (ILCA); Centre for indigenous american studies and exchange (CIASE), La Paz, 1998, pp. 461 – 524.
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familiares vivos, como ha aseverado Quispe.32 Los cuadros son herederos de la tradición de las tablas originarias, pero no son lo mismo. De ellos, los que muestran actividades relacionadas a la ley o a su cumplimiento tienen una función más sutil: la construcción de la memoria y la representación de Sarhua como un lugar de disciplina, de productividad, de justicia y de orden. Así, el objetivo del artista sarhuino es legitimar a su comunidad a través de una narrativa que exalta el cumplimiento de la ley. De la misma forma como el altépetl mesoamericano era la expresión concentrada de la nación caracterizada por ser el lugar de surgimiento de la vida civilizada; la representación de la comunidad de Sarhua como un espacio moral y disciplinado implica una interpretación ella como colectividad civilizada. Aún más, esta representación se construye no solo para legitimar, sino para enfatizar el contraste entre el lugar de origen y el lugar de migración: una Lima caótica, que se eligió como morada en momentos adversos y en donde la vulnerabilidad del migrante es patente. Por esta razón, más que un ejercicio autoetnográfico, los cuadros son una estrategia pedagógica, una narración que no se aleja de la realidad, sino que selecciona elementos de ella y crea un discurso que busca inculcar en el lector la visión del migrante de lo que debe ser la sociedad civilizada, la cual es representada, finalmente, por una comunidad omnipresente, que regula y que mantiene el balance entre lo terrenal y lo divino: Sarhua. Es por esta razón que los artistas han plasmado en sus cuadros no solo lo que ocurre actualmente sino lo que ellos vieron o les contaron, lo cual no contradice las dinámicas actuales relacionadas con el control social. Los varayoqs continúan impartiendo orden, el adulterio sigue siendo considerado una falta grave y el castigo ejemplarizador sigue vigente. A pesar de los momentos de violencia, especialmente durante los años de guerra interna (1980 – 2000) y también en contraposición a ellos, Sarhua emerge en tierras costeras a través de la memoria de sus migrantes. Los cuadros sobre castigo y orden se asemejan, de alguna manera, a los dibujos de Guamán Poma de Ayala, quien luego de explicar los métodos punitivos incas, escribió al Rey de España que: «… y ansí andaba la tierra muy justa con temeridad de justicia y castigos y buenos ejemplos; con esto parece que eran obedientes a la justicia y al Inga y no había matadores ni pleito ni mentira ni peticiones ni proculadrones {sic}, ni protector, ni curador interesado, ni ladrón, sino todo verdad y buena justicia y ley».33
32
Quispe Michue, comunicación personal, Diciembre 12, 2006.
33
Felipe Guamán Poma de Ayala, Ob. Cit., p. 231.
18
ANEXO
Fig. 01. “Ronday [1]”
Fig. 02. “Ronday [2]”
19
Fig.03. “Huanchillo”
Fig.04. “Suhua”.
20
Fig.05. “Jatum Chuchasapa”
Fig.06. “Castigo Familiar”
Fig. 07. Del Inga. Uinpillai. Castigos de adveteiras (Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva Corónica y Buen Gobierno). 21
Bibliografía Araujo, Hilda. “Parentesco y representación iconográfica: el caso de las “tablas pintadas” de Sarhua, Ayacuho, Perú” en Arnold, Denise (comp.). Gente de carne y hueso: las tramas de parentesco en los Andes. Instituto de lengua y cultura aymara (ILCA); Centre for indigenous american studies and exchange (CIASE). La Paz. 1998. pp. 461-524. Arguedas, José María. Señores e Indios. Acerca de la cultura quechua. Calicanto Editorial, Buenos Aires. 1976. Escriche, Joaquín. Diccionario razonado de legislación civil, penal comercial y forense. París, 1831. Florescano, Enrique. Memoria indígena. Taurus. México, 1999. Foucault, Michel. Vigilar y Castigar. El nacimiento de la prisión. Siglo XXI editores. México. 2005. Guaman Poma de Ayala, Felipe. Nueva Corónica y Buen Gobierno. Fondo de Cultura. Lima. [1615] 1993. Lemlij, Moisés y Luis Millones. Las Tablas de Sarhua: arte, violencia e historia en el Perú. Fondo Editorial SIDEA. Lima. 2004. Nolte, Josefa. Qellcay. Arte y vida de Sarhua, comunidades campesinas andinas. Terra Nuova. Lima. 1991. Millones, Luis y Mary Pratt. Amor Brujo. Imagen y cultura del amor en los Andes. IEP Instituto de Estudios Peruanos. Lima. 1989. Murra, John. The Economic Organization of the Inka State. JAI Press. Greenwich. 1980. Ramirez, Susan. To Feed and Be Fed. The Cosmological Bases of Authority and Identity in the Andes. Stanford University Press. Stanford. 2005. Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España. V. 2. Alianza Editorial, Madrid. 1988. Spalding, Karen. Huarochirí. An Andean Society Under Inca and Spanish Rule. Stanford University Press. Stanford. 1984. Tomoeda, Hiroyasu y Luis Millones. Pasiones y desencuentros en la cultura andina. Fondo Editorial del Congreso del Perú. Lima. 2005. Trimborn, Hermann. El Delito en las Altas Culturas de América. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima. 1968. Weber, Max. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. Mexico.1987.
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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp. 23-40, Copiapó-Atacama
PRISIONEROS BOLIVIANOS EN COPIAPO DURANTE LA GUERRA DEL PACIFICO Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba34 Mucho se ha hablado y escrito acerca de las atrocidades, cometidas por los soldados chilenos, durante las campañas de la Guerra del Pacifico. Esto porque el soldado regular (militar o soldado voluntario) o combatiente irregular (guerrillero y montonero) se encuentra agobiado por un poderoso stress que domina su cordura. Así bajo presiones anormales de angustia, miedo, hambre y odio, el soldado da riendas sueltas al saqueo, al pillaje, a las violaciones y al asesinato de sus enemigos. Estas atrocidades son una constante histórica, y no podía ser de otra manera, pues: lejos de los suyos la muerte puede caerle en cualquier momento. Ve sucumbir a sus compañeros con quienes ha compartido penas y alegrías, y no sabe cuando terminara todo aquello (...) en posesión de armas puede ejercer la venganza a discreción contra quienes lo afecten o son un peligro. Siente justificada sus acciones y por eso no se detiene para destruir y hacer botín (...) destruir es un desahogo y robar parece ser un derecho para compensar los sufrimientos y peligros (...) si en el escenario hay alcohol y mujeres, el desenfreno es inevitable35 Estos “vicios de la guerra” le fueron imputados a los soldados chilenos durante la Guerra del Pacifico. Relatos de ello se encuentran por montones, eso si, no exentos de subjetividad, pues como comprobaremos mas adelante, Chile se mostró correcto en lo que al trato de los heridos y prisioneros enemigos se refiere. El Coronel Estanislao del Canto luego de la batalla de Dolores, anotaba en su libreta de campaña: “daba gusto ver como soldados de los distintos regimientos chilenos pedían permiso para ir a recoger enemigos heridos, que trasportaban al cuerpo de ambulancia formado camillas con sus rifles entrecruzados”36. Este gesto de humanidad, este “Sentir Samaritano”, permitió mitigar un poco los horrores de la guerra. Esta es la compasión del soldado, que siendo guerrero, es finalmente humano y compasivo con el cadáver del enemigo. El alto mando militar y el gobierno chileno en la medida de lo posible, trataron de evitar los actos de salvajismo con los prisioneros y heridos, evitando los saqueos y el 34
Profesor de Historia y Geografía, Magíster en Estudios Latinoamericanos, Productor Audiovisual, Investigador y Encargado de Colecciones Museo Regional de Atacama. rodrigo.zalaquett@dibam.cl. 35
Sergio Villalobos R. Chile y Perú, la historia que nos une y nos separa. Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2004. Pág. 156. 36
Sergio Villalobos, Ob. Cit. Pág. 168.
23
pillaje; apegándose a la “Ley de la Guerra”, concepto abstracto y ambiguo, pero que tenia su fundamento en el Derecho Internacional de la época, es así como: El Gobierno de Chile publico “El Derecho de la Guerra según los últimos progresos de la civilización”(Santiago de Chile 1879) que fue repartido a los jefes militares (...) incluía los trabajos del Congreso Internacional de Bruselas en 1874; el Proyecto de una Declaración Internacional Relativa a las Leyes i usos de la Guerra; La Declaración de San Petersburgo sobre armas prohibidas, y las Instrucciones para los ejércitos de los Estados Unidos de América, publicada en 1871.37 Estas disposiciones fueron tomadas en cuenta por el alto mando castrense, quien las remitió a los jefes y comandantes de las unidades en campaña, con el fin de ponerlas en practica y evitar vejaciones a la gente y desmanes en los poblados ocupados, como ocurrió luego de la batalla de Miraflores, donde “el pueblo de Miraflores fue saqueado como Chorrillos y Barrancas. Nuestros soldados llegaron ese día cargados de cebollas, libros, trajes de paños y muchas otras cosas”38. El perder la guerra genera en los pueblos derrotados el nacimiento de un fuerte y poderoso nacionalismo antichileno, que se nutre de resentimiento y espíritu revanchista. El resentimiento y la desconfianza propicio la creación de símbolos pictóricos y estudios históricos y literarios, de parte de artistas e intelectuales peruanos y bolivianos, que rescatan el honor de la vergüenza que significa la derrota en la guerra. Las iconografías creadas muestran el salvajismo del “mapochino”, del soldado chileno, que es autor de atrocidades, violaciones y pillaje. Sin embargo Justo Abel Rosales en su entrada a Lima junto al “Aconcagua” escribía: Parece que el ejercito ha causado una impresión completamente distinta de la idea que tenia formada de nosotros el pueblo limeño, que nos creía desaseados, rotos y tal vez horribles de aspecto. La prensa nos había pintado como demonios alzados, y era natural que así lo creyesen. Por eso la mayor parte de la gente decente había huido de Lima, y la que quedaba cerraba sus puertas con trancas y llave, y solo miraba por las aberturas de ventanas ocultas tras de celosías 39. Las observaciones que podemos realizar del arte pictórico referente al conflicto son interesantes. Por ejemplo, el dramático óleo de Ramón Muñiz titulado “El Repase”, es tan fuerte en términos simbólicos, que cala hondo en el inconsciente colectivo del pueblo peruano y boliviano. En la pintura de Muñiz, se muestra a un soldado chileno que interpérrito intenta “repasar” a la bayoneta a un enemigo herido. Una “rabona” deja de lado a su pequeño hijo, para interponerse entre el cuerpo de su compañero herido y la bayoneta del soldado chileno. Los rasgos de las victimas denotan su etnia indígena y en sus rostros se
37
Ibidem. Pág. 158.
38
Ibidem. Pág. 223.
39
Ibíd. Pág. 230.
24
observan gestos de dulzura, inocencia y temor. En cambio el “roto” chileno es duraza blanca, su rostro se muestra duro y seco, un vil asesino. Esta imagen de fuerte contenido emotivo, potencia el rechazo y esto determina el odio, la venganza, el resentimiento, la desconfianza y el afán de venganza. Recordemos que este recurso llamado “El Repaso”, consistía en rematar al enemigo con la bayoneta una vez herido a bala. Esto lo explicaba un soldado del Atacama diciendo que “necesitaban dejar bien muertos a los enemigos, porque muchos se hacían los muertos y después les disparaban por detrás a mansalva”40 Pero el “repaso” no fue exclusivo de las tropas chilenas, los soldados de la “Alianza” también la hicieron suya en Tarapacá y La Concepción, sus tropas embriagadas de sangre ultimaron a los heridos en el campo de batalla. Hemos visto no menos de 35 oleos, dibujos y pinturas, de artistas chilenos, peruanos y bolivianos, referentes a la Guerra del Pacifico, en ellos no encontramos ninguna obra referente a los “prisioneros” o cuyo tema sea el de “prisionero de guerra”. Esto porque el ideal heroico del soldado de aquella época, era representado en el arte pictórico por los actos de valentía de los soldados y regimientos; los campos de batallas y sus muertos, las tumbas y cruces en el desierto; acciones bélicas de regimientos; el descanso y los sueños del soldado, los vigías, etc; pero ninguno esta relacionado con el cautiverio del prisionero de guerra. Pareciera que la problemática que implica la “cuestión” de los “prisioneros de guerra” no fuera un tema importante dentro las planificaciones estratégicas de los generales. De hecho eran los propios soldados los que hacían prisioneros, porque “durante la Guerra del Pacifico no se organizaron las unidades para la custodia de prisioneros, sino que las mismas tropas combatientes cumplían esta función en forma transitoria”41. A pesar de ello, como veremos mas adelante, desde las filas chilenas los prisioneros bolivianos y peruanos, gozaron de prerrogativas que hicieron más llevadera la vida en cautiverio. Tal vez algunos de los soldados bolivianos y peruanos al rendirse en el acto, se salvaron del “repaso” a la bayoneta. Los que se rindieron, vivieron. Los que no, murieron, pues una carga a la bayoneta sin duda era una carnicería: Empezamos a subir una loma, que era el punto mas bien defendido por los peruanos y que por esto mismo, fue el cementerio de los chorrillanos, por ahí quedo un alfombrado de cadáveres. Todo el trayecto que recorrimos al lado de un largo foso, lo encontramos lleno de muchos centenares de cholos muertos de la manera más horrible. La lucha bebió ser aquí tremenda. Parece que estas posiciones fueron tomadas a la bayoneta, porque no de otra arma eran las terribles heridas que tenían los enemigos. Una cuadra imedia distante de nosotros, a nuestra derecha divisamos algo que en principio me figura, parecía grandes montones de ropa blanca, y sin embargo eran filas de muertos. La matanza aquí fue 40
Boletín de la Guerra del Pacifico. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile 1979. Pág. 430.
41
Sergio Rodríguez, Problemática del soldado durante la Guerra del Pacifico. Edimpres LTDA. Santiago de chile 1984. Pág. 17
25
grande. Note que chilenos no habían 6 muertos por donde pasábamos. Yo deseaba salir de ese lugar repugnante, doblemente horroroso por el aspecto espantoso que tomaban los cadáveres, reventados de la cabeza los más, otros descuartizados42. Los soldados enemigos que apertrechados en sus posiciones defensivas, finalmente fueron arrollados por una carga a la “bayoneta con chivateo araucano”. Estos al ver avanzar salvajemente una muralla de puntas de acero decididas a embestir, apuñalar y moler carne, sembraron el terror y el caos en algunos soldados de la Alianza, que enganchados a la fuerza, no tenían la voluntad de pelear por una “patria” que les era muy lejana. El encuentro entre Justo Rosales con un boliviano, luego de la batalla de Tacna es sintomático: “¿Y Ud., le dije, porque no anda con rifle en mano para defender su patria como los demás?; -Porque yo soy arriero, pues siñor, y boliviano, y no me importa nada que gobierne aquí el que quiera. Nosotros los serranos vivimos como animales, solo del trabajo, pues, señor”43. El “repaso” que se realizaba durante el combate era previsible pues cualquier soldado que no se encuentre gravemente herido, es un enemigo potencial. Pero en las ciudades ocupadas, la situación era diferente, pues era necesario mantener la disciplina de la tropa, para que no ocurriesen saqueos y desmanes, y así mantener buenas relaciones con la población civil. Luego de la victoria en el “Alto de la Alianza”, el comandante del “Atacama”, Juan Martínez señalaba luego de ocupar uno de los fuertes enemigos: “Aquí hicimos alto y ordene a los señores oficiales que me acompañaban, reunieran su jente para evitar que entraran a la población, pues no creí prudente hacerlo44. Un corresponsal del periódico boliviano, “El Comercio de la Paz”, señalaba, a propósito de la entrada de los soldados chilenos en la ciudad de Tacna: Sin embargo no había sido el ejercito todo el que penetro a la ciudad a consumar las estorciones enunciadas, sino únicamente un numero de 200 a 300 soldados que, de una manera furtiva i so pretexto de perseguir a los derrotados, lograron internarse a la población; pues en obsequio de la verdad i justicia debemos espresar que ha pesar de la ciudad de Tacna había sido de hecho abandonada al amparo del enemigo vencedor, sin ninguna formalidad de parte de las autoridades (...) habiace contenido por el general en Jefe chileno el desborde de su forajido ejercito, impidiéndose por todos los medios posibles la entrada de los soldados, que ardían en el fuego de la avidez y la ambición45.
42 43
Ibidem. Pág. 210. Ibidem. Pág. 175.
44
Ob. Cit. Pág. 567.
45
Ibid. Pág. 622.
26
El parte de guerra del Escuadrón Carabineros de Yungay Nº 1, luego de la batalla de Tacna, hace referencia al rescate de prisioneros y resguardo del orden que el ejercito chileno realiza luego de la batalla: Se rescataron 11 de nuestros prisioneros de épocas anteriores, que en la cárcel se hallaban encerrados, i se dieron las ordenes necesarias para la conservación del orden, y se ordeno que alguna tropa de la primera división, entrara también para asegurar el mas exacto cumplimiento de estas disposiciones. El escuadrón ocupo la noche entera en reunir dispersos y prevenir los horrores y desordenes tan difíciles de evitar en un pueblo tomado por asalto46. El orden y la disciplina de la tropa es responsabilidad de sus jefes. Se entiende entonces que el nivel moral y profesional de los oficiales debía ser el mejor, pues al ser jefes de combatientes, sus acciones y ejemplos de valor o cobardía, de justicia o injusticia, equivalen a ganarse el respeto y la adhesión de su tropa, y con ello la manutención de la disciplina. La máxima es, “Los buenos oficiales hacen un buen Ejercito”. Para el oficial: Los deberes y virtudes militares constituyen el norte de su acción. Deben ser profundos conocedores de su profesión y ser capaces de instruir, entrenar, administrar y conducir a la unidad que comandan (...) un oficial solo logra el respeto y subordinación voluntaria de sus hombres gracias a sus capacidades y conocimientos superiores, la entrega a la causa, disciplina y valentía. En suma todos aquellos rasgos que conforman al verdadero líder47 El ejemplo descrito a continuación, por el diario “Atacama” durante el asalto a Pisagua es sugerente: Otro de los prisioneros, el teniente Escalier Barroa, dice que se rindió a cinco soldados i un sargento del Buin, que le dieron alcance justo en el campamento. Uno de ellos lo registro para ver si llevaba armas i le quito la espada y un revolver. Pero no contento con esta pesquisa volvió a registrarlo y le saco del bolsillo el reloj y la cadena. Pero visto esto por el sargento le ordeno agriamente que devolviera al prisionero el reloj y la cadena. Diciéndole ¡nosotros hemos venido a pelear i no a robar! 48 Los soldados y oficiales que incurrían en delitos y pillajes, eran severamente castigados. El soldado poeta del “Atacama” Rafael Torreblanca señala en una de sus cartas. “Una partida de esos bandidos fue fusilada, y en ILo se esperaba al “Angamos”, que se llevaba otra remesa para pasarla por las armas”49.
46
Ibid. Pág. 697.
47
Idem. Pág. 18
48
El Atacama, noviembre 1879.
49
Sergio Fernández. Santa Cruz y Torreblanca. Editorial Mar del Sur, Santiago de Chile 1979. Pág. 183.
27
El disiplinamiento de la tropa se hacia más complejo aún cuando algunos de los regimientos, no estaban formados por los mejores ciudadanos, ya que se enganchaban a convictos, borrachines, patanes y buscavidas: El método más efectivo, sin embargo, fue el reclutamiento forzoso, para lo cual se utilizaron todo tipo de tácticas. En Chillan todo hombre sorprendido en la calle después de las diez de la noche era reclutado por el Cuerpo de Carabineros de Yungay. En San Antonio se engancharon todos los trabajadores de los fundos aledaños (...) en los primeros meses del conflicto los reos de la Penitenciaria de Santiago, cambiaron la vida carcelaria por la militar, contribuyendo de paso a aliviar los graves problemas de hacinamiento carcelario y de inseguridad ciudadana (...) un viejo oficial decía, ¡malos cuidadnos, buenos soldados!, en Quillota un juez ofreció enganchar a todos los ebrios que llegaran detenidos”50. El enganche forzado no fue de todas maneras la única forma de armar un ejército, pues hubo batallones y regimientos que se formaron exclusivamente de voluntarios, que tuvieron su base en las Guardias Cívicas de las ciudades. Como lo fue la creación del glorioso Batallón Atacama, formado por mineros, estudiantes, campesinos y artesanos de la región atacameña.
Los Prisioneros de Guerra Recordemos que los propios soldados hacían prisioneros durante la Guerra del Pacifico, porque no se organizaron “las unidades para la custodia de prisioneros, sino que las mismas tropas combatientes cumplían esta función en forma transitoria”51. El entierro de los cadáveres o el traslado de los heridos a los cuerpos de ambulancia, fue el trabajo que los prisioneros de guerra desempañaban al estar cautivos: “se nombro cierto numero de soldados para enterrar a los muertos. Esta misma operación ya la estaban practicando los prisioneros enemigos que en grandes partidas iban capturando nuestros soldados” 52. El buen trato de los chilenos a los prisioneros capturados, es mencionado por Gustavo Rodríguez, periodista peruano del periódico “El Nacional de Lima”, quien presencio la batalla de Tacna: “es necesario decir la verdad en todo, aún cuando refluya en elogio de un enemigo (...) nuestros prisioneros no han sido maltratados por nuestros enemigos, al menos aquellos de graduación un poco alta.”53. Entonces ¿como podemos entender el “repase”, y los actos de salvajismo y de masacres despiadadas de parte de soldados los chilenos?. Es obvio que hubo hechos deplorables, pero generalizar es un error. La barbarie del chileno: 50
Carlos Donoso y Juan Couyoumdjian, De Soldado orgulloso a veterano indigente. Historia de la vida privada en Chile. Vol. II Rafael Sagrado y Cristian Gazmuri. Editorial Taurus, 2006. Pág. 239. 51
Ibidem. Pág. 17.
52
Ibidem. Pág.212.
53
Ibidem. Pág. 620.
28
No se entienden con la cantidad de heridos y prisioneros resultantes en las batallas, ni con el sin numero de los que fueron enviados a Valparaíso, donde se las recluía y atendía, y los cientos y cientos enviados a los puertos peruanos, y los contingentes bolivianos dejados en libertad, para dirigirse a su patria. El despacho de peruanos al Callao era una acción meritoria, y también imprudente, pues en poco tiempo podrían volver a tomar las armas54. El Estado chileno se hizo cargo de los prisioneros de Guerra, mediante dos mecanismos: Primero a través del amedrentamiento y la amenaza al prisionero. “Una gran cantidad de prisionero y heridos fueron dejados en libertad para regresar a su patria, bajo palabra de honor de no volver a empuñar un arma contra Chile. Si el ex prisionero no cumplía su palabra y era apresado en otra batalla, seria fusilado”55. “El Perú Ilustrado” en su edición del 19 de julio de 1890, recuerda que a Juan Pablo Aiyón le ofrecieron su libertad si firmaba un acta comprometiéndose a no tomar las armas contra Chile, promesa que el rechazo violentamente, como un insulto que se le estaba haciendo a su persona y a su calidad de peruano. A su esposa le escribía entonces la siguiente carta: Me exigen una firma deshonrosa por mi libertad, me encuentro muy mal de salud, quizás esta será la ultima que te escriba; pero no puedo acceder a semejante humillación, yo no tengo mas patrimonio que el honor, única herencia que les dejo a mis hijos; moriré aquí separado de los que mas quiero, cuales son tu y mis hijos; pero no puedo mancillar mi honor: no puedo mancillar la dignidad de mi patria56. El segundo mecanismo fue mediante el secuestro, el rapto del prisionero de guerra, que es llevado a la patria del ejercito vencedor. De esta forma, gran cantidad de prisioneros fueron llevados a Chile y ubicados en distintas localidades de Atacama en el norte chileno, San Bernardo y Rancagua en la zona central de Chile. Tenemos un relato muy interesante de esta última ciudad. Luego de la batalla de Calama llegan 34 prisioneros bolivianos; 8 eran oficiales y 24 soldados. Al llegar a la ciudad en el tren de las 7 de la tarde: El gobernador expreso a los oficiales, que por esa noche recibirían la hospitalidad de los vecinos, y que a contar del día siguiente, podrían circular libremente dentro de la población (...) una docena quedo en la ciudad, en casa del convento, e incluso en la del gobernador, recibían habitación, comida y ropa gratis, además de 50 centavos diarios los oficiales, y veinte centavo los soldados, de sueldo (...) Con este trato habrá aprendido a conocer, una realidad distinta de lo que era este país
54
Ibidem. Pág. 168.
