EL DIARIO DE LOS JUICIOS EN CÓRDOBA
PUBLICACIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA
A XI · N 61 · A 2019
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Los acuerdos sociales más allá de ‘la grieta’ EL 24 DE MARZO LOGRÓ CONVOCAR A DIVERSOS SECTORES, DEMOSTRANDO QUE A PESAR DE LAS DIFERENCIAS, LA SOCIEDAD ARGENTINA AÚN SOSTIENE PUNTOS DE CONTACTO VITALES PARA LA VIDA EN DEMOCRACIA. Páginas 4 y 5 · Por César Pucheta
EL 12 DE MARZO SE DICTÓ SENTENCIA EN EL JUICIO POR LA CAUSA MONTIVEROS
Memorias en Presente
El undécimo juicio en Córdoba tuvo sentencia
Osatinsky, el apellido que quisieron “borrar de la faz de la tierra” LA HISTORIA DE UNA FAMILIA DE REVOLUCIONARIOS DE LOS 70 QUE DEJÓ UNA MARCA DE ÉPOCA. Página 6 · Por Alexis Oliva
Editorial Mientras la patria se desangra por las malas políticas, muchos defendemos el Estado de derecho. Página 2
Contratapa “No es de extrañar que si los métodos de guerra evolucionan, tengan su contrapartida en las estrategias usadas para la contienda política.” Por Hugo Seleme · Página 8
Matías Colantti
De las togas a las botas
EL DICTAMEN DEL TRIBUNAL ORAL FEDERAL Nº 1 DE CÓRDOBA TUVO SUS CLAROSCUROS: PRISIÓN PERPETUA PARA CINCO REPRESORES, CONDENAS DE 2 A 9 AÑOS PARA OTROS CUATRO Y ABSOLUCIÓN DE OCHO IMPUTADOS. Página 3
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EL JUICIO POR DENTRO
Abril de 2019 | Será Justicia
EDITORIAL
La justicia como amuleto en la incertidumbre Con las gargantas calientes llegamos a la sentencia número once en Córdoba y a un 24 de Marzo más intenso que nunca. Un 24M en el que angustia y bronca se mezclan en un solo grito. Mientras la patria se desangra por las heridas de las malas políticas y el cercenamiento de derechos, vemos caer nuestra soberanía e instituciones como a fichas de dominó. En su caída, una mezcla de números y porcentajes arrastran hermanos, niños, trabajadores; y se lleva puesta la industria pequeña, mediana y grande, al igual que la dignidad de los pueblos. Sabemos que cada una de estas fechas es un mojón que registra el paso de los años de distintas maneras. Por un lado, la an-
gustia de sentir las ausencias y reencontrarse con los motores que dieron vida a tanta militancia, tanta búsqueda, tanto caminar entre pancartas acompañados cada vez por más jóvenes, pero con menos pañuelos blancos. Las ‘viejas’ se fueron yendo. Quedan poquitas, pero mientras se van, saben pasar la posta a estas multitudes de pañuelos multicolores. Y por otro lado, el deterioro del Poder Judicial, tan salpicado por el Poder Ejecutivo y con tanto para esconder. En cuarenta años, nunca vimos tan de cerca el riesgo de un quiebre institucional que ponga en peligro la democracia. No ya por el regreso de ‘milicos’ genocidas –que, por cierto, están siendo juzgados–,
sino por el grado de impunidad con que se gobierna mirando a EEUU y al FMI. Se sabe que las políticas de ajuste en beneficio de pocos nunca fueron posibles sin la represión de muchos. Esta repetición cíclica del neoliberalismo recuerda el modelo económico del Plan Cóndor. En aquellos años, fueron las Madres y las Abuelas quienes salieron a denunciar. Hoy somos muchos más quienes garantizaremos el Estado de derecho. Por eso somos ese 24 colmando las plazas. Por eso somos la custodia de los juicios de lesa humanidad. Por eso cuidamos a jueces honestos y acusamos a fiscales que no hacen bien su trabajo. Y por eso, ya lo saben, no nos han vencido.
EN DIEZ JORNADAS DE AUDIENCIA • TESTIMONIOS CARGADOS DE EMOTIVIDAD Y UN NUEVO RECORRIDO POR EL TERRORISMO DE ESTADO
Tres meses de reconstrucción Un recorrido por los tres meses de juicio de la causa Montiveros.
Los testimonios “No es fácil contar lo que pasó, todavía recuerdo la paliza”, “le pegaban como a una res”, se escuchó en la sala de audiencias. Ramona Ángela Sánchez fue una de las sobrevivientes que relató el padecimiento físico que sufrió Hugo Quiroga Pavón en el Depto. de Informaciones de la Policía (D2). “A Huguito lo torturaron físicamente, lo llevaban dos o tres veces al día, volvía jadeando, cansado y dolorido”. Antes de recuperar su libertad, se sacó la
“No pasaron ni cinco minutos entre que desfilaron, se pusieron en posición y entraron a tirar”, declaró el testigo Rafael Moreno en la inspección ocular del lugar donde abatieron a Osatinsky y Villegas. de audiencias acompañado por sus hijas y su compañera. “Mis viejos militaban en las villas, querían cambiar el mundo y la sociedad”, afirmó ante el tribunal. Ricardo Perrín no se los permitió, José Luis Nicola, Vilma Ethel Ortiz y Gustavo Olmedo fueron asesinados por la espalda el 26 de marzo de 1976.
Matías Colantti
El undécimo juicio por delitos de lesa humanidad en Córdoba finalizó con cinco cadenas perpetuas, condenas de dos a nueve años de prisión y ocho absoluciones. Tuvo la particularidad de juzgar por primera vez a 14 ex policías del Comando Radioeléctrico y a dos ex integrantes de la Policía de Alta Gracia. El relato de los testigos permitió desnudar los métodos de tortura a los que fueron sometidas las víctimas de manera sistemática durante su cautiverio.
El testigo sorpresa
Los imputados. Muchos fueron miembros del Comando Radioeléctrico de la Policía.
