Oro en HuitĂŠ Zacapa Tomo XI
Por Sergio Estrada Paiz sergiopaiz2013@gmail.com 2016
Oro en HuitĂŠ
Tomo XI
Por Sergio Estrada Paiz sergiopaiz2013@gmail.com
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Esta es una de las tantas historias que
gustaba contar la abuelita Chonita1, su nombre era María Concepción Paiz Portillo, su nombre decía me lo pusieron mis padres para recordar siempre a la Virgen María de la Concepción, lo cual decía con mucha emoción.
Tanto le gustaba su nombre que en múltiples oportunidades representó el papel de la virgen María en la población de Huité. Siempre contó una y otra vez su actuación cuando suplicaba a Poncio Pilatos por su amado hijo Jesús, decía fue un papel tan largo que tuvo que memorizar; repetía parte del mismo aun en su vejez. Lo repetía una y otra vez en tono bajo, ya bastante malita, a la edad de ochenta y tres años un año antes de fallecer.
Doña María Concepción Paiz Portillo Se debió su nombre a la virgen María de La Concepción.
Virgen María de la Concepción
Linda viejecita, que yo Sergio Estrada Paiz su hijo varón mayor, siempre le llame mi pequeña niña valiente; por haber sobrevivido a tanto sufrimiento en su niñez. Pude observar, y confirmar con sus hermanas que fue una mujer muy respetuosa de su hogar, muy formal, se daba a respetar, siempre mantuvo un perfil bajo ante todas las personas; mostrando humildad y colaboración para con todo aquel que solicitaba su ayuda. No era dada a las críticas, y si alguien le comentaba algo negativo, siempre encontraba la forma de lograr que lo negativo sirviera como una experiencia para la vida de esa persona. Siempre encontraba la forma de ayudar al que se le acercaba, les hacía pensar que en tiempo de dolor es cuando se debería de mostrar la fortaleza, no la flaqueza que se obtiene al ponerse a llorar. Decía si lloras afloran otros sentimientos, siendo depresión, odio, tristeza, y otros, por eso deben de “aprender a no llorar cuando estén atormentados”.
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La mayor de los Patojos Paiz de Huité.
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Decía lloren pero de felicidad, de alegría que es mucho más saludable.
Ella había aprendido con sus propios sufrimientos, aun fuera lo más valioso de la vida lo que se había perdido. Para ella lo más valioso fue perder a su padre trágicamente, así como verlo morir en sus brazos siendo ella solo una niña. Siempre fue admirada por su temple, juicio y don de mando decían sus hermanas, las que siempre le respetaron y obedecieron como a una madre2. Era ella la que tomaba las decisiones desde que quedaran huerfanitas, siempre fue dada igualmente a ser cariñosa y tierna con los niños, no le gustaba la violencia y gustaba educar con consejos; decía así nos educaron a nosotras nunca un grito o un golpe de papá (Don Nicomedes Paiz Díaz), se escuchó en la casa. Decía al entendido solo basta una seña, o una miradita y si es enfermito pues hay que cuidarlo.
Gustaba contar historias en época de lluvia3,
Tormentas como las que se desatan en Guatemala 2
Ella era la que más se parece a mama Ginia (Doña Virginia Paiz Calderón), no en lo físico pero si en el carácter, pues en lo físico se decía, Doña Virginia Paiz Calderón se parecía a Graciela Paiz (Chela Paiz) la de Don Nicomedes Paiz. 3 El tan copioso invierno de Guatemala.
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Todos deseábamos que lloviera, para que con su dulce voz, nos llamara a su regazo, si ocurría algún apagón de luz; mantenía su candil listo por cualquier emergencia. No era muy dada a las lámparas de gas, por temor al calentamiento de la pantalla. Su candil lo cuidaba enormemente, pues decía fue el que me sirvió para estudiar y someterme a los exámenes para maestra allá en la población de Chiquimula. Lamentablemente ya no pudo presentarse nunca más a los exámenes por fallecer su señor padre, Don Nicomedes Paiz Díaz en la población de Huité- Cabañas.
Los truenos y relámpagos El copioso invierno en la tierra de la eterna primavera, Guatemala de la Asunción, nos provocaba mucho miedo.
