Informativo CIRM / mayo-junio 2014

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El arte religioso

Introducción a Retiro Espiritual

Voces jóvenes

Reflexión teológica

Hna. Arely Montaño Hernández, mjh y Hna. Liliana Chacón Mosqueda, rnnsc

Cecilia Rivero Borrell González, rscj

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El arte como misión

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Teología de la Imagen en los Iconos Pbro. Eric López García

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Los artistas salvan el mundo Hertha Hampl, fsps

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El arte: expresión de la Vida Religiosa

Hna. Mercedes L. Casas Sánchez Hija del Espíritu Santo

Fr. Rafael Checa Curi, ocd

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De la Iglesia

Para reflexionar Compartir la vida.

Todo un reto en nuestras comunidades Hno. Gustavo Llaguno Velasco, msps

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DIRECTORIO CIRM Presidente: P. Fernando Torre, msps • Primera Vicepresidenta: Hna. Juana Ángeles Zárate, csc • Segundo Vicepresidente: Hno. Ricardo Reynoso, fms • Vocales femeninas: Hna. Georgina Zubiría, rscj; Hna. Hna. Luz Angélica García, osr; Hna. Lucila Martínez, stj; Hna. Patricia Pérez, cfmm; Hna. Anastasia García, macic; • Vocales masculinos: P. Carlos Morfín, sj; P. Gonzalo Ituarte, op; P. Enrique Castro, ocd; Hno. Eduardo Navarro, fms; P. Salvador Rodea, crt SECRETARIA GENERAL: Hna. Ilse Mayer W., hsjl; secretariagral@cirm.org.mx TESORERO GENERAL: Hno. Manuel Arróyave Ramírez, sfc

Los consagrados, los religiosos y religiosas son testimonio de que Dios es bueno, de que Dios es misericordioso Papa Francisco

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Los religiosos son profetas Papa Francisco

De la compasión que nos ensancha el corazón a una Vida Religiosa transfigurada por la profecía P. Fidel Oñoro, cjm

Retiro espiritual

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Palabra, espíritu y vida

Luchen por entrar por la puerta estrecha (Lc 13,22-30) Isingrini Virginia mmx

CIRM Nacional: Amores 1318, Col. Del Valle, Del. Benito Juárez, 03100 México, D.F. Tel (55) 56.04.54.14; Fax (55) 56.04.95.55 www.cirm.org.mx Revista Informativo CIRM: Director: P. Guillermo Uribe Aceves, ocd; Editor: Hno. Sergio Argüello Vences, ssp Diagramación y diseño: D.G. Fernando Daniel Perera E. Impresión: Editorial Progreso S.A. de C.V. Impresión: Tiraje de 500 ejemplares más sobrantes para reposición.

Atención a suscriptores Atención a suscriptores De lunes a viernes de 9 a 14 hrs.

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El arte expresión de la Vida Religiosa “Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura, y yéndolos mirando, con sola su figura; vestidos los dejó de hermosura” Cántico espiritual de San Juan de la Cruz

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a belleza de Dios derramada en toda la creación, evoca su presencia y acción al contemplarla; así la vida no puede más que pronunciarse y al entrar en contacto con otras realidades quedar iluminada, comprendida y transformada. Este ejercicio de expresión es diverso, rico y recreador. Cuando se trata de experiencias hondas, inefables o maravillosas aparece el arte.

El arte, como parte constitutiva de la cultura nos permite explorar y expresar el mundo interior de cada persona y sociedad de manera especial las diversas experiencias que no son fácilmente transmisibles y que requieren de una amplia gama, rica de recursos para comunicarse.

Quien se ha encontrado con Dios, se ha encontrado con el todo que es inabarcable; la experiencia de su amor abraza la totalidad de la condición humana inserta en el ámbito de lo inefable, por eso la comunicación de lo acontecido entre el ser humano y Dios tiene un cauce privilegiado en el arte.

La historia del ser humano ha estado siempre asociada a estas expresiones que son una exhalación del espíritu y que desde el espíritu han de ser acogidas. La experiencia de Dios, tan inefable y al mismo tiempo concreta, ha logrado pronunciarse a través del arte, deambulando en el ámbito de lo simbólico y desplegando en el artista y en sus interlocutores la vivencia propia.

Así, en la historia de la humanidad y en la historia de la salvación muchas mujeres y hombres nos han regalado jirones de su cielo que nos han llevado de una manera personal a nuestro

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propio cielo. Los géneros literarios, el canto, la música, la danza, toda la plástica como la iconografía, la arquitectura, la pintura… en fin tantas expresiones que emanan de lo hondo de la persona nos llevan a esa otra dimensión de lo místico.

Nuestras experiencias religiosas y espirituales, indudablemente se alimentan y forjan por el contacto con muchas expresiones artísticas, desde lo más clásico a lo más popular, estas manifestaciones son una evangelización, porque nos ponen en contacto con imágenes y teologías de Dios. La sintonía con tal o cual canto, imagen, arquitectura, escultura nos hablan… pero también hablan del Dios en el que cada persona cree.

Ha sido genial que podamos contar con este boletín que aborda y borda teología con el arte desde la Vida Religiosa presente en México. Encontrarnos con las confesiones del corazón de nuestra/os artistas nos permiten vislumbrar sus propias experiencias de Dios y el potencial evangelizador, profético y místico de poemas, cantos, templos, cerámicas… Al irnos introduciendo en los elementos que nos ofrecen diversos autores/as, muchas de ellas artistas, y el testimonio de varias generaciones sobre el papel del arte religioso en sus vidas como personas consagradas, irán apareciendo sin duda, las gratitudes a quienes con su talento nos han posibilitado conducirnos hacia Dios, pero también a descombrar nuestra creatividad y poner en la mesa del compartir nuestras propias obras de arte pues como reza el dicho popular, de artista, poeta y loco todos tenemos un poco…

Finalmente, me parece que el tema nos da la oportunidad de hacer un análisis de lo que proyecta nuestro arte religioso en los procesos evangelizadores y nos motiva a promover e impulsar a nuestras hermanas y hermanos que poseen talentos artísticos a compartirlos proféticamente, esto requiere sin duda el cuidado del don recibido, el estudio teológico profundo y además de la actualización en técnicas, los espacios que requieren para hacerlo fructificar. ¡Gocemos y abramos los sentidos a la sorpresa que este boletín, nos ofrece! Juana Ángeles Zárate Celedón, csc Vicepresidenta de la JDN Informativo

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 Reflexión Teológica

El arte como misión Cecilia Rivero Borrell González, rscj

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ace días, recibí la invitación de Fernando Torre, msps, a escribir sobre “El arte como expresión de la Vida Religiosa”.

La sola frase me llevó a querer compartirles mi experiencia al componer canciones como recurso de expresión de lo que vivo internamente. Y es desde el corazón, espacio que he aprendido a sentir como lugar donde emerge lo vital, lugar de las grandes

La sola frase me llevó a querer compartirles mi experiencia al componer canciones como recurso de expresión de lo que vivo internamente

Reflexión Teológica 

certezas y dudas que acompañan el camino; las grandes y pequeñas decisiones que han conformado lo que hoy soy; espacio donde se mezclan el saber, el ser, el querer, el desear, el hacer, el soñar, el sentido y sinsentido; el corazón como la fuente de mi propia humanidad siempre en camino y con posibilidades infinitas de trascender desde el Dios de la Vida en el que creo profundamente y al que trato de responder desde el amor recibido gratuitamente.

Un poco de historia Este amor gratuito del que hablo, tiene su raíz desde mi infancia, en la experiencia de familia donde han co-existido todo el tiempo el canto y la interpretación musical desde lo clásico hasta lo contemporáneo y popular. Así que desde que me acuerdo, he crecido junto a la música como compañera de vida.

Más concretamente, la afición me viene de la raíz materna, donde todos/as los tíos/as han interpretado algún instrumento, violín, violoncelo, piano; la experiencia, de escuchar a mi mamá todo el tiempo en el piano e interpretar obras clásicas, de

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Schubert, Chopin, Lizt, Mozart, Bach, Beethoven, Granados, Ponce, entre otros; mi tía la menor, dedicada a la música como profesión, a la que escuchábamos todo el tiempo y con la que tuvimos la oportunidad de tomar clases unos años. Por otro lado la influencia de mi papá al escucharlo tocar el acordeón e interpretar de oído música popular de diferentes partes del mundo amenizando reuniones familiares, festejos, etc.

Así, poco a poco, la música se fue entretejiendo en mi vida como recurso y alimento siempre presente, sin embargo, la experiencia de vincular las dos dimensiones: música y fe, apareció en el horizonte hasta que mis hermanas y hermano entramos a la adolescencia (12, 13, 14 años) y a mi mamá se le ocurrió la idea de hacer un coro familiar (hermanos/ as, tíos, primos/as, etc.) para cantar en la misa de una de los domingos en el templo de los Josefinos que quedaba a unas cuadras de donde vivíamos. ¿Por qué cuento esto?, porque sin siquiera notarlo, a lo largo de casi 30 años de cantar cada domingo, la experiencia de Dios se Informativo

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 Reflexión Teológica

nos fue recreando y ahondando al momento de convivir, reflexionar, integrarnos con familias nuevas, poner voces, tonalidades, repasar una y otra vez las canciones, ensayar para bodas, aniversarios, primeras comuniones, etc. (por supuesto que entre diversión, gritos, regaños, inspiraciones, creatividades… en fin, todo lo que supone ensayar con adolescentes, niños/as y personas adultas), y en ocasiones inventar entre todos nuevas canciones que a la fecha cantamos.

Al paso del tiempo nos dimos cuenta, no solamente que a través del canto en familia se motivaran otras, sino también que la gente sintiera en el canto un modo de expresión comunitaria de su fe.

Poco a poco se nos fue revelando la convicción de que CANTAR es un “compromiso”, un “servicio de familia” en medio de la comunidad.

La música, vehículo de comunicación y relación con Dios Indiscutiblemente, Dios hace su trabajo en cada corazón, recreando los recursos de la propia historia, las propias raíces. Y así ha sido conmigo.

Interpretar un instrumento de oído, por pura afición, me ayudó a reconstruir mi autoestima, a perder miedos, a construir relaciones, amistades, a sentir que yo, como otros/as era digna y merecedora de ser feliz

Mi relación más consciente con el Dios de la Vida desde la música, comenzó cuando en mi adolescencia –una de las etapas más difíciles en mi vida–, tiempo de introversión, inseguridad y confusión, apareció la guitarra como mi definitiva acompañante en la vida. Interpretar un instrumento de oído, por pura afición, me ayudó a reconstruir mi autoestima, a perder miedos, a construir relaciones, amistades, a sentir que yo, como otros/as era digna y merecedora de ser feliz. Al mismo tiempo, participar en el coro familiar me dio la certeza (en ese

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tiempo yo no lo nombraba así) de que, pasara lo que pasara, contaba ya con el amor de Dios Comunidad como plataforma de seguridad para mi vida.

Más adelante releí esa etapa como la clara manifestación del Dios fiel misericordioso/a con imagen de cariño, ternura, alegría, belleza, relación, fidelidad, permanencia.

Fue mi primera experiencia más consciente como hija rescatada y abrazada simplemente por ser yo. Recuerdo que en ese tiempo (21-24 años) en plena búsqueda vocacional, contacté a las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, y a través del acompañamiento sistemático, comenzó un itinerario espiritual a través de la relectura de mi propia vida, desde el Dios al que iba poniendo nombre poco a poco y frente al que más tarde, expresé mi deseo profundo de entregar la vida en gratuidad así como la había recibido.

Al perder poco a poco miedos y dejar que el deseo se exprese espontáneamente, experimenté que la música, la guitarra, me empujaban a cantar mi experiencia

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y mi deseo de vida, a ponerle palabras a mi silencio de años y dejar que saliera con el cauce del canto.