55
Entrevista Coronel Alberto Márquez, Museo Histórico Militar. Santiago de Chile. Julio 2006.
56
Comisión Permanente de Historia del Ejercito del Perú. La Epopeya del Morro de Arica, Lima, Perú 1980. Pág. 144-145.
29
con quienes circunstancialmente eran sus enemigos. Inclusive recibían correspondencia normal de sus familiares y amigos57. Desde la batalla de Calama y Pisagua comenzara la captura de los prisioneros enemigos, que fueron traídos a Chile. El vapor “Paquete de Maule” e “Itata”, fueron utilizados varias veces para ello, incluso el blindado “Cochrane” que “venían de Arica trayendo el primero 1.400 y tantos prisioneros de tropa y 285 oficiales de todas graduaciones.”58. La Intendencia de Atacama, la Municipalidad de Copiapó, y El Batallón Atacama, se hicieron cargo de los prisioneros, que el batallón capturo. Así el 7 de noviembre de 1879, el Comandante General de Armas de Atacama remitía el siguiente comunicado al Comandante del Batallón Cívico: Preparase para recibir en el hospital de sangre los primeros 5 prisioneros heridos, algunos de los cuales se hacen acompañar por sus mujeres y a los 51 prisioneros de Pisagua, los que permanecerán bajo custodia en el cuartel de policía por parte del personal del mismo batallón. Disponiéndose a demás hacer llegar una copia de la lista entregada por el oficial que vino de Caldera con los prisioneros59. No cabe duda que estas “mujeres” que acompañan a los soldados en el cautiverio en chileno eran parte del grupo de “rabonas” que cada unidad militar tenia. Recordemos que “los ejércitos peruanos y bolivianos tenían como característica, el gran numero de mujeres que los seguía (...) entre otros menesteres, preparaban el alojamiento y la alimentación (...) la rabona iba con las tropas por su propia iniciativa, nunca por la fuerza”60. Otro comunicado expresaba: El sábado 8 del corriente llego el tren extraordinario que conducía los heridos del Atacama y algunos prisioneros de los tomados en Pisagua. Los segundos fueron depositados en el cuartel de policía i los primeros en el hospital de sangre, donde se les tenia preparado un excelente i cómodo local. Los curiosos que se habían aglomerado en la plaza bien poco pudieron ver si no fue desembarcar a los prisioneros61. Los gastos generados por los prisioneros debían ser asumidos en su totalidad por el gobierno local, gastos por lo demás onerosos, en virtud de la escasees de recursos, pues estos se disponen en su totalidad para la guerra. Tal ves por eso se publicaban los gastos destinado al cuidado de los prisioneros, pues el “Atacama” anunciaba en un apartado: 57
Rene Leiva Berrios. Héroes de mi Pueblo. Ensayo Histórico. Mención Honrosa Concurso Gabriela Mistral, Ilustre Municipalidad de Santiago de Chile 1980. Pág. 22-23. 58
Idem. Pág. 103.
59
Rodrigo Igor Mora. Historia Militar de Copiapó. Impreso en Comercializadora Grafica y de Eventos Ltda. Copiapó 2001. Pág. 55. 60
Paz Larraín Mira. Presencia de la mujer chilena en la Guerra del Pacifico. Ediciones de la UGM y Centro de Estudios Bicentenario. Santiago de Chile 2002, Pág. 82-83. 61
Comandancia General de Armas de Atacama, 1879-1880. Libro A, Constancia escrita de los Documentos de don Guillermo Matta, escritos y recibidos durante la Guerra del Pacifico, Copiapó 1883. Pág. 268.
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“Gastos de Prisioneros. El gasto que han ocasionado los prisioneros peruanos i bolivianos existentes en esta ciudad asciende a 186 pesos y 98 centavos. Esos gastos provienen del pago de hotel, manutención, lavado, luz y lumbre correspondiente al mes de enero que acaba de espirar”62. Ya anteriormente Guillermo Matta, Intendente de Atacama y Comandante General de Armas de la Provincia, le había comunicado al Ministro de Guerra el 03 de diciembre de 1879 lo siguiente: He expedido el siguiente decreto para pagar los gastos ocasionados por los prisioneros de Pisagua que existen en esta ciudad, por lo que respecta a su alimentación i ropa que ha habido necesidad de comprarle. Debo prevenir a US: que a los prisioneros se les ha surtido de aquello más indispensable que necesitaban, como vera US. Por las planillas y comprobantes que tengo el honor de adjuntarle. Fdo. G. Matta63. Los prisioneros serian custodiados por los Bomberos. Este cuerpo de voluntarios bomberiles fue ofrecido por el Comandante de Bomberos de Copiapó, al gobierno chileno. El que decreto el 15 de abril de 1879, la creación del “Cuerpo de Bomberos Armados de Copiapó”. Estos habían sido armados, pues la Guardia Municipal había sido incorporada al Batallón Atacama. Su función no fue solo la de custodiar a los prisioneros y asegurar “el orden y la seguridad”, sino que además debían combatir el fuego, asegurar el suministro de agua a la ciudad, apoyar en las labores del hospital de sangre, contactarse con los familiares de los soldados muertos, y acompañar los restos mortales de los caídos del “Batallón Atacama”, al cementerio. Es de imaginar que la captura de algunos de los prisioneros genero momentos de tensión entre el soldado victorioso y el derrotado. Las acciones de los combatientes durante los escasos segundo previos a una rendición, pueden ser la diferencia entre la vida o muerte. Sobre todo si no se contaba con la simpatía del soldado vencedor. “El Atacama” escribía luego del triunfo en Pisagua: La especie de consideración que se guarda a los bolivianos respecto de los peruanos, no es en manera alguna fingida, como lo hacen creer estos, sino un sentimiento que hasta nuestros soldados participan. Gregorio Palacio, capitán Boliviano entrevistado en el “Loa”, nos cuenta que le cayó una bomba de la Ohiggins, apenas vuelto en si, el señor Palacios se encontró al frente de tres soldados del Atacama, que acababan de asaltar la trinchera. Los soldados que lo acompañaban fueron muertos a tiros, i viéndose solo el capital Palacios declaro que estaba rendido. Entonces uno de los soldados chilenos repuso: No se escapa ningún peruano, al mismo tiempo le apunto su rifle. A penas tuvo tiempo Palacios para desviar el rifle y decir. Pero yo soi boliviano. El mismo soldado que le había amenazado repuso; Ah, es boliviano?, entonces pase al centro 64. 62
El Atacama, febrero 1880.
63
Ob. Cit. Pág. 59.
64
El Atacama, noviembre 1879.
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Otros soldados no tuvieron la misma suerte. Abel Rosales escribía desde Tacna: Un soldado del 2do de Línea se preparaba para ultimar a un soldado de la Alianza, que estaba herido, pero llega un oficial no se si del mismo cuerpo, y trata de impedir tal acto. El soldado se enoja y amenaza al oficial si no se retira, diciéndole que no dejara de matar a su enemigo. El oficial se retira, y aquel mata al cholo. Muchos son los casos que se cuentan sobre esa fiebre por matar que estaban poseídos los vencedores, especialmente los del 2do de Línea65.
Prisioneros Bolivianos del “Alto de la Alianza” Luego de la batalla de Tacna o Alto de la Alianza, el ejercito chileno toma una cantidad importante de prisioneros “los prisioneros hechos, contando con los heridos, casi llegan a 2.500. Entre ellos dos generales, 10 coroneles y gran numero de jefes y oficiales”66. Cabe destacar que luego de esta batalla, las tropas chilenas guardan un comportamiento ejemplar, en especial con las tropas bolivianas, como lo señala el periodista Flavio Machicado, del diario paceño “El Comercio”: “El ejercito vencedor prodigaba con marcados rasgos de consideraciones i hasta de generosidad a los prisioneros bolivianos, siendo el que habla testigo ocular de la verdad, con motivo de haber sido tomado prisionero en la misma tarde del 26 por un piquete de caballería”67. A la luz de lo expuesto, no cabe duda de las consideraciones del soldado chileno para con el boliviano. Este las acepto de muy buena gana, más aún si la mentada “Alianza” con el Perú no tenía sólidas bases de compromiso y lealtad. Al parecer la presencia de tensiones entre la tropa, también existía. Perú no confiaba en su “aliado”, y por eso “varios historiadores que han estudiado el tema, coinciden en creer que Bolivia aceptaría finalmente un acuerdo con Chile y contra el Perú”68. Por ello la historiográfia peruana ha señalado que el tratado secreto contra Chile, fue un mal negocio: Basadre se pregunta. ¿Porque se amilano la diplomacia peruana ante el conflicto chileno-argentino de 1874 y 1875?, Si una clara previsión estratégica indicaba que el avance de Chile hacia el norte era implacable. ¿no convenía mas tratar de detenerlo en buena campaña(Argentina y no Bolivia) o descartar alianzas?. Finalmente
65
Ibidem. Pág. 168.
66
Ídem. Pág. 561.
67
Ibidem. Pág.622.
68
Luís Durand Flores. Compendio Perú Histórico. Vol. VII. Editorial Milla Batres. Lima, Perú, 2005. Pág. 100.
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chilenos y argentinos llegaron a un acuerdo y Argentina quedo al margen del conflicto.69 Recordemos que la derrota en Tacna significa la retirada definitiva de los bolivianos del conflicto, situación que derrumbo definitivamente las bases de la “Alianza”, por ello no es aventurado pensar que algunos soldados bolivianos se entregasen voluntariamente a las tropas chilenas. Preferían rendirse al soldado chileno, que sufrir la ira del pueblo peruano. Esto porque los peruanos culpaban a los bolivianos del gran descalabro sufrido: Algunas clases vulgares de la sociedad, entre mujeres, militares y particulares, se ensañaban propinando voces, improperios contra el ejército boliviano, atribuyendo a la cobardía y mal comportamiento de este, la derrota de las fuerzas aliadas. Soldados bolivianos, abatidos por el cansancio, la sed, la decepción de la derrota, eran perseguidos con amenazas, insultos, maltratos i humillaciones, a su paso por las calles de Tacna, sin otro recurso que el silencio para su amargura moral en ese funesto día70. Estos soldados bolivianos que huían en desbande, sin oficiales que les dirigieran, embriagados por la rabia de la derrota, urgidos por una posible persecución de la caballería chilena, y como una forma de vengar las vejaciones sufridas por sus “aliados peruanos”, proceden a saquear los poblados que se encontraban en su camino de retirada: Las tropas bolivianas han hecho un saqueo devastador por donde han pasado, se han llevado brigadas enteras cargadas con cuanto encontraban, y hacían fuego a los que se defendían (...) la opinión unánime del ejercito y la mía, y la de todos, es no volver a pelear mas junto a los bolivianos 71
Prisioneros Bolivianos en Copiapó. Algunos de los prisioneros capturados para salvar sus vidas alegaban “enganches forzados”, que realizaba principalmente en las sierras y el altiplano, afectando en mayor medida a la población indígena. Rafael Torreblanca en carta a su hermano Manuel, le contaba que luego de la batalla de San Francisco, recorriendo el campo de batalla, toma prisionero a un soldado “en seguida se arrodillo y quiso besarle la mano al Teniente Arce: ¡no me mate taita, A mi me han traído amarrado para hacerme soldado! (...) creo que hasta hora no se han entregado ningún prisionero sin repetir ¡no me mate tatai, me han traído amarrado!”72. 69
Durand. Ob. Cit. Pag. 103.
70
Ibidem. Pág. 622.
71
Oficio del Prefecto de Tacna, Pedro Alejandro Del Solar a Pierola. 29 de mayo 1880. Citado por Sergio Villalobos. Ibidem. Pág. 227. 72
Sergio Fernández. Ob. Cit. Pág. 166-167.
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Podemos señalar que los prisioneros ubicados en la provincia de Atacama, sirvieron como fuerza de trabajo en las minas del sector, ya que estas habían visto reducida su capacidad productiva y mano de obra, producto de que sus trabajadores se habían incorporado al “Batallón Atacama”, por esta razón, la ubicación de estos prisioneros en las faenas mineras fue de suma importancia para la continuidad de la producción minera de Atacama, la fuerza de trabajo faltante fue suplida por los prisioneros. Aplicando una lógica capitalista, podremos decir que donde existan recursos disponibles el hombre los aprovechara. Y así aprovecharon los propietarios de minas e industriales, hacendados y empresario, la fuerza de trabajo que estos contingentes de prisioneros les proporcionaba. Respecto del trabajo que los prisioneros pudieran realizar en labores agrícolas del sur del país, no tenemos mayores antecedentes, pero no es aventurado pensar que así fue. Pero el siguiente dato nos da alguna luz, respecto de la llegada de prisioneros bolivianos a la ciudad de Rancagua: “Algunos hacendados pidieron llevarse prisioneros hacia el campo a trabajos remunerados”73. Pero estos prisioneros ubicados en las faenas mineras de Atacama, ¿habían sido mineros en su país, tenían experiencia en la extracción minera, o era neófitos? A modo de hipótesis, pensamos que pudo haber ocurrido una ubicación selectiva de los prisioneros. Aquellos que vivían en localidades mineras de Bolivia o el Perú, fueron ubicados en localidades mineras chilenas. De esta manera, no solo logran descongestionar las cárceles y cuarteles de policía, sino que además, con su experticia en el trabajo minero, sirvieron de peones en las faenas. El Intendente Guillermo Matta envía un telegrama al Ministro de Guerra, el 7 de junio de 1880: Los ciento ochenta prisioneros se han repartido entre propietarios que inspiran confianza. Sesenta han quedado en los minerales de Caldera, cien han ido al mineral de Chimbéros, y el treinta restante han tenido que ir al hospital a medicarse. Viene enfermos de terciana y disentería, i luego que mejoren irán a alguna faena. Rogaría a US. Que me autorizara para comprar a esta gente siquiera una camisa, i pantalones, han llegado desnudos i descalzos.74. Un titular del diario Atacama del 18 de junio de 1880 decía: “Sesenta prisioneros también bolivianos, quedaron en Caldera todos contratados para el mineral El Algarrobo”75. Más adelante continua: En el tren de la tarde llegaron hoy de Caldera 120 prisioneros bolivianos, todos ya contratados para las minas. Han sido por lo pronto alojados en el cuartel de policía. Gran concurrencia asistió a la llegada, y no tenemos palabras bastante enérgicas para deplorar la torpe 73
Rene Leiva Berrios. Ob. Cit. Pág. 22.
74
Idem. Pag. 59.
75
El Atacama. junio 1880.
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conducta de algunos muchachos mal criados que trataban de formar pifias i silbatinas en contra de esos infelices. Felizmente para el buen nombre de nuestro pueblo, esas indignas manifestaciones no encontraron eco sino en unos pocos ociosos borrachos, y toda la gente honorable que allí había se condujo dignamente i condeno el proceder de esos muchachos y esos borrachos. ¿No tienen padres esos niños, no tiene maestros? La policía debió tomar a los bribones que con estúpida conducta, degradaban a nuestro pueblo. Decimos bribones, porque solamente los cobardes y los pillos son capaces de no respetar el cautiverio, de los que caen defendiendo valientemente la causa de su patria76. Días mas tarde, el 22 de junio de 1880, el mismo diario anunciaba: “desde esta mañana se dice que 600 prisioneros vendrán a Copiapó para ser remitidos a Cerro Blanco y la Mina Buena Esperanza. Donde tendrán colocación ventajosa en su indefinido cautiverio. ¿Los nuestros de otro tiempo, tendrían igual pichincha en el Perú?77. ¿Que ocurre con estos prisioneros, una vez terminada la guerra?, ¿Existió algún tipo de integración entre los prisioneros y algunos ciudadanos o familias copiapinas?, y si esto ocurrió, ¿se radican en Copiapó, casándose y formando familia en esta ciudad, o regresan a su patria? No obstante estas preguntas, una curiosa lapida, la Nº 238 del Cementerio de esta ciudad, tiene grabado lo siguiente: AQUÍ YACEN LOS RESTOS MORTALES DEL EX CABO DEL BATALLON AROMA DEL EJERCITO BOLIVIANO. CAMPAÑA DE TACNA. AÑO 1879. FERNANDO YÁNEZ. 29 de noviembre 1925. Copiapó. ¿Que hacia este cabo del “Batallón Aroma” del ejercito boliviano enterrado en Copiapó luego de terminada la guerra?, ¿Quién era Fernando Yánez? La carencia de datos es desconcertante. Los datos personales del soldado Fernando Yánez, no aparecen en el libro Mayor del Cementerio, solo esta ingresado como difunto en los nichos ubicados en la vereda norte del cementerio, pertenecientes a la Sociedad de Artesanos de Copiapó. Además constatamos que la fecha de defunción ingresada en el sistema computacional difiere de la señalada en la lapida (29 de noviembre de 1925), la fecha que aparece en el sistema es el 29 de febrero de 1923. Según las fuentes que tenemos a nuestra disposición, sabemos que el “Batallón Aroma” de Cochabamba, era un cuerpo de infantería que estaba compuesto por el “Aroma“ Nº 1, “Aroma” Nº 2 y “Aroma” Nº 4; también llamados los “verdes”, por el color de su 76
El Atacama. junio 1880.
77
El Atacama. Junio 1880.
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uniforme. Lo dirigía el coronel boliviano Belisario Antezana y se encontraba en la guarnición de Mejillones, antes de entrar en combate. Lucharon en la batalla de Dolores, donde formaba la segunda línea en la reserva. Se encontraba al mando del general Villamil. Además del “Aroma” se hallaban los batallones bolivianos Victoria, Vengadores y Colchechalca. También participa en Tacna, donde fue dirigido por el coronel boliviano Eleodoro Camacho, que bajo las ordenes del Contralmirante Lisandro Montero se ubico en la reserva, junto a otros tres batallones bolivianos: Murillo, Colorados y Zapadores. Como se aprecia, siempre estuvo en la reserva, y solo combate en las dos acciones mencionadas. ¿Como llega Fernando Yañez a Copiapó? ¿Cómo prisionero del “Atacama”?, ¿será que el cabo Fernando Yánez, era minero, y por tanto fue designado a esta ciudad, para trabajar en las faenas mineras del sector?, o ¿tal vez fue hecho prisionero por algún soldado atacameño que lo salvo del repase?, ¿por qué se quedo hasta su muerte en Copiapó?, ¿pensó tener aquí mas éxito que en su país?, Aplicando un análisis, en donde las categorías de “Adaptación en resistencia” son las causantes de la buena o mala adaptación del sujeto-prisionero a su nuevo ambiente, la prisión, concluimos que el Cabo Yánez, activo en su estructura mental estas dos categorías. Para no ser humillado, pasar malos ratos, o perecer, es preciso integrarse, ser flexible de carácter, aunque sea mediante falsas lealtades en un primer momento. Es necesario adecuarse a las nuevas circunstancias, con el objetivo de sobrevivir. Esta premisa pareciera tomar fuerza, al leer una interesante carta que escribe el general Hilarión Daza a un oficial boliviano preso en Rancagua, luego de la batalla de Calama: Dos palabras, un consejo y una esperanza, mientras me llega la oportunidad de verlo en esa, para darle un fuerte apretón de manos y premiarlo convenientemente: sufra con paciencia poco tiempo más, procure estrechar relaciones con todas las familias de esa ciudad, de donde usted y no otro será su futuro y no remoto gobernador78. El propio general boliviano da la pauta, de mantenerse sumiso y paciente en el cautiverio, mientras tanto, es preciso generar lazos de confianza con los captores, vigilantes, con las familias, los ciudadanos, y los capataces que lo vigilan en cada momento. De esta manera podrá resistir estoicamente el cautiverio, hasta su liberación. Pero al parecer, esta generación de confianzas, que se crean entre Fernando Yánez, sus captores y la ciudad que recibe al prisionero, llega más allá. Tanto así que luego de terminada la guerra, este cabo boliviano decide quedarse a vivir en Copiapó. El fallecido profesor de Historia del Liceo de Hombres de Copiapó, Don Eduardo Naveas Echiburú, publico un artículo en la Revista “Iris” de este ex cabo del Batallón “Aroma” en donde señala: Primero se hizo trabajador de las minas de Chimbero, durante el auge de ese mineral. Era hombre servicial, muy económico, que fue juntando moneda a moneda para salir de la situación de miseria en la que se hallaba al llegar a Copiapó. Después entró como portero a la Intendencia, y tiempo después llego al Liceo de Hombres, donde el Rector le dio una plaza de portero (...) ante las perspectivas de un mejor 78
Ibidem. Pág. 22-23.
36
sueldo, dejo su empleo y paso a ejercer estas mismas funciones en el Banco Anglo79. Al parecer allí trabajo hasta su muerte, acaecida en 1925. El mismo autor nos señala que al momento de su sepultura, un batallón del entonces Regimiento Ohiggins, actual RIM 23 Copiapó; acompaño el féretro de este soldado, como era costumbre realizar con los restos mortales de los veteranos del Batallón Atacama. Este cortejo fúnebre de parte del Ejercito chileno, nos da a entender, que era muy apreciado por la ciudadanía y las autoridades de Copiapó, como comenta el autor, al señalar que “diaria convivencia de tantos años, borro su condición de prisionero de guerra”80. Nos llama la atención la gran cantidad de dinero que acumulo durante su estadía de cuarenta y cinco años en nuestra ciudad. Echiburú escribe: “Su situación económica fue mejorando día a día. Logro acumular un capital que en momento de su muerte ascendía a la cantidad de cien mil pesos, suma considerable para la época, si se considera que con cinco mil pesos, se podía adquirir una propiedad edificada81. Este dinero no se perdió al momento se su muerte, pues lego una cantidad importante a la Sociedad de Artesanos de Copiapó y “encargo a su albacea don Amadeo Beluzan, que remitiera por intermedio de la Embajada de Bolivia en Santiago, al gobierno de su patria, la cantidad de cincuenta mil pesos, para el principal hospital de la Paz, como recuerdo cariñoso de la tierra que lo vio nacer”82. Además lego una propiedad en la Calle Mackenna, a la viuda de su gran amigo, el Cabo segundo Juan Domingo Maldonado, de la segunda Compañía del “Batallón Atacama”, que según Naveas Echuburú, “era amigo de muchos años”. ¿Será este soldado el que lo apresa luego de la derrota aliada en Tacna?; ¿Domingo Maldonado lo salvo del “repaso” de las bayonetas chilenas durante la batalla, generando una suerte de amistad firmada con sangre? Lo cierto es que Fernando Yánez se adapto, genero “resiliencia”, es decir tuvo la capacidad de superar la adversidad y el estigma que significa ser un prisionero de guerra, para quedarse hasta el fin de sus días en esta ciudad, ganándose el respeto de los antiguos copiapinos y sus autoridades.