Decía que a los niños desobedientes y malcriados al salir al patio, o la calle sin permiso les caería un tremendo rayo y los partiría en dos; ¡Mayor razón para buscar a la Chonita!, ¿Quién quiere ser partido por un rayo? Procurábamos estar cerca de ella mientras se calmaba la lluvia y la terrible tormenta. Buena forma de tranquilizarnos, nos daba sus ricos dulces de leche, flan de Güicoy y leche, Chocolate caliente, Avena fría con pasas, y su bomba nutritiva, gelatina hecha de nervios de pata de vaca, bien cocidos y licuados con
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canela, miel y pasas; otra razón para querer escuchar historias. En ocasiones nos dormíamos recostados en sus piernas, soñando con aquellas historias tan interesantes que nos contaba; Todas eran reales por nuestra corta edad.
Historia del oro en Huité Esta era una de las historias que siempre gustaba contarnos una y otra vez. Tiene que ver con una de las propiedades que dejara Doña Virginia Paiz Calderón, allá en la población de Huité (b.1867-d 1938). Fue el famoso Cerrito de Huité o el siempre recordado Mal Paiz.
Vista desde el cerrito de Huité o el mal Paiz4
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Fotografías tomadas y enviadas a “Historias de oriente Huité Zacapa” por Zuly Paiz de la población de Huité, familias de Juan Paiz.
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____Comenzaba diciendo que en una ocasión había un viejecito que vivía en el cerrito, que estando solo en la montaña, él vio que bajaron dos bolas de fuego desde el cielo, pero al tocar el cerrito de Huité desaparecieron. Desde entonces nunca más crecieron árboles en dicho cerrito, todo cambió en aquel lugar. La montaña se partió en dos y se transformó en un cerro, todos los árboles, se secaron y transformaron en arbustos y chiriviscos.
Al quemar chiriviscos se calentaba el horno de Doña María Mercedes Paz Paiz, hija mayor heredera de Doña Virginia Paiz Calderón la nieta de Don Juan Ramón Paiz (1787-1828), y Doña Gregoria Calderón Paiz. Mujer guapa y de porte andaluz bien definido, nuera y sobrina de Doña Luisa Paiz de los Monteseros de Acasaguastlán.
Doña María Mercedes Paz Paiz Hija mayor de Doña Virginia Paiz Calderón
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Sobrinos de Doña Virginia Paiz Calderón de la región de Chiquimula Don Nicomedes Paiz Díaz y su hermano Don Fernando Paiz Díaz.
Guapas descendientes de aquella andaluza mujer. Doña María Mercedes Paz Paiz
Guapa descendiente de la Andaluza mujer Doña María Mercedes Paz Paiz
Se decía que aquellos chiriviscos de las tierras de su propiedad, mágicamente daban un sabor tan especial a las quesadillas, Quesadillas de arroz, las semitas, el pan de yema, pan de mujer, marquesotes en fin a todo lo que se pudiera hornear, “el secreto eran los chiriviscos”5. El poder mágico que da el oro a todo lo que toca, era muy importante para el crecimiento de los Chiriviscos. De allí que siempre que horneaba Doña María Mercedes Paz Paiz hija mayor de Doña Virginia Paiz Calderón, se vendía todo. Se preguntaban que daba tan sabroso sabor a dicho pan, por lo que toda la población deseaba probarlo, éste daba energía a quien lo consumía, todos llegaban al horno para ver la salida del pan.________
Lo primero que hacíamos cuando éramos patojos, aparte de llegar a los terrenos o vegas de las Paiz a comer mangos, era correr como locos al cerrito para ver si podíamos encontrar alguna pepita de oro o piedra que tuviera algún valor. Cantidad de piedras que traíamos de recuerdo, cuando viajábamos en el tren desde la Reforma, hasta la estación central de la capital en la plaza Barrios. Dieciocho calles de la zona uno de Guatemala. Al crecer fuimos olvidando la idea del oro de Huité, curiosamente en casi todas las casas de los nietos de aquellas viejecitas “las patojas Paiz” existe en algún rinconcito de sus casas, alguna piedrecita de aquel recordado y romántico cerrito de Huité “ el mal Paiz “. Quizá haya sido esa la razón por la cual aquellas ancianitas descendientes de los Monteseros cuidaban mucho dicho cerrito, el siempre recordado “MAL PAIZ” 5
Ramitas o pequeños arbustos que crecen en el cerrito de Huité.