Más adelante, ya en la congregación, fui comprendiendo en ello una manera muy personal de ser de Dios conmigo, descubriendo un canal de expresión de mi vida hacia otros y otras. Así fue que comencé a componer más canciones como un modo de expresión cotidiana de mi vida y oración, fruto de la espiritualidad que me acompaña.

El arte, un modo de ser de otros/as y para otros/as Desde mi libre elección por la Vida Religiosa y como parte de este pueblo en camino, la búsqueda de maneras creativas de servicio y entrega a otros/as, sigue siendo un imperativo en mi vida. Y aquí es precisamente donde siento que toma forma otra dimensión de la manifestación de Dios a través del arte y desde mi manera particular en el canto y la música.

Más de una persona me llegó a decir: ¿Por qué no compartes tus canciones? En realidad yo no Informativo

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 Reflexión Teológica

contemplaba esa posibilidad; yo componía en la sola dimensión personal, como una manera de auto comprenderme, de descubrir diversos modos como Dios se me revela a través de los acontecimientos de la realidad y el mundo.

Cuando tuve la oportunidad de compartir mi música en el marco de un itinerario espiritual que se publicó en las fiestas del bicentenario de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús, se me reveló esa otra parte de lo que el Arte es capaz de provocar.

Al cantar y compartir mi música, cuando menos me lo esperaba, las mismas canciones me regresaron completamente otras realidades, otras interpretaciones... retroalimentadas desde muy distintas experiencias, con otros

tintes y otros énfasis, es decir que una misma canción ha sugerido diferentes significados dependiendo de quien la escucha.

Esta, ha sido una de las vivencias más profundas que he experimentado desde lo que puede significar el arte dentro de la Vida Religiosa, pues al momento de compartir una canción, deja de ser estrictamente “mía” y se vuelve más “nuestra”. Es la experiencia del desapego, de la entrega, del desprendimiento para entrar en la dimensión de la comunión con otros/as desde certezas comunes, dudas, alegrías, preguntas que van dándole forma a lo humano; es una manera de ser “de” y “para” otros/as.

Yo componía en la sola dimensión personal, como una manera de auto comprenderme, de descubrir diversos modos como Dios se me revela a través de los acontecimientos de la realidad y el mundo

Reflexión Teológica 

Una convicción La música es arte, y como arte, es expresión y lenguaje inherente al ser humano; y al menos desde la experiencia que he vivido, cuando las diferentes tonalidades se encuentran, fluyen, se hermanan y armonizan con las palabras, fruto de reflexiones, discernimientos, modos de ver y percibir la realidad, maneras de explicitar la fe y la vida en diversas imágenes de Dios que se van encarnando en lo cotidiano, entonces se experimenta como vehículo de comunicación y relación con el trascendente.

Como Vida Religiosa enriquecida con múltiples carismas, muchos y muchas nos hemos planteado grandes desafíos desde la relectura creyente que hemos hecho de los acontecimientos de la realidad del mundo de hoy. La invitación a seguir a Jesús en el contexto actual, no es fácil, pues exige de nosotros/as un talante profético que anuncie con su vida cotidiana, que la muerte no tiene la última palabra y que la vida en abundancia manifestada desde el amor de Dios Padre y Madre por su pueblo, necesariamente tiene que pasar criterios de conversión, dignidad y justicia.

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Hacer vida el proyecto de Dios para todos y todas especialmente quienes más amenazada tienen la vida, es desde el que mi música ha cobrado sentido Teniendo de fondo este marco de exigencia amorosa, de hacer vida el proyecto de Dios para todos y todas especialmente quienes más amenazada tienen la vida, es desde el que mi música ha cobrado sentido, desde el que un don recibido por pura gratuidad, ha encontrado cauce de entrega y servicio a otros/as con la fuerte convicción y certeza de que formo parte de un pueblo en camino con la esperanza puesta en rescatar juntos/as el rostro humano del mundo como nuestra más sagrada misión y tarea. Informativo

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Teología de la Imagen en los Iconos Por: Pbro. Eric López García

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n distintos lugares podemos encontrar numerosas imágenes llamadas “Iconos”, representaciones de Cristo, la Madre de Dios, los ángeles o los santos. Para muchas personas esas figuras son extrañas y causan desconcierto a causa de no estar familiarizados con este tipo de arte cristiano, el cual viene del Oriente y es muy antiguo. Otras personas, dotadas de fina sensibilidad, en esas imágenes captan lo “inmaterial”, su paz y armonía y su profunda espiritualidad y trascendencia.

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El Icono es `una imagen pintada que representa a Cristo, a la Virgen María o a los santos propuesta para la veneración de los fieles´ ¿Cómo captar lo que un Icono nos quiere transmitir? Comenzaremos diciendo que un icono “no se ve, sino que se lee”, por lo tanto necesitamos conocer los elementos que este arte tiene para poder entrar a ese mundo maravilloso donde el icono es “teología de la imagen” y “mensaje en colores y líneas”. Cada elemento tiene un sentido y un significado. Pero antes de hablar de ello profundicemos sobre estas imágenes sagradas. ¿Qué es un icono?

El icono (de la palabra griega eikon=imagen) ocupa un lugar importante en la espiritualidad cristiana de Oriente desde los primeros siglos del cristianismo.

El Icono es “una imagen pintada que representa a Cristo, a la Virgen María o a los santos propuesta para la veneración de los fieles”.

El Antiguo Testamento, en el segundo precepto del decálogo,

prohibía al pueblo judío representar a Dios: “No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra” (Ex 20,4; Dt 5,8). Esta prohibición se basaba primero en el hecho de que Dios está por encima de toda visibilidad y de todo conocimiento, y segundo en el riesgo que podía correr el pueblo de contaminarse con los cultos paganos de los pueblos circundantes, riesgo que se vio confirmado en el episodio del becerro de oro (Ex 32, 1-6). Con todo y esta prohibición vemos que Dios mismo manda hacer sobre el Arca las figuras de dos querubines (Ex 25,18).

Los cristianos, por su parte, adoptaron una actitud muy diferente respecto de las imágenes.

Dios, en efecto, tomó en Jesucristo cuerpo y figura humana, y vivió en un lugar determinado y en Informativo

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 Reflexión Teológica

un tiempo preciso de la historia.

Sus discípulos convivieron con él, lo oyeron y lo tocaron; lo contemplaron muerto y lo vieron después resucitado.

El Nuevo Testamento enseña que Cristo es la “imagen de Dios invisible” (Col 1,15). Siendo así, el creyente puede tratar de representar la imagen de Cristo, si bien en un gesto auténtico de fe y de amor. Por esa razón

los autores de iconos, han sido ordinariamente monjes o monjas, que se han entregado a esa labor en un espíritu de oración y de contemplación. Su trabajo ha requerido a veces hasta años.

Algunos elementos para poder “leer” los iconos Hay que tomar en cuenta que los iconos no tratan de transmitir realidades de nuestro mundo, sino que hablan de la vida divina y nos transportan a un mundo que trasciende nuestros sentidos, por lo tanto, se vale de ciertos elementos para lograrlo.

Los iconos no tratan de transmitir sentimientos.

Al retratar los momentos de la historia bíblica, los rostros de los participantes en la escena rara vez son expresivos de lo que podría sentir el personaje en ese momento, más bien sugieren virtudes: pureza, paciencia en el sufrimiento, perdón, compasión, amor…

En los iconos de la

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crucifixión no se refleja el dolor físico soportado por Cristo en la Cruz, sino que esos iconos revelan lo que le condujo a la Cruz: el acto libre de entregar su vida por los demás.

El icono es silencioso.

No se abren las bocas ni hay ningún otro detalle físico que sugiera sonido.

Pero el silencio no está vacío El icono es silencioso. No se abren las bocas ni hay ningún otro detalle físico que sugiera sonido.

Pero el silencio no está vacío. San Ignacio de Antioquía (discípulo de san Juan Evangelista), hizo el siguiente comentario: “Quien posee en verdad la palabra de Jesús, puede oír incluso su silencio”.

La inmovilidad y el silencio del icono, tanto en casa como en la Iglesia, crean un ámbito que invita constantemente a la oración.

Los iconos evitan las técnicas artísticas que logran la ilusión óptica del espacio tridimensional; sugieren espacio sin intentar escapar al plano de la tabla.

Incluso las violaciones más ligeras de este plano dañan siempre el sentido del icono, de la misma manera que la palabra hablada viola la pantomima.

La imagen se reduce a un mínimo de detalles. En el fondo, o bien no hay nada en absoluto, o bien, si se requiere un emplazamiento, se representa de la manera más sencilla y austera, con frecuencia en perspectiva inversa, en la que no hay un único punto de fuga y los objetos suelen expandirse donde, según las reglas de la perspectiva, deberían contraerse.

El icono no se firma. No es una obra para buscar reconocimiento.

El iconógrafo es consciente de que el verdadero Autor de los iconos es el Espíritu Santo. Ello no ha impedido que los nombres de algunos iconógrafos hayan llegado hasta nosotros, pero podemos afirmar que cuanto mayor es el iconógrafo, tanto menos busca el reconocimiento personal. Análogamente, el pintor de iconos no utiliza la iconografía para promover una ideología o una opinión personal. El iconógrafo, bendecido por la Iglesia para llevar Informativo

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a cabo esta forma de actividad teológica no verbal, trabaja de buen grado sometido a la guía de los cánones, la tradición y la jerarquía de la Iglesia.

sagradas, el Espíritu Santo nos habla, revelándonos verdades que pueden no resultar evidentes para quienes utilizan únicamente las herramientas de la razón.

El icono es un acto testimonial, como afirma Thomas Merton: «Lo que se “ve” en la oración ante un icono no es una representación externa de una persona histórica, sino una presencia interior, luminosa, que es la gloria de Cristo transfigurado, cuya experiencia se transmite en la fe de generación en generación por aquellos que han “visto”, desde los Apóstoles en adelante… por lo tanto, cuando digo que mi Cristo es el Cristo de los iconos, quiero decir que se llega a él no mediante el estudio científico, sino mediante la fe directa y la meditación de la liturgia, el arte, el culto, la oración, la teología de la luz, etc., todo lo cual está estrechamente ligado a la tradición rusa y griega».1

Los iconos son una ayuda para el culto. Sea cual sea el lugar donde se sitúe el icono, se convierte fácilmente en un lugar de oración.

El icono no es un fin en sí mismo, más bien nos ayuda a ir más allá de lo que vemos con nuestros ojos físicos y entrar en el ámbito de la experiencia mística. De hecho los iconos son creados para transportarnos por medio de la oración a esa realidad divina donde vive Dios con la Virgen y sus santos. Nos dicen dos maestros de espiritualidad: «La tarea del iconógrafo consiste en abrir nuestros ojos a la presencia real del Reino en el mundo y recordarnos que, aunque no veamos nada de su espléndida liturgia, si creemos en Cristo Redentor, estamos de hecho viviendo y adorando como “conciudadanos de los ángeles y los santos, edificados sobre el cimiento… cuya piedra angular es Cristo”» (Thomas Merton).2

La teología de los iconos El icono, al igual que la palabra escrita, es un instrumento para transmitir la tradición y la fe cristianas. A través de las imágenes

1 Citado por: FOREST Jim, Orar con los Iconos, Sal Terrae, Santander, España 2002, pp. 38-39.

2 FOREST Jim, op. Cit. p. 33.

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No hay palabras ni colores ni líneas que puedan representar el Reino de Dios como representamos y describimos nuestro mundo. Tanto la teología como la iconografía se enfrentan a un problema absolutamente insoluble: expresar con medios pertenecientes al mundo creado algo que supera infinitamente a la criatura «No hay palabras ni colores ni líneas que puedan representar el Reino de Dios como representamos y describimos nuestro mundo. Tanto la teología como la iconografía se enfrentan a un problema absolutamente insoluble: expresar con medios pertenecientes al mundo creado algo que supera infinitamente a la criatura. En este plano no hay éxitos, porque el tema mismo está más allá de la comprensión, y por excelso en contenido y bello que pueda ser el icono, no puede ser perfecto, al igual que ninguna palabra o imagen pueden ser perfectas.