venda y corrió hacia él para escuchar su ruego: “Decile a mi mamá que me saque de acá porque no me la banco más”. Al tiempo, supo que lo habían asesinado. Isaac Garay, otro sobreviviente, también reconstruyó momentos de su detención: “Lo que más nos atormentaba era escuchar los gritos de otras personas que eran vejadas, como si fuéramos menos que un animal”, recordó. Un testigo clave fue Raúl Berti, hermano de Carlos Berti y amigo de Néstor Morandini, quienes pu-
dieron escapar de la persecución, mientras Osatinsky y Villegas eran alcanzados y acribillados por miembros del Comando Radioeléctrico. Durante su relato, reconstruyó ante la audiencia el momento en que fue cercada la vivienda y perseguidos sus cuatro integrantes. Los testimonios también dieron lugar a conocer las historias de vida de las víctimas, sus luchas y sus sueños. Santiago Nicola, hijo de Lucía Esther Molina y José Luis Nicola, llegó a la sala
LOS ALEGATOS · CÓMO EXPLICAR EL ASESINATO DE UN JOVEN DE TAN SÓLO 15 AÑOS
Los motivos reales de la represión Para la querella, no cabe duda que Los abogados Claudio Orosz y Lyllan ‘el pibe’ Osatinsky fue “un enemigo Luque representaron a Sara Solarz a exterminar” por la fuerzas de sede Osatinsky, la única querellante guridad que lo cercaron, capturaron en la causa por el asesinato de su hiy asesinaron con “centenares de bajo adolescente, José Osatinsky. ‘Joslazos”. En ese sentido, Lyllan Luque hela’, como le decían sus amigos, afirmó que el chofer Raúl Oscar del tenía 15 años y militaba en la Unión Prado colaboró con el cercamiento y de Estudiantes Secundarios (UES) Querella. Lyllan Luque y Claudio Orosz. rastrillaje de la zona, faciilitando la cuando miembros del Comando Radioeléctrico con Pedro Nolasco Bustos, Ricardo René Perrín y “división del trabajo” como parte de la estructura represiva. En el tramo final, con la foto de Osatinsky en alto, estalló Fernando Rocha a la cabeza lo asesinaron junto a José María Villegas. Desde entonces, se constituyó en la víctima más jo- un pedido de justicia por los 30.000 desaparecidos: “Los que hemos quedado con vida de aquella militancia de los centros ven de la represión en Córdoba. Orosz fue compañero de Joshela en la Escuela Superior de de estudiantes, muchas veces olvidada, con el enorme dolor Comercio Manuel Belgrano, y en su alegato se refirió a la mi- y la culpa que nos causa seguir con vida, nos desgarra, a velitancia de los estudiantes secundarios. Afirmó que eran de- ces nos aminora la felicidad, el goce y el disfrute de la vida... tenidos “por su participación política en los centros de estu- pero estamos aquí por Joshela, pidiendo por él, por ellos, por diantes y no sólo por reclamar el boleto estudiantil gratuito”. nosotros, buscando justicia, justicia y más justicia”.
Perseguir la verdad Entre los imputados en el juicio, sólo declararon Pedro Nolasco Bustos, Miguel Ángel ‘el Gato’
Gómez y Miguel Bustamante. Todos negaron los hechos de los que se los acusaba. La información que aportaron fue escasa y tendió a ahondar en las contradicciones entre la versión oficial del Comando Radioeléctrico y las pruebas en su contra. Mientras, el aporte testimonial de los sobrevivientes, familiares y vecinos de las víctimas condujo a esclarecer el plan sistemático de exterminio que se desató en Córdoba bajo las órdenes de Luciano Benjamín Menéndez.
PIDIÓ PENAS INSUFICIENTES Y JUSTIFICÓ LA REPRESIÓN
Insólita actuación del fiscal la absolución del Ni el alegato del jefe de la Guardia fiscal Maximiliano de Infantería, MiHairabedián, ni su guel Ángel Bustapedido de penas mante, por torpara los imputamentos agravados dos, fueron bien a Enrique Obdulio recibidos por los Borghi y Isaac Gafamiliares de las ray. El esfuerzo de víctimas que asisiMaximiliano Hairabedián. la fiscalía por justifitieron al juicio. Sobre los asesinatos de Osa- car actos aberrantes resultó intinsky y Villegas, solicitó la ab- comprensible. Según su tesis, solución para los choferes que existió una “pseudolegalidad” participaron del procedimien- de la época que ampara a alguto. Su argumento fue que “el tra- nos acusados. Pero Bustamante bajo ordinario del Comando Ra- tenía a su cargo a detenidos dioeléctrico no estaba abocado que llegaban del temible D2, via la lucha antisubversiva”. Sin siblemente heridos por la tortuembargo, en los juicios Menén- ra que ocurría en el edificio dez II, Videla UP1 y Ayala quedó contiguo a la Alcaldía. Luego de la sentencia, Claucomprobada su participación en numerosos operativos de se- dio Orosz reflexionó sobre esta cuestros y detenciones ilegales postura: “Quedó muy clara la por “averiguación de antece- participación del Comando Radentes”, en el marco de un plan dioeléctrico en el sistema represistemático de persecución y sivo. Pero entiendo que el tribuexterminio de personas, aún nal ante la no acusación en algunos casos, se vio obligado a previo al golpe de Estado. El fiscal también habló de las absolver porque no hubo pedi“leyes de la época” para pedir do por parte del fiscal”.
EL JUICIO POR DENTRO
El diario de los Juicios en Córdoba| Año XI · Nº 61
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SENTENCIA EN EL JUICIO POR LA CAUSA MONTIVEROS • FUE EL UNDÉCIMO JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD EN CÓRDOBA | Por Alexis Oliva
Sensaciones contrapuestas con paridad de condenados y absueltos El Tribunal Oral Federal Nº 1 de Córdoba impuso penas de prisión perpetua a cinco ex policías que actuaron en la última dictadura, y de 2 a 9 años para otros cuatro. La absolución de ocho acusados generó descontento.
La sentencia imperfecta A las 12:35 entran los jueces y Julián Falcucci, presidente del TOF Nº 1, lee la parte resolutiva del fallo cuyos fundamentos se conocerán el 10 de abril. Por los homicidios “agravados con ensañamiento” de José Osatinsky (15 años de edad), hijo de Marcos Osatinsky, y José María Villegas (23), estudiante e integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), asesinados por el Comando Radioeléctrico de la Policía el 2 de julio de 1976, son condenados a prisión perpetua Pedro Nolasco Bustos, Ricardo René Perrín, José Arturo Acevedo, Antonio Apolinar Astrada y Fernando Martín Rocha. Tal como había solicitado el fiscal, son absueltos de estos mismos hechos Hugo Oscar Pérez, Víctor Hugo Núñez, Delfín Jesús Barrionuevo, Gilberto Antonio Montiveros, Aurelio Gallego y Raúl del Prado. La lectura de las absoluciones sólo genera algún murmullo, una levantada de cejas, un meneo de cabezas. Ya se sabía. Por los asesinatos de Vilma Ethel Ortiz (21), José Luis Nicola (25) y Gustavo Gabriel Olmedo (19), militantes de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO)
y Néstor Luis Morandini (22), junto a su hermana Cristina del Valle (23), el 18 de septiembre. Raúl Berti, hermano de Carlos, atestiguó en el juicio y declaró a Será Justicia: “Hay muchos dolores y cargas personales que no se van. Pero esto no es personal, es de la sociedad que debemos construir. Una sociedad que no esté basada en la justicia es imposible. Esto da un mensaje positivo: que en un gobierno democrático hayan sido investigados y en otro gobierno de signo opuesto hayan sido condenados permite creer que la sociedad tiene una coincidencia básica: no se puede usar el Estado para asesinar opositores”.