79
De prisionero de Guerra a portero del Liceo de Hombres. Revista “IRIS”, Edición Nº 75, Especial de Aniversario. Ediciones Periodísticas Atacama, Copiapó 1992. Pág. 11. 80
Naveas. Ob. Cit. Pág.11.
81
Idem. Pág. 11.
82
Idem. Pág. 11.
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ANEXOS
Fig. 01: “El Repase” de Muñiz Fuente: Museo Histórico Militar del Perú, El Callao.
Fig. 02: Lapida Nº 283 del Cementerio de Copiapó. Fuente: Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba. 38
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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp. 41-53 , Copiapó-Atacama
LA DESTITUCIÓN DEL INTENDENTE JUAN VICENTE MIRA: UN EPISODIO DE TENSIÓN POLITICA EN COPIAPÓ EN LA ANTESALA DE LA GUERRA CIVIL DE 1859. Joaquín Fernández Abaroa83 Eduardo Peñailillo Barra84 Introducción El ambiente político de Copiapó en los años previos a la Guerra Civil de 1859 estuvo marcado por diversos, y crecientes conflictos políticos, que vieron enfrentarse en diversas oportunidades al Gobierno central, representado en Atacama por su Intendente, con las organizaciones locales corporativas, como la Junta de Minería y las Municipalidades. Este contexto se había visto reforzado por otros sucesos, como la crisis económica que había golpeado a la minería local hacia mediados de la década de 1850, y el fortalecimiento de la oposición liberal en la zona, que ya había conseguido vencer al Gobierno en los comicios parlamentarios de 1855. Así, en febrero 1858 se produjo el conflicto político que este artículo examina: la revuelta que condujo a la destitución del Intendente de Atacama, Juan Vicente Mira, luego de una serie de episodios en los cuales esta autoridad, actuando de manera autoritaria, se enfrentó con diversos sectores de la sociedad copiapina, y que tuvieron como punto culmine su orden de arrestar a los editores y redactores de los principales periódicos de oposición de la ciudad, y azotar a algunos de ellos, decisión que desató la decidida respuesta de la oposición local hasta conseguir su salida del cargo. Esta revuelta no sólo es reflejo del creciente poder de la oposición en Atacama, sino también de los sentimientos regionalistas y antigobiernistas que estaban creciendo en la zona, y que terminarán por explotar al año siguiente en la rebelión que condujo a la Guerra Civil. Los conflictos de Mira que examina este artículo, y su posterior destitución, tienen como escenario más inmediato las elecciones parlamentarias de 1858, cuyos posibles resultados en Atacama eran fuente de preocupación para el Gobierno, producto del adverso escenario político que enfrentaba en la zona. Estaba el antecedente de las anteriores elecciones parlamentarias de 1855, en las cuales el peluconismo había sido derrotado, a
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Profesor Investigador. Centro de Investigación y Documentación en historia de Chile Contemporáneo. Universidad Finis Terrae. jfernandez@uft.cl 84
Licenciado en Historia. Universidad Alberto Hurtado. edoesteban@gmail.com
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razón de dos tercios a uno, a manos de la oposición liberal85. Ya en aquel comicio se habían logrado reunir en una candidatura común a sus las dos grandes facciones de la oposición liberal de la zona: la de los “notables”, en aquel entonces encabezados por familias de reconocida tradición liberal como los Carvallo y los Matta, y la de los “rojos” o “doctrinarios”, agrupados alrededor del diario El Copiapino y liderados por personeros como Anselmo Carabantes o José Nicolás Mujica, compuesto fundamentalmente por elementos protomesocráticos. Cabe señalar que Juan Vicente Mira fue uno de los candidatos gobiernistas a diputado en esta elección. Esta unión, quebrada en las elecciones municipales que tuvieron lugar poco tiempo después, durante aquel año, volvía a anunciarse de cara a los comicios que en 1858 buscaban renovar el Parlamento, fortalecida ahora con aquellos elementos conservadores ahora separados del partido de Gobierno, y que a nivel nacional componían la Fusión Liberal-Conservadora. Este escenario explica el escepticismo con que el Gobierno enfrentaba la elección en Copiapó, y a medida que la fecha de los comicios se acercaba, se hacía patente su impotencia ante la fuerza del movimiento opositor. Esta situación, que se debía a factores políticos más generales, se vio reforzada por la actuación de la Intendencia. El Intendente Mira actuó con un fuerte grado de autoritarismo e inflexibilidad en un contexto adverso, generando en la sociedad local una reacción antiautoritaria y regionalista, que dejó al Gobierno en una posición política de negociación aún peor de la que ya tenía. Mira era un hombre de probada adhesión al Gobierno, y una figura política con trayectoria en la zona: había sido parlamentario en la década de 1840, candidato a parlamentario en las pasadas elecciones de 1855, y había desempeñado diversos cargos en la administración local86. En sus disputas contra la oposición y, principalmente, en la intervención de la Junta de Minería, en la cual había participado, como Intendente subrogante, al ser decretada en 185687 –y que había mantenido al año siguiente, cuando ya era el titular de la Intendencia88, se había forjado en la ciudad una imagen de autoritario, imagen que se acrecentó dada la actitud asumida por él ante las elecciones.
Los conflictos del Intendente Juan Vicente Mira Entre enero y febrero de 1858, en medio de la tensión generada por los preparativos electorales, el Intendente se vio envuelto en fuertes conflictos legales con la familia Gallo y con los oficiales del Batallón Cívico local, disputas que, paradójicamente, aumentaban la
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Municipalidad de Copiapó, “Acta de la elección celebrada en los días 25 y 26 del presente”, Copiapó, 28 de marzo de 1855, en Archivo Nacional Histórico, Archivo de la Intendencia de Atacama (A.N.A.I.A.), vol. 154, s.f. 86
Pedro Pablo Figueroa, Diccionario biográfico de Chile, Imprenta y Encuadernación Barcelona, Santiago, 1897, Tomo II, p. 236-237 87
“Instalación de la Junta de Minería”, Copiapó, 2 de enero de 1856, en A.N.A.I.A., Vol. 137, s/f.
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“Sesión del Gremio de Mineros”, Copiapó, 14 de diciembre de 1856. en A.N.A.I.A., Vol. 137, s/f.
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distancia entre el Gobierno y los sectores de la elite local que este mismo pretendía cooptar, pues de cara a las elecciones la estrategia de la Intendencia, ante la debilidad política del Gobierno en la zona, consistía en buscar reducir el número de votantes tanto como en buscar el concurso de familias notables, particularmente la familia Gallo 89. Sin embargo, ya antes de estos sucesos había quedado claro que estos intentos eran fútiles, puesto que esta familia había roto con el Gobierno, tanto por motivos particulares como ideológicos, y se había unido a la convergencia opositora que se estaba dando en Copiapó. Las disputas legales que el Intendente Mira sostuvo con la familia Gallo se referían a temas vinculados a la libertad de prensa. A fines de enero, Tomás Gallo había instalado una imprenta a nombre de David Sanderson, con el fin de publicar un periódico de oposición. La prensa especuló que éste se llamaría El Combo, pero finalmente fue bautizado como El Norte. Según un decreto de la intendencia, “para poder abrir la imprenta”, debía “hacerse extensiva la responsabilidad del fiador a las obligaciones que el artículo 15 de la ley de septiembre de 1846 impone al impresor" 90. De esta manera, el Intendente Mira pretendía que Tomás Gallo, fiador del impresor David Sanderson, se hiciese cargo de pagar las “penas pecuniarias”, que el artículo ya mencionado de la Ley de Imprenta imponía “al impresor”, “cuando el autor” de un artículo que incurriera en “abusos de libertad de imprenta no pudiere satisfacerlas”91. Este decreto fue severamente criticado por el otro diario opositor de la zona, El Copiapino, el cual acusó al Intendente Mira de usurpar funciones que legalmente corresponderían al primer Alcalde de la Municipalidad y al “jurado juez de derecho a quien incumbe la imposición de una pena cuando el caso sea llegado según la misma ley”. También se le imputó perseguir arbitrariamente a Tomás Gallo, pues la ley establecía que “las penas pecuniarias debe pagarlas el impresor y nada habla del fiador”92. Sus argumentos criticaban la acción de la Intendencia no sólo por atentar contra la libertad de imprenta, sino también por hacer uso de manera “impertinente” y discrecional del poder, y al mismo tiempo, pasar a llevar las que eran consideradas prerrogativas propias de las instituciones locales. Por lo demás, los intentos fomentados desde el Gobierno de lograr alianzas con la familia Gallo eran de esta manera boicoteados por el mismo agente que debía llevarlos a cabo. La polémica en torno a la instalación de la imprenta de El Norte fue de corta duración y no trascendió más allá del ámbito local. Sin embargo, la disputa entablada entre el Intendente y los oficiales del Batallón de Guardia Cívica de Copiapó llegó a tener resonancia nacional. Los problemas se generaron a partir de un hecho nimio, que, sin embargo, escaló a niveles insospechados, revelando problemas más profundos. 89
Carta de Juan Vicente Mira, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República, Copiapó, 6 de diciembre de 1857, en Archivo Nacional Histórico. Fondo Fundación Manuel Montt (A.N.F.F.M.M.), Vol. XII, f. 319. 90
El decreto, firmado por el Intendente Mira y fechado el 28 de enero de 1858 puede encontrarse en Ibid., Copiapó, 30 de enero de 1858. 91
Ibidem.
92
Ibidem.
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En 1857, los oficiales del Batallón Cívico de Copiapó mandaron a contratar a Europa una banda de música compuesta de intérpretes “italianos”. Los fondos destinados a la compra fueron costeados por los propios oficiales. Sin embargo un decreto de la Comandancia General de Armas de Atacama93, fechado el 31 de diciembre, dispuso que esta banda pasara a servir a la Gendarmería de Copiapó, en lugar del Batallón Cívico, dando como motivo para la medida el que “las entradas del batallón cívico” eran insuficientes para pagar los sueldos de quienes componían la banda de música94. Esta medida generó el inmediato rechazo entre los oficiales del Batallón, los que elevaron una presentación a la Intendencia y Comandancia General de Armas de la Provincia de Atacama, protestando contra la decisión. La misiva fue firmada por un grupo de oficiales jóvenes, compuesto por Juan Esteban Carneiro, David Mandiola, Tomás Peña, Julián Vallejo y Marco Antonio Picón. Los firmantes sostenían que se encontraban: “[…]en el caso de solicitar de V.S. y en efecto lo solicitamos en legal forma, de suspender los efectos del expresado decreto, restituyéndose al cuerpo cívico la banda de música que contrató en Europa y que le pertenece. Si la única razón del decreto citado es la de que las entradas del cuerpo cívico no son bastantes a cubrir todos los sueldos de los individuos que componen la banda de música, todos los oficiales de este cuerpo están unánimemente convenidos en llenar el déficit que mensualmente resulten y aún, a abonar las faltas anteriores que pudiesen haber a la fecha del decreto. El comandante Waddington, hoy ausente, y toda la oficialidad del batallón por medio de erogaciones voluntarias y espontáneas siempre que se ha ofrecido, han hecho los gastos que no podían ser cubiertos con las entradas naturales del cuerpo, y, hoy mismo, se encuentran en igual disposición, motivo por el que no concebimos por que la Intendencia en ausencia del jefe del Batallón y en ignorancia absoluta de todos los oficiales a quienes en otras veces se ha consultado, ha procedido a decretar el traspaso. Protestamos nuevamente nuestros respetos […] […] ya se corre públicamente que los músicos no se conforman con semejante cambio, debiendo interponer los respectivos reclamos, o desertándose del cuerpo, lo que para ellos sería más fácil. Por otra parte, es muy vergonzoso no sólo para las clases y oficialidad del Batallón Cívico, sino aún para todo el pueblo, ver que el cuerpo de policía, que para nada necesita de una banda de música, pues le basta su caja y su corneta, se encuentre en posesión de la banda encargada ex profeso para brillo y lucidez de la Guardia Nacional, y esto no obstante haberle costado el proporcionársela más de cuatro mil pesos”95.
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Cabe recordar que la Comandancia General de Armas de la Provincia recaía en manos del Intendente.
94
El Copiapino, Copiapó, 20 de enero de 1858.
95
El Mercurio, Valparaíso, 25 de enero de 1858.
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La presentación de los oficiales del Batallón generó una airada reacción de parte del Intendente Mira, quien la asumió como un desacato a la autoridad, y como una manifestación más de un problema que, en su opinión, se volvía recurrente en la Provincia. Así, en una reunión en la que convocó a los firmantes, los acusó de haber “injuriado la autoridad” y de “no haber solicitado la venia del comandante para hacer esa acusación”. Exigiéndoles que se retractaran, sostuvo que “en este pueblo se ha contraído el hábito de injuriar a la autoridad”. Los oficiales respondieron que no podían ser acusados “de una falta que no cometieron” y refirmaron que “si V.S. juzga que nuestra presentación contiene irregularidades, la retiraremos o haremos nuestra dimisión”96. El día 19 de enero, la Intendencia dio orden de aprehender a los oficiales que suscribieron la carta para trasladarlos en vapor a Santiago, donde deberían ser juzgados por el “Inspector General de Guardias Cívicas” bajo el cargo de “insubordinación” 97. La medida fue resistida en la provincia, y se armó una gran multitud para acompañar a los detenidos a la Estación de Ferrocarril de Copiapó, donde tomarían el tren que los llevaría al Puerto de Caldera. En un muy breve lapso, los reos recibieron más de 200 cartas de apoyo y recomendación para que llevaran a Santiago98. En el Gobierno se vio esta situación como un problema que podía perjudicar aún más su situación en la Provincia. Así lo hicieron ver a la Presidencia y al propio Intendente Mira, tanto el Ministro del Interior, Jerónimo Urmeneta, como el General Juan Vidaurre Leal99. Por lo mismo, se remitió a los reos de vuelta a Copiapó, dándose indicaciones, de manera privada, al Intendente Mira, para dar por superado el conflicto, dejando en libertad a los oficiales y reduciendo las sanciones a una simple amonestación. Sin embargo, de vuelta en Copiapó, los oficiales se negaron a retractarse, por lo que el Intendente Mira les condenó a dos meses de prisión en el cuartel del Batallón Cívico100. La reacción de la prensa local ante estos hechos fue de indignación. Desde las páginas de El Copiapino se acusó a la Intendencia de actuar contra derecho, de arbitrariedad, así como de pasar por encima de la autonomía de instituciones locales. Nuevamente en sus alegatos se fusionó el regionalista, que apelaba al peligro que podía sufrir la provincia, con el liberal, que recelaba del excesivo poder con que podían contar los agentes del Ejecutivo: “Indigna al mismo tiempo, el torpe proceder de la primera autoridad de Atacama, y conmueve la suerte que ha cabido a los oficiales del Batallón cívico por el capricho del que más que nadie debe prestar acatamiento a la ley. Es de temblar también por la suerte futura de todos los habitantes del departamento; porque si hoy 96
Ibidem.
97
Carta de Jerónimo Urmeneta, Ministro del Interior, a Manuel Montt, Presidente de la República, Santiago, 23 de febrero de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 9. 98
Ibidem.
99
Carta de Juan Vidaurre Leal, General de Ejército, a Manuel Montt, Presidente de la República, Valparaíso, 19 de enero de 1858, A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 189. 100
El Copiapino, Copiapó, 8 de febrero de 1858.
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el caprichoso anhelo de S.S. ha elegido por víctimas a cinco jóvenes de respetables, mañana escogerá a los padres de familia, a las mujeres, a los niños. ¿Quién podría contar con su libertad, quien atenderá las garantías que acuerda la ley a todo ciudadano en presencia del gran escándalo promovido por el intendente de la rica cuanto malhadada provincia del Norte?”101. Al mismo tiempo que los conflictos que acabamos de reseñar, el Intendente entró en disputas a través de la prensa con los redactores de los diarios opositores, las que escalaron hasta llegar al plano de las injurias y las descalificaciones ad hominem, en una situación que fue conocida incluso más allá de los marcos de la provincia y que de manera casi unánime fue considerada como impropia de su investidura. Desde mediados de 1857, el periódico El Minero se había transformado en el vocero de los gobiernistas y de la Intendencia en Copiapó. Sus cartas y editoriales entraron en pugna con la oposición, trabándose en reiteradas polémicas con El Copiapino102. Con anterioridad, la Intendencia de Atacama se había valido de periódicos de carácter informativo y administrativo, como era el caso del Boletín Oficial, o de diarios de trinchera y opinión, como era el caso de El Cóndor. La diferencia de El Minero con aquellos radicaba en su postura extremadamente combativa, y en que el Intendente participaba abiertamente en su redacción, tanto de manera directa como a través de seudónimos. Muchos de los ataques realizados por el Intendente a través de sus páginas se valieron del uso de rumores, descalificaciones personales, e incluso acusaciones delictuales. Se trataba de prácticas que, hasta cierto punto, podrían considerarse como habituales en las luchas de la prensa de trinchera copiapina, donde el redactar artículos de carácter injurioso era recurrente. Lo novedoso era ver por vez primera a un representante del gobierno, como era el caso del Intendente, instalado en este tipo de polémicas103. El Copiapino se encargó de denunciar esta situación: “Forman contraste las palabras del Sr. Intendente con sus hechos. Habla de desbordamiento de la prensa, y esto en presencia de un pueblo que le acusa con razón de ser el instigador, el autor, de las más ruines y desvergonzadas publicaciones que ha hecho El Minero contra la vida privada de las familias respetables, con el intento de meter la discordia en el hogar doméstico”104. Las críticas a esta conducta del Intendente Mira fueron más allá de la prensa local, y los medios opositores de Santiago y Valparaíso adhirieron a ellas. Así lo planteaba El Mercurio de Valparaíso: 101
El Copiapino, Copiapó, 20 de enero de 1858.
102
El Minero fue un periódico copiapino de circulación diaria, aunque a veces irregular, que vio la luz entre julio de 1857 y abril de 1858. Se trataba de un periódico gobiernista, vinculado a la Intendencia, de la cual recibía financiamiento. Su redacción estaba a cargo de Juan Llerena, y en sus páginas escribía con frecuencia el Intendente Juan Vicente Mira. 103
Uno de los artículos de su autoría que más polémica generó fue “Anónimos y Pasquines”, El Minero, Copiapó, 20 de enero de 1858. 104
El Copiapino, Copiapó, 24 de febrero de 1858.
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“S.S. se presenta a la palestra como quien trata de hacerse espectable, desafiando la rechifla del público que lo contempla abismado, no sólo por lo que hace, sino por lo que escribe”105. Cabe destacar que la conducta del Intendente Mira en estos distintos episodios conflictivos era mirada con recelo al interior del propio Partido Nacional en Santiago, y en los círculos cercanos al Presidente Manuel Montt, pues se pensaba que podía generar levantamientos o hechos de violencia con el advenimiento de las elecciones. Así se lo hicieron saber en reiteradas ocasiones Jerónimo Urmeneta y Rafael Sotomayor, entre otros, al presidente Montt. Urmeneta fue elocuente, cuando advirtió a comienzos de febrero: “El artículo firmado por dicho señor [Mira] ha motivado contestación de varios que se creen injuriados, y los términos de esas contestaciones ponen de peor condición las cosas. Yo temo que en Copiapó ocurra algo serio en las elecciones” 106 . A fines de mes, volvió a insistir en el mismo tópico: “Mientras tanto se excitarán los ánimos y es de esperar a fines de marzo alguna asonada. El intendente se haya irritado y en inspiración de tomar medidas fuertes creyéndose ultrajado en caso que otro miraría las cosas de diverso modo […] creo lo más prudente que este caballero dejase en otro su lugar hasta pasadas las elecciones, cuyo resultado siempre ha de ser el mismo”107. Sin embargo, y pese a las explícitas prevenciones que diversas personalidades del oficialismo hicieron al Presidente, Juan Vicente Mira no fue removido de su cargo. Quizás en esta decisión pudo haber primado, al igual que en otras oportunidades, su afán de evitar que la autoridad presidencial se viera socavada cediendo a presiones de la oposición.
El “Motin de febrero” y la Destitucion del Intendente Mira Los temores del ministro Urmeneta se hicieron realidad y se produjo un levantamiento de protesta que forzó la salida del Intendente. Sin embargo, este tuvo lugar antes de las elecciones. El 24 de febrero de 1858 El Copiapino publicó una carta anónima, dirigida a Bellaco Pedancio, en alusión al sobrenombre con que era conocido el Intendente Mira. En ella, en un lenguaje irónico y soez, descalificaban a Mira acusándolo de falta de probidad administrativa y deslealtad política. Sin embargo, los ataques no se redujeron a su actuación pública, conteniendo grotescas alusiones a su condición social de origen, a su madre y a la fidelidad de su mujer108. 105
El Mercurio, Valparaíso, 15 de febrero de 1858.
106
Carta de Jerónimo Urmeneta, Ministro del Interior, a Manuel Montt, Presidente de la República, Santiago, 10 de febrero de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 20 107 Carta de Jerónimo Urmeneta, Ministro del Interior, a Manuel Montt, Presidente de la República, Santiago, 25 de febrero de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 32. 108
El Copiapino, Copiapó, 24 de febrero de 1858. Con respecto a su madre, planteaba que era “una feliz verdulera” que “en el ojo seco del puente del Mapocho” lo “echó al mundo, rojizo y bellaco”. Sobre su origen social, lo increpaba, diciéndole “¿sabes quien te enseñó ese inmundo estilo que caracteriza? lo aprendiste en
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La represalia del Intendente llegó dos días después. El día 26 de febrero, en la tarde, mandó a que fueran aprehendidos los editores y redactores de El Copiapino y El Norte Vicente Quezada, David Sanderson, José Nicolás Mujica, Andrés Maluenda, Rafael Vial. Varios de ellos fueron detenidos de manera violenta, resultando golpeadas la mujer y una hija de Mujica. Los detenidos fueron encarcelados y en la madrugada del día siguiente Mujica, Maluenda y Vial fueron flagelados “por mano de verdugo”, por orden directa del Intendente109. La reacción a estos acontecimientos no se hizo esperar. El rumor de lo que acaecía pronto se esparció por la ciudad y en la mañana del día 27 se llegó a congregar una turba que, según diversos testigos, habría llegado al número de ochocientas personas. La indignación fue capitalizada por los grupos políticos opositores copiapinos. El partido de notables fusionista se movilizó y Tomás Gallo, Felipe Santiago Matta, Olegario Carvallo y Vicente Quezada lideraron un grupo de hombres, entre los que se contaban los trabajadores de la “máquina” de amalgamación de minerales de los Gallo. Al mismo tiempo, Agustín Cardozo, compañero de la facción liberal radicalizada de Mujica, congregó a seguidores y adherentes, incluidos sectores provenientes del artesanado. A ellos también se les unió el cura párroco de Copiapó, Bruno Zavala. La actuación de los dirigentes y sus arengas a la multitud tenían un doble propósito. Por una parte pretendían movilizar a los manifestantes, pero, al mismo tiempo, aspiraban a contener los desmanes, evitando que la escena derivara en un linchamiento y logrando negociar con miras a la renuncia del Intendente110. Los líderes de la oposición, acompañados de los manifestantes caminaron a la municipalidad. Posteriormente se dirigieron al hogar del recientemente arribado juez de letras de Copiapó, Francisco Ugarte Zenteno, al que instaron a asumir “el mando de la provincia”, dado que tras los últimos acontecimientos, que habían dejado a la población de Copiapó “insegura ante sus arbitrariedades”, Mira “era indigno de continuar” en el puesto111. Se propuso a Ugarte Zenteno que convenciera a Mira de dimitir, evitando que la situación se tornara violenta, y que diera pruebas explícitas de que no reasumiría el mando. Al mismo tiempo, le ofrecieron “garantías para la vida del intendente” y su “apoyo” para
“El Arenal”, donde te hiciste criatura y donde te criaste con tus hermanitos”. Finalmente, respecto a su relación matrimonial decía “dime, ¿Pedancio, por que todos te creen venado viejo? Será porque mandas encargados para que vigilen tu cara mitad, y el resultado es que cada día apareces con más estorbos, (magna cornamenta Ferebat)”. 109
Juan Vicente Mira, Un escrito del ex intendente de Atacama don Juan Vicente de Mira, procesado de oficio por injurias privadas. A saber 200 azotes mandados a dar por mano del verdugo a cada uno de los tres temerarios detractores de su honra, de la de su esposa y de la de su madre, Imprenta de la Sociedad, Santiago, 1858 y Rafael Vial, Refutación al libelo publicado en La Serena por don Juan Vicente Mira, en defensa del atentado cometido por el en Copiapó el 27 de febrero de 1858, Imprenta del País, Santiago, 1858. 110
Carta de Juan Vicente Mira, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República, Copiapó, 6 de marzo de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, fs. 59-68 v. y El Mercurio, Valparaíso, 11 y 12 de marzo de 1858. 111
Ibid., f. 62 v.