En este sentido, tanto la teología como la iconografía fracasan siempre. Y precisamente en este fracaso radica el valor parejo de ambas, porque dicho valor es consecuencia del hecho de que tanto la teología como

la iconografía llegan al límite de las posibilidades humanas y se muestran insuficientes. Por consiguiente, los métodos empleados por la iconografía Informativo

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para significar el Reino de Dios únicamente pueden ser figurativos, simbólicos, como el lenguaje de las parábolas en la Sagrada Escritura”» (Leonid Ouspensky).3 El icono es pues una flecha lanzada al misterio, tiene un carácter hierático porque se interesa únicamente por lo sagrado.

Mediante la línea y el color, el iconógrafo trata de transmitir el carácter sobrecogedor de la realidad invisible y divina, y de introducir al observador a tomar conciencia de la presencia de Dios. El icono es teología escrita en imágenes y color.

Los iconos, una fuente de espiritualidad En los iconos podemos encontrar dos expresiones de experiencia espiritual.

La primera es la oración con los iconos. Dentro de la pedagogía de la oración que quiere entrar en contacto con Dios a través de las mediaciones, la meditación con los iconos favorece el silencio, la mirada recogida y contemplativa, la comunión con Cristo, la Virgen 3 Ibid. p.33-34.

o los santos; orienta hacia la contemplación del misterio, no sólo presentado por la palabra o elaborado en la meditación personal, sino propuesto con la belleza y la precisión de la tradición eclesial. El “mire que le mira” de santa Teresa de Jesús o la mirada amorosa de la pedagogía sanjuanista, pueden tener una coherente realización con los iconos que por su hierática belleza nos conducen a contemplar la hermosura de Dios y de sus manifestaciones en la historia de la salvación.

En esta búsqueda de la belleza, mediante la contemplación de los misterios, hay una llamada a la elevación de nuestra mente y de nuestro corazón a la hermosura de Dios que no puede menos que dignificar la persona del cristiano.

Orar con los iconos es un camino de la belleza de Dios que viene a nosotros y de la búsqueda de la belleza con la que nos allegamos a Dios.

La segunda expresión de espiritualidad es la búsqueda del

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rostro del hermano en la que se realiza el misterio de la imagen de Dios en el hombre y la realización de la perfecta imagen y semejanza de la santidad. Hoy la espiritualidad del icono trata de superar un cierto sentimiento estético y tiende a integrar en la veneración de las imágenes una fuerte llamada a las espiritualidad concreta, como santidad y compromiso.

La contemplación de los iconos de Cristo, de la Virgen y de los santos, según la doctrina del Concilio de Nicea II, tienen que suscitar el deseo de reproducir esa belleza ontológica de la santidad que es la tensión de la imagen a la perfecta semejanza Ante todo como santidad personal y comunitaria. La contemplación

de los iconos de Cristo, de la Virgen y de los santos, según la doctrina del Concilio de Nicea II, tienen que suscitar el deseo de reproducir esa belleza ontológica de la santidad que es la tensión de la imagen a la perfecta semejanza.

Escribe al respecto el patriarca Dimitrios I: «No hemos de olvidar que el icono de Dios es el hombre creado según la imagen y la semejanza divina. El hombre que a pesar de haber oscurecido esta imagen por su caída y su pecado, conserva la posibilidad de ser transfigurado en la luz y en la gloria de la hipóstasis divina…

Esta imagen es la luz de la presencia hipostática (personal), y ofrece a quien la contempla y la venera, la posibilidad de convertirse en semblanza luminosa del modelo, según la capacidad de su alma».4 Por otra parte también con el compromiso del amor fraterno.

Quien contempla los iconos no puede menos de advertir, cada vez con más intensidad, la presencia de Cristo vivo en los rostros de los hermanos, iconos vivos de Cristo, con una exigencia de servicio y caridad. Toda búsqueda de la

4 Citado por: CASTELLANO Jesús, Oración ante los Iconos, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona, España 1999, p. 45.

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belleza y todo encuentro con el misterio que no lleve a reinstaurar la belleza original de Dios en el mundo, es pura estética que no lleva el sello de la filocalía de Dios, como es manifiesta en el proyecto creador y recreador de la economía de la salvación.

Por eso el encuentro con la belleza sacramental de los iconos en la espiritualidad de hoy es una llamada a la instauración de una belleza total en la vida de los cristianos.

A manera de epílogo de esta reflexión, hagamos mención de algunas expresiones litúrgicas de la Iglesia de Oriente en el I Domingo de Cuaresma que recuerda el triunfo de la ortodoxia con la veneración de los iconos: «Conservando la tradición de la Iglesia de los Santos Padres, pintamos y

veneramos con la boca, con el corazón y con el espíritu, los santos iconos de Cristo, de la Virgen y de sus santos, exclamando: Bendecid al Señor todas las obras del Señor. Contemplando la Iglesia santa, embellecida y adornada de nuevo con las santas imágenes, corramos con devoción al templo y aclamemos con gozo a nuestro Dios. Te alabamos, Señor, tres veces santo. Por las oraciones de la Santísima Madre de Dios».5 Fuentes: • CARRILLO ALDAY Salvador, Teología en Imagen.

Redescubriendo el Icono, Compañía la Campana, México 2004 • CASTELLANO Jesús, Oración ante los Iconos, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona, España 1999 • FOREST Jim, Orar con los Iconos, Sal Terrae, Santander, España 2002

5 Ibid. p. 46.

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Los artistas salvan el mundo Hertha Hampl, fsps

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l arte es una sorprendente expresión de la plenitud y la creatividad de una persona.

Numerosos sujetos en las familias religiosas han recibido, en grande, el carisma de la pintura, la escultura, la arquitectura, la música o la literatura… clásicas

expresiones del arte bello. Es más, las grandes y las pequeñas obras del arte tienen intensa relación con estas familias y gracias a un grupo selecto de personas como éste, va siendo posible su conservación, su enriquecimiento y la difusión del mismo.

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Para expresar la belleza, sin embargo, no es indispensable que específicamente se tenga alguno de estos cinco dones. Las personas que integran la Vida Religiosa, no pueden sino expresar en la forma que sea, pero ¡expresar!, la novedad constante de lo que llevan en su hondura. Se trae dentro al Espíritu Santo, al Dios que “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5) y con él, el dinamismo, el impulso, la fuerza y la audacia para que se vea, se sienta, se toque y se experimente una armonía que puede maravillar sosegada y silenciosamente. Bien dice un pensador: “La creatividad no es un lujo, es una responsabilidad”; y otro: “La belleza no se hace, se crea con los ojos dominados por el amor”.

Maritain, el filósofo francés del siglo pasado, afirma que el arte es semejante a la naturaleza porque ésta, cada día y cada instante fecunda algo nuevo. Ninguna hoja,

ninguna flor del mismo árbol es idéntica a la otra; cada una brota con las mil y una formas con que el Creador caprichosamente las va adornando. Leyendo, me encantó descubrir que no hay dos campanas que suenen igual. Cada campana es única y suele ser el depósito de aquello que caracteriza una comunidad; identifica un grupo, un barrio, una periferia, un país… ¡Se estremece el espíritu cuando se escucha el ritmo de una o varias campanas!

Tendría que percibirse así la creatividad, la armonía y la belleza en cada cosa que hace y ofrece sacerdotalmente una persona consagrada, en la vida sencilla y aparentemente rutinaria de cada día, de cada hora, de cada minuto.

La austeridad no está reñida con la belleza, es más, ésta, si se expresa a través de la sobriedad y la simplicidad que hemos profesado en respuesta a la invitación que nos hace el Evangelio, tiene un encanto

Las personas que integran la Vida Religiosa, no pueden sino expresar en la forma que sea, pero ¡expresar!, la novedad constante de lo que llevan en su hondura Informativo

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misterioso que ejerce un atractivo inexplicable. Más bien creo que la abundancia, el rebuscamiento, el exceso de elementos, resultan con frecuencia de mal y pésimo gusto.

Ojalá que los espacios que habitamos los religiosos vayan siendo cada vez más austeros y sobrios a fin de que se note que necesitamos pocas cosas y que ésas las necesitamos poco. Pero eso sí, que no falte un toque de finura, de espontaneidad, de novedad, de belleza… con los objetos que ya se tienen, no se trata de invertir y adquirir cosas superfluas. Se trata de que “nuestro corazón dominado por el amor”, exprese con creatividad que ha recibido un don y que al llevarlo dentro, pugna por irradiarse.

Se puede tener habilidad para tejer, cocinar, enseñar, cuidar enfermos o cualquier actividad, y sin dudarlo afirmo que al realizarla se percibe la creatividad o bien la forma mecánica con la que se actúa. El consagrado, cuando está dominado por el amor, crea todo un clima y genera en su persona una misteriosa forma de expresar, por el bienestar y el gozo del sujeto

a quien sirve, un “no sé qué”, que al mismo tiempo estremece por su contacto singular, nuevo, original y procedente de la Belleza misma.

Ojalá que los espacios que habitamos los religiosos vayan siendo cada vez más austeros y sobrios a fin de que se note que necesitamos pocas cosas y que ésas las necesitamos poco No resisto el compartir una vivencia inolvidable: me encontraba en un determinado “lugar de la mancha” intentando concentrarme para orar ante Jesús Sacramentado en una pequeña capilla. Creí que sólo yo oraba en ese momento y en ese lugar, pero percibí la presencia de otra persona y al abrir los ojos, se estremeció mi ser de sorpresa y emoción al contemplar la danza orante, suave, rítmica y plena de unción, con la que una joven religiosa indiana expresaba su intimidad y su ofrenda al Señor.

Fue una experiencia que llevo

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como un regalo y como una invitación a saber agradecer las diversas formas de orar y de expresarse con creatividad.

Así mismo, a pesar de constatar la violencia incontrolable que en nuestro entorno suele darse, con espíritu libre y talante propositivo se atreve a expresar Paz Fernández Cueto, en el periódico Reforma: “No hay nada como el arte, la belleza y en especial como la música para humanizarnos y acabar con la violencia”. Y el papa Francisco, nos dice: “En medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo […] cada día en el mundo renace la belleza” (EG, 276).

El diccionario nos dice que el arte es una habilidad para hacer bien una cosa. Y en otro sentido, que es una obra humana que expresa simbólicamente, mediante diferentes materiales, un aspecto de la realidad entendida estéticamente. La vida de Jesús se caracterizó por hacer el bien y además hacerlo muy bien.

“Cristo es el Evangelio Eterno… su riqueza y su hermosura son inagotables”, afirma el papa Francisco en Evangelii Gaudium 11.

Quien se alimenta de su Palabra se nutre de la belleza de sus parábolas y adivina sus gestos a través del atractivo que ejercía, tanto en quienes tenían fe o, bien, carecían de ella. ¡La simple mirada de Jesús atraía irresistiblemente! Además, el lugar donde habitaba, modesto y austero, tuvo que haber estado bellamente armonizado por detalles sencillos… algunos propios del arte de la carpintería, por frescas florecillas del campo colocadas en lugares adecuados por las finas manos de María, su madre, quien exenta de todo lujo, aparecía Informativo

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luciendo sin intentarlo, su buen gusto para arreglarse, así como su dignidad e identidad femenina.

