Aguas Zarcas fue el distrito más extenso de San Carlos Superficie alcanzaba 970 km2
Por Jorge Rolando Molina G. Es el distrito cuarto del cantón. Al momento de su establecimiento, en Setiembre de 1911, tenía una superficie de aproximadamente 970 km2 que lo convertía en el más extenso. Su gran tamaño lo fue perdiendo progresivamente, a medida que otros caseríos de importancia iban emergiendo como distritos: tales fueron los casos de Venecia en 1935, Pital en 1948 y por último, La Palmera en 1952 (Véase mapas); de modo que en un lapso de 41 años perdió la mayor parte de su territorio original, pérdida que se amplió con la creación del Distrito de Cutris en 1970. En la actualidad tiene un área de 159, 40 km2, lo que representa apenas el 16,43% de la superficie que tenía en 1.911 o bien, el 4,80% de la superficie que actualmente tiene el Cantón de San Carlos que es de 3,348 km2. En cuanto a su población, el último censo del 2.000, le dio un total de 13,651 habitantes, es decir, el 10.7% de la totalidad del Cantón que para ese entonces era 127, 140 habitantes. Se espera que con el nuevo Censo de Población a celebrarse este año, el número de pobladores del distrito se acerque o sobrepase los 20.000. Su historia a partir de 1890 Los más antiguos testimonios históricos que tienen que ver con el trámite de denuncios de tierra, penetración colonizadora y asentamientos humanos en esta zona, datan de los inicios de la década de 1890. Por esa época aparecieron tres atenienses (José Carlos Umaña, Espíritu Alvarado y Paulino Chaverri) denunciando 1.529 hectáreas, que finalmente cedieron a Manuel González Zeledón, José María Vargas y Alberto Gallegos, quienes las adquirieron en remate público por la suma de 3.059 pesos, es decir, a 2 pesos la hectárea. También figuraron como denunciantes en una zona colindante con el río San Carlos, Juan Ferraro Salto, su esposa Angelina Ocaña, y su hijo Francisco Ferraro, con un total de 1,500 hectáreas (1892 – 1905) de las cuales cedieron la mitad a su coterráneo Enrique Pucci, quien a su vez denunció otro terreno de 1,463 hectáreas en la zona de Tres Amigos por los cuales pagaron, respectivamente, 3.000 y 2.926 pesos. Otro de los denunciantes de la zona fue el reconocido agrimensor alajuelense Eusebio Rodríguez Quesada con un terreno de 509 hectáreas por el que pagó 5.344 pesos. Finalmente, figuran en los primeros años del siglo XX, otros personajes tales como: el coronel Aristídes Romaín Point con denuncios en la zona de Concepción en donde forma una importante hacienda; Heliodoro
Rodríguez Salas con terreno en Bijagual y Óscar Herrera Troyo en La Unión de Aguas Zarcas. Sin embargo, el hecho histórico más importante en el nacimiento de Aguas Zarcas, lo constituye la fundación de una colonia, mediante decreto gubernamental N.31 del 21 de agosto, 1893 (durante el gobierno de José Joaquín Rodríguez Zeledón quien incluso llegó a tener una importante finca en La Palmera) La medición y administración de la colonia de Aguas Zarcas, fue encomendada al Ing. Ernesto Henricci, quien también fue uno de sus beneficiarios. Esta medición estableció 486 parcelas y un espacio para un futuro cuadrante. (Véase plano adjunto). Con este proyecto se pretendía, no solo hacer efectivo otro decreto de 1885, que facultaba al ejecutivo para otorgar terrenos de hasta 1,500 hectáreas en terrenos baldíos donde hubiese intención de establecer un centro poblado; sino también, minimizar el fracaso cosechado por el estado en los proyectos de colonización en San Carlos a cargo de europeos. Recuérdese el suscrito con Julio Van Der Laat en 1886 para colonizar 2,160 hectáreas en la zona de Peñas Blancas; y el firmado con Carl Bergreen , en el curso medio del Río San Carlos en enero de 1893, (5.000 hectáreas), en terrenos que luego fueron asignados en 1918 a la malograda colonia Hispano-cubana. La única condición que impuso el gobierno para la entrega de lotes en la colonia de Aguas Zarcas, a cualquier ciudadano mayor de 22 años que lo solicitara, fue el compromiso de que, al término de los primeros cuatro años tuviese cultivada su parcela en un 50%. La forma en que empezó a crecer este asentamiento, presagiaba un gran futuro. Prueba es que para fines de 1895, ya se habían establecido allí ochenta y un colonos, cifra que aumentó a 800 en 1896. Para este último año se habían desmontado 200 hectáreas, y se hallaba funcionando un aserradero de golpe, un trapiche, y un comisariato.