Matías Colantti
Apenas pasado el mediodía del 12 de marzo, la sala de audiencias está repleta de público. Hay pancartas con los retratos de las víctimas y claveles rojos. Una vez ocupadas todas las butacas, la guardia policial impide el ingreso de más gente. A último momento, llega una contraorden y otras 50 personas terminan de colmar los espacios libres del auditorio, donde durante más de diez años se ha revivido la historia del terrorismo de Estado en la provincia mediterránea y casi un centenar de represores han sido condenados. Mientras se aguarda el ingreso de los jueces del Tribunal Oral Federal Nº 1 (TOF 1), los comentarios sobre el resultado del juicio son escépticos. El fiscal Maximiliano Hairabedián ha pedido más absoluciones que condenas, alegando la escasez de pruebas recolectadas durante la instrucción. Sin embargo, el clima tiene la intensidad de siempre, se palpita el nerviosismo y en las miradas brilla la expectativa de justicia. Se sabe que en el actual contexto de reversión de políticas de derechos humanos y con el reloj biológico a favor de la impunidad, toda condena vale doble.
El camino. Las imágenes de las víctimas del terrorismo de Estado estuvieron presentes en el juicio de principio a fin.
acribillados por la misma fuerza policial el 26 de marzo del 76 en una casa de barrio San Vicente, sólo se probó la intervención de Perrín, responsabilidad que converge en su condena a perpetua. Además, por la “privación ilegítima de la libertad y tormentos” en perjuicio de otras diez víctimas, fueron condenados a penas menores Miguel Ángel Gómez (9 años), Roque Osvaldo Cámara (4), José Antonio Cuello (4) y Miguel Ángel Bustamante (2 años en suspenso). De los mismos cargos fueron absueltos Roberto Andrés Isaía y Ramón Zalazar. Una de esas víctimas era Hugo Alberto Pavón (21), apresado en Alta Gracia el 30 de abril, asesinado en el Departamento de Informaciones de la Policía (D2) el 6 de mayo del 76 y aún desaparecido. Entre los responsables de su
muerte sólo se identificó a Hugo Cayetano Britos, ya fallecido, quien como superior de turno firmó una falsa orden de liberar al prisionero. No obstante, el fiscal consideró probado su homicidio, a los fines de la verdad histórica y una eventual reparación económica a sus familiares. Un poco de alivio En el hall de Tribunales retumba el clásico “como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”, mientras Inés Osatinsky y su hijo Sergio Mirkin, tía y primo de José Osatinsky, son los últimos familiares en abandonar la sala de audiencias. “Estoy muy emocionada –dice Inés–. Se hizo justicia realmente, después de tantos años y a pesar de que todavía no hemos recuperado su cuerpo. Pero se hizo justicia con
algo tan aterrador, porque no estaban cometiendo ningún delito y fueron fusilados por la policía. Así que nos vamos aliviados”. Para Sergio, se comprobó que “hubo un exterminio sistemático de una idea. ‘Joshela’ tenía 15 años y soñaba un mundo más justo. Tenía ilusión de una vida distinta, dejar de esconderse y vivir en libertad. El único camino para que esto no vuelva a suceder es que estos juicios se transmitan a las nuevas generaciones. Nos vamos con el corazón un poco reparado, pero no del todo”. Cuando el 2 de julio del 76 Osatinsky y Villegas fueron perseguidos por los techos de barrio Güemes y baleados por la espalda, otros dos jóvenes lograron escapar. Al año siguiente, fueron asesinados y desaparecidos: Carlos Guillermo Berti (22) el 11 de abril
ONCE AÑOS, ONCE JUICIOS · UN PROCESO CON ALTIBAJOS | Por A. O.
De hitos, triunfos y derrotas El de la causa Montiveros fue el 11º juicio por crímenes de lesa humanidad celebrado en Córdoba, desde que a mediados de la década pasada se anularan las leyes de la impunidad y los indultos que beneficiaban a los represores. El 24 de julio de 2008, el ex general Luciano Benjamín Menéndez jefe del Tercer Cuerpo de Ejército entre 1975 y 1979 fue condenado junto a otros siete ex integrantes del Ejército a prisión perpetua en cárcel común. Fue la primera de trece condenas a prisión perpetua y otras dos con penas menores que acumularía Menéndez hasta su muerte, a los 90 años de edad, el 27 de febrero de 2018. En la causa por los fusilamientos de 29 presos y presas políticos de la cárcel de barrio San Martín en 1976, juzgada entre julio y diciembre de 2010, resultaron condenados el ex dic-
tador Jorge Rafael Videla, Menéndez y 21 ex militares y policías, y otros siete resultaron absueltos. En un proceso que se extendió entre diciembre de 2012 y agosto de 2016, la megacausa La Perla - La Ribera abarcó la mayor parte del plan sistemático de exterminio de opositores políticos en la provincia, con 706 víctimas y 58 acusados, de los que 15 fallecieron o fueron apartados durante el juicio y 28 fueron sentenciados a prisión perpetua, otros diez a penas menores y cinco absueltos. El siguiente, la causa Pino Cano, terminó en abril de 2017 con 3 absoluciones. En noviembre de 2017, la llamada ‘Causa de los Magistrados’ tuvo 2 condenas leves y 2 absoluciones, y en el juicio González Navarro-Vergez hubo 13 condenados –sólo uno a prisión perpetua– y 6 absueltos, en abril de 2018.
Alertas y en pie Cuando es 26 de marzo del 76 José Luis Nicola advirtió que la casa donde se refugiaba junto con Vilma Ortiz y Gustavo Olmedo estaba cercada por la policía, escondió en un placard del baño a su hijo Santiago, de 45 días de edad. El bebé fue el único sobreviviente de esa masacre. A los pocos días, su abuela Irma Ramacciotti de Molina lo rescataría de la Casa Cuna. Hoy Santiago tiene 43 años: “Me voy contento porque fue condenado y va a ir preso Perrín, que es su primera condena. Se lo ve bien físicamente, así que va a estar varios años adentro. Los otros ya están muertos. Pero me voy mal con tantas absoluciones”. Se escuchan insultos desde una camioneta negra que acelera y se pierde. Alguien dice: “Son familiares de represores”. “O alguno de los absueltos”, supone otro. Santiago concluye: “Todo eso está latente hoy, la policía tiene las mismas actitudes de aquellos años. Hay que estar alertas y seguir en pie”. Sobrina de Vilma, Laura Ortiz es actriz y a veces su trabajo aborda la memoria de la represión estatal, pero al enterarse de que el crimen de su tía llegaba a juicio se sorprendió: “A pesar de que me interesa el tema y por supuesto la historia de ella, era como que ya había sucedido y en la familia no se hablaba mucho”. De este proceso de justicia, rescata: “Me permitió construir otra imagen de mi tía. Yo la tenía como una foto fija y aquí pude encontrar gente que la conoció y saber cómo era. Por años, fue triste ver a mis abuelos llorar, equivocarse con el nombre y llamar Vilma a mí y a mis hermanas. Ahora recupero un lazo invisible que no pudieron romper”.