Tanto de José como de María, Jesús aprendió a presentarse con armonía y buen gusto. Y fue él quien, a través de su Espíritu, nos llamó para estar con él y vivir a su manera. ¡Una claridad más que ilumina nuestro proceso de seguir intentando un constante aprendizaje de su manera de ser y de actuar! Irradiemos como Él, el dinamismo y la acción del Espíritu de amor que actúa a través de nuestra persona, invitando al mundo a expresar responsablemente la creatividad

que se trae como don. Pintemos el mundo de belleza y de alegría.

Seamos colaboradores de la salvación de nuestro mundo. ¡Los artistas salvan el mundo!

¡La simple mirada de Jesús atraía irresistiblemente!

Además, el lugar donde habitaba, modesto y austero, tuvo que haber estado bellamente armonizado por detalles sencillos…

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Diálogo entre generaciones

El arte: expresión de la Vida Religiosa

En el texto que viene a continuación aparecen las reflexiones que hicieron tres religiosas/os de diversas generaciones (de 40 a 59 años, de 60 a 79 años, de 80 años o más) sobre el mismo tema.

Hna. Mercedes L. Casas Sánchez

Hija del Espíritu Santo 1. El arte que principalmente he cultivado es la música.

2. A través del arte, mi relación con Dios va teniendo más hondura, le voy poniendo palabras; aunque al mismo tiempo las palabras de mis cantos encierran más contenido de lo que dicen, o no dicen todo lo que mi corazón quisiera expresar.

3. El arte ha sido para mí un medio de apostolado, pues a través de los cantos la gente puede ser catequizada, orar, expresar su oración.

4. Obstáculos, propiamente, no he encontrado en mi trabajo artístico, pues cuando viene la inspiración, viene, y aunque haya mucho Informativo

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trabajo uno se da el tiempo para hacer el canto; ciertamente que el ambiente de soledad y silencio, en lo personal, me ayudan mucho, y tal vez si me buscara más esos ambientes podría hacer más cantos.

al mismo tiempo que es “don”, también es “tarea”, ya que todos los dones son para la edificación de la comunidad.

5. Las creaciones artísticas que he hecho me han dado mucha alegría y gratitud con el Señor, porque creo que cada canto es un regalo que Él me da para compartirlo.

De repente hay cantos que no me llenan tanto, pero los dejo así, pues así surgieron. Unos me gustan más que otros.

P. Carlos Francisco Vera Soto Misionero del Espíritu Santo

6. A un/a religioso/a que tiene capacidades artísticas, le recomiendo que si tiene el don de expresarse a través de la música, la pintura, la poesía, la escultura o cualquier otra expresión artística se dé el tiempo para plasmar ese don en algo que pueda compartir y con lo que puede hacer mucho bien a las personas que lo reciben o a quienes se los comparte. Además es un carisma del Espíritu que

***

1. El arte que principalmente he cultivado es la pintura en las técnicas de acuarela, óleo y acrílico; también la poesía y la escritura de textos en prosa.

2. A través del arte, mi relación con Dios se incrementa, porque con la pintura encuentro un espacio privilegiado para pensar y plasmar la alegría y la belleza a través del color y la forma. La escritura es como un río en el que te puedes deslizar para sondear, pensar, preguntar y responder.

3. El arte ha sido para mí un medio de apostolado, pues me ha

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permitido llegar a muchos lugares y tocar la interioridad de personas que por otros medio no lo habría hecho. He podido compartir, a través del arte, mi visión de Dios y del mundo.

4. Los principales obstáculos que he encontrado en mi trabajo artístico son el tiempo y, a veces también, la falta de pericia para lograr lo que realmente quiero expresar.

5. Las creaciones artísticas que he hecho me han dado alegría, satisfacción, deseo de compartir y aprender nuevas cosas. Creo que llenan muchos espacios de mi vida y la hacen más rica y más buena.

Me han ayudado a ayudar.

6. A un/a religioso/a que tiene capacidades artísticas, le recomiendo que no deje sus talentos dormidos, que invierta e investigue. El arte lleva a Dios y humaniza. Dedicarle tiempo es ganancia, no pérdida.

Fray Gabriel Chávez de la Mora1 Benedictino “Que mis obras glorifiquen a Dios y santifiquen a mis hermanos” 1. El arte que principalmente he cultivado es la arquitectura religiosa; soy Arquitecto. He hecho obras nuevas: iglesias, conventos… He colaborado en la restauración de santuarios, basílicas, catedrales... para adaptarlas a la renovación litúrgica que pidió el Vaticano II. En el caso de la Catedral de Cuernavaca, la renovación se hizo años antes del Concilio. La arquitectura es un arte que integra muchas artes y artesanías: pintura, escultura, vitrales, ornamentos, orfebrería, grabado, mobiliario, ajuar litúrgico, iconografía, imaginería, artes gráficas; en todo esto he trabajado.

Hasta caligrafía; hay una letra que yo diseñé y que llaman “letra Fray Gabriel”. Mi apostolado es la arquitectura al servicio de la liturgia.

1 Entrevista telefónica realizada y transcrita por Fernando Torre, msps, el 4 diciembre 2013, y corregida por fray Gabriel, el 11 diciembre 2013.

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 Reflexión Teológica

2. A través del arte, mi relación con Dios se transforma en obra útil para los demás. El lema de nuestra Orden Benedictina es: “Ora et labora”; hay que incluir el estudio: oración, estudio y trabajo. En el ritmo de mi vida monástica, mi trabajo es el arte sacro. Mi trabajo artístico es oración. Cuando llegó el tiempo de mi ordenación sacerdotal, sabiendo que iba a ser un sacerdotetrabajador, con toda conciencia y devoción elegí para la ordenación el 1º de mayo, Día del trabajo y memoria de San José Artesano.

3. El arte ha sido para mí un medio de apostolado; es mi diaconía, mi servicio, mi ministerio.

Mi apostolado está dentro de la vida monástica en comunidad, y no tanto en servicios externos de pastoral. Mi anuncio del Evangelio es a través del arte sacro. Y si tengo labor exterior al monasterio, es porque lo permite nuestra Congregación Benedictina.

A principios de este año, la Universidad Pontificia de México me otorgó el Doctorado Honoris causa en Teología, por mi trabajo en el arte sacro; fue un gesto que mucho agradecí.

4. Los principales obstáculos que he encontrado en mi trabajo artístico son la oposición de algunos, la crítica de otros y las dudas de varios. Esto es normal, pues me ha tocado abrir brecha.

Se ha dado esto, sobre todo cuando se trataba de renovar alguna obra antigua importante. Tal fue el caso de la renovación de la Catedral de

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Guadalajara; teníamos todos los permisos: del INAH, de Conaculta, de Bellas Artes… pero encontré oposición en un grupo. Cuando estuvo terminada, los de ese grupo valoraron lo que se hizo. Lo mismo sucedió con la iconografía que he hecho; era algo distinto de lo anterior. También he recibido elogios de algunos.

5. Las creaciones artísticas que he hecho me han dado satisfacción por el servicio eclesial que brindan.

También me han hecho tomar un mayor compromiso con mi trabajo, pues se trata, nada menos, que de la Liturgia. Como cumbre y fuente de la vida cristiana, la Liturgia necesita un espacio digno, y que ayude a la celebración y a la participación.

6. A un/a religioso/a que tiene capacidades artísticas, le recomiendo formación seria y constante; responsabilidad en su trabajo: es un apostolado; armonía con sus superiores.

Yo he podido realizar mi trabajo pues tengo la autorización de mis superiores. Mi ministerio es el arte sacro; es mi manera de evangelizar. Tengo una frase que expresa mi deseo: «que mis obras glorifiquen a Dios y santifiquen a mis hermanos». Informativo

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El arte religioso Por: Hna. Arely Montaño Hernández, mjh y

Hna. Liliana Chacón Mosqueda, rnnsc

Hna. Gabriela Díaz Gutiérrez, mjh 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

El arte en sí es una capacidad del ser humano, esta le hace desarrollar la creatividad. Con ella manifiesta a Dios la fe, el amor y también es un medio por el cual rinde culto a su creador.

2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Claro que el arte nos pone en contacto con Dios, nos hace

encontrarnos por medio de: la pintura, la música, la danza etc. suscita en el interior la armonía, la paz, la admiración y esto ayuda a trascender su espíritu y a encontrarse con la Belleza Absoluta de Dios.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

El arte en la Evangelización se ha empleado desde siglos, por ejemplo en el siglo XVI la pintura en los templos era el medio que se usaba para catequizar. En nuestros días y con los medios de

Voces jóvenes  31

comunicación es muy común servirse del canto, de la imagen y de la danza para entrar en comunicación con Dios (oración), para descubrir el misterio del hombre en el misterio de Dios (la pintura), para encontrar siempre un mensaje que nos hace confrontarnos en nuestra propia vida (el cine), etc.

Juan Pablo Orozco Salazar, sj 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Hay dos conceptos que habría que definir previamente: “arte” y “religioso”. En la esfera del arte no me considero experto; atisbo que tiene que ver con la experiencia

de lo estético, la cual está ligada a una cultura, a un modo de ver la realidad, (re) pensarla y (re)crearla. Es decir, lo que para mí es arte, para otra persona con otro bagaje cultural puede que no lo sea. Lo religioso es lo que nos religa a nuestra realidad primera (o última, según). Una función

del arte religioso podría ser que me revele mi verdad y mi llamado (vocación) más profundo. Que nos desnude de las caretas, o imágenes que usamos cotidianamente; que nos confronte; que nos sacuda.

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2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

En definitiva, pero depende de qué Dios es en el que estemos pensando. Es Dios quien se pone en contacto con nosotros “de mil maneras”, una de ellas sería el arte. La cuestión es si nosotros estamos en actitud de apertura para captar a este “Dios siempre mayor”.

Para ponernos en contacto con Dios, el primer paso es tener deseos de desear, como dice Ignacio de Loyola; y preguntarnos cómo podemos educar nuestra sensibilidad en esta época, nuestra mirada, etc. Para quienes tratamos de vivir la espiritualidad ignaciana, creo que TODO nos pone en contacto con él, es intentar vivir el “encontrar a Dios en todas las cosas” de Ignacio. Entonces, en esta perspectiva, claro que el arte religioso nos pone en contacto con Dios, TODO nos pone en contacto con él, la tarea nuestra será estar abiertos para ese encuentro.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

Volvemos al mismo problema de los conceptos, es decir,

¿qué entendemos por evangelización? Esta pregunta -y respuesta- la entiendo en términos de cómo el arte nos puede humanizar, y hacer más sensibles a las realidades en donde no queremos poner la mirada, más que en las cosas “bellas”, “plásticas”, “irreales”… dicho de otra manera, para mí un arte que no me capacite para conmiserarme con el otro, no me sirve para la evangelización. Un ejemplo podría ser el World Press Photo (worldpressphoto.org), que por medio de la fotografía nos muestra escenas muy duras del mundo y que nos pueden concientizar.

Hermelinda Pérez, fsp 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Es una manera de expresar la experiencia de Dios con el sentir humano, esto es, el cuerpo se vuelve herramienta para transmitir esta experiencia con sus diferentes manifestaciones, sea el canto, la música, la pintura, la escultura, la actuación etc...

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2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Cierto. El arte religioso te pone en contacto con la trascendencia, ya que te transporta a niveles de silencio, de oración, de conocimiento, despierta la imaginación y la fantasía.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

Esto es muy amplio, pero para evangelizar hay que hacer un camino de sensibilización, de apreciación de lo simbólico, de despertar los sentidos.

Posteriormente el arte que se use, será importante para las personas.

La imagen, la música, el teatro, la danza... todo se podría hacer. El cómo hay que seguirlo buscando.