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La historia del cerrito que tenía oro, fue inventada por la Chonita Paiz, al momento que su padre Don Nicomedes Paiz Díaz, le haya mencionado lo observado por su suegro Don Jesús María Portillo Paiz. Quien fue hijo de Doña Luisa Paiz de los Monteseros de Acasaguastlán y Gerónimo del Portillo Paiz. Se dieron dos fenómenos de la siguiente manera, “Estando solo Don Jesús Portillo Paiz en los terrenos pastoreando su ganado, observó dos hechos históricos en la población y para la familia Paiz”, “vio descender dos cosas luminosas que nunca pudieron explicar”, tal vez haya sido energía de la montaña, meteoritos, no se sabe, pero en pleno día brillando y como de un metro de ancho cada uno, de forma ovalada. ¿Qué pudo ser tan luminoso que sorprendiera a Don Jesús María Portillo Paiz? No se sabe, más por el temor a ser objeto de burla o criticas pidió que no se comentara a las personas pues lo podrían tratar como un demente, tan solo se lo comentó a su hermanos Juan José y Antonio Portillo Paiz, se comprometieron a no decirlo a ninguna persona. La Chonita ha de haber fusionado la hecha de quesadillas en el horno de la tía Cheya Paz Paiz, con este relato de su abuelito Jesús Portillo Paiz. Hemos disfrutamos hasta el día de hoy lo horneado por la Blanca de la Tía Zoila Portillo Paz. Es cierto que el cerrito ha mantenido un secreto, que no lo pudo determinar ni papá Chus (Don Jesús María Portillo Paiz en el año 1870), su yerno Don Nicomedes Paiz Díaz en 1,900, las patojas Paiz o nietos. Se dice que el cerrito tiene magnetismo, y que esas bolas de fuego lo partieron en dos. En dicha grieta hoy viven Zopilotes y la gran sierpe, pocos se animan a llegar a la grieta del cerrito. Al material le han dado otros usos, como base de carreteras o para la construcción. Últimamente construyeron el tanque de agua y Daniel Hernández Portillo (Chaí), le ha hecho un mirador plano, en su propiedad.
Vistas del cerrito o mal Paiz
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Las casas antiguas de nuestro querido Huité
El hecho está en que a la tierna viejecita “la Chonita”, le gustaba sentarnos cuando niños cerca de ella, para que no tuviéramos miedo. Utilizaba diferentes formas para hablar como por ejemplo: Comenzaba con un tono suave de voz y luego iba subiendo, de tal manera que siempre lograba llamar la atención de todos, hasta lograr un total silencio. Todos pequeños siempre nos acercábamos a sus largos vestidos de tipo español. Largos y de muchos vuelos extendidos. Nosotros los niños, con temor a veces a la oscuridad que imperaba al faltar la luz. Ella encendía su antiguo candelero de metal medio quemado diciéndonos ¡no se acerquen a la llama o ya no termino la historia¡ por lo que rápidamente le buscábamos y le decíamos mamá, cuéntenos una historia de allá del pueblo de Huité. Ni lenta ni perezosa decía ¡vengan hoy les voy a contar una que les va a interesar y les conviene¡
Candelero similar al de la Chonita Paiz
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Todas sus historias fueron muy emocionantes, de las cuales podemos mencionar algunas como: el rio y la Pélton, proyectemos películas, el carruaje y las patojas Paiz, los Martínez yo quiero un machetito, los altos hombres de San Esteban Chiquimula, el tren mató la yegüita en la Reforma, corrieron los cercos mucha, villa se te escapa la barrosa, vendamos el queso, se robaron las bambas de la abuelita, que paso con Julito Paiz, se enamoró la Villa de José Castañeda mucha, murió papa, la casita de Altillo, vendemos o no los terrenos, que hacemos con las vacas, donde está la carreta, quien puede manejar el carro, queremos energía eléctrica, si está lejos hagamos una Muni. Chonita toca la marimba, Visitemos a la Tina, en fin estas y muchas más fueron las historias que transmitieron las Paiz, para que tuvieran bien claro sus hijos nietos y bisnietos así como muchas personas más, el inicio de la población de Huité en una forma amena. Decía algunos padres lamentablemente no le cuentan a sus hijos los hechos antiguos, al no hacerlo se van perdiendo en el trascurrir del tiempo. Decía ¡es importante saber la historia de un pueblo y su gente, con sus cosas buenas y malas! Ellas las Paiz, vivieron la mayoría de estas historias, algunas tristes otras alegres. Cuando se lo proponía hacía que nos pegáramos de carcajadas. Al pasar de los años, comprendimos que nos estaba narrando en forma bonita hechos acontecidos; en su pueblo, sus tierras y su familia algunos muy dolorosos en su niñez. Siempre fue una persona alegre y nunca se le vio llorar decía ¡aprendí a no llorar! Ser fuerte y no asustar a sus hermanitas que siempre la vieron como madre. Su voz se respetaba y fue la ley, desde que aquel hombre que parecía invencible Don Nicomedes Paiz Díaz (1950 Huité), dando tumbos de sangre al cortarse el cuello falleciera en sus brazos. Ella con tan solo 14 años, procuró que sus pequeñitas hermanas Paiz no lo vieran. Temiendo que se pudieran asustar las enviaba a hacer mandados o a llamar a parientes y amigos, tratando de controlar aquella enorme tragedia, que tenía en sus manos. Decía ella: “Siempre que hay algo difícil no hay que llorar es momento en que mejor se debe de pensar”6
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Palabras de la Chonita a sus hijos y nietos.