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LO QUE HAY MÁS ALLÁ DE ‘LA GRIETA’: LOS ACUERDOS SOCIALES
Abril de 2019 | Será Justicia
INFORME ESPECIAL • LOS DERECHOS HUMANOS COMO PLATAFORMA PARA LOS ACUERDOS BÁSICOS DE LAS SOCIEDADES ACTUALES | Por César Pucheta
Para saber dónde está la verdadera ‘grieta’ Ilustración: Hernán Cappelletti
El 24 de marzo volvió a ser el espacio en el que distintos colectivos organizados expusieron sus reclamos y reivindicaciones. ¿Cuáles son aquellas banderas que en tiempos electorales se escapan de la discusión partidaria y se presentan como transversales para el sostenimiento democrático? ás de 150 mil personas se movilizaron por el centro cordobés el pasado 24 de Marzo, a 43 años del inicio de la última dictadura cívico-militar en nuestro país. La marcha que año a año reivindica la memoria, la verdad y la justicia volvió a convertirse en el sitio trascendental en el que confluyen las reivindicaciones más importantes de la sociedad argentina. En tiempos en los que con la metáfora de ‘la grieta’ aquellos sectores que sostienen históricamente los hilos del poder intentan dividir al país entre posiciones de las que luego usufructuarán su autoridad, los movimientos sociales y las organizaciones políticas vuelven a encontrar espacios comunes para organizarse en pos de la defensa de los derechos alcanzados y en reclamo de los cambios urgentes, sobre los cuales no hay distanciamientos coyunturales que sirvan de excusa. La bandera en defensa de los derechos humanos, vuelve a ser, en este contexto, el espacio propicio para que todas esas reivindicaciones coincidan, convivan y se abracen en pos de la lucha común.
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Democracia, educación y feminismo “Como juventud, para nosotros es muy importante reivindicar la memoria, repu-
diar los hechos sucedidos en ese momento de nuestra historia y seguir gritando ‘Nunca Más’, afirma Eliana Córdoba, militante de la Franja Morada y presidenta de la Federación Universitaria de Córdoba. “Como organización política, para nosotros es fundamental salir a defender nuestra democracia. Como militantes del radicalismo, resulta algo con un peso histórico muy específico desde nuestra identidad, principalmente por lo que significó Raúl Alfonsín en todo ese proceso histórico”, señala. Como titular de la FUC, convive cotidianamente con hombres y mujeres que se posicionan desde lecturas y militancias políticas que muchas veces se ubican en las antípodas de los movimientos que su organización pone en práctica. “Discutimos prácticamente por todo, pero hay algunos puntos en los que el consenso es una constante”, reconoce. “Me parece que la defensa de la democracia, de la libertad de expresión, de todo lo que tiene que ver con la lucha de género y el feminismo, y lo referente a reivindicar la educación pública a partir de los valores de la reforma de 1918, son cosas sobre las que no hay demasiadas diferencias. Obviamente hay matices, hay diferencias en torno a las
«La defensa de los derechos humanos vuelve a ser, en este contexto, el espacio propicio para que las reivindicaciones coincidan y se abracen» prácticas específicas que pueden servir para llevar adelante determinadas luchas o defender determinados derechos, pero estamos todos de acuerdo con las cuestiones de fondo”, comenta. Por su parte, Lola Guerra, militante feminista de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, afirma que “sin dudas, las cuestiones más transversales y en crecimiento en los últimos años han sido las relativas a las mujeres”. “Desde el movimiento feminista, ya de por sí transversal a los partidos políticos y organizaciones sociales, hay dos temas cruciales que se han planteado y han recibido gran apoyo: el Ni Una Menos y la legalización del aborto”, señala al respecto de las que considera “las dos grandes luchas de las mujeres en estos últimos años”; que –según afirma– “se han focalizado en que dejen de matarnos y que el Estado, la sociedad y las iglesias no invadan la autonomía y las decisiones sobre nuestro cuerpo. Eso ha
repercutido muy fuerte en la sociedad y el empoderamiento de las mujeres, algo que se observa en todos los ámbitos, desde el familiar, laboral, institucional y social”. Si bien el caso específico de la discusión en torno al aborto puede dividir aguas, en el seno de la sociedad argentina, la comunidad organizada y sobre todo la clase política, han logrado avanzar en una serie de acuerdos inéditos hasta el momento en la historia de nuestro país. Al respecto, Lola Guerra reflexiona: “En la lucha por la legalización del aborto y por la erradicación de la violencia contra las mujeres, nos hemos encontrado con militantes de diferentes expresiones políticas, con quienes no compartimos el proyecto de país necesariamente, pero, priorizando las coincidencias y no haciendo hincapié en las diferencias, es que hemos podido trabajar conjuntamente con militantes de partidos políticos como el PRO, el radicalismo, distintos sectores del peronismo y partidos de izquierda. Y esto no sólo se ha dado en el trabajo legislativo, donde diputadas y diputados de las diferentes expresiones políticas han votado por el aborto e incluso se ha generado una alianza interpartidaria de diputadas llamada ‘las sororas’, sino también en la composición misma del
NECESARIOS PARA ATRAVESAR LA CRISIS ECONÓMICA Y SOCIAL movimiento de mujeres y en particular en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, donde hoy participan, por ejemplo, militantes de la Juventud Radical, del kirchenrismo y de partidos de izquierda con respeto mutuo por las identidades políticas, buscando la alianza entre mujeres y otras identidades disidentes para avanzar en los temas que nos afectan”.
La cuestión socio-ambiental Alejandro Ledesma es uno de los integrantes de la Asamblea que en Villa El Libertador está reclamando por la situación socio-ambiental del barrio. Dicho reclamo tiene su expresión más compleja en la situación de la red cloacal, que pese a los fallos judiciales, las denuncias y las promesas de las administraciones locales, provinciales y nacionales, no prospera. También participa en el Centro Cultural del barrio y, desde allí, concurre activamente a cada movilización que ocupa el centro de la ciudad durante todos los 24 de Marzo. “Yo empecé a laburar en la calle desde muy chico y de muy cerca. No tengo familiares desaparecidos, pero desde que tengo noción voy a todas las marchas y lentamente me fui formando a lo largo de mi vida con respecto a todo lo que había pa-
sado”, comenta el joven de zona sur, quien también integra el grupo de iniciadores del proyecto La Luciérnaga. Como militante activo del barrio –en el que, mientras cientos de miles de personas marchaban por el centro de la ciudad, un subdirector del CPC calificaba a los genocidas de “héroes”–, Alejandro cae en la cuenta de que la bandera en defensa de los derechos humanos se abre en manifestaciones colectivas y en reivindicaciones que exceden el anclaje territorial. “Nosotros estamos peleando por las cloacas en la zona sur, pero cuando nos juntamos con los vecinos de otros barrios nos damos cuenta de que es algo que le sucede a un montón de gente. Se pone mayor atención en Villa El Libertador porque la gente se está hundiendo, pero el problemas es claramente de muchos cordobeses, sobre todo los de la zona sur”, señala. La realidad de los barrios donde las necesidades básicas de acceso a la salud no están garantizadas abre la puerta a otro de los reclamos sobre los cuales se asientan los grandes consensos del presente: garantizar condiciones de vida en contextos ambientales saludables para la población. “Somos muchas las organizaciones sociales, culturales y barriales que estamos peleando por una vida más digna y más justa. En ese mismo sentido, se suman las luchas como las que están llevando a cabo los vecinos de barrio San Antonio contra la situación generada por la planta de Porta, en la que nos hemos sumado y puesto el cuerpo. Me parece que hay un consenso muy claro en torno a lo que tiene que ver con el derecho a la salud y la defensa del ambiente que no admite demasiadas discusiones”, advierte el vecino de Villa El Libertador. Las masivas movilizaciones en defensa del bosque nativo, en contra de los emprendimientos inmobiliarios a gran escala que terminan por depredar lo que queda de ambiente en la provincia; o las luchas contra la instalación de basurales, plantas de tratamiento de residuos y contra la mismísima Monsanto, son algunos de los ejemplos que sirven como fotografía de época y reflejan el consenso en torno a estas problemáticas que termina por afectar la vida de millones de personas.
