Febrero 2014. Edición 34
Desde 1971
Una de las actividades que más me gusta compartir con el Grupo Scout Sempre Avant, es la del día del árbol. Y por muchas razones. Una, por la actividad en sí: sembrar árboles. Dos, por pasar el día acompañada de otros padres y madres contando nuestras cotidianidades con nuestros respectivos hijos. Tres, por esa mesa larga y llena de comida que improvisamos para recobrar fuerzas y por último como no, por las bromas, los chistes, las anécdotas y la manera de ser de cada uno, que no tarda mucho en dejarse ver a los pocos minutos de comenzar a caminar hasta el lugar de la replantación, quejándonos de la subida que cada año nos parece más grande. Y digo que es una de las actividades que más me gustan, porque representa mucho para mí y para los demás. Sembrar, es siempre sinónimo de futuro, de esperanza y de solidaridad. Y cuando siembro un árbol, sé que no seré yo quién disfrute de su sombra o de sus frutos, pero si lo harán otros en el mañana, otros que necesiten refugiarse del calor o arranquen una fruta para saciar el hambre. Y siembro un árbol pensando también en aquellos del pasado a quiénes no conocí, pero que sembraron un árbol, pensando en nosotros. Y ellos no saben, cuántas veces se los agradezco, cuántas veces disfruto de ese regalo que ellos me dieron sin conocernos. El sabor de una naranja, las flores de un cerezo anunciando la primavera o la sombra de un pino que nos cobija del sol, cuando nos sentamos todos en ronda a compartir un bocadillo. Todos esos momentos, nos lo regalaron otros, cuando sembraron aquellos árboles que hoy son altos, frondosos, coloridos de flores, cargados de frutos o llenos de miles de hojas verdes que limpian el aire que nos empeñamos en contaminar todos los días.
Pero esta vez, no quería hablar sólo del día del árbol, sino también de toda esa gente casi invisible que está detrás, haciéndolo posible. Y sí, muchos de ellos forman parte del Comité Directivo de la Asociación y del equipo de Scouters, pero otros apenas son una voz detrás del teléfono o un nombre que figura en un papel. Una voz, que nos da las gracias o nos explica cómo. Un nombre, que representa a la Generalitat que nos dona todos esos árboles u otros más cercanos, que nos llevan hasta el lugar de la replantación. Hoy, somos nosotros los que queremos agradecerle a la Alcaldesa de Macastre: María José Casero y a todo su equipo, porque, aunque algunos como Eva, eran para nosotros sólo voces detrás de un número de teléfono, nos atendieron de maravilla, nos apoyaron en la iniciativa y nos abrieron las puertas del Ayuntamiento y de la comunidad, para sembrar futuro, esperanza y solidaridad. Con estas humildes letras escritas queremos agradecerles a todo ese equipo estupendo del Ayuntamiento de Macastre por decirnos que sí, porque todavía quedan terrenos públicos en ese lugar y porque entienden su labor tal cual cómo es: de todos y para todos. ¡Gracias!
Laura Trillo 2da. Vicepresidente de la Asociación y Grupo Scout Sempre Avant.
1