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Las guapas mujeres de HuitĂŠ amables y sonrientes
Gerson GirĂłn Portillo
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Karen Chacón Portillo En oriente los animales son muy valiosos
La Chonita Paiz, mostrando una de sus hermosas sonrisas como siempre, con su modo dulce como lo fuera ella, nos contó esta otra historia que dice así. Allá en Huité, un bonito pueblo con personas muy amables, simpáticas y cariñosas, hay una gran montaña que se llama el cerrito. La vieron los señores españoles camino a la ciudad y quedaron embrujados, tanto que ya no se fueron se apropiaron de esa montaña y deseaban abrir un gran agujero en ella. Se decía que estaba encantada, pues todos los que llegaban a Huité se enamoraban de ese pueblo y de sus guapas mujeres. Cuando trataron de abrir el agujero, se dieron cuenta que era de roca sólida y que esta era la que cubría el oro. Siempre pensaron aquellos señores castellanos en abrir la montaña, pero esta nunca se los permitió, más bien en Huité los dejó, habiendo formado ellos una gran descendencia de gente blanca y barbuda, que lo único que obtuvieron de color dorado fueron sus barbas.______________
Descendientes de la Chonita Paiz Portillo de barbas doradas.
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Las jovencitas Paiz renunciaron al sueño del oro de Huité. Que en alguna ocasión escucharon comentar a aquellos hombres que se reunían en la casita de Altillo, nunca comentaron por temor a burlas, pero lo pasaron a nosotros en esta forma de historia. Sea verdad o mentira lo que encierra el cerrito, lo que si es cierto es que, en el mal Paiz no se han podido sembrar plantas o árboles de ninguna clase, es un lugar que las personas gustan visitar, hacer día de campo o sencillamente hacer montañismo por sus empinadas veredas, se dice también que es un volcán extinto, a todos los visitantes les gusta visitar el lugar por el fresco de la tarde, tiene su encanto que atrae a propios y extraños. Este que se ha llamado el Mal Paiz de Huité, y todas sus laderas; desde que fuera propiedad de Don Joseph de Paiz Monteseros en 1620. Así como su descendiente Juana Paiz Monteseros hija de Joseph de Paiz Monteseros y Ponce de León.
Joseph de Paiz Monteseros 1625-1687 Primer propietario de la hacienda de Güitté y San Vicente.
Ahora se encuentra en manos de los parientes descendientes de todos estos Paiz, como lo son los Portillo y Paz familias de aquella región. Joseph de Paiz Montereros igualmente llamó mal Paiz a otros lugares de oriente que no pudo penetrar, estando en sus propiedades y jurisdicción. Algunos ingenuamente se han atrevido a decir que el cerrito no tiene dueño a lo que “con esta historia venimos a contradecir tal ilusa opinión”, pues perteneció y pertenece a los descendientes de Doña Virginia Paiz Calderón de Portillo Paiz y los descendientes de Don Jesús María Portillo Paiz (papa Chus), y Parientes de los descendientes de Don Juan José Portillo Paiz. De lo cual constan documentos legales que siempre estarán a la disposición de toda persona que lo desee comprobar, los pueda necesitar o lo tenga en tela de duda. Son igualmente propietarios aquellos que hayan comprado verbalmente a alguno de los Paiz o parientes de ellos como lo son los Portillo Paz, habiendo manifestado la “Chonita Paiz” ya en su vejez, poco antes de morir que de las propiedades por ellas vendidas, no hay una sola persona o pariente que deba un solo peso, pues todos cancelaron.