Mtra. María Cataño 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

El arte religioso es un arte que expresa un sentimiento religioso, en la cumbre del arte religioso encontramos el arte sacro. La Constitución

sobre la Sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II señala: “Entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuentan, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro” (n. 122).

El arte sacro es la cumbre del arte religioso, o lo que es lo mismo, el arte religioso contiene al arte sacro y no a la inversa. Podríamos decir que entre la obra de arte religioso y la obra de arte sacro existe la misma relación que une y separa una poesía que habla de Dios y una oración: también la oración es bella, como la poesía, pero tiene una diferente identidad específica. El adjetivo “sacro” se atribuye de hecho al culto, a los ritos, a los lugares, precisamente, “sacris”, y de la misma forma al arte “sacro” y a sus obras. El arte religioso se convierte en “sacro” cuando está dirigido al culto sagrado, al rito sagrado, para que “sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia” (SC 123).

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2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Sí el arte religioso expresa el sentimiento y relación con Dios.

En fin es la representación simbólica del sentimiento religioso en donde se trata de expresar la belleza de lo creado y del Creador, es la representación de nuestra relación con Dios a través de la poesía.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

La “XIII Asamblea General Ordinariala: Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, Instrumentum Laboris del 2012”, afirma: La fe cristiana no es sólo una doctrina, una sabiduría, un conjunto de normas morales, una tradición. La fe cristiana es un encuentro real, una relación con Jesucristo. Transmitir la fe significa crear en cada lugar y en cada tiempo las

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condiciones para que este encuentro entre los hombres y Jesús se realice. El objetivo de toda evangelización es la realización de este encuentro, al mismo tiempo íntimo y personal, público y comunitario. Por lo que se puede crear o tomar las representaciones de las bellas artes con tal propósito.

Evangelizar a través del cine, música, pintura, para lograr acercar en el siglo xxi la persona del Señor Jesús”.

Hna. Karina de la Rosa Morales, ij 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Es el medio de expresión de una experiencia con lo trascendente, con la divinidad al contemplar un cuadro, una escultura, una fotografía u otra expresión con esta dimensión religiosa, te conecta y te hace percibir una realidad distinta de la vida de armonía, de paz, de tranquilidad o te hace vibrar y abrirte a la dimensión trascendente.

El arte religioso a lo largo de la historia también nos muestra

como es la relación de la humanidad con Dios, como se ha transformado y madurado en esa relación.

2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Si, esto también depende de la disposición en la que uno mira lo que tiene enfrente, tiene que ver con el momento o etapa de la vida. Quien crea una obra trasmite también el contacto con Dios y lo trasmite quien la admira y contempla.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

El arte es expresión y medio para la comunicación y para la utilización en la evangelización es conveniente en todas las etapas de la vida, pero con jóvenes es más recomendable.

Hna. Liliana Chacón Mosqueda, rnnsc 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Es una manifestación de vida, de aprendizaje, de apertura y de encuentro.

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2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Sí, definitivamente creo que las sensaciones que el arte provoca logran crear un momento espiritual de encuentro conmigo y con Dios.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

En una obra de arte, su misma naturaleza invita a mirar más allá de mí y ver a los demás desde una realidad diversa.

La evangelización puede darse desde una meditación sobre la obra de arte, hasta una creación que me sienta invitada a realizar. La buena nueva ha sido transmitida desde muchísimas expresiones artísticas porque nuestro corazón siempre la busca en cualquier expresión humana.

Hna. Juana Heidi Silva Sorrosa, rcst 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Una forma creativa de expresar la relación con el Creador y Dador de la vida.

Simplemente es también experiencia con lo Divino.

2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Claro que sí, porque es belleza entre todas las bellezas que me rodean y que me hablan de esa presencia que está y al mismo tiempo es inabarcable. Es dejarme admirar y sorprender por Él a través de la hermosura de mis hermanos y hermanas que plasman y comparten su experiencia con la Vida. Es aprender a mirar y deleitarme con la Vida a cada paso y a cada momento; es reconocer que lo Divino da toques delicados de su presencia y hermosura. Es estar envuelta entre las presencias que me llevan a la Presencia.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

Desde la creatividad, espontaneidad, bondad y belleza que cada persona tiene para plasmar su experiencia con la Divinidad. Desde el compartir la vida y lo que cada persona es, y se siente.

Aprender a vivir, aprender a saborear la vida desde la Vida.

Desde la inclusión a lo distinto y lo propio de cada persona en

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la expresividad de su creencia o sus creencias.

Hna. Herlinda, ic si “El arte como la belleza y expresión de nuestra esencia humana y espiritual” 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Partimos desde una visión sobre el arte como la expresión de nuestra interioridad o de nuestro mundo interior hacia lo exterior. El arte, es la expresión de nuestros sentimientos, emociones, inquietudes, imaginaciones y todo lo que nuestro ser quiere manifestar creativamente. Así como pueden ser la música, el canto, la danza, el poema, el tejido y la pintura.

En sí como seres humanos somos arte, porque fuimos creados y creadas a imagen y semejanza de Dios, quien como Primer Artista, sopló en nosotros y nos dio vida, movimiento y belleza; por ello reconocemos que necesitamos relacionarnos y vincularnos con nuestro Creador y formador.

Por tal motivo, podemos decir que el arte es también

la experiencia espiritual, que crece en el encuentro con los otros, con el cosmos y con Dios. Somos dotados de dones, talentos, y virtudes para dialogar, para escuchar, para expresarnos, para crear, para imaginar y para dar forma a aquello que sentimos y queremos revelar. Con esta convicción podemos decir que la belleza del ser humano, es arte y que somos capaces de expresar a Dios en la vida.

2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Por todo lo dicho anteriormente, el arte religioso, nos pone en contacto con Dios y a él le ofrecemos nuestro canto, nuestra música, le dirigimos nuestras danzas, nuestra meditación, nuestros silencios y nuestros gritos.

Dicha dinámica nos lanza a encontrar nuestro verdadero rostro como hombres y mujeres que creemos en un Dios vida y que tiene un proyecto de amor para todos y todas.

Para manifestar nuestra fe necesitamos medios para expresarla y por ella nuestras Informativo

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celebraciones son con signos, símbolos, ritos, músicas y canto, porque el arte afecta todo nuestro corazón, nuestros sentidos, nuestro cuerpo, mente y espíritu. También podemos decir que en esta belleza Dios se revela en nosotros y nosotras.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

Es un reto, porque estamos viviendo una época capitalista y de tecnología, pero, también de mucha violencia donde el ser humano cada vez va perdiendo su sensibilidad hacia

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sí mismo y hacia los otros. Por otro lado es sensible a la música y al movimiento corporal.

Es decir que es un espacio y oportunidad de evangelización.

Utilizar los medios, como la música, la meditación, el canto, la danza para evangelizar y darle el sentido de un encuentro con alguien que es vida, que es alegría y que da sentido a la existencia.

Hna. Ma. del Refugio Torres Torres, rnsc 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Para mí no es importante, aunque es cierto que me lleva a una devoción, mucho tiempo sobrevaloré su significado en mi vida y he descubierto ahora que el arte mismo es la persona a quien encuentro como sagrada.

2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Anteriormente si pero desde mi actual experiencia la persona es quien me pone en contacto con Dios.

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

Más que perfecciones y modos especiales encuentro que la evangelización debe ser desde el corazón y con convicción de sencillez.

Hna. Eudes Reyes, rnsc 1. ¿Qué significa para ti el arte religioso?

Me evoca al encuentro con la palabra en donde se reúne la asamblea.

2. ¿Crees que el arte religioso te pone en contacto con Dios?

Sí, a recordar la presencia de Dios vivo en la humanidad, desde imágenes, esculturas, pinturas…

3. ¿Cómo puedes emplear el arte en la evangelización?

Me ayuda porque me lleva al encuentro del otro y me alimenta, desde ahí, irradio la presencia divina vigorizada para el “sagrario vivo” (que es cada persona).

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40  Para reflexionar

Compartir la vida. Todo un reto en nuestras comunidades Por: Hno. Gustavo Llaguno Velasco, msps

«La palabra “compartir” tiene una raíz teológica, y es mucho más que una simple participación o programación… Expresa el acceso a una realidad profundamente común, en la que cada uno se encuentra a sí mismo y con el otro, o se encuentra consigo mismo a través del otro. Pero siempre en Dios, que es la realidad profundamente común que compartimos juntos.»

Amedeo Cencini1 1 Amedeo Cencini, “Ritos y rituales en la comunidad religiosa” en Testimonio – 234 (jul-ago 2009) Santiago de Chile , p. 72.

Para reflexionar  41

E

n una ocasión nos compartía un religioso una experiencia de la que quedó admirado y edificado. Nos decía que en una ocasión iban llegando al cuarto de TV los hermanos de la comunidad en la noche, después de finalizar sus actividades apostólicas; primero llegó un hermano, se preparó su cena y encendió la TV; él estaba cansado y quería distraerse. Al poco rato llegó otro hermano que también se preparó la cena, se sentó junto al otro, y por dentro se sentía muy mal ya que estaba viviendo una fuerte crisis personal y necesitaba a alguien que lo escuchara. Se animó a compartirle su vida al otro hermano que estaba viendo la TV; la reacción de éste fue muy edificante ya que a pesar de estar cansado, a pesar de estar clavado en el programa de TV, muy pacientemente la apagó y se dispuso a escuchar al hermano en crisis con mucha atención. El hermano en crisis pudo expresarse con libertad, se pudo desahogar y se sintió verdaderamente escuchado y acompañado.

Cuando uno lee reflexiones de teología de la Vida Religiosa (VR)

o documentos del magisterio acerca de las comunidades religiosas, se topa uno con frases muy bonitas, muy bien logradas y expresadas.

Por ejemplo el documento Vita Consecrata (VC), en su segundo capítulo (signum fraternitatis) nos habla que la VR es un signo de comunión de la Trinidad (cf. VC 41), es signo de comunión eclesial (cf. VC 42), y es expresión profética de la fraternidad universal que se quiere vivir entre todos los seres humanos (cf.

VC 48). Hoy en día reconocemos que la comunión es una dimensión que atraviesa la identidad de nuestra VR. Pero cuando leemos este tipo de afirmaciones me parece que se llegan a confundir dos cosas: no se sabe si se está hablando de que la VR es de por sí un signo, o más bien está llamada a ser signo. No por el hecho de vivir juntos significa que ya somos un signo profético de fraternidad y expresión de comunión trinitaria. No hay que confundir ideal con realidad.

“Bonhöffer decía que el que ama su ideal de comunidad más que a la comunidad real, ese destruye la comunidad”2.

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42  Para reflexionar

No hay que confundir ideal con realidad.

“Bonhöffer decía que el que ama su ideal de comunidad más que a la comunidad real, ese destruye la comunidad” Como VR tenemos que reconocer que en muchas de nuestras comunidades estamos muy lejos de vivir el ideal de ser verdaderos signos proféticos, no en el sentido de ser perfectos, sino en el sentido de que muchas veces no existen las condiciones mínimas para que los hermanos/as que las integran puedan compartir sus vidas y retroalimentarse entre sí con criterios evangélicos. Hay algunas comunidades que sí tienen las condiciones para compartir sus vidas entre sí, pero no de retroalimentarse, por miedo al conflicto, por relaciones tensas o por conveniencias personales.

Lo que queremos profundizar en este sencillo artículo es el ejercicio comunitario de compartir la vida. ¿Qué entendemos por compartir la vida? En nuestras comunidades podemos compartir

muchas cosas: bienes materiales, una misma fe, casa habitación, un proyecto pastoral, etc… Pero algo valiosísimo es el compartir nuestras vidas no solo por el hecho de vivir juntos, sino por el hecho de que puedo expresar a mi hermano/a de comunidad cómo estoy, cómo me ha estado yendo últimamente, mis puntos de vista, mis experiencias y hasta mis sentimientos más profundos.

