CORAZÓN DESNERVADO

Juan Negrín en el Congreso de Fisiología de Zúrich (agosto de 1938)

DÍAZ CHICO, Nicolás

Corazón desnervado [Recurso electrónico] : Juan Negrín en el Congreso de Fisiología de Zúrich (agosto de 1938) / Nicolás Díaz Chico. -- Las Palmas de Gran Canaria : Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Servicio de Publicaciones y Difusión Científica, 2023

1 archivo PDF (279 p.). -- (Alexis Ravelo. Ficción, Memoria y Ensayo; 1)

ISBN 978-84-9042-476-6

I. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ed. II. Serie 821.134.2-31

Thema: FB, 2ADS, FV, 1DFH-CH-X, 3MPBGJ-ES-A

COLECCIÓN Alexis Ravelo. Ficción, Memoria y Ensayo · 1

© del texto:

Nicolás Díaz Chico

© la edición: Servicio de Publicaciones y Difusión Científica

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria http://spdc.ulpgc.es · serpubli@ulpgc.es

Primera edición. Las Palmas de Gran Canaria, 2023

En cover: En el tubo volcánico, serpientes con piel de roca. Pintura de Mario Lorenzo Díaz González

Diseño y maquetación:

Servicio de Publicaciones y Difusión Científica de la ULPGC eISBN: 978-84-9042-476-6

ISBN: 978-84-9042-475-9

Producido en España. Produced in Spain

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En agosto de 1938, en plena batalla del Ebro, Juan Negrín y Rafael Méndez, presidente del Gobierno de la República y jefe de Carabineros, respectivamente, viajaron en avioneta a Zúrich para participar en el XVI Congreso Internacional de Fisiología, la especialidad científica de ambos. Como justificación para el viaje, Negrín argumentaría que tenía que reunirse allí con el gran fisiólogo de Harvard, Walter B. Cannon, presidente del Comité Médico de Ayuda Americana a la República.

Ya en Zúrich se reunieron con Marcelino Pascua, médico epidemiólogo y embajador de España en París. Allí interactuaron con los líderes mundiales de la Fisiología, y al parecer lo hicieron también con representantes diplomáticos del Movimiento. Pero ninguno de ellos dejó un testimonio detallado respecto a lo que realmente ocurrió en ese viaje.

Recién terminada la guerra civil, Negrín y Méndez visitaron Harvard durante la escala en Nueva York del barco que los llevaba a México.

Allí sería Walter B. Cannon, desde su inmensa estatura científica y su firme compromiso con la causa republicana, quien les haría las difíciles preguntas que le ayudaran a comprender las motivaciones que rodearon las