LA JUSTICIA COMO CENTRO DEL DESCONTENTO COLECTIVO | Por C. P.
Por un cambio que sea justo Hay dos puntos alrededor de los cuales las grietas desaparecen y los reclamos se unifican, aunque los argumentos difieran de modo casi extremo. Uno de ellos, gira en torno a la situación económica, que experimenta una caída que preocupa incluso a aquellos sectores que hasta ayer nomás parecían pararse del lado de los privilegiados. El otro, tiene que ver con el funcionamiento de la Justicia, ese lugar en el que el reclamo se hace unísono, aunque ‘la grieta’ se manifiesta brutal. El propio presidente de la Corte Suprema eligió dar su primer discurso al frente del máximo tribunal señalando que el Poder Judicial debe poner su atención en generar mayor confianza en la sociedad. Entre los reclamos y las reivindicaciones históricas que confluyen en los colectivos organizados, la mirada hacia ese sector del Estado resulta
algo central. “Hay un consenso generalizado en la sociedad de que la justicia depende del poder político y que es lenta, ineficiente y que beneficia a los poderosos”, señala Federico Corteletti. Para él, “las reformas que se plantean en el presente no van a cambiar el ADN del Poder Judicial. Cuando las intenciones de cambio existieron durante el anterior gobierno, todo quedó en la nada por el rechazo corporativo de los propios jueces”. “Hubo intentos por avanzar con reformas progresistas y populares que tuvieron el apoyo de sindicatos y federaciones de trabajadores que no pudieron avanzar. No lo van a hacer ahora porque el partido del Gobierno utiliza muy bien el consenso en contra de la Justicia y lo hace jugar a favor de sus intereses”, asevera Corteletti.
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MASIVO Y CONMOVEDOR • CON NUEVO FORMATO, EL 24M SIGUE VIGENTE
La gran marcha de todos y todas 155.000 personas dijeron presente en una de las manifestaciones callejeras más masivas de las que se tenga memoria en Córdoba. En un ambiente pacífico que combinó memoria y alegría, la ciudad clamó por Justicia. A manera de resumen, reproducimos aquí algunos pasajes del documento leído por Ana Mohaded (ex-presa política y decana de la Facultad de Artes) y Sonia Torres (titular de Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba) Fotos: Matías Colantti
Derechos laborales y económicos Otro de los puntos centrales en los que las coincidencias de la sociedad parecen estar lo suficientemente solidificadas tiene que ver con los derechos laborales y económicos obtenidos tras casi un siglo de luchas y conquistas sistemáticas. El titular de la Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba, Federico Corteletti, destaca la forma en que se le pudo hacer frente a los intentos del gobierno nacional para avanzar sobre dichos derechos y la importancia de la clase obrera organizada para tal fin. El gobierno nacional presentó “una mega ley para reformar los derechos laborales, que terminó siendo desestimada; después, intentó dividir el proyecto en tres o cuatro partes, pero tampoco pudo hacerla prosperar”, apunta. “Algo similar pasó con la reforma previsional. Si bien pudieron modificar el cálculo, el rechazo social fue tal que impidió que pudiesen seguir avanzando de la forma en que quisieron hacerlo. Me parece que ahí es fundamental el rol del movimiento obrero, que más allá de la atomización y las críticas que puede haber hacia la conducción nacional de la CGT, ha servido como valla de contención en la defensa de esos derechos”, señala.
«Desde el movimiento feminista, ya de por sí transversal a los partidos políticos, hay dos temas cruciales: el Ni Una Menos y la legalización del aborto.»
El diario de los Juicios en Córdoba | Año XI · Nº 61
En este abrazo colectivo nos fundimos estudiantes y trabajadores. Como en 1918, cuando aquellos estudiantes junto al pueblo unido lucharon para transformar todo lo que debía ser transformado, porque tenían bien en claro que los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan . Como hace 50 años, cuando, con los trabajadores a la cabeza, el pueblo de Córdoba le puso fin a la dictadura de Onganía. Hoy, como en aquellos tiempos, seguimos luchando. Porque el pueblo unido, con las y los trabajadores y con las y los estudiantes, es invencible. Nos reunimos este día con el dolor de ver como destruyen nuestra patria. Mientras más crece la deuda externa, más caen nuestros sueldos; mientras más crece la entrega al capital financiero, más caen los derechos de los trabajadores y trabajadoras; mientras más se hambrea al pueblo, más crece la repre-
sión y la estigmatización de los luchadores y las luchadoras populares. No es un error. Es el mismo plan de siempre. Un plan que venimos denunciando desde hace muchos años: este gobierno planifica la miseria. Y lo hace porque quiere concentrar la riqueza. Es un gobierno para pocos. Quiere educación para pocos, trabajo para pocos, acceso a la salud para pocos. En definitiva, derechos humanos para pocos. Hoy un nuevo Plan Cóndor nos sobrevuela. De la mano de los medios masivos de comunicación, de los servicios de inteligencia pagados por la embajada norteamericana y de los poderes judiciales. En nombre de la libertad, se avalan intentonas de golpes, se autoproclaman presidentes y se encarcelan y asesinan opositores. Pero la unión latinoamericana no se negocia. Hay otro camino, ¡la Patria que nosotros y nosotras soñamos!
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MEMORIAS EN PRESENTE
Abril de 2019 | Será Justicia
LOS OSATINSKY • UNA HISTORIA ATRAVESADA POR EL COMPROMISO REVOLUCIONARIO Y LA VENGANZA REPRESORA | Por Alexis Oliva
El apellido que quisieron borrar Exponentes de una generación, Marcos Osatinsky, Sara Solarz y sus hijos Mario y José se convirtieron en blanco de la saña represiva.