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Lamentablemente varias personas no se les pudo escriturar por la inesperada muerte de su padre don Nicomedes Paiz Díaz y la de todas sus hermanitas, ya entradas en edad. Estando informado de este suceso los señores del RIC de Zacapa. Con los cuales tuvimos una amena y agradable comunicación por ser que Huité al estar tremendamente emparentados, muchas ventas se hicieron de palabra al igual que sucedió en la población de Palín Escuintla.
¡Ay
de aquel que lo ponga en duda!
Como primera prueba de la legitimidad del castellano Don Joseph de Paiz Monteseros, se presenta el acta de su defunción en la ciudad de Zacapa, así como indicamos que fue el primer propietario colonialmente de la propiedad llamada Güitté. (Huité Cabañas). Ver historia de don Joseph de Paiz Monteseros capítulo VI. Los documentos se encuentran en posesión de descendientes de Doña María Concepción Paiz Portillo (la Chonita), en la población de Cobán, así como los descendientes de Doña María Mercedes Paz Paiz (la tía Cheya en la población de Huité, Escuintla y Chicago).
Acta de defunción de Joseph de Paiz Monterseros en la población de Zacapa 1687
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Acta de defunciรณn de Joseph de Paiz Monteseros en la poblaciรณn de Zacapa 1687
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Partida de defunción del Gobernador de las Armas, D. Joseph de Paiz Monteseros. Zacapa, Zacapa, parroquia de San Pedro, libro de defunciones 1685-1803, fojas 2-vta y 3.
Le adjunto la transcripción completa de la partida de defunción de D. Joseph Paiz Monteseros Al margen: “El Gob[ernad]or de las Armas Joseph de Paiz Montesseros. 16 p[eso]s” Al centro “En este d[ic]ho pueblo de Zacapa, y en diez y siete días del mes de abril de millSs[eiscient]os y ochenta y siete años, murió el Capp[itá]n y Castellano Joseph de Paiz Montesseros, Governador de las armas de estos partidos de Casaguasthlán y Chiquimula de la Sierra por su Mag[esta]d, natural de la Ciudad de Guatt[emal]a y vezino de este d[ic]ho Valle. Bolbió su alma a Dios en unión y comunión de n[uest]ra S[an]ta M[adr]e Yglesiaaviéndoseconfessadosacramentalm[en]te conmigo el P[adr]e cura de este partido, y recibido todos los demás sacramentos y hecho su test[amento]...scripti o cerrado en que se halló después… sus albaceas a mí d[ic]ho P[adr]e cura y al… [espa]ñol y vecino de este d[ic]ho partido, y que…y sinq[uen]tamissasressadas a [pasa enfrente] por su alma, intención y obligación, y que a las mandas forzossas se les diesse a quatro reales, y se fundasse una capellanía sobre los bienes raizes de la estancia y hazienda que poseía llamada Güitté, de setecientos y sinq[uen]ta pesos de principal, y que quatromill y más pessos que le debe el Comiss[ari]o Gen[era]l Pedro de Gastañassa, se repartiesen en obras pías. Ytten que el cuerpo fuesse sepultado, como lo fue, el día siguiente con Missa de cuerpo presente, en la sepoltura propia que yo, d[ic]ho P[adr]e cura le asigné ante el altar de la Purificass[ió]n de la Virgen María N[uest]ra S[eño]ra por los motivos y rassones que yo alego en el libro antesed[en]te a éste, donde está la partida de su hijo el Aiud[an]te Ju[an] Fran[cis]co de PaisMontesseros, aunque hasta aora no hay título en forma del S[eñ]or Obispo. Y en esta conformidad y por aver sido d[ic]hoGov[ernad]ordif[un]to hermano de la Cofradía de JesusNasarethno, de donde me pagaron los derechos de su entierro, no hubo derechos de fábrica sino tan solam[en]te un pesso que yo le asigno de los míos parrochiales y los que le pertenecen de los dobles de las ocho Missas cantadas a dose reales cada uno, y tres pesos de la víspera y día del novenario que con el pesso antecedente, monta todo diez y seis pesos, y para que conste lo firmé. Br. Nicolás de Escobar”.
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Juan de Paiz Monteseros y Ponce de León fue uno de los seis hermanos, hijos de Pedro Facundo de Paiz Monteseros y Gámez. Juan de Paiz igual fue nieto de Joseph de Paiz Monteseros el gobernador y descendiente de Alonso de Paz el judío-español.
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Sergio Estrada Paiz hijo de MarĂa Paiz Portillo (Chonita)
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