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hacerse cargo de la Intendencia de manera interina112. Ugarte Zenteno accedió y la turba formada a la salida de la Intendencia se dispersó en medio de aclamaciones. Sin embargo, el miedo a que Mira reasumiese el mando se mantuvo, y las reuniones de los opositores y concentraciones parciales en distintos puntos y casas de la ciudad se mantuvieron durante la noche y los días siguientes. Temiendo por su vida y sopesando lo espinudo de la situación, Mira se declaró “indispuesto” y nombro a Ugarte Zenteno como Intendente Subrogante. Presionado por éste, firmó una carta de dimisión que se hizo pública en la ciudad. Durante el resto del tiempo se mantuvo encerrado en su casa, eludiendo al máximo los contactos con el exterior, y rodeándose de un piquete de guardia policial con el fin de evitar ser atacado por una asonada. Pensando que la situación se había calmado, el 3 de marzo intentó reasumir la jefatura de la provincia por medio de un decreto. Envió cartas a vecinos notables de la ciudad con el fin de conseguir su apoyo para el ejercicio del mando, pero no logró congregar su apoyo, y la movilización se mantuvo en el tiempo113. Al mismo tiempo, intentó echar mano de la Compañía del Regimiento Segundo de Línea del Ejército Regular, enviada a la ciudad con el fin de prevenir desórdenes, para conseguir su objetivo. Sin embargo, el teniente Ramón Arancibia, segundo hombre al mando de ella, se negó a obedecer las órdenes de Mira, contando con la lealtad de la tropa y la muda aquiescencia del capitán a cargo, que se vio sobrepasado por los acontecimientos114. Mira se mantuvo en su hogar, donde algunos testigos llegaron a sostener que se mantenía encerrado y que incluso temía ser envenenado. La tensión se mantuvo hasta el día 12 de marzo, cuando la Esmeralda, que había recalado en Caldera luego de ser enviada por el Gobierno, recibió al ex Intendente en calidad de preso, y luego le condujo a La Serena con el fin de ser juzgado por sus actos. Así, el Gobierno finalmente terminó por ceder, condenando las flagelaciones perpetradas por Mira y comprometiéndose, a “castigar severamente las arbitrariedades del mandatario transgresor de las leyes”115. Se envió un nuevo Intendente a la zona, el Coronel José María Silva Chávez, que asumió su puesto el día 21 de marzo; y el levantamiento que había logrado la destitución del Intendente anterior no fue castigado. La oposición copiapina asumió la destitución de Mira como un triunfo. La ocasión le permitió dar una demostración de su poderío y capacidad de movilización, generó una fuerte reacción de la opinión local en contra del gobierno y al mismo tiempo, creó el escenario propicio para desarrollar una nueva estrategia con vista a las elecciones: culpar directamente a la Presidencia por lo acaecido.
112
El Mercurio, Valparaíso, 12 de marzo de 1858.
113
Ibidem.
114
Carta de José María Silva Chávez, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República, Copiapó, 4 de abril de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIV, f. 33 v. 115
El Mercurio, Valparaíso, 22 de marzo de 1858.
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Así lo dejó en evidencia la prensa local: En una palabra, el Presidente Montt le entregó a Mira el látigo con que ha ultrajado a tres ciudadanos distinguidos, desde el mismo momento en que le autorizó a lidiar cuerpo a cuerpo con las exigencias de la opinión pública de Copiapó, para avasallar con la fuerza bruta del poder los derechos que tiene un pueblo para hacer oír la voz de su inteligencia. La inteligencia del pueblo copiapino estaba representada por la pluma de sus escritores, los ciudadanos Vial, Maluenda, Quesada y Mujica. Para ahogarla se necesitaba amedrentar a esos ciudadanos. Y fue lo que hizo Mira, sirviéndose del azote como del instrumento más certero de intimidación. Que no le había mandado emplearlo, decía el Presidente de la República. Enhorabuena, pero como el mismo Mira lo ha revelado confidencialmente a varios vecinos de Copiapó, tenía instrucciones del Gobierno para vencer a todo trance la resistencia de aquel vecindario influyente que aquel pueblo oponía a su política, a la política de Montt116.
Epílogo De cara a las inminentes elecciones, el nuevo Intendente de la Provincia trató de quebrar la unidad de la lista opositora, sin éxito117. El episodio de los azotes, que había conducido a la caída del Intendente Mira, y que había aumentado la unidad opositora, fue utilizado profusamente por este bando político durante lo que restaba de campaña electoral. Así, el escenario para el Gobierno no podía ser peor, y los resultados también lo fueron: el triunfo opositor fue arrollador118. Se habían vuelto realidad aquellas predicciones de los personeros del Partido Nacional que habían encendido las luces de alerta sobre Mira, buscando una intervención presidencial que llegó tarde: se había producido la revuelta sobre la que advertían, la posición del Gobierno había quedado aún más comprometida, y el resultado de las elecciones había sido el mismo que se esperaba desde un comienzo. Aunque el episodio fue una muestra de unidad entre las facciones que conformaban la oposición local al gobierno, fundamentalmente entre aquellos dos “partidos” que agrupaba el liberalismo local, las elecciones municipales acaecidas pocos meses después demostrarían los límites de esta unidad, pues volvieron a presentarse, como en 1855, en dos listas separadas: una representativa de los “notables” opositores, y otra de los que conformaban el bando de los “rojos”. La debilidad política del Gobierno en la zona luego de la revuelta contra Mira y la derrota en las parlamentarias era tal, que la única estrategia 116
“No es Mira, sino Montt” artículo de El Ciudadano, publicado en El Copiapino, Copiapó, 24 de marzo de 1858. 117
Carta de José María Silva Chávez, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República, Copiapó, 4 de abril de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIV, f. 33. 118
Véase los resultados de las elecciones parlamentarias en el Acta levantada en Copiapó, 31 de marzo de 1858, en A.N.A.I.A., Vol. 154, s/f.
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que el Intendente Silva Chávez pudo seguir de cara a los nuevos comicios fue apoyar a la lista “más decente”, la de los “notables”. A pesar de esto, en lo inmediato, la revuelta contra Mira constituyó una indudable victoria de aquellos grupos que, meses más tarde, impulsaron la insurrección contra el Gobierno en la Guerra Civil del año siguiente, los cuales tuvieron como uno de sus motivos para la ruptura aquella tensión que ejemplifican los conflictos del Intendente Mira: la de la competencia de poderes, en el ámbito local, entre la sociedad civil de la zona, con sus instituciones, y el poder central, representado por las autoridades designadas por el Ejecutivo119.
Bibliografia 1. Fuentes Primarias 1.1. Fuentes Documentales Archivo Nacional Histórico. Archivo de la Intendencia de Atacama. Volúmenes 137, 154. Archivo Nacional Histórico. Fondo Fundación Manuel Montt, Volúmenes XII, XIII, XIV. 1.2 Periódicos El Copiapino, Copiapó, 1858. El Mercurio, Valparaíso, 1858. El Minero, Copiapó, 1858. 1.3 Fuentes Impresas Mira, Juan Vicente: Un escrito del ex intendente de Atacama don Juan Vicente de Mira, procesado de oficio por injurias privadas. A saber 200 azotes mandados a dar por mano del verdugo a cada uno de los tres temerarios detractores de su honra, de la de su esposa y de la de su madre. Santiago, Imprenta de la Sociedad, 1858. Rafael Vial, Refutación al libelo publicado en La Serena por don Juan Vicente Mira, en defensa del atentado cometido por el en Copiapó el 27 de febrero de 1858, Imprenta del País, Santiago, 1858. 2. Bibliografía secundaria 2.1 Artículos de revistas especializadas y capítulos de libros Cárcamo Sirguiado, Ulises: “Desarrollo y maduración política en el Norte Chico: 1800-1850”, en Revista de historia, (Concepción), Nº 15, 2005, pp. 85-92. 119
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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp. 54-70 , Copiapó-Atacama
COPIAPO, EN EL PERIFERICO Y COLONIAL REYNO DE CHILE, SU FUNDACION EN EL SIGLO XVIII Guillermo Cortés Lutz120 Introducción a la Colonia: La Colonia es uno de los periodos de más larga duración y más extensos en la historia chilena, y en la historia de Latinoamérica, etapa que en el caso de Chile, la ubicamos entre los siglos XVII y XVIII, no así en el resto de América, que comienza desde la instauración de los dos virreinatos; Nueva España en México 1535 ( siendo Antonio de Mendoza el primer Virrey, bajo el reinado de Felipe II) y la creación del Virreinato del Perú el año en 1544121. Los hechos anteriores, a la oficialización de los virreinatos, como fueron los procesos de descubrimiento y conquista, especialmente de México y del Inkanato, abarcan más o menos unos 21 años, antes del comienzo de la colonización, por ello es que no es completamente exacto situar La Colonia desde la llegada misma de los conquistadores – invasores, como lo hace John Linch. Al respecto, Fernando Márquez Miranda, propuso que el periodo colonial habría comenzado precisamente con la organización de los nuevos dominios, expresados en virreinatos y gobernaciones. De esta manera la Colonia, como dominio; político, económico y cultural, se extendió a todos los territorios que tenían bajo su autoridad la corona y que eran administrados por los funcionarios españoles y peninsulares. En el caso de chileno, La colonia, tuvo un inicio tardío, producto de ser uno de los últimos territorios a los cuales llego la invasión, la pobreza material y cultural del territorio y principalmente debido a la guerra de resistencia de los pueblos originarios, desde los Diaguitas en la actual región de Atacama, especialmente mención se hace de la resistencia de los capitanes Catemu y Ulpar, ,que lideraban las huestes de los caciques : Galenica y Aldequin del Valle de Copiapó ( Cf. Los Diaguitas, Historia de los pueblos transversales, Tesis Doctoral de: Guillermo Cortés Lutz, Salamanca – España, 1998, pág. 229). Y sin lugar a dudas que van a ser los mapuches, quienes más resistan la invasión y 120
Profesor de Historia y Geografía, Doctor en Historia y Director del Museo Regional de Atacama. Investigación Financiada con Beca postdoctoral Becas Chile-CONICYT Guillermo.cortes@dibam.cl. 121
. John Lynch, en una de las obras más importantes sobre América, “América Latina, entre Colonia y nación”, Editorial Crítica, pone como inicio de la colonia la fecha de llegada de Cristóbal Colón 1492. Pero, lo cierto es que la colonia, tiene que ver con la instalación política, el sometimiento cultural y la integración de América a los circuitos económicos mundiales. Con relación al Virreinato del Perú, este fue creado en 1544, siendo Blasco Núñez de vela, su primer Virrey. Al respecto revisar el antiguo, pero muy interesante relato al respecto del Intelectual peruano; Luis Alberto Sánchez, en su Historia de América, pág. 215 y 216
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por un extenso espacio de tiempo. Uno de los hechos más relevante al respectfue lo ocurrido el año 1598, el cacique Pelenatru, como había ocurrido en ocasiones anteriores (en la guerra de resistencia del pueblo mapuche), ataco, venció y dio muerte, ahora al gobernador Martín García Oñez de Loyola, y se mantuvo hostigando a los hispanos hasta 1600. Generando una separación territorial. - El año 1601, por iniciativa real, llega a Chile, como Gobernador y Capitán General, Alonso de Ribera, quien establece como frontera sur del imperio el río Bío Bío, dejando las poblaciones del norte, al margen de la guerra, en ese momento comenzaba la Colonia en Chile. Julio Retamal Avila, en su obra: Los siglos coloniales, ha expuesto lo siguiente; “Con esta medida salvaba momentáneamente la Colonia, pues ponía paz en los establecimientos blancos que estaban ubicados al norte de esta línea”. Ahora los españoles, se encontraban con un territorio deprimido económicamente, con escasa población, lejos de los grandes centros de poder, con una fronteras naturales muy duras para la época, el desierto de Atacama, la Cordillera de los Andes, y el territorio mapuche, esto hacía de Chile, un Reyno absolutamente periférico y marginal en el entramado del imperio español en América. Nos encontramos aquí con un periodo de larga duración, y como tal da origen a un proceso variopinto que definen muchos de los rasgos que nos unen y nos distinguen con los países de Centro y Sudamérica; sus giros idiomáticos, sus clases sociales, el provincianismo, beatería y doble moral de sus oligarquías dominantes, sus desigualdades, la timidez e ignorancia del bajo pueblo, proceso que con variaciones, ha configurado parte de lo que somos, desde 1503122 y hasta el presente. La Colonia, o la sujeción forzosa, al imperio español, se organizan con el rey como ente supranacional y de origen divino, a la cabeza de este vasto territorio de algo más 10.000.000 de kilómetros cuadrados. Y con El Consejo de Indias, como organismo de administración política, judicial y legislativo, para este inmenso territorio. Con la Casa de Contratación, como entidad económica y de expoliación al territorio indiano. En América se establecieron dos grandes Virreinatos, Nueva España, México (1535) y el virreinato del Perú (1544), las gobernaciones y/o capitanías generales, los corregimientos y los cabildos. Para la administración de justicia en América se crean las reales audiencias; virreinales, y pretoriales, cuando estas no estaban en los virreinatos. Junto a ello se establece la iglesia, con sus distintas órdenes, institución de control y dominio cultural de los pueblos originarios. La educación, elemento de dominación colonial se establece mediante la instauración de un sistema casi de castas, organizándose una educación primaria, secundaria e incluso universitaria, destacar aquí la fundación de las universidades que nace en los dos virreinatos (1551). De esta forma comienza la transformación, el sometimiento cultural y social, la expoliación de los distintos pueblos que habitaban América Prehispánica. Comienza, lo que se ha denominado, la Colonia.
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Ponemos como fecha de inicio el año 1503, que es cuando entra en funcionamiento La Casa de Contratación y comienza el dominio económico de América, dominio y sometimiento, que aún nos aplasta.
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Chile o la periferia Colonial: Porque hablamos de una periferia cuando nos referimos al Reyno 123 Chile? Intentaremos despejar el concepto de Reyno; se denominó así por que jurídicamente este fue el estatus que la corona y el derecho indiano le dio a Chile, y Periferia, indudablemente porque Chile era y es el territorio más meridional del mundo, por esos tiempo lo era del Imperio español, y por lo tanto se establecía como la más lejana posesión en América, lo que hacía sumamente difícil llegar hasta él, a esto hay que sumarle la falta de riquezas, especialmente no se encuentra por aquel entonces, ni oro y plata, la escasa población, se estima que Chile, a fines del siglo XVIII la población era de 550.000 habitantes, el menor estado de avance cultural de los pueblos de Chile, las duras condiciones climáticas, climas en extremos desérticos en el norte, lluvioso y fríos en el sur, sumando a sus barreras naturales como el Desierto de Atacama, la cordillera de los Andes, la tenaz resistencia indígena124, que comienza desde la llegada misma de los invasores en 1536, y que como planteo, el columnistas y periodista, Pedro Cayuqueo; Segaba la vida de muchos españoles, desde el momento mismo de la conquista, ejemplos de ellos son : Juan Bohon, Pedro de Valdivia, Martín García Oñez de Loyola, entre tantos miles que murieron en Chile. La Historiadora Magdalena Chocano, ha planteado lo siguiente: “Chile era un lugar de castigo, donde se enviaban a los criminales, asesinos, esclavos, delincuentes”. Todo esto hacía de este país, un entorno poco amigable, de muy baja aportación económica, territorial y cultural, para España. y de alto costo por la permanente guerra de Resistencia Mapuche (guerra de Arauco), a ello hay que sumarle la cantidad de muertes españolas y criollas que generaba este territorio producto de la guerra, que ya hemos descrito. Por todo ello, en el Chile colonial, se desarrolló una sociedad marginal, y provinciana, que no era parte de las grandes decisiones, ni acciones del Imperio, tampoco, producto de su baja producción, participó de los circuitos económicos entre la metrópoli y América. En cuanto a su cultura, hacer notar que a diferencia de los virreinatos no contó con universidades, el sistema judicial, ejercido por intermedio de la Real Audiencia (principal 123
Hablamos y adoptamos el concepto de “ Reino y /o Reyno”, porque además de ser el estatus jurídico del territorio, lo tomamos de la obra de Jerónimo de Bibar, quien denomina al territorio: Reino de Chile, también lo hace Pedro Mariño de Lobera, y luego la obra del jesuita Alonso de Ovalle, Histórica relación del Reyno de Chile, publicada en Roma en 1646, ratifica el concepto de Reyno para Chile Colonial, que no deja ser una rareza. 124
La primera gran resistecia es la lucha en Reinohuelen, en 1536 , con la invasión de Diego de Almagro, posteriormente ya con el arribo de Pedro de Valdivia, el 11 de septiembre de 1541 los Mapuches destruyen Santiago, en 1548, Los Diaguitas y pueblos de Atacama y Coquimbo destruyen el fuerte de Copiapó y matan la Capitán Juan Bohon, y posteriormente destruyen el fuerte de La Serena, con lo que queda superada la idea de los historiadores mapochinos, que daban a los diaguitas y pueblos de Atacama y Coquimbo, la condición de mansedumbre ante la invasión. Así hasta llegar a la victoria de Túcapel en 1553, cuando los mapuches derrotan Pedro de Valdivia y le dan muerte. Y de esta forma se puede ir trazando una historia de resistencia, luchas y muerte producto de la conquista española en Chile.
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tribunal de justicia) se instaló recién en 1609125 . Con relación a la instalación de este tribunal judiciario, que fue la Real Audiencia, el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, nos deja su impresión sobre la Institución y sobre el estado de marginalidad del Reyno de Chile: “Cual iba a ser la misión de la Real Audiencia, el prestigio y la acción salvadora de aquel cuerpo fastuoso y arrogante que llegaba a una infeliz colonia moribunda y muerta de hambre y de tristeza126”. Por ultimo hacer notar, casi anecdóticamente, que para que una noticia llegará a Chile, solían pasar de tres a 6 meses, cuando no más. También cabe mencionar que los siglos XVII y XVIII, presentarán en Chile, como en el resto de América Colonial, profundas diferencias, se pasa de un siglo de decadencia, a uno de mayor dinamismo, incluso notorio en tierras chilenas, donde uno de sus aspectos más dinámico fue la fundación de ciudades.
Una breve Mirada a Los siglos Coloniales en Chile (Siglos XVII y XVIII) Como ya dijimos anteriormente se denominó así a uno de los periodos más largos de la historia de Chile, reiterando que también el concepto es extensible a la Historia General de América. La colonia podemos dividirla claramente en dos siglos: A). Siglo XVII, entre 1600 y 1699 con la muerte del último rey de la Casa de Habsburgo o Austria, Carlos II, denominado el hechizado. Esta etapa ve la decadencia del imperio forjado por los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II. Durante el Siglo XVII, la mayoría del continente americano esta subyugado y bajo la administración del Real Consejo de Indias y del Derecho Indiano, como de la Casa de Contratación, para los asuntos económicos. B). El Siglo XVIII, ve la llegada de los reyes Borbones de origen Francés, siendo el Primero de ellos Felipe V, llegando España durante el reinado de Carlos III (1759 – 1788), a alcanzar un sitial casi tan importante como en el siglo XVI. Durante esta etapa hay un importante cambio administrativo, los problemas de América, los ve ahora la Secretaria de Marina e Indias. Durante este periodo se producen a nivel mundial la revolución de las ideas, lo que se llamó el siglo de las luces. Y de las revoluciones libertarias; la Revolución de Independencia de Estados Unidos (4 julio de 1776), por aquel entonces colonia de Inglaterra, y la Revolución Francesa (14 de julio de 1789). Estos tremendos hitos históricos, permiten tímidamente la llegada a América de ideas de libertad e igualdad. Podemos decir que es en la Colonia, cuando Chile, define su ser nacional, se internaliza lo chileno, sus modos de hablar, muchas de su tradiciones y formas de ver la vida, incluso su gentilicio, proviene de la Colonia, siglo XVII, y se debe precisamente a la denominación que dieron a los pueblos originarios, los corsarios holandeses, cuando Mapuches y holandeses, intentaron concretar una alianza, los primeros para derrotar a los 125
El año 1565 se instaló la Real Audiencia en la ciudad de Concepción, pero dejó de funcionar en 1575, debido a la guerra de resistencia mapuche. 126
www.historiasdechile.cl/archivos/historia-de-santiago-vicuna-mackenna
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invasores, y los corsarios el para tener un lugar donde realizar sus actividades mercantiles, fuera del férreo control español. No, obstante este breve resumen ha dejado afuera algunos aspectos importantes como la cultura, la educación, el arte, la literatura, las relaciones con otros países, la llegada de piratas, corsarios y otros viajeros. Y hemos destacado, la economía, la guerra de resistencia, la sociedad y la consolidación del derecho indiano, 1681 127. Para finalmente adentrarnos en las políticas fundacionales del siglo XVIII, y especialmente, de la fundación de la Ciudad de Copiapó, el 8 de diciembre de 1744. Economía: En cuanto a la economía imperial, durante el siglo XVII está la manejaba La Casa de Contratación ubicada en Sevilla y luego en Cádiz. El sistema económico era el del monopolio, que tenía su expresión en el sistema de Flotas y Galeones, que venían dos veces al año y traían todos los productos que los americanos necesitaban, y compraban los productos que desde aquí se producían, claro que el precio de compra y ventas lo ponía España. Durante el Siglo XVIII este monopolio viene a romperse, primero con la introducción de productos de contrabando ingleses y franceses, luego con el sistema de Navíos de registro del Cabo de Hornos, en 1740. Luego vendría el decreto de libertad de comercio dictado por Carlos III en 1778. En Chile fue la Hacienda la principal Unidad Económica, durante el siglo XVII, fue el periodo ganadero, usándose la carne y especialmente el sebo y el cuero. Durante el siglo XVIII, fue el periodo de la agricultura, exportándose el trigo en especial al virreinato del Perú. Además se comienza a desarrollar ya fuertemente la minería. La Guerra de Resistencia del Pueblo Mapuche (Antiguamente denomina Guerra de Arauco): Esta mantuvo toda su dureza durante todo el siglo XVI y parte del XVII, Desde 1601 se había instalado por parte de Alonso de Ribera el Río Bío Bío, como frontera permanente, se había formado un ejército regular y para ello se había conseguido el financiamiento real, mediante un impuesto llamado Real Situado, que era enviado desde el Perú. Luego hubo distintos sistemas de Guerras, la defensiva, propuesta por el jesuita Luis de Valdivia, y la de esclavitud, que consistía en hacer esclavos a los indios mayores de 9 años y a las indias mayores de 8 años, este fue el sistema favorito de los españoles, ya que así lucraban con la guerra. También se ensayaron los Parlamentos, que eran grandes conversaciones intercambio de presentes y se firmaba la paz, este no tuvo mucha validez, por la fragilidad política de los mapuches. Pero, lo cierto es que desde mediados del siglo XVII se estableció una relación de frontera, primero de tipo económico y luego social, amical e incluso familiar, que modero mucho la guerra. Sociedad: Por Sociedad podemos entender el conjunto de personas que forman el tejido social, y como estos se organizan para poder desarrollar su vida. En ocasiones la sociedades pueden ser de clase, casta, educación u otro factor. El siglo XVII vio constituir una sociedad Pigmentocrática, es decir basada en el color de la piel. En el vértice de esta pirámide social, se encontraba el grupo blanco, compuesto por peninsulares y criollo, luego 127
Las leyes de india, estaban compuesta por 400.000 reales cédulas, que finalmente se consolidaron en 6400 leyes. Ver: John Lynch, América Latina, entre Colonia y Nación, Pág. 75.