La lucha armada Luego de la Operación Gabriela en Garín, Osatinsky se trasladó a Córdoba, donde entre otras acciones el 29 de diciembre del 70 comandó el asalto a la sucursal Fuerza Aérea del Banco de Córdoba en barrio Rosedal, con Alfredo Elías Kohan, Carlos Heriberto Astudillo, Alberto Miguel Camps y Raquel Liliana Gelín. En la huida hacia Carlos Paz, dejaron atrás a tres patrulleros policiales, hasta que fueron rodeados. En el tiroteo resultó herido Osatinsky y muerta Gelín, la primera mujer guerrillera caída en combate. Agotadas sus municiones, se entregaron, conocieron por primera vez la tortura y meses después fueron trasladados a la cárcel de Rawson, en Chubut. Allí sería uno de los protagonistas de la fuga que comenzó el 15 de agosto del 72 y derivó en el fusilamiento de 19 militantes en la base aeronaval Almirante Zar de Trelew el 22 de ese mes –Camps fue uno de los tres sobrevivientes, luego asesina-
Ilustración: Hernán Cappelletti
Marcos Osantisky tenía 35 años de edad y Roberto Quieto 31 cuando marchaban por las calles de Córdoba para sumarse a las barricadas populares desde la columna 2, formada por una organización guerrillera aún desconocida: Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Ese día una dictadura comenzaba a derrumbarse. Era el 29 de mayo de 1969. Las FAR harían su primera aparición pública el 30 de julio del 70, con el copamiento de la ciudad de Garín, en Buenos Aires, en el que participó medio centenar de combatientes, planificado y ejecutado por Osatinsky, Quieto y Carlos Olmedo. Los tres se conocían desde los inicios de su militancia en la Federación Juvenil Comunista –La Fede– del Partido Comunista Argentino. “Nacido el 6 de octubre de 1933 en la ciudad de Tucumán. El ‘Pelado’ Osatinsky fue parte del grupo que gestaba la creación de una guerrilla en apoyo del ‘Che’ Guevara en Bolivia. Tucumano, había sido secretario general del Partido Comunista en dicha provincia, pero se apartó del mismo en 1966, precisamente al ver la conducta de reticencia que este partido de izquierda tenía con la Revolución Cubana y la urgente necesidad de implantar la lucha armada en Argentina”, consigna una nota biográfica en el sitio del historiador Roberto Baschetti. En la Fede y el PC tucumano también militaba Sara Solarz, esposa de Marcos y madre de Mario y José Osatinsky, nacidos el 28 de febrero del 57 y el 26 de agosto de 1960, ambos en San Miguel de Tucumán. Con un fugaz paso por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) a fines de los 60, Osatinsky, Olmedo y Quieto fundaron las FAR, de base marxista-leninista, con visión latinoamericanista y una valoración positiva del peronismo.
“Todos estamos subordinados a los intereses de la revolución, todos intentamos ser fieles intérpretes de la clase obrera y el pueblo, pero no siempre todos sabemos acertar la mejor forma, el mejor camino”.
dos–. Los jefes guerrilleros Mario Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna (PRT-ERP), Fernando Vaca Narvaja (Montoneros), Roberto Quieto y Osatinsky (FAR) lograron secuestrar un avión y escapar al Chile de Salvador Allende. Unidad y política En una entrevista de la revista chilena Punto Final a los fugados de Rawson, Osatinsky dice: “La marcha hacia la unidad es un proceso serio e irreversible, pero complicado. Todos estamos subordinados a los intereses de la revolución, todos intentamos ser fieles intérpretes de la clase obrera y el pueblo, pero no siempre todos sabemos acertar la mejor forma, el mejor camino. No es suficiente ser abnegado en la lucha armada; es necesario, junto a eso, y teniendo al combate como base material fundamental de la práctica permanente, ir encontrando las respuestas políticas, las respuestas organizativas, las respuestas que faciliten la extensión de la guerra”. Esa unidad de la militancia revolucionaria fue su sueño. Tras su estadía en Cuba, Osatinsky –igual que los otros cinco dirigentes– regresará al país y se instalará en Córdoba para seguir el combate contra la dictadura de Alejandro Lanusse. El 11 de marzo del 73 triunfó en las elecciones presidenciales Héctor Cámpora y el Frente Justicialista de Liberación y el 7 de abril Osatinsky concurrió a una entrevista con Juan Perón en Madrid. A su retorno, impulsó la fusión de las FAR con Montoneros, consumada en un acto en Córdoba el 12 de octubre de 1973. Poco duraron las “respuestas políticas”,
porque a fines de febrero del 74 se produjo el golpe policial que desplazó al gobernador cordobés Ricardo Obregón Cano y su vice Atilio López, afines a la tendencia revolucionaria. La intervención federal a Córdoba prologó el terrorismo de Estado y en septiembre, mes en que López y varios militantes de la izquierda peronista y no peronista fueron asesinados por la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), Montoneros pasó a la clandestinidad. El regreso del horror El 7 de agosto del 75, Osatinsky y otros 18 militantes montoneros fueron capturados en la principal casa operativa de la organización en Córdoba, en Santa Ana y Maestro Vidal. Ya comandaba el Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez y la AAA había sido desplazada por el Comando Libertadores de América (CLA), al mando del capitán Héctor Vergez y el entonces jefe militar del Departamento de Informaciones (D2) Raúl Telleldín. Detenido en el D2, cinco días después Osatinsky convocó a los abogados Lucio Garzón Maceda y Gustavo Roca. Al declarar en la megacausa La Perla - La Ribera, Garzón Maceda contó que en la jefatura que funcionaba en el Cabildo se encontraron con la plana mayor de la Policía y con el prisionero. Osatinsky les dijo que como jefe de Montoneros en Córdoba había firmado una tregua y les pidió comunicarla a la conducción nacional. A solas, les aclaró que su intención era detener la tortura y preservar a sus compañeros. “Yo me la podía aguantar, pero no todos”, citó el abogado. Además, sabía que iba a ser asesi-
nado: “Que me saquen de acá, porque soy hombre muerto”. Días después, los detenidos –entre ellos Horacio Mendizábal, el verdadero jefe– fueron llevados a la cárcel, excepto uno. Marcos Osatinsky fue asesinado por el CLA el 21 de agosto del 75, con el pretexto del ataque del ERP a la Jefatura de Policía. Un supuesto intento de fuga fue la versión oficial de su muerte. A su familia le devolvieron el cadáver con varios tiros en el corazón y uno en la sien. Aún con vida, había sido encadenado a un auto y arrastrado por asfalto y ripio, se jactaría Vergez. Al trasladar su cuerpo para sepultarlo en Tucumán, lo volvieron a secuestrar y lo dinamitaron en Barranca Yaco. Matar las semillas El 25 de marzo del 76, Mario Andrés Osatinsky fue localizado por el Ejército en la localidad de La Serranita. Tras un tiroteo, logró romper el cerco y huir con su compañera Rosa Elena Ocampo, pero fueron alcanzados en la ruta hacia Córdoba y asesinados. Él tenía 19 años y ella 24. En 2003, el Equipo Argentino de Antropología Forense rescató e identificó los restos de Mario en la fosa común del cementerio San Vicente. Los huesos mostraban seis impactos de bala, uno en la nuca. El 2 de julio del 76, José Osatinsky fue asesinado por la espalda por un grupo de policías del Comando Radioeléctrico cuando huía con otros tres compañeros por los techos de barrio Güemes. Tenía 15 años. Su cuerpo continúa desaparecido. Al salir de la sala donde acababan de ser condenados los victimarios de su sobrino menor, Inés Osatinsky dijo: “Mi hermano Marcos luchaba por un mundo mejor, un mundo de libertades. Eligió esa vida para hacerlo, y su mujer y sus hijos lo acompañaban en todo lo que hacía. A pesar de que él estuvo detenido muchas veces, sus hijos quisieron continuar, pero eran muy pequeños. Luchaba por eso y yo creo que algo quedará en la historia del país de alguien que le puso el cuerpo a la política”. El 14 de mayo del 77, Sara Solarz fue secuestrada en Buenos Aires y llevada al campo de concentración de la ESMA. Allí fue a buscarla Héctor Vergez y le narró con lujo de detalle las muertes de su marido y sus hijos. El represor le anunció: “Venimos a llevarla, porque el nombre de Osatinsky tiene que desaparecer de la faz de la tierra y usted tiene que morir en Córdoba”. Pero los marinos de la ESMA no la entregaron, sobrevivió y pudo contar su historia. Al atestiguar en la megacausa La Perla - La Ribera, afirmó: “Fuimos una familia comprometida con las luchas políticas de mi país”.