Esto no necesariamente es signo de egoísmo, a menos que casi siempre el tema de conversación en la comunidad sea la vida y el pensar de algún hermano que con frecuencia se pone como centro de atención; eso es otro caso. El compartir la vida es más bien signo de poner en común con el otro hermano/a mi misma vida, hacerlo parte de ella; e igualmente cuando él me comparte a mí o a toda la

2 Josune Arregui, “La confianza fraterna” en Testimonio – 234 (jul-ago 2009) Santiago de Chile , p. 17.

Para reflexionar  43

comunidad. Una de las cosas más bonitas de vivir en comunidad es el hecho de tener la posibilidad de compartir nuestras vidas con los hermanos que vivimos; dentro de la comunidad me puedo sentir como en casa cuando se puede hablar “sincera y libremente sobre sentimientos – da igual de qué tipo – y nadie se esconde o tiene que esconderse tras sus palabras (amistosas)”3, decía Anselm Grün. Una dificultad concreta es la formación que hemos recibido en diferentes generaciones; hay generaciones que fueron formadas antes del concilio en donde se orientaba a los religiosos/as a mortificar sus ansias de aparecer y lo mejor era no compartir sobre uno mismo; luego generaciones “modernas” a quienes no les entusiasma tanto compartir la vida con profundidad, sino más bien les mueve compartir proyectos, metas y trabajo apostólico.

“Si en otros tiempos el signo manifestativo de la Iglesia fueron las catedrales, las grandiosas

iglesias y templos, hoy ese signo lo serán, el clima, el número y la calidad de las comunidades en las que se viva una verdadera, profunda y manifiesta vida comunitaria. Un clima y una calidad que viene dada fundamentalmente por el clima de las relaciones interpersonales”4.

Compartir nuestras vidas es un signo de madurez, y en ello se ha insistido en las últimas décadas.

Pero para eso se necesitan unas mínimas condiciones, entre las cuales me gustaría destacar siete de ellas, las cuales ayudan a generar un ambiente propicio en la comunidad que permita compartir nuestras vidas como hermanos/as.

Veamos cada una: • Confianza. La confianza se define como “esperanza firme que se tiene en alguien”5. En el primero que tenemos que confiar es en Dios, pues por fe creemos que Él nos ha reunido como hermanos/as de comunidad. Hay personas que por su historia personal desarrollaron más o menos

3 A. Grün – C. Sartorius, Para gloria en el cielo y testimonio en la tierra, Verbo Divino, Estella, 2001, p. 145.

4 Luis Rubio Morán, Nuevas vocaciones para un mundo nuevo, Sígueme, Salamanca (Nueva Alianza 176) 2002, p. 95 5 Josune Arregui, Ibid., p. 16.

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Si en otros tiempos el signo manifestativo de la Iglesia fueron las catedrales, las grandiosas iglesias y templos, hoy ese signo lo serán, el clima, el número y la calidad de las comunidades en las que se viva una verdadera, profunda y manifiesta vida comunitaria su capacidad de confiar, y en eso nos tenemos que tener paciencia unos a otros.

Pero para poder compartir la vida es necesaria una mínima confianza mutua; si se pierde la confianza, por más ejercicios formales que hagamos, la comunicación y el compartir se bloquean.

• Honestidad. cuando un hermano/a de comunidad comparte, estamos dando por hecho y confiando que está siendo honesto y transparente.

Si un hermano detecta que el otro no está siendo honesto y transparente, la confianza se ve minada. Es difícil creer que un religioso no sea honesto con sus hermanos/as de comunidad pero recordemos que a veces la realidad desdice el ideal.

• Confidencialidad. Si en una comunidad no hay condiciones

mínimas de confidencialidad, es decir, de saber guardar secretos, de no andar contando a gente externa de la comunidad aquellas cosas íntimas y muy personales que fueron confiadas por algún hermano/a, entonces el compartir se ve bloqueado.

Hay religiosos/as que les encanta el chisme y quieren saber lo último de las vidas de las comunidades; no tienen capacidad de contener lo que escuchan y hablan con otros lo que se les confió en lo íntimo de la comunidad; estos religiosos/as, en vez de comunicar confianza, generan lo contrario.

• Respeto. Cuando se respeta a algo o a alguien se le toma importancia, y si se le toma importancia se está dispuesto a cuidarlo con delicadeza. Eso

Para reflexionar  45

sucede cuando hay un clima de respeto que hace propicio que cada quién pueda compartir la vida con libertad. Cuando no hay respeto y existe un desinterés por lo que vive o siente el otro/a, lo que menos se antoja es compartir cosas vitales.

• Aceptación. Los religiosos/as hemos sido formados en una estructura moral muy fuerte y muchas veces tendemos a ir por delante con nuestro clásico, “esto es bueno” y

“esto es malo”, antes de que comprendamos bien aquello que enjuiciamos. Por ello es muy importante que en una comunidad haya una apertura para aceptar al otro y lo que nos comparte como primer paso; después vendrá el momento del discernimiento, pero lo primero no es emitir juicios, sino aceptar de manera incondicional a nuestro hermano/a, no porque sea bueno o malo, sino porque Informativo

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46  Para reflexionar

lo primero no es emitir juicios, sino aceptar de manera incondicional a nuestro hermano/a, no porque sea bueno o malo, sino porque es, en primer lugar, nuestro hermano/a

es, en primer lugar, nuestro hermano/a.

• Disposición-escucha. Puede suceder que una comunidad esté rebasada todo el tiempo por las múltiples actividades y trabajo apostólico, o que cada hermano tiene su interés en muchas cosas menos en lo que vive el hermano de comunidad. Una comunidad donde no hay la mínima disposición de escucharse, no tiene condiciones para compartir la vida. O puede suceder que en una comunidad hay momentos propicios para compartir y otros momentos que no lo son, por lo que habrá que distinguirlos. Si

alguien comparte, se necesita que alguien escuche; si falla el segundo, no tiene caso que el primero se anime a hacerlo, ya que su compartir se convertirá en un simple monólogo.

• Empatía. Ésta es una característica que se va desarrollando poco a poco; se trata de tener la capacidad de sentir con el otro lo que nos comparte, ponernos en sus zapatos, podernos alegrar en sus alegrías y entristecernos en sus tristezas. Saber que el otro hermano/a comparte conmigo mis vivencias y sentimientos es un incentivo para seguir compartiendo la vida. Éstas son algunas condiciones que me parecen indispensables para que pueda fluir un buen compartir la vida entre hermanos/ as de comunidad; hablar de éstas condiciones, no significa que todas ellas existan de manera perfectamente armoniosa en nuestras comunidades, ya que en ese caso nunca se podría compartir, sino que se trata de mínimos: un mínimo de aceptación, empatía, disposición, etc… Pero la más importante de todas me parece que es la confianza, ya que si ésta se

Para reflexionar  47

pierde, las otras servirán de poco.

Las consecuencias de generar condiciones y de compartir la vida en una comunidad son muy positivas. En primer lugar los hermanos/as de comunidad se convierten en un soporte, un apoyo que permite acompañarnos e impulsarnos en el camino; los hermanos/ as se sienten verdaderamente apoyados para seguir juntos el camino de seguimiento de Jesús; experimentaremos que tenemos hermanos/as que comprenden lo que vivimos, sentimos y pensamos.

Además el compartir la vida con confianza permite que el hermano crezca en claridad interior de aquello que vive y siente.

Todo lo que hemos mencionado en éste artículo no solo se puede aplicar a comunidades de religiosos/as, sino también se puede aplicar a las comunidades laicales quienes en muchas ocasiones tienen mejores condiciones para compartir la vida que en las comunidades de religiosos/as. Hasta ahora hemos hablado de compartir la vida; falta una cosa más delicada que es el retroalimentarse, pero esto

lo dejaremos para el siguiente artículo.

Bendito sea Dios que existen hermanos/as capaces de renunciar un rato a la TV u otra cosa, y ese sacrificio lo transforman en disposición para la escucha activa de sus hermanos/as, especialmente de aquellos que la están pasando mal y necesitan a alguien que los escuche, acepte y comprenda

Bendito sea Dios que existen hermanos/as capaces de renunciar un rato a la TV u otra cosa, y ese sacrificio lo transforman en disposición para la escucha activa de sus hermanos/as, especialmente de aquellos que la están pasando mal y necesitan a alguien que los escuche, acepte y comprenda. Informativo

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48  Para reflexionar

De la compasión que nos ensancha el corazón a una Vida Religiosa transfigurada por la profecía Por: P. Fidel Oñoro, cjm Nuestra actitud: Escuchar desde donde la vida clama a CLAR ha tenido la feliz intuición de convocarnos para “escuchar a Dios donde la vida clama” en nuestro continente. La consigna es “escuchar”.

Pero para que no se nos quede en simple petición de principio, detengámonos brevemente en algunas puntualizaciones.

L

La escucha es el camino de la transfiguración de la vida. Así le ocurrió a Moisés cuando en la montaña le pidió al Señor que no lo abandonara en el camino y entonces Dios le concedió una manifestación de su gloria. Al bajar. “los israelitas contemplaban cómo el rostro de Moisés irradiaba luminosidad” (Ex 34,35). Experiencia de montaña y de escucha en medio del dolor y de la noche que también vividas por Elías quien escuchó en el Horeb el Qol

demamah daqah, o la “voz del silencio sutil” (1Re 19,12) que renovó su vocación e inauguró una nueva etapa en su profecía.

Todo partió de esta búsqueda mística, tan necesaria, que bien sintetizó el orante del Salmo 27: “De ti el corazón me dice: ‘¡Busca mi rostro!’. Y yo, Señor, tu rostro estoy buscando” (v.8).

Cuando llega la plenitud de los tiempos, ante la perspectiva inminente de su pasión y frente a sus discípulos a punto de retroceder ante el tema de la cruz pascual, no sólo se contempla a un Jesús transfigurado junto con Moisés y Elías, sino que resuena la voz del Padre: “Este es mi Hijo Amado, ¡Escúchenlo!” (Mc 9,7). Los temores les impedían a los discípulos ver más allá, les generaron resistencias, pero fue precisamente por esa ruta pascual que transitó el Maestro que se abrieron las puertas de nuestra esperanza. Por

Para reflexionar  49

eso una vez más: “¡Escuchemos al Maestro!”

Además, el “escuchar” es el verdadero primer mandamiento. Cuando a Jesús le preguntan cuál es primero de todos los mandamientos, dice: “El primero es: Escucha, Israel…” (Mc 12,20).

Este “escuchar” es entender y aceptar, o sea, obedecer. Esta cita del Shemá de Dt 6,4-5, está claramente seguida por el “Amarás”. A la escucha y la contemplación le sigue el amar. Sólo la auténtica escucha, el oído afinado y sintonizado con Dios, hace posible el primado del amor (¡y todas las demás obediencias! Cfr. Jn 14,23).

Pero permítanme anotar que esto de la escucha va en doble vía. También Dios es aquel que escucha. El pasaje de la sirofenicia, en el Evangelio, pone en primer plano el tema de la escucha por parte de Jesús (“Atiéndela, Señor”: Mt 15,23), cuya primera reacción antepone la pedagogía que sigue el proyecto de Dios pero luego admite que la fe de esta mujer lo ha cambiado (o anticipado, para ser más exactos).

Esta otra dimensión de la “escucha”, como lo muestra ese mismo pasaje, llega incluso a volverse un clamor desafiante, impetuoso, comprometedor. Pues bien, un imperativo para todos los cristianos, que es la otra cara de la moneda de la mística, es el “escuchar” al hermano,

saber dar oídos al clamor del pueblo (Gén 4,10; Éx 3,7) y no tapar los oídos ante el grito de dolor de la humanidad.