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el grupo moreno donde destaca los mestizos, que ya son un grupo demográfico de gran importancia, también aquí se cuentan los pueblos originarios, como también los mulatos y los zambos, por último también estaban los negros, que en Chile fueron bastante minoritarios, por lo caro de su internación al país. Podríamos decir que el siglo XVIII mantiene una estructura similar. Aquí aparece un grupo que a la postre se convertirá en fundamental para el proceso de independencia, la unión de los vascos con los criollo chilenos, Francisco Antonio Encina, acuño el concepto de Aristocracia Castellano Vasca, para denominar a este grupo. Lo cierto es que este grupo formo la oligarquía criolla y fueron ello el grupo más dinámico en los procesos de independencia. La consolidación del Derecho Indiano: La colonia al representar el momento histórico de mayor duración, es la etapa de la historia americana donde se acrisolan la mayoría de las costumbres y tradiciones de nuestra cultura. En este contexto el Derecho indiano, concebido como el conjunto de leyes y normas jurídicas que rigen y regulan la vida de las colonias, adquiere su mayor expansión y se enraizaran en nuestra tradición jurídica, y por extensión en lo político, hecho que se ve reflejado posteriormente en todo el aparataje constitucional, político y legal de Chile, donde el sistema político , aun hoy, presenta rasgos claramente colonial, siendo la institución de los intendentes uno de sus ejemplos más demostrativos, ellos, representan al presidente - rey en la provincia, esta influencia jurídica con raíces en el derecho indiano, mantiene aún cierto influjo en gran parte de los países de habla hispana. Lo que por cierto es un anacronismo histórico, y retardatario del avance y la democracia real.
La Fundación de Ciudades, El nacimiento oficial de la Villa de San Francisco de Copiapó de La Selva. Al comenzar el siglo XVIII, España vive una crisis por la sucesión al trono español, la disputa se centra entre Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Austria. Si bien el testamento del Rey Carlos II, había favorecido a Felipe de Anjou. Las potencia europeas, no lo ven tan claro, ni tan pertinente a sus intereses y al equilibrio entre potencias, especialmente Inglaterra que recelaba del poder que podía acaparar la casa de los Borbones, ya que, pensaban podrían unir a Francia y España. Así se llega a la denomina guerra de sucesión, donde el resultado, después de una larga lucha es que se mantiene a Felipe de Anjou en el trono. Francia y España, se comprometen a no unir sus reinos. Todo queda sellado en los conocidos tratados de Utrech (1713) y Rastad (1714). Felipe, asume como V de España, un Borbón de origen francés, nieto de Luis XIV, y con ciertos rasgos de ilustración, se hace cargo de España y del extenso continente americano. Corrían los días de 1714. El siglo XVIII, como ha planteado Lynch, “España abandona el consenso y comienza a reafirmas su autoridad.
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La reforma dependía del ímpetu dado por el rey, las ideas e iniciativas de los ministros y los fondos para implementar su política128 ”. En el apartado Reyno de Chile, el siglo XVIII, había comenzado con la idea de urbanizar la población que vivía principalmente en el campo, hay que recordar que la hacienda, era el principal núcleo social y económico, en el primer siglo colonial. Lo que se buscaba, ahora, era organizar la vida en poblaciones urbanas. “Con el siglo XVIII, en cambio se va produciendo un tránsito de la vida rural a la vida urbana. Este proceso favorecido por la paz general, encontró su punto de partida en un estímulo exterior. La orden real de 1703 que dispuso que los españoles de Chile, que habitaban en ranchos, haciendas y chacras, se agruparan en ciudades con autoridades administrativas y eclesiásticas129”. Posteriormente se estableció la Junta de poblaciones, para apoyar el proceso urbanizador, y el año 1744, el Rey Felipe V, dio importantes prerrogativas a los españoles que se decidieran a residir en las nuevas ciudades, siendo una de las más importantes el título de corregidor, como también algunas excepciones impositivas. De esta forma el apartado Reyno de Chile, estaba dispuesto para ver nacer nuevas villas, que a la postre se convertirían en importantes ciudades. Una rol fundamental, en estas fundaciones tendrá el Gobernador Joseph Antonio Manso de Velasco, y para el caso de Copiapó, el Superintendente y Corregidor de Justicia Mayor Francisco Cortes y Cartabio130. Sus Orígenes: Copiapó, Copayapu, era un asentamiento humano, que se había establecido y desarrollado, pasando por sus etapas; Molles, Animas, Copiapó y Diaguita, y por ende podemos sostener que gozaba de ya de importancia, cultural, económica y demográfica, mucho antes de la llegada de los españoles. Hecho que durante el siglo XVI, va a ser ratificado por los cronistas. “Los cronistas del siglo XVI, Pedro Mariño de Lobera, Gerónimo de Bibar y el mismo Pedro de Valdivia, nos entregaron cifras relativas a la población de la zona todas ellas se manejan entre los guarismo de 3000 a 5000 personas , de allí que podamos hablar de una importante aglomeración de población, que en aquel momento en Copiapó debe haber representado aproximadamente unas 5000 a 6000 personas, estamos hablando de uno o dos poblados (Copa yapú) con casi el 0,8 % de la población total de Chile, presentando así una de las poblaciones relativamente densas de la diluida población chilena131”.
128
Lynch, John: América Latina, entre Colonia y Nación, Editorial Crítica, Pág. 87
129
Eyzaguirre, Jaime: Historia de Chile, Editorial Zig zag, Santiago, Pág. 240 y ss.
130
Usamos la expresión Joseph, en vez de José, y Cortes y Cartabio, por ser como aparecen escritos en el acta original de fundación de la ciudad, Fondos Varios V. 690, foja 63. Del archivo nacional de Chile – Dibam. 131
Cortés, Guillermo: El Fuerte Copiapó 1548, los orígenes urbanos de Copiapó, desde el siglo XVI hasta el presente. En: Boletín del Museo Regional de Atacama, año 2 Nº 2 . Dibam, Copiapó.
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El concepto Copayapu, ha provocado interesante debates a cerca de su significado y origen. Digamos que Copayapu y su traducción tradicional por Copa de Oro, pareciera no ser correcta. En la Revista Norte, el año 2000, en un estudio sobre la obra de Salvador Reyes132, se define la traducción de Copa yapú, por tierra o vega verde, superando la idea de Carlos María Sayago, con relación a que significaría ; sementera de turquesas o Copa de oro. Nosotros, Junto al Profesor Rodrigo Zalaquett, ya el 2001, utilizamos el concepto Tierra Verde y/o fértil, en los documentales: Tres Capsula del Tiempo, y lo ratificamos en un artículo el 2006. No obstante lo anterior, decir que los cronistas del siglo XVI, hablaron de Copayaper, Pocapocayo, o Copa yapú, y su raíz pareciera ser aymara. Al respecto, el arqueólogo Carlos González, investigador asociado al Museo Regional de Atacama, que compartía nuestra preocupación por este tema, finalmente encontró y propuso que la palabra original más pertinente era “Copiyapo”, derivado de Qhupi – Yapu. Basándose en un artículo del antropo-lingüista, Manuel Mamani. Este artículo, venía a ratificar, nuestra idea de que Copa yapú es tierra verde. El artículo de Mamani, relata la entrevista que hace canal 13 de la Universidad Católica de Televisión, a un poblador del lago Chungará, donde habla de Copiyapo y de las conclusiones del Manuel Mamani. “Lo interesante de este dialogo, es que el poblador aymara no dijo Copiapó, sino Copiapo o Copiyapu. Lo paradojal es que la palabra pronunciada por el hombre andino era correcta en la fonación aymara, sobre el nombre de la capital de la tercera región Atacama que fue castellanizado, el que se desglosa en: qhupi = blando o blanda y yapu= chacra( tierra cultivable), entonces qhupiyapu es una palabra compuesta que significa; chacra blanda o tierra fértil. En consecuencia para un aymara hablante sería incorrecto pronunciar Copiapó133”. Por tanto, concluimos que el Nombre Copiapó, se asocia a las lenguas pan andinas, principalmente el Aymara, y que no significaría: Copa de Oro, ni Sementera de Turquesas, sino que su significado está asociado a: Tierra Verde o Tierra Fértil. Lo que da centralidad al discurso que hemos sostenido, que este Valle, fue el primer corte transversal al desierto, y que después de pasar el tercumen y/o atacamac134, el gran confín, venia la tierra fértil y verde, que era Copiapó. El siglo XVI: La zona del valle de Copiapó, era un asentamiento humano que hundía sus raíces en épocas prehispánica muy anteriores, casi desde el año cero de nuestra era. A la llegada de los invasores - conquistadores. Entre 1536 y 1540, se produce el primer contacto chileno - español, en el valle de Copiapó con la llegada del adelantado Diego de Almagro en 1536, y luego con la toma de posesión de Chile, el 26 de octubre de 1540, por parte de Pedro de Valdivia, relatada por Jerónimo de Bibar en su; “Crónica y relación 132
escritor, nacido en Copiapó y posteriormente premio nacional de literatura
133
Manuel Mamani, Antecedentes míticos y ecológicos del significado del vocablo Chungará. En: Revista Chungara, Volumen 26 nº 1, 1995, Pág. 119 y 129. 134
Cf. Cortés H. Cerda, P. y Cortés. G. Pueblos originarios del norte florido de Chile, Ediciones del Norte Fondart, 2004, La Serena. Glosario de términos.
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copiosa y verdadera de los reinos de Chile” se daba inicio a la larga lucha por la conquista del nuevo territorio. Se iniciaba así, en este Valle la historia de Chile135. Copiapó y sus habitantes realizan su propia resistencia a la invasión y a la dominación, lejana esta la descabellada idea de los historiadores mapochinos, que nos mostraron en sus historias oficiales, un pueblo manso y sometido a los españoles. Los propios cronistas Jerónimo de Vivar y Alonso de Góngora y Marmolejo, nos relatan cómo resisten y como Juan Bohon; “capitán imprudente en la seguridad y mal platico de la Guerra136”. Es derrotado y muerto por los rebeldes copiapinos en noviembre de 1548. Posteriormente será Francisco de Aguirre, quien se establezca en la zona de la actual Alameda Manuel Antonio Matta, en el llamado fuerte de Montalbán. Copiapó, era por lo tanto un referente obligado en cuanto a población y hechos durante el siglo XVI. También Broll y Pinto, en su obra: “Copiapó”, nos dan información sobre el siglo XVI; “ El nombre de Copayapu, aparece por primera vez en las fuentes históricas en la probanza del Capitán Juan Gómez de Almagro , fechada el 11 de diciembre de 1561137”. Evidentemente estaban equivocados al sostener que era la primera mención histórica, ya que como hemos demostrado la primera mención es la de Jerónimo de Bibar, no obstante, el dato viene a ratificar, nuevamente la presencia del asentamiento humano, 183 años antes de la fundación oficial de Copiapó.
La Fundación de la Ciudad y los antecedentes coloniales (Siglos XVI al XVII): La fundación de Copiapó, tienes sin duda, formas distintas de abordarse y nuevas miradas, que esclarecen su origen y su denominación, lo cierto es que el siglo XVIII y la fundación o re fundación de la ciudad, representa a nuestro entender la expresión y ratificación legal de una realidad que ya existía con anterioridad. En nuestro artículo, denominado, El Fuerte Copiapó 1548, los orígenes urbanos de Copiapó138, hacíamos un extenso relato de la ciudad y sus orígenes en el siglo XVI, ahora, nos parece que ha llegado el momento de analizar la fundación de 1744. Despejado el siempre conflictivo tópico de la significación de Copayapu – Copiapó, donde establecimos su significación como tierra 135
Cf. Cortés Guillermo: Los Diaguitas Historia de los pueblos de los Valles Transversales, Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca (España) 1998. Se postula que la toma de posesión en Chile, da origen a la construcción de lo que será el reino de Chile, la gobernación y posteriormente el país, en un territorio Diaguita, y en la actual región de Atacama. 136
Alonso de Góngora y Marmolejo: Historia de Chile, desde su descubrimiento hasta el año 1575, editorial BAE, España, Pág. 88 y 89. 137
Broll, J. y Pinto, J. “Copiapó en el siglo XVIII”, Ediciones Del Instituto de Humanidades de la Universidad de Valparaíso, 1988. Pág. 54 138
Guillermo Cortés, El Fuerte Copiapó 1548; los orígenes urbanos de Copiapó, desde el siglo XVI hasta el presente. En: Boletín del Museo Regional de Atacama, nº 2, Copiapó, 2011.
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verde y fértil. Nos parece, que debemos examinar el acta de fundación, sus planos originales y sobre esa base, dar una nueva interpretación al 8 de diciembre de 1744. La primera iniciativa legal, en orden de formalizar y ordenar, mediante la agrupación de personas que dieran vida a la ciudades, la encontramos, como lo mencionamos anteriormente, en el año 1703, bajo la administración del Gobernador Francisco Ibáñez de Segovia y Peralta, este por orden real, dispone y estimula a los españoles dueños de tierras, a concentrarse en Villas, por lo cual además recibirán importante benéficos económicos y de retribución en tierras y solares. “El punto de partida de esta política fue la real cédula de 1703, en el cual Felipe V, con medidas severas ordenaba la congregación en sociedad de los españoles diseminados en los campos para dar con ello ejemplo a los indios. Se trataba de llevar a cabo un plan de fundaciones destinado a concentrar en villas a los españoles dispersos en ranchos, haciendas y chacras139”. Al respecto podemos recordar que la Hacienda, era una unidad socioeconómica y demográfica central en el Chile colonial, en base a ella giraba parte de la vida del Reyno de Chile, al llevar a los hacendados a fijar residencia en villas y/o ciudades se modernizaba el rostro del país, a la vez que se ejercía un mayor control sobre la población. Se daba inicio a una nueva forma de accionar para la urbanización en Chile. La política de fundaciones vería sus primeros resultados el año 1717, con la fundación de Quillota, y tomaría un curso más rápido con la llegada del Gobernador Joseph Manso de Velasco. A partir de ese momento se aplica, lo que Jaime Eyzaguirre, ha llamado: Las Nuevas Poblaciones. “Es José Manso de Velasco quien da el mayor impulso a la política fundacional. Se debe a su laborioso empeño el nacimiento de las siguientes poblaciones: San Felipe el Real, junto a río Aconcagua (1740); Santa María de los Ángeles, entre los ríos Laja y el río Bío Bío (1742); Nuestra Señora de las Mercedes de Tutubén en la confluencia entre este riachuelo y el río Cauquenes ( 1742); San Agustín de Talca ( 1742), en tierras cedidas por los religiosos agustinos, próximas a la primitiva y fracasada fundación hecha a fines del siglo anterior por Martín de Poveda; San Fernando de Tinguiririca ( 1742), junto a este río; San José de Logroño ( 1743), en el valle de Melipilla, Santa Cruz de Triana o Rancagua (1743); y San Francisco de La Selva ( 1744) en el Valle de Copiapó” 140. No cabe ninguna duda sobre la extensa obra fundacional desplegada por este gobernador, que a la postre fue premiado con un título nobiliario; Conde de Superunda y nombrado Virrey del Perú. Nos parece muy necesario mencionar, en clave de la historia regional de Atacama, que en la segunda mitad del siglo XVIII, se fundará en Atacama, la ciudad de Vallenar (1789),
139
Cf. Broll, Julio y Pinto, Jorge: Copiapó en el siglo XVIII, Ediciones, Editado Instituto de estudios humanísticos de la Universidad de Valparaíso, 1988, Pág. 51. / Guarda, Gabriel, La ciudad Chilena del siglo XVIII, Centro editorial de América Latina, Buenos Aires, 1968. 140
Eyzaguirre, Jaime: Historia de Chile, Editorial Zig – Zag, Santiago, Pág. 241
63
antiguo asentamiento O’Higgins.
humano de Paitanas141, siendo gobernador de Chile, Ambrosio
Copiapó, con anterioridad a ser Villa, no es que no existiera, ya era un Corregimiento, es decir una unidad territorial, cuyas coordenadas geográficas serian Paposo por el norte y hasta el paralelo 29º de latitud sur. Además el corregimiento de Copiapó, en cuanto a unidad territorial estaba dividido en el siglo XVIII, en dos partidos y dos curatos. La mayor parte de la población se agrupaba en el valle del río Copiapó, y en menor media en el valle del Huasco. En el siguiente cuadro, podemos ver la distribución espacial por partidos y curatos en el siglo XVIII. Año
Población Copiapó
Población
Huasco
1700
971 habitantes
881 habitantes
1744
1745 habitantes
1118 habitantes
1759
2960 habitantes
1281 habitantes
1778
3595 habitantes
1825 habitantes
1813
8715 habitantes
5524 habitantes
142
Por corregimientos del norte de Chile, considerando a Copiapó 143, como el límite septentrional de la gobernación la evolución de la población ente 1700 y los años 1744 fue la siguiente. Año
Copiapó ( abarca el Valle de Huasco)
Coquimbo
Quillota
1700
1852
6405
4523
1744 (fecha de fundación de Copiapó)
2863
6964
6990
141
Paitanas, era el nombre ancestral que recibía el territorio donde se fundó la Villa de Vallenar. Nuestra opinión es que la situación de Vallenar, es muy similar a la de Copiapó, fue un poblado prehispánico, que logra el estatuto de Villa en la segunda mitad del Siglo XVII, pero sus orígenes también los podemos encontrar con anterioridad a la Conquista de Chile. 142
Broll y Pinto, Copiapó, Siglo XVIII, editorial Universidad de Valparaíso, Pág. 12
143
El corregimiento de Copiapó, abarcaba el valle de Huasco.
64
En solo 14 años desde la fundación oficial de la Villa de Copiapó de la Selva de San Francisco, la población aumento en 1215 habitantes, es decir un explosivo 69, 6 %, y para fines del siglo XVIII, el aumento era de más de un 100%. Lo mismo podemos decir cuando hablamos del Corregimiento. Decir al respecto que la designación oficial como ciudad, efectivamente fue exitosa en cuanto a los objetivos de la política de fundaciones imperiales en Chile. Ahora, bien ¿Que otro factor permitió y avaló este crecimiento? La mayoría de los autores hablan de Atacama y Copiapó, como zona de fronteras, lo que no es un gran hallazgo, porque como todos sabemos, y ahora ratificamos; Atacama; fue la frontera norte del Reyno de Chile, y Copiapó, fue específicamente era esa frontera, ya posteriormente en la República, Atacama siguió siendo la frontera norte de Chile, ahora sería Chañaral la zona más septentrional, esta situación se mantendría hasta la guerra del Pacífico (1879 – 1883 – 1884), cuando Chile anexe los territorios de Antofagasta, en poder de Bolivia, y la provincia de Tarapacá, bajo dominio Peruano. Pero, el ser zona de fronteras, con una población, aparentemente, siempre cambiante, no es al parecer la respuesta del notable crecimiento del Corregimiento y del partido de Copiapó. Sino que la respuesta está más bien en su desarrollo económico. La economía como fuerza impulsora de la historia, no es un factor nuevo, sino que es una constante, y en la historia del desarrollo urbano de Copiapó, es un factor principal. El ascendente momento económico del Valle del Río Copiapó, reflejado en una incipiente minería, se han pesquisado para el siglo XVIII, a lo menos 32 yacimientos144, y un estable desarrollo de la agricultura, reflejado en producción de uvas y de vino, de maíz, y trigo, habían venido consolidando el asentamiento de españoles e indígenas del Valle, es decir había una demografía que para la época marcaban índices importantes , van a condicionar el nacimiento oficial de la Villa, el 8 de diciembre de 1744.
El Acta de Fundación, la fundación oficial de la Villa de Copiapó: El mandato para la fundación de la Villa de San Francisco de Copiapó de la Selva, dado por Joseph Manso de Velasco, lo va a recibir Francisco Cortes, el 12 de agosto del año 1744. Cortes y Cartabio, va a fundar, como se acostumbró durante la conquista ( siglo XVI), sobre lo ya existente, eso explica porque la ciudad nace con casi 1000 habitantes. A partir de ese momento se comenzaba a trazar lo que sería la fundación oficial de Copiapó, hecho que finalmente se realiza el 8 de diciembre de 1744, y que queda solemnemente refrendado por su acta fundacional. El acta de fundación se redacta, en; Un sello cuarto, un cuartillo, (del) año de mil setecientos treinta y nueve, a continuación y no, siendo esta una traducción literal paleográfica, sino que más bien manteniendo el texto y sobre todo el espíritu, hemos tratado de llevarla a un más lenguaje actual, hemos, no obstante manteniendo algunos giros y formas de escritura original. El acta dice lo siguiente:
144
Pinto y Broll, dicen que la mayoría de estas minas eran de Oro. Cf. Ob. Cit. Pág. 10
65
“Don Francisco Cortes y Cartabio Corregidor y justicia Mayor, Teniente de Alcalde mayor, además capitán y superintendente para la construcción de la villa que funda en este valle de Copiapó. Por cuanto el señor D. Joseph Manso de Velasco Cavallero de la orden de Santiago, teniente general de sus reales ejércitos, governador y capitán general y presidente de su real audiencia en este reyno de Chile en virtud de las reales ordenanzas que han sido liberadas por real cedulas para que se funde en este reyno villa y poblaciones formales de españoles donde congregados vivían instruidos en la ley de dios y documentos cristianos, se expidió en consideración de los repetidos informes que dieron los señores obispos , quienes prácticamente reconocen en la visitas el miedo como vivían en estos vastos territorios, con tan ninguna doctrina en los documentos , procediendo de esto muchos excesos pecaminosos. Motivados de no estar congregados en lugar donde sean instruidos cristianos y políticos en conformidad de que tenga cumplido a afecto las reales hordenes para este fin por decreto del veinte y dos del mes de agosto del presente año y por decreto del veinte y nueve del mes………. Se conforme con la instrucción de ampliar la comisión para que pasare aeste valle de Copiapó y que reconoziere el terreno y las tierras necesarias para fundación. Funde y herija eneste valle una Villa, y población de españoles para que mediante ella vivan juntos y congregados todas las personas que espensas, tienen sus habitaziones en los Vosques de estos territorios, y hallando concurren en este valle las circunstancias que previenen su .......... , por las leyes del título siete libro segundo de as indias, usando de la facultad que me es conferida para dicha fundación en nombre de su majestad … y al son de instrumentos militares cite , y congregue en la iglesia parroquial de esta poblazión, don Andreas basas cura de la vicaria, y los hermanos reverendo padres de san francisco, madres de as mercedes que se hallan en otra poblazion, y así mismos a los vezinos, y constituidos fundadores para esta Villa, quienes lo son el general Dn. Phelipe de mercado, el general Dn. Juan Santos de Menezes, el mariscal de campo Dn. Fernando de Aguirre, el capitán Albaro Vallejo, Dn. Lorenzo de …….., Dn. Pedro de Zavala, Dn. Nicolás de Alzega , y otras muchas personas y principales fundadores que todos por menor, hera su razón en la lista que expuse con este decreto, y todos invocando a su Majestad y en su nombre se erigió esta fundación con el Titulo de Villa de San Francisco de Copiapo de la Selva”145. Continúa el texto indicando que todos deben ceñirse a las órdenes que tiene prevista el rey; “ Y que todos debe guardar y cumplir sin omisión en la fabrica de las casa y demás ornatos conducentes al mayor lustro de esta fundación, y todos conformes recibieron la honra y merced , que la piadosa y magnifica majestad, el católico monarca, sea servido conferir para otras fundaciones y cooperar a todo cuanto fuese de su real servicio, y al aumento de otras fundaciones , y vivir congregados instruidos en el santo temor de Dios,
145
Acta de Fundación de la Villa de Copiapó, 1744, Archivo nacional, fondos varios Vol. 690, fojas 63 a 67.