EN PROFUNDIDAD
El diario de los Juicios en Córdoba | Año XI · Nº 61
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DERECHOS HUMANOS Y POLÍTICAS DE ESTADO · LA REMODELACIÓN DEL ARCHIVO PROVINCIAL DE LA MEMORIA | Por Florencia Ogas
Donde habita nuestra memoria colectiva La puesta en valor del Archivo supone una obra indispensable que sitúa a Córdoba a la vanguardia de la preservación documental en el país. El avance tecnológico y una cuidada arquitectura al servicio de la memoria.
Fotos: gentileza Archivo Provincial de la Memoria
En el patio, bajo unas flamantes lámparas que cuelgan delicadamente, hay un grupo de estudiantes secundarios con sus profesoras. Se preguntan qué pasó ahí, en ese edificio donde antes funcionó un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, en ese lugar en el que ahora conversan. Es el patio de uno de los archivos más grandes y modernos del país. María Cristina es directora del Archivo Provincial de la Memoria. Desde una ventana que da al patio, observa a una adolescente que se acerca a las fotos que cuelgan de la pared resquebrajada por el paso del tiempo. La joven se entera de que allí hay archivos que hablan de la historia reciente de su país. Libros prohibidos por la dictadura, publicaciones periódicas, discos, folletos y afiches son parte del acervo documental del edificio. “Si no fuera por la tenacidad de los organismos, de los familiares, los sobrevivientes, los ex presos, nosotros no estaríamos acá. Las primeras donaciones fueron de hijos y familiares. Para nosotros es fundamental ese vínculo”, reflexiona María. El aporte del Archivo ha sido fundamental en los juicios por delitos de lesa humanidad en Córdoba. La búsqueda, clasificación, digitalización y conservación de los documentos vinculados a la represión en esta provincia posibilitó la reparación de la historia de vida de los sobrevivientes y las víctimas. “El material con el que trabajamos es principalmente de la Policía provincial, con el gran hueco de los archivos específicos del Departamento de Informa-
agregamos 400 nombres de personas desaparecidas, asesinadas y recordadas en Córdoba a partir del año 1966”, cuenta María Cristina.
Renovado. Postales del acto de reinauguración del Archivo Provincial de la Memoria.
ciones (D2) que no están”. La creación del Archivo tuvo la particularidad de no contar con documentos previos. Tuvo que recuperarlos a través del vínculo con dependencias de la Justicia de Córdoba. La cuidadosa remodelación El Pasaje Santa Catalina tiene hoy un matiz renovado. A simple vista se ve algo distinto, que llama la atención a quienes transitan la ciudad. “La estructura original no
se modificó sustancialmente. Dos arquitectas se encargaron del proyecto de remodelación respetando lo que hay. Buscaron generar un espacio con las condiciones adecuadas para albergar áreas de trabajo, de exposición y los archivos”. Los estudiantes permanecen en ronda, enmarcados por uno de los memoriales cuya temática es la identidad, una gigantesca huella digital surcada por nombres de desaparecidos. “A la huella también le
INSTANTÁNEAS · LA POSIBLE RECUPERACIÓN DE UNA IMPRENTA CLANDESTINA DE LOS 70
Fotos: Nicolás Castiglione
Allí donde se imprimía la revolución
Entre y funcionó una imprenta clandestina del PRT-ERP en la calle Fructuoso Rivera al , en barrio Observatorio. Allí se imprimían los periódicos El Combatiente y Estrella Roja, se editaban libros y material de difusión. Se estima que abastecía a Córdoba y al norte argentino de unos . ejemplares mensuales.
Se trata de una obra arquitectónica de proporciones. Durante dos años, militantes del partido excavaron para construir un sótano de dos niveles a ocho metros de profundidad, donde alojaron las máquinas. En aquel momento, la vivienda era habitada por Victoria Abdonur, Héctor Eliseo Martínez y sus tres hijos. En julio de ,
el Ejército se apoderó de la casa, que se transformó en un Centro Clandestino de Detención. Carlos Orzaocoa, ex militante del ERP y abogado, batalló en la justicia para que la vivienda sea devuelta a sus herederos naturales. Un fallo judicial reciente, finalmente, posibilitó que se pudiera acceder a la casa después de años.
Un nombre que brotó de la lucha Al fondo del pasillo que separa la puerta de la recepción con el patio, hay un nombre tallado en rojo en grandes letras mayúsculas. No hay despistado que pase de largo sin verlo. Es un nombre icónico de la memoria en Córdoba, que condensa el espíritu y la tenacidad que se respiran en cada rincón del Archivo. Se cumplían dos meses de la muerte de Emilia Villares de D'Ambra. ‘La Emi’, como la conocían todos. Era otoño y en una charla entre María Cristina, Gonzalo (el archivero) y la ex directora del sitio, Ludmila Catela Da Silva, pensaron que el Archivo tenía que tener un nombre. Uno que representara la histórica lucha contra el olvido y el silencio. Ahí apareció la Emi, su nombre, claro y simple, colándose en la memoria de una idea. Así lo recuerda la directora del archivo: “La Emi siempre ha sido alguien con quien hemos contado, con su sonrisa, su buena voluntad y su tenacidad”. Era de esas personas que eran capaces de pararse frente a un Ministro y decirles con firmeza “¡escúcheme, usted me prometió que iban a hacer las obras, así que hágalas!”. Así era, siempre inolvidable. Hoy su recuerdo es un hecho. Su nombre resguarda el acervo documental histórico de un edificio recuperado y puesto en valor a un nivel pocas veces visto en el país. “Entre febrero y marzo por acá pasaron 7.000 personas, entre todas las actividades y recorridos. Lejos de ser un tema cerrado para los distintos negacionismos, no lo es. Es cada vez más. Lo interesante empieza ahora”. Uno de los jóvenes estudiantes se acerca al centro del patio, agarra su celular y toma una foto del edificio, de la Emi, de toda la historia.