El apóstol Pablo antes de su conversión a Jesucristo fue testigo del martirio de Esteban, cuando los verdugos “comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un sólo hombre” (Hch 7,57-58). Aún en el nombre de Dios uno puede llegar a taparse los oídos ante los que nos rodean y hasta hacer daño.

En esta perspectiva entendemos que no se trata de una escucha pasiva, sino de un “escuchar” en el sentido bíblico, esto es, de un “escuchar aceptando” el grito como desafío, como interpelación, como llamada, como exigencia para asumir un servicio y una presencia, para ir al encuentro de una humanidad que vive la pasión, que llora, que se debate en la extrema miseria, que es agredida en su dignidad e irrespetada en sus derechos más elementales de la vida (ver el Documento de Aparecida No. 65).

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50  Para reflexionar

Quien escucha a Dios “destapa sus oídos”, entra en diálogo y se abre a nuevos horizontes. Pero, ante todo, quien escucha a Dios entra en su corazón para ver como él ve, sentir como él siente y actuar como él actúa. Sólo desde él podemos ver en profundidad y con largo alcance. Y, ¿de qué otra manera podríamos expresar nuestra fidelidad sino es mediante esta comunión profunda que transfigura?

Nuestro itinerario: Tres coordenadas de la escucha profunda que transforma y abre caminos a la salvación Queremos “escuchar a Dios donde la vida clama”. Tendremos que preguntarnos ahora: ¿Desde dónde clama hoy en México?

Seguramente muchos ya tienen la respuesta en la punta de la lengua.

Pero para que nuestra respuesta pueda ser el resultado de un discernimiento en el Espíritu se requiere la escucha de la Palabra, como ya se dijo. ¿Qué textos nos pueden ayudar?

Vamos a dejarnos ayudar por el horizonte inspirador planteado por la CLAR: “Acogiendo la invitación que nos hace el ETAP (Equipo Teológico Asesor de la Presidencia) de tener como perspectiva el icono: desde la sirofenicia (Mc 7,24-30) hacia la transfiguración (Mc 9,2-10), queremos ver ahí la necesidad permanente de

estar a la escucha de la realidad actual, descubriendo en los acontecimientos nuevos llamados del Espíritu, que nos lleven a vivir una fidelidad creativa y una creatividad fiel” (Mensaje a los Consagrados y Consagradas de América Latina y el Caribe, XVII Asamblea General de la CLAR, Bogotá, 19 al 27 de junio de 2009).

El planteamiento se sintetiza así: “Del encuentro con la mujer sirofenicia a la experiencia de la Transfiguración”. En esta Asamblea está traducido con una frase más diciente: “De la misericordia que ensancha el corazón a una Vida Religiosa transfigurada por la profecía”.

Estamos ante dos textos del Evangelio fuertes que a su vez se proponen como íconos bíblicos destinados a ser contemplados, digeridos, asimilados.

Los ponemos ante nuestra mirada no como escenas independientes ni paralelas sino complementarias. ¿Cómo se arma esta complementariedad?

Permítanme acudir a una imagen que podría parecer algo artificial, pero que tiene fundamento en el texto y que podría ser útil desde el punto de vista de una alegoría iconográfica. Notemos: • El pasaje de una sirofenicia/cananea (Mc 7,24-30; Mt 15,21-28) anónima y emergente desde el fondo oscuro del paganismo y desde las márgenes de Israel, cuyo relato parte de la

Para reflexionar  51

imagen de una mujer que sufre y clama desde lo hondo en sintonía con el sufrimiento de su hija, que se arroja a los pies de Jesús y luego se compara con los perritos que están bajo la mesa; todo ello nos permite ver un movimiento que parte “desde lo bajo”.

• El pasaje de la Transfiguración (Mc 9,2-13; M5 17,1-13; Lc 9,28-36), por su parte, tiene otro protagonismo y nos presenta imágenes que se mueven en el sentido inverso: se parte de la gloria de Dios reflejada en Jesús y en dos personajes que vienen desde Dios. Además en el momento cumbre de la teofanía, junto a la visión de una nube que baja y cubre la escena, está la audición de la voz que procede del Padre. Evidentemente predomina el movimiento que parte “desde lo alto”. Sólo después del “Escúchenlo” los discípulos se postran “rostro en tierra” para ser levantados finalmente por Jesús (Cfr. Mt 17,6; detalle sólo de Mateo).

Pero todavía hay más. La planimetría de estas dos coordenadas no es ajena a la tremenda “pasión” (en el sentido de pathos) que las hace contundentes. Por eso pienso que merece una atención especial el tema de la misericordia.

Este es el rasgo característico del Dios al cual Jesús da rostro humano (o mejor, transfigura) y al cual apela la

sirofenicia, al tiempo que ella lo vive con su hijita; es esta misericordia de Jesús la que finalmente le da el giro a la situación de la sirofenicia. La misericordia es una actitud Materna/ Paterna desde la cual se da vida; de ahí que haya una conexión profunda entre la compasión y la revitalización.

Entendida así, la misericordia es más que un simple sentimiento, ella tiene que ver con la experiencia fundante del amor que dilata el corazón y lo hace generador de vida.

Es por esta razón que me atrevo a proponer un tercer ícono: el de “la misericordia que ensancha el corazón”.

Este es el verdadero punto de partida (el “desde”). Entre tantos textos posibles, sugeriría que contemplemos el ícono que se diseña en el relato de la resurrección del hijo de la viuda de Naím (Cfr. Lc 7,11-17): “La misericordia que ensancha el corazón y vivifica”.

Nos queda entonces por construir un itinerario dinamizado por tres movimientos que denominaría así: • Desde lo alto (montaña/nube): el rostro y la voz que llaman a la plenitud de vida pascual.

• Desde lo bajo (mujer postrada/ debajo de la mesa): el dolor y la exclusión que clama.

• Desde lo profundo (corazón que se ensancha): la misericordia que vivifica. Informativo

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52  Retiro espiritual

Introducción a Retiro Espiritual1 Por: Fr. Rafael Checa Curi, ocd

1 Checa, Rafael (2014). Jornadas de Contemplación. México: Editorial Santa Teresa, México.

Retiro espiritual  53

Oración

S

eñor y Padre nuestro, en este retiro nos invitas a escuchar tu Palabra. Concédenos la luz indispensable y la unción de tu gracia, para que quienes la vamos a escuchar y quien nos la ha de transmitir, seamos dóciles al suave impulso de tu Espíritu, luz y potencia de nuestra vida.

Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Madre de la Sabiduría, ruega por nosotros.

Gracias de este retiro Un gran don del amor de Dios es el que hemos recibido con la gracia de conocer a veces la íntima voz de Jesús, Señor nuestro, mientras habla con su Padre. Con toda la unción de que seamos capaces y unidos a su oración, escuchemos sus palabras:

‘Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste antes de la creación del mundo’ 2.

Es con este fin último, escatológico, que el Señor nos ha invitado a este retiro. Pero podemos también estar seguros de que una de las gracias más grandes que en él recibimos, es el que Dios nos invite a estar en su compañía.

Es también una tregua en el ajetreo de la vida y una oportunidad para trabajar en la propia alma ¡Qué necesitados estamos de regresar a la fuente de nuestra vida humana, cristiana y religiosa!

Pero podemos también estar seguros de que una de las gracias más grandes que en él recibimos, es el que Dios nos invite a estar en su compañía

2 Jn 17,24 BIBLIA DE AMERICA, PPC, Sígueme, Verbo Divino, España, 1999.

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54  Retiro espiritual

Esto representa por supuesto entrar en la hora de la verdad: Dios y yo juntos -con Él a mi lado y con su ayuda- para hacer una revisión de conciencia y de apostolado. Porque en esta reunión de amigos, estaremos muy cerca del amable Amigo que nos convocó a su intimidad y a su propia acción apostólica.

Es la hora de la confianza y el desahogo con Cristo...

Un rehacer la unión con el Señor, con nuestros hermanos y con nosotros mismos...

Dios, que quiere concedernos estar para siempre con Cristo y darnos a contemplar su gloria, tiene derecho a llamarnos a su intimidad... Y nosotros tenemos obligación de acercarnos como quien se prepara y se dispone a realizar una obra de máxima responsabilidad. Con el detenimiento y atención de quien escribe un libro; con la pasión y entrega de quien ejecuta una obra de arte.

Para hacerlo se exige antes que nada, que reparemos nuestras fuerzas y limpiemos nuestras almas. Pero es igualmente

importante avivar la fe, renovar la confianza, sostenernos en la llama del amor.

Gracias de este retiro Hagamos pues un balance de nuestra vida y reorganicemos nuestra estrategia, con la certeza de que Dios, que es el realizador de nuestra santificación, quiere y puede santificarnos. Pues nos ha llamado a consagrarnos a Él, nos invita hoy lleno de misericordia a este tiempo de diálogo y acercamiento; Él nos hablará, nos sugerirá, nos moverá.

Somos también, cada uno, realizadores de nuestra propia santificación, conscientes de ser sujeto indispensable, pero también necesitado, débil, deseoso. ¿El instrumento? Lo sabemos bien: el ministro de la Palabra.

Los frutos Nos conviene reflexionar sobre los frutos que podemos esperar de este encuentro.

Conocer nuestra realidad es el primero, así como aprender a apreciar esta gracia y

Retiro espiritual  55

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56  Retiro espiritual

corresponderla. Si de verdad lo hacemos, encontraremos motivación para reaccionar contra esa apatía en la que a veces se sumerge nuestra vida, así como para desplazar junto con ella los obstáculos que nos impiden una unión más intensa, más sostenida con el Señor.

Seamos pues dóciles a la obra de Dios, no opongamos obstáculos a su acción, tratemos de escucharlo, dialoguemos con Él confiadamente Podremos entonces buscar incesantemente la unión con Dios, y para ayudarnos a hacerlo es necesario planear nuestro futuro.

Nuestros recursos, nuestra ayuda Es verdad que la tarea no es sencilla, lo sabemos por experiencia. Pero no estamos solos, contamos con la ayuda, la luz, la guía constante del Espíritu Santo, Espíritu de Amor, Consolador...

Y contamos con la intercesión eficaz y segura de nuestra Madre la Virgen María, y de san José.

Seamos pues dóciles a la obra de Dios, no opongamos obstáculos a su acción, tratemos de escucharlo, dialoguemos con Él confiadamente.

Para conseguirlo, has de procurarte soledad, silencio, pobreza espiritual, desprendimiento y oración. Dios quiere hablarte, quiere atraerte, anhela enriquecerte y santificarte.

Conclusión Estamos viviendo tiempos difíciles; tiempos de crisis y apostasía. Impera en el mudo una languidecencia de la fe, que causa dificultad para el sacrificio. A veces nos invade un cansancio de nuestra vida de consagración; otras, la fatiga de la acción apostólica.

Por eso, este encuentro con Cristo puede ser decisivo... Este retiro debe marcarnos para siempre: ha de ser el inicio de una ruta definitiva hacia Dios... Él nos hablará como al profeta Elías, a quien Dios, para manifestarse, lo invitó a la montaña..

De la IGLESIA  57

Los consagrados, los religiosos y religiosas son testimonio de que Dios es bueno, de que Dios es misericordioso Palabras del papa Francisco en el Angelus del 2 febrero 2014

Q

ueridos hermanos y hermanas, buen día. ¡Veo a muchos en la plaza, bajo la lluvia, tienen mucho coraje!

Hoy celebramos la fiesta de la Presentación de Jesús al templo.

Esta fecha es también la Jornada de la Vida Consagrada, que destaca la importancia que la Iglesia da a quienes han acogido la vocación de seguir a Jesús de cerca siguiendo el camino de los consejos evangélicos.