66
esperando de la piedad de su Majestad Católica le conceda a otras villas los privilegios que franquea su real magnificencia a las nueva fundaciones146”. A partir de este párrafo se entra a la última cuartilla del acta de fundación de San Francisco de Copiapó De la Selva. Indicando posteriormente la fecha y los firmantes del acta de fundación de la Villa. “En ocho días del mes de Diziembre de mil setecientos quaretnta y quatro, años del señor. Ante Mi otros juez que doy fee Phelipe Mercado
Fernando de Aguirre
Pedro Mandiola
Albaro Ballejo
Lorenzo de la Rauna
Por mí y ante mí Francisco Cortes y Cartabio147 Es así como, oficialmente, la ciudad nace con el nombre de San Francisco de Copiapó de la Selva. La larga ocupación humana del Valle, los distintos actores, hechos y procesos ocurridos en este territorio se cristalizaba finalmente en el nacimiento de esta Villa. Copiapó, la verdad sea dicha, si bien, ya existía antes de su fundación oficial, ahora era una realidad urbana legal. Por último decir que durante largo tiempo la historia de la ciudad, ha mantenido la idea de que esta nació a la vida legal urbana del país, como San Francisco de la Selva de Copiapó, siendo realmente San Francisco de Copiapó de la Selva, esto ocurrió, al parecer por la transcripción del acta original que realizó Carlos María Sayago, para su historia de Copiapó, quien desde su primera edición hasta la última re edición de 2006, había mantenido esta nominación para Copiapó. La pequeña inexactitud de la trascripción habría generado este yerro. Ahora queda la incorrección reparada.
Conclusiones: Sobre Copiapó y su larga historia urbana, todavía podemos seguir investigando, al presente hemos podido determinar que el actual Copiapó, fue una importante zona de asentamiento humano prehispánico, donde hubo una evolución cultural y económica, como sociopolítica, aquí se desarrollaron diferentes culturas y a la llegada de los conquistadores – invasores, vivían en este hábitat los Diaguitas, quienes recibieron todo el impacto del avance conquistador de una Europa en expansión. En este territorio se realizó la toma de posesión de Chile, el 26 octubre de 1540, y con ello se dio inicio a la historia moderna chilena. 146
Ibídem.
147
Ibídem.
67
El siglo XVII y primera mitad del XVIII, organizó administrativamente el Reyno de Chile en corregimientos y Partidos148, que fueron sus divisiones políticas administrativas, correspondiéndole a Atacama, dos partidos y dos curatos. Hacia el siglo XVIII, en Copiapó el asentamiento humano, producto del trabajo de la tierra y del subsuelo (minería), ya era de casi 900 personas, es por eso que al fundarse oficialmente la ciudad, esta cuenta con habitantes.
ANEXO
Fig. 01. Plano de Copiapó
148
En la segunda mitad del siglo XVIII, 1786, se incorporarían las intendencias en Chile, como unidad político administrativas.
68
Fig. 02. Mapa Plaza de Copiapó
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Chocano, Magdalena: La América Colonial (1492 – 1763), Editorial Síntesis, Madrid. Encina, Francisco; Historia de Chile, Editorial, Ercilla, Tomo 1. Eyzaguirre, Jaime. Historia de Chile, Tomo I, editorial Zigzag, Santiago. Lynch, John: América Latina entre Colonia y Nación, Editorial Crítica, Barcelona. Guarda, Gabriel, La ciudad Chilena del siglo XVIII, Centro editorial de América Latina, 1968. Mamani, Manuel. Antecedentes míticos y ecológicos del significado del vocablo Chungara. En: Revista Chungara, Volumen 26, nº 1, 1995 Ramón De, Armando; Historia de Chile, Desde la invasión incaica hasta nuestros días (1500 – 2000), Editorial Catalonia, Santiago, 2003 Retamal A,Julio; Los Siglos Coloniales, XVII Y XVIII, editorial Salesiana, 1980, Cuadernos históricos Sanz C. Porfirio: Las ciudades en la América Hispana, siglos XV al XVIII, Editorial Silex, MADRID, 2004 Silva G. Osvaldo: Historia Contemporánea de Chile, Editorial CFE. México D.F. Silva G. Osvaldo. Atlas de Historia de Chile, Editorial Universitaria, Santiago. Villalobos, Sergio: La Vida Fronteriza en Chile, Colecciones Mapfre. Madrid. Zaragoza, Gonzalo: América Latina, época colonial, Editorial Anaya. Documentos: Archivo Nacional, Fondos Varios. Vol. 690. Mapoteca, Plano Nº 338 titulado Villa de Copiapó, año 1745. Mapoteca, Plano Nº 340 titulado Plaza de Copiapó, año 1750.
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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp. 71-84 , Copiapó-Atacama
HISTORIA REGIONAL, EDUCACION, IDENTIDAD, SUBJETIVIDADES Y APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO Jimena Ferreiro Hormazabal149 Historia y Educación Desde hace mucho, en la Región de Atacama ha existido la preocupación por parte de la comunidad, de investigadores y profesores, en torno a poner en un lugar preponderante la Historia Regional. En un primer momento, destacados intelectuales, volcaron su actividad a rescatar los antecedentes que les permitiesen construir la Historia Atacameña. Posteriormente, la memoria Histórica estuvo resguardada por ciudadanos estudiosos, que cuidaron el legado de los antepasados, los cuales habían recabado a modo personal, antecedentes de la Historia atacameña dignos de ser historiados150. Sin embargo, estos esfuerzos particulares no han tenido una correspondencia real con la Historia que han aprendido los atacameños en sus escuelas, pues estos relatos de historias locales y regionales han sido sistemáticamente opacados por la práctica de la enseñanza de la Historia que realmente se practica en las aulas; ésta ha estado marcada por la línea oficial consentida en las escuelas, dirigida desde el pensar de los intelectuales y autoridades del núcleo del país, Santiago, sin tomar mucho en cuenta las pluralidades y subjetividades de las historias regionales151. No obstante esta tendencia educacional, los relatos familiares, los cuentos locales, los recuerdos, la geografía y la urbanidad misma, revivieron el deseo de algunos atacameños de conocer más su Historia, sus orígenes, la explicación del presente regional a través de miradas de la historia propia. Así surgió la inquietud de investigar nuevamente el pasado desde la región y para la región, esta vez, poniendo al servicio de esta causa la formación intelectual moderna adquirida por nuevas generaciones de atacameños en centros de 149
Profesora y Licenciada en Historia y Ciencias Sociales, Investigadora adjunta Museo Regional de Atacama. Jife1925@gmail.com 150
Existen varios ejemplos notables al respecto; sólo por mencionar algunos, para el siglo XIX , Carlos María Sayago, y para el siglo XX, Oriel Álvarez, 151
Hoy las bases curriculares que dirigen la educación desde el Ministerio de Educación están variando, más el recorte efectuado a las horas asignadas a la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales, hace muy difícil la inclusión de nuevos contenidos. Aun así, muchos pedagogos están conscientes de la necesidad de plasmar la visión regional a los contenidos mínimos obligatorios exigidos por la autoridad. Para revisar las bases curriculares, ver: Marco base curricular. Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos obligatorios año 2005, y 2009, en http://www.mineduc.cl/index2.php?id_contenido=17652&id_portal=1&id_seccion=9
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educación superior. Las investigaciones realizadas por estos intelectuales locales, lograron con esfuerzo y perseverancia posesionar gradualmente la importancia de reivindicar el estudio de la Historia Regional con un propósito claro: resguardar la memoria histórica comunitaria para no perder la conformación de la identidad atacameña, y para comprender la realidad histórica desde un sitio de posicionamiento propio: la región a la cual se pertenece152. Ahora, el desafío sube al nivel educativo: ¿Desde qué bases construimos un modelo educativo que aproveche esta historia regional para lograr una comprensión sinérgica de los sucesos pasados? ¿Es posible transmitir ese conocimiento generado a los niños y niñas de Atacama? ¿Existen antecedentes en otras latitudes? ¿Cómo involucrar al resto de la ciudadanía? ¿Qué beneficios se obtiene con el aprendizaje de esta historia? ¿Es posible crear herramientas metodológicas locales para enseñar historia, con una perspectiva regional?
Identidad y enseñanza de la Historia. Desde hace ya un tiempo, que las palabras identidad153, memoria154 y patrimonio cultural155, han sido ampliamente tratadas en las ciencias sociales. Desde el punto de vista 152
Esta es la línea de trabajo que se está desarrollando desde hace un tiempo en el Museo Regional de Atacama. La corriente historiográfica dedicada a la Historia Regional ha sido trabajada arduamente por distintos historiadores, en Latinoamérica, relevante han sido los aportes de México y Venezuela. Para ver una síntesis de las principales discusiones teóricas, y definiciones, ver el artículo que precede a esta entrega: “¿Por qué hablar desde la Región? Importancia de la Historia Regional en la práctica historiográfica chilena”. Boletín del Museo Regional de Atacama, N°2. 153
Para el presente trabajo, usaremos esta definición entregada por Jorge Larraín: "Un significado más adecuado de identidad deja de lado la mismidad individual y se refiere a una cualidad o conjunto de cualidades con las que una persona o grupo de personas se ven íntimamente conectados. En este sentido la identidad tiene que ver con la manera en que individuos y grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse -"identificarse"- con ciertas características." El autor, más adelante explica que el proceso mediante el cual se forma esta identidad, consta de etapas, entre las que se destaca el momento en que los individuos o grupos de apropian o identifican con ciertas cualidades y se comparten categorías sociales, como religión, sexo, etnia, profesión, etc. Cada una de estas categorías compartidas es una identidad cultural. Luego entra en esta consideración el elemento material que entrega elementos vitales de autorreconocimiento, y “a través de este aspecto material la identidad puede relacionarse con el consumo y con las industrias tradicionales y locales”. Por último, se hace referencia a la construcción identitaria en la clásica dicotomía: cómo lo ven los otros, agregando que, en relación a este elemento, “la construcción de la identidad es un proceso intersubjetivo de reconocimiento mutuo” (Larraín, 2001: 21-48). 154
Se entenderá en estas líneas -siguiendo superficialmente la definición de Pierre Nora- como Memoria histórica, el esfuerzo consciente de los grupos humanos por recordar su pasado a partir de recuerdos colectivos. No obstante, habrá que recordar que la composición de esta memoria es dirigida, tal como lo explica Antonio Gramsci, generalmente por el grupo dominante o hegemónico. Además, las memorias históricas grupales, cuentan con sus propias subjetividades, diferenciadas de la “identidad nacional”. Otro aspecto interesante que surge al analizar el tema de la memoria, tiene que ver con contrastar esta memoria social, con la memoria historiográfica. Al respecto, el profesor Pablo Aravena Nuñez comenta lo siguiente: “Sólo si –con Ricoeur– aceptamos que la memoria funciona como estructura “matricial” de la historia, podremos afirmar que la historiografía, como recuerdo metódicamente elaborado, es una memoria crítica”.(Aravena, 2009:161)
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de la Historia Regional, estos análisis cobran un sentido especial, pues parte trascendental del objetivo que persigue la construcción de historias regionales, está relacionada con los significados de estos conceptos. Así pues, el rescate de la memoria local, permite recoger elementos esenciales para conformar y entender las características particulares de las identidades de las regiones que pretendemos estudiar. La labor historiográfica dedicada a las temáticas regionales, analiza esta “materia prima” a la luz de sus metodologías y de esa forma va entregando antecedentes que se convierten en fragmentos únicos para ir reforzando y construyendo la memoria histórica regional. Estas investigaciones respecto de la realidad regional, y hasta local, van enriqueciendo la visión de la Historia más general; de esa forma se logra potenciar el relato a través del ejercicio de elaborar una historia que tenga como objetivo la sinergia (συνεργία), pues lo que se pretende es encontrar el punto de equilibrio mediante el cual los factores cooperen, y de esa forma, los resultados obtenidos se potencien. Esto cobra más dinamismo al enfocarlo desde el punto de vista sociológico; Talcott Parson al hablar del funcionamiento de los sistemas sociales, señala que “los procesos de intercambio entre los sistemas sociales, pueden tener lugar en virtud de la existencia de zonas de interpenetración”. Luego indica que estos sistemas son abiertos y participan en un intercambio continuo de insumos y productos con sus ambientes. Además, menciona que son concebibles como interiormente diferenciados en varios órdenes de subcomponentes que también participan continuamente en procesos de intercambio”. (Parson, 2003:3). Precisamente a esa naturaleza de interacción, debiera ponerse atención al momento de construir relatos que pretendan ser representativos, pero al mismo tiempo, inclusivos. Desde el punto de vista educativo, es vital tomar en cuenta las subjetividades identitarias para enseñar la historia, ya que el reconocimiento de vínculos propios con el pasado, contribuyen a fomentar un aprendizaje significativo, en el cual los educando se sientan reconocidos. Al respecto, es interesante mencionar que en el Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, para Chile, se entiende por subjetividad “el espacio y el proceso en que los individuos construyen una imagen de sí, de los otros y del mundo en el contexto de sus experiencias sociales. Este ámbito está formado por sus emociones, imágenes, percepciones, deseos, motivaciones y evaluaciones, entre otros elementos” (PNUD, 2012: 16). Esta definición se toma acá como un concepto necesario a incorporar para lograr el tan anhelado desarrollo en el país. Y desde el punto de vista pedagógico, es ampliamente sabido que el tomar en cuenta las características de los educando es una de las mejores estrategias para potenciar las habilidades de éstos. Ahora bien, la importancia de cuidar la memoria histórica de las comunidades no es un asunto nuevo. A lo largo de la historia, distintas sociedades han efectuado el ejercicio de recordar. En Chile republicano, la enseñanza de la historia ha sido mayoritariamente una 155
“El contenido de la expresión “patrimonio cultural” ha cambiado bastante en las últimas décadas, debido en parte a los instrumentos elaborados por la UNESCO. El patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional” (UNESCO, 2003:3).
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labor direccionada desde el Estado, pues su finalidad tenía que ver con lograr el fortalecimiento de la unidad de la nación en pro de conseguir buenos ciudadanos. Como ejemplo, podemos mencionar la propia experiencia del Estado de Chile en cuando a la planificación de la educación durante el siglo XIX, utilizando la escuela como unidad de civilidad. Esta metodología de “civilidad”, fue nuevamente impulsada y reforzada para trabajar en los territorios anexados luego de la guerra del Pacífico; hay variados estudios históricos que dan cuenta de cómo se utilizó a la escuela a modo de elemento de chilenización elemental para contener a las poblaciones nuevas bajo el Estado de Chile, evitando así, por medio de la educación, sublevaciones locales (Díaz, 2009)156. Durante el siglo XX esta estrategia siguió siendo utilizada, así podemos evidenciarlo respecto de la noción de Chilenidad bajo la dictadura militar. Al respecto, el historiador Pablo Aravena entrega algunas consideraciones en torno al debate sobre la “identidad nacional”, articulando éstas en torno a una que la reflexión de la noción de chilenidad a propósito de “uno de los más actuales y burdos procesos de “chilenización” (la dictadura de Pinochet)” y además, plantea “que la pregunta por la identidad (individual o colectiva) no puede estar desligada de la política en su sentido más amplio” (Aravena, 2009:147). Al meditar en la actualidad respecto de estos ejemplos históricos, obviamente podemos ver que los resultados de la enseñanza de la Historia, como hace ya bastante tiempo saben quienes se dedican a estas materias, no son inocentes, y a su vez, en ellos queda en evidencia que el manejo que se hace de la memoria a través de la educación, lo que tiene consecuencias reales en la conformación de la memoria identitaria. Por ese motivo, el planteamiento de incorporar la enseñanza de la Historia Regional a la educación, ha surgido como una reivindicación por el sentido y la pertenencia; por entregar a las nuevas generaciones elementos que les permitan identificar los procesos históricos que han configurado su presente, desde su región y en ellos, reconocerse. Esta labor de enseñanza ayuda a que los educando puedan reconocer sus especificidades, sus subjetividades locales, efectuando el ejercicio de reconocer su propia identidad, lo que a su vez, refuerza la memoria cultural. Desde este punto, se generan espacios culturales e ideas para que los actores locales inventen sus propias estrategias de desarrollo, aprehendiendo su propio capital cultural, esta vez, el grupal (tomando como base la idea de capital cultural desarrollada por Pierre Bourdieur157. 156
Son ampliamente conocidos los estudios que se han realizado de la Región de Tarapacá en relación a la temática de la chilenización. Entre sus principales exponentes se encuentran los Historiadores Sergio González Miranda, Luis Castro C, Rodrigo Ruz y Alberto Díaz Araya. Por ejemplo, de este último autor, consultar el siguiente artículo: “Estado, escuela chilena y población andina en la ex Subdelegación de Putre. Acciones y reacciones durante el período post Guerra del Pacífico (1883 - 1929)”. 157
Respecto del desarrollo de la noción de Capital Cultural, ver (Bourdieur, 1983). Y además, para profundizar la dimensión política implicada, analizar el artículo de Sylvia Meichsner “El campo político en la perspectiva teórica de Bourdieu” (Meischner:2007). Para adentrarse en la realidad de la Región de Atacama y para conocer una propuesta de desarrollo regional, ver el interesante trabajo de Mauricio Lorca: “Identidades en Diálogo: Articulando Actores y Construyendo Realidades. Estudio Fortalecimiento de la Identidad Regional de Atacama” (Lorca, 2010).
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Enseñar Historia a los niños y niñas de Atacama: Beneficios que se obtienen con el aprendizaje de la Historia regional. Es una ardua, pero hermosa tarea la de enseñar. En el contexto actual que se vive en Chile, el sistema educativo completo está en el centro de las miradas, y la labor educativa no es la excepción. Junto a temas como la cobertura, la igualdad y la calidad, se presentan también dudas respecto a la formación de los pedagogos y las implicancias de su labor. A partir de este último punto, es importante remarcar el hecho de que la formación educacional, tanto de los educandos como la de los profesores, requiere que ésta sea integral, es decir, que aborde el proceso de aprendizaje desde las distintas disciplinas y artes, todas necesarias para fomentar el desarrollo intelectual multívoco. Si bien es cierto este artículo no pretende adentrarse profundamente en definiciones y conceptos pedagógicos, hay algunas nociones que se definirán a continuación con el objetivo de sentar lugares comunes a partir de los cuales reflexionar.
Aprendizaje, comunicación y transferencia de conocimientos y Educación significativa. Al momento de enfocarse en el proceso de aprendizaje, los manuales de pedagogía entregan un variado abanico de posibilidades de modelos de aprendizaje, desde modelos conductistas hasta el desarrollo de ideas más avanzadas. Dentro de este marco, uno de los desarrollo más interesantes para comprender cómo opera el proceso educativo es el paradigma cognotivista, que “considera el aprendizaje como un proceso de construcción de conocimientos por parte del aprendiz, dependiente del conocimiento previo (actual) y determinado por el contexto o la situación en la que se produce. El énfasis principal acá está puesto en los procesos internos que actúan como intermediarios de esta construcción, más que en las conductas observables” (Beas, Santa Cruz, Thomsen, 2003:16) A partir de esa idea, se entenderá el aprendizaje como “un cambio relativamente estable en el conocimiento de alguien como consecuencia de la experiencia de esa persona”. Esta definición es un poco más amplia, pues considera sus tres partes: es permanente (implica que permanece a largo plazo), implica un cambio cognitivo que se refleja en la conducta (logro que mejora la actividad del educando) y está basado sobre la experiencia (depende de la experiencia y la ejercitación del aprendiz; Mayer, 2004:3,4). Para lograr que el conocimiento tenga una recepción adecuada, hay que fijar los procesos de transferencia de conocimiento, entendiendo esto como “el efecto del aprendizaje previo sobre uno nuevo o sobre la resolución de un problema”. Puede existir transferencia de aprendizaje, que es el efecto del aprendizaje previo sobre un nuevo aprendizaje (facilitador de nuevos aprendizajes), y la transferencia o generalización de resolución de problemas, que es el efecto de un aprendizaje previo sobre la resolución de un nuevo problema […]. Esta transferencia puede ser positiva, negativa o neutra, dependiendo si facilita o no el proceso de aprendizaje (Mayer, 2004:5).