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CONTRATAPA
LAS ESTRATEGIAS MILITARES DE CONTROL POLÍTICO Y EL ‘LAWFARE’
Por Hugo Seleme
Abril de 2019 | Será Justicia Hugo Seleme es profesor titular de la Cátedra de Ética y director del Programa de Etica y Teoría Política de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba. Es también investigador del Conicet.
De las botas a las togas arl von Clausewitz acuñó aquella frase de que la contienda política es la continuación de la guerra por otros medios. Por el contrario, cuando la política se militariza, esta restricción es rota y la contienda política se vuelve la continuación de la guerra por los mismos medios. Existen dos modos en que la política puede militarizarse. En el primero, actores privados utilizan estrategias de guerra para alcanzar sus fines políticos. En el segundo, las mismas estrategias son utilizadas por actores públicos. Mientras el accionar de la autodenominada “Alianza Anticomunista Argentina” (La Triple A) y de la guerrilla; los golpes de Estado llevados adelante por las fuerzas armadas y el terrorismo de Estado son instancias de la segunda. En ambos casos lo que sucede es que las estrategias de guerra, y los medios para llevarlas adelante, se vuelven herramientas políticas. En nuestro país, la estrategia preferida fue la guerrilla y el combate contrainsurgente, con métodos de detención, tortura, desaparición y enmascaramiento de las víctimas cuidadosamente estudiados, enseñados y aprendidos. Ahora bien, la guerra, como toda actividad humana, está sujeta a evolución. No es de extrañar que si las estrategias y métodos de guerra evolucionan, esto tenga una contrapartida en las estrategias y métodos utilizados para militarizar la contienda política. Una alteración semejante se ha venido produciendo desde el comienzo del siglo. El nombre de este nuevo tipo de estrategia de guerra es lawfare o “guerra judicial”. En el año 2001, Charles J. Dunlap publicó un artículo denominado Law and Military Interventions en el que llamaba la atención sobre una nueva estrategia de guerra empleada por los grupos contra los que combatían las fuerzas armadas estadounidenses. Decía que estas agrupaciones estaban “utilizando el propio sistema jurídico estadounidense como una arma”. Acuñó entonces el concepto de lawfare que consiste en la utilización del derecho –y las demandas judi-
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Ilustración: Hernán Cappelletti
ciales– como una herramienta para alcanzar objetivos militares. En su opinión esto explicaba porqué el ejército estaba sufriendo derrotas, pero no en el campo de batalla sino en las salas de los tribunales. El propio Charles Dunlap advertía que si los enemigos del ejército estadounidense estaban utilizando las acciones judiciales presentadas frente a los tribunales judiciales como un arma ofensiva, era imperioso que el ejército aprendiese a usar estas mismas herramientas como un recurso defensivo para resguardar los objetivos que se habían alcanzado en el campo de batalla. Las fuerzas armadas tenían que tomar conciencia, señalaba Dunlap, que existía un nuevo campo de batalla legal que debía ser
dominado y preparado. La guerra se había judicializado transformando al Derecho y a los procedimientos legales en balas. Ahora bien, si como señala Dunlap la guerra se ha judicializado, la judicialización de la política que se percibe en Argentina no es más que una nueva etapa sofisticada de militarización. El lawfare permite que la política siga siendo la continuación de la guerra por los mismos medios, sólo que ahora estos medios –a diferencia de lo que pasaba con la antigua militarización– son las propias leyes. Las acciones legales se transforman en armas con las que hacer desaparecer a los opositores políticos detrás de prisiones preventivas, para matarlos frente a la opinión pública con causas judiciales, pa-
ra cazarlos y agotarlos con requerimientos e indagatorias. El lawfare vuelve visible el hilo delgado que comunica el accionar actual de algunos miembros del Poder Judicial y el Ministerio Público Fiscal dedicados a la persecución de opositores políticos, con el terrorismo de Estado de los años 70 llevado a cabo por algunos miembros de las Fuerzas Armadas. Al igual que entonces las estrategias de guerra –esta vez de “guerra judicial”– son empleadas como herramientas en la contienda política y quienes las emplean son agentes públicos. El hecho de tener a funcionarios públicos utilizando estrategias de guerra para llevar adelante una agenda política, asemeja a este tipo de lawfare con el terrorismo de Estado. Como la munición que se utiliza en esta nueva guerra son las leyes y las acciones judiciales, quienes pueden dispararlas no son ya los militares sino los jueces y fiscales. Las botas no son más necesarias para hacer desaparecer a los políticos y militantes de la oposición, las togas son más eficientes y pulcras. Campo de Mayo le ha cedido su lugar a Comodoro Py. Somos testigos de una nueva especie de terrorismo de Estado, invisible, oculto detrás del Estado de Derecho. Las declaraciones testimoniales e indagatorias hacen las veces de las antiguas salas de tortura donde el único modo de salvarse es entregar el nombre de algún otro que el verdugo está deseoso por escuchar. Las cárceles, pobladas de opositores políticos con prisiones preventivas ilegales, se han trastocado en centros clandestinos de detención. La lista de opositores políticos “desaparecidos” del espacio público a fuerza de denuncias infundadas, testimonios forzados, pruebas fraguadas o inexistentes, continúa en aumento. Ellos, al igual que los 30.000 que les precedieron, han sido sepultados en tumbas anónimas, enterrados en el descrédito con nombres mudos que nadie se atreve a pronunciar por el temor de caer abatido por el estigma.
El Diario de los Juicios por delitos de Lesa Humanidad en Córdoba
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Consejo Editor: Betty Argañaraz, María del Carmen Torres, Olga Acosta, Rossana Moré, Julia Soulier. Director: Sebastián Puechagut · Redacción: Alexis Oliva, César Pucheta, Florencia Ogas • Corrección: Victoria Picatto Fotografía: Matías Colantti, Mateo Andreassi · Ilustración: Hernán Cappelletti · Distribución: Julia Soulier, Rosario Rodríguez • Colaboraron en este número: Hugo Seleme, Matilde Nasser, Nicolás Castiglione, María Cristina Administración: Mario Toranzo • Impresión: Comercio y Justicia Editores • Producción gráfica y editorial: Usina Creativa - agencia de comunicación - Tel: (0351) 4271736 - usinacreativa.com.ar - info.usinacreativa@gmail.com
Tirada de esta edición: 10.000 ejemplares de distribución gratuita · ISSN: 1853-8290 · Será Justicia es propiedad de Familiares Córdoba (Personería Jurídica 234-A-1992) Avales y reconocimientos: Beneplácito del Concejo Deliberante de Córdoba (2010) • Declaración de Interés Legislativo por la Legislatura de la provincia de Córdoba (2010) • Declaración de Interés por el Senado de la Nación (2010) • Reconocimiento institucional del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba (2010) • Aval Institucional de la Escuela de Ciencias de la Información (2010 y 2011). Distribución: en red de organizaciones y con los siguientes diarios y periódicos: La Nueva Mañana · Tribuna (Bell Ville) · Sumario (Alta Gracia) · Megáfono (Río IV) · El Despertador (Jesús María) · El Diario (Carlos Paz) | También lo podés retirar en el Archivo Provincial de la Memoria y en los Espacios de Memoria de Córdoba.
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