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58  De la IGLESIA

El evangelio de hoy nos cuenta que cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María y José llevaron al Niño al templo para ofrecerlo y consagrarlo a Dios, como es indicado por la ley judía. Este episodio evangélico constituye también una imagen para aquellos que por un don de Dios dan la propia vida, asumiendo así las facciones de Jesús, pobre y obediente.

Este ofrecimiento de sí mismos a Dios se refiere a todos los cristianos, porque todos hemos sido consagrados a Él mediante el bautismo. Todos hemos sido llamados a ofrecernos al Padre con Jesús y como Jesús, a hacer de nuestra vida un don generoso en la familia, en el trabajo, en el servicio de la Iglesia, en las obras de misericordia.

Entretanto tal consagración es vivida de una manera particular por los religiosos, monjes, laicos consagrados, que tras profesar los votos pertenecen a Dios de manera plena y exclusiva.

Esta pertenencia al Señor permite a quienes la viven de manera

auténtica, ofrecer un testimonio especial del evangelio del Reino de Dios. Totalmente consagrados a Dios se encuentran enteramente entregados a los hermanos, para llevar la luz de Cristo allí donde las tinieblas son más densas y para difundir la esperanza en los corazones que perdieron la confianza.

Todos hemos sido llamados a ofrecernos al Padre con Jesús y como Jesús, a hacer de nuestra vida un don generoso en la familia, en el trabajo, en el servicio de la Iglesia, en las obras de misericordia Las personas consagradas son el signo de Dios en los diversos ambientes de la vida, son la levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, profecía de compartir con los pequeños y los pobres.

Así entendida y vivida, la Vida Consagrada nos aparece realmente como es: ¡un don de Dios!

De la IGLESIA  59

Cada persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino. Necesitamos tanto de estas presencias, que refuerzan y renuevan con empeño la difusión

Los consagrados, los religiosos y religiosas son este testimonio de que Dios es bueno, de que Dios es misericordioso del evangelio, de la educación cristiana, de la caridad hacia los más necesitados, de la oración contemplativa, el empeño de la formación humana y espiritual de los jóvenes, de las familias, el empeño por la justicia y la paz en la familia humana.

Pensemos un poco que sucedería si no existieran las monjas, sin las monjas en los hospitales, sin las monjas en las misiones, en las escuelas. Pensar a una Iglesia sin las monjas, es impensable. Son este don y esta levadura que lleva al pueblo de Dios hacia adelante.

Son grandes estas mujeres que

consagran su vida y llevan adelante el mensaje de Jesús.

La Iglesia y el mundo necesitan de este testimonio del amor y de la misericordia de Dios. Los consagrados, los religiosos y religiosas son este testimonio de que Dios es bueno, de que Dios es misericordioso. Por ello es necesario valorizar con gratitud las experiencias de la Vida Consagrada y profundizar el conocimiento de los diversos carismas y espiritualidades.

Es necesario rezar para que tantos jóvenes respondan “sí” al Señor que los llama a consagrase totalmente al Él, y para dar un servicio desinteresado a los hermanos. Consagrar la vida para servir a Dios y a los hermanos.

Por todos estos motivos, como ya fue anunciado, el año próximo será dedicado de una manera especial a la Vida Consagrada. Confiamos desde ahora esta iniciativa a la intercesión de la Virgen María y de san José, que en cuanto padres de Jesús fueron los primeros a ser consagrados por Él y a consagrar su vida a Él. Informativo

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60  De la IGLESIA

Los religiosos son profetas Papa Francisco1

En la Iglesia los religiosos son llamados especialmente a ser profetas que dan testimonio de cómo Jesús vivió en esta tierra, y que anuncian cómo será el Reino de Dios cuando llegue a su perfección.

L

os religiosos son profetas. […] En la Iglesia los religiosos son llamados especialmente a ser profetas que dan testimonio de cómo Jesús vivió en esta tierra, y que anuncian cómo será el Reino de Dios cuando llegue a su perfección. […]

Estoy hablando de una propuesta positiva, que no debe realizarse con temor. Pensemos en lo que han hecho tantos grandes santos de la vida monástica, religiosos y religiosas, desde tiempos de san Antonio Abad. Ser profeta implica, a veces, hacer ruido, no sé cómo decir… La profecía crea alboroto, estruendo, alguno diría que crea “gran confusión”. Pero en realidad su carisma es ser levadura: la profecía anuncia el espíritu del Evangelio.

1 Entrevista que el hizo el P. Antonio Spadaro, sj al Papa Francisco el 19 agosto de 2013.

Palabra, espíritu y vida  61

Luchen por entrar por la puerta estrecha (Lc 13,22-30) Por: Isingrini Virginia mmx

E

ste relato de Lucas está precedido por dos parábolas que tienen como tema dominante el Reino de Dios.

El Reino se parece a un grano de mostaza, una semilla extremamente diminuta y capaz, con todo, de convertirse en un gran árbol, amparo de los pájaros. El Reino es semejante también a un puñado de levadura que una mujer mete en tres medidas de harina hasta que la fermenta toda. ¿Cuáles son las condiciones para entrar en este Reino? ¿Serán pocos o muchos los que lo consigan? Y mientras Jesús camina hacia Jerusalén, se le acerca una persona para manifestarle estas dudas.

Detrás de esta pregunta hay una antigua discusión que animaba el debate entre los rabinos. Algunos de ellos sostenían que todo Israel se salvaría en virtud de la fidelidad de Dios. Se leía en uno de sus textos sagrados: «Cada israelita, por el sólo hecho de serlo, formará parte del reino futuro». Pero otros, más rigurosos, decían: «Dios ha creado el mundo por amor de muchos, pero el futuro pertenecerá a pocos». No sorprende, por lo tanto, que ante la predicación de Jesús, algunos se preguntaran en qué consistiría la novedad de su propuesta. Por lo demás, la pregunta acerca de la posibilidad de la salvación es una pregunta fundamental para el hombre: sin salvación no habría esperanza y la vida no tendría sentido.

A Jesús no le interesa el número –es decir si son muchos o pocos–, sino quitar al discípulo que lo cuestiona, y a nosotros también, la falsa seguridad que puede derivar de una equivocada concepción de la pertenencia al Señor. La salvación no es un hecho asegurado para nadie. Jesús no ofrece porcentajes ni amuletos, sino que invita al discípulo a esforzarse por entrar por la puerta estrecha. La imagen es sugerente: la puerta es angosta y el gentío se agolpa para entrar. La puerta quedará abierta por un tiempo y por ende hay que hacer algo. El verbo hace referencia a una lucha encarnizada, con empujones y patadas para abrirse camino. La conversión, como había afirmado Jesús poco antes, es fruto de esfuerzo y responsabilidad. Él aclara aquí de manera definitiva que la magia nos alejaría aún más de la meta. No nos dice, sin embargo, si la puerta esté abierta o cerrada.

Aparece así en la escena un tercer personaje, el dueño de la casa que se levanta a cerrar la puerta impidiendo la entrada a la mayoría. La fuerza de las imágenes se hace todavía más rica y compleja, poniendo de manifiesto nuevos significados que parecen escaparse de las reglas de la lógica. No basta, entonces, con esforzarse y no todo depende de la lucha. Hay que confrontarse también con la voluntad de quien tiene el poder de decidir quién entra y quién no y que, una vez empezada la fiesta, no abre ni Informativo

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62  Palabra, espíritu y vida

siquiera a los amigos. Además, decir que «él ha comido y bebido con nosotros y ha enseñado en nuestras plazas» no servirá de nada. El cálculo personal y la entidad del esfuerzo no bastan para asegurar la entrada y no queda más que entregarse a la voluntad de este dueño que parece, en este momento, definitiva e inapelable. Es fuerte de hecho el contraste entre la insistencia por entrar y el rechazo del dueño de la casa, el gozo de la fiesta y la desesperación de los excluidos: «allí será el llanto y el rechinar de dientes...»

Pero, ¿quiénes son éstos que son excluidos del banquete? ¿Por qué la puerta que antes estaba angosta ahora está cerrada? ¿Acaso no quiere Dios que todos se salven?

Entre las numerosas respuestas, la alusión al pueblo de Israel es la más evidente. La referencia a los patriarcas y a los profetas, la participación de los paganos en el banquete del Reino, ponen en guardia contra la pretensión del pueblo elegido de tener un salvoconducto para la salvación. No basta con ser herederos de la promesa, como no basta con ser hijos de Abrahán, se necesita la fe de Abrahán.

Si releemos el relato de Lucas, nos damos cuenta de que Jesús ha invertido completamente la pregunta: no ya: ¿quiénes son los que se salvan?; sino: ¿qué debo hacer para no ser excluido de la salvación?

La respuesta de Jesús empieza de hecho con un imperativo: «¡Luchen!» Y de la pregunta acerca de los demás («aquellos»), se pasa a algo que atañe a uno mismo («ustedes»).

La advertencia final sobre los primeros que serán últimos nos recuerda que los criterios de Dios son distintos de los nuestros. Lo que importa es trabajar para entrar. Y si uno se queda afuera, quizá porque se entretiene demasiado en sus asuntos, no es suficiente

tocar repetidamente, esgrimiendo algún mérito. El dueño no abrirá. He aquí por qué la cuestión central planteada por Jesús a través de la imagen de la puerta es la urgencia de acoger el Evangelio; es afirmar que la salvación no consiste en pertenecer a un pueblo, a una determinado grupo o a una comunidad. Es preciso acoger al Señor con todo el corazón, con toda la vida.

Pero, para que esto suceda, es necesario antes darse cuenta que es imposible pasar por aquella puerta. No hay gloria, no hay mérito humano y tampoco rito que nos obtenga la salvación ya que ésta consiste ante todo en ser amados por el Señor. Y para ser amados hay que confesar primero la propia incapacidad para entrar por la puerta. Somos todos pobre gente que se esfuerza por dar lo mejor y no siempre con resultados excelentes. O nos rendimos al amor del Señor, o procuraremos de todas las maneras posibles abrir la puerta gracias a nuestra habilidad. El amor de Dios no se merece ni se exige, sólo se puede acoger en la libertad, no sin antes haber pasado por aquel doloroso «no puedo», por nuestra radical insuficiencia, por la laceración de nuestro yo. Si no nos sentimos miserables, no podemos ser objeto de la misericordia divina.

El llanto y el rechinar de dientes al que seremos condenados si no aceptamos ser amados y amar así, no es otra cosa que la consecuencia de nuestra pretensión narcisista de salvarnos solos. Por eso, aquellos que son considerados excluidos, los paganos, los sin fe, los abominables moralmente, los desechos de la sociedad serán, por el contario, los primeros en el Reino.

Si no nos ponemos en fila con ellos, aquella puerta nunca se abrirá y no nos bastarán nuestras salidas de seguridad.

El Boletín Informativo CIRM se pone a tu disposición y ofrece a todos los religiosos y religiosas de México la nueva sección: “Noticias de la Vida Religiosa”, donde podrás mandarnos información1 sobre eventos de tu congregación que desees publicar2 en el Boletín Informativo CIRM, y compartir con todos los religiosos y religiosas de México.

Comparte con nosotros información como:

• Capítulos generales, provinciales, regionales…

• Profesiones religiosas.

• Nuevas experiencias apostólicas.

• Noticias sobre tu congregación.

• Tu espiritualidad.

• Hacer preguntas a los religiosos de México.

• Propuestas de colaboración apostólica.

• La pascua definitiva de alguna hermana o hermano.

• Preocupaciones.

• Y todo lo que creas que nos puede ayudar a crecer.

Envía tu información al Departamento de Comunicación, por fax al 01.55.56.04.95.55 o al correo: comunicacion@cirm.org.mx, con atención al Hno. Sergio Argüello Vences, ssp.

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