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Aprendizaje Significativo La labor pedagógica tiene como eje educar. Ese ejercicio, implica proporcionar experiencias de aprendizaje que permitan al aprendiz utilizar eficazmente lo que ha aprendido cuando afronte un problema. Por ello, la enseñanza para un aprendizaje con estas características, es decir significativo, debe ser un proceso activo (Mayer, 2004, 7) La premisa sobre la cual se cimienta el proceso educativo, es que la inteligencia puede ser modificada; a partir de allí, se ha definido ampliamente un espacio llamado zona de desarrollo próximo, entendiendo por ella la distancia entre lo que el sujeto puede aprender por sí mismo y lo que puede aprender con la ayuda de un mediador (Vigotsky, 1988). He aquí otro factor central de la labor pedagógica. Por otro lado, no es posible enseñar significativamente si no hay un pensamiento de calidad: Éste es el pensamiento que ocupa el potencial intelectual. Para ello, debe tener ciertas características: Crítico: Capaz de procesar y reelaborar la información que recibe, para lograr una base que sustente sus propias creencias. Creativo: Generador de ideas alternativas, de soluciones nuevas: Generador de ideas alternativas, de soluciones nuevas y originales. Metacognitivo: Estar capacitado para reflexionar sobre sí mismo, para percibir sus propios procesos de pensamiento como objeto de examen (Beas, Santa Cruz, Thomsen, 2003:16,17). El aprendizaje significativo, debe tener como finalidad convertirse en un aprendizaje profundo, es decir, llegar a una comprensión profunda y que ésta tenga sentido para el aprendiz, lo que implica dominar el conocimiento; transformarlo y utilizarlo para resolver problemas reales (Beas, Santa Cruz, Thomsen, 2003:29,31). Precisamente ese es el tipo de pensamiento que fomentan las ciencias sociales; y una de las instancias para lograrlo es el respeto por la pertenencia. Si se impone un modelo educativo que no tome en consideración la formación identitaria, y si no se respeta la construcción social de los saberes, el ejercicio que en la realidad se practica, tiene como base la imposición de un modelo educativo ajeno, extraño. Esa imposición podría considerarse como una forma de violencia pasiva, porque no se hace ningún esfuerzo por enseñar inclusivamente: se dejan las cosas como vienen, porque conviene. Esto, a la larga, genera roces, disconformidades y obviamente, en el caso de la enseñanza, aburrimiento. Y más aun, la imposición de una comprensión de la historia netamente foránea incluso puede provocar problemas en la ardua labor pedagógica de dirigir el aprendizaje al interior de las aulas. Como ejemplo de ello, puede indicarse la falta de interés y compromiso por parte de los educandos. ¿Cómo solucionar estos tipos de conflictos? O, como alguna vez planteara Walter Benjamin, “¿Es en general posible una regulación no violenta de los conflictos? Sigamos el razonamiento de este autor, pero aplicando la presente reflexión más allá de la teoría del derecho, centrándonos en el ejercicio pedagógico. Benjamin cree que es posible encontrar una regulación no violenta, y aduce que éste acuerdo “surge dondequiera que la cultura de los sentimientos pone a disposición de los hombres medios puros de entendimiento”. Y a
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continuación pasa a escribir estos medios: “Delicadeza, simpatía, amor a la paz, confianza y todo lo que se podría aun añadir constituyen su fundamento subjetivo”. Luego, el autor establece que “los medios puros no son nunca medios de solución inmediata, sino siempre de soluciones mediatas”, y por ello no solucionan los conflictos directamente, “sino solo a través de la intermediación de las cosas”. A continuación, se indica que “la técnica, en el sentido más amplio de la palabra, es su campo propio y adecuado. El ejemplo más agudo de ello lo constituye tal vez la conversación considerada como técnica de entendimiento civil” (Benjamin, 2012:10). Entonces, aplicando estas reflexiones a la enseñanza de la Historia, desde el punto de vista de la planificación pedagógica, es de vital importancia considerar como punto de partida una conversación participativa de todos quienes forman parte de la construcción de aprendizaje. En una comunidad educativa, se entiende que todos quienes intervienen en los procesos de enseñanza, deben aportar sus apreciaciones para lograr construir un curriculum significativo para sus educandos. A nivel regional y nacional, se desprende la necesidad de consensuar junto a lo actores regionales la pertinencia de los contenidos a incluir y trabajar en el curriculum pedagógico. Y este trabajo debe partir con observar qué quieren –y pueden según sus circunstanciasenseñar los profesores. “Para ser profesor o profesora no basta con saber lo que debe enseñarse, es necesario saber muchas otras cosas. Sin duda, nadie puede enseñar lo que no sabe. En consecuencia, para enseñar es necesario saber pero no basta con sólo saber para saber enseñar” (Pagés i Blanch, 2012:4). Es necesario desarrollar habilidades que permitan llegar al educando, de tal forma que la transferencia de información y conocimientos sea bien recepcionada. De ahí que sea tan pertinente la siguiente aseveración: Enseñar es comunicar. Y en cualquier acto comunicativo hay que tener en cuenta: a) la formación para la comunicación, la adecuación de lo que se comunica, del discurso, al medio y al contexto, el aprendizaje de determinadas herramientas, etc. Hay que formar al comunicador para que conozca las características y los medios de la comunicación educativa; b) las personas a las que se les comunica algo, con las que se establece algún tipo de comunicación, en nuestro caso los alumnos y las alumnas de secundaria, su predisposición ante lo que les queremos comunicar, sus propósitos y sus intereses para aprender aquello que les comunicamos; y c) lo que se comunica, este caso el conocimiento histórico, y cómo debemos comunicarlo para obtener aprendizajes. Y, además, el contexto en el que se realiza la comunicación, contexto que incluye desde las finalidades o propósitos educativos que la administración educativa otorga a los saberes escolares, el contexto social y cultural, hasta la institución en la que se realiza y la organización espacio-temporal en la que tiene lugar (organización del espacio aula y tiempo de duración de la comunicación [Pagés i Blanch, 2012:4]). 77
Una de las tareas más importantes al respecto desde las ciencias sociales, es poner en la palestra el riquísimo aporte que se hace a la sociedad cuando se potencian las habilidades sociales y el reconocimiento identitario de una comunidad a través de su enseñanza. Hoy día, los científicos en general están abocados en la labor epistemológica, a través de la cual se generan nuevos conocimientos, y los cientistas sociales, incluidos quienes se dedican a temáticas regionales, no son la excepción; gracias a su investigación, descubren nuevos antecedentes, generan nuevos contenidos, efectúan nuevas lecturas y, con ello, enriquecen la comprensión de la sociedad. Esta labor no se origina por azar, es fruto de arduos procesos, y tampoco responde a los ritmos automaticistas tan publicitados hoy en día. Este asunto, desde la pedagogía, debería ser materia de reflexión, pues el conocimiento, para que llegue a ser parte del capital cultural de cada educando, debe primeramente enseñarse, aprehenderse por éste y luego ser potencialmente utilizado a lo largo de su vida. Un cúmulo de conocimientos flotando entre papeles, páginas web o libros que no han sido comprendidos, no son más que eso, herramientas esperando a ser utilizadas. Reflexionando sobre esta contingencia mundial, el escritor Umberto Eco hace un llamado a educar con “Conciencia científica y no mágica”, y luego comenta: Le corresponde a la escuela, y a todas las iniciativas que pueden sustituir a la escuela, incluidos los sitios de Internet de credibilidad segura, educar lentamente a los jóvenes para una recta comprensión de los procedimientos científicos.[…] El deber es más duro, porque también el saber transmitido por las escuelas se deposita a menudo en la memoria como una secuencia de episodios milagrosos: ¿Cómo podemos esperar de la escuela una correcta información científica cuando aún hoy, en muchos manuales y libros incluso respetables, se lee que antes de Cristóbal Colón la gente creía que la Tierra era plana, mientras que se trata de una falsedad histórica, puesto que ya los griegos antiguos lo sabían, e incluso los doctos de Salamanca que se oponían al viaje de Colón, sencillamente porque habían hecho cálculos más exactos que los suyos sobre la dimensión real del planeta?[…] Es útil, para seguir trabajando cada uno en su propio campo, saber en qué mundo vivimos, sacar las conclusiones, volvernos tan astutos como la serpiente y no tan ingenuos como la paloma, pero por lo menos tan generosos como el pelícano e inventar nuevas formas de dar algo de vosotros a quienes os ignoran (Eco, 2002: 3,4) . El peligro de caer en el automaticismo mágico (la aparente instantaneidad de las cosas, carente de todo esfuerzo) es uno de los peligros a los cuales se enfrentan las nuevas generaciones. Pero la realidad indica que este camino no es más que una mera ilusión, y quienes se pierden en él quedan subsumidos en la ignorancia. Eso es precisamente lo que no puede tolerar el verdadero pedagogo, pues es él quien debe dirigir el proceso de aprendizaje, estar al día con la investigación realizada e torno a la especialidad que debe enseñar (que lenta pero sistemáticamente efectúan quienes se dedican a ella), y empoderarse de su rol conduciendo en este camino, paso a paso al educando. En el caso de la Historia, cobra vital importancia desarrollar aprendizajes significativos, a partir del 78
sentido de pertenencia y continuidad histórica más fácil de despertar si se hace referencia a procesos regionales que han derivado en hechos reconocidos por la comunidad. Precisamente esa es la fuerza de enseñar desde una perspectiva de la Historia Regional.
¿Cómo plantear la enseñanza de la Historia regional para los niños y niñas de Atacama? Ideas prácticas: Uso de metodologías participativas y didácticas con el territorio. “El peligro de academicismo está supuesto, como se ve, en toda pedagogía racionalizada, tendiente a acuñar en un cuerpo doctrinal de preceptos, de recetas y de fórmulas, explícitamente designados y enseñados, más frecuentemente negativos que positivos, lo que una enseñanza tradicional transmite bajo la forma de un habitus, directamente aprehendido uno intuitu, como estilo global que no se deja descomponer por el análisis” Pierre Bourdieur. Tomando en cuenta la advertencia de la cita previa, lo que se pretende a continuación es más que todo, entregar en las siguientes líneas, algunas reflexiones personales que pretenden contribuir, a abrir la conversación en torno a generar metodologías y herramientas para enseñar con sentido, lo que implica inclusión y reconocimiento, nuestra historia. Desde este punto, la labor historiográfica, que es la fuente de materia prima para generar contenidos educativos en el ámbito de la Historia, y allí encuentra su dimensión integradora, pues para generar nuevos conocimientos, debe actualizarse constantemente, al ritmo de renovados tiempos y al son de las nuevas tecnologías, todo ello, con el objetivo de visibilizar aquello que ha pasado desapercibido a las generaciones pretéritas. Y un aporte indudable a estas lecturas, es el que se realiza a nivel regional o local. Precisamente “el trabajo de conservación, la investigación histórica, la propia modernización de las Administraciones Públicas, la modernas empresas editoriales y la aplicación a la enseñanza de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones están exigiendo de los historiadores nuevos conocimientos, tanto para la consulta como para la producción de materiales. La generalización de Internet esta modificando parte de los hábitos de trabajo” (Soler Herreros, 1995: 1). Esta vorágine de nuevas tecnologías, modifican a su vez la forma de entender la pedagogía: sabemos que los educando ya no son meramente receptores de información, sentados en el pupitre. Hoy es imperante permear la pedagogía de herramientas tecnológicas que despierten la curiosidad, y que generen la inquietud por investigar. Pero este ejercicio sólo es fructífero con pedagogos motivados y preparados para entregar el conocimiento inicial a partir del cual adentrarse en el uso de conocimientos con objetivos claros, pues el aprendizaje debe planificarse en torno a puntos de llegada para lograr resultados óptimos. 79
Existen varias experiencias exitosas a nivel latinoamericano relativas a la investigación de espacios socio-culturales enfocados desde el punto de vista de la Historia Regional. México, Brasil, Venezuela, Perú y Argentina han desarrollado ampliamente estas líneas investigativas, mas la aplicación de sus resultados en las salas de clases, es siempre un desafío158. Sólo para graficar esta realidad, centremos la atención en las preguntas que usualmente surgen en los docentes a la hora de enfrentar su práctica cotidiana, y que, en general, se dividen en dos tipos. Por un lado, las preguntas básicas sobre la enseñanza: ¿Cómo promover aprendizajes genuinos en los estudiantes? ¿Cómo elegir y sostener dispositivos de enseñanza que promuevan dichos aprendizajes? ¿Cómo actuar ante los problemas usuales que esta tarea suscita? ¿Cómo saber si los estudiantes aprendieron? Y por otro, se encuentran aquellas preguntas motivadas por la responsabilidad que implica enseñar y dar a los estudiantes una “credencial” que los acredita como aprobados. ¿Cómo constatar que los estudiantes han asumido con un grado aceptable de esfuerzo, compromiso y honestidad su parte en el contrato enseñante-aprendiente? ¿Cómo diferenciar en forma eficaz – y sin dejarse llevar puramente por rasgos personales o simpatías – entre los distintos tipos y niveles de desempeño, competencia, habilidades o saberes adquiridos? ¿Cómo determinar y “custodiar” los límites aceptables para esa experiencia? ¿Cómo asumir la responsabilidad de decidir sobre la acreditación de los estudiantes en forma justa? ¿Cómo sostener las “reglas duras” de la clase que sirven para responder a estas preocupaciones (el control de la asistencia, la obligación de poner una “nota” a cada estudiante) sin que su efecto “coercitivo” inhiba los deseos de aprender de los estudiantes y fomente sus especulaciones en vistas a aprobar las materias o pasar de grado? (Ferreyra, Peretti, Vidales, 2011: 3) Todas estas preguntas, requieren un análisis mayor que escaparía del presente artículo, pero el hecho de que estén presentes aquí, es una oportunidad para abrir la conversación, para que se generen ideas respecto a cómo contestarlas en virtud de la realidad de cada centro educativo. 158
La experiencia mexicana está ampliamente documentada en Internet. En esta ocasión, y a modo de ejemplo, se puede mencionar el caso de Venezuela, ya que durante el año 2006, se elaboró allí un “Manual de Historia Local”, editado por la Biblioteca Nacional, Misión Cultura de ese país, y uno de sus objetivos fuertes en conservar el patrimonio escrito y oral a través de la enseñanza.
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No obstante, hay elementos comunes que indican que sí es posible enseñar Historia a través del juego de las percepciones de los propios educando, al trabajar con sus recuerdos familiares, y mediante potenciar sus habilidades sociales, combinado así la labor de transferencia de conocimientos a través de la aplicación de estrategias pedagógicas basadas en el aprendizaje significativo, junto a la realidad en la cual se está inmerso. Para aprender, en primer término debe entregarse la información de tal manera que el conocimiento logre captar la atención del educando. Esto suena bien, pero es una de las cosas más difíciles de conseguir, más aún en aulas con más de 30 personas. ¿Es imposible? No, pero hay que trabajar con diversas herramientas metodológicas, que permitan aproximarse a las distintas maneras de aprender. Así pues, para avanzar en este tema es necesario crear herramientas que exploren estas habilidades. Los trabajos grupales, bien dirigidos, pueden efectuar esta labor de manera conjunta. Juegos, puzzles, investigación, exposiciones, entrevistas, etc. Cada uno cumple un propósito. Pero, para lograr el efecto requerido, es decir, que el aprendizaje de la Historia y las ciencias sociales logre ser incorporado como un aprendizaje profundo, toda esta labor debe centrarse en despertar el sentido del porqué aprender en el educando, y una manera muy eficiente de conseguir este fin, es trabajando fuertemente con el sentido de identidad, con la memoria familiar y el sentido de pertenencia159; Hay que generar las condiciones necesarias – y enseñar a estudiar siguiendo estas condiciones- agrupando en la imaginación los datos históricos para que estos cobren significado, y reforzar esto con herramientas visuales. El paso siguiente tiene relación con ejercitar la memoria cognitiva a través de la resolución de guías y cuestionarios (pero sólo cuando los antecedentes ya tienen un sentido), y el paso de refuerzo se da contando a otros lo aprendido (transmisión de conocimiento y generación de conocimiento grupal). Al respecto, en Chile se han dirigido algunos esfuerzos pioneros para entregar conocimientos de Historia Regioanl, pero es labor de los profesionales que se desempeñan en las áreas de la Pedagogía y, la Historia y las Ciencias Sociales, completar esos esfuerzos con una carga mayor de contenidos de Historias regionales y locales, para que se logre con ello una efectiva inclusión y reconocimiento de las especificidades que cada territorio del país tiene160.
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Una de las cosas a partir de las cuales despertar estos sentidos identitarios en el país, es potenciar líneas de análisis como la integración y la interculturalidad. Si bien es cierto están dentro de los contenidos transversales del curriculum nacional, en líneas generales se enfocan las actividades tendientes a desarrollar esta temática en relación a describir al “otro”, es decir, a los pueblos originarios, y en menor medida, a los inmigrantes. Un gran porte a avanzar en estas temáticas ha efectuado el Centro de Estudios Interculturales y del Patrimonio (CEIP, Universidad de Valparaíso), al generar investigación, líneas pedagógicas y material de estudio para lograr que el tema de la interculturalidad se torne efectivamente inclusivo en las salas de clases. Estos resultados se publican en la revista que ellos editan, Cuadernos Interculturales, disponible en internet. 160
Al respecto, en internet se pueden ver algunos portales enfocados a entregar contenidos locales, pero sin duda, es de esperar que estos contenidos sean cada vez más desarrollados, especialmente desde las propias regiones. A modo de ejemplo, revisar el siguiente link: http://www.contenidoslocales.cl/sitiosingresados/portag/memoria-e-historia-local
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Pero, ¿Qué beneficios se obtiene con el aprendizaje de esta historia? Y ¿Cómo involucrar al resto de la ciudadanía? Ambas son preguntas centrales, pues apuntan a los objetivos mismos del por qué enseñar con una perspectiva regional. A modo de síntesis, se puede afirmar que este tipo de orientación vela por enseñar con objetivos claros, apuntando a la transferencia de conocimientos profundos –a través de metodologías novedosas, que aprovechen por ejemplo el sentido de la imaginación y la historia familiar-, para que éstas logren motivar al educando a reflexionar respecto de cómo se ha conformado su presente, y el rol que en éste le toca asumir. Es por tanto, un reforzamiento al sentido identitario y a la pertenencia del espacio en el que habita. Además: la enseñanza de historia local es importante en la formación de la “conciencia cívica” de todo ciudadano y a través de ella, es determinante en la configuración social de la “conciencia histórica” De aquí entonces, se busca atender mediante la educación la demanda de reconocimiento social a personas y grupos sociales, generalmente excluidos por la historia oficial y también contribuir a la formación de una nueva manera de entender y practicar la Historia en nuestra sociedad (Pérez, 2006:1). A nivel regional, en Atacama se ha trabajado pensando en los beneficios que genera un proceso de educación que tenga en alta estima la formación ciudadana, con conciencia identitaria y reconocimiento del territorio desde donde se habla. Al respecto, el profesor Guillermo Cortés Lutz comenta: Trabajar desde las regiones generará la real participación del único verdadero soberano, el pueblo de Chile, expresado en todos sus habitantes, con especial énfasis en los ciudadanos de la provincia y la región (Cortéz Lutz, 2011). A modo de conclusión, se puede decir que la enseñanza de la Historia Regional hoy en día, a nivel mundial es relevante para complementar y comprender la enseñanza de la Historia. En primer término, porque es un elemento esencial a la hora de enseñar significativamente a los educandos, a través del reconocimiento de las subjetividades propias de cada región, así como también, para generar en ellos conciencia cívica, que permita su integración plena y consciente en la sociedad a la cual pertenecen. Para lograr este resultado, es necesario preparar al profesorado, a través de la entrega de conocimientos generados en las ciencias sociales respecto a temáticas regionales, cuyos contenidos otorgan la vinculación del educando con su propia Historia, con la conformación de su identidad, la memoria familiar y la pertenencia al territorio en el cual habita.
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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp 85-92, Copiapó-Atacama.
DISTRIBUCION DEL PUMA CONCOLOR EN LA REGION DE ATACAMA Pablo Valladares161 Moisés Grimberg162 Patricia Cáceres & Wilfredo Briones163 La distribución de esta especie es amplia en la región, ocupando sus distintos paisajes ecogeográficos. Sin embargo y de acuerdo a publicaciones de principio del siglo XX, su distribución habría disminuido en zonas costeras. El puma (Puma concolor) fue descrito por Linneaus (1771)164. Actualmente se reconocen seis subespecies165: P. c. concolor166 que habita el extremo norte de Sudamérica; P. c. anthonyi167 (= P. c. capricornensis168) que habita el este de Sudamérica; P. c. cabrerae169 en el norte de Argentina y Paraguay; P. c. costaricensis170 en America Central, P. c. couguar171que habita en Estados Unidos y Canadá; y P. c. puma172 en Chile. Habita desde el nivel del mar hasta sobre los 4000 m y desde zonas desérticas a bosques lluviosos tropicales173. 161
Doctor en Biología, Departamento de Biología, Facultad de Ciencias de la Universidad de Tarapacá, Arica. Corresponding autor: pvalladares@uta.cl. 162
Corporación Nacional Forestal CONAF, Juan Martínez 55, Copiapó, Región de Atacama.
163
Servicio Agrícola y Ganadero SAG, Chacabuco 546, Departamento 23, Copiapó, Región de Atacama.
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Linneaus C. von. 1771. Regni animalis. p 521 – 552, In Appendix, Mantissa Plantarum altera. Uppsala, p. 143–587. 165 Wilson, D.E. & D.M. Reeder (editors). 2005. Mammal Species of the World. A Taxonomic and Geographic Reference (3rd ed.), Johns Hopkins University Press, 2,142 pp. 166 Op. Cit. Linneaus C. von. 1771. 167
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Esta especie está ampliamente distribuida en Chile, desde Parinacota al sur de la península de Brunswick, Provincia de Magallanes174,175. Es considerada la especie de felino más grande de América, los machos generalmente alcanzan un peso entre 55 y 65 kg, mientras que las hembras entre 35 y 45 kg. El largo total es generalmente entre 2.2 y 2.3 m en los machos, y de 2.0 a 2.1 m en hembras. Sus uñas son retráctiles, cola larga y cilíndrica, alrededor de un tercio del largo total del animal, sus extremidades anteriores son cortas y muy fuertes, orejas cortas y redondeadas176. En la Región de Atacama, el puma tiene una amplia distribución, desde la costa hasta el altiplano de los Andes. Sin embargo, los reportes científicos son muy escasos. Gigoux177 menciona al puma como una de las especies desaparecidas de la Quebrada El León, norte de Caldera (coordenadas) “…En cuanto a Pumas, Felis concolor puma, no cabe duda que aquella fue morada predilecta de ellos o residencia temporal preferida que les ofrecía alimento y refugio seguros…Aunque esto ocurriera muchos años atrás, se confirma con lo que tradicionalmente se sabe al respecto, con bastantes datos y hasta con el nombre que lleva”. Da algunos antecedentes sobre la caza del puma en dichas épocas “Los pumas han hecho apariciones que recuerdo. El último de que tengo conocimiento fue cazado en el Veladero, punto de la costa al sur de Caldera, por José Felix Reyes y Antonio Aracena, en mayo 6 de 1913… medía 1.33 metros de largo y 0.75 de alto, grueso del pecho 0.85 mtr… después oí decir que se habían visto a algunos merodear por el Morro de Copiapó y Quebrada del León”. El 15 de Noviembre del 2010 nos avisaron del cuerpo de un puma (Figura 1) que se encontraba en la localidad de Laguna Verde (26º53´10.8´´ S, 68º26´21.2´´ W; 4339 m) en el altiplano de la Región de Atacama, Chile (Figura 2). Este corresponde a una hembra, con un largo de cuerpo de 103 cm, largo de la cola de 79 cm, extremidad anterior de 63 cm y extremidad posterior de 81 cm, 24,5 cm de ancho cabeza, y 16 cm de alto cabeza. Desconocemos la causa de muerte. Otro registro de puma corresponde a un espécimen juvenil encontrado en el fundo Las Salinas (cerca de 27º34`S, 69º43`W) (Figura 3). Registros de huellas se han obtenido en la localidad de La Puerta (cerca de 27º07`25`` S, 69º40`46.4``W, 1800 m) y el Parque nacional Llanos de Challe (entre 28º01` y 28º18`S; 71º10` y 70º53`W) (Figura 4)178. Por otro lado, tenemos registros de caza del puma en el Parque Nacional Nevado Tres Cruces (27º28`S, 69º14`W) donde hemos hallado una serie de especímenes de vicuñas (Vicugna
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Villalobos, R. 2008. Hábitos predatorios del puma (Puma concolor) y su impacto en la ganadería de la Provincia de Parinacota, Región de Arica y Parinacota, Chile. Tesis para optar al título de Médico Veterinario de la Universidad de Chile. 68 pp. 175 Franklin, W.L., W.E. Johnson, R.J. Sarno, J.A. Iriarte. 1999. Ecology of the Patagonia puma Felis concolor patagonica in southern Chile. Biological Conservation 90: 33 - 40. 176 Op. Cit. Currier, M.J. 1983. 177
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vicugna) cazada por pumas (Figuras 5A y 5B). Esta información es coincidente con los registros de dieta de pumas en Parinacota179, donde las vicuñas representan el 46% de su dieta, lo que también ocurre en el noroeste de Argentina180. Hay numerosas denuncias de ganaderos locales, quienes constantemente observan pumas cerca de sus propiedades rondando a sus ovejas y cabras, las que algunas de ellas terminan siendo cazadas (Figura 6). Estos registros de P. concolor puma representan un primer catastro de la especie en la Región de Atacama, con indicaciones de su dieta y rango de distribución. No tenemos registros de esta especie en el Parque Nacional Pan de Azúcar ni en otras partes de la Provincia de Chañaral, excepto por algunas indicaciones indirectas de huellas en el altiplano, cerca de las Termas de Río Negro (26º30´58´´S, 68º49´32´´O).
