Etapa 37:Cañaveral - Garrovillas de Alconétar
Acercándose al embalse de Alcántara Esta etapa del Camino Natural atraviesa variados paisajes, desde las zonas más áridas caracterizadas por la vegetación mediterránea hasta las hermosas estampas que ofrece el Tajo, embalsado de nuevo en el pantano de Alcántara.
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El caminante comienza su paseo en la localidad de Cañaveral por su salida sur en dirección a la vía del ferrocarril, que cruza por un paso elevado. Continúa al otro lado de la carretera N-630 para alcanzar un estrecho sendero de piedra que lleva hasta el puente de San Benito.
Este puente de piedra del siglo XIV, que ayuda a vadear un pequeño arroyo, era empleado en la Edad Media por los peregrinos que iban a Santiago de Compostela para llegar hasta la fuente de San Benito y allí calmar su sed; desde este punto se dirigían a la iglesia de Santa Marina en pleno centro de Cañaveral. Transcurre la primera parte de esta etapa por un sendero de marcado trazado, y es que gran parte de ese tramo se realiza por el denominado Camino de la Plata. El caminante podrá observar el transcurso del AVE, en periodo de obras en el momento de redacción de esta guía, y a lo lejos acompaña la imponente autovía A-66 “Ruta de la Plata”, que une Gijón con Sevilla.
A continuación se atraviesan pequeñas lomas que permiten disfrutar del paisaje y de la variada fauna que encuentra refugio en los campos y retamares. Salen al paso liebres (Lepus granatensis), perdices (Alectoris rufa), bandadas de abubillas (Upupa epops) e incluso algún pequeño zorro (Vulpes vulpes) que se avista escabulléndose entre los matorrales. Así, poco a poco, la etapa se acerca al
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embalse de Alcántara, otro más de los embalses que se encuentran en el recorrido del Camino Natural y que está incluido dentro de la Red Natura 2000 con la figura de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) denominada “Embalse de Alcántara”. Al acercarse al pantano, el paisaje empieza a transformarse, el matorral da paso a olivos, encinas (Quercus ilex) y alcornoques (Quercus suber). Al llegar a la altura de una pequeña caseta, donde se puede reposar, el camino gira hacia la izquierda, tornándose ahora en una estrecha senda, con ligeras pendientes que termina entroncando con la carretera N-630 a través de unas escaleras realizadas con troncos de madera y encajados directamente sobre el terreno. Llegados a este punto se encuentra el primero de los puentes que se debe atravesar en esta etapa, contemplando desde el mismo unas espectaculares vistas del embalse y el río Tajo.
Se cruza el puente por el carril acondicionado para peatones para retomar la senda de nuevo a la salida del mismo. Durante esta parte del recorrido el Camino Natural discurre prácticamente paralelo a la vía del ferrocarril y a la carretera N630 al aproximarse, hasta casi coincidir, el trazado de la etapa con la carretera en diversas ocasiones. Posteriormente el camino cruza la carretera EX-373 que se dirige a Hinojal, para continuar de nuevo en estrecha senda y paralela a la carretera N-630 en dirección Cáceres. En otras dos ocasiones se deben atravesar puentes, en una de ellas sobre el río Almonte y en otra para sobrevolar la vía del ferrocarril, que discurre paralela al arroyo Villoluengo. En este punto se encuentran de nuevo zonas en obras que coinciden con la traza del Camino Natural.
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Después de las obras el trayecto cruza la carretera en varias ocasiones, saliendo de la senda para tal fin. De nuevo se atraviesa la carretera N- 630 para, realizando un quiebro en el camino, encaminarse hacia la carretera EX-302 que se dirige hacia Garrovillas de Alconétar. A partir de este momento, y hasta el final de la etapa, será esta carretera la compañera de viaje del caminante, quien, ora en paralelo, ora serpenteando y cruzando sobre ella, la tendrá como referencia. Será precisamente con la EX-302 con quien cruce de nuevo en las estribaciones del embalse de Alcántara sobre el arroyo de Araya. Solamente se separa de ella, brevemente, en el último tramo cuando la etapa circula por una estrecha senda que discurre entre formaciones rocosas muy llamativas y zonas arboladas, y que ofrece al viajero la posibilidad de descansar en un área habilitada para ello antes de llegar a su destino final en la famosa plaza de la Constitución de Garrovillas.
Información adicional Ruinas del Puente de Alconétar Puente de la época de Trajano que fue trasladado aguas arriba en 1970 cuando se construyó el embalse. En su origen tuvo 250 m de longitud y trece arcos de medio punto, de los que hoy en día quedan cuatro. Fue construido por el arquitecto Lucio Vivo en el siglo I d. C. Situado muy próximo a la desembocadura del río Almonte en el Tajo. Servía para sortear las aguas del río y formaba parte de una de las vías más importantes de la Península Ibérica, La Vía de la Plata que comunicaba Mérida con Gijón.
Garrovillas de Alconétar Cabe destacar la plaza de la Constitución, considerada como una de las doce plazas mayores de España. Este increíble conjunto arquitectónico se compone de casas flanqueadas de dos plantas, con soporte en columnas de granito y arquerías de ladrillo. Las casas más antiguas fueron construidas en el siglo XV, de trazado gótico, aunque con muy clara influencia mudéjar. La plaza completa consta de 65 arcos y unos 103 ventanales. Tiene unas dimensiones de más de 4.000 m², de trazado rectangular, con cinco accesos de entrada. La plaza está
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considerada Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional. En las fiestas de San Roque es utilizada como coso taurino. En esta localidad también destacan: la iglesia de San Pedro Apóstol del siglo XV, de sillería y estilo románico y gótico; la iglesia de Santa María de la Consolación, en la cual se encuentra un órgano considerado el más antiguo de la Península Ibérica, y el tercero más antiguo de toda Europa; el convento de las Monjas Jerónimas; el palacio de los Condes de Alba de Liste y el barrio judío que conforma un conjunto de calles estrechas y sinuosas donde se combinan el gótico y el mudéjar.
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