ANEXO
Fig. 01. Puma concolor puma encontrado muerto en la Laguna Verde, Región de Atacama, Chile. Fotografía por Pablo Valladares.
179
Op. Cit. Villalobos, R. 2008.
180
Donadio, E., A.J. Novaro, S.W. Buskirk, A. Wurstten, M.S. Vitali and M.J. Monteverde. 2010. Evaluating a potentially strong trophic interaction: pumas and wild camelids in protected areas of Argentina. Journal of Zoology 280(1): 33 – 40
87
Fig. 02 Mapa de la Región de Atacama mostrando el rango de distribución del puma. Círculos verdes corresponden a vicuñas y ovejas cazadas por pumas, círculos amarillos corresponden a huellas, círculos rojos a observaciones directas, círculos celestes a registros de fecas y círculos azules a registros mencionados por Gigoux (1926), lugares donde ya no se observan pumas.
88
Fig. 03. Especímen juvenil de puma registrado en el fundo Las Salinas (cerca de 27º34`S, 69º43`W). Fotografía de Moises Grimberg.
Fig. 04. Huellas de puma en la localidad de La Puerta, Provincia de Copiapó. Fotografáa de Moises Grimberg.
89
Fig. 05 A Fig.05 B Especimen juvenil de vicuña cazado por pumas cerca del Parque Nacional Nevado Tres Cruces (27º28`S, 69º14`W). Flechas rojas indican las mordeduras de puma. Fotografía de Andrés Vejar.
Fig. 06 Oveja cazada por pumas cerca del campamento minero EL Volcán (27º13`S, 69º19`W). Flechas rojas idican mordeduras de puma. Fografiado por Moisés Grimberg.
Agradecimientos Agradecemos a Andrés Vejar por facilitarnos las fotografías de vicuña cazada por un puma. A Patricio Vélez por revisar el manuscrito y a Cristian Galaz por ayudarnos con las figuras y mapa. A Rodrigo Villalobos Aguirre por enviarnos registros de fecas de puma en Atacama.
90
Bibliografía Culver, M., W.E. Johnson, J. Pecon-Slattery and S.K. O´Brien. 2000. Genomic ancestry of the American puma (Puma concolor). Journal of Heredity 91(3): 186 – 197. Currier, M.J. 1983. Felis concolor. Mammalian Species 200: 1 - 7. Donadio, E., A.J. Novaro, S.W. Buskirk, A. Wurstten, M.S. Vitali and M.J. Monteverde. 2010. Evaluating a potentially strong trophic interaction: pumas and wild camelids in protected areas of Argentina. Journal of Zoology 280(1): 33 – 40 Franklin, W.L., W.E. Johnson, R.J. Sarno, J.A. Iriarte. 1999. Ecology of the Patagonia puma Felis concolor patagonica in southern Chile. Biological Conservation 90: 33 - 40. García, K.P., J.C. Ortiz, M. Vidal and J.R. Rau. 2010. Morphometrics of the Tracks of Puma concolor: Is It Possible to Differentiate the Sexes Using Measurements from Captive Animals?. Zoological Studies 49(4): 577 – 582. Gigoux, E.E. 1926. La Quebrada del León (Caldera). Revista Chilena de Historia Natural 30: 288 – 297. Kerr, R. 1792. The animal kingdom, or zoological system, of the celebrated Sir Charles Linnaeus; class I: Mammalia. London. Murray J. & R. Faulder, 664 p. Linneaus C. von. 1771. Regni animalis. p 521 – 552, In Appendix, Mantissa Plantarum altera. Uppsala, p. 143–587. Merriam C.H. 1901. Seven new mammals from Mexico, including a new genus of rodents. Proceedings of the Washington Academy of Sciences 3: 559-563. Molina, G.I. 1782. Saggio sulla storia naturale del Chili. Stamperia di S. Tommaso d’Aquino, Bologna. Nelson, E.W. and E.A. Goldman. 1931. Three new pumas. Journal of Washington Academic of Sciencie 21: 209 – 212. Pocock, R.I. 1940. The races of Geoffroy's cat (Oncifelis geoffroyi). Annals and Magazine of Natural History 11(6): 350-355.
91
Villalobos, R. 2008. Hábitos predatorios del puma (Puma concolor) y su impacto en la ganadería de la Provincia de Parinacota, Región de Arica y Parinacota, Chile. Tesis para optar al título de Médico Veterinario de la Universidad de Chile. 68 pp. Wilson, D.E. & D.M. Reeder (editors). 2005. Mammal Species of the World. A Taxonomic and Geographic Reference (3rd ed.), Johns Hopkins University Press, 2,142 pp.
92
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 03, año 2012, pp. 93-101, Copiapó-Atacama
REVISIÓN DEL ESTATUS TAXONÓMICO DE LIOLAEMUS JOSEPHORUM Núñez, Schulte & Garin 2001 (Iguania: Liolaemidae) Jaime Troncoso-Palacios181 Francisco Ferri-Yánez182 Resumen Se discute la situación taxonómica de Liolaemus josephorum, especie que fue propuesta recientemente como un sinónimo junior de Liolaemus velosoi sin discutir los caracteres de diagnóstico entre ambos. Su incierta situación taxonómica ha hecho que diferentes autores la consideren una especie valida, pero cuyo estatus taxonómico debe ser revisado. Nosotros examinamos cada uno de estos caracteres de diagnóstico propuestos en la descripción y concordamos con que L. josephorum debe ser considerado un sinónimo junior de L. velosoi.
Introducción Liolaemus josephorum Núñez, Schulte & Garin 2001, es una especie descrita para los alrededores de Diego de Almagro (localidad tipo), Finca de Chañaral y El Salvador, en la Provincia de Chañaral, Región de Atacama. L. josephorum es muy similar a L. platei (Werner, 1898) y a L. velosoi (Ortiz, 1987), especies que también presentan la escama nasal en contacto con la rostral, ausencia de peine palpebral, heteronotos en los flancos, mancha antehumeral presente o ausente (siempre presente en las otras especies del grupo nigromaculatus) y hábitos saxícolas. En su descripción, Núñez et al. (2001) usaron caracteres moleculares (DNA mitocodrial), de escamación y de diseño de coloración para diferenciarlo respecto de L. platei. Por otra parte, la diagnosis respecto de L. velosoi fue realizada basándose en caracteres de escamación y diseño de coloración, sin recurrir a análisis moleculares. En una reciente revisión de las especies chilenas del genero Liolaemus, PincheiraDonoso & Núñez (2005) consideraron a L. josephorum un sinónimo junior de L. velosoi: “la recientemente descrita especie propia de Diego de Almagro, L. josephorum (Núñez et 181
Laboratorio de Fisiología y Biofísica, Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Casilla 70005, Santiago de Chile, jtroncosopalacios@gmail.com. 182
Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo Nacional de Ciencias Naturales CSIC, Calle José Gutiérrez Abascal 2, 28002, Madrid España. Laboratorio Internacional en cambio Global CSIC-PUC, Depto. de Ecología, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Católica de Chile, Santiago 6513677, Chile.
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al. 2001) no muestra diferencias con L. velosoi, de manera que se incluye en su sinonimia” (p. 422). Sin embargo, en Pincheira-Donoso & Núñez (2005) no se discutieron los caracteres de diagnóstico propuestos por Núñez et al. (2001) para distinguir a L. josephorum de L. velosoi. Pincheira-Donoso & Núñez (2005) revisaron la serie tipo de ambas especies, y uno de los autores (H. Núñez) fue descriptor de L. josephorum. Sin embargo, debido a la falta de discusión de los caracteres de diagnóstico, Lobo et al. (2010) no aceptan esta sinonimia (“no supporting data presented” p. 8). Posteriormente, Etheridge & Frost (2010) reconocen a L. josephorum como una especie válida. La especie también es reconocida como válida por Troncoso-Palacios & Marambio (2011), y Valladares (2011); aunque estos autores indican que es necesario llevar a cabo un estudio para esclarecer su relación con L. velosoi. En este trabajo se revisa la situación taxonómica de L. josephorum y se discuten todos los caracteres diagnóstico establecidos por Núñez et al. (2001).
Materiales y métodos Se examinaron nueve topotipos de L. josephorum (adultos, 8 machos y una hembra), capturados en la localidad de Diego de Almagro. No fue posible examinar la serie tipo de L. josephorum debido a que cuando se escribió este artículo el Museo Nacional de Historia Natural se encontraba cerrado. Se examinaron doce especímenes de L. velosoi (adultos, seis machos y seis hembras) recolectados en Estación Paipote y Copiapó, todos determinados como L. velosoi por el descriptor de la especie (J.C. Ortiz). No fue posible encontrar los especímenes de la serie tipo de L. velosoi que se encuentran depositados en el Museo de Zoología de la Universidad de Concepción al momento de nuestra visita (MZUC 10897-926). Se realizó una comparación de cada uno de los caracteres de escamación mencionados por Núñez et al. (2001) como caracteres de diagnóstico entre L. josephorum y L. velosoi. La observación de las escamas fue hecha bajo lupas de diferente aumento. Para la comparación de los caracteres de coloración, los especímenes fueron fotografiados desde diferentes ángulos. Las medidas del cuerpo (LS = longitud estandar) fueron tomadas con un vernier digital (0,02 mm precisión). Se aplicó la prueba exacta de Fisher para comparar las proporciones de presencia de los caracteres examinados, tomando como referencia la proporción de especímenes de L. josephorum y L. velosoi que presentaron el carácter diagnóstico de L. velosoi de acuerdo a Núñez et al. (2001). El material estudiado es listado en el Apéndice I.
Resultados Núñez et al. (2001) establecieron un carácter merístico, seis caracteres cualitativos de escamación y cuatro caracteres de coloración como diagnosis entre L. josephorum y L. velosoi. A continuación se comentan los resultados obtenidos para cada uno de los caracteres: 94
1) Escudetes impares sobre el hocico (uno en L. josephorum y dos en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): El número de escudetes impares sobre el hocico varió entre 2 (44,4%) y 1 (55,6%) en L. josephorum, y entre 2 (66,7%) y 1 (33,3%) en L. velosoi. No se encontraron diferencias significativas (P = 0,396). 2) Forma del interparietal (pentagonal en L. josephorum y hexagonal en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): La forma de la escama interparietal variar en ambas especies, siendo hexagonal en la mayor parte de los individuos. En L. josephorum fue hexagonal en el 55,6% de los especímenes (pentagonal 22,2%, heptagonal 11,1% y octagonal 11,1%). En L. velosoi fue hexagonal en el 66,7% (heptagonal 16,7%, octagonal 8,3% y decagonal 8,3%). No se encontraron diferencias significativas (P = 0,673). 3) Forma y disposición de las escamas supratemporales (redondeadas e imbricadas en L. josephorum y polimorfitas y yuxtapuestas en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): No se encontraron diferencias cualitativas. Las escamas supratemporales de L. josephorum (Fig 1.a) y L. velosoi (Fig1.b) son polimórficas y se disponen de forma subimbricada y/o yuxtapuesta. 4) Disposición de los órganos sensoriales (restringidos a las loreales en L. josephorum y extendidos hasta el subocular en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): Los órganos sensoriales se presentan en el subocular en el 66,7% de los especímenes de L. josephorum (Fig1.c). En L. velosoi los órganos sensoriales se extienden al subocular en el 66,7% de los especímenes. No se encontraron diferencias significativas (P = 1,000). 5) Heteronotos en los flancos (presentes en L. josephorum y ausentes en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): Todos los especímenes examinados presentaron heteronotos en los flancos. Más abundantes hacia la zona axilar. 6) Escamas dorsales del antebrazo: De acuerdo a Núñez et al. (2001), L. josephorum presenta escamas dorsales del antebrazo triangulares y quilladas (carácter que lo distinguiría de L. velosoi ya que esta especie presentaría escamas redondeadas quilladas y mucronadas, p. 104). Sin embargo en el mismo manuscrito, se menciona que las escamas dorsales del antebrazo en L. josephorum son redondeadas (carácter que lo distinguiría de L. platei, p. 103). Por lo tanto, estimamos que este carácter no puede ser tomado en cuenta como diagnosis. Nuestra observación muestra que las escamas dorsales del antebrazo pueden ser triangulares o redondeadas, siempre con quilla (algunas con mucrón) en ambas especies. 7) Escamas suprafemorales (lisas o ligeramente quilladas en L. josephorum y quilladas-mucronadas en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): No se encontraron diferencias. Ambas especies poseen escamas dorsales femorales quilladas, algunas mucronadas. 8, 9 y 10) Banda occipital, banda parietal y línea supraocular (ausentes en L. josephorum y presentes en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): Los especímenes adultos de ambas especies presentan estos caracteres, aunque el diseño de las hembras es notoriamente más difuso (Fig. 2, 3). 11) Garganta manchada (presente en L. josephorum y ausente en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): Casi todos los especímenes de L. josephorum presentaron la garganta manchada (91,7%). Solamente un espécimen de L. velosoi presento la garganta manchada (11,1%). La diferencia es significativa (P = <0,001). 95
Discusión Concordamos con Pincheira-Donoso & Núñez (2005) en que L. josephorum no muestra diferencias considerables respecto de L. velosoi para los caracteres diagnósticos propuestos por Núñez et al. (2001) y por lo tanto debe ser considerado un sinónimo junior de L. velosoi. La única diferencia significativa entre ambas poblaciones, que aún así muestra cierto solapamiento, es la presencia de garganta manchada en una mayor proporción de especímenes de L. josephorum, lo cual no justifica su clasificación como un taxón independiente y estimamos que más bien corresponde a una variación local en el diseño de coloración. De hecho, la misma variación fue encontrada en los especímenes de L. platei, que presentan una garganta sin manchas ni estrías en sus poblaciones más sureñas (Illapel y Coquimbo) y la garganta estriada en las poblaciones más norteñas (Llanos de Challe y Caldera). L. josephorum fue descrito para Diego de Almagro, Finca de Chañaral y El Salvador, mientras que L. velosoi fue descrito para la cuenca del Río Copiapó, en las localidades de Monte Amargo, Piedra Colgada, Desvío Cerro Imán y Estación Paipote. Aunque ambas poblaciones se encuentran separadas por aproximadamente 90 Km (línea recta entre la Finca de Chañaral y Desvío Cerro Imán), no existe una barrera geográfica que impida el flujo génico entre ambas poblaciones y más bien parece que la falta de poblaciones intermedias obedece a una falta de muestreos (Fig. 4). En efecto, uno de nosotros (JTP), posee un registro fotográfico de un espécimen asignable a L. velosoi en la localidad intermedia de Inca de Oro, lo cual parece corroborar que este aparente “aislamiento” se debe a la falta de colectas (Fig. 3c). L. velosoi puede ser distinguido de L. platei por la ausencia de mancha antehumeral (siempre presente en L. platei), escamas temporales lisas o débilmente quilladas (notoriamente más quilladas en L. platei) y dispuestas de forma subimbricadasyuxtapuestas (nunca yuxtapuestas en L. platei), las escamas dorsales de L. josephorum son más grandes que las ventrales (similares en L. platei), el color de fondo de L. josephorum es gris-café (café-amarillento en L. platei), las manchas oscuras de la banda temporal son notoriamente más marcadas en L. platei, y de acuerdo a Pincheira-Donoso & Núñez (2005) la LS de L. josephorum varia entre 48,7 y 59,1 mm (entre 56,1 y 67,4 mm en L. platei de acuerdo a Pincheira-Donoso & Núñez, 2005). Dentro del grupo “nigromaculatus” hay otras especies cuyo estatus taxonómico, o bien no está adecuadamente resuelto, o bien ha sido revisado recientemente. PincheiraDonoso & Núñez (2005) proponen a L. copiapoensis (Müller & Hellmich, 1933) como sinónimo junior de L. bisignatus (Philippi, 1860) al considerar que las diferencias morfológicas y ecológicas entre ambas especies “no son significativas como para establecer identidades evolutivas propias entre los dos taxa”(p. 389). Estas especies habían sido encontradas como hermanas previamente por Lobo (2001) en un análisis filogenético. La sinonimia fue aceptada por Lobo et al. (2010) y nosotros también concordamos, ya que nuestro examen de topotipos de L. copiapoensis y L. bisignatus muestra que ambas poblaciones sobreponen sus caracteres diagnóstico. Por otra parte, Pincheira-Donoso & 96
Núñez (2005) propusieron que Liolaemus kuhlmanni (Müller & Hellmich, 1933) es un sinónimo de L. zapallarensis (Müller & Hellmich, 1933). Sin embargo, Lobo et al. (2010) rechazaron esta sinonimia debido a la falta de datos de respaldo (“no supporting data presented” p. 8). Creemos que es necesario llevar a cabo un estudio comparativo entre ambas especies para esclarecer la situación taxonómica de Liolaemus kuhlmanni. Sin duda, el grupo nigromaculatus es uno de los clados con una de las historias taxonómicas más complejas de la herpetofauna nacional. Con este artículo, esperamos haber contribuido a esclarecer un poco su composición.
ANEXO
Fig. 01. Detalle de algunos caracteres examinados. A) Escamas supratemporales en L. josephorum (SSUC Re 328). B) A) Escamas supratemporales en L. velosoi (MZUC 36624). C) Órganos sensoriales en el subocular de L. josephorum (SSUC Re 327).
Fig. 02. Diseño dorsal de algunos especímenes examinados. A) Macho (izquierda) y hembra (derecha) de L. josephorum. B) Macho (izquierda) y hembra (derecha) de L. velosoi.
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Fig. 03. Fotografías de especímenes en vida. A) L. josephorum, Diego de Almagro. B) L. velosoi, Tierra Amarilla (10 Km al sur de la localidad tipo). C) Espécimen de Liolaemus con el diseño típico de L. josephorum y L. velosoi, fotografiado en Inca de Oro (localidad intermedia entre las distribuciones conocidas de ambas especies).
98
Fig. 04. Mapa de las localidades de procedencia de los especímenes usados en este estudio.
Agradecimientos A M. Penna por su apoyo. A C. Garin por la revisión crítica del manuscrito. A P. Zabala (Pontificia Universidad Católica de Chile), Juan Carlos Ortiz, Jorge Artigas (Museo de Zoología de la Universidad de Concepción) y Franklin Troncoso (Museo Regional de Concepción) por permitirnos examinar el material bajo su cuidado. A Y. Marambio por su asistencia en terreno.
99
Bibliografía Etheridge, R. & D. Frost. 2010. Liolaemidae. Citing Electronic Catalogue. American Museum of Natural History. URL: http://research.amnh.org/vz/herpetology/f/Liolaemidae.pdf. Lobo, F. 2001. A phylogenetic analysis of lizards of the Liolaemus chiliensis group (Iguania: Tropiduridae). Herpetological Journal. London 11: 137–150. Lobo, F., R.E. Espinoza & A.S. Quinteros. 2010. A critical review and systematic discussion of recent classification proposals for liolaemid lizards. Zootaxa 2549: 1–30. Müller, L. & W. Hellmich. 1933. Beiträge zur Kenntnis der Herpetofauna Chiles. VII. Der Rassenkreis der Liolaemus nigromaculatus. Zool. Anz. 103: 128-142 Núñez, H., J.A. Schulte II & C. Garin. 2001. Liolaemus josephorum new species from northern Chile. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural de Chile 50: 91– 107. Ortiz, J.C. 1987. Une nouvelle espèce de Liolaemus (Sauria, Iguanidae) du Chili. Bulletin du Museum National d'Histoire Naturelle. Paris. Section A, Zoologie, Biologie et Ecologie Animales 9: 265–270. Philippi, R.A. 1860. Reise durch die Wüste Atacama auf Befehl der chilenischen Regierung im Sommer 1853-54. Unternommen und Beschrieben von Rudolph Amandus Philippi. Halle: Eduard Anton. Pincheira-Donoso, D. & H. Núñez. 2005. Las especies chilenas del género Liolaemus (Iguanidae Tropiduridae, Liolaeminae). Taxonomía, sistemática y evolución. Publicación Ocasional. Museo Nacional de Historia Natural. Santiago 59: 7–486. Troncoso-Palacios, J. & Y. Marambio. 2011. Lista comentada de los reptiles de la Región de Atacama. Boletín del Museo Regional de Atacama 2: 60-78. Valladares, P. 2011. Análisis, síntesis y evaluación de la literatura de lagartos de la Región de Atacama, Chile. Gayana 75: 81-98. Werner, F. 1898. Die Reptilien und Batrachier der Sammlung Plate. Zoologische Jahrbücher. Supplementheft. Jena 4: 244–278.
100
Apendice I: Especímenes examinados Liolaemus bisignatus. MRC 051. Caldera. J. Moreno col. 29/6/1982. MRC 053. Caldera. J. Moreno col. 05/5/1982. MRC 162. Caldera. J. Moreno col. 18/8/1983. MRC 273, 276, 28283. Caldera. J. Moreno col. 18/4/1983. SSUC Re 306-07. Caldera. F. Ferri col. 01/12/2011. SSUC Re 308-09. Caldera. F. Ferri col. 06/12/2011. SSUC Re 310. Caldera. F. Ferri col. 09/12/2011. SSUC Re 311. Caldera. F. Ferri col. 11/12/2011. SSUC Re 312-15. Caldera. F. Ferri col. 12/12/2011. MRC 087-94. Copiapó. C. Valdovinos col. 15/9/1984. Liolaemus josephorum (= L. velosoi). SSUC Re 330. Diego de Almagro. F. Ferri, J. Troncoso-Palacios cols. 09/12/2011. SSUC Re 327-29, 331-34, 419. Diego de Almagro. F. Ferri, J. Troncoso-Palacios cols. 12/12/2011. Liolaemus platei. MZUC 2152-53. Combarbalá. I. Peña col. Noviembre de 1961. SSUC Re 029. Llanos de Challe. G. Lobos, A. Channier y J. González cols. 2002. SSUC Re 316-20, 335-36, 380. Caldera. Francisco Ferri col. SSUC Re 321. Illapel. Francisco Ferri col. SSUC Re 420. Coquimbo. J. Troncoso-Palacios y Y. Marambio cols. 12/12/2011. MRC 058, 063. Chañaral. J. Moreno col. 28/7/1982. Liolaemus velosoi. MZUC 36612-14, 36618-20, 36624. Estación Paipote. J.C. Ortiz col. 16/02/1978. MZUC 32695, 32699, 32702, 32704, 32706. Copiapó. R. Moreno col. Febrero